INDICE
Beatos JUAN DE CETINA y PEDRO DE DUEÑAS
Beato PEDRO WRIGHT
San TEÓFILO DE CORTE
Beato RAFAEL LUIS RAFIRINGA
San Ivón o Ivés: fue juez, abogado y sacerdote
Celestino V, Santo CXCII Papa
Crispín de Viterbo, Santo Capuchino
Alcuino de York, Santo Abad y Profesor
Agustín Novello, Beato Agustino
Dunstan de Canterbury, Santo Obispo
María Bernarda Bütler, Santa Fundadora
Pina Suriano, Beata Laica
Humiliana de Cerchi, Beata Terciaria Franciscana
OTROS SANTOS DEL DÍA
San Calócero, Mártir -San Partenio, Mártir -San Ives o Ivón de Kermartin -San Teófilo de Corte - Urbano I, papa y mártir; Teodoro, Dunstato, obispos; Pudenciana (Potenciana), Ciriaca, vírgenes; Calócero, Partemio, mártires; Evonio, Claudia, Bernardo, Gracia, Adolfo, confesores; beato Francisco Coll, fundador de las HH. Dominicas de la Anunciata
SAN PEDRO CELESTINO, Papa y Confesor
Sed perfectos como vuestro
Padre celestial es perfecto.
(Mateo, 5, 48).
Sed perfectos como vuestro
Padre celestial es perfecto.
(Mateo, 5, 48).
San Pedro Celestina mostró desde su infancia que había nacido para el cielo, pues, desde entonces, decía a su madre: Quiero ser un buen servidor de Dios. Después de haber estudiado las ciencias humanas, se retiró a la soledad para conversar familiarmente con los habitantes del paraíso. Jesucristo, su Santa Madre y su buen Ángel a menudo se le aparecían. Su fama de santidad lo elevó al trono de San Pedro; pero su humildad hízole dejar la primera dignidad del mundo para volver a su querida soledad. Murió santamente, después de haber fundado la orden de los Celestinos.
MEDITACIÓN SOBRE LOS TRES GRADOS QUE
HAY QUE SUBIR PARA LLEGAR A LA PERFECCIÓN
I. Todos debemos tender a la perfecci6n cada cual en su estado. Tú, que estás en el mundo, observa por lo menos los mandamientos de Dios y de la Iglesia, no cometas nunca pecado mortal alguno y practica buenas obras: he ahí lo que Dios te pide; si lo haces, te salvarás. ¿Hay acaso algún mandamiento de Dios que no puedas cumplir? Tu avaricia y tus pasiones exigen de ti cosas mucho más difíciles, y tú las obedeces. Es el demonio quien manda, ¡Y se le escucha! (Tertuliano).
II. Para ser perfecto, no hay que contentarse con guardar los mandamientos, también hay que seguir los consejos que Jesucristo ha dado en el Evangelio: vivir en la pobreza, en la castidad y en la obediencia; éstos son tres votos que nos desapegan del mundo y de nosotros mismos para unirnos estrechamente al Señor. ¿Tú, a quien Dios ha concedido la gracia de llamar a su casa, con cuánta fidelidad cumples lo que le has prometido tan solemnemente?
III. Las almas que quieren llegar a la cumbre de la perfecci6n no sólo siguen los mandamientos y los consejos evangélicos. Son también fieles a las inspiraciones secretas por las cuales Dios les manifiesta su voluntad. Dios tiene grandes proyectos sobre ti: escucha lo que te dice en el fondo del corazón, no resistas las gracias particulares que te concede. No basta, evitar el mal, es preciso también hacer el bien. Aquél que conoce el bien y no lo practica, comete pecado. (Santiago).
El deseo de la perfección
Orad por la Orden de los Celestinos.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis elevado al bienaventurado Pedro Celestino al sumo Pontificado, y le habéis enseñado a preferir una vida humilde al brillo de la dignidad suprema, concedednos la gracia de despreciar, siguiendo su ejemplo, todas las grandezas del mundo, y llegar felizmente a las recompensas prometidas a los humildes. Por J. C. N. S. Amén.
http://www.aciprensa.com/podcast/santo/mayo19ivo.mp3
San CELESTINO V. Papa (1294). (c.1210 - 1296).
Martirologio Romano: En Rocca di Funone, cerca de Alatri, en el Lacio, muerte de san Pedro Celestino, el cual, después de haber abrazado la vida eremítica en el Abruzo con fama de santidad y siendo conocido por sus milagros, ya octogenario fue elegido Romano Pontífice, tomando el nombre de Celestino V, pero en el mismo año renunció al oficio y prefirió retirarse a la soledad.
Se llamaba Pietro Angeleri y nació en Molise, Abruzos, Italia. "Mis padres, -cuenta en su "Autobiografía"- tuvieron doce hijos, como Jacob, y su mayor deseo era ofrecer alguno al Señor. Fue escogido el undécimo, (él mismo), que se llamaba Pedro, como fue escogido José en casa de Jacob". Pedro repetía con frecuencia a su madre "quiero ser un buen siervo de Dios"; fue todo humildad.
Sus deseos se inclinaron a la vida de los anacoretas. Ingresó en el cenobio benedictino de Santa María de Faifoli en Montagnano, donde llegó a profesar. Al poco tiempo (1231) se sintió atraido por una mayor soledad y se retiró a Castel di Sangro y Monte Palleno. Allí vivió en una cueva dedicado totalmente a la oración. Se alternaban grandes tentaciones con altas consolaciones. Acudieron muchas personas a consultarle al mismo tiempo que le animaban para que recibiera el sacerdocio. Accedió y por ello marchó a Roma a ordenarse en 1235. De regreso, se quedó otros cinco años en otra cueva para vivir en soledad de Dios. Tenía dudas sobre la celebración de la Misa. Pensaba que si celebraba acudirían muchos y perdería la soledad. Además se sentía indigno. Pero en una visión Cristo le ordenó que celebrase la Eucaristía.
