Santoral del 7 de Junio


Beata Ana de San Bartolomé, († 1626)
INDICE


María Teresa de Soubiran, Santa Fundadora
Antonio María Gianelli, Santo Obispo y Fundador
Roberto de Newminster, Santo Abad cisterciense
Ana de San Bartolomé, Beata Carmelita Descalza
OTROS SANTOS DEL DÍA
San Havencio, Mártir -San Jeremías, Mártir -San Sabino, Mártir -San Antonio Gianelli de Bobbio -San Pablo I de Constantinopla -San Vulflagio o Wulphy -San Wallabonse, Mártir -San Willebaldo de Eichstätt -San Wistremundo, Mártir -San Gotescalco, Mártir -Beata Bautista Varani


SAN ROBERTO, Abad
He venido a poner fuego en la tierra:
y ¿qué he de querer sino que arda?
(Lucas, 12, 49).


San Roberto, abad de Newminster, distinguió se entre todos los religiosos de su Orden por su fervor y su piedad; todos tenían puestos en él sus ojos y lo tomaban por modelo. Sin cesar recomendaba a Dios las almas a su cargo; noche y día pedía con lágrimas la santificación de ellas. Murió el 7 de junio de 1159. Diversos milagros atestiguaron ante los hombres su santidad y la gloria que gozaba junto a Dios.

MEDITACIÓN SOBRE EL FERVOR

I. Tener fervor en el servicio de Dios, es hacer todo lo que Dios nos pide con ardor, con prontitud y con alegría. Un hombre fervoroso vuela allí donde le llama el deber. Busca grandes ocasiones de dar a Dios pruebas de su amor; no desprecia las pequeñas; nada le parece difícil, por nada tiene lo que ya ha hecho, arde en deseos de hacer algo más heroico en lo por venir para la gloria de Jesucristo. ¿Te hallas en estas disposiciones? Estuviste en ellas, ¿por qué no has perseverado? Vuelve lo antes posible a ese primer estado de fervor del que te relajaste.

II. Un hombre fervoroso resiste generosamente a todas las tentaciones; un hombre tibio y flojo sucumbe en ellas. Nada cuesta a un cristiano que está animado de este hermoso fuego: todo incomoda a un cristiano frío, todo le parece difícil e insoportable. El hombre fervoroso está siempre feliz y siempre contento, porque Dios derrama en su alma consolaciones celestiales para recompensarlo por los placeres del mundo que le sacrifica; el cristiano flojo y tibio no goza de los consuelos del Cielo, porque no es lo suficientemente fiel a Dios como para merecer los.

III. El medio para encender el fervor en tu corazón es, en primer lugar, servir a Dios cada día como si cada día comenzases a servirle; es olvidar el poco bien qué ya hayas hecho, es considerarte como un servidor inútil. Compara lo que has hecho por Dios con lo que Jesucristo ha hecho por ti. En segundo lugar, cada día sirve a Dios como si fuese el último de tu vida. ¿Qué harías ahora si estuvieras seguro de morir mañana?

El fervor
Orad por los que trabajan
en la salvación de las almas.

ORACIÓN

Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del bienaventurado Roberto, abad, nos haga agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/junio07sanbartolome.mp3




San ANTONIO MARÍA GIANELLI. (1789-1846).
Martirologio Romano:
En Piacenza, de la región de Emilia, tránsito de san Antonio María Gianelli, obispo de Bobbio, fundador de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, que se distinguió por su atención hacia los pobres, por la salvación de las almas y, con su ejemplo y dedicación, impulsó la santidad entre el clero. Nació en Cerreto (Chiavari-Liguria), en el seno de una familia de agricultores; su padre se llamaba Gianelli Tosso. Desde muy joven sintió vocación sacerdotal, y fue ayudado para realizarla por una rica dama genovesa que le pagó los estudios en el seminario de Génova. Esta señora era Nicolasa Asseretto de Rebisso, que era dueña de la mayor parte de las tierras que cultivaban la familia de Antonio María. Cuando todavía era archidiácono se le encargó la misión de predicar. Sus superiores solicitaron la dispensa para que pudiera ordenarse antes de la edad establecida en 1812. Todo lo que hizo lo confió a María.

