Santoral del 30 de Marzo



INDICE

San JULIO ÁLVAREZ MENDOZA
Beato JOAQUÍN DE FIORE
San Zosimo, Obispo de Siracusa
San PEDRO REGALADO
Beato AMADEO IX DE SABOYA “el Feliz”o, Duque de Saboya
San Juan Clímaco, Abad,
Santos ANTONIO DAVELUY, PEDRO AUMAÍTRE, MARTÍN LUCAS HUIN, JOSÉ CHANG CHU-GI, TOMÁS SON CHA-SON y LUCAS HWANG SOK-TU
Beato LUDOVICO DE CASORIAO
San LEONARDO MURIALDO
Beata MARÍA RESTITUTA KAFKA
OTROS SANTOS DEL DÍA
Santos: Osburga, Mamertino, Clinio, abades; Pastor, obispo; Quirino, Domnino, Víctor, Decio, Irene, mártires; Apolonio, confesor.



SAN JUAN CLÍMACO, Abad
El mundo pasa con su concupiscencia.
Mas el que hace la voluntad de Dios permanece eternamente.
(1 Juan, 2,17).


San Juan Clímaco subió al cielo por la escala que nos presenta, pues todo lo que enseña en su hermoso libro titulado Escala Espiritual, él mismo lo practicó. Dejó el mundo y se hizo monje a la edad de 16 años. Su vida desde entonces fue una mortificación continua. Empleaba su tiempo en llorar sus pecados, en conversar con Dios, o bien en componer libros destinados a instruir y edificar al prójimo. Fue nombrado abad del Monte Sinaí, y murió a la edad de 80 años apenas transcurrida la primera mitad del siglo VII.

MEDITACIÓN SOBRE LOS TRES GRADOS DE LA SUBIDA HACIA DIOS

1.-El primer grado de la perfección es el des precio del mundo y de todo aquello que ama el mundo: honores, placeres y riquezas. Vanos son los honores del mundo; criminales sus placeres; peligrosas sus riquezas. ¡Qué difícil es llegar a este grado! ¡Cuánta virtud se necesita para pisotear lo que adoran los hombres! Pero, lo que es difícil no es imposible. sobre todo si consideran que el mundo pasa con su concupiscencia, y que es preferible abandonarlo a él antes que ser por él abandonados.

II. El segundo grado es la abnegaci6n de uno mismo. Has de renunciar a tus placeres, a tus más, caras inclinaciones, a tu propia voluntad, has de triunfar de ti mismo en todo. Fácil es decirlo, pero difícil hacerlo. Es necesario, sin embargo, porque nada harías abandonando el mundo, si no renuncias a ti mismo. Es pues menester que, en adelante, sea mi propio enemigo, que me declare la guerra, que luche contra todas las inclinaciones de la naturaleza corrompida.


III. El tercer grado es la conformidad con la voluntad de Dios en todo y en cualquier parte. Si llegaste ya a este estado, di que has encontrado un paraíso en este mundo; serás feliz y habrás encontrado todas las virtudes. Dios mío, enseñadme a hacer vuestra santa voluntad. Si Vos no me enseñáis este secreto, haré yo mi propia voluntad y Vos me abandonaréis; no seréis mi Dios mientras sea yo mi señor. (San Agustín).
El deseo de la perfección
Orad por los que tienen vocación religiosa.


ORACION

Haced, Señor, os suplicamos, que la intercesión de San Juan Clímaco, abad, nos torne agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus ruegos lo que no podemos esperar de nuestrosmé ritos. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/marzo30zosimo.mp3





Martirologio Romano: En el monte Sinaí, san Juan, abad, que compuso la célebre obra Escala del Paraíso, para la instrucción de los monjes, señalando el camino del progreso espiritual a modo de una ascensión por treinta peldaños hacia Dios, de donde mereció ser nombrado con el sobrenombre de “Clímaco”.

Abogado de Antioquía que cuando supo que le llamaban "el Escolástico" (tenía 16 años) abandonó todo: a su maestro san Gregorio Nacianceno y su familia y se retiró al monte Sinaí para purgarse de toda vanidad. Tres años pasó de noviciado con el santo monje Martirio. Muerto su maestro, se fue a vivir al extremo del monte, en una pequeña laura, como un anacoreta. Allí pasó cuarenta años, dado al estudio y al trabajo, silencio y soledad, largas oraciones y corto sueño, parco en comer y prolongadas vigilias.

