Santoral del 20 de Julio




INDICE

Beatas RITA DOLORES PUJALTE SÁNCHEZ y FRANCISCA ALDEA ARAUJO
Santos LEÓN IGNACIO MANGIN, PABLO DENN y MARÍA ZHOU WUZHI
San JOSÉ MARÍA DÍAZ SANJURJO
Santa MAGDALENA YI YONG-HUI y compañeros
San AURELIO DE CARTAGO
San FRUMENCIO DE ETIOPÍA
ELÍAS. s. IX a. C. (Antiguo Testamento)
San APOLINAR DE RÁVENA
OTROS SANTOS DEL DÍA

SAN ELIAS, Profeta
Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario el
diablo ronda como león rugiente buscando a quién
devorar. Resistidle firmes en la fe.
(1 Pedro, 5, 8-9).


La memoria de Elías se guardó siempre viva de modo particular en el Monte Carmelo, donde se eligió seguir al Dios de Israel. Según el relato, Primer libro de los Reyes, capítulo 18, el sacrificio de Elías, consumado por el fuego que descendió del cielo, mostró al pueblo que Yahweh era el verdadero Dios.

Elías estuvo disponible para la obra de Dios y enviado a proclamar su palabra. Emprendió un largo viaje por el desierto, un viaje que lo dejó exánime. Se cobijó bajo un árbol y pidió la muerte. Pero Dios no permitió su muerte, sino que lo impulsó a continuar su viaje hasta el monte Horeb. Cuando llegó, Dios se mostró a Elías, no en los consabidos signos del antiguo testamento: fuego, terremoto o del fuerte viento, sino en una ligera brisa. Elías fue enviado nuevamente a su pueblo para continuar cumpliendo la voluntad de Dios.
El día 20 de julio se reúne en el Monte Carmelo una gran multitud de devotos de Elías: cristianos de distintos ritos, judíos, musulmanes. Todos suben allí con los más variados medios de locomoción o a pie, para cumplir sus votos, para presentar a sus niños al bautismo y sobre todo para cantar y danzar en honor del profeta. Desde el interior del monasterio se escucha el rumor de una gran feria: aquella abigarrada multitud se reúne allí cada año en nombre de Elías, el cual continúa ejerciendo su fascinación y su notable influencia eo la vida y en las creencias de aquellos pueblos.

De Elías, los Carmelitas aprenden a oir la voz de Dios en el silencio y en lo imprevisible. Intentan estar siempre disponibles a la Palabra de Dios para conformar la mente y el corazón de manera que el modo de vivir y trabajar sea profético y fiel a la memoria de nuestro Padre Elías.

MEDITACIÓN SOBRE LAS TENTACIONES
y LOS MEDIOS PARA VENCERLAS


I. Dios permite al demonio que nos tiente, a fin de probar nuestra virtud y aumentar nuestra recompensa; pero nunca permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Podemos resistir, si lo queremos; el demonio puede inducirnos al mal, pero no puede constreñimos a cometerlo; conservamos siempre la libertad y las gracias necesarias para resistirle. El demonio puede muy bien ladrar, excitar, pero no puede mordernos,. nos tienta por la persuasi6n y no por la violencia; no fuerza nuestro consentimiento, lo pide. (San Agustín).

II. Nosotros mismos nos tentamos concediendo toda clase de libertades a nuestros sentidos, halagando a nuestro cuerpo y dejándolo en la ociosidad y las delicias. Tentamos a los demás, incitándolos al pecado con nuestras palabras y nuestros ejemplos. Forzamos al demonio a que nos tiente proporcionándole las ocasiones de hacerlo: porque él se sirve de lo que hemos visto, dicho u oído, para llevarnos al pecado. ¿Por qué habremos de oír la que no se puede hacer sin pecado? (Tertuliano).

III. San Pedro nos indica tres medios para resistir las tentaciones: la sobriedad, la vigilancia y la fe. Sé sobrio. y alejarás casi todas las tentaciones contra la castidad; vigila, tus acciones, y fácilmente descubrirás las asechanzas que el demonio te arma; en fin. sé hombre de la fe y la fe te dará la victoria sobre todos tus enemigos: porque no puede ser vencido quien cree en el infierno, que es castigo del pe- cado, yen el cielo, que es recompensa de la virtud.

La fortaleza y la generosidad
Orad por los que sufren tentación.

ORACIÓN

Oh Dios Padre de las misericordias, por los méritos e intercesión del bienaventurado Jerónimo que disteis como sostén y padre a los huérfanos, concedednos la gracia de conservar fielmente el espíritu de adopción, en virtud del cual nos llamamos, y en efecto lo somos, hijos vuestros. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/julio20-08aurelio.mp3




San APOLINAR DE RÁVENA. M. 81.
Martirologio Romano: San Apolinar, obispo, que al mismo tiempo que propagaba entre los gentiles las insondables riquezas de Cristo, iba delante de sus ovejas como buen pastor, y es tradición que honró con su ilustre martirio a la iglesia de Classe, cerca de Rávena, en la vía Flaminia, pasando al banquete eterno el día veintitrés de julio

Nació probablemente en Antioquía, en la actual Turquía, en la época de mayor auge del Imperio Romano, apenas después de la muerte de Jesús.

