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Angel de Jerusalén (de Sicilia), SantoMártir Carmelita
San Máximo de Jerusalén
Hilario de Arles, Santo Obispo
Gotardo de Hildesheim, Santo Obispo
Nunzio Sulprizio, Beato Obrero Adolescente
Catalina (Caterina) Cittadini, Beata Virgen,
Gregorio Frackowiak, Beato Mártir Polaco
OTROS SANTOS DEL DÍA
San Avertino-San Mauruncio, Abad-Niceto, Eulogio, Teodoro, Geroncio, Máximo, obispos; Eutimio, Crescenciana, Irene, Ireneo, Joviniano, Peregrino, Gregorio, Arquelao, Felicísima, mártires.
San Nancto, abad. (s. VII)
Haga cada cual la oferta conforme lo ha resuelto en
su corazón, no de mala gana, o como por fuerza;
porque Dios ama al que da con alegría.
(2 Corintios, 9, 7).
Haga cada cual la oferta conforme lo ha resuelto en
su corazón, no de mala gana, o como por fuerza;
porque Dios ama al que da con alegría.
(2 Corintios, 9, 7).
El siglo VII es, sin ninguna clase de duda, el siglo de oro, en la comunidad cristiana de Mérida. Consecuentemente la vida monástica fue floreciente: cuna de futuros prelados y cantera de santos. En tiempos del rey Leovigildo, vino de las regiones del África a la provincia de Lusitania un abad por nombre Nancto. Fray Justo Pérez de Urgel amplía noticias sobre este personaje y su monasterio. Por el libro de "Las Vidas de los Santos Padres de Mérida" sabemos de su vida monástica: por una parte, su aislamiento del mundo, en especial de las mujeres, como revela el encuentro a través del diácono Redempto en la Basílica eulaliense con la piadosa y noble viuda, llamada Eusebia, tras mucho rogarle; por otra, su retirada a un lugar desértico con unos pocos hermanos. Empezó a brillar por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes. El calendario español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos.
MEDITACIÓN SOBRE LA ALEGRÍA ESPIRITUAL
I. Servid a Dios con alegría y no con tristeza. Esta alegría contribuye a la gloria de Dios, porque los hombres alaban su bondad cuando a sus servidores los ven alegres, aun en medio de sus austeridades. Los incita a la virtud, haciéndoles ver que no es tan difícil de practicar como se lo imaginan. Resúltanos ventajosa también a nosotros y mucho, porque con ella no se siente el peso de una carga, que se lleva con ganas. Alégrate, pues, en Nuestro Señor, a fin de que todos los que te vean conozcan que lo sirves de corazón y no por fuerza.
II. Para desterrar la tristeza de tu corazón, des tierra de él el pecado, purifica tu conciencia. Por el pecado entraron todos los males en el mundo y la tristeza en nuestra alma. Aun cuando la pureza de conciencia no produjese otro fruto que esta alegría de corazón que la acompaña, estaría ya suficiente mente recompensada, tal como el solo pensar de una mala conciencia es ya un castigo del crimen. Nada, es más triste que la ventura de los malvados. (San Agustín).
III. Para conversar y aumentar esta alegría, piensa en Dios y en el paraíso. Dios ve tus trabajos. Él te prepara una corona de gloria. Que esta alegría se refleje en tu rostro y en tus palabras. Sabe que la virtud no tiene enemigo mayor que la tristeza, y que no tenemos armas más poderosas para repeler a nuestros enemigos y para sus golpes, que la alegría que se tiene en Dios. (San Juan Crisóstomo).
La alegría espiritual
Orad por los que están tristes.
