Santoral del 16 de Septiembre



INDICE
San Cipriano y San Cornelio, 352
Santos ABUNDIO y compañeros. M. c. 303
Santa EUFEMIA DE CALCEDONIA. M. c. 304
Santa LUDMILA DE BOHEMIA. (c.860 - 921)
Beato VÍCTOR III. Papa (1086-1087). (c.1027 - 1087)
San MARTÍN DE FINOJOSA. (c.1140 - 1213)
Beato LUIS ALEMÁN. (1382-1450).
San JUAN MACÍAS. (1585-1645)
Beato IGNACIO CASANOVAS PERRAMÓN. (1893-1936)
Beatos LAUREANO FERRER CARDET, BENITO FERRER JORDÁ y BERNARDINO MARTÍNEZ ROBLES. M. 1936
Beata TERESA CEJUDO REDONDO
OTROS SANTOS DEL DÍA

Cornelio papa y Cipriano obispo, mártires; Eufemia, virgen y mártir; Lucía, Geminiano, Ludmila, Rogelio, Servideo, Sebastiana, mártires; Auxilio, Abundio, Principio, obispos; Abundancio, diácono; Marciano, Juan Macías, confesores; Eugenia, abadesa.

SAN CORNELIO, Papa y Mártir
Es preciso pasar por muchas tribulaciones
para entrar en el reino de Dios.
(Hechos de los Apóstoles, 14, 21).

San Cornelio, presbítero de Roma, después de haber administrado los asuntos de la Santa Sede durante la vacancia que siguió a la muerte de San Fabiano, fue elegido para sucederle. Luchó contra el hereje Novaciano. Desterrado, recibió el consuelo de las cartas que le dirigió San Cipriano, rico patricio convertido y obispo de Cartago. El gobierno del perseguidor Decio lo desterró de Roma y a causa de los sufrimientos y malos tratos que recibió, murió en el destierro, como un mártir murió en junio del año 253

SAN CIPRIANO, Obispo y Mártir
San Cipriano desempeñó un papel importante en la historia de la Iglesia y en el desarrollo del pensamiento cristiano en África. Convertido al cristianismo en edad adulta, el santo dedicó todos sus esfuerzos a mantener viva la fe de la Iglesia tras ser decretada un violenta persecución contra los cristianos.

Fue desterrado a Curubis por varios años, hasta que el pro-cónsul Máximo ordenó su regreso para quecompareciera ante él. Trató de obligarlo a desistir de su fe, pero el Obispo se mantuvo firme, por lo que fue decapitado en Cartago el 14 de septiembre del año 258. Cuando se le avisó que había sido condenado a muerte, respondió: "¡Alabado sea Dios!" y dio 25 monedas de oro al verdugo que debía cortarle la cabeza.

MEDITACIÓN SOBRE TRES PENSAMIENTOS DE SAN CIPRIANO
I. ¿No es acaso gran locura, dice este gran santo, amar esta vida en la que tanto se sufre, y huir de la muerte que debe libramos de todos nuestros males? Cristiano, tú crees en el paraíso; ¿Por qué, pues, te adhieres a esta vida que te mantiene alejado de él? ¿Por qué temes la muerte que pone fin a tus penas y da comienzo a tu felicidad? ¿Si tuvieses fe viva, tendrías acaso estos sentimientos? ¡Qué locura es amar las aflicciones, las penas y las lágrimas del mundo, y no tender hacia una felicidad que no puede sernos arrebatada! (San Cipriano).

II. ¿Por qué amas el mundo con sus placeres y honores? Si tú no escuchas sus máximas, si no sigues sus ejemplos, él te desprecia y maltrata; si haces su voluntad, se convierte en tu amigo, te halaga, te acaricia, pero no lo hace sino para perderte con más seguridad. ¿Por qué, pues, amar a tu enemigo? ¿Por qué amarlo, cuando sabes que tu complacencia jamás lo satisfará, y sus placeres jamás te harán feliz?

III. ¿Por qué no amas a Jesucristo? Él te amó cuando aún eras su enemigo; murió por ti en una cruz; te promete el cielo en recompensa de tu amor. y sin embargo, en vez de amarlo, lo ofendes todos los días; te pones de parte del demonio su adversario. ¿Qué te ha hecho Jesucristo para que lo trates tan cruelmente? Puesto que el mundo te detesta, ¿por qué amas al que te odia? ¿Por qué más bien no amas a quien te redimió? (San Cipriano).

El desprecio del mundo
- Orad por los que están en pecado mortal.

ORACIÓN
Haced, os lo rogamos, Señor, que la solemnidad de los bienaventurados mártires y pontífices santos Cornelio y Cipriano nos haga experimentar los efectos de su protecci6n, y que su gloriosa intercesi6n nos haga agradables ante vuestra divina Majestad. Por J. C. N. S. Amén.

CORNELIO y CIPRIANO. M. 253, 258.

Martirologio Romano Memoria de los santos Cornelio, papa, y Cipriano, obispo, mártires, acerca de los cuales el catorce de septiembre se relata la sepultura del primero y la pasión del segundo. Juntos son celebrados en esta memoria por el orbe cristiano, porque ambos testimoniaron, en días de persecución, su amor por la verdad indefectible ante Dios y el mundo Cornelio nació en Roma. Nada de sabe de sus orígenes, pero tal vez perteneciera a la gran familia de los Cornelios. Sucedió al papa san Fabián y gobernó la Iglesia, después de la persecución de Decio, "el cual, dice san Cipriano, habría soportado mejor enterarse que un rival se rebelaba contra él que ver en Roma un obispo de Dios".

