Santoral del 18 de Marzo



INDICE

San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Confesor
San Alejandro, Obispo de Jerusalén, Mártir
San Braulio de Zaragozao
Beatos JUAN THULES y ROGERIO WRENNO
Beata MARTA LE BOUTEILLIER
San Anselmo, Obispo de Lucca
San Salvador de Horta, Fraile
Beata CELESTINA DE LA MADRE DE DIOS
San Frigdiano de Lucca
OTOS SANTOS DEL DIAObispo
Eduardo I



SAN CIRILO, Obispo y Confesor
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia
(Mateo, 5, 7).

San Cirilo era obispo de Jerusalén cuando Juliano el Apóstata, por odio al cristianismo, quiso restablecer el templo de Jerusalén. Predíjole este santo que no quedaría piedra sobre piedra. En efecto, el rayo y los temblores derribaron lo que el apóstata había hecho edificar. Era San Cirilo tan caritativo que los arrianos, para arrebatarle su episcopado, lo acusaron de haber vendido los ornamentos de la iglesia y distribuido su precio entre los pobres. Murió en el año 387.

MEDITACIÓN SOBRE LA MISERICORDIA
I. Debes compadecer los sufrimientos del prójimo, provengan de enfermedad o de pobreza. Esta compasión debe excitar en ti el deseo de aliviarlos, y este deseo debe ser efectivo. ¡Cuántas ocasiones pierdes de hacer el bien a los desgraciados! Nada hay que te haga más semejante a Dios como la caridad para con los pobres. Si no estás en condición como para socorrerlos, ruega a Dios que lo haga Él y agradécele el que te haya librado de las miserias que hacen gemir a tu prójimo. Nunca se parece tanto el hombre a la Divinidad como cuando hace el bien a sus semejantes; sé providencia para los desventurados, imitando la misericordia de Dios. (San Gregorio).

II. Ten compasión de los pecadores; por ricos y felices que sean en apariencia, su suerte es mucho más digna de compasión que de envidia. Son tanto más dignos de lástima, cuanto que no conocen su mal estado y no quieren ponerle remedio. Adviérteles, si lo puedes, hazles conocer el lastimoso estado de su alma; ruega a Dios por ellos; apártalos de las ocasiones peligrosas; emplea para esto, tu solvencia, tus riquezas: bien que quiso dar su vida por ellos Jesucristo. No envidies a los malos, antes bien compadécelos. (San Pedro Damián).

III. ¿Acaso tú mismo no eres digno de compasión, a causa de tus miserias o de tus pecados? Si es a causa de tus miserias, ten paciencia: Jesús vivió en el dolor, los santos pasaron su vida en las lágrimas. Si tus pecados te hacen digno de compasión, ten piedad de ti mismo; sal, lo más pronto posible, de ese funesto estado.

La caridad
Orad por los afligidos .

ORACIÓN

Dios todopoderoso, haced, os lo suplicamos, que la solemnidad del bienaventurado Cirilo, vuestro confesor y pontífice, acreciente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/marzo18cirilo.mp3



San CIRILO DE JERUSALÉN. (c.315 - c.386). Doctor de la Iglesia.Martirologio Romano: San Cirilo, obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia, que a causa de la fe sufrió muchas injurias por parte de los arrianos y fue expulsado con frecuencia de la sede. Con oraciones y catequesis expuso admirablemente la doctrina ortodoxa, las Escrituras y los sagrados misterios.

Nació en Jerusalén. Nada sabemos de su juventud, pero hay indicios de que la pasó en la vida monástica en estudio y oración. Fue ordenado sacerdote por san Máximo de Jerusalén, hacia el 345, y se dedicó a preparar a los catecúmenos para el bautismo.

Nombrado obispo de Jerusalén en el 350, fue reconocido en esta sede como un primado de honor sobre los demás obispos en el concilio de Nicea, no sin bastantes dudas de los historiadores posteriores (san Jerónimo y Rufino) que lo acusan de filoarriano, y suceder con malas artes a san Máximo, ya que lo eligieron obispos arrianizantes. Tuvo que sufrir las acusaciones de Acacio de Cesarea, obispo arriano, que logró exiliarlo de su iglesia nada menos que dos veces, pero en ningún momento quiso ser fuente de violencia, procuró la paz, y su actitud conciliadora pero al mismo tiempo firme en la fe. En la primera expulsión en 357, la acusación fue que había vendido bienes de la Iglesia para dárselo a los pobres, y algunos de estos meses terminaron en manos de personas de moral poco recomendable. Se refugió en Tarso, donde fue recibido por el obispo Silvano que estaba en la misma línea que él sobre el “Homousios”: El Hijo es semejante al Padre en todo.

