San Juan Gualberto, Pasiñano (Italia), 1073.
San LEÓN I DE CAVA
Beato DAVID GONSON
San JUAN JONES
Beatos MATÍAS ARAKI y 7 compañeros
Beatas ROSA DE SAN JAVIER TALLIEN y 3 compañeras
San CLEMENTE IGNACIO DELGADO CEBRIÁN
OTROS SANTOS DEL DÍA:
Beato Andrés de Inn-Beato Juan Jones, Mártir- Andrés, Probo, Lucio, Miguel, mártires; Teodoro, Juan, protomártires rusos; Ansbaldo, Arduino, Ultán, Colman, Dagila, Desiderio, confesores; Menulfo, Partenio, obispos; León I, papa.
SAN JUAN GUALBERTO, Abad
Si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco
vuestro Padre os perdonará los pecados.
(Mateo, 6,15).
Si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco
vuestro Padre os perdonará los pecados.
(Mateo, 6,15).
San Juan Gualberto concedió al que había matado a su hermano el perdón que le imploraba en nombre de Jesús crucificado. En seguida entró a una iglesia y vio al Crucificado, delante del cual ora bajar la cabeza como agradeciéndole acción tan heroica. Este milagro lo determinó a renunciar a una vida mundana y a ingresar en la Orden de San Benito. Como querían nombrarlo abad, se retiró a un valle llamado Valleumbrosa en los Apeninos, y allí echó las bases de la Orden del mismo nombre. Murió en 1073.
MEDITACIÓN SOBRE EL PERDÓN
DE LAS OFENSAS
I. Jesucristo nos manda perdonar las injurias; nos dio un hermoso ejemplo de ello al orar por sus verdugos. Los santos han practicado esta virtud; Dios por su parte perdona a todos los hombres, sean cuales fueren sus crímenes, tantas veces le piden perdón. ¿No son suficientes estos motivos para persuadirte a que perdones a los que te han ofendido? Todos los hombres aman a sus amigos, sólo los cristianos aman a sus enemigos. (Tertuliano).
II. Dios nos amenaza con no perdonarnos si nosotros rehusamos perdonar a los demás. Tú mismo todos los días dices al Señor: Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos. ¿Qué le responderás en el día en que te pida cuenta de tu conducta? No perdonas, o lo haces sólo en apariencia y conservas siempre un corazón lleno de hiel contra tu enemigo. Si Dios sólo te perdonase en apariencia, ¿qué sería de ti? ¡Y, sin embargo, cuántas personas piadosas se irritan ante la más mínima injuria, al punto de no olvidarla más! ¿No eres tú de este número? Examínate seriamente al respecto.
III. Dios promete el perdón de sus faltas a los que perdonan a sus enemigos. En otro lugar, asegura que los reconocerá como hijos suyos y herederos. ¿No equivale ello a decir que un hombre que perdona cristianamente a sus enemigos es un predestina do? ¡Difícil es el precepto, pero también grande la recompensa! Perdonar una injuria es el colmo de la bondad, el coronamiento de la piedad, la suprema enseñanza de la filosofía divina. (San Juan Crisóstomo).
El amor de los enemigos
Orad por vuestros enemigos.
ORACIÓN
Haced, Señor, os lo suplicamos, que la intercesión de San Juan Gualberto, abad, nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por su intermedio las gracias que no podemos adquirir por nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.
http://www.aciprensa.com/podcast/santo/julio12-07juangualberto.mp3
San JUAN GUALBERTO. (985/95 - 1073).
Martirologio Romano: En el monasterio de Passignano, en la Toscana, san Juan Gualberto, abad, que después de perdonar por el amor de Cristo al asesino de un hermano suyo, vistió el hábito monástico, y más tarde, deseando practicar una vida de mayor austeridad, puso los cimientos de una nueva familia monástica en Valumbrosa.
