Santoral del 24 de Mayo



INDICE


San Vicente de Lerins, gran defensor y apologista de la fe
Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos, Roma, principios del siglo XIX
Santos Agustín Yi Kwang Ho y compañerosAbad
Simeón el Estilita el Joven, SantoAnacoreta
Santos Donaciano y Rogaciano, Mártires
Otros santos del día
San Nicetas de Percaslav, Mártir -Beato Juan de Prado, Mártir-Nuestra Señora de la Estrada; Susana, Marciana, Afra, Paladia, Robustiano, Zoilo, Servilio, Félix, Silvano, Diocles, mártires; Patricio, obispo; Amalia, virgen; Manahén, profeta


SANTOS DONACIANO y ROGACIANO, Mártires
No hay más que un Dios, Padre de todos,
que está sobre todos, que obra por todos, que está en todos.
(Efesios, 4, 6).


Eran dos hermanos: Donaciano, el menor, convirtió a la fe a su hermano mayor. El tirano los hizo encarcelar, y como los amenazase con hacerlos morir: Los tormentos que Dios te prepara en el infierno, dijo Donaciano, son infinitamente más crueles que aquellos con que nos amenazas. Rogaciano, instado a que adorase a los ídolos: No me atrevo, dijo, a adorar lo que está por debajo de mí; estos ídolos no son sino metal, sin vida y sin alma. Los dos fueron decapitados en Nantes, hacia el año 300.

MEDITACIÓN DIOS ES NUESTRO PADRE

I. Dios es nuestro Padre; tiene más amor por nosotros que nuestros mismos padres, pues estos se contentan a menudo con procurarnos los bienes de la tierra, y Dios nos quiere poner en posesión de los bienes del cielo. Es un Padre omnipotente, nos puede hacer bien; es infinitamente bueno, quiere hacérnoslo. ¿Qué confianza tenemos en su bondad? ¡Ah! Padre mío, he pecado contra ti, no soy digno de ser llamado hijo tuyo.

II. Si Dios es el Padre de todos los hombres, todos los hombres son hermanos, y cada uno debe tener para con su prójimo una caridad verdadera mente fraternal. Los reyes y los súbditos, los pobres y los ricos son hijos de un mismo Padre, y herederos de un mismo reino. A nadie desprecies, pues, ama a todos los hombres como a hermanos tuyos. Aquellos que te parecen despreciables acaso tengan una parte mejor que tú en la herencia del Padre celestial.

III. En todas tus necesidades, acuérdate de que Dios es tu Padre, ten confianza en Él: Él puede y quiere aliviar tus miserias. Si te ha dado bienes en abundancia, sabe que es para que hagas partícipes de ellos a los pobres, que son tus hermanos. Acuérdate que este Padre está en el cielo, y que no es aquí en la tierra donde quiere darte su herencia. En tus aflic ciones reconoce la mano de tu Padre. Que castigue Dios cuanto quiera, Él es nuestro Padre; si nos aflige y nos abate, es todavía nuestro Padre. (San Agustín).

La caridad
Orad por acrecentamiento de la caridad.

ORACIÓN

Haced, Os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la intercesión de vuestros mártires Santos Donaciano y Rogaciano, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos libre de todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.

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MARÍA AUXILIADORA (Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos).

HISTORIA:
María Auxilio de los Cristianos (en latín: Maria Auxilium Christianorum) es una advocación de María Auxiliadora (en la Iglesia Católica Romana) creada para la Virgen María y que lleva su nombre desde el año 345 con Juan Crisóstomo, tomó fuerza con el Papa Pío V en el siglo XVI y fue definitivamente popularizada con el desarrollo de las obras educativas y apostólicas de Don Bosco en el siglo XIX. Aunque comúnmente se la asocia a la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa conoce también la advocación desde 1030 en Ucrania cuando el país logró defenderse de una invasión bárbara, hecho que la religiosidad de la época atribuyó al auxilio de la Virgen María.

