Santoral del 29 de Marzo



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San MARCOS DE ARETUSA
Santos ARMOGASTES, ARQUIMINO y SATURNO
Beato BERTOLDO
Beato JUAN HAMBLEY
OTROS SANTOS DEL DÍA

Santos: Acacio, Bertoldo, confesores; Segundo, Pastor, Victoriano, Máscula, Sáturo, mártires; Simplicio, Constantino, abades.




SAN ARMOGASTO, Mártir
Si no velares, vendré a ti como un ladrón,
y no sabrás a qué hora vendré a ti.(Apocalipsis, 3, 3).

¡Qué hermoso espectáculo ver a San Armogasto abandonar todas sus dignidades en la corte para permanecer fiel a Jesucristo! Viéndolo Genserico, rey de los vándalos, inquebrantable en su fe, le hizo anudar la cabeza y los pies con gruesas cuerdas; mas el santo miró al cielo y rompiéronse sus ataduras. Se lo suspendió de un pie; empero, nada quebrantó su resolución. Finalmente, condenado a guardar los rebaños del rey por el resto de su vida, obedeció con placer, pues sabía que la soledad es favorable a los coloquios entre el alma y Dios. Predijo su muerte próxima, indicó el lugar donde quería se lo enterrase, y fue al cielo a recibir la recompensa de sus trabajos, hacia el año 455.

MEDITACIÓN SOBRE LA PREPARACIÓN A LA MUERTE

I. Toda nuestra vida debe ser una preparación para la muerte, pues nuestra muerte, de todos nuestros negocios, es el más importante, ¿qué digo?, los demás nada son comparados con éste. ¿Cómo te preparas tú? ¿Vives como un hombre que en breve ha de morir? ¿Acaso miras la muerte como algo muy alejado de ti ? En adelante mi principal afán será pensar en este gran viaje a la eternidad, no sea que me sorprenda la muerte. La muerte, que sor prende a los que no están preparados, debe encontrarnos siempre prestos. (San Euquerio).

II. Morirás, no lo ignoras. Morirás sólo una vez, y de esta muerte única dependerá una eternidad de dicha o de desventura. No se trata aquí de una pérdida sin importancia, sino de la pérdida del mayor de todos los bienes y, no debes olvidarlo, de una pérdida irreparable.¡Oh muerte, cuán temible eres! ¿Se puede pensar en ti sin despreciar al mundo, y sin darse a Dios?

III. Una vida santa es la mejor de todas las preparaciones para la muerte. No te duermas con un pecado mortal en la conciencia. Por la mañana, al levantarte, piensa: Acaso no alcance a vivir hasta la noche; y por la noche, al acostarte: Acaso no me levante ya, y estas sábanas sean mi sudario. De vez en cuando pregúntate si estás preparado para morir . Nada hay que los hombres vean con más frecuencia que la muerte y nada que olviden con mayor facilidad. (San Euquerio).
El pensamiento de la muerte
Orad por las almas del purgatorio.

ORACIÓN
Haced, os suplicamos, Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado Armogasto, vuestro mártir, cuyo dichoso nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro Santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.
  1. En Heliópolis, junto al Líbano, san Cirilo, Diácono y Mártir, al cual, en el imperio de Juliano Apóstata, abrieron los Gentiles el vientre, y arrancándole el hígado, se lo comieron como fieras.
  2. En Persia, los santos Monjes y Mártires Jonás y Baraquisio, hermanos, en tiempo de Sapor, Rey de Persia: a Jonás, prensado en un torno y quebrantados los huesos, le partieron por medio; a Baraquisio ahogaron llenándole la boca con pez hirviente.
  3. En Nicomedia, el suplicio de los santos Mártires Pastor, Victorino y sus compañeros.
  4. En África, los santos Confesores Armogastes, Conde, Máscula, primer actor cómico, y Saturo, mayordomo de la casa real; los cuales, en la persecución de los Vándalos y reinando el Arriano Genserico, padeciendo por la verdadera fe muchos y atroces suplicios y oprobios, consumaron el curso de su glorioso combate.
  5. En la ciudad de Asti, san Segundo, Mártir.
  6. En el monasterio de Lúxen en Francia, el tránsito de san Eustasio, Abad, que fue discípulo de san Columbano y Prelado de casi seiscientos Monjes; e ilustre en santidad de vida, resplandeció también por los milagros.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/marzo29tomasybarraquicio.mp3



Martirologio Romano: Conmemoración de san Marcos, obispo de Aretusa, en Siria, que durante la controversia arriana no se desvió lo más mínimo de la fe ortodoxa y, bajo el emperador Juliano el Apóstata, fue perseguido. San Gregorio Nacianceno lo saludó como varón eximio y santísimo anciano.

