Santoral del 3 de Septiembre


INDICE

OTROS SANTOS DEL DÍA
Santos JUAN PAK HU-JAE y compañeras
Beatos JUAN BAUTISTA BOTTEX, MIGUEL FRANCISCO DE LA GARDETTE y FRANCISCO JACINTO LE LIVEC DE TRÉSURIN
Beato ANDRÉS ABEL ALRICY y 71 compañeros
Beata BRÍGIDA DE JESÚS MORELLO
Beato GUALA DE BRESCIA
Beato ALBERTO BESOZZI
San VITALIANO DE MONTESARCHIO
Santos AIGULFO y compañeros.
San AUXANO DE MILÁN
San MARINO DE RÍMINI
San GREGORIO I "Magno"
Sándalo (Sandalio), Basilisa, Serapia; Aristeo, obispos; Febe, Teotisto, Antonio, Constantiniano, confesores; Antonino, Aigulfo, mártires; Ildelita, abad; Simeón, Estilita el Joven.




BEATOS ANTONIO IXIDA Y SUS COMPAÑEROS, Mártires
Que cada uno examine bien sus propias acciones;
entonces el motivo que tenga para gloriarse lo tendrá
para sí mismo solamente, y no delante de otro.
(Gálatas, 6, 4).

Estos beatos son los últimos, en cuanto a fecha, de los mártires del Japón, beatificados en 1867. Antonio Ixida, japonés, nacido en 1569, entró en la compañía de Jesús a la edad de 20 años. Ordenado sacerdote, se distinguió por su celo y su elocuencia, sobre todo durante la gran persecución que comenzó en 1614. Fue detenido y, después de dos años de prisión, sometido a horribles torturas. Finalmente, pereció en la hoguera con sus compañeros, el 3 de septiembre de 1632.

MEDITACIÓN SOBRE EL EXAMEN DE CONCIENCIA

I. Todos los días debes examinar tu conciencia; en este examen, como en espejo fiel, descubrirás todos los defectos de tu alma. Tan escrupulosamente examinas todos los defectos de tu cuerpo para hacerlos desaparecer, o por lo menos para disimularlos ante los ojos de los hombres, ¡y no indagas las imperfecciones que vuelven desagradable tu
alma para toda la corte celestial! Pide al Señor que te ilumine; sean cuales fueren las tinieblas que envuelven a tu alma, Dios, que es luz, las disipará. (Tertuliano).

II. Tu conciencia no debe ser como esos espejos que representan a los objetos más grandes o más chicos de lo que son; debe representarlos fielmente y al natural. No tengas una conciencia laxa, que te represente los más grandes pecados como faltas ligeras; ni seas escrupuloso tampoco. Para evitar estos dos extremos, manifiesta el estado de
tu conciencia a un director espiritual sabio y piadoso, y atente a sus avisos.

III. Después de haber consultado al espejo, deben hacerse desaparecer las manchas que él ha señalado. De igual modo corrígete de los pecados que tu conciencia te reprocha, y no imites a esas personas que tiran el espejo porque les acusa su fealdad. Por desagradable que sea el examen de conciencia, hazlo todos los días, y, sobre todo, toma la resolución de evitar en lo futuro las faltas de que te reconoces culpable. ¡Qué espectáculo más triste el ver a los cristianos recaer sin cesar en las faltas que lamentan haber cometido! (Salviano).

El conocimiento de sí mismo
Orad por los enfermos.

ORACIÓN

Oh Dios, que nos regocijáis con la solemnidad anual de los bienaventurados mártires Antonio y sus compañeros, concedednos que imitemos la fortaleza demostrada en sus sufrimientos por aquellos cuyo nacimiento al cielo celebramos. Por J. C. N. S. Amén.




Martirologio Romano (1956) 3 de septiembre
  1. San Pío X
, Papa, cuyo día natal se conmemora el 20 de agosto.
  • En Corinto, el triunfo de santa Febe, de quien hace mención el Apóstol san Pablo escribiendo a los Romanos.
  • En Capua, los santos Mártires Aristeo, Obispo, y Antonino, niño.
  • El mismo día, el triunfo de los santos Mártires Aigulfo, Abad de Lerins, y sus Compañeros Monjes, los cuales, después de cortadas las lenguas y, sacados los ojos, fueron degollados.
  • También los santos Mártires Zenón y Caritón, de los cuales el uno fue arrojado en una caldera de plomo derretido y el otro a las llamas de un horno.
  • En Córdoba de España, san Sándalo, Mártir.
  • En Aquilea, las santas Vírgenes y Mártires Eufemia, Dorotea, Tecla y Erasma, las cuales, siendo Emperador Nerón y Presidente Sebasto, al cabo de muchos suplicios, fueron degolladas y sepultadas por san Hermágoras.
  • En Nicomedia, el suplicio de santa Basilisa, Virgen y Mártir, que siendo de nueve años, en la persecución del Emperador Diocleciano, y presidiendo Alejandro, superó por virtud divina los azotes, el fuego y las fieras a que fue condenada, convirtió a la fe de Cristo al mismo Presidente, y por fin, fuera de la ciudad, puesta en oración, entregó el alma a Dios.
  • En Toul de Francia, san Mansueto, Obispo y Confesor.
  • En Milán, la dichosa muerte de san Auxano, Obispo.
  • El mismo día, san Simeón Estilita, el Joven.
  • En Roma, la Traslación de santa Serapia, Virgen y Mártir, que padeció el martirio el 29 de Julio.
  • En Roma también, la Exaltación al Sumo Pontificado del incomparable varón san Gregorio Magno, que, obligado a tomar sobre sí aquella carga, desde más elevado trono ilustró el Orbe con mayores resplandores de santidad.
  • Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes. R. Deo Gratias.



