Santoral del 5 de Marzo





INDICE

San Gerásimo, Abad
San KIERAN DE SAHIGIR, Abad
San Virgilio, Obispo de Ables
Eusebio Palatino, Santo
Lucio I, Santo XXII Papa
Cristóbal Macassoli de Milán, Santo Presbítero Franciscano
Juan José de la Cruz, Santo Presbítero Franciscano
Adriano (Adrián) de Cesarea, Santo Mártir
Conón el Hortelano, Santo Mártir
Jeremías de Valaquia, Beato Religioso Capuchino
OTROS SANTOS DEL DIA
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Santos: Pedro, Rústico, Herabo, Mario Palatino, mártires; Eulampio, Eulogio, confesores; Oliva, virgen y mártir; Gregorio, Teófilo, Virgilio y Ciarán de Saighir, obispos; Clemente, abad


SAN ADRIAN, Mártir
¡Ay de vosotros los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo en este mundo.
(Lucas, 6, 24) .

San Adriano se trasladó a Cesárea para visitar en sus calabozos a los confesores de la fe, y fue detenido en las puertas de la ciudad. Interrogado acerca del motivo de su viaje, confesó ingenuamente la verdad y fue conducido a presencia del gobernador, quien lo hizo desgarrar con uñas de hierro y lo condenó en seguida a ser arrojado a las fieras. Como éstas lo respetaron, fue degollado; corría el año 308.

MEDITACIÓN LOS RICOS SON DESGRACIADOS EN ESTE y EN EL OTRO MUNDO

I. No obstante que los hombres miren a los ricos como dichosos en este mundo, en realidad son desgraciados. Preciso es que sin descansar trabajen para adquirir y conservar sus riquezas; el deseo de aumentarlas y el temor de perderlas los atormentan sin cesar. Hasta son tan ciegos que no pocas veces no se sirven de sus riquezas, por miedo de verlas disminuir. No gozan los bienes de la tierra, y no gozarán los del cielo.

II. Considera al rico en la hora de 18 muerte. Dime por favor, ¿en cuánto estima ahora las riqueza que debe abandonar? ¡Ay! ¡con qué dolor conoce que ha de morir pronto, para ir a dar cuenta de su vida a ese Dios que tanto amó la pobreza y que despreció las riquezas! ¡Muerte cruel!, exclamaba un rey en sus últimos momentos, ¿así es cómo me separas de lo que tanto amé? (Libro de los Reyes).

III. ¿Los ricos serán felices por lo menos después de su muerte? ¿Lo podrían esperar, si no redimieron sus pecados mediante sus limosnas? Sus riquezas les proporcionaron los medios para cometer impunemente toda clase de crímenes; porque raro es dar con un hombre que solamente haga lo que debe, cuando tiene el poder de hacer todo lo que quiere. No sin razón Jesús dice a menudo que es difícil que un rico entre en el cielo. Él no quiso discípulos ricos en la tierra; ¡cuán para temer es que no reciba a muchos ricos en el cielo! Cristo, que es pobre, desprecia a los discípulos ricos. (San Cipriano).

El desprecio de las riquezas Orad por los pobres.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, Os suplicamos hagáis que la intercesi6n del bienaventurado Adriano, vuestro mártir, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.


San CONÓN "el Hortelano". M. 250.


Martirologio RomanoEn Pamfilia, san Conón, mártir, hortelano de profesión, que bajo el emperador Decio fue obligado a correr ante un carro con los pies atravesados por clavos y, cayendo de rodillas, entregó el espíritu mientras oraba.
Originario de Nazaret en Galilea; trabajo como un pobre huertano en Mandona (Carmel) en Panfilia y fue martirizado durante la persecución de Decio. 

