Santoral del 3 de Abril



INDICE


Ricardo de Chichester, Santo Obispo
José el Himnógrafo , Santo Monje y Presbítero
Ezequiel Huerta Gutiérrez, Beato
Salvador Huerta Gutiérrez, Beato
Mártir Laico
Luigi Scrosoppi, Santo Fundador
Juan de Penna San Giovanni, Beato Compañero de San Francisco
Beatos ROBERTO MIDDLETON y TURSTANO HUNT
Beato JUAN DE JESÚS MARÍA
San Nicetas, Abad
Beato Gandolfo de Binasco, Franciscano
Otros Santos del día



SAN RICARDO, Obispo y Confesor
Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
(Mateo, 5, 3).

San Ricardo, obispo de Chichester, insumía todas sus entradas en el alivio de los pobres. Quejóse su intendente un día de que sus limosnas excedían a sus entradas; respondióle el santo que no quedaba otro remedio que vender la vajilla y el caballo para equilibrarlas. Mostró Dios, mediante diversos milagros, cuánto le agradaba esta caridad. Un día el santo alimentó a mil personas con un solo pan. Fundó asilos para sacerdotes ancianos y para pobres. Murió invocando a María y abrazando la cruz, en el año 1253, en el noveno de su episcopado y a los 56 de edad.


MEDITACIÓN SOBRE LA POBREZA
Y SOBRE LAS RIQUEZAS

I. Sea que Dios te haya hecho nacer pobre, o que tú mismo te hayas despojado de tus bienes para abrazar la pobreza religiosa, ama tu pobreza. Sé verdaderamente pobre de espíritu, y reprime todo deseo inquieto de poseer; espera la herencia que Dios te promete, es decir, la posesión de su gloria. No busques otro tesoro que la gracia de Dios; poseyéndola poseerás a Dios mismo y serás feliz. Quien posee a Dios, ¿no es acaso suficientemente rico?

II. Si estás en una situación intermedia entre la opulencia y la pobreza, no trates de elevarte. Mira a los que son más pobres que tú, y estarás contento de tu medianía; darás gracias a Dios de que te haya puesto en el estado que anhelaba Salomón cuando decía: Señor, no me deis ni la pobreza ni la riqueza; concededme sólo lo que necesito para mi subsistencia. (Proverbios).

III. Si eres rico, mantente alerta; las promesas de Jesucristo no son para ti. Si tu corazón está adherido a tus riquezas, corres riesgo de perder el cielo. ¡Ah! ¡cuán difícil es no amar lo que se posee! ¿Cómo menospreciarás aquello que te obtiene estima y consideración? ¡Oh ricos, cuán peligrosa es vuestra condición! ¡Cuán de temer que, por haber gozado de los bienes de la tierra, no seáis privados de los bienes del cielo!

El amor al prójimo
Orad por los pobres.

ORACIÓN

Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Ricardo, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/abril03juandevrito.mp3





Martirologio Romano: En Chichester, en Inglaterra, san Ricardo, obispo, que, desterrado por el rey Enrique III y restituido después en la sede, se mostró generoso en ayudar a los pobres.

Se llamaba Richard Wych y nació en Droitwich (Worcestershire, Inglaterra), en el seno de una familia de labriegos nobles. Trabajó desde muy niño para reparar la hacienda arruinada de sus padres. Un día lo dejó todo: a su hermano mayor y un ventajoso matrimonio, y se marchó a estudiar a las universidades de Oxford, París y Bolonia, donde vivió en la más absoluta pobreza. Catedrático de Derecho volvió a Inglaterra. En el 1235, fue elegido canciller de la universidad de Oxford; en esta ciudad colaboró estrechamente con el arzobispo de Canterbury, san Edmundo Rich, siendo canciller diocesano de Canterbury. Ambos hicieron frente a las pretensiones del rey Enrique III, que se apoderaba de los beneficios eclesiásticos vacantes; la pugna se enconó y fueron desterrados a Pontigny en Francia. Tras la muerte de san Edmundo, Ricardo se retiró al convento de los dominicos de Orleans donde fue ordenado sacerdote en 1242.