Obispo de Aretusa; participó en el sínodo de Sirmio (351), en el cual redacto un Credo, por el que fue acusado de arrianismo por Baronio, que quitó su nombre del Martirologio. Escribió sobre él Teodoreto. San Gregorio Nacianceno lo ensalzó como "varón eximio y anciano santísimo". Ha sido rehabilitado por los bolandistas.
Durante el reinado del emperador Constantino, Marco de Aretusa demolió un templo pagano y construyó una iglesia, convirtiendo a muchos a la fe cristiana. Al hacer esto, se granjeó el resentimiento de la población pagana, que, sin embargo, no pudo vengarse mientras el emperador fuera cristiano.

Su oportunidad llegó cuando Juliano el Apóstata ocupó el trono y proclamó que todos aquellos que hubieran destruido templos paganos deberían reconstruirlas o pagar una fuerte multa. Marco, que no podía ni quería obedecer, huyó de la furia de sus enemigos, pero enterándose de que algunos de sus fieles habían sido aprehendidos, regresó y se entregó. El anciano fue torturado de forma indescriptible, mostrando siempre una gran calma.

A la larga, la furia del pueblo se tornó en admiración y lo dejaron en libertad, en tanto que el gobernador acudía a Juliano para recabar el perdón. Eventualmente, el emperador lo concedió, diciendo que no era una deseo dar mártires a los cristianos. Aún el retórico pagano, Libanio, parece haberse dado cuenta del que la crueldad que provocó tal heroísmo solamente fortaleció la causa cristiana, e imploró a los perseguidores que desistieran en su persecución. Nos cuenta el historiador Sócrates que la población de Aretusa quedó tan impresionada con la fortaleza del obispo, que muchos pidieron ser instruidos en una religión capaz de inspirar tal firmeza, y que muchos de ellos abrazaron el cristianismo. Así Marco fue dejado en paz hasta el fin de su vida y murió durante el reinado de Joviano y el de Valente.
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Martirologio Romano: Conmemoración de san Armogastes, san Arquinimo y san Saturno, mártires, que en África, en tiempo de la persecución desencadenada por los vándalos bajo el rey arriano Genserico, sufrieron graves suplicios y oprobios por la confesión de la verdad.

Eran altos funcionarios de palacio y sufrieron martirio en África durante las persecuciones de los arrianos del rey vándalo Genserico. Primero fueron torturados, después enviados a las minas y luego condenados a la esclavitud como pastores en Cartago; no los ejecutaron "para que los romanos no les considerasen como mártires".

El libro I de la “Historia de la Persecución en África”, del obispo Víctor de Vita, que fue quien nos transmitió de primera mano los hechos, ya que vivió entre el 430 y el 480, y la persecución arriana en el norte africano ocurrió hacia el 460. De estos tres mártires nos cuenta Victor de Vita que eran católicos muy comprometidos, que argüían contra el arrianismo, y defendían la fe arrostrando toda clase de tentaciones de abandonarla; Saturno, por ejemplo, era procurador en al casa del rey, hasta que descubierto como católico se le puso en la opción de mantener la fe y perderlo todo, o convertirse al arriansmo, en lo que incluso la propia esposa lo presionaba.

Murieron decapitados por no aceptar la conversión al arrianismo.
Según estudios recientes, otros nombres dados en el anterior Martirologio, Arquimino y Mácula, parece que son títulos de Armogastes que significan "presidente del teatro, natural de Mascula"; o quizás conviene entender como "Arquimino, el Masculano".
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Martirologio Romano: En el Monte Carmelo, en Palestina, beato Bertoldo, que, siendo militar, fue admitido entre los hermanos que vivían vida religiosa en este monte, y más adelante, elegido prior, encomendó la piadosa comunidad a la Madre de Dios.

Nació en Francia y estudió Teología en París, donde fue elevado al sacerdocio. Con su pariente Aimerico, que después llegó a ser patriarca latino de Antioquía, acompañó a los cruzados hacia el Oriente y, se encontraba en Antioquía en el tiempo en que ésta fue sitiada por los sarracenos.

