Santoral del 27 de Agosto




Santa MÓNICA Madre de San Agustín
San POEMENO
San CESÁREO DE ARLES
San AMADEO DE LAUSANA
Beato FRANCISCO DE SANTA MARÍA y 14 compañeros
Beato ROGERIO CADWALLADOR
San DAVID LEWIS
Beatos JUAN BAUTISTA SOUZY y ULDARICO GUILLAUME
Beato DOMINGO DE LA MADRE DE DIOS BARBIERI
Beato FERNANDO GONZÁLEZ AÑÓN
Beato RAMÓN MARTÍ SORIANO
Beatos HERMENEGILDO DE LA ASUNCIÓN (Hermenegildo Iza y Aregita) y 5 compañeros
Beata MARÍA PILAR IZQUIERDO ALBERO
OTROS SANTOS DEL DÍA
Beato Gabriel María, Margarita, viudas; Marcelino, Juan, Serapión, Pedro, Antusa, mártires; Cesáreo, Licerio, Siagrio, Rufo, Narno, obispos; Hugo, Sabas, Alejandro, mártires; Eulalia, virgen; Pemón, anacoreta.


SANTA MONICA
El Espíritu del Señor reposó sobre mí;
por lo cual me ha consagrado con su unción,
y me ha enviado a evangelizar a los pobres.
(Lucas, 4, 18)
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Memoria de santa Mónica, que, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios.

Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber. Nació en Tagaste (Cartago) en el seno de una piadosa familia cristiana, noble, pero de modesta fortuna.

MEDITACIÓN SOBRE LA INSTRUCCIÓN DE LOS POBRES

I. Hombres apostólicos, aprended de San José a instruir a los pobres. Esta función no es brillante a los ojos de los hombres, pero es grande ante los de Dios y digna de todo vuestro celo. Es fecunda en méritos y en consuelos para vosotros, y en frutos de salvación para esas pobres almas, ¡ay! muy a menudo abandonadas. No se os ama, Señor, porque no se os conoce; si el mundo os conociese, os amaría. (San Agustín).

II. Padres de familia, velad por la instrucción de vuestros servidores. Enviadlos a la Iglesia para que aprendan en ella el camino del cielo; instruidlos vosotros mismos sobre los deberes que la religión les impone. Una palabra de vuestra boca hará mucha impresión en su corazón; no toleréis sus vicios, y demostrad bondad especial a los que son más virtuosos. ¡Qué gloria para vosotros, si ganáis para Dios el alma de vuestro servidor! No repeláis a vuestros servidores, poseen la misma naturaleza que vosotros. (San Ignacio).

III. Si tu posición no te permite trabajar en la instrucción y edificación de tu prójimo, por lo menos ora a Dios por la conversión de los pecadores. Tus oraciones atraerán acaso más almas a Dios que los trabajos de los hombres apostólicos. Mientras ellos riegan la tierra con su sudor y su sangre, tú obtendrás del Cielo la gracia, ese rocío celestial que la debe hacer fértil. ¿Qué haces tú por la conversión de los pecadores? Por lo menos humíllate: y si nada puedes hacer por la salvación de los demás, trabaja seriamente por salvar tu alma.

El buen ejemplo
Orad por la educación
cristiana de los niños.

ORACIÓN

Oh Dios, que por Santa Mónica, habéis dado a la Iglesia un nuevo auxilio para formar a la infancia en el espíritu de inteligencia y de piedad, concedednos, por sus ejemplos e intercesión, la gracia de practicar y enseñar vuestra doctrina, de modo que merezcamos las recompensas eternas. Por J. C. N. S. Amén.
Santa MÓNICA. (331-387).

Martirologio Romano: Memoria de santa Mónica, que, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios. Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber. Nació en Tagaste (Cartago) en el seno de una piadosa familia cristiana, noble, pero de modesta fortuna. Se recuerda que una criada, acusándola de bebedora, mientras se dirigía de adolescente, a buscar vino a la cantina, la salvó -son palabras suyas- del vicio de la bebida. 

  Casada con un pagano de difícil carácter, llamado Patricio, del que tuvo tres hijos (san Agustín, Navigio y una hija, Perpetua, muerta cuando era superiora del monasterio de Hipona en el 424). Las relaciones con su marido fueron difíciles y supo refrenarle en sus momentos de cólera; de tal manera soportó sus infidelidades conyugales que jamás tuvo el menor altercado: "porque esperaba, Señor, que vuestra misericordia viniese sobre él, para que, creyendo en Vos, se hiciese casto". El esposo, legionario romano pagano, se convirtió como catecúmeno el año 371 y murió al año siguiente, después de haber sido bautizado en el lecho de la muerte. Mónica tuvo que hacer frente a su suegra y a los chismes de sus amigas, a las que nunca permitió la crítica delante de ella, también tuvo que enfrentarse a la conducta desordenada de su hijo Agustín, que ya a los 16 años (simple catecúmeno) se había abandonado a sus pasiones (de los espectáculos trágicos y de sus amores) y a las ideas de los maniqueos. Un obispo desconocido le dijo para consolarla: "No puede perderse el hijo de tantas lágrimas". 

 La madre siguió a su hijo desde Madaura a Cartago, y en su sueño (que impresionó a san Agustín ) comprendió que debía vivir con aquel hijo extraviado, en vez de alejarse de él a causa de sus errores. Fue engañada amargamente por Agustín al partir para Italia: "aquella noche yo me partí a escondidas; y ella se quedó orando y llorando". Mónica sólo pudo seguirlo más tarde, cuando el hijo fue conquistado por las predicaciones de san Ambrosio de Milán, donde había conseguido ya una cátedra de Retórica. Tuvo la dicha de asistir al bautismo de su hijo, en la Pascua del 387. Pero antes del fin de ese mismo año, después de haber vivido algún tiempo en Casiaciaco (con Agustín y los amigos de éste), murió en Ostia sin poderse embarcar para África a causa de unas fiebres.

