Santoral del 25 de Agosto



INDICE


San LUIS IX DE FRANCIA
San JOSÉ DE CALASANZ
San AREDIO (Yrieix)
Santa PATRICIA DE CONSTANTINOPLA
San GREGORIO DE UTRECHT.
Santo TOMÁS CANTALUPE
Beatos MIGUEL CARVALHO, PEDRO VÁZQUEZ, LUIS DE SOTELO, LUIS SASANDA y LUIS BABA
Beata MARÍA DEL TRÁNSITO DE JESÚS SACRAMENTADO CABANILLAS.
Beato LUIS URBANO LANASPA
Beata MARÍA TRONCATTI
OTROS SANTOS DEL DÍA



SAN LUIS, Rey de Francia
Dad al César lo que es del César,
y a Dios lo que es de Dios.
(Mateo, 22, 21).

San Luis, rey de Francia, fue dotado de todas las cualidades que hacen a los reyes grandes y a los santos ilustres. Nacido para gobernar a los hombres, fue un héroe en la paz y en la guerra. En toda su vida, según testimonio de su confesor, no cometió ni un solo pecado mortal. De ordinario llevaba un cilicio, y cuando se lo sacaba, daba cuarenta escudos de limosna. El viernes de cada semana ayunaba, se disciplinaba con cadenillas de hierro y ser vía a los pobres con sus propias manos. Dos veces salió de su reino a fin de conquistar Tierra Santa, y en esas expediciones mostró tanta piedad como coraje. Murió en 1270, en África, a la edad de 55 años.

MEDITACIÓN SOBRE SAN LUIS, EL REY CRISTIANÍSIMO

I. San Luis fue verdaderamente rey, pues supo mandar a sus pasiones, sujetar su cuerpo a la razón, y su razón a Dios. Ayunar, llevar cilicio, vivir en medio de la corte una vida tan santa como la de un cenobita, ¿no es acaso ser dueño de sí mismo? Mira a este santo, mira si lo imitas, si tus pasiones están tan sometidas como las de él a la razón. ¿Qué hay más real que un alma sometida a Dios y dueña de su cuerpo? (San León).

II. San Luis fue el padre de su pueblo. A todo el mundo amaba, hasta a sus enemigos; no podía tolerar a los detractores; él mismo juzgaba en los procesos de los pobres, nada tomaba más a pecho que el trabajar en la salvación de sus súbditos. Agrade ce a Dios, si te ha dado superiores semejantes a este santo rey. Si tú mismo eres superior, acuérdate que debes ser el padre de tus inferiores. ¿Cómo ejerces la caridad con tu prójimo?

III. Es preciso ser servidor de Dios para ser buen rey. La piedad de San Luis, la honra que tributaba a las santas reliquias, el celo que lo inflamaba por la conversión de los bárbaros, la generosidad cristiana y heroica que puso de manifiesto combatiendo contra los enemigos de Jesucristo, muestran que olvidaba su título de rey para no acordarse sino del de servidor de Dios. Príncipes de la tierra, si no servís a Dios, ¿qué provecho obtendréis en la otra vida de haber aquí empuñado el cetro? La muerte os arrebatará todas vuestras dignidades: la sola gloria que sobrevive a la tumba es la de haber servido bien al Señor. Servir a Dios es reinar.

La piedad
Orad por los jefes de estado.

ORACIÓN

Oh Dios, que hicisteis pasar al rey San Luis de un reino temporal a la gloria del reino eterno, haced, os lo suplicamos, que, por sus méritos y su intercesión, participemos un día con él de la gloría del Rey de reyes, vuestro Hijo Jesucristo, que vive y reina con Vos en unidad con el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/agosto25-07luisdefranciayjosedecalazans.mp3

San LUIS IX DE FRANCIA. (1214-1270). 
Marirologio Romano: San Luis IX, rey de Francia, que, tanto en tiempo de paz como durante la guerra para defensa de los cristianos, se distinguió por su fe activa, su justicia en el gobierno, el amor a los pobres y la paciencia en las situaciones adversas. Tuvo once hijos en su matrimonio, a los que educó de una manera inmejorable y piadosa, y gastó sus bienes, fuerzas y su misma vida en la adoración de la Cruz, la Corona y el sepulcro del Señor, hasta que, contagiado de peste, murió en el campamento de Túnez, en la costa de África del Norte. Nació en Poissy (Beauvais), y era hijo de Luis VIII y de la beata Blanca de Castilla. 

Era primo hermano de san Fernando III el Santo, rey de Castilla. "Luis, prefiero verte muerto antes que en desgracia de Dios por el pecado mortal" le dijo su madre. A los 12 años fue coronado en Reims, rey (1226), y a los 20 años se casó, en Sens, con Margarita de Provenza (1234), de la que tuvo once hijos (sobrevivieron nueve). Se cuidó de educar a sus hijos en la oración y en las practicas piadosas.  Sostuvo con su dinero a 200 pobres, a los que atendió todos los días. Invitó también a su mesa a grandes personalidades de la vida religiosa, intelectual y espiritual, como santo Tomás de Aquino. Luis amó la pureza en su justicia de rey, en su vida privada fue más austero y devoto que un monje (era Terciario franciscano); como soberano fue enérgico, pero respetuoso hacia el pueblo, especialmente con los pobres, a los que protegió contra la usura de los poderosos, y fue un valeroso guerrero que supo conducir a sus soldados hacia la victoria, como cuando derrotó al rey Enrique II de Inglaterra en Taillebourg y Saintes en 1242.

