Santoral del 6 de Septiembre



INDICE

Beato BERTRANDO DE GARRIGUES
Santos DONACIANO, PRESIDIO, MANSUETO, GERMÁN, FÚSCOLO y LETO
San CAGNOALDO DE LAON
San MAGNO DE FÜSSEN
Beato LIBERATO DE LORO PICENO
Beato ANASTASIO GARZÓN GONZÁLEZ
Beato ESTEBAN VÁZQUEZ ALONSO
Beato PASCUAL TORRES LLORET
Beato MIGUEL CZARTORYSKI
OTROS SANTOS DEL DÍA
Nuestra Señora de las Viñas, patrona de los viñadores; Zacarías, profeta; Onesíforo, Porfirio, Leto, Donaciano, Mansueto, Presidio, Petronio, Germán, Fúsculo, obispos; Eleuterio, Fausto, abades; Cótido, Eugenio, Eva, Dionisio, Juana, Macario, mártires.


SAN ELEUTERIO, Abad
Si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos
(Mateo, 19, 17).

Su nombre ha llegado hasta nosotros gracias a su amigo el papa san Gregorio el Grande, quien nos dice que fue abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto, que vivió mucho tiempo y que "conversó conmigo en Roma, en mi monasterio, donde murió".

"Fue de tanta virtud", dice el pontífice, "que con sus oraciones resucitó un muerto", y le atribuye también la curación de una enfermedad que él padecía, "que si no comía a cada instante parecía acabárseme la vida". Bastó que el santo abad le bendijera para que san Gregorio no volviese a sentir los efectos de su mal.

Pero Eleuterio era citado sobre todo, más que por sus méritos, que debían de ser muchos, por una debilidad que nos lo hace sentir más próximo; no es el santo que se nos describe como casi impecable, sino el que es víctima de un momento de flaqueza.

Ciertas monjas le habían encomendado la custodia de un niño atormentado por el Diablo, y como después de muchos días el Espíritu Maligno no se manifestase, parece ser que el abad comentó un día a sus monjes: "El Diablo se burlaba de aquellas santas religiosas, pero ahora no se atreve".

Al instante el Demonio volvió a apoderarse del niño, y Eleuterio comprendió que en sus palabras había habido vanagloria. "Reconoció su culpa, lloróla amargamente y pidió a todo el monasterio que se pusiera en oración e hiciese penitencia". Una simple frase con una pizca de soberbia hizo que el Diablo volviese a sentirse en terreno propio, y se necesitó la colaboración de todos para volver a echarle.

MEDITACIÓN SOBRE LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

I. Debemos observar todos los mandamientos de Dios, de otro modo hay que renunciar al paraíso. Dios es nuestro soberano Señor, tiene derecho a mandarnos; nosotros, sus servidores, debemos obedecerle. Los súbditos deben a sus príncipes respeto, fidelidad y obediencia; los hombres tienen que cumplir respecto de Dios los mismos deberes. Si cumples estos tres deberes, observas sus mandamientos. ¿Qué haces tú? Acuérdate bien de que no puedes servir a dos señores a la vez: a Dios y al mundo.

II. Nada hay imposible, ni siquiera algo que no sea fácil, en todo lo que Dios nos ordena. Dios es el soberano de todas las creaturas; así, sus mandamientos obligan a todos los hombres. Dios es sapientísimo, nada manda que sea imposible; Dios es buenísimo, lo que manda es fácil. Tantas personas de toda edad, de ambos sexos y de toda condición guardan los mandamientos; ¿por qué no podrías imitarlas con la ayuda de Dios?

III. Observa, pues, todos los mandamientos; quien infringe así sea uno solo será condenado como si los hubiese transgredido a todos. Obsérvalos desde ahora, no sea que la muerte te sorprenda. Obedece gozosamente, sirves a un gran Rey y a un buen Maestro. Obedece valientemente, porque: Hay que soportar todos los males antes que cometer un solo pecado. (San Agustín) .

La observancia de los mandamientos -
 Orad por los que están en pecado mortal.

