Santoral de 16 de Febrero



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Beato JOSÉ ALLAMANO. (1851-1926
Santos ELÍAS, JEREMÍAS, ISAÍAS, SAMUEL, DANIEL y compañeros. M. 309.
San MARUTAS. (c.325 - c.420).
Beata FELIPA MARERI. (c. 1195 -1236)
Beato MARIANO ARCIERO. (1707-1788)
OTROS SANTOS DEL DIA
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SANTA JULIANA, Virgen y Mártir
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán.(Lucas, 21, 33).

Santa Juliana, considerando el orden admirable del universo, reconoció que era la obra de un Dios único y soberanamente poderoso, y abrazó la religión cristiana. Evilacio, prefecto de Nicomedia, pidió su mano, pero Juliana le respondió que no quería por esposo a un adorador de los falsos dioses. Evilacio, pasando entonces del amor al odio, la hizo azotar, cargar de cadenas y encerrar en una prisión. Mientras estaba en oración en su calabozo, el espíritu de las tinieblas se le apareció transformado en ángel de luz para persuadirla a renegar de su fe. Juliana deshizo el artificio haciendo la señal de la cruz, y para burlarse del demonio, lo cargó con sus propias cadenas.
La condenaron a ser quemada viva, pero como las llamas no obraban con suficiente actividad, le cortaron la cabeza.

MEDITACIÓN EL MUNDO ES UN GRAN LIBRO

I. El mundo es un gran libro en el cual San Antonio aprendió a amar a Dios y Santa Juliana a conocerlo. En este libro hay creaturas que nos representan la bondad de Dios. El sol y la luna nos alumbran, la tierra nos da frutos y flores para nuestro alimento y nuestro recreo. Consideremos estas creaturas, y demos gracias a Dios que nos las dio como otras tantas prendas de su amor. ¡Ah! si la tierra nos ofrece a la vista tantas cosas admirables, ¿qué delicias no nos reservará el cielo? Si el destierro es tan hermoso, ¿cuánto no la será la patria? (San Agustín),

II. Al lado de esas creaturas tan admirables, hay otras, en el mundo, que nos molestan y nos incomodan. Si en ocasiones ponen a prueba tu paciencia, agradece a Dios que te recuerda, por este medio, que estás en un lugar de destierro y no en tu patria. Sufre con paciencia, diciéndote a ti mismo: Si tanto hay que sufrir en este mundo, ¡cuáles no serán los tormentos de los condenados en el infierno!

III. Considera que en la tierra todo es pasajero, que en el cielo todo es eterno. Los hombres mueren, cambian las estaciones, sucédense los imperios, el mundo pasa, y tú también como él: tu vida y tus placeres huyen, lo que ves no es sino belleza fugitiva o, mejor dicho, un ligero rayo de la belleza permanente y eterna de Dios. (Tertuliano).
La consideración de las obras de Dios
Orad por la conversión de los infieles.

ORACIÓN
Que la bienaventurada Juliana, virgen y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os fue agradable por el mérito de su castidad y por su valor en confesar vuestro Santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.


Beato JOSÉ ALLAMANO. (1851-1926)

Martirologio Romano: En Turín, en Italia, beato José Allamano, presbítero, que, lleno de fervor, para propagar la fe cristiana fundó las congregaciones de hombres y de mujeres denominadas de las Misiones de la Consolata Nació en Castelnuovo d'Asti (Italia) en el seno de una familia campesina. Sobrino de san José Cafasso. Después de estudiar en su pueblo las primeras letras pasó al oratorio de Valdocco, que bajo la dirección de san Juan Bosco era un semillero de santos, y aunque san Juan Bosco le propuso hacerse salesiano, no quiso porque no veía su camino, y de ahí pasó al seminario de Turín, donde sufrió mucho porque tenía una débil salud; pasó una grave enfermedad que le dejó secuelas para toda la vida y que le llevó, en un momento, casi a la muerte.

