Santoral del 1 de Agosto



INDICE


Alfonso María de Ligorio, Santo Fundador, Obispo y Doctor de la Iglesia
San Félix de Gerona
San ETHELWOLDO DE WINCHESTER
Beato EMERICO DE QUART
San PEDRO FABRO
Santos DOMINGO NGUYEN VAN HANH y BERNARDO VU VAN DUE
Beato GERARDO HIRSCHFELDER
Beata MARÍA ESTELA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO MARDOSEWICZ y diez compañeras
OTROS SANTOS DEL DÍA

Arcadio, Exuperio, Etelwoldo, Eusebio, Nati, Netario, obispos; Almeda, Bono, Fausto, Mauro, Cirilo, Aquila, Domiciano, Rufo, Menandro, Justino, Felipe y compañeros mártires; Rubén (Rubil).



SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO, Doctor de la Iglesia
No temáis a los que matan el cuerpo, y esto
hecho ya no pueden hacer más.
(Lucas, 12, 4).


Nació en Nápoles el año 1696; obtuvo el doctorado en ambos derechos, recibió la ordenación sacerdotal e instituyó la Congregación llamada del Santísimo Redentor. Para fomentar la vida cristiana en el pueblo, se dedicó a la predicación y a la publicación de diversas obras, sobre todo de teología moral, materia en la que es considerado un auténtico maestro. Fue elegido obispo de Sant’ Agata de’ Goti, pero algunos años después renunció a dicho cargo y murió entre los suyos, en Pagami, cerca de Nápoles, el año 1787.

Gran escritor
Sus últimos 12 años de vida se dedicó a escribir, aumentando así sus obras ascéticas y teológicas. Sus mas conocidos libros son: La Practica de amar a Jesucristo, la Preparación para la muerte, las Glorias de María.

La Teología Moralis fue una obra que influyó en la formación del clero hasta hace pocos años.
El santo murió 2 meses antes de cumplir 91 años, la noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1787.

El Papa Pío VI en 1796 decreta la introducción de la causa de beatificación de Alfonso María Ligorio. La beatificación se da en 1816
Fue canonizado en 1839.

En 1871 fue declarado Doctor de la Iglesia y propuesto como patrono de los confesores y de los teólogos de moral.

MEDITACIÓN SOBRE LAS CADENAS DE LOS PECADORES

I. Nuestro cuerpo es una prisión que mantiene cautiva a nuestra alma, y le impide emprender vuelo hacia el cielo. Los santos han conocido y deplorado esta cautividad: ¡tú la conoces y la amas! Los placeres, los honores, las riquezas son las cadenas que te sujetan al mundo y te retienen lejos de Dios. Señor, romped mis cadenas; son agradables en apariencia, pero crueles en realidad. Los bienes de este mundo tienen verdadera amargura, falsa dulzura; dolor cierto, placer incierto. (San Agustín).

II. El pecador duerme tranquilo en sus cadenas, como San Pedro; no conoce su cautiverio, no piensa en él. ama sus cadenas, porque son de oro y seda. Si consideras el estado de tu alma, verás que está encadenada por todos lados; con todo, duermes, descansas a tus anchas, nada haces por el cielo. Despierta, de una vez por todas, y te asombrarás como San Agustín del lastimoso estado a que te han reducido tus crímenes. Estaba encadenado y no aborrecía mis cadenas; tenía por dulce lo que es amargo y por amargo lo que es dulce.

II. El Ángel despertó a San Pedro y rompió sus cadenas: San Pedro siguió al Ángel y le obedeció. Para obrar tu conversión dos cosas son necesarias: el auxilio del cielo, a fin de despertarte del sueño en el que estás sumido y romper tus cadenas que te atan al pecado: y una obediencia pronta, para responder al llamado del Señor. Nada puedes hacer sin la gracia, y nada hace la gracia sin tu cooperación.
La huida del pecado
Orad por los cautivos.

ORACIÓN
Oh Dios, que después de haber roto las cadenas del Apóstol San Pedro, le habéis hecho salir de la prisión sano y salvo, romped, os lo suplicamos, las cadenas de nuestros pecados y alejad de nosotros por vuestra misericordia todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/agosto01-07alfonsomariadeligorio.mp3




San ALFONSO MARÍA DE LIGORIO. (1696-1787). Doctor de la Iglesia.
Martirologio Romano: Memoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera de Pagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades.

Nació en Marianella (Nápoles), en el seno de una antigua familia noble; su padre José de Liguori, fue capitán de una de las galeras reales napolitanas; su madre era Ana Catalina de Cavaliere. Fue un gran estudioso de todas las materias, sabía pintar y tocar el clavicémbalo. Se doctoró en Derecho civil y canónico con sólo diecisiete años. Fue un brillante abogado de Nápoles, hasta que un día defendiendo una causa por la herencia del feudo de Amatrice (entre el duque Orsini y Gravina y el gran duque de Toscana, un Medici) que él consideraba justa, un documento presentado en última hora, vino a demostrar la culpabilidad de su defendido. Se sintió tan consternado por la derrota que abandonó la audiencia gritando “¡Mundo, ahora te he conocido!”. Esta derrota le tuvo encerrado en su casa meditando sobre la justicia del hombre y la justicia de Dios. Según consta en sus notas diarias del 28 de agosto de 1723, cuando salió del Hospital de Incurables le rodeó una luz misteriosa, le pareció que el edificio se tambaleaba y oyó una voz interior que le decía: “¡Deja el mundo y entrégate a Mi!”. Se dirigió a la iglesia de la Redención de Cautivos y colgó su daga a los pies de la Virgen de la Merced y decidió dedicar su elocuencia a Dios.

