Santoral del 15 de Marzo



INDICE

Beato ARTÉMIDES ZATTI
Luisa de Marillac, Santa Patrona de la Asistencia Social,
Beatos MONALDO DE ANCONA, ANTONIO DE MILÁN y FRANCISCO DE PETRIOLO
Beato JUAN ADALBERTO BALICKI
Clemente María Hofbauer, Santo Redentorista,
eato PÍO CONDE CONDE
OTROS SANTOS DEL DIA
Santos: Sisebuto, Adyuto, Probo abades; Aristóbulo, Menigno, Nicandro, Matrona o Madrona, Leocricia, mártires; Zacarías, papa.



SAN LONGINOS, Mártir
El centurión y los que con él estaban guardando a Jesús,
visto el terremoto y las cosas que sucedían,
se llenaron de grande temor, y decían:
Verdaderamenteq ue este hombre era Hijo de Dios.
(Mateo, 27,54).


El Santo, cuya fiesta celebramos hoy, se dice que es el soldado que con un lanzazo abrió el costado de Jesús en la cruz. La llaga que hizo en el Corazón adorable del Salvador fue, para él, la puerta de salvación, y la sangre que de ella brotó, el baño sagrado que lavó su iniquidad. Dio testimonio del Salvador en su resurrección, y murió mártir.

MEDITACIÓN SOBRE LAS LLAGAS DE JESUCRISTO

I. Para amar a Jesucristo, basta mirar las sagradas llagas que florecen en sus pies, en sus manos y en su adorable costado. ¿Podría no amarte, oh dulce Jesús, contemplando lo que sufriste por mi amor? Me arrancaste del infierno derramando por mí tu sangre toda; me diste todos los méritos de tu santa Pasión. Penetremos, alma mía, hasta el Corazón de Jesús por la abierta llaga de su costado; hablémosle y oigamos lo que nos dirá. A través de las llagas de su Corazón, entreveo los secretos de su Corazón. (San Agustín).

II. ¿Estás tentado de desesperación a la vista da los pecados que cometiste y de las dificultades que encuentras en el camino del cielo? ¿Te sientes proclive al orgullo, a la lujuria o a algún otro pecado? Refúgiate en la llaga del costado de Jesús; óyele decir: "¿Podría querer tu muerte, hijo mío, Yo, que he muerto por ti? y tú, ¿querrías ofenderme después de todo el bien que te he hecho? Si mi Padre ha castigado con tanta severidad en mí el pecado de Adán, ¿te perdonaría a ti si lo ofendes?"

III. ¿Estás afligido, abrumado de dolor, cargado de oprobios, sin apoyo, sin consuelo? Refúgiate en el Corazón de Jesús. He ahí tu asilo; en él encontrarás un consolador y un amigo. Confíale tus penas, tus sinsabores, tus inquietudes; cuéntale todos tus sufrimientos, pero, a tu vez, escúchale cuando te diga los suyos. Extiende Él los brazos en la cruz para abrazarte, abre su corazón para recibirte en él. No desprecies, Señor, la obra de tus manos; considera, te suplico, las heridas que las atraviesan. (San Agustín).
La devoción a las sacratísimas llagas de Jesús
Orad por la conversión de los pecadores.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced, os lo suplicamos, que por la intercesión del bienaventurado Longinos, sean librados nuestros cuerpos de toda adversidad y nuestro espíritu de todo mal pensamiento. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/marzo15luisamarillac.mp3




Santa LUISA DE MARILLAC. (1591-1660).

Martirologio Romano: En París, en Francia, santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo formó el Instituto de Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl.