La advocación de María Auxiliadora ha sido fuertemente asociada hasta el siglo XIX a la defensa militar de todos los bastiones católicos y ortodoxos en Europa, el norte de África y Medio Oriente en contra de los pueblos no cristianos, muy especialmente los musulmanes. Precisamente bajo el pontificado de Pío V, los pueblos euro-cristianos reunieron una descomunal fuerza para detener el avance de los turcos que en 1572 dirigían un poderoso ejército con el fin de conquistar definitivamente a Europa. Mientras los ejércitos cristianos reunidos de todas las naciones europeas, lograron derrotar definitivamente a los invasores, el Papa había pedido a toda la cristiandad que rezaran e incluyeran la advocación "Sancta Maria Auxilium Christianorum". En 1806 el Papa Pío VII se negó a sumarse a la exigencia de Napoleón de bloquear a Inglaterra, lo que condujo a una invasión francesa de los Estados Pontificios y puso en prisión al anciano Papa de 77 años de edad, primero en Savona y luego en Fontainebleau en 1809. En su cautiverio, situación ésta que le causó un gran sufrimiento y deterioró bastante su salud, el Papa prometió a la Virgen que si recuperaba su libertad y volvía a Roma, declararía ese día como solemne en honor de María Auxilio de los cristianos. Bien pronto la suerte de Napoleón cambió y Pío VII recuperó su libertad. Llegó a Roma el 24 de mayo de 1814 y cumplió su promesa. De este acontecimiento, viene la tradición de la Solemnidad de María Auxiliadora cada 24 de mayo.

Con la popularización que los salesianos hicieron de la devoción a María Auxiliadora en todos los países en donde se abrieron casas de Don Bosco, se dio el surgimiento de numerosos santuarios, entre los cuales el más célebre es precisamente el de la Basílica de María Auxiliadora en Turín. Por otra parte, fundó el Instituto Hijas de María Auxiliadora con el fin de llevar el Sistema Preventivo Salesiano a las muchachas y de honorar a la Virgen bajo dicha advocación.

IMAGEN DE MARÍA AUXILIADORA:

Para adornar la Basílica de María Auxiliadora en Valdocco, Don Bosco mandó pintar una estupenda obra artística del maestro italiano Tomás Lorenzone en la cual aparece la Virgen con el Niño como figuras centrales veneradas por los doce Apóstoles, otros santos y los ángeles. Aparte de las innumerables representaciones artísticas de la Auxiliadora, aquella que se considera como el icono principal es la de Lorenzone en Turín. La idea fue de Don Bosco que dijo al artista:
En alto María Santísima entre los coros de los ángeles, después el coro de los profetas, de las vírgenes, de los confesores. Por tierra los emblemas de las grandes victorias de María y los pueblos del mundo en el acto de alzar las manos hacia ella pidiendo su auxilio.

Los atuendos siguen la simbología judeo-cristiana que se pretende leer en la advocación. Tanto María como el Niño Jesús llevan los atuendos reales inspirados en las monarquías europeas, especialmente germánicas, en vigor durante la Edad Media como las coronas doradas cuyo color representa el oro y siguen el texto apocalíptico: "...una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza...". La madre lleva en su mano derecha un cetro, símbolo de monarquía y del reinado mesiánico, al caso dentro de la cosmogonía cristiana. Tanto la imagen de la Virgen como la del Niño, corresponden a personajes caucásico - nórdicos y rubios que revela la asimilación de la advocación dentro de la historia del catolicismo en Europa especialmente.

DEVOCIÓN:

El 27 de octubre de 1949, por decreto 26.888/49 del Poder Ejecutivo Nacional (Argentina), se estableció que María Auxiliadora, sea el Santo patrón del Agro de Argentina.
El Ayuntamiento de Morón de la Frontera (Sevilla) nombró alcaldesa honoraria de la localidad a María Auxiliadora en acto oficial el 24 de mayo de 2008.
En el municipio de Sabaneta en el departamento de Antioquia, Colombia se encuentra la Iglesia de Santa Ana donde está ubicado el Santuario Diocesano de María Auxiliadora.
Es patrona de Ciudadela (Menorca) y de la Familia Salesiana y de los Marianistas.

¿Por qué "María Auxiliadora"?:
Se llama "Auxiliadora" porque nos trae un importante "auxilio" de Dios. El título de "María Auxilio de los Cristianos", expresa la mediación de María respecto de la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención, Ella es la ayuda de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada individuo, porque es la Madre espiritual de todos.
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Santos DONACIANO y ROGACIANO. M. 304.
Martirologio Romano: En Nantes en la Galia lugdunense, en Francia, santos hermanos Donaciano y Rogaciano, mártires, los cuales, según la tradición, el primero recibió el bautismo, mientras el otro era todavía catecúmeno; juntos en la prueba extrema, Donaciando, besó a su hermano, oró a Dios para que le concediese poder ser asperso con su misma sangre ya que no había sido sumergido en la sagrada fuente bautismal.