Marchó al monte Morrone, buscando mayor soledad, pero ante su fama de santidad se le unieron muchos discípulos y con ellos se retiró al promontorio rocoso en Maiella en 1245, donde durante tres años vivió integramente la vida eremítica. Cuando la colonia creció, construyó en 1246 un oratorio bajo la advocación del Espíritu Santo y organizó según el modelo de Camaldoli. Se resistía pero al fin cedió, y nació un grupo de solitarios en los Abruzos, llamados "Celestinos" en su honor y que luego se unirían a los benedictinos. Fue elegido prior general de un total de 15 fundaciones. Pero él ansiando una vida de mayor soledad se retiró a San Bartolomeo di Legio con sus más fieles discípulos y desdesde allí gobernó su congregación, que se iba extendiendo por Roma. En 1288 renunció al cargo y se retiró a San Giovanni d’Orfente, lugar que abandonó en
1293 para retirarse a un nuevo y pequeño oratorio en el monte Morrone, llamado de San Onofrio.
Tenía 80 años, cuando en 1294, se acercó a su retiro el arzobispo de Lyon para manifestarle que había sido elegido Sumo Pontífice. Hacía falta de un Papa santo, que rompiera las intrigas de los Orsini y Colonna en el Sacro Colegio. Además era necesario terminar con el largo interregno de sede vacante
Tomó el nombre de Celestino V. Montado en un borriquillo entró en L'Aquila. No quiso ir a Roma, sobresaltada de luchas ciudadanas. Se fue al palacio real de Nápoles e hizo construir una cabaña dentro de sus habitaciones para vivir mejor la soledad. Dicen que sus primeras decisiones fueron desastrosas y que no tardó en convertirse en un juguete de la política de Carlos II de Anjou, rey de Nápoles. Su pontificado, aunque corto, fue intenso en determinaciones que favorecieron sobre todo a sus comunidades, pues les concedió ciertos privilegios y exenciones. Impuso su reforma en el monasterio de Montecasino, imponiendo sus observancias rigurosas y el hábito de los celestinos. También quiso que los celestinos se unieran a los franciscanos espirituales, a quienes agregó como una rama de su Orden, llamada “Pauperes Heremitae Domini Celestini”, pero estas reformas fueron abolidas por su sucesor. También nombró cardenales a dos monjes celestinos: a su su fiel discípulo el beato Francisco Ronci y a Tommaso d’Ocre, lo que fue juzgado no sin cierta razón como nepotismo monástico.
El Pontífice, consciente de su incapacidad y añorando su antigua vida de ermitaño, abdicó a los cinco meses siguiendo el consejo del cardenal Gaetani, quien le sucedió a los pocos días con el nombre de Bonifacio VIII. Por temor a un cisma, el nuevo Papa, le hizo recluir en Montecasino y allí custodiado. Una noche, burlando la guardia papal, huyó y se refugió en la Puglia, pero fue arrestado y encarcelado en el castillo de Rocca di Fumone ("Lo único que quería en este mundo era una celda, y una celda me han dado"), y allí murió diez meses después, se dice que envenenado.
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Beato ALCUINO DE YORK (Flaco Albino). (735-804).
Nació en York. Estudió en la escuela benedictina de York, y parece haber sido alumno de Egberto y Alberto, dos de los más importantes sacerdotes de la Inglaterra de su tiempo, que ocuparon la dignidad de Arzobispo de York. Se hizo monje; fue ordenado diácono y nombrado director de su antigua escuela.
Marchó a Italia para recoger el palio para su obispo y en Parma encontró a Carlomagno, que lo tomó a su servicio en el campo de la educación: fue nombrado encargado de la instrucción del imperio carolingio y para ello fundó la Escuela Palatina. Ya anciano fue elegido abad de San Martín de Tours, donde restableció la observancia monástica con la ayuda de san Benito Aniano. Fue un escritor muy prolífico, sobre todo en el campo de la teología y la liturgia.
Destacó más como ideólogo práctico, que como teólogo o filósofo. Tenía por meta convertir al Imperio carolingio en una nueva Atenas o una nueva Roma, aunque ahora irradiada por el espíritu cristiano. Sostiene que a las siete artes liberales, que son las siete columnas de la sabiduría humana, deben integrarse los siete dones del Espíritu Santo. Para ello enseñó profusamente el latín, dándole nuevo brillo a un idioma que por ese entonces estaba casi olvidado en el continente europeo.
En materias teológicas era menos original. En general toma argumentos de Severino Boecio, Casiodoro y san Agustín para sus obras. Su mayor contribución intelectual fue la polémica que sostuvo con Elipando de Toledo y Félix de Urgel, defensores ambos del adopcionismo, variante del cristianismo que había prendido fuertemente en España, como consecuencia de su pasado visigótico arriano. Sus principales ideas están condensadas en la carta "De animae ratione".
Entre los discípulos que Alcuino de York tuvo en Tours se cuentan Amalario de Metz, Hilduíno de Saint-Denis y el beato Rábano Mauro, este último destacado teólogo del siglo IX. Murió un 19 de mayo. En muchos martirologios aparece como “beatus”, aunque hay otros que no lo consideran tal.
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San DUNSTÁN DE CANTERBURY. (c.911 - 988).
Martirologio Romano: En Canterbury, en Inglaterra, san Dunstán o Dunstano, obispo, quien, como abad de Glastonbury, restauró y propagó la vida monástica. Fue promovido a la sede episcopal de Worcester, luego a la de Londres y, finalmente, a la de Canterbury, trabajando para promover la concordia regular de los monjes y de las monjas.
Nació en Glastonbury, en el seno de una familia ilustre que lo envió a la abadía donde fue educado; obtuvo un profundo conocimiento de la lengua latina, las Sagradas Escrituras, los Padres de la Iglesia y Filosofía. Recibió la tonsura y las órdenes menores. Gracias a la recomendación de san Atelmo, arzobispo de Canterbury, su tío, fue llamado a la Corte para que fuera consejero del rey Athelitano o Athelstan, que lo tomó como servidor y amigo. Los favores de los que era objeto le acarrearon muchos enemigos por lo que se refugió junto al obispo de Winchester, san Elfego “el Viejo”, que era familiar suyo, y su vida de santidad le influyó tanto y, a raíz de una enfermedad grave, se hizo monje y fue ordenado por san Elfego, que le concedió la custodia de la iglesia de Nuestra Señora de Glastonbury; allí hizo penitencia y oración y recibía a todos los que acudían a él. En esta iglesia se había construido una celda tan angosta que parecía un sarcófago.