    San GREGORIO I "Magno". (c.540 - 604). Papa (590-604). Doctor de la Iglesia.
    Martirologio Romano:
    Memoria de san Gregorio Magno, Gregorio el Grande o Gregorio I, papa y doctor de la Iglesia, que siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Arregló problemas temporales y, como siervo de los siervos, atendió a los cuidados espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando sobre manera a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe por doquier, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales

    Nació en Roma, en el seno de la familia senatorial de los Anicios (su padre, Giordano, era senador y administrador de una de las siete regiones de Roma, su madre fue santa Silvia). Fue nombrado prefecto de la ciudad (573-578); pero desengañado de la gloria humana, y a la muerte de su padre, distribuyó como dotación a los monasterios, su rico patrimonio y abrazó la vida monástica: se hizo (se piensa que benedictino) y construyó un monasterio, el de San Andrés, en la casa familiar del monte Celio, del que el primer abad fue Hilarión, el segundo, Valentino, bajo quién el mismo Gregorio tomó el hábito en el 575. Sus tías santas Tarsila y Emiliana, hicieron vida monástica en el mismo lugar. También fundó otros seis monasterios en sus posesiones de Sicilia, y en ninguno de ellos quiso ser abad.

    En el 579 el papa Pelagio II lo ordenó diácono y lo envió, como legado personal, a Constantinopla, ante el emperador Tiberio II. Permaneció monje entre la corte,  y pudo dedicarse a las conferencias espirituales (fueron el núcleo de su gran tratado “Moralia”); y tuvo la alegría de llevar la razón en la controversia con el patriarca Eutiquio sobre la condición de los cuerpos resucitados, y de conocer a san Leandro de Sevilla (a quien dedicó los “Moralia in Job”). Sustituido en el 586 en su misión, que no tuvo los resultados esperados, pudo volver a Roma, donde fue nombrado abad del monasterio de San Andrés, e instauró en el mismo, un régimen de santidad de vida que lo condujo más tarde, tras el encuentro casual en el mercado de Roma con tres esclavos anglosajones, a tomar la iniciativa de la evangelización de aquel pueblo, cosa que le impidió -según una leyenda infundada- el papa Pelagio, que le nombró secretario personal cuando se disponía a emprender el viaje a tierras sajonas, y en este cargo tuvo gran importancia su presencia en la cuestión de los Tres Capítulos. Gregorio fue nombrado obispo de Roma cuando Pelagio murió después de las epidemias de peste del año 590. Será el primer Pontífice proveniente de una comunidad monástica; cuando le eligieron su primera reacción fue sobornar a unos mercaderes para que le ayudasen a huir de Roma.

    Se intituló "siervo de los siervos de Dios". Nada más subir a la sede pontificia, organizó las procesiones penitenciales de la llamada "Letanía septiforme" de las siete iglesias de la ciudad, para pedir el fin de la peste. En su pontificado se caracterizó por una gran actividad (se le llamó "el último romano"): hizo un tratado con los ostrogodos que habían invadido Italia; mandó a san Agustín de Canterbury a evangelizar Inglaterra; alentó a Recaredo a luchar contra el arrianismo; organizó el "Patrimonium Petri"; reformó la liturgia, enriqueciéndola con cantos; extendió la regla benedictina entre los nuevos pueblos de Europa occidental, animó la conversión de los visigodos; ayudó a los pobres de Roma, Rávena y Sicilia y sobre todo asentó la primacía de la sede romana contra las pretensiones de Constantinopla. Fue testigo de la conversión de los longobardos del norte de Italia a la fe romana, tras el matrimonio de su rey Agilulfo con la princesa cristiana Teodelinda de Baviera. Fue además un escritor prolífico: sus “Diálogos” y su “Liber regulae pastoralis” son clásicos de la literatura ascética. Su máxima era "el gobierno de las almas es el arte de las artes". El magisterio pastoral de Gregorio llegó "a conocer el corazón de Dios a través de las palabras de Dios"; y se expresó en aquella célebre frase: "La palabra de Dios crece junto con el que la lee". Asimismo lo testimonian estas palabras suyas: "Sé por experiencia que la mayoría de las veces, estando con mis hermanos, he comprendido muchas cosas de la palabra de Dios que yo solo no había logrado entender. Sois vosotros los que me ayudáis a entender lo que enseño. Es la verdad: con mucha frecuencia yo os digo lo que he oído". Este infatigable jefe de la Iglesia, que gobernó durante trece años (los dos últimos desde la camilla en la que se veía obligado a yacer por culpa de una dolorosa enfermedad), murió mereciendo el título de “grande” (Magno), que le atribuyó Bonifacio VIII. Se le considera como el fundador del poder temporal del Papado. Está enterrado en San Pedro del Vaticano. MEMORIA OBLIGATORIA.

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    San MARINO DE RÍMINI. M. 307.
    Martirologio Romano:
    En el monte Titano, cerca de Rímini, en la Flaminia, san Marino, diácono y anacoreta, portador al pueblo gentil del Evangelio y de la libertad de Cristo Natural de Dalmacia, como albañil colaboró, junto con su amigo san León, en la construcción de las murallas de Rímini, junto con un grupo de cristianos condenados a trabajos forzados. En su trabajo se distinguió por su gran caridad y los dos amigos fueron enviados a otras canteras del monte Titano para trabajar la piedra. Pasados tres años, san León se retiró al Monte Feltro, mientras que Marino regresó a Rímini. En esta ciudad predicó el evangelio con tanto ímpetu que trajo las insidias del diablo, que poseyó a una mujer y la hizo creer que era la esposa de Marino, la indujo a buscarlo. {{Ella, llorando, imploró al santo que la acogiese, pero él la apartó de si, entonces la mujer lo acusó ante el tribunal de ser cristiano.
    Marino en cuanto lo supo huyó de la ciudad y se refugió en una gruta del monte Titano. Durante muchos años vivió como ermitaño, con su santidad convirtió a muchos y pasaron otros pasajes que entran en la más pura leyenda. San Gaudencio de Rímini conoció las virtudes de León y Marino y los envió a Rímini donde fue ordenado diácono por el obispo san Gaudencio, por su piedad y a la asistencia en la fe, de los condenados. Luego tanto León como Marino regresaron a sus respectivas moradas, Marino al monte Tatiano donde desde una humilde mansión construida por él mismo, se dedicó a la oración y penitencia, y esta celda, que sería su santuario y el núcleo de la República de San Marino de donde es patrón.
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    San AUXANO DE MILÁN. M. 560.
    Martirologio Romano:
    En Milán, de la Lombardía, san Auxano, obiispo
    XXVIIIº Obispo de Milán (558-60) donde es muy venerado. Se recuerda su intensa labor apostólica.

