Santoral del 18 de Julio



INDICE


San FEDERICO DE UTRECHT
San ARNULFO DE METZ
San BRUNO DE SEGNI
Beato ROBERTO DE SALENTINO
San SIMÓN DE LIPNICA.
OTROS SANTOS DEL DÍA
Materno, Rufilo, obispos; Emiliano, Anub, Jacinto, Justa, Gundena, Rufina, Marina, mártires; Arnoldo, Berta, Fintán, Mimbrorino, confesores.

San Filastro, obispo de Brescia
Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; sin
embargo, no se haga como yo quiero sino como tú quieres.
(Mateo, 26, 39).


San Filastro, obispo de Brescia. Se desconoce su patria, y sólo se sabe que fue un apóstol infatigable de Jesucristo, que vino del Oriente y predicó por Europa, y principalmente en Lombardía, y disputó con el hereje Ausencio, un obispo intruso de Milán. En 381 se encontró en el concilio de Aquileya, al que fueron muchos obispos arrianos. En 384 le trató en Milán San Agustín; en 397 debía de haber fallecido, pues San Ambrosio habla con elogio de su sucesor en la sede del Pavía, el obispo San Gaudencio. Ha llegado hasta nosotros de San Filastro un Tratado de las herejías, en el que se refutan las falsas doctrinas de veintiocho herejías nacidas en el judaísmo antes de J. C., y de ciento veintiocho en el cristianismo, hasta su tiempo.

MEDITACIÓN DE CÓMO SACAR PROVECHO
DE LAS ENFERMEDADES


I. Dios nos envía a menudo enfermedades para retirarnos del pecado, para hacer que llevemos una vida más santa y, para que, mediante la meditación de la muerte, merezcamos una más alta recompensa. Agradezcámosle, pues, la enfermedad tanto como la salud, porque las aflicciones son presentes de Dios, menos agradables, sin duda, pero con frecuencia más útiles que la prosperidad. Repitamos con Job: Si hemos recibido los bienes de manos del Señor, ¿Por qué no habríamos de recibir también los males ?

II. Dirijámonos a Dios, y roguémosle como el mismo Jesucristo rogó al Padre eterno en el Huerto de los Olivos: "Padre mío, si ésa es vuestra voluntad, si vuestra gloria y mi salvación lo piden, cúrame, consuélame". Cuando así hayas invocado a Dios, déjalo hacer y confórmate con lo que pueda sucederte. Por duras y penosas que sean nuestras aflicciones, todavía sufrimos menos de lo que meremos. (Salviano).

III. Si Dios te deja en ese estado de sufrimiento, alábalo, agradécele, adora su amable Providencia; si te cura, acuérdate de que es para que lo sirvas. Cuídate de no pecar más; es la advertencia que daba Jesucristo a los enfermos que sanaba. Cumple todas las buenas resoluciones que hiciste y no pagues con ingratitud a tu amable bienhechor.

La resignación
Orad por los moribundos.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis adornado a San Camilo con una caridad incomparable para las almas que luchan en la agonía, dignaos en vista de sus méritos, infundir en nosotros el espíritu de vuestro amor, a fin de que en nuestra hora postrera merezcamos triunfar del enemigo y alcanzar la corona celestial. Por J. C. N. S. Amén.