 Agustín nos narra el hecho: "solos ella y yo, frente a una ventana que daba al jardín de la casa donde vivíamos" y el diálogo continúa "hablamos con infinita dulzura, olvidando las cosas pasadas y proyectándonos hacia las futuras, y buscábamos juntos, en presencia de la verdad, cuál sería la eterna vida de los santos, vida que ni ojo ve ni oído oye, y que nunca penetró en el corazón humano"; al final del diálogo Mónica le dijo a su hijo: "hijo mío, por lo que a mi respecta, ya no hay nada que me atraiga de esta vida. No sé siquiera qué hago aquí abajo, y por qué estoy todavía. Una sola cosa me hacía desear vivir todavía un poco: verte cristiano católico antes de morir. Dios me lo ha concedido y aún más al verte despreciar los goces terrenos y servirle a Él sólo". Está enterrada en la iglesia de San Agustín en Roma. Es patrona de las mujeres casadas y modelo de las madres cristianas.
 MEMORIA OBLIGATORIA
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San POEMENO. M. c. 450. 

Martirologio Romano: En la Tebaida, en Egipto, san Poemeno, abad, tenido en suma consideración entre los anacoretas y del que se refieren muchas máximas llenas de sabiduría. Poimén o Pimen -cuyo nombre significa «pastor»- fue uno de los más famosos padres del desierto egipcio. Retirado al desierto egipcio de Scete con un hermano más joven y uno más anciano; en el 408 los tres fueron obligados a abandonar, por las incursiones de los bereberes, ese primer asentamiento, y buscar refugio entre las ruinas del templo de Terenuthis.

 Anubis -el hermano anciano- y Poimén, se alternaban en la guía de la minúscula comunidad. Por la mañana trabajaban hasta el mediodía, leían luego hasta las tres de la tarde, después se dedicaban a la recogida de leña, comida, y otras eventuales necesidades. De las doce horas nocturnas sólo cuatro las dedicaban al reposo, mientras que las restantes las repartían entre el trabajo y el canto del Oficio. Dejó muchos apotegmas llenos de sabiduría: "El agua es blanda y la piedra es dura. Sin embargo, cayendo el agua gota a gota de un recipiente sobre la dura piedra, poco a poco la taladra. 

Así es la palabra de Dios. Es blanda por su dulzura, y aunque nuestro corazón sea duro e insensible, si se la escucha y recibe con docilidad, abre al fin nuestro corazón, a pesar de su dureza, para dejar entrar el temor de Dios." "La humildad es tan necesaria al hombre como la respiración," "Nuestra voluntad propia es como un muro de bronce que ponemos entre Dios y nosotros." "Si refrenas tu lengua, tendrás reposo." Murió casi centenario. La liturgia bizantina define al santo como «lámpara del universo y modelo para los monjes»
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San CESÁREO DE ARLES. (c.470 - 542).

Martirologio Romano:
En Arlés, de la Provenza, san Cesáreo, obispo, que, después de haber llevado vida monástica en la isla de Lérins, recibió ese episcopado en contra de sus deseos. Preparó y reunió sermones apropiados para las festividades que los presbíteros debían leer con objeto de instruir al pueblo y escribió también reglas de vida, tanto para hombres como para religiosas, para dirigir la vida monástica. 

 Nació en territorio de la ciudad de Cabillón (Châlon-sur-Saône), Francia, en el seno de una familia acaudalada de origen galorromano. A los 18 años, pidió a san Silvestre, obispo de la ciudad que lo admitiese en el clero de Châlons, donde que permaneció aproximadamente dos años; a los 20 años se ingresó como monje benedictino en Lerins donde recibió una sólida formación espiritual; su vida hizo que sus cohermanos le eligieran mayordomo o procurador de la comunidad, pero sus penitencias fueron tantas que su salud se resintió y sus superiores lo mandaron a reponerse a Arles. 

 En el 449 recibió el cometido de restaurar la disciplina en un monasterio de los alrededores de Arles del que fue nombrado abad y allí recibió el sacerdocio de manos del obispo san Eonio y a los 30 años fue elegido arzobispo de Arles (502), sucediéndo a san Eonio. Fue un gran hombre de iglesia, presidió diversos concilios y particularmente el de Orange (529), en el cual se condenó el semipelagianismo. Su doctrina sobre la gracia es agustiniana. También luchó contra el paganismo residual. Fundó la gran abadía femenina de Aliscamps de Arles, que lleva su nombre; y para aquella comunidad escribió una regla monástica (“Regula sanctarum virginum”); su hermana santa Cesarea fue la abadesa. Anteriormente había escrito “Regula monachorum”, destinada a los monjes. 

Como síntesis de toda su vida escribió la llamada “Recapitulatio”, documento que nos detalla la organización de la vida religiosa a principios del siglo VI.   Se preocupó mucho del decoro en las funciones litúrgicas y fue un excelente predicador, de manera que sus homilías todavía se pueden leer con gran deleite. Fue ante todo un gran moralista. Se enfrentó a los reyes Alarico II y Teodosio. Fue guía de su pueblo en asuntos sociales y políticos, y siempre se demostró digno de su confianza. Durante el periodo de miseria provocado por el asedio de Arles en el 508 vendió los tesoros de su iglesia para socorrer a los pobres. Se dice que ha sido el primer obispo de Europa occidental en recibir el palio del Papa, cuando le pidió al papa san Símaco que fuera confirmada para Arles, la dignidad de sede metropolitana. Se le considera uno de los fundadores de la iglesia de Francia y uno de los Padres de la Iglesia.
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San AMADEO DE LAUSANA. (1110-1159).