    Parece que hubo una sombra en su episcopado pero se puede disipar: se alude a una carta que el papa Pelagio I escribió en el 558 al patricio Juan, para lamentarse de Paulino de Aquileya, que, al ser consagrado obispo en Milán por un obispo “cismático”, no se le debía considerar debidamente “consagrado”, sino “execrado”. En otra carta al patricio Valeriano, Pelagio I recomienda al destinatario secuestrar a los dos prelados, Auxano y Paulino, y entregarlos al emperador. Primero hay que considerar que no se puede probar que Auxano se pueda identificar con nuestro santo; además, si se tratase de él, no existen pruebas que se haya adherido al cisma de los Tres Capítulos.

    Probablemente el papa usó, el adjetivo “cismático” dándole un sentido de reproche más que un explícita condena, a causa de la consagración irregular de Paulino. Y si Auxano, como muchos obispos occidentales, fue verdaderamente contrario a la condena de los Tres Capítulos formulada en el V Concilio Ecuménico, hay que recordar que tal actitud, en aquellos tiempos agitados, no fue porque se fuera inclinados a la herejía, sino sobretodo por la preocupación de no traicionar al Concilio de Calcedonia y fue determinante también la dificultad, para los occidentales, de evaluar con plena exatitud el sutil y sofisticado lenguaje de los griegos. De aquí se clarifica la actitud que tuvieron los papas con los obispos occidentales y el hecho que Pelagio en su carta al patrio Juan llamase “cismático” al obispo milanés y en la carta al patrio Valeriano, lo llama simplemente “obispo”, mientras, en la misma, no duda en definir a Paulino como “pseudo-obispo”. Cuando Auxano murió fue enterrado en la basílica de San Stefano Maggiore y luego sería trasladado a la catedral de San Ambrosio. Nadie dudó de su santidad.

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    Santos AIGULFO y compañeros. (630-676).
    Martirologio Romano:
    En la isla de Lérins, en la Provenza, san Aigulfo, abad, y compañeros, monjes, que, según tradición, sufrieron el martirio durante una incursión sarracena Nació en Blois. A los 20 años ingresó en el monasterio benedictino de Fleury-sur-Loire, entonces en el primer fervor de la observancia benedictina; aquí llegó a ser abad (671). Según una leyenda fue enviado (655) primero a Montecasino para recuperar las reliquias de san Benito y de su hermana santa Escolástica y los trasladó a Francia. El abad de Fleury, Mommole, junto con él, trasladó las reliquias al monasterio de Saint Benoît-sur-Loire. Después (c. 670) fue enviado a Lerins, como abad, para introducir la regla benedictina. Algunos monjes, descontentos con la nueva regla, se rebelaron. En Lérins, dos de los monjes, Arcadio y Columbo, fueron demasiado lejos: apelaron al gobernador local contra el nuevo abad y aquél mandó una compañía de soldados para que se mantuviera el orden en el monasterio. Los dos monjes rebeldes utilizaron a los soldados para secuestrar a san Aigulfo y a otros cuatro de sus principales partidarios (entre ellos Frumencio) y, atados de pies y manos, los metieron en un barco y los llevaron hacia alta mar.

    Por fin fueron desembarcados en la isla de Capraia (de las Cabras), entre Córcega y la costa de Toscana, donde los monjes rebeldes y los guardias, les sacaron los ojos, les cortaron la lengua y, por fin, les mataron. Sólo uno de los monjes logró escapar y consiguió llegar hasta Lérins donde relató el trágico sucedido. En contradicción con esta historia, se ha sugerido que es más razonable suponer que el abad y sus compañeros fueron sacados del monasterio por los soldados, quienes los abandonaron lejos y, una vez solos, fueron víctimas de los moros, especialistas en aquellas bárbaras matanzas; de esta forma de reconstruir la historia del santo se hace eco el Martirologio Romano actual. Los cadáveres mutilados se trasladaron a Lérins y se afirma que, durante el traslado, se obraron muchos milagros. Poco tiempo después, surgió una disputa entre los monasterios de Lérins y Fleury, sobre la posesión de los restos mortales de san Aigulfo.
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    San VITALIANO DE MONTESARCHIO. M. 699.
    Martirologio Romano:
    En la antigua ciudad de Caudium (hoy Montesarchio), en la Campania, san Vitaliano, obispo
    El “Martirologio Romano” nos lleva al 3 septiembre: “Caudii in Campania, sancti Vitaliani, episcopi”. Esta memoria tomada del “Martirologio Jeronimiano”, hace pensar que Vitaliano fue un habitante de Sannio, en la Valle Caudina; la antigua “Caudium” corresponde hoy a la ciudad de Montesarchio en la vía Appia, situada entre Capua y Benevento. Estas dos ciudades se apropiaron del santo como su obispo, Capua lo sitúa en el 25 lugar de su elenco episcopal; nada quita que también lo haya sido, por algún tiempo, de la vecina  Benevento. Una legendaria “Vita” que fue escrita al fina del siglo XII, quizás de un clérigo beneventano, con la intención de reafirmar la consagración del monte Partenio, llamado después Montevergine.

    Vitaliano fue aclamado obispo del pueblo de Capua, contra su voluntad, pronto fue objeto de calumnias y de vulgares insinuaciones, de parte de sus enemigos, que no se sabe cómo, lo hicieron aparecer en público vestido con ropas femeninas y le acusaron de impudicia. Vitaliano se defendió abiertamente, desenmascaró a sus calumniadores, después dejó la ciudad, pero fue capturado, atado a un saco de cuero y arrojado al río Garigliano; la providencia lo salvó de la muerte y lo hizo llegar incólume a la costa de Ostia; la ciudad de Capua fue castigada con sequias, carestía y peste.

