Santoral del 6 de Junio


INDICE


San Norberto, arzobispo de Magdeburgo (Alemania), 1134.
Beato BERTRANDO DE AQUILEA
Beato LORENZO DE VILLAMAGNA
San Marcelino Champagnat († 1840)
San Agobardo, ob. de Lyón, 779-840
Rafael Guizar y Valencia, Santo5° Obispo de Veracruz
OTROS SANTOS DEL DÍA
San Agobardo,San Claudio de Besançon,San Eustorgio II de Milán,San Felipe El Diácono,Beato Gerardo de Monza,Beato Lorenzo de Villamagna,San Norberto de Magdeburgo,Norberto, Claudio, Juan, Justo, Vicente, Eustorgio, obispos; Artemio, Cándida, Paulina, Amancio, Lucio, Alejandro, mártires; Hilarión el Joven, confesor


SAN NORBERTO, Obispo y Confesor
Quienquiera comiere este pan o bebiere el cáliz del Señor
indignamente reo será del cuerpo y de la sangre del Señor.
(1 Corintios, 11, 27).


San Norberto se preparó durante cuarenta días para celebrar su primera misa. Después de haber predicado el Evangelio por espacio de muchos años, fundó la Orden de los premonstratenses según la regla de San Agustín. Llamado a Amberes, confundió allí al herético Tanquelino que atacaba los Sacramentos y profesaba, en lo relativo a costumbres doctrinas abominables. Nombrado obispo de Magdeburgo, dedicóse a restablecer la disciplina eclesiástica. Solía decir: "He estado en la Corte, he estado en la soledad, he ocupado altos cargos; pero no he encontrado nada mejor que servir a Dios y ser suyo totalmente". Murió el año 1134.

MEDITACIÓN SOBRE
LA MANERA DE COMULGAR


I. Recibe a menudo a Jesucristo en el adorable Sacramento del altar. Es el alimento de tu alma, es el pan de vida, es un remedio para tus enfermedades espirituales y una fuerza invencible contra tus tentaciones. Tu fe se hará más viva, tu esperanza más firme, tu caridad más ardiente, si a menudo participas de este divino Misterio; es la fuente de todas las gracias. ¡Ah Señor, cuán bueno sois! ¡Me permitís recibiros tan frecuentemente como lo desee, y yo des precio vuestras mercedes!

II. Ten cuidado de que la familiaridad no engendre menosprecio; disponte a recibir este adorable Sacramento con tanto esmero como si no debieses gozar de este favor sino una sola vez en tu vida. Humildad, recogimiento, pureza de corazón son las condiciones remotas que debes traer para esta acción. Acércate con fe, con temor y con amor. (San Gregorio).

III. En el momento de acercarte a la sagrada Mesa, reanima tu devoción mediante actos de fe, de humildad y de amor; cuanto más dispuesto estés, tantas más gracias recibirás. ¿Cómo te comportas antes, durante y después de la Santa Comunión? Examínate prolijamente acerca de esto. Los que reciben a Jesucristo con el alma manchada por el pecado, cometen crimen tan grande como el de los que lo entregaron a los judíos para ser crucificado. (San Agustín).

La devoción al Santísimo Sacramento
Orad por las órdenes religiosas.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis hecho del bienaventurado Norberto, vuestro confesor pontífice, un excelente predicador de vuestra palabra, y que, por su intermedio, habéis dado una nueva familia a vuestra Iglesia, concedednos, en consideración a sus méritos, la gracia de practicar lo que él nos ha enseñado con sus palabras y ejemplos. Por J. N. S.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/junio06sanmarcelinochampagnat.mp3



San NORBERTO DE MAGDEBURGO. (c.1080/5 - 1134). Martirologio Romano: San Norberto, obispo, hombre de costumbres austeras y dado enteramente a la unión con Dios y a la predicación del Evangelio, que fundó cerca de Laon, en Francia, la Orden Premonstratense de Canónigos Regulares, y luego, designado obispo de Magdeburgo, en Sajonia, se mostró pastor eximio, reformando la vida cristiana y trabajando para difundir la fe entre las poblaciones vecinas. Nació en el seno una noble familia alemana de Gennep de Santes o en Xanten, abrazó con poco espíritu el estado clerical (porque el segundogénito estaba destinado a la carrera eclesiástica), y vivió más como gran señor que como eclesiástico; entró en la corte del arzobispo Federico I de Colonia donde fue conocido por su virtuosismo en el manejo de la palabra y el cultivo de la poesía. Llegó a ser capellán canónico del emperador Enrique V. A los 31 años fue delegado imperial en la Dieta de Ratisbona y acompañó al monarca a Roma para la investidura, rechazando el obispado de Cambrai (1113).