El sínodo de Seleucia del 359 acogió la apelación de Cirilo y depuso al metropolita Acacio. Pudo volver a su sede tras su exilio (bajo el emperador Constancio, que era arriano) de modo que Acacio fue restituido en su sede y con las mismas acusaciones Cirilo tuvo que sufrir su segundo exilio (360), pero fue breve, porque subió al trono Juliano el Apóstata, que anuló los decretos de su prececesor. El nuevo emperador arriano, Valente, volvió a exiliarlo; no sabemos donde estuvo, sólo que regresó a su sede a la muerte de Valente en el 378, cuando ocupaba el trono el católico Teodosio; cuando regresó tuvo que reconstruir su sede.

Son admirables su compresión y amor a la paz, sobre todo su santidad y sus celebérrimas "Catequesis", llamadas "mistagógicas" porque nos introducen en los misterios de la fe en Cristo. "En la figura del pan se te da el Cuerpo y en la del vino la sangre; para que tu, recibiendo el cuerpo y la sangre de Cristo, te hagas un cuerpo y una sangre con el; a fin de que seamos cristóforos, portadores de Cristo, al comunicársenos a nuestros miembros su Cuerpo y su Sangre". "Las Catequesis", las pronunció pero no son una obra literaria suya, pues se cree que las escribió otro. Introdujo una norma para comulgar en aquellos tiempos, que en la actualidad reaparece en la liturgia eucarística: "Haced de vuestra mano izquierda como un trono en que se apoya la mano derecha, que ha de recibir al Rey".

Participó en el II Concilio Ecuménico de Constantinopla en el 381, que reconoció la legitimidad de su episcopado, sentándose entre los jefes del partido ortodoxo. Suscribió la condena de los semiarrianos y de los macedonios (que negaban la divinidad de Cristo y del Espíritu Santo). Murió en Jerusalén después de 38 años de episcopado (de ellos dieciséis en el exilio). Sus colegas en el episcopado escribieron grandes elogios al papa san Dámaso. La Iglesia le ha honrado siempre como el príncipe de los catequistas. MEMORIA FACULTATIVA.
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San ALEJANDRO DE JERUSALÉN. M. 251.

Martirologio Romano: Conmemoración de san Alejandro, obispo y mártir, que, yendo de Capadocia a Jerusalén, recibió el encargo pastoral de la Ciudad Santa, donde fundó una preciosa biblioteca y abrió una escuela, y cuando destacaba por la venerable y longeva edad, fue conducido a Cesarea durante la persecución bajo Decio, completando con un glorioso martirio su confesión de Cristo.

Discípulo de los santos Panteno y Clemente Alejandrino en la escuela catequética de Alejandría y compañero de estudios de Orígenes, al que defendió toda su vida y ordenó sacerdote lo que le provocará no pocos sinsabores con el obispo de Alejandría, san Demetrio. San Alejandro tuvo un conflicto con el obispo Demetrio de Alejandría, quien le censuró por haber tomado parte en la ordenación de Orígenes y por haberlo alentado a predicar en las iglesias, cuando era aún seglar. Por testimonio de Orígenes sabemos que Alejandro de Jerusalén sobresalía entre todos los prelados por su mansedumbre, dulzura y discernimiento.
Fue elegido obispo de su ciudad natal en Capadocia. Encarcelado por la fe durante la persecución de Septimio Severo. Después de ser liberado marchó a Jerusalén, donde fue nombrado coadjutor de san Narciso, obispo de Jerusalén (es el primer ejemplo que se conoce de traslado episcopal y de oficio de obispo coadjutor). En Jerusalén, acogió a Orígenes, entonces exiliado, y fundó para él una biblioteca de autores eclesiásticos y una escuela; la biblioteca fue la primera en su género y que luego servirá a Eusebio. Cuando el edicto del 202, de Septimio Severo, prohibiendo la propaganda cristiana, se marchó a Capadocia junto con su maestro san Clemente Alejandrino.