Martirologio Romano:
En Lausana, entre los helvecios (hoy Suiza), san Amadeo, obispo. Siendo monje de Claraval, fue designado abad del cenobio de Hautecombe y elegido, más tarde, para la sede episcopal, desde donde educó con destreza a los jóvenes, formó un clero piadoso y casto y cantó las alabanzas en su predicación de la bienaventurada Virgen María. Nació en el castillo de Chatte del Delfinado. Cuando tenía ocho años, su padre, el beato Amadeo de Clermont, señor de Hauterive, tomó el hábito religioso en la abadía cisterciense de Bonnevaux. 

El santo fue al mismo convento a proseguir su educación, pero al poco tiempo pasó, con su padre, a Cluny. Después sirvió en la Corte del emperador Enrique V. En 1125, se hizo monje en Claraval cuando era abad san Bernardo, que en 1139, le envió como abad a Hautecombe en Saboya. El monasterio había adoptado la reforma apenas cuatro años antes y sus finanzas se hallaban en un estado lamentable. Amadeo animó a la comunidad a soportar gozosamente esas dificultades adicionales, y con una administración cuidadosa, logró sacar al monasterio del mal paso. 

 En 1144, se vio obligado a aceptar, por orden del Papa Lucio II, la sede de Lausana, donde se encontró pronto envuelto en luchas con los nobles y fracasó en su intento de persuadir al emperador Conrado para que acudiese en ayuda del Papa contra Pierleone. Cuando Amadeo III, duque de Saboya, partió a la segunda Cruzada, Amadeo fue nombrado corregente con Humberto, el hijo del duque. Cuatro años antes de su muerte, Federico Barbarroja le hizo canciller de Borgoña. Como obispo enseñó a los jóvenes con su ingenio, formó un clero puro y piadoso y ensalzó a María en sus sermones. Nicolás, el secretario de san Bernardo, habla en términos muy elogiosos de la virtud de este activo prelado. Su antiquísimo culto fue aprobado en 1903 por el papa Pío XI.
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Beato ROGERIO CADWALLADOR. (1566-1610).
Martirologio Romano: En Leominster, en Inglaterra, beato Rogerio Cadwallador, presbítero y mártir. Había sido ordenado en Valladolid, en España, e, insigne por su ciencia, ejerció su ministerio clandestinamente durante dieciséis años en su patria y, finalmente, condenado por el hecho de ser sacerdote, en tiempo del rey Jacobo I fue ajusticiado después de crueles torturas. 

 Nació en Stretton Sugwas (junto a Hereford), hijo y heredero de un hacendado labrador. Desde la infancia deseaba ser sacerdote y obtuvo licencia de su padre para pasar a Reims, desde donde, siendo diácono, pasó al colegio inglés de Valladolid, y allí recibió el presbiterado.  En 1594 volvió a Inglaterra y se estableció en su condado natal, con el nombre de Rogers, y durante dieciséis años realizó una intensa labor pastoral con gran celo y dedicación, provocando muchas conversiones entre los trabajadores y gente del pueblo. Persona muy instruida, manejaba muy bien el griego. 

Cuando pareció que a partir del 5 de noviembre de 1602 la reina Isabel I estaba dispuesta a llegar a cierto género de tolerancia con los católicos, Rogerio fue uno de los llamados «sacerdotes apelantes» dispuestos a reconocer como legítima a la Reina (30 de enero de 1603) y a obedecerla en todos los asuntos temporales y a oponerse a cualquier conspiración contra ella o invasión de su reino. Pero los apelantes no dejaron de señalar que ellos reconocían como cabeza de la Iglesia al obispo de Roma y esto por derecho divino, y que estaban dispuestos a defender esta fe al precio de sus vidas. 

Trece eminentes sacerdotes seculares, entre ellos Rogerio, presentaron el documento, pero sus diputados fueron apresados y la campaña anticatólica prosiguió. Ninguno de los firmantes fue perseguido o llevado a la muerte mientras vivió Isabel. Llegado al trono Jacobo I, pareció que iba a ser tolerante con los católicos, pero tras la llamada «Conspiración de la pólvora», no sólo se ajustició a los conspirados, sino que se endurecieron de nuevo las políticas anticatólicas.

 En 1606 se quiso imponer el llamado «Oath of allegiance» que obligaba a los católicos a condenar como impía y herética la pretensión de que un monarca depuesto por el papa podía ser depuesto o asesinado. Aunque algunos prestaron el juramento, la mayoría lo rechazó y el papa Paulo V lo condenó. Rogerio continuó su labor pastoral en secreto hasta que en Pascua de 1610 fue detenido en casa de una señora católica. Interrogado, reconoció ser sacerdote, y discutió los asuntos de religión con el obispo de Hereford, Robert Bennet. 

Se negó a jurar el “Oath of allegiance” y fue enviado a la cárcel de Hereford encadenado. En la cárcel se deterioró mucho su salud. Cuando se le sacó para ser ejecutado se le ofreció repetidamente la vida y la libertad si prestaba el juramento. Él se negó. Fue ejecutado por ahorcamiento y descuartizamiento en Leominster, el 27 de agosto de 1610. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 22 de noviembre de 1987. INDICE
Beato FRANCISCO DE SANTA MARÍA y 14 compañeros. M. 1627.
Martirio del B. Bartolomé Laure
Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, beatos Francisco de Santa María, presbítero de la orden de los Hermanos Menores, y sus catorce compañeros, mártires, que por orden del gobernador de la ciudad sufrieron el martirio en odio al nombre cristiano. Nació en Montalbanejo (Cuenca). Muy joven entró en la Provincia de San José de los franciscanos descalzos, en la que hizo la profesión religiosa y fue ordenado sacerdote. 

