Santoral del 4 de Mayo



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Santos AGAPIO, SECUNDINO y compañeros
Beato LADISLAO DE GIELNIÒW
Santo JUAN HOUGHTON, ROBERTO LAWRENCE, AGUSTÍN WEBSTER, RICARDO REYNOLDS y el beato JUAN HAILE
Beato JUAN MARTÍN MOYË Fundadora
OTROS SANTOS DEL DÍA
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San Gregorio de Verucchio -San Venero de Milán -Beata Catalina de Parc-Aux-Dames-Beato Juan Martín Moyé- Silvano, abad; Ciriaco, presbítero y mártir; Venerio, Sacerdote, obispos; Antonio, Antonina, Porfirio, Paulino, mártires; Pelagia, virgen; Curcódomo, diácono; Florián, confesor; Nicéforo, fundador; Juan Martín Moye, fundador de los HH. de la Providencia de Gao y Ceferino (El Pelé), mártires (beatos).


Beato José María Rubio, sacerdote (1864-1819)
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí,
llorad por vosotras mismas 
y por vuestros hijos.
(Lucas, 23, 28).

José María Rubio nació en Dalías, Almería, en 1864.
Ordenado sacerdote en Madrid el año 1887, ejerció el ministerio parroquial en Chinchón y Estremeña, siendo más tarde profesor del Seminario y Notario de la Curia diocesana. Ingresó en la Compañía de Jesús a los 42 años y después de cinco años de formación se dedicó por entero a la predicación, dirección espiritual y ministerio de la reconciliación. Fue un verdadero padre para los pobres y abandonados, y formó muchos apóstoles laicos. Murió en Aranjuez el año 1919, siendo beatificado por Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985, llamándole el «apóstol de Madrid».

MEDITACIÓN ACERCA DE DE LA PRIVACIÓN
DE CONSUELOS ESPIRITUALES


I. Dios permite, algunas veces, que sus elegidos queden privados de consolaciones al punto de no encontrar descanso ni en la oración. No te asombres de este triste estado: Dios lo ve y lo permite, y a menudo es su autor. ¿Jesucristo no fue, acaso, sumergido en esta tristeza mortal en el Huerto de los Olivos y en la cruz, cuando dulcemente se quejaba de que su Padre lo hubiera abandonado? Cuando estés en este estado de desolación, resígnate generosamente a la voluntad de Dios, y resuélvete a sufrir por todo el tiempo que a Él le plazca. Reza con humildad, continúa tus ejercicios de piedad: si los haces con menos gusto y consuelo, los harás con más mérito.

II. Cuando Dios permite que así seas privado de todo consuelo, Él lo hace, ya para castigar tu tibieza, ya para darte a entender que la devoción sensible, que antes tenías, era un don de su pura bondad; o para hacerte estimar las consolaciones, que menos preciarías si fueran continuas; o, en fin, para darte ocasión a que adquieras mayores méritos. Busca, pues, con santa diligencia, al Esposo de las almas. Se oculta cuando se lo busca, a fin de que, no encontrándolo, se redoble el ardor. (San Gregorio).

III. Para salir cuanto antes de este lastimoso estado, examina seriamente qué motivo diste a Dios para que te abandonara, e implora su perdón. Humíllate ante su adorable Majestad, reconociendo que eres indigno de sus mercedes; y en vez de desanimarte redobla tu fervor, busca a Dios con mayor empeño, y dile de todo corazón: Señor, que sois la alegría de mi alma, ¿por qué volvéis vuestro rostro? ¿Dónde estáis, bien mío, dónde os encontraré? (San Agustín) .

La paz
Orad la buena educación de la juventud.

ORACIÓN

Oh Dios, consuelo de los afligidos y salvación de los que en Vos esperan, que bondadosamente recibisteis las lágrimas que Santa Mónica vertió por la con versión de su hijo Agustín, concedednos, por la intercesión de ambos, la gracia de llorar nuestros pecados y gustar las verdaderas alegrías del espíritu. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.acinews.net/mp3/santo/espanol/mayo04-07ladislaodegielnow.mp3



Santos AGAPIO, SECUNDINO y compañeros. M. c. 259.Martirologio Romano: En Constantina en Numidia, hoy Argelia, conmemoración de los santos mártires Agapio y Secundino, obispos, que, durante la persecución del emperador Valeriano, en la cual la ferocidad de los paganos puso a prueba la fe de los justos, después de un largo exilio en esta ciudad de eximios sacerdotes llegaron a ser gloriosos mártires. Junto a ellos padecieron el martirio los santos Emiliano, soldado, Tértula y Antonia, vírgenes consagradas, y una mujer con sus gemelos.