Alfonso, fue ordenado sacerdote a los treinta años (1726). Se dedicó a la evangelizar a los pobres de Nápoles, y así fundó durante toda su vida 75 “capillas del atardecer” dando con ello un gran protagonismo a los seglares del pueblo pobre. Se dedicó primeramente a la formación de los misioneros que partían para China en un seminario fundado en Nápoles, prodigándose también en favor de los enfermos en la epidemia que atacó a Nápoles en 1729 y predicando las misiones a los pobres de la ciudad. Pero el obispo de Castellmare de Stabia, Tomás Falcoia, lo invitó a predicar las misiones a los pobres abandonados de la campiña; y una religiosa de un convento (María Celeste Crostarosa) le reveló los designios de Dios acerca de él para la fundación de un nuevo instituto. En estas misiones entre las clases populares de Nápoles y sus alrededores, sobre todo en las comarcas de Amalfi y Scala, Alfonso descubrió su verdadera misión: decidió fundar una congregación que enseñase el mensaje evangélico a aquellas gentes, ignorantes, supersticiosas y abandonadas por el clero, la nobleza y la corte; soñó en misioneros que llevasen la luz de la fe y la caridad a las clases más desfavorecidas por la sociedad.

Nació así en 1732, el Instituto del Santísimo Redentor (Redentoristas). La nueva fundación encontró inmediatamente dificultades por la defección de algunos miembros; por las críticas que desde el púlpito le hacían algunos sacerdotes, acusándolo de ambicioso, pero... Alfonso, siguió adelante. Elegido rector mayor del Instituto en 1743, solicitó el reconocimiento oficial al rey de Nápoles, cuyo ministro (B. Tanucci) rechazó la aprobación del decreto, mientras el papa Benedicto XIV la aprobó en 1749. El nuevo Instituto se propagó más allá de las fronteras italianas merced a los esfuerzos de san Clemente María Hofbauer. También se difundió, sobre todo fuera de Italia, la compañía contemplativa de las redentoristas dedicadas a que el culto eucarístico fuese celebrado con honor. En este periodo hay que destacar uno de los episodios más dolorosos de la vida de Alfonso: después de que el ministro Tanucci (en nombre del rey Carlos III) se negara a reconocer su fundación, él, pese a contar con la protección del nuevo rey Fernando IV para obtener su aprobación, sufrió el fraude de una sustitución de los votos por un simple juramento y de subordinación de los religiosos a la jurisdicción de los obispos (cláusulas insertas en el texto del reglamento sometido a la firma del rey, que lo aprobó tal como estaba). No obstante su grito de queja: "Me han engañado", su Instituto se dividió en dos ramas, porque la parte que estaba bajo los Estados pontificios se desgajó de los napolitanos, al ver que sus estatutos eran diferentes a los aprobados por el Pontífice Pío VI; de este modo nuestro santo fue excluido de la familia que había fundado, acusándole de traición.

Esta prueba, Alfonso la afrontó con gran confianza en Dios y predijo la unidad del Instituto que ocurrió 36 años más tarde, cuando consiguió que el rey de Nápoles aprobara las constituciones tal y como las había aprobado el Pontífice.

Después de trece años de dedicación a su fundación, para formar a los misioneros y mantener los resultados de las misiones para los fieles, cuando contaba 66 años el papa Clemente XII le obligó a aceptar la sede episcopal de Sant'Agata dei Goti (Benevento) (1762-1775). En este cargo se prodigó en un apostolado extraordinario. Trece años más tarde renunció (fue exonerado del cargo por el papa Pío VI) y volvió con los suyos donde vivirá hasta los 91 años. Al final de su vida fue probado en el terreno donde era maestro: la tentación, el miedo a condenarse, la valoración malsana de las propias culpas. Años terribles de aridez y tinieblas espirituales, en las que su vocación personal le mantuvo unido al timón de la fe y la esperanza, practicando con todos una exquisita caridad, a pesar del tormento espiritual en el que vivía. Estaba completamente ciego, casi completamente sordo y con la cabeza clavado sobre el pecho a causa de un fortísimo reumatismo, vivió así doce años dedicado a escribir a sus misioneros, exhortaciones a los sacerdotes y una serie de libros en los que fue un gran moralista y por ello es Doctor de la Iglesia. Escribió: “Theologia moralis”. “Visitas al santísimo sacramento”. “Las glorias de María”. “El gran medio de la oración”. “La práctica de amar a Jesucristo” (se explayará en el tema de que todos estamos llamados a la santidad); “Reflexiones útiles a los obispos” y “Carta a un obispo recién nombrado”. Murió en Nocera dei Pagani (Campania-Italia), había dejado escrito que en toda su vida jamás había cometido un pecado mortal.