Sorprendido en el campo por una tempestad, un rayo lo derribó del caballo. Ante aquella lección de la muerte siempre al acecho, cambió de vida, se volvió a Dios, renunció a su canonjía y se consagró a predicar el evangelio, imitando la pobreza apostólica. Se fue en peregrinación a la abadía de Saint Gilles du Gard, para confesar sus pecados. Otros autores dicen que su cambio se operó, cuando el emperador le ofreció el obispado de Cambrai, entonces él vio que no era licito aceptar una dignidad religiosa de tal envergadura sólo porque le placía a un soberano. Por ello tomó la decisión de trabajar en la reforma de las costumbres y del clero. Dejó la vida de corte y se hizo penitente en el severo monasterio de Freten, donde oró, estudió y humilló la soberbia. Fue ordenado sacerdote (1115) en Colonia y comenzó a predicar de ciudad en ciudad, exhortando a la pureza de costumbres y sobre todo a la paz civil. Por ello se le llamó "ángel de paz".

Después de participar en el 1118 en el concilio de Hesse y después en el de Reims, el obispo de Laón, el beato Bartolomé de Vir, le confió la reforma del convento de los Canónigos Regulares de San Agustín y, como no lo consiguió, años más tarde se retiró a un desierto llamado Premostrado, donde fundó en 1120 -junto con un antiguo compañero, Burcardo, y san Hugo de Fosses- la Orden de los Canónigos Regulares Premostratenses, con el ideal de unir la vida comunitaria y litúrgica al trabajo apostólico (sus monjes son mitad monjes, mitad clérigos, bajo la regla agustiniana y algunos motivos benedictinos). Intentaron matarle varias veces. Mientras se dirigía a Spira para la Dieta del Sacro Imperio, fue elegido obispo de Magdeburgo (1126) por los habitantes de la ciudad que estaban en desacuerdo con el nombramiento de otro arzobispo. Al aceptar el cargo, dimitió como abad de Premotré. Trabajó celosamente por la reforma del clero y recorrió descalzo su diócesis sin dinero y confundiendo a los herejes y simoniacos. Predicó contra la herejía maniquea de Tanchelino y luchó para salvarguardar la libertad de la Iglesia frente a las ingerencias de los monarcas.

Obtuvo del Papado la extensión de su diócesis por Polonia, para poder predicar a los polacos, aunque parece que no alcanzó mucho éxito. Junto a santos Bernardo de Claraval y Hugo de Grenoble trabajó duramente para remediar el cisma provocado tras la muerte de Honorio II. El espíritu de oración lo manifestaba en la contemplación de las realidades divina, como afirma la Vida escrita por un miembro de su orden: "su valiente predicación era fruto de una meditación asidua y contemplativa de las cosas divinas". Murió en su sede episcopal agotado por la fatiga. Aunque siempre se la ha considerado fundador de la Orden de los Premostratenses, hoy en día se piensa más como el iniciador, pero el verdadero fundador se considera al beato Hugo de Fosses, quién fue el que le dio su característica de Orden religiosa y la regla. Patrón de Magdeburgo. En 1627, el emperador Fernando II trasladó sus reliquias a la abadía Premonstratense de Strahov, en Bohemia. El Papa Gregorio XIII lo reconoció oficialmente como santo en 1582. MEMORIA FACULTATIVA.
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Beato BERTRANDO DE AQUILEA. (c.1260 - 1350). Martirologio Romano: En Udine, en la región de Venecia, beato Bertrando, obispo de Aquilea y mártir, que trabajó en la formación de su clero, alimentó con sus bienes a los pobres en tiempo de escasez, defendió con tesón los derechos de la Iglesia y, ya nonagenario, fue víctima de unos sicarios. Su cuerpo incorrupto se encuentra en la Catedral de Udine. Nació en Saint Geniès en Quercy (Aquitania, Francia), otros autores dicen que nació en la región de Venecia. Estudió Derecho civil y canónico en la universidad de Toulouse, y en el 1316 fue nombrado "utriusque iuris professor". En el 1316, fue nombrado por el papa Juan XXIII, canónigo de Angulema y en el 1318, canónigo cantor de San Félix en Toulouse; después archidiácono de Noyón y capellán papal. Desde Aviñón, donde residía la corte pontificia, fue enviado tres veces a Italia, la última fue a Roma, más larga y compleja, para dirimir los litigios entre los Colonna y los Orsini, decidiendo confiar el gobierno de la ciudad a dos senadores uno por familia; al mismo tiempo trató los problemas con Roberto de Anjou, rey de Nápoles.