    Entonces los capuanos se fueron a ver a su obispo, rogándole que volviera a su sede, pero Vitaliano no quiso y se retiró sobre el Monte Partenio, donde erigió un oratorio dedicado a la Virgen y donde murió. Antes del 716, su cuerpo fue trasladado de Montevergine (Partenio) a Benevento por el obispo Giovanni, algunos estudiosos dicen que fue en el 914 a causa de las razzias de los sarracenos. En el 1122 el papa Calixto II, transfirió a Catanzaro el episcopado de “Tres Tabernae”, hizo donación a la ciudad de las reliquias del santo; creencias de la época afirman, pero sin fundamento, que las reliquias llegaron de Osimo (Ancona), creando así el equívoco sobre san Vitaliano, obispo de Ósimo (sec. VIII), identificándolo con el de Capua, y que celebran su festividad el mismo día del 16 de julio.

    Catanzaro, la ciudad de las tres V (Vento, Velluti, Vitaliano), venera a san Vitaliano como su patrono principal el 16 de julio, que es la fecha del traslado de sus restos mortales de Montevergine a Benevento y después a Catanzaro. El culto de san Vitaliano obispo, se difundió en la Campania; el famoso “Calendario Marmoreo” de Napoles, lo recuerda el 3 de septiembre. Patrón de Capua y de Catanzaro.
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    Beato ALBERTO BESOZZI. M. 1205.
    Nació en Arolo, en el seno de una ilustre familia milanesa. Tenía una buena posición, pero la avidez le llevó a practicar la usura y comercios poco lícitos hasta que, hacia el 1170, un accidente dio un cambio a su vida. Mientras con algunos compañeros se encontraban en una barca en el lago Mayor, fueron sorprendidos por una terrible tempestad. Creyendo que iba a morir, invocó la ayuda divina y prometió cambiar de vida. En particular se dirigió a santa Catalina de Alejandría de quien era muy devoto. Murieron todos sus compañeros, mientras él llegó a una pequeña ensenada en Leggiuno, donde había unas rocas pendientess sobre la costa llamada “Bàllaro”, que indicaba inestabilidad.

    Alberto, después de esta experiencia comenzó a reflexionar. Habló con sus parientes y amigos: quería mantener su promesa e inició a poner remedio a sus errores. Su esposa, una noble milanesa muy devota, no sólo lo secundó, sino que además, de común acuerdo, ingresó en un monasterio. Alberto decidió retirarse, pobre y solo, al lugar donde las olas durante la tempestad le había arrojado. Imitando a san Juan Bautista comía de lo que la naturaleza le ofrecía y del pan que los marineros colocaban en un cesto que él situaba en el alto. Poco a poco creció su fama de santidad. Muchos se acercaron a su gruto buscando consejo. Llegaron también representantes oficiales de varios pueblos vecinos, en el 1195, se le pidió que intercediera por el fin de una terrible peste.

    Alberto, después de ocho años de profunda oración, obtuvo la gracia y, como signo de gratitud, le construyeron al lado de la gruta un pequeño templo como el que estaba dedicado a santa Catalina en el Monte Sinaí. A su muerte, tuvo sepultura en la pequeña iglesia y fue aclamado como Beato por los habitantes de Verbano, aunque el culto no ha sido nunca aprobado.
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    Beato GUALA DE BRESCIA. (c.1180 - 1244).
    Martirologio Romano:
    En el lugar de Astino, en Val Camonica, de la región lombarda, beato Guala, de la Orden de Predicadores, obispo de Brescia, quien luchó prudente y esforzadamente por la paz de la Iglesia y el bien común, sufriendo el destierro en tiempo del emperador Federico II

    Guala Romanoni nació en Bérgamo y su familia era alemana. Hacia el 1219 ingresó en la Orden de Predicadores en Bolonia; era ya presbítero y canónigo. Fue recibido por santo Domingo de Guzmán; éste lo envió a fundar el convento de Brescia, donde fue prior; allí, en 1221, tuvo la visión de la muerte de su fundador, de la que habló el beato Jordán de Sajonia, que vio entrar el alma de santo Domingo en la gloria celeste. Guala fue la luz no sólo de sus cohermanos, si no también de los ciudadanos brescianos de los cuales fue amado y venerado.

    Su más tierna solicitud fue para los pobres, pero también se volcó por el bien de toda clase de personas. Tanta virtud no pasó desapercibida y el pontífice Gregorio IX le confió delicadas e importantes misiones.  Desempeñó el cargo de Inquisidor de la Fe; destacó en su desempeño con prudencia y celo apostólico. Luego fue legado pontificio para conseguir la paz entre los pueblos de la Alta Italia. En este trabajo de pacificación, que en aquel tiempo tuvo gran importancia el apostolado de la Orden de Predicadores, Guala lo consiguió admirablemente. Especialmente en la reconciliación del emperador Federico II con los lombardos.

    En el 1228, el papa Gregorio IX lo nombró obispo de Brescia, que el aceptó sin gran convicción, con una gran responsabilidad política como legado pontificio en un ambiente plagado de herejías y divisiones. Estuvo en la disputa entre el emperador Federico II y el papa Gregorio IX. Durante cinco años tuvo que estar alejado de su ciudad, herida por las facciones. En su largo exilio fue huesped de los vallumbrosanos, en Bérgamo, donde lloró, oró y estudió. Finalmente pudo regresar a Brescia entre el júbilo de su grey, de los cuales fue un padre amorosísimo y solícito pastor. Unió una profunda vida de oración con ferviente actividad apostólica; fue muy solícito en socorrer a los pobres y consolar a los afligidos.

    Puso la primera piedra de la iglesia de San Esteban de Bérgamo. Por sus simpatías hacia el emperador, en el 1242, tuvo que dejar su diócesis, y se retiró al convento valumbrosano de Santo Sepulcro de Astino donde murió. Sus reliquias se veneran en el monasterio dominicano de la Matris Domini de Bérgamo. Su culto fue confirmado por Pío IX en 1868.
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    Beata BRÍGIDA DE JESÚS MORELLO. (1610-1679).
    Martirologio Romano:
    En Piacenza, en la región de Emilia, en Italia, beata Brígida de Jesús Morello, que, después de enviudar, se consagró a Dios, afanándose en obras de penitencia y caridad, y fundando la Congregación de Hermanas Ursulinas de María Inmaculada, dedicadas a la educación cristiana de la juventud femenina Nació en San Miguel de Pagana (Génova) sobre la Costa de Levante. A 23 años, en 1633, se casó Matteo Zancano de Cremona y se estableció con su marido en Salsomaggiore (Parma), dónde fue reconocida por sus virtudes. A 27 años, en 1637, quedó viuda, entonces hizo voto de castidad, deseando convertirse en religiosa, pero inútilmente intentó entrar entre las capuchinas de la localidad, el ser viuda se lo impedía.