Su deseo era vivir completamente aislado. Pero pronto corrió la fama de sus virtudes y su sabiduría y acudieron muchos a pedirle consejo. El demonio le tentó con fuerza -lo hace en especial con todos los anacoretas- pero el Señor le ayudó. Cuando murió el abad de monte Sinaí, los monjes, conocedores de la virtud y discreción del anacoreta, le rogaron que aceptarla sucederle. Juan se opuso. Pero fue tal la insistencia que aceptó. Tenía 75 años cuando fue elegido abad o egúmeno del Sinaí, pero cuatro años después renunció al cargo.
Su vida está vinculada a su libro “Escala santa”, en el que une la elevación con la sencillez, el rigor a la serenidad, los impulsos espirituales a la agudeza sicológica y al sentido común. En treinta escalones hace recorrer todo el camino que lleva al hombre a Dios, empezando por la renuncia a sí mismo y concluyendo en el Amor al Absoluto. Ascensión en la que cada peldaño es un desprendimiento desde el simple ruido ("oponer el silencio de los labios al tumulto del corazón") y las pasiones exteriores hasta la última fortaleza del encasillado orgullo: "Los hombres pueden sanar a los voluptuosos, los ángeles a los malvados, pero a los soberbios solamente Dios". Uno de sus célebres apotegmas dice: "En un instante muchos han obtenido el perdón de sus culpas, pero nadie la tranquilidad de alma, que reclama mucho tiempo, muchas penas y muchas ayudas de Dios".
El santo abad, tan engolfado en las cosas de Dios, hizo edificar una hospedería cerca del monasterio, para atender a los peregrinos. Enterado de ello el papa san Gregorio Magno, le envió una buena cantidad de dinero para ayudarle en la construcción y manutención. Juan Climaco, cumplida su misión, descansó en el Señor.
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Martirologio Romano: En Siracusa, de Sicilia, san Zósimo, obispo, que fue primero humilde custodio del sepulcro de santa Lucía y después abad del monasterio de ese lugar.

Los padres del santo fueron terratenientes sicilianos, que dedicaron a su pequeño hijo al servicio de Santa Lucía y lo colocaron, a la edad de siete años, en un monasterio que llevaba el nombre de la santa, cerca de su hogar. Allí su principal ocupación fue la de cuidar las reliquias de la santa, tarea que no iba con la manera de ser del niño acostumbrado a la vida de campo, llegando a escapar del convento, pues tuvo un fuerte deseo de ir a ver a sus padres; con lo cual, abandonando su puesto, sin permiso de sus superiores, fue a verlos, pero éstos se disgustaron y se lo dijeron al abad, el cual fue comprensivo con el deseo ferviente del joven.

Pero su vocación comenzó a fallar, pero se le apareció santa Lucia en sueños y le corrigió su inconstancia. Desde ese día, fue un monje modelo, entregado a la oración y a la penitencia.
Durante 30 años vivió casi olvidado; al morir el abad de Santa Lucía, recayó en el obispo de Siracusa designar al nuevo abad, quien eligió a Zósimo, siendo ordenado luego unos días después como sacerdote. El santo gobernó el monasterio con tal sabiduría, amor y prudencia que superó a todos sus predecesores y a todos sus antecesores.Cuando la sede de Siracusa quedó vacante, el Papa Teodoro designó a Zósimo y lo consagró. Durante su episcopado, el santo fue notable por su celo en la enseñanza del pueblo y por su generosidad con los pobres. San Zósimo murió a la edad de 90 años.
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Nació en Celico, cerca de Cosenza. Se dice que era paje en la corte del rey Ruggero de Sicilia donde conoció la vida mundana. Una peregrinación a Tierra Santa le despertó su vocación religiosa. En el 1155, ingresó en los cistercienses de Sambucina como humilde portero. Después de una permanencia en el monasterio de Corazzo, donde fue ordenado sacerdote y elegido abad, dejó la Orden con permiso del Papa y, se retiró buscando la soledad, a meditar y a escribir, en las montañas calabresas.