De nuevo en Inglaterra, optó por la vida parroquial. Entre 1242 y 1244 ejerció su ministerio en las parroquias de Deal y de Charing. De la vida parroquial, lo sacó el sucesor de Edmundo, el beato Bonifacio de Saboya, el cual le pidió que fuera su canciller en Canterbury; el cargo le duró un año y, fue nombrado obispo de Rochester, pero su elección fue declara nula por el papa Inocencio IV. Pero a pesar de la oposición del rey, fue consagrado obispo de Chichester (1245) en Lyon, por el papa Inocencio IV. Enrique III, en venganza, dio ordenes muy severas contra Ricardo y contra los que le amparaban. Todos le negaron alojamiento; caminó vagabundo por diversas ciudades hasta que se hizo misionero, recorriendo pueblos y aldeas, predicando a Jesucristo, solamente un sacerdote, Simón Ferring, lo acogió en su casa y se ocupó de sus necesidades; y fue entonces cuando dio la medida de su personalidad: compartió preferentemente su vida con los pobres y los enfermos con su lema: "austeridad, caridad y energía". Su extraordinaria amabilidad la llevó hasta el último detalle la ejemplaridad y la disciplina eclesiástica, para el bien de las almas. Luchó con coraje contra la simonía y el nepotismo.

Roma amenazó al rey con la excomunión si no reconocía a Ricardo como legítimo obispo de Chichester. Por fin llegó la hora de la paz y reconocimiento de sus derechos. Se volcó en su ministerio pastoral. Predicaba en todo los lugares de sus diócesis, era generoso con los más pobres y comprensivo con las miserias humanas, pero intransigente con la vida moral del clero, sobre todo con los simoniacos, concubinarios, irresidentes… En la escasez de alimentos padecida los años 1247 a 1250 se puso de manifiesto la actividad y generosidad de su caridad.
Cuando predicaba la Cruzada para liberar el Santo Sepulcro, cayó enfermo en Dover; y allí en un asilo, que había fundado para los pobres, murió, haciendo repetir a los que le rodeaban: "María, madre de Dios y madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y recíbenos en el Cielo". Está enterrado en la catedral de Chichester.
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Martirologio Romano: En el monasterio de Medikion, en Bitinia, san Nicetas, hegúmeno, que, por defender el culto de las sagradas imágenes, en tiempo del emperador León el Armenio sufrió cárcel y exilio.

Nicetas nació en Cesarea de Bitinia. En su juventud se sintió atraído por la vida solitaria, y su anciano padre espiritual lo inició en el ascetismo. Satisfecho, su maestro lo envió al monasterio de Medikion para completar su formación. San Nicéforo (que no debe confundirse con el patriarca san Nicéforo que gobernaba en esos mismos años en la sede de Constantinopla) había fundado este nuevo complejo religioso en en la base del monte Olimpo, en Bitinia, y el número todavía ínfimo de monjes le permitía seguir adecuadamente a Nicetas para prepararlo a la vida religiosa. Persuadido de sus naturales inclinaciones y de su docilidad a las particulares exigencias de la vida monástica, en el 790 le hizo conferir la ordenación presbiteral por el Patriarca Tarasio, y lo asoció a sí mismo en el gobierno del monasterio.