Junto con Tértula, Antonia, Emiliano, Mariano y Santiago. Los santos españoles: el obispo Agapio y el presbítero Secundino, fueron exiliados a Cirtha de Numidia, durante la persecución de Valeriano; allí encontraron a Tértula y Antonia que eran dos niñas, discípulas de Agapio: "teniendo consigo a dos niñas llamadas Tértula y Antonia, a las que amaba con cariño de hijas, pedía insistentemente a Dios que se dignara concederles con él la gracia del martirio, y obtuvo por sus méritos que en una revelación le dijera el Señor, dándole certeza de haber sido oído: "¿A qué pides tan asiduamente lo que ya con una sola oración has merecido?". Se les añadió otra mujer con sus hijos gemelos y Emiliano que tenía 50 años.

Las Actas dicen que cuando Emiliano estaba en la cárcel: "multiplicaba sus ayunos y se daba a la continua oración, único alimento, junto con la Eucaristía, con que pasaba de un día a otro", y él pidió a Dios el martirio para ellas y otra mujer con sus hijos gemelos y Emiliano, soldado que tenía 50 años. Según el autor de las Actas de Mariano y Santiago. Agapio y Secundino eran ambos "dignos de encomio por su espiritualidad y amor". El lector Mariano llegó con el diácono Santiago (ver 6 Mayo). Fueron conducidos delante de los magistrados de Cirtha y fueron interrogados, Santiago confesó que era diácono, mientras Mariano fue torturado porque no creyeron que fuera un simple lector.

Sus Actas están poco retocadas. Fueron numerosos los mártires. Se les conoce como los “Mártires de Lambesa” y la Passio en el capítulo X, dice que fueron numerosos mártires que murieron antes y después de los cuatro eclesiásticos mencionados, recordando algunos nombres y entre ellos estaban los niños: Floriano, Secundino, Gabro, Póstumo, Gayano, Monmino, Quintiano, Casio, Fasilo, Florencio, Demetrio, Gududo, dos Crispín, Donato y Zenón. Los santos Santiago y Mariano están enterrados en la catedral de Gubbio.
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Beato LADISLAO DE GIELNIÒW. (1440-1505).Martirologio Romano: En Varsovia, en Polonia, beato Ladislao de Gielniòw, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, quien predicaba con fervor extraordinario la Pasión del Señor y la celebraba con piadosos himnos.

Nació en Gielnòw, Polonia, y fue bautizado con el nombre de Juan. Realizó los estudios de Filosofía y Teología en la famosa universidad de Cracovia. Compartió las clases con san Juan de Kety y el beato Simón de Lipnica. Siendo aún un joven de 17 años, pidió ser admitido en el convento de Cracovia de los franciscanos. Ya en el noviciado el joven polaco tuvo que luchar muy fuerte para alcanzar las virtudes que lo hicieran totalmente disponible en la vida de entrega y servicio que había escogido. Hizo su profesión religiosa en 1457. Fue ordenado sacerdote. A partir de ese momento Ladislao se convirtió en un gran predicador, que con un celo hasta entonces desconocido para sus hermanos, recorrió pueblos y ciudades, suscitando por todos lados la conversión de miles de personas.

Desempeñó varias veces el cargo de ministro provincial, y visitó a pie los veinticuatro conventos que comprendían los franciscanos observantes. Al llegar a cada uno de ellos, se preocupaba de que se viviera según el espíritu franciscano, además de impulsar con su presencia, un renovado ardor entre sus hermanos. Dos veces tuvo que viajar a Italia para participar en el Capítulo General de la Orden.
Al volver a su patria, retomó su amado ministerio de predicador y con el mismo celo que lo hiciera anteriormente, anunció la palabra del Señor por numerosos pueblos. Fray Ladislao tuvo tiempo para escribir obras religiosas, poesías y componer algunos cantos.