Para realizar su ideal de vida monástica fundó un monasterio en San Juan en Fiore y así da vida a una nueva congregación religiosa aprobada en el 1196 (a pesar de la oposición de las otras Ordenes). En 1202, cuando su congregación contaba con varios monasterios en Calabria, murió santamente en medio de sus monjes, recomendándoles de amarse unos a los otros. Fue un teólogo polémico, santo Tomás de Aquino fue su adversario, aunque nunca dudó de su santidad. Varios papas le aconsejaron que escribiera, y siempre se sometió al juicio de la Iglesia; solamente después de su muerte, su obra "Sobre la Trinidad" fue condenada en el Concilio de Letrán (1215).

En 1220 el papa Honorio III lo declaró perfectamente católico y mandó divulgar esta sentencia. Los seguidores de Joaquín de Fiore enviaron una relación de milagros atribuidos a él, con vistas a la canonización.
El culto como beato se estableció espontáneamente. En 1688 fue incluido como beato en las "Acta Sanctorum" de los Bolandistas. En 2001 fue reabierto su proceso de canonización y la petición de nombrarlo Doctor de la Iglesia.

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Martirologio Romano: En Aguilera en Castilla en España, san Pedro Regalado de Valladolid, sacerdote de la Orden de los Menores, que fue insigne por su humildad y rigor en la penitencia y construlló dos celdas, en las que doce frailes pudieran solamente vivir en la soledad.

Nació en Valladolid, y se llamaba Pedro de Costanilla; "Regalado" es un mote de familia y así es como le conocían; su familia era descendientes de judíos. A los 13 año ingresó en el convento franciscano, pero la vida relajada que se vivía en aquella comunidad, le animaron a seguir la reforma de fray Pedro de Villacreces en su renovación de la observancia en el convento de Scala Coeli de La Aguilera en Burgos donde profesó y fue ordenado sacerdote. Fue guardián del convento del Abrojo, y su vida consistió en recorrer esta tierra de Castilla, de Burgos a Palencia, de Palencia a Valladolid, mendigando y predicando en las orillas del Duero y del Pisuerga. Vivió el espíritu ascético de esta comunidad de franciscanos reformados, que entre otras cosas se caracterizaron por su aborrecimiento a las letras y los letrados, a quienes consideraban responsables de los desvíos del espíritu de san Francisco de Asís.

Su vida fue la misma sencillez, hablaba a las gentes de las paneras inagotables del cielo, sembrando milagros y consuelos, comiendo el pan duro que le daban, en las fuentes del camino, siempre afable y risueño, hasta cuando tenía que corregirles. Exhausto de fuerzas, agotado por las caminatas y los ayunos, se retiró al convento de La Aguilera donde también fue guardián. Y descansó plácidamente a causa de las penitencias que se impuso.

Las multitudes acudían a visitar su sepulcro. Entre otros muchos se encuentran: Cisneros, Carlos V, Juan de Austria, Felipe II y los demás reyes de España. Cuando lo visitó Isabel la Católica, dijo a sus damas: "Pisad despacio, que debajo de estas losas descansan los huesos de un santo".
Su vida está plagada de leyendas milagrosas que no tienen ninguna verosimilitud histórica. Patrón de Valladolid.

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Martirologio Romano: En Vercelli, en el Piamonte, beato Amadeo IX, duque de Saboya, que en el gobierno que se le había confiado fomentó de todas formas la paz y, con su ayuda y celo, sostuvo las causas de los pobres, viudas y huérfanos.

Nació en Thonon. Hijo del duque de Saboya, Luis II, y de su esposa Ana de Lusignan, hija del rey de Chipre; era nieto del antipapa Félix V. Fue educado cristianamente por su madre que le infundió una gran religiosidad. A los 17 años se casó con Violante o Yolanda de Valois, hija de Carlos VII de Francia, con la que tuvo nueve hijos.
Fue elegido IX duque de Saboya en 1465. Sufría de epilepsia, pero a pesar de esto gobernó cristianamente. Su caridad llega a todos: ricos y pobres, a sus enemigos acogió en su casa, y consideró más digno de sanción a quién ensuciaba las calles con su mal ejemplo. En la época de su gobierno se llamó a Saboya el “paraíso de los pobres”.

Su mujer, supo secundarlo, ya que su carácter era más fuerte, y por tanto fue ella quién suplió a su marido en el gobierno del ducado. Suplencia que fue de acorde con el espíritu religioso de Amadeo. Pero los nobles saboyanos estaban insatisfechos con el modo de gobernar de ésta. La impaciencia creció, aumentó el descontento y estalló una rebelión contra la duquesa. También Amadeo fue apresado. San Luis IX de Francia, acudió en su ayuda y le devolvió la libertad. La disposición pacífica del duque se manifestó también en la reconciliación que tuvo con el duque de Milán que también había entrado en guerra con su ducado y le dio por esposa a su hermana Bona. Fue partidario de una cruzada para la liberación de Constantinopla, recién conquistada por los turcos.