El rey Edmundo en 941, le llamó a la Corte y le hizo ministro suyo. La envidia le llevó al destierro. Pero el rey se dio cuenta de todas las vilezas cometidas con Dunstano y le reintegró en sus cargos y honores y en el 943 fue nombrado abad y bajo su mandato el monasterio de Glastonbury fue el más grande centro de cultura de Inglaterra; personalmente trabajaba como orfebre, miniaturista, recamador, y también como musicista. Otro rey, Edred, puso su entera confianza en nuestro santo y su justicia y bondad trajeron la bendición del pueblo. Un nuevo rey, Edwy, como Dunstano le había reprobado su concubinato, le exilió y ordenó el saqueo de todas las abadías que habían escapado a la devastación de los daneses, excepto Glastonbury y Abingdon. Dunstano pasó un año en Gante, entonces, centro de reforma monástica. El rey san Edgard de Inglaterra le solicitó que regresase de su exilio y le nombró su principal consejero. Fue ordenado obispo de Worcester (957), de Londres y de Canterbury (961) como le había predicho el anterior obispo, Odón, cuando le consagró obispo de Winchester; además el papa Juan XII le nombró su Legado en Inglaterra (961). En el 975 presidió un sínodo en Winchester para reformar el clero, concretamente quiso terminar con los sacerdotes amancebados; a los obispos casados los destituyó y a los abades, que en sus monasterios mantenían mujeres, los expulsó de sus monasterios.
Junto a san Etelwoldo de Winchester y san Oswaldo de York elaboraron una reforma monástica y eclesiástica en toda Inglaterra que fue el inicio de una vigorosa política de unificación nacional y despertar moral. Activo y enérgico hasta el final, murió en paz en Canterbury. Es una de las grandes figuras de la historia inglesa. Algunos pasajes de su vida son una leyenda copiadas de la de san Eloy. Patrón de Canterbury.
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Beata HUMILIANA DE CERCHI. (c.1220 - 1246).
Martirologio Romana: En Florencia, de la Toscana, en Italia, beata Humiliana, de la Tercera Orden de San Francisco, que como esposa soportó muy malos tratos con una paciencia y una mansedumbre admirables y luego, habiendo enviudado, se entregó de lleno a la oración y las obras de caridad.
Nació en Florencia, en el seno de una poderosa y rica familia. Se casó a los 16 años y soportó con paciencia los malos tratos que le propició sus marido y del que tuvo dos hijas. Su marido le prohibió que hiciera obras de caridad, y ella a escondidas, junto con su cuñada Ravenna, logró burlar la prohibición del marido, y para hacerlo prescindió de las joyas y adornos personales. Después de la muerte prematura de su marido al que logró convertir con paciencia y solicitud, se dedicó a la educación de sus hijas, pero éstas fueron reclamadas por la familia de su marido.
Quiso hacerse religisa pero no fue recibida ni en las Mendicantes de Florencia, las Dominicas de San Jacopo de Ripoli y las Clarisas de Monticelli. Tal vez también para contrarrestar el deseo del claustro, su padre Ulivieri le negó la dote, condenándola a una total dependencia y a un papel de pasiva inutilidad en la economía doméstica. Convertida en huésped indeseado en la familia, que gracias a los matrimonios se abría un complejo juego de alianzas, Humiliana, vio incluso peligrar el espacio familiar necesario para su devoción privada.
Logró licencia de su padre para retirarse en una torre de la casa paterna, en pobreza y penitencia y dedicada a las obras de misericordia. Se hizo la primera Terciaria franciscana claustral de Florencia y se entregó intensamente a la oración y obras de caridad. Humiliana dio testimonio de pobreza evangélica, de amor a Dios y al prójimo. Asistida por los franciscanos, murió a los 27 años en Florencia. Su culto fue aprobado por Inocencio XII el 24 de julio de 1694.
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San IVO HÉLORY. (1253-1303).
Martirologio Romano: En un castillo cerca de Tréguier, en la Bretaña Menor, en Francia, san Ivo, presbítero, que ejerció la justicia sin acepción de personas, fomentó la concordia, defendió por amor de Cristo las causas de los huérfanos, viudas y pobres, y acogió en su casa a esos mismos desfavorecidos.
Nació en la finca de Kermartin, en el parido de Minihy, cerca Tréguier en la Bretaña francesa en el seno de una familia de la nobleza bretona. Su madre le leía vidas de santos y le decía: “Ivo, tú también tienes que ser un santo”, y esta afirmación de su madre le sirvió toda su vida. Con 14 años lo enviaron sus padres a París, donde estudió Artes y Teología durante diez años; y como tenía inclinación hacia la carrera jurídica, estudió Derecho en Orleans con tanta pasión que ni dormía.
Tenía una vida austera impropia de la juventud de su época: se aficionó a visitar los hospitales y asilos para prestar sus servicios. Hizo voto privado de castidad. Además adoptó una vida penitente, con frecuentes ayunos, abstinencias y vigilias. Tuvo propuestas de matrimonio pero se negó por fidelidad a su voto.
Llegó a plantearse la vida religiosa, pero se decidió por el estado clerical, sin aspirar al sacerdocio todavía, recibió las órdenes menores, dispuesto a ser sobre todo abogado de los pobres, y con esa intención volvió a su diócesis cuando contaba 30 años. El obispo de Tréguier le animó a que aceptase el sacerdocio, y como tal siguió en su oficio de abogado, siempre defendiendo al débil, incluso gratis, animando y viviendo una caridad perfecta, tuvo que dejar la profesión de abogado para dedicarse totalmente a los pobres, con quiénes dormía.
Nombrado juez eclesiástico por el obispo de Rennes, fue un juez honesto que defendió sobre todo a los pobres, se llamaba a si mismo el "el más mezquino de los siervos de Dios". Su obispo le llamó a su diócesis con el mismo cargo que en Rennes, y en las mismas condiciones. Hizo muchas obras de caridad y apostolado, atrajo a numerosos sacerdotes a una vida propia de su ministerio, dada la relajación reinante entre ellos, y por su defensa de los pobres y le llamaron “El abogado de los pobres”.
