Santoral del 30 de Agosto



SANTA ROSA DE LIMA, VirgenINDICE
Pamaquio, Santo Biografía
San FANTINO "el Joven”
San PEDRO DE TREVI
San ERO DE ARMENTEIRA
Santa MARGARITA WARD y beatos compañeros
Beata MARÍA RAFOLS
Fiacro, Santo Biografía
Juan Juvenal Ancina, Beato Obispo
Beatos DIEGO VENTAJA MILÁN y MANUEL MEDINA OLMOS
Beato DIONISIO ULLÍVARRI BARAJUÁN
Beato ESTEBAN NEHMÉ
Beato EUSTAQUIO VAN LIESHOUT.
Beato ALFREDO ILDEFONSO SCHUSTER
BEATO TOMAS DE KEMPIS
OTROS SANTOS DEL DÍA
Fiacrio, Patrono de los jardineros y botánicos. Agilo, Amaltrudis, Bonifacio, Tecla, Gaudencia, Dasio, Fantino, Félix, Adaucto, mártires; Loarno, Pamaquio, Pelayo, Arsenio, Silvano, confesores; Rumón, obispo; Pedro, eremita.

SANTA ROSA DE LIMA
PATRONA PRINCIPAL DE IBEROAMÉRICA
Una virgen se ocupa de las cosas del Señor,
a fin de ser santa de cuerpo y alma.
(1 Corintios, 7, 34)

Rosa de Santa María, (1586-1617) llamada así por la virginal hermosura de su rostro, pues su nombre de pila era Isabel, fue la primera flor de santidad que produjo la América española. Nació en Lima, Perú, de padres de origen español y modestos de condición. Desde su más tierna edad, Rosa experimentaba una atracción cada día más desbordante hacia la santidad, la virginidad, la devoción, el amor al retiro, un extraordinario espíritu de penitencia. Sus padres deseaban un ventajoso matrimonio dada la belleza de su hija, pues verdaderamente era deslumbrante. Con ese fin, le hacían frecuentar fiestas y banquetes para llamar la atención de los jóvenes más ricos de la ciudad. Rosa obedecía pero sabía sacar provecho de estas fiestas. Debajo de su diadema de rosas colocaba un casquete con pinchos, en forma de corona de espinas. Y bajo sus vistosos vestidos colocaba cilicios y otros instrumentos para macerar su cuerpo.

En 1616, a los 24 años, vistió el hábito negro y blanco de la Tercera Orden de Sto. Domingo. Desde entonces todavía progresó más a pasos agigantados por el camino de la perfección. Aseveró su confesor que, "Jamás, ni de día ni de noche, perdía la presencia de Dios en su corazón y que su alma nunca fue mancillada por el pecado venial". El Señor le concedió la gracia de repetir en sí misma los atroces dolores de la Pasión de Cristo. En medio del dolor gritaba: "Aumentadme el dolor, Pero, dios mío, dadme paciencia". Murió el 24 de agosto de 1617 a la edad de 31 años, admirada en toda Lima y querida ya en todo Perú. El Papa Clemente X la canonizó en 1671, siendo la primera santa americana que llegó a los altares. En la Argentina ha sido establecido este día "como Fiesta nacional de Acción de gracias a la divina Providencia, por los beneficios conferidos a la Nación".

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SANTA ROSA

I. Trata al menos de encontrar todos los días un momento libre para dedicarte, en la soledad, a la meditación y a la oración. Ama a tus padres por Dios, y los servicios que les hagas, figúrate que los haces al mismo Jesús. Así pensarás en El sin cesar.

II. San Agustín, hablando de Cristo y de la Iglesia, su Esposa inmortal, dice que son dos en una sola y misma pasión. Así debe ser en cuanto a la unión del alma con Jesucristo. Para agradar al Esposo, es menester hacerse semejante a Él; por eso Santa Rosa practica las penitencias más rigurosas, y lleva en la cabeza un aro de hierro con agudas puntas en su parte interior, semejante a la corona de espinas. Para gozar de los castos abrazos del Esposo, se debe despreciar la propia carne. (San Jerónimo)

III. Sacrificar la carne y sus concupiscencias, es poco todavía. Mira a Santa Rosa. Ya la pruebe la enfermedad, ya Dios le retire sus consolaciones, a todo se resigna. Lo único que pide a su Esposo, es que aumente su amor en proporción a los sufrimientos que padece. ¡En cambio nosotros nos impacientamos ante la menor contrariedad, nos abatimos ante la menor prueba! Avergoncémonos de nuestra cobardía y adoptemos la resolución de sufrir, por lo menos con paciencia, los males que no podemos evitar. Estáis prometidos a Cristo, le habéis consagrado vuestra voluntad. (Tertuliano)

El desprecio de los placeres
Orad por las vírgenes consagradas a Dios.

ORACIÓN

Oh Dios poderoso, dispensador de todos los bienes, que habéis provisto a la bienaventurada Rosa con el rocío de la gracia celestial, y que la habéis hecho brillar en América con el fulgor de la virginidad y de la paciencia, concedednos la gracia a nosotros servidores vuestros, de correr tras el olor de sus perfumes, y merecer así llegar a ser un día el buen olor de vuestro Hijo, que, con Vos y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

San PAMMAQUIO. (c.340 - 410). 

Martirologio Romano
: En Roma, conmemoración de san Pammaquio (Palmaquio o Panmaquio), senador, notable por su preparación en lo relativo a la fe y por su generosidad hacia los pobres. Por su piedad para con Dios fue fundado el título en el monte Celio. Era miembro del senado, inmensamente rico, con grandes propiedades al norte de África, primo de santa Marcela de Roma, y condiscípulo de san Jerónimo. 

Las relaciones entre los dos se enfriaron, cuando el círculo de damas que oían a san Jerónimo, comenzaron a vivir una vida más rigurosa, a Pammaquio aquello le parecía exagerado, y cuando aquellas damas le siguen en su destierro, pensó que todo aquello es una locura. Se casó con la hija de santa Paula de Roma, Paulina; y cuando unos años después murió de sobreparto, en el 395, el viudo recibió dos cartas de pésame de san Paulino de Nola y de Jerónimo que le dijo: "me entero de que has edificado en el puerto romano un albergue para forasteros ....pero por el paterno amor que te amo... no se trata de ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. 

 Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa, si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo... ora leas, ora escribas, ora estés despierto, ora duermas, que resuene siempre en tus oídos la trompeta del amor"; luego añadirá: "Mirad a Pammaquio, este santo, y al sacerdote Paulino -el de Nola-, de la fe ardiente: no se han contentado de dar a Dios su dinero, sino que se han donado a sí mismos". 

 San Paulino de Nola le escribió al respecto: «Vuestra esposa es ahora vuestro abogado ante Jesucristo y vuestra garantía de salvación. Ella os obtendrá tantas bendiciones del cielo cuantos tesoros le habéis ofrecido vos en la tierra, ya que no os contentáis con llorarla inútilmente, sino que la hacéis participar de vuestros actos de caridad. Con vuestras virtudes honráis a vuestra esposa y, cuando dais de comer a los pobres, le dais de comer a ella...».  

Se hizo monje y edificó en Ostia un albergue, este albergue era un hospital que había construido, junto con santa Fabiola, imitando uno que había hecho san Paulino. Se encargaban con frecuencia de atender personalmente a sus huéspedes. Al consagrarse al socorro de los necesitados, san Pammaquio no hacía más que seguir las huellas de su esposa. San Jerónimo decía que los ciegos, los baldados y los indigentes eran los herederos de la mujer de san Pammaquio. Aunque éste no iba en busca de los miserables, ellos acudían espontáneamente, sabiendo que no les cerraría las puertas. Fue un experto en cuestiones doctrinales, y tuvo muchos contactos con el Papa que buscaba sus consejos. 