 Decidió consagrarse a las más altas empresas que un caballero cristiano pudiera hacer: se hizo cruzado. Venció a los sarracenos junto a Damieta (1249); pero luego su ejército, diezmado por una pestilencia, fue derrotado y el mismo rey fue hecho prisionero (1250); por fin fue rescatado de la prisión, por a un precio altísimo.  Como reacción a este fracaso surgió un movimiento guerrero anticlerical y místico ("des pastoreaux", pastorcillos), que fue ahogado en sangre. Su etapa de cruzado influyó en su vida personal y en su política como soberano, creando tribunales de quejas de aquellos subditos que se sentián ultrajados por los funcionarios reales como los senescales y caballeros. Promovió la justicia equitativa en sus dominios. Limitó los privilegios señoriales e introdujo la moneda. Fue un arbitro de la paz entre los distintos príncipes de la cristiandad. 

Toda su vida trató de vivir y gobernar según el Evangelio. Apoyó a Roberto Sorbón, el fundador de la Sorbona, a la obra de santo Tomás de Aquino y de Vicente de Beauvais. Admiró la vida recogida de su hermana: la beata Isabel. Construyó la abadía de Royaumont, donde se retiraba a menudo, e incluso servía a los monjes. Tuvo amistad con el beato Bartolomé de Breganze quién le regaló una espina de la corona de Cristo y para ella construyó la Sainte Chapelle. No fue ni un gran general, ni un gran político, pero fue un gran pacificador entre los distintos príncipes cristianos europeos.

 También fue un gran reformador de las instituciones del país, según la mentalidad de la época. Estableció el tribunal de la Inquisición en el Mediodía francés. En 1270, volvió a intentar la que sería su última cruzada, pero el tifus o la peste, le segó la vida en Cartago, Túnez. Antes de morir mando decir al sultán de Túnez: "Quisiera pasar toda mi vida en las prisiones de los sarracenos, sin ver la luz, para que vos y su pueblo puedan hacerse cristianos". Fue canonizado por el papa Bonifacio VIII en 1297. Patrón de Francia. MEMORIA FACULTATIVA.  
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San JOSÉ DE CALASANZ. (1557–1648).  

Martirologio Romano: San José de Calasanz, sacerdote, que instituyó las escuelas populares para la formación de los niños y jóvenes en el amor y la sabiduría del Evangelio, fundando en Roma la Orden de los Clerigos regulares de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías. Había nacido en Peralta de la Sal en Huesca, y estaba emparentado con los primeros reyes pirenaicos. Estudió en el Estudio General de Lérida (1571-1576): Artes, Filosofía, Leyes. Doctorado, a los 20 años, en Derecho civil y canónico; estudió después Teología en Valencia (1578-1579), siendo arzobispo, san Juan de Ribera. 

 Pero se encontró que una mujer se enamoró de él y se sintió tan tentado que marchó a Alcalá de Henares, donde tuvo que interrumpir sus estudios a causa de la muerte de su hermano Pedro; tuvo que volver a Peralta. La muerte de su madre, y una grave enfermedad, le hicieron desear con más fuerza el sacerdocio, pero su padre quiso que se casara, pero José enfermó gravemente, y le dijo a su padre que si se curaba se ordenaría sacerdote. Fue ordenado sacerdote a los 28 años en la capilla del castillo de Sanahuja (1583). Después de haber distribuido parte de su patrimonio familiar a la muerte de su padre, fue llamado a cubrir varios cargos: marchó a la diócesis de Barbastro, donde fue familiar del obispo Felipe de Urries y maestro de sus pajes.

 Asistió a las cortes de Monzón, y muerto su obispo, marchó a Lérida, y entró al servicio del obispo de Albarracín: Gaspar de la Higuera o Gaspar Juan de la Figuera, con el que participó en la reforma monástica de los agustinos y de los benedictinos de Montserrat. Al morir su obispo, posiblemente envenenado, entró al servicio del cabildo catedral de Urgel, del que fue secretario y maestro de ceremonias, y luego familiar del obispo cartujo fray Andrés Capillas. Por entonces fue nombrado párroco de Claverol y Ortoneda, cargo del que no se ocupó directamente, sino por medio de eficaces sustitutos. En 1589 fue nombrado visitador del arciprestazgo de Tremp, y vicario de ámbito del mismo. Como covisitador canónico, y vicario general de Urgel. 