Durante la persecución de Decio muchos habían apostatado y el Papa consideraba que estos debían ser tratados con sensibilidad pastoral y clemencia, para que pudieran reingresar fácilmente en la Iglesia; pero Novaciano, un inteligente obispo, se puso en contra, negando que la Iglesia tuviera el poder de perdonar la apostasía; fue elegido antipapa por su grupo. San Cipriano y otros obispos apoyaron a Cornelio. En la lucha contra Novaciano (en Roma) y contra Novato, enemigo de Cipriano (en Cartago), Cornelio y Cipriano estuvieron unidos, pese que hubo algunos equívocos provocados, por falsos informes. San Dionisio, obispo de Alejandría, también se puso al lado de Cornelio. Cipriano elogió a Cornelio, que "había pasado por todos los oficios eclesiásticos y había subido, superando los grados, a la cumbre sublime del sacerdocio".

Tras la condena de Novaciano y Novato en el sínodo de Roma y Cartago (251), el papa Cornelio aprobó esta excomunión y se la comunicó a todas la Iglesias, que la acogieron favorablemente, salvo la de Antioquía, donde su obispo Fabio compartía las ideas de Novato. Después de la peste que se cebó en el Imperio romano (252-254), de la que fueron acusados los cristianos por haber provocado la cólera de los dioses, el emperador Galo desencadenó una persecución, que fue benigna, y en la que Cornelio fue desterrado al pequeño puerto de Centumcellae (Civitavecchia), donde encontró la muerte a causa de los sufrimientos; alguna tradición dice que murió decapitado. Se le atribuye el traslado de los cuerpos de san Pedro y san Pablo, junto a la matrona santa Lucina.

Cipriano, cuando supo del destierro del Pontífice, le escribió: "No podría decir, toda la alegría, toda la satisfacción, que se ha manifestado cuando hemos sabido las felices noticias de vuestro coraje... Usted ha  sido el jefe  de los hermanos, en la confesión; pero la confesión de la cabeza es exaltada también de la conformidad de sentimientos manifestada por los hermanos. Recemos, cada uno por parte suya, uno por el otro, en los momentos de persecución"; en otro lugar añade: "Si uno de nosotros dos, Dios le hace la merced de morir antes, que nuestra amistad perdure junto a Dios". Fueron grandes amigos, y nunca se conocieron. Su tumba se encuentra en la cripta de Lucina, en las catacumbas de San Calixto, en Roma.

Llamado Tascio Cecilio Cipriano (c.200 - 258). Nació en Cartago, aunque es posible que fuera de origen chipriota, como permite suponer su nombre, en el seno de una familia pagana y muy rica. Se dice que en su juventud llevó una vida poco edificante, estudió Retórica y Derecho y ejerció ambas disciplinas. Ejerció como rector y fue discípulo de Tertuliano, al que se refiere en muchas de sus cartas (aunque no lo nombra explícitamente porque cayó en la herejía). Se convirtió al cristianismo bajo la guía de san Cecilio en el 246, del que tomó el nombre, y al convertirse repartió sus bienes entre los pobres e hizo voto de celibato. Escribió el opúscolo “A Donato”, primer opúscolo apologético.

Fue elegido obispo de Cartago en el 249, después de la muerte de Donato. Cuando la persecución de Decio, Cipriano huyó. Le parecía que así podría defender mejor a su grey, que lo necesitaba. Fue un gran teólogo cristiano y defensor de la fe, en contra de la herejía de Novaciano y Novato. Es uno de los grandes apologistas cristianos. No fue comprendido en su sede porque se había convertido a los 35 años.

Después de la muerte del papa san Cornelio y la breve sucesión de san Lucio I, el papa san Esteban I, de carácter más bien autoritario, demostró no aceptar la tesis de Cipriano, que defendía el rebautismo de los herejes y cismáticos, porque "sólo la Iglesia (y no estos novacianos) tenía el poder de bautizar y purificar". En el concilio de Cartago del 256, Cipriano fue apoyado por los obispos africanos, entre otros por san Firmiliano, obispo de Cesarea, mientras que san Dionisio de Alejandría intervino para evitar un cisma y calmar a los antagonistas. Pero la muerte de san Esteban I, con la sucesión de san Sixto II, juzgado "bueno y pacífico", resolvió la peligrosa situación. El concilio de Arles (314) negó el rebautismo de Cipriano, pero no le condenó.

Escribió numerosos tratados, uno de los más importantes fue “De Ecclesiae unitate”; donde defendió la primacía del obispo de Roma; “De lapsis” contra los novacianos y “A Quirino: Tres libros de testimonios”, tiene una gran importancia para el estudio de las primeras versiones de la Biblia. Sus escritos están caracterizados, como su vida, de la compasión, de la sabiduría y del celo pastoral. Murió  en la persecución de Valeriano y Galieno, acusado de sacrílego, conspirador criminal y enemigo de los dioses de Roma. Primero fue desterrado a Curubis (África proconsular) en el 257; después, tras su vuelta a Cartago (donde se enteró de la ejecución de Sixto II), fue procesado de nuevo, y luego decapitado en Cartago; a su verdugo le entregó 25 monedas de oro por su trabajo, y al conocer su sentencia dijo: "Gracias a Dios". Es Padre y Doctor de la Iglesia. Su  cabeza se encuentra en Kornelimünster, cerca de Aquisgrán. MEMORIA OBLIGATORIA.
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Santos ABUNDIO y compañeros. M. c. 303

Martirologio Romano: En el monte Soratte, hacia la vía Flaminia, en el Lacio, santos Abundio y compañeros, mártires
iglesia de San Abundio en Rignano

Junto con AbundancioMarciano y Juan. El Martirologio Romano anterior a 1970 decía: "En Roma, en la vía Flaminia, conmemoración de los santos mártires Abundio, presbítero, y Abundancio, diácono, que por orden del emperador Diocleciano fueron decapitados a 10 millas de la ciudad junto al senador Marciano y a su hijo Juan, que san Abundio había resucitado entre los muertos".