    En el 1640 se trasladó a Piacenza, en donde los jesuitas fueron sus directores espirituales, quienes siempre la guiaron y la mantuvieron en la vía a la perfección, especialmente por parte del padre Antonio Morando, su confesor y primer biógrafo. Margarita de Medici, duquesa de Parma y Piacenza, quería dotar a Piacenza con un Instituto de Ursulinas para la educación de la juventud femenina, uno similar al que existía en Parma.

    Para ello Brígida Morello acogió en septiembre de 1646 a algunas jóvenes mujeres en su casa, bajo la denominación de Santa Úrsula, dando así inicio, el 17 de febrero de 1649, Miércoles de Ceniza, con cinco compañeras una nueva familia de Ursulinas, bajo la guía de los Jesuitas. No fue sin embargo la primera superiora, ya que, en 1665, fue elegida como tal, siendo confirmada en 1670 y en 1675; sus precarias condiciones de salud no le impidieron gobernar por largos períodos, incluso desde la cama, su Congregación de Ursulinas de María Inmaculada.

    Murió en Piacenza y fue enterrada en la iglesia local de San Pedro, hoy no existen rastros de su tumba, si existen un cierto número de cartas, algunos escritos autobiográficos y edificantes, documentos de los que se puede sacar una exacta visión de las experiencias espirituales de la fundadora. Fue beatificada por SS Juan Pablo II el 15 de marzo de 1998.
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    Beato ANDRÉS ABEL ALRICY y 71 compañeros. M. 1792.
    Martirologio Romano: En París, Francia, pasión de los beatos Andrés Abel Alricy, sacerdote, y setenta y un compañeros, mártires, en gran parte sacerdotes que, después de una primera masacre producida el día anterior, encerrados en el seminario de San Fermín como en una cárcel, fueron masacrados por odio a la Iglesia El 3 de septiembre, la horda de asesinos irrumpió en el seminario lazarista de San Fermín, convertido también en prisión, donde su primera víctima fue el beato Pedro Guérin Du Rocher, un ex-jesuita de sesenta años.

    Se le pidió que eligiera entre el juramento y la muerte y, tan pronto como rehusó someterse a la constitución, fue arrojado por la ventana más próxima y, al caer en el patio, fue acribillado a puñaladas. Su hermano, el beato Roberto Du Rocheb, fue también una de las víctimas, y hubo otros tres ex-jesuitas entre los noventa y un clérigos que se hallaban presos ahí, de los cuales sólo cuatro escaparen con vida. El superior del seminario era el beato Luis José Franwis. En su capacidad de gobernante, había avisado a su comunidad que el juramento era ilegal para los clérigos. Era un hombre de tanta fama por su bondad y tan querido en París que, a pesar de los riesgos, un oficial del ejército le advirtió sobre el peligro que corría y se ofreció a ayudarle a escapar. Por supuesto, se negó a abandonar a sus compañeros de prisión, muchos de los cuales habían llegado voluntariamente a San Fermín, confiados en salvarse. Entre los que murieron con él se hallaban el beato Enrique Gruyer y otros lazaristas; el beato Yves Guillon De Keranrun, vicecanciller de la Universidad de París, y tres laicos.

    Sus nombres son:Pedro Brisse. Canónigo. Bertrán Antonio de Caupenne. Pbro.Carlos Carnus. Pbro. Carlos Víctor Veret. Pbro. Claudio Ludovico Marmontant de Savigny. Pbro. Claudio Silvano Rafael Mayneaud de Bizefranc. Pbro. Dionisio Claudio Duval. Pbro. Enrique Juan Milet. Pbro. Esteban Miguel Gillet. Pbro.Filiberto Fougére. Pbro. Francisco José Monnier. Pbro. Gil Ludovico Sinforiano Lanchon. Pbro. Gilberto Juan Fautrel. Pbro. Ivón Andrés Guillon de Keranrun. Pbro. Ivón Juan Pedro Rey de Kervisic. Pbro. Jacobo de la Lande. Pbro. Jacobo Dufour. Pbro. Jacobo Leonorio Rabé. Pbro. Jacobo Ludovico Schmid. Pbro. Jorge Jerónimo Giroust. Pbro. José Falcoz. Pbro. José Ludovico Oviefre. Pbro. José María Gross. Pbro. Juan Carlos Legrand. Pbro. Juan José de Lavèze-Bellay. Pbro.Juan Lemaître. Pbro. Juan Miguel Philippot. Pbro. Juan Pedro Le Laisant. Pbro.Juan Tomás Leroy. Pbro. Julián Francisco Hédouin. Pbro. Julián Le Laisant. Pbro. Ludovico Juan Mateo Lanier, Pbro. María Francisco Mouffle. Pbro. Martín Francisco Alejo Loublier. Pbro. Miguel Andrés Silvestre Binard. Pbro. Miguel Leber. Pbro. Nicolás Bizé. Pbro. Nicolás Claudio Roussel. Pbro. Nicolás Gaudreau. Pbro. Pedro Bonzé. Pbro. Pedro Briquet. Pbro. Pedro Florencio Leclercq. Pbro.Pedro Francisco Henocq. Pbro. Pedro Jacobo de Turmenyes. Pbro. Pedro Juan Garrigues. Pbro. Pedro Ludovico Joret. Pbro. Pedro Pablo Balzac. Pbro. Pedro Roberto Regnet. Pbro. Pedro Saint-James. Pbro. René José Urvoy. Pbro. Claudio Bochot. D.C. Eustaquio Félix. D.C. Claudio Pons. O.S.A. Juan Carlos María Bernard du Cornillet. O.S.A. Juan Francisco Bonnel de Pradel. O.S.A. Cosme Duval. O.F.M.cap. Eloy Herque du Roule. S.I. Juan Antonio Seconds. S.I. Juan Francisco María Benoît-Vourlat. S.I. Nicolás María Verrón. S.I. Pedro Guérin du Rocher. S.I. Renato María Andrieux, S.I. Roberto Francisco Guérin du Rocher. S.I. Juan Carlos Caron. C.M. Juan Enrique Gruyer. C.M. Luis José François. C.M. Nicolás Colin. C.M. Pedro Claudio Pottier. Eudista. Juan Antonio José de Villete. Comandante. Luis Francisco Rigot. Seglar. Sebastián Desbrielles.