En 1285, su obispo, Alían Le Bruck, le nombró rector de la parroquia de Tresdrezt donde estuvo ocho años ejerciendo su ministerio. El siguiente obispo, Godofredo Tournemine, lo nombró párroco de Lohannec, una de las parroquias más importantes de su diócesis donde estuvo hasta su muerte. Desde que lo nombraron párroco, dejó el traje de los curiales, y se vistió una túnica blanca de tela basta que fue su única vestimenta el resto de su vida. Fue un asiduo catequista y predicador, y sus compañeros sacerdotes le llamaban, a donde acudió siempre a pie, y a veces predicando la mañana en un sitio y la tarde en otro. Combatió los odios y enemistades entre las personas, y se esforzó grandemente por reconciliar las enemistades. Creó un hospital cerca de la casa parroquia donde ayudó a los enfermos en los oficios más humildes. Los diezmos que recibió para su sustento los entregó al hospital y a los más pobres. Como Terciario franciscano aparece en los santorales franciscanos. Murió en Lohannec en la mayor pobreza y penitencia. Está enterrado en la catedral de Tréguier.
Es el primer párroco que ha sido canonizado ejerciendo su tarea parroquial. Ha quedado como modelo en los dos servicios que prestó sucesivamente a la Iglesia: abogado y juez en una curia episcopal, y párroco en dos sucesivas parroquias. Sobre una de las iglesias dedicadas a él en Roma, se construyó la universidad de La Sapienza. Patrón de Bretaña y uno de los patrones de los abogados.
Fue canonizado en 1347.
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Beato AGUSTÍN NOVELLO. M. c. 1310.
Martirologio Romano: En Siena, en la Toscana, beato Agustín Novelli, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, cultivador de la verdadera humildad y amante de la observancia religiosa.
Nació en “castro Taranum vocato” (algunos autores la identifican como Taormina de Sicilia, Tarano in Sabina o Términi), en el seno de una familia catalana y se llamaba Mateo. Después de haber conseguido el doctorado en leyes en Bolonia fue nombrado canciller del rey Manfredo de Sicilia. Dado por muerto en la batalla de Benevento (1266) se curó de sus heridas y parece que prometió que se haría religioso si se curaba. Ingresó en los ermitaños agustinos como hermano lego, con el nombre de Agustín (se le llama “Novello” para distinguirlo de otros santos llamados “Agustín” más antiguos).
Pasó a vivir en los eremitorios que existían en los entornos de Siena. Mientras se encontraba en el eremitorio de Rosia fueron descubiertas sus grandes dotes al escribir una breve memoria en defensa de los derechos de la comunidad y le fue ordenado que aceptase el presbiterado; fue ordenado en Roma. Le encargaron la redacción de las Constituciones de la Orden. Fue elegido Penitenciario apostólico del papa Nicolás IV, cargo que fue reconfirmado por los papas san Celestino V y Bonifacio VIII. Fue elegido General de su Orden en 1298 y dos años más tarde renunció y se retiró al eremitorio de San Leonardo al Lago, junto a Siena, donde llevó una vida de austera penitencia y de gran fervor religioso hasta su muerte. Dictó las constituciones para los frailes que asistían a los enfermos en el hospital de Santa María de la Scala (Siena).
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Beatos JUAN DE CETINA y PEDRO DE DUEÑAS. M. 1397.
Martirologio Romano: En Granada en España, beatos mártires Juan de Cetina, sacerdote, y Pedro de Dueñas, religioso, de la Orden de los Menores Conventuales, ejecutados por la mano del rey de los moros por confesar la fe en Cristo.
Juan nació en Cetina (Zaragoza), en el seno de una familia noble, venida a menos. Pasó sus primeros años en ambiente militar al servicio de un hombre de armas. Para darse a la oración, marchó al retiro de San Ginés, no lejos de Cartagena y allí permaneció varios años, hasta que decidió regresar a la comarca de Monzón donde recibió el hábito franciscano, y luego la ordenación sacerdotal. Destinado a Barcelona, perfeccionó allí sus estudios y la pastoral de su predicación. Será en Valencia su campo más fértil de apostolado y de ejemplar pobreza. Un día se difundió la noticia del martirio de cuatro franciscanos en Jerusalén (1391), y él no dudó en llegar a Roma, y pedir que le fuera permitido ir a Palestina, pero no le concedieron, sino predicar entre los musulmanes del reino de Granada.
Se retiró al convento de San Francisco del Monte, Córdoba, donde destacó por su austeridad, vida de sacrificio y milagros, hasta que fue destinado a Granada en 1397, junto con su compañero Pedro de Dueñas. Comenzaron su predicación exhortando a los musulmanes a abandonar el Islam y convertirse a Cristo. Se produjo un tumulto, fueron apresados y conducidos al cadí que los interrogó, y fueron enviados a casa de los mercaderes catalanes que les advirtieron de los peligros que corrían si seguían predicando, además que harían mucho daño a las buenas relaciones que en esos momentos había entre musulmanes y cristianos. Pero no hicieron caso y siguieron predicando, denunciando los errores del Islam. De nuevo fueron detenidos y encerrados en prisión, en ella predicaron a los cristianos que allí estaban y convirtieron a muchos. Fueron maltratados durante dos meses. Pero dentro de la prisión también se produjeron tumultos por parte de los musulmanes, con lo que fueron conducidos al rey, que los interrogó, y ellos se mantuvieron firmes en su fe, y mandó que fueran azotados duramente y, finalmente, el rey con su alfanje decapitó a Juan. Después intento de diversas maneras, con promesas, placeres y honores y bajo amenazas, que el joven Pedro apostatara de su fe. Al no conseguir sus fines, ordenó que también fuera azotado y decapitado.