En el reinado del emperador Maximiano vivía en Nantes, en la región de Bretaña, un joven llamado Donaciano. Era un fervoroso cristiano que pertenecía a una de las más distinguidas familias galo-romanas. Cuando estalló la persecución, el ejemplo de Donaciano arrastró a su hermano Rogaciano a solicitar el bautismo; pero no pudo recibirlo inmediatamente porque el obispo se hallaba escondido.

El emperador había publicado un decreto por el que se condenaba a muerte a todos los que se negasen a ofrecer sacrificios a Júpiter y Apolo. Cuando el prefecto romano llegó a Nantes, Donaciano tuvo que comparecer ante él, acusado de profesar abiertamente el cristianismo y de haber apartado a su hermano y a otros paganos del culto a los dioses. Donaciano confesó valerosamente la fe y fue encarcelado. Pronto se reunió con él Rogaciano, quien había defendido ardientemente la fe contra todas las amenazas y promesas.

La gran pena de Rogaciano era no haber recibido todavía el bautismo; pero pidió fervorosamente a Dios que el beso de paz que le había dado su hermano, le confiriese la fuerza necesaria para la prueba. Ambos hermanos pasaron la noche en oración y, al día siguiente, comparecieron de nuevo ante el prefecto, a quien manifestaron que estaban dispuestos a soportar, por la fe, todos los tormentos. Por orden del prefecto fueron torturados en el potro, se les perforó la cabeza con una lanza y finalmente fueron decapitados.
En Nantes se venera mucho a estos mártires, a quienes se conoce con el nombre de «les enfants nantais» («los hijos de Nantes»). Una parte de sus presuntas reliquias se conserva en la iglesia dedicada a su nombre.
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San VICENTE DE LERINS. M. c. 445.
Martirologio Romano: En el monasterio de Lérins, en la Provenza, san Vicente, presbítero y monje, que fue muy célebre por su doctrina cristiana y santidad de vida, y se empeñó con denuedo en el progreso de la fe de los creyentes.

Se cree que pertenecía a una noble familia de la Galia. Se dice que en su juventud fue militar, pero parece que lo que realmente fue era un joven mundano, que abandonó su vida turbulenta para hacerse monje en el monasterio de Lerins, donde fue ordenado presbítero. Se hizo religioso una vez "ahuyentados los vientos de la vanidad y de la soberbia, aplacando a Dios con el sacrificio de la humildad cristiana".

El monasterio de Lerins, acogio el magisterio de Casiano que defendía el semipelagianismo, y Vicente destacó entre los monjes que defendieron esta doctrina herética. Fue un hombre muy docto y tuvo disputas teológicas con san Agustín de Hipona, respecto al semipelagianismo que defendía que algunos movimientos de la voluntad humana preceden a la gracia, por lo que la fe no es un don de Dios, sino que depende de la voluntad humana, que permaneciendo en el bien se llega a la perseverancia final. La Iglesia, después de su muerte condenó su doctrina por caer en el semipelagianismo, pero reconoció su buena fe y por ello no fue condenado.

En el 434, escribió el "Commonitorium" bajo el seudónimo de Peregrino, un manual de reglas de conducta para alcanzar la perfección cristiana, pero que es conocido por su doctrina del desarrollo externo del dogma; formula el principio según el cual deben ser consideradas verdaderas aquellas doctrinas que han sido creídas "en todos los sitios, siempre y de todos los fieles" (quod ubique, quod semper, quod ab omnibus); a esto se le ha llamado el "canon vicenciano"; y es también una condena al nestorianismo. Sostuvo que el papel de la Iglesia era la de guardiana de la correcta interpretación de las Escrituras, la fuente primera de la doctrina cristiana. San Roberto Belarmino, calificó su libro de "libro todo de oro".
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San SIMEÓN ESTILITA "el Joven". (c.521 - 592).Martirologio Romano: En el monte Admirable, en Siria, san Simeón Estilita el Joven, presbítero y anacoreta, que vivió sobre una columna en trato íntimo con Cristo, y compuso diversos tratados de temas ascéticos y gozó de carismas espirituales.

Nació en Antioquía y era hijo de santa Marta; a la muerte de de su padre por un terremoto en el 526, ingresó siendo niño en la comunidad de Juan Estilita. Su vida está plagada de leyendas poco fiables. En su adolescencia empezó a vivir sobre una columna en la desembocadura del río Orontes y empezó a curar a enfermos y endemoniados, tanto que su fama atrajo a una gran muchedumbre de toda Siria.

