Santoral del 16 de Octubre



INDICE

Eduviges, Santa Patrona de los afligidos y deudores
Galo, Santo Sacerdote
San ANASTASIO DE CLUNY. (1020-1085)
San BELTRÁN DE COMMINGES
Gerardo Mayela, Santo Patrono de las parturientas
Beatos ANICETO KOPLINSKI y JOSÉ JANKOWSKI
Agustín Thevarparampil "Kunjachan", Beato El Padrecito"
Santa Margarita María de Alacoque




SAN GALO, Abad
Por cuanto eres tibio, y ni frío ni caliente,
estoy para vomitarte de mi boca.
(Apocalipsis, 3, 16).

San Galo, discípulo de San Colombano, a quien acompañó de Irlanda a Francia, habiéndose retirado a una gruta, encontró en ella a un oso al cual ordenó le trajese leña y que se fuese después: el animal obedeció. Libró a la hija del duque Gunzo de un demonio que la atormentaba. Este duque le ofreció un obispado que el santo rehusó. Aceptó sin embargo otros presentes y los distribuyó entre los pobres. Fundó el célebre monasterio de San Galo, en Suiza, y murió en el año 641 ó 645.

MEDITACIÓN SOBRE LA TIBIEZA ESPIRITUAL

I. Llámase tibio a quien sirve a Dios con negligencia; no comete pecado mortal porque teme el infierno, pero no se esfuerza por evitar los pecados veniales. El alma tibia cumple su deber con negligencia, va repitiendo que se contenta con el último lugar del Paraíso; en una palabra, hace solamente aquello que no puede omitir sin pecar gravemente. ¿No es, acaso, el estado en que tú te encuentras? ¿Qué cuidado pones en ejecutar todas tus acciones para agradar a Dios? ¿Por ventura evitas hasta las faltas más pequeñas?

II. Dios amenaza al tibio con vomitarlo de su boca. Las ofensas que recibe de los malos le son menos sensibles que las que recibe de un hombre que hace profesión de ser su amigo y su hijo. Este hombre puede hacer el bien y no lo hace. Escucha lo que dice San Ambrosio: Más le valiera al alma tibia no haber recibido la fe que descuidarla.

III. Tú, que estás en este estado, fuiste fervoroso o siempre permaneciste en esta funesta tibieza. Si has sido fervoroso, confesarás que es más agradable darse generosamente a Dios, que querer dividir el corazón entre Dios y el mundo. En efecto, en este estado de tibieza, no recibirás ningún consuelo del cielo, y el temor al infierno te impide gozar de los placeres de la tierra. Si siempre has sido tibio, ¡ah, por caridad! gusta el placer que se halla dándose por entero a Dios. El que te ha redimido todo entero exige que te des a Él por entero. (San Agustín).

El fervor
Orad por el aumento de la devoción.

ORACION

Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del santo abad Galo nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos, por sus ruegos, las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.



Agustín Thevarparampil "Kunjachan", Beato
"El Padrecito"

Por: Vaticano | Fuente: Vatican.va

Agustín Thevarparampil fue un sacerdote humilde, que se entregó en favor de sus hermanos dalit marginados de la sociedad. Ejerció su ministerio en la parroquia durante 47 años. Aunque su verdadero nombre era Agustín, todos lo conocían como "Kunjachan" ("el padrecito"), porque era bajo de estatura.

Nació el 1 de abril de 1891 en Ramapuram, en la familia Thevarparampil. Era el menor de cinco hijos. Terminada la primaria, completó su formación sacerdotal en el seminario de Changacherry y en el de Puthenpally. El 17 de diciembre de 1921 recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo Mar Thomas Kurianacherry.

Desempeñó su ministerio un año como vicario parroquial en Ramapuram y luego, tres años, en Kadanad. Seguidamente, a causa de sus problemas de salud, volvió a su parroquia para recuperarse. Durante ese tiempo descubrió por casualidad un nuevo campo de actividad: en el retiro anual, realizado en la parroquia de Ramapuram, los predicadores reunieron cerca de cuarenta dalit -desheredados- en la iglesia y les predicaron las verdades de la fe. Al recibir esa enseñanza religiosa, se mostraron dispuestos a recibir el bautismo. "Kunjachan" decidió dedicarse al servicio de esas personas. Esa decisión lo convirtió en guía y liberador de miles de pobres de esa aldea.