Según la tradición, san Apolinar fue uno de los principales discípulos del Apóstol san Pedro. Cuando san Pedro se trasladó a Roma para fundar ahí la Iglesia, san Apolinar lo habría acompañado hasta la capital del Imperio; aunque parece que este dato es un intento de darle origen apostólico a la iglesia de Rávena.
Durante el reinado del emperador Claudio, san Apolinar recibió la comisión de viajar al norte de Italia como embajador de la fe para empezar a evangelizar y a ganar adeptos para el cristianismo. San Apolinar se convirtió así en el primer obispo de Rávena, cargo que ejerció durante veinte años. Se le ha atribuido el poder de curar a los enfermos en el nombre de Cristo, y de haber realizado otros milagros. La relativa tranquilidad de su labor apostólica cambió con el ascenso al trono imperial de Vespasiano, en 69, quien cuenta con el dudoso honor de haber organizado las primeras persecuciones con lujo de crueldad contra los cristianos.

Por su cargo y sus actividades en Rávena, san Apolinar fue perseguido inmediatamente. Sufrió muchísimo en su episcopado para desterrar el vicio y las intrigas entre su propia comunidad y los paganos. Algunas fuentes cuentan que fue capaz de escapar hacia Dalmacia, donde habría predicado el Evangelio y habría puesto fin milagrosamente a una hambruna. 

Otros autores dicen que debido a las muchas conversiones que logró en su ciudad natal, el santo fue desterrado por las autoridades; entonces san Apolinar fue a predicar a Bolonia, pero de nuevo tuvo que partir al exilio y durante la travesía, naufragó en las costas de Dalmacia, donde fue maltratado por predicar el Evangelio. Apolinar volvió tres veces a su sede, y otras tantas fue capturado, torturado y desterrado nuevamente. Vespasiano publicó un decreto por el que condenaba al destierro a todos los cristianos; san Apolinar consiguió esconderse algún tiempo, pero fue descubierto por el pueblo quien lo golpeó hasta dejarlo muerto. San Pedro Crisólogo, el más ilustre de los sucesores del santo, lo calificó de mártir, y añadió que Dios preservó la vida de Apolinar durante largo tiempo para bien de su iglesia, y no permitió que los perseguidores le quitasen la vida. Sovrevivió siete días a las persecuciones paganas serenamente aceptadas, como única víctima por la salvación de sus hijos espirituales. No murió mártir, pero si sufrió muchos tormentos y por ello se le considera mártir.
Sobre su tumba, en Rávena, se edificó siglos más tarde la célebre Basílica de San Apollinare in Classe, de tres naves, consagrada en 549. Más tarde, en el siglo IX, fue construida también ahí la iglesia de San Apollinare Nuovo. MEMORIA FACULTATIVA.
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ELÍAS. s. IX a. C. (Antiguo Testamento)
Martirologio Romano: Conmemoración de san Elías Tesbita, profeta del Señor en tiempo de Ajab y Ococías, reyes de Israel, que defendió los derechos del único Dios ante el pueblo infiel a su Señor, con tal valor que prefiguró no sólo a Juan Bautista sino al mismo Cristo. No dejó oráculos escritos, pero se le ha recordado siempre fielmente, sobre todo en el Monte Carmelo. Se dice que nació en el 980 a.C. en Tebas, Palestina. "Interprete de la voluntad de Dios, instrumento de milagros, juez y reformador de su pueblo, maestro de la soledad". "Vive el Señor en cuya presencia yo vivo, yo estoy" (1 Re 17,1). "Me abraso de celo por el Señor Dios de los ejércitos" (1 Re 19,10). En estas frases del Profeta se encuentra sintetizada toda su vida. Tres cosas importantes se cuentan de su historia:
1. Aquella competición que tuvo con los profetas del dios Baal. Les retó a que, a base de oraciones, bajara fuego del cielo que quemara las víctimas del sacrificio.

2. Por su oración, Dios puso fin a una sequía que asolaba a todo el pueblo. 3. Perseguido por los enemigos, se refugió en el monte Horeb, y allí fue alimentado por un ángel. Delante de su discípulo Eliseo, un carro de fuego lo arrebató de la tierra y lo llevó al cielo (Re 2, 1, 11-13). Todos estos hechos nos unen a judíos, musulmanes (le llaman "Nabí el Khader") y cristianos.
Aparece en la Transfiguración de Cristo junto con Moisés en el monte Tabor. En el Corán se lee: "Elías estuvo entre los enviados, cuando dijo a su gente: ¿No seréis piadosos? ¿Rogaréis a Baal, y abandonaréis al mejor de los creadores, a Dios, vuestro Señor, Señor de vuestros primeros padres? Paz sobre Elías". Los carmelitas lo tienen como su fundador originario, ya que fue modelo para su vida monacal.
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San FRUMENCIO DE ETIOPÍA. M. c. 380. 
Martirologio Romano: En Etiopía, san Frumencio, obispo, que, habiendo sido hecho prisionero, vivió primero como esclavo y después, ordenado obispo por san Atanasio, propagó el Evangelio en esa región. En un viaje de investigación desde Tiro, su patria, emprendido por Meropio, un filósofo de Tiro, en compañía de sus dos sobrinos Frumencio y san Edesio, por Persia, la India y Abisinia. En el curso del viaje de regreso, el barco arribó a un puerto de Etiopia para obtener provisiones y agua fresca. Los nativos del país mataron a todos los tripulantes y pasajeros, menos a Frumencio y Edesio, que eran todavía unos niños, y que estaban debajo de un árbol estudiando sus lecciones. Cuando fueron encontrados fueron llevados a la ciudad de Aksum, donde el rey Eskendi, se encargó de su educación.