Nació en Paris y era hija de una familia noble. Fue hija natural, lo que hizo que la despreciaran su familia los Marillac. Huérfana de madre muy pronto, uno de los Marillac, Luis, marqués de Farinvilliers, viudo, la acogió y la ingresaron, con dos meses, en el convento de las dominicas de Poissy, que le proporcionaron una formación extraordinaria en todas las ramas del saber. A los 13 años, murió su protector, que la dejó sin herencia, con lo cual, con lo que tenía ahorrado, se marchó a París a una pensión sin mucha categoría, pagando parte de los gastos de la casa. Allí estuvo 8 años, dedicándose a estudiar y a completar su formación. A los 21 años quiso entrar en un convento de capuchinas, pero el provincial la rechazó por influencia de su familia que querían que se casara con el secretario de la reina María de Médicis. La llevaron al palacio de Valence de Marillac, y, a instancias de sus parientes, se casó con el señor Antonio Le Gras del que tuvo un hijo, Miguel, que le dio muchos problemas, pero al que no olvidó nunca, e incluso en su lecho de muerte, una de las últimas acciones de Luisa fue darle su bendición a él, su esposa y a su nieto. Amó a su marido, pero esto no significó que no tuviera problemas en su matrimonio y que incluso llegó a pensar en pedir la separación, pero animada por su confesor, llevó su matrimonio hasta que su marido murió en 1625. La enfermedad de su marido le llevó a creer que era un castigo del cielo por haber aceptado un matrimonio que no era su vocación.

Conoció a san Francisco de Sales, que le aconsejó que tuviera como director espiritual a Juan Pedro Camus, obispo de Belley. En su proceso de beatificación se lee: "Fue un dechado de esposa cristiana. Con su bondad y dulzura logró ablandar a su marido, que era de carácter poco llevadero, dando el ejemplo de un matrimonio ideal en que todo era común, hasta la oración". En el siglo XVI, Francia estuvo enredada en guerras de religión. Pero en el XVII, surgió con fuerza una pléyade de santos, que realizaron una gran tarea: Francisco de Sales, santa Juana Francisca de Chantal, san Vicente de Paúl, Luisa de Marillac....
Luisa, viuda, y empobrecida, comenzó a tener un complejo de culpabilidad por no haber seguido su vocación religiosa. Un año antes de morir su marido, conoció a san Vicente de Paúl. Cuando encontró a san Vicente, tuvo la visión de que la mujer podía desarrollarse en el campo apostólico y tuvo una gran devoción al Espíritu Santo que marcó su espiritualidad. Vicente había empezado ya sus ingentes obras de misericordia, como las "Caridades", asociaciones al servicio de los pobres. En 1627 su hijo Miguel ingresó en el seminario y ella quedó en libertad para colaborar con san Vicente. Luisa recorrió los pueblos, animando las cofradías de caridad, visitando los enfermos y... todo quedaba renovado. Hacían falta más brazos para atender a tantas necesidades. La miseria imperaba en ciertas regiones, donde, según informe al Parlamento "los aldeanos se ven obligados a pacer la hierba a manera de las bestias".

La obra de Vicente y Luisa se extendió y fundaron, en el 1634, las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl "La caridad de Cristo nos apremia" era su lema. Desde entonces, la obra se extendió por Flandes, Polonia y luego por todo el mundo. Atienden a los locos, los pobres, los enfermos. Contrariamente a lo que ha ocurrido a otras comunidades, también nacidas para atender a los pobres, las Hijas de la Caridad han permanecido fieles a su carisma. No tienen votos y no se consideraban religiosas claustrales, como era lo normal en la época. San Vicente les decía: "Si el obispo de París, os pregunta si sois religiosas, respondedle: no, gracias a Dios". El trabajo de Luisa fue agotador. Además su hijo había abandonado el estado eclesiástico y se había casado. Murió en plena actividad y poco tiempo después la siguió san Vicente que le había enviado este recado: "Usted va delante, pronto la volveré a ver en el cielo". Se retrasó mucho su beatificación primero por ser hija bastarda, y segundo por el amor que tuvo a su hijo y a su director espiritual, que si bien no fueron deshonestos, no se entendían en la mentalidad de la época; sus milagros probarían lo contrario. Sus restos reposan en París. Patrona de las personas que se entregan a la acción social.
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Santa LEOCRICIA DE CÓRDOBA. M. 859.

Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Leocricia, virgen y mártir, que, nacida de familia musulmana, ocultamente abrazó la fe de Cristo y, detenida en casa junto con san Eulogio, cuatro días después del martirio de éste pasó a la gloria eterna al ser degollada.

Nació en Córdoba, de padres mahometanos pertenecientes a la nobleza; recibió el bautismo en secreto y fue instruida en la fe por una cristiana y san Eulogio. Al principio, mantuvo en secreto su religión, pero al transcurrir el tiempo, la practicó más abiertamente y confesó su fe a sus padres. Airados y alarmados, trataron de hacerla apostatar por medio de súplicas, amenazas, y finalmente, a bofetadas y por medio de la reclusión. Leocricia se mantuvo firme y se las arregló para avisar a san Eulogio, solicitando un refugio para ella y para su hermana Anulona. El mensajero regresó con una favorable respuesta y la santa esperó una oportunidad para escapar. Su actitud, pasiva en apariencia, hizo creer a sus padres que estaba dispuesta a satisfacer sus deseos y, en consecuencia, le dieron permiso para asistir a una boda. Ella se dio maña para escapar de la fiesta y se reunió con sus amigos cristianos.

San Eulogio le ofreció hospedaje, primero la ocultó en casa de varios piadosos cristianos y finalmente en la suya propia. Pero los padres de la muchacha la descubrieron, y, tanto ella como san Eulogio, fueron llevados ante el juez. Cuando se le preguntó a san Eulogio por qué la había ocultado, él contestó: «Se me ha confiado el oficio de predicador y tengo el santo deber de iluminar a todos los que buscan la luz de la fe. No me puedo negar a mostrar el camino de la vida a aquellos que lo buscan. Lo que he hecho por ella lo habría hecho por vosotros, si me lo hubieseis pedido». Ambos fueron flagelados y condenados a muerte. Eulogio murió por el delito de convertir a una mahometana y Leocricia le siguió cuatro días más tarde. Santa Leocricia fue decapitada y su cuerpo arrojado al río Guadalquivir. Fue después rescatado y depositado en Oviedo, al lado del de san Eulogio.
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Beatos MONALDO DE ANCONA, ANTONIO DE MILÁN y FRANCISCO DE PETRIOLO. M. 1286.

Del martirio de estos franciscanos tenemos una relación bastante amplia y contemporánea de Carlino Grimaldi, guardián de Trebisonda. Fueron enviados como misioneros a Armenia, donde se prodigaron en convertir a los musulmanes de lugar.

En la ciudad de Arzenga (que los geógrafos escriben de distinto modo: Arzingam, Artzinga, Artzinganis o Ertzinga), situada en Armenia junto al río Eufrates, es actualmente la ciudad de Ersindjan, estos franciscanos solían hablar a la muchedumbre, reunida en presencia del cadí, todos los viernes, día festivo para los musulmanes, testimoniando la divinidad de Cristo y mostrando los errores de Mahoma. Cuando el cadí se daba cuenta que algunos de los que escuchaban quedaba pensativo por sus palabras, ponía fin a las discusiones y los licenciaba. Pero los franciscanos volvían a predicar delante de él el viernes siguiente con nuevas argumentaciones y con renovado celo, tanto que se vio obligado a celebrar un pública disputa entre los religiosos y los más sabios entre los musulmanes: fue tanta la fuerza de sus argumentos, tanto el ardor y la fe, que no supieron revatirles y llenos de ira quisieron matarlos inmediatamente. El cadí, en aquella ocasión se opuso, y convocando el consejo de ancianos y faquires que le dijeron: “Que mueran porque insultan a nuestro profeta y su ley, y cada día se hacen más audaces”.

