Santoral del 24 de Octubre



Antonio María Claret, Santo Obispo de Santiago de Cuba
Luis Guanella, Beato Sacerdote
Rafael Arcángel Arcángel
Rafael Guizar y Valencia, Santo 5° Obispo de Veracruz
José Baldo, Beato Fundador
San Proclo, patriarca de Constantinopla
Santos MÁRTIRES DE NAGRÁN. M. 523.
OTROS SANTOS DEL DÍA:
Audacto, Jenaro, Fortunato y Séptimo-San Elesban; Fortunato, Poncia, Petronila, Soterico, Valentín, mártires; Bernardo, Calvo, obispos; Nicéforo, monje.

SAN MAGLORIO, Obispo y Confesor
Velad sobre vosotros mismos, no sea
que se hagan pesados vuestros corazones
con la glotonería y la embriaguez.
(Lucas, 21, 34).

San Maglorio, oriundo del país de Gales y obispo de Dol, en Bretaña, de ordinario alimentábase sólo de pan y legumbres; los miércoles y viernes absteníase de todo alimento. Dejó su episcopado para retirarse a la soledad; pero tantas personas iban a buscarlo allí que estuvo a punto de ocultarse en otra parte, lo que le impidió su obispo. Advertido sobre su muerte, pasó en la iglesia los seis meses que le quedaban de vida, repitiendo sin cesar: No pido más que una cosa al Señor: habitar en su casa todos los días de mi vida. Murió en el año 575 a muy avanzada edad.

MEDITACIÓN SOBRE LA SOBRIEDAD

I. La sobriedad es la muerte de todos los vicios y la vida de todas las virtudes; desapega al espíritu de la materia, fortifica el cuerpo, hace al hombre más apto para la oración. El ayuno, según Tertuliano, es el alimento de la plegaria. ¿Cómo practicas tú esta virtud? ¿No puedes quitar de tus comidas ciertas delicadezas, a fin de honrar la amargura de la hiel que se dio a Jesús por ti en la cruz?

II. La glotonería produce efectos opuestos. Produce molicie al cuerpo, enerva el espíritu y nos hace incapaces de elevarnos a Dios por la oración. Por eso, los santos se dedicaron, desde el comienzo de su conversión, a atacar virtuosamente este vicio mediante continuos ayunos. Sabían que si el ayuno no es la perfección de la virtud, es la base y la santificación de todas la virtudes. (San Jerónimo).

III. A fin de desprenderse de la glotonería y adquirir la sobriedad, sabe que es necesaria poca cosa para sostener las fuerzas corporales, y que nada hay más contrario a la salud que los excesos de la mesa. Acuérdate del ayuno de Jesucristo; piensa en los rigurosos ayunos que observaron tantos santos. ¡Que! ¿preciso será que alimentes con tanta delicadeza a este cuerpo que debe ser muy pronto el alimento de los gusanos, mientras desprecias a tu alma que es inmortal? Nos alimentamos, engordamos nuestro cuerpo, y descuidamos nuestra alma. (San Crisóstomo)

La sobriedad
Orad por la paz.

ORACIÓN

Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Maglorioo, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.



San Proclo de Constantinopla, obispo

†: c. 446 - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Constantinopla, san Proclo, obispo, que proclamó insistentemente a la Virgen María como Madre de Dios, dispuso el solemne retorno de las restos de san Juan Crisóstomo a esta ciudad, y en el Concilio Ecuménico de Calcedonia mereció ser llamado «Grande».

San Proclo era originario de Constantinopla. Recibió la orden del lectorado cuando era muy joven. Aunque era discípulo de san Juan Crisóstomo, llegó a ser secretario del mayor enemigo de éste, Ático, obispo de Constantinopla, quien le confirió el diaconado y el sacerdocio. A la muerte de Ático, muchos quisieron elegir obispo a Proclo. Al fin, Sisinio fue elegido obispo de Constantinopla y nombró a Proclo obispo de Cízico. Pero los habitantes de esa ciudad se negaron a aceptarle y eligieron a otro en su lugar. Así pues, san Proclo se quedó en Constantinopla, donde alcanzó gran fama con su predicación. Cuando murió Sisinio, muchos volvieron a proponer la candidatura de Proclo; pero el elegido fue Nestorio, quien pronto empezó a propagar sus errores (el nestorianismo, que reconoce en Cristo no sólo dos naturalezas, sino dos personas). San Proclo defendió valientemente la verdad contra él. El año 429, predicó un sermón en el que proclamó la maternidad divina de la Virgen María. En dicho sermón se hallaba la famosa frase: «No proclamamos a un hombre deificado, sino que confesamos a un Dios encarnado». Nestorio fue depuesto y a Maximiano se le eligió para sucederle. A la muerte de éste, el año 434, san Proclo, que nunca había podido tomar posesión de la sede de Cízico, fue promovido a la de Constantinopla.