En el 813, cuando murió Nicéforo, Nicetas -en contra de su innata humildad- tuvo que aceptar la dignidad de hegúmeno. En el 815 sufrió mucho defendiendo el culto de las imágenes contra León III el Armenio que desencadenó la persecución iconoclasta y Nicetas fue una de las primeras víctimas: puesto en prisión, fue luego encerrado en el fuerte de Masaleón, en Asia Menor. El emperador lo convocó después a Constantinopla para inducirlo a ceder, consiguiendo al fin que abrazara las ideas iconoclastas. Nicetas fue luego ayudado por sus amigos, en particular por san Teodoro Estudita, y volver a la ortodoxia, pero el soberano se vengó de la traición exiliándolo a la pequeña isla de Santa Gliceria, donde fue sometido a no pocas torturas por mano del eunuco Antimio, gran enemigo de quienes permanecían fieles al culto de los íconos. En la noche de Navidad del 820 León V fue asesinado, y Nicetas recobró la libertad, prefiriendo no obstante no retornar a Medikion sino retirarse a una vida austera en una dependencia del monasterio cerca de Constantinopla, donde murió el 3 de abril del 824.

Las reliquias del santo fueron trasladadas al monasterio de Medikion, donde fueron recibidas triunfalmente. San Teodoro Estudita, que en su momento había deplorado su defección, pronunció su elogio y lo proclamó insigne defensor de las imágenes. Su «Vita» fue escrita por uno de sus monjes, Teostericto, que vivió con él, y por lo cual tiene un especial valor.
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Martirologio Romano: En Constantinopla, san José, por sobrenombre “Himnógrafo”, presbítero, que, siendo monje, en la persecución desencadenada por los iconoclastas fue enviado a Roma para pedir la protección de la Sede Apostólica y, después de muchos padecimientos, recibió la custodia de los vasos sagrados de la iglesia de Santa Sofía.

Nació en Sicilia. Por causa de la invasión sarracena, huyó con su familia a Tesalónica. Ingresó como monje en el monasterio de Latoma en Tesalónica. Fue ordenado sacerdote en el 840. Se dice que en el monasterio se dedicó a la profesión de calígrafo. Su maestro espiritual fue san Gregorio el Decapolita, con el que parece, se trasladó a Contantinopla. Allí tomó parte en las disputas sobre la iconoclastia y se estableció en la iglesia de San Antipas, centro del culto de las imágenes. En el 841, marchó a Roma para convencer al papa Gregorio IV para que interviniera en defensa de la ortodoxia. Pero la nave en la que viajaba fue asaltada por los piratas sarracenos y José fue encerrado en las prisiones de la isla de Creta. Fue liberado hacia el 842, tras la muerte del emperador Teófilo, cuyo fin le fue anunciado por una aparición de san Nicolás de Bari.

A su regreso a Constantinopla, se estableció con su discípulo, Juan, en la iglesia de San Juan Crisóstomo. Su fama de hombre culto y de virtud probada atrajeron a muchos alumnos, y fundó cercano a la iglesia un monasterio, donde hizo que se trasladasen los cuerpos de san Gregorio y de su discípulo Juan y donde instituyó un escritorio de copistas y una escuela de himnografía y música sacra. Con sus monjes edificó un templo dedicado a san Bartolomé apóstol. Cuando en el 858, el patriarca san Ignacio, su amigo, fue depuesto por el curopalato Bardas, también José fue exiliado a Cherson en Crimea y allí permaneció hasta que san Ignacio fue reintegrado a su diócesis por el emperador Basilio I. José fue nombrado “skevophylax”, cargo que ejerció hasta su muerte. Es uno de los grandes poetas e hinnografos de la iglesia bizantina. Acabó su vida dedicado a la custodia de los bienes sacros de la Iglesia y defendiendo la disciplina eclesiástica. Escribió odas, cánones, dedicados a diferentes santos a celebrar en las más importantes fiestas del tiempo litúrgico, que todavía hoy son utilizados en las oraciones oficiales de la Iglesia ortodoxa. Algunos autores lo han confundido con san José de Tesalónica.
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Martirologio Romano: En Policio, en Sicilia, beato Gandulfo de Binasco Sacchi, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que llevó una vida solitaria y austera, e iluminó aquella región con la predicación de la palabra de Dios.