Sus Actas no son dignas de fe y carecen de valor histórico. Relatan que san Abundio y su diácono recibieron órdenes de adorar a Hércules, a lo que se negaron rotundamente. En seguida, se les arrojó en la cárcel Mamertina, de la que fueron sacados un mes después para torturarlos y condenarlos a muerte. En el camino al lugar de su ejecución se encontraron con el senador Marciano, quien marchaba anegado en llanto tras el féretro de su hijo Juan, que había muerto. san Abundio pidió permiso para ver el cadáver y, cuando estuvo junto al ataúd, se puso en oración y el joven Juan resucitó. Ante aquel milagro, Marciano y Juan confesaron a Cristo y, en consecuencia, fueron decapitados aquel mismo día y en el mismo lugar que Abundio y Abundancio.

Los cuatro fueron sepultados en el cementerio de la matrona Teodora, cerca de Rignano, sobre la Vía Flaminia. Sus reliquias, junto con las de santa Teodora, fueron trasladadas posteriormente a Roma. Los restos de los santos Abundio y Abundancio fueron sepultados definitivamente en la iglesia del Santo Nombre de Jesús, en 1583 y los de Marciano y Juan a la iglesia de Civita Castellana, de la que son patrones. El Martirologio actual, aunque conserva la memoria de estos mártires, no especifica ni la cantidad ni los nombres de los miembros del grupo.
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Santa EUFEMIA DE CALCEDONIA. M. c. 304.

Martirologio Romano: En Calcedonia, de Bitinia (hoy Turquía), santa Eufemia, mártir; que, según tradición, después de sufrir varias torturas bajo el emperador Diocleciano y el procónsul Prisco, al final de su combate alcanzó la corona de la gloria

Era una joven que murió mártir en Calcedonia de Bitinia, durante la persecución de Diocleciano. El Martirologio dice: "Ella soportó por Cristo las torturas, la prisión, las fustas, los suplicios de la rueda, las llamas, los pesos, las fieras, las flagelaciones, los filos cortantes, el pez hirviendo... Llevada de nuevo al anfiteatro, para ser entregada a las fieras, después de haber orado al Señor de recibir su alma, una de las fieras la mordió, mientras las otras la lamían los pies, y ella concedió así a Dios su alma inmaculada".

La leyenda dice que al confesarse cristiana, el juez la hizo encarcelar y, después de intentar violarla varias veces, los verdugos le rompieron los dientes, la hicieron caminar descalza sobre hojas de espadas, pero un ángel la elevo y no sufrió ningún daño. Fue sometida a las llamas pero no pasó nada, como tampoco pasó cuando la estrujaron en una muela para aceitunas, o la arrojaron al foso de los leones, finalmente fue decapitada. Es muy venerada en la iglesia griega.

En el lugar de su tumba se erigió una gran iglesia en honor suyo y, en el año de 451, se reunió en ella el cuarto concilio general que condenó al monofisismo. Una leyenda dice que en aquel concilio los Padres de la Iglesia católica se pusieron de acuerdo con sus oponentes para que cada una de las partes en conflicto escribiese sus puntos de vista en un libro y pedir luego a Dios Todopoderoso que mostrara, por un signo, cuál expresaba la verdad. Se procedió de esta manera, y los dos libros sellados se depositaron en el santuario de Santa Eufemia. Al cabo de tres días de plegarias, se abrió el santuario: el libro de los monofisitas yacía a los pies de la mártir, pero el libro católico se hallaba en su mano derecha. No es necesario decir que aquel Concilio de Calcedonia se abstuvo de recurrir a semejantes métodos para sacar sus conclusiones, pero sí parece que el hecho de que la histórica asamblea se reuniera en la iglesia de Santa Eufemia, contribuyó al extraordinario prestigio del que gozó la bendita mártir.

En 1951, aniversario de aquel Concilio, el Papa Pío XII invocó su nombre en la carta encíclica «Sempiternus Christus Rex». En el Oriente se hace referencia a esta mártir como «Eufemia la Renombrada», y se encuentra incluida entre los santos que se nombran en el canon de la misa del rito milanés y en los preparativos que acostumbran hacer los rusos del rito bizantino. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Patrona de Antequera, Granada.
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Santa LUDMILA DE BOHEMIA. (c.860 - 921)

Martirologio Romano: En Praga, en el territorio de Bohemia, santa Ludmila, mártir, duquesa de Bohemia, que como responsable de la educación de su nieto san Wenceslao, procuró infundir en su ánimo el amor de Cristo, hasta morir estrangulada por la conjuración de su nuera Drahomira y otros nobles paganos

Nació en Psovka. Duquesa de Bohemia; hija del duque de Milsko; abuela de san Wenceslao, a quién educó cristianamente. Se casó con el duque de Bohemia, Borivoj hacia el 874; después de la conversión de su marido, que fue bautizado por san Metodio, también ella pasó al cristianismo, animada por el sacerdote Pablo, discípulo de san Metodio, que se convirtió en el capellán de la corte. Se alabó su celo por la difusión del cristianismo en Bohemia y su apertura a Occidente. Mereció el título de "madre de los pobres".