El tacto y la bondad con que supo tratar a los más obstinados nestorianos y a otros herejes constituyen los rasgos más característicos del santo. Los obispos armenios le consultaron sobre la doctrina y los escritos de Teodoro de Mopsuestia, que ya había muerto, pero seguía siendo muy famoso en aquella región. San Proclo escribió en respuesta el «Tomo a los Armenios», que es la más famosa de sus obras. En ella condenaba la doctrina mencionada por su parentesco con el nestorianismo y exponía la verdadera doctrina sobre la Encarnación, todo ello sin nombrar a Teodoro, el cual había muerto en comunión con la Iglesia y cuya memoria era muy venerada. San Proclo exhortaba a los armenios a seguir la doctrina de san Basilio y san Gregorio Nazianceno, cuyas obras eran muy estimadas entre ellos. Otros polemistas fueron menos moderados que san Proclo. Con la ayuda de la emperatriz santa Pulqueria, éste trasladó los restos de san Juan Crisóstomo de Comana del Ponto a la Iglesia de los Apóstoles en Constantinopla. Todo el pueblo salió en procesión a recibir las reliquias, y los intransigentes discípulos de san Juan Crisóstomo se sometieron finalmente a su bondadoso sucesor.

Durante el episcopado de san Proclo hubo un violento terremoto en Constantinopla. Los hombres vagaban entre las ruinas, aterrados, en vana búsqueda de un sitio donde guarecerse; muchos huyeron al campo. Proclo, acompañado de su clero, salió para prestar ayuda a sus feligreses, confortó al pueblo y le exhortó a implorar la misericordia divina. El Menologio griego de Basilio, en base al testimonio de un cronista que escribió tres siglos y medio después de los hechos refiere que, mientras el pueblo imploraba la misericordia divina, rezando el «Kyrie eleison», un niño fue arrebatado por los aires hasta perderse de vista. Cuando volvió a la tierra, el niño declaró que había oído los coros angélicos que cantaban: «Santo Dios, Santo y Fuerte, Santo Inmortal», y falleció inmediatamente después. El pueblo repitió esas palabras y agregó: «Ten misericordia de nosotros». Entonces los temblores cesaron. Desde aquel momento san Proclo introdujo en la liturgia el «trisagio». No consta con certeza que lo haya introducido él realmente, pero lo cierto es que la primera mención del trisagio data del Concilio de Calcedonia, que tuvo lugar pocos años después, y es muy posible que san Proclo y su pueblo hayan empleado dicha oración durante el terremoto.

San Cirilio de Alejandría describe a san Proclo como «un hombre muy religioso, perfectamente al tanto de la disciplina eclesiástica y muy observante de los cánones». Sócrates, el historiador griego, quien le conoció personalmente, escribe: «Pocos podrían igualarle en santidad. Era bondadoso con todos, porque estaba convencido de que la bondad sirve mejor que la severidad a la causa de la verdad. Por ello estaba resuelto a no irritar ni provocar a los herejes, con lo cual restituyó a la iglesia, en su persona, la mansedumbre y bondad que le son propias y que desgraciadamente le habían faltado en tantos casos ... Fue verdaderamente un modelo de prelado». San Proclo murió el 24 de julio de 446.

Se han conservado algunas de sus cartas y sermones. Alban Butler comenta: «El estilo de este padre es conciso, sentencioso, lleno de salidas ingeniosas capaces más bien de deleitar que de mover el corazón. Es un estilo que supone mucho trabajo y estudio; si bien este padre lo empleó con gran éxito, no se puede comparar su estilo con la gravedad llena de naturalidad de un san Basilio ni con la suavidad de un san Juan Crisóstomo».

F. X. Bauer, Proklos von Constantinopel (1918). Desde que se publicó el texto sirio del Bazar of Heraclides, se ha discutido mucho acerca de la verdadera doctrina de Nestorio, de suerle que la literatura sobre el tema es muy extensa. Sobre san Proclo, y también sobre el nestorianismo, está en castellano el Quasten, Patrología, volumen II. En el Oficio de lecturas se utilizan dos fragmentos de Proclo, «El Amigo de los hombres se ha hecho hombre, naciendo de la Virgen» y «La santificación de las aguas». La fecha de fallecimiento del 24 de julio que menciona el Butler es la calculada por los bolandistas en Acta Sanctorum, oct. X, pág. 649; sin embargo no hay un acuerdo sobre la fecha real de su muerte y es posible que el Martirologio actual haya preferido mantner la fecha tradicional en ausencia de un argumento de peso para trasladarla.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Rafael Guizar y Valencia, Santo

5° Obispo de Veracruz
Por: . | Fuente: http://www.rafaelguizar.org

5° Obispo de Veracruz – México
(1878-1938)