A Edesio le nombró su copero y a Frumencio le nombró su secretario y consejero. Impulsó la cultura; y entre los libros difundió el evangelio y al mismo tiempo invitaba a los comerciantes cristianos a que se establecieran en el país. Consiguieron permiso para levantar una capilla y se la cedieron al obispo de Alejandría, Egipto. Edesio se marchó a Tiro y fue ordenado sacerdote. A pesar de ser seglar, bautizó al rey. Al morir el rey, le sucedió su hijo Ela-San, y Frumencio se marchó a Alejandría, a fin de conseguir del patriarca san Atanasio, un obispo para Etiopía, y será él, el obispo nombrado. Será por tanto el primer obispo de Aksum. A su regreso, acompañado de algunos sacerdotes, implantó la iglesia con gran espíritu. Uno de los primeros en bautizarse fue el joven rey Ezana, muchos súbditos le siguieron y nació así la primera comunidad cristiana etíope. Los etíopes lo llamaran el Iluminador y el "Abba Salama", el padre de la Paz. Evitó que el arrianismo entrara en el país. Es venerado como apóstol de Etiopía.
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San AURELIO DE CARTAGO. M. 429. 
Martirologio Romano: En Cartago, san Aurelio, obispo, firmísimo pilar de la Iglesia, que trabajó para que sus fieles no se dejasen arrastrar por las reinantes costumbres paganas y puso su sede episcopal en el mismo lugar donde existía un simulacro de la diosa Celeste. Hacia el año 392, después de que san Agustín de Hipona recibió la ordenación sacerdotal y el obispado de Hipona, Aurelio, un diácono, fue elegido obispo de Cártago.

En aquella época la Iglesia de África estaba en la cumbre de su esplendor; el obispo de Cártago era a la vez primado o patriarca de África, es decir, uno de los prelados más importantes de la Iglesia universal. Amigo y colaborador de san Agustín de Hipona en la lucha contra la herejía. Aunque no se distinguió por su capacidad intelectual, si lo fue por su humildad. Protegió a los fieles contra las costumbres paganas y colocó la sede en el lugar de la imagen de la diosa Celeste y dio a los presbíteros la facultad de predicar la palabra de Dios. Fue el primero en descubrir y combatir el pelagianismo, la violencia de sus adversarios le obligó a pedir ayuda a las autoridades civiles. Convocó un concilio en Hipona, para la recta administración de la Iglesia, y condena de la herejía donatista.

 Durante los 37 años que gobernó la sede, Aurelio convocó numerosos sínodos provinciales y concilios plenarios de los obispos africanos para resolver ésos y otros problemas. Aurelio era íntimo amigo de san Agustín y, cuando aquél se quejó de que muchos monjes, so pretexto de vida contemplativa, eran simples holgazanes, san Agustín escribió el tratado "Sobre el trabajo de los monjes" para tratar de mejorar la situación. San Fulgencio de Ruspe, obispo africano de la siguiente generación, escribió en términos encomiásticos acerca de Aurelio, como lo hizo también el erudito español Pablo Osorio.
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Santa MAGDALENA YI YONG-HUI y compañeros. M. 1839. 
 Martirologio Romano: En Seúl, Corea, santas Magdalena Yi Yong-Hui, Teresa Yi Maeim, Marta Kim Song-Im, Lucía Kim Nusia, Rosa Kim No-Sa, Ana Kim Chang-Gum, y María Wo Kwi-Im, vírgenes, y Juan Bautista Yi Kwang-Nyol, mártires. Magdalena Yi Yong-Hui nación en Pongchon, Seúl, el año 1809. Era hija de la también mártir santa Magdalena Kye-im. Educada cristianamente, ella y su hermana mayor decidieron guardar virginidad para servir con mayor libertad al Señor. Pero cuando su padre quería a todo trance casarla, marcharse a Haktari, en Hanyang, la capital y fingir su muerte.

 Este hecho provocó que, tres meses más tarde, su progenitor le diera su permiso para seguir su estado virginal. Cuando su hermana Bárbara quedó viuda, se fue a vivir con ella y compartieron ambas la vida durante años. Llegada la persecución de abril de 1839, Magdalena fue una de las cristianas que se decidieron a ofrecerse espontáneamente a las autoridades y así se presentaron como cristianas a los soldados que buscaban a san Agustín Yi Kwang-hon. No las tomaron en serio y las mujeres persistieron, y como prueba les enseñaron sus rosarios. Entonces los soldados las llevaron a la cárcel. Al día siguiente fueron interrogadas e invitadas a renunciar al cristianismo. Ellas se negaron a apostatar y esto les valió el que fueran torturadas. Había otros muchos presos cristianos en la cárcel y se declaró una epidemia de tifus. Faltaba agua y alimentos y la situación se hizo muy dura.