Pío VI, el Pontífice que por error le había condenado, decretó en 1796 la introducción de la causa de beatificación de Alfonso María de Ligorio. La beatificación tuvo lugar en 1816 por Pío VII y la canonización en 1839 por Gregorio XVI. San Alfonso fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1871. Patrón de Nápoles. MEMORIA OBLIGATORIA.
INDICE


San FÉLIX DE GERONA. M. c. 304.
Martirologio Romano: En Gerona, en la Hispania Tarraconense, san Félix, mártir, en la persecución bajo el emperador Diocleciano.

Diácono. La leyenda dice que era natural de Mauritania. Dejó a su amigo san Cucufate en Barcelona, desembarcó en Gerona para predicar el cristianismo y estudiar las artes liberales, pero la cruel persecución de los cristianos le obligo a defender su causa. Mártirizado con un peine de puntas aceradas que lo desgarraron, durante la persecución de Diocleciano, por el prefecto Daciano.

Según José Ros y Raguer (“El Testigo Fiel”): “Parece claro que San Félix no perteneció a la clerecía, ni desempeñó algún ministerio sagrado. Era un simple seglar que se convirtió en misionero. Su fervor era tan grande, que no dudó en abandonar su tierra natal, su familia y sus riquezas, para testimoniar su fe en Cristo, para ayudar a nuestros antepasados en la fe a permanecer fieles ante la persecución, incluso hasta entregar su vida y ser con ello simiente de nuevos cristianos. Pronto la fama de su martirio se extiende por toda la cristiandad, y cien años después el primer gran poeta cristiano, Prudencio, en su “Peristephanon”, el libro de los mártires, le citará diciendo: “La pequeña Gerona, rica en cuerpos santos,/ mostrará los venerables restos de San Félix.”
INDICE


San ETHELWOLDO DE WINCHESTER. (c.912/25 - 984).
Martirologio Romano: En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Ethelwoldo, obispo. Compuso la famosa Concordia Regular, para restablecer la disciplina monástica que había aprendido de san Dunstano.

Nació en Winchester en el seno de una noble familia. Creció en la corte del rey Athelstan. Realizó sus estudios bajo la supervisión de san Elfego “el Viejo” de Winchester, que era pariente suyo, y quien fue también quien lo ordenó. Junto a él fue ordenado san Dunstano de Canterbury, canónigo benedictino de la abadía Glastonbury y quien sería el reformador de la Regla.
En el 943, ingresó en los benedictinos de Glastonbury durante el abadiato de san Dunstano. En el 955, fue elegido abad de Abingdong y en el 963, obispo de de Winchester. Junto con Dunstano y san Oswaldo de York organizó el renacimiento monástico de aquel siglo: fundó y reformó abadías (Newminster, Milton, Abbas, Chertsey, Peterborough, Thorney, Ely y otras) y fue verdaderamente digno del título de "padre de los monjes". Erudito, profesor, prelado, y consejero real. Fue también un hábil artesano (en su tiempo floreció la escuela de miniaturismo de Winchester. Fue él quien hizo iluminar el famoso “Bendicionario”, obra maestra de la la miniatura anglosajona), y también en el campo de la música y de la liturgia. Fue autor de la “Regularis Concordia” que regularizó la observancia monástica en Inglaterra. Está sepultado en la catedral de Winchester.
INDICE


Beato EMERICO DE QUART. M. 1313.
Martirologio Romano: En Aosta, en los Alpes Graios, beato Emerico de Quart, obispo, admirable por su austeridad de vida y por su celo en la salvación de las almas.

Nació en el castillo de Quart, hijo del noble Giacomo II; cuando era joven, deseoso de estudiar Teología, fue enviado a la universidad, quizás a Turín, donde consiguió el doctorado. Al finalizar sus estudios, regresó al castillo de Quart; como no se sintiera atraído por la vanidad del mundo, se retiró a un lugar, hoy llamado Valsainte, para llevar una vida solitaria, dedicado a la contemplación y a la oración; en este lugar después surgió un oratorio que recuerda las penitencias de Emerico y es meta de peregrinaciones.

No está claro si después de su período eremítico, ingresó entre los Canónigos de San Urso, o fue subdiácono del Capítulo de la catedral, de todas maneras se dedicó totalmente a la salvación de las almas, suscitando admiración general, hasta tal punto que al morir el obispo Nicola I Bersatori, 1301, los dos Capítulos lo eligieron como su sucesor.

Fue consagrado Obispo de Aosta al final de 1301, en Biella, por el obispo de Vercelli Aimone di Challant; su trabajo fue extenso, nombró buenos maestros de escuela, admitió en el sacerdocio solamente a los clérigos dignos y probados, aplicó la ley de la residencia, entregó sus ganancias a los pobres, quedándose solamente lo necesario para vivir, ayudó a las iglesias de la diócesis. Emerico demustro una sabia firmeza en la defensa de los derechos y deberes temporales, que su cargo imponía; tenía un espíritu fuerte y brillante, de carácter dócil, inflexible ante el mal, era tan amable que conquistaba a todos.
En el campo espiritual, visitó la diócesis, convocó el Sínodo diocesano del 1307, revitalizó la religión, construyó numerosas iglesias, instituyó en el 1311 el “festum comceptionis Virginis Mariae”; escribió el precioso “Liber censuum” en el 1305, que es una fiel descripción y sorprendeten de las costumbres feudales del Valle de Aosta, utilísimo para los historiadores del Medioevo. Su episcopado duró hasta 1313; murió un 1 de Septiembre de este año y fue sepultado en la catedral.
Los obispos de Aosta siempre aprobaron el culto del beato Emerico; pero sólo el 14 de julio de 1881, con decreto del papa León XIII, después de un regular proceso canónico, el culto y el título de beato fue confirmado oficialmente.
INDICE