San Pammaquio sufrió mucho por la acritud de la controversia que san Jerónimo sostuvo con Rufino. Además de aconsejar a san Jerónimo que tradujese el "De principiis" de Orígenes, le ayudó mucho en sus escritos controversísticos, aunque no consiguió moderar la violencia de lenguaje de la mayoría de ellos. El santo escribió también a las personas que vivían en sus posesiones de Numidia, exhortándolas a renunciar al cisma donatista y a volver al seno de la Iglesia. San Agustín de Hipona le dio por ello las gracias en una carta, el año 401. Pudo ser obispo, si hubiera ambicionado este honor. Jerónimo le escribió de nuevo: "Siento decir que te has conquistado las simpatías de la ciudad; siento decir que el Pontífice y el pueblo están de acuerdo en quererte.

 Pero lo importante no es ser obispo, sino merecer serlo". Pammaquio tenía una iglesia en su casa de la colina Coeli, llamada «titulus Pammachii», en el sitio que ocupa actualmente la iglesia de San Juan y San Pablo de los pasionistas. Murió cuando los visigodos de Alarico saquearon Roma, pero desde hacía tiempo lo había repartido todos sus bienes entre los pobres.
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San FIACRO DE BRIE. (610 - c. 670).   
Martirologio Romano: En Breuil, también en el territorio de Meaux, san Fiacrio, eremita, que, oriundo de Irlanda, llevó una vida solitaria. Anacoreta irlandés, que se expatrió a Francia, como una forma de hacer penitencia. Junto a su eremitorio, cuyos terrenos se los donó san Farón, obispo de Meaux, erigió un hospital para peregrinos y fundó la abadía de Breuil. Después de su muerte, el lugar fue un monasterio, que luego se convirtió en un pueblo: Saint-Fiacre-en Brie, cerca de Meaux. La tradición narra que el obispo le habría donado tanto terreno cuanto él pudiera circunscribir en una jornada de trabajo. 

Otras fuentes dicen que el terreno estaba en un bosque, y que a la llegada de Fiacro todas las plantas florecieron. Recibió las órdenes sagradas de manos de san Gislenio. Conforme señala la leyenda, tuvo una destreza excepcional en la obtención de apetitosas hortalizas y primorosas flores, cultivadas en su huerta. Una mujer llamada Houpdée, llevada por la envidia al observar los logros obtenidos por Fiacro, no vaciló en acusarle de dedicarse a la hechicería, y san Farón se ocupó del caso, ante quien no tuvo problemas para justificarse. Se dice que Fiacro, durante varios días, permaneció sentado sobre una gran piedra que había frente a la iglesia esperando ser atendido por su superior, piedra que al cabo de un tiempo se reblandeció conservando la huella de los glúteos del santo. 

A partir de entonces, la leyenda asegura que todo hemorroidario que se ubique sobre la piedra resultará curado de su mal, siempre y cuando no le abandone la fe. Los restos mortales de san Fiacro se conservaron en la capilla del monasterio de St-Fiacre-en-Brie hasta 1568, cuando fueron transferidos a la catedral de Méaux, donde se resguardan hasta el día de hoy. Durante la Edad Media y Edad Moderna, su popularidad alcanzó grandes cotas, de manera que la reina Ana de Austria, imploró sobre su tumba la protección del delfín Luis XIV, ya que ostentaba el patronazgo contra ciertas enfermedades como las fístulas, hemorroides, sífilis... Sobre todo es conocido porque es el patrón de los jardineros y hortelanos. INDICE
San FANTINO "el Joven”. (927 - c. 1000).   
Martirologio Romano: En Tesalónica, de Macedonia, san Fantino, apellidado el Joven, eremita, que se consumó por Cristo con vigilia y trabajos. Nació en una localidad de Calabria "muy cercana a Sicilia", en el seno de una familia de ricos terratenientes. Según la costumbre de la época el niño fue ofrecido al Señor en la iglesia de San Fantino "el Viejo" y con ocho años fue confiado a san Elías "el Joven" en la gruta de Melicuccà para que fuera conducido a la vida monástica. 

Después de cinco años de aprendizaje con san Elías, recibió el hábito de novicio basilio y permanecio en Melicuccà durante 20 años, hasta la muerte del santo, desempeñando el oficio de cocinero y luego el de custodio de la iglesia. Se trasladó a la región del Mercurión donde vivió 18 años como eremita dedicándose a la oración y a la penitencia, luchando contra las frecuentes insidias del Mal. Después del largo tiempo pasado en soledad regresó a la vida cenobítica y fundó un monasterio femenino en el que fueron acogidas su madre y su hermana Catalina. Siguió la fundación de monasterios masculinos, en uno de los cuales fueron acogidos su padre y su hermano Lucas y Cosme. 

 Deseando vivamente regresar a la vida eremítica dejó a su hermano Lucas la dirección del monasterio más grande y se retiró a un lugar solitario y salvaje. Desde su retiro de vez en cuando iba a visitar a sus nuevos discípulos, entre los que se encontraban los monjes: Juan, Zacarías, Nicodemo y Nilo, y transcurría parte de su tiempo transcribiendo códices. Retomó la vida cenobítica y continuó con su vida de penitencia. Tuvo dones taumatúrgicos y místicos. Fantino, "porque le llegaban continuamente gente en masa, como si fuera un enjambre, y no le permitían gozar sin molestarle el bien de la soledad", marchó al santuario de San Michele en Gargano. 

Una noche, después de la recitación del Oficio Divino, tuvo una terrible visión que no quiso comunicar a sus monjes porque eran "cosas absolutamente indescriptibles". Después "se quitó el sayo y marchó desnudo por los montes", donde estuvo sin comer ni beber durante 20 días seguidos. Así siguió viviendo en soledad y penitencia durante cuatro años, hasta que los monjes le obligaron a regresar. En el monasterio fue visitado por san Nilo de Rossano, al que le contó que había tenido una visión de ángeles resplandecientes y de demonios, que lo llenaron de temor y horror. Después fue transportando a una región de resplandeciente luz, en la que oyó un himno inefable, y vio un fuego extraordinario que lo lleno de "divino furor". Luego tuvo una visión del infierno, "lugar lleno de humo maloliente, sin luz", lleno de condenados que "suspiraban desde lo hondo con infinitos lamentos". 

Luego fue transportado a "un lugar resplandeciente y eterno" y tuvo la visión de los beatos y se encontró con sus padres. Al volver en sí, el santo concibió "un total desprecio por las cosas del mundo". Entre san Nilo y Fantino hubo una gran amistad, inspirada en la santidad y en la caridad fraterna. Entre ellos se realizaron algunos milagros. Un día le comunicó a san Nilo una visión que tuvo de la destrucción del monasterio por los sarracenos, como así ocurrió. Nuestro santo, respondiendo a una inspiración, dejó Calabria, y con 60 años, con sus discípulos Vital y Nicéforo, se embarco hacia Grecia. En el trayecto realizó algún milagro. Marchó a Atenas para visitar el templo de la Madre de Dios y después marchó a Larissa, donde estuvo largo tiempo junto el sepulcro de san Aquiles "el Taumaturgo". Luego se trasladó a Tesalónica y durante cuatro meses habitó en el monasterio de San Menas.

 Dejó este cenobio y se fue a vivir fuera de los muros de la ciudad. En Tesalónica realizó también milagros y grandes obras de caridad, y tuvo un encuentro con los monjes de Athos: san Atanasio y Pablo, que iluminaban "las soledades como un faro". Llegado al fin de sus días, fue visitado por los monjes Simón y Focio a los que reveló que Pedro Sclero estaba escribiendo un libro para apropiarse de la autoridad con la rebelión, ignorando el fin de éste. Fantino murió después de abrazar y bendecir a los monjes que lo asistían y fue sepultado con gran solemnidad en el lugar que había elegido
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San PEDRO DE TREVI. M. c. 1050.   
Martirologio Romano: En Trevi, en el Lacio, san Pedro, que, a pesar de ser analfabeto, practicó en la soledad la sabiduría evangélica. Nació en Rocca di Botte, junto a Carsoli en los Abruzzos. Vivió en su pueblo hasta que tuvo que abandonarlo por culpa de un matrimonio, preparado por sus padres, al que no quería someterse. Se marchó a Tívoli donde estudió en la escuela de un tal Cleto.