Empezaron las apostasías. San Pedro Maubant, el misionero francés que había ido a Corea luego de tanto tiempo de ser solicitados misioneros, animaba a los presos diciéndoles que si morían de miseria en la cárcel, ello no era menor martirio que morir a espada. Por fin las espontáneas confesoras de la fe fueron llevadas ante el Ministro de Justicia, ante el que repitieron su confesión de fe y su negativa a apostatar. Como consecuencia, en el día señalado Magdalena junto con sus compañeras fue decapitada.
Teresa Yi Mae-Im había nacido en 1788 en Pongcheon, Seúl. Era tía de la mártir anterior. Se había casado con un hombre no católico pero se quedó viuda con sólo 20 años. Volvió a la casa paterna y entonces tuvo lugar su encuentro con una persona católica que la llevó a la Iglesia. Una vez bautizada, hacía propaganda cristiana entre sus familiares y amigos. Cuando Magdalena, su sobrina, como queda dicho, huyó de su casa, ella la recibió en la suya. Fue una de las que se presentaron espontáneamente a los soldados, padeciendo interrogatorios, tortura, cárcel y finalmente decapitación.


 Marta Kim Song-Im nació en Pupyong, provincia de Kyonggi, el año 1787, y antes de ser cristiana estuvo casada dos veces.

La primera vez con un hombre con el que no era posible llevarse bien por el carácter irascible del mismo, tanto que ella optó por separarse. Simplemente se marchó de casa y se fue a vivir a Han-yang. Aquí se unió a un ciego que se ganaba la vida echando las cartas y con él contrajo matrimonio y vivió muchos años. Tendría unos cincuenta años cuando, mediante un vecino católico, conoció el cristianismo. Murió el marido ciego, con quien la vida tampoco había sido fácil, y entonces comenzó a ganarse la vida trabajando como criada doméstica y lo hizo en varias casas católicas. Pudo así conocer el cristianismo más de cerca y comenzó a admitir en su corazón la fe y a valorar desde ella los sucesos de su vida pasada. Conoció por entonces a Teresa Yi Mae-im, la mártir anterior. Llegada a la fe y bautizada, residía con Teresa y fue una de las que espontáneamente confesaron su cristianismo, siendo apresada, torturada y condenada a decapitación.

 Lucia Kim Nusia había nacido en Kangchon, Seúl, el año 1818 en el seno de una familia aristocrática. La familia ya se había mudado a Kongdok cuando murió su padre. Su madre estaba todavía muy impactada por la muerte del esposo cuando un vecino católico se acercó a ella a brindarle el consuelo de la religión cristiana. Con motivo de esta influencia toda la familia se hizo cristiana. Lucía se aprendió el catecismo de memoria con sus solos nueve años, y fue bautizada por un sacerdote recién llegado a Corea. A los 14 años Lucía decidió guardar su virginidad y consagrarla al Señor. Al morir su madre se encontró en la mayor pobreza, y aunque la ayudaban personas caritativas, conoció bien lo que es el hambre. Una vez que llevaba varios días sin alimentos la visitó su hermana mayor y se extrañó que no hubiera vendido cosas de la casa para poder comer.

Ella respondió que dejaba la venta de las cosas para cuando hubiera de comprar zapatos porque la policía venía por ella. Significó con ello que estaba a la espera del martirio. Una cuñada suya la visitó y ella le regaló una cuchara diciendo que ya le quedaba poco tiempo para poder usarla y le aconsejó que si la arrestaban a ella no perdiera la oportunidad del martirio. Estaba en la casa de Teresa Yi Mae-im hablando sobre la persecución religiosa cuando decidió con las otras compañeras presentarse espontáneamente a los soldados. Siguió su arresto, prisión, torturas, juicio y muerte por decapitación. 

Rosa Kim No-Sa era natural de Seúl, donde había nacido el año 1784 en el seno de una familia pagana. En su juventud contrajo matrimonio pero posteriormente se separó su marido de ella. Entonces se fue a vivir con una pariente suya que era católica y por ahí vino a conocer el cristianismo. A pesar de ser ya mayor se dedicó con gran esfuerzo a aprenderse la doctrina cristiana. Inteligente y comunicativa, no sólo ella se hizo cristiana sino que era feliz comunicando su fe a otros.

Vivía cristianamente y cuando tenía oportunidad recibía los sacramentos. Los demás católicos la consideraban una cristiana modelo. Arrestada el 16 de enero de 1838, pasó por varias cárceles y mostró siempre gran firmeza y serenidad. Al comparecer ante el juez, vio que estaban allí preparados los instrumentos de tortura. Se los señaló el juez pero ella señaló que nunca se separaría de Dios y que le tenía ofrecida su vida. Torturada y luego sentenciada a muerte, la ejecución se retrasó hasta el citado 20 de julio de 1839.

 Ana Kim Chang-Gum había nacido en Seúl en una familia católica el año 1789. Educada cristianamente, desde joven se adhirió de todo corazón a los principios del cristianismo. Tenía espléndidas dotes naturales de inteligencia y habilidad. Llegada a la edad nupcial contrajo matrimonio, pero su esposo murió al poco tiempo. Se dedicó entonces al cuidado de su madre, y tuvo el consuelo de que llegara un sacerdote y le administrara a la anciana el sacramento de los enfermos. Tuvo como vecino a San Juan Bautista Yi Kwang-nyol que estaba destinado por Dios a compartir el martirio con su cristiana vecina. Ambos se conocieron y se animaron a vivir cristianamente, y juntos pusieron un pequeño negocio del que sacaban su sustento. Ambos fueron arrestados el 8 de abril de 1839 con María Kwi-im. Interrogada Ana confesó abiertamente su fe y se negó a apostatar como enseguida se le exigió bajo amenazas. Posteriormente sería torturada, sometida a juicio y condenada a muerte.

Detenida en la cárcel, pasó hambre, sed, enfermedad y malos tratos hasta que llegó el día de su ejecución.