Estuvo en la universidad de Barcelona donde obtuvo el título en Teología. Inspirado por el Señor, se fue a Roma (1592), invitado por su amigo el cardenal Marcantonio Colonna. Allí vivió una vida retirada, dedicado sobre todo a la educación de los familiares del cardenal, así como a la capellanía del palacio cardenalicio. Después de la muerte del cardenal estuvo al servicio de su sobrino, el cardenal Ascanio Colonna. Impresionado por el abandono de los muchachos de Trastévere, y después de la negativa de varias ordenes religiosas a recibir alumnos en régimen gratuito: dominicos, jesuitas…, fundó en la parroquia de Santa Dorotea la primera escuela gratuita, llamada “pía” porque así se dice en latín. Uno de los primeros bienhechores de la escuela fue la cofradía de la Doctrina Cristiana, a la que pertenecía. 

Trabó amistad con santos Juan Bautista de la Concepción, Felipe Neri, Camilo de Lelis, Juan Leonardi y Roberto Belarmino. Llamando luego a algunos colaboradores para dar comienzo a la Congregación de los Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, con sede en la iglesia de San Pantaleón (aunque todavía no se llamaba así, sino que era el palacio Mannini). Esta se transformó posteriormente en Orden de los pobres de la Madre de Dios y de las Escuelas Pías (escolapios o piaristas), con un cuarto voto añadido para la instrucción de la juventud, especialmente pobre.

 La línea de su labor educativa se expresa en este pensamiento suyo: "Los que se comprometen a ejercer con la máxima solicitud esta misión educadora han de estar dotados de una gran caridad, de una paciencia sin límites y, sobre todo, de una profunda humildad, para que así sean hallados dignos de que el Señor, si se lo piden con humilde afecto, les haga idóneos cooperadores de la verdad, los fortalezca en el cumplimiento de este nobilísimo oficio y les dé finalmente el premio celestial".

 Las Escuelas Pías tuvieron una rápida aceptación por parte de los Pontífices, y de la sociedad en general, y se extendieron por toda Italia. En 1613, José de Calasanz, pensando que era un anciano -tenía 56 años-, se empezó a preocupar por el futuro de sus escuelas y llegó a la conclusión que lo mejor era encomendarla a una congregación religiosa que se hiciera cargo de ellas y las tomara como su fin principal. De ahí vino la unión con los llamados “padres luqueses” o Congregación de la Bienaventurada Virgen María, fundada por el ya difunto san Juan Leonardi, a quién José había conocido y querido mucho.  

La unión no tuvo el éxito esperado y se disolvieron. Nació así la Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que después de su muerte llegaría a ser Orden de Clérigos Regulares. José cambió de nombre por el de José de la Madre de Dios. Tras la aprobación oficial de Gregorio XV, fue su superior general en 1622. La santa impaciencia de José, y sin duda, fallos de imprevisión provocaron movimientos internos de rebeldía en la Orden (hubo fuertes rivalidades entre padres y hermanos legos), y un provincial intrigante y ambicioso, el padre Sozzi, con el apoyo del Santo Oficio, consiguió procesar al fundador, que tenía entonces más de 80 años: se le destituyó como superior perpetuo. En 1646, se suprimió la Congregación por orden de Inocencio X. 

Ante estos hechos el Calasanz dijo: "Sería una locura preocuparse de las causas segundas, que son los hombres y ver la causa primera, esto es Dios, que invita a estos hombres para nuestro mayor bien". Murió en Roma a los 92 años, con un "prohibitur". Pero 10 años más tarde renacerá su obra con un espíritu nuevo. Está enterrado en la iglesia de San Pantaleón de Roma. Es patrón de los maestros católicos. Fue canonizado el 16 de julio de 1767 por Clemente XIII. Es patrón de los maestros católicos. MEMORIA FACULTATIVA.
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San AREDIO (Yrieix). M. 591. 

Martirologio Romano
: En Attane, en el territorio de Limoges, en Aquitania, san Aredio, abad, que compuso para el cenobio que había fundado una sabia regla extraída de los preceptos de varios institutos de vida monástica. Nació en Limoges en el seno de una familia de la nobleza, y fue educado por el abad de Vigeois, Sebastián. Sirvió durante un tiempo en la corte de los francos del rey de Austrasia, Teodeberto I. Luego fue a Tréveris, donde fue canciller; aquí llamó la atención del abad Nicecio, del cual resultó discípulo, por lo que finalmente decidió entregarse a la vida eclesiástica, recibiendo la tonsura. 

 A la muerte de su padre volvió a Limoges, recibió su herencia y rentas, que dedicó a la fundación de iglesias y la adquisición de reliquias de mártires y santos.  Abad fundador de la abadía de Attane en el Limousin, que más tarde se le dio su nombre, como al pueblo de Saint-Yrieux que se desarrolló en torno a ella; este cenobio fue fundado bajo una regla sacada de las de Casiano, Basilio y otro abades que instituyeron la vida monástica. Confió la administración del monasterio a su madre, Pelagia. Fue famoso por sus viajes misioneros por la Galia, visitando asiduamente las tumbas de los santos, especialmente a la de san Martín de Tours.