 Su maestro cuando observó que había alcanzado la adecuada preparación, lo presentó al obispo de Tívoli, Gregorio, el cual le confirió la tonsura, una cruz de hierro y la misión de predicar la religión entre los habitantes de varios pueblos de la diócesis. Regresó a Rocca di Botte y, en los dos años sucesivos, predicó allí y en las localidades vecinas, como Carsoli, Vallinfreda, Tufo, Cervara, Poggio Cinolfo... después tuvo una visión en la que se le aparecieron Cristo y María que le pidieron que llevara más allá su palabra. 

Llevó su apostolado a Subiaco, donde vivió cinco meses como huesped de la iglesia de San Abundio, hoy catedral del lugar; de Subiaco subió por la rivera del rio Aniene, y llegó a la antigua diócesis de Trevi, después suprimida en 1059-61, donde vivió en un tugurio situado debajo de una escalera de piedra y de allí continuó su misión de apóstol itinerante. Murió todavía joven en Trevi. En el 1215 fue proclamado santo por el obispo de Anagni con la autoridad del papa Inocencio III. El centro del culto al santo está en Trevi, donde el cuerpo se conserva en la Colegiata, y de cuya ciudad es protector; sus reliquias se esparcieron por todos los pueblos donde mayormente se movió, comenzando por Rocca di Botte.
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San ERO DE ARMENTEIRA. M. 1176. 

 Su vida es una leyenda contada por el rey Alfonso X el Sabio en las “Cantigas de Santa María”. Se dice que nació en la comarca de Salnés, Galicia. En 1151 fundó la abadía cisterciense de Armenteira del que fue su primer abad durante 26 años, primero bajo la observancia benedictina y después del cister. Tuvo fama de taumaturgo. 

 El abad don Ero era muy devoto de la Virgen Santa María y acostumbraba a pedirle en sus rezos que le mostrase el bien que el Paraíso tiene para aquellos que por su piedad y devoción, así como por su rectitud en la vida, son merecedores de él. Y dice la leyenda que acostumbraba a salir el piadoso y buen abad algunos días para solazarse un poco caminando por el bosque que había en el declive del monte Castrove, próximo al monasterio por él fundado. Ero entró un día en una huerta a la cual iba muchas veces, y en ella encontró una fuente de agua clara y murmurante que parecía ofrecerle un apacible reposo a la sombra de un frondoso árbol. 

Cerró los ojos beatíficamente el anciano abad, pues había recorrido ya muchos años después de ser elegido; y como es costumbre, rogó a Nuestra Señora: “¡Oh, Virgen! ¿Qué será el Paraíso? ¿Y no podría verlo antes de salir de aquí, yo que te lo he rogado?”. Entonces, en el árbol bajo cuyas ramas frondosas descansaba el santo Ero comenzó a cantar un pajarillo. Y el canto del pajarillo era de sonido tan agradable y armonioso, que el anciano monje se olvidó del tiempo que pasaba y se quedó allí sentado sobre la blanda hierba, al pie de la fuente que susurraba, escuchando embelesado aquel canto y aquella armonía.  Y así pasó sin darse cuenta trescientos años, pareciéndole que no había estado sino muy poco tiempo.

 Los monjes fueron a buscarle, y pensaron que había muerto. Después de levantarse el anciano abad, se encaminó hacia el monasterio; pero, al llegar, se encontró con un gran pórtico que nunca había visto, y dijo: “¡Ay, santa María me valga! ¡Éste no es mi monasterio!”. Con todo, entró en él y los monjes al verle sintieron gran pavor; y el prior le preguntó: “Amigo, ¿Quién sois vos? ¿Qué buscáis aquí?”. Cuando supieron lo que a don Ero le había acontecido, el abad y los monjes todos, exclamaron asombrados: “¡Nunca tan gran maravilla/ como Deus por este fez/ polo rogo de sa madre/ Virgen santa de gran prez!”. Nuestro santo murió en aquel instante.
Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, santa Margarita Ward, mártir, que, casada, fue condenada a muerte bajo la reina Isabel I por ayudar a un sacerdote y acogió con ánimo alegre el martirio del ahorcamiento en Tyburn. En el mismo lugar, sufrieron juntos a ella el martirio los beatos Ricardo Leigh, sacerdote, y los laicos Eduardo Shelley y Ricardo Martin, ingleses, Juan Roche, irlandés, y Ricardo Flower, galés, el primero por ser sacerdote, los otros por dar hospitalidad a los sacerdotes.

 Noble dama de Congleton en Cheshire. Se hallaba en Londres como dama de compañía de la señora Whitall. Era católica convencida y no dudó en ayudar lo que podía a la causa de los misioneros. Fue detenida por sacar de la cárcel al sacerdote Guillermo Watson, que se estaba volviendo loco por los sufrimientos que padecía en la cárcel de Bridewell. Consiguió la confianza del carcelero, y pudo introducir una cuerda para que huyera el sacerdote, y puesta de acuerdo con el barquero Juan Roche, el padre Guillermo pudo huir, pero al ser la cuerda demasiado corta, hizo ruido y alertó al carcelero, que al ver la cuerda sospechó de Margarita y por ello fue encarcelada. 

Cargada de cadenas fue apaledada y colgada de las muñecas, sin apoyo en el suelo, tormento que la dejó manca. En 1588, fue llevada al tribunal de Newgate y reconoció que había ayudado a huir al sacerdote, y para que revelara el escondite del sacerdote fue torturada, pero no consiguieron nada. Se le ofreció la libertad si renegaba al catolicismo y pedía perdón a la reina, a lo que se negó también por causa de su conciencia.
 Fue ahorcada y descuartizada en Tyburn, Londres, por haber salvado a un sacerdote. Aceptó el martirio con ánimo alegre. Con ella fueron martirizados los beatos Ricardo Leigh, sacerdote, y los laicos Eduardo Shelley y Ricardo Martin, ingleses, Juan Roche, irlandés, y Ricardo Flower galés. Todos ellos fueron beatificaos en 1929 por el papa Pío XI, y Margarita fue canonizada en 1970 por el papa Pablo VI, entre los 25 mártires de Inglaterra y Gales 
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Beato JUAN JUVENAL ANCINA. (1545-1604). 

 
Martirologio Romano: En Saluzzo, en el Piamonte, beato Juan Juvenal Ancina, obispo, que, habiendo sido antes médico, fue uno de los primeros en entrar en el oratorio de san Felipe Neri. Natural de Fossano (Cuneo-Italia). En su juventud fue un gran amigo de san Francisco de Sales. Estudió en Montpellier, Padua, Mondoví y Turín, doctorándose en Filosofía y Medicina en 1567. Fue médico y profesor de medicina en Turín. 
Hombre de gran cultura, era muy devoto y veía en su profesión un modo de expandir la Fe tanto en su actitud para con sus pacientes como en sus enseñanzas. Dándose cuenta de que el cuidado de las almas es más importante que el del cuerpo, siempre urgía a los enfermos para que acudieran a un sacerdote, antes de empezar su tratamiento. Como recreación, Juvenal escuchaba música, componía versos latinos y jugaba al ajedrez. Pertenecía a una hermandad religiosa y estudiaba Teología por sus propios medios, aunque parece que puede haber tenido alguna asociación con los Agustinos. Tal era la vida que llevaba, cuando en una Misa de Réquiem en el monasterio agustino, las palabras del “Dies Irae” lo llenaron de terror hacia el juicio divino.
 Durante el regreso a su casa, las palabras del profeta Sofonías lo atormentaban: "Cerca está el día del Señor; próximo está y llega con suma velocidad. Es tan amarga la voz del día del Señor que lanzarán gritos de angustia hasta los valientes". Pese a que él había llevado una vida objetivamente sin culpas, se dio cuenta de que podía emplear mejor los magníficos talentos que Dios le había dado. Ese mismo día resolvió abandonar cualquier pequeña vanidad a la cual hubiera cedido y dedicarse a seguir solamente los designios de Dios. Se aplicó a la oración y a las lecturas espirituales para determinar qué era lo que Dios quería de él. Siete años más tarde se fue a Roma como asesor del conde de Madruzzi di Challant, embajador del príncipe de Saboya, ante el Papa. Descubriendo que tenía mucho tiempo libre, decidió sacar provecho de esa situación y empezó a estudiar Teología nada menos que con san Roberto Bellarmino. 