Cuando su nieto san Wenceslao fue coronado rey, era todavía un niño y ejerció la regencia su madre, Drahomira y ello suscitó la lucha entre las dos mujeres, ya que la nobleza pagana y tradicionalista era partidaria de la regente, y el clero bávaro, favorable a nuestra santa. Cuando en el 921 el duque Arnulfo de Baviera firmó inesperadamente un acuerdo con el rey de Alemania, Enrique I, Drahomira tomó partido por la independencia del ducado, mientras que Ludmila lo hizo en favor de Arnulfo. Su nuera Drahomira, por celos, la mando estrangular con un velo en el castillo de Tetin, junto a Beroun, y aniquilar también el partido cristiano. Al enterarse Arnulfo, invadió el ducado y obligo a Drahomira a someterse. Su nieto san Wenceslado, mandó trasladar sus restos a la basílica de San Jorge de Praga, donde se la rindió culto popular, que pronto fue confirmado por la Santa Sede. Patrona de Bohemia.
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Beato VÍCTOR III. Papa (1086-1087). (c.1027 - 1087)

Martirologio Romano: En Montecasino, tránsito del beato Víctor III, papa, quien, después de regir sabiamente durante treinta años el célebre monasterio y enriquecerlo magníficamente, fue elegido para gobernar la Iglesia romana
Nació en Benevento y estaba emparentado con el duque normando de la ciudad; su nombre era Danfari y lo cambió en Desiderio cuando se retiró como eremita a La Cava en el 1047; y en Víctor después de su elección al papado en el 1087. Se hizo monje a pesar de la oposición de su familia y vivió en varios lugares: en el monasterio La Cava como eremita; en el monasterio Santa Sofía en Benevento; en una casa en una isla del Adriático; en Salerno, donde estudió medicina; en los Abruzos, donde fue ermitaño; de nuevo en Salerno y por último en Montecasino en 1055.

En el 1057 fue elegido abad de Montecasino y bajo su mandato la abadía llegó al nivel más alto de prosperidad y gloria: la comunidad creció en 200 monjes; la basílica y el monasterio fueron reconstruido con dimensiones mayores; florecieron las artes, la cultura y la santidad. En 1058, el papa Esteban IX lo nombró cardenal de Santa Cecilia. En esta doble misión se convirtió en el hombre clave para llegar a acuerdos con los normandos, que dominaban el sur de Italia. Mantuvo óptimas relaciones con Bizancio. Fue ejecutor del testamento del papa san Gregorio VII.

En el 1086, Desiderio fue elegido Papa por los cardenales reunidos en Montecasino: no fue una elección feliz y, después de un año, tuvo que aceptar el cargo, gracias a la mediación de Matilde de Canossa; año en el que murió. Roma había sido ocupada por las tropas del antipapa Clemente III, razón por la cual pasó la mayor parte de su pontificado en la abadía benedictina, intentando llevar adelante la política de Gregorio VII en contra de las "investiduras" de los obispos.

El culto al Beato Víctor III fue aprobado por el Papa León XIII, en 1887 quien agregó su nombre al Martirologio Romano.
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San MARTÍN DE FINOJOSA. (c.1140 - 1213)

Martirologio Romano: En el monasterio de Santa María de Huerta, en la región hispánica de Castilla, tránsito de san Martín, llamado el Sacerdote, que, siendo abad cisterciense, fue ordenado obispo de Sigüenza y se esforzó por reformar el clero, retirándose, finalmente, a su propio monasterio

Miembro de la noble familia castellana de los Hinojosa, había nacido en tierras de Soria. Su familia lo dedicó a Dios, en la Orden del Cister, en 1158, en el monasterio, fundado por sus padres, de Santa María de Cántabos; en este lugar realizó su noviciado y primeros años de profeso. En 1164, fue nombrado primer abad de la abadía de Santa María de Huerta (Soria), donde se había trasladado la comunidad de Cántabos. Siguió con atención las campañas de Alfonso VIII en la reconquista de España frente a los moros (el rey entregó muchas donaciones al monasterio), especialmente en la conquista de Cuenca en 1177. Desde 1166 a 1186, el monasterio alcanzó el cenit de su grandeza, bajo su dirección. Tuvo que enfrentarse al Concejo de Soria, que se quiso apropiar indebidamente del monasterio de Cántabos.

En el 1185, fue elegido obispo de Sigüenza. Durante siete años caminó de pueblo en pueblo, consolando a los pobres, repartiendo el pan y la gracia con todos los fieles. Defendió los intereses de la Iglesia, se sentó en los concilios y pasó por la diócesis haciendo el bien. Más de una vez se vio en la precisión de mostrar su fortaleza y valentía ante los desmanes de los seglares, la indisciplina de los clérigos y la rapiña de algunos desalmados.

En 1192, renunció al cargo para volver a ser un simple monje y se retiró al monasterio de Huerta. Junto con el rey Alfonso VIII, fue el fundador del monasterio cisterciense femenino del Real Monasterio de Las Huelgas de Burgos.