ORACIÓN


Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del abad San Eleuterio nos haga agradables a vuestra Majestad a fin de que obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.
 

 En Palestina, san Zacarías, Profeta, que vuelto, ya anciano, de Caldea a su patria, y muerto allí, fue sepultado junto al Profeta Ageo. En Helesponto, san Onesíforo, discípulo de los Apóstoles, de quien hace memoria san Pablo en la Carta a Timoteo, y que, juntamente con san Porfirio, de orden del Procónsul Adriano, fue allí mismo bárbaramente azotado, y arrastrado por unos caballos indómitos, entregó su espíritu a Dios.

 En África, los santos Obispos Donaciano, Presidio, Mansueto, Germán y Fúsculo, los cuales, en la persecución Vandálica, por orden de Hunerico, Rey Arriano, por confesar la verdad católica, fueron cruelísimamente apaleados y desterrados. Estaba también entre ellos otro Obispo, por nombre Leto, varón sumamente esforzado y doctísimo, que después de una larga y asquerosa prisión, fue quemado vivo. En Alejandría, el suplicio de los santos Mártires Fausto, Presbítero, Macario y diez Campañeros; los cuales, en tiempo del Emperador Decio y del Presidente Valerio, por el nombre de Cristo, cortada la cabeza, consumaron el martirio. En Capadocia, los santos Mártires Cótido, Diácono, Eugenio y sus Compañeros. En Verona, san Petronio, Obispo y Confesor. En Roma, san Eleuterio, Abad, que fue siervo de Dios, y como escribe san Gregorio Papa, con oraciones y lágrimas resucitó un muerto. Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
Beato BERTRANDO DE GARRIGUES. M. 1230.

Martirologio Romano:
En el monasterio cisterciense de Boschette (o Vauluisant), cerca de Orange, en la Provenza, memoria del beato Beltrán de Garriga, presbítero, uno de los primeros discípulos de santo Domingo y siempre fiel a sus consignas. Natural de Garrigue (Nimes). Era sacerdote cuando se hizo discípulo de santo Domingo de Guzmán y le ayudó a fundar la primera casa de París. Fue confidente y testigo de la vida del santo español. Siempre estuvo junto a su fundador. En 1216 fuel el primer prior de San Román de Toulouse, fundador en 1217 del convento de Saint Jacques de París. 

Una vez instalados los frailes en París, fray Bertrán de Garriga regresó a Tolosa. La situación se agravaba por días en la capital del Languedoc, hervía la insurrección, que, al fin, estalló, y en el asalto a las murallas de Tolosa murió Simón de Montfort. Pero el convento de San Román, custodiado por fray Bertrán y la pequeña comunidad, se salvó. Por aquellos días fray Domingo abandona Roma para cursar visita a las distintas fundaciones, Estamos ya avanzado el otoño de 1218. Regresó a Francia y de nuevo pasó por Prulla y Tolosa, donde tomó por compañero a fray Bertrán de Garriga para reanudar la ruta hacia París. En el capítulo de 1221 fue nombrado provincial de los dominicos en Provenza, con sede en Toulouse. Uno de sus principales cuidados, sobre todo al morir el santo fundador, fue el sostenimiento y aliento de las monjas de Prulla, procurando conservar el espíritu que Santo Domingo les había infundido. Y fiel discípulo suyo, recorrió a pie el Languedoc predicando y atrayendo a las gentes con su ejemplo, levantando muchos conventos... 