    Maestro Andrés Abel Alricy nació en Crémieux (Francia). Hijo de una familia numerosa, ya desde pequeño mostró inclinación hacia el sacerdocio. Fue ordenado presbítero en 1738. Pertenecía al clero parroquial de San Medardo de París, cuando fue arrestado por su negativa a prestar juramento constitucional en 1792. Fue llevado detenido al seminario de San Fermín (Les Bons Enfants). No se sabe como murió, pero la turba invadió el seminario.

    Eustaquio Félix nació en Troyes en 1726. Antes de ordenarse sacerdote fue prefecto en el colegio de Vitry-le-François y luego en el de Chaumont-en-Bassigny. Ingresó en la Congregación de la Doctrina Cristiana, después de ordenarse sacerdote en 1756. Fue procurador del colegio de la Doctrina Cristiana de París, cargo que perdió al negarse a jurar laConstitución. Fue arrestado y llevado al seminario de San Fermín, donde murió en la masacre. Claudio Bochot nació en Troyes en 1720. En 1740 ingresó en la Congregación de la Doctrina Cristiana, en la que profesó al año siguiente. En 1741 fue ordenado sacerdote. Fue rector del colegio de Noyers y varias veces del de San Carlos. Desempeñaba este cargo cuando la casa fue sometida a registro, pero sólo quedó Bochot, superior, y el procurador el beato Hermano Eustaquio Félix. Los demás hermanos habían sido alejados de Paris oportunamente. Fue arrestado y llevado al seminario de San Fermín donde murió en la masacre.

    Luis José François había nacido en Busigny (Francia) en 1751, de familia profundamente cristiana. Educado: por los Padres Jesuitas, se sintió llamado a la vida religiosa. No tenia más de 15 años, cuando ingresó entre los Hijos de san Vicente de Paúl, en la casa madre de San Lázaro de París. Tuvo que esperar a los 18 años para emitir sus votos. Fue tal su alegría, que dos de sus hermanos animados por él le siguieron ingresando en la misma Congregación y una de sus hermanas en las Hijas de la Caridad, Ordenado sacerdote en 1773, fue dedicado a enseñar Teología a la vez que fue nombrado director del seminario de Troyes En 1788 era nombrado Secretario general de su Congregación cargo que compartió con la predicación, ya que estaba dotado para ello,

    En 1788 fue nombrado superior del colegio seminario de San Fermin de Paris -el colegio "des Bons Enfants"- casa tan querida por toda la Congregación de la Misión, como cuna de la misma y misión por largos años de su Padre y Fundador, san Vicente de Paúl, aunque los momentos eran difíciles, procuró que el seminario siguiera su curso Escribió contra la “Constitución Civil del Clero” (que era cismática, hereje y sacrílega), varios folletos, entre ellos el titulado “Apología”, que tuvo varias ediciones y que ayudaron a muchos sacerdotes a permanecer fieles a las enseñanzas de la Iglesia. Fue, según uno de sus biógrafos: "Uno de los más ardientes y mejores defensores de la Religión católica, apostólica y romana, contra el juramento civil y contra los escritos de los partidarios del juramento". Cuando la persecución arreciaba, abrió las puertas del Seminario de San Fermin de París a más de 90 sacerdotes y religiosos, que por negarse a pronunciar el juramento civil, se vieron expulsados de sus parroquias y de sus comunidades. De ellos 77 fueron martirizados; el resto logró huir.

    El beato Luís José Francois, cuando fue invadida la casa por los asaltantes, detenido y arrojado por una ventana, rematado a golpes en el suelo y su cadáver, como los demás, cruelmente profanado. Juan Carlos Caron nació en Auchel-Pas-de-Calais (Francia) en 1730. A sus 20 años ingresó en la Congregación de la Misión en la Casa madre de San Lázaro en París, en1750, donde emitió sus votos en 1752. Durante 29 años de se dedicó al ministerio de las misiones, pasando a ser párroco de Colegien, Diócesis de Arrás y allí se encontraba cuando comenzó la Revolución. Como tantos otros, se negó a prestar el juramento civil, por lo cual fue expulsado de su parroquia, refugiándose en Paris, en el seminario de San Fermin, donde fue acogido fraternalmente por el beato Luis José François, su superior

    Juan Enrique Gruyer nació en Dôle (Francia), en 1732 de padres cristianos.
    Fue ordenado de sacerdote en St. Cloud y se estableció en su villa natal, viviendo con su familia y ayudando al clero parroquial. Deseando más perfección, cuando tenia 37 años, se determinó dejar su familia y su diócesis ingresando entre los Hijos de san Vicente de Paúl. Al cabo de un año de seminario interno o noviciado, fue destinado a Argens, donde la Congregación de la Misión tenia una comunidad dedicada al ministerio de las misiones populares. Allí emitió sus votos, el 24 de enero de 1773. Nombrado vicario de Ntra. Sra. de Versailles pasó en 1784 a la parroquia de San Luis, donde le sorprendió la Revolución. Nombrado un párroco constitucional que no consiguió que ninguno de los misioneros que regían aquella parroquia, prestasen el juramento civil, dando un hermoso ejemplo de fidelidad a la Iglesia romana y por ello fueron expulsados de la parroquia.
    El beato Juan Enrique Gruyer, volvió a su pueblo natal, permaneciendo allí escondido durante un año. Añorando su Congregación y con el deseo de vivir la vida de comunidad, volvió a París. El permiso para llegar a París estaba fechado en 18 de junio de 1792. Tal documento lo describe “alto de talla, cabello blanco, de frente mediana, ojos azules, nariz prolongada, barba pequeña y rostro redondeado”. El seminario de san Fermín le abrió sus puertas y el superior, el beato Luis José François, le acogió fraternalmente.