Al morir en Vercelli en 1492, ya había escrito en su testamento; "Haced justicia a todos, sin acepción de personas: aplicad todos vuestros esfuerzos para que florezca la religión y para que Dios sea servido". Patrón de Saboya.
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Martirologio Romano: En el poblado de Su-Ryong en Corea, santos mártires Antonio Daveluy, obispo, Pedro Aumaítre, Martín Lucas Huin, sacerdotes, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son y Lucas Hwang Sok-tu, catequista, que por su fe en Cristo murieron decapitados.

Antonio Daveluy nació en 1818, en Amiens (Francia), en el seno de una familia influyente. Recibió en su familia una esperada educación cristiana, completada en el colegio jesuita de Saint Acheul. Hizo los estudios sacerdotales en los seminarios de Saint Riquier, Issy-les-Moulineauz y San Sulpicio de París, ordenándose en 1841. Destinado de vicepárroco a Roye, maduró su vocación misionera y con licencia de su obispo ingresó en el Instituto de Misiones Extranjeras (1843).

Enviado a Macao, aquí se unió al Vicario Apostólico, monseñor Ferreol y con él entró en Corea. No le sentaba bien el clima ni el tipo de alimentación pero perseveró, sumándose a esto la persecución anticristiana. Trabajó mucho y bien, y esto hizo que el siguiente Vicario Apostólico, san Simeón Francisco Berneux, lo eligiera para coadjutor suyo, siendo consagrado obispo con el título de Akka en 1857. Decidida la partición pastoral del vicariato, eligió la más peligrosa, viniendo ambos obispos a morir mártires con unos días de diferencia, por lo que por sucesión monseñor Daveluy fue Vicario Apostólico de Corea.

Fue capturado en el poblado de Keu-Tori en 1866 con su asistente, Lucas Hwang Sok-du . El propio obispo se entregó a la policía cuando esta llegó al pueblo, para evitar que fueran prendidos multitud de cristianos. El 14 de marzo, junto con otros dos misioneros, los padres Aumaitre y Huin, fueron enviados a la cárcel de Seúl. Los misioneros fueron torturados e interrogados, y el obispo, que podía hablar bien coreano, fue tratado con mayor severidad. Las autoridades querían que dijera los nombres de los cristianos, con cuyo fin fue cruelmente torturado, pero sin que el delatara a ninguno y defendió la fe católica con elocuencia.
Como el rey se iba a casar, se prefirió que el lugar de ejecución no fuera Seúl, sino que una base naval en Su-Ryong, a unos 100 kilómetros de la ciudad. El obispo Daveluy fue decapitado el viernes Santo de 1866, que aquel año cayó 30 de marzo, junto con sus compañeros, el padre Aumaitre y el padre Huin, y tres catequistas, Lucas Hwang Sok-tu, José Chang Chu-gil y Tomás Son Cha-son.

Pedro Aumaître, nació en Aizecq (Francia) en 1837. Muy pronto se decidió por la carrera eclesiástica, ingresando en el seminario de Notre-Dame de Richemont y concluyendo los estudios en el de Angulema. En 1859 ingresó en el Seminario de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París. En 1862 fue ordenado sacerdote. Enviado a Corea, hubo de pasar en Manchuria una breve temporada, llegando a su destino en 1863 y quedando a las órdenes del obispo san Simeón Francisco Berneux, que lo destinó al poblado de Sonkol, pasando luego al de Naipo. Trabajó con celo y dedicación durante un breve tiempo.

Cuando surge la persecución fue a buscar al obispo Antonio Daveluy para consultarle la conducta a seguir, y es entonces cuando es apresado en Kentori en 1866 y llevado a la cárcel de Seúl, donde le aguardaban tormentos previos a su muerte martirial.

