Santoral del 20 de Mayo

INDICE


San Bernardino de Sena, 1444
Colomba (Paloma) de Riete, BeataVirgen
Arcángel Tadini, SantoPárroco
Beato LUIS TALAMONI
Josefa Stenmanns, BeataCo-Fundadora
Beata MARÍA CRESCENCIA PÉREZ
OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santos: Teodoro, Anastasio, Hilario, Colmán, Peregrino, Austregisilo, obispos; Basila, Sofía, Plautila, Saturnina, vírgenes; Baudelio, Aquila, Alejandro, Asterio, Taleleo, Aurea, Timoteo, Polio, Eutiquio, mártires; Etelberto, rey-San Austrillo o Austregisilo de Bourges-San Baudilio, Mártir-San Etelberto, Mártir


SAN BERNARDINO DE SIENA,Confesor
En todas las cosas muéstrate dechado de buenas
obras, en la pureza de la doctrina, en la integridad
de vida, en la gravedad de conducta.
(Tito, 2, 7).


La modestia y la pureza de San Bernardino eran tan continuas, que toda conversación indecente cesaba acercándose él. Todos los días visitaba una capilla de la Santísima Virgen, diciendo que iba a ver a su Madre. Abandonó el mundo para combatirlo y, durante dieciséis años, ni un día pasó sin predicar. La devoción que tenía al Nombre de Jesús hacía que lo llevara siempre sobre su corazón. Murió en el año 1444.

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SAN BERNARDINO

I. Desde tierna edad descolló por un gran amor a la pureza. Su modestia era un freno que retenía a los más disolutos. Reprendía modestamente a los que tenían conversaciones indecentes. ¿Qué haces tú cuando delante de ti se pronuncian palabras demasiado libres? Si tienes autoridad sobre el culpable, repréndele su falta; si no, que tu silencio y tu actitud severa se lo hagan comprender. ¿Se podría decir de ti lo que Tertuliano decía de sí mismo: Mi sola presencia hace avergonzar al vicio?

II. Todos los días visitaba el santo una capilla de la Santísima Virgen. ¿Qué devoción practicas tú en honor de María? Te has comprometido a servirla; sé, pues, fiel en observar lo que le has prometido, y no pases ni un solo día sin tributarle tus homenajes, sea en una de sus iglesias, sea en tu casa, ante su imagen. Jesús nada rehúsa a María, y María nada rehúsa a sus servidores.

III. Tenía el Santo una singular devoción al Nombre de Jesús: sin cesar lo pronunciaba, y lo llevaba escrito sobre su corazón. Pronuncia tú, a menudo, este adorable Nombre, pero hazlo con devoción. En tus tristezas y tentaciones sírvete de él como de un escudo y de una espada, para rechazar y vencer al demonio. ¡Cuán dulce y consolador es el Nombre de Jesús! ¿Estás triste? Llama a Jesús en tu corazón. Que de tu corazón pase su Nombre a tus labios y la nube se disipará. (San Bernardo).

La modestia
Orad por los predicadores.

ORACIÓN

Señor Jesús, que habéis concedido a San Bernardino, vuestro confesor, un amor tan grande por vuestro Santo Nombre, dignaos, por sus méritos y su intercesión, difundir en nosotros el espíritu de vuestra divina caridad. Vos que, siendo Dios, vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/mayo20bernardinodesiena.mp3




San BERNARDINO DE SIENA. (1380-1444).

Martirologio Romano: San Bernardino de Siena, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, quien, con la palabra y el ejemplo, fue evangelizando por pueblos y ciudades a las gentes de Italia y difundió la devoción al santísimo Nombre de Jesús, perseverando infatigablemente en el oficio de la predicación, con gran fruto para las almas, hasta el día de su muerte, que ocurrió en L’Aquila, del Abruzzo, en Italia.