 Por el hecho de no haber permanecido siempre dentro de los muros del monasterio, tuvo mucha relación con personajes importantes de su época: tuvo contacto con santa Radegunda, fundadora de monasterio de la Santa Cruz en Poitiers; fue estrecho amigo del poeta san Venancio Fortunato; participó de una misión diplomática junto al rey de Austrasia Gurtram Boso. Murió en su monasterio de Attane el 25 de agosto del 591. Las noticias sobre su vida provienen de san Gregorio de Tours, contemporáneo del abad, entresacadas de su «Historia Francorum». Su culto se ha restringido a los calendarios locales.   INDICE
Santa PATRICIA DE CONSTANTINOPLA. M. 665. La leyenda dice que,descendiente del gran emperador Constantino, nació en Constantinopla. Fue educada en la corte, y siendo muy joven hizo voto de virginidad. Para poder permanece fiel a éste, huyó de la ciudad porque el emperador Costante II (668-685) quería imponerle matrimonio.

 Llegó a Roma junto con Aglaia y otra joven y se puso bajo la protección del papa san Liberio, recibiendo el velo virginal. Muerto su padre, Patricia volvió a Constantinopla y renunciando a toda pretensión a la corona imperial, distribuyó sus bienes entre los pobres y emprendió una peregrinación a Tierra Santa. Pero una terrible tempestad la hizo naufragar en las costas de Nápoles, justamente en la islita de Megaride (Castel dell’Ovo), donde murió después de una brevísima enfermedad.

 Por celeste revelación de Aglaia, los funerales de Patricia se hicieron de forma solemne con la participación del obispo, del duque de la ciudad y de muchísima gente. El carruaje tirado por dos caballos sin guía, detuvo la marcha delante del Monasterio de Caponapoli de los Padres basiliani, dedicado a San Nicandro y Marciano, donde Patricia, al pasar por Nápoles en su precedente viaje a Roma, había indicado que reposarían sus restos. Allí, las hermanas que la habían seguido, formaron una congregación bajo el nombre de Patricias o Hermanas de Santa Patricia. 

 El monasterio, trasferido por los monjes basiliani, quedó para las hermanas bajo la regla benedictina y tuvo varios siglos de vida gloriosa. A causa de eventos históricos y políticos, en 1864 las reliquias de la santa fueron trasladadas al monasterio de San Gregorio Armeno, en la capilla lateral de la monumental iglesia del monasterio. La población siempre acude a venerar a la Santa, asistiendo estupefacta al prodigio de la licuefacción de la sangre que mana de un diente conservado en un relicario. Durante varios siglos, la licuefacción de la sangre sobrevino con modalidades y tiempos diversos. Este milagro es menos conocido que la otra licuefacción que hay en Nápoles, la de san Jenaro, patrono principal de la ciudad. Es la segunda patrona de Nápoles. 
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San GREGORIO DE UTRECHT. (703 - c.776). 
Martirologio Romano: En Utrech, de Gueldres, en Austrasia, san Gregorio, abad, que, siendo todavía un adolescente, siguió fielmente a san Bonifacio cuando intentaba la conversión de Hesse y Turingia. Posteriormente, y por mandado del mismo, dirigió como abad el monasterio de San Martín y gobernó la iglesia de Utrech. Nació en Tréveris. Su abuela fue santa Adela de Tréveris, quién le enseñó la vida de perfección. Cuando era niño conoció a san Bonifacio de Maguncia, y le siguió en la vida religiosa; el viejo apóstol lo amaba como a un hijo y le nombró abad del monasterio de San Martín en Utrecht. 

Sin abandonar este cargo se hizo cargo de la diócesis durante 22 años; durante su gobierno como abad de San Martín, este monasterio fue un gran centro misionero y forja de santos. Algunos documentos afirman que fue obispo de Utrecht, pero consta que no llegó a serlo, pues así lo dice expresamente su biógrafo, san Ludgero. Entre los discípulos de san Gregorio se contaron san Ludgero, san Lebwino y san Marchelem. Con su predicación y diligencia pastorales, san Gregorio hizo de la diócesis un sitio digno de la abadía. San Ludgero alaba principalmente a su maestro por su prudencia, liberalidad y espíritu de perdón.

 Al respecto cuenta que los dos hermanos de san Gregorio fueron asesinados alevosamente. Las autoridades enviaron a los asesinos a san Gregorio para que éste decidiese qué género de muerte habían de sufrir. El santo, en vez de castigarlos, dio a cada uno una generosa limosna y los dejó en libertad. Gregorio soportó con ejemplar paciencia y fortaleza una parálisis durante los últimos tres años de su vida. Murió en Maastricht. Los canónigos regulares de Letrán, así como las diócesis de Utrecht y Tréveris, celebran la fiesta del santo. 
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Santo TOMÁS CANTALUPE. (c.1218 - c.1282). 
Martirologio Romano: En Montefiascone, de la Toscana, muerte de santo Tomás Cantelupe, obispo de Hereford, en Inglaterra, quien, célebre por sus conocimientos, se mostró severo para consigo mismo, pero excepcionalmente espléndido para con los pobres.