En 1334, regresó a Aviñón y pocos días después fue nombrado patriarca de Aquilea por el papa Juan XXII, cuya sede estaba vacante desde hacía dos años; Bertrando tenía 74 años. Como obispo trabajó por el bien de su clero, provisor de los pobres con sus propios bienes, defensor de los derechos de la Iglesia. Trabajó para la canonización de santo Tomas de Aquino, y de una forma menos evangélica por la guerra contra Venzone y otros enemigos de su vasta diócesis. Convocó el primer concilio de obispos de su provincia eclesiástica contra la usura en el 1335; en el 1339 el segundo concilio de Aquilea y dos sínodos diocesanos en Cividale en Aquilea. Favoreció la expansión de los dominicos, franciscanos, benedictinos y celestinos. Organizó el clero. En 1346, con 86 años tuvo que viajar a Hungría con la misión de pacificar la relación entre Luis el Grande, rey de Hungría y la corte de Anjou de Nápoles. Durante su ausencia los condes de Gorizia intentaron su independencia del patriarcado, pero no lo consiguieron. En 1348, los señore feudales intentaron una nueva revuelta, y mientras Beltrán se encontraba en Udine, fue sorprendido y asesinado por los hombres de Enrico de Spilimberg a los 90 años. Sus restos reposan en la catedral de Udine. Tenido por mártir, recibió culto popular, que aunque no ha sido confirmado por la Santa Sede, sí ha recibido refrendos autorizados, como la permisión de Clemente XIII de que se rezase en las diócesis de Udine y Gorizia su oficio como de confesor pontífice, con título de beato, o la inclusión en la última edición del Martirologio Romano.
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Beato LORENZO DE VILLAMAGNA. (1476-1535). Martirologio Romano: En Ortona, en el Abruzo, beato Lorenzo de Villamagna de Másculis, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, ilustre por su celo en predicar la palabra de Dios. Nació en Villamagna (Abruzzos); pertenecía a la noble familia de los Mascoli. Ingresó muy joven en la Orden de los Hermanos Menores, donde se distinguió por la asiduidad en la oración, su amor a la pobreza y a la obediencia, su devoción a la Eucaristía y por el amor divino del cual estaba inflamado: desarrolló un intenso apostolado, fue muchas veces solicitado en las principales ciudades de Italia por su santidad y su profunda doctrina. Fue favorecido por Dios con el don de milagros y profecía. El siglo XV es el siglo de oro del franciscanismo. En este feliz período Lorenzo plasmó su eximia virtud, tanto que emulaba a sus grandes cohermanos, el primero de todos san Juan de Capistrano.

La vida sacerdotal de Lorenzo duró 35 años y puede resumirse en estas pocas y sencillas palabras: predicó, enseñó, exhortó y pacificó pueblos. Fue un profundo teólogo y famoso predicador. Su palabra parecía la de un profeta, conmovía hasta el llanto. Las conversiones eran frecuentes. Para responder a las frecuentes solicitudes de predicación que le venían de todas partes de Italia, debía emprender largos y difíciles viajes. Caminaba siempre a pie descalzo. Su comportamiento era ya una de sus convincentes predicaciones. En 1535 los habitantes de Ortona a Mare, deseosos de escuchar la palabra de Lorenzo le pidieron predicar la cuaresma, pero la fibra del infatigable apóstol, se había reducido a un estado lamentable, a causa de las largas fatigas, las ásperas penitencias y los largos viajes. El bien obrado entre los ortoneses fue extraordinario.

Cuando lo veían subir al púlpito se sentían conmovidos hasta las lágrimas, cuando bajaba de él le besaban las manos y la túnica. Todos le demostraron reconocimiento por el gran bien realizado en medio de ellos. Un día, mientras predicaba, inspirado por el Señor exclamó con espíritu profético: "Dentro de quince días estaré en la eternidad yo en primer lugar y después me seguirán otros de ustedes". Efectivamente después de unos días fue atacado por un fuerte acceso de gota que lo obligó a suspender la predicación y reducirse al lecho. Purificado por el dolor soportado con gran resignación, expiraba serenamente, a la edad de 59 años, en Ortona a Mare. Su cuerpo después de algunos años fue encontrado incorrupto. En 1829 fue colocado bajo el altar mayor en la iglesia franciscana de Santa María delle Grazie del lugar. Aprobó su culto Pío XI el 28 de febrero de 1923.
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San MARCELINO CHAMPAGNAT. (1789-1840). Martirologio Romano: Junto a la ciudad de Saint-Chamond en el territorio de Lyon, en Francia, san Marcelino Champagnat, sacerdote de la Sociedad de María, que fundó el Instituto de los Pequeños Hermanos de María para la instrucción cristiana de los niños. Marcelino José Benedicto nació en Rosey, Marlhes (Francia), cuando estalló la Revolución francesa. Pertenecía a una familia de labradores revolucionarios jacobinos. Su tía Luisa, expulsada de su convento por el Terror influyó en su educación cristiana. Un profesor del seminario le dijo un día que debía ser sacerdote. Marcelino estudió en el seminario de Lyon, no sin dificultad, porque no le fue fácil acostumbrarse a los libros. Formó parte de un grupo de doce seminaristas resueltos a emplear sus vidas en la restauración cristiana de la sociedad, por medio de la devoción mariana, el apostolado de las misiones y del catecismo. Subieron al santuario de Nuestra Señora de Fourvière y se consagraron a María.