 Se ofreció para ir a las misiones y en 1609 marchó a Filipinas, donde trabajó con mucho celo por la conversión de los nativos y la salvación de las almas. Llevaba ya 14 años en Filipinas cuando se le propuso la posibilidad de pasar a Japón, pese a que estaba vigente la persecución y se corría un gran peligro. Hay que decir por tanto que incluyendo la perspectiva del martirio es como el P. Francisco de Santa María se ofreció para ir a Japón, a donde marchó acompañado del beato hermano Bartolomé Díaz “Laurel”.

Desembarcaron ambos religiosos en una playa próxima a Nagasaki y como no tenían asignado un puesto de misión fijo, lo primero que hicieron fue enterarse de qué comunidades estaban más desasistidas, pues era su intención cubrir los puestos más abandonados religiosamente a causa de la persecución. Su vida fue, pues, itinerante, y ciudades, aldeas, caminos y bosques, altas montañas y ríos fueron los sitios por donde ambos misioneros hubieron de pasar continuamente. Tenían los misioneros la consigna de no exponer las vidas sino reservarse para poder ejercer el apostolado, ya que el martirio dejaba sin obreros el campo evangélico. 

Como la búsqueda policial arreciaba más, en algunas ocasiones se vieron los misioneros obligados a vivir en los bosques, únicos sitios de mayor seguridad, albergándose en pobres cabañas y pasando grandes privaciones. Pronto tuvieron una estimable compañía: un joven cristiano japonés que se había unido a ellos, profesaría, ya preso, en la Orden franciscana y se convirtió en su guía y mentor, con la garantía de pasar muy inadvertido por ser nativo. Se trataba del beato Antonio de San Francisco, que morirá mártir con sus dos compañeros. Así pasaron cuatro años de intensa y fecunda labor apostólica. En la primavera del año 1627 estaban en la casa del beato Gaspar Vaz el P. Francisco y el Hno. Laurel junto con un grupo de cristianos para celebrar allí la eucaristía.

 Un apóstata se enteró y avisó a la policía. Ésta llegó con presteza y rodeó la casa, y todos hubieron de entregarse. No estaba fray Antonio, pero al enterarse de la detención acudió a declarar su cristianismo y quedó igualmente preso. Fueron todos llevados a la cárcel y allí se dedicaron a la oración, animándose mutuamente a permanecer firmes en la fe. Juzgados, se les condenó a muerte. Además de los ya mencionados eran: María Vaz, Luis Soyeman, Francisco Cufioye, Tomás Wo Yinyemon, Lucas Kiiemon, Miguel Kizaiemon, Martín Gómez de Facato, Francisco Curobioye, Cayo Yiyeimon, María Magdalena Kiota y Francisca Bizzoca Pinzokera. Fueron trasladados a la prisión de Nagasaki, donde sufrieron toda clase de penalidades. Una parte del grupo fueron degollados y la otra parte quemados vivos a fuego lento.
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San DAVID LEWIS. (1616-1679).
Martirologio Romano: En la ciudad de Usk, en Gales, san David Lewis, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, ordenado sacerdote en Roma, celebró ocultamente los sacramentos en su patria durante más de treinta años y prestó ayuda a los pobres, hasta que en el reinado de Carlos II fue ahorcado por ser sacerdote. 

 Nació en Abergavenny, de padre anglicano y madre católica, fue educado en la fe del padre; fue educado en la Royal Grammar School. Su inclinación era la abogacía y a los 16 años entró en el Middle Temple. Se colocó como tutor del hijo del conde de Savage, y en calidad de tal viajó al extranjero. Después de un viaje a París se convirtió al catolicismo. Muertos sus padres, se marchó a Roma, donde ingresó en el colegio inglés (1638), y se ordenó sacerdote en 1642. En 1645, estando todavía en Roma ingresó en la Compañía de Jesús.

 Hecho el noviciado y la profesión religiosa es enviado en 1646 a la misión inglesa, pero para ser llamado enseguida de nuevo a Roma, donde se le da el cargo de director espiritual del Colegio Inglés. En 1648, y a petición propia, vuelve a Gran Bretaña y se establece en Cwm, Llanrothal, aquí trabajó como misionero a lo largo de 31 años, usó el alias de «Charles Baker», realizando una labor admirable, trayendo de nuevo a la fe a los caídos, fortaleciendo a los débiles, no importándole los peligros, soportando dificultades con ánimo entero, y mostrando tal caridad con los pobres que se ganó el nombre de «Tady Plodion», es decir el «padre de los pobres». 

  En 1678 estalló el escándalo de la llamada «conspiración papista», denunciada por Titus Oates, y aunque finalmente resultó ser falsa, se hizo muy espesa la persecución contra los católicos. El P. David se escondió en Llanfihangel Llantarnam, pero unos católicos apóstatas lo denunciaron y fue arrestado el 17 de noviembre de 1678 justo cuando se disponía a decir misa. Llevado a Aberganny, fue luego encerrado en la cárcel de Monmouth, donde estuvo hasta mediados de enero de 1679, en que fue llevado a la de Usk. En el juicio de marzo compareció ante el juez sir Robert Atkins, ante el cual una testigo declaró haberle visto ejercer el ministerio sacerdotal católico.