Su primer destino fue el de coadjutor de la abadía de San Mateo donde ya ejerció su carisma de predicador con general aplauso. Animado por este deseo misionero se inscribió en la Congregación de los Misioneros Suburbanos, comenzando a tomar parte en varias tandas de ejercicios espirituales y en misiones en pueblos de la ribera. Dos años después fue enviado como profesor de literatura en el colegio de los escolapios. Fue maestro de retórica en el seminario de Génova, prefecto y director de estudios durante diez años. Al tiempo que desempeñaba sus deberes docentes se ocupaba en la predicación y en obras de caridad, como la ayuda que prestó a los genoveses durante la carestía de 1816. En 1826 fue nombrado arcipreste del pueblo de Chiavari, donde estuvo 12 años. Y allí fundó un seminario local que acogió numerosas vocaciones, y para fomento de las misiones populares y de los ejercicios espirituales al clero fundó una sociedad sacerdotal bajo el patrocinio de san Alfonso María de Ligorio (Los Ligorianos, que se disolvió en 1856), y en 1829 fundo otra femenina llamada Hijas de María Santísima del Huerto (o Gianelinas), dedicadas a la asistencia de los hospicios, hospitales, cárceles, manicomios y a la educación de la juventud femenina. Su carisma se basa en estas palabras del santo fundador; "Hacerse todo a todos, en espíritu de caridad perfecta, sacrificarse para todos, evangelizar e instruir, ganar a todos para su Dios".

Fue un párroco lleno de celo, conocedor de su feligresía, en la que fomentó la frecuencia de los sacramentos y la devoción a María. Previendo los tiempos, fue precursor de la Acción Católica, logró despertar en los laicos una llama de fuego apostólico y un movimiento religioso colectivo. Reformó las benedictinas de Varese. Los últimos años de su vida los pasó como obispo de Bobbio (1838-1846), a propuesta del rey de Cerdeña. Su diócesis, suprimida y vuelta a restaurar y vacante una temporada, estaba muy necesitada de un alma apostólica que insuflase nuevo espíritu en la comunidad cristiana. Quiso ante todo, con la ayuda de sus ligorianos, reanimar el espíritu religioso mediante las misiones populares. Llamó al clero a ejercicios espirituales donde se replaneó todo el deber de los sacerdotes, que a muchos animó decididamente a un ministerio más intenso y pelear, y tuvo que apartar de su ministerio sacerdotal a algunos recalcitrantes e indignos. Como ayudantes de su obra apostólica creó la Asociación de Oblatos de San Alfonso, que hoy tampoco existen. Hizo renacer el seminario y reflorecer el culto a san Columbano. Difundió los escritos del venerable Frassinetti, que había sido alumno suyo y que cooperó con él en la difusión de la moral y de la ascética de san Alfonso María. Celebró un sínodo diocesano, revelándose como hombre de gobierno, que se opuso a las primeras invasiones laicistas en el terreno de la Iglesia. De su ardiente amor a María Inmaculada, nació el deseo de que en las letanías lauretanas se incluyera la advocación: Reina sin pecado concebido...; que en el prefacio de la misa se mencionará a María Inmaculada y además pidió que en breve se definiera el dogma de la Inmaculada. Murió en Piacenza, buscando una cura de reposo para mejorar su salud. Fue canonizado en 1951.
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San ROBERTO DE NEWMINSTER. (1100-1159).
Martirologio Romano: En Newminster, de Northumberland, en Inglaterra, san Roberto, abad de la Orden Cisterciense, el cual, amante de la pobreza y de la vida de oración, junto con doce monjes instauró este cenobio, que a su vez fue origen de otras tres casas.