De aquel grupo salieron san Juan Bautista María Vianney (el Cura de Ars), Marcelino de Champagnat y el venerable Colin, fundador de la Sociedad de María. A los 27 años, fue ordenado sacerdote (1816) en Lyon, ofreció a la Virgen su sacerdocio en Fourviére. Le enviaron como coadjutor de La Valla, departamento del Loira. Allí trabajó con tesón en todas las labores de su ministerio, como la revitalización del espíritu cristiano de sus feligreses. Combatió los vicios con energía y eficacia, hizo frente a los libros impíos y a los bailes deshonestos. Recorrió todo el territorio parroquial a pie y visitó a todos sus feligreses. Al año siguiente, tuvo que asistir a un muchacho moribundo, Francisco Montaigne, falto absolutamente de instrucción religiosa. Aquello le conmovió tanto que tomó la decisión de fundar una congregación de catequistas. Con dos jóvenes aldeanos y una pobre casita adquirida con un préstamo, en La Valla nació el Instituto de los Pequeños Hermanos Maristas, dedicados a la promoción y enseñanza de la juventud. Le había tocado varios despropósitos en la enseñanza. Por eso quiso que sus hijos practicaran una pedagogía esmerada y respetuosa. Nada de castigos aflictivos ni palabras humillantes. Fue el precursor de la escuela activa. Todos los días debían de enseñar el catecismo en sus clases y en la primera hora de lección.

Pero la columna de la pedagogía maristas es la devoción a María. Este era su lema y el de su Instituto: "Todo a Jesús por María, y todo a María por Jesús". El fundador decía: "En el Instituto todo pertenece a María. Todo debe emplearse en su gloria. Amarla, inculcar su devoción, como medio de servir fielmente a Jesucristo, es el fin y el espíritu de la Congregación. María es y será la primera Superiora del Instituto". La Sociedad de María de Hermanos de las Escuelas, nació en 1817. La obra se amplió y Marcelino fundó el convento de Nuestra Señora del Hermitage que se convirtió en el principal centro de su actividad y de su Congregación. Tuvo la dirección de la fundación y además tuvo que vencer numerosas dificultades, como críticas, división en el seno del grupo y acusaciones ante el arzobispo. Su salud se resintió y en 1825, cayó gravemente enfermo.  Parecía que la obra iba a perecer, pero en cuanto mejoró reunió a los maestros, su sola palabra bastó para animarles y reemprender la tarea con ilusión. Vinieron años de fructífera actividad y expansión hasta su aprobación por el papa Gregorio XVI en 1836. Fue siempre sacerdote diocesano, hasta un año antes de su muerte que hizo votos religiosos en los maristas, pero no fue superior general, ya que habían nombrado a otro, y vivió así el año que le quedaba retirado y modestamente hasta su muerte en Saint-Chamond, en el convento de Nuestra Señora del Hermitage.
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San RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA. (1878-1938). Martirologio Romano: En Ciudad de México, tránsito de San Rafael Guizar Valencia, obispo de Veracruz, en México, que durante el tiempo de persecución estuvo desterrado o ejerció su ministerio episcopal de modo clandestino. Nació en Cotija, Michoacán, diócesis de Zamora, Méjico, en el seno de una rica familia de hacendados. El año de 1890, inició Rafael sus estudios en el colegio de San Estanislao, dirigido por los padres jesuitas. Tenía facilidad para la música y aprendió a tocar piano, acordeón, guitarra, mandolina y violín. Rafael inició sus estudios eclesiásticos en el Seminario Auxiliar de Cotija, en 1891; los interrumpió un año para dedicarse a las labores del campo y los continuó con más decisión, en el Seminario Mayor de Zamora, en el año de 1896. Poco después falleció su padre. Recibió la ordenación sacerdotal en la iglesia de San Francisco, en Zamora, en 1901, cuando contaba con 23 años de edad. Apenas ordenado sacerdote, comenzó a acompañar en las Visitas Pastorales al Excmo. Sr. Obispo de Zamora don José Mª Cázares. Tuvo la encomienda de ser el Director espiritual del Seminario de Zamora donde impartió la cátedra de Teología Dogmática. También fue nombrado Canónigo de la Catedral. Con estos cargos, pudo desarrollar una amplia actividad misionera, en la que involucraba a los alumnos del Seminario y les enseñaba a la vez "el arte del apostolado". Pronto fue nombrado misionero apostólico por su Santidad León XIII.