 En Roma conoció a san Felipe Neri, encuentro que haría cambiar su vida. Lo hizo su director espiritual y se hizo sacerdote del Oratorio en 1578. En 1586 san Felipe lo envió a Nápoles, donde estableció un oratorio que se le conocerá como el “oratorio de los príncipes” por su gran influencia en la nobleza napolitana. Revisó los “Anales Eclesiásticos” del cardenal Baronio. Rápidamente se ganó la reputación de buen predicador. También hizo uso de sus talentos musicales para hacer crecer la piedad popular -especialmente recordada es su “Tempio Armonico della Beatissima Vergine”, una colección de canciones espirituales para tres, cinco, ocho y doce voces. Debemos mencionar que estas canciones nunca fueron parte de la liturgia, pues Juvenal, con toda razón, pensaba que la música sagrada hacía la liturgia más solemne y hermosa. 

En 1596 regresó a Roma y poco tiempo después fue nombrado obispo de Saluzzo por el papa Clemente VIII, a pesar de que Juvenal opusiera una fuerte resistencia. Su breve episcopado, sin embargo, fue fructífero, y se caracterizó por varias iniciativas dirigidas a ayudar a sus fieles a crecer en piedad y caridad. Al mes de haberse hecho cargo de la Diócesis, comenzó el trabajo de reformar las vidas tanto del clero como de los laicos. Buscando combatir la herejía, convocó un Sínodo para implementar los decretos del Concilio de Trento, anunció la fundación de un Seminario, y organizó devociones para incrementar la adoración al Santísimo Sacramento. También puso gran énfasis en inculcar la fe en las enseñanzas de la Iglesia e introdujo el uso del catecismo. 

Prontamente la gente lo tuvo en gran estima incluso su inmediato vecino, el Obispo de Ginebra, san Francisco de Sales, quien apreciaba su humilde y pacífico carácter. Un religioso al que había descubierto mientras procuraba hacer del mal a una comunidad, le envenenó. Enfermo ya de muerte, el prelado prohibió denunciar al criminal, dando así su última prueba de caridad y paciencia. El beato Juvenal es el único de los miembros del Oratorio que conoció personalmente a san Felipe y que llegó a los altares. El cuerpo del beato Juvenal descansa en la Catedral de Saluzzo, bajo un altar dedicado a él. Fue beatificado por el papa León XIII en 1890.
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Beata MARÍA RAFOLS. (1781-1853).  
Martirologio Romano: En Zaragoza, en España, beata María Ráfols, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana junto con el hospital de esta ciudad, el cual dirigió con fortaleza de ánimo entre muchas dificultades.  Nació en Villafranca del Panadés (Barcelona), en el molino d'En Rovira. Hasta los 23 años trabajó en el molino que tenía su padre. Sus padres la enviaron al colegio de la Enseñanza en Barcelona, trabajó en el hospital de la Santa Cruz donde trabó conocimiento con el sacerdote Juan Bonal, vicario del hospital de la Santa Cruz, que había concebido un proyecto para ejercer la caridad en el ámbito hospitalario. 

A estos efectos se trasladó a Zaragoza en 1804, y allí se dedicó a cuidar enfermos y niños abandonados en el hospital de Nuestra Señora de Gracia en Zaragoza, que estaba en abandono absoluto, con gente asalariada y mal retribuida. El decano del hospital declaró al poco tiempo: "Me atrevo a decir que con estas mujeres es fácil gobernar un hospital, y sin ellas, muy difícil". Durante la guerra de la Independencia vivió el sitio de Zaragoza y se distinguió por su extraordinaria generosidad y valentía en defensa de los enfermos y heridos, en especial durante el bombardeo y la toma del hospital por los franceses. Durante el segundo sitio, como la falta de comida para los enfermos era tal, que hasta 9 compañeras murieron de hambre, traspasó varias veces la línea de fuego para pedirle al mariscal francés Lannes los suministros que necesitaba, así se lo concedió, y con peligro para su vida atendió a todos los heridos, españoles y franceses.

 Consiguió el indulto de los franceses de varios condenados a muerte españoles. Después de la guerra, fue calumniada, y alejada del hospital. Tuvo que sufrir con santa paciencia el abandono de muchas de sus compañeras y la muerte de ellas. Años más tarde se encargó de la Inclusa, acogiendo a los niños abandonados, desnutridos y enfermos. Fundadora en 1824, de la Congregación de las religiosas de la Caridad de Santa Ana, junto con el padre Juan Bonal, que estaba formada por el primer núcleo de mujeres que atendieron el hospital de Zaragoza. La aprobación había tardado 20 años. En 1825 pronunciaron sus votos de pobreza, castidad, obediencia y hospitalidad. Fue pionera en España de la vida religiosa apostólica en los primeros años del siglo XIX.

 Tuvo que sufrir las incomprensiones de su tiempo, sobre todo durante las guerras carlistas, renunció a ser superiora e incluso en 1834, fue acusada y condenada: cárcel, destierro..., pero nada de esto le quitó la paz. Su fe se fue haciendo, serena, sencillamente, fidelidad. Se la declaró inocente, pero sorprendentemente se la obligó a salir de Zaragoza. Tres años más tarde se hizo cargo del hospital de Huesca. Rehabilitada regresó a la Inclusa como directora. Murió en Zaragoza de una hemiplegia progresiva. En agradecimiento de su generosidad la ciudad de Zaragoza, le concedió en el primer centenario de los Sitios, el título de "heroína de la caridad". Está enterrada, con los otras tres heroínas de los sitios, en la iglesia de Nuestra Señora del Portillo de Zaragoza
Martirologio Romano: En Almería, en España, pasión de los beatos mártires Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Manuel Medina Olmos, obispo de Guadix-Baza, que, encarcelados por odio al nombre de cristiano, soportaron pacientemente insultos y sevicias, hasta que por la noche fueron ejecutados. Diego nació en Ohanes (Almería); su padre era herrero. Muy joven pidió a su madre ser sacerdote, quizás por esta razón la familia se trasladó a vivir a Granada, donde conoció una gran pobreza; luego la familia se estabilizó y él fue admitido como fámulo por el abad del Sacro Monte. 

En 1888 comenzó sus estudios en esta abadía y tuvo como compañeros a varios siervos de Dios: Andrés Manjón y José Gras Granollers. Consiguió una beca en Pontificio Colegio Español de Roma para estudiar en la universidad Gregoriana. Fue ordenado sacerdote en 1902 en Roma. En Granada fue un gran catequista y pedagogo; fue un predicador incansable y de profunda espiritualidad y conocido por su desprendimiento y humildad en Sacro Monte, donde logró una canonjía en la iglesia magistral;permaneciendo más de 12 años de capellán en el Sacro Monte, cuando diferentes obispos amigos suyos, entre ellos el de Madrid-Alcalá, le ofrecieron en sus diócesis los primeros cargos, no aceptando aquellos ofrecimientos porque, decía, todo lo que él era lo debía al Sacro Mote y él debía dedicar su servicio y actividad. Colaboró estrechamente con don Manuel Medina en la obra de las Escuelas del Ave María. 