Sacerdote diocesano en 1873; primero fue formador del seminario, luego fue destinado como coadjutor en Passerano, después director espiritual del seminario de Turín, ciudad en la que transcurriré toda su vida. En 1880 fue nombrado rector del seminario de la Madonna della Cosolata, santuario diocesano turinés a cuya sombra quedará en adelante su vida y su obra. El santuario cobró vida bajo su dirección, tanto material como espiritualmente. Fue un gran director de almas. Fue nombrado canónigo de la catedral turinesa; también fue superior religioso de las Hermanas de la Visitación y de las de San José de Turín. Promovió la causa de beatificación de su tío san José Cafasso. En 1882 se le nombró director del santuario de la Consolata, punto de referencia de la devoción mariana de los turineses y del convictorio anejo que había fundado su tío, y que hacía años había cerrado el obispo por prudencia; en esta labor se dedicó al clero joven, enseñándoles que el sacerdocio es esencialmente la salvación de las almas.

En 1901 fundó el Instituto de los Misioneros de la Consolata y, en 1910 las Misioneras de la Consolata, dedicados especialmente a las misiones, ya que “No habiendo podido yo mismo ser misionero, a causa de mi delicada salud, me he propuesto ayudar a todos aquellos que tengan esta vocación”. Se dedicó a una gran labor pastoral dedicado a la santificación y hacer el mayor bien posible. Decía: "No vivimos más que pocos días, que sean todos para el Señor"; “Os quiero primero santos y luego misioneros”. Enseñó que había que anteponer el amor a las reglas. Nunca dejó de ser sacerdote diocesano, aunque sus misioneros emitieron votos religiosos. San Pío X les confió a estos misioneros las misiones de Kenya. Murió en Turín de puro agotamiento.
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Santos ELÍAS, JEREMÍAS, ISAÍAS, SAMUEL, DANIEL y compañeros. M. 309.

Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, santos mártires Elías, Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel: cristianos de Egipto, por haber cuidado de forma espontánea a los confesores de la fe condenados en las minas de Cilicia, fueron arrestado por el gobernador Firmiliano, bajo el emperador Galerio Maximiano, cruelmente torturados y al final decapitados con la espada. Después de ellos recibieron la corona del martirio Pánfilo sacerdote, Valente diácono de Jerusalén, y Pablo, originario de la ciudad de Jamnia, que pasaron dos años en la cárcel, y también Porfirio, criado de Pánfilo, Seleuco de Capadocia, de alto grado en el ejército, Teódulo, anciano servidor del gobernador Firmiliano, y Julián de Capadocia, que, había regresado en aquel momento de un viaje, después de besar los cuerpos de los mártires, se confesó cristiano y por orden del gobernador fue quemado a fuego lentoCorría el año 309, durante la persecución de Galerio, cinco egipcios fueron a visitar a los confesores de la fe, condenados a trabajos forzados en las minas de Cilicia. A su regreso les detuvieron los guardias a las puertas de Cesarea.
Los cinco confesaron al punto que eran cristianos y declararon el motivo de su viaje. Después de sufrir terribles torturas fueron decapitados. Antes de sufrir martirio, al preguntárseles sus nombres, dieron el de los Profetas.

Pánfilo, vástago de una familia rica y honorable, nació en Berytus (Beirut), en Fenicia. Tras distinguirse en todas las ramas de la enseñanza secular que se impartía en su ciudad natal, se fue a Alejandría para estudiar en la famosa escuela catequética, donde estuvo bajo la influencia de san Pierio, el discípulo de Orígenes. El resto de su vida lo pasó en Cesarea, que por entonces era la capital de Palestina. Allí fue ordenado sacerdote. También allí formó una magnífica biblioteca que se conservó hasta el siglo VII, cuando fue destruida por los árabes. Pánfilo fue el más notable estudioso de la Biblia en su época y el fundador de una escuela de literatura sagrada. Después de salvar infinitas dificultades, de revisar y corregir miles de manuscritos, hizo una traducción de las Sagradas Escrituras más correcta que cualquiera de las que circulaban hasta entonces. Toda la versión fue transcrita por su mano y distribuida por medio de copias que hizo sacar a los alumnos más dignos de confianza de su escuela. La mayoría de las veces, entregó su trabajo gratuitamente puesto que, a más de ser un hombre muy generoso, estaba ansioso por alentar los estudios sagrados.