Prosiguió su apostolado en favor de los dalit hasta su muerte. Como dijo san Arnold Jansen, fundador de la Sociedad del Verbo Divino, el acto primero y principal de amor al prójimo consiste en comunicarle la buena nueva de Jesucristo. "Kunjachan" se realizó en plenitud sirviendo con paciencia y compasión a los demás, especialmente a los marginados, viendo en ellos a Cristo.

Durante casi cuarenta años se dedicó al progreso de sus hermanos dalit. En ese tiempo las condiciones sociales de los dalit eran dramáticas, pues se les consideraba "intocables" y se les discriminaba por su casta y el color de su piel. Todos eran analfabetos. En consecuencia, eran supersticiosos y la sociedad los obligaba a realizar trabajos manuales propios de esclavos. Todos estos factores hacían muy difícil el ministerio de "Kunjachan".

No tenía un talento o capacidad excepcional. Era un sencillo párroco. No recibió ninguna honorificencia ni ningún reconocimiento por su incansable servicio orientado a la emancipación de los pobres. Su programa diario preveía visitas a los dalit en su domicilio y en sus lugares de trabajo. Su único ayudante era un catequista. Sin embargo, logró acercar a Dios a muchas personas.

No sólo tuvo que afrontar la oposición y duras críticas de los miembros de castas superiores, sino también de los cristianos tradicionales. Estos obstáculos no frenaron su celo misionero. Acercó a la Iglesia a más de cinco mil personas.

Creó un vínculo muy firme con todos aquellos a quienes ayudaba. Los llamaba "hijos míos" y ellos lo llamaban "nuestro sacerdote". Los conocía a todos y los llamaba por su nombre, desde los niños hasta los ancianos...

No sólo se esforzaba por la elevación espiritual de los dalit, sino también por su emancipación social, cultural, intelectual y artística. Resistió a la oposición con calma y mansedumbre. No se desalentó cuando el gobierno negó privilegios a los dalit convertidos al cristianismo. La gracia constante de Dios le daba fuerza y valentía. La fuente de su fuerza era la oración ante el santísimo Sacramento. También fue devoto de la santísima Virgen María. Obedecía a su párroco y a su obispo con gran humildad.

Murió el 16 de octubre de 1973. Beatificado el 30 de abril de 2006
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Santa EDUVIGIS DE POLONIA. (c.1174 - 1243).

Martirologio Romano:Santa Eduvigis, religiosa, que, nacida en Baviera y duquesa de Silesia, demostró un gran interés en ayudar a los pobres, para los cuales fundó hospicios, y, fallecido su marido, se retiró en el monasterio de monjas cistercienses que ella mismo había fundado y del que era abadesa su hija Gertudis, terminando allí sus días, en Trebnitz, el día quince de octubre

Nació en Andechs en Baviera. Era duquesa de Polonia, e hija del duque de Croacia y Dalmacia (Bertoldo IV de Andechs). Tuvo dos hermanos obispos, una hermana abadesa, una hermana reina de Hungría (madre de santa Isabel de Hungría) y una hermana (Inés) que casó con Felipe II Augusto de Francia. Fue educada por las benedictinas de Kitzingen, donde aprendió a amar las Sagradas Escrituras.

Se casó con Enrique I el Barbudo, duque de Silesia, a la edad de 12 años (1186), de quién tuvo siete hijos, seis de los cuales la precedieron en la muerte. Tuvo numeras desventuras familiares sobre todo por la rivalidad de sus hijos. Al egoísmo y a la soberbia, respondió con dulzura hacia sus súbditos, la mansedumbre hacia los enemigos, el constante deseo de paz, sea en el plano internacional como en el de la Corte. Socorrió a los pobres y a los religiosos; benefició a los presos, mejorando su condición de vida. Hizo de todo por la liberación de los encarcelados, incluso de su propio marido cuando éste cayó prisionero. Vivió en una gran austeridad y con grandes penitencias.