Después del martirio de los santos Papías, Diodoro y Claudiano, durante la persecución de Decio, el prefecto Publio fue a la región, se detuvo en las puertas de la ciudad e hizo saber a los habitantes que deberían reunirse a su alrededor. Todo el mundo respondió a la llamada; sin embargo un tal Naódoro, con algunos ancianos de la ciudad pidió ayuda para buscar a los que pudiesen haberse escondido. Se organizó un equipo, al que se unió un tal Orígenes y no tardó en llegar al sitio donde Conon cultivaba su jardín. Después de arrastrarlo a la cola de un caballo lo presentaron al Prefecto, como al único cristiano que habían encontrado. 

El prefecto se dirigió a Conon y le preguntó quién era, de dónde venía y cuál era su familia. A todo esto, Conon respondió sencillamente: -Soy de Nazaret de Galilea. Mi familia es la de Cristo, a quien desde mi infancia reconozco como a supremo Dios. El Prefecto le indicó que apostatara pero nuestro santo hortelano rehusó vehementemente por lo cual fue torturado clavándole clavos en los pies y obligado a que corriera delante de su carro, el anciano, después de una carrera, mientras recitaba los salmos, sintió que las fuerzas le fallaban y todavía agonizante tuvo aliento para exclamar: «¡Señor, recibe mi espíritu!», antes de expirar.

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GERÁSIMO. M. 475.

Martirologio RomanoEn Palestina, en la ribera del Jordán, san Gerásimo, anacoreta, que en tiempo del emperador Zenón, convertido a la fe ortodoxa por obra de san Eutimio, se entregó a grandes penitencias, ofreciendo a todos los que bajo su dirección se ejercitaban en la vida monástica, la norma de una integérrima disciplina y el modo de sustentarse.
Nació en Licia. Abrazó la vida monacal y pasó a Jerusalén, en el 451, a raíz de la condena de Eutiques en el Concilio de Calcedonia. En un principio se dejó arrastrar de las doctrinas del heresiarca, pero san Eutimio "el Grande", le volvió a la ortodoxia. Expió su falta con penitencia constante. 

Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de san Juan el Silenciero, de san Sabás, de san Teoctisto y de san Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una "laura" en el 455, de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes, de las que fue abad. Sus monjes guardaban silencio casi completo, dormían en lechos de juncos y jamás encendían fuego dentro de las celdas, a pesar de que las puertas tenían que estar siempre abiertas. 

Se alimentaban ordinariamente de pan, dátiles y agua y dividían el tiempo entre la oración y el trabajo manual. 

A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era severa, Gerásimo la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. La fama de Gerásimo sólo cedía a la de san Sabas. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. La "laura" que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

El "León de san Jerónimo" fue en realidad san Gerásimo y pertenece a la "Leyenda Dorada", en la que se cuenta que un día curó a un león que tenía una espina en una pata, y el animal le siguió hasta su muerte. 

En el monasterio había un asno, que los monjes utilizaban para ir a traer agua, y éstos hacían que el león cuidara del asno cuando iba a pastar; pero un día, unos mercaderes árabes se lo robaron y el león volvió sólo y muy deprimido al convento. A las preguntas de los monjes, el león respondía con miradas lastimeras. El abad le dijo: "Tú te comiste al asno. Bendito sea Dios por ello. Pero de ahora en adelante tú harás el trabajo del asno". El león tuvo que acarrear agua para la comunidad. Poco tiempo después, los mercaderes árabes pasaron de regreso con el asno y tres camellos; el león les puso en fuga, cogió entre los dientes la brida del asno y lo llevó triunfalmente al monasterio, junto con los camellos. San Gerásimo reconoció su error y dio al león el nombre de Jordán. 

Cuando murió el anciano abad, el león estaba desconsolado. El nuevo abad le dijo: "Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo", pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se llamaba Sabacio, condujo al león a la tumba de Gerásimo y, arrodillándose junto a ella, le dijo: "Aquí está enterrado tu amo". El león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le encontraron muerto. 
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San KIERAN DE SAHIGIR. M. 530.