Nació en el distrito de Craven (Yorkshire), probablemente en el pueblo de Gargraveen York en Inglaterra. Estudió en la Universidad de París, donde se dice que compuso un comentario a los Salmos; fue nombrado párroco de Gargrave y luego ingresó en los benedictinos en Whitby. Se hizo cisterciense en la primera abadía que se abrió en Inglaterra, la de Fountains, en 1132; sus dotes de piedad le hicieron idóneo para que fundase el segundo monasterio en Newminster cerca del castillo de Ralph de Merlay, en Morpeth (Northumberland). Allí se dedicó a la formación de los jóvenes y a darles ejemplo en ser el primero en la humildad. En el tiempo que fue abad, se mandaron tres colonias de monjes y se fundaron monasterios: Pipewell (1143), Roche (1147) y Sawley (1148).

La vida de Capgrave nos dice que sus propios monjes lo acusaron de mala conducta y que viajó al extranjero (1147-48) para defenderse ante san Bernardo de Claraval; mas se duda de la veracidad de esta historia, que pudo haber surgido de un deseo de asociar personalmente al santo inglés con el máximo de los cistercienses. Se dice que tuvo grandes dones supranaturales, así como numerosos combates contra el Maligno. El pueblo y sus compañeros monjes destacan su buen juicio y misericordia. Fue venerado como santo, aunque nunca fue canonizado. INDICE


Beata ANA DE SAN BARTOLOMÉ. (1549-1626).
Martirologio Romano: En Amberes, de Brabante, beata Ana de San Bartolomé, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas, la cual, discípula de santa Teresa de Jesús y dotada de gracias místicas, difundió y consolidó su Orden en Francia. Ana García nació en Almendral de la Cañada (Toledo) en el seno de una familia de pastores muy devotos. Era la sexta de siete hermanos. Cuando contaba 10 años murieron sus padres y quedó a la tutela de sus hermanos mayores. La dedicaron a guardar el rebaño familiar. Cuando cumplió los 21 años, sus hermanos quisieron casarla, pero ella se opuso alegando sus promesas de virginidad perpetua, aunque su insistencia fue tan fuerte que casi la hicieron claudicar, pero nos cuenta en su "Autobiografía" que se le apareció Cristo que le dijo: "Yo soy el que tu quieres y conmigo te has de casar".

Tuvo que esperar un año para poder ingresar en el convento de San José de Ávila, pues tuvo toda suerte de enfermedades, hasta que una visita a la ermita de San Bartolomé le devolvió la salud, por ello eligió este nombre en agradecimiento al santo, cuando ingresó en el Carmelo. Fue la primera en ingresar en el convento de San José de Ávila, reformado de santa Teresa de Jesús, como hemana lega (1570), pues no sabía ni leer ni escribir; para luego secundarla en la reforma del Carmelo. Ana se entregó de lleno a la vida del noviciado siendo modelo para todas las demás religiosas. Santa Teresa para probarla en la humildad le ordenó que se entregara a los más humildes oficios: portera, cocinera, enfermera y la hizo su misma "secretaria" y ella, que apenas sabía leer ni escribir, lo realizó de modo maravilloso. Aunque estuvo siempre muy enferma, la acompañó por diversas fundaciones: Medina, Valladolid, Alba, Salamanca, donde aprendió a escribir copiando las cartas de santa Teresa… Ana fue quien asistió en la última hora a su fundadora en Alba de Tormes. Extendió la obra teresiana por Andalucía como priora de Granada, a petición suya explicó san Juan de la Cruz su "Cántico espiritual" y publicó fray Luis de León las Obras de santa Teresa.  Fundó en Madrid.