Fue modelo de madre y de esposa; y sobre todo supo conciliar su papel de duquesa con una generosa caridad, conservando para sí sólo la centésima parte de sus rentas. Cuando su marido, Enrique, sucedió en el gobierno a su padre, Boleslao I, Eduvigis comprendió que los monasterios femeninos podrían facilitar la consolidación de la vida cristiana, como ocurría en Alemania. Por este motivo propuso a su esposo, que la dejase fundar, con sus propios medios, una abadía para monjas cistercienses. Esta se convertiría más tarde, en el monasterio de Trebnitz, a donde se retiró cuando se quedó viuda (1238), pero sin hacerse monja en sentido estricto, aunque recibiera el consejo de tomar el velo. La abadesa era su hija Gertrudis. Su fama de santidad fue tan grande, que 24 años después de su muerte fue canonizada y declarada patrona de Polonia. La leyenda dice que su matrimonio fue “blanco” y que Gertrudis era su hermana y no su hija. La leyenda le atribuye muchos milagros.

Murió un 15 de Octubre, pero su festividad se celebra el día siguiente porque este día está ocupada por la memoria de santa Teresa de Jesús. MEMORIA FACULTATIVA.
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Santa MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE. (1647-1690).

Martirologio Romano: Santa Margarita María Alacoque, virgen, monja de la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas, trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del que era muy devota. Murió en el monasterio de Paray-le-Monial, en la región de Autun, en Francia, el día diecisiete de octubre

Natural de Lhautecourt en Vésrosvres (Borgoña), era hija de un notario real. Tras una infancia bastante difícil (después de la muerte de su padre), en la que fue tratada duramente por los familiares de su tío, sintió la llamada divina a la vida religiosa, de la que se consideraba indigna. Después de un breve y atormentado período de devaneos mundanos (se reprochaba las diversiones que de vez en cuando la distraían), pudo obtener por fin el permiso de entrar a los 24 años en el monasterio de la Visitación de Santa María de Paray-le-Monial (1671), que prefirió al de las ursulinas de Mason o al de las clarisas mitigadas (urbanistas) de Autún, en las cuales había recibido la primera comunión a los nueve años. Por su alergia al queso ("tirofobia"), hubo de soportar atroces sufrimientos, superados de modo heroico; y aunque se sentía inadecuada para la vida de la Visitación, por sus fuertes repugnancias, fue animada por el Señor a hacer la profesión religiosa (1672).

Dos años después, aquella monja de apariencia gris, siempre enferma, muy tímida y torpe, recibió unos mensajes divinos en los que sus superiores se negaron a creer, mortificándola y humillándola; descubrió, sobre todo, a partir de 1673, los tesoros insondables de Cristo, todo caridad, todo corazón al que hay que corresponder con amor y con reparación: "este Corazón que tanto ha amado a los hombre y que tantas ingratitudes recibe de la mayor parte de ellos...; y lo más doloroso es que son los corazones que se han consagrado a mí los que me tratan así. Por eso te pido...". Tal revelación se hizo claramente más drástica en junio de 1675, cuando el Sagrado Corazón le pidió, en el primer viernes, tras la octava del Corpus Domini, que se le dedicara una fiesta particular para honrarlo con la comunión y la reparación. Y se hizo apóstol y evangelista de esa entrega de amor y reparación a Cristo, llamada devoción al Corazón de Jesús, junto con san Claudio de la Colombiere, quién le ayudó a superar todas sus pruebas e incomprensiones de sus superiores y la mentalidad rigorista de los jansenistas de su época. "Mi Corazón se dilatará para esparcir con abundancia los frutos de mi amor sobre aquellos que me honran"; "los preciosos tesoros que a ti te descubro, contienen las gracias santificantes para atraer a los hombres del abismo de la perdición".

Tuvo que sufrir aún, cuando fue enviada por el Señor a hacer de profeta contra la misma comunidad de las salesas; pero al fin en 1684, una superiora, amiga suya, la eligió asistente y maestra de novicias. Así en 1686, fue celebrada en el monasterio por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón. Gracias a ella, se iniciaron los nueve primeros Viernes del año, dedicados al Sagrado Corazón, así como la festividad y su dedicación del mes de Junio. La invitación (inspirada) a pintar la imagen del Sagrado Corazón en los estandartes del ejército de Luis XIV no fue transmitida nunca al rey Sol, pero el sagrado emblema fue adoptado luego contra la Francia irreligiosa por los vandeanos y después por los españoles y tiroleses, hasta que en 1873, algunos diputados franceses católicos hicieron votar la consagración de Francia al Sagrado Corazón, simbolizada en el monumento de la basílica de Montmatre. Margarita murió en su monasterio de la Visitación de Santa María de Paray-le-Monial. Todas sus experiencias las dejó escritas en su “Autobiografía”. MEMORIA FACULTATIVA.
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San GALO. (550 - c.645)