 Fue entonces condenado a muerte. La ejecución tuvo lugar en Usk, frente a donde está ahora la iglesia de San Francisco Javier. El mártir se dirigió a los presentes y confesó ser católico, sacerdote y jesuita, y dijo que como se le condenaba por haber dicho misa y administrado los sacramentos, él moría por la causa de la religión. Exhortó a todos a ser firmes en la fe, frecuentar los sacramentos, sufrir con paciencia las aflicciones y persecuciones y perdonar a los enemigos. La gente se quedó tan conmovida con estas palabras que empezó a tirar piedras al verdugo, el cual se marchó, siendo sustituido por otro. Sus últimas palabras fueron: «Dulce Jesús, recibe mi alma». Fue entonces ahorcado y descuartizado. Fue canonizado el 25 de octubre de 1970 por el papa Pablo VI.
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Beatos JUAN BAUTISTA SOUZY y ULDARICO GUILLAUME. M. 1794. Martirologio Romano: En la costa frente a Rochefort en Francia en una sórdida galera anclada, beatos mártires Juan Bautista de Souzy, sacerdote, y Uldarico (Juan Bautista) Guillaume, hermano de las Escuelas Cristianas, mártires, que durante la persecución contra la Iglesia sufrieron un inhumano encarcelamiento y murieron por Cristo consumidos por el hambre y la enfermedad. Juan Bautista nació en La Rochelle. Como sacerdote se distinguió por su celosa predicación y por su prudente dirección de las almas, por sus singulares dotes de piedad y cultura. Era canónigo de la catedral de la Rochelle y también vicario general de la diócesis.  

Por negarse hacer el juramento constitucional en 1791, tuvo que abandonar su diócesis y se fue a Poitiers, donde continuó ejerciendo su ministerio clandestinamente, hasta que se presentó para su deportación en marzo de 1794 y destinado a Rochefort. Cuando lo supo el obispo de La Rochelle lo nombró su delegado para con todos los sacerdotes que estuvieran presos o deportados con él. Destinado a la isla Madame, murió en ella de enfermedad y miseria, confortando a todos con gran energía moral, animándoles para que se apoyasen mutuamente y se preparasen para la muerte con sentimientos de paz y perdón. En aquellas terribles prisiones flotantes murieron 547 religiosos víctimas de la enfermedad, las privaciones y los castigos de sus carceleros. 

 Uldarico nació en Fraisans, parroquia de Dampierre, diócesis de Besançon. Ingresó en el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en1785 con el nombre de Hermano Uldarico, “declaro que amo mi estado vocacional y deseo perseverar en él hasta la muerte, con la ayuda de la gracia de Dios».  Se sabe poco de la vida y actividad del Hno. Uldarico en los ocho años de misión apostólica en Nancy, que siguieron a su noviciado. Después que los revolucionarios cerraron la escuela, dice el abate Guillon que el Hno. Uldarico «muy apegado a los hijos de los pobres de Nancy, se quedó por ellos en esta ciudad, donde clandestinamente continuó instruyéndolos en la piedad y en el arte de la lectura y de la escritura». 

Y el Hno. Gustave-Marie añade: «Cuanto más humildad tenía en su profesión, tanto más éxito alcanzaba con sus instrucciones; y tanto más, también, los impíos perseguidores se irritaban contra él. La vida tranquila y ordinaria del modestísimo Hno. Uldarico no tenía nada que pudiera ofender á los republicanos; y los servicios que prestaba deberían atraerle el reconocimiento del pueblo. Pero, como eran impíos y ateos, que reinaban bajo el nombre del pueblo y de la República, este buen "ignorantin" fue encarcelado en 1793». 

En efecto, fue detenido el 17 de mayo y condenado a la deportación. Tenía 38 años. La caravana salió hacia Rochefort el 1º de abril, a las 7 de la mañana, y llegaron el 28. El Hno. Uldarico fue encerrado en «Les Deux Associés». Afectado por la epidemia y víctima de los sufrimientos falleció de hambre el 27 de agosto. Fue enterrado en la isla Madame.
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Beato DOMINGO DE LA MADRE DE DIOS BARBIERI. (1792-1849). Martirologio Romano: En Reading, en Inglaterra, beato Domingo de la Madre de Dios Barberi, presbítero de la Congregación de la Pasión, que, buscando con empeño restablecer la unidad de los cristianos, llevó a muchos al seno de la Iglesia católica. Natural de Viterbo. En su obra “Arcana verba” nos describe la historia de su vocación religiosa.

 Era hijo de campesinos muy pobres, y un día estando en oración, sintió que Dios le destinaba a la vida religiosa para predicar el Evangelio, pero no solamente a los católicos, sino que su misión tenía un fuerte contenido ecuménico. Ingresó en los pasionistas de Vetralla y fue ordenado sacerdote en 1818 no sin grandes dificultades, sobre todo porque no tenía suficientes conocimientos culturales. Fue profesor de Teología y Filosofía y durante su noviciado en 1814 tuvo otra visión, de que su destino sería el norte de Europa, y que llegaría a ser sacerdote. 

Fue destinado a Bélgica, y desde allí tuvo fuertes contactos con el “Movimiento de Oxford”, movimiento religioso formado por teólogos anglicanos que buscaban dónde estaba la verdadera iglesia de Jesucristo. Su jefe era John Henry Newman. A lo largo de tres años, Domingo mantuvo contanto con este movimiento, como único lazo de unión entre la Iglesia católica y la anglicana. Mantuvo contactos con Newman, y le envió su obra “El lamento de Inglaterra”, y fue invitado a ir a Littlemore. Fue nombrado jefe de la misión pasionista inglesa en 1841; trabajó hasta su muerte en Reading.

 Iba sólo con sandalias, habló a los obreros, se pateó las calles y soportó los insultos y los maltratos, sin un lamento; todo esto conmovió a el cardenal Newman, importante personaje de la iglesia anglicana, que fue fruto de su apostolado. Hubo más conversiones de sacerdotes anglicanos, y fue gran impulsor del ecumenismo. Murió en Reading, en la misma pobreza en la que había vivido. Está enterrado en el convento pasionista de Sutton, Saint Hellens.
 Fue beatificado por Pablo VI el 27 de octubre de 1963.