ORACIÓN
Oh Dios, que para destruir a los enemigos de la Iglesia y restaurar el culto divino, elevasteis al bien aventurado Pío al sumo pontificado, haced que protegidos por su intercesión, de tal modo nos adhiramos a vuestro servicio que, triunfando de las emboscadas de todos nuestros enemigos, gocemos de inalterable paz. Por J. C. N. S. Amén.
http://www.acinews.net/mp3/santo/espanol/mayo05-07caterinacittadini.mp3
Era judío, como sus padres, Jesé y María, pero su madre se convirtió al cristianismo lo mismo que su hermano gemelo Juan (que más tarde sería patriarca de Jerusalén). Los dos hermanos decidieron hacerse monjes carmelitas en Palestina. Era una época en que san Brocardo daba una regla concreta a los cenobitas del monte Carmelo, permitiéndoles la expansión por todo el mundo. Con permiso de sus superiores, Ángel se retiró cinco años al desierto de Cuarentena entregándose a las más duras penitencias y a la continua oración. Cierto día se le apareció Jesucristo indicándole que debía pasar a Sicilia donde debía convertir a un famoso pecador que se llamaba Berengario, pues vivía en incesto con su hermana y de la que había tenido varios hijos. Para dar cumplimiento a esta visión, partió para Sicilia en 1219, zarpó llevando consigo algunas reliquias que le había entregado el patriarca de Alejandría, llamado Atanasio, para que las llevara hasta Italia; también llevaba la regla adoptada por san Brocardo para entregárselas al Papa.
Al llegar a Sicilia su embarcación fue atacada por los sarracenos y tanto él como todos que llenaban la nave fueron bárbaramente torturados por los asaltantes, pero el Cielo vino en su ayuda y, después de una intervención milagrosa, salieron indemnes del suceso. Ángel llegó hasta Civitavecchia y allí entregó las reliquias a Federico de Chiaramonte y después prosiguió su camino hacia Roma. Se dice que en este viaje se encontró con san Francisco de Asís y con santo Domingo de Guzmán, que pasaron la noche en oración y que nuestro santo predijo al de Asís su estigmatización y éste a su vez anunció a Ángel su próximo martirio. Al llegar a Roma entregó al papa Honorio III la Regla carmelitana que fue aprobada el 30 de enero de 1226, y fue enviado de nuevo a Sicilia para predicar a los herejes patarinos. Se hospedó con los monjes basilios de Santa María de la Grotta de Palermo y allí predicó durante 40 días. Después se trasladó a Agrigento. Por donde pasaba curaba a los enfermos y obraba toda clase de prodigios. Al llegar a Licata puso todo su empeño en convertir a Berengario, pero -aunque la hermana hizo pública penitencia- no hizo caso a la exhortación de Ángel y un día, mientras predicaba a la multitud, Berengario se le acercó y le asestó cinco estocadas; antes de morir, Ángel pidió que perdonaran a su asesino. Patrón de Licata (Sicilia).
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Martirologio Romano: Conmemoración de san Máximo, obispo de Jerusalén, el cual fue condenado por el césar Maximino Daya a trabajos forzados en las minas, después de que le hubieran arrancado un ojo y quemado un pie con un hierro candente. Alcanzada la libertad, pudo marchar de allí y fue nombrado obispo de la Iglesia de Jerusalén, en donde, con el prestigio de su gloriosa confesión, descansó en paz. Se llamaba Maximionas y era de origen palestino. Fue condenado a trabajos forzados en las minas, en tiempos del emperador Maximiano Daya, y por ello se quedó cojo y tuerto para toda su vida. Fue liberado y abrazó la vida monástica, cambiando su nombre por el de Máximo. San Macario de Jerusalén lo nombró obispo de Dióspolis (Lidia), cuando todavía la sede estaba ocupada por el arriano Aecio, por ello san Macario le nombró su coadjutor con derecho a sucesión.
Hacia el 334, fue nombrado obispo de Jerusalén sucediendo a san Macario de Jerusalén. Los arrianos se aprovecharon de su simpleza para atacar a san Atanasio de Alejandría, después del concilio en el concilio de Tiro (335), ya que suscribió por ingenuidad la condena; pero él se dio cuenta y pidió perdón. Participó en la dedicación de los santuarios del Santo Sepulcro en Jerusalén, y trasladó la catedral del Monte Sión al "Martyrium" del Calvario, iniciando la construcción de la basílica de la Santa Sión, a la que transfirió la columna de la flagelación. En el 341 no participó en el concilio pro arriano de Antioquía, y recibió con todos los honores a san Atanasio en su paso por Palestina en el 346, de regreso a Alejandría. Antes de morir, algunas fuentes dicen que fue depuesto de su sede por los arrianos, pero otras indican que nombró como su sucesor a Heraclio, que fue depuesto y sustituido por el arriano Cirilo.