Martirologio Romano:
Cerca de Arbona, en Germania, san Galo, presbítero y monje, que, aún adolescente, fue recibido por san Columbano en el monasterio de Bangor, en Hibernia, para dedicarse después a propagar el Evangelio en estas regiones, enseñando a los hermanos la disciplina monástica. Descansó en el Señor ya casi centenario


Monje irlandés de Bangor, donde vivió el espíritu de su maestro san Columbano de Bobbio, a quién siguió, en el 585, a Inglaterra y Francia, donde contribuyó a la fundación de la abadía de Leuxeuil. Antes de abandonar Irlanda fue ordenado presbítero. Hacia el 610, Galo llegó con su maestro a Arbon y a Bregenz; fue un experto exegeta con amplios conocimientos de Sagrada Escritura y desarrolló un importante papel en los intentos de evangelizar a los alamanes, entonces paganos. Cuando san Columbano, fue exiliado Galo no le pudo seguir por una enfermedad que le obligó a quedarse en Suiza, en Steinach, junto a los monjes san Magno de Füssen y Teodoro. Según la tradición, Columbano juzgó muy severamente el que Galo no le siguiera, y creyó que era una traición, con lo cual le prohibió celebrar Misa mientras viviera Columbano. A la muerte de éste en Bobbio, obtuvo la absolución del maestro y le envió su bastón abacial como signo de reconciliación.

Hacia el 613 se estableció en Suiza, al sur del lago Constanza. Con la ayuda del clero y del duque Gunzone, fundó un un eremitorio, que luego, bajo la guía de san Otmaro, fue la celebre abadía de Sankt Gallen. Galo reunió alrededor suyo a un grupo de discípulos, entre los que se encontraba el diácono Juan, que bajo su consejo fue elegido obispo de Constanza. Parece que anteriormente, por dos veces, Galo se negó a ser nombrado obispo de Constanza y abad de Luxeuil. Mostró mucho celo en predicar a la población de la región, destruyó los ídolos y esto le atrajo la enemistad de los paganos.

Según la leyenda, mientras Galo esta en oración, un oso se acercó para comerse los restos del almuerzo y para calentarse en el fuego que Galo había encendido para calentar a un enfermo. Galo le quitó de una zarpa una espina y éste le habría ayudado a construir su ermita. Por esta razón aparece en la iconografía acompañado de este animal. Murió muy anciano en Arbon y fue sepultado en su eremitorio; desde su tumba se le atribuyen muchos milagros. Sus restos fueron quemados por los herejes de Zuiglio en el siglo XVI. Está considerado como uno de los apóstoles de Suiza.&
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San ANASTASIO DE CLUNY. (1020-1085)

Martirologio Romano:Cerca de Pamiers, junto a los Pirineos, también en la Galia, san Anastasio, monje, el cual, nacido en Venecia, abrazó la vida eremítica en la isla de Tombolenia, cerca de Mont-Saint-Michel, pasando después al monasterio de Cluny, para terminar viviendo en soledad los últimos años de su vida

Natural de Venecia, dotado de gran riqueza y erudición. Ingresó en el monasterio benedictino de Mont-Saint-Michael en Normandía, pero dejó la abadía porque no le satisfacía el abad, que era simoniaco, Anastasio abandonó el monasterio y se retiró a vivir como ermitaño en la región normanda de Tombelaine. En el 1066, conoció a san Hugo de Cluny e ingresó en su monasterio. Siete años más tarde el papa san Gregorio VII le envió a España, probablemente para incitar a los españoles a sustituir la liturgia mozárabe por la latina. El cardenal Hugo de Remiremont (irónicamente apodado "Candidus"), que era entonces legado en Francia y España, había trabajado ya por esa causa.