San PEDRO FABRO. (1506-1546).
Martirologio Romano: En Roma, san Pedro Favre, presbítero. Fue el primero entre los miembros de la Compañía de Jesús que mantuvo duros trabajos en distintas regiones de Europa. Murió en la ciudad de Roma, mientras se dirigía al Concilio Ecuménico de Trento.

Pedro Le Févre nació en Villaret (Saboya), en el seno de una familia de montañeses. Desde muy joven hizo voto de castidad. En 1525 estudiaba Filosofía en el Colegio de Santa Bárbara de París cuando se encontró como compañero de habitación a san Francisco Javier. Ambos amigos cayeron en 1529 bajo la influencia de san Ignacio de Loyola, que haría un gran bien en el alma de Pedro al librarlo de sus crisis de escrúpulos morales.
Obtenida la licenciatura en Artes y después de pasar una temporada en su casa, volvió a París en 1534 donde hizo los “Ejercicios Espirituales” con san Ignacio. Al terminarlos decidió hacerse sacerdote, y fue ordenado en 1534, y fue el primer sacerdote del grupo.

Con san Ignacio y los otros compañeros hizo el voto en Montmatre de marchar a Jerusalén, y de no poder hacerlo, ponerse a la entera disposición del Papa. Con ellos fue a Venecia y al no poder partir para Jerusalén, por la guerra entre Venecia y Turquía, marcharon a Roma, poniéndose a las órdenes de Paulo III que le mandó enseñar teología en la Sapienza. Después de la aprobación oficial de la Compañía de Jesús, hizo los votos religiosos; en 1540 trabajó en Parma, Worms, Spira y Maguncia, especialmente en Colonia, en los coloquios con los protestantes; en Colonia formó una comunidad de jesuitas a cuyo frente puso a san Pedro Canisio. Fue un gran predicador de ejercicios espirituales que dieron gran fruto; tenía modales que cautivaban y estaba dotado de una gran habilidad y energía.

Marchó a Portugal, donde consiguió por medio de la esposa de Felipe II, la princesa María, la entrada de la Compañía en España, abriendo los colegios de Alcalá y Valladolid. Fue un teólogo excepcional y se conocen algunos de sus escritos como su “Memorial”, o diario espiritual. Murió en Roma cuando marchaba para el concilio de Trento. Murió en Roma cuando marchaba para el concilio de Trento. El culto de san Pedro Favre fue confirmado en 1872, pero el papa Francisco, el 17 de diciembre 2013, extendió ese culto a la iglesia universal, y por tanto lo inscribió como santo.
INDICE


Santos DOMINGO NGUYEN VAN HANH y BERNARDO VU VAN DUE. M. 1838.
Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh en Tonkin, hoy Vietnam, santos Domingo Nguyen Van Hanh, de la Orden de Predicadores, y Bernardo Vu Van Due, sacerdotes y mártires, decapitados por Cristo bajo el emperador Minh Mang.

Domingo, llamado también Dieu o Dien, nació en 1771 en el seno de una familia piadosa vietnamita de Nanga, se preparó para ingresar en los dominicos bajo la dirección del obispo fray san Jerónimo Hermosilla y profesó en 1826. Cuando arreció la persecución, se ocultó por algún tiempo; pero fue delatado al mandarín y hecho prisionero. En dos ocasiones fue inducido a pisar el crucifijo y la imagen de María, a lo que se negó y las besó. Recibió 12 azotes. El juez mandó que lo encarcelaran cargando con la canga, sujeto los pies con gruesas cadenas y que no le diesen de comer, hasta nueva orden. Al fin, viendo su firme y decidida voluntad de permanecer fiel a su fe lo condenaron a muerte junto con Bernardo Vu Van Due. Fue decapitado.

Bernardo nació en 1755 en Quan-Anh (Vietnam), en el seno de una familia ya cristiana. Cuando supo que había llegado san Clemente Ignacio Delgado, vicario apostólico, le rogó que le preparase para el sacerdocio. Trabajo muchos años como buen sacerdote. En 1838, cuando comenzó la persecución contra los cristianos, tenía 80 años y estaba sordo y ciego y apenas podía moverse por sí mismo, y vivía retirado en la población de Trung-Lé.

Cuando llegaron los soldados, destruyeron la misión, buscaron a los misioneros, y los cristianos intentaron salvar la vida de Bernardo, escondiéndolo en sus casas, pero cuando éste supo que habían detenido al vicario apostólico, no dejó de gritar que él también era cristiano y que quería conocer la misma suerte que su vicario. Fue detenido y llevado a Nam-Dinh. Intentaron vencer su resistencia, pero no consiguieron hacerle apostatar. Fue condenado a muerte a pesar de que la ley del país prohibía la ejecución de los ancianos. Fue decapitado junto con Domingo Nguyen Van Hanh.
INDICE


Beato GERARDO HIRSCHFELDER. (1907-1942).
Martirologio Romano: En Dachau, Alemania, beato Gerardo Hirschfelder, presbítero del vicariato de Glatz, mártir en el campo de concentración, muerto por un régimen contrario a la dignidad humana.