INFANCIA Y JUVENTUD

El niño Rafael Guízar vio la luz del mundo el 26 de abril de 1878, y al día siguiente fue bautizado como consta en el acta de bautismo en la que se lee:

"En Cotija, Michoacán (MÉXICO), a veintisiete de abril de 1878, yo el Presbítero, Agustín Covarrubias, T. de cura, exorcicé, puse óleo, Sagrado Crisma y bauticé solemnemente a un infante que nació un día ha en esta, púsele por nombre Rafael, hijo legítimo de Prudencio Guízar y de Natividad Valencia. Fueron sus padrinos Juan González y Benigna Valencia, cónyuges, a quienes advertí su obligación y parentesco espiritual y lo firmé". Agustín J. Covarrubias, una rúbrica.

Aprendió sus primeras letras en la escuela parroquial de su tierra natal y más tarde en un colegio que fundaron los Padres Jesuitas en la Hacienda de San Simón en los alrededores de Cotija.

Ingresó al Seminario de la Diócesis de Zamora en el año de 1894 en donde permaneció hasta el año de 1901, en el que en las Témporas de Pentecostés (1 de junio), recibió la Ordenación Sacerdotal, cuando contaba con 23 años de edad. El día 6 de junio del mismo año en la Festividad del Corpus Christi, celebró su Primera Misa en su tierra natal.

Apenas ordenado sacerdote, comenzó a acompañar en las Visitas Pastorales al Excmo. Sr. Obispo de Zamora D. José Ma. Cázares. De este virtuosísimo Prelado, aprendió sin duda alguna, a convertir en misión cada visita pastoral. Posteriormente, durante la enfermedad del Excmo. Sr. Cázares, acompañó al Sr. Obispo Auxiliar D. José de Jesús Fernández en las mismas tareas apostólicas.

MISIONERO INCANSABLE

Tuvo la encomienda de ser el Director Espiritual del Seminario de Zamora donde impartió la cátedra de Teología Dogmática. También fue nombrado Canónigo de la Catedral. Con estos cargos, pudo desarrollar una amplia actividad misionera, en la que involucraba a los alumnos del Seminario y les enseñaba a la vez "el arte del apostolado". Fundó una Congregación Religiosa puesta bajo el cuidado de Nuestra Señora de la Esperanza, desgraciadamente esta obra tuvo poco tiempo de existencia, debido sobre todo a las circunstancias que se vivían en el país en los inicios del pasado siglo.

El amor a Dios y la presencia de N.S. Jesucristo en la Eucaristía así como la devoción a la Santísima Virgen María, eran las notas distintivas de sus misiones.

A todos los pueblos que llegaba, siempre predicaba la Doctrina Cristiana, inspirado en un sencillo catecismo que él mismo compuso y escribió, adaptado sobre todo para los sencillos de corazón. Muchas generaciones aprendieron la Doctrina Cristiana con su catecismo, el cual perdura hasta nuestros días como una forma de instrucción de fe.

GANAR ALMAS PARA DIOS

Para el Padre Rafael Guízar, "ganar almas para Dios" , era el gran reto de su vida. Esto lo lograba mediante las misiones predicadas tanto en el territorio mexicano, como en los lugares fuera de México: Cuba, Guatemala, Colombia y el Sur de los Estados Unidos.

Pero además, durante los conflictos bélicos, existentes en México por la revolución de 1910, pudo prodigar la caridad y derramar la Gracia de Dios en los enfermos y moribundos por el movimiento armado. Disfrazado de vendedor de baratijas, en medio de la lluvia de balas, se acercaba a los heridos que agonizaban y les ofrecía la reconciliación con Dios, les impartía la Absolución Sacramental, muchas veces les daba también el Sagrado Viático, que llevaba consigo de manera oculta para que no lo descubrieran como sacerdote.

Son numerosos los episodios en los que narran las intervenciones heroicas del P. Guízar para salvar almas y encaminarlas al cielo.

Sufrió varios destierros de su patria y en todas partes donde se encontraba su amor por las almas le transformaba en un gigante de la caridad y el amor al prójimo, dando todo lo que tenía a favor de los desposeídos.

NOMBRADO 5 ° OBISPO DE VERACRUZ

Estando desterrado en Cuba, cuando impartía fructíferas misiones, después de haber sido nombrado Misionero Apostólico, fue preconizado Obispo de Veracruz y recibió la consagración episcopal en la ciudad de La Habana, por el Delegado Apostólico, Mons. Tito Trochi, el 30 de Noviembre de 1919.

El día 1º de Enero de 1920, partió rumbo a Veracruz en el navío llamado "La Esperanza”, y después de llegar al Puerto, se dirigió a la Ciudad de Xalapa, Sede de su Obispado, en donde tomó posesión el día 9 de Enero del mismo año.