Envió misioneros a Lituania y Rusia donde lamentablemente el cisma y la herejía hacían estragos entre los creyentes, logrando que muchos fieles retornasen al redil de la Iglesia Católica. Por estos tiempos la católica Polonia sufría de guerras con sus vecinos. Fray Ladislao organizó numerosos actos penitenciales y de oración para alcanzar la paz en su patria. María se le apareció varias veces e incluso le dio al Niño Jesús para que lo cargara. El viernes santo de 1505, mientras predicaba la pasión de Cristo, para asombro de la gran cantidad de fieles que lo escuchaban, entró en éxtasis. Era el anuncio de su próxima muerte, la cuál llegó después de un mes de grandes sufrimientos.
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Santo JUAN HOUGHTON, ROBERTO LAWRENCE, AGUSTÍN WEBSTER, RICARDO REYNOLDS y el beato JUAN HAILE. M. 1535.
Martirologio Romano
: En Londres en Inglaterra, santos sacerdotes mártires Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, priores de la cartuja de Londres, Bellavalle y Haxholmie, y Ricardo Reynolds, de la Orden de Santa Brígida, que, profesaron sin miedo la fe de los padres, durante el reinado de Enrique VIII fueron encarcelados en Tyburn y después descuartizados. Junto a ellos estaba el beato Juan Haile, sacerdote, párroco de Isleworth, suburbio de la ciudad, fue ahorcado en el mismo patíbulo.

Juan Houghton nació en Essex. Prior de los cartujos de Londres y como tal fue el primero en oponerse al "Acta de Sucesión y de Supremacia" de Enrique VIII, dando un ejemplo de fidelidad a la iglesia católica, por esta fidelidad fue martirizado en Tyburn, Londres, junto a cuatro compañeros: Agustín Webster, Ricardo Reynolds, que era brigidiano, Roberto Lawrence y el sacerdote diocesano Juan Haile. Es el Protomatir de la Inglaterra reformada.

Roberto Lawrence
Los cartujos, fueron monjes muy queridos y no se dedicaron a ninguna actividad política; recibieron en la cartuja de Londres la visita de los funcionarios reales que, en base al decreto emanado, pedían a todos y mayormente, a los religiosos, la aprobación del divorcio del rey de Catalina de Aragón y la aceptación como soberana de Ana Bolena. El prior Juan Houghton y el procurador fueron encarcelados por objetar la legitimidad del repudio, pero un mes después, convencidos que el juramento no atañía a su fe, terminaron por jurar y por tanto fueron liberados. De regreso a la cartuja, convencieron a los monjes de su argumento y así en 1534 todos juraron delante de los funcionarios, que había regresado acompañados de soldados.

Agustín Webster
La paz tan querida duró muy poco, pues hacial el final de 1534, un nuevo decreto promulgado del rey y del Parlamento ordenaba a todos los subditos a separarse de la autoridad del Papa, y reconocer al rey como jefe de la Iglesia Anglicana también en el campo espiritual, castigando a quienes no lo aprobaran como traidores de lesa majestad. Ante esta noticia el prior Juan Houghton reunió a todos los cartujos y unánimemente se declararon prontos a morir por la fidelidad a la Iglesia de Roma.
A la cartuja habían llegado Roberto Lawrence y Agustín Webster, priores de las cartujas de Bellavalle y Haxholmie, los cuales, conociendo el peligro que corrían los monjes, de común acuerdo visitaron al vicario del rey Tomás Cromwell para que convenciera al rey Enrique VIII para que les eximiera de este juramento que era contrario a su fe, pero éste indignado los arrestó y los encarceló en la Torre de Londres como rebeldes y traidores. Una semana después fueron procesados en Westminster, donde reiteraron su rechazo, fueron condenados a muerte y nuevamente encarcelados. Allí les acompañaron otros dos sacerdotes condenados por el mismo motivo: el brigidiano Ricardo Reynolds y Juan Haile, párroco de Isleworth.