Nació en Glatz, condado de Glatz, en Silesia. Su madre se llamaba María Hirschfelder. Estudió en el Liceo humanístico de Glatz, y aprobó allí su examen de bachiller en 1926. Por ser hijo natural, su camino al sacerdocio estuvo lleno de dificultades (el antiguo código de derecho canónico no lo permitía), necesitó una autorización especial para estudiar Teología y una dispensa para las órdenes mayores, que recibió con retraso, por lo que no pudo ser ordenado junto con sus compañeros de curso. En 1932 fue ordenado sacerdote en la gran catedral de Breslau. Desde 1932 hasta 1939 fue capellán en Grenzeck (Tscherbeney), y desde ese año hasta el 1º de agosto de 1941, capellán mayor en Habelschwerdt y responsable de la pastoral juvenil de la diócesis.

Muy pronto la Gestapo comenzó a vigilar su exitoso trabajo con la juventud. En sus homilías, denunció con valentía los excesos y la violencia de aquel período. La Gestapo reaccionó a todo ello arrestándolo en 1941, cuando participaba en una reunión con jóvenes. Durante los más de cuatro meses que permaneció en la cárcel en Glatz, escribió un impresionante Vía Crucis y algunas reflexiones sobre el sacerdocio, el matrimonio y la familia: un fiel se ocupó de hacer cien copias inmediatamente después de su muerte y de hacerlas circular.
A mediados de diciembre fue transportado a Dachau. Pasó la Nochebuena en una cárcel de Viena. Habló con otros prisioneros sobre el misterio de la Navidad. Después de su ingreso en el campo de concentración estuvo en el bloque de entrada (bloque 9, habitación 3). Luego en el bloque de los sacerdotes polacos (Nº 30) al principio, y luego en el bloque 26/3. En el verano de 1942 fue destinado a trabajar en la gigantesca plantación.

Un sacerdote que estuvo prisionero con él, el P. Engelbert Rehling OMI, cuenta: "El P. Hirschfelder vivió junto conmigo en el bloque 26/3. En su ambiente él daba una impresión sumamente humilde, casi tímida, practicó una noble discreción y a la vez estaba siempre dispuesto a hacer un favor a los demás. Lo conocí un poco más de cerca por medio del P. Fischer. Me puso en contacto con él y así conversamos sobre Schoenstatt. El P. Hirschfelder se interesó por la comunidad y conoció y amó a la Madre tres veces Admirable".
Dos días después de su baja por enfermedad (una grave neumonía), ingresó en la comisaría (24-7-42) donde moriría por hambre y de neumonía. Sus cenizas están enterradas en la ciudad polaca de Czermna (Tscherbeney), en la Baja Silesia, donde el padre Hirschfelder había trabajado como capellán. Beatificado por SS Benedicto XVI el 19 de septiembre de 2010.
INDICE


Beata MARÍA ESTELA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO MARDOSEWICZ y diez compañeras. (1888-1943).
Martirologio Romano: En el bosque junto a la ciudad de Nowogródek en Polonia, beatas María Estela del Santísimo Sacramento (Adelaida) Mardosewicz y diez compañeras de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, vírgenes y mártires, que, en los tiempos funestos de la guerra, alcanzaron la gloria celeste fusiladas por los enemigos de la religión.

Adelaida Mardosewicz nació en la aldea de Ciasnówska, distrito de Nieoewiez (actual Bielorusia, diócesis de Minsk-Mohylew). Abrazó la vida religiosa en la Congregación de la Sagrada Familia de Nazaret en 1910. Maestra de profesión, trabajaba como responble del convento, ecónoma y sacristana. Llegó a Nowogródek en 1936. Durante la II Guerra Mundial hacía las veces de superiora de este convento. Se distinguía por su bondad, grandeza de ánimo y la caridad hacia el prójimo. En el recuerdo se conserva su imagen de persona inmersa en la oración, llena de una fe profunda y extremadamente sensible a las desgracias ajenas.

A pesar de que en la política nazi uno hubo una persecución directa contra la Iglesia Católica y las otras Confesiones religiosas, esto no evitó el asesinato de diversos componentes del clero y de religiosos de los Estados ocupados. En Polonia, en particular, el clero entró en el programa de sumisión del pueblo polaco de parte del III Reich, sobre todo porque era considerado particularmente peligroso, en cuanto constituía la clase dirigente de la nación y tenía gran carisma entre el pueblo.