Florentino de nacimiento, miembro de la noble familia Visdomini. Durante su juventud se dedicó a las diversiones mundanas hasta que su hermano Hugo murió asesinado y no deseó otra cosa que vengarse y lavar el honor familiar con la sangre de su asesino. Un Viernes Santo de 1003, después de los oficios, marchó a Siena y en el recodo del camino se encontró con el mayor enemigo de su familia, que se estaba tendido en el camino, inerme. Ya iba a matarlo, cuando el hombre, de rodillas y le pidió perdón por amor a Cristo. Movido de caridad cristiana, abrazó a su enemigo como un hermano. Al entrar en la iglesia de San Miniato, sintió en su alma que Cristo crucificado se complacía del perdón inclinando su cabeza.
Fue ordenado religioso benedictino cluniacense en la abadía de San Miniato al Monte. Se retiró a la soledad de las montañas y, cuando pensó que lo iban a elegir abad, huyó a Camáldula. Otros autores dicen que al descubrir la elección simoníaca del abad de San Miniato, denunció al abad y al obispo de Florencia y escapó milagrosamente de las manos del obispo que querían asesinarlo. Buscó aún mayor soledad, y san Romualdo, al decirle adiós, le predijo su futura misión de fundador. Poco después fundó en Vallumbrosa (Fiesole) una Orden, bajo la regla de San Benito, que iba a reformar la vida espiritual de la Italia central y terminar con el bandolerismo. Los monjes de Vallumbrosa practicaban una vida llena de rigores: estrecha clausura, silencio perpetuo, pobreza extremada, severas penitencias; se regían bajo la regla benedictina, excepto en una cosa: el trabajo manual y así dará origen a los hermanos legos o conversos.
Dedicó su vida a luchar contra la simonía; entre los que eran simoníacos estaban el abad del monasterio y el obispo de Florencia, Mezzabarba, que consiguieron que fuera expulsado de la ciudad, un monje vallumbrosano, san Pedro el Igneo, se sometió en su lugar a la ordalía del fuego, para probar que dicha acusación estaba bien fundada; el obispo de la ciudad fue expulsado y el monje san Pedro “el Igneo” fue creado cardenal.
Los hagiógrafos de su tiempo dirán que Juan fue: "Manso, benigno, grave, modesto, severo con los rebeldes y suave con los flacos, muy compasivo con los enfermos, celoso de la santa pobreza". Murió de enfermedad en Passignano. Sus restos se conservan en la iglesia de la Santa Trinità de Florencia. Su culto se ha limitado a los calendarios locales desde 1969. El papa Celestino III le canonizó en 1193.
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San LEÓN I DE CAVA. M. 1079.
Martirologio Romano: En el monasterio de Cava, en la Campania, san León I, abad, que proveyó a los pobres con el trabajo de sus manos y les protegió ante los príncipes.
Nació en Lucca e ingresó en la abadía benedictina de La Cava (Nápoles), durante el abadiato de su fundador san Alferio; la bondad, humildad y piedad que distinguieron a León hicieron que el viejo eremita Alferio lo quisiera como sucesor suyo, en el 1050, le sucedió como abad. Gobernó el monasterio por cerca de treinta años, del 1050 al 1079, llevando en lo personal una vida muy simple. Los inicios de su mandato abacial se complicaron por la prepotencia de un señor local, cuyo nombre se ignora, el cual llegó a atacar el monasterio, haciendole prisionero por un tiempo. Pero éste terminó por ganarse el favor de los barones locales, los cuales hicieron llegar a la abadía de la Trinidad muchas donaciones. Entre ellos, gozó del favor del duque Gisulfo II de Salerno, a quien tuvo que reprender sus demasías y su vida licenciosa.
De él se cuenta que se adentraba en los bosques a recoger leña, que luego revendía en Salerno, y con lo que juntaba ayudaba a los pobres. Siendo ya viejo, confió el cargo de abad a san Pedro I Pappacarbone, cuando éste renunció al episcopado de Policastro, retirándose cerca de la iglesia de San León, en Vietri; pero tuvo que volver a tomar las riendas del monasterio para mitigar el rigor clunianense instaurado por Pedro I, que había suscitado malhumor entre los monjes.
Durante su gobierno el papa san Gregorio VII confirmó solemnemente el «Ordo Cavensis» (ordo propio para el monasterio). Cuando murió fue sepultado en la ruta Arsicia, hoy incluida en la Capilla de los Santos Padres, donde reposan las reliquias de san Alferio y de los demás santos y beatos de la famosa abadía. El 21 de diciembre de 1893 el papa León XIII confirmó el culto de los cuatro primeros abades, entre ellos, por tanto, el de san León I.