Martín Lucas Huin, nació en Guypmvelle (Francia) en 1836. Había realizado los estudios eclesiásticos en el seminario diocesano de Langres, fue ordenado sacerdote en 1861. Destinado como vicario a la parroquia de Voisey, se distinguió por su celo apostólico y entrega pastoral, que le atrajeron el amor de los fieles, entre los que cultivó el espíritu misional, introduciendo la Obra de la Santa Infancia. En 1863 ingresó en la Sociedad de Misiones Extranjeras de Paris.
Destinado a Corea, llegaba a esta nación en 1865. Lo recibió el obispo Antonio Daveluy y lo destinó a la comunidad cristiana de Hoangmonil, donde seguidamente se entregó con alegría y celo a su labor misionera. Fue apresado y conducido a Seúl, donde fue encarcelado junto con los que iban a ser sus compañeros de martirio.

José Chang Chu-gi, nació en Corea en 1802, en el seno de una familia cristiana. Catequista celoso y fervoroso durante muchos años. Tenía 64 años cuando fue arrestado y atormentado para que apostatase.

Lucas Hwang Sok-tu, nació en Corea en 1814, en el seno de una familia cristiana rica. Estaba casado y era padre de familia. Logró la conversión al cristianismo de su mujer, su hijo y su padre. Prestó ayuda a los obispos Simón Francisco Berneux y Antonio Daveluy, sobre todo como traductor de libros. Catequista. Fue arrestado y confesó abiertamente su fe; quiso convertir a sus carceleros lo que le valió mayores tormentos. Tenía 52 años.

Tomás Son Cha-son. Casado, era un cristiano muy intrépido. Fue apresado y torturado para que apostatase, pero se mantuvo firme en su fe.
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Martirologio Romano: En Nápoles, en Italia, beato Ludovico de Casoria (Arcángel) Palmentieri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores. Impulsado con el ardor de la caridad hacia los pobres de Cristo, instituyó dos congregaciones, a saber, los Hermanos de la Caridad y las Hermanas Franciscanas de Santa Isabel.

Arcángel Palmentieri nació en Casoria (Nápoles). Atraído por los Frailes Menores del vecino convento de San Antonio en Afragola (Nápoles), entró en el convento de San Juan del Palco en Taurano (Avellino) el 17 de junio de 1832. Recibió la ordenación sacerdotal el 4 de junio de 1837.

En 1847, mientras oraba, el Señor le indicó el nuevo camino que debía recorrer, al servicio de los pobres y los enfermos. A ellos, convertido en hombre nuevo, dedicó sus primeros cuidados: en su celda del convento de San Pedro en Aram, Nápoles, montó una farmacia para los frailes enfermos. Más tarde adquirió una quinta, llamada La Palma, donde creó una enfermería para los frailes. Allí quiso que estuviera también la sede de la Obra de los "Moretti", que, en sus planes de evangelización misional, debía servir para educar a los jóvenes africanos y hacerlos apóstoles de África (África convertirá al África). Con la misma finalidad misionera, dio vida después a la Obra de las "Morette", que encomendó a las Hermanas Estigmatinas de la sierva de Dios Anna Fiorelli Lapini.

Creó diversas obras asistenciales: asilos para ancianos, convictorios, escuelas, colonias agrícolas, hospicios, montes de piedad, tipografías... En su inmenso deseo de hacer el bien, promovió también la cultura, que consideraba como la vía para la fe y medio de promoción humana, poniendo en marcha modernas iniciativas culturales, como un observatorio meteorológico, cinco revistas, la traducción al italiano de las "Obras" de san Buenaventura, una edición de bolsillo de la Biblia, etc.

Circundado de gran fama de santidad, el padre Ludovico concluyó su misión terrena en Nápoles, en el Hospicio Marino (último creada por él, en pro de los marineros ancianos). Allí reposan sus restos mortales desde 1887, bajo la custodia de sus hijas espirituales, las Hermanas Elisabetinas Grises ("Elisabettine Bigie"), que había fundado en 1862.
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Martirologio Romano: En Turín, también en Italia, san Leonardo Murialdo, presbítero, que fundó la Pía Sociedad de San José, para educar en la fe y la caridad cristianas a los niños abandonados.

Nació en Turín en el seno de una familia burguesa; estudió en las Escuelas Pías de Savona. Se licenció en la universidad de Turín y fue ordenado sacerdote en 1851, y su labor apostólica la desarrolló entre los barrios más pobres de Turín. Estuvo junto con san Juan Bosco, como director del Oratorio de San Luis Gonzága; también mantuvo contactos con santos José Cafasso y José Benito Cottolengo.