Nació en Massa Marítima en el Grossetano en la familia de los Albizzeschi que pronto se trasladaron a Siena al ser nombrado su padre gobernador de la ciudad. Pronto quedó huérfano y fue recogido por su tía Diana que le educó cristianamente. Después de estudiar Filosofía, Derecho, se entregó del todo a la investigación de las Sagradas Escrituras, y se dedicó con afán al cuidado de los enfermos. Durante la peste de 1400, atendió voluntariamente a los apestados en el hospital de Nuestra Señora de la Scala, de forma heroica. Dos años más tarde renunció a la fortuna de su familia y se hizo franciscano en 1402. "Yo nací en el día del nacimiento de Nuestra Señora; y en ese mismo día nací después a la vida religiosa y tomé el hábito e hice profesión y dije la primera misa e hice el primer sermón. Por sus merecimientos espero que Nuestro Señor me llevara a su Reino".

Hacia 1405 comenzó a predicar en el territorio sienés. Fundó el convento de Capriolo, entre Siena y Amiata; de allí partieron sus “campañas” de predicación. Se hizo apóstol de la predicación del Nombre de Jesús, cuyo emblema de Cristo Rey, se hará famoso como enseña para la pacificación entre las ciudades. El monograma de Cristo lo escribió en estas tres letras J.H.S. Estaba en contra de las banderas que anunciaban partidos, el quería la paz, por ello predicó a Cristo, Rey de la paz. Y creó su propia bandera con las iniciales ya descritas que se destacaba en letras doradas inscrito en un círculo de rayos, que este trigrama luego se lo apropiaron los jesuitas (Jesús Hominum Salvator). En 1424 los florentinos lo hicieron pintar sobre la fachada de la iglesia franciscana de la Santa Croce. Los habitantes de Siena lo inscribieron en un círculo azul en el exterior y en el interior de su palacio público. Aprobado en 1432 por el papa Eugenio IV, el trigrama pasó a Francia. Un franciscano que fue a predicar a Toulouse recomendó a los capítulos que lo imprimiesen sobre las puertas de la ciudad y en las fachadas de las casas. Santa Juana de Arco lo hizo bordar sobre su estandarte.

Predicaba de un modo risueño y violento, familiar y tempestuoso, hablaba de un modo natural e irresistible, colorista y duro, y sus diatribas contra la usura y las discordias civiles -su empeño en que no hubiera ni güelfos ni gibelinos (enemigos mortales), sino cristianos que levantaran el emblema de Jesús - eran devastadoras y eficaces.

Durante los primeros quince años de su vida como predicador no destacó demasiado, como ocurrió, en cambio, en los últimos años de su vida, cuando, probado por las acusaciones de los difamadores (hubo sabios que le acusaban de hereje, hasta que el papa Martín V declaró su absoluta inocencia), su palabra se hizo más ardiente y arrebatadora y en sus interminables recorridos por toda la península (la muerte le sorprendió en uno de ellos) era una mezcla de cólera y de intima dulzura, de fervor y de rabioso grito contra el pecado. Sus discursos tenían ese eje conductor que puede resumirlo todo: "Si hablas a Dios, habla con caridad. Si hablas de ti, habla con caridad. Haz que dentro de ti no haya más que amor y más amor".

De 1438 a 1443 tuvo la misión de reformar la Orden franciscana, llegando a vicario general de la observancia. Es el fundador de los franciscanos de la observancia (Osservanti) llamados así porque observaban la regla primitiva de san Francisco. A duras penas, sin embargo, logró reconciliar en parte a "conventuales" y "espirituales". Intervino también en la reforma de los estatutos de varias ciudades, como Siena y Perugia, adaptándose a la severidad de las leyes del tiempo (la hoguera para los "malditos sodomitas") y aceptando la disciplina judiciaria contra los culpables (pero rebosante luego de misericordia). Demostró un gran respeto por las mujeres, que eran frecuentes interlocutoras de sus prédicas, y trató con papas (como Martín V, Eugenio IV y Nicolás V) y con emperadores (como Segismundo I), rechazando siempre honores e incluso el episcopado de Siena (1427), Ferrara y Urbino (1435). Murió en L'Aquila cuando marchaba hacia Nápoles. Acababa de revisar sus "Discursos sobre las Bienaventuranzas". Fue considerado uno de los más importantes misioneros del siglo XV. Propugno la Asunción de María, su mediación universal y su realeza. Hay una historia que narra que en 1406, san Vicente Ferrer predijo durante un sermón en Alessandría que uno de los oyentes recogería su manto y sería éste quien predicaría por tierras italianas cuan él se ausentase. Y fue Bernardino quien recogió el manto y predicó por toda Italia. Patrón de Siena.
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Beata COLUMBA DE RIETI. (1467-1501).
Martirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, beata Columba (Ángela), virgen de la Penitencia de Santo Domingo, que trabajó por la pacificación de la ciudad, la cual estaba dividida en bandos.