La misma consideración era para Bielorusia, en la "clase dirigente" que tenían que eliminar, comprendían los sacerdotes y las religiosas. Después de haber restringido la economía, el culto, y toda actividad pastoral y espiritual, se pasó a la eliminación física de los mismos, con la escusa de que muchas veces había habido contacto con familiares de personas detenidas o fusiladas, y de haber ayudado a prisioneros rusos, judíos o partisanos.
En la región de Nowògròdek, objeto de estas consideraciones, entre 1942 y 1943, fueron asesinados 60 sacerdotes y religiosas, ninguno fue llevado a los campos de concentración, se prefería fusilarlos en el mismo lugar o gasearlos, en algunos casos las víctimas fueron quemadas vivas.
Las once religiosas de la Congregación de la Sagrada Familia de Nazareth, formaban parte del convento de Nowògròdek, y cuando la Gestapo, hacia la mitad de julio de 1943, arrestó a cerca de 120 habitantes de la zona, ellas se declararon prontas a dar su vida a cambio de aquellos que tenían familia, así el 31 de julio por la tarde, fueron convocadas ante el comisario.

Fueron solas, confiadas de que no habían hecho mal alguno, al máximo podían ser deportadas a Alemania a trabajos forzados, pero pronto se desilusionaron, porque la Gestapo, dijo que había una actitud agresiva y las hizo subir en un camión para fusilarlas a 3 km de distancia; pero la presencia de campesinos que se retiraban de los campos, hizo que la ocasión fuera desfavorable, y fueran llevadas de nuevo a comisaría y recluídas en la cantina (no en la prisión, quizás para esconder el acto criminal).
Las once religiosas pasaron la noche en oración y a la mañana siguiente, el 1º de agosto de 1943, los soldados las encontraron inmersas en una profunda paz. Las llevaron a 5m de Nowògròdek, y furon fusiladas con sus hábitos y con un joven bieloruso testigo del crimen.
La población local les atribuyó una veneración inmediata y se han obtenido muchas gracias por su intercesión.

Las religiosas eran: María Estela del Santísimo Sacramento Mardosewicz, que era la superiora de la casa. María Imelda de Jesús de la Hostia (Jadwiga Karolina Zak). María Raimunda de Jesús y María (Anna Kukolowicz). María Daniela de Jesús y María Inmaculada (Eleonora Aniela Jòzwik). María Canuta de Jesús en el Jardín de Getsemani (Jozeka Chrobot). María Sergia de Nuestra Señora de los Dolores (Julia Rapiej). María Gwidona de la Misericordia Divina (Helena Cierpka). María Felícitas (Paulina Borowik). María Heliodora (Leokadia Matuszewska). María Kanizja (Eugenia Mackiewicz) y María Borromea (Weronika Narmontowiz).
INDICE


OTROS SANTOS DEL DÍA:

Santos Mártires macabeos. M. c. 168 a C. (Antiguo Testamento).
Martirologio Romano: Conmemoración de la pasión de los siete santos hermanos, que en Antioquía en Siria, durante el reinado de Antíoco Epifanes, por observar con invencible fe la ley del Señor fueron ejecutados cruelmente junto a su madre, la cual padeció por cada uno de sus hijos, pero, como se narra en el segundo Libro de los Macabeos, con todos consiguió la victoria eterna. Junto a ellos se celebra la memoria de san Eleazar, uno de los escribas más amados, hombre de avanzada edad, que en la misma persecución rechazó comer, para sobrevivir, carne prohibida, prefiriendo la muerte gloriosa a una vida ignominiosa, y precedio por esto de buen grado a los otros en el suplicio, dejando un admirable ejemplo de virtud.

Son los únicos santos del Antiguo Testamento venerados por la iglesia occidental. Los más importantes eran: un escriba de 90 años de nombre Eleazar y una mujer con sus siete hijos (2Mac 6 y 7); eran todos judíos, nacidos probablemente en Antioquía, donde fueron martirizados durante el reinado de Antíoco IV Epifanes por haberse negado a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley judía. En este relato, se habla de la resurrección de los muertos, después de una vida virtuosa y conforme a los designios de Dios. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.

San Bono. s. III.
Era presbítero y fue martirizado en Roma, durante el gobierno de Valeriano, junto con Fausto, Mauro y nueve compañeros.





San Secundino. M. 315.
Martirologio Romano: En la vía Prenestina, a treinta miliarios de Roma, san Secundino, mártir.
Por la localidad, Palestrina, y la festividad, en la diócesis de Palestrina el 3 de agosto, es posible que este Secundino sea el presunto primer obispo de Palestrina, que murió mártir en el 315, al finalizar los últimos estertores de la persecución de Diocleciano y Maximiano.





San Exuperio de Bayeux. s. IV.
Martirologio Romano: En Bayeux, en la Galia Lugdunense, san Exuperio, al que se venera como primer obispo de esa ciudad.
Primer obispo de Bayeux, y la tradición, para hacer de Bayeux sede apostólica, afirma que fue discípulo de san Pedro, pero esto no fue así. Suele estar asociado a san Lupo. Muy venerado en la baja Normandía.





San León de Montefeltro. s. IV.
En el 257 dos cristianos de nombre León y san Marino de Rímini, provenientes de la isla de Arbe en Dalmacia, llegaron a Rímini atraídos por la oportunidad de trabajar como zapateros. Además de su trabajo se pusieron a evangelizar a la población riminese. Para huir de la persecución del emperador Diocleciano, se refugiaron en la cima del monte Titano.