 En la vida de Diego se pueden distinguir dos épocas: una anterior a la muerte de su madre; otra la que siguió a este hecho. De salud pobre y enfermiza, puesto que tenía un pulmón gravemente lesionado mientras vivió su madre, sin faltar a su deber, evitó cuanto pudiera perjudicar su salud. Muerta su madre se entregó tan de lleno a la vida de apostolado que menospreciba todas las demás cosas.

 En el 1935, fue nombrado obispo de Almería por el papa Pío XI. En su consagración lo presentó su compañero de martirio el obispo de Guadix, el beato Manuel Medina Olmos. Ejerció su ministerio episcopal durante un año en el que intentó hacer un viaje pastoral, para conocer la diócesis y sus problemas. Al estallar la guerra civil tuvo posibilidades de ponerse a salvo, pero nunca quiso dejar a sus feligreses: "nunca deseé ser obispo; de lo que no me arrepiento es de ser sacerdote". Tuvo que abandonar el palacio episcopal y marchó a la casa del Vicario General, donde fue detenido, junto con el obispo de Guadix, Manuel Medina y trasladados en la cárcel de las Adoratrices, primero estuvieron aislados y luego los reunieron con religiosos lasalianos y sacerdotes diocesanos.

 Les obligaron a dejar el traje eclesiástico. Serán trasladados al barco “Astoy Mendi” convertido en prisión, y luego al “Jaime I” donde realizaron tareas de limpieza con el escarnio de los tripulantes. Después volvieron al “Astoy Mendi”. Fueron sacados del barco con otros religiosos y seglares y llevados en una camioneta hasta el llamado Barranco del Chisme, en la carretera que va de Almería a Motril. En término municipal de Vícar donde les hicieron bajar y dieron la orden de fusilarlos; el obispo Medina pidió hablar y dijo que ellos no habían hecho nada que mereciera la muerte, pero que los perdonaba para también ser perdonado por Dios, y deseaba que la suya fuera la última sangre.
 
Manuel nació en Villa de Lanteira (Granada), en el seno de una familia campesina. Muerta su madre, pasó a Caniles con un tío suyo, párroco de la localidad. Ingresó en el seminario de Guadix donde realizó sus estudios llegando a ser doctor en Teologia. También estudió en la universidad civil de Granada donde se licenció en Derecho civil y Filosofía y Letras, cuando ya era sacerdote. Fue ordenado sacerdote en 1891, fue nombrado párroco del Sagrario de la catedral de Guadix y prefecto de estudios del seminario diocesano. En 1892 obtuvo una canonjía en el Sacromonte de Granada, donde residió 36 años, donde ejerció la enseñanza y durante 10 años fue rector del colegio, dio misiones por los pueblos de Granada y Almería. 

Fue íntimo colaborador de don Andrés Manjón y desempeñó diversos cargos en el movimiento educativo "Ave María"; en 1923 fue elegido director de estas escuelas. Fue considerado el catequista más cualificado de su tiempo. En 1926, fue consagrado obispo auxiliar de Granada en Roma, tuvo muy pronto dificultades con el cardenal de Granada, que le confió cargos y misiones menores; mientras Don Manuel se dedicó a su canonjía y a las escuelas del "Ave María", pero por una queja del cardenal a la nunciatura, como pasó con Diego Ventaja, tuvieron que dejar sus canonjías. También presentó su dimisión como obispo auxiliar pero no le fue aceptada y continuó con su trabajo en las Escuelas el Ave María y en la visitas pastorales. 

En 1928 fue elegido obispo de Guadix-Baza, donde procuró estar siempre atento a sus feligreses en sus necesidades espirituales y materiales. Se dedicó especialmente a los pobres. En 1934, fue nombrado administrador apostólico de Almería, donde estuvo un año, simultaneando su cargo con el de obispo de Guadix, hasta que fue nombrado obispo su amigo el beato Diego Ventaja. En 1936, fue detenido a causa de su condición de obispo, pudo haber huido pero no quiso; compartió prisión y martirio con el obispo de Almería, Diego Ventaja y con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. 

Fue trasladado al barco-prisión "Ascoy Mendi" y obligado a hacer trabajos manuales en el acorazado Jaime I, donde sirvió de burla a los marineros; antes de ser fusilado en el barranco del Chisme, en Almería, perdonó a sus ejecutores "para que Dios me perdone a mí". Sus restos fueron rociados con gasolina y quemados, y ahora reposan en la catedral de Almería. Los dos obispos fueron beatificados en Roma el 10 de octubre de 1993 por san Juan Pablo II. 
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Beato DIONISIO ULLÍVARRI BARAJUÁN. (1880-1936).

 Nació en Vitoria (Álava). Huérfano a los pocos años, entró en el colegio salesiano de Sarriá-Barcelona en 1894, donde aprendió el oficio de encuadernador. Pasados dos años, inició allí mismo el noviciado, profesando como salesiano en San Vicenç dels Horts (Barcelona) en 1901. La profesión perpetua la realizó tres años después en Sarriá, casa que desde 1894 será la suya hasta 1916. Durante estos años su principal actividad estuvo centrada en la administración. Colaboraba, además, en la banda, en el canto y en el teatro.

 En 1916 fue destinado a Cuba, pero dos años después regresó a España, siendo enviado, para hacerse cargo del taller de encuadernación, a la madrileña casa de la Ronda de Atocha, donde residió hasta que, en 1933, le destinaron al colegio salesiano María Auxiliadora de Salamanca con el cargo de administrador laico, por exigencia de las leyes del Gobierno republicano. Y estando el 18 de julio de 1936 en Madrid, en el colegio San Miguel Arcángel del Paseo de Extremadura, por motivos de su cargo, le sorprendió la revolución. 

Durante sus 42 años de vida salesiana, don Dionisio se mostró siempre ejemplar e irreprensible en su piedad, puntualidad y amor a la Congregación. En su cargo de administrador fue cumplidor exacto del voto de pobreza. Su gran celo por la salvación de la juventud le llevaba a dedicarse plenamente a los antiguos alumnos. Don Dionisio Ullívarri acompañaba al beato don Germán Martín el 30 de agosto, día que ambos fueron detenidos en el domicilio de la familia Serrano. De allí los condujeron, primero, a la checa de Fomento y, luego, al cementerio de Aravaca, Madrid, donde, el mismo día 30, de madrugada, los fusilaron.
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BEATO TOMAS DE KEMPIS

Autor de La Imitación de Cristo, 30 de Agosto 1471 Jesús es bajado de la CruzLa fama mundial de Tomás de Kempis se debe a que él escribió La Imitación de Cristo: el libro que más ediciones ha tenido, después de la Biblia. Este precioso librito es llamado "el consentido de los libros" porque se ha sacado en las ediciones de bolsillo más hermosas y lujosas, ha tenido ya más de 3,100 ediciones en los más diversos idiomas del mundo. Su primera edición salió en 1472, 20 años antes del descubrimiento de América (un año después de la muerte del autor), y durante más de 500 años ha tenido unas 6 ediciones cada año. Caso raro y excepcional. 

 Tomás nació en Kempis, cerca de Colonia, en Alemania, en el año 1380. Era un hombre sumamente humilde, que pasó su larga vida (90 años) entre el estudio, la oración y las obras de caridad, dedicando gran parte de su tiempo a la dirección espiritual de personas que necesitaban de sus consejos. Empezar por uno mismo. En ese tiempo muchísimas personas deseaban que la Iglesia Católica se reformara y se volviera más fervorosa y más santa, pero pocos se dedicaron a reformase ellos mismos y a volverse mejores. Tomás de Kempis se dió cuenta de que el primer paso que hay que dar para obtener que la Iglesia se vuelva más santa, es esforzarse uno mismo por volverse mejor. Y que si cada uno se reforma a sí mismo, toda la Iglesia se va reformando poco a poco. Una asociación muy útil. 