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Martirologio Romano: En Arlés, de la Provenza, san Hilario, obispo, que, después de llevar vida eremítica en Lérins, fue promovido, bien a su pesar, al episcopado, desde donde, trabajando con sus propias manos, vistiendo una sola túnica tanto en verano como en invierno, y caminando a pie, manifestó a todos su amor a la pobreza. Entregado a la oración, a los ayunos y a las vigilias, y perseverando en una predicación continua, mostró la misericordia de Dios a los pecadores, acogió a los huérfanos y no dudó en destinar para la redención de los cautivos todos los objetos de plata que se conservaban en la basílica de la ciudad. Nació en Lorena o Borgoña, cuando todavía era pagano ostentó altos cargos en la administración local. Su pariente y amigo, san Honorato de Arles, lo invitó a el monasterio recientemente fundado de Lerins, pero Hilario se resistió a abandonar la vida mundana y escribió: “Mi voluntad oscilaba en uno y otro sentido, consintiendo y rehusando”; hasta que reflexionando decidió hacerse monje en Lerins: allí Hilario recibió el bautismo e ingresó en la comunidad, después de haber vendido todos sus bienes y cedido el dinero a los pobres. Cuando san Honorato fue nombrado obispo de Arles, le llamó para que fuera su secretario.
Sucedió a Honorato como segundo abad de Lerins y en el 429, le volvió a suceder como obispo de Arles, cuando todavía no había cumplido los 30 años, no sin cierta resistencia por su parte para aceptar el episcopado, pero no abandonó nunca su vida monástica. Fue un obispo memorable, que solía recorrer su diócesis descalzo, aunque nevase, "que predicaba horas y horas a sabios e ignorantes, queriendo que todos compartiesen el tesoro de su fe, y que era compasivo y tierno con los pecadores, y duro hasta la denuncia pública y arriesgada con los potentados". Se distinguió por su amor a la pobreza y amor a los necesitados; proponía la palabra de Dios con gran destreza y eficacia. Animó al clero a llevar vida comunitaria. Presidió varios sínodos, como el de Orange (441), como resultado del cual, por celo en su episcopado, llegó a entrar en conflicto con el papa san León I Magno; aunque después, este mismo pontífice le alabó en su muerte. La historia cuenta que depuso de su sede a un obispo llamado Celedonio, el cual apeló a Roma, y Roma le ordenó que le repusiera de nuevo; Hilario se negó, pero luego tuvo que admitirlo y buscar la reconciliación. También tuvo un problema por ordenar a un obispo de su provincia, ya que el anterior, Proyecto, estaba gravemente enfermo, al sanar Proyecto se encontraron dos obispo, entonces el papa san León, para evitar un cisma, ordenó a san Hilario, que no volviera a consagran a ningún otro obispo. Escribió "Epístola a san Eugenio" y "Vida de san Honesto". Ordenó sacerdote a san Román de Condat. Murió agotado por su trabajo y vida ascética.
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Martirologio Romano: En Hildesheim, de Sajonia, en Alemania, san Gotardo, Godeardo, Godeberto o Godofredo, obispo, que, siendo abad del monasterio de Niederaltaich, visitó y renovó varios monasterios, y al morir san Bernwaldo le sucedió en la sede episcopal, promoviendo la vida cristiana de su Iglesia, la disciplina regular del clero y abriendo escuelas. Nació en Reichersdorf (Baviera, Alemania), en el seno de una familia burguesa. Estudió en la escuela catedralicia de Niederaltaich, cerca de donde nació. Vivió tres años en la escuela episcopal de Salzburgo al amparo del arzobispo Federico de Salzburgo, que le puso en su séquito, y lo acompañó a Italia y le ordenó subdiácono.