Su fundación predilecta era Montpellier. El año 1230, siendo todavía provincial, difundida su fama de santidad por la región, estando predicando a las monjas cistercienses de Le Bouchet (Drôme), una rápida enfermedad le condujo a la muerte. Su cuerpo, que recibió sepultura en el cementerio de las monjas, fue hallado incorrupto después de veintitrés años. Durante el Cisma de Occidente los dominicos le trasladaron al convento de Orange. Los cronistas e historiadores de su época son unánimes en los elogios de sus singulares virtudes, resaltando su humildad, espíritu de penitencia y oración. El beato Beltrán murió en la abadía de Boucbet, cerca de Orange, alrededor del año 1230; su culto fue confirmado en 1881 por León XIII.
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Santos DONACIANO, PRESIDIO, MANSUETO, GERMÁN, FÚSCOLO y LETO. M. 484. Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Donaciano, Presidio, Mansueto, Germán y Fúsculo, obispos de Africa, los cuales, en la persecución bajo los vándalos, siendo rey el arriano Hunerico, fueron cruelísimamente apaleados y desterrados por confesar la verdad católica. También estaba con ellos Leto, obispo de Nepte, en Bizacena, varón valiente y doctísimo, quien, después de sufrir una larga e inmunda prisión, fue quemado vivo. En el año de 484, Hunerico, rey arriano de los vándalos, ordenó que todas las iglesias cristianas del África fuesen clausuradas, y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo africano.

 Por mandato real, se congregaron los obispos en el palacio y entonces fueron conducidos lejos de la ciudad y se les ordenó que marcharan solos hacia el destierro. Frente a las puertas de la ciudad, el rey Hunerico se encontró con un grupo numeroso de cristianos que habían acudido a protestar por la injusticia. «¡Aplastadlos con los caballos!», dijo a los guardias montados que le seguían; esa fue toda la respuesta que dio a los quejosos. Allí mismo Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Byzacena, fueron brutalmente golpeados y, en estado lamentable, se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed. 

San Leto, obispo de la Leptis menor, a quien el Martirologio Romano llama «varón valiente y doctísimo», y que se había ganado la enemistad de Hunerico por su enérgica oposición al arrianismo, fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo. Estos fueron algunos de los primeros mártires de la persecución. Víctor de Útica habla de ellos en la historia de esta persecución. Se dice que en un solo año el número de exiliados llegó a casi 5.000. 

Martirologio Romano: En Laon, de la Galia, san Cagnoaldo, obispo, discípulo de san Columbano y único ministro ayudante en el eremo cerca de Briançon. La familia a la que peretencía Cagnoaldo pertenecía a la rama de los Faronidas. Su hermano era san Faro, obispo de Meaux, y su hermana santa Burgundofara, que fundó el convento de Faremoûtiers. Todos eran hijos del chancellán de Dagoberto I, Cagnerico. 

En el 590, se hizo monje en Luxeuil cuando era abad san Columbano y le acompañó en diversas expediciones misioneras. Fue el sexto obispo de Laón y participó en varios concilios. Fue amenazado por el rey Teoderico II, por criticarle por su conducta inmoral. Teodorico mandó exiliarlo de sus territorios en el 610. Cagnoaldo encontró refugio en el territorio de Teoderico II, y trabajó con san Columbano de Luxeuil como misionera en la zona del lago Constanza. Posteriormente, Teodorico tomó el control de esos territorios. 

Columbano y Cagnoaldo viajaron a Roma. A la muerte de Columbano, volvió a su antigua diócesis y retomó sus obligaciones como obispo. Fue un obispo que gozó de la estima universal, por su prudencia, dulcura, caridad hacia los pobres y enfermos. En el 631 firmó el acta con la que san Eloy dotaba el monasterio fundado por él en Solignac, bajo la regla de san Columbano. Murió mientras se encontraba en el monasterio de Saint-Vicent. Sus restos desaparecieron durante la Revolución Francesa.
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San MAGNO DE FÜSSEN. (c. 699 - c.768). 
Martirologio Romano: En el monasterio de Füssen, en Baviera, san Magno, abad. Monje de la abadía de San Galo, que tras la sumisión de los alamanes a los francos del 746, fue enviado a convertir a los paganos. Apóstol de Allgäu; abad fundador de un claustro refugio llamado Füssen en Baviera, que luego se convertiría en una abadía donde murió; parece que trabajó junto a los santos Columbano de Bobbio y Galo. Se dice que fue discípulo de san Galo, y que le acompañó a Bobbio para recibir la absolución de san Columbano; fue él quien llevó a Alemania el célebre bastón del difunto maestro Columbano, que tenía el poder de matar a los animales dañinos. Abad benedictino de Sankt Gallen, Suiza; escapó a duras penas de la muerte durante un asalto al monasterio.