Las Actas de Orígenes dicen de él: "En Palestina, Alejandro, obispo de Jerusalén, después de pasar nuevamente ante el tribunal del gobernador en Cesarea y dar segundo e ilustre testimonio de la fe, tuvo que sufrir la prueba de la cárcel, en avanzada edad y coronado de venerables canas. Después de dar brillante testimonio de la fe ante el tribunal del gobernador, Alejandro murió en la cárcel, sucediéndole en el episcopado de Jerusalén, Mazabanes". Algunos autores dicen que murió bajo la persecución de Decio.
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San BRAULIO DE ZARAGOZA. (c.585 - c.651).Martirologio Romano: En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, san Braulio, obispo, que siendo amigo íntimo de san Isidoro, colaboró con él para restaurar la disciplina eclesiástica en toda Hispania, siendo su semejante en elocuencia y ciencia.

No se sabe donde nació. Según unos en Gerona, según otros en Zaragoza. Su familia se movía muy cerca de las jerarquías eclesiásticas y era de origen hispanorromano. Su mismo padre, Gregorio, fue obispo, probablemente de Osma. Su hermano Juan fue obispo de la sede zaragozana, tras haber sido abad de un monasterio de Zaragoza. Otro hermano suyo, Frunimio o Fronimiano, fue abad, y habla en sus cartas de sus hermanas abadesas, Pomponia y Basila. Estudió junto a su hermano Juan, con quién alcanzó una gran preparación clásica, escriturística y patrística. Destacó también en la poesía y en la música, y llegó a componer himnos y melodías, incorporados a la liturgia visigótica, escribió la “Vida de San Emiliano” (san Millán de la Cogolla). Abad del convento de Santa Engracia de Zaragoza.

Su afán de saber era insaciable. Se trasladó a Sevilla, en el 631, atraído por el prestigio de san Isidoro que fue su gran maestro y amigo. La correspondencia entre ambos era entrañable. Deseban volver a encontrarse, se enviaban obsequios. "Cuando recibas algún escrito de tu amigo, abrázale como si fuese el amigo mismo, pues éste es el único consuelo entre los ausentes. Te envío un anillo, prenda de mi afecto, y un manto que sirve como para proteger nuestra amistad". Braulio le contestó emocionado y le pidió que le enviara el libro de las “Etimologías”, que Isidoro había escrito por sus ruegos. Se las envió para que Braulio se las corrigiera.

Murió su hermano Juan, y le sucedió en la sede episcopal de Zaragoza (631-651). Su ciencia y santidad se manifiestaron en los concilios IV, V y VI de Toledo. Fue comisionado para exponer al papa Honorio I la actuación del episcopado español, llamativamente favorable a la presencia de los judíos en la península, y acusados por el propio Papa de lenidad. Braulio hizo sentir su voz enérgica protestando por semejante acusación y defendió valientemente que “no hay fuerza para doblegar los espíritus como el fuego del amor y los maternales cariños de la reflexión cristiana” y no los poco evangélicos de la coacción y la violencia.

La influencia de Braulio se extendió a todos los campos y personas. Su vida se resume en este su pensamiento: "Estamos locos; las apariencias emborrachan nuestra mentalidad; nos creemos indestructibles; pero la muerte se acerca silenciosa, aunque nuestra ciega ilusión no vea más que las alegrías de la vida. Dichosos aquellos que tienen su alegría en Dios; y su gozo se centra en la eterna felicidad".

Su diócesis fue España entera. A él acudió san Eugenio de Toledo, teólogo, poeta y santo, al que preparó como su sucesor suyo en Zaragoza, y que lo cedió para la sede primada de Toledo, ante las presiones de Chindasvinto. A él acudió san Fructuoso, legislador del monacato en España y arzobispo de Braga. Braulio colaboró en la corrección del “Fuero Juzgo”. Organizó un Escritorio para la búsqueda y copia de códices, para que no se perdiera la cultura clásica. Ejemplo de esta pasión bibliófila fue su correspondencia con el célebre abad Tajón, quién habría de sucederle en la sede aragonesa. Asistió a la muerte de san Fulgencio, obispo de Cartagena, en 630. Al final de su vida se quedó ciego y murió en Zaragoza. Patrón de Aragón.
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San EDUARDO II "el Mártir". (962 - 978).Martirologio Romano: En Wareham, en Inglaterra, san Eduardo, rey, que, todavía adolescente, fue asesinado dolosamente por los criados de la madrastra.