Como trabajador infatigable, llevó una existencia muy austera y fue notable por su humildad. A sus criados y empleados los trataba como hermanos; entre sus parientes, amigos y particularmente, entre los pobres, distribuyó las riquezas heredadas de su padre. Una vida tan ejemplar tuvo su merecida culminación en el martirio. En el año 308, Urbano, el gobernador de Palestina, lo mandó aprehender, lo sometió a crueles torturas y lo encerró en prisión, por negarse a sacrificar ante los dioses. Durante su cautiverio, colaboró con Eusebio, que tal vez fuera su compañero de prisión, para escribir una «Apología de Orígenes», cuyas obras había copiado y admiraba grandemente.

Dos años después de haber sido detenido, Pánfilo fue llevado ante el gobernador Firmiliano, sucesor de Urbano, para un examen de su causa y un nuevo juicio. En esa ocasión le acompañaban Pablo oriundo de la ciudad de Jamnia, que había pasado dos años en la cárcel, hombre de gran fervor, y Valente, un anciano diácono de Jerusalén que tenía en su crédito haberse aprendido toda la Biblia de memoria. Encontrando a los tres acusados enteramente firmes en su fe, Firmiliano dictó contra ellos la sentencia de muerte. Tan pronto como se dio a conocer el veredicto, Porfirio, fámulo de Pánfilo, abordó resueltamente al juez para pedirle permiso de recoger y sepultar los restos de su maestro. Firmiliano inquirió si también él era cristiano y, al recibir una respuesta afirmativa, mandó que se le diera tormento. A pesar de que sus carnes fueron desgarradas hasta mostrar los huesos y las entrañas, Porfirio no lanzó ni un lamento. Para matarlo, lo quemaron a fuego lento, mientras él invocaba el nombre de Jesús.

Al mismo tiempo, un capadocio llamado Seleuco, y que había sido enrolado en la milicia, proclamó en voz alta el triunfo de Porfirio y alabó su constancia, fue condenado a morir decapitado con todos los demás. El tirano estaba enfurecido, que ni siquiera la servidumbre de su casa escapó a su cólera; por un simple informe de que el ancianoTeódulo, su criado favorito, era cristiano, puesto que había besado el cadáver de uno de los mártires, Firmiliano lo mandó crucificar inmediatamente. El mismo día, en la tarde, por una ofensa similar, un catecúmeno llamado Julián de Cesarea, que se acercó a venerar los cuerpos de los mártires; fue entonces delatado como cristiano y conducido al prefecto que lo condenó a morir a fuego lento. Los otros confesores, Pánfilo, Pablo, Valente y Seleuco murieron decapitados. Sus cadáveres, arrojados por los verdugos en las afueras de la ciudad, fueron respetados por las aves de rapiña y las fieras salvajes, de manera que los cristianos pudieron recogerlos intactos y darles sepultura.
La historia de todos estos santos es de gran interés para todos los especialistas en hagiografía cristiana, por venir narrada de primera mano, por un testigo de la calidad de Eusebio, padre de la historia eclesiástica.
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San MARUTAS. (c.325 - c.420).