Ricardo Reynolds
Ricardo Reynolds nació en Devon en 1492. Estudió en el Christ's College de Cambridge; fue elegido miembro del colegio del Corpus Christi en 1510 y, en el 1513, se diplomó en Teología y fue nombrado predicador de la universidad. En el mismo año hace los votos como monje brigidiano en la abadía de Sión en Isleworth, un cenobio famoso por su santidad y por el clima intelectual que reinaba. El cardenal Pole testimoniaba que "no sólo era un hombre de vida santísima, sino que era el único monje inglés que conocía bien las tres lenguas fundamentales, esto es el latín, el griego y el hebreo”. El Registro de la biblioteca del monasterio de Sión, expone que había 94 volúmenes que le eran atribuidos y fue indudablemente una eminente personalidad del Londres de aquel tiempo.

En 1535 fue encarcelado en la Torre de Londres por rechazar prestar el juramento de supremacía. El 28 de Abril durante el proceso, manifestó su oposición a una injusta ley contraria a su fe: "Porque quiero estar a bien con mi conciencia y la de aquellos que están aquí conmigo, yo declaro que nuestra fe tiene mayor peso y está sostenida por mayores testimonios que la vuestra, porque los pocos testimonios que habéis conseguido del Parlamento de un solo reino, yo tengo de mi parte a todo el mundo cristiano". Un testigo ocular le describe como "un hombre de semblante angélico, amado por todos, y lleno del Espíritu Santo".

Cuando estaba próximo su martirio, pidió que se retrasara algunos días para poder "preparar su alma para el encuentro de la muerte como convenía a un religioso y a un buen cristiano". El cardenal Pole, en su Defensa de la unidad de la Iglesia, escribe: "No puedo dejar de notificar sobre uno de estos mártires; es Reynolds al que he conocido íntimamente; fue un hombre que, por la santidad de su vida, puede ser parangonado a los primeros que fueron ejemplo y guía de otros... estaba establecido que el debía dar testimonio de la verdad con su propia sangre. Lo hizo verdaderamente... y con tal firmeza que, según ha tenido constancia de algún testigo ocular, ofreció la cabeza al tajo como si fueran a colocarle una corona real más que una muerte ten terrible".

Juan Haile

El beato Juan Haile fue primero fue beneficiado en Chelmsford (Essex) para pasar en 1521 en ser vicario de Isleworth (Middlesex). Era un anciano y venerable sacerdote al que sus feligreses estimaban por su bondad y su piedad, además se le estimaba mucho por su sólida cultura.
El motivo de su arresto fue una carta suya en la que reprochaba la actitud escandalosa y cismética del rey. Junto al él fue arrestado un joven sacerdote, apellidado Feron, que sería amnistiado.

En el juicio, en un primer momento, tuvieron un veredicto favorable pero en seguida se cambió por el de traidores, y fueron condenados a la horca. El 4 de Mayo de 1535 los tres cartujos, el padre Reynolds y el párroco de Isleworth, con sus hábitos religiosos fueron encadenados a sus esteras y trasladados por las calles empedradas y fangosas que llevaban de la Torre de Londres a Tyburn. Desde la ventana de su celda el canciller santo Tomás Moro pudo constatar junto a su hija, la felicidad que estos santos hombres se prestaban ser los primeros mártires de esta nueva persecución.
Juan Houghton fue el primero en subir al patíbulo y colaboró con el verdugo profiriendo palabras de perdón y de confianza en Dios. No estaba todavía muerto cuando fue descolgado de la horca y descuartizado. Le siguieron los otros cuatro. El último en morir fue Reynolds, después de animar a sus compañeros; antes que lo ejecutaran se volvió a la muchedumbre invitándoles a rezar por el rey. Los cuerpos de los mártires fueron descuartizados y expuestos al pueblo para aterrorizar a los “papistas”.
Todos fueron beatificados por el papa León XIII en 1886, solamente los cuatro primeros fueron beatificados por Pablo VI en 1970, mientras que Juan Haile todavía hoy es venerado como beato.
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Beato JUAN MARTÍN MOYË. (1730-1793).
Martirologio Romano: En Tréveris, en Alemania, beato Juan Martín Moyë, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, que en la localidad de Lorena, en Francia, fundó el Instituto de Hermanas de la Providencia, y en China reunió en régimen de vida común a unas vírgenes dedicadas a la enseñanza. Se mostró siempre inflamado por el celo de las almas, aún después de verse obligado a abandonarlo.