Pero este intenso contacto con la pastoral directa le hicieron darse cuenta que su formación sacerdotal era imperfecta y por ello buscó un nuevo perfeccionamiento espiritual e ingresó en el seminario de San Sulpicio de París, que dejó en él una huella indeleble.

Su mayor preocupación fue la justicia social entre los trabajadores y sobre todo su asistencia espiritual, por ello a su regreso a Turín se encargo de la dirección del Colegio de Artesanos fundado por Don Cocchi, aquí estaría 30 años. Fundó la "Voz del Trabajador", un periódico que tuvo una gran resonancia en la Italia del XIX. También fundó L'Unione Operaia Cattolica, que ayudó a la proclamación de la Encíclica "Rerum Novarum".

Consiguió que el católico pudiera entrar en la vida política y pública del país. Luchó a favor de la reducción a 8 horas el trabajo de los obreros. Ante la incomprensión de su entorno, que lo tachaban de socialista, multiplicó sus iniciativas para ganar para Cristo el mundo obrero: bibliotecas ambulantes, oficinas de empleo, asistencia sanitaria, fondos de pensiones y cajas de compensación a favor de los parados y accidentados, catecismos nocturnos para los obreros... Fundó la Congregación de San José. Decía "El futuro es la democracia... Nos toca a nosotros católicos hacer que ésta sea cristiana y no demagógica". Su lema fue: "Hacer y callar". Murió en Turín.
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Martirologio Romano: En la aldea de San Julián, en el territorio de Guadalajara, en México, san Julio Álvarez, presbítero y mártir, que en la cruel persecución religiosa atestiguó con su sangre su fidelidad a Cristo Señor y a su Iglesia.

Nació en Guadalajara (Méjico) y los patronos de sus padres le pagaron los estudios en el seminario de Guadalajara, ordenándose en 1894. Pertenecía a la Congregación Mariana. Primero fue enviado a la capellanía de la parroquia de Teocaltiche, que en 1921 fue elevada a parroquia, y posteriormente pasó al obispado de Aguascalientes. Fue un párroco ejemplar, bondadoso, dedicado a la labor catequética en los ranchos, y como era entendido en sastrería y dulcería, introdujo a muchos en estos oficios. Era muy devoto de María. Párroco en Mechoacanejo (Jalisco) donde pasó casi toda su vida sacerdotal. Se cuidó con autentica pasión de su feligresía, sobre todo a los más pobres.

Cuando llegó la persecución se quedó oculto por los ranchos y siguió ejerciendo su ministerio, y yendo a Salitre a celebrar la misa fue reconocido por un transeúnte, pero él se atemorizó y lo negó. No obstante fue detenido por los soldados en 1927. Sus dos compañeros también fueron detenidos. Fueron llevados a Villa Hidalgo, Aguascalientes, León y finalmente a San Julián, Jalisco, para escarmentar a los cristianos. Fue conducido al lugar donde les iban a fusilar y dijo: “Yo sabía que tenían que matarme porque soy sacerdote… Voy a morir inocente. No he hecho ningún mal. Mi delito es ser ministro de Dios. Yo les perdono a ustedes, pero ruego no maten a los muchachos, pues son inocentes”. Su cadáver fue dejado en un basurero, que fue recogido por el sacristán del pueblo, José Carpio, que con ayuda de los vecinos lo enterró.
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Martirologio Romano: En Viena en Austria, beata María Restituta (Elena) Kafka, virgen de las Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana y mártir, que, orginaria de Moravia, desarrolló servicio de enfermera y, arrestada durante la guerra por los enemigos de la fe, murió decapitada.

Restituta, sexta hija de un zapatero de Brünn, en la Moravia actual, fue bautizada con el nombre de Elena. En aquel tiempo Brünn pertenecía todavía al Imperio austro-húngaro. Su infancia la pasó en Viena con la familia y después de los estudios primarios trabajó como dependienta en un comercio. Luego se hizo enfermera y, como tal, conoció a las llamadas “Hartmannschwestern”, Religiosas Franciscanas de la Caridad Cristiana para la asistencia a los enfermos. Ingresó en este instituto en el año 1914, y recibió el nombre de la antigua mártir Restituta.

Desde 1919, y durante más de veinte años, ejerció su oficio en el quirófano. Rápidamente se difundió su fama de enfermera excelente, religiosa devota, especialmente cercana a los pobres y a las personas perseguidas u oprimidas; protegió de la detención incluso a un médico nazi, porque la consideró injustificada. Era una persona defensora de la verdad, valiente, sin compromisos, pero de gran cordialidad y simpatía, siempre dispuesta a ayudar, alegre y no convencional.