Nació en Rieti. Su padre la quiso casar pero ella hizo todo el posible para conservar su virginidad, sufrió todo tipo de amenazas y violencias, pero no doblegaron su decisión. Atraída de la luz mística de santa Catalina de Siena, entró en la Tercera orden dominica, y de nuevo fue un escándalo por su deseo de recibir la comunión frecuentemente, sus éxtasis y sus increíbles ayunos. Un día desapareció misteriosamente, y se fue a Perugia donde fundó el convento de Santo Domingo para la educación de las niñas; allí es de nuevo signo de contradicción; para algunos la luz de su santidad era impostura; su virtud, brujería; sus obras, demoníacas.

Entre los que la defendieron sorprende que estén Lucrezia Borgia, Atalanta Baglioni, Cesar Borgia, el duque de Valentino, el papa Alejandro VI, en cambio entre sus críticos había muchos prelados y hombres de virtud probada.
Rodeada de una comunidad de hermanas de la orden seglar, estableció una comunidad religiosa de dominicas. Proyectó su celo apostólico hacia los pobres, enfermos, moribundos y hasta los condenados a muerte. Fue considerada ángel tutelar y pacificadora de la ciudad de Perugia. Antes de morir llamó a los magistrados para recordarles: “Cuantos no aman a sus hermanos, no son dignos del Padre de todos; el odio provoca la cólera divina y las lágrimas de los oprimidos son la condena de los poderosos”. Solamente después de su muerte, y una vez publicada su biografía, fue proclamada públicamente su santidad. Sus reliquias se conservan en monasterio de Perugia.
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Beata JOSEFA HENDRINA STENMANNS. (1852-1903).
Martirologio Romano: En Steyl, Países Bajos, beata Josefa (Hendrina) Stenmanns, virgen.

Nació en Issum, en la Baja Renania (Alemania). Se llamaba Hendrina. Cuando dejó la escuela, contribuyó a los ingresos familiares con su trabajo como tejedora de seda. Ya desde su juventud comenzaron a manifestarse las cualidades que caracterizaron su naturaleza maternal y jovial, la amabilidad y la compasión. Siempre buscaba a los enfermos y necesitados.
A los 19 años entró a formar parte de la Tercera Orden Franciscana. Su deseo de consagrarse a Dios se vio empañada por la "Kulturkampf" (lucha por la cultura) que impulsaba una serie de leyes anticatólicas y que por entonces reinaba en Alemania, hacía imposible la vida religiosa. A esto se unió la promesa que le hizo a su madre agonizante de ocuparse de sus hermanos menores.

Algunos años más tarde, a través de un aprendiz de su padre, Hendrina encontró el camino que la llevaría a Steyl y a pedirle a san Arnoldo Janssen, fundador de la Sociedad del Verbo Divino, que la aceptara en la Casa Misional como ayudante de cocina. Su intención profunda era la de apoyar la causa misional con su trabajo en la cocina. Cuando llegó a Steyl era una mujer de casi 32 años de edad, madurada en la historia de su familia y de su vecindario. Su carta a Arnoldo Janssen es una expresión de su espiritualidad y de su profundo deseo de dedicarse totalmente a la tarea misional. No tenía grandes planes. Simplemente llevaba a cabo lo que reconocía como la voluntad de Dios en cada momento.

Su decisión de vivir en la Casa Misional como ayudante de cocina implicaba para ella, al igual que para su compañera Helena, descender hasta el nivel más bajo de la escala social. Así comenzó una vida de duro trabajo y renuncias que duraría cinco años, mientras esperaba el momento de la fundación femenina.