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Beato DAVID GONSON. M. 1541.
Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato David Gonson, mártir, caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, que por oponerse en lo espiritual al régimen del rey Enrique VIII, fue ahorcado en el patíbulo de Southwark.
Era hijo de William Gunston, vicealmirante de la flota inglesa y tesorero de la Marina. Había ingresado en la Orden de Malta y había estado en la isla de Malta hasta que por asuntos de la misma Orden tuvo que volver a Inglaterra. Enrique VIII había decidido suprimir la Orden en Inglaterra y apoderarse de todos sus bienes. Para ello llevó una ley al Parlamento que se la aprobó el 10 de mayo de 1540. Para entonces David ya había vuelto a Inglaterra.
En Malta no había dudado en calificar al rey de hereje por negar el primado del papa. Como negar la supremacía religiosa del rey era considerado delito de traición, David fue formalmente acusado de traición el 8 de octubre de 1540 ante el Consejo Privado por sir John Stony, basándose en una declaración de un tal Philip Babbington. Como resultado David fue arrestado y encerrado en la Torre de Londres y, un años después, fue procesado. A las acusaciones de haber hablado mal del rey y de negar su supremacía religiosa se añadió la de haber dicho que del Papa no se puede apelar a nadie en la tierra y desde luego no al rey. Ha habido discusiones sobre el tenor literal inglés de las palabras de David, pero lo que queda claro es que para él en materia religiosa las apelaciones eran al Papa, como cabeza de la Iglesia, y no al rey, a quien debían hacerse.
David fue sentenciado a muerte como traidor y fue ahorcado y descuartizado en en St. Thomas Waterings. Fue beatificado el 15 de diciembre de 1929 por Pío XI.
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San JUAN JONES. (1559-1598).
Martirologio Romano: En Londres, san Juan Jones, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, mártir, el cual, oriundo de Gales, abrazó la vida religiosa en Francia, y por haber entrado en Inglaterra como sacerdote, siendo reina Isabel I, fue condenado a pena capital, consumando el martirio en la horca.
Nació en Clynog Fawr (Gales) en el seno de una familia católica. Ingresó en los franciscanos, donde se distinguió por su sencillez y espiritualidad. Tuvo que exiliarse a Francia, donde recibió la ordenación sacerdotal. Luego fue enviado a Roma al convento de Ara Coeli, y pidió volver a Inglaterra, justo en el momento en que la reina Isabel I había promulgado una ley que prohibía cualquier tipo de misión religiosa que no fuera la anglicana.
En Londres bajo el nombre de Juan Buckley, ejerció su misión y ejerció el ministerio sacerdotal en diversas regiones hasta 1596. En dicho año, fue arrestado por orden del famoso perseguidor Topcliffe, quien le sometió a crueles torturas. Durante los dos años que pasó en la prisión, el P. Juan consiguió reconciliar con la Iglesia a san Juan Rigby.
Finalmente condenado a la horca, con la acusación de ser sacerdote ordenado en el extranjero e intento de soliviantar al pueblo. En su proceso dijo: "soy sacerdote y he venido a Inglaterra para conquistar el mayor número de almas para Cristo. Si esto es un delito yo me acuso el primero". El sitio que se designó para la ejecución fue Saint Thomas Waterings, en el antiguo camino de Kent. El condenado fue conducido hasta ahí en una jaula, pero el verdugo había olvidado la cuerda, y la ejecución se retrasó una hora. El P. Juan la aprovechó para elevar sus plegarias y declarar a la multitud que todos los días oraba por la reina. La cabeza del mártir fue expuesta en Southwark, y sus miembros en los caminos de Lambeth y Newton. Dos jóvenes fueron apresados por haber intentado rescatar las reliquias, pero otros lo consiguieron.
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Beatos MATÍAS ARAKI y 7 compañeros. M. 1626.
Fragmento del cuadro de los mártires de Nagasaki que son quemados en la hoguera |
Cuyos nombres son: beatos Pedro Araki-Cobioje y Susana Cobioje Araki, esposos; Juan Tanaka y Catalina Tanaca, esposos: Juan Naisen y Mónica Naisen, esposos, y su hijo el niño Luis Naisen.