Según la opinión de E. Caro y del P. Darío Cabanelas, que nos parece la más probable, fray Pedro era natural de Bujalance, provincia de Córdoba; sus padres eran Alonso de Dueñas e Isabel Sebastián; el padre, a su vez, era natural de Dueñas, en el obispado de Palencia, de donde tomó el apellido que luego pasó a su hijo fray Pedro. Este se dedicaba a la labor del campo cuando sintió deseos de entrar en la orden franciscana, y, con la aquiescencia de su padre, se dirigió al convento de San Francisco del Monte.
Allí vistió el hábito franciscano, en el estado de hermano no clérigo, y se distinguió por su humildad y sencillez; tendría unos dieciocho años. Tuvo como maestro de noviciado a Juan de Cetina. Cuando fray Pedro terminó el noviciado e hizo la profesión, fray Juan le comunicó su deseo de que le acompañara a predicar a los musulmanes de Granada. Aunque la comunidad de San Francisco del Monte puso reparos a los deseos de fray Juan, por la juventud de fray Pedro y su corta experiencia en la vida religiosa, acabó otorgando su licencia, y, desde ese momento, las vidas y martirio de estos varones de Dios discurrirán juntas.
Sus cuerpos fueron arrojados a un muladar, donde fueron recogidos por los cristianos que los enviaron a los conventos franciscanos de Sevilla y Córdoba, y a la catedral de Vich.
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Beato PEDRO WRIGHT. (1603-1651).
Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato Pedro Wright, presbítero y mártir, que por haber abrazado la fe de la Iglesia Católica ingresando en la Compañía de Jesús y siendo promovido a las órdenes sagradas, en tiempo de la República Inglesa fue conducido al martirio en el patíbulo de Tyburn.
Nació en Slipton (Inglaterra) en el seno de una familia católica. Llegado a la juventud, se colocó como escribiente en el bufete de un abogado de su pueblo y el continuo contacto con anglicanos le hizo perder el aprecio por la fe católica en la que había sido educado, llegando a hacerse formalmente anglicano.
Estuvo enrolado en el ejército inglés en Holanda; desertó y se refugió en Brabante. Se convirtió a la fe católica cuando entró en el colegio inglés de Lieja y marchó seguidamente a Gante a estudiar con los jesuitas. Aquí, al cabo de dos años, vio clara su vocación a la Compañía de Jesús y obtuvo el ingreso en 1629 en el noviciado de Watten. Hecha la profesión religiosa y los estudios, y cumplidas las etapas propias de su Orden, fue ordenado sacerdote.
Él hubiera querido marchar enseguida a la misión inglesa, pero los superiores consideraron mejor destinarlo primero a varios encargos en Lieja y en Saint-Omer y finalmente atender como capellán a las tropas de ingleses que había en Flandes. Estas tropas estaban bajo el mando del coronel sir Henry Gage, cuya confianza y estima se ganó, volviendo con él y las tropas a Inglaterra en 1644. Pero el 13 de enero de 1645 sir Henry caía en el asedio de Abington. Pasó entonces como capellán al servicio del marqués Winchester en su palaclo de Londres, el cual lo conocía porque Pedro estuvo presente en la reconquista de su castlllo de Basing House, ocupado hasta entonces por tropas del Parlamento.
Aunque pasaron varios años antes de que lo prendieran, finalmente el día 2 de febrero de 1651 fue arrestado y llevado a la cárcel de Newgate. Todos los esfuerzos que se hicieron para obtener su libertad fueron inútiles. Se le achacó haber violado el “Estatuto 27” de Isabel por haber sido ordenado sacerdote en el extranjero y vuelto luego a Inglaterra. Su condición de sacerdote fue atestiguada en el juicio, que tuvo lugar en Old Batley, por un hermano menor de sir Henry Gage que había apostatado del catolicismo. Y por ello fue condenado a muerte como reo de alta traición.
Más de veinte mil personas se reunieron en las calles y en la plaza londinense de Tyburn para ver pasar o asistir a la ejecución del jesuita, cuyo juicio se había hecho famoso en la opinión pública. Se le hizo gracia de no ser descuartizado aún vivo, y por ello el 19 de mayo de 1651 se le ahorcó hasta que murió, y su cadáver fue luego descuartizado. Sus restos pudieron ser rescatados y enviados al Colegio Inglés de Lieja. Fue beatificado por el papa Pío XI el 15 de diciembre de 1929.
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San TEÓFILO DE CORTE. (1676-1740).
Martirologio Romano: En Fucecchio, de la Toscana, san Teófilo de Corte, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, quien propagó en gran manera las casas de retiro para los frailes, mostrando una gran devoción a la Pasión del Señor y a la Virgen María.
Nació en Corte en Córcega, hijo de una familia rica, de nombre Signori. Se llamaba Blas, pero cambió su nombre cuando se hizo franciscano. Primero se hizo capuchino, huyendo furtivamente de su casa, pero luego cambió por el hábito franciscano, porque su familia era benefactora de estos frailes. Terminó los estudios de filosofía en Roma y los de teología en Nápoles. Fue ordenado sacerdote en 1700.
A él se le atribuye la promoción de los “retiros” para los religiosos (hacían dos horas de oración en común, los maitines y observaban la abstinencia cuaresmal durante seis meses). Empezó a ir y venir entre el convento de Civitella y el de Palombara Sabina, donde comenzó los dos primeros "retiros" con su superior el beato Tomás de Cori. Tenía un temperamento pasional y fogoso, pero fue siempre paciente y delicadísimo, teniendo en cuenta que no tuvo una vida fácil para promover estos retiros, ya que sus superiores lo elegían para aquellos lugares donde las relaciones humanas eran más difíciles. Superó toda clase de dificultades con la dulzura y la tenacidad suavizando todas las asperezas. Uno de los últimos reconocimientos lo tuvo en Toscana, en Fucecchio, donde el último descendiente de los Médici, el gran duque Gian Gastone apoyó su obra, que como siempre, aparecía al principio llena de dificultades y obstáculos.
Superó con dulzura todas las dificultades. En 1730 pasó a la isla de Córcega, pero cuatro años más tarde fue llamado de nuevo a Italia. En Fucecchio, donde era guardián del convento, murió ejemplarmente a los 64 años de edad, después de haber pedido perdón a sus cohermanos por las fallas que pesaban sobre su delicadísima conciencia. Fue beatificado en 1896 y canonizado por Pío XI el 29 de junio de 1930.