Alguien escribió estas letras: "El obispo Martín, escudo de la fe y margarita de todas la virtudes, descansa aquí, libre de toda mancha de vicio. Desde niño entró en el claustro, sediento de silencio, y Dios le adornó con la claridad de su gloria". En su larga vida se distinguió por una entrega generosa a Dios, buscando en la vida cisterciense contemplativa y en la vivencia de su fe. Destacó por su capacidad de amistad con toda clase de personas de distinto rango social, la gente del pueblo sintió una gran veneración por él. En su vida se dedicó especialmente a los pobres y a ser instrumento de paz y concordia con los que convivió. Murió en Sotoca cuando regresaba de una visita al monasterio alcarreño y cisterciense de Ovila.

Debido a una leyenda de una cabeza que presentaron unos ángeles al cabildo de Sigüenza, se le relacionó con un tal san Sacerdote, con cuyo nombre se le viene tributando culto el 5 de mayo.
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Beato LUIS ALEMÁN. (1382-1450).

Martirologio Romano: En Salon, de la Provenza, en Francia, tránsito del beato Luis Alemás, obispo de Arlés, que vivió una vida de eximia piedad y penitencia Nació en Arbent, Delfinado. Fue llevado a Aviñón cuando todavía era muy joven bajo la tutoría del cardenal Amadeo de Salucio. Estudió Derecho en Arles, y luego obtendría el grado de doctor. 

El papa aviñonés Benedicto XIII le concedió una canonjía en la catedral de Lyon. Asistió como consultor a los concilios de Pisa (1409) y Constanza (1414), de donde tomaría las ideas conciliaristas en las que tan tenaz se mantuvo. Su tío el cardenal Francisco de Conzié, arzobispo de Narbona, lo nombró camarlengo en los últimos concilios citados, y, elegido Martín V, lo nombró vicecamarlengo de forma efectiva y además en 1418, lo nombró obispo de Maguelone, diócesis en la que nunca residió sino que la gobernó por medio de vicarios. Acompañó a Martín V a Florencia, donde sustituyó a su tío como camarlengo de la corte papal. Fue también delegado papal en varios negocios de su pontificado.

Fue nombrado arzobispo de Arles en el 1423, pero permaneció junto al Papa y al año siguiente se le encargaba la legación de Bolonia. Al año siguiente fue creado cardenal, dejó su cargo de camarlengo. Ya por entonces tenía fama de persona docta y de sanas costumbres y verdadero espíritu de santidad. Como gobernador de Bolonia tuvo varios problemas por la rebelión de los Canêtplo que lo tuvieron preso hasta que decidiera dejar la legación, como así hizo. Al parecer era inflexible en el cobro de impuestos, que se destinaban a la corte pontificia y no así mismo. De Bolonia volvió a Roma donde volvió junto al Papa.

Era uno de los jefes del "Partido conciliar" durante el tormentoso periodo del Cisma de Occidente, durante el concilio de Basilea de 1432 y las consecuencias que se siguieron, fue el adalid de este concilio y nunca se arrepintió de aquel hecho, porque lo hizo de buena fe. Fue uno de los electores del antipapa Félix V a quién fue fiel, y por esta razón será excomulgado por el papa Eugenio IV. El papa Nicolás V lo rehabilitó y, desde entonces, se ocupó exclusivamente del gobierno de su diócesis. En su vida privada en Arles, como obispo y cardenal fue siempre un modelo de virtud, dedicado a las obras de caridad. El pueblo exigió su canonización. No parece que Luis se arrepintiera de nada de lo que hizo. Terminado el concilio, el reconocimiento de Nicolás V como Papa significaba un acuerdo de paz. Hay que acudir necesariamente a la tesis de una conciencia errónea pero recta para aceptar la santidad de este famoso rebelde. El culto que se inició después de su muerte fue aprobado por el Papa Clemente VII, en 1527.
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San JUAN MACÍAS. (1585-1645).

Martirologio Romano: En Lima, en el Perú, san Juan Macías, religioso dominico, que, dedicado por mucho tiempo a oficios humildes, atendió con diligencia a pobres y enfermos y rezó asiduamente el Rosario por las almas de los difuntos
Nació en Ribera del Fresno, Badajoz, en el seno de una familia de pastores; desde muy niño se quedó huérfano y se encargó de él su padrino, con el que ejerció el oficio de pastor de cerdos. En la soledad del campo sintió que Dios (en una visión de Juan Bautista) le llamaba para algo especial, y así, a los 20 años, comenzó un peregrinaje por los pueblos y cortijos de Extremadura y Andalucía, donde realizó faenas en los campos y ayudando a los pobres, compartiendo con ellos su pan. Recaló en Jerez de la Frontera, donde conoció a los frailes dominicos del convento de Santo Domingo y en donde tuvo un éxtasis, que le conminaba a viajar al Nuevo Mundo.