El viernes de tercera semana de Cuaresma, mientras los misioneros predicaban, fueron arrestados y conducidos a la plaza pública de la ciudad. Un sarraceno que, movido por la compasión, trató de defenderlos, fue ejecutado al instante. Reunidos en la plaza, confesaron delante del tribunal su fe en Cristo. Los musulmanes se soliviantaron y con sus espadas los hirieron gravemente, mientras ellos, en su tormento, recomendaban su alma a Dios. Al final fueron decapitados. Mientras sus cuerpos eran abandonados en la plaza, las extremidades y la cabeza fueron colocadas en las puertas de la ciudad bajo la vigilancia de los soldados; después sus cuerpos fueron arrojados al campo, para que fueran devorados por las bestias.
Un sacerdote armenio, con la ayuda de algunos cristianos, recogió los restos de las víctimas y les dio honrosa sepultura. Sobre su tumba un ciego recobró la vista. El domingo del Buen Pastor, el 28 de abril del mismo año, se trasladaron sus reliquias. La veneración de los armenios sobre estos mártires fue tanta que el patriarca los canonizó inscribiéndoles en el catálogo de los santos armenios e imponiendo el ayuno en la vigilia de su martirio. Para la Iglesia romana son sólo beatos.
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San CLEMENTE MARÍA HOFBAUER. (1751-1820).

Martirologio Romano
: En Viena, en Austria, san Clemente María Hofbauer, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que trabajó admirablemente por la propagación de la fe y por la reforma de la disciplina eclesiástica. Preclaro tanto por su ingenio como por sus virtudes, impulsó a no pocos varones prestigiosos en las ciencias y en las artes a entrar en la Iglesia.

Se llamaba Jan Dvorak (“Hofbauer” en alemán) y nació en Tasswitz, en la Moravia, que entonces pertenecía al Imperio austriaco (hoy República Checa); era hijo de un carnicero checo y de madre alemana. Tuvo que ganarse la vida con ocupaciones muy diversas, entre ellas la de panadero en el monasterio premostratense de Bruck, después de hizo ermitaño y durante una peregrinación, con su amigo Pedro Kunzmann, a Roma recibió el hábito de recluso de manos del obispo de Tívoli, el futuro Pío VII, que le cambió el nombre por el de Clemente María. Más tarde volvió a Viena, siendo todavía ermitaño, e hizo estudios de pastoral en la Universidad.

En 1784 Clemente ingresó en Roma en los redentoristas, convirtiéndose así en el primer redentorista austriaco. Fue ordenado sacerdote en 1785 despues de hacer su profesión religiosa. Junto con su compañero Tadeo Hübl, intentáron trasplantar la Orden a Austria. Les destinaron a Varsovia, donde vitalizó un ambiente espiritual muy mortecino ocupándose solícitamente de los fieles polacos y de la nutrida colonia alemana; convirtió a muchos, fundó asilos, colegios y asociaciones religiosas; fundaron en 1787 la iglesia de San Bennón, la primera iglesia redentorista fuera de Italia. En 1788, se le nombró vicario general del superior residente en Italia. La labor que ejercieron los redentoristas en Varsovia fue impresionante, y la prensa en sentido despectivo los conocía como los “bennonitas” por eso no es de extrañar que en 1808, Napoleón deshiciera toda su labor dispersando a los suyos e incluso encerrándole en la cárcel. "Lo que nos parece una contrariedad nos lleva hacia donde quiere Dios", decía. Inició muchos propósitos en un primer momento con gran éxito, pero siempre acababa viendo fracasar sus empresas.