San FEDERICO DE UTRECHT. (c. 790 - 838) Martirologio Romano: En Utrecht, ciudad de Güeldres, en Austrasia, san Federico, obispo, que, ilustre por sus conocimientos sobre las Sagradas Escrituras, se dedicó incansablemente a la evangelización de los frisones. Nació en el seno de una noble familia de Frisia, había sido confiado para su educación al clero de la iglesia de Utrecht, primero, y más tarde al mismo obispo, que se aplicó con ardor a formar el alma de aquel joven piadoso y trabajador, hasta que, suficientemente preparado, le confirió el sacerdocio. Obispo de Utrecht en el 820. No es extraño que ante una misión tan sublime y a la vez tan cargada de responsabilidad, Federico, varón justo y lleno de humildad, se declarase incapaz de aceptar el cargo de obispo de Utrecht, para el que había sido elegido por el clero y el pueblo de aquella diócesis.  Fue necesaria toda la autoridad del emperador Ludovico Pío, para que aquel sacerdote, conocido de todos por su ardor pastoral y su predicación, aceptase la Cátedra episcopal que había quedado vacante a la muerte del obispo Ricfredo. Y la verdad es que nadie mejor que él podía encargarse de la diócesis: por una parte, sus virtudes y su ciencia le daban la autoridad necesaria para ocupar la silla episcopal, y por otra, el haber vivido en íntima comunicación con Ricfredo le hacían el más conocedor de la situación. Ahora, consagrado ya obispo, en presencia del mismo emperador, Federico se entrega generosamente a su misión, que cumplirá fielmente hasta las últimas consecuencias. Su humildad había hecho cuanto estaba de su mano para no aceptar aquel cargo que sus solas fuerzas no podían soportar, pero ahora que había recibido ya la plenitud del sacerdocio, su fe confía en que el único Sacerdote -Jesucristo-, realizará en él la tarea que le ha querido confiar. Los primeros tiempos de su episcopado los dedica a la villa de Utrecht, esforzándose en devolver la paz a su pueblo, y en hacer desaparecer los últimos restos de paganismo. Siempre acogedor, es generoso para con los pobres, hospitalario para los viajeros, y sacrificado en sus visitas a los enfermos. Entregado a la vida de oración y sacrificio, no ahorra vigilias ni ayunos, en favor de sus diocesanos. Más adelante, su celo le lanza a recorrer todo el territorio que le ha sido confiado. En todas partes trabaja incansablemente en la reforma de las costumbres de sus diocesanos, y de una manera especial lo hace en la isla de Walcheren, donde reinaba la más burda inmoralidad. Fue enviado por san Odulfo a evangelizar a los frisones donde desplegó una gran actividad en la conversión de los arrianos de Frisia. Para asegurar la duración de este retorno a la verdad, Federico compone una profesión de fe, que resume la enseñanza católica sobre la Santísima Trinidad, y ordena que se recite tres veces cada día una oración en honor de las tres divinas Personas. Fue muy alabado por el beato Rábano Mauro como estudioso de las Escrituras. Tuvo que enfrentarse a una situación de inmoralidad, promovida en la corte imperial por la misma emperatriz, la alemana Judith; luchó contra los matrimonios incestuosos. Cuando ya casi había recorrido toda la diócesis, un día, mientras estaba dando gracias de la Misa, es atacado por dos criminales que le atraviesan las entrañas, muriendo a los pocos minutos. ¿A qué móviles respondía aquel asesinato? Algunos dan como causa cierta, el odio que Judith, segunda esposa de Ludovico Pío, alimentaba contra Federico, por haberla reprendido con santa libertad, a causa de su conducta inmoral. No obstante, aun cuando parece que esta persuasión ya existía en Utrecht, muy próximamente a la fecha del martirio, hay quien lo pone en duda, por el testimonio del famoso escritor el beato Rábano Mauro, que ensalza las virtudes de la emperatriz... Quizá los hagiógrafos no lleguen nunca a un acuerdo sobre este punto, pero a pesar de ello continuará siendo cierto que en aquel día del año 838, un obispo moría mártir INDICE
