Santoral del 15 de Abril



INDICE


San DAMIÁN DE VEUSTER
San MARÓN
San PATERNO DE AVRANCHES
San ORTARIO
Beato LORENZINO SOSSIO
Beato CESAR DE BUS
OTROS SANTOS DEL DÍA



BASILISA Y ANASTASIA, SANTAS
Es necesario que este cuerpo corruptible
sea revestido de incorruptibilidad,
y que este cuerpo mortal sea revestido
de inmortalidad.
(1 Corintios, 15,53).

Nobles romanas mártires, 15 de abril
Sus nombres no constan el en Martirologio Romano actual

Etimológicamente: Basilisa = Aquella que reina, es de origen griego.

Las ilustres y venerables matronas romanas santa Basilisa y santa Anastasia, habían recibido la luz de la fe y la gracia de nuestro Señor Jesucristo por mano de los gloriosos príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo.

Quedaron tan devotas suyas, que ni aun después que ellos padecieron el martirio, quisieron dejar por temor humano de reverenciarles; antes, recogiendo con todo cuidado las venerables reliquias de aquellos santísimos Maestros de nuestra fe, les dieron secretamente honrada sepultura.

Mas como por este oficio de piedad fuesen acusadas delante del impío y cruelísimo Nerón, este primer perseguidor y fiera sanguinaria, sin respeto de la virtud y nobleza de aquellas piadosas matronas, mandó que las prendiesen y las presentasen a su tribunal cargadas de cadenas.

Pretendió el bárbaro emperador apartarlas del nuevo instituto y vida cristiana que les habían enseñado los san tos apóstoles, mas ellas con gran fortaleza confesaron a Jesucristo, diciendo que era verdadero Dios, por el cual ellas estaban dispuestas a confesarle también, derramando la sangre y muriendo si fuese menester.

Entonces mandó el tirano que sacasen de su presencia a aquéllas damas tan principales y las encerrasen en la cárcel hasta el día siguiente, en el cual se les concedía nueva audiencia. Venida la hora de comparecer de nuevo al tribunal, mostráronse tan constantes e invencibles en la confesión de Cristo, que luego ordenó el ferocísimo emperador matar las bajo tormentos.

Azotáronlas con bárbara inhumanidad, colgáronlas en un potro, y abrasaron sus delicadas carnes con hachas encendidas; y viendo los verdugos que todo, esto sufrían ellas sin quejarse, y que no cesaban de invocar el nombre de Cristo Jesús, con gran furor les "sacaron las lenguas de la boca y se las cortaron. Cortáronles después los pechos y las atormentaron cruelísimamente hasta que se cansaron de hacer en aquellos santísimos cuerpos la más horrible y sangrienta carnicería, y como no pudiesen quebrantar un punto la constancia maravillosa de aquellas flacas mujeres y fortísimas mártires del Señor, las condenó el tirano a ser degolladas, y así confirmaron con su sangre y con su muerte la doctrina de Dios que habían recibido de los bienaventurados Príncipes y esclarecidos Maestros de la Iglesia romana.

La edición antigua del Martirologio Romano recordaba a Santas Basilisa y Anastasia el 15 de Abril, más luego de las últimas reformas en esta materia se unieron a todos los mártires de Roma en una sóla celebración el 30 de junio.

MEDITACIÓN SOBRE LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

I. Todos resucitaremos: es una verdad muy consoladora para las almas santas. Sí, este cuerpo ahora en el oprobio, en el dolor y la pobreza, este cuerpo, será un día glorioso, inmortal, sutil, impasible y semejante a los espíritus. ¡Con qué júbilo las almas de los santos volverán a los cuerpos que fueron sus compañeros de trabajo e instrumentos de su victoria! Ánimo, cuerpo mío; resucitaremos, y tu gloria será proporcional a los sufrimientos que hayas soportado por Jesucristo. Yo veré a Dios, mi Salvador, en mi carne. (Job).