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San CRISPÍN DE VITERBO. (1688-1750).
Martirologio Romano: En Roma, san Crispín de Viterbo, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que mientras recorría los pueblos de las montañas para mendigar limosna, enseñaba los rudimentos de la fe a los campesinos.
Nació en Viterbo en el seno de una familia humilde, y se llamaba Pedro Ubaldo Fioretti. Pronto se quedó huérfano de padre y tuvo la ayuda de un tío suyo que le hizo estudiar la escuela elemental con los jesuitas; después trabajó como aprendiz de zapatero. Después de una procesión pidiendo la ayuda, ante la vista de los novicios capuchinos, ingreso en 1693 en los capuchinos del convento de Palanzana como hermano lego (al tomar el hábito eligió el nombre de Crispín) y fue encargado de la cocina en los conventos de Viterbo, Tolfa, Roma y Albano; amaba definirse como "la pequeña bestia de los capuchinos".
Durante casi cuarenta años, estuvo dedicado a mendigar al servicio de su convento de Orvieto. Su afabilidad era conocida de todos. “El que ama a Dios con pureza de corazón -solía decir- vive felíz y muere contento”. Mantuvo una disponibilidad heroica para con los hermanos y pobres; ofrecía a todos ayuda material y espiritual. Realizó una verdadera catequesis itinerante. Repetía con frecuencia: “El poder de Dios nos crea, su sabiduría nos gobierna, la misericordia nos salva”. Tuvo correspondencia con todo tipo de personas y condición social y mantuvo una estrecha amistad con el papa Clemente XI y san Felix Cantalicio. Fue un gran asceta, pero siempre alegre y un gran amante de María.
Murió de una corta enfermedad en Orvieto después de un viaje a Roma, tras lo cual llegó una turba de devotos deseosos de verlo y de tener alguna reliquia suya. Los milagros se multiplicaron. Fue beatificado en 1806 y canonizado por SS Juan Pablo II el 20 de junio de 1982; fue la primera canonización de este Papa.
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Beato RAFAEL LUIS RAFIRINGA. (1856-1919).
Martirologio Romano: En Fianarantsoa, Madagascar, beato Rafael Luis Rafiringa, religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que, convertido del paganismo, mantuvo la presencia y la vitalidad de la Iglesia en Madgascar cuando todos los sacerdotes habían sido expulsados.
Nació en Madagascar, en el barrio de Mahamasina en Antananarivo. Este pagano, cristiano, escolar, literario, político y hasta judicial, convertido en dignísimo hijo de San Juan Bautista de La Salle, es una espléndida demostración del poder de la gracia de Dios cuando encuentra un terreno fértil. Por su ciencia, su actuación y su santidad es ya una de las glorias más genuinas de las que puede enorgullecerse la Gran Isla.
Fue el primer discípulo de San Juan Bautista de La Salle en Madagascar, dotado de una gran inteligencia y fuerza de voluntad, desafió las ambiciones de la familia y pidió, cuando tenía 14 años, unirse a aquellos misioneros, no sacerdotes, recién llegados a la isla.
Como consecuencia de los motines independentistas que estallaron en la isla, todos los misioneros extranjeros fueron expulsados y él se vio elegido, por aclamación popular, jefe de los católicos. En esa inesperada responsabilidad dio prueba inigualable de sus nada comunes capacidades, formando catequistas, organizando encuentros, reuniones y paraliturgias en cada rincón de la isla, escribiendo opúsculos y resúmenes de la doctrina católica, cantos y poesías. Expulsados en esos años de la isla todos los misioneros, el Hno Rafael supo afrontar con valentía y éxito la difícil situación.
Cuando se concedió a los misioneros la posibilidad de regresar, maravillados, se encontraron las comunidades cristianas más numerosas y fervorosas de como las habían dejado. Las autoridades francesas, reconociendo este mérito, le condecoraron con la Medalla de Oro del Mérito malgache. Por su notable actividad literaria fue nombrado miembro de la Academia malgache. Murió en Fianarantsoa.
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Santa MARÍA BERNARDA BÜTLER (Verena Bütler). (1848-1924).
Martirologio Romano: En Cartagena de Nueva Granada, en Colombia, santa María Bernarda (Verena) Bütler, virgen, la cual, nacida en Suiza, fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras Franciscanas de María Auxiliadora.
Se llamaba Verena Bütler. Nació en Auw (Argovia, Suiza), en el seno de una modesta familia de campesinos y cristianos ejemplares. Cultivó la vida de piedad desde la infancia, dedicada a trabajos en el campo. Tuvo una gran devoción por la Eucaristía. A la edad de 14 años se enamoró de un jóven, pero sus deseos de consagración a Dios le hizo fuerte para dejarlo. En este período de su vida se le concedió la gracia de gozar sensiblemente de la presencia de Dios sintiéndolo muy cercano.
Atraída por el amor de Dios, a los 18 años, ingresó como posulante en el convento de la región. Comprobando que no era el lugar donde Dios la llamaba, regresó a su hogar. En 1867, por sugerencia de su párroco, ingresó en el monasterio franciscano de María Auxiliadora en Altstöten. Tomó el nombre de María Bernarda del Sagrado Corazón de María. En este monasterio permaneció 21 años. Donde ejercio de Maestra de novicias y superiora.
En 1888, partió para El Ecuador con un grupo de seis religiosas, reconociendo en ello la clara voluntad de Dios que la llamaba a ser anunciadora del Evangelio en aquellas tierras. En 1895, tuvo que refugiarse en Colombia, donde fundó de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora. Se encontró un paisaje dosolador: ausencia de sacerdote, una gran promiscuidad y una gran pobreza material y espiritual. Comenzó un amplio apostolado con las familias y obtuvo un gran fruto espiritual. Todo esto se unió a la cruz: clima adverso, insalubridad, incomprensión por parte de las autoridades religiosas, la separación de algunas hermanas de la comunidad, que constituyeron una nueva Congregación religiosa: las Franciscanas de la Inmaculada, fundadas por la beata María Caridad Brader. María Bernarda supo soportar todo con heróica entereza, en silencio y sin mostrar ningún resentimiento.