Parece que nació en Binasco, diócesis de Pavia. Fue educado cristianamente por sus padres, iniciado por su padre en la literatura y en la doctrina cristiana. Fascinado por el ejemplo de la vida y de la regla evangélica de san Francisco de Asís, su contemporáneo, con heroica generosidad dejó el mundo, distribuyó entre los pobres sus riquezas y pidió ser admitido en la Orden de los Hermanos Menores. Se dedicó al estudio, a la oración y a la penitencia.
Ordenado sacerdote, dedicó toda su vida al bien de las almas en el ministerio de la predicación y la evangelización. Con los pies descalzos y el crucifijo en la mano, al cual llamaba su arma, predicó en las más grandes ciudades de Italia, con palabra simple y ardiente; las conversiones fueron numerosísimas. Fue un hombre de ayuno. Observaba rigurosamente tres cuaresmas al año, la de Pascua, la de Navidad y la llamada de los "Benditos", que comenzaba con la Epifanía y duraba cuarenta días, su vestido era una áspera túnica que le cubría su macilento cuerpo.

Después de muchas peregrinaciones apostólicas llegó a Sicilia donde transcurrió la última parte de su vida penitente. Le fue dado permiso para vivir vida eremítica, en un eremitorio solitario cerca de Polizzi Generosa, a 98 kilómetros de Palermo, se retiró para entregarse con más libertad a una vida de oración, contemplación y soledad. Fray Pascual, hombre virtuoso, fue su compañero de oración y soledad.
Varias veces Gandolfo dejó el eremitorio para ir a la evangelización. En 1260 fue invitado a predicar la cuaresma en Polizzi Generosa. Fue una predicación que produjo grandes frutos. Sólo la interrumpió para visitar y asistir antes de la muerte a su fiel seguidor fray Pascual que había permanecido en el eremitorio. El miércoles santo, mientras predicaba, fue interrumpido por el ruido de una imprevista bandada de golondrinas que entraron en el templo. En el nombre del Señor les impuso silencio y ellas callaron. El sábado santo Gandulfo anunció al pueblo de Polizzi que ya no lo volverían a oír predicar. En efecto, aquel mismo día se sintió mal, recibió el viático y la unción de los enfermos. Luego tomó entre sus manos el crucifijo, lo besó repetidamente con profundos gemidos, y expiró serenamente.
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Martirologio Romano: En Pina, del Piceno, en Italia, beato Juan, presbítero, uno de los primeros compañeros de san Francisco, siendo enviado a la Galia Narbonense, donde enseñó la nueva forma de vida evangélica.


Natural de Penna San Giovanni (Macerata). El capítulo 45 de las "Florecillas" de San Francisco describe con vivos colores el candor de su alma, la vocación franciscana, el largo apostolado en Provenza y en su patria, las experiencias místicas, y las arduas pruebas a que fue sometido por el espíritu del mal al final de sus días.
Tuvo un sueño en el que le decía "Deberás cumplir un largo viaje, y después vendrás a mi". Juan, de unos quince años, fue atraído a la naciente familia franciscana por la predicación de fray Felipe, uno de los primeros discípulos enviados por san Francisco de Asís a evangelizar las Marcas este le dijo: "ven a encontrarme en Recanati". El pensó que éste era el viaje de su sueño y vistió el hábito de los Hermanos Menores en el convento de Recanati. Más tarde llegó a ser sacerdote.