II. Los malos resucitarán, pero, ¡ay! ¡qué horror sentirán al retomar sus cuerpos que han sido la causa de su condenación! ¿Nada menos que tú, dirán esos míseros, nada menos que tú, que eres podredumbre, has perdido a un alma inmortal? ¡Qué! ¡por estos ojos, estas manos, este corazón, esta boca, esta lengua, este cuerpo he perdido mi alma! Piénsalo a menudo: "Un día, me encontraré con este mismo cuerpo en el valle de Josafat; ¿en qué estado será?"

III. Los bienaventurados irán, en cuerpo y alma, al cielo después de la resurrección de los muertos, y los condenados descenderán al infierno con sus cuerpos semejantes a tizones ardientes. Está en tus manos hacer glorioso a tu cuerpo o hacerlo maldito para siempre. Amemos los júbilos que deben durar eternamente; temamos los tormentos eternos reservados para los que se condenan. (San Gregorio).

La esperanza
Orad por los afligidos.

ORACIÓN

Escuchadnos, Señor, Dios Salvador nuestro, y haced que, así como nos alegramos con la fiesta de Santa Luisa, así también obtengamos provecho alcanzando sentimientos de piedad y devoción. Por J. C. N. S.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/abril15telmo.mp3




Martirologio Romano: En Kalavai, de la isla de Molokay, en Oceanía, san Damián de Veuster, presbítero de la Congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, quien, entregado a la asistencia de los leprosos, terminó él mismo contagiado de esta enfermedad.

José De Veuster nació en Trémelo (Brabante flamenco, Bélgica) en el seno de una modesta y numerosa familia de campesinos profundamente honestos y religiosos. En 1840, la Congregación de los Sagrados Corazones, había abierto en Lovaina, a 15 kms. de su pueblo un “seminario de misiones”.
Religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María (Sociedad de Picpus) como su hermano mayor, Augusto, y se ordenó sacerdote en Honolulú, Hawai a los 24 años (1864), porque sustituyó a su hermano que no pudo embarcarse porque enfermó de tifus. El hecho de su ordenación sacerdotal tuvo sus dificultades, ya que tenía pocas “letras”, pero gracias a las enseñanzas de su hermano y su constancia pudo adquirir la formación intelectual que necesitaba.

En Hawai vivió su vocación de misionero, primero en Kohola-Amakua, en el noreste de la isla, donde estará ocho años (1865-1873), donde aprendió el idioma, y se convirtió en “un hawaiano”, dedicándose totalmente a la población. Por aquella época, en 1865, el gobierno, ordenó la deportación de todos los leprosos a la isla de Molokai, y comenzó la caza de todos los enfermos de lepra que eran muchos. El obispo residente en la isla de Maui habló a los misioneros, y les propuso que fueran cuatro sacerdotes que se turnarían cada año. Damián se ofreció ir en este primer turno de este modo se consagró en 1873 a los leprosos confinados en la isla de Molokai, donde llegó con 33 años, no llevaba maleta, sólo tenía un crucifijo en el bolsillo de la sotana. Poco después de su llegada quisieron remplazarlo por otro misionero, pero no aceptó.

Trabajó en la isla para que los enfermos vivieran con alguna comodidad. Con la ayuda de ellos, arregló el desembarcadero, instaló una conducción de agua, abrió un almacén donde los enfermos podían adquirir gratis la ropa. Enseñó a sus gentes a cultivar la tierra, a plantar flores, abrió un horfanato, y bautizó a muchos. Le llamaban "el hombre de los 36 oficios". Promovió el empleo del tiempo de ocio, organizó fiestas populares, creó una banda de música, y llegaron a cantar una misa de Mozart.
Sin saber medicina, cuidó a los enfermos mientras no hubo médico en Molokai. Se preocupó de mejorar la higiene. Diez años después de su llegada contrajo la enfermedad que terminaría con su vida, ya que no tomaba ninguna precaución. Su heroísmo sorprendió al mundo entero y llevó a primer plano el drama de los leprosos. Sufrió la incomprensión de su Congregación, que nunca aceptó su carácter ni sus acusaciones, además de la falta de un sacerdote que le hiciera compañía que pudiera celebrar con él la Eucaristía y que le pudiera confesar, en esta soledad, se agarró fuertemente a la voluntad de la Providencia encarnada en Cristo en la Eucaristía. Cuando fue enterrado se descubrió que las llagas de la lepra habían desaparecido milagrosamente.
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Martirologio Romano: En el Monte d’Oro en las Marcas, san Marón, mártir.