 Su vida está llena de leyendas fantásticas y muchos de sus elementos han sido tomados de Columbano y Galo. Se dice que descubrió el mineral de hierro en el monte Hohen Seilig, y su explotación a lo largo del tiempo hizo de Allgäu una región muy rica. San Magno de Füssen se le ha considerado tradicionalmente el "Apóstol de Algovia". Se le venera todavía en el sur de Baviera y Suavia, en el Tirol y en Suiza, se le invoca en la labranza como protector contra insectos y animales perniciosos. Patrón de Baviera y del Tirol.
 Liberato nació en Loro Piceno, provincia de Macerata, en las Marcas. Pertenecía a la familia Brunforte. Vistió el hábito franciscano en Soffiano, lugar solitario en los alrededores de Sarnano. Hacia 1234 el joven Liberato, renunció al condado que le había sido asignado por su tío Fidesmido y lo traspasó a su hermano Gualterio, y escogió para vivir el convento de Roccabruna, en la arquidiócesis de Urbino. 

Consagrado sacerdote y deseoso de consagrar la vida a la penitencia y a la contemplación se retiró al eremitorio de Soffiano, no lejos del castillo de Brunforte, donde vivió humildemente y retirado gran parte de su tiempo, en oración. Con la ayuda de los beatos Humilde de Bisignano y Pacifico de la Marca llevó a la Orden a la primitiva austeridad. Vivió en el silencio. Se decía de él: "No habla nada más que para alabar a Dios". Las "Florecillas de San Francisco" nos refieren algunos detalles de su vida: "En el eremitorio de Soffiano hubo antiguamente un hermano menor (Liberato de Loro Piceno) de tan gran santidad y gracia, que parecía totalmente endiosado; frecuentemente estaba arrobado en Dios. 

Y sucedía que, mientras se hallaba todo elevado en Dios, porque poseía en grado notable la gracia de la contemplación, venían a él los pájaros de toda especie y se posaban confiadamente en sus hombros, cabeza, brazos y manos, poniéndose a cantar maravillosamente. El era muy amante de la soledad y raras veces hablaba; pero, cuando le preguntaban alguna cosa, respondía con tal gracia y sabiduría, que más parecía ángel que hombre; y vivía muy entregado a la oración y a la contemplación. Los hermanos le profesaban gran reverencia. 

 Al final de su virtuosa vida, tenía unos 45 años, este hermano cayó enfermo de muerte por divina disposición, hasta el punto de no poder tomar nada; por otro lado, él rehusaba recibir medicina alguna terrena, y ponía toda su confianza en el médico celestial, Jesucristo bendito, y en su bendita Madre, de la cual mereció, por la divina clemencia, ser milagrosamente visitado y consolado. Porque, hallándose en cama, preparándose para la muerte con todo el corazón y con la mayor devoción, se le apareció la gloriosa Virgen María, rodeada de gran muchedumbre de ángeles y de santas vírgenes, en medio de maravilloso resplandor, y se acercó a su cama.

 Al verla, él experimentó gran consuelo y alegría de alma y de cuerpo, y comenzó a suplicarle humildemente que rogara a su amado Hijo que, por sus méritos, lo sacara de la prisión de esta carne miserable. Y como prosiguiera en esta súplica con muchas lágrimas, le respondió la Virgen María llamándolo con su nombre: "No temas, hijo, que tu oración ha sido escuchada, y yo he venido para confortarte antes de tu partida de esta vida". El 6 de septiembre serenamente pasó de esta vida a la eterna bienaventuranza.
Nació en Madrigal de las Altas Torres, Ávila. En 1923 entró como alumno de mecánica en las escuelas salesianas de Atocha, de donde pasó al noviciado de Carabanchel Alto. Allí profesó como salesiano en 1929. Desde este año, hasta que renovó los votos en 1932, perteneció a la comunidad de La Coruña. Seguidamente estuvo en San Benigno Canavese (Turín), perfeccionándose en la mecánica, y los dos últimos años, de 1934 a 1936, en la casa de Atocha. Buen maestro y celoso asistente, don Anastasio se desvivía por sus alumnos, que le correspondían con verdadero afecto.