Matías Araki, pertenecía a una familia noble ya cristiana; hermano del beato Mancio Araki. Vivía en Coxinotzu, Arima, cuando con su hermano decidieron dar hospedaje al provincial de los jesuitas beato Francisco Pacheco. En 1625, fueron delatados por un traidor y 300 soldados los apresaron y fueron llevados a la cárcel de Ximabara, resistiendo todas las propuestas de apostasía. Fue quemado vivo en Nagasaki.
Juan Naisen, nació en Ximabara en el seno de una noble familia cristiana. Tenía 11 años cuando comenzó la persecución hizo el propósito de mantenerse firme en la fe. Con 24 años se casó con beata Mónica Naisen con la que tuvo tres hijos. Ambos decidieron abrir sus casas a los misioneros fuera cual fuera el riesgo. Viendo que su situación era muy delicada, distribuyó sus bienes entre los pobres y decidió vivir con lo necesario. En 1622, acogió en su casa al jesuita beato Juan Bautista Zola; fueron sorprendidos y enviados a la cárcel donde estaba el jesuita beato Francisco Pacheco, provincial de la Compañía.
En la cárcel hallaron a los beatos mártires Mancio y Matías Araki, y las autoridades quisieron resquebrajar la fe del matrimonio Naisen, y les hicieron ver las torturas que infligieron a la beata Susana Cobioje, pero no consiguieron nada, entonces el gobernador desnudó a su mujer, y amenazó en violarla allí mismo si no apostataba, Juan tuvo un momento de debilidad y apostató. Vuelto a su casa Juan, hizo penitencia por su debilidad, y en 1626, el matrimonio volvió con sus tres hijos dispuestos a confersar su fe y dar su vida por Cristo. Fueron encarcelados en Ômura, donde pasaron tremendas penalidades. Fueron llevados a Nagasaki donde primero decapitaron a su mujer y después fue quemado vivo junto a su hijo Luis Naisen, que fue decapitado, al que animó en preservar en la fe y que pronto se verían en el paraíso.
Mónica Naisen era de familia noble. Era muy cristiana y estuvo de acuerdo con su marido en dar cobijo a los misioneros. Encarcelada y juzgada se negó a apostatar, a pesar de que tuvo que asistir a la tortura de sus dos hijas pequeñas, que luego le fueron quitadas, reteniendo junto a ella a su hijo Luis. Sufrió la tortura del agua regurgitada. Cuando llegaron al recinto del martirio y vio que su marido estaba atado al poste, ella se puso de rodillas y se dedicó a orar. Fue decapitada.
Luis Naisen era un niño de siete años, hijo de Juan y Mónica Naisen; a la hora de ir al lugar de la ejecución fue llevado en brazos por un soldado a causa de su debilidad. El soldado al llegar al recinto del martirio lo soltó y corrió abrazar a su madre que estaba orando. Como ella no respondió a su abrazo, el niño se quedó sorprendido y fue entonces cuando su padre le animó a perseverar en la fe. El niño miró espantado como decapitaban a su madre, y en ese momento fue decapitado.
Pedro Araki-Cobioje era un fervoroso cristiano, casado con Susana Cobioje, y en su casa de Coxinotzu, albergaban al hermano jesuita beato Gaspar Sadamatzu. Fueron descubierto y arrestados y encarcelados en la prisión de Ximabara. Se les presionó para que abjurasen de su fe, al no conseguirlo fue quemado vivo en Nagasaki, por haber dado hospitalidad a los misioneros.
Susana Cobioje Araki estuvo de acuerdo con su marido en cobijar a los misioneros. Juntos fueron detenidos y llevados a la prisión de Ximabara.
Las autoridades pensaron que si aislaban a la mujer era más fácil hacer que apostatase, pero ella se mantuvo firme en la fe; durante seis meses fue torturada: la desnudaron, la pasearon con una canga al cuello por las calles, la sostuvieran suspendida por sus cabellos, desnuda, en un árbol, y le ataron a sus pies a su hija de tres años, desnuda y muerta de frío, que lloró continuamente durante ocho horas; luego le hicieron el suplicio del agua regurgitada, y al final la tuvieron durante meses atada por el cuello a la pared. Le quitaron a su hija, pero ella se mantuvo firme en la fe, diciendo que daría mil veces la vida por ella. Murió decapitada en Nagasaki.