Mártir junto con Eutiques y Victorino. Según la "Gesta de Nereo y Aquiles" estos santos pertenecían al ambiente de santa Flavia Domitila, a la que acompañaron en el exilio en la isla de Ponza; regresaron a Roma donde sufrieron el martirio durante el imperio de Trajano.

Las noticias más antiguas nos llevan a Roma cuando gobernaba el emperador Domiciano, de la dinastía Flavia. También pertenecía a esta familia santa Flavia Domitila, jovencísima prima del emperador, “oveja negra” de la familia imperial, porque era cristiana. Prometida en matrimonio, ya desde niña, a Aureliano, de noble familia senatorial, fue disuadida para que no celebrase estos esponsalicios por Marón, junto a sus amigos Eutiques y Victorino, que a los ojos de Aureliano aparecían como los responsables del rechazo de Flavia Domitilia. Marón fue condenado a trabajos forzados y enviado a la vía Salaria, a 130 millas de Roma, donde murió.

El antiguo Martirologio nombra a Victorino una segunda vez el 5 de Septiembre, presentándolo como obispo; pero la leyenda de estos mártires no es digna de fe. Patrón de Civitanova Marche (Piceno, Italia).
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Martirologio Romano: En Scissy, de la región de Coutances, en la Galia, sepultura de san Paterno, obispo de Avranches, que, después de haber fundado muchos monasterios, ya septuagenario fue elegido para la función episcopal, y, lleno de méritos, entregó su alma a Dios en el monasterio.

Nació en Poitiers, y se hizo monje en Ansión del Poitou. Pero, al cabo de algún tiempo, se retiró con otro monje, Escubilio, a practicar la vida eremítica en los bosques de Coutances de Normandía. Se establecieron en Scissy, cerca de Granville y más tarde fundaron la abadía que después se llamó de Saint-Pair-sur-Mer. Paterno fue elegido abad y fundó otros conventos, que ejercieron gran influencia sobre los paganos de los alrededores.

A los 70 años fue elegido obispo de Avranches en Normandía y apóstol de la región de Contentin o Coutances, donde vivió los trece últimos años de su vida. Consta que asistió a un concilio en París. Se dice que murió el mismo día que su amigo Escubilio, con quien fue enterrado en la iglesia de Scissy, de la región de Coutances, en la Galia. Venancio Fortunato escribió una biografía de san Paterno.
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Martirologio Romano: En el monasterio de Landelles, en la región de Bayeux, de Normandía, san Ortario, abad, célebre por su austeridad y su vida de oración, así como por su dedicación a curar enfermos y por ayudar a los pobres.

Según un leccionario local, Ortario nació en el seno de una familia noble, e ingresó al monasterio a los doce años. Se empeñó de tal modo en la práctica de la virtud, que su fama de santidad comenzó a extenderse por fuera de los límites del monasterio. A los 50 años aproximadamente fue elegido abad, y en ese encargo redobló su buen ejemplo en el cumplimiento de la regla, en la humildad y la ascesis.
Se le conocen dos milagros: en un caso fortaleció con sus oraciones los miembros de una joven muchacha que no podía caminar a causa de la debilidad de su cuerpo, y en el otro limpió la piel de una mujer afectada de lepra.

Tenía gran devoción a la Virgen María, en cuyo honor hizo construir una capilla en el monasterio. Murió a los 98 años después de ostentar el abadiato durante 50 años. Y aunque el diablo intentó, como lo había hecho en toda su vida, restarle méritos, el poder de su santidad se afianzó con grandes milagros ante su tumba, por lo que el culto se extendió con rapidez, y continúa en al actualidad en Normandía.
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En la zona rural entre Bassano y Morostica apareció el cadáver de un niño de cinco años, muerto en circustancias misteriosas. El encendido clima antisemítico, provocado y alimentado por calumnias interesadas de infanticidios rituales de los judíos y de los consiguientes montajes judiciales en toda Europa, hizo pensar que aquello era otro infanticidio ritual perpetrado por los judíos de Bassano.
Faltan noticias seguras sobre un proceso, aunque se sabe que la acusación provocó la expulsión de los judíos de Vicenza y del todo el territorio vicentino decretada por el dogo Marco Barbarigo el 21 de abril de 1486. El anónimo niño, que fuentes tardías llamaron Lorenzino Sossio, fue enseguida venerado como mártir como había ocurrido con otros niños mártires del odio judío. Su cuerpo fue trasladado a Marostica.