Kempis se reunió con un grupo de amigos en una asociación piadosa llamada "Hermanos de la Vida Común", y allí se dedicaron a practicar un modo de vivir que llamaban "Devoción moderna" y que consistía en emplear largos ratos de oración, la meditación, la lectura de libros piadosos y en recibir y dar dirección espiritual, y dedicarse cada uno después con la mayor exactitud que le fuera posible a cumplir cada día los deberes de su propia profesión. 

Los que pertenecían a esta asociación hacían progresos muy notorios y rápidos en santidad y la gente los admiraba y los quería. Un ascenso difícil. Tomás tiene muchos deseos de ser sacerdote, pero en sus primeros 30 años no lo logra porque sus tentaciones son muy fuertes y frecuentes y teme que después no logre ser fiel a su voto de castidad. Pero al fin entra a una asociación de canónigos (en Windesheim) y allí en la tranquilidad de la vida retirada del mundo logra la paz de su espíritu y es ordenado sacerdote en el año 1414. Desde entonces se dedica por completo a dar dirección espiritual, a leer libros piadosos y a consolar almas atribuladas y desconsoladas. 

Es muy incomprendido muchas veces y sufre la desilusión de constatar que muchas amistades fallan en la vida (menos la amistad de Cristo) y va ascendiendo poco a poco, aunque con mucha dificultad, a una gran santidad. Oficios delicados. Dos veces fue superior de la comunidad de canónigos en su ciudad. Bastante tiempo estuvo encargado de la formación de los novicios. Después lo nombraron ecónomo pero al poco tiempo lo destituyeron porque su inclinación a la vida espiritual muy elevada no lo hacía nada apto para dedicarse a comerciar y a administrar dineros y posesiones. Su alma va pasando por períodos de mucha paz y de angustias y tristezas espirituales, y todo esto lo irá narrando después en su libro portentoso. El libro que lo hizo famoso. 

En sus ratos libres, Tomás de Kempis fue escribiendo un libro que lo iba a hacer célebre en todo el mundo: La Imitación de Cristo. De esta obra dijo un autor: "Es el más hermoso libro salido de la mano de un hombre" (Dicen que Kempis pidió a Dios permanecer ignorado y no conocido. Por eso la publicación de su libro sólo se hizo al año siguiente de su muerte). No lo escribió todo de una vez, sino poco a poco, durante muchos años, a medida que su espíritu se iba volviendo más sabio y su santidad y su experiencia iban aumentando. Lo distribuyó en cuatro pequeños libritos. Entre la redacción de un libro y la siguiente pasaron unos cuantos años. 

 El libro Primero de la Imitación de Cristo narra cómo es la lucha activa que hay que librar para convertirse y reformarse y los obstáculos que se le presentan a quiénes desean ser santos, entre los cuales está como principal: ser "la sirena" de este mundo, o sea la atracción, el deseo de darle gusto al propio egoísmo y de obtener honores, famas, altos puestos, riquezas y gozos sensuales y vida fácil y cómoda. Este primer librito es como el retrato de lo que Tomás tuvo que sufrir hasta sus 30 años de las luchas y peligros que se le presentaron. El libro segundo. Fue escrito por Kempis después de haber sufrido muchas tribulaciones, contradicciones, humillaciones y desengaños, especialmente en el orden afectivo. Destituido del cargo de ecónomo, abandonado por amigos que se había imaginado le iban a ser fieles; es entonces cuando descubre que hay una amistad que no defrauda nunca y es la amistad con Jesucristo, y que allí se encuentra la solución para todas las penas del alma. 

Este libro segundo de la Imitación enseña cómo hay que comportarse en las tribulaciones y sufrimientos. Emplea mucho el nombre de Jesús indicando el afecto muy vivo y profundo que siente hacia el Redentor y que desea sientan sus lectores también. Cuando redacta el Libro Tercero ya ha subido mas alto en espiritualidad. Aquí ya a Cristo lo llama El Señor. Se ha dado cuenta que la santidad no depende solamente de nuestros esfuerzos sino sobre todo de la ayuda de Dios. Ha crecido en humildad y exclama: "Cayeron los que eran como cedros del Líbano, y yo miserable ¿qué podré esperar de mis solas fuerzas?". Ahora ya no piensa en la muerte como algo miedoso, sino como una liberación del alma para ir a una Patria feliz. El libro cuarto de la Imitación está dedicado a la Eucaristía y es uno de los más bellos tratados que se han escrito acerca del Santísimo Sacramento. 

Millones de personas en todos los continentes han leído este librito para prepararse o dar gracias cuando comulgan. ¿Un iluminado? Muchos autores han pensado que probablemente Tomás de Kempis recibió del cielo luces muy especiales al escribir La Imitación de Cristo. De otra manera no se podría explicar el éxito mundial que este librito ha tenido por más de cinco siglos, en todas las clases sociales. Otro secreto de su triunfo Puede ser el que Kempis ha logrado comprender sumamente bien la persona humana con sus miserias y sus sublimes posibilidades, con sus inquietudes y su inmensa necesidad de tener un amor que llene totalmente sus aspiraciones. 

 Este libro está hecho para personas que quieran sostener una lucha diaria y sin contemplaciones contra el amor propio y el deseo de sensualidad que se opone diametralmente al amor de Dios y a la paz del alma. Está redactado para quienes quieran independizarse de lo temporal y pasajero y dedicarse a conseguir lo eterno e inmortal. San Ignacio, San Juan Bosco, Juan XXIII, el presidente mártir, García Moreno y muchísimos más, han leído una página de la Imitación cada día. ¿La leeremos también nosotros? La mejor traducción actual es la que hizo el Apostolado Bíblico Católico, muy actualizada, toda con frases de la Santa Biblia. No dejemos de conseguirla y leerla.
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Beato ESTEBAN NEHMÉ. (1889-1938). 
 Martirologio Romano: En Kfifan, Líbano, Esteban (Yusuf) Nehmé, monje de la Orden Libanesa Maronita, que encontró la santidad en el cumplimiento de la Regla de su orden, con pleno espíritu de abnegación. Nació en el pueblo de Lehfed, Líbano. Se llamaba Yusef. Desde niño anhelaba la vida retirada y la soledad. Cuando era joven, se alejaba de la casa para rezar donde no escucha lo que puede turbar sus oraciones y sus meditaciones. Aprendió los rudimentos de la lectura y la escritura y del cristianismo con los niños del pueblo. Desde su juventud, Yusef amó a Dios y a su madre la Santa Virgen.

 A Yusef no le gustaba mezclar con la gente, ni las veladas, ni siquiera en las casas de los parientes.  Quedaba a casa, rezando largamente hasta dormir repitiendo: “Dios me ve, Dios me ve, Jesús, Maria, Y San José ayúdenme en la hora de la muerte”. En 1905, cuando Yusef Nehme tenía 16 años, dejo la casa paternal hacia el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan para ingresar en el monasterio. Empezó su noviciado, y después de ocho días, llevó el hábito de los novicios escogiendo el nombre “Estefanos”. En 1907, fray Estefan profesó sus votos monásticos y tomó el hábito. Después de su profesión, fray Estefan vivió treinta y uno años en la Orden: doce de ellos en el monasterio de la Señora de Mayfouq, aproximadamente diez en el monasterio de Nuestra Señora de Socorro en Biblos, tres años en el monasterio de San Antonio en Houb, y seis o siete meses en el monasterio de Kfifan antes de su muerte.

 Había vivido también en el monasterio de San Chalita en El-Kattara y en el monasterio de San Maron en Annaya. Fray Estefan fue un “fraile labrador”, trabajaba en los jardines y las huertas. Fue el jefe de campo, es decir administrador de los bienes del monasterio. Era también carpintero -aprendió la carpintería en el monasterio de Mayfouq- y albañil. Era conocido por su constitución fuerte y la fuerza de sus brazos… Murió serenamente, a causa de una embolia, mientras trabajaba en el jardín en el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan. 