Susana Cubioje Araki era la esposa del beato Pedro Araki-Cobioje, con el que estuvo de acuerdo con cobijar a los misioneros. Juntos fueron detenidos y llevados a la prisión de Ximabara. Las autoridades pensaron que si aislaban a la mujer era más fácil hacer que apostatase, pero ella se mantuvo firme en la fe; durante seis meses fue torturada: la desnudaron, la pasearon con una canga al cuello por las calles, la sostuvieran suspendida por sus cabellos, desnuda, en un árbol, y le ataron a sus pies a su hija de tres años, desnuda y muerta de frío, que lloró continuamente durante ocho horas; luego le hicieron el suplicio del agua regurgitada, y al final la tuvieron durante meses atada por el cuello a la pared. Le quitaron a su hija, pero ella se mantuvo firme en la fe, diciendo que daría mil veces la vida por ella. Murió decapitada.
Juan Tanaka era un cristiano fervoroso, que había nacido en el seno de una familia cristiana, y desde joven se distinguió por su entusiasmo religioso. Los jesuitas lo prepararon como catequista. Se casó con beata Catalina Tanaca y ofreció su casa a los jesuitas para que pudieran alojarse en ella, entre los que hospedó fue a los beatos Baltasar de Torres y al hermano jesuita Miguel Tozó, y por ello fueron descubiertos y arrestados.
Después de estar durante mucho tiempo prisionero en Ômura y que su fe no se quebrantase, fue quemado vivo en Nagasaki; cuando ya se había prendido fuego, las cuerdas que lo sostenían se soltaron, Juan sintiéndose libre, fue y dio un salto y dio un abrazo al cadaver de beato Mancio Araki, que iba a ser quemado, y besó las manos e hizo reverencias a los demás religiosos mártires, y luego, volvió a su poste y allí consumó su martirio.
Catalina Tanaca era la esposa de Juan, participaba de sus mismos sentimientos religiosos y estuvo de acuerdo en acoger misioneros en su casa. Arrestada y encarcelada, se negó a apostatar y se mantuvo fiel a Cristo hasta que fue degollada. Todos ellos confesaron intrépidamente la fe de Jesucristo, y fueron beatificados por Pío IX el 7 de julio de 1867.
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Beatas ROSA DE SAN JAVIER TALLIEN y 3 compañeras. M. 1794.
capilla de las Mártires de Orange |
En la plaza de Orange donde estaba levantada la guillotina fueron sacrificadas el 12 de julio de 1794, por su fidelidad a Cristo y al evangelio, cuatro religiosas que firmemente, desde su prisión, habían manifestado su fidelidad a la Iglesia y a sus propios votos religiosos, rechazando cualquier compromiso contrario a su conciencia. Todas ellas subieron al patíbulo con fortaleza y serenidad. En la acusación contra ellas que sirvió de base a la condena a muerte se había dicho que las cuatro religiosas eran refractarias a la ley, habían rehusado constantemente y con obstinación prestar el juramento que se les había exigido y habían propagado el más peligroso fanatismo.
Magdalena Teresa Tallien había nacido en Bolléne en 1746. Sintiendo la vocación religiosa, ingresó en el monasterio de la congregación de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento de su población natal el año 1770 e hizo la profesión religiosa con el nombre de sor Rosa de San Javier, y vivió ejemplarmente en el monasterio durante veinticuatro años, hasta que con las demás hermanas fue llevada a Orange, mostrando en todo tiempo su decisión de ser fiel hasta el final.
María Cluse había nacido en Bouvante en 1761 y había sido recibida en calidad de hermana conversa en el monasterio de la congregación de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento de Bolléne, donde había hecho la profesión religiosa con el nombre de sor Marta del Buen Ángel. Siguió la suerte de las otras hermanas y con ellas fue llevada a Orange, donde perseveró en el buen espíritu y en la entrega generosa a la voluntad de Dios. Condenada a muerte y llevada al pie del patíbulo, iba a subir a él cuando se dirigió a ella uno de los verdugos y le propuso salvarla si le prometía ser su esposa. Indignada, la religiosa le dijo: «Verdugo, haz tu oficio, porque yo quiero hoy ir a cenar con los ángeles».