El amor a Dios y la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía así como la devoción a María, eran las notas distintivas de sus misiones. A todos los pueblos que llegaba, siempre predicaba la Doctrina Cristiana, inspirado en un sencillo Catecismo que él mismo compuso y escribió, adaptado sobre todo para los sencillos de corazón. Se le llamaba “el padrecito que mueve corazones”. Fundó la Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza. Pero además, durante los conflictos bélicos, existentes en México por la revolución de 1910, el Padre Guízar pudo prodigar la caridad y derramar la Gracia de Dios en los enfermos y moribundos por el movimiento armado. En 1913, lo encontramos misionando entre los soldados, en México, D. F., Puebla y Morelos. Auxilió a los heridos del ejército de Carranza e incluso logró filtrarse como capellán en el ejército de Zapata. Disfrazado de vendedor de baratijas, en medio de la lluvia de balas, se acercaba a los que agonizaban y les ofrecía la reconciliación con Dios, les impartía la Absolución Sacramental y muchas veces, les daba también el Viático, que llevaba consigo de manera oculta para que no lo descubrieran como sacerdote. Pronto se inició la persecución contra el clero católico. Fue apresado, y para no ser fusilado, fue obligado a abandonar el país. Primero estuvo en Guatemala y después en Cuba y Colombia, y estando aquí, fue nombrado en 1919 obispo de Veracruz.

El día 1º de Enero de 1920, partió rumbo a Veracruz en el navío llamado "La Esperanza". A su arribo al Puerto, Monseñor Guízar fue notificado del desastre ocurrido: "El día 3 de enero, como a las 9:30 de la noche, un terremoto había sacudido gran parte de la Diócesis de Veracruz. La misma Sede de su Obispado, la ciudad de Xalapa, había sufrido derrumbes y había víctimas". El nuevo prelado empezó a recaudar fondos, personalmente, entre la gente del Puerto. Salió en tren rumbo a Xalapa, donde el cabildo catedralicio lo esperaba. El Señor Obispo Guízar y Valencia pidió que el dinero reservado para su recibimiento se destinara a los damnificados, y abrió una cuenta bancaria para recibir los donativos. Después, se dio la incansable tarea de ayudar a quienes lo necesitaban y a visitar personalmente las regiones más afectadas, llevando la Palabra del Señor y víveres para asistir a todos los dañados por el seismo. Reconstruyó el Seminario Diocesano, estableciéndolo en Xalapa, para trasladarlo después a México, D. F., cuando las tropas sectarias se apoderaban de los inmuebles de la Iglesia. Al estallar nuevamente la persecución religiosa, bajo el gobierno del Presidente Plutarco Elías Calles, tuvo que viajar a la Ciudad de México con muchos de sus seminaristas, sin embargo pidió a los sacerdotes de Veracruz continuar con sus servicios desde el anonimato. Monseñor Guízar y Valencia logró mantener activo el Seminario; las autoridades lo buscaron y para salvar la vida abandonó nuevamente el país; pasó de los Estados Unidos a Cuba, Guatemala y Colombia.

En 1929, el Presidente Portes Gil declaró su buena voluntad de diálogo con los Obispos. Al oír esta noticia, Monseñor Guízar y Valencia decide regresar a su Patria, a su Diócesis y a su Seminario. Al iniciar su visita pastoral a la Diócesis, tan duramente probada, el Gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, con su intransigencia y su espíritu jacobino, pretendió, de hecho, convertir toda la Diócesis en un departamento religioso de su gobierno. El 18 de junio de 1931 promulgó la Ley número 197 en la que se limitaba el número de sacerdotes a uno por cada cien mil habitantes, eso significaba trece sacerdotes para todo el Estado de Veracruz. Monseñor Guízar y Valencia no podía transigir con aquellas ingerencias del poder civil; pero su apelación no tuvo resultado. Se desató entonces una nueva ola de violencia por toda la Diócesis de Veracruz, por lo que los cultos se volvieron a suspender; su Pastor volvió a salir desterrado por tercera vez, para dirigirla, en medio de mil penalidades, desde las ciudades de Puebla y México. Había una orden de arresto en su contra y una sentencia firmada: La muerte. Durante seis años, el anciano pastor sufrió calladamente la repulsa de propios y extraños por defender, ante los hombres y ante la Iglesia, la dignidad humana pisoteada, y los derechos de las conciencias vilmente escarnecidos por los poderes civiles. Siempre veló por esas conciencias y, de su Seminario, salieron los hombres que atendieron las urgentes necesidades de la Diócesis. En 1931 tuvo que abandonar de nuevo el país, y a su regreso, ya enfermo en 1937 le sirvió para morir dentro de su país, pero no en su diócesis. Monseñor Guízar y Valencia padeció los últimos meses de su vida flebitis crónica, sus fuerzas de habían agotado y tuvo momentos de extrema gravedad. Cada vez se debilitaba más a causa de la arritmia cardiaca, sufría espasmos que le hacían perder el conocimiento durante unos segundos, aunque luego se recuperaba. La diabetes le había deformado los pies. La flebitis no le dejaba caminar. Pero ante todos estos malestares, él repetía una y otra vez: "Bendito sea Dios". Murió en la ciudad de Méjico. Todos admiraron sus virtudes de humildad, paciencia y entrega a los demás, sobre todo a los más desfavorecidos. Es el primer obipo canonizado de toda Hispanoamérica.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