Fray Estefan fue enterrado en el cementerio de los monjes en el monasterio de Kfifan. El 10 de marzo de 1951, mientras que los monjes estaban enterrando el difunto padre Yusef El-Surati que había pasado su vejez en este monasterio, encontraron el cuerpo de fray Estefan incorrupto. Luego trasladaron su cuerpo a una nueva tumba donde se encuentra hasta hoy y para que le visite quien quiere pedirle ayuda o gracia o curación de una enfermedad. Beatificado por Benedicto XVI el 27 de junio de 2010.  INDICE
Beato EUSTAQUIO VAN LIESHOUT. (1890-1943). 

Martirologio Romano: En Belo Horizonte, Brasil, beato Eustaquio (Huberto) van Lieshout, sacerdote profeso de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Nació en Aarle-Rixtel (Países Bajos), en el seno de una familia campesina muy católica. Se llamaba Humberto. Pronto sintió la vocación sacerdotal. Había leído la biografía del padre san Damián de Veuster, decidió entrar en la Congregación de los Sagrados Corazones, haciendo su profesión temporal en 1915 y tomó el nombre de Eustaquio.

 Fue ordenado sacerdote en 1909. Ejerció el ministerio en su patria durante 5 años... Estuvo dos años en Maasluis en el servicio pastoral a los obreros del cristal que eran valones de lengua francesa y se había refugiado en Holanda. Con ello demostró un gran celo apostólico, que fue reconocido por el Estado belga, el cual lo condecoró por sus servicios a esas minorías. En 1925 llegó a Brasil. Trabajó como misionero durante 18 años: Agua Suja, Poá, Säo Paolo.... 
En todos fue párroco, se dedicó plenamente a sus feligreses y trató de atenderles tanto física como espiritualmente. Su empeño por mejorar las condiciones humanas y religiosas de aquellas poblaciones dio buenos frutos. Especialmente se dedicó a los pobres y enfermos, produciéndose sus famosas curaciones por intercesión de san José, que le acarrearon no pocos problemas con las autoridades civiles y sus propios superiores. Tuvo que esconderse de las multitudes que iban a buscarlo. También se dedicó, de forma especial al confesionario, desvelándosé como un gran confesor, que tuvo que exigir turnos, por el gran don que poseía. Atendiendo a un enfermo de tifús exantemático, él mismo contrajo esta enfermedad, de la cual murió en Belo Horizonte. Fue beatificado en Belo Horizonte (Brasil), el 15 de junio de 2006 por Benedicto XVI.

Martirologio Romano: En Venegone, cerca de Varese, en Italia, beato Alfredo Ildefonso Schuster, obispo, que, siendo abad de San Pablo de Roma, fue elevado a la sede episcopal de Milán, donde, con gran cuidado y diligencia, desempeñó con admirable sabiduría su función de pastor por el bien de su pueblo. Nació en Roma. Su padre Juan Schuster, era oriundo de Baviera y se enroló en los zuavos pontificios, en donde ejerció el oficio de sastre, hasta que, con la pérdida de los Estados Pontificios, fue dado de baja. Su padrino de confirmación fue el marqués Clemente Sachetti, que lo tomó bajo su protección. 

 Las Hijas de la Caridad y sus muchos protectores, sobre todo el barón Pfiffer de Altishofen, que conocían bien sus cualidades y su inclinación acentuada hacia la vida religiosa, lo encaminaron a través del benedictino Gregorio Palmieri, que trabajaba en el archivo secreto del Vaticano, a la escuela monástica del monasterio de San Pablo Extramuros de Roma. Alfredo fue benedictino y adoptó el nombre de Ildefonso. No fue del todo feliz en su primera época en la escuela benedictina, porque tenía un defecto de pronunciación y que le humillaba mucho. En 1899 hizo su profesión religiosa. 

En la escuela conoció y trabó amistad con el beato Plácido Riccardi. Estudió en el Ateneo de San Anselmo de Roma, donde se doctoró en Filosofía, pero a él lo que le apasionaba eran los estudios históricos y arqueológicos. Fue ordenado sacerdote en 1904 y fue profesor en el monasterio; fue maestro de novicios, prior y entre 1904 a 1918, abad del monasterio. Fue también profesor de San Anselmo y en la Escuela de Arqueología Sagrada, en donde enseñó liturgia. Escribió “Liber Sacramentorum”, que tuvo mucho éxito. Fue llamado por la Sede Apostólica para grandes y graves misiones en las diócesis de Italia.

 Fue consultor en varias sagradas congregaciones romanas. Como prelado de la abadía “nullius” de San Pablo de Roma, hizo una labor apostólica de gran importancia. Ayudó mucho al papa Benedicto XV, que le tenía gran estima, y se dice que a él se debe el borrador de la encíclica en la que se declaró a san Efrén, doctor de la Iglesia. También intervino en la fundación del Instituto Pontificio Oriental. Pío XI le nombró Cardenal y Arzobispo de Milán en 1929. Rigió la diócesis de Milán durante 25 años, y se inmoló por ella. Comía muy poco. Se interesó mucho por la formación y santificación del clero. Tenía un elevado concepto de la parroquia, pero no descuidó otras formas de apostolado, como la Acción Católica y la prensa católica. 

Defendió a todo el que estaba en peligro sea cual fuera el régimen gubernamental y fue célebre por su oposición al régimen de Mussolini, aunque apoyó la invasión de Etiopía, y por ello fue acusado de “filofascista”, aunque se opuso a la unión del fascismo con el nazismo por su política racial. Condenó en una dura homilia al régimen fascista. Salvó muchas vidas e intervino para que el cadáver de Mussolini fuera enterrado cristianamente. Fue legado pontificio en muchas ocasiones. Dio todo cuanto podía hasta quedar sin nada. Fundó “Charitas” y la “Domus Ambrosiana” y apoyó la fundación de la Universidad Católica de Milán. Murió con 74 años en Venegono y la homilía fúnebre fue predicado por el cardenal Roncalli, el futuro Juan XXIII; le sucedió el cardenal Montini, luego el futuro Pablo VI, que fue quien inició su proceso de beatificación. Fue siempre un monje que ejerció como obispo. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 12 de mayo de 1996.
Santa Gaudencia. s. I - III. Se dice que Gaudencia era una joven romana que sufrió martirio con otras tres cristianas; pero los martirologios más antiguos no las señalan entre los mártires.   
  Santos Félix y Adaucto. M. c. 304. Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Comodila en la vía Ostiense, santos mártires Félix y Adaucto, que, por dar testimonio de Cristo con la misma fe, corrieron vencedores juntos hacia el cielo. Mártires en Roma durante la persecución de Diocleciano. Se dice que eran hermanos. Se dice que el presbítero romano Félix, habría talado un árbol sagrado que al caer derribó un altar pagano. Por ello el prefecto le hizo decapitar en la via Ostiense, junto con su hermano de quién los cristianos ignoraban el nombre, le llamaron "Adjunto" o Adaucto, “agregado”. Pero todo esto son leyendas, y sólo conocemos sus nombres y el lugar donde fueron sepultados, en el cementerio de Comodila de la vía Ostiense de Roma. Su tumba fue descubierta en 1720; su culto ha sido limitado a los calendarios locales desde 1969.  

  Santos Mártires de la Colonia Sufetana. M. 399.

Martirologio Romano:
Conmemoración de sesenta santos mártires, que en Colonia Sufetana, en Africa Bizacena, murieron a manos de los enfurecidos gentiles por haber destruido una estatua de Mercurio. Según lo que nos cuenta en su página oficial de la Prelatura de Túnez, este grupo de mártires, entre 30, 50 o más, fueron ejecutados en virtud del decreto de Diocleciano, en particular en las poblaciones de Radés, Medjez-el-Bab, El-Alia (junto a Útica), Thélepte y Sousse. 