Después de tres años, León con un grupo de compañeros, se marchó hasta las faldas del monte Feliciano donde construyó una pequeña celda y una capilla donde, en secreto, se reunían los cristianos. Su trabajo misionero le llevó a ser pastor de la futura diócesis de Montefeltro, de la cual, por tradición, está considerado el primer obispo, aunque la institución oficial de la diócesis fue algunos siglos después. Después de su muerte, su cuerpo fue depuesto en un sarcófago de piedra del que se conserva la tapa que lo cerraba.

San Severo de Aquitania. M. c. 500.
Martirologio Romano: En Aquitania, san Severo, presbítero, que empleó sus bienes en la fundación de iglesias y en el servicio a los pobres.
Presbítero de noble familia, célebre por su caridad en el pueblo de Saint-Sever en el Pirineo francés, donde fundó iglesias y ayudo a los pobres. Parece que fue decapitado por los vándalos.





Santos Friardo y Secundino. M. c. 577.
Martirologio Romano: En la isla de Besné junto a Nantes en Francia, santos Friardo y Secundino diácono, eremitas.
Friardo fue un piadoso campesino que veía en la naturaleza la obra de Dios. Más tarde fue ermitaño en la isla de Vindomitte o Vinduneta (Nantes); junto a él se nombra a Secundino diácono, compañero fiel de su vida solitaria; pronto la fama de santidad de ambos recorrió la región y todos los reclamaban para que los árboles dieran sus frutos, si antes se habían secado. La leyenda relata muchos milagros, tentaciones diabólicas y otras manifestaciones propias de la espiritualidad del medioevo.

San Jonato. M. c. 690.
Martirologio Romano: En Marchiennes, en la Galia Bélgica, san Jonato, abad, discípulo de san Amando.
Entre el 625 y el 730 fueron fundados 20 monasterios en la diócesis de Arrás y en las zonas francesas de las diócesis de Therouanne, Tournai y Cambrai.

Según se relata san Adalbaldo, conde de Douai, marido de santa Gertrudis de Hamay, fundó un monasterio de varones por consejo de san Amando. Estos monjes se regían por la regla de san Columbano. Jonato monje de Elnone durante el abadiato de san Amando; fue abad de Marchiennes (643-652) y de Elnone (652-659). Los hagiógrafos de la época especifican que el primer abad de Marchiennes fue Jonato, nombrado por san Amando y que luego fundó, en el mismo monasterio, una parte para mujeres y allí dio el velo a santa Rictrudis y recibió a su nieto san Adalbaldo.

San Rodolfo de Vallombrosa. Beato. M. 1076.
Discípulo de san Juan Gualberto. Monje en la abadía de Vallombrosa, fue durante mucho tiempo hermano portero o de recepción de forasteros. La exactitud con la resolvió su misión, además de la predilección que por él tenía san Juan, fue enviado como abad al monasterio de San Pietro de Moscheta.

Fue elegido por el fundador como su sucesor en la abadía de Vallombrosa por sus cualidades y por su presencia de ánimo ante los acontecimientos que caracterizaron el establecimiento de la Congregación vallumbrosiana; así lo dijo en su carta san Juan a todos sus monjes antes de morir. La elección de su “Rodingo”, como lo llamaba, significaba continuidad. Fue padre celoso y caritativo hacia los demás y murió en Vallumbrosa. Se le recuerda en la “Vida Anónima de San Juan Gualberto”.

San Orlando de Vallombrosa. M. 1212.
Era de origen inglés, dejó su patria para no aceptar los honores que le ofrecían y que creía no merecer. Atravesó Francia y se escondió en los montes de la diócesis de Belley, y estuvo durante mucho tiempo ignorado. Cuando después le fueron reconocidas sus virtudes, fue abad de un nuevo monasterio vallumbrosano hasta su muerte. Su memoria litúrgica colectiva se celebra el 1 de agosto, mientras el Martirologio de la Orden benedictina la celebra el 20 de mayo.





Juan Bufalari de Rieti. Beato. M. c. 1350.
Martirologio Romano: En Rieti, de la Sabina, beato Juan Bufalari, religioso de la Orden de los Eremitas de San Agustín, joven humilde y amable, y siempre solícito para con su prójimo.
Nació en Castel Porziano de la la Umbría, en la familia de los Bufalari. Entró muy joven en los Eremitas de San Agustín en Rieti. Tuvo una hermana: beata Lucía de Rieti. Vivía consagrado al servicio de sus prójimos, especialmente de los enfermos y forasteros.

Pasaba largas horas en contemplación, especialmente durante la Misa, aunque él nunca fue ordenado sacerdote. Se extasiaba ante la maravilla de la creación. Poseía un don de lágrimas extraordinario y lloraba no sólo por sus pecados, sino también por los de los otros. Decía: "¡Imposible dejar de llorar! Los árboles y las plantas germinan, crecen, dan fruto y mueren sin apartarse un punto de las leyes que les ha fijado el Creador. En cambio los hombres, a quienes Dios ha dado inteligencia y prometido un premio eterno, se oponen continuamente a su voluntad". Su santa vida y los milagros obrados en su tumba, dieron origen al culto popular, que fue confirmado oficialmente por SS Gregorio XVI en 1832.