Apenas hubo llegado a su Diócesis, se distinguió por su celo ardentísimo a favor de las almas y por su gran caridad para con los demás, pues tuvo que enfrentar los estragos de un gran terremoto que había devastado la Zona de Xalapa, dejando sin hogar a muchos de sus hijos. Mons. Guízar se dio a la incansable tarea de ayudar a quines lo necesitaban y a visitar personalmente las regiones más afectadas, llevando la palabra del Señor y víveres para asistir a todos los dañados por el sismo.

1920 – 1938 SU GRAN LABOR EPISCOPAL

Monseñor Rafael Guízar y Valencia no sólo fue un misionero infatigable, sino que también fue un buen pastor que siempre estaba dispuesto a dar la vida por sus ovejas y fue, además, un Padre solícito y Bienhechor de los pobres y desamparados.

Estos fueron los rasgos de su ministerio episcopal. Entre los cuales su visión como pastor, le concedió darle una importancia capital a la formación de los sacerdotes, mediante la obra del Seminario Diocesano, en el que habrían de formarse muchos sacerdotes que multiplicarían sus misiones y la atención a las numerosas parroquias de todo el Territorio Veracruzano.

Como Obispo de Veracruz sufrió los estragos de la persecución religiosa en México, pero de manera especial en este jirón de la patria. Así comenzó su calvario en el que tuvo que padecer calumnias, vejaciones, destierros y hambre.

No obstante todo ello, su grande confianza en Dios Providente y su amor filial a María Santísima, le dieron la fortaleza necesaria para resistir los embates del demonio que quería arrancarle las almas que había ganado para Dios.

Predicó muchas misiones en el territorio veracruzano y mantuvo abierto su Seminario, aun en contra de las leyes persecutorias contra la Iglesia, y supo infundir en todos los fieles la confianza en Dios para resistir a los males de este mundo. La caridad, la pobreza, la humildad, la obediencia y el espíritu de sacrificio, fueron entre otras, algunas virtudes que más adornaron su alma y ministerio episcopal.

SU ULTIMA ENFERMEDAD Y SANTA MUERTE

Escondido en la Ciudad de México por la persecución religiosa en el Estado de Veracruz, se dedicaba a prodigar la caridad entre los fieles y a conseguir bienes para el sostenimiento de su Seminario, el cual era para él “como la pupila de sus ojos”.

Afectado de diversas enfermedades (diabetes, flebitis, insuficiencia cardiaca y otros padecimientos) fue llamado por el Señor para otorgarle el premio a sus fatigas, el día 6 de junio de 1938 en la Ciudad de México, en una casa contigua al edificio de su Seminario, donde éste estaba escondido por la persecución religiosa en Veracruz. Trasladado su cuerpo a Xalapa, sede de su Diócesis, fue sepultado con grandes manifestaciones del pueblo fiel, que le demostró su amor y gratitud por el inmenso bien que pasó haciendo cuando vivía.

Su fama de santidad se ha extendido por todo México y por diversos países, particularmente en donde misionó incansablemente: Guatemala, Cuba, Colombia y el Sur de los Estados Unidos. Muchos milagros se han logrado por su valiosa intercesión particularmente curaciones asombrosas y ayudas en situaciones de penuria, especialmente para los necesitados.

Su Santidad Juan Pablo II lo ha declaró Beato el día 29 de Enero de 1995, en Roma, Italia, en la Patriarcal Basílica Vaticana, y es un ejemplo de pastor abnegado y héroe de las virtudes cristianas.

Fué canonizado el 15 de octubre de 2006 en la Plaza de San Pedro, presidida por el Papa Benedicto XVI
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Rafael, Arcángel
Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net


Es el nombre propio de uno de los siete ángeles que están ante la presencia de Dios (Tob 12,15; Apc 21,9; 22,8). En hebreo Réja-el significa "Dios ha curado" o "medicina de Dios".

Rafael en la tradición bíblica.