 Luego del asalto al colegio, la tarde del día 19 de julio, este coadjutor salesiano de la casa de Atocha se refugió durante unas horas en casa de un antiguo alumno. Seguidamente pasó al domicilio de otro conocido del colegio, que también se vio obligado a abandonar dos días después, debido a varios registros del mismo practicados por milicianos. El día 27 de julio llegó a la pensión Asturiana, en la calle Abada, 10, pidiendo albergue. Allí le detuvieron dos hombres armados, el 7 de septiembre, por ser salesiano. 

Fue llevado a la Dirección General de Seguridad y recluido en los calabozos hasta que, a las cinco de la madrugada, salió de allí camino de la cárcel Modelo. Todavía sufrió don Anastasio otro traslado a la cárcel de San Antón el día 16 de noviembre. Le instalaron en una de las grandes galerías, donde estuvo hasta el día 28 del mismo mes. Salió para la muerte en una de las sacas de presos asesinados en Paracuellos del Jarama, el día 28 de noviembre de 1936.
  Nació en Carrizo de la Ribera, León. Tras estar cuatro años en el seminario de los Capuchinos de El Pardo, se sintió llamado a la Congregación Salesiana. Ingresó como aspirante coadjutor en el colegio salesiano de La Coruña, en el que permaneció hasta su entrada en el noviciado de Mohernando (Guadalajara) en 1935. Cuantos le conocieron alaban la pureza y bondad de su alma, la serenidad de su rostro y la nobleza de su corazón. Los fervores de su año de noviciado culminaron con su generosa y alegre profesión como salesiano coadjutor el 23 de julio de 1936. Pocos días antes había estallado la revolución. 

El recién profeso, con todo, irradiando calma y serenidad, animaba a su hermano Vicente, también salesiano: “Tú no te separarás de mí. Si tenemos que morir, hagámoslo juntos”. En unión con toda la comunidad de Mohernando, el camino de Esteban hacia el martirio comenzó también el 23 de julio de 1936. De ella sólo se separó cuando, el 2 de agosto, se lo llevaron a la cárcel de Guadalajara, con otros cinco jóvenes salesianos compañeros suyos y su director, el beato don Miguel Lasaga, fusilándolos a todos allí el 6 de diciembre de 1936. 
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Beato PASCUAL TORRES LLORET. (1885-1936).

Martirologio Romano
: En Carcagente, de la provincia de Valencia, también en España, beato Pascual Torres Lloret, mártir, que, siendo padre de familia, recibió el premio celestial portando la cruz de Cristo. Nació en Carcagente, en el seno de una modesta familia y cristiana. En 1911 se casó con Leonor Pérez Canet y tuvo cuatro hijos. Asiduó a la parróquia, colaboró con los sacerdotes en las obras apostólica y a él se debió en parte el establecimiento de la Acción Católica.

 Pertenecía también a la Adoración Nocturna, a la Legión Católica de Padres de Familia, a las Conferencias de San Vicente de Paúl. Trabajó desinteresadamente con los leprosos de Fontilles. Trabajaba como maestro de obras y no permitió nunca que se le diera el 10% del jornal de los trabajadores que era costumbre darle al maestro de obras, por el contrario ayudó a muchos trabajadores con su modesto jornal. En 1936, fue detenido por ser católico y se le internó en la capilla de María Inmaculada donde animó a otros detenidos. Días después fue dejado libre. Se le dijo que abandonara su pueblo, pero no quiso. 

En su casa se instaló un sagrario, y él mismo repartía la comunión entre las casas. Fue llamado tres veces por el Comité, pero él no dejó de ejercer su labor apostólica. Fue detenido por quinta vez y lo fusilaron cuando tenía 51 años, en el cementerio de Carcagente. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
Martirologio Romano: En Varsovia, ciudad de Polonia, beato Miguel Czartoryski, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que tras ser invadida Polonia durante la guerra, por mantener su fe fue fusilado en la parroquia del lugar. Miguel Czartoryski (en el siglo, Juan Francisco) nació en Pelkinie (Polonia), en en seno de la familia de los príncipes Czartoryski. Hizo estudios en el Politécnico de Lvov y se graduó como Ingeniero, pero maduró su verdadera vocación y a los 30 años ingresó en la Orden de Predicadores, en la que hizo la profesIón el 25 de septiembre de 1928, tomando el nombre de Miguel. Se ordenó sacerdote el 20 de diciembre de 1931.