Tomás Welburne. Beato. M. 1605.
Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beato Tomás Welbourne, mártir. Era maestro de escuela y, en el reinado de Jacobo I, fue condenado a muerte por haber aconsejado seguir al Romano Pontífice. Colgado del patíbulo, murió configurado con Cristo, Supremo Maestro.
Nació en Hutton Bushel en Yorkshire; era maestro de escuela, y aprovechó su profesión para atraer al catolicismo a padres y a alumnos; estaba al servicio de Tomás Darcy, caballero de Hornby, cuyos sentimientos católicos eran bien conocidos.

Acusado de atraer a otras personas al catolicismo, fue arrestado y juzgado en York, gn el juicio se negó a responder sobre lo que haría si el Papa hiciese la guerra o excomulgase al rey. Se ha dicho que pudo ser jesuita, pero nada lo indica. Condenado como reo de alta traición, fue ajusticiado en York el 1 de agosto de 1605. Beatificado el 15 de diciembre de 1929 por el papa Pío XI.

Bienvenido de Miguel Arahal. Beato. (1887-1936).
Martirologio Romano: En Madrid, en España, beato Bienvenido (José) de Miguel Arahal, Presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que, en el furor de la persecución contra la fe, derramó su sangre por Cristo.

José nació en Dos Hermanas (Sevilla), hijo de Miguel y María. Ingresa en la Comunidad amigoniana y en 1905 hace sus votos tomando el nombre de Bienvenido María. Ordenado sacerdote en 1920. Superior, maestro de novicios, consejero general, vicario general y de 1927 a 1932 superior general, y como tal impulsa la promoción vocacional y la apertura de la obra en latinoamérica. Sus devociones son Jesús Sacramentado, la Virgen de los Dolores, el Sgdo. Corazón de Jesús y San Francisco. Recto y fuerte, exigente consigo mismo y con los demás, tenaz en sus propósitos, amante de la Congregación y de su obra de reeducación de menores, promotor de las vocaciones religiosas y sacerdotales.
Al estallar la persecución, es el último en abandonar la Escuela de Santa Rita, asaltada por los milicianos, quienes el 31 de julio lo obligan a retirar del Banco todos los fondos de la Escuela, se los arrebatan violentamente y luego lo asesinan en la Pradera de San Isidro en Madrid. Fue martirizado bárbaramente, abierto en canal y expuesto su cuerpo al público.

Nicolás de la Torre Merino. Beato. (1892-1936).
Nació en Béjar, Salamanca. En 1905 entró interno como aprendiz de zapatero en la casa salesiana de Sarriá, en Barcelona. El buen ambiente de la casa suscitó en él un vivo deseo de hacerse salesiano. Hizo el noviciado en la misma casa de Sarriá, donde también profesó como salesiano coadjutor en 1910. Don Nicolás estuvo primero destinado en Valencia y seguidamente pasó a Sarriá. De 1919 a 1931 estuvo en la casa de Atocha, excepto dos cursos, 1925-1927, que estuvo en La Coruña. De 1931 a 1933 estuvo destinado en Vigo-San Matías, y los tres últimos años de su vida en Estrecho. En todas partes se ganó el corazón de sus alumnos por su viva piedad y singular simpatía.

A causa de la persecución religiosa de 1936, al salir en libertad de la Dirección General de Seguridad parece que se instaló en una pensión de la Colonia del Viso. En ningún momento abandonó don Nicolás su labor de cobro de los recibos de los cooperadores. Con su cartera de cuero bajo el brazo mantenía ininterrumpidamente contacto con ellos. Fue detenido a causa de estas visitas, o, tal vez, por una denuncia personal de alguien que sabía de su condición de religioso. Inmediatamente le condujeron al edificio incautado de las Damas Apostólicas, en la calle Francisco de Rojas, 4. Allí se quedó preso y allí se perdió su rastro. Fue asesinado el 8 de agosto de 1936. Como testimonio queda una fotografía de él fusilado.

Alejo Sobaszek. Beato. (1895-1942).
Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato Alexis Sobaszek, presbítero y mártir. De nacionalidad polaca, fue deportado de manera inhumana por los invasores de su país durante la guerra y, por Cristo, murió entre tormentos en defensa de la fe.

Nació en Przygodzice Wielkie, en el seno de una familia humilde. Estudió en el seminario de Gniezno, luego en el de Münster y por último el de Munich. Fue ordenado sacerdote en 1919. Ejerció su ministerio pastoral en Wagrowiec, Slupy, Gniezno y Rogozno, actuando también como prefecto de las escuelas. Fue párroco de Siedlemin, simultaneando su trabajo pastoral con los estudios de Filosofía y Pedagogía en la universidad de Poznan. Tenía un gran amor a la Eucaristía y a María, y a todos les contagió esta devoción. Fue notable su confianza en la Providencia.
Aterrado con la entrada de los alemanes, huyó de la parroquia en 1939, pero al poco tiempo volvió y pidió perdon a sus feligreses por haber huido. Continuó con su trabajo pastoral hasta que en 1941, la policía nazi lo arrestó, y después de unos días detenido en Poznan, fue enviado al campo de concentración de Dachau. Aquí su salud se resintió en seguida, muriendo de agotamiento diez meses más tarde. Dio un insigne testimonio de mansedumbre y de paciencia, totalmente entregado a la providencia de Dios. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 13 de junio de 1999.
INDICE