 Maria Won Kwi-Im había nacido en Yongmo Ri, Koyang Kun, provincia de Kyonggi, el año 1818. Muy niña perdió a su madre y estuvo algún tiempo con su padre, pero se la llevó su tía Lucía Won, que era cristiana y preparó a la niña para el bautismo, que recibió a los quince años de edad tomando el nombre de María. Se le ofreció un matrimonio pero ella decidió permanecer virgen y ofrecerse al Señor, por lo que vestía como las mujeres casadas. Cuando en la noche del 8 de abril de 1839 la policía rodeó la casa de su tía Lucía, intentó María huir pero se topó con un conocido que la entregó a la policía. Muy impactada por el arresto, se serenó luego y aceptó la voluntad de Dios, confesó la fe en el interrogatorio y se negó a apostatar. No lo consiguieron tampoco las torturas. Se mantuvo firme en el juicio y en los malos tratos de la cárcel hasta que fue decapitada en la fecha señalada.


 Juan Bautista Yi Kwang-Nÿol nació el año 1795 en Kwangju, provincia de Kyonggi, y era hermano del también mártir San Agustín Yi Kwang-hon. Pertenecía a una familia aristocrática.

Había oído ya hablar del cristianismo cuando su hermano Agustín, tras su conversión, le invitó expresamente a hacerse católico y él estuvo de acuerdo, pese a ser ya entonces una religión prohibida en el reino. Comenzó a vivir con intensidad su nueva fe. Se hizo cargo de su madre y vivió con ella cerca de la casa de Agustín. Su pobreza le impidió casarse. Los cristianos lo incluyeron varias veces en el grupo que fue a Pekín para pedir misioneros a Corea, y fue en uno de estos viajes cuando recibió el bautismo y tomó el nombre de Juan Bautista. Decidió entonces no contraer matrimonio nunca para estar libre al servicio de la Iglesia. Vivía con gran espíritu ascético.

La Iglesia utilizó sus servicios como catequista. Se incrementó la persecución y el 8 de abril de 1839 fue arrestado junto con su anciana madre. Presenció el interrogatorio y maltrato infligido a su hermano Agustín, arrestado también ese día, e invitado a apostatar se negó firmemente. Llevado a juicio y torturado, permaneció firme. Condenado a muerte, no se le ejecutó junto con su hermano porque una ley prohibía ejecutar a dos hermanos al mismo tiempo. Por ello fue dejado para otra fecha, que fue finalmente el 20 de julio de 1839.Todos estos santos fueron canonizados el 6 de mayo de 1984 por el papa Juan Pablo II en Seúl.
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San JOSÉ MARÍA DÍAZ SANJURJO. (1818-1857). 
Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, san José María Díaz Sanjurjo, obispo, de la Orden de Predicadores y mártir, que durante la persecución ordenada por el emperador Tu Duc fue condenado a muerte en odio a la fe cristiana. Nació en el lugarejo de Vigo de la parroquia de Santa Eulalia de Suegos (Lugo), en el seno de una familia de labradores modestos. Ingresó en el seminario de Lugo y después, del cierre gubernamental del seminario, estudió en la Universidad de Santiago de Compostela, donde realizó estudio de Teología y Leyes. Durante su época de universitario, en 1842, ingresó en los dominicos de Ocaña, donde tomó el hábito e hizo la profesión. Fue ordenado sacerdote en Cádiz en 1844, cuando fue destinado a las misiones de Filipinas. Antes de partir tuvo que vencer la hostilidad de su padre a que fuera sacerdote y misionero.

 Fue destinado a las misiones del Extremo Oriente, y, como primer destino, Manila. Completó sus estudios en la universidad de Manila, donde ejerció como profesor un año en la Universidad de Santo Tomás de esta ciudad. Llegó a Vietnam en 1845, donde desarrolló su misión en la que tanto había soñado, y obtuvo un gran fruto apostólico. En 1849, fue nombrado obispo coadjutor de san Jerónimo Hermosilla, obispo de Platea, y tres años más tarde quedó al frente del vicariato central, donde siguió con su excelente labor misionera. No tardó en recrudecerse la persecución. En 1856 fue encarcelado. Desde allí escribió: “Este pecador, prisionero del Señor, saluda y se despide de todos hasta la gloria. Este cepo y estas cadenas son regalados adornos llevados por Jesús.

Mi alma rebosa de alegría, esperando que mi sangre se derrame, y, unida con la de nuestro Redentor que vertió en el Calvario, purifique todas mis iniquidades”. Cargado de cadenas y una pesada canga, de donde pendía un rosario, fue conducido al lugar llamado de las “Siete Yugadas”, donde ya habían muerto cientos de cristianos. Allí fue atado a una estaca, y fue decapitado. El cadáver arrojado al río no pudo recuperarse. Sólo se pudo rescatar la cabeza que fue llevada al convento de Ocaña. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II junto con los 117 mártires de Vietnam.
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  Santos LEÓN IGNACIO MANGIN, PABLO DENN y MARÍA ZHOU WUZHI. M. 1900. Martirologio Romano: En la aldea de Zhoujiahe junto a la ciudad de Yingxian en la provincia de Hebei en China, martirio de los santos León Ignacio Mangin y Pablo Denn, sacerdotes de la Compañía de Jesús, que en la persecución de los bóxers, mientras animaban en la iglesia a los fieles, fueron ejecutados delante del altar por los enemigos que habían hecho irrupción en el lugar. Junto a ellos murió santa María Zhou Wuzhi, que, queriendo proteger con su propio cuerpo a san León ministro de la celebración, cayó herida de muerte. León Ignacio nació en Verny, Moselle, Francia en 1857. Hijo de un juez de paz. Estudió en los colegios de Metz y Amiens de los jesuitas. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1875 al Noviciado de Saint-Achevi-lez-Amiens en Somme. Terminó Filosofía en Lovaina, Bélgica y fue destinado a las misiones de la China, partiendo en 1882. Terminó de estudiar teología en Zhangjiaz, tras lo cual pasó al distrito de Gucheng como misionero y además se encargó allí de un pequeño colegio con 30 internos. Habiendo hecho su tercera probación en 1890, se le nombró administrador del area de Hejianfu, que constaba de 240 parroquias y 200.000 cristianos. Posteriormente, reconstruyó la residencia de Zhenzhao en 1895 y a fines de 1897 se le encargó la Misión de Jingzhou, donde bautizó 2.000 almas hasta 1899. Pablo Denn nació en Lille, Francia en 1847.