Era hijo de san Edgard "el Pacífico" y su primera esposa Etelfleda. Hermanastro de san Edith de Wilton. Subió al trono de Inglaterra en el 975, cuando contaba 13 años, pese a la oposición de su madrastra Elfrida, la cual defendía los derechos de su hijo Ethelredo alegando que había nacido de una reina ungida, mientras que la madre de Eduardo nunca fue coronada. Pero gracias al apoyo de san Dunstano de Canterbury, logró ser finalmente proclamado rey por la Witenagemot. Su política se orientó, apoyado por san Dunstano, en defender los derechos de la Iglesia, menguados en los reinados anteriores. Por ello, muchos nobles deseaban poner en su lugar al joven Ethelredo.

El 18 de marzo de 978, se encontraba cazando con sus perros y algunos caballeros en Wareham, Dorset, cuando decidió visitar a su medio-hermano en el castillo de Corfe, cerca a Wareham, donde vivía junto a su madre. Separado del grupo que le acompañaba, llegó solo al castillo. Aun montado en su caballo, su madrastra Elfrida le ofreció desde la parte alta del castillo una copa de vino, y cuando estaba por alcanzarla, fue acuchillado por la espalda por uno de los esbirros de la reina, y por ello está considerado como mártir.

Según la leyenda, inmediatamente después del asesinato, hicieron que su caballo arrastrara el cuerpo deslizado de la silla de montar y con un pie en el estribo, cayendo en la base de la colina sobre la cual el castillo de Corfe se encontraba ubicado. La reina entonces ordenó que se ocultara el cuerpo en una choza cercana. Dentro de la choza, sin embargo, vivía una mujer ciega de nacimiento que la reina ayudaba por caridad. Durante la noche, una luz maravillosa apareció y llenó la choza entera y con gran temor, la mujer gritó: -"¡Señor, ten misericordia!"- recibiendo repentinamente la vista. Entonces descubrió el cuerpo del rey. La iglesia de St. Edward en el castillo de Corfe ahora está construida sobre el sitio de este milagro. Al amanecer la reina supo de lo ocurrido, y asustada, recogió el cuerpo, y lo enterró en un lugar de acuerdo a su rango cerca de Wareham.

Un año después del crimen apareció una columna de fuego sobre el lugar en donde el cuerpo había sido ocultado, encendiéndose encima del área entera. Esto fue visto por algunos de los habitantes de Wareham, que sacaron el cuerpo de la sepultura dada por la reina. Un brote claro de agua se originó inmediatamente en ese lugar, siendo conocida desde entonces como agua curativa. Acompañado por una muchedumbre de campesinos, el cuerpo fue llevado a la iglesia de la Santa Madre de Dios de Wareham y enterrado en el extremo este de la iglesia. Esto ocurrió el 13 de febrero de 980. Al año siguiente el cuerpo fue trasladado a la abadía de Shaftesbury, en Dorset. En el camino de ser llevado el cadáver del rey a la abadía, ocurre otro milagro: dos jorobados que seguían el cortejo son increíblemente curados. Su cuerpo permanece hoy en la iglesia ahora se llama Iglesia Ortodoxa de Eduardo el Mártir.
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San ANSELMO DE LUCCA. (c.1036 - 1086).
Martirologio Romano: En Mantua, en Lombardía, tránsito de san Anselmo, el cual, siendo obispo de Lucca, en la controversia de las investiduras, fidelísimo a la Sede de Roma, puso en manos del papa san Gregorio VII el anillo y el báculo pastoral que, de mala gana, había recibido de manos del emperador Enrique IV, y expulsado de la sede por los canónigos que rechazaban la vida comunitaria, fue enviado a Lombardía como legado del Papa, de quien fue un valiente colaborador.

Nació en Mántua, en el seno de la noble familia de los da Baggio. Estudió en Milán gramática y retórica. Fue nombrado obispo de Lucca por su tío el papa Alejandro II, pero rechazó la investidura del emperador Enrique IV pero, más tarde, por indicación de san Gregorio VII, la aceptó y tomo posesión de su sede, aunque después tuvo escrúpulos y se retiró a la abadía cluniacense de de Saint-Gilles de Polirone, donde fue acogido entre los benedictinos.