Martirologio Romano: En el reino de los persas, san Maruta, obispo, que, al establecerse la paz de la Iglesia, presidió el concilio de Seleucia, reparó las iglesias destruidas durante la persecución bajo el rey Sapor y colocó las reliquias de los mártires de Persia en la ciudad episcopal, la cual recibió en aquella ocasión el nombre de Martirópolis< Es uno los grandes doctores de la Iglesia de Siria. Era hijo de un funcionario estatal (tal vez un gobernador) y siguió la carrera de su padre, tomando su puesto. En su juventud estudió Teología y Medicina. Fue elegido obispo de Sofena, Armenia en el sínodo del 382 de Siclé, Bitinia. Formó parte de varias embajadas ante el rey de Persia. Se dice que curó de un fuerte dolor de cabeza al rey Yazdgard I en el 399, liberó a una hija o hijo de una posesión diabólica, logró desenmascarar las astucias de los magos que incitaban al emperador a alejarlo por ser amigo del Papa. Obtuvo de este rey un trato favorable para los cristianos. Cargó con la ingente tarea de rehacer la iglesia, destruida por el rey Isdegardes en Persia. Fue un gran taumaturgo. Escribió sobre la liturgia, los concilios de Nicea y Seleucia, así como Himnos sobre la vida de los mártires durante la persecución de Shapor II, de los que logró recuperar reliquias de varios de ellos.

Colaboró con el "catholikos" Ishaq en la unidad de los obispos de su tiempo. En el sínodo de la Encina (403), en Calcedonia, que decretó el exilio de san Juan Crisóstomo, no logró oponerse a Teófilo de Alejandría y a Epifanio de Salamina. San Juan Crisóstomo dio gran valor a su amistad y nunca le guardó rencor. En el 410 participó en un sínodo que se celebró en Seleucia, durante el cual se optó por una nueva organización de la Iglesia persa y siria. Murió en su sede de Majferqat.
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Beata FELIPA MARERI. (c. 1195 -1236).

Martirologio Romano: En Borgo San Pietro en los Abruzos, beata Felipa Mareri, virgen, que, abandonando las riquezas y los fastos del mundo, abrazó  en el interior de una propiedad de su familia el modelo de vida de santa Clara introducido desde hacía poco Nació en el seno de la noble familia de los Mareri, en el castillo de su propiedad situado en San Pietro de Molito, hoy Borgo San Pietro, provincia de Rieti. Orientada hacia la vida de perfección por san Francisco de Asís en los años 1221-1225, cuando el santo, peregrino por el Valle de Rieti, se hospedaba en casa de sus padres, Felipa tomó de joven la decisión de consagrarse a Dios, y se mantuvo con tal firmeza en su propósito, que no consiguieron doblegar su voluntad ni las presiones de los parientes, ni las amenazas de su hermano Tomás, ni las ofertas y requerimientos de sus pretendientes.

Ante la actitud de sus familiares, Felipa, como años antes santa Clara de Asís, huyó de la casa paterna, y junto con su hermana y algunas compañeras se refugió en una gruta de los montes cercanos a su castillo, ahora llamada “Gruta de Santa Felipa", que adaptó con austeridad para sus fines y donde permaneció hasta que sus hermanos Tomás y Gentil, con acta notarial de fecha 18 de septiembre de 1228, le dieron el castillo de su propiedad de San Pietro de Molito y la antigua iglesia benedictina aneja. Allí se trasladaron Felipa y sus seguidoras, y en seguida comenzaron a organizar su vida claustral siguiendo la forma de vida y las normas que san Francisco había dado a santa Clara y a sus hermanas del monasterio de San Damián en Asís. El mismo san Francisco encomendó a uno de sus primeros compañeros, beato Rogerio de Todi, la dirección espiritual de la beata y de las clarisas del monasterio por ella fundado. A tal fin, el beato Rogerio se trasladó al valle de Rieti, y allí permaneció, cumpliendo su misión, hasta la muerte de la beata.