Con 34 años marchó a Lima (1620) después de un largo viaje y trabajó en una hacienda criando ovejas, gracias a la mediación de los dominicos y compartió sus ingresos con los pobres. Pidió entrar como hermano cooperador en los dominicos en 1622 en el convento de la recoleta de Santa María Magdalena; desde entonces tendrá grandes experiencias místicas, sobre todo purificativas, sobre su soberbia al hacerse religioso, que tuvo que superar con una inquebrantable confianza en la Providencia. Después de su profesión se le confió la portería del convento de Lima, y allí desplegó su caridad e inmenso respeto para todo necesitado, sin discriminación. Tuvo siempre una gran veneración por los santos, y tuvo amistad con san Martín de Porres. Fue un hombre de convento, cuando salía lo hacía por obediencia; se disciplinó tanto que llegó a enfermar. Rezó mucho por los difuntos, de manera que tuvo callos en las manos de tanto pasar las cuentas del Rosario. Murió en su convento de Lima a los 60 años. Fue canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.
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Beato IGNACIO CASANOVAS PERRAMÓN. (1893-1936)

Martirologio Romano: En la ciudad de Odena (Barcelona), beato Ignacio (Ignasi) Casaovas, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías y mártir, que, en tiempo de persecución, por ser sacerdote fue llevado al glorioso martirio
Nació en Igualada, Barcelona. Se hizo escolapio e hizo la profesión solemne en 1914 en Tarrasa. En 1916 fue ordenado sacerdote en el colegio de San Antón de Barcelona. Ejerció su ministerio calasancio en Tarrasa, Villanueva y Geltrú, Olot y en Barcelona-Nuestra Señora. Además de sus dotes musicales, era muy diestro en los trabajos manuales.

Desencadenada la persecución religiosa contra edificios y personas a partir del 18 de julio, le aconsejaron se fuera a Barcelona a fin de pasar más inadvertido, pero él no quiso dejar a su madre. Celebraba la misa en la capilla de la casa y se prestaba a dar los sacramentos a los moribundos pese al riesgo. El día 15 de agosto dijo allí la misa y a la mañana siguiente, muy temprano, sin que estuviera su madre, vio venir un grupo de milicianos. Pudo huir, pero registraron la casa y echaron al fuego todos los objetos religiosos de la capilla. Una vez se fueron los milicianos, quedó con la certeza de que le esperaba el martirio y se preparó para él espiritualmente con la oración. El día 16 de septiembre a mediodía vinieron por él, consoló a su madre y se fue con ellos. Tomaron el camino de Odena y le avisaron que iban a fusilarlo. Le dieron tiempo para que se arrodillara y rezara, y apenas empezado el padrenuestro lo abatieron a balazos. Su madre oyó los disparos. Murió fusilado en un lugar llamado “La Creueta”, en dirección Odena (Barcelona). Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.
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Beatos LAUREANO FERRER CARDET, BENITO FERRER JORDÁ y BERNARDINO MARTÍNEZ ROBLES. M. 1936.

Martirologio Romano: En el pueblo de Turis en el territorio de Valencia siempre en España, beatos mártires Laureano (Salvador) Ferrer Cardet, sacerdote, Benito (José Manuel) Ferrer Jordá y Bernardino (Pablo) Martínez Robles, religiosos, de la Tercera Orden de San Francisco de los Capuchinos de la Virgen de los Dolores, que, en la misma persecución, ejecutados por la mano del hombre, Dios los elevó al reino de los ; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; cielos

Laureano de Burriana nació en Burriana, Castellón en 1884. Estudia en la escuela seráfica de los Terciarios Capuchinos. En 1900 emite sus votos y en 1907 es ordenado sacerdote en Turia. Ejerce su ministerio en el Real Monasterio del Yuste (Cáceres) y otras ciudades, generalmente como superior, y al mismo tiempo consejero general. Amable y bondadoso, delicado, atento con los pobres, enfermos y necesitados. Devoto de la Stma. Virgen y preocupado por la expansión del Instituto.

La guerra civil lo sorprende en Godella (Valencia). Se refugia en Torrent, en casa de Trinidad Moreno, y se dedica a la oración como preparación para el martirio. Allí es detenido con su hermano José Manuel Ferrer Jordá, conducido a la cárcel del pueblo, y de allí, el 15 de septiembre en la noche, a La Masía de Calabarra, donde es asesinado.

Benito de Burriana nació en Burriana (Castellón) en 1872. Hermano de padre de Laureano Ferrer Cardet. Ingresa en el Instituto de los amigonianos en 1890; en 1892 hace sus votos. Trabaja en reeducación en Madrid, Sevilla y Zaragoza. Desde 1932 trabaja en el Colegio Fundación Caldeiro, Madrid, donde lo sorprende la guerra civil. Religioso sencillo, austero, de pocas palabras y de mucha oración, devoto de la Eucaristía y de la Stma. Virgen, movía más con el testimonio de su vida que con la palabra.

Se dirige a su pueblo natal, y al no ser recibido, se refugia en Torrente, acogido con su hermano Salvador por Trinidad Navarro. El 14 de septiembre es detenido, y es asesinado en La Masía de Calabarra de Turís (Valencia).

Bernardino María de Andújar nace en Andújar (Jaén) en 1879. Habiendo ingresado entre los Ermitaños de Sierra Morena, al ver que no es esa su vocación ingresa en el Instituto de los amigonianos y hace sus primeros votos en 1909 y los perpetuos en 1915.  Trabaja en varias escuelas de reeducación del instituto, y la guerra civil lo encuentra en Torrente, como sacristán. Tranquilo, acogedor, gracioso, fraterno. Hombre de oración, devoto de la Eucaristía, la Stma. Virgen y San Francisco.

Se refugia entre la población, pero es detenido el 13 de agosto de 1936, encarcelado en La Torre, y asesinado con el P. Salvador Ferrer Cardet y su hermano Fray José Manuel Ferrer Jordá en la Masía de Calasbarra de Turís (Valencia) la noche entre el 15 y el 16 de septiembre.
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Beata TERESA CEJUDO REDONDO. (1890-1936).