En el 985 fue ordenado diácono por el obispo Pellegrino de Passau, y al poco tiempo fue elegido prepósito del monasterio del Niederaltaich. En el 990, ingresó como monje benedictino en la abadía de Niederaltaich y ordenado sacrdote por el obispo san Wolfgango de Ratisbona; pocos años después fue elegido abad de este monasterio al que devolvió toda su pureza original en la vivencia de la regla de san Benito, en la reforma cluniacense, aunque no estuvo de acuerdo con la deposición de su predecesor el abad Eremberto. Su fama llegó a ser tal que el emperador san Enrique II le confió la reforma de otros cenobios, como las abadías de Hersfeld y Tergensee. Fue abad de Tegernsee (1001-1002) y Hersfeld (1005-1012), sin renunciar a su cargo de Niederaltaich. En 1022 fue creado obispo de Hildesheim, muy lejos ya de su Baviera natal, sucediendo a san Bernwaldo. Mandó construir más de 30 iglesias y fundó varios monasterios y hospitales para los pobres incapacitados. Su principal preocupación fue la formación del clero y el restablecimiento de la vida religiosa. Gotardo tenía particular predilección por los pobres; en cambio veía con muy malos ojos a los vagabundos profesionales, a los que llamaba «los peripatéticos» y no les permitía hospedarse por más de dos o tres días en el hospital. Está enterrado en la cripta de la catedral de Hildesheim. Patrón de Hildesheim y Gotha.
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Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, beato Nuncio Sulpricio, el cual, después de haber quedado huérfano, con una pierna infectada por la caries y con su cuerpo exhausto soportó todos sus sufrimientos con ánimo sereno y alegre, dispuesto siempre a ayudar a todos, y pobre entre los pobres, consoló en gran manera a los demás enfermos y alivió sus miserias. Nació en Pescosansonesco, cerca de Pescara. Pronto se quedó huérfano y trabajó como orfebre o herrero a las órdenes de su tío Domingo Luciani, Después vivió con un tío quien lo maltrataba; a consecuencia de una paliza, el tío le provocó a Nuncio una lesión en el tobillo que dañó el hueso y se tornó incurable. Pese a su frágil salud fue obligado a trabajar en la herrería de su pariente como aprendiz, donde -sin considerar lo adverso del medio en el aspecto religioso- dedicaba tiempo a la oración.
Ingresó en el hospital de San Salvador de L’Aquila (1831). Su conducta ejemplar le ganó la estima de sus compañeros, quienes lo llamaban el pequeño santo cojo. En época de huelgas compartía su exiguo salario con aquellos que no recibían sueldo, que le hacía trabajar más allá de sus fuerzas. En 1832, fue a Nápoles al lado de otro tío, Francisco Sulprizio. La lesión en su pierna le causaba un sufrimiento atroz y fue internado en el Hospital de incurables de santa María del Pueblo, gracias a las gestiones del coronel Wochinger, quien, al fin, lo llevó consigo (1834), aunque su pierna todavía no estaba curada, pero los médicos no quisieron amputarla por la debilidad orgánica del muchacho. Se impuso un reglamento de vida cristiana que observó con toda fidelidad. Su paciencia en soportar la mala salud y la desgracia (supo mantener la castidad en medio de los males sociales de su época) hicieron que fuera propuesto como modelo para los jóvenes y trabajadores. Vivió cristianamente durante sus 19 años, dando siempre ejemplo de caridad y entrega. Siempre profesó gran devoción a María Santísima. Quienes lo conocieron en el nosocomio de Napóles -donde murió-, lo consideraban santo. Antes de morir dijo: "¡Oh, la Virgen María, vean cuan bella es!". Murió en Nápoles. Protector de inválidos y de víctimas de accidentes de trabajo.
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Beata CATALINA CITTADINI. (1801-1857).
Martirologio Romano: En Somasca, cerca de Bérgamo, en Italia, beata Catalina (Caterina) Cittadini, virgen, la cual, privada de sus padres desde la más tierna edad, llegó a ser una paciente y competente maestra, cuidando con esmero una institución dedicada a la educación cristiana de niñas pobres, y con esta misma finalidad, fundó el Instituto de las Hermanas Ursulinas de Somasca. Nació en Bérgamo. En 1808, murió su madre y su padre abandonó a sus hijas, Catalina, junto con su hermana Judit, fueron acogidas en el orfanato del Conventino de Bérgamo, donde fue formada en la fe, en un carácter decidido, en el estudio llegando a ser maestra elemental. En 1823 las hermanas dejaron el orfanato para trasladarse con sus primos sacerdotes a Calolzio, parróquia de la diócesis de Bérgamo. Aquí permanecieron dos años, encontrando en sus primos una segura dirección espiritual y un ambiente pastoral muy activo. Catalina fue maestra en la escuela comunal femenina de Somasca. Con su hermana maduró el deseo de ingresar en una congregación religiosa. Su director espiritual, don José Brena, les indicó que la voluntad de Dios era que se quedasen en Somasca, donde serían las columnas fundamentales de una nueva familia religiosa de aquel pueblecito de donde había nacido san Jerónimo Emiliani.