A la muerte de su padre tuvo que encargarse de su familia, entrando a trabajar a un banco a los 14 años. Ingresó a la Compañía de Jesús en Champagne, Francia en1872. Partió para la China en 1880. María Zhou Wuzhi, era la esposa de Esteban, el administrador de la comunidad cristiana de la misión de Tchou-Kai-Ho, dirigida por León Ignacio Mangin. Fue una magnífica esposa y colaboradora activa de la misión. Tchou-Kia-Ho se convirtió muy pronto en un asilo para 3.000 cristianos. El padre Mangín sabía que el norte de su distrito ya había sido atacado, pero no imaginaba que su ciudad no tardaría en serlo también. Los boxers aparecieron el 14 de julio, pero se los hizo retroceder. Los ataques que emprendieron durante los tres días siguientes, resultaron en otras tantas derrotas para ellos. Pero el 20 de julio, regresaron apoyados por las tropas regulares y, hacia las siete de la mañana, vencieron la defensa y entraron en la ciudad, en donde mataron a todos los transeúntes que encontraron al paso. Más de mil personas se habían refugiado en la iglesia; el padre Mangín y el padre Denn se colocaron ante el altar para dar valor y reconfortar a sus ovejas aterrorizadas. Los boxers llegaron, abrieron a empellones la puerta de la iglesia, pero no entraron, sino que, desde fuera vociferaron: «A todos los que salgan se les perdonará la vida». El padre Mangín, que no quería ver a su grey dispersada, alzó el crucifijo y habló a sus fieles: «Quedémonos aquí», les dijo, «¿qué importa si es ahora o después?

Tarde o temprano nos veremos todos en el cielo». El padre Denn avanzó entre los fieles mientras recitaba el Confiteor y después el acto de contrición. El padre Mangín dio a todos la absolución general. Los boxers impacientes por la tardanza, comenzaron a hacer disparos al aire. Después abrieron el fuego contra los cristianos que se hallaban en el interior de la iglesia. María Tchou-Ou-Cheu trató de defender con su cuerpo al padre Mangín y cayó herida. El padre Denn, alcanzado por las balas, se arrodilló ante el padre Mangín, para recibir la última absolución, segundos antes de que una descarga le abriese el pecho. Mientras tanto, los boxers habían prendido fuego al techo de esteras y cañas de la iglesia, por donde las llamas se extendieron rápidamente. La sotana del padre Mangín comenzaba a arder cuando una descarga lo hizo caer muerto al pie del altar. Al medio día, el techo de la iglesia se había desplomado sobre los cristianos ya muertos, y el fuego acabó de consumir sus cuerpos. A este grupo de mártires anónimos hay que añadir todos aquéllos a quienes los boxers encontraron en las calles, en las casas o en los alrededores. El proceso de beatificación enumera cincuenta y seis nombres de las personas sobre quienes algunos testigos pudieron transmitir detalles.
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  Beatas RITA DOLORES PUJALTE SÁNCHEZ y FRANCISCA ALDEA ARAUJO. M. 1936. Martirologio Romano: En Madrid en España, beatas Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte Sánchez y Francisca del Corazón de Jesús Aldea Araujo, vírgenes de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús y mártires, que, durante la persecución en el curso de la guerra civil, fueron arrestadas en la iglesia del colegio por los enemigos de la Iglesia y poco después fusiladas en la calle. Rita nació en Aspe, Alicante, en el seno de una familia acomodada. Sus años de niñez, adolescencia y juventud estuvieron marcados por una fuerte religiosidad, que la llevaron a comprometerse en la catequesis y obras de caridad. En 1888 ingresó en el Instituto de Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón. Muchos años de su vida transcurrieron desempeñando cargos de responsabilidad en la congregación: superiora local en los colegios de Santa Susana de Madrid (1891); de Fuensalida, Toledo (1894); maestra de novicias (1896); superiora general desde 1899 hasta 1928.