Nació en Pozoblanco (Córdoba). Estudió en el Colegio de las religiosas Concepcionistas. Contrajo matrimonio con el arquitecto Juan Caballero Cabrera en  1925 y fue madre de una niña. Fue ejemplo de esposa y de madre. Fue presidenta de las Mujeres de Acción Católica, de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de las Marías de los Sagrarios. Fue también una activa cooperadora salesiana.

Cuando en julio de 1936 se desató la persecución religiosa, se ofreció al Señor como víctima por el triunfo de su causa. Seis días después del asesinato del párroco el beato D. Antonio Rodríguez Blanco, el 22 de agosto de 1936, fue detenida por su condición de católica comprometida. Después de despedirse de su familia, fue conducida a prisión. Allí se mantuvo serena y tranquila, animando a quienes con ella estaban en la cárcel y dando un ejemplo sublime de caridad.

Fue juzgada el 16 de septiembre, acusada de propaganda política contra las ideas marxistas, a lo que ella respondió: “No ha sido por defender al capital, sino la ley de Jesucristo”. Fue condenada a muerte, junto con otras diecisiete personas católicas. Después de despedirse de sus dos hermanas y de abrazar a su hija, el 20 de septiembre fue ejecutada. Quiso ser la última en morir para poder animar a sus compañeros de martirio con la esperanza de la vida eterna. Se negó a que le vendaran los ojos, pues no temía a la muerte. “¡Os perdono, hermanos! ¡Viva Cristo Rey!” fueron sus últimas palabras.

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OTROS SANTOS DEL DÍA:

Santa Dulcísima. s. III.  Joven mártir en Sutri de Etruria, durante la persecución de Diocleciano, aunque realmente no se sabe nada de ella. Patrona de Sutri.


Santa Inocencia. M. c. 303.
Según la tradición, nació en el seno de una noble y rica familia. Según una leyenda medieval, el emperador Diocleciano, durante una expedición contra los húngaros u otro pueblo del Norte, pasando cerca de Rimini, oyó hablar de esta adolescente de 16 años, como una ferviente cristiana y mandó a sus soldados a llevarla al castillo de Monte Tauro junto a una doncella.

Llevada a su presencia, el emperador, sin éxito, quiso que apostatase y al final fue martiriza en Rimini. Tiene dedicada la parroquia de Monte Tauro de Rimini

Santa Eufemia de Orense. s. IV. 
No se sabe nada de ella. Solo que una pastora en Orense, en el siglo XI, vio surgir entre la hierba una mano con un anillo, se lo quitó y se quedó muda; los padres devolvieron a la mano el anillo y la pastorcilla recobró el habla. Escarbaron y apareció el cuerpo de santa Eufemia, a la que declararon mártir. Posiblemente una leyenda y un desdoblamiento de santa Eufemia de Calcedonia. En Orense hay una importante iglesia erigida en su honor.


San Prisco de Nocera. s. IV. 
Martirologio Romano: En Nocera, en la Campania (hoy Italia), san Prisco, obispo y mártir, a quien san Paulino de Nola dedicó loas poéticas

Catacumbas Maggiore

Santos VíctorFélixAlejandro Papías. siglo incierto. 
Martirologio Romano: En Roma, en la vía Nomentana ad Capream, en el cementerio mayor, santos Víctor, Félix, Alejandro y Papías, mártires

San Niniano de Escocia. M. 432. 
Martirologio Romano: En Cándida Casa (hoy Whitehorn), en la región de Galloway, en Escocia, conmemoración de san Niniano, obispo, bretón de nacimiento, que llevó a los pictos a la verdad de la fe, fundando allí una sede episcopal

Era hijo de un príncipe de los britanos cumbrianos, que habitaban en Cumbreland y en Galloway. Desde su niñez fue siempre un hombre devoto y piadoso, y queriendo buscar un nuevo camino, dejó la Corte y marchó a estudiar ciencias sagradas en Roma, donde fue ordenado presbítero por el Papa; fue amigo de san Martín de Tours. Después de unos años en esta ciudad, donde se hizo célebre por su virtud, fue enviado, como obispo, a evangelizar su país natal.

Evangelizó las provincias del sur de Inglaterra. Convirtió a muchos paganos, suavizó el temperamento de Tudovald, rey de los pictos. Eligió como su base de misión Whithorn en Wigtownshire (hoy Galloway), conocida como la "cándida casa" porque las piedras de la iglesia habían sido pintadas de blanco. A ésta había unido un monasterio, y partiendo de aquí, Niniano y sus monjes evangelizaron a los britanos del norte y a los pictos. El monasterio se convirtió en un seminario para hombres apostólicos y muchos gloriosos santos. Niniano gozó de dones taumatúrgicos. Patrón de Escocia.

Santas EmbethWarbeth y Wilbeth. s. V. 
Son conocidas como “las tres vírgenes de Estrasburgo”. Hijas de un rey de Franconia a quienes se convirtió en compañeras de santa Úrsula. Habrían sido martirizadas por los hunos y enterradas en Estrasburgo.

De la leyenda de Karl Hofe (1929): “Tres princesas huidas entre los montes ante la amenaza de la invasión de los hunos; primero alcanzaron Lazfonsdove, donde a cambio de sus buenas obras a favor de los habitantes, recogieron insultos e injurias, razón por la que decidieron marcharse. Cuando, afrontando bajo un sol de plano la subida al altiplano de Maranza, sintieron que les faltaban las fuerzas y que no podían más, elevaron una intensa plegaria al buen Dios. De repente de una roca salió agua fresca y del suelo nació un cerezo que les ofreció su sombra y sus frutos. Las tres vírgenes fueron acogidas cordialmente por la población de Maranza, donde vivieron durante años y fueron estimadas por sus obras de caridad. Al final abandonaron Maranza; parece que fueron sepultadas en Colonia”. Su culto se ha limitado a los calendarios locales.