En 1889 comenzó la obra de la Congregación misionera de las Siervas del Espíritu Santo. Un pequeño grupo de compañeras comenzaron su postulantado. Era la piedra fundamental de la nueva congregación. Luego siguió el noviciado y los primeros votos, emitidos en marzo de 1894, con los que Hendrina recibió el nombre de Josefa.
La ahora Hermana Josefa era responsable de dirigir el lado práctico de las cosas en la casa. Más tarde se convertiría en directora de postulantes. Se caracterizó por su gran comprensión de la naturaleza humana y mostró su capacidad para introducir a las jóvenes en la vida religiosa con sabiduría y empatía. Luego el convento se abriría para retiros de mujeres, un apostolado que ponía trabajo extra en las espaldas de las hermanas. Pronto se agregarían el estudio de idiomas y un curso de capacitación docente

A la hermana Josefa se la conocía sobre todo por su amor a la oración. En medio de sus múltiples tareas, progresaba cada vez más hacia el silencio interior y la verdadera contemplación. El rosario y ciertas oraciones breves, como la invocación "¡Ven, Espíritu Santo!" se convirtieron en sus "mantras", que la llevaban a la presencia interior de Dios en su corazón.
Cuando la hermana María pasó a la comunidad de adoración, la hermana Josefa asumió la dirección de la comunidad de las hermanas misioneras. A pesar del peso de las tareas y las exigencias de una comunidad grande y joven, no se perdió en el activismo. En lo profundo de su corazón permanecía en unión con Dios y supo mantener la paz interior.

Los últimos meses de la vida de la hermana Josefa estuvieron marcados por una seria y dolorosa enfermedad. Ya en su lecho de muerte, en medio de un ataque de asma, entregó su testamento espiritual a las hermanas: cada respiro de una Sierva del Espíritu Santo debía decir "¡Ven, Espíritu Santo!". Murió en Steyl (Holanda).
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San ARCÁNGEL TADINI. (1846-1912).
Martirologio Romano: En el pueblo de Botticino Sera, cerca de Brescia, en Italia, san Arcángel Tadini, presbítero, quien se dedicó a trabajar con empeño por los derechos y la dignidad de los obreros y fundó la Congregación de las Hermanas Obreras de la santa Casa de Nazaret.

Nació en Verolanuova (Brescia, Italia). Su padre, secretario del Ayuntamiento, se casó en primeras nupcias con Giulia Gadola, con quien tuvo siete hijos y de la que quedó viudo a los 39 años. Después se casó con su cuñada, Antonia Gadola, madre de Arcángel, el cual fue de salud delicada y precaria. Hizo los estudios primarios en su pueblo natal y luego en el instituto de Lovere, como sus hermanos. En 1864 ingresó en el seminario de Brescia, donde se encontraba también su hermano Julio. En aquel período sufrió un accidente que lo dejó cojo para toda la vida.

En 1870 recibió la ordenación sacerdotal. Eran tiempos duros a consecuencia de la lucha por la unificación de Italia y de las tensiones entre el Estado y la Iglesia, caracterizados por una gran pobreza del pueblo, los enfrentamientos políticos y las primeras tentativas de industrialización; pero, al mismo tiempo, había grandes manifestaciones de caridad cristiana y de una profunda religiosidad popular.

Durante su primer año de ministerio, la enfermedad lo obligó a permanecer con su familia. De 1871 a 1873 fue vicario cooperador en Lodrino, pequeña aldea de montaña, y luego capellán en el santuario de Santa María de la Nuez, barrio de Brescia. En ambos lugares fue, al mismo tiempo, maestro nacional. Su atención a las necesidades de la gente constituyó uno de los rasgos característicos de su ministerio sacerdotal, desde el comienzo, cuando, a causa de un aluvión, muchos de sus feligreses perdieron todos sus bienes, organizó en la casa parroquial un comedor para 300 personas y dio cobijo a los que se habían quedado sin casa. En 1885 fue enviado a Botticino Sera como coadjutor. A los 41 años de edad fue nombrado párroco arcipreste de aquella iglesia. Celebró allí sus 25 años de párroco, poco antes de fallecer.

Amaba a sus feligreses y no escatimaba ningún esfuerzo con tal de lograr que crecieran humana y espiritualmente. Formó un coro, una banda musical y varias hermandades; reestructuró la iglesia; daba la catequesis apropiada a cada persona; y cuidaba con esmero la liturgia. Prestaba atención especial a la celebración de los sacramentos. Preparaba las homilías teniendo presente la Palabra de Dios, la doctrina de la Iglesia y el camino espiritual de sus fieles.