Fue un perfecto fraile franciscano, lleno de humildad y de pobreza. Fue enviado a la Provenza donde trabajó intensamente en el campo del apostolado y la predicación. De su ministerio en aquella región, que se prolongó por unos veinticinco años, nada de particular nos han transmitido las fuentes. Sabemos que se distinguió por el celo apostólico y por la elocuencia de su palabra, hasta ser tenido como "predicador digno de veneración y admiración”. Junto con los demás religiosos, se dedicó a frenar y combatir la herejía de los albigenses, que en aquellos años bullía por toda Francia, y a restaurar las costumbres y la concordia entre las regiones y las facciones. Se recuerda de modo especial su caridad en la asistencia a los leprosos y otros enfermos. Con su santa vida y actividad contribuyó a la primera difusión y al afianzamiento del franciscanismo en tierras de Francia. Las "Florecillas" de San Francisco hablan así de él: "Viviendo en gran honestidad, santidad y ejemplaridad, creciendo siempre en virtud y en gracia de Dios, era sumamente amado por los hermanos y los seglares".
Finalmente el Ministro general de la Orden lo trasladó de nuevo a Penna, pero como superior de varios conventos franciscanos. Cuando murió tenía 71 años.
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Martirologio Romano: En Lancaster, en Inglaterra, beatos Roberto (Robert) Middleton, de la Compañía de Jesús, y Turstano Hunt, presbíteros y mártires. Este último, al querer liberar durante el camino al primero, que era conducido prisionero, él mismo fue apresado y, reinando Isabel I, ambos fueron condenados a muerte por ser sacerdotes, y por sus tormentos llegaron a la derecha de Cristo.

Roberto nació en Yorkshire hacia 1569 y se crió en la fe protestante. A los 18 años unos libros le hicieron replantearse el tema religioso y por sí mismo llegó a la fe católica. Se marchó de York a Londres, donde vivió con un comerciante que era también magistrado. En 1594 marchó a Douai y luego al colegio inglés de Roma, donde se ordenó sacerdote. Posteriormente entra en la Compañía de Jesús. Vuelto a Inglaterra en 1598, al año siguiente es arrestado y llevado a Prestan, donde admitió ser sacerdote católico, pero se negó a denunciar a los demás. Fue entonces enviado a Lancaster, y en el camino un grupo de católicos -entre los que estaba el sacerdote Turstano Hunt- quiso liberarlo, pero salió mal la operación y el propio Hunt cayó preso.

Turstano -nacido hacia 1555- era natural de Carlton Hale y estudió en Reims, ordenándose sacerdote el 20 de abril de 1585. Hunt iba armado y disparó en la refriega hiriendo a uno de los guardias; se le encontraron tres cartas, una de ellas una carta abierta dirigida a la Reina. Enviados ambos sacerdotes a Londres, fueron encerrados en la Gatehouse y el 3 de marzo de 1601 fueron llevados a Lancaster y condenados a muerte por su condición de sacerdotes católicos introducidos en el reino inglés. Aquí, el 3 de abril de aquel año ambos serían ahorcados y, además, Middleton fue descuartizado cuando aún estaba vivo. Fueron beatificados el 22 de noviembre de 1987.
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Martirologio Romano: En Udine, en la región de Venecia, san Luis Scrosoppi, presbítero de la Congregación del Oratorio, que fundó la Congregación de Hermanas de la Divina Providencia, para la educación cristiana de la juventud femenina.

Nació en Udine. Ingresó en el seminario de su ciudad donde fue ordenado sacerdote en 1827. Junto con su hermano sacerdote, Carlos, colaboró como director del asilo de huérfanas, logrando la ampliación del establecimiento; aquí estuvo 18 años y vió la necesidad de fundar una congregación femenina que se hiciera cargo del establecimiento que se llamaría "la Casa de las Abandonadas" o "Instituto de la Providencia". Y así en 1845, fundó con las maestras del asilo la Congregación de las Hermanas de la Divina Providencia, y para las jóvenes que salían de su establecimiento y necesitaban empleó creó "la Casa de la Providencia".

Por entonces se estableció en Udine una casa de filipenses, basándose en que, al no ser religiosos, las leyes ponían menos trabas a su establecimiento. Luis decidió ingresar en el Oratorio para enmarcar su espiritualidad en el espíritu de caridad de san Felipe Neri. Una vez dentro de los oratorianos siguió al frente de su fundación. Fundó también casas para huérfanos y para las chicas que han alcanzado la edad adulta y que no se han casado y no tienen lugar para vivir; completó su obra protegiendo a las sordomudas con la creación de "la Obra de las Sordomudas". "Los pobres y los enfermos son nuestros patronos y hacen presente la persona misma de Jesús".