San Rómulo. s. V-VI. Desde pequeño estuvo inclinado a la piedad y fue un sincero devoto de los mártires. Diácono del obispo de Avellino san Sabino y después de su muerte fue el custodio del “Specus Martyrum” donde fue sepultado san Sabino. Rómulo conservaba en una ampolla un líquido llamado “manna”, que destilaba la tumba del obispo y que operaba milagros y curaciones.

El joven diácono, muerto a causa del dolor por la ausencia de Sabino, fue sepultado junto a la tumba del obispo en el “Specus Martyrum” en la antigua ciudad romana de Abellinum donde reposan los dos. Venerado en Atripalda (Avellino, Italia).

Santa Eugenia de Alsacia. M. 720/35. Hija de Adalberto duque de Alsacia; sucedió a su tía santa Otilia de Alsacia como abadesa benedictina de Hohenburg. Sus reliquias se conservan en Oberehnheim.

Santos Rogelio y Servideo. M. 852. 

San Rogelio
Martirologio Romano: En Córdoba en Andalucía en España, santos mártires Rogelio, monje anciano, y Servideo (Abdalah), joven, que, venidos de Oriente, fueron condenados a muerte por haber predicado con coraje a Cristo frente a los sarracenos, les fueron, sin ceder en ningún momento, amputadas las manos y pies y al final murieron decapitados

Rogelio nació en Parapanda, Granada y era eunuco. Conoció en Granada a Servideo, que venía de Oriente. Predicaron el evangelio hasta que fueron martirizado en Córdoba, por haber profanado la mezquita al haber insultado en ella a Mahoma y denigrado el Islam. En efecto, los dos decidieron ir a Córdoba, y entraron en la mezquita, en el momento de la oración, y negaron la misión divina del profeta y el carácter revelado del Islam. Se formó tal alboroto, que si no hubiera sido por la intervención del cadí, hubieran sido linchados. Se les cortó las manos y las piernas y luego fueron decapitados. Sus cuerpos fueron expuestos en la otra orilla del Guadalquivir, colgados de unos palos, junto a los cuerpos de santos Emilia y Jeremías, martirizados el día anterior. Son los últimos mártires del reinado del emir Abderramán II. El atrevimiento de estos mártires hizo pensar a las autoridades cristianas cordobesas en la necesidad de poner fin a las confesiones espontáneas y forzaron el famoso concilio cordobés del 852.

Santa Edita de Wilton. (961 - c.984).
 Martirologio Romano: En Vintonia (hoy Winchester), en Inglaterra, santa Edita, virgen, hija del rey de los anglos, que desde su más temprana edad se consagró a Dios en un monasterio, ignorando más que abandonando el mundo

Hija ilegítima del rey san Edgard "el Pacífico" y de santa Wilfrida. Hermanastra de san Eduardo "el Mártir". Cuando murió la esposa legítima del rey san Edgard, Etelfleda, quiso casarse con Wulfrida, pero ésta se retiró al monasterio de Wilton, donde hizo penitencia y llegó a ser abadesa. Edith fue llevada a la abadía de Wilton después de su nacimiento y no la dejó nunca. Hizo la profesión religiosa antes de cumplir 15 años, ante la presencia de su padre, que quiso, en un primer momento llevarla a la corte.

Edith atendió a los enfermos más repugnantes. Tuvo una especial devoción por Cristo Redentor. Tuvo la costumbre de santiguarse siempre y de santiguar todos los objetos que tocaba. Rechazó el gobierno de tres abadías, prefiriendo quedarse como simple monja en Wilton. Cuando su padre y su hermano san Eduardo murieron, renunció a la corona. La dote que le correspondía como princesa la empleó en ayudar a los pobres y construir una iglesia consagrada posteriormente a san Dunstano, a quien había conocido, y que predijo su muerte. Murió a los 22 años, asistida por san Dunstano de Canterbury.

Vital de Savigny. Beato. (1063-1122).
Martirologio Romano: En Savigny, de Normandía, en la Galia, san Vital, abad, que, dejadas las ocupaciones seculares, se entregó en la soledad al cultivo de la observancia rigurosa, ganando muchos seguidores para el monasterio por él fundado

En su juventud fue capellán del conde Roberto de Mortain, hermanastro de Guillermo el Conquistador; después vivió durante 17 años como ermitaño y en 1112, fundó en Normandía, la abadía de Savigny, que pronto llegó a ser la casa madre de numerosos monasterios desperdigados por toda Francia e Inglaterra, por esta razón visitó las islas Británicas. Murió en el coro mientras presidía la recitación del oficio a María.


Beato Domingo Shobioye

Domingo Shobioye,

Miguel Timonoya yPablo. Beatos. M. 1628. 
Martirologio Romano
En Nagasaki en Japón, beatos mártires Domingo Shobioye, Miguel Timonoya y su hijo Pablo, que fueron decapitados por la fe

San Andrés Kim Taegon. (1821-1846). 
Martirologio Romano: En Sai-Nam-Hte, en Corea, pasión de san Andrés Kim Taegòn, presbítero y mártir, que dedicado durante dos años y con gran celo a la labor sacerdotal, fue decapitado con glorioso martirio. Su memoria se celebra el veinte de septiembre. (Ver) 20 de septiembre.
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