Margarita Leonor De Justamond había nacido en Bolléne en 1746 y había ingresado en el monasterio de Santa Catalina de Avignon, perteneciente a la Orden del Císter, donde emitió la profesión solemne con el nombre de sor María de San Enrique. En 1790 fue suprimido su monasterio y marchó a Bolléne donde se unió a las religiosas ursulinas y siguió su suerte hasta el martirio.
Juana María De Romillon había nacido en Bolléne en 1753 y había ingresado en el monasterio de religiosas de Santa Úrsula de Pont-St.-Esprit, de donde pasó al de su misma Orden en Bolléne. Fueron beatificadas en el grupo de las 32 mártires de Orange el 10 de mayo de 1925 por SS. Pío XI.
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San CLEMENTE IGNACIO DELGADO CEBRIÁN. (1761/2 - 1838).
Martirologio Romano: En la ciudad de Nan Dinh, en Tonquín, san Clemente Ignacio Delgado Cebrián, obispo y mártir, que después de pasar cincuenta años predicando el Evangelio, fue encarcelado por orden del emperador Minh Mang a causa de su fe en Cristo y murió en la cárcel, donde tuvo que sufrir mucho.
Nació en Villafeliche (Zaragoza). En 1781 profesó en los dominicos del convento de San Pedro Mártir de Calatayud. Fue enviado al Real Colegio de Orihuela donde cursó los estudios institucionales, y recibió el subdiaconado. Con 22 años se ofreció para ir de misionero al Extremo Oriente.
En el convento de Santo Domingo de Manila terminó los estudios y fue ordenado sacerdote. Durante dos años se estuvo preparando para la misión de Tonkin, ayudando a sus hermanos como procurador o administrador del convento. En 1790 llegó al Vietnam junto con el padre Francisco Albán, pero éste se puso enfermo y tuvo que regresar a Manila. Fray Clemente Ignacio prosiguió su camino con un grupo de paúles franceses que iban también de misioneros. Cuando llegó a su destino vio una comunidad floreciente, aunque se respiraba en el aire una nueva persecución. Estableció su residencia en el seminario de Trung-Linh, del que el vicario apostólico le había nombrado maestro, y al mismo tiempo procurador de la misión. Para identificarse mejor con el pueblo tomo el nombre anamita “Dóc-Thay-Y”, aprendiendo pronto el idioma
Era vicario apostólico para los dominicos en el Tonkin oriental, cuando fue nombrado obispo de una diócesis "in partibus infidelium" la diócesis de Mylopótamos por el papa Pío VI en 1794 (tenía 31 años). Entre persecuciones y dificultades, durante casi medio siglo se entregó a la obra misionera, se hizo todo para todos, con frutos abundantes de conversiones entre los indígenas. Escribió la situación en la que se encontraba la misión, y no recibió ayuda ni de la Corona de España ni de la Congregación de Propaganda Fide. El emperador Mint-Mang de Annam, puso en el camino que conducía a Hanoi un crucifijo que los viajeros debían pisar por desprecio; el padre Clemente fue apresado en 1838, y conducido en una jaula de bambú, y cuando llegó a Hanoi, los ciudadanos quitaron el crucifijo, por respeto a él, para luego ponerlo de nuevo, una vez que él hubo pasado. Estuvo enjaulado durante 43 días. Fue condenado a la decapitación, pero como era viejo, murió dentro de su jaula de hambre y sed. Está enterrado en la iglesia de Tru-Linh.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santa Verónica (Berenice). s. I.
Es la mujer, que enjugó el rostro de Cristo en la Pasión. Parece ser que no existió y que es apócrifa; la iglesia oriental le identifica con la hemorroisa del Evangelio (Mt 9, 20-22) y que la leyenda la llama Berenice.
Parece que la leyenda se compuso para justificar la existencia de una presunta reliquia que desde el siglo VIII se conservaba en un relicario en una de las columnas principales de la basílica de San Pedro.