No sólo se dedicó a estas obras benéficas sino que también colaboró en otras obras benéficas de la diócesis, prestando su colaboración con buen agrado y eficacia. Hombre de gran vida interior, conservó siempre una gran sencillez y pobreza de vida y una forma humilde y modesta de comportarse. Dijo: "Quiero ser fiel a Cristo, estar dedicado plenamente a él en mi caminar hacia el cielo, y conseguir hacer de mi vida copia de la suya". Murió octogenario en Udine.
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Martirologio Romano: En Guadalajara, México, beatos laicos José Luciano Ezequiel Huerta Gutiérrez y José Salvador Huerta Gutiérrez, mártires.

Ezequiel nació en Magdalena, Jalisco en 1876. Esposo y padre ejemplar de numerosa familia. Tenía una voz magnífica de tenor dramático, gracias a la cual daba a los oficios litúrgicos gran calidad y decoro. Era muy devoto de la Eucaristía y muy caritativo con los más necesitados.
Fue arrestado en 1927; tenía dos hermanos presbíteros, Eduardo y José Refugio, que eran muy respetados en Guadalajara. Cuando fue apresado, acababa de visitar la capilla ardiente donde era velado el cadáver de san Anacleto González Flores. En el calabozo lo torturaron hasta perder el conocimiento. Cuando volvió en sí, expresó sus lamentos cantando el himno eucarístico: “Que viva mi Cristo, que viva mi Rey”.
Fue trasladado junto a su hermano Salvador, al cementerio muncipal. Ezequiel dijo a su hermano: “Los perdonamos, ¿verdad?”. “Si, y que nuestra sangre sirva para la salvación de muchos”. Fueron fusilados.

Salvador nació en Magdalena, Jalisco en 1880. Mecánico de profesión, fue uno de los mejores de Guadalajara. Devoto de la Eucaristía, iba todos los días a misa. Su conducta como hijo, esposo y padre fue siempre ejemplar. Poseía una particular intuición ante el peligro, al que se enfrentaba con singular fortaleza.

Al comenzar el año 1927 la situación religiosa se tornó imposible para los católicos. Se persiguió sin tregua a los clérigos por considerarseles instigadores de la resistencia armada. Consumado el martirio de san Anacleto González y sus tres compañeros, acudió al cementerio a despedir los restos del conocido lider.
De regreso a su taller, lo esperaba la policia que lo arrestaron y en la cárcel, lo torturaron para que revelase el paradero de sus hermános presbíteros. Después lo condujeron, junto a su hermano Ezequiel, al panteón de Mezquitán. Ante el pelotón de fusilamiento, pidió una vela encendida, iluminando su pecho descubierto dijo: “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!; disparen; muero por Dios, que lo amo mucho”.
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Nació en Rigoitia, provincia de Vizcaya, Obispado de Bilbao. Ingresó en el colegio-aspirantado de los Trinitarios de Algorta siendo muy joven y de allí pasó al convento de la Bien Aparecida (Santander), vistiendo el santo hábito trinitario en 1913. Emitió los votos simples en el mismo convento en 1914 y los solemnes en Córdoba en 1918. Cursó los estudios eclesiásticos de Filosofía y Teología en los conventos de la Bien Aparecida, Córdoba y La Rambla. Recibió el sacerdocio en Madrid en 1921.