En 1826 adquieren una casa en Somasca, que llegará a ser del instituto de las Hermanas Ursulinas. Catalina encontró un apoyo espiritual en los somascos, Congregación fundada por san Jerónimo Emiliani. Participó activamente en la vida parroquial donde fue catequista y se inscribió en diversas confraternidades, y abrió su casa a las chicas jóvenes para animarlas según el estilo oratoriano. Catalina hizo su trabajo con tanta dedicación que mereció el elogio de sus vecinos. Fundó en 1832 la escuela privada “Cittadini” y en 1836 el “Educandato”, para la ducación de las huerfanas, y cuya directora fue su hermana Judit. La escuela adquirió un gran desarrollo en la formación espiritual y humana entre las alumnas. Toda su vida Catalina estuvo provada: en 1840 murió su hermana, al año siguiente uno de sus primos sacerdotes y su director espiritual José Brena. En 1842 enfermó gravemente pero fue milagrosamente curada gracias a la intercesión de la Virgen de Caravaggio y de san Jerónimo Emiliano. En 1845 tuvo que dejar la enseñanza en la escuela comunal, para dedicarse por entero al cuidado de las huerfanas y a la guía de las compañeras que se le habían unido. Decidió consagrarse por entero a Dios y fundó en 1855 el Instituto de las Ursulinas Jerónimas (hoy conocidas como Hermanas Ursulinas de Somasca), después de largas esperas por parte de la jerarquía eclesiástica. Los sufrimientos minaron su salud y murió, después de un día de agonía, llena de serenidad y confianza en la Providencia.
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Beato GREGORIO FRACKOWIAK. (1911-1943).
Martirologio Romano: En Dresde, en Alemania, beato Gregorio Frackowiak, religioso de la Sociedad del Verbo Divino y mártir, quien, encarcelado durante la guerra, después de sufrir por Cristo fue degollado por los enemigos de la fe. Boleslao nació en Lowenice en Jarocin, Polonia. Religioso profeso de la Sociedad del Verbo Divino. Entró en la Congregación en 1929 siendo ya encuadernador. Al emitir sus votos religiosos tomó el nombre de Gregorio. Fue destinado como portero al Seminario de San José. En 1938 realizó su profesión perpetua. Su trabajo estuvo en la imprenta de la congregación, encargado de la encuadernación. Estaba destinado en la casa de Gorna Grupa cuando, en 1939, fue ocupada Polonia por los nazis, la convirtieron éstos en casa de internamiento de los sacerdotes y religiosos arrestados.
Los sacerdotes de su comunidad fueron también arrestados pero no así los hermanos, a quienes se les dio licencia para marcharse. Pero el hermano Gregorio prefirió quedarse para atender a los arrestados. Una vez que los arrestados fueron llevados a los campos de concentración, el hermano Gregorio hubo de abandonar Gorna Grupa y volver a su pueblo natal. Aquí se dedicó a preparar secretamente a los niños para la primera comunión y a dar catequesis a cuantos podía, así como llevar en secreto la comunión a los enfermos y a otras muchas personas. Los alemanes le obligaron a trabajar en la imprenta de Jarocin. La Gestapo ocupó la imprenta en 1942, tras la repetida aparición de volantes de propaganda anti-nazi. Aunque no estaba implicado personalmente en el asunto y no fue arrestado, el Hno. Gregorio -de propia voluntad y con el consentimiento de los cohermanos- decidió asumir la plena responsabilidad de la iniciativa. Deseaba que sus compañeros de trabajo, la mayoría padres de familia, arrestados y encarcelados, fuesen puestos en libertad. En cuanto se presentó en la Gestapo, todos sus compañeros fueron liberados. Gregorio pasó de cárcel en cárcel, terminando finalmente en Dresde, donde fue decapitado. Su celo apostólico, su entrega al bien de todos y su exquisita caridad le habían granjeado el aprecio de todos. Fue beatificado el 13 de junio de 1999.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santa Prisca. s. II. Mártir en Cágliari en Cerdeña (Italia). Cuando en el siglo XVII se abrió su sepulcro se encontró que estaba cubierto de un mar de rosas. Es venerada en la iglesia de San Sperate en Cerdeña donde recibe culto local.