Martirologio Romano: En la localidad de Picasent, en la región de Valencia, en España, beato Fernando González Añón, presbítero y mártir, que, en tiempo de persecución, mereció pasar a la bienaventuranza eterna. Nació en la ciudad de Turís, provincia de Valencia, diócesis de Valencia (España) en el seno de una familia de labradores. Ya desde muy niño era muy piadoso mostrando su vocación sacerdotal en sus juegos y hasta en las pláticas que dirigía a sus vecinos y a los niños de la escuela.

 Ingresó al Seminario Conciliar Central, donde se distinguió por su piedad, aplicación y jovialidad, que le merecieron la estima de superiores, compañeros y amigos; fue un seminarista ejemplar. Recibió la tonsura, las órdenes menores y el subdiaconado. Tras haber recibido el presbiterado, celebró por vez primera la Misa en la Parroquia de su pueblo natal el 6 de marzo de 1913. Los primeros frutos de su ministerio pastoral los recogió en el pueblo de Alcácer, donde fue coadjutor en 1913. 

  En 1915 pasó a Santa Catalina de Alcira, también como coadjutor. Ejerció después en Macastre, como cura ecónomo, y más tarde, como Capellán de la Hidroeléctrica, en Cortes de Pallás. Fue cura regente de Anna en 1924 y coadjutor de San Juan de la Ribera en 1925. En todas estas Parroquias se distinguió como apóstol de los obreros, a quienes socorrió siempre en sus necesidades. El 24 de junio de 1931 tomó posesión del curato de Turís. Ya con los suyos, se multiplicó su actividad pastoral, desviviéndose por el culto y la devoción al Santísimo Sacramento. 

Fundó las Cuarenta Horas y promovió la festividad de Cristo Rey y la fiesta de la Virgen de los Dolores. Se dedicaba a la atención pastoral de los enfermos y necesitados, sin olvidar la catequesis. Apóstol y propagandista de la buena prensa. No hubo petición de pobres que no atendiera, y su influencia ante personalidades estuvo cultivada con miras a hacer el bien. El beato Fernando era consciente, en los días previos a la revolución, de la situación que estaba por afrontar: persecución religiosa y probable martirio.  La revolución en Turís comenzó con el incendio de las iglesias, la quema de imágenes y objetos religiosos y el encarcelamiento de los católicos. Al estallar la revolución de 1936, el beato reaccionó como un sacerdote católico auténtico.

 Mantuvo su ánimo sereno y se confió en la Divina Providencia. Fue detenido el 27 de agosto de 1936 en la casa abadía. Al día siguiente fue asesinado no sin antes perdonar a sus ejecutores y pronunciar ¡Viva Cristo Rey!. 
Martirologio Romano: En el camino entre las aldeas de Godella y Bétera, en Valencia, España, beato Ramón Martí Soriano, presbítero y mártir, que, en el furor de la misma persecución contra la fe, derramó su sangre por Cristo. Nació en Burjassot, Valencia, en el seno de una familia muy modesta y cristiana. A los doce años quería ser salesiano, pero le aconsejaron que fuera sacerdote secular para poder así ayudar a sus familiares. Primero fue alumno externo del seminario de Valencia, y luego fámulo del rector y oficial de la secretaría de estudios. 

Vivía con amor su pobreza y decía que no sería sacerdote para ganar dinero. Ordenado sacerdote en 1926, fue destinado como coadjutor a Vallada, donde hizo una gran labor apostólica, cuidando de manera particular la catequesis de niños y adolescentes y la liturgia. Atendió en cierta ocasión personalmente a un enfermo de lepra con el mayor sigilo. Era también un magnífico director de almas, y hacía de auténtico enfermero con el anciano párroco, de carácter difícil y de salud mental endeble, del que fue regente a causa de su situación. Vivía con alegría la pobreza y no se avergonzaba de sus humildes orígenes. Su predilección fueron los pobres y los obreros, para los que organizó unos talleres y fundó un sindicato para defender a las mujeres trabajadoras. 

 Tras las elecciones de 1936 se le expulsó del pueblo, no sin que antes él hubiera advertido en el pulpito de los peligros que corría la religión, y animado a los fieles a perseverar hasta el martirio. Estas palabras fueron calificadas de «políticas». Su expulsión fue muy sentida en el pueblo. Estallada la revolución del 18 de julio, él estaba en su pueblo natal con sus familiares, en la casa de una hermana casada, y siguió atendiendo a las hermanas trinitarias, de las que era capellán, pero las hermanas hubieron de dejar el convento y dispersarse. Pasaba los días en retiro y oración, vistiendo su sotana y serenando a sus familiares, y mostrándose dispuesto a ser fiel a su sacerdocio hasta el final. El 27 de agosto vinieron a buscarlo cuatro milicianos. 

El los recibió asegurándoles que no renegaría de Dios ni de su religión, y que podían matarlo si ser sacerdote era delito. Se despidió de su familia y fue llevado al Comité. Se le propuso renegar de Jesucristo y así salvarse. Él se negó. Aquella noche insistieron en que renegara. Él dijo que no. Fue llevado a la carretera de Godella a Bétera y allí fue fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.
Martirologio Romano: En Alcázar de San Juan, España, Beatos Hermenegildo de la Asunción (en el siglo Hermenegildo Iza y Aregita) y cinco compañeros de la Orden de la Santísima Trinidad, asesinados por odio a la fe. Hermenegildo Iza y Aregita nació en Mendata-Albiz (Vizcaya, España) en 1879. Trinitario. Arrestados, toda la comunidad trinitaria, el 20 de agosto de 1936 fueron atados y llevados al Ayuntamiento de Alcázar de San Juan.