En la historia de Tobías el oficio de Rafael aparece con toda su magnitud y sencillez. Da su nombre: "Yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete que asistimos delante del Señor" (Tob 12,15; cfr. Apc 1,4; 5,6; Le 1,11; 9,8; Apc 4,5; Act 10,3). Manifiesta que su presencia en casa de Tobías ha sido por voluntad del Señor (Tob 12,18). Declara su naturaleza espiritual: "parecía a la verdad que yo comía y bebía con vosotros, pero yo me sustento con un manjar invisible y una bebida que no puede ser vista de los hombres" (Tob 12,19; cfr. Mt 4,11; lo 4,13; 6,31; Sap 16,20). Indica su oficio propio: "El Señor me envió a curarte a ti, y a liberar del demonio a Sara, esposa de tu hijo" (Tob 6,14). Se aparece a Tobías cuando éste debe viajar hasta Regues de Media y no tenía quien le acompañase ni conocía el camino: "Fuese en busca de uno, y se encontró con Rafael, que era un ángel", que le manifiesta ser "Azarías, hijo de Ananías, grande entre tus hermanos" (Tob 5,12). Azarías significa "Dios socorre", y así es en efecto, Rafael acude en ayuda de Tobías; Ananías significa "Dios da gracia". Tobías baja a bañarse al río Tigris y sale un enorme pez a devorarlo (Tob 6,2), interviene Rafael y lo salva; entonces le ordena atrapar al pez, que luego comen, indicándole que le extraiga el corazón, el hígado y la hiel para utilizarlos como medicina. Le elige a Sara, mujer bella y discreta, por esposa, siendo única heredera (Tob 6,9 ss.). Un demonio llamado Asmodeo impedía que Sara consumase su matrimonio matando a los maridos la noche de bodas. Rafael aconseja a Ragüel que no niegue la mano de su hija a Tobías (Ragüel temía que el demonio lo matase como había matado a los siete maridos), pues "Saya ha sido elegida por Dios para esposa de Tobías" (Tob 7,12 ss.). Sobre la palabra del ángel, Tobías tomó el hígado y el corazón del pez y lo puso sobre las brasas de los perfumes la noche de bodas, venciendo así al demonio (Tob 8,2). La hiel sirvió para untar los ojos de quien tuviera cataratas, cosa que de regreso al hogar hace Tobías, curando así la ceguera de su padre (Tob 11,13; cfr. Mt 20,34; lo 9,5 ss.).

En la tradición y en la liturgia.

La tradición identifica a Rafael con el ángel que el Señor enviaba periódicamente a remover las aguas de la piscina de Betseda (casa de la misericordia; cfr. lo 5,2 ss.; en el himno litúrgico del arcángel Rafael se canta una fórmula que fue extraída de la tradición y que se refiere a este mismo hecho).

La invocación a Rafael se encuentra en algunos Padres de la Iglesia: S. Ambrosio (De fide 111,20: PL 16,618), S. Beda (cfr. DACL 1,2087), etc. En la iglesia copta, donde la angeología alcanzó un gran desarrollo, Rafael fue honrado desde la antigüedad.

En Occidente se encuentran diversos testimonios del culto tributado a los tres ángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, sobre todo en inscripciones funerarias, ya que se consideraba que Dios encomendaba a los ángeles la custodia de las tumbas de los fieles. En Venecia existe una iglesia dedicada a S. Rafael que data del siglo VII. El nombre de Rafael se encuentra también en las letanías de los santos y en las preces del Itinerarium clericorum. Las primeras celebraciones litúrgicas en honor de S. Rafael comienzan a aparecer en los Sacramentarios y Martirologios de finales del siglo X o inicios del Xl; a partir de esa época, se celebra la fiesta de San Rafael con fechas muy variadas (Venecia, 22 abril; España, 7 mayo; Francia 7 ó 15 julio; etc.).

A partir del siglo XV, su fiesta entra en muchos Propios diocesanos y en el apéndice pro aliquibús locis del Misal Romano. Benedicto XV la extendió a toda la Iglesia el 26 oct. 1921 (AAS 13, 1929, 543-44), fijando la fiesta el 24 de octubre. Después de la reforma litúrgica de 1969, se celebra el 29 de septiembre, junto con S. Miguel y S. Gabriel.

Rafael ("medicina de Dios") es invocado en las enfermedades del alma y del cuerpo. Es el patrono de los farmacéuticos. Por haber sido guía de Tobías, es patrono en los viajes por tierra y mar. Ha sido también considerado protector de los jóvenes que dejan por primera vez su casa. Es patrono de la ciudad de Córdoba, donde se venera, entre otras imágenes del arcángel, una estatua dorada sobre una columna, obra del escultor francés IVI. Verdiguier (a. 1765).

ORACIÓN A SAN RAFAEL

Arcángel San Rafael,
que dijiste: "Bendecid a Dios todos los días
y proclamad sus beneficios.
Practicad el bien
y no tropezaréis en el mal.
Buena es la oración con ayuno,
y hacer limosna mejor que atesorar oro",
te suplico me acompañes en todos mis caminos
y me alcances gracias
para seguir tus consejos.
Amén
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San ANTONIO MARÍA CLARET. (1807-1870).