Marchó a Viena, donde pasó de oscuro capellán de unas monjas ursulinas a convertirse en uno de los hombres más influyentes de la ciudad en la que se celebraba el Congreso de Viena para la restauración de la monarquía absoluta. Altos personajes le consultaron, mitigó la entrometida política del josefismo en asuntos de Iglesia y se reunieron a su alrededor intelectuales, artistas, estudiantes y profesores, núcleo de un romanticismo católico (Schegel, el poeta Brentano, el pintor Overbeck, Zacarías Werner). Fue sobre todo el sacerdote humilde del confesionario y del púlpito, de las visitas a los pobres y agonizantes, de la caridad y la plegaria. Estuvo durante años vigilado y espiado por la policía; todavía en su lecho mortuorio le obligaron a firmar su extradición. Murió en Viena donde lo llaman el “portaestandarte de Dios y apóstol de Viena”; le contaron entre los tres hombres más importantes de su tiempo, junto con Goethe y Napoleón. Escribió: "La Crisis de la conciencia europea: Ilustración. Romanticismo. Revolución Francesa. Guerras napoleónicas. Congreso de Viena. Restauración europea". Un més después de su muerte, el emperador Francisco autorizó personalmente la Orden de los Redentoristas en Austria. Patrón de Viena y la diócesis de Brünn.
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Beato PÍO CONDE CONDE. (1887-1937).

Nació en Portela-Allariz, Orense. A los 15 años ingresó en las escuelas salesianas de Sarriá-Barcelona. Allí mismo hizo el noviciado y profesó como salesiano en 1906. Recibió el presbiterado en Orihuela en 1914.

Estrenó su sacerdocio en Valencia. De allí pasó a Béjar y, en 1923, al colegio María Auxiliadora de Santander. En 1927 fue destinado a Vigo-San Matías, y por último, en 1933, llegó a la casa madrileña de Estrecho, como encargado de la iglesia.

El 19 de julio de 1936 sufrió con su comunidad el asalto al colegio y los vejámenes de la multitud que, a él personalmente, le alcanzaron hasta causarle algunas heridas con derramamiento de sangre incluido. Al concedérsele la libertad en la Dirección General de Seguridad, unos amigos le acogieron en su casa en donde permaneció unos meses escondido. Por el mes de octubre de 1936, se le procuró refugio diplomático en la embajada de Finlandia. Pero ésta fue asaltada el día 3 diciembre y las personas allí acogidas trasladadas en bloque a la cárcel de San Antón. La presión internacional provocó que las autoridades republicanas liberaran a estos detenidos. Don Pío, al salir, se instaló en una pensión pero, aún con la identidad de un sobrino suyo, fue detenido de nuevo y llevado a la comisaría de Estrecho, de donde había partido la denuncia contra él por ser sacerdote salesiano.

Al ser mayor de cuarenta y cinco años, se le aplicó la ley de Evacuación, y se le condujo al Refugio de Evacuados de la calle García de Paredes. Estaba bien entrado ya el mes de marzo de 1937. Entre el 16 y el 20 de este mes, parece ser que don Pío fue “evacuado a Valencia”. Se ignora el lugar y el momento en que le asesinaron. “Entre los casos semejantes que se cuentan, a unos los hacían bajar del coche en Alcázar de San Juan, y allí los asesinaban; a otros los llevaban a Valencia, y allí se deshacían de ellos.”
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Beato JUAN ADALBERTO BALICKI. (1869-1948).
Martirologio Romano: En Przemysl, ciudad de Polonia, beato Juan Adalberto Balicki, presbítero, que se dedicó con ardor al ejercicio de su ministerio en favor del pueblo de Dios, demostrando una especial disposición para predicar el Evangelio y asistir a las jóvenes descarriadas.


Nació en Staromiescie (hoy un barrio de Rzeszów) en el seno de una humilde familia. Ingresó en el seminario diocesano de Przemysl. Fue ordenado sacerdote y durante un año se dedicó al servicio pastoral en la parroquia de Polna. Fue apreciado como un hombre de oración, confesor paciente y predicador dotado. Luego fue enviado a Roma para estudiar en la universidad pontificia Gregoriana, donde se licenció en Teología.
Al regreso a su diócesis fue profesor de Teología dogmática en el seminario diocesano. Sus lecciones constituían verdaderas meditaciones sobre los misterios divinos y tenían una buena influencia en la formación moral de sus estudiantes. A partir de 1900, Balicki también fue prefecto de estudios.