Martirologio RomanoEn Sahigir, en la región de Ossory, en Hibernia (hoy Irlanda), san Kieran, obispo y abad.

Es llamado "el primogénito de los santos de Irlanda". Nació en Ossory, en la provincia de Leinster, en Irlanda, en un lugar ahora llamado St. Kieran's Strand, cerca de Cape Clear. Parece que conoció el cristianismo por unos comerciantes extranjeros, que lo llevaron a fe. Después de vivir un tiempo como ermitaño, probablemente fue ordenado obispo por san Patricio; se le venera como el primer obispo de Ossory y fundador del monasterio de Saighir. 

Otra tradición señala que fue consagrado presbítero y obispo en Roma. Se reunió luego con san Patricio, y san Kieran recibió de él una campana, con el encargo de volver a Irlanda y fundar allí un monasterio, en el lugar donde la campana emitiera su primer repique. Cuando el santo había pasado Ossory, y fue descendiendo por las laderas occidentales de Slieve Bloom, la campana comenzó a tocar, y allí san Kieran estableció el monasterio de Seir-Kieran, el centro desde el cual evangelizó la región de Ossory. San Patricio también visitó Ossory, y predicó y allí fundó iglesias.
Muchas leyendas le atribuyen milagros notables. Hay ciertas dificultades para aceptar la tradición del encuentro directo entre san Patricio y san Kieran, ya que el primero murió hacia el 461, y san Kieran más bien floreció en el siglo VI; sin embargo, es un dato cierto que el santo trabajó en Ossory. Por lo demás, en los siglos siguientes el recién convertido reino fue tutelado por los abades de Seir-Kieran. Patrón de la diócesis de Ossory.

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Martirologio RomanoEn Arlés, en la Provenza, san Virgilio, obispo, que recibió como huéspedes a san Agustín y a sus monjes, cuando viajaban hacia Inglaterra por encargo del papa san Gregorio I Magno.



Originario de Aquitania, Francia. Fue monje en Lérins, abad del monasterio San Honorato de Lerins. Cuenta la leyenda que una noche estaba el santo paseándose en la playa cuando vio un extraño navío cerca de la costa; sobre la cubierta, trabajaban algunos marinos, quienes desembarcaron y vinieron al encuentro de Virgilio. Le saludaron por su nombre, le dijeron que su fama había llegado hasta el extranjero y le aseguraron que si les acompañaba a Jerusalén, haría mucho bien a los cristianos y alcanzaría un alto grado de perfección

Pero Virgilio no se dejó engañar y, haciendo la señal de la cruz, replicó: «Las mañas del enemigo no pueden engañar a los soldados de Cristo y vosotros sois totalmente impotentes contra los protegidos de Dios, porque la oración ha arrojado al dragón de la Isla de San Honorato y el demonio no tiene en ella ningún poder para hacer mal». En cuanto el santo acabó de pronunciar estas palabras, el navío y los marineros desaparecieron.

El nombre de san Virgilio no figura en la lista de los abades de Lérins; en algunas crónicas figura como un monje de Lérins que más tarde llegó a ser abad del monasterio de Saint-Symphorien de Autun, y durante una treintena de años, arzobispo de Arlés. 

El Papa san Gregorio Magno le tenía en tan gran estima que hizo de él su vicario para toda la Galia. Como tal, le incumbió “reunir un concilio de doce obispos de todos los lugares, donde se exponía cualquier disputa relativa a la disciplina o la fe" y parece que ordenó a san Agustín como obispo de Canterbury a petición del papa san Gregorio Magno; los hospedó en su ciudad cuando marchaban a evangelizar Inglaterra.

San Virgilio gobernó su diócesis con gran vigor; su celo lo llevó demasiado lejos en una ocasión, pues san Gregorio le reprendió por haber intentado convertir, por la fuerza, a los judíos de su arquidiócesis y le recomendó que se limitase a orar y predicar. San Virgilio construyó varias iglesias en Arles y las tradiciones sobre su vida dicen que gozó de dones taumatúrgicos. Fue sepultado en la iglesia de San Salvador, que él mismo había construido.
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Beato CRISTÓBAL MACASSOLI. (1400 - 1485).