Santos Artemio y Paulina. M. 302. Martirologio Romano: En Roma en el segundo miliar de la vía Aurelia, santos Artemio y Paulina, mártires. Artemio era director de la cárcel en la que se encontraban santos Pedro el Exorcista y Marcelino. Se hizo cristiano, junto a su mujer Cándida y su hija Paulina, y fueron bautizados por san Marcelino. Artemio fue decapitado y su esposa e hija fueron enterradas vivas bajo un muro de piedras en la vía Aurelia.


San Besarión. M. c. 400. Martirologio Romano: En Scete, en Egipto, san Besarión, anacoreta, que por amor de Dios se comportó como mendigo y peregrino. Nació en el seno de una familia cristiana. Pronto se sintió atraído por la “vida angélica” de los ascetas. Fue discípulo de san Antonio Abad, que como él vivió el evangelio con toda su radicalidad, desprendiéndose de todo cuanto tenía, después se puso bajo la dirección de san Macario en el desierto de Scete en Egipto. Su soledad estaba acompañada del evangelio donde encontraba su inspiración; abandonó a su segundo maestro y fue mendigo y peregrino por amor de Dios. Es muy venerado por los griegos. Su nombre se hizo célebre muchos siglos después de su muerte, gracias al cardenal Besarión a quien el prior del monasterio le impuso ese nombre cuando lo ordenó. Su leyenda es una colección de tópicos.


San Ceracio de Grenoble. (400 - c.452). Martirologio Romano: En Grenoble, en Burgundia, san Ceracio, obispo, que escribió al papa san León I para darle las gracias por su escrito a Flaviano, y preservó a su grey del contagio de la herejía. Nació en Borgoña (Francia) en el seno de una familia patricia. Se dice, aunque parece poco probable, que fue instruido por san Ambrosio de Milán. Fue elegido obispo de Grenoble y como tal asistió a los concilios de Orange y Vaison en 441 y 442 respectivamente. En el 450 escribió al papa san León Magno por su carta a Flaviano. Fue expulsado de su sede por los arrianos y tuvo que refugiarse en Gascuña y este hecho creó la leyenda que había sido obispo de Eauze (Gers) y que incluso había fundado una iglesia. Según el antiguo martirologio de Grenoble murió en esta ciudad. La abadía de Sainte-Marie de Simorre cerca de Lombez custodia su cuerpo, pero no está considerado obispo local de Eauze. En el nuevo propio de la diócesis de Auch se celebra su fiesta el 24 de abril, fecha posible de la traslación de sus reliquias, pero el Martirologio Jerominiano sitúa su festividad el 6 de junio y es esta fecha la que introduce el propio de Grenoble.


San Eustorgio II de Milán. M. 518. Martirologio Romano: En Milán, san Eustorgio II, obispo, que conocido por su piedad, justicia y demás virtudes propias de un pastor, edificó un magnífico baptisterio. Era un presbítero romano que fue elegido el XXIVº obispo de Milán en el 512; gastó grandes sumas de dinero para rescatar a muchos miembros de su grey apresados por los bárbaros. Fue amigo sincero del rey Teodorico, que lo elogió como “fuerte custodio de la disciplina eclesiástica”. Había entre ellos una confianza recíproca: cuando el obispo de Aosta fue acusado falsamente por algunos miembros del clero de traición, Teodorico pidió a Eustorgio que restableciera al obispo inocente en su diócesis y que decidiera el justo castigo para los eclesiásticos perjuros: ciertamente Eustorgio actuó con justicia y misericordia. Viceversa, Teodorico se empeñó en ayudar a Eustorgio en defender los bienes de la Iglesia milanesa en Sicilia, porque servían para dar de comer a miles de pobres, que se encargaba la iglesia ambrosiana. Una confirmación nos viene de san Avito, obispo de Vienne, que alabó a Eustorgio por su generosidad hacia los italos prisioneros por Gondebaldo, rey de los burgundios. Sus restos reposan en la iglesia de San Sixto en San Lorenzo en Milán.


San Jarlath. M. c. 550. Martirologio Romano: En Irlanda, san Jarlath, obispo. Fundador y primer abad mitrado de la abadía de Tuam en Connaught (Irlanda), donde dio vida a una escuela monástica que fue muy famosa. Entre sus discípulos se encuentran los santos: Brendano de Birr y Colmán de Cloyne.