En 1895, comenzó una fuerte persecución a la Iglesia, y tuvieron que marcharse del país, y recalaron en Cartagena de Indias (Colombia) donde permanecerá hasta su muerte, dedicada al cuidado de enfermos en un hospital. Murió en Cartagena (Colombia) de una enfermedad estomacal; murió con fama de santidad.
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Beata PINA SURIANO (Josefina). (1915-1950).
Martirologio Romano: En Palermo, Italia, beata Pina Suriano, virgen, que ofreció sus sufrimientos físicos por la santificación de los sacerdotes.
Nació en Partinico, Palermo, (Italia), en el seno de una familia de agricultores. Desde su infancia tuvo siempre un gran sentido religioso. Joven guapísima que no pudo abrazar la vida religiosa en particular, a acausa de la oposición de su familia. Entregó su vida a la asistencia de jóvenes como responsable de la Acción Católica parroquial en la iglesia de la Santísima Virgen María del Rosario en 1945. Desde su infancia estuvo vinculada a la Acción Católica.
En 1948 fundó la Asociación de las Hijas de María y fue su presidenta hasta su muerte. La participación de Pina en la Acción Católica. fue algo que hay que tener presente, puesto que los intereses que ella cultivó y las aspiraciones y los actos religiosos de su vida surgieron precisamente de su compenetración con el hecho de ser miembro de la Acción Católica. Esto explica cómo ella, con el transcurrir de los años, se transformará en una experta de la vida y del mensaje de Jesús, de la misión de la Iglesia y de la vocación de los hombres a la santidad.
Puso como fundamento de su apostolado la oración, el sacrificio, la misa, la comunión y la meditación cotidiana, el estudio de la Escritura y la adhesión al magisterio de la Iglesia. Merece una consideración especial la relación de Pina con su familia ya que si bien ella se comportó siempre como hija perfecta en los servicios que le confiaban y en la sumisión a sus padres, debió enfrentarse con la cerrazón de su madre respecto de las prácticas religiosas. En efecto, Doña Graciela no quería que Pina transcurriera tanto tiempo en la iglesia, porque veía desvanecer los propósitos matrimoniales que soñaba para ella.
El voto de castidad que hizo Pina el 29 de abril de 1932 en la capilla de las Hijas de la Misericordia y de la Cruz, que era la sede social de la juventud femenina de la Acción Católica, demuestra que su compromiso religioso surgía de una opción de vida. Las palabras que pronunció y escribió en su diario aquel día son las siguientes: "En este día solemne, Jesús mío, yo quiero unirme más a Tí y prometo ser cada vez más pura y más casta para ser una azucena digna de tu jardín".
Con el permiso de su director espiritual, Pina renovaba todos los meses este voto y, fiel al mismo, rechazaba las distintas propuestas de matrimonio que más de un joven le dirigía, conquistado por su gracia y su belleza. Intentó varias veces entrar en la vida religiosa, pero se encontró con dificultades insuperables. Y mientras rezaba esperando obtener la bendición de sus padres para entrar en la vida religiosa, seguía participando con espíritu eclesial en la vida de la parroquia y de la diócesis, como socia y responsable de la Acción Católica y como presidenta de la Pía Unión de las Hijas de María.
Un año antes de morir, como no podía ingresar en la vida religiosa, junto a tres compañeras, se ofreció a Dios como víctima por la santidad de los sacerdotes. En 1948 participó en la peregrinación que se hizo a Roma, con ocasión del XXX aniversario de la Juventud Femenina de la Acción Católica.
Fue verdaderamente llamativa la coincidencia entre el acto de su ofrenda como víctima y el comienzo de una forma de artritis reumática tan fuerte que le dejaría un defecto cardíaco que luego la llevará a la muerte. Hasta el último momento siguió dando un ejemplo sublime de perfección, feliz de que su ofrenda como víctima por la santidad de los sacerdotes estaba siendo aceptada. Murió en Partiuico de un infarto, que ella afrontó con una gran serenidad. La participación masiva en la capilla ardiente y en su funeral fue la prueba de que la opinión común sostenía que había muerto una santa. Sus restos reposan en la iglesia parroquial del Sagrado Corazón, en Partinico.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santa Pudenciana de Roma. M. 160.
En su casa de Roma fueron acogidos los apóstoles santos Pedro y Pablo. Según la leyenda era hija de santos Claudia y Pudente. Hermana de santa Práxedes. Recogía los restos de los mártires para enterrarlos. Murió muy joven, cerca de los 18 años, de muerte natural. Su culto se ha limitado a la basílica romana de su nombre y su existencia parece que es ficticia.
San Urbano I. Papa (222-230). M. 230.
Martirologio Romano: En Roma y en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Urbano I, papa, que gobernó fielmente la Iglesia Romana durante ocho años, tras el martirio de san Calixto.
Nació en Roma en el seno de familia noble. Sucedió a san Calixto I y fue Papa durante siete años transcurridos en el periodo de paz del imperio de Alejandro Severo. Le sucedió en la sede pontificia san Ponciano.
Parece que en su tiempo la Iglesia gozó de una relativa paz. El “Liber Pontificalis” narra que convirtió al noble san Valeriano, marido de santa Cecilia y que murieron mártires. Se dice que fue mártir pero se ha equivocado con el obispo que fue mártir el 25 de Mayo, por eso este Papa ya no está en el calendario de la Iglesia, y sí el obispo.
Santos Partenio y Calócero. M. 250.
Martirologio Romano: En la misma ciudad, santos Partenio y Calócero, mártires, que dieron insigne testimonio de Cristo en tiempo del emperador Diocleciano.
Según el Martirogio Jeronimiano -que parece depender de una «Passio» que se ha perdido-, los dos hermanos Calócero y Partenio, eran eunucos del séquito de Trifonia, la esposa del emperador Decio, y desempeñaban respectivamente los oficios de "praepositus cubiculi" y de "primicerius". Ambos practicaban abiertamente el cristianismo. Al estallar la persecución, sufrieron el martirio en Roma por haberse negado a ofrecer sacrificios a los dioses.