    Nicolás Colin nació en Grennat, Haute-Marne (Francia) en 1730. A los 17 años ingreso en la Congregación de la Misión en la Casa Madre de San Lázaro de París, donde profesó en 1749. Durante 22 años ejerció su ministerio misionero, con fama de buen predicador. El cardenal de la Luziere, que le apreciaba mucho, le invitó a su diócesis de Langres, asignándole la parroquia de Geneuries y aceptó la invitación, con permiso de los superiores. La Revolución le expulsó de su parroquia por negarse a prestar el juramento civil. Huyó a París y se refugió en el seminario de San Fermín, donde murió en la masacre.
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    Beatos JUAN BAUTISTA BOTTEX, MIGUEL FRANCISCO DE LA GARDETTE y FRANCISCO JACINTO LE LIVEC DE TRÉSURIN. M. 1792. Martirologio Romano: Siempre en París, en el mismo día y año, beatos mártires Juan Bautista Bottex, Miguel Francisco de La Gardette, Francisco Jacinto Le Livec de Trésurin, que en la misma circunstancia murieron por Cristo en la cárcel de La Force Juan Bautista Botex nació en Neuville-sur-Ain en 1743. Estudió en el seminario de San Ireneo de Lyon y se doctoró en Teología en Valence y fue ordenado sacerdote en 1774. Primero fue coadjutor en Saint Jean-le-Vieux y luego párroco de Neuville (1775-1789). Fue elegido por los compañeros sacerdotes delegado en la Asamblea del clero y diez años más tarde diputado en los Estados Generales, lo que le obligó a establecerse en París. Cuando en 1791 se les pidió a los obispos y sacerdotes diputados que jurasen la “Constitución Civil del Clero”, Bottex habló libremente en contra de dicho juramento. Disuelta la Constituyente se quedó en París en el seminario de Misiones Extranjeras. Allí fue detenido, y se le encontró una carta de un emigrado. Fue encerrado en la prisión de La Force. En esta prisión no había muchos eclesiásticos, sino nobles y otros seglares considerados enemigos de la Revolución. La prisión, suave al principio, pues se les permitió tener cocinero y barbero, pero no podían los sacerdotes celebrar la misa.

    Entre todos los detenidos se animaban y se cuestionaban la posibilidad de prestar juramento constitucional, Bottex, siempre se negó a ello. Cuando asaltaron la prisión y ya habían asesinado a muchos le pidieron que hiciera el juramento, él se negó y allí mismo fue martirizado. Miguel Francisco de La Gardette, nació en Billon, Clermont-Ferrand en 1744. Estudió con los jesuitas de su pueblo natal, pasando luego a París donde estudió Teología. Ordenado sacerdote en 1773, fue primero coadjutor en la parroquia de San Ginés de Thiers, pasando luego también como coadjutor a San Gervasio de París. Aquí estaba cuando se negó a prestar juramento constitucional y por ello fue privado de su cargo.Francisco Jacinto Le Livec de Trésurin nació en Quimper en 1726. Sacerdote jesuita de la diócesis de París. Fueron arrestados y llevados a la cárcel de La Force, donde fueron martirizados.
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    Santos JUAN PAK HU-JAE y compañeras. M. 1839.

    Martirologio Romano: En Seúl, Corea, pasión de santos Juan Pak Hu-jae y cinco compañeras, mártires, que, durante la persecución, conducidos ante el tribunal criminal en cuanto cristianos, después de sufrir crueles suplicios por la fe, murieron decapitados

    Son sus nombres: María Pak Kun-a-gi Hui-sun, hermana de santa Lucía Pak Hui-sun; Bárbara Kwon-hui, esposa de san Agustín Yi Kwang-hon; Bárbara Yi Chong-huiMaría Yi Yon-hui, esposa de san Damián Nam Myong-hyog; eInés Kim Hyo-ju. Juan Pak era hijo del mártir Lorenzo Pak. Nació en Youngin en hacia el 1798. Junto con su familia se trasladó a Seúl y allí se ganaba la vida haciendo zapatos de paja. Estaba casado y fue muy fiel en su práctica de la religión cristiana, además practicaba la mortificación de la carne como forma de alcanzar la salvación; era un hombre muy trabajador. Solía decir: “yo moriré mártir para salvar mi alma”. Al estallar la persecución en marzo de 1839, vendió lo poco que tenía y le entregó la mitad a su esposa y la otra mitad se la quedó él para casos de emergencia.

    Envió a su mujer a casa de su tía y al día siguiente fue arrestado. Ante el tribunal el juez le preguntó: “¿Tus padres siguen viviendo? - Mi madre falleció hace unos años. Mi padre fue decapitado por su fe en 1801. No tengo otros parientes. - ¿Sabes que estás violando la ley del rey? - Dios es mi Creador. Le debo una mayor lealtad a Dios que al rey. - Revela el nombre de tus cómplice. - No puedo hacer daño a los demás. - Reniega de tu fe si quieres vivir. - Mi religión es más importante que mi vida” Juan fue entonces golpeado con un garrote 40 veces, esta tortura le produjo graves heridas y el ruido de los garrotazos que quebraban sus huesos, asustó a los que estaban en la cárcel, pero Juan se mantuvo firme en su fe. Finalmente fue decapitado a las afueras de la ciudad con sus cinco compañeras. Tenía 41 años cuando fue decapitado.
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    OTROS SANTOS DEL DÍA:

    Febe . s. I. Martirologio Romano:
    Conmemoración de santa Febe, sierva del Señor entre los fieles de Cencreas (Corinto), que atendió a san Pablo y a otros muchos, según escribe el propio apóstol en la carta a los Romanos Diaconisa en Cencre de Corintio. En la Epístola a los Romanos, san Pablo dice: "Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, ministro de la iglesia (diaconisa) de Cencre, para que la acojáis en el Señor y en modo digno de los santos, y la asistáis en aquellas cosas que tenga necesidad, como ella me ha sido de ayuda a mí y a muchos." (Rm 16,13). Se dice que fue la que llevó a Roma la carta de Pablo.