San Lanno (Lando). (c.279-296).
De origen germano, nació probablemente en Colonia. De noble familia cristiana, ingresó en su adolescencia al ejército romano en Tréveris. Se dice que en Italia abrazó la fe cristiana. Perteneció a la legión XIII Fulminante, compuesta casi toda por cristianos. Maximiano lo eligió para formar parte de la guardia imperial. Durante el Imperio de Diocleciano, al publicarse el edicto de persecución, bautizó a sus hermanos espirituales: santos Valentín, Rutilo, Hilario, Florencio y Florentina. Nuestro santo predicó la fe en Cristo y por ello fue detenido y torturado y en Castrum Bassanelli, fue decapitado por no renunciar a la fe católica y por no adorar a las divinidades del imperio. En este lugar es venerado y tiene culto propio.
San Joviniano. M. 300.
Martirologio Romano: En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Joviniano, lector y mártir. Fue un misionero junto a san Peregrino de Auxerre, al que sirvió como lector; se cree que sobrevivió a su obispo y que murió mártir.
San Eutimio. M. 305.
Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, san Eutimio, diácono y mártir. Diácono de Alejandría de Egipto donde fue martirizado, durante la persecución de Diocleciano. Santa Crescenciana. s. IV. A parte del hecho de que en tiempos del papa san Símaco (498-514) le había sido dedicada una iglesia en Roma, no se sabe nade más de ésta mártir.
Santa Irene de Lecce. s. IV.
La tradición dice que era hija del emperador Licinio, socio de Constantino y que suscribió el edicto de tolerancia, pero sólo se sabe que murió mártir en Lecce. La Iglesia copta de Etiopía también la venera con el nombre de Erina.
San Britón. M. c. 386.
Martirologio Romano: En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Britón, obispo, quien defendió a su grey de los errores de Prisciliano, pero tratando en vano de detener, juntamente con los obispos san Ambrosio de Milán, y san Martín de Tours, la violencia de los que reclamaban la ejecución de Prisciliano y de sus seguidores. Obispo de Tréveris (373); fue un gran adversario de los priscilianistas, aunque rechazó, junto a los obispos santos Ambrosio de Milán y Martín de Tours, entregarlos al poder civil para que los castigara. Tomó parte en el concilio reunido en Roma por el papa san Dámaso en 382; donde intervino en la contienda priscilianista.
San Nicecio de Vienne. M. 449.
Martirologio Romano: En Vienne en la Galia lugdunense, hoy en Francia, san Nicecio, obispo. XV obispo de Vienne, Francia. No conocemos otros particulares de su vida.
San Geroncio de Milán. M. c. 472.
Martirologio Romano: En Milán, san Geroncio, obispo. XIXº Obispo de Milán, sucesor de san Eusebio, durante el reinado de Valentiniano III. Fue un íntimo colaborador del obispo san Eusebio que, según Ennodio, lo designó como su sucesor. Fue elegido probablemente ya anciano, porque se distinguía entre el clero ambrosiano por su caridad hacia los pobres. De él tenemos que recordar su celo por las cosas de Dios y de los hombres. Trabajó en reparar las ruinas que ocasionó en Milán la invasión de los hunos de Atila, en el 452, iniciado por su predecesor. Se empeñó en reconstruir las iglesias destruidas, con el mismo celo sostuvo a los huidos, los heridos, rescató a los prisioneros y solicitó ayuda contra los invasores. Murió después de cuatro años de episcopado y fue sepultado en a iglesia de San Simpliciano.
San Mauronto. (634 - c.701).