Hacia el 534, se construyó una columna de 40 pies, a la que se subió después de ser ordenado diácono por el patriarca de Antioquía. En el 540 predijo la conquista de Antioquía por parte de los persas, a quienes él rechazó varias veces en los asaltos a su monasterio; y en el 541, para huir de la multitud se fue a una montaña cercana y se ubicó en una cavidad en una roca, y los monjes construyeron cabañas a su alrededor; desde aquel momento, el lugar fue llamado Monte Admirable o Colina de los Milagros. En este tiempo profetizó la muerte de Efrén, patriarca de Antioquía y su sustitución por Domnino, y protegió a su ciudad natal de los terremotos del 551 y 557, y curandos a los apestados de la epidemia del 542.

Tenía treinta y tres años, fue ordenado sacerdote, sin haber bajado de su columna, puesto que el obispo subió para hacerle la imposición de manos. Al parecer, sobre la columna había una plataforma de amplitud suficiente para que Simeón pudiese celebrar la misa ahí mismo; sus discípulos ascendían por una escalera para recibir la comunión de sus manos.

Para atender a los enfermos que le visitaban, construyó un monasterio dedicado a la Santísima Trinidad, y en el 551, trepó a una nueva columna, situada en el centro del monasterio y la ocupó durante 45 años y desde la que realizó muchos milagros. Fue consultado por personas de toda condición y rango. Fue, a su pesar, ordenado sacerdote, y no fue ajeno a los avatares de su tiempo, mateniendo relaciones con Bizancio y luchando contra las herejías, defendiendo siempre la ortodoxia.
San Juan Damasceno atribuye a Simeón un breve texto en que alaba la veneración a las sagradas imágenes. Hay otros escritos, homilías e himnos, que también se le atribuyen, pero sin razón suficiente.
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Beato JUAN DE PRADO. (1563-1631).
Martirologio Romano: En Marruecos, beato Juan de Prado, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que fue enviado a África para prestar auxilio espiritual a los cristianos reducidos a esclavitud en los reinos sarracenos, pero habiendo sido apresado confesó valientemente la fe de Cristo ante el soberano Mulay al-Walid y, por mandato de éste, consumó el martirio por el fuego.

Natural de Morgovejo, León. Mientras estudiaba en Salamanca ingresó en los franciscanos descalzos de la estrecha observancia en el convento de Rocamador, Badajoz. Profesó en 1585. Fue un predicador estimado, con buena preparación teológica; tomó parte en la controversia en torno a la Inmaculada Concepción de María. Desempeñó los cargos de maestro de novicios, superior de varios conventos. Aunque era extraordinariamente devoto y humilde, el beato fue calumniado y el provincial le relevó del cargo de superior. Juan aceptó esto con entera resignación, diciendo: «Dios quiere que sufra. Hágase su voluntad. Lo único que me apena es el escándalo que esto puede causar en los débiles y el descrédito que pueda acarrear a nuestra orden». Al cabo de algún tiempo, quedó probada la inocencia del beato, quien, en 1610, fue nombrado definidor y provincial de la nueva Provincia de San Diego (1620-1623).

Intentó restaurar la misión de Marruecos, ya que personalmente tenía una fuerte vocación misionera. En 1630 la congregación de Propaganda Fide le envió a Fez, (Marruecos), con especiales poderes eclesiásticos y para confortar a los esclavos cristianos. Urbano VIII lo nombró prefecto apostólico de la misión. Salió de Cádiz en 1630 y, con otros dos religiosos, ejerció su ministerio durante tres meses en Mazagén. Al intentar entrar en Marrakech, fue detenido en Azamor y conducido preso a la capital de Marruecos. Ante el sultán manifestó con valentía su condición de misionero cristiano. Fue encarcelado y flagelado varias veces. En la discusión de tipo religioso que mantuvo con el sultán fue acuchillado por él mismo. Lo condenó al suplicio en la plaza del palacio. Ni siquiera dejó de predicar la fe, mientras caía abatido lapidado y a golpe de pica. Fue beatificado en 1728.
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Santos AGUSTÍN YI KWANG-HON, ÁGUEDA KIM A-GI y compañeros. M. 1839.
Martirologio Romano:
En Seúl en Corea, santos mártires Agustín Yi Kwang-hon, en cuya casa se leían las Escrituras, Águeda Kim A-gi, madre de familia que fue bautizada en la cárcel, y siete compañeros, que todos fueron decapitados por su fe en Cristo.