 En el Ayuntamiento estaban también detenidos los franciscanos, las concepcionistas franciscanas y un novicio dominico. La multitud que había en la plaza gritaba: “Dejad que los matemos nosotros si no tenéis agallas. ¡Muerte a los curas!”. El alcalde les dijo desde el balcón: “Esperad, esperad, que lo que se os ha prometido se realizará”. Hacia las dos de la tarde llevaron a los franciscanos, a los trinitarios y al novicio dominico a una ermita a las afueras de la población.  En todo el día 21 no recibieron nada para comer. Lo angosto del lugar, que no tenía ventanas, y el calor del verano suponía una gran molestia, pero nadie se quejó. Al principio rezaban en común, pero se lo prohibieron. A las personas que les llevaban comida les decían los carceleros: “Sí, traedles cosas, que ya les quedan pocos días”. Hacia las doce de la noche del día 26, sacaron de la ermita a los trece religiosos en dos grupos. Ellos salieron sin resistirse ni protestar.

 Ninguno trató de huir. Entre las 12 de la noche del 26 de agosto y la una de la madrugada del 27 de agosto de 1936 los fusilaron. Con él también murieron los siguientes trinitarios: Buenaventura de Santa Catalina (Buenaventura Gabika-Etxebarria Gerrikabeitia), Francisco de San Lorenzo (Francisco Euba Gorroño), Antonio de Jesús y María (Juan Antonio Salútregui Iribarren), Plácido de Jesús (Plácido Camino Fernández) y Esteban de San José (Esteban Barrenechea Arriaga). Fueron beatificados el 13 de octubre de 2013 por SS Francisco.
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Beata MARÍA PILAR IZQUIERDO ALBERO. (1906-1945). Martirologio Romano: En San Sebastián, en España, beata María del Pilar Izquierdo Albero, virgen, que muy probada por la pobreza y por graves enfermedades, sirvió a Dios mostrado una caridad singular en favor de los pobres y afligidos, para cuyo servicio fundó la Obra Misionera de Jesús y María. Nació en Zaragoza, en el seno de una familia muy pobre, pero cristiana. Desde muy pequeña se distinguió por su amor a la Eucaristía y a María. 

Con frecuencia se escapaba a la basílica del Pilar, para hacer compañía a Jesús Sacramentado y a María. Socorrió a los pobres con su propia comida e intercambió sus vestidos por los harapos de los otros. No pudo realizar ningún estudio, y apenas sabía leer y no sabía escribir, aunque aprendió a bordar, labrar el cuero y el oficio de alpargatera. Sufrió varias enfermedades graves que la llevaron a una parálisis y una ceguera de las que se recuperó milagrosamente; por causa de su salud tuvo que trasladarse durante cuatro años al pueblo zaragozano de Alfamén. 

 "El sufrimiento es la puerta más recta y verdadera para entrar en el templo de la santidad" dijo. De regreso a Zaragoza trabajó en una fábrica de zapatos. En la buahardilla donde se alojó, fueron muchas personas de toda clase social para pedirle consejo, y salvó muchas vocaciones durante la guerra civil. El dinero que le daban como limosna, lo repartía entre los más pobres. Fundó la Obra Misionera de Jesús, María y José, en 1939, cuando todavía estaba enferma. Esta fundación se encarga de trabajar en los suburbios y de ayudar al restablecimiento espiritual de España. María Pilar en esta segunda etapa de su vida sufrió toda clase de incomprensiones, calumnias, desprecios. 

El obispo de Madrid revocó el decreto de aprobación y la curia de Zaragoza declaro que su repentina curación no había sido un milagro, sino una falsedad y la acusaron de engañadora, endemoniada, ilusa, falsaria.  Soportó pacientemente todo esto, esperando que la Providencia pusiera todas las cosas en su sitio. Algunas compañeras abandonaron la fundación ante las críticas. En 1941, el obispo de Madrid aprobó su fundación. Poco después volvió a ser probada por la enfermedad a causa de los quistes del vientre y volvió a ser incomprendida y calumniada, surgiendo graves dificultades dentro de su fundación, por lo que aconsejada por su confesor, tuvo que retirarse de su propia obra en 1944. La siguieron 9 de sus colaboradores. 

Se fue a San Sebastián, donde llevó la cruz del sufrimiento, amando y perdonando. Por un accidente de coche se fracturó una pierna y se le manifestó un tumor maligno. Falleció a los 39 años en San Sebastián, recordando el amor que sentía hacia su fundación que la había abandonado. Años después su Instituto obtuvo la aprobación pontificia. María del Pilar fue beatificada el año 2001 por san Juan Pablo II.
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OTROS SANTOS DEL DÍA: San Rufo. M. 295.
Martirologio Romano: En Capua en Campania, san Rufo, mártir. Mártir junto con Carpóforo, en Capua, durante la persecución de Diocleciano. Según sus Actas, poco fiables, Rufo era diácono y de Carpóforo no se sabe nada. Rufo no fue discípulo de san Apolinar, como sostienen algunos hagiógrafos. Santos    

Marcelino, Mannea, Juan, Serapio y Pedro. M. c. 303. Martirologio Romano: En Costanza en Scitia, hoy Rumanía, santos mártires Marcelino, tribuno, y Mannea, conyuges, y Juan, su hijo, Serapio, clérigo, y Pedro, soldado. Según sus Actas, autenticas, toda la comunidad cristiana de una pequeña ciudad (Oxirinco en Egipto) fue llevada a Thmuis en Mesia, hoy Costanza en Rumanía, en la orilla del mar Negro y fue decapitada; formaban parte el tribuno Marcelino, su mujer Manea y sus hijos Juan y Babila; Serapión, clérigo, y el soldado Pedro, un obispo, dos clérigos y ocho laicos.  Fueron denunciados al Prefecto de la Tebaida egipcia, porque se opusieron a sacrificar a los ídolos.