Martirologio Romano: San Antonio María Claret, obispo: ordenado sacerdote, durante muchos años recorrió la región de Cataluña, en España, predicando al pueblo; instituyó la Sociedad de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Beata Virgen María y, nombrado obispo de Santiago en la isla de Cuba, trabajó con gran mérito por la salvación de las almas. De regreso a España, sufrió muchos por la Iglesia, muriendo entre los monjes cisterciense de Fontfroide en Narbona en Francia meridional

Nació en Sallent, (Vich, Barcelona), era hijo de Juan Claret y Josefa Clará; era el quinto de once hijos; era una familia de tejedores, que le educaron en una profunda religiosidad. Después de una instrucción juvenil de tipo técnico-profesional en Barcelona, dedicado al campo textil. Tras haber salvado su vida de ahogarse en el mar y de otras vicisitudes negativas de su vida, decidió hacerse cartujo pero, después de una serie de señales, entró en 1829 en el seminario de Vich, donde tuvo como compañero a Jaime Balmes. En su época de seminarista tuvo una visión de María, que le cambió radicalmente. Ordenado sacerdote en 1835, en Solsona, en el momento en que empezaba la guerra carlista, fue nombrado vicario de su parroquia natal y después su párroco.

Luego viajó a Roma para ponerse a disposición de la congregación de Propaganda Fide y decidió hacerse jesuita. Tras abandonar el noviciado en la Compañía de Jesús por una grave enfermedad, volvió a Cataluña, donde se le nombró párroco de Viladrau. Utilizó la prensa como forma de apostolado, además escribió más de 150 libros. Más tarde se dedicó a las misiones rurales y a la predicación al clero. El éxito de su apostolado (estaba dotado del carisma del discernimiento de espíritus y de curación) le ganó no pocos adversarios. Abandonó Cataluña, acusado de potenciar el carlismo, recristianizada por él durante siete años, por las islas Canarias (1848), donde transcurrió el año de las revoluciones europeas (1848). A su vuelta se dedicó a la predicación durante 15 años, en un momento en que la legislación revolucionaria había disuelto las congregaciones y Ordenes religiosas. Mientras tanto, en 1849, reunió en Vich a cinco sacerdotes, sentando así las bases de la nueva congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Claretianos). También fundó las Dominicas Anunciatas, cofundador de las Carmelitas de la Caridad de santa Joaquina Vedruna; cofundador con la beata María Antonia París de San Pedro del Instituto de Religiosas de María Inmaculada Misioneras (Claretianas), las Hijas del Corazón de María, las Damas Adoratrices y las Capuchinas de la Divina Pastora.

Nombrado improvisadamente arzobispo de Santiago de Cuba por sugerencia de la reina Isabel II (1850) y nombramiento inapelable del beato Pío IX, se dedicó infatigablemente a su ministerio episcopal: con visitas pastorales (cuatro nada menos, en seis años); con la condena de la esclavitud de los negros por parte de los patronos españoles; con la regularización de los matrimonios irregulares, suscitando la reacción tanto de los nacionalistas cubanos, como de los propietarios conservadores. Sufrió muchos atentados, salvándose, una vez por milagro, de una herida mortal en la cara, Antonio consiguió que su agresor fuera indultado, además le pagó el viaje de regreso a su casa. Para que la predicación y la instrucción llegase a todos escribe “El camino recto y seguro para llegar al Cielo”.

En 1857 tuvo que renunciar a la diócesis por haber sido llamado a Madrid como confesor de la reina Isabel, y se le concedió el nuevo título de arzobispo de Trajanópolis. Este menester le atrajo, inevitablemente, la calumnia, porque en pleno siglo XIX, y en la turbulenta España isabelina, vivir en el centro de la corte, aun sin querer hacer política, era influir en la política nacional, y esto, al padre Claret no se lo perdonaron; la historia y la literatura siguen repletas de ataques de una tremenda malignidad, suponiéndole una especie de eminencia gris de la voluble Isabel II. Fue uno de los hombres mas odiados del país, víctima de numerosos atentados, y su ejemplo lo dio en el más ingrato y resbaladizo de los terrenos que puede pisar un santo: las cercanías del poder humano. En su puesto de confesor de la reina pudo influir en la elección de buenos obispos, organizar un centro de estudios eclesiásticos en El Escorial (a cuya presidencia renunció después de haber restaurado el monasterio).

Aprovechando las ocasiones de los viajes de la reina, pudo dedicarse a restablecer los religiosos en España y a hacer reconocer sus fundaciones. Quiso restaurar el diaconado para las mujeres, y escribió un libro, pero fue prohibido por heterodoxo por el arzobispo de Tarragona. Durante la revolución de 1868, en que fue expulsada la reina, se refugió en Francia y se ocupó de la colonia española en París.

En 1869, participó activamente, en los trabajos preparatorios del concilio Vaticano I, defendiendo la infalibilidad del Pontífice. Por haber seguido a la reina en el exilio, fue perseguido también más allá de la frontera, y el embajador español demandó, ante la corte francesa, el internamiento de Antonio, que logró refugiarse en la abadía cisterciense de Fontfroide, donde murió a la edad de 63 años. MEMORIA FACULTATIVA.
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Santos MÁRTIRES DE NAGRÁN. M. 523.