Junto con Águeda Yi So-sa, Ana Pak A-gi, Bárbara Han A-gi, Damián Nam Myong-hyok, Lucía Pak Hui-son, Magdalena Kim Ob-i, Pedro Kwon Tu-gin.
El 24 de mayo de 1839 fue decapitado en Seúl, Corea, fuera de la llamada Puerta del Oeste un nutrido grupo de fieles seglares que se negaban firmemente a abandonar la fe cristiana que habían recibido con gozo en su corazón. Ni la prisión ni las amenazas de muerte fueron suficientes para que abandonaran la fe. Sostuvieron el combate con valor y entereza y pusieron a Jesús el Señor por encimaa de todas las cosas, incluyendo la propia vida. Todos estos ilustres confesores de la fe fueron canonizados por el papa Juan Pablo II en Seúl el 6 de mayo de 1984. Éstos son sus datos:

Agustín Yi Kwang-hon, nació en 1787 en Kwangju, en el seno de una aristocrática familia, de la que varios miembros se habían convertido al cristianismo y sido mártires en la persecución de 1801: su hermano san Juan Baustista Yi Kwang Nyol. Al tiempo de su martirio estaba casado con santa Bárbara Kwon Hui, cuyo martirio se celebra el 3 de septiembre, y a la vez padre de santa Agueda Yi (31 de enero). Luego de una juventud despreocupada, se convirtió al cristianismo y llegó a ser un celoso catequista, en cuya casa se realizaban reuniones de oración y lectura de las Escrituras. Arrestado en abril de 1839, confesó la fe, se negó a abandonarla y fue torturado y condenado a muerte.

Águeda Kim A-gi era catecúmena al tiempo de su arresto y prisión. Tenía 52 años, había nacido en Seúl el año 1787 y era viuda. Ni su familia ni su marido habían sido cristianos, pero una hermana suya se hizo católica y le habló con entusiasmo de su nueva fe, dejándola impresionada. Tuvo mucha dificultad en aprender la doctrina cristiana, pues no lograba retener las lecciones del catecismo, no obstante lo cual repetía con mucho fervor: «Jesús, María». Una vez arrestada, los compañeros volvieron a explicarle los misterios de la fe y fue bautizada en la cárcel con gran alegría suya, pasando del bautismo al martirio.

Magdalena Kim O-bi, de 45 años de edad -pues había nacido en Seúl en 1774-, era al tiempo de su martirio viuda, y venía siendo asidua colaboradora de los misioneros. Había llegado a la fe en la infancla y maduró como cristiana fervorosa que deseaba servir de todo corazón al Señor. Viuda ya, y muerta también su madre, a la que cuidaba, se ofreció a la Iglesia para un mayor apostolado y se le encomendó hacerlo entre sus vecinos, logrando conversiones en su entorno y bautizando en peligro de muerte a algunos de ellos. Llegada la persecución fue arrestada en septiembre de 1836 y llevada a la cárcel. Confesó con valentía la fe y fue condenada a muerte.
Bárbara Han A-gi, de 47 años de edad, pues había nacido en Kwang-ch'on, Seúl, el año 1792, desempeñaba en la misión el puesto de catequista y de enfermera. Hija de madre católica, había aprendido de ella la religión y la practicó en su adolescencia, pero se enfrió religiosamente cuando se casó con un pagano, hasta que su madre y otros católicos la animaron a volver a la práctica religiosa. En 1822 perdió trágicamente a su marido y a sus hijos y volvió a la casa de su madre. Desde entonces colaboró fervorosamente con la Iglesia. Arrestada con la mártir anterior, soportó la cárcel y los malos tratos, se sostuvo en la confesión de la fe y fue condenada a muerte.

Damián Nam Myong-hyok, llamado también Mun-hoa, nació en Munan, Seúl, el año 1802. Llevó una juventud descuidada moralmente, pero un día presenció el martirio de varios cristianos y quedó vivamente impresionado de la mansedumbre y alegría con que los condenados enfrentaban la muerte. Entonces se convirtió y cambió de vida, estudiando la religión con gran interés. Una vez bautizado fue un decicidido apóstol seglar, y se le nombró catequista junto con san Agustín YI Kwang-hon. Casado con la futura mártir santa María Yi Yon-hui, tuvieron un hijo. Luego de torturados, tanto él como su esposa e hijo, Damián fue condenado a muerte por ser cristiano. Murió dando gracias a Dios por la gracia del martirio.