Después de miles de peripecias las carmelitas llegaron a París en 1604, la priora era Ana de Jesús, y nuestra beata iba de hermana lega. Comenzaron con tensiones con Pedro de Berulle por problemas de jurisdicción eclesial. Ana de San Bartolomé dejó de ser lega, por orden de la jurisdicción eclesiástica, cosa que desagrado a Ana de Jesús. De hecho la querían monja de coro para que pudiera ser priora de nuevos carmelos. Fue priora de Pontoise, de París, sustituyendo a Ana de Jesús, en todos los lugares donde estuvo fue amada y admirada por todos y sus monjas, por su amabilidad y sencillez; aunque hubo sacerdotes que metieron cizaña entre la comunidad para que no la hicieran caso por ser extranjera. Todo lo soportó con espíritu de caridad y amor. En 1608 fue enviada a la nueva fundación de Tours y después de tres años regresó a París; aquí mantuvo relaciones con grandes personalidades como la reina de Francia, María de Médicis, y con la archiduquesa de los Países Bajos, hija de Felipe II, Isabel Clara Eugenia, que contó con ella para todo hasta para el gobierno de sus estados y la defensa de los mismos.

En el 611 marchó a Flandes, donde fundó en Amberes, y sus oraciones salvaron a la ciudad dos veces de ser tomada por los insurrectos. Allí editó en latín, flamenco y castellano las obras de la santa abulense. El Espíritu Santo le concedió el don de entender el francés y el flamenco, a pesar de que sólo hablaba castellano. Sus fundaciones continuaron en Lovaina, Mons, Cracovia y Amberes. Falleció en Bruselas después de haber escrito una "Autobiografía", "Instrucciones para las religiosas" y "Poesía de la Cruz". Le había dicho a Cristo: "Señor, cuando me llevéis, que sea sin ruido". Fue beatificada en 1917.
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Beata MARÍA TERESA DE SOUBIRAN. (1834-1889).
Martirologio Romano: En París, en Francia, beata María Teresa de Soubiran La Louvière, virgen, que fundó la Sociedad de María Auxiliadora, para mayor gloria de Dios, y al ser expulsada de la misma, paso el resto de su vida en la humildad. Nació en el castillo francés de Castelnaudary, cerca de Carcassona. Era hija del barón de Soubiran. Se llamaba Sofía Teresa. Ingresó muy joven en las Hijas de María, dirigidas por un tío sacerdote. Como su vocación era evidente fue enviada a Bélgica, para que bajo la dirección de una buena maestra ingresase en un convento.

Regresó a Francia, y después de la muerte de su padre, abrió una casa llamada "Buen Socorro", para la asistencia y ayuda de las jóvenes indigentes. Tenía 25 años. Gastó toda su herencia para construir una casa más grande llamada "la preservación", pero la casa nada más terminada acabó en las llamas de un incendio. No se rindió y volvió a comenzar su obra bajo la dirección de los jesuitas. Fundó la Congregación de María Auxiliadora, en Castelnaudary, siempre a favor de las jóvenes pobres y extraviadas. En 1870, los prusianos invadieron Francia, y ella tuvo que marcharse a Londres con sus monjas. Regresó después de la derrota pero, en la congregación había entrado una anciana señora que "inteligentísima, soberbia, intransigente, humilla, acosa y critica a María Teresa".

Nuestra santa presentó su dimisión, para no entrar en polémicas, pero... no era suficiente, la expulsaron de la Congregación. En 1868, buscó refugio en la Instituto de Nuestra Señora de la Caridad, donde le fue permitido hacer los votos. En París se enteró que su Congregación había perdido el espíritu con la que fue fundada, ante esta noticia, no dice nada, solamente confió en Dios. Murió, alejada de sus monjas, expulsada de su Instituto, ignorada y despreciada. Pero un año después las religiosas eligieron como superiora a una religiosa que le era fiel, que rescató su cuerpo y restableció su memoria y su espíritu. Fue beatificada en 1946 por SS Pío XII. INDICE


OTROS SANTOS DEL DÍA:

San Colmán de Dromore. (c.450 - 520).
Martirologio Romano
: En Hibernia (hoy Irlanda), san Colmán, obispo y abad del monasterio de Dromore, que él mismo fundó, y recordado por su mucho trabajo por Cristo en la región de Down. Natural de Argyll o del Ulster (hay dos tradiciones). Estudió en Noendrum (Isla de Mahee), bajo san Mac Nisse, uno de los primeros discípulos de san Patricio. Muchas historias tradicionales transmiten su edificante vida en Noendrum y los milagros que realizó allí. Para perfeccionar su conocimiento de las Escrituras, asistió a la gran escuela de Emly, hacia el 470 o 475, y permaneció allí algunos años. luego retornó a la isla de Mahee para ver a su viejo maestro, el ya mencionado san Mac Nisse, y permaneció bajo su guía un largo período, actuando como asistente en la escuela. Se dice que fue maestro de san Finiano de Clonard. Fue abad fundador y obispo de Dromore en el condado de Down, guió como verdadero pastor el monasterio y la diócesis. Santos Pedro de Córdoba, Habencio, Sabiniano, Wistremundo, Jeremías y Walabonso. M. 851.

b>Santos Pedro de Córdoba, Habencio, Sabiniano, Wistremundo, Jeremías, Walabonso. M. 851.
Martirologio Romano: En Córdoba en Andalucía en España, santos mártires Pedro, sacerdote, Walabonso, diácono, Sabiniano, Wistremundo, Habencio y Jeremías, monje, que durante la persecución de los moros murieron degollados por Cristo. Después del martirio de san Perfecto, los cristianos cordobeses que solían vivir en los monasterios de los alrededores, acudían a Córdoba para provocar a las autoridades, queriendo ser mártires, hasta el punto que san Eulogio, alarmado, tiene que frenar sus ímpetus. Las declaraciones de fe pública bastaban para condenar a muerte.

Pedro era presbítero, natural de Astygis (Ecija). Se especializó en Letras y Sagrada Escritura en las aulas del monasterio de Nuestra Señora de Cuteclara.  Allí encontramos también a: Habencio que era monje precarmelitano de austerísima clausura de San Cristóbal; Sabiniano, diácono y Wistremundo, que eran jóvenes religiosos de prestigio en el monasterio de San Zoilo en Armelata; Jeremías, en su edad madura había entregado sus muchas riquezas para entregarse a la más dura observancia en el monasterio de Tábanos, fundado por él mismo en la contemplación y el silencio y, Walabonso que era su hermano y diácono. Murieron mártires, durante el emirato de Abderramán II.

 
San Godescalco. M. 1066.
Hijo de Utón, duque de los obodritos y vagros, que era cristiano y así educó a sus hijos. Godescalco renegó del cristianismo porque su padre había sido asesinado por cristianos sajones a causa de sus crueldades. No quiso perdonar a sus asesinos. Se puso a la cabeza de su gente y, unido a otros príncipes paganos, combatió a los sajones contra los que cometio toda clase de crueldades. Apresado por estos, una vez liberado marchó a Dinamarca, donde combatió al lado del rey san Canuto IV el Grande; después de haberse casado con una ahijada de san Canuto marchó a Inglaterra y volvió a la fe cristiana. En Inglaterra conquistó territorios con el que creó el reino de los vendos, y difundio el evangelio, invitando a los pueblos a hacerse cristianos, fundando obispados y monasterios, y sosteniendo la labor de los misioneros. Fue asesinado en Lenzen mientras asistía a la misa, por unos sicarios al servicio de su cuñado, que era pagano; muchos autores dudan que tenga derecho al título de santo o de mártir. Su culto es litúrgico.


Demóstenes Ranzi. Beato. M. 1512. Demóstenes Juan nació en Vercelli (Italia). Le licenció en Leyes en la Universidad de Turín. Terminados los estudios, vió a su primo Cándico renunciar a importantes cargos para ingresar en los franciscanos y lo siguió en la Orden en el 1477. Ingresó entre los franciscanos, en el convento de Santa María de los Ángeles en Turín. Ejercitó su ministerio en la predicación. En 1497, el papa Alejandro VI lo nombró “comisario” para la predicación y la defensa de la fe en los valles valdeses, a petición del duque Filippo de Saboya. Desarrolló con entusiasmo y provecho el trabajo que le habían asignado. Murió en Turín en el citado convento.
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