 Nació en Hambledon (Buckinghamshire, Inglaterra), era hijo del barón normando lord Guillermo de Cantelupe, senescal del rey Juan de Inglaterra. Encomendada su educación primero a su tío Walter Cantelupe, obispo de Hereford, y luego al arzobispo de Canterbury el dominico fray Robert Kilwarby, pasó en la adolescencia a París a estudiar filosofía y de ahí a Orleans donde se graduó en Derecho civil. Acompañando a su padre, asistió en 1245, al I concilio de Lyon, donde el papa Inocencio IV lo ordenó sacerdote y le dio el título de capellán suyo. Estudió en Oxford donde se doctoró en Derecho canónico y donde fue profesor de esta materia; en el 1261 fue nombrado canciller de la universidad de Oxford.  

Tomó parte en la luchas entre los barones y el rey Enrique III, y solicitó el arbitrio del rey de Francia. No pudo evitar una guerra civil, pero al salir victoriosos los barones, le nombraron canciller del reino de Inglaterra en el 1265. Pero él no quiso meterse en política y renunció; regresó a sus clases en Oxford. El papa el beato Gregorio X, le nombró capellán pontificio, y para que asistiera al II concilio de Lyon, donde tuvo lugar la unión con el Oriente cristiano. 

Su generosidad fue proverbial frente a todos los indigentes que pululaban en Oxford. Esto hizo que en 1275, se le nombrara obispo de Hereford en Gales. Después el rey Eduardo, lo eligió como su consejero. Pasó los 7 años de su episcopado en incesante actividad pastoral y en continua batalla en defensa de los derechos de su diócesis, que había pasado un periodo de mal gobierno y de abandono, sobre todo a causa de la guerra civil.  

Murió en Montefiascone donde había apelado al papa Martín IV, después de una violenta discusión con el arzobispo de Canterbury, Juan Peckham, que lo había excomulgado. El Papa desde el punto de vista jurídico no pudo darle la razón, y le exhortó a la paciencia y a la prudencia. No conoció el éxito de su recurso, así que murió fuera de la comunión Iglesia. Algunas de sus reliquias fueron llevadas a Hereford, donde nació un movimiento popular para su canonización, sostenido por su amigo y sucesor Ricardo Swinfield y apoyado por el rey Eduardo I; el recuerdo de su santidad y celo personal prevaleció por encima de su mal carácter y de la excomunión y fue canonizado en 1320 por el papa Juan XXII.

 El Martirologio Romano menciona a Santo Tomás el día del aniversario de su muerte, pero los canónigos regulares de Letrán y las diócesis de Birmingham, Shrewsbury y otras celebran su fiesta el 3 de octubre. Las diócesis de Cardiff y Salford la celebran el 5 de octubre, y la de Westminster el 22 del mismo mes. 
 Martirologio Romano: En Shimabara en Japón, beatos mártires Miguel Carvalho, de la Compañía de Jesús, Pedro Vázquez de la Orden de Predicadores, Luis de Sotelo y Luis Sasanda, sacerdotes, y Luis Baba, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, quemados vivos por su fe en Cristo. Miguel Carvalho nació en Braga (Portugal) en 1577; en el 1597 ingresó en los jesuitas y fue enviado a Goa, donde fue ordenado sacerdote y enseño Teología durante 15 años; fue enviado al Japón, país al que llegó después de un viaje lleno de aventuras.

 A pesar de la persecución, se las arregló para ejercer su ministerio entre los cristianos de la isla de Amakusa, frente a Nagasaki. Cierta vez, cuando acudió a una llamada para confesar en otra provincia, fue traicionado por un espía y capturado en 1623. Durante más de un año estuvo en la prisión de Scimabara, encadenado y con grilletes, pero se las arregló para enviar cartas para poner de manifiesto, tal vez involuntariamente, su ardiente deseo de entregar la vida a la causa de la fe, en cualquier forma que los perseguidores pudieran inventar. Su reclusión fue compartida por el sacerdote dominico español beato Pedro Vázquez y por tres franciscanos que se llamaban Luis: el japonés, beato Luis Sasanda (cuyo padre, Miguel, también fue mártir) ingresó a la Orden de Frailes Menores en México y fue ordenado sacerdote en Manila, en 1622; el beato Luis Baba era un catequista japonés que había estado en Europa con el padre Sotelo, en el viaje que seguidamente comentaremos; en realidad no era franciscano, pero vestía el hábito de esos monjes en la prisión.


     Luis de Sotelo El beato Luis Sotelo era un hombre muy notable y un misionero franciscano muy hábil. En 1603 llegó al Japón y, después de haber predicado ahí durante diez años para obtener gran número de conversiones y abrir vastos territorios vírgenes a la enseñanza del Evangelio, emprendió un viaje: el poderoso daimyo Date Masainune envió al sacerdote junto con Hasekura Rokuyemon a la cabeza de una numerosa delegación, para entrevisar al rey de España y al Papa Paulo V. Al pasar por México en ruta hacia Europa, el Sábado de Gloria de 1614, setenta y ocho miembros de la delegación recibieron el bautismo (después, todos ellos renegaron de la fe).