En cambio, según las pretendidas «Actas» de estos mártires, que carecen de valor histórico, Calócero y Partenio eran originarios de Armenia y habían venido del Oriente en compañía de cierto cónsul llamado Emiliano. A la muerte de éste, Calócero y Partenio quedaron al servicio de su hija Calixta o Anatolia, quien había recibido en herencia los bienes de su padre y repartió una parte de ellos entre los pobres. Los mártires comparecieron ante Decio, acusados de ser cristianos y de haber dilapidado la herencia de Anatolia. Como defendiesen y confesasen valientemente la fe, el juez los condenó a ser quemados en vida; pero, como salieron ilesos de las llamas, fueron rematados a mazazos. Anatolia les dio sepultura en el cementerio de Calixto.
Otros autores piensan que murieron durante la persecución de Diocleciano en el 303.
San Adolfo de Arrás. M. c. 728.
Martirologio Romano:
En Arrás, de Neustria, san Adolfo, obispo a la vez de esta ciudad y de Cambrai.
Hijo de san Ranulfo. Era un prelado que ostentó al mismo tiempo los cargos de abad benedictino de Saint-Vaast en Cambrai (710-717 y de obispo de Arrás y Cambrai (717-728). Su hagiografía está plagada de leyendas pero hay que precisar que durante los doce años que duró su episcopado se distinguió por su santidad, sus virtudes episcopales y su afan de santificación de su grey.
Juan de Santo Domingo Martínez (Juan Martínez Cid). Beato. (1577-1619).
Martirologio Romano: En Suzuta, en Japón, beato Juan de Santo Domingo Martínez, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que murió en la cárcel por Cristo.
Nació en Manzanal de los Infantes (Zamora). Ingresó en el convento de los dominicos de San Esteban de Salamanca y allí hizo su profesión religiosa en 1594. Quería ser misionero, y fue ordenado sacerdote en Sevilla en 1601, cuando era destinado a Filipinas por la ruta de Méjico. Estuvo 16 años en Filipinas ejerciendo su ministerio en el barrio de Binondo, Manila.
En 1618 fue destinado al Japón y desde allí debía zarpar para Corea para abrir un nuevo campo de misión, que no tuvo éxito. A pesar de la persecución prefirió quedarse en el Japón, y para ello se tuvo que disfrazar de mercader español y así burlar a las autoridades. Junto con el dominico el beato Ángel Ferrer Orsucci tuvo que huir de casa en casa, buscando cobijo en hogares cristianos durante el día y sirviéndose de la oscuridad durante la noche para visitar a los cristianos y administrar los sacramentos y animar a los enfermos y más débiles.
En 1618 asaltaron la casa donde residía, y lo condujeron ante el gobernador de Nagasaki. Vestido con el hábito dominico, confesó ante el juez su identidad religiosa y fue encerrado en la cárcel de Suzuta donde, después de tres meses de enfermedad. Su cadáver fue incinerado y arrojado al mar.
Juan Bautista Javier Loir (Juan Luis de Besançon). Beato. (1720-1794).
Martirologio Romano: En un barco prisión frente a Rochefort, en Francia, beato Juan Bautista Javier (Juan Luis) Loir, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, quien durante la Revolución Francesa, casi octogenario, fue encarcelado por ser sacerdote y murió estando arrodillado.
Nacido en San Pedro de Besançon, hijo de Juan Luis e Isabel Juliot, su padre era el director y tesorero de la Moneda. Entra al noviciado de los Capuchinos en mayo de 1740, hizo la profesión religiosa con el nombre de fray Juan Bautista. Ordenado sacerdote se distingue en el ministerio de la confesión y la dirección espiritual. En sus largos años de vida religiosa nunca aceptó ningún cargo de prelacia, alegando que se había hecho religioso para obedecer y no para mandar. Estaba destinado en el convento capuchino de Petit-Forez en Lyón. Era muy dado a tratar y beneficiar a los pobres. Sus modales amables y finos le atraían el amor de todos.
Guardián en varios conventos sucesivamente, al ser suprimidas las Ordenes religiosas pasó a vivir donde su hermana, en el castillo de Précord, despertando allí la misma admiración que tenía en su convento, y esto le valió que, al negarse al juramento de la Constitución Civil del Clero, fue obligado a marchar a Moulins, y el 18 de junio de 1793 fue recluido en el antiguo convento de Santa Clara de Moulins transformado en cárcel.
El 31 de marzo de 1794, condenado a la deportación, parte a Rochefort con otros 26 deportados, todos los cuales son conducidos a la nave “Bonhomme Richard”, luego transferido a la nave “Deux Associés”, donde muere víctima de los malos tratos el 19 de mayo de 1794, a la edad de 74 años, fue hallado muerto de rodillas. Sepultado en la isla de Aix. Especialmente se distinguió por su humildad, afabilidad y paciencia. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995.
José Czempiel. Beato. (1883-1942).
Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato José Czempiel, presbítero y mártir, el cual, nacido en Polonia, durante la guerra pereció en la cámara de gas, asociado al sacrificio de Cristo.
Nació en Józefka (Piekary-Silesia), en el seno de una familia minera. Ingresó en el seminario de Breslau, y al mismo tiempo hizo los estudios superiores de Teología en la universidad de la ciudad. Ordenado sacerdote en 1908, fue destinado a varias parroquias como vicepárroco hasta que en 1923 se le nombró párroco de Chorzow Batory. Cuando, Polonia recuperó su independencia, su parroquia se encardinó en la diócesis de Katowice y él permaneció en ella.
Demostró un gran celo apostólico y una gran sensibilidad social, concretamente en Silesia con el alcoholismo y el paro, poniendo en marcha diversas iniciativas a su respuesta.
Permaneció en su parroquia cuando entraron los nazis alemanes. En 1940, la Gestapo lo arrestó y lo envió al campo de concentración de Gusen, de donde pasó a Dachau. Considerado inválido murió en las cámaras de gas del campo de Mathausen, Alemania. Fue beatificado el 13 de junio de 1999.
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