San ARNULFO DE METZ. (c.582 - c.640) Martirologio Romano: En Metz, ciudad de Austrasia, san Arnulfo, obispo, consejero de Dagoberto, rey de Austrasia, cargo al que renunció para abrazar la vida eremítica en los Vosgos. Nació en Lay Saint Christophe, cerca de Nancy. Fue un alto cortesano del palacio del rey de Austrasia, Teodeberto. Alcalde del castillo de Austrasia. Casó con Doda, condesa de Bolonia, de la que tuvo a Ansejiso, (futuro padre de Pipino de Héristal, y san Clodulfo). En el 613, apoyando al partido de Clotario II, contribuyó a la unión de los reinos de Austrasia y Neustria. Su mujer ingresó en un convento, esto le llevó a retirarse al monasterio de Lerins, pero fue elegido obispo de Metz, cuya diócesis administró entre el 614 y 627, y que le permitió mantener cierta influencia política en el reino. En el 623, Clotario II le confió la educación de su hijo Dagoberto y regencia del pequeño estado que le había asignado. Pocos años antes de morir renunció a su cargo y se hizo eremita cerca de la abadía de Remiremot. Sus penitencias eran muchísimas pues tenía serias dudas de poder gozar del perdón de Dios. Se cuenta que tiró un día su anillo de obispo al río, y le pidió a Dios, que si el anillo volvía a él es que Dios le había perdonado; tiempo después unos pescadores apresaron un pez que fue a parar a su mesa, y allí se encontró su anillo. Al final de su vida dijo "no he hecho nada bueno en mi vida". Murió en la contemplación de Dios en el monasterio de Habend, donde se había retirado. INDICE
San BRUNO DE SEGNI. (1049-1123) Martirologio Romano: En Segni, en el Lacio, san Bruno, obispo, que trabajó intensamente en la reforma de la Iglesia, por lo que tuvo que sufrir mucho y se vio incluso obligado a dejar su diócesis, encontrando refugio en Montecasino, monasterio del que fue abad durante un tiempo. Nació en Solero (Asti) en Piamonte; estudió en el monasterio benedictino de San Perpetuo en Asti y en Bolonia y, después de recibir la ordenación sacerdotal, fue designado canónigo de Siena. Como agradecimiento a su gran aprendizaje y piedad inminente, fue llamado a Roma, donde, como consejero capaz y prudente, cuatro Papas sucesivos buscaron su consejo. Durante un sínodo en Roma en 1079 obligó a Berengario de Tours, que negaba la presencia real de nuestro Señor en la Santa Eucaristía a retractarse de su herejía. Disfrutó de la amistad personal de san Gregorio VII, y fue consagrado obispo de Segni por él en la "Campagna di Roma", en 1080. Su humildad le llevó a declinar el cardenalato. Se le conoce como "el brillante defensor de la iglesia" por el coraje invencible que mostró ayudando a san Gregorio VII y a sus sucesores en sus esfuerzos para la reforma eclesiástica, especialmente en denunciar la investidura laica, que inclusive declaró como herética. Acompañó al papa el beato Urbano II en 1095, al Concilio de Clermont en el que se inauguró la I Cruzada. En 1102 se convirtió en monje de Montecasino y fue electo abad en 1107. El Papa, aunque le había permitido hacerse monje, no le aceptó la renuncia definitiva y lo llamó de nuevo. Junto a muchos obispos de Italia y Francia, Bruno rechazó el tratado conocido por la historia como el "Privilegium", el cual Enrique V de Alemania había extraído del papa Pascual II durante su encarcelamiento. En una misiva dirigida al Papa lo censuró francamente por concluir una convención que le concedió al rey alemán el inadmisible reclamo al derecho a la investidura del anillo y del crucifijo exclusivo de obispos y abades, y exigió que el tratado fuera anulado. Irritado por su oposición, Pascual II ordenó a Bruno a renunciar a su abadía y regresar a su sede episcopal. Entre sus cargos destacamos la de bibliotecario de la Santa Sede y la de cardenal legado. Fue un teólogo profundo, y su obra sobre la Eucaristía ha sido modelo durante siglos, aunque tuvo algún error teológico como la que si un sacerdote comete simonía no podía, válidamente, administrar los sacramentos. Bruno fue el autor de numerosas obras, principalmente escriturísticas. De estas se deben mencionar sus comentarios sobre el Pentateuco, el Libro de Job, los Salmos, los cuatro Evangelios y el Apocalipsis. Fue canonizado en 1183 por el papa Lucio III. INDICE
Beato ROBERTO DE SALENTINO. (1271-1341). Nació en Salle (Pescara), Abruzzos, entonces pertenecía al reino de Nápoles. Se llamaba Santuccio. Desde su infancia se reveló un gran sentido del amor fraterno y del perdón. Con 16 años siguiendo una fuerte vocación conoció y siguió al futuro san Celestino V en monte Morrone. En 1294 Roberto finalizado el noviciado era el más querido discípulo del santo, dedicado con toda su alma en la practica de la virtud y el culto del silencio y a la mortificación del propio cuerpo.  