Santos Fortunato y Hermágoras. M. c. 66. Martirologio Romano: En Aquileia, en los confines de Venecia, santos Fortunato y Hermágoras, mártires.
Según la tradición, Hermágoras fue discípulo de san Marcos, que le nombró primer obispo de Aquileia, Veneto (otros autores dicen que fue nombrado obispo por el propio san Pedro); después de un fructuoso apostolado junto con su diácono san Fortunato fueron decapitados durante la persecución de Nerón. Sus Actas carecen de valor histórico y están plagadas de leyendas prodigiosas y piadosas.
San Paulino de Lucca. M. c. 97.
Este Paulino es venerado como el primer obispo y el patrono de la ciudad Lucca y su diócesis en Toscana; la leyenda añade que había nacido en Antioquía y que fue enviado a Lucca por el mismo san Pedro y martirizado (c.97) junto con un sacerdote, un diácono y un soldado. Todo el relato no es fiable, y es probable que este santo deba ser identificado con un Paulino, obispo de Antioquía y de época posterior (355-365).
Santos Proclo e Hilarión. M. 115. Martirologio Romano: En Ancira, de Galacia, santos Proclo e Hilarión, mártires en tiempo del emperador Trajano y del prefecto Máximo.
Se dice que eran naturales de Serpa en el Alentejo portugués. Ambos, tío y sobrino fueron testigos de la fe, cuando Trajano era emperador en Roma y Marco Aurelio gobernaba la Bética. Ante el prefecto Máximo y hacia el año 100, fueron castigados con tormentos horribles: colgados de un madero son decapitados, asaeteados e incendiados. De este modo cruento entregaron su espíritu a Dios.
Su rezo en el obispado de Badajoz comenzó juntamente con el de San Julián. Aunque en este obispado se carece de reliquias, sus memorias estuvieron vivas al ser territorio reconquistado por el rey Alfonso X en tiempos posteriores. Este es un caso típico de “desdoblamiento” biográfico de los santos, en virtud de las reliquias conservadas en un lugar. Su relación con la península ibérica es meramente circunstancial y el actual Martirologio Romano, reseña que su martirio tuvo lugar en Galacia.
Santos Nabor y Félix. M. c. 304. Martirologio Romano: En Milán, ciudad de la Liguria, santos Nabor y Félix, mártires, que, siendo soldados oriundos de Mauritania, se dice que sufrieron el martirio en Laus Pompeia (hoy Lodi) y fueron sepultados en Milán.
Mártires en Lodi durante la persecución de Diocleciano. Naturales de Milán, murieron mártires torturados sobre un potro y luego decapitados en Lodi. Otras tradiciones les hace soldados oriundos de Mauritania, mártires en la persecución de Laus Pompeia. Su fama le viene del solemne traslado de sus reliquias por parte de san Ambrosio de Milán.
San Paterniano de Fano. (c.275 - c.343). Martirologio Romano: En Fano, en la región del Piceno, en Italia, san Paterniano, obispo.
Según una antigua tradición, nació en Fan, Italia. Mientras arreciaba la persecución de Diocleciano una visión angélica le aconsejó dejar la ciudad; así lo hizo, yéndose al desierto, en donde vivió como ermitaño. Más tarde, cuando cesaron las persecuciones y el Cristianismo se convirtió en la Religión del estado con el emperador Constantino, los ciudadanos de Fano reclamaron como obispo al virtuoso eremita que tenía fama de santo
En vano trató él de oponerse, finalmente "casi a viva fuerza" fue llevado a la ciudad. Gobernó la diócesis durante 42 años aplacando los ánimos, istruyendo y confortando. Los paganos, atraidos por su predicación, abandonaron los ídolos y destruyeron los templos uniéndose al santo obispo. El Señor avaló su celo con muchos prodigios.
Advertido de su inminente fin, emprendió una visita a toda la diócesis. Murió en la periferia de la ciudad. Sobre su sepulcro se multiplicaron los prodigios y su culto se extendió rápidamente en toda Italia. Sus reliquias se veneran en Fano, en la basilica a a él dedicada.
San Vivenciolo. M. 524.