Anastasio retornó pronto a Cluny, donde vivió apaciblemente otros siete años, al cabo de los cuales se retiró a una ermita de las cercanías de Toulouse. Según se dice, Hugo de Remiremont, quien había sido depuesto y excomulgado por sus repetidos actos de simonía, fue a reunirse con Anastasio. El santo vivió entregado a la contemplación hasta que fue llamado nuevamente a su monasterio. Murió durante el viaje y fue sepultado en Doydes.
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San BELTRÁN DE COMMINGES. (1050 - 1123)

Martirologio Romano: En Comminges, de nuevo junto a los Pirineos, en la Galia, san Bertrán, Beltrán o Bertrando, obispo, que, siguiendo los consejos del papa san Gregorio VII, trabajó incansable para la reforma de la Iglesia, reconstruyó su ciudad abandonada y derruida, edificó la iglesia catedral, en la que instituyó una comunidad de canónigos regulares según la Regla de san Agustín


Nació en L’Isle-Jourdain, Gers, Francia, en el seno de una familia noble; su padre Raymond Atton, señor de L'Isle-Jourdain, y por su madre a los condes de Toulouse. Aunque sus padres querían que se dedicase a la milicia, prefirió el estado eclesiástico y fue canónigo y arcediano de Toulouse.

En 1080 es elegido obispo de Cominges, donde se encontró con una ciudad, capital de la diócesis por reconstruir. Es el más célebre de los obispos de Comminges (ahora parte de la diócesis de Toulouse; puede ser considerado el segundo fundador de la sede. Reedificó la ciudad romana de Lugdunum Convenarium sobre sus ruinas, y su iglesia. Atrajo a habitantes, reconstruyó la catedral, la dotó de un claustro y un cabildo de canónigos regulares y, mediante una asidua visita pastoral a todos los pueblos infundió en ella un nuevo espíritu, en la línea de la reforma gregoriana, logrando la reforma del clero y del pueblo cristiano

Los 50 años que fue obispo fue enérgico, intrépido y celoso. La leyenda dice que mientras predicaba en un valle del Lavedan, unos gamberros cortaron la cola de su mula para burlarse de él. En represalia, el país fue azotado por la esterilidad hasta que los culpables pidieran perdón públicamente llevándole mantequilla en ofrenda. Agotado por el trabajo y el esfuerzo. Es conocido como el santo de los Pirineos. Debido a su largo episcopado y en su honor, la ciudad de Lugdunum Convenarum cambiará su nombre por Saint-Bertrand-de-Comminges de donde es patrón.
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San GERARDO MAYELA. (1726-1755)

Martirologio Romano: En Muro, de Lucania, san Gerardo Mayela, religioso de la Congregación del Santísimo Redentor, que, lleno de amor por Dios, abrazó un género de vida austera y, consumido por el celo por Dios y las almas, aún joven descansó en el Señor

Nació en Muro Lucano (Potenza-Italia). Su padre era sastre. Se cuenta de él, que desde pequeño tenía relaciones con el Niño Jesús, que desde el oratorio de Capodigiano, le entregaba un pan todos los días. Quiso hacerse capuchino pero no le dejaron, por ser demasiado delgado; así que entró en los Redentoristas en 1732, que por aquel tiempo había fundado san Alfonso María de Ligorio, y como no tenía letras fue hermano converso, buscando siempre su propia perfección espiritual. Su familia no quería que fuera religioso, así que se escapó de casa, siguiendo a los Redentoristas, que habían predicado en Muro, dejando una nota que decía: “Madre, perdóname; voy a hacerme santo”.

Cuando logró alcanzar a los misioneros, el padre Cáfaro no fue capaz de hacer otra cosa que enviarlo al noviciado de Deliceto, Foggia, con esta nota para el superior: “Ahí le envío un hermano inútil, una boca más que alimentar; pero no he podido desentenderme de él”. Durante el noviciado fue nombrado sacristán y sastre, porque el trabajo en el campo le resultaba muy fatigoso. Su vida estuvo polarizada en la devoción al Santísimo Sacramento y a la Virgen de la Consolación. En 1752, profesaba como hermano coadjutor.

En 1753 comenzó a tomar parte en la actividad misionera de los Redentoristas en Campania, Basilicata y Apulia, con Deliceto, Foggia, Potenza, Nápoles y Materdomini, como centros más representativos. En este trabajo, que duró los tres últimos años de su vida, resaltó su celo apostólico, penitencias corporales, oración y don taumatúrgico. Fomentó las vocaciones religiosas. Llegó a ser -cosa insólita para un hermano lego sin formación académica- consejero espiritual de las monjas carmelitas de Ripacandida, de las benedictinas de Corato de Atella y de María Celeste Crostarosa.