Martirologio RomanoEn Vigevano, en Lombardía, beato Cristóbal Macassoli, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, insigne por su predicación y su caridad para con los pobres.


Nació en Milán. Hacia los 20 años se hizo franciscano, cuando san Bernardino de Siena recorría las ciudades de Italia predicando incansablemente el evangelio, y suscitando un profundo cambio en las almas, con grandiosas conversiones, y trabajaba intensamente para volver a la Orden Franciscana a la primitiva observancia de la regla como la había dictado y practicado san Francisco de Asís.

Cristóbal, se colocó en el camino de san Bernardino. Ordenado sacerdote, fue insigne por su predicación y santidad, y por su entrega generosa y sin medida al ministerio apostólico. Su fama fue creciendo, ya por las numerosas conversiones que obró, ya por los poderes taumatúrgicos que se le atribuyeron. 

Con san Pacífico de Cerano fundó el convento de Santa María de las Gracias en Vigevano. Allí fijó su residencia después de una vida de gran actividad apostólica. Pronto la fama de su santidad se extendió tan ampliamente, que aun de partes lejanas llegaban a él numerosos fieles para pedir su oración y escuchar su palabra siempre llena de caridad y comprensión, para que bendijera a los enfermos y a los niños. Murió a los 85 años de edad. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de Santa María de las Gracias, en la capilla de San Bernardino. En 1810 sus reliquias fueron trasladadas a la catedral de Vigevano. No es raro que del beato Cristóbal Macassoli haya tomado Manzoni el nombre y la figura del Padre Cristóbal de Pescarenico, en su novela “I Promessi sposi”.
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Beato JEREMÍAS KOSTISTIK DE VALAQUIA (Juan Kostist). (1556-1625).


Martirologio RomanoEn Nápoles, de la Campania, beato Jeremías de Valaquia (Juan) Kostistik, el cual, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, con caridad y alegría asistió incesantemente a los enfermos durante cuarenta años.

Jeremías (Juan Kostist) nació en Tzazo, región de Valaquia, en Rumania, en el seno de una familia que se distinguía por su fe católica en una región infestada por la herejía. Después de una infancia y una juventud vividas santamente, a los diecinueve años sintió la vocación religiosa, pero quiso realizar su ideal en Italia. Su madre lo animó diciéndole que Italia era tierra de buenos cristianos y de santos religiosos. En su viaje demoró dos años al servicio del príncipe Esteban Bathery. Luego se puso al servicio de un médico italiano para acompañarlo a Bari. En este revuelto puerto se encontró lo contrario de lo que le había dicho su madre: blasfemos, borrachos, ladrones, salteadores... Cuando pensaba volverse a su tierra natal, alguien le aconsejó dirigirse a Nápoles, a donde llegó en un tiempo propicio para su piedad: era la cuaresma de 1578, tiempo penitencial: iglesias llenas, procesiones devotas, gente a la escucha de la Palabra de Dios: "Si aquí están los buenos cristianos, también estarán los santos monjes de que me habló mi madre". Entró a la iglesia de los capuchinos, asistió devotamente a la liturgia celebrada por los frailes, quedó muy conmovido, y se dijo: "seré uno de ellos". 