Su atención pastoral, en tiempos de la primera revolución industrial, se centró, sobre todo, en la pobreza. Se dio cuenta de que la Iglesia era interpelada por los que sufrían en las fábricas, en las hilanderías y en los campos. Siguiendo el ejemplo de otros sacerdotes, fundó la Asociación obrera de mutuo socorro, que garantizaba a las obreras una ayuda en caso de enfermedad, accidente laboral, invalidez o vejez. Los trabajadores más explotados eran las jóvenes; por eso, a ellas dedicó la mayor parte de sus fuerzas. Impulsado por la encíclica "Rerum novarum" del papa León XIII, e interpretando los signos de los tiempos, proyectó y construyó una fábrica de tejidos con su patrimonio familiar. En 1895 quedó concluida, con instalaciones y maquinaria de vanguardia. Tres años más tarde, adquirió con un préstamo la casa anexa con el fin de hacer una residencia para las obreras.
Para educarlas fundó, con muchas dificultades, la congregación de las religiosas Obreras de la Santa Casa de Nazaret. Estas religiosas entraban a trabajar en las industrias con las obreras para compartir sus fatigas y tensiones, ganándose el pan con el trabajo; se preocupan de las muchachas y las educan con el ejemplo. A sus religiosas, y también a las familias, don Arcángel propuso como modelo la Sagrada Familia de Nazaret, en la que Jesús, José y María trabajaron y vivieron con humildad y sencillez. Les enseñaba a aceptar la fatiga y las dificultades, ya que nos permiten cooperar en la redención.

A pesar de su frágil salud, don Arcángel sacaba fuerzas de su íntima unión con el Señor, acompañada por la penitencia y la oración. Su confianza en la Providencia era ilimitada. Su humildad y obediencia a sus superiores brillaban en las dificultades. Debido a sus iniciativas, don Tadini fue objeto de calumnias e incomprensiones, incluso en el ámbito de la Iglesia. En realidad, anticipó los tiempos: intuyó que la religiosa, obrera entre las obreras, podía facilitar una comprensión más positiva del mundo del trabajo, ya no considerado como un lugar contrario a la Iglesia, sino como un ambiente necesitado de fermento evangélico, un mundo con el cual encontrarse más que oponérsele.

Era consciente de que su obra era precursora, pero estaba firmemente convencido de que no era suya, sino de Dios: "Dios la ha querido, la guía, la perfecciona, la lleva a término". La muerte lo sorprendió, cuando el sueño de su vida aún no se había realizado, pero, como semilla caída en tierra fértil, dio abundantes frutos. Con su canonización en 2009, Benedicto XVI lo puso como ejemplo a los sacerdotes, lo indica como intercesor a las familias y lo presenta como protector a los trabajadores.
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Beato LUIS TALAMONI. (1848-1926).
Martirologio Romano: En Milán, beato Luis Talamoni, sacerdote, que, cultivando su vocación de educador de jóvenes, ejerció su ministerio con suma dedicación y con activa participación ante las dificultades de la sociedad de su tiempo e instituyó la Congregación de las Hermanas de la Misericordia de San Gerardo.

< Nació en Monza, Italia, en el seno de una modesta familia de sombrereros. Tras estudiar en el seminario de Milán fue ordenado sacerdote en 1871. Se licenció en ciencias históricas y filosóficas. Dedicado por vocación a la instrucción y formación de la juventud, fue profesor en el colegio San Carlos de Milán desde 1875 hasta su muerte y en el seminario de Monza. Tuvo como alumno al futuro papa Pío XI. Fue nombrado canónigo de la catedral de Monza.