Los verbales de la visita pastoral realizada por el obispo de Padua, Pietro Barozzi, el 14 de octubre de 1488, el cuerpo del niño desconocido, era venerado en la iglesia de San Sebastiano por los feligreses. El obispo, examinado el cuerpo, desaprovó el culto y declaró que no había ningún milagro. El culto continuó, a pesar de la prohibición, con el tácito consenso de los obispos de Padua y más tarde de Vicenza, cuando Marostica pasó a esta última diócesis, y terminó con la aprobación de la Santa Sede en 1867 en virtud del culto "ab immemorabili"; aunque actualmente su culto litúrgico ha sido abandonado tras las nuevas disposiciones postconciliares del Concilio Vaticano II.
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Martirologio Romano: En Aviñón, de la Provenza, en Francia, beato César de Hus, presbítero, que, tras haberse convertido de la vida mundana, se entregó por entero a la predicación y a la catequesis, y fundó la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana, para que diese gloria a Dios con la instrucción de los fieles.

Nació en Cavaillon en el seno de una familia noble, procedente del Milanesado. A los 18 años ingresó en la milicia como voluntario en la tropa del conde de Tende, lugarteniente real de Provenza. Era la guerra contra los protestantes. A pesar de ello no perdió su inocencia y su bondad, pero de vuelta a casa, cayó enfermo antes de enrolarse de nuevo. Curado, marchó a París y aquí perdió gran parte de su religiosidad e inocencia. Cayó enfermo y tuvo que regresar a su casa; sucesivamente murieron su padre y un hermano canónigo. Se tonsuró para obtener los beneficios simples de los que disfrutaba su hermano, pero sin tener verdadera vocación. La lectura de la vida de los santos le indujo a su conversión radical y se dedicó a una vida ascética, toda ella volcada en la caridad y la religión.

Fue ordenado sacerdote y se asoció con otros seis sacerdotes, canónigos, en la obra de ejercicios espirituales. Se dedicó a la predicación y al confesionario, a la catequesis y al apostolado de los hospitales. El contacto con las necesidades pastorales de su diócesis le hace Fundador de la congregación de sacerdotes seculares de la Doctrina Cristiana. Los asociados con él para la fundación fueron Miguel Pineli, canónigo de Aviñón, Juan B. Romillón de Isla, Jaime Tomás y Gabriel Miguel; los miembros de la congregación se obligan con voto simple de obediencia, que no los convierte en religiosos; fue aprobada en 1593. Fundó también las Hijas de la Doctrina Cristiana.

Los últimos 15 años fueron de prueba para Cesar: perdió la vista, lo que llevó con gran paciencia; 18 meses antes de morir padeció atroces dolores que le duraron hasta el fin.
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Santas Basilisa y Anastasia. M. c. 68.
Mártires en Roma, durante la persecución de Nerón. Se dice que nacieron en Játiva, eran nobles matronas y que fueron instruidas en la fe por el mismo san Pablo, al que siguieron a Roma, donde también fueron discípulas de san Pedro. Se dice que ellas fueron las que sepultaron sus cuerpos, pero fueron descubiertas y acusadas como cristianas y después de varias torturas murieron decapitadas en Roma. Algunos autores dudan de su existencia.