Se presentó al provincial, quien, después de probar la vocación del joven, lo aceptó al noviciado. Cambió el nombre de Juan por el de Jeremías, e hizo su profesión religiosa en 1579, a los 23 años de edad. Se dedicó a alcanzar la santidad siguiendo las huellas de san Francisco. Ejerció los oficios de cocinero, hortelano, sacristán, limosnero. Después fue destinado a Nápoles para atender a los enfermos de la gran enfermería provincial. Allí, en el oficio de buen samaritano, se entrega totalmente al servicio del prójimo por amor a Cristo. Se reservaba el cuidado de los más necesitados, los más llagados, los más difíciles y desagradables o locos. Ninguna madre habría cuidado a su propio hijo con tanta ternura como fray Jeremías curaba a sus pobres cohermanos. La fama de su santidad se extendió por todas partes y mucha gente acudía a él. Realizó milagros, se distinguió por su caridad para con los pobres, enseñó catecismo a los niños que se sentían especialmente atraídos hacia él. Muy devoto de la Santísima Virgen. Permaneció en su oficio hasta su muerte, a los 69 años de edad. 
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San JUAN JOSÉ DE LA CRUZ. (1654-1734).


Martirologio RomanoEn Nápoles, san Juan José de la Cruz (Carlos) Gaetano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, siguiendo las huellas de san Pedro de Alcántara, restableció la disciplina de la Regla en muchos conventos de la provincia de Nápoles.

Carlo Gaetano nació en la isla de Ischia, frente a Nápoles. Desde muy joven se sintió atraído por la figura de san Francisco de Asís, pero en aquellos tiempos la Orden franciscana no estaba en sus mejores momentos. En 1670 ingresó en los franciscanos alcantarinos, reforma que había iniciado san Pedro de Alcántara. Juan José fue el primer italiano que se adhirió a esta reforma. Fue encargado de construir el convento de Alifas, Campania. Por obediencia fue ordenado sacerdote, ya que se consideraba indigno. Fue maestro de novicios y guardián provincial de Italia, nombrado por el papa Clemente XI, en un principio no quiso aceptar alegando su falta de salud y su incompetencia, pero el nombramiento ya estaba hecho. 

Sus penitencias físicas fueron durísimas, imitando de este modo a su santo reformador: Pedro de Alcántara. Creó eremitorios fuera del monasterio para aquellos que querían vivir con mayor austeridad. A pesar de la estricta observancia de las reglas, puso un especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano. Por su amor a la pobreza llegó a ser llamado "el Padre de los cien remiendos". He aquí algunos de sus pensamientos: "Haced vuestro deber; Dios hará el suyo". "Andad, id, vivid siempre en la presencia de Dios. Aquí está el secreto de la santidad". "Aunque no hubiera cielo ni infierno, amaría a Dios como lo hago". 

Como todo reformador no escapó de las humillaciones, las injurias y las calumnias, por lo tanto fue objeto de toda clase de vejaciones que le hicieron sufrir por y con Cristo. Para hacer frente a la conjura tramada contra él, puso la fe y se defendió con la penitencia y la caridad. Vivió una pobreza extrema e hizo penitencias durísimas como ya había hecho san Pedro de Alcántara. Sufrió de una amplia fenomenología mística. Murió en Nápoles de un ataque de apoplejía. 

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OTROS SANTOS DEL DÍA:


San Teófilo de Cesarea. M. c. 195. 
Martirologio RomanoConmemoración de san Teófilo, obispo de Cesarea, en Palestina, que en tiempo del emperador Septimio Severo brilló por su sabiduría e integridad de vida.
Obispo de Cesarea de Palestina; fue uno de los principales adversarios de los cuatrodecimanistas, una secta que insistía en celebrar la Pascua según la fecha judía (14 del mes de Nisán), aunque esta no cayera en Domingo. Fue ejemplar en sus servicios a la Iglesia. 

La crónica de su vida, escrita poco después de su muerte, dice que el obispo Teófilo "resplandeció con la vivísima luz de su doctrina y sobresalió como ejemplo de integridad de vida" en tiempos del emperador Septimio Severo. 

San Lucio I. M. 254. 

Martirologio RomanoEn Roma, en la vía Apia, en el cementerio de Calixto, sepultura de san Lucio, papa, sucesor de Cornelio, que sufrió el exilio por la fe de Cristo y fue, en tiempos angustiosos, eximio confesor de la fe, actuando con moderación y prudencia.