Ana Pak A-gi, mujer de 46 años al tiempo de su martirio, había nacido en Kangch'on, Seúl, en 1783, dio una espléndida confesión de fe arrancándose de su familia por amor de Cristo.


Nacida en una familia católica en un pueblecito de la ribera del río Han, tenía poca memoria a la hora de aprenderse el catecismo, pero ella misma decía que si su memoria era poca, su amor a Cristo era mucho. A los 18 años se casó con un católico y tuvo con él dos hijos y tres hijas, a los que procuró educar en el camino del Señor. Cuando comenzaron en la primavera de 1836 los arrestos de católicos ella habló a sus hijos de la gracia del martirio.

Poco después ella, con su marido y su hijo mayor, eran arrestados. Su marido y su hijo, ante las torturas, apostataron, pero ella, pese a que las torturas le fueron redobladas, perseveró en la fe. Su marido y su hijo venían cada día a la prisión a pedirle que apostatara ella también y salvara su vida en bien de la familia, y le ponían al corriente del dolor de todos los otros miembros de la familia al pensar que iban a perderla. Ella, llena de angustia ante estas tentaciones que se le presentaban, no quería, sin embargo, apartarse de Cristo y tuvo valor no solamente de rechazar la apostasía sino de pedirles a su marido y a su hijo que se volvieran ellos atrás de su apostasía. En vista de su fortaleza acudieron amigos de la familia a la cárcel e insistieron ante ella poniéndole toda clase de argumentos y llamándola «corazón de piedra» al negarse a decir una sola palabra que hubiera podido devolverla a su hogar. A estas tentaciones venidas de fuera se unía la debilidad de su cuerpo por las torturas. El juez le insistió en que siguiera el ejemplo de su marido pero ella le anunció que moría con gusto por Cristo. Y fue condenada a muerte.

Águeda Yi So-sa había nacido en Ich'on, provincia de Kyonggi, el año 1784 y era viuda al tiempo de su martirio. Hermana del mártir san Pedro Yi Ho-Yong.Luego de una serie de contratiempos familiares -viudez, ausencia de hijos, la penosa situación en que quedó su casa paterna tras la muerte de su padre-, buscó en la fe cristiana respuesta al vacío espiritual que sentía. Por fin ella y su hermano se bautizaron, tomando los nombres de Águeda y Pedro respectivamente. No se sabe la fecha del bautismo, que seguramente les fue administrado por un catequista al no haber sacerdotes. Tampoco se sabe cuándo se mudaron de su pueblo a Hayang, pero quizás fuera por asegurarle a Pedro una mejor formación cristiana. Ambos pudieron por fin recibir la comunión cuando un sacerdote chino vino a Corea en 1834.
Pero en febrero de 1835 ambos hermanos fueron arrestados. Su interrogatorio estuvo acompañado de torturas porque querían sacarles los nombres de los católicos. La tortura fue horrible y Águeda animó cuanto pudo a su joven hermano. Días más tarde volvió a ser torturada y se dice que su cuerpo quedó como una masa sanguinolenta. Ella repetía: “No traicionaré a la Iglesia”. Pasaron a la prisión de la corte, en Seúl. Tuvo lugar un juicio en varias sesiones y ambos hermanos fueron condenados a muerte. Al no ser confirmada enseguida la sentencia, se les dejó en la prisión. Pedro murió en ella, y su martirio se conmemora el 25 de noviembre, y Águeda fue martirizada por decapitación el año 1839.


Lucía Pak Hui-sun nació en Seúl el año 1801 en el seno de una familia rica, en la que recibió una esmerada educación, dominando las lenguas y literaturas coreana y china. Era hermana de santa María Pak K'un-agi. La familia, y ella misma por un tiempo, etaba vinculada al palacio real. Su padre, enemigo del cristianismo, le dijo que si se hacía cristiana no podría vivir en su casa, y entonces ella buscó alojamiento en casa de un pariente, donde vivió con mucha modestia y sencillez, atrayendo a aquella casa a la fe cristiana. La policía los arrestó el 15 de abrl de 1839 y fueron llevados a la cárcel. Se le indicó que era impropio de una joven de palacio ser cristiana, pero ella se reafirmó en su fe y se la torturó sin misericordia, hasta que fue condenada a muerte. Su hermana sería martirizada unos meses más tarde (3 de septtembre).