Cuando Hitler tomó posesión de Austria, sor Restituta rechazaba ya radicalmente el nacionalsocialismo. Definió a Hitler “un loco” y decía de sí misma que “a una vienesa no se le puede cerrar la boca”. Su fama se difundió ampliamente cuando expuso su vida al poner el crucifijo en cada habitación de una nueva sección del hospital. Los nazis exigieron que se quitasen las cruces si no querían perder a sor Restituta: ni se quitaron los crucifijos ni se llevaron a sor Restituta, porque su comunidad dijo que no tenían personal para sustituirla. La detuvieron y tras un proceso-farsa, la acusaron no tanto de haber puesto los crucifijos, cuanto de haber compuesto una poesía irrisoria respecto a Hitler.

 El 28 de octubre de 1942 fue condenada a muerte por “favorecer al enemigo, traicionando a la patria y preparando un acto de alta traición”. Declaró más tarde que en la cárcel le ofrecieron la libertad si abandonaba la congregación religiosa, pero que dio las gracias y rechazó la proposición. Ofreció su vida en defensa de la fe católica y por la libertad de su pueblo: “He vivido por Cristo y quiero morir por Él”. Estando en prisión, se ocupó de otras personas encarceladas, como más tarde han testimoniado incluso prisioneros comunistas. Las autoridades rechazaron varias peticiones de gracia, y el 30 de marzo de 1943 fue decapitada.
Sor Restituta es la única religiosa de la zona de lengua alemana asesinada por los nazis a causa de su resistencia al régimen. A través de los testigos se ha podido conocer el ofrecimiento sacrificial de su vida, su serena confianza en el Señor y en la vida eterna, el perdón generoso de sus acusadores y verdugos.
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San Segundo de Asti. M. 119/34.
Martirologio Romano: En Asti, en la región transpadana, san Segundo, mártir.
Patricio de Asti en Piamonte. Oficial subalterno del ejército del emperador Adriano.
La leyenda dice que visitaba a los cristianos, movido por su humanidad, pero no era cristiano. Fue instruido por san Calócero. Era amigo de Sapricio, prefecto de la ciudad, y como fuera visto a menudo con él, una vez que marcharon a Tortona, se encontraron con san Marciano de Tortona, que con su firmeza en la fe, atrajo mucho más a Segundo.

En un viaje a Milán conoció a los santos Faustino y Jovita, quiénes le confiaron la eucaristía para que se la llevase a san Marciano, pero el Prefecto, se dio cuenta que su amigo, tenía relaciones muy estrechas con los cristianos, le interrogó y este confesó su interés de llegar a ser cristiano. Murió decapitado en Asti, recibiendo el bautismo de sangre. Patrón de Asti.

San Régulo de Senlis. M. c. 260.
Martirologio Romano: En Senlis, en la Galia lugdonense, san Régulo, obispo.
Quizás era de origen griego; se le honra como el primer obispo de Senlis.
La catedral de Senlis fue quemada y con ella desaparecieron todos sus archivos, incluyendo los antiguos registros de los primeros obispos. Según algunos relatos apócrifos, san Régulo fue convertido por san Juan Evangelista y acompañó a san Dionisio a Francia, donde, como obispo de Arles, gobernó a los fieles de la colonia cristiana fundada por san Trófimo de Arles.

Fue después a París en busca de las reliquias de los mártires santos Dionisio, Rústico y Eleuterio; después emprendió la conversión del pueblo de Senlis.
Una antigua tradición dice que fue obispo de Arles, porque se piensa que Le Rieul, obispo de Arles, que sucedió a san Trófimo, son la misma persona. La relación con san Juan Evangelista es ciertamente una ficción. Patrón de Senlis.

San Domnino. M. 304.
Martirologio Romano: En Tesalónica, en Macedonia, san Domnino, mártir.
Mártir junto con san Víctor. Parece que Domnino murió mártir en Tesalónica, durante el gobierno de Maximiano Hercúleo junto a santos Filópolo, Acacio y Palatino; está identificado con el san Domnino del 1 de Octubre que es venerado por los griegos. San Víctor y sus diez compañeros murieron en un lugar que nos es desconocido.