Santos Teodoro y Pausilipo. M. c. 130.
Martirologio Romano: En Tracia, santos Teodoro y Pausilipo, mártires, que, según la tradición, sufrieron el martirio en tiempo del emperador Adriano.
Según las pocas noticias que nos han llegado de estos mártires parece que Teodoro era presbítero. En cuanto a Pausilipo, aunque hay algunas pequeñas diferencias en la grafía, su nombre parece significar «que acaba con el sufrimiento», y junto con la palabra "doros" (la segunda parte de Teodoro: "don de Dios") fue aprovechado desde antiguo para un dístico que transmitió su memoria:
«Pausilipo y el sacerdote Teodoro
fue la espada don (doros) y fin de los sufrimientos (pausilypon)»

San Crescente de Mira. s. IV.
Martirologio Romano: En Mira, de Licia, san Crescente, que consumó el martirio por medio del fuego.
Era un joven de Mira, ciudad de Licia, que exhortaba a abandonar el culto de los falsos dioses y abrazar la fe de Cristo. Por esta razón fue apresado y conminado, primero de buenas maneras y luego bajo tortura, a dar culto a los ídolos; pero cuanto más se le insistía, más crecía en él el testimonio de la fe verdadera. El oficial llegó incluso a pedirle que diera culto a los dioses de manera externa, y que con su mente y corazón lo dirigiera al Dios en el que creía, pero el mártir negó rotundamente ese proceder. Fue colgado y lacerado en los costados, pero se mantuvo firme en su confesión, hasta que se entregó su cuerpo a las llamas, y consumó el martirio.


San Abundio de Roma. M. c. 564.
Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, conmemoración de san Abundio, que, como narra el papa san Gregorio I Magno, fue humilde y fiel mayordomo de esta iglesia.
"Hace no mucho tiempo, según cuentan nuestros mayores, hubo un cuidador en la iglesia de San Pedro, llamado Abundio, hombre serio y de gran humildad, que servía al Dios Omnipotente con tal fidelidad, que el bienaventurado apóstol san Pedro, por medio de un signo, dejó de manifiesto la estima que tenía por este hombre...´

” Una joven que frecuentaba la iglesa y estaba paralítica le había rogado a san Pedro que la curase, después de pasado algún tiempo, el apóstol, en un sueño, le comunico que le pidiera al portero de la basílica, Abundio, que la curara. La joven así lo hizo y al encontrarlo le pidió que la sanase como se lo había comunicado san Pedro... Abundio no lo dudó y la animó a levantarse quedando así curada. "Pero si yo contara detalladamente todos los milagros que se conoce que ha hecho en esa iglesia, no quedaría espacio para hablar de todos los hombres santos que han sido famosos en los diversos lugares de Italia." Con estas palabras transmite san Gregorio Magno en sus Diálogos el recuerdo de la figura de este santo.

Santa Hunna. M. 679.
Se casó con un noble alsaciano, Hunon, y vivieron en Hunaweier en Alsacia. Aquí edificaron una iglesia en honor del apóstol Santiago el Mayor, y que después dejaron en herencia a la abadía de Saint-Dié.
Es probable que los señores de Hunaweier, se establecieran en las tierras que antiguamente habían sido una colonia romana, y en las cuales se encontraba un pequeño establecimiento termal; esto les permitió curar a los enfermos y a los pobres que iban a refugiarse en las ruinas de las antiguas termas.
Como sus parientes, los duques de Alsacia, protegieron a los monjes escoceses de san Columbano de Bobbio, itinerantes en la región alsaciana y entre los cuales estaba el obispo san Deodato, el cual bautizó a su hijo san Adeodato, que seráun santo monje en Ebersheimmünster.
Hunna y Hunon fueron parientes de san Segismundo, rey de Borgoña. Al morir su marido, Hunna vivió una intensa vida de caridad; sus vecinos la llamaban "la santa lavandera" porque solía ayudarles en este trabajo. Murió en Hunaweier, cerca de Ribeauvillé. Es patrona de las lavanderas.

Santa Potenciana. s. IX.
Martirologio Romano: En la ciudad llamada Villanueva de la Reina, en la región hispánica de Andalucía, santa Potenciana, virgen.
Joven española natural de Villanueva de la Reina vivió en la época mozárabe y por no renegar de sus creencias religiosas, fue torturada y emparedada antes de morir. Fue tejedora, y vivia y trabajaba en un lugar llamado "Batán", actualmente conservado. Se conserva su tumba en una ermita de Villanueva de la Reina, Jaén, donde se dice murió mártir.
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