Era difícil encontrar un sucesor para este hombre que poseía puntos de vista tan claros, por lo que el Papa Gregorio lo llamó de su retiro y lo envió a Lucca para hacerse cargo, por segunda vez, de su diócesis. Era celoso en la observancia de la disciplina. Se esforzó en hacer cumplir entre sus canónigos la vida común ordenada por el papa beato León IX. Los canónigos se negaron a obedecer, a pesar de haber sido puestos en entredicho por el Papa y después excomulgados. La condesa Matilde de Toscana se comprometió a expulsarlos, pero levantaron una revuelta y, ayudados por el emperador Enrique, expulsaron al obispo de la ciudad, en el año 1079. San Anselmo se retiró a Canossa, donde fue director espiritual de la condesa Matilde. Restableció el orden entre los monjes y canónigos que estaban en su jurisdicción.

Decía que prefería que la Iglesia careciese de ellos y no que hubiese muchos con vida indisciplinada. Era muy austero y pasaba varias horas del día en oración; nunca tomaba vino y siempre encontraba algún pretexto para evitar manjares delicados y mesas bien servidas. Aunque decía la santa misa diariamente, se conmovía hasta las lágrimas mientras la celebraba. Vivía en presencia de Dios tan continuamente, que ningún asunto secular le impedía olvidarla.

Fue muy perseguido por haberse contado entre los más fervientes partidarios del papa san Gregorio VII. Colaboró con el Pontífice en la supresión de las investiduras, que en aquel tiempo eran de importancia capital para el gobierno de la Iglesia. Este abuso se había incrementado gradualmente hasta que llegó a ser un escándalo, principalmente en Alemania. Todo se había originado en el sistema feudal. Los obispos y abades eran propietarios de tierras y a veces hasta de ciudades; naturalmente pagaban un impuesto al soberano, y recibían en cambio autoridad temporal sobre las tierras que gobernaban. En consecuencia, poco después se negociaban vergonzosamente las dignidades eclesiásticas y se vendían al mejor postor.
En su lucha contra este abuso, Gregorio no pudo encontrar apoyo más vigoroso que el de Anselmo de Lucca, que también se oponía a tal situación.

Después de la muerte de Gregorio, el Papa siguiente nombró a Anselmo legado en Lombardía, un puesto que abarcaba la administración de varias diócesis que habían quedado vacantes a consecuencia de la disputa sobre las investiduras. Marchó a Milán como embajador del Papa para reconciliar la iglesia ambrosiana con la romana. Anselmo era visitador apostólico, pero nunca llegó a ser obispo de Mantua, como algunos de sus biógrafos han dicho. Era hombre de gran saber; hizo un estudio especial de la Biblia y de los comentaristas. Si se le preguntaba sobre el sentido de alguno de los pasajes de la Biblia, gran parte de la cual sabía de memoria, podía citar los comentarios hechos por los Padres de la Iglesia. Entre sus escritos se puede mencionar una importante colección de cánones y un comentario sobre los Salmos que comenzó a petición de la condesa Matilde, pero que no terminó. Bendijo al ejército de la condesa Matilde, soberana de Toscana, cuando ésta se preparaba para expulsar a los alemanes de Italia. El santo obispo murió en su ciudad natal, Mantua, donde se le honra como patrono.
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San SALVADOR DE HORTA. (1520-1567).
Martirologio Romano: En Cagliari, en Cerdeña, san Salvador de Horta Grionesos, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que para la salvación de cuerpos y almas se hizo humilde instrumento de Cristo.

Se llamaba Alfonso y nació en Santa Coloma de Farnés (Gerona), en el seno de una familia muy modesta de labradores, posiblemente de origen sardo, que el momento de su nacimiento trabajaban en un hospital benéfico, y así aprendió de ellos a aliviar a los que sufren. Al quedarse huérfano se trasladó a los alrededores de Barcelona, y allí fue payés; luego marchó a Montserrat donde maduró su vocación e ingresó como lego (ya que era totalmente ignorante) en el convento franciscano de Jesús. Se inmoló por las almas mediante las prácticas penitenciales y la humildad. Fue hortelano, cocinero, portero, limosnero, sacristán. Fue siempre un ejemplo vivo de piedad, humildad y de alegre despreocupación, que perturbaron a sus superiores, como cuando los ángeles prepararon para él la mejor de las cenas, mientras se encontraba orando.