Fue un predicador incansable y durante 50 años fue un auténtico mártir del confesonario. Su caridad fue inmensa con todos, especialmente con los enfermos físicos. La opinión pública siempre lo consideró como el mejor de los ciudadanos monzoneses. De 1893 a 1916 y áun en el 1923 participó en el Consejo municipal de Monza, porque la población lo estimó mucho; también sus adversarios reconocieron su superioridad moral. A él se le confió los cuidados de los ciudadanos: fue realmente "Padre del pueblo". Vivió tiempos difíciles por la situación de la nación y por las luchas del pensamiento. Fruto de su caridad fue la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Misericordia, religiosas llamadas "Misericordine di San Gerardo" en 1891, dedicadas a la asistencia de los enfermos y de los más necesitados. Murió en Milán con fama de santidad.
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Beata MARÍA CRESCENCIA PÉREZ (María Angélica Pérez). (1897-1932).
Martirologio Romano: En Vallena, Chile, Beata María Crescencia (María Angélica Pérez), religiosa de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto.
Nació en San Martín provincia de Buenos Aires (Argentina), en el seno de una familia de emigrantes españoles. En 1915 ingresó en el noviciado de las Hermanas del Huerto, en Buenos Aires. Recibió el hábito en 1918, en circunstancias en que moría su padre, don Agustín Pérez.
No deseando otra cosa que agradar a Dios con una vida santa y ser instrumento suyo para salvar a los hombres, se entregó totalmente a su misión, como Hija de la Caridad, haciéndose "Toda para Todos", en obediencia perfecta y en Caridad ilimitada.

Según sus testigos, la virtud sobresaliente de María Crescencia fue la humildad. Esta le permitió vivir las grandes exigencias de la Caridad fraterna y de la perfecta vida en común, con íntima y serena alegría. Era feliz de poder hacer la voluntad de Dios. Los primeros años de su vida religiosa los dedicó a la niñez. Se desempeñó como maestra de Labores y Catequesis, en primer lugar en la Escuela Taller adjunto a la Casa Provincial y después en el Colegio del Huerto de Buenos Aires, en calle Rincón.
Una segunda etapa de su vida tuvo como destinatarios a los enfermos. Comenzó esta misión en el Sanatorio Marítimo de Mar del Plata (Solarium), lugar dedicado exclusivamente a la internación y atención de niños afectados de tuberculosis ósea.
Allí permaneció tres años. Como su frágil salud comenzó a declinar rápida y seriamente, sus superiores decidieron enviarla a un lugar donde el clima le ayudase a recuperarse. Eligieron para ello Vallenar, en la República de Chile, donde las Hermanas del Huerto atendían en el Hospital desde 1915. En el año 1928, la Hermana María Crescencia visitó por última vez Pergamino para despedirse para siempre de los suyos. Poco después acompañada por la Madre Provincial viajó a Chile, donde transcurrió la última etapa de su vida, ya que cuatro años después de su llegada entregó su alma a Dios, en Vallenar, luego de una vida heroica en la virtud.

En el momento en que María Crescencia llegaba a Vallenar bien puede decirse que las Hermanas del Huerto estaban escribiendo una página de oro de Congregación en América. Vallenar, de aproximadamente 6.000 habitantes en aquel momento, seis años antes había sufrido un terrible y devastador terremoto, que destruyó casi la totalidad de las casa de la población. A partir de este hecho doloroso, Vallenar entró en un largo proceso de reconstrucción, que se prolongó durante muchos años.
La gran pobreza en que vivían, el dolor de tantas familias sin techo, la soledad del lugar y las enormes distancias de otros pueblos, hicieron que se cumpliese claramente el deseo del fundador: "Lleven siempre la pobreza consigo y vayan donde por las dificultades del lugar y por la falta de medios otras Hermanas no pueden ir".
A pesar de lo mucho que le costó dejar su Patria, su familia y su comunidad, María Crescencia vio claramente la voluntad de Dios en las palabras de su Superiora y con gusto aceptó lo que Él le pedía. Ella había dicho: "Por cumplir la voluntad de Dios iría al fin del mundo". Vivió en Vallenar entregada totalmente al servicio de sus Hermanos enfermos, dentro de la alegría de a vida comunitaria y creciendo incesantemente en el Amor de Dios a quien había consagrado su vida, hasta llegar a decir: "Señor, que te ame tanto como te amas a ti mismo".