Este monasterio, bajo la guía de la beata Felipa, maestra de vida espiritual, y con el asesoramiento del beato Rogerio, hombre de gran fervor y no menor prudencia, se convirtió pronto en escuela de santidad. Ciertamente, la ocupación principal de la comunidad monástica era el culto y la alabanza de Dios, la vida litúrgica, la lectura y estudio de la Sagrada Escritura, la oración y contemplación. Pero, al mismo tiempo, el trabajo era tenido en gran consideración, lo mismo que el servicio a los pobres y el apostolado. En el monasterio se preparaban medicinas que luego se distribuían gratuitamente a los enfermos pobres. El fervor de la caridad en las palabras y en las obras, así como el estilo de vida de aquellas clarisas, con Felipa a la cabeza y todas siguiendo la estela del santo de Asís, hicieron revivir la vida evangélica en el Valle de Rieti, como antes había sucedido en el Valle de Spoleto. Murió en Rieti cuando todavía vivía santa Clara. Es la primera clarisa beatificada.
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Beato MARIANO ARCIERO. (1707-1788)


Martirologio Romano: En Nápoles, beato Mariano Arciero, presbítero de la arquidiócesis de Nápoles Nació en Contursi (Salerno, Italia), en el seno de una familia muy pobre. A los 22 años se trasladó a Napoles, frecuentó la Congregación Eucarística y gracias al favor de la familia Parisi pudo ordenarse sacerdote en 1731. En poco tiempo fue un modelo para el clero napolitano, por su inclinación a la caridad y su apostolado desarrollado en cualquier lugar donde tuviera necesidad.

Gennaro Fortunato, obispo de Cassano sullo Ionio, lo llamó a su diócesis, dándole misiones en plena libertad, sea para las misiones, sea para la constante reforma del clero y de los Institutos religiosos femeninos. Dedicaba hasta seis horas al día a la instrucción de los niños y a la predicación, obteniendo estrepitosas conversiones, la fama de su trabajo superó los límites de la diócesis de Cassano, y por esto fue invitado a desarrollar su misión también en las diócesis cercanas; por esto fue llamado “Apóstol de Calabria”.


El obispo Fortunato lo nombró primero párroco de Altomonte y después de la iglesia de la Annunziata en construcción en Maratea, y que llevase la dirección espiritual de las congregaciones de eclesiásticos y de laicos. Particular atención tuvo por las clarisas de Castrovillari para las que construyó un nuevo convento y en la misma ciudad fundó el “Retiro de las arrepentidas”, a las que asistió siempre con ayudas, incluso cuando dejó la diócesis de Cassano, a la muerte del obispo en el 1751, que regresó a Nápoles.

Vuelto a Nápoles se le confió la dirección del convictorio sacerdotal y de la conferencia del clero, sobre el que ejerció una notable y benéfica influencia. En 1768 fue nombrado padre espiritual de la citada Congregación de la Conferencia, y en este trabajo, con la ayuda de amigos y admiradores, construyó una iglesia llamada de la Asunción, más adecuada para acoger a los inscritos siempre más numerosos. En esta iglesia quiso ser sepultado. La fama de santidad y milagros le acompañó durante toda su vida. Murió en Nápoles. Santa María Francisca de las Cinco Llagas, la mística terciaria alcantarina, vio su alma llevada al Cielo por ángeles
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

Santa Juliana de Nicomedia. M. 304.
Martirologio Romano: En Campania, santa Juliana, virgen y mártir El antiguo Martirologio nos decía que fue mártir en Nicomedia de Bitinia, durante la persecución de Maximiniano Hercúleo. Según cuenta la leyenda, nació en Nicomedia, donde estaba la corte del emperador Diocleciano, y era hija de paganos distinguidos. En su tierra conoció a los cristianos, y se hizo uno de ellos.