Sobresalió durante su vida religiosa en la observancia regular y en el ejercicio de una profundísima humildad. Fue de pronta obediencia, cumpliendo inmediatamente cuando ordenaran sus superiores y siempre que conocía su voluntad, sin que tuviera que recibir órdenes. Era muy trabajador y practicó los oficios más humildes de la comunidad con asiduidad, constancia y amor al trabajo. Durante los años que permaneció como conventual en la casa de Madrid fue el encargado de las funciones de la iglesia y del culto, al que atendía con sumo esmero y devoción. “Amante de la música, tocaba el violonchelo. Por su carácter pacífico y por su espíritu fiel y laborioso fue muy estimado en todos los conventos donde vivió.”
El incendio de su querida iglesia de San Ignacio, el 13 de marzo de 1936, fue un rudo golpe para su espíritu tranquilo. Tuvo que dejar con otros Padres la residencia de Echegaray y refugiarse en casa de doña Francisca Ruiz, insigne bienhechora de la Orden. Al no poder celebrarse los cultos en la iglesia citada, el Padre Provincial, que era el mártir Padre Domingo de la Asunción, trasladó al Padre Juan al Santuario de la Virgen de la Cabeza, donde había de dar el supremo ejemplo de fortaleza cristiana y del carisma del martirio, a pesar de su natural tan tímido.

Corrió la misma suerte de la comunidad del Santuario, como queda referido, al estallar la revolución de 1936, y recibió hospitalidad en Andujar en casa del señor Conde de la Quintería. En la cárcel de Andujar estuvo privado aun de lo más necesario, amenazado continuamente, y por fin conducido a la cárcel de Jaén, donde se manifestaron sus virtudes, pidiendo él mismo ser conducido al departamento de los condenados a muerte, con el fin de ayudar a bien morir a los que eran destinados a la pena suprema. Cuando sacaban a éstos, el beato se postraba en cruz en la escalera de piedra de la cárcel, orando desde la una de la madrugada hasta las siete de la mañana. Rezaba todos los días el Oficio Divino y el santo rosario y se confesaba con frecuencia, ya que en la cárcel había cierta libertad y llevaba vida de convento. Se realizó en él una gran transformación interior desde que supo que iba a morir.

Un Tribunal popular condenó al Padre Juan a veinte años de prisión, pero él no se defendió y tuvo que sufrir muchas vejaciones. Cuando le designaron para ser trasladado a Totana (Murcia), influyeron los presos para que él y los demás de “Villa Cisneros”, departamento de los condenados a muerte, no fueran llevados ante el recuerdo de las dos primeras expediciones tan desgraciadas. La noche del 2 de abril, hacia las doce, se presentó un centinela con una lista en el dormitorio de la cárcel donde se hallaba el Padre Juan. Uno de los vigilantes, un tal Ortega Valdivia, dijo: “Oído, los que se lean que se vistan y salgan a la galería.” El beato dormía en lo que era capilla para los condenados. Al oír su nombre se acercó al sacerdote Don Bartolomé Torres y le dijo: “Don Bartolomé, me han nombrado en la lista de los condenados a muerte, quiero confesarme. Diga a los Padres Trinitarios que quiero morir como buen religiosos, que me perdonen mis defectos. Adiós, hasta la eternidad.” Le llevaban a la muerte y el Padre Juan iba cantando cánticos piadosos. Fue fusilado en la madrugada del 3 de abril de 1937, en las inmediaciones del cementerio de Mancha Real (Jaén), donde se halla enterrado su cuerpo martirizado.
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San Sixto I. Papa (c.115 - c.125). M. c. 125. 
Martirologio Romano: En Roma, san Sixto I, papa, que en tiempo del emperador Adriano rigió la Iglesia Romana, siendo el sexto tras san Pedro.
Nació en Roma. Sucedió a san Alejandro I y parece que gobernó egregiamente la Iglesia en tiempos del emperador Adriano y que ni él ni sus obispos celebraron la Pascua como lo hacían los de Asia pero que conservó la unidad, admitiendo que en Roma se celebrase en la fecha del 14 de Nisán como hacían los orientales.
Los martirologios posteriores le hacen mártir en tiempos del emperador Antonino Pío; pero no hay actas que narren su muerte; en la lista de san Ireneo de Lyon no aparece como mártir. Se le atribuyen cambios litúrgicos que no tienen visos de verosimilitud. Murió en Roma y sus reliquias fueron trasladadas a Alatri.