Se dice que tuvo una revelación divina, por la que se le dio a conocer que el sitio de la población era un castigo por los pecados y especialmente por la vida licenciosa de los soldados cristianos. Bertoldo se ofreció en sacrificio e hizo voto de que si los cristianos eran salvados de ese gran peligro, dedicaría el resto de su vida al servicio de María. En una visión se le apareció Cristo acompañado de María y san Pedro, llevando en sus manos una gran cruz luminosa; el Salvador se dirigió a Bertoldo y le habló de la ingratitud de los cristianos, en pago por todas las bendiciones que habían llovido sobre ellos. Debido a las insistencias y advertencias del santo, los ciudadanos y los soldados fueron movidos a penitencia. Aunque estaban débiles por los ayunos y privaciones, salieron completamente victoriosos cuando tuvo lugar el siguiente asalto y la ciudad y el ejército fueron liberados. Todo esto sin embargo, al parecer, es una leyenda.

Lo cierto es que Bertoldo, atraído por la vida monástica, se retiró al monte Carmelo. Con la ayuda de su primo el obispo, reunió a todos los monjes dispersos del Carmelo. Les construyó un pequeño convento, y empezó con ellos el embrión de lo que luego sería la Orden carmelitana. La vida de Bertoldo transcurrió, en gran parte, en la oscuridad y no hay mucho que relatar acerca de él, excepto el haber emprendido la construcción y reconstrucción de edificios monásticos y el haberlos dedicado en honor del profeta Elías. Bertoldo gobernó la comunidad por cuarenta y cinco años y parece haber permanecido allí hasta el tiempo de su muerte.

Hay una controversia entre los bolandistas y la Orden carmelitana a propósito de este santo. Según los bolandistas fue el primer superior general de los carmelitas, según los carmelitas, su primer superior fue Elías el profeta y de este santo dicen que nació en Lombardía y que fue el segundo prior general de los carmelitas.
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Martirologio Romano: En Salisbury, en Inglaterra, conmemoración del beato Juan Hambley (John Hambley), presbítero y mártir, que en tiempo de la reina Isabel I, por ser sacerdote, se conformó a la pasión de Cristo subiendo al patíbulo en un día desconocido de este mes, cercano a la Pascua del Señor.

Nació posiblemente en Cornwall en el seno de una familia anglicana. Parece ser que en 1582 se adhirió a la Iglesia Católica gracias a la lectura de un libro del P. Persons, J.I. Marchó a Douai y en el colegio inglés se preparó para ser sacerdote y aquí fue ordenado. Regresó a su patria para la misión.

Al poco tiempo de llegar a Inglaterra, fue capturado y enjuiciado por alta traición a la reina, ya que se había convertido al catolicismo y se había ordenado sacerdote en el extranjero. Se le ofreció la libertad si regresaba a la fe anglicana y parece que en un primer momento, posiblemente por debilidad humana, aceptó, fue liberado y huyó a Salisbury.
Pero siguió siendo católico, y fue recapturado de nuevo, mientras asistía a una misa en una casa particular. Por segunda vez Hambley renegó de la fe para librarse de la muerte, y en esta ocasión incluso dio datos de otros católicos.

Sin embargo siguió siendo católico y celebrando los sacramentos, por lo que fue capturado por tercera vez al año siguiente, en 1587, pero esta vez, cuando le fue ofrecida la gracia si renegaba, pareció aceptar, pero al día siguiente mostró su arrepentimiento por las caídas anteriores y aceptó el martirio por la fe. Parece que la convivencia en prisión con el beato Tomás Pilchard, fue lo que desató su arrepentimiento.
No se sabe en qué fecha concreta murió del año 1587, ni el lugar de su padecimiento, que se cree que fue Salisbury. El Martirologio Romano lo inscribe el 29 de marzo.
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San Eustasio de Nápoles. s. III.
Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, conmemoración de san Eustasio, obispo.
Según Abel Della Costa en “El Testigo Fiel”: “La tumba de mármol antigua decía «Hic requiescit corpus S. Eustasii confessoris» (aquí descansa el cuerpo de san Eustasio, confesor). Lamentablemente, toda la noticia que tenemos acerca de este santo obispo es de origen cultual, es decir, no tenemos testimonios sobre su vida, sino sobre el culto que se le tributó posteriormente, y sobre la veneración de sus reliquias.

Fernando Ughello, en el tomo 6 de su «Italia Sacra», en 1659 escribe: «San Eustasio sucedió a Agripino como séptimo obispo napolitano, hacia el año 180, y honró está iglesia con sus preclaras virtudes». Se ha conservado su tumba, en uno de los altares de la catedral, y se conserva también el testimonio de un traslado de las reliquias realizado en 1530, a una urna de plata, «para que con mayor veneración puedan los napolitanos honrarlo». Fuera de esto, no hay nada más sobre él que pueda afirmarse con certeza. Murió a fines del siglo II o inicios del III, y su culto fue confirmado en 1884.