Martirologio Romano: En Marchiennes en la Galia bélgica, hoy en Francia, san Mauronto, abad y diácono, discípulo de san Amando. Nació en Flandes. Hijo mayor de santa Rictrudis. Fue educado en la corte de Clodoveo II y sucedió a su padre san Adalbaldo, en el gobierno de Douai. Estaba a punto de casarse cuando un día escuchó un sermón de san Amando de Elnone, el prelado predicó un sermón que impresionó tan profundamente a Mauronto, que ingresó en la abadía benedictina de Marchiennes. Fue ordenado diácono por san Amando de Elnone y éste le animo a fundar y gobernar como abad Breuil-sur-lys en Douai. El santo construyó en sus tierras de Merville de la diócesis de Thérouanne la abadía de Breuil, de la que fue primer abad. Cuando el rey Teodorico III desterró de Sens a san Amado y le mandó retirarse a Breuil, san Mauronto, que tenía en alta estima a san Amado, le cedió el puesto de superior y le prestó obediencia hasta su muerte, ocurrida el año 690. Entonces san Mauronto reasumió las funciones abaciales. Santa Rictrudis, en su lecho de muerte, confió al santo la supervisión del doble monasterio de Marchiennes, del que era abad santa Clotsinda, hermana de san Mauronto. El santo se hallaba en Marchiennes, cuando le sobrecogió una enfermedad que le llevó al sepulcro. Es patrón de Breuil-sur-lys.
San Sacerdote de Limoges. (670-720).
Martirologio Romano: En Limoges, en Aquitania, san Sacerdote, obispo, que fue monje y abad, y más tarde obispo, pero al final de su vida quiso de nuevo volver a la vida monástica. Nació en Sarlat (Perigord); se hizo benedictino y fundó y gobernó la abadía de Calabre (Calviat). Fue nombrado obispo de Limoges, poco antes de morir renunció a su cargo y volvió a la vida monástica. Patrón de Sarlat, en el Limusin, localidad que tiene sus reliquias.
San Avertino. M. 1189.
Martirologio Romano: En Vençay, cerca de Tours, en Francia, san Avertino, diácono, que acompañó a santo Tomás Becket al destierro, y a la muerte de éste volvió a dicho lugar, viviendo como ermitaño. Se dice que fue discípulo de santo Tomás Beckett. Fue Canónigo Regular de San Gilberto en Lincoln (Inglaterra). Diácono escocés, acompañó a santo Tomás en el Concilio de Tours, donde fue condenado el antipapa Víctor, y a quien siguió en 1163, cuando éste se exilió en Francia. Santo Tomás le encargó una misión en Roma en 1166. Después del asesinato de su maestro, se retiró a Vençay en Tours para llevar una vida eremítica, donde murió como simple diácono. Su tumba fue lugar de peregrinación.
San León de Calabria. s. XII.
Martirologio Romano: En Calabria, san León, eremita, que, entregado a la oración y a las obras de beneficencia en favor de los pobres, murió en el monasterio de Africo, cerca de la ciudad Reggio, que él mismo había fundado. Llevó vida de ermitaño y se distinguió por su altísima oración y por su caridad para con los pobres, a los que daba limosna de lo que conseguía con su trabajo manual. Fundó un monasterio en Africo, provincia de Reggio Calabria (Italia), donde murió en una fecha desconocida del siglo XII.
Bienvenido Mareni de Recanati. Beato. (c.1200 - 1289).
Martirologio Romano: En Recanati, en la región del Piceno, en Italia, beato Bienvenido Mareni, religioso de la Orden de los Hermanos Menores. Nació en Recanati y pertenecía a la familia Mareni; fraile lego franciscano, alcanzó la perfección espiritual cumpliendo la regla. Transcurrió su vida en ocupaciones manuales, haciendo el cocinero, que no lo distrajeron de la unión con Dios. Se distinguió en la virtud de la humildad y por su ardiente devoción a la Eucaristía. Se hizo notar por su piedad. Con frecuencia, durante la misa, y especialmente después de haber comulgado, caía en éxtasis. Un día permaneció en este estado y no pudo cumplir su oficio de cocinero: un ángel lo reemplazó. Tuvo frecuentes éxtasis, un día en una de sus ardientes oraciones, tuvo en sus brazos al Niño Jesús. Murió en Recanati. Su cuerpo se conserva y venera en la iglesia de San Francisco de los franciscanos conventurales en Recanati. Pío VI, en 1796, confirmó el culto de este santo hermano lego.
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