Santos Cresto y Papo. s. IV. Martirologio Romano: En Tomis, en Escitia (actual Constanza, Rumanía), santos Cresto y Papo, mártires.
El "Martirologio Siriaco" hace mención este día de dos mártires en Tomis, Cresto y Papo. No añade nada más. Parece que murieron mártires durante la persecución de Licinio en la parte oriental del Imperio (319), que tantas víctimas produjo en Escitia Minor.
Este mismo día, el "Martirologio Geronimiano" menciona a un grupo de mártires en Tomi en Syciana: Evagrio, Benigno, Cresto y Aresto. Papo ha desaparecido y Aresto significa “Benigno” con lo cual este Benigno se repite dos veces. La presencia de Evagrio parece que se explica porque en este día se celebraba san Pancracio de Taormina y Evagrio fue su biógrafo y discípulo. Otras hagiografías y calendarios sitúan otros mártires de nombres similares en Sicilia y algunos prefieren decantarse por el nombre de Sicilia en vez de Scitia que parece que es una corrupción nominal producido por los copistas.

San Ulpiano de Tiro. M. 306. Martirologio Romano: En Tiro, de Fenicia, san Ulpiano, mártir, que, siendo aún adolescente, durante la persecución bajo el emperador Maximino Daza fue encerrado en un odre con un áspid y un perro y sumergido en el mar, completando así su martirio.
Es uno de los mártires de Palestina, durante la persecución de Maximino Daya. Eusebio Pánfilo relata en sus Actas: "Por aquellos días, en la ciudad de Tiro, un joven, por nombre Ulpiano, después de sufrir también terribles torturas y durísimos azotes, encerrado junto con un perro y un áspid, la serpiente venenosa, en una piel de toro recién despellejado, fue arrojado al mar".

San Juan de Nápoles. M. 432. Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, san Juan, obispo, que durante la Noche Santa de Pascua, mientras celebraba los sagrados misterios, falleció, y, acompañado de multitud de fieles y neófitos, fue inhumado el día de la solemnidad de la Resurrección del Señor.
Fue el obispo de Nápoles que trasladó el cuerpo de san Jenaro de Pozzuoli a Nápoles. Falleció mientras celebraba la liturgia de la noche de Pascua.





Pedro Eduardo Dankowski. Beato. (1908-1942). Martirologio Romano: Cerca de Cracovia, en Polonia, en el campo de concentración de Oswiecin o Auschwitz, beato Pedro Eduardo Dankowski, presbítero y mártir, que al ser ocupada militarmente Polonia por los nazis fue detenido por su confesión cristiana y atormentado hasta consumar el martirio.

Nació en Jordanów, Polonia. Ingresó en el seminario mayor de Cracovia; hizo los estudios superiores de Teología en la universidad Jagellonica. Fue ordenado sacerdote en 1931. Fue vicepárroco de Pobiedrze, Sucha Beszidzka y Zakopane.
Era devotísimo de María, cordial, amable, abierto a todos, lo mismo sabía dialogar con los montañeses que con los intelectuales, se ganaba la confianza con los fieles que acudían a su confesionario.
Declarada la guerra, no dudó en ayudar a la gente que huía a las montañas, prestándole caritativamente sus servicios. Se le advirtió que esta conducta podría valerle el arresto, pero él no se creyó que tuviera que estar dispensado de ayudar a los que huían a las montañas de Tatra.
Fue arrestado en 1941, y encarcelado en Podhdale, después fue llevado a la cárcel de Tarnow y más tarde al campo de concentración de Auschwitz. Enfermó y fue recluido en los barracones de los enfermos, muriendo como consecuencia de los malos tratos de los guardianes.

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