   San Agilo de Rébais. (580-650).

Martirologio Romano
: En el monasterio de Rébais, en el territorio de Meaux, en Neustria, san Agilo, primer abad. Era de noble familia; se hizo monje en Luxeuil durante el abadiato de san Columbano, de donde fue abad. Junto al abad san Eustaquio, marchó en misión evangelizadora a Baviera (612); a su regreso fue elegido primer abad de Rebais, cerca de París. 

  San Teodosio de Oria. s. IX. Según la tradición local, fue educado en Oria (Bríndisi, Italia) por los monjes orientales, anacoretas, y pasó su juventud en la corte de Constantinopla. Elegido obispo de Oria, se distinguió por su actividad pastoral: hacia el 881, celebró un Sínodo. Tuvo el mérito de preservar la paz entre los bizantinos y los lombardos y convivieron en su diócesis la iglesia latina y la griega.

 Se piensa que realizó una misión diplomática en Constantinopla por petición del papa Esteban V, por la cual, en el 886, recibió como don para su Iglesia las reliquias de los santos mártires Crisanto y Daría, que depuso en la iglesia hipogea a ellos dedicada en la acrópolis de la ciudad y que todavía existe. También recibió, provenientes de Palestina, las reliquias de san Barsanufio, santo eremita del siglo V, y las depuso en una iglesia-gruta, junto a la puerta de la ciudad, donde un arquitrabe monolítico tiene inciso el epígrafe: “Theodosius episcopus corpus sci Barsanophii condidit et dicabit”. San Barsanufio es el patrono de la ciudad y sus reliquias se encuentran en la catedral.   

San Bononio. M. 1026.
Martirologio Romano: En Lucedio, en el Piamonte, san Bononio, abad, que llevó una vida eremítica, primero en Egipto y después en el monte Sinaí. Era natural de Bolonia. Fue monje benedictino en Bolonia en el monasterio de San Esteban. Marchó a Oriente, concretamente a El Cairo, y allí gozó de gran simpatía por parte de las autoridades musulmanas, y de este modo pudo fundar en tierras islámicas un monasterio benedictino y vivir como ermitaño en el Sinaí. Cuando en el 982, llegó un grupo de prisioneros cristianos a este país, Bononio utilizó todas sus influencias para liberarlos, hasta conseguirlo. 

Entre estos estaba el obispo de Vercelli, san Pedro I, el cual una vez de retorno en su sede, lo mandó llamar para que fuera abad del monasterio de Lucedio. Después de una odisea, pudo llegar a tierras italianas, donde dicen que conoció a san Romualdo y fundo en tierras toscanas un monasterio camandulense; mas tarde marchó a Lucedio donde vivió sus últimos días santamente hasta el año de su muerte. La iconografía, limitada a los lugares en los cuales está presente su culto, representa a Bononio genéricamente como un abad, sin particulares atributos que faciliten la identificación. 

   Ricardo. Beato. M. 1155.
Era natural de la Lotaringia y, en Laón, fue discípulo del maestro Radolfo; conmovido por una predicación de san Norberto sobre la vanidad de las cosas terrenas, siguió al fundador de la Orden de los Premostratenses hasta el monasterio de Prémontré, no lejos de Laón. Allí se distinguió por su vida austera, y por ello el beato Hugo de Fosses, sucesor de Norberto en la dirección de la Orden, lo envió a Pont-à-Mousson, a la abadía de Ste-Marie-aux-Boix de la que fue su primer prior. Según la tradición estaba dotado del don de profecía y de la facultad de espantar a los demonios.   

Joaquín de Albocácer (José Ferrer Adell). Beato. (1879-1936). 

Martirologio Romano: En el camino entre Puebla Tornesa y Villafamés, cerca de Castellón, en España, beato Joaquín (José) Ferrer Adell, presbítero de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que a través del martirio consiguió el premio prometido a los que perseveran. Nació en Albocácer (Castellón). Profesó en la Orden Capuchina el 3 de enero de 1897 y recibió la ordenación sacerdotal el 19 de diciembre de 1903. Fue misionero en Colombia y superior de algunos conventos; cuando regresó a España, lo nombraron rector del Seminario seráfico de Massamagrell. Fomentó el culto a la Eucaristía y la devoción mariana de las Tres Avemarías. 

Desencadenada la persecución religiosa, después de poner a salvo a los seminaristas, se refugió en Rafelbuñol (Valencia) en una casa particular. Fue arrestado el 30 de agosto de 1936, conducido a su pueblo natal y asesinado aquel mismo día en la carretera de Tornesa a Villafamás. Palabras suyas son éstas: “Si no nos vemos ya en la tierra, adiós hasta la gloria”. “¡Ya estoy subiendo los peldaños del santo altar para ofreceros con mis propias manos el sacrificio adorabilísimo, cuya víctima es tan pura y santa!”.   

  Vicente Cabanes Badenas. Beato. (1908-1936).  
Martirologio Romano: En Bilbao, otra vez en España, beato Vicente Cabanes Badenas, presbítero de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores y mártir, que, durante la misma persecución contra la fe, mereció entrar en el banquete de la gloria.
Nació en Torrente (Valencia). Se hizo Terciario Capuchino en 1923. Ordenado sacerdote en 1932. Estudia en la Universidad de Valencia y en el Instituto de Estudios Penales. Ejerce su ministerio en las Escuelas de Reforma de Madrid y Amurrio (Álava), alternando estudio, prácticas del gabinete de Psicología y dirección espiritual de la Fraternidad. 

Se distinguió por su carácter apacible, dulce y amable. Fiel al deber, entregado al apostolado de la reforma de la juventud extraviada, con competencia y celo apostólico. Detenido el 27 de agosto de 1936 por los milicianos, lo trasladan a Orduña, Vizcaya, intentan hacerlo apostatar, y ante la negativa se vuelven hacia Amurrio, lo hacen bajar del vehículo y lo abalean dejándolo por muerto en el prado de San Bartolomé de Orduña. Malherido, logra llegar a casa de un amigo, y es trasladado al hospital de Orduña, y de ahí al de Basurto, donde fallece, confesado y habiendo perdonado a sus asesinos.
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  1. Santa Rosa de santa María, de la tercera Orden de santo Domingo, Virgen, cuyo tránsito se celebra el 24 de este mes.
  2. En Roma, en la vía Ostiense, el martirio de san Félix, Presbítero, en tiempo de los Emperadores Diocleciano y Maximiano; al cual, después de torturado en el ecúleo, mientras, dada la sentencia de muerte, iba a ser degollado, le salió al encuentro un Cristiano, quien, haciendo espontáneamente profesión de Cristiano, al punto fue, juntamente con él, degollado. Pero ignorando su nombre los Cristianos, le llamaron Adaucto, porque se había asociado a san Félix en la corona.
  3. En Roma también, santa Gaudencia, Virgen y Mártir, con otros tres.
  4. En Suffétula de África, sesenta santos Mártires, muertos por el furor de los Gentiles.
  5. En Bolonia, san Bononio, Abad.
  6. En Roma, san Pamaquio, Presbítero, que fue insigne en doctrina y santidad.
  7. En Adrumeto de África, los santos Bonifacio y Tecla, que fueron padres de doce hijos santos Mártires.
  8. En Salónica, san Fantino, Confesor, el cual, habiendo padecido mucho de los Sarracenos, que lo arrojaron del monasterio en que vivía con maravillosa abstinencia, después de traer a muchísimos al camino de la salvación, descansó en santa ancianidad.
  9. En territorio Meldense, san Fiacrio, Confesor.
  10. En Trebi del Lacio, san Pedro, Confesor, el cual, ilustre en muchas virtudes y milagros, pasó allí al Señor, y es reverenciado honoríficamente.