No tardó en ir de convento en convento, entre ellos el de Horta de San Juan en Tarragona, porque era engorroso para todas las comunidades por su poder taumatúrgico. Se le prohibió que hiciera milagros (pero fue en vano, porque era involuntario e incontenible), se amotinaron los fieles cuando no le dejaban aparecer en público. Le trasladaron al convento de Reus. Fue procesado por la Inquisición que le declaró perfectamente ortodoxo y el propio Felipe II quiso conocerle, a lo que él respondió: "¿Qué ganaréis con el ver a un pobre cocinero del padre san Francisco?". Fue enviado al convento de Jesús extramuros de Barcelona. Se le sometió a prácticas de exorcismo para quitarle el demonio, que se pensaba que tenía. San Carlos de Sezze, se hizo franciscano para imitarlo. Murió en Cágliari en Cerdeña.
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Beatos JUAN THULES y ROGERIO WRENNO. M. 1616.
Martirologio Romano: En Lancaster en Inglaterra, beatos Juan Thules, sacerdote, y Rogerio Wrenno, que originarios del mismo condado, fueron mártires de Cristo durante el reinado de Jacobo I.

Juan Thules nació en Lancashire en 1568, en un lugar llamado Up-Holland, y realizó gran parte de sus estudios en el colegio inglés de Douai; luego viajó a Roma, donde fue ordenado presbítero hacia el 1592. Vuelto a Inglaterra cayó enseguida en manos de sus adversarios, y estuvo preso por muchos años en el castillo de Wisbich. En algún momento escapó, y tenemos testimonios que estuvo trabajando como misionero en su tierra, donde fue apresado finalmente por orden de William, conde de Derby, y recluido en la prisión condal de Lancaster.
En la misma prisión de Lancaster estaba también confinado Roger Wrenno -llamado en algunas fuentes Worren- un tejedor de gran celo y devoción por la religión católica. Los dos encontraron, en la cuaresma de 1616, ocasión de escapar de la prisión; salieron a las cinco de la tarde y caminaron a buen ritmo... pero equivocaron la dirección, y a la mañana siguiente estaban a las puertas de la prisión, en la que ingresaron de nuevo.

Cuando fueron a juicio, recibieron la condena por ser sacerdote, el uno, y el otro por ayudar a los sacerdotes. Se les ofreció conmutar la pena en caso de abjurar del catolicismo, pero, no aceptaron. Un hombre le ofreció a Thules una pensión de 40 libras al año si dejaba el sacerdocio, pero la oferta fue rechazada de plano.
Thules se despidió de los otros sacerdotes encarcelados y marchó hacia el cadalso la mañana del 18 de marzo. Wrenno fue llevado con algunos malhechores que no morían por causa de la religión, pero que antes de ser ejecutados se reconciliaron con Dios y la Iglesia por ministerio de Thules. Fueron ahorcados y descuartizados y sus partes esparcidas, para escarmiento. Fueron beatificados el 22 de noviembre de 1987.

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Beata MARTA LE BOUTEILLIER (Aimée Adéle). (1816-1883).
Martirologio Romano: En el cenobio Saint-Sauveur-le-Vicomte, de Normandía, en Francia, beata Marta (Amada) Le Bouteiller, virgen de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, que, apoyándose sólo en Dios, cumplió los más humildes oficios siempre con toda paciencia.

Nació en La Henrière, diócesis de Coutances (Francia), en una familia de modestos campesinos. A los diez años quedó huérfana de padre y ayudaba en las faenas de casa, más tarde tuvo que entrar a trabajar como doméstica para poder ganarse la vida. Cada año tomaba parte en la peregrinación de Nuestra Señora en la Chapelle-sur-Vire, donde conoció la Congregación fundada por santa María Magdalena Postel. A los 25 años ingresó en la abadía de Saint Sauveur-le-Vicomte y adoptó el nombre de Marta. Religiosa de las Escuelas Cristianas de la Merced o de la Misericordia.
Fue su maestra de novicias, santa Plácida Viel, que sucedió a la fundadora en la guía del Instituto. El 14 de septiembre 1842 recibe el hábito religioso con el nombre de sor Marta; en el invierno siguiente siendo ya novicia, fue enviada, por decisión de la Madre Pastel, a la Casa de La Chapelle-sur-Vire, que sor Marta conocía bien, para ayudar en los servicios materiales de aquella comunidad.