Por último, desempeñó el cargo de vicaria general. Era una persona de gran calidad humana y espiritual. De carácter dulce y firme a la vez. Su caridad destacó con las hermanas enfermas. Infundió confianza e impulsó respuestas generosas. No escatimó esfuerzos ante las necesidades educativas de su época, especialmente en las zonas humildes, mediante una formación integral, humana y cristiana alentando a las hermanas en esta tarea. Fue considerada como una verdadera madre, muy estimada y querida. El amor a Jesús en su pasión y su presencia eucarística, junto con una gran devoción a María, fueron la máxima atracción de su vida. Asumió el deterioro de su salud, diabética y casi ciega, y el sacrificio de su vida, que presentía seguro, convencida de que es Dios quién guía la historia según su designio amoroso y providente. Se había retirado al colegio de Santa Susana para pasar los últimos años de su vida, y allí le sorprendió la persecución religiosa. Junto con Francisca Aldea Araujo, fueron detenidas por se religiosas. Al salir del colegio, asaltado y tiroteado por los milicianos, llevaron por equipaje el amor y la confianza total en Jesús y el perdón generoso, por anticipado por sus agresores que las mataron.

 Francisca nació en Somolinos, Guadalajara, en el seno de una familia sencilla. Cuando era una niña se quedó huérfana y fue acogida en el colegio de Santa Susana de Madrid, dirigido por las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. Ingresó en el Instituto como religiosa en 1899. Fue su maestra de novicias Rita Dolores Pujalte, a la que después acompañará al martirio. Dedicó parte de su vida a la enseñanza y a las actividades apostólicas que acompañan a la vida colegial, en Madrid y en Quintana de Soba, Santander. Había obtenido el título de maestra en la Escuela Normal de Toledo. Años más tarde desempeñó otros cargos de responsabilidad en el Instituto; superiora local, consejera, secretaria y ecónoma generales. Era generosa y alegre, sencilla de corazón y alma delicada. Destacó por su amor al Corazón de Jesús y a María. Pese a manifestar su temor a una posible muerte, ante el rumbo que tomaban los acontecimientos, confió que Dios le diese fuerzas si le pedía el martirio. Con un “hasta el cielo” se despidió de las hermanas al salir del colegio, camino a la muerte. El colegio funcionaba como Curia General, y acogía, además de a las religiosas, a niñas pobres y huérfanas. Aunque la situación, en 1936, era extremadamente peligrosa, la comunidad optó por permanecer en el colegio para atender a las niñas.

La madre beata Rita Dolores había sido invitada reiteradamente a dejar el colegio y buscar un lugar seguro, pero rehusó siempre. La madre Francisca, movida por la caridad, se comprometió a no abandonarla, siendo consciente del riesgo que asumía. En 1936, el colegio fue asaltado y tiroteado. Las madres Rita Dolores y Francisca, en cuanto tuvieron noticias que la llegada de los milicianos era inminente, se dirigieron a la capilla para el martirio. Perdonaron a sus verdugos y se dispusieron a la muerte. En la portería, momentos antes de salir, recitaron el credo en presencia de los milicianos, que fingieron ayudarlas, diciéndolas que las iban a llevar a un piso cercano de una familia conocida. Allí rezaron el rosario, pero hacia el mediodía fueron conducidas violentamente al interior de una furgoneta. No opusieron resistencia y fueron fusiladas en la carretera de Barajas, cerca de Canillejas, en Madrid, y sus cadáveres fueron abandonados en la carretera. Fueron beatificadas por san Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
San Vulmaro de Boulogne-sur-Mer. M. 689. 
 Martirologio Romano: En la región de Boulogne, en la Galia, san Vulmaro, presbítero, que siendo humilde pastor con un gran interés por instruirse, adquirió una buena formación y fue ordenado sacerdote, viviendo como los antiguos padres del desierto y, más tarde, en Hautmont, del Hainaut, en los bosques de su patria, fundó dos monasterios: uno de monjes y otro de vírgenes. Nació en Boulogne (Picardía), se casó, pero tuvo que separarse por la fuerza de su mujer y se hizo hermano lego benedictino en Haumont en Hainaut. Fue encargado del ganado, del suministro de agua y leña de la abadía; más tarde fue ordenado sacerdote.

Vulmaro se distinguía por su eminente espíritu de oración y, con el permiso de sus superiores, se retiró durante varios años a una ermita de las cercanías de Monte Cassel. Después fue fundador y abad del monasterio de Samer (Boulogne) después llamado Saint-Vulmaire. Fundó también el convento femenino de Wierra-aux-Bois. El monarca inglés de los sajones occidentales, Caedwalla, pasó por la abadía el año 688, de camino a Roma para recibir el bautismo, e hizo cuantiosos donativos al santo para que llevase adelante la fundación. Dios glorificó con milagros a su siervo Vulmaro. Sus reliquias fueron trasladadas a Boulogne y de ahí a la abadía de San Pedro en Gante. El santo es popular en Países Bajos.

  San Pablo de Córdoba. M. 851. 
 Martirologio Romano: En Córdoba, ciudad de la región hispánica de Andalucía, san Pablo, diácono y mártir, que, aleccionado con el ejemplo y la palabra de san Sisenando, no temió echar en cara a príncipes y dignatarios sarracenos la falsedad de su culto, por lo que murió confesando a Cristo como verdadero Dios. Natural de Córdoba, pariente de san Eulogio de Córdoba.

Diácono en la iglesia de San Zoilo, se dedicaba a la asistencia de sus compañeros presos a causa de su fe. Era un joven sencillo, humilde, caritativo. Al conocer el martirio de san Sisenando, se sintió animado a presentarse a confesar su fe en Cristo. Así lo hizo y fue encarcelado y condenado a muerte. En la prisión halló a un sacerdote de Badajoz, llamado Tiberino, que estaba preso desde hacía 20 años acusado de un crimen, le pidió a Pablo, que intercediera por él ante Dios para que saliera de la cárcel. Pablo fue decapitado a las puertas del palacio y estuvo insepulto durante unos días, hasta que unos cristianos lo enterraron en la iglesia de San Zoilo. Pocos días más tarde el sacerdote pacense salía de la cárcel.