Ante el progreso y gravedad de su enfermedad, fue internada durante tres meses en un hospital cercano a Vallenar, totalmente aislada para evitar el contagio. Pero las últimas semanas de su vida la pasó nuevamente en Vallenar, en su comunidad, edificando a las Hermanas con su serenidad y profunda paz interior. Dios le tenía reservadas para este momento gracias muy especiales. Según las crónicas recibió en visión la visita del Fundador, san Antonio María Gianelli, antes de morir.
Con verdadera piedad recibió el Santo Viático, rodeada de su Superiora y Hermana y mientras rezaba con los presentes las oraciones de los agonizantes, se incorporó e inclinándose profundamente delante del cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, repitió las palabras que el mismo Jesús le enseñaba: "Corazón de Jesús, por los sufrimientos de tu divino corazón, ten misericordia de nosotros". Luego en una oración pidió por la ingreso de nuevas vocaciones en su Instituto y una especial bendición para Chile.

Su deseo de unirse a Jesús era vehemente, por eso exclamó: "No me detengan mas... No me detengan mas... Sí, que todos vayan al Corazón Santísimo de Jesús. Allí encontrarán la salvación de su alma". Finalmente dijo sonriendo: "Padre... en tus manos encomiendo mi espíritu. Así murió santamente.
Cuando la comunidad del Huerto dejó Vallenar, la población no quiso que se llevasen el cuerpo de quien llamaban "La santita". Por eso quedó allí 35 años, hasta que el 8 de noviembre de 1966 la Congregación dispuso el traslado de sus restos a Quillota. Provista de una pequeña urna, abrieron el ataúd para reducir sus restos, pero encontraron intacto y en perfecta conservación su cuerpo y su santo hábito. Toda la ciudad de Vallenar se congregó para constatar este hecho tan singular. Se realiza nuevamente el velatorio y luego fue llevada a Quillota donde descansó 17 años en la bóveda de las Hermanas.

En 1983 se trasladó su cuerpo al panteón de las Hermanas en Pergamino hasta el 26 de julio de 1986 en que, con motivo de la apertura del proceso diocesano en orden a su beatificación, se lo trasladó a la Capilla del Colegio del Huerto. Fue beatificada por SS Benedicto XVI el 27 de noviembre de 2012.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santa Lidia. s. I.
Martirologio Romano: Conmemoración de santa Lidia de Tiatira, vendedora de púrpura, que fue la primera que creyó en el Evangelio en Filipos, en Macedonia, cuando lo predicó el apóstol san Pablo.
Natural de Tiatira, trabajaba como tintorera, en Filipos de Macedonia, ya que sus familiares eran comerciantes de púrpura; eran paganos pero simpatizantes con el judaísmo. "Piadosa siempre para con Dios" (At 16, 13-15. 40), fue la primera convertida por san Pablo en aquella ciudad junto con su familia, y alojó a santos Pablo, Silas y Timoteo en su casa en Filipos. "Si me tenéis por creyente en el Señor, venid a mi casa" les dijo. A partir de entonces, su casa estuvo abierta a todos y fue lugar de encuentro para la comunidad de Filipos.

 Ella y su familia fueron los primeros cristianos europeos. Pablo y sus compañeros continuaron su misión, pero fueron encarcelados. Lidia siguió en contacto con ellos, porque "al salir de la cárcel, Pablo y Silas fueron a la casa de Lidia, y después de ver a los hermanos y animarlos, se marcharon" (At. 16, 40). En esta visita a Filipos, Pablo fundó la primera comunidad cristiana de Europa. Cuando Lidia se enteró que Pablo estaba preso en Roma, envió a san Epafrodito con regalos para el apóstol. A cambio, Pablo les devolvió con el mensajero, la Carta a los Filipenses, en la que refleja un cariño especial a esta comunidad.

Santa Áurea de Ostia. M. c. 270.
Martirologio Romano: En Ostia Tiberina, santa Áurea, mártir.
Según su leyenda era una noble nacida en la ciudad del puerto de Roma: Ostia Tiberina; se refieren a ella como de ascendencia imperial y que se llamaba “Crisia” (“Dorada” en griego y que luego se transforma en “Áurea” en latín). Era una virgen romana, que al conocerse su pertenencia a los cristianos, fueron confiscados sus bienes y recluida en Ostia; aquí vivió en el seno de la pequeña comunidad cristiana con otras vírgenes.

Asistió a los cristianos encarcelados y por ello fue detenida. Mártir en Ostia Tiberina durante la persecución de Claudio II el Gótico. La ataron una rueda de molino al cuello y la tiraron el Tíber por negarse a sacrificar a los dioses, después de haberla torturado de forma cruel. Sus Actas están descritas como "una leyenda hagiográfica" pero su existencia está confirmada por el culto desde la antigüedad. Patrona y protectora de Ostia.