Un día mientras lavaba la ropa en las aguas heladas del río Marquerand, la corriente arrebató de su mano una sábana, en la tentativa de retomarla resbaló en el agua helada lo que le causó un principio de parálisis en las piernas, por ello tuvo que regresar a la abadía. Aquí tuvo un coloquio con madre Magdalena Postel que lo aseguró que no la tenía pensado regresarla a su casa, más bien apoyándole las manos sobre la rodilla le prometió que rezaría por ella; poco después Marta se curó y atribuyó su curación a la Madre.

Estuvo siempre dedicada a los trabajos más humildes: la cocina, los campos, la despensa. Fue paciente y alegre, tenía la sonrisa siempre en los labios; vivía constantemente en intimidad con el Señor. Tuvo siempre una gran benevolencia y espíritu de servicio. Se ocupó de los criados y de los obreros que facilitaron su mano de obra, además de los huéspedes de paso; también distribuyó el vino a 250 personas por día y durante la guerra ese número llegó a 500 personas.

Se cuenta que durante la guerra entre Francia y Alemania, cuando los suministros alimenticios de la abadía se agotaron espantosamente, entonces sor Marta colgó de la pared una imagen de Madre Magdalena, fallecida hace tiempo y rogó intensamente y desde aquel momento los suministros de “sidra” (el vino), y de los demás comestibles no se agotaron.
En el invierno del 1875-76, sor Marta ya sesentona, cayó y se fracturó una pierna, la larga convalecencia, sumado a la muerte de la querida sor Plácida, su confidente, fueron para ella grandes pruebas que soportó fielmente. Siguió interesándose en la despensa, incluso sustentándose con un bastón, pero su decadencia fue evidente.

El 18 de marzo de 1883, Domingo de Ramos, mientras regresaba a la cocina las botellas después de la cena nocturna, cayó una primera vez y luego una segunda, golpeada por una congestión cerebral, se apagó después de haber recibido los Sacramentos, tenía cerca de 67 años. Fue enterrada en el cementerio de la misma Abadía de Saint Sauveur-le-Vicomte.
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Beata CELESTINA DE LA MADRE DE DIOS (María Anna Donati). (1848-1925).

Martirologio Romano: En Florencia, Italia, beata Celestina de la Madre de Dios (Maria Anna) Donati, virgen, fundadora de la Congregación de Hijas Pobres de San José de Calasanz («Calasancianas»), para la educación de los niños pobres, y los hijos e hijas de los encarcelados.

Nació en Marradi (Florencia, Italia), en el seno de una familia de la burguesía. Desde pequeña quiso ingresar en la vida religiosa pero su padre se opuso enérgicamente. Tuvo como director espiritual al escolapio Celestino Zini.

Al morir su madre, tomó la decisión irrevocable de consagrarse a Dio. Quería formar en torno a sí a algunas mujeres que colaboraran con ella en la educación de niñas pobres y abandonadas. Así que por recomendación de su director espiritual, fundó en 1889, la concregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz (más conocidas como Calasancias). Extendió la fundación a los hijos de los detenidos en las cárceles.

Al fundar la nueva Congregación en 1889, María Anna tomó el nombre de Celestina de la Madre de Dios; sus compañeras comenzaron a llamarla afectuosamente "madrina" y así siguen nombrándola hoy las Calasancianas cuando hablan de su Fundadora. En el mismo año León XIII consagró personalmente como obispo al Padre Zini en la Basílica de San Pedro, nombrándole arzobispo de Siena. Cuando murió a los tres años, otros escolapios apoyaron la naciente Congregación: Mario Ricci, Giovanni Giovanozzi, Alfonso ML Mistrangelo.

Monseñor Zini dirigió numerosos escritos a las religiosas calasancianas. Después de su muerte, Madre Celestina los estructuró y completó preparando un precioso libro que se titula "Manual Calasanziano" y que es como un amplio comentario espiritual de las primeras Constituciones. En dicho libro la Madre Fundadora describe así el carisma de su Instituto: "Las Hijas Pobres de San José de Calasanz, reunidas a la sombra del Tabernáculo, unidas entre sí con el vínculo sagrado de la caridad, teniendo un solo corazón y una sola alma, consideran como un deber sagrado edificar a quienquiera se les acerque, santificarse personalmente y dedicarse con celo a la educación de las niñas necesitadas que el Señor les confíe, uniendo a las riquezas de la contemplación las de una santa entrega".