San Claudio de Condat. M. c. 703. Martirologio Romano: En el monte Jura, san Claudio, a quien se considera como obispo y abad del monasterio de Condat. Natural de Salins, en el Franco Condado, fue educado para la vida militar, pero decidió hacerse sacerdote y fue nombrado canónigo de Besançon, en los montes del Jura, Francia y, en el 626, fue elegido obispo de la ciudad. Renunció a su sede siete años después y se hizo monje benedictino y fue abad de Saint Oyend en Condat durante 55 años. Tuvo fama de taumaturgo y murió con fama de santidad. Dejó su nombre al pueblo de Saint Claude. Patrón del Franco Condado, Besançon y Lyon.



San Alejandro de Fiesole. M. c. 826. Martirologio Romano: En la región de Bolonia, en la Emilia, tránsito de san Alejandro, obispo de Fiesole, el cual, de regreso de la ciudad de Pavía, a la que había ido para reclamar ante el rey de los longobardos los bienes de su iglesia, retenidos por usurpadores, estos lo ahogaron arrojándole a un río. Según la leyenda nació en Fiesole en el seno de una rica familia. Fue nombrado archidiácono por el obispo Leto, y a la muerte de éste fue elegido obispo involuntario de Fiesole. Intentó recuperar los bienes de su iglesia, expropiados por los feudatarios lombardos, para ello marchó a Pavía a entevistarse con el rey Lotario, que aceptó sus demandas y le otorgó más tierras; a su regreso, en las proximidades de Bolonia fue acogido falsamente por nobles fiesolanos, que fingiendo ayudarle a atravesar el Rhin, lo arrojaron al río provocando su muerte, y por ello fue tenido como mártir. Patrón de Fiesole.



San Hilarión de Constantinopla. M. 845. Martirologio Romano: En Constantinopla, san Hilarión, presbítero y hegúmeno del monasterio llamado de Dalmacio, que, por defender el culto de las sagradas imágenes, hubo de soportar la cárcel, los azotes y el exilio. Nota: La fotografía que adjunto aparece en la iconografía ortodoxa griega, como san Hilarión de Constantinopla, pero parece ser que puede ser san Hilarión de Gaza. Como la iconografía ortodoxa casi todos los santos de la antigüedad se parecen, o son idénticos, la dejo aquí porque así es venerado en la iconografía bizantina.



San Colman. M. c. 1010. Martirologio Romano: En las islas Orcadas, próximas a Escocia, san Colman, obispo. Lo poco cierto que sabemos de él es que fue consagrado obispo para la islas Orcadas, durante el reinado de Kenneth III (998-1000). Las noticias que tenemos son inciertas y se contienen en la "Historia Ecclesiastica Gentis Scotorum" de Dempster obra digna de fe. Parece probable que se trate de dos personajes confusos y que el otro san Colmán fuera obispo de Dromore en Escocia.



Falcón de Cava. Beato. M. 1146. Martirologio Romano: En el monasterio de Cava, en la Campania, beato Falcón, abad. Fue educado desde niño en la abadía de la Santísima Trinidad en Cava dei Tirreni, Campania; tuvo una formación según los más sanos principios de la espiritualidd benedictina cluniacense, durante el mandato del abad del beato Pedro Pappacarbone, abad de este monasterio desde su niñez. Todavía joven, fue encargado de regir como prior, el importante monasterio de Santa María en Cersosimo en la provincia de Potenza y de otros en Calabria, todos sufragáneos de la abadía de Cava. En el 1141, sucedió a san Simeón de la Cava como abad de la Santísima Trinidad de la Cava, donde se manifestó como experto en Derecho y se distinguió por sus dotes de orador y buen administrador. Su trabajo está documentado en 8 volúmenes del “Index chronolohicus”. Fueron muchas las donaciones de bienes y de vasallos que con su trabajo fluyeron a favor de la abadía y las fundaciones y agregaciones de nuevos monasterios e iglesias de la Campania a la Basilicata. Fue un eminente jurista muy apreciado, llamado muchas veces por el rey Ruggero II el Normando y por los obispos de la región para dirimir asuntos canónicos, litigios y contenciosos. Está enterrado en la iglesia de esta abadía.




Gilberto de Neufontaines. Beato. M. 1152. Martirologio Romano: En Auvernia, en Aquitania, san Gilberto, abad de la Orden Premonstratense, quien, después de haber vivido como eremita, fundó el monasterio y el hospital de Neufontaines. Era un noble de Auvernia en Aquitania. Paje en la corte de Luis VII el Gordo, tomo parte activa en la II Cruzada, proclamada por el papa san Eugenio III en 1146. La expedición fue un fracaso y en 1149, a su regreso abrazó el estado religioso junto con su esposa santa Petronila y su hija santa Poncia. Era una decisión vital, que en aquellos tiempos varias parejas hacían de común acuerdo. Fundaron un monasterio femenino en Aubeterre, del cual Petronila fue abadesa y a su muerte le sucedió Poncia. Gilberto, después de vivir durante un tiempo como eremita en Neufontaines en Auvernia, edificó un monasterio masculino y después un hospital, donde se dedicó al cuidado de los enfermos. En 1151, Gilberto ingresó en el monasterio premostratense de Dilo y después regresó a Neufontaines con muchos monjes que lo eligieron abad. Murió en Neufontaines, y después de su muerte, se obraron muchos milagros gracias a su intercesión.