San Gundleo (Gwynllyw). M. c. 500.
Rey de Cambria meridional. Era el primogénito del rey Glywys de Demecia, hoy Nonmouthshire, en Gales meridional al que sucedió. Parece que fue marido de santa Gladys y el padre de san Cadoc. Hermano de san Petroc.
Fue un gobernante justo, pacífico, gentil según la "Vita Gunley"; mientras que según la "Vita de Cadoc", fue un bandido y disoluto. De todas formas, en su vejez fue convertido por su hijo san Cadoc; desde este momento su vida cambió, y de acuerdo con su mujer, comenzaron a vivir una vida de austeridad.

Abdicó del reino y se retiró a un viejo campo en Stow Hill (Newport), probablemente sobre una colina del lugar; su mujer santa Gladys eligió un lugar no muy lejano sobre la orilla del rio Ebbw. Si bien vivieron una vida de penitencia, su hijo Cadoc los convenció que se separaran completamente, entonces Gundleo se trasladó a una ermita en Pencarnau en Bassaleg donde construyó una iglesia en horor a la Virgen. En este lugar fue sepultado junto a su mujer, después de recibir los últimos sacramentos de su hijo Cadoc. Su nombre es recordado en varias iglesias y pozos en Gales meridional.

Santa Gladys (Gwladys). s. V.
Es una santa galesa, hija mayor de san Brychan; se casó con el rey de Gales san Gundleo y, según la leyenda fue secuestrada por su marido con ayuda del rey Arturo. Tuvieron un hijo: san Cadoc.

Se dice que sus primeros años de matrimonio no fueron muy ejemplares; parece que su hijo san Cadoc les animó a corregirse. San Gundleo se retiró a un lugar que hoy se llama Stow Hill (Newport) donde existe una iglesia dedicada a san Wooloo, mientras que Gladys eligió un lugar no muy lejano, en la orilla del río Ebbw. Aunque los dos llevaban una vida de penitencia, su hijo les animó a que se separaran completamente, así Gladys se dirigió a una solitaria montaña en Pencarnau en Bassaleg donde construyó una iglesia en honor a María. Su nombre se la recuerda en un pozo den Tredegar Park y en una iglesia en Llandaff.

Guillermo Tempier. Beato. M. 1197.
Martirologio Romano: En Poitiers, en Aquitania, san Guillermo Tempier, obispo, que, prudente y firme, defendió contra los nobles la Iglesia a él encomendada, ofreciendo en su persona un integérrimo ejemplo de vida.

Canónigo regular en la iglesia de Saint-Hilaire-de-la-Celle de Poitiers. En 1184 fue elegido obispo de esta ciudad y defendió siempre la libertad de la Iglesia frente a la nobleza, reformó las costumbres y su vida sirvió de ejemplo de santidad para todos.
Es recordado sobre todo por el coraje demostrado en defender los derechos y las propiedades de su diócesis, esto se afirma en un documento del 1185, que lo señala como defensor contra los perseguidores de la diócesis, y dotado de viril paciencia. En 1191 se le nombra como “Guillermo el fuerte”; en el mismo año obligó a uno de sus vasallos a prestarle el debido homenaje; no hay que olvidar que era una costumbre generalizada en la época.

Después de trece años de intenso episcopado, murió y fue sepultado en la iglesia de San Cipriano en Luçon (actual parroquia de Sainte-Thérèse des Marais) y pronto fue honrado como santo. El pueblo de Poitiers se acercaba a su tumba para sanar de las hemorragias.

San Ludolfo de Ratzeburg. M. 1250.
Martirologio Romano: En Wismar, de Holstein, en Alemania, san Ludolfo, obispo de Ratzeburg y mártir, que por defender la libertad de la Iglesia fue arrojado a una reducida cárcel por mandato del duque Alberto, donde quedó tan agotado corporalmente que, al ser liberado de prisión, emigró hacia el Señor.

Canónigo premostratense, fue obispo de Ratzeburg, Sajonia (1236), donde trabajó por la libertad y los derechos de la Iglesia. Continuó llevando la vida de un monje y dio la regla de san Norberto a su capítulo catedral; construyó y dotó al monasterio benedictino para monjas de Rehna, que por largo tiempo conservó y veneró su memoria.

Tuvo a menudo dificultades con el duque Alberto de Sachsen-Lauenberg, que lo encarceló, maltrató y finalmente lo desterró. En Wismar, sin embargo, fue recibido, y atendido hospitalariamente por el duque Juan el Teólogo. Murió, a resultas del mal trato recibido con anterioridad.

San Eustasio de Luxeuil. (560-625). Abad benedictino. (Ver) 2 de Abril.

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