En 1927, en espíritu de obediencia, aceptó el puesto de vice-rector del seminario y un año después asumió el rectorado. Se preocupaba por la formación espiritual de los sacerdotes. Antes de que presentar los candidatos al obispo, estudiaba los informes y oraba pidiendo iluminación para tomar la decisión apropiada. Dedicado a los enfermos y más necesitados.
En 1934 fue forzado a dejar su cargo de rector y de profesor de Teología debido a pobre estado de salud, pero continuó viviendo al seminario. De 1934-1939 podría sólo confesar y dar dirección espiritual. Muchos de sus penitentes testificaron que él tenía un don extraordinario para penetrar en la profundidad de sus almas. Como confesor tenía un corazón abierto para todos quienes se acercaban con sinceridad. Siempre estaba disponible para recibir confesión a pesar de pobre salud. No era tan sólo un juez justo o un "dador de absoluciones", hacía todo lo que podía para motivar a sus penitentes para que crecieran espiritualmente. Dió también dirección espiritual a través de cartas. Predicador y director de almas fundó un centro para jóvenes extraviadas.

En Septiembre de 1939, Polonia se sumergió en la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. En seguida la ciudad de Przemysl quedó dividida en dos partes: la sección vieja ocupada por tropas soviéticas, y el resto de la ciudad ocupada por los alemanes. Aunque los sacerdotes, el obispo y sus colaboradores podían moverse libremente hacia el lado Alemán, Balicki permanecía en la zona soviética en la espera de iniciar nuevamente la actividad de formación en el Seminario. Al final, fue obligado a trasladarse a un cuarto en la casa obispal temporal. En Octubre de 1941, las peleas en la zona terminaron y la barrera artificial que dividía la ciudad fue demolida. Balicki permaneció allí en su cuarto temporal en el obispado. También ejercitó la caridad con los perseguidos políticos y los judíos, además ayudó a los enfermos y a los pobres.
En la segunda mitad de febrero de 1948, se puso gravemente enfermo y se le diagnosticó pulmonía bilateral y tuberculosis en fase avanzada. Fue admitido en el hospital de Przemysl, donde murió. Fue considerado por todos un "sacerdote santo" y "la humildad personificada".
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Beato ARTÉMIDES ZATTI. (1880-1951).

Martirologio Romano:
En la ciudad de Viedma, en la República Argentina, beato Artémides Zatti, religioso de la Sociedad de San Francisco de Sales, que se distinguió por su celo misionero y, estableciéndose en la Patagonia, pasó toda su vida en un hospital de esa región, ayudando con fortaleza de ánimo, paciencia y humildad a los necesitados.

Nació en Boretto, Reggio Emilia. No tardó en experimentar la dureza del sacrificio, tanto que a los nueve años ya se ganaba el jornal como peón. Obligada por la pobreza, la familia Zatti, a principios del 1897, emigró a Argentina y se estableció en Bahía Blanca. El joven Artémides comenzó enseguida a frecuentar la parroquia dirigida por los Salesianos, encontrando en el párroco don Carlos Cavalli, hombre piadoso y de extraordinaria bondad, su director espiritual. Fue éste quien lo orientó hacia la vida salesiana. Tenía 20 años cuando entró en el aspirantado de Bernal.