Sus padres quisieron casarla con el rico y poderoso Eulogio o Evilasio o Elesio (según los hagíografos se cambia el nombre); pero ella, para ganar tiempo, impuso la condición de que alcanzase el cargo de prefecto. Cuando Eulogio fue prefecto le pidió que cumpliera su promesa, pero Juliana, ya abiertamente, le confesó su fe cristiana y le animó a que él también la abrazara; aquí empezó su proceso martirial, ya que Eulogio no quiso convertirse y su padre, encolerizado, hizo todo lo posible para que apostatase, y al no conseguirlo la entregó a sus verdugos. Fue encerrada en la cárcel y allí sufrió las tentaciones del demonio que vestido de ángel la tentó para que apostatase, pero no lo consiguió porque ella lo venció con la oración. Murió decapitada, y sus reliquias dieron origen y nombre a la ciudad de Santillana de Mar.

Nicolás Paglia. Beato. (1197-1255).
Martirologio Romano: En Perusa, de la Umbría, conmemoración del beato Nicolás Paglia, presbítero de la Orden de Predicadores, que recibió de santo Domingo el hábito y la misión de predicar
Nació en Giovenazzo (Bari) en el seno de una noble familia. En su joventud oyó predicar a santo Domingo de Guzmán en Bolonia e ingresó entre los dominicos; fundó conventos de su Orden en Perugia (1233) y Trani (1254); fue elegido superior de la provincia romana en el 1230 y, de nuevo en 1255. A él se debe la preparación de unas "Concordancias bíblicas".
En la «Vitae Fratrum» de Gerard de Frachet se le describe como «hombre prudente y santo, bien versado en ciencia sagrada», y se cuentan dos o tres anécdotas acerca de él que sugieren que con frecuencia tenía visiones y otras comunicaciones celestiales. Murió en Perugia y su cuerpo está sepultado en la iglesia de Santo Domingo, y por el hecho de que allí siempre se habían honrado sus restos, como a los de un santo, se confirmó su culto en 1828.




>Jacobo de Luino. Beato. (1416-1477). Nació probablemente en Luino. Pertenecía a la noble familia de los Eleuterios. Con 42 años decidió vestir el hábito de los conversos carmelitas, ingresando en el convento de Melegnano. En el 1475 regresó a su pueblo con dos frailes conversos que le ayudaron a edificar, en un terreno de lu familia junto a lago, un convento y una iglesia dedicada a María (hoy santuario del Carmen). El beato se dedicó al cuidado espiritual de los habitantes del lugar y a la cuestación para la comunidad que se estaba formando.
Se difundió su fama de santidad, gracias a algunos favores que obtuvo del Señor, como la curación del hijo de una viuda que le había caído un muro y la curación de un brazo roto. Era tal su caridad hacia los necesitados que se dice transformaba las piedras y el agua en pan y vino. Fray Jacobo oraba de rodilla mochas horas de la noche, a pesar de su salud. Al morir se sucedieron muchos milagros. Sus restos se encuentra en la iglesia de San Pietro en Luino. En el "Martirologio Ambrosiano" está considerado beato.


Francisco Toyama Jintaro. Beato. M. 1624
Martirologio Romano: En Hiroshima, beato Francisco Tóyama, noble samurai, cuya ejemplar vida cristiana influyó en la conversión de muchos. Por no querer apostatar, murió decapitado en su casa
Tenía 24 años. Era noble samurai, cristiano de vida muy ejemplar, que "tenía ofrecida su vida a Dios", uno de los cinco firmantes de la carta a Pablo V en la que prometían fidelidad. Su ejemplo cristiano influyó en la conversión de muchos. Por no querer apostatar, murió decapitado en su casa, en Hiroshima, Japón, el 16 de febrero de 1624, después de recibir los sacramentos, teniendo en sus manos un crucifijo, mientras oraba ante un cuadro de la Virgen atribuida a san Lucas (copia de la de Santa María la Mayor). Unas horas antes de morir, escribió una carta alentando a otro encarcelado, beato Matías Shóbara, donde manifiesta claramente su disponibilidad martirial.
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