Nació en Cutting. Estudió primero con los jesuitas y después en el seminario de Metz donde fue ordenado sacerdote en 1754. Destinado a petición propia a varias parroquias como coadjutor, predicó misiones populares y esto le hizo darse cuenta de las necesidades espirituales de muchas parroquias concretamente en la formación de los niños y los jóvenes. Esto fue lo que le llevó a la fundación de las Hermanas de la Providencia para dirigir las escuelas rurales.
Tenía un carácter bastante radical y un alto sentido de la libertad, con lo cual denunció las deficiencias de la pastoral del clero diocesano, lo que le valió las quejas de los sacerdotes. Por esto tuvo que dejar la dirección espiritual del seminario, ya que el obispo, sensible a las quejas del clero lo envió a la ciudad de Dieuze. Pero aquí volvió a tener problemas, hasta el extremo que la ciudad en 1767 le puso el veto y tuvo que abandonarla. En 1768 el cabildo de Saint Dié, una vicaría nullius, lo llamó a dirigir su seminario, pero éste fue clausurado al año siguiente.

Quiso hacerse misionero e ingresó en París en la Sociedad de Misiones Extranjeras. A finales de 1771 salía para China. Llegado a Macao, recibió el encargo de ayudar al obispo Pottier, vicario apostólico de Sechuén. Entró en China disfrazado, y al llegar a su misión aprendió la lengua del país. Lo dominó con relativa facilidad e incluso tradujo oraciones al chino y publicó un manual de piedad en este idioma. Dos veces le arrestaron y estuvo a punto de ser condenado a muerte, pero logró salvar su vida y quedar libre. Trabajó para establecer una comunidad femenina de las Hermanas de la Providencia en China, llevó adelante una gran campaña para el bautismo de los niños, y tuvo problemas con sus compañeros misioneros y con su propio obispo, que discrepaban de su pastoral. Decidió volver a Francia. La Santa Sede aprobaba su Instituto religioso fundado por él en China. Volvió a Francia a las misiones populares y a atender a sus religiosas. Abrió en su propio pueblo el noviciado de las Hermanas y cuando llegó la revolución francesa, huyó con las religiosas y novicias a Tréveris. Su muerte se debió a un contagio contraído mientras visitaba un hospital.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santa Afra de Brescia. M. 133.
Mártir en Brescia. Después de haber visto que las bestias feroces respetaban a dos cristianos expuestos en el anfiteatro por orden del emperador Adriano, ella se convirtió y se hizo bautizar. Denunciada como cristiana fue decapitada.
El problema de esta santa, es que su vida aparece en el texto apócrifo del martirio de Jovita y Faustino, ya que fue testigo de cómo cinco toros se portaron ante ellos como corderos después de que hicieran la señal de la cruz. Ante este prodigio, unos tres mil de los espectadores presentes se conviertieron al cristianismo; Afra fue denunciada ante el emperador Adriano como cristina, y fue martirizada junto a la esclava Samaritana, después de la decapitación de los santos Faustino y Jovita. Es verdad que ha sido venerada en Brescia desde muy antiguo, pero bien puede ser santa Afra de Augsburgo, que la leyenda desdobla en dos personajes distintos. Patrona de Brescia y a veces se la representa como modelo de la ciudad.

Santa Antonina de Nicea. s. IV.
Martirologio Romano:
En Nicea de Bitinia, hoy Turquía, santa Antonina, mártir, que cruelmente torturada, fue sometida a varios suplicios, después de estar tres días colgada y encarcelada durante dos años, fue, por último, quemada viva por el prefecto Prisciliano mientras profesaba su fe en el Señor.
Mártir en Nicea. Algún autor la llama Antonina de Nicea, que fue arrestada durante la persecución de Diocleciano y terriblemente torturada, antes de que la entregaran a las llamas el gobernador Prisciliano. Posiblemente sea la misma santa Antonia, mártir en Nicea que se celebra el 1 de Marzo, o la que acompañó en el martirio al soldado san Alejandro en Constantinopla, que se celebra el 3 de Mayo.

Santa Pelagia de Tarso. M. c. 300.
Era una muchacha de Tarso de Cilicia, que murió mártir porque se negó a casarse con uno de los hijos del emperador Diocleciano; la historia es falsa.