Martirologio Romano: En la ciudad de Nagrán, en Arabia, martirio de los santos Aretas, príncipe de la ciudad, y trescientos cuarenta compañeros, que, en tiempo del emperador Justino, fueron asesinados por Du Nuwas o Dun’an, rey de los himyaritas

Es un numeroso grupo de 340 mártires, según el antiguo Martirologio, masacrados por los judíos y árabes paganos en Nagrán en Arabia, durante el gobierno del judío Du Nuwas, que era un judío converso, y se había puesto a la cabeza de una revuelta contra los invasores etíopes que querían difundir en las tierras conquistadas la religión cristiana. Du Nuwas tomó la ciudad de Zafar y masacró a la guarnición y el clero.

Puso asedio a la ciudad de Nagrán. Después de una fuerte resistencia, les propuso una amnistía para que se rindieran. Pero no cumplió su promesa y dejó que sus soldados saquearan la ciudad y condenó a muerte a todos los cristianos que no habían querido abandonar su fe. A la cabeza de estos mártires estaba el jefe de los Beni Harith, Abadullah ibh Kaab (llamado Aretas en el Martirologio Romano). "Después de esto" añade el Martirologio: "una mujer cristiana fue arrojada a las llamas; su hijo de cinco años confesó a Cristo con su voz balbuciente y no se le pudo convencer de lo contrario, ni con promesas ni con amenazas, y se arrojó al fuego donde se quemaba su madre".

Du Nuwas, quiso hacer de la mujer de Aretas, Ruma, su concubina, al no conseguirlo mandó ejecutar a sus cinco hijos delante de sus padres y después decapitó a su mujer. La masacre de estos mártires hizo tal impresión que hasta Mahoma habla en el Corán (sura 85) condenando a los culpables al infierno. Baronio puso a esto mártires en el Martirologio Romano, a pesar de que existían fuertes dudas que practicaban la herejía monofisita, como casi toda la iglesia etíope; pero creyó que su martirio lavaba en sí mismo cualquier creencia herética.
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Beato JOSÉ BALDO. (1843-1915).


Martirologio Romano: En Ronchi en el Adige cercana a Verona, beato José Baldo, sacerdote, que, dedicado al ministerio pastoral, fundó la Congregación de las Pequeñas Hijas de San José para la asistencia de los ancianos y enfermos y la instrucción de niños y jóvenes

Nació en Puegnago en Brescia, en el seno de una familia campesina. A los diez años entró en el seminario de Verona donde sobresalió por su piedad y su finura espiritual; su madre le había dicho "o buen sacerdote o nada". Por un indulto del papa Pío IX, fue ordenado sacerdote a los 22 años en 1865. Después de un paréntesis como vicaro parroquial en Montorio (Verona), fue llamado en 1866 nuevamente al seminario, donde se le confió la tarea de subdirector del Colegio Obispal de Verona, cargo que ocupó por más de diez años, mostréndose como un muy buen educador y pastor de almas. Escribió un manual de oraciones en el que también estaban impresas homilias y las reglas disciplinarias.

En 1877, después de un largo y fructífero período en el Colegio, consiguió de su obispo la autorización para dedicarse a un campo más amplio, asignándosele la parroquia de Ronco all’Adige (Verona), se posicionó, casi en secreto para evitar confrontación con un grupo masónico, que lo había amenazado de muerte si hubiese usado la solemnidad usual en la ceremonia.

Fue un sacerdote entregado totalmente a su ministerio, hombre de su tiempo, defensor de la ortodoxia, pero no por ello renovador, ejerció una profunda renovación cristiana del pueblo, creando escuelas, oratorios, hospitales.

En 1882 reune a mujeres para ayudar como enfermeras gratuitas a domicilio en una asosiación a la que denominó "Asistentes de la Caridad de Santa María del Socorro"; instituyó un Asilo gratuito para niños, la Escuela Técnica y Gimnasio Parroquial, también abrió una biblioteca ambulante. En 1884 fundó la Sociedad de Obreros de Ayuda Mutua, con el fin de defender a los pobres de los prestamistas, y en 1888 abrió un hospital pequeño llamado "Casa Ippolita" (por el nombre de su madre) para atender a enfermos pobres y acoger a ancianos abandonados

Después en 1893 abre otro centro para acoger ancianos de Ronco all'Adige y sus alrededores, en 1894 abrió la "Casa Rural Católica" para captar prestamos y conceder prestamos a intereses convenientes. En aquel tiempo en el Veneto, la emigración era una lacra social, por lo que difundió el "Decálogo del Emigrante", documento antesesor a la Encíclica “Rerum Novarum” del Papa León XIII. En el campo religioso puso la Eucaristía como centro de la vida espiritual, popularizó el apostolado de la oración, empezó a enseñar la Doctrina Cristiana. En 1879 reorganizó la Confraternidad del Santísimo Sacramento, reactivó la Sociedad de Doctrina Cristiana. Para proveer la ayuda al necesitado y la adecuada administración de la "Casa Ippolita", en 1893, fundó las Hermanas de la Misericordia de Verona, la cual luego de un año se disolvió para crear otra institución femenina en Ronco.