Pedro Kwon Tug-in había nacido en la provincia de Kyonggt en 1805 en el seno de una familia aristocrática que profesaba la religión católica. Perdió a su padre en la infancia y a su madre en la adolescencia, pero no antes de que ella le hubiera transmitido su entusiasmo y fervor por la religión cristiana. El 16 de enero de 1839 Pedro, su esposa y su cuñado fueron arrestados. Pedro permanecIó firme, pero su esposa y cuñado ante las torturas apostataron. Pedro les escribió desde la prisión invitándoles a volver a la fe. Se le acusó de hacer crucifijos y pintar imágenes sagradas. Condenado a muerte, marchó al suplicio lleno de felicidad y ánimo.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

Santa Juana "la Mirófora". s. I.
Martirologio Romano: Conmemoración de la beata Juana, mujer de Cusa, procurador de Herodes, que junto a otras mujeres servía a Jesús y los apóstoles con los propios bienes y el día de la Resurección del Señor encontró la piedra del sepulcro desplazada y dio el anuncio a los discípulos.
Era la mujer de Cusa, administrador del tetrarca de Galilea, Herodes Antipas; san Lucas la nombra como una de las santas mujeres que asistían a Cristo (Lc 8,3), que recibió de Jesús el don de la curación. Estuvo al pie de la cruz y acudió al sepulcro de Jesús en la mañana de Pascua (Lc 23, 49; 24, 10).
Nunca sabremos si las dos Juanas, la del capítulo 8 y la del 24, son la misma, pero es muy posible que así sea, o al menos que Lucas lo haya creído así. En los otros evangelios no aparece, pero el Martirologio Romano ha recogido el guante de esta tradición y menciona la identidad en el elogio. En algunos escritos, sobre todo orientales, se la llama «Juana la Mirófora», por haber llevado perfumes (en griego «myron») a la tumba del Salvador.

San Manahén. s. I.
Martirologio Romano:
Conmemoración de san Mánahen, hermano de leche del tetrarca Herodes, que era doctor en la Iglesia de Antioquía, en Siria, sobresaliendo como profeta bajo la gracia del Nuevo Testamento.
En los Hechos de los Apóstoles (13,1): «Había en la Iglesia fundada en Antioquía profetas y maestros: Bernabé, Simeón llamado Níger, Lucio el cirenense, Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo». Aparece como doctor de la comunidad cristiana de Antioquía de Siria en el tiempo en que estuvieron en ella san Pablo y san Bernabé; se supone que murió en Antioquía de Siria.

Santa Amalia. s. III.
Muchos mártires murieron bajo la tiranía del emperador Dioceciano en Alejandría de Egipto. De entre estos mártires había una llamada Amonaria, de cuyo nombre – cambiado , claro está -, viene el de Amalia. Eran nombres paganos pero que, al convertirse al cristianismo, se los cambiaban.
Esta chica sufrió el martirio por haber tenido la valentía de plantarle cara al juez. Cuando éste vio la decisión de la joven, dudo ante su heroísmo, pero había que obeder al emperador y mandó que le cortasen la cabeza a ella y a todas sus amigas y amigos. Una crisis de conciencia en un funcionario imperial fue un hecho extraordinario y por haberla provocado, siempre será recordada Amalia en el imaginario popular religioso. Esta mártir celebra, como Amonaria, su festividad conjunta con santos Epímaco, Alejandro y compañeras el 12 de diciembre.

San Sérvulo de Trieste. M. 284. Martirologio Romano: En Trieste, en la península de Istria, san Sérvulo, mártir.
Según una “passio” de origen dudoso, Sérvulo murió mártir el 24 de mayo del 284, durante el imperio de Numeriano.
Sérvulo era un adolescente de Trieste, hijo único de una familia cristiana, que un día se retiró en soledad y oración en una gruta del Carso, donde vivió durante casi dos años. Inspirado por Cristo, regresó a la ciudad donde relizó muchos prodigios como liberar al pueblo de una especie de dragón soplándolo encima y realizando el signo de la cruz. Después de la muerte de su padre, curó a algunas personas. Junto con estos milagros obtuvo numerosas conversiones.

Por esto fue arrestado bajo la acusación de cultivar las artes mágicas y fue procesado. Como las torturas no consiguieron doblegar su fe, fue condenado a muerte, conducido a las afueras de la ciudad, fue decapitado. Aquella misma noche fue sepultado a escondidas por su madre Clemencia y otros cristianos. Sus presuntas reliquias se conservan en la catedral de San Justo de Trieste. Es copatrono de Trieste junto con san Justo.