Cuando san Celestino V fue nombrado pontífice pidió a su discípulo que lo siguiera en su nueva misión, pero nuestro santo lo rechazó para dedicarse, como su sucesor, en ejemplarizar a los rudos eremitas abruzeses. Durante el pontificado de Celestino, Roberto se trasladó al monasterio de San Jorge en Roccamorice donde continuó con tenacidad las prácticas para él más queridas. En 1294, con la renuncia al pontificado de Celestino V, Roberto se alegró muchísimo que su maestro volviera al monasterio, pero por circunstancias el papa dimitido fue recluído por temor a un cisma en Rocca di Fumone donde murió. Roberto, este mismo día, vio subir su alma al cielo, y así se lo comunico a sus hermanos, que recibieron la noticia dos días después. Aunque la tradición celestina admite al sacerdocio una vez cumplidos los 31 años, Roberto tuvo una dispensa y en el 1298 con sólo 25 años fue ordenado sacerdote. Durante 12 años permaneció como sepultado en el monasterio de San Jorge en una estrecha celda, hasta que del 1310 al 1317 fue nombrado Procurador en Santo Espíritu en Majella y de allí a Roccamontepiano donde se piensa que fundó el monasterio de la Santa Cruz. Fundó 14 monasterios de la congregación celestina. Nunca desistió del rigor de su austera vida. En 1327, fue nombrado Procurador General de la Congregación de los Celestinos, fundó, visitó y restauró bastantes monasterios. También fundó algunos hostales para peregrinos. Fue un gran administrador de la Congregación, de forma que algunos piensan que superó al maestro. Se tienen noticias de sus dones taumatúrgicos y místicos, que fueron tantos, que su fama se extendió muchísimo así como su infinita caridad. A causa de tanto clamor tuvo que disculparse delante del obispo de Chieti de una acusación de abusos de las limosnas. Esta fue probablemente la cruz más onerosa que tuvo que soportar y que nuestro beato sufrió de manera indecible. Murió con fama de santidad y su cuerpo está sepultado en la abadía del Santo Espíritu de Sulmona. INDICE
San SIMÓN DE LIPNICA. (1435/40-1482) Martirologio Romano: En Cracovia, ciudad de Polonia, san Simón de Lipnica, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, insigne por su predicación y por su devoción al nombre de Jesús, que, impulsado por su caridad, se entregó al cuidado de los apestados moribundos, deseando ardientemente incluso morir por ellos. Nació en Lipnica Murowana, en la Polonia meridional en el seno de una modesta familia que supieron darle una sana educación, inspirada en los valores de la fe cristiana, y, se preocuparon de asegurarle una adecuada formación cultural.  En 1454, se trasladó a Cracovia para asistir a la famosa Academia Jagellónica. En ese tiempo san Juan de Capistrano entusiasmaba a la ciudad con la santidad de su vida y el fervor de su predicación, atrayendo a la vocación franciscana a un nutrido grupo de jóvenes generosos. El 8 de septiembre de 1453 el santo italiano había fundado en Cracovia el primer convento de la Observancia, bajo el título de “San Bernardino de Siena”, santo que había sido canonizado poco tiempo antes. Por tal motivo los frailes menores de aquel convento fueron llamados por el pueblo “bernardinos”.  En 1457, también el joven Simón, fascinado por el ideal franciscano, junto con otros diez compañeros de estudios, pidió ser admitido en el convento de Stradom. Bajo la sabia guía del maestro de novicios, P. Cristóforo de Varese, religioso eminente por su doctrina y santidad de vida, Simón recorrió con generosidad la vida humilde y pobre de los frailes menores, y recibió la ordenación sacerdotal hacia el año 1460. Ejerció su primer ministerio en el convento de Tarnów, donde fue Guardián de la fraternidad. A continuación, se estableció en Stradom (Cracovia), dedicándose incansablemente a la predicación evangélica, con palabra limpia, llena de ardor, de fe y de sabiduría, que dejaba entrever su profunda unión con Dios y el prolongado estudio de la Sagrada Escritura.  Como san Bernardino de Siena y san Juan de Capistrano, Fr. Simón difundió la devoción al Nombre de Jesús, obteniendo la conversión de innumerables pecadores. En 1463, primero entre los Frailes Menores, ocupó el oficio de predicador en la catedral de Wawel. Por su entrega a la predicación evangélica, las fuentes biográficas antiguas le confirieron el título de “Predicador ferventísimo”. Deseoso de rendir homenaje a san Bernardino de Siena, inspirador de su predicación, en 1472, junto con otros frailes polacos, llegó a L’Aquila para participar en el solemne traslado del cuerpo del santo al nuevo templo erigido en su honor. Volvió a Italia en 1478 con ocasión del Capítulo general celebrado en Pavía. En esta ocasión pudo satisfacer su deseo profundo de visitar las tumbas de los Apóstoles, en Roma, y proseguir después su peregrinación a Tierra Santa. Vivió esta experiencia en espíritu de penitencia, de verdadero amante de la Pasión de Cristo, con la oculta aspiración de derramar la propia sangre por la salvación de las almas, si así agradara a Dios.  