 Fue preceptor de los novicios estudiantes, prImero en el convento de Cracovia y luego en el de Varsovia. Cuando estalló la llamada «insurrección de Varsovia», el 1 de agosto de 1944, el P. Miguel se hallaba en el barrio periférico de Powisle, y a causa de los combates no pudo volver a su convento. Se quedó entonces como capellán militar y se hIzo cargo de la pastoral en el hospItal Alfa-Laval. Cuando los sublevados se retiraron, el P. Miguel se negó a abandonar a los heridos del hospital, que no pudo ser evacuado. Al llegar los soldados nazis lo detuvieron, y poco después lo fusilaron, el 6 de septiembre de 1944. Fue beatificado por SS Juan Pablo II.
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OTROS SANTOS DEL DÍA: Zacarías. s. VI. a. C. (Antiguo Testamento). Martirologio Romano: Conmemoración de san Zacarías, profeta, vaticinador de la vuelta del pueblo desterrado a la tierra de promisión, anunciando al mismo tiempo que un rey pacífico, Cristo el Señor, entraría triunfante en la Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se llevó a cumplimiento. Nació en el seno de una humilde familia sacerdotal. Hijo de Baraquías, hijo de Iddo (Za 1, 1.7: 7, 1.8). Compañero del profeta Ageo, ambos profetizaron durante el reinado del rey Darío y exhortaron al pueblo a la reconstrucción del templo y sostuvieron al gobernador Zorobabel, en la reconstrucción del entramado social de Judá, y al sacerdote Josué en la recuperación del templo y su culto. 

Exiliado en Babilonia. Tiene profecías mesiánicas, presentando al Mesías humilde y montado en un asno (Za 9,9); que fue vendido por 30 monedas de plata (Za 11, 12), sin olvidar que fue traspasado con una lanza (Za 12, 10). Este libro fue muy leído por las primeras comunidades cristianas. 

  San Onesíforo. M. c. 81.

Martirologio Romano:
Conmemoración también de san Onesíforo, que sirvió muchas veces a san Pablo en Éfeso y, sin sentir vergüenza por sus cadenas, llegado a Roma, se interesó solícitamente por su suerte. Mártir junto con Porfirio. Onesíforo atendió a san Pablo cuando hizo escala en Éfeso; luego en Roma donde exploró toda la ciudad para encontrar al apóstol encarcelado: "muchas veces me ha aliviado y no se avergonzó de mis cadenas" (2Tm 1, 16-18). La tradición dice que acompañó a Pablo a España y después regresó con él a Oriente, donde fue martirizado durante la persecución de Domiciano en algún lugar del Helesponto, junto a Porfirio. Otra tradición le hace obispo de Colofón o de Coroneia. Porfirio será uno de sus siervos que trabajó y murió con él. 

  Santa Eva de Dreux. s. II - III. La tradición dice que era una niña muy devota, mártir en Dreux (Francia), durante el dominio de Roma. 


  San Frontiniano de Alba. M. 311.
Posiblemente soldado legionario de origen francés, se dice que era natural de Carcasona, que después de cumplir con los estudios, fue ordenado diácono. Con un compañero de nombre Casiano, marchó en peregrinación a Roma, durante su trayecto se produjeros diversos milagros. Frontiniano curó a un ciego, a un mudo, atravesó el río Ródano sobre un desecho del río que milagrosamente surgió de las aguas y en Alba Pompea, en el Piamonte, en el camino de regreso, expulsó a un demonio de una noble adolescente de la ciudad. Los padres de la joven, agradecidos por el milagro, se convirtieron al cristianismo y fueron bautizados por nuestro santo. 