Nació en Roma. Papa durante nueve meses, sucedió al papa san Cornelio que había muerto en el exilio en el 253. Apenas fue consagrado obispo fue exiliado por el emperador Galo, que defendía a los herejes novacianos. Vivió prisionero en un castillo. Poco tiempo después regresó a su sede gracias al emperador Valeriano que al principio de su gobierno mostró una actitud tolerante hacia los cristianos. San Cipriano de Cartago, con esta ocasión le dirigió una bellísima carta de felicitación "tal vez el Señor os llamó al destierro con el fin de que no quedara oculta vuestra gloria, si hubierais consumado fuera de Roma los martirios de vuestra confesión". Lucio mantuvo correspondencia epistolar con el obispo san Dionisio de Alejandría y con san Cipriano. 

Tuvo que enfretarse a graves problemas que afectaban a la Iglesia, como el bautismo de los herejes y la readmisión en el seno de la Iglesia de los cristianos que habían apostatado. Para ello tuvo que enfrentarse al rigorismo del antipapa Novaciano. Se dice que fue decapitado durante la persecución de Valeriano, pero no es posible porque en la fecha de su muerte el emperador no había iniciado todavía la persecución. Está enterrado en las catacumbas de San Calixto.  




San Focas "el Jardinero". M. c. 303. 

Martirologio RomanoEn Sinope, en el Ponto, san Foca (o Focas), mártir, labrador de oficio, que sufrió muchas injurias por el nombre del Redentor.

Vivía en las afueras de la ciudad de Sinope del Ponto, trabajando su huerto; era acogedor, alegre y hospitalario como pocos. Cuando se decretó la persecución contra los cristianos, su vida siguió como siempre, porque uno de sus rasgos principales es la serenidad. Sus verdugos les buscaron, y llegaron a su casa, sin haberle conocido, preguntaron donde podía encontrarlo; él les dijo que se lo traería; pero antes podían alojarse allí mismo. Durante la noche cavó su propia fosa. Al dar su nombre, los verdugos se resistieron a cumplir la orden y él mismo tuvo que animarlos. 

San Juan Crisóstomo escribió su vida. Se le consideró obispo de Sinope (Mar Negro), martirizado durante la persecución de Trajano en el 117. 

Nada más puede decirse con certeza sobre el santo de Sinope, aparte de que vivió en aquella ciudad, fue martirizado y ampliamente venerado. Hay infinidad de datos falsos e inventados, y el nombre de Focas figura en los calendarios en muy diversas fechas. En el anterior Martirologio Romano aparecían tres san Focas, un mártir de Antioquia el 5 de marzo, un san Focas, obispo de Sinope y mártir durante la persecución de Trajano, el 14 de julio, y Focas el jardinero el 22 de septiembre, pero los tres no son sino el mismo, que en el Martirologio Romano renovado quedó inscripto el 5 de marzo. La ciudad de Vienne, en Francia, y muchas partes del Oriente de Europa afirman poseer porciones de sus reliquias.


San Adriano de Cesarea. M. 309. 

Martirologio RomanoEn Cesarea de Palestina, san Adriano, mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano, en el día en que solían celebrarse los festejos de la Fortuna de los Cesarienses, por mandato del procurador y por su fe de Cristo fue arrojado ante un león y después degollado a espada.

Mártir en Cesarea de Palestina, durante la persecución de Diocleciano. Según cuenta Eusebio de Cesarea: "cuando Adriano y san Eubulio, procedentes de Batanea, la región así llamada, llegaron a Cesarea para ver a los otros confesores. Interrogados también ellos a la puerta de la ciudad sobre la causa de su venida, confesaron la verdad, e inmediatamente fueron conducidos a Firmiliano". Fueron torturados; Adrián, "fue arrojado a un león, y luego fue consumado, degollado a filo de espada". Eubulio murió dos días más tarde. 
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