Una joven, le acuso calumniosamente. Él no se defendió. San Alfonso, creyéndole culpable, le prohibió la comunión y toda relación con las personas fuera del convento. Lo trasladó a un pueblecito cerca de Avellino. Gerardo, pensaba, que si Dios hubiera querido demostrar su inocencia, ninguno lo hubiera hecho mejor que Él, y por eso no dijo nada. Sufrió por no poder comunicarse, pero se calló; "Después de todo -el decía- basta que yo tenga a Dios en mi corazón". Él conocía bien las tentaciones de Satanás, y la única manera que conocía para vencerle era la humildad; por esto dejó que todos lo humillaran. Un día la mujer, que lo había calumniado, desmintió todas las acusaciones. Alfonso llamó a Gerardo; "¿Por qué, te has dejado calumniar así?" "Porque -respondió Gerardo- nuestra regla prohíbe la justificación, además era una buena ocasión para hacerme santo. Si la perdía, la perdía para siempre".

En Materdomini, hizo de sastre, de portero, y de recolector de limosnas para los pobres. Atendió de modo especial a los mendigos que acudían al convento a causa de la gran carestía de 1754-1755. Lo llamaban “padre de los pobres”.
Sus superiores le impusieron escribir sus exámenes de conciencia y dejó escrito: "Si yo me pierdo, pierdo a Dios, y ¿qué me queda de perder, si pierdo a Dios?" Murió de tuberculosis en Materdomini a los 29 años diciendo "Dios ha muerto por mí. Si a Él le gusta, yo quisiera morir por Él". Sobre su tumba se ha erigido un santuario que es lugar de peregrinación.
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Beatos ANICETO KOPLINSKI y JOSÉ JANKOWSKI. M. 1941

Martirologio Romano: Cerca de Cracovia, Polonia, en el campo de exterminio de Auschwitz, beatos Aniceto Koplinski, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, y José Jankowski, de la Sociedad del Apostolado Católico, sacerdotes y mártires, que, durante la ocupación militar de la patria por parte de los secuaces de la impía doctrina hostil a los hombres y a la fe, testificaron hasta la muerte la fe en Cristo, el primero murió en una camara de gas, el segundo por los guardias del campo
Aniceto nació en Debrzno, Polonia. Sacerdote profeso, capuchino desde los 18 años y presbítero desde 1900. Apóstol de la misericordia en Varsovia, donde vivió desde 1918, se hizo famoso como limosnero y protector de los pobres, y fue llamado el «san Francisco de Varsovia»; ya en vida gozaba de fama de santidad. Fue arrestado en la noche entre el 26 y el 27 de julio de 1941, junto con otros 22 religiosos. No se valió de su ascendencia alemana para salvarse de la muerte. El 4 de septiembre, junto con otros religiosos, fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz, donde murió en la cámara de gas el 16 de octubre de 1941.

Se esforzó por vivir su sufrimiento en la oración y la imitación del divino Maestro. En los interrogatorios declaró: «Soy sacerdote y donde quiera que haya hombres, allí trabajo, sean ellos hebreos o polacos, y más si sufren y son pobres». A menudo repetía a sus hermanos prisioneros las que fueron sus últimas palabras: «Debemos beber hasta el fondo este cáliz».

José nació en Czyczkowy (Pomerania). Sacerdote de la Sociedad del Apostolado Católicos (Palotinos). Estudió Filosofía y Teología en O’tarzew y fue ordenado sacerdote en 1936.
Trabajó como capellán de las escuelas de O’tarzew y alrededores y fue asesor espiritual del movimiento eucarístico y de los candidatos para ingresar a la Sociedad.

En los primeros días de la segunda guerra mundial, en setiembre de 1939, lo nombraron capellán militar y de la población civil. Durante la ocupación nazi fue administrador del seminario.
El 16 mayo de 1941 lo arrestó la Gestapo y lo llevaron al campo de concentración de Auschwitz. Agotado por los trabajos forzados y el hambre y castigado a muerte por un guardia del campo, entregó su alma.
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