El prefecto de la ciudad mandó arrestar a Frontiniano y lo condenó a muerte; fue decapitado en el extramuros de la ciudad. Sobre el lugar de su martirio surgió, en el devenir de los siglos, una abadía benedictina que lleva su nombre. Sus reliquias se encuentran en la catedral de Alba. Su festividad se celebra el 23 de Octubre, aniversario de su martirio, el 6 de Septiembre, día en el que aparece en el Acta Santorum, y el 27 de Abril, cuando la diócesis de Alba celebra la traslación de sus reliquias. 

  San Eleuterio de Spoleto. M. c. 560.

Martirologio Romano:
En Spoleto, región de la Umbría, en Italia, san Eleuterio, abad, cuya simplicidad y compunción de espíritu alabó el papa san Gregorio I Magno. Abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Spoleto. Fue amigo personal del papa san Gregorio Magno, quién nos contó su vida: "Fue de tanta virtud que sus oraciones resucitó a un muerto", y le atribuye también la curación de una enfermedad que él padecía, "que si no comía a cada instante parecía acabárseme la vida". 

Bastó que el santo abad le bendijera para que san Gregorio no volviese a sentir los efectos de su mal. Pero sobre todo es citado por una anécdota: ciertas monjas le habían encomendado la custodia de un niño endemoniado y como, después de muchos días, el diablo no se manifestase, parece ser que el abad comentó a sus monjes: "el diablo se burla de estas santas religiosas, pero ahora no se atreve". 

Al instante, Satanás volvió a apoderarse del niño, y Eleuterio comprendió que en sus palabras había vanagloria. "Reconoció su culpa, lloróla amargamente y pidió a todo el monasterio que se pusiera en oración e hiciese penitencia" y el diablo se marchó. Se trasladó a la abadía romana de san Gregorio donde vivió como simple monje benedictino durante muchos años.

  Santa Bega de Cumberland. M. 660. 
Martirologio Romano: En el litoral de Cumberland, región de Inglaterra, santa Bega, monja, cuyo nombre adoptó después la localidad. Joven princesa irlandesa que huyó de la Corte para no casarse con un príncipe noruego. La tradición dice que fue milagrosamente transportada a Cumberland, en Inglaterra. Allí el rey san Oswaldo le aconsejó que viviera en una ermita, y el obispo san Aidán recibió sus votos como monja. Fundó un convento en el promontorio de Saint-Bee's Head que hoy perpetua su memoria, con el nombre de Kilbees en Escocia. Fue abadesa hasta su muerte. 

  San Humberto de Maroilles. M. c. 680. Hijo de Evrado y Popita, fue educado por algunos monjes a los que fue confiado. Discípulo de san Amando de Elnone. Realizó dos peregrinaciones a Roma, y con la ayuda del conde Radoberto, fundó el monasterio de Maroilles en Hainaut. Se conserva una carta, fechada en el 675, en la que cede su villa de Mezieres-sur- Oise, a la iglesia de Maroilles. Fue el primer abad benedictino de este monasterio, donde murió. En la diócesis de Cambrai su festividad se celebra el 6 de Septiembre, fecha de la traslación de sus reliquias.

  Diego Llorca Llopis. Beato. (1896-1936). 
Martirologio Romano: En Gata de Gorgos, de la provincia de Alicante, en España, beato Diego Llorca Llopis, presbítero, y mártir testimoniando a Cristo en la persecución contra la Iglesia. Natural de Oliva, Valencia. La profunda tradición cristiana de su familia le llevó desde niño a manifestar vocación sacerdotal. Estudió en el Seminario de Valencia y fue ordenado en 1925. Fue coadjutor de Setla-Mirarrosa, Miraflor, Denia y Benissa. 

Sacerdote sencillo y entregado a su ministerio, dejó una estela de bondad en cuantos lo conocieron. Destacó por su dedicación a la enseñanza del catecismo. Al estallar la revolución es llevado a su casa de Oliva. Delatado, fue detenido el 5 de septiembre y en la madrugada del 5 al 6 fue llevado a Gata de Gorgos, donde fue fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.