 El padre Sotelo acompañó a los embajadores durante todo su recorrido por España e Italia, desempeñando una tarea que requería mucho tacto y que mereció elogios para el sacerdote franciscano, ya que la misión de la embajada comprendía importantes consideraciones tanto eclesiásticas como de la política secular. Pero el padre Sotelo se detuvo en México a su regreso y no volvió al Japón hasta 1622, cuando la persecución alcanzaba su punto culminante; dos años después obtuvo la corona del martirio. Los cinco fueron quemados vivos lentamente en Scimabara, el 25 de agosto de 1624. Fueron beatificados en el conjunto de 205 mártires de la persecución religiosa en Japón el 7 de julio de 1867, por el papa Pío IX.
  Martirologio Romano: En Córdoba, ciudad de la República Argentina, beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado Cabanillas, virgen, que se dedicó con empeño a la formación cristiana de la infancia pobre y abandonada, fundando en ese país el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Tercera Orden de San Francisco. María del Tránsito Eugenia de los Dolores Cabanillas nació en la estancia de Santa Leocadia, actual Carlos Paz (Córdoba, Argentina) en el seno de una familia de origen español y que habían labrado una buena fortuna. 

Tras la primera educación familiar fue enviada a Córdoba para estudiar junto con su hermano menor que había ingresado en el seminario. En 1850, tras la muerte de su padre, toda la familia se trasladó a Córdoba por lo que María del Tránsito se estableció con su madre, su hermano, sus hermanas y cinco primas huérfanas en una casita situada cerca de la iglesia de San Roque, donde nuestra beata, se distinguió por su amor a la Eucaristía, y trabajó como catequista e hizo muchas obras de misericordia. Después del fallecimiento de su madre, en 1858, ingresó en la Tercera Orden Franciscana, pero ella quería una mayor consagración a Dios. Por eso, en 1859, emitió voto de virginidad perpétua y pensó en la fundación de un Instituto para la instrucción cristiana de la infancia pobre y abandonada. 

 En 1873 ingresó en un monasterio de Carmelitas de Buenos Aires, pero sus fuerzas físicas flaquearon y cayó enferma y tuvo que abandonar la clausura en 1874. En este mismo año, una vez recuperada, ingresó en el convento de las religiosas de la Visitación de Montevideo, pero también enfermó unos meses después. María del Tránsito aceptó todo con encomiable resignación, abandonándose en las manos de la Divina Providencia.  Volvió a emerger la idea de una fundación educativa y asistencia y con la ayuda de los franciscanos lo lleva adelante. En 1878, obtenida la aprobación eclesiástica, fundó la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas de la Argentina, agregadas a la Orden Franciscana. La nueva Congregación tuvo inmediatamente una floración de vocaciones, y se abrieron nuevos conventos. María del Tránsito murió santamente dejando un gran ejemplo de humildad y caridad. Es la primera argentina elevada a los altares. Su Santidad Juan Pablo II la beatificó el 14 de abril del 2002, y estableció que su fiesta se celebre el 25 de agosto. 
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Beato LUIS URBANO LANASPA. (1882-1936).

 Martirologio Romano:
En Valencia, de España, beato Luis Urbano Lanaspa, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que llevó a cabo una gloriosa prueba por Cristo. Nació en Zaragoza. Cursó los primeros estudios en los Escolapios de Zaragoza. A los 14 años ingresó en el Seminario conciliar para dar comienzo los estudios de Filosofía, y ejercó de sacristán en la iglesia de las monjas dominicas de santa Inés. Tomó el hábito de santo Domingo en 1898 en Padrón, La Coruña. Estuvo en los conventos de Corias (Asturias) y san Esteban de Salamanca. 

 Fue ordenado sacerdote en 1906. Simultanea la carrera eclesiástica con la carrera de Ciencias Físicas obteniendo el doctorado en la Universidad central de Madrid. En 1912, para restaurar la Provincia de Aragón, fue a Valencia en donde desplegará su actividad con la máxima competencia como predicador, profesor, escritor, director de almas y promotor de la beneficencia social. Embarca para Santiago de Chile, Perú y Ecuador como orador sagrado del Legado Pontificio Cardenal Juan Bautista Benlloch y Vivó. 

 Es agraciado con el título de Predicador General en la Orden y la Corona de España le otorga el título de Predicador de su Majestad. Religioso de grandes dotes oratorias, era el predicador de la Cuaresma en San Ginés, Madrid, ante los reyes de España. Es merecedor del grado de Maestro en Teología. Entre otras publicaciones, en 1914 escribe sobre ecumenismo presentando a Santo Domingo como modelo para los ecumenistas. Fundador de las revistas “Contemporánea” y “Rosas y espinas”, para el diálogo entre ciencia y fe. Promueve la fundación del Colegio-Asilo San Joaquín y de la Policlínica de San Vicente Ferrer. Es muy consciente de hacer toda su obra social sólo por Dios, pues piensa y dice muchas veces que, si llega la revolución, lo matarían aplastándolo como un gusano. La tarde del domingo, 19 de julio de 1936, abandona el Convento y se aloja en el domicilio de familias amigas de la Comunidad.