Asistiendo a un joven sacerdote enfermo de tuberculosis, contrajo esta enfermedad. La paternal solicitud del P. Cavalli -que lo seguía de lejos- hizo que le buscaran la Casa salesiana de Viedma, de clima más propicio, y donde, sobre todo, había un hospital misionero con un estupendo enfermero salesiano que hacía prácticamente de "médico": P. Evasio Garrone. Este invitó a Artémides a rezar a María Auxiliadora para obtener la curación, sugiriéndole hiciera esta promesa: "Si Ella te cura, tu te dedicarás toda la vida a estos enfermos". Artémides hizo de buen gusto tal promesa; y se curó misteriosamente. Más tarde dirá "Creí, prometí, curé". Estaba ya trazado su camino con claridad y él lo comenzó con entusiasmo. Aceptó con humildad y docilidad el no pequeño sufrimiento de renunciar al sacerdocio. Emitió como hermano coadjutor su primera Profesión el 11 de enero de 1908 y la Perpetua el 8 de febrero de 1911. Coherente con la promesa hecha a la Virgen, se consagró inmediata y totalmente al Hospital, ocupándose en un primer momento de la farmacia aneja, pero después, cuando en 1913 murió el P. Garrone, toda la responsabilidad del hospital cayó sobre sus espaldas. Fue en efecto vicedirector, administrador, diestro enfermero apreciado por todos los enfermos y por todo el personal sanitario, que poco a poco le fue dando mayor libertad de acción.

Su servicio no se limitaba al hospital sino que se extendía a toda la ciudad, y hasta a las dos localidades situadas en las orillas del río Negro: Viedma y Patagones. En caso de necesidad se movía a cualquier hora del día y de la noche, sin preocuparse del tiempo, llegando a los tugurios de la periferia y haciéndolo todo gratuitamente. Su fama de enfermero santo se propagó por todo el Sur y de toda la Patagonia le llegaban enfermos. No era raro el caso de enfermos que preferían la visita del enfermero santo a la de los médicos.
Hay quien ha dicho que sus únicos cinco días de descanso fueron los que transcurrió... ¡en la cárcel! Sí, conoció también la prisión por la fuga de un preso recogido en el Hospital, fuga que se la quisieron atribuir a él. Salió absuelto y su vuelta a casa fue un triunfo. Fue hombre de fácil relación humana, con una visible carga de simpatía, alegre cuando podía entretenerse con la gente humilde.
En 1950 el infatigable enfermero cayó de una escalera y fue en esa ocasión cuando se manifestaron los síntomas de un cáncer que él mismo lúcidamente diagnosticó. Continuó sin embargo cuidando de su misión todavía un año más, hasta que tras sufrimientos heroicamente aceptados, se apagó con total conocimiento, rodeado del afecto y del agradecimiento de toda la población. Se le conoció como el "enfermero santo de Patagonia" y el "pariente de todos los pobres".
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

San Menigno. M. 251.
Martirologio Romano: En Pario, en el Helesponto, san Menigno, batanero, el cual, según la tradición, padeció bajo el emperador Decio.
Mártir griego que murió, durante la persecución de Decio, en Parium en el Helesponto; de profesión eran batanero y estaba casado. Por arrancar del muro el edicto imperial contra los cristianos, le fueron destrozados los dedos; más tarde fue decapitado. Su culto persiste sobre todo en Oriente, y se lo puede encontrar también inscripto en el día 22 de noviembre.



San Eusebio II de Vercelli. M. c. 520.
Los Bolandistas establecieron que este obispo de Vercelli, siguió el ejemplo de san Eusebio, y cumplió sus deberes pastorales con suma diligencia y caridad.

San Zacarías. Papa (741-752). M. 752.
Martirologio Romano: En Roma, san Zacarías, papa, que con suma vigilancia y prudencia gobernó la Iglesia de Dios, frenando el ímpetu de los lombardos, indicando el recto orden a los francos, proveyendo de iglesias a los germanos y procurando el entendimiento con los griegos.
Nació en San Severino en Calabria; su familia era griega. Fue elegido Papa, sin solicitar la ratificación imperial.