Martirologio Romano: En Lyon, ciudad de la Galia, san Vivenciolo, obispo, que fue promovido al episcopado cuando enseñaba en la escuela monástica de San Eugendio, y animó a clérigos y laicos a estar presentes en el Concilio de Pau, para que el pueblo conociese mejor lo que los pontífices establecían.
Monje de Saint-Oyend-des-Joux (Saint-Claude de Condat) en la región de Jura. Fue arzobispo de Lyon (514-523); gran amigo de san Avito de Vienne. Animó a los clérigos para que asistieran al concilio de Pau e interesó a los laicos para que el pueblo pudiera conocer las ordenanzas de los obispos y el Pontífice. Es el autor de una obra llamada “Vies des pères du Jura” en la que nos reseña los inicios del monacato en la región.
San Lucio de Val Cavargna (Uguzo, Luguzón). M. c. 1280.
Era un pobre pastor de los montes de Val Cavargna en los Alpes italianos, que daba sus ahorros a los pobres y a la iglesia; fue asesinado por su antiguo patrón.
Andrés de Rinn. Beato. (1459-1462).
Andrés Oxner, era hijo de Simón Oxner y de María. Con dos años se murió su padre y su madre, para darle una vida más fácil, lo confió a un tío, un tal Meyer, que vivía en una pequeña localidad cerca de Innsbruck, en el Tirol, nombrándole tutor del niño.
Un año después, unos comerciante judíos de Nurberg, de paso por el pueblo repararon en el niño y decidieron llevárselo consigo. Ofrecieron a su tío una cantidad de dinero por el niño, y éste aceptó. Llevaron al niño a un bosque cercano y allí, después de circuncidarlo lo martirizaron en un sacrificio ritual. Los hechos son muy dudosos. Benedicto XIV permitió que se le venerara localmente pero no quiso canonizarlo.
Santa Inés Lê Thi Thành (Dê). (c.1800 - 1841). Martirologio Romano: En la provincia de Ninh Binh, en Tonquín, santa Inés Lê Thi Thành (Dê), mártir, madre de familia, que en tiempo del emperador Thiêu Tri fue cruelmente atormentada a causa de haber ocultado en su casa a un sacerdote, muriendo en la cárcel por negarse a abjurar de su fe.
Nació en Bai-Dem, Vietnam, en el seno de una familia cristiana. Se trasladó al pueblo de Phunc-Nhat con su madre cuando era adolescente. Se casó con un campesino, Dguyen Va Nhat, del que tuvo seis hijos. Fue una madre de familia ejemplar, que no descuidó ninguno de sus deberes familiares y religiosos, y abrió su casa a los misioneros que visitaban la población.
Fue arrestada en 1841, cuando encontraron en su casa a un misionero, el padre Galy, después de la delación de un catequista apóstata. Llevada a Tran-Haoa después de prolongadas torturas, murió en la cárcel durante la persecución del emperador Thieu Tri, ya que estaba enferma antes de ser arrestada. Fue canonizada el 19 de junio de 1988 por san Juan Pablo II.
San Pedro Khanh. (c.1780 - 1842).
Martirologio Romano: En la provincia de Nghê An, en Annam (Vietnam), san Pedro Khanh, presbítero y mártir, que al ser reconocido como cristiano cuando se hallaba en su mesa de recaudador, pasó seis meses preso en la cárcel, y al negarse a abjurar de la fe, fue degollado por orden del emperador Thiêu Tri.
Nació en Nguyen-Kiet, Vietnam, entonces Tonkin Occidental. Fue ordenado sacerdote en 1829, después de ejercer como un ejemplar catequista. Estuvo al frente sucesivamente de varias parroquias, dando en todas un excelente ejemplo de virtud y santidad.
Estando de párroco en Ngansau lo llamó el padre Masson, uno de los provicarios del Vicariato, para asuntos de la misión, y en una estación de la aduana fue reconocido como sacerdote y arrestado. Lo torturaron y amenazaron para que apostatara, cosa que no consiguieron, por ello fue decapitado en Conco, provincia de Nghe-An, por orden del emperador Thieu Tri. Su cuerpo fue rescatado y sepultado. Fue canonizado por san Juan Pablo II el 19 de junio de 1988.
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