 El día 23 se produce el primer aviso e intento de detención. Es detenido a primera hora de la tarde del día 21 de agosto. Esa misma tarde lo asesinan. Sus restos mortales en la cripta lateral del altar de Santo Domingo de la Basílica San Vicente Ferrer en Valencia. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.
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Beata MARÍA TRONCATTI. (1883-1969).  
Martirologio Romano: En Sucúa, en la provincia de Morona Santiago, Ecuador. beata María Troncatti, religiosa de las Hermanas de María Auxiliadora (Hermanas Salesianas), que se entregó al servicio de las poblaciones de la selva, en la evangelización y en la promoción humana. Nació en Cortegno Golgi (Brescia, Italia), en el seno de una familia campesina. Por obediencia a su párroco, ella esperó hasta alcanzar la mayoría de edad para solicitar ser admitida en el Instituto de las Hermanas Salesianas. 

Hizo su primer profesión en 1908 en Nizza Monferrato. Durante la I Guerra Mundial (1915-18), sor María tomó un curso de cuidados sanitarios en Varazze y trabajó como enfermera de la Cruz Roja en el hospital militar. Esta experiencia probaría ser muy valiosa en el curso de su larga vida misionera en la selva amazónica en Ecuador.  Partió para Ecuador en 1922 donde fue enviada a trabajar entre el pueblo Shuar donde, junto con otras dos monjas, ella inició el difícil trabajo de evangelización.

 Ellas enfrentaron peligros de todo tipo, incluso los causados por las fieras de la selva y por la fuerte correntada de los ríos que debían ser vadeados o cruzados en frágiles "puentes" fabricados con enredaderas o en hombros de los indios. Macas, Sevilla de Don Bosco, Sucúas, son algunos de los "milagros" del trabajo de sor María Troncatti que todavía florecen. Ella fue enfermera, cirujana, ortopedista, dentista, anestesista. Pero, sobre todas las cosas, ella fue catequista y evangelizadora, rica en los maravillosos recursos de la fe, la paciencia y el amor fraternal. Su trabajo por la promoción de la mujer Shuar dio sus frutos en cientos de nuevas familias cristianas formadas, por la primera vez, a través de la elección libre personal por parte de las parejas jóvenes. Sor María murió en un trágico accidente aéreo en Sucúa (Morona Santiago).

 Sus restos descansan en Macas, en la provincia de Morona Santiago (Ecuador).
 Fue beatificada el 24 de noviembre de 2012, por SS. Benedicto XVI.
San Geruncio de Itálica. M. c. 100. 
 Martirologio Romano: En Itálica (hoy Santiponce), cerca de Hispalis, en la provincia hispánica de Bética, san Geruncio, obispo, que, según la tradición, murió encarcelado. Misionero y mártir, que, según la leyenda, fue discípulo de los Apóstoles y según cuenta la tradición fue el primer obispo de Itálica (hoy Sevilla), y murió en la cárcel a causa de su fe. Parece que murió en tiempos de Diocleciano. En el Breviario mozárabe se le conmemora con un himno especial.

  S. Eusebio de Roma Santos Eusebio, Ponciano, Vicente y Peregrino. M. 192. Martirologio Romano: En Roma, en el sexto miliar de la vía Aurelia, deposición de los santos Eusebio, Ponciano, Vicente y Peregrino, mártires.    

  S. Vicente Las noticias tradicionales dicen que estos cuatro santos vivieron en Roma en tiempos del emperador Cómodo (180-192). Se convirtieron a Cristo y distribuyeron sus bienes entre los pobres; y cuando el Emperador exigió actos públicos de culto a los dioses romanos, los cuatro no sólo se negaron, sino que intensificaron su difusión de la fe. Con su predicación convirtieron a un senador, Julio, quien también repartió sus bienes entre los pobres; pero el juez Vitelio lo condenó a muerte. El grupo de Eusebio recogió el cuerpo de Julio y le dio sepultura, pero el juez Vitelio se cebó con ellos, los hizo arrestar y someter a crueles tormentos; luego de algunos hechos habituales en este género de historias, fueron muertos a golpes de látigo con puntas de plomo. Sus cuerpos fueron sepultados en la sexta milla de la Vía Aurelia. 

  S. Peregrino
El único hecho seguro es que el papa Nicolás I buscó las reliquias de los santos Eusebio y Ponciano, mártires romanos, y las trasladó a Vienne en el 863. Su pasión, que nombra a algunos cristianos como Peregrino, Julio, Antonino, no es digna de fe. La memoria de estos mártires había sido retirada del Martirologio Romano por dudosa, por lo que en muchos santorales de los últimos años no se la encontrará; sin embargo la última revisión del 2004 los volvió a incluir.    

  San Ginés "el Mimo". M. c. 285.  Cómico, que fue mártir en Roma, durante la persecución de Diocleciano. Se dice que era un mimo, y que tenía que hacer una representación con una farsa para hacer escarnio del bautismo de los cristianos, y que se convirtió en escena cuando le resultó evidente que aquello que estaba ridiculizando en público era verdad. Repetía: "Aunque me matéis mil veces, no me podréis arrancar a Jesucristo de la boca ni del corazón". 