    Santa Basilisa de Nicomedia. M. c. 303. Martirologio Romano En Nicomedia, de Bitinia (hoy Turquía), santa Basilisa, virgen y mártir El antiguo Martirologio presentaba este relato "En Nicomedia, pasión de santa Basilisa virgen y mártir; si bien tenía solamente 9 años, con la fuerza de Dios resistió al látigo, al fuego, y a las fieras en la persecución del emperador Diocleciano; de este modo convirtió al gobernador a la fe de Cristo y al final entregó su alma a Dios mientras oraba fuera de la ciudad". Todas estas noticias se cree que son falsas.

    San Sandalio M. c. 304. Martirologio Romano: En Córdoba, en la Hispania Bética, san Sandalio, mártir Según el “Flos Sanctorum” de Villegas murió mártir en Córdoba por los musulmanes en el 855, pero parece que este dato no tiene ninguna fiabilidad. Según el “Breviario de Córdoba” murió mártir durante la persecución de Diocleciano, y este dato parece el más probable. No se tienen más datos de él. Muy venerado en esta ciudad.

    San Mansueto de Toul. M. c. 350. Martirologio Romano: En Toul, en la Galia Bélgica (hoy Francia), san Mansueto, primer obispo de esta ciudad Primer obispo de Toul (338 - c.350). Su biografía está plagada de leyendas y provienen de una Vita recopilada en el siglo X por Adso, director de la escuela de la abadía de Saint-Evre de Toul y luego abad de Montierender. Dice que, Mansueto, era originario de las islas Británicas y fue ordenado obispo en Roma y enviado a Toul, en las Galias, donde llevó una eficaz evangelización gracias a sus muchos milagros. Se le representa junto a un niño con una pelota: era el hijo del gobernador local que, se había ahogado mientras jugaba y fue resucitado por el obispo. El único hecho cierto fue la construcción de una iglesia en Toul, dedicada a San Pedro, donde fue sepultado. Parece que san Martín de Tours visitó su tumba durante uno de sus viajes a Tréveris.

    San Macanisio de Connor (Mac Nissi) M. 514. Martirologio Romano: En Hibernia (hoy Irlanda), san Macanisio, obispo Se dice que fue bautizado por san Patricio nada más nacer; fue ordenado obispo por el santo irlandés. Estuvo en Kells haciendo vida ermitaña. Fundó y gobernó un monasterio, probablemente el de Kells, del cual nació la diócesis de Connor. La historia narra que llevaba el Evangelio sobre sus hombros, en lugar de llevarlo en la cartera, como era costumbre. San Rimagilo de Maastricht. M. c. 673.

    Martirologio Romano: En el monasterio de Stavelot, en Brabante, san Rimagilo, obispo y abad, quien, además del monasterio de Solignac, en Limoges, fundó otros dos: el de Stavelot y el de Malmedy, en la soledad boscosa de Ardennes Nació en Aquitania, quizás en Bourges, y fue educado en la corte de los soberanos merovingios de Austrasia; fue discípulo de san Sulpicio “el Pío”, obispo de Bourges, por quien probablemente fue ordenado sacerdote. Hacia el 625, ingresó como monje en la abadía benedictina de Luxeuil, en los Vosgos, fundada poco tiempo antes por san Columbano. San Eloy, obispo de Noyón, que lo había conocido en la Corte, lo eligió como primer abad de Solignac en el 632, cerca de Limoges y después abad de Cougnon en Luxemburgo. No obstante frecuentó la Corte y llegó a ser uno de los consejeros más fiables del rey san Sigeberto III, que le confió la evangelización de la parte septentrional de su reino (Ardenas), entonces todavía pagana. En el 644 viajó a las Ardenas para evangelizarlas, y allí fundó las dos abadías de Stavelot y Malmédy (c.648). Obispo-abad de Maastricht (650-660), renunció en el 660 y volvió a la abadía de Stavelot donde murió. Es patrón de Lieja, Malmédy, Stavelot, Tongres, Viviers, y, en general, de las Ardenas belgas.

    San Crodogango de Séez. M. 775. Martirologio Romano: En Séez, de Neustria, san Crodogango, obispo y mártir Obispo de Séez en Normandía. Hermano de la abadesa de Montreuil, santa Oportuna. Peregrinó a Roma y, en su ausencia, confió el cuidado de su grey a un noble pariente; éste se apropió de los bienes de la diócesis. A su regreso a Séez se detuvo en el monasterio de Montreuil; visitó después otros monasterios. Fue lapidado a golpe de mazas (si se cree a Rabelais, se trata de un suplicio muy normando) cuando pasaba por Nonart, por un sicario a las órdenes del usurpador. Su culto se ha reducido a los calendarios locales.

    Bartolomé Gutiérrezy 5 compañeros. Beatos. M. 1632.
    Martirologio Romano: En Nagasaki en Japón, beatos Bartolomé Gutiérrez, sacerdote de la Orden de los Eremitas de San Agustín, y cinco compañeros, mártires, que por odio a la fe cristiana fueron primero inmersos en aguas sulfurosas hirvientes y después quemados a fuego lento en la hoguera Sus nombres eran: Jerónimo de la Cruz de Torres. O.F.M.Francisco de Jesús Terrero Pérez. O.A.R. Antonio Ixida. S.I.Juan Jerónimo. Presbítero japonés. Gabriel de la Magdalena. O.F.M Bartolomé era natural de Méjico, ingresó en los agustinos (1596), y fue ordenado en Puebla, enviado a Manila en el 1606, donde ejerció como maestro de novicios entre 1612-1617; en el 1612 marchó a Japón como prior de Usuki; a los dos años de trabajo con gran fruto, a causa de la persecución contra los sacerdotes cristianos tuvo que exiliarse, pero volvió a las islas clandestinamente. Trabajó con gran celo, aunque su vida estuviera en un peligro constante; en el 1629 fue traicionado, encarcelado durante tres años en Omura. Junto con otro religiosos también capturados, fue llevado al volcán Ungen donde fue atormentado con las hirvientes aguas que brotaban del cráter; soportaron otros tormentos hasta que fueron quemados a fuego lento en Ômura, sus cenizas fueron arrojadas al mar.
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