Santos Mártires de Constantinopla. M. 351-359.
Martirologio Romano: Conmemoración de muchos santos mártires, que en Constantinopla, durante el imperio de Constanzo, por orden del obispo arriano Macedonio, fueron enviados en el exilio o torturados con inauditas formas de tortura.
Entre el 351 y el 359 una gran número de personas sufrieron el martirio bajo el emperador arriano Constanzo. Fueron desterrados, perseguidos y atormentados hasta la muerte por orden del obispo arriano, Macedonio.

San Verono de Lembeek. M. c. 863.
Lo que sabemos de él se encuentra en la obra del monje Olberto titulada: “Historia inventionis et miraculorum S. Veroni”. En ella se nos dice que en el curato de Lembeek, aldea de Brabante (Bélgica), san Verono se apareció en sueños en 1004, a varios vecinos pidiéndoles que no olvidaran el lugar de su tumba, a los que rebeló el lugar preciso. Las escavaciones sacaron a la luz el cuerpo y una pequeña estela donde aparecía el nombre del santo y la fecha de su muerte. Las reliquias fueron recogidas, atrajeron muchos peregrinos y se produjeron curaciones en su tumba en Lembeek.

El misterio sobre su vida hizo que se crearan algunas leyendas: Ludovico II el Germánico, rey de los francos orientales tuvo, además de los hijos que habla la historia dos gemelos llamados Verono y Verona. El primero, despreciando los placeres terrenos, abandonó el palacio de sus padres, partió en peregrinación y llegó a Lembeek. Después de servir como mozo de una factoría durante cinco años, murió con apenas 20 años.

Santa Osburga. M. c. 1018.
Martirologio Romano: En Coventry, en Inglaterra, santa Osburga, primera abadesa del monasterio de este lugar.
Se dice que fue la primera abadesa benedictina del convento fundado por el rey Canuto en Coventry, Inglaterra.

Poco sabemos de esta santa, aunque su existencia es cierta, es dudosa la exacta fecha de su vida: según algunos estudiosos la fecha de su muerte fue hacia el 1018, mientras que otros sostienen que habría vivido en el siglo VII. Reciente estudios sostienen que fue el rey danés Canuto quién habría fundado el monasterio de Coventry, colocando a Osburga como la primera abadesa.

Esta versión resulta extraña ya que fueron los propios daneses, en 1016, en destruir el monasterio y el hecho que el nuevo monasterio masculino, edificado en 1043, fuera dedicado a Osburga, nos hace pensar que fue una santa cuyo culto estaba bastante enraizado.

San Clino. M. c. 1030.
Martirologio Romano: Cerca de Aquino, en el Lacio, san Clino, abad del monasterio de san Pedro de Silva.
Griego, benedictino en Montecasino; abad del convento de San Pietro della Foresta en Pontecorvo en Aquino. Fue ilustre por su santidad y milagros. Su cuerpo se encuentra en la iglesia de Santa Maria di Rocca Guillermo (Esperia) de donde es patrón y también es patrono de San Pietro della Foresta.




Dodón de Haske. Beato. M. 1231.
Joven devoto y temeroso de Dios, después de la muerte de su padre, fue obligado contra su voluntad a casarse, pero pocos años más tarde abrazó la vida religiosa. Se retiró en la abadía premostratense de Mariengaard, mientras su mujer y su madre ingresaban en el cercano monasterio de Bethlehem.

Deseoso de servir al Señor en soledad, pidió al abad san Siardo refugiarse en algún lugar apartado, por lo cual fue enviado a Bakkeveen, donde llevó una vida de rígida disciplina, abandonándose a largar vigilias, ayunos y fuertes penitencias corporales. Su fama de santidad atrajo a muchos enfermos que acudieron a su retiro para ser sanados y realizó muchas curaciones milagrosas. Al final del 1225 le fue permitido retirarse al eremo de Haske en Frisia, donde llevó una vida muy austera y también fue visitado por numerosos enfermos.

Según cuenta su contemporáneo Tomás Cantimpré, Dodón dejó durante algún tiempo su eremo para predicar a los frisones a los que exhortó para que abandonaran su costumbre de vengarse por las ofensas personales. Mientras estaba en oración en el eremo de Hanske, falleció al derrumbarse su celda sobre su persona. Después de su muerte parace que le aparecieron los estigmas, cosa que hoy se duda. Sobre su tumba, los premostratenses construyeron la iglesia de Nuestra Señora de Rosendaal.

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