Su pontificado estuvo marcado por una gran atención al clero y el pueblo de Roma, se mostró digno en este puesto. Luchó contra la iconoclastia e invitó a los poderes políticos orientales a restaurar el culto de las imágenes. Negoció con éxito la paz entre los lombardos, deteniendo cuatro veces la marcha impetuosa de Liutpardo y Rachis, reyes longobardos, y el Imperio griego; sancionó a Pipino como rey de los francos dando así origen a la dinastia carolingia; ayudó a la actividad misionera de san Bonifacio y le confirmó en su cargo de arzobispo de Maguncia; proyectó e inició la reconstrucción de Montecasino durante el gobierno de san Petronax, consagró personalmente la iglesia abacial en el 748 y, promovió la reconstrucción de Europa, apoyado por los reyes y obispos francos que en un sínodo (747) declararon su fidelidad a la sede pontificia.

Gran parte de su actividad se centró en la cultura y en la sociedad europea y ejerció una gran influencia que duraría durante siglos. Murió en Roma y está enterrado en la basílica de San Pedro del Vaticano.

San Sisebuto. M. c. 1082.
Martirologio Romano: Cerca de Burgos, en la región de Castilla, en España, san Sisebuto, abad de Cardeña.

Dejó la casa paterna para ingresar en el monasterio benedictino de San Pedro de Cardeña (Burgos). Fue un monje obediente a la regla y despreció las cosas del mundo. Hacia el 1056 fue elegido abad del monasterio. Bajo su mandato la abadía fue un potente centro de la vida civil y eclesiástica, y como abad de un monasterio importante intervino en los avatares políticos y religiosos de su tiempo. Con él creció de tal modo la observancia de la vida monástica que no sólo los reyes, sino también nobles y muchos fieles acudieron al monasterio para presentar sus necesidades y pedir oraciones y ayuda material, ya que fue muy grande su generosidad hacia los pobres.

Dio asilo al Cid cuando marchó al destierro, y allí se quedaron su mujer Jimena, y sus dos hija: doña Elvira y doña Sol. También fundó la colegiata de Santa María la Mayor de Valladolid. Queriendo servir mejor a Dios, abdicó de su cargo en 1081, pero tuvo que retomar el cargo al ser nombrado su sucesor obispo, ejerciendo el gobierno de la abadía hasta su muerte. Fue amigo de santo Domingo de Silos, de san Enecón y de san García de Arlanza. Murió en su monasterio con fama de santidad. Su sepulcro se convirtió en centro de peregrinación y de él se obraron muchos milagros.

Arnaldo "Gálico". Beato. M. 1507.
Después de estudiar Derecho en Toulouse, Arnaldo ingresó en los ermitaños de San Agustín, obteniendo depués del general Anselmo de Montefalco poder ingresar en la Congregación de Lecceto (Siena), en la que se observaba de manera más rigurosa la Regla. Aquí emitió la profesión el 11 de julio de 1494. Murió el 20 de mayo de 1507 con fama de santidad y desde entonces siempre ha sido venerado como beato, aunque la Iglesia no ha confirmado su culto.

Guillermo Hart. Beato. (1558-1583).
Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beato Guillermo Hart, presbítero y mártir, el cual, ordenado en el Colegio Romano de los Ingleses, en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado y descuartizado por haber persuadido a algunos a abrazar la fe católica.
Nació en Wells, Somersetshire; estudió en el Lincoln College de Oxford y después de su reconciliación con la Iglesia católica, estudió en Douai, Reims y Roma donde fue ordenado sacerdote en 1581; no fue admitido en los jesuitas por su débil salud.

Regresó a Inglaterra donde trabajó apostólicamente en el condado de York, donde fue traicionado por apóstata en la casa de santa Margarita Clitherow. Fue encerrado en el castillo de York, y varios ministros anglicanos acudieron para disputar con él.

En el proceso se mostró firme y convincente hasta el extremo que el presidente del tribunal pidió para él clemencia, lo que le costó el cargo. Fue condenado como traidor por haberse ordenado sacerdote en el extranjero y haber convertido al catolicismo a dos familiares suyos. Se conservan varias cartas escritas por él desde la cárcel. Una gran multitud, entre la que había numerosos católicos, asistió a su martirio en York, en el que se mostró sereno y firme. Fue ahorcado y descuartizado.
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