  Bernardo de Hildesheim. Beato. M. 1153.
 Martirologio Romano: En Hildesheim, ciudad de Sajonia, en Germania, beato Bernardo, obispo, que, pese a ser ciego, rigió su Iglesia durante veintitrés años. Preboste de la catedral de Hildesheim. Fue elelegido Obispo de la diócesis de Hildesheim en Sajonia, Alemania,en 1130 y la rigió durante 23 años. Gran erudito y amante de la fue, fue un optimo obispo y en el 1131, en el sínodo de Reims, propuso la canonización del obispo san Gotardo, su predecesor, de cuyo culto se hizo promotor construyendo la famosa iglesia de San Gotardo, uno de las joyas de la arquitectura gótico-románica. Al quedarse ciego, conservó igualmente la dirección de la diócesis hasta el 1153, año en el que dimitió a petición del legado pontificio. Murió poco tiempo después y fue sepultado en la iglesia de San Gotardo.

San Xi Guizi (Chi Zhuze). (1891-1900). 
 Martirologio Romano: En el lugar de Dechao, igualmente en Hebei, conmemoración de san Xi Guizi, mártir, que cuando aún no era más que catecúmeno, ante una multitud alborotada se confesó cristiano, siendo bautizado con la sangre que brotaba de sus heridas. Nació en Teit-Cho, en la provincia de Hebei en China, en el seno de una familia pagana. Se convirtió al cristianismo a pesar de la oposición de su familia.

Era catecúmeno y estudiaba el catecismo con gran interés a pesar de su escasa cultura, ya que era obrero manual. Cuando llegó la revolución de los bóxers, huyó, pero su padre le dijo que volviera a su casa, y obedeció. Pero los bóxers lo detuvieron y le llevaron a la pagoda para que adorara a los dioses, a lo que se negó alegando su fe cristiana. Fue enviado al suplicio, pasando por delante de su casa, y tuvo que soportar la indiferencia de los suyos que no hicieron nada para salvarlo; al pasar por delante de la capilla cristiana, hizo una señal de adoración. Antes de que empezaran a descuartizarlo, hizo la señal de la cruz y se sometió mansamente al suplicio. Tenía 18 años.

  Santa María Fu Guilin. (1863-1900). 
 Martirologio Romano: En el lugar de Daliucun, en Wuyi, en la misma provincia china, santa María Fu Guilin, maestra, que durante la misma persecución fue entregada a los enemigos del Evangelio, siendo decapitada mientras invocaba a nuestro Salvador Jesucristo. Nació en Celi, China. Era maestra en las escuelas católicas y catequista fervorosa. Cuando la persecución de los boxers se ocultó en una casa pagana durante la misma persecución y, delatada por la familia, fue llevada a las afueras del pueblo de Ta-Lin-Kiatsuen, ella invocaba al Señor, lo que irritó a los que la detenían y uno de ellos la hirió en la cabeza; cayó al suelo y allí la decapitaron. Tenía 37 años.

Santas Maria Zhao Gouzhi, Rosa Zhao y María Zhao. M. 1900. 
 Martirologio Romano: En el pueblo de Wuqiao Zhojia siempre en el Hebei, conmemoración de las santas María Zhao Guo y de sus hijas Rosa y María Zhao, que, en aquella persecución, se tiraron a un pozo para no ser violadas, pero descubiertas sufrieron el martirio.
María tenía 60 años, era viuda y tenía hijas: Rosa y María Zhao, a las que educó personalmente en el cristianismo. Llegados los bóxers, se escondieron en un pozo temiendo ser violadas, de donde las sacaron unos vecinos, cayendo en manos de los bóxers. Decapitaron a María y, esperando que las muchachas apostatasen, las ataron a dos árboles y las presionaron para que renegasen, pero se mantuvieron firmes en su fe. Fueron decapitadas en Fang-Ychaokia, China.

Lucas de San José (José Tristany Pujol). Beato. (1872-1936).
Nació en Su (Lérida). En 1891 profesó como carmelita descalzo. Estudió Filosofía en Ávila y Teología en Valencia. En 1899 fue ordenado sacerdote. Destacó como predicador y como escritor, especialmente por el comentario a las obras de santa Teresa de Jesús, “Mis Consolaciones”, y a las “Cautelas” de san Juan de la Cruz, “La santidad en el claustro”. Fue destinado a Tarragona y más tarde a Mazatlán y Morelia (Méjico). De 1908 a 1913 ejerció como Vicario Provincial de Cataluña, regresando de nuevo a América con el cargo de pro-vicario provincial y superior de la fundación de Tucson (Arizona). De 1921 a 1923 fue provincial y después Definidor General, residiendo en Roma hasta 1933. A su regreso a España fue elegido prior de Barcelona, y provincial en 1936.

En el Convento Carmelita de la Diagonal en Barcelona y allí le sorprendió la revolución el 20 de julio. Tras rendirse los militares, salió vestido de paisano por la puerta de la calle Lauria. Intentó cruzar la Diagonal, pero reconocido como fraile, fue abatido de un disparo en la esquina con la calle Rosellón.
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