San Talaleo. M. 284.
Martirologio Romano: En Aegae en Cilicia, hoy Turquía, san Talaleo mártir.
Se dice que Talaleo practicaba la medicina gratuitamente en Anazarbo en Cilicia; sufrió el martirio en Aegae, una ciudad en la costa de Cilicia (y no de Edessa como algunos afirman) donde fue decapitado. El Martirologio Romano anterior a 1969, añade a Asterio y Alejandro, dos de sus verdugos, y algunos espectadores que se convirtieron por la constancia de los mártires. Fueron martirizados por Teodoro el gobernador de Ega en Cilicia. Hoy en día en el Martirologio Romano aparece solamente el recuerdo de Talaleo.

San Baudilio de Nimes. s. IV.
Martirologio Romano: En Nimes, en la Galia Narbonense, san Baudilio, mártir.

Nació en Orleáns. Casado en la ciudad francesa, él y su mujer emprendieron un viaje de novios hacia el sur; era subdiácono del obispo Cutberto y se distinguía por su predicación. En Nimes se encontraron en medio de una fiesta pagana. Baudilio protestó y fue martirizado. De su mujer no se supo nada.
Según la leyenda cuando le cortaron la cabeza ésta rebotó tres veces, como la de san Pablo, haciendo brotar una fuente en cada oportunidad. En España su culto se difundió con el nombre de san Baudelio de Berlanga y en Italia con el nombre de san Baudolino. Patrón de Nimes.



San Hilario de Toulouse. M. c. 400.
Martirologio Romano: En Toulouse, en la Galia Narbonense, san Hilario, obispo, que levantó una pequeña basílica de madera sobre el sepulcro de san Saturnino, su predecesor.
Obispo de Toulouse (358-360). Hizo buscar el cuerpo de san Saturnino y construyó una pequeña basílica de madera en su honor. Sus reliquias se encuentran en la basílica de Saint-Sernin de Toulouse.

San Anastasio de Brescia. M. 610.
Martirologio Romano: En Brescia, san Anastasio, obispo.
Fue obispo de Brescia en Lombardía: su elección parece que tuvo lugar en tiempo de la muerte de san Gregorio I Magno (604), o poco después; contribuyó de forma eficaz en la conversión de los lombardos arrianos.



San Teodoro de Pavía. M. c. 778.
Martirologio Romano: En Pavía, en Lombardía, san Teodoro, obispo, que padeció el exilio durante la terrible guerra entre francos y longobardos.
Obispo de Pavía (743-778); soportó muchas persecuciones y exilios de parte de los reyes arrianos lombardos, así como la guerra entre los francos y los lombardos, que afectó a Pavía, capital del reino longobardo. La ciudad sufrió un asedio de diez meses (773-774).

San Etelberto. M. 794.
Rey de los ingleses orientales. Murió asesinado por su futuro suegro Offa, que quiso que se esposase con su hija santa Etheldreda, pero en realidad, Offa quería tomar posesión de su reino y por eso lo mando asesinar, cuando apenas tenía 15 años, en Sutton Walls, cercana a Hereford. Offa hizo arrojar su cuerpo al río Lugg, mientras la cabeza fue pateada. No es santo pero se le venera como tal.



Guido de la Gherardesca. Beato. (1060 - 1140).
Martirologio Romano: En Castagneto, en la Toscana, beato Guido de Gherardesca, ermitaño.
Natural de Pisa, hermano de Pedro, cardenal de Pascual II. La vida de Guido estuvo dedicada a la oración, meditación, el ayuno y la limosna. Fue considerado santo en vida. Se retiene que pudo ser monje camaldulense o Terciario franciscano, pero este dato no está confirmado.

Para no caer en el orgullo, decidió alejarse de la ciudad. Con 40 años dejó Pisa y fue ermitaño en Campo o en un bosque cerca de Donaratico. Allí construyó un oratorio dedicado a Santa María en la Gloria, donde esperó la muerte entre ayunos y oraciones. Cuando murió fue sepultado en un oratorio que había hecho construir. Hoy reposan sus restos en la Iglesia de Donaratico.
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