San Ciriaco de Jerusalén. s. IV.
Su vida también está envuelta en leyenda. Se dice que era un joven judío de Jerusalén que se llamaba Judas. Sabía donde habían sido enterradas las tres cruces del Gólgota, y con sus informaciones ayudó a la emperatriz santa Elena a encontrar la cruz de Cristo; a raíz de esto se convirtió y cambió su nombre por el de Ciriaco, y fue un celoso predicador del evangelio: según “La Leyenda Dorada”, sucedió a san Macario como obispo de Jerusalén. Su éxito fue tal que tuvo que abandonar Palestina, y terminó en la ciudad de Ancona, donde fue su obispo. Se dice que su episcopado cambió profundamente a sus habitantes. En su vejez, regresó a Jerusalén, y allí se encontró con la persecución de Juliano el Apóstata, en lo cual fue apresado y martirizado. Es el mismo Ciriaco de Provins. Algún autor dice que es “el más dudoso de todos los santos del Paraíso”. Su cabeza fue llevada por un cruzado a la colegiata de Provins (su festividad se celebraba el 5 de Junio). Patrón de Ancona.

San Florián de Lorch. M. 304.
Martirologio Romano:
En Lorch, en la región de Nórico, cerca del Danubio, san Florián, mártir, el cual, durante la persecución bajo Diocleciano, y por orden del gobernador Aquilino, fue arrojado desde el puente al río Enns con una piedra atada al cuello.
Nació en Zeiselmauer, en la Baja Austria y era un oficial romano de Diocleciano, que visitaba a los cristianos prisioneros en Austria. Aunque no estaba conforme con el evangelio, no lo estaba tampoco con los reglamentos. Así que después de meditar y observar el heroísmo de los cristianos, pensó que merecía la pena morir por Cristo. Se presentó ante el prefecto Aquilino, después de enterarse que 40 de sus compañeros cristianos habían sido detenidos. Murió en Lorch, arrojado al río Ems, con una piedra al cuello, por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses y después de ser cruelmente torturado. Sus Actas han sido muy poco retocadas. Patrón de Austria.

San Silvano de Gaza y compañeros. M. c. 311. 
Martirologio Romano: En las minas de Feno, en Palestina, donde estaban condenados, san Silvano, obispo de Gaza, y treinta y nueve compañeros, mártires, todos ellos coronados con el martirio durante la misma persecución bajo Diocleciano, al ser decapitados por orden del césar Maximino Daya.
Obispo de Gaza, condenado a trabajos forzados junto a sus 40 feligreses en las minas de Feno. Antes de ser nombrado obispo, ya había confesado la fe. Murió decapitado por ser demasiado viejo para el trabajo. Según Eusebio, no fueron martirizados todos el mismo día, y sobre Silvano nos dice. "Se había distinguido desde el primer día, si cabe decirse; ...hombre que era prodigio de prudencia y dechado auténtico de cristiano".

San Etelredo. M. 716.
Hijo del rey pagano Penda, rey de Mercia, Etelredo sucedió a Wulfhere en el 674. Durante la guerra contra el rey de Kent, destruyó iglesias, monasterios y la ciudad de Rochester, pero el león se convirtió en cordero, se arrepintió amargamente de sus excesos. Después del asesinato de su mujer Osthryth, en el 697, Etelredo, en el 704, después de un reinado de 20 años, abdicó en su nieto Coenred e ingresó como benedictino en el monasterio de Bardney, donde fue abad y murió.


San Paulino Bigazzini. s. XIII.
Nació en el seno de la noble familia de los Bigazzini; ingresó como monje en el monasterio de Santos Marcos y Lucía en Sambuco (Perugia, Italia). Fue recibido por san Silvestre Gozzolini, abad y fundador del monasterio de Monte Fano, y alcanzó en poco tiempo un alto grado de perfección monástica, adornado por varios milagros. Cuando murió Silvestre, Paulino sintió sonar la campana a muerte en el monasterio de Monte Fano, a pesar de la lejanía y así supo la deceso del maestro. Cuando él murió fue sepultado en la iglesia del monasterio de Sambuco, después trasladado a la iglesia de Santa Maria Nuova de Perugia. Tiene culto local.
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