San Zoelo. M. 284. Martirologio Romano: En Listra en Licaonia, en la actual Turquía, san Zoelo, mártir.
Mártir junto con Servilio, Félix, Silvano y Diocles, en Istria o Listria (según algunos en Siria).



Santos Treinta y ocho mártires de Filipópolis. M. c. 304. Martirologio Romano: Conmemoración de treinta y ocho santos mártires que, según la tradición, fueron decapitados en Filipópolis (Plovdiv) de Tracia, en tiempo de Diocleciano y Maximiano.
La última edición del Martirologio Romano, reune en una sola festividad a los mártires de Tracia en Filipópolis; en los antiguos calendarios su número en lugar de 38, eran 308. Parece que sufrieron martirio hacia el año 304 durante la persecución de Diocleciano y Maximiano en Filipópolis en Tracia (hoy Plovdiv en Bulgaria) y actuó como juez el procónsul Apeliano. El tipo de su martirio, aunque hay dos versiones, una dice que fueron arrojados atados de pies y manos a un horno ardiente; la otra, parece más verosimil, fueron decapitados.

Ciñéndonos al relato limitado a 38 mártires, tenemos sus nombres, de los que sólo sabemos que fueron martirizados en esta localidad de Tracia, aunque parte de ellos provenían de Bizancio. Los naturales de Filipópolis eran: Gayo, Timoteo, Palmato, Mesto, Nicón, Difilo, Domecio, Máximo, Neófito, Víctor, Rino, Saturnino, Epafrodito, Kercas, Zótico, Cronión, Anto, Oro, Zoílo, Tirano, Ágato, Pastene, Aquiles, Panterio, Crisanto, Atenodoro, Pantoleón, Teosebe y Genetlio.
Los que provenían de Bizancio eran: Orión, Anatilino, Molia, Eudoimón, Silvano, Sabino, Eustacio, Estratón y Bosba.
No hay fuentes verídicas para encontrar sus reliquias y culto, pero muchas de ellas, fueron diseminadas por toda Europa, como consecuencia de la devoción por las reliquias de los mártires, para venerarlas en sus templos.

Felipe Suzzani de Piacenza. Beato. M. 1306. Martirologio Romano: En Piacenza, en la Emilia, beato Felipe, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, el cual vestía una cota de malla de hierro para castigar la carne con dureza.
Nació en Piacenza e ingresó en el convento de San Lorenzo de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, donde Fue ordenado presbítero, de esta ciudad; fue famoso por su espíritu de oración y de penitencia. Se dice que tenía puesta una coraza de hierro para mortificar su carne. Sus restos reposan en a catedral de Piacenza.


Luis Ceferino Moreau. Beato. (1824-1901).
Martirologio Romano:
En la ciudad de Saint-Hyacinthe, en Canadá, beato Luis Ceferino Moreau, obispo, quien en las diversas actividades de la cura pastoral se exhortaba siempre a sí mismo a sentir ardientemente con la Iglesia.
Nació en Bécancour, Quebec (Canadá) en una familia de agricultores; era el quinto de 12 hermanos. Ingresó en el seminario de Nicolet y llegó a recibir las primeras ordenes cuando una enfermedad hizo que sus superiores le aconsejaran volver a su casa. Acudió al obispo de Montreal, monseñor Bourget, el cual le acogió en su diócesis donde fue ordenado sacerdote en el 1846; fue asignado como colaborador de monseñor Prince, obispo auxiliar de Montreal, fue canciller de la diócesis, capellán de pobres del convento de la Providencia, llegando a la conclusión de que era necesaria una renovación de la Iglesia y una neta caridad pastoral en las gentes de la misma.

En 1852, fue vicario general de Saint-Hyacithe con monseñor Prince como su obispo, y después con sus tres sucesores. Fue párroco de la catedral y cuatro veces administrador de la diócesis. Fue consagrado obispo de Saint-Hyacithe en 1876, donde destacaron sus dotes pastorales. Trabajó por la evangelización de los alejados, fundó muchas parroquias, celebró varios sínodos diocesanos, hizo tres visitas pastorales. Estuvo cerca de sus sacerdotes; les consultaba, les estimulaba al apostolado y al progreso en su formación. Fundó las Hermanas de Santa Marta para la instrucción elemental.

San David I de Escocia. (1084-1183). Rey de Escocia. (Ver) 11 de enero.
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