Al declarar con valentía su nueva fe, al comprender que habla en serio y que ya no actuaba, fue torturado y decapitado. Parece que es un desdoblamiento de san Ginés de Arles. Inspiró las obras de Lope “Lo fingido verdadero” y la de Cancer Rosete y Martinez Meneses “El mejor representante”. En Francia la tragedia “Saint Genest” de Rotrou, fue quizás por influencia española.   

  San Ginés de Arles. M. 303.  
Martirologio Romano: En Arlés, de la Provenza, san Ginés, mártir, que todavía catecúmeno y desempeñando el oficio de escribano, al negarse a actuar contra los cristianos buscó la salvación en la huida, pero, detenido por los soldados, fue bautizado con su propia sangre. Mártir en Arlessur-Rhone, durante el mandato de Valerio Máximo. Nació en Arles.

 Era catecúmeno y de profesión escribano público dentro del ejército, cuando se le encargó que redactara el edicto de persecución de los cristianos, declaró que era cristiano y huyó; le pidió al obispo que lo bautizara, pero el prelado, desconfiando de su edad y de los peligros que corrían, no se lo administró. Fue apresado y decapitado en Trinquetaille, junto a una columna, de esta manera recibió el bautismo de sangre. Según la leyenda, tomó su cabeza y la arrojó al Ródano, que viajó por el mar hasta llegar al puerto de Cartagena. Durante el medioevo se pensó que la cabeza de san Ginés se encontraba en Cartagena. Su tumba se convirtió en lugar de peregrinación.   

  San Severo de Agde. M. c. 500.    
Martirologio Romano: En Agde, en la Galia Narbonense, san Severo, abad del monasterio que él mismo fundó en esta ciudad. Abad en Agde, fue venerado por su caridad hacia todos. Sus restos se encuentran en la iglesia de Saint-Sever de Agde. 

  San Menas de Constantinopla. M. 552.   Martirologio Romano: En Constantinopla, san Menas, obispo, que, ordenado por el papa san Agapito, restableció la comunión temporalmente rota con el papa Vigilio y dedicó la gran iglesia, construida por el emperador Justiniano, en honor a la Divina Sabiduría. 

Nació en Alejandría, y fue ordenado presbítero por el papa san Agapito I; luego fue superior del hospicio de San Sansón en Constantinopla; en el 536, fue elegido patriarca de esta ciudad y consagró el templo de Santa Sofía construido por el emperador Justiniano. Condenó el origenismo, pero suscribió los decretos del emperador Justiniano sobre "Los tres Capítulos" y por ellos fue excomulgado por el papa Vigilio en el 551; Menas se sometió y, al poco tiempo, murió en plena comunión con el obispo de Roma. En su pontificado colocan los historiadores el famoso milagro del niño que, habiendo comulgado, y arrojado por los judíos en un horno, salió milagrosamente ileso de las llamas.

  Santa Ebba de Coldingham. M. 683.  Hermana de san Oswaldo y Oswy, reyes de Northumbría; éste último quiso desposarla con el rey de los escoceses, a fin de contar con un aliado de confianza contra los paganos de Mercia. Pero Ebba rechazó la proposición; recibió el velo de manos de san Finián de Lindisfarne. Oswy le regaló a su hermana mayor tierras a orillas del río Dervent, donde fundó el primer monasterio de Ebchester, y después fundó el monasterio doble de Coldingham en la costa de Northumberland, cerca de Berwick, y fue la primera abadesa. La organización de la abadía se parecía a la de Whitby; se dice que fue una abadesa santa, pero no tuvo mucho éxito como administradora.

 Ejerció como abadesa durante 30 años, pero no siempre consiguió mantener el celo y la disciplina. Se dice que un monje irlandés le profetizó la destrucción del monasterio por la relajación de sus moradores; y a pesar de todos los intentos de la abadesa no consiguió un centro de verdadera espiritualidad. Después de su muerte el monasterio se incendió.

  Pablo Juan Charles. Beato. (1743-1794).   
Martirologio Romano: En un viejo navío anclado ante la costa de Rochefort, en Francia, beato Pablo Juan Charles, presbítero y mártir, que siendo prior en la Orden Cisterciense, en el furor de la Revolución Francesa fue conducido por los perseguidores, por el hecho de ser sacerdote, desde el monasterio de las Sept Fonts a la cárcel naval, en donde murió consumido por el hambre y la enfermedad. Nació en Millery (Côte-d'Or). 

Era prior del monasterio cisterciense de Sept-Fons, cuando asumió la dirección de la comunidad, porque el abad encargado se había refugiado en casa de su familia. Con 19 monjes ocupó el convento de los capuchinos de Montluçon, y llevó la vida monástica, ejercitándo muchas obras de caridad, a pesar de sus escasos recursos, todo esto les atrajo el reconocimiento de la municipalidad. El rechazo a prestar juramento constitucional por parte de los monjes, obligó a la autoridad municipal a aplicarles el decreto de evacuación de las casas religiosas, a pesar del amor que les profesaba la población. Los monjes se dispersaron. Dom Pablo Juan fue arrestado en 1793 y enviado a Rochefort.

 Detenido sobre la nave negrera "Deux Associés", estimado y amado por los compañeros de prisión, murió de hambre, con 51 años, y fue sepultado en la isla de Madame.
 Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.