San Gerardo Tintori. (c.1135 - 1207). Joven burgués de Monza, que ejerció la abogacía. Muerto su padre, invirtió sus bienes en la hospitalidad y cuidado de los pobres, fundando, hacia el 1170, un hospital en Monza donde servir a los enfermos, especialmente a los leprosos y apestados. Puso el hospital bajo el control del Ayuntamiento y de los canónigos de la basílica de San Giovanni Battista, y se reservó para sí los trabajos más duros: llevar a la espalda a los enfermos recogidos en la calle, lavarlos, nutrirlos y servirlos. Se le unieron voluntarios y Gerardo los organizó como grupo de laicos, ligados por una disciplina de vida en común, con el deseo del celibato. Tuvo dones taumatúrgicos. Ya en vida, por su dedicación, los moncenses lo veneraron como santo. Se cuenta que milagrosamente consiguió parar un desbordamiento del río Lambro, salvando el hospital de una inundación; que llenó de víveres la despensa y la bodega de vino. También se le atribuyen milagros “pequeños” como en el que pidió a los sacristanos que le dejara orar toda la noche en la basílica, y para ello les prometió una cesta de cerezas. A la mañana siguiente estaban las cerezas maduras, y el hecho ocurrió en pleno invierno. Murió con fama de santidad y fue sepultado en la iglesia del hospital, que tomaría su nombre y que fue objeto de peregrinaciones. Es uno de los patrones de Monza.




Guillermo Greenwood. Beato. M. 1537. Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Greenwood, mártir, de la cartuja de esa ciudad, que por su tenaz fidelidad a la Iglesia, en tiempo de Enrique VIII consumó su martirio por la cárcel, el hambre y la enfermedad junto a seis compañeros. Era hermano lego en la Cartuja de Londres, de la que era prior san Juan Houghton. Cuando llegó la orden de jurar las nuevas disposiciones dictadas por Enrique VIII, se atuvo al criterio de su prior y con él juró lo que se le pedía con la restricción de «en cuanto no fuese contrario a la ley de Dios». Producido el martirio del prior y colocado un nuevo prior en la Cartuja, éste dio el paso adelante en 18 de mayo de 1537 de aceptar la supremacía religiosa del monarca, lo que significaba la separación respecto de la autoridad del Papa. Diez religiosos, entre ellos nuestro mártir, se negaron a esta apostasia, siendo encarcelados en Newgate en Londres y sometidos a la tortura de la argolla y la cadena, dejándoseles morir de inanición. El primero en sucumbir fue nuestro mártir, que expiró el 6 de junio de 1537. Fue beatificado el 9 de diciembre de 1886.



Santos Pedro Dung, Pedro Thuan y Vicente Duong. M. 1862. Martirologio Romano: En la ciudad de Luong My en Tonkín, hoy Vietnam, santos mártires Pedro Dung y Pedro Thuan, pescadores, y Vicente Duong, campesino, que, al rechazar muchas veces pisar la cruz, fueron condenados a la hoguera bajo el emperador Tu Duc. Pedro Dung nació en Dong-Phu (Vietnam). Estaba casado y tenía varios hijos a los que educó en el cristianismo y criaba con su trabajo de pescador. Cuando fue detenido, y ya tenía la canga puesta, logró que lo llevaran a su casa, donde se despidió de su familia y los exhortó a perseverar en la fe, diciéndoles que debían estar contentos de que él muriera por Cristo. Junto con Pedro Thuan, fue recluído en la cárcel de Lung-Mi, donde se negaron a profanar la cruz. Fueron encerrados en una choza en la ciudad de Long-My, a la que prendieron fuego y así murieron quemados vivos, en tiempos del emperador Tu Duc. Pedro Thuan nació en Dong-Phu, Vietnam. Era pescador y amigo de Pedro Dung. Fue arrestado pero se libró de la muerte pisando la cruz, lo que volvió a hacer en otras ocasiones. En 1862 fue arrestado de nuevo y arrepentido se negó a pisar la cruz, y estuvo encarcelado en Ngoc-Ki y en Lung-Mi. Sometido a tormento, perseveró en su fe. Fue quemado vivo en la choza de Long-My, junto con su amigo Pedro Dung. Vicente Duong era agricultor, era un hombre casado y padre de familia. Era un cristiano fervoroso. Quemado en la hoguera en Duang-Trung-Mi-Nhue, por negarse a profanar la cruz y a renegar de su fe.
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