Imitando a san Francisco en su amor a los Santos Lugares santos y por si fuera capturado por los infieles, antes de emprender el viaje quiso aprender de memoria la Regla de la Orden “para tenerla siempre delante de los ojos de la mente”. El amor de Simón a los hermanos se puso de manifiesto de manera extraordinaria en el último año de su vida, cuando una epidemia de peste devastó Cracovia. De julio de 1482 al 6 de junio de 1483 la ciudad estuvo bajo el flagelo de la enfermedad. En la desolación general, los franciscanos del convento de San Bernardino se prodigaron incansablemente en el cuidado de los enfermos, como verdaderos ángeles del consuelo. Fr. Simón afrontó aquella situación como un “tiempo propicio” para ejercitar la caridad y para llevar a cabo la ofrenda de la propia vida. Por todas partes pasó confortando, prestando ayuda, administrando los sacramentos y anunciando la Palabra de Dios a los moribundos. Pronto resultó contagiado. Soportó con extraordinaria paciencia los sufrimientos de la enfermedad y, próximo a la muerte, expresó el deseo de ser sepultado en el umbral de la iglesia, para que todos pudieran pisotearlo. El sexto día de enfermedad, sin temor a la muerte y con los ojos fijos en el crucifijo, entregó su alma a Dios. Recibió culto popular, y su aprobación como beato se produjo en 1685. SS. Pío XII retomó la causa de canonización, que llegó a feliz término en el pontificado de SS. Benedicto XVI, y así, fue canonizado el 3 de junio de 2007. INDICE
OTROS SANTOS DEL DÍA: San Helio de Capodistria. s. I. No se puede decir nada seguro sobre este santo. Quizás nació en Costabona, en la diócesis de Capodistria. Fue discípulo de san Hermágoras de Aquileya y diácono de san Nazario, protobispo de Capodistria. Murió después de haber edificado una iglesia en honor a María. Hacia el siglo XVII sus restos fueron situados bajo un altar en la cripta del coro de la catedral de Capodistria. Santa Sinforosa y 7 compañeros. M. 126/30 Martirologio Romano: En Roma en el noveno millar de la vía Tiburtina, conmemoración de los santos Sinforosa y siete compañeros, Crescente, Julián, Nemesio, Primitivo, Justino, Estacteo y Eugenio, mártires, que sufrieron el martirio con distintas formas de tortura, llegando así a ser hermanos en Cristo. Matrona romana. Esposa de san Getulio. Mártir en Tívoli, en la vía Tiburtina, según la leyenda, con sus siete hijos: Crescente, Julián, Nemesio, Primitivo, Justino, Estacteo y Eugenio, durante la persecución de Adriano. Dicen que todos se retiraron, junto con la madre viuda, a la ciudad de Tívoli, donde estuvieron escondidos en una cisterna seca, mientras arreciaba la persecución. Por fin cayeron en manos de sus enemigos, y Sinforosa no se dejó persuadir con promesas y amenazas para sacrificar a los ídolos, mandaron "darle muchas heridas en el rostro, colgarla de los cabellos y tenerla suspendida en el aire". Pero ella animaba a sus hijos a permanecer en la fe. Se le ató una piedra y se la arrojó al río Teverone, afluente del Tíber y sus hijos recibieron martirio al día siguiente. Aunque sus Actas de martirio no son auténticas, ya que parece una adaptación al martirio de los Macabeos. Sinforosa no era madre de siete hijos y estos siete mártires no eran hermanos, ni fueron martirizados juntos. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.    Santa Marina de Orense. (c.119 - 139).  El antiguo Martirologio Romano dice que era un mártir de Orense, pero toda documentación al respecto se ha perdido. Según la leyenda, Marina era una joven de Amphiloquia, lugar de Limia Baja, Orense, cuyo padre era capitán de una legión romana acampada en aquellos lugares. En casa tenían una nodriza cristiana que le enseñó a Marina la religión de Jesucristo. La joven iba creciendo en gracia y belleza. El capitán de las legiones romanas, Olibrio, la pretendió por esposa, pero ella se negó, porque no le interesaba. Como resultado de su negativa, fue denunciada por ser cristiana. La detuvieron, la torturaron y la condenaron a morir en un horno preparado al rojo vivo. La arrojaron al horno pero éste no se encendía y entonces sus jueces decidieron decapitarla. En el lugar donde cayó su cabeza, salió una fuente que todavía perdura: Santa Marina de Santas Aguas. Era hermana de santa Librada, y murió con 20 años. Su devoción la extendieron los peregrinos de Santiago de Compostela. Su leyenda se confunde con la de santa Margarita de Antioquía.     