 Todos fueron conducidos encadenados delante del prefecto de Thmuis. éste intentó persuadirles para que obedecieran la ley, pero los detenidos permanecieron incólumes y por tanto fueron condenados a morir devorados por las fieras en la arena. El prefecto intentó de nuevo salvar sus vidas preguntándoles: “¿No os avergüenza de honrar a un hombre condenado a muerte y sepultado hace cientos de años por Poncio Pilato?”. Esta provocación no hizo ningún efecto en los condenados. Según el autor de las Actas, el obispo Melecio, pronunció una profesión de fe en la divinidad de Jesucristo, cláramente inspirada en las definiciones dogmáticas emanadas del Concilio de Nicea del 325. Al final los intrépidos cristianos fueron decapitados porque las fieras no les hicieron nada y el fuego no consiguió quemarles.   

  San Narno de Bérgamo. M. c. 345.
Martirologio Romano: En Bérgamo, en la provincia de Liguria, san Narno, que es considerado primer obispo de la ciudad.
Se piensa que fue el primer obispo de Bérgamo y que fue consagrado por san Bernabé. En realidad fue el tercer obispo de Bérgamo (334-345) y lo consagró san Ambrosio de Milán. El lugar de su nacimiento es incierto, algunos dicen que Castione, que Ogna, que Villa d'Ogna pero se piensa que fue Ogna (Bergamo) y se dice que se construyó la iglesia primitiva de Alessandria, que fue dedicada a Santa Grata. 

Se piensa que tal vez fuera maltratado en su juventud, durante la persecución de Diocleciano. Murió en su casa en Bérgamo, y fue enterrado en la cripta de la iglesia de Alessandria, dedicada al Martirio de la San Alejandro. Hoy en día está enterrado en la catedral de Alessandria  

  San Licerio de Couserans. (500 - c.540/8). 

Martirologio Romano: En Couserans, de la Aquitania, san Licerio, obispo, que, oriundo de Hispania, fue discípulo de san Fausto de Riez y con sus oraciones libró a la ciudad de ser destruida por los visigodos. Nació en el Pirineo leridano; se trasladó a Francia y fue discípulo de san Fausto de Riez; en el 506 fue elegido obispo de Couserans (Ariège), no lejos de Auch y que luego se llamó Saint Lizier. Fue un santo y prudente padre espiritual, que liberó a su pueblo de las calamidades de unos tiempos revueltos, entre otras cosas libró a la ciudad de ser destruida por los visigodos.  

  San Báculo de Sorrento. M. 660.
Había nacido de la familia de los Brancaccio, de origen napolitano, y renunció a todo para dedicarse al estudio y a la piedad. Fue obispo de Sorrento y después de Castellmare y Stabia. Fue un exorcista prodigioso, y luchó para erradicar el paganismo de su diócesis.   

San Juan de Pavía. M. 813.
Martirologio Romano: En Pavía, de la Lombardía, san Juan, obispo. Obispo de Pavía (801-813). Se dice que gobernó la iglesia de Pavía con ciencia y virtud y después de su episcopado se durmió dulcemente en el Señor. 

   San Gebardo de Constanza. (949-995). Martirologio Romano: En el monasterio de Peterhausen, que él había fundado, en Suabia, sepultura de san Gebhardo o Gebardo, obispo de Constancia. Nació en el seno de una familia aliada de los carolingios y de los capetos. Era hijo de Ulrico de Breganza. Fue educado en la escuela de la catedral de Constanza. Con el parecer del emperador Otón II, fue elegido Obispo de Costanza (979-995). Fundó en las cercanías de la ciudad la gran abadía benedictina de Petershausen (983), en la que dejó como reliquia la cabeza de san Gregorio Magno, que recibió en Roma del Papa. Fue enterrado en este monasterio. Sus restos fueron elevados como reliquia el 27 de agosto de 1134, lo que en la época equivalía a la actual beatificación. Patrón de Constanza. 

   San Guarino de Sión. (1065-1150).

Martirologio Romano:
En el monasterio de Aulps, en Saboya, muerte de san Guarino, obispo de Sión, que, siendo monje de Molesmes en tiempos de san Roberto, fundó este cenobio, que dirigió santamente y agregó a la Orden del Císter. Nació en Pont à Mousson. Benedictino de Molesmes en tiempos del abad san Roberto; fue abad cisterciense de Saint Jean d'Aulps, en Chablais (Ginebra) y pidió que ésta fuese afiliada a los cistercienses de Claraval. A pesar de su edad avanzada, Guarino trabajó intensamente en el progreso espiritual y material de su monasterio: y por esto san Bernardo de Claraval lo felicitó en dos cartas. Fue elegido obispo de Sión, en Valais (1138-1150) por Inocencio II. Como obispo dio pruebas de gran celo en la administración de su diócesis. Sus reliquias se encuentran en la iglesia de Plan d'Avau.   

Ángel Conti de Foligno. Beato. (1226-1312).

Martirologio Romano
: En Foligno, de la Umbría, beato Ángel Conti, presbítero de la Orden de Eremitas de San Agustín, insigne por sus penitencias y humildad, y de suma paciencia al recibir ofensas. Natural de Foligno, en el seno de la noble familia de los Conti. En los años de 1293 a 1297 se encontraba en Gubbio. Con 20 años se hizo sacerdote agustino y como el beato Ángel de Sansepulcro fue amigo de san Nicolás de Tolentino. Fundó tres casas agustinas en Umbría entre los cuales se encuentra el de San Agustín en su ciudad natal. Fue insigne por su mortificación y humildad, y pacientísimo en tolerar las injurias. Murió en Foligno y sus restos reposan en la iglesia de San Agustín de esta ciudad.