Celestina fue una verdadera alma contemplativa entregada a hacer el bien a los pequeños, como Jesús. Escribió un libro de meditaciones sobre la Pasión del Señor, recientemente reeditado, y escribió páginas de gran riqueza espiritual en el "Manual" citado, en otro libro para sus religiosas titulado "Devote pratiche giornaliere" y en numerosas cartas. Ella instauró en 1900, en la iglesia de la casa madre de Florencia, la Adoración Eucarística cotidiana como forma de oración continua calasancia para sus religiosas y niñas. Un siglo después continúa diariamente esta plegaria a Jesús eucarístico, expuesto en el altar mayor, en cuyos laterales están enterrados respectivamente Madre Celestina y Monseñor Zini.
Celestina gobernó el Instituto con sabiduría y prudencia, extendiéndolo por toda Italia. Sufrió mucho por la falta de ayudas económicas que le ayudaran a seguir a delante. Pero con fe, salió airosa de todos los problemas. Sufrió muchos achaques que supo llevar con entereza. Murió en Florencia.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
San Frigdiano de Lucca. M. 588.
Martirologio Romano
: En Lucca, en la Toscana, san Frigidiano, obispo, el cual, oriundo de Irlanda, reunió clérigos en un monasterio, desvió el río Sérculo por otro cauce para bien del pueblo, logrando un nuevo fértil territorio, y convirtió a la fe católica a los lombardos que habían irrumpido en su jurisdicción.

Nació en el Ulster, y parece ser que era hijo de un rey, todavía pagano. Marchó a Roma como peregrino, y a su regreso fundó un monasterio en Moville. Regresó después a Lucca donde comenzó a llevar vida eremítica. Pero pronto se reunieron a su alrededor discípulos y con ellos fundó una iglesia dedicada a San Vicente, dando origen al núcleo primigenio de lo que después sería la Congregación de los Canónigos Regulares de San Fredian a los que Anselmo de Baggio, luego papa Alejandro II, llamará a guiar a los canónigos de San Juan de Letrán, en Roma.
Fue elegido obispo de Lucca. Ejerció su episcopado durante 20 años, y enseñó a sus fieles a canalizar el río Sercchio, además organizó una comunidad de clérigos regulares bajo la regla de San Agustín y reconstruyó la catedral que había sido quemada por los longobardos, a algunos de los cuales logró convertir. San Gregorio Magno en sus "Diálogos" (III,9) dijo que era un pastor de extraordinaria virtud, un verdadero hombre de Dios. Murió en Lucca donde está enterrado en la iglesia que lleva su nombre. Patrón de Lucca. En el culto local, su fiesta se celebra el 18 de noviembre, aniversario de la traslación del cuerpo a la iglesia de la que es titular.

San Leobardo de Marmoutier. M. 559/93.
Martirologio Romano: En Tours, de Neustria, san Leobardo, que, recluido en una pequeña celda junto al monasterio de Marmoutier, brilló por su admirable abstinencia y humildad.

Era un noble francés de la corte de Clodoveo I, y fue bautizado por san Remigio, del que fue su discípulo. Al morir sus padres, dejó toda su fortuna, su novia y a su hermano. Predicó la fe durante algún tiempo, pero le resultaba muy difícil atender a los requerimientos del rey de que regresase a la corte, se retiró secretamente al territorio de Orleans,
donde san Maximino gobernaba el monasterio de Micy. En esta casa tomó el hábito religioso.
Aspirando a mayor soledad, con el permiso del abad, dejó el monasterio y se retiró al territorio de Limoges, aquí en un lugar llamado Nobiliac, construyó un oratorio, viviendo de hierbas salvajes y en total soledad. Mucha gente sintió admiración por su vida, y se le unieron en su retiro, de manera que se formó una comunidad y con el tiempo llegó a ser el monasterio de Marmoutier.

Su fama de santidad y el rey le concedió unos territorios, y el privilegio para liberar a prisioneros, y convertirlos. También se dice que vivió en una caverna en las cercanías de Tours donde vivió una austera vida eremítica bajo la dirección de san Gregorio de Tours.
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