San Materno de Milán. M. 307.  Martirologio Romano: En Milán, ciudad de la Liguria, san Materno, obispo, que, alcanzada la paz de la Iglesia, trasladó con gran solemnidad desde Lodi a esta ciudad los cuerpos de los mártires Nabor y Félix. Ocupa la VIIª posición como obispo de Milán, sucesor inmediato de Mirocles. Le obligaron a ser obispo de Milán en el 295, por aclamación popular. Participó en los concilios de Roma del 313 y de Arles del 314. Erróneamente las antiguas Actas lo anteponen a Mirocles, situando su episcopado durante la persecución de Diocleciano y relacionándolo directamente con los mártires Nabor y Félix (de los que sólo trasladó sus cuerpos) Víctor, Fidel, Carpóforo y Alejandro.     San Emiliano de Durostoro. M. 362.   Martirologio Romano: En Silistra en Mesia, hoy Bulgaria, san Emiliano, mártir, que, desobedeciendo los edictor de Juliano el Apóstata y las amenazas de su delegado Catulino, destruyó el altar de los ídolos impidiendo el sacrificio y, arrojado a un horno, recibió la palma del martirio. Soldado martirizado en Silistria en Bulgaria o en Mesia inferior (entre Bulgaria y Servia), durante la persecución de Juliano el Apóstata. Fue martirizado por haber derribado los dioses, interrumpido los sacrificios, despreciando así al emperador y las amenazas de su vicario Catulino; fue arrojado a un horno encendido. Santa Teodosia de Constantinopla. M. 745. Martirologio Romano: En Constantinopla, santa Teodosia, monja, que sufrió el martirio por oponerse a que se tirase, como había ordenado el emperador León Isáurico, una imagen de Cristo desde lo alto de la llamada Puerta de Bronce. Monja del monasterio de Anástasis en Constantinopla torturada y ejecutada por mandar a un grupo de hermanas religiosas que intentaron resistir con la fuerza a los soldados del emperador León el Isáurico, que habían sido enviados para destruir la imagen de Cristo, colocada en el ingreso de su monasterio y que intentaban tirarla desde lo alto de las Puertas de Bronce de la ciudad. Tiró la escalera del delegado imperial que iba a quitar la imagen. Santo Domingo Nicolás Dinh Dat. (1813-1839). Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, santo Domingo Nicolás Dinh Dat, mártir, que, siendo soldado, le forzaron a renunciar a la fe cristiana, consiguiendo, después de crueles tormentos, que pisase una cruz, pero inmediatamente se arrepintió y, devuelto lo que había recibido por apostatar, escribió al emperador Minh Mang pidiéndole que le juzgasen de nuevo como cristiano que era, a causa de lo cual murió estrangulado. Laico vietnamita, era soldado. Fue obligado a renunciar de su fe católica pero después de haberlo drogado, pisó la cruz, pero arrepentido inmediatamente devolvió el dinero, precio de la apostasía, pidió al emperador Minh Manh que fuera juzgado inmediatamente como cristiano y murió decapitado en Nam-Dinh, después de haber soportado la cárcel durante un mes con la ganga al cuello que le impedía cualquier movimiento, expueto al sol y a los insectos y ademas apaleado cientos de veces. Fue canonizado el 19 de julio de 1988 por Juan Pablo II. Tarsicia Mackiv. Beata. (1919-1944).
 Martirologio Romano: En la aldea de Krystonopil, en Ucrania, beata Tarsicia (Olga) Mackiv, vírgen de la Congregación de las Hermanas Siervas de María Inmaculada y mártir, que, en tiempo de guerra, consiguió ante sus perseguidores dos victorias: la de la virginidad y la del martirio. Nació en Hodoriv (región de Lviv). En 1940 emitió la profesión religiosa en la Congregación de las Esclavas de María Inmaculada. A causa de los intensos bombardeos de las fuerzas soviéticas que se produjeron en 1944, las religiosas se escondieron en los sótanos de su convento de Krystonopol (Polonia). Mientras esperaba al capellán, un militar soviético llamó a la puerta del convento. Cuando Tarsicia abrió, el soldado le disparó a bocajarro y acabó con su vida. Al día siguiente el militar se presentó de nuevo en el convento, jactándose de haber asesinado a Tarsicia “porque era una religiosa católica”. Fue beatificada el 26 de junio de 2001 por san Juan Pablo II. INDICE