Fundador de las Pequeñas Hijas de San José para atender a los marginados, a los ancianos y a los enfermos y la educación de los niños pobres. Trabajó duramente durante once años, elevando la vida y el prestigio del Instituto, redactando una reglas de formación espiritual que fueron aceptadas por su obispo. Quería que su Congregación fuera modesta y al ras del pueblo. Publicó un libro de meditaciones y un manual de piedad. Su religiosidad era muy sólida y estaba centrada en una profunda devoción a la Eucaristía. Decía: "No tenemos delante enemigos que aplastar, sino hermanos que convertir". Murió en Ronco all'Adige lleno de dolor por la I Guerra Mundial y habiendo sufrido 22 meses de dolorosa enfermedad, a los 72 años de edad.
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San LUIS GUANELLA. (1842-1915).


Martirologio Romano: En la ciudad de Como, en Italia, san Luis Guanella, presbítero, que fundó la Congregación de los Siervos de la Caridad y también la de las Hijas de Santa María de la Providencia, para atender a las necesidades de los desamparados y afligidos, y procurarles la salvación eterna

Nacido en Frasciscio di Campodolcino, (Sondrio), su padre era el alcalde del pueblo, que por aquel entonces estaba bajo el dominio austriaco. A los 12 años entró en el colegio de los Somascos de Como, de donde pasaría al seminario y fue ordenado sacerdote en 1866. Discípulo espiritual de santos Juan Bosco y José Benito Cottolengo; con el lema "Sin excepción", se dedicó hacer el bien a todos los hombres que tuvieran necesidad.

Su primer destino fue en la parroquia de Prosto (1866) y luego en la de Savogno (1867-1875), donde aprovechando que tenía patente de maestro, abrió una escuela y promovió la Acción Católica juvenil. Los enemigos de la Iglesia le cerraron la escuela y se marchó a Turín e ingresó en los salesianos de san Juan Bosco donde hizo los primeros votos. Pero al terminar el trienio de los mismos, su obispo lo llamó de nuevo a su diócesis. En Traona, abrió una escuela para niños pobres, que la autoridad cerró en 1881, teniendo que retirarse a Olmo, durante unos meses, donde sufrió el aislamiento e incomprensión, incluso de sus superiores, después fue enviado a Pianello Lario, como ecónomo. Aquí había un orfanato y un asilo de ancianos, con una incipiente comunidad religiosa que será la base de su Congregación de Hijas de Santa María de la Providencia, formalizada en Como en 1886, con la ayuda de Marcelina Bosatta y su hermana la beata Clara Bosatta. Su obra está entre la de Don Bosco y san José Benito Cottolengo.

Fundó en 1895 la Congregación de los Siervos de la Caridad, así como una confraternidad de oración, en la que ingresó haciendo los votos religiosos; la obra fue apoyada por el cardenal beato Andrés Carlos Ferrari. A donde iba, encendía el amor hacia el que sufría. Escribió sus memorias en un libro “Le vie della Providenza”. Decía: "Un corazón cristiano que cree y que siente no puede pasar delante de las necesidades del pobre sin pararse a ayudarlo...". "El Señor ordinariamente quiere que aquí en la Tierra todo siga un curso natural". Un día decidió reclamar un terreno pantanoso, usó algunos de sus retrasados mentales para la labor, con algunos de los ancianos como supervisores. En pocos años, la gente estaba construyendo edificios en el área, y por ello fue honrado con una medalla del Ministerio de Agricultura. Para ayudar a los moribundos instituyó la Pía Unión del Tránsito de San José. Don Guanella escribió mucho sobre temas de pastoral, hagiográfico e histórico, para la edificación del pueblo. Publicó la revista mensual “La Divina Providenza”. El anuncio de la paternidad de Dios fue para él de una experiencia profunda, en la que quiere participar especialmente a los pobres y abandonados: Dios es padre de todos y no olvida ni margina a sus hijos. Son notables sus escritos: “Andiamo al Padre” e “Il Fondamento”. Murió en Como. Está enterrado en el santuario del Sagrado Corazón de Como.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

Claudiano. s. IV.
Martirologio Romano: En Hierápolis en Frigia, en la actual Turquía, santos Ciriaco y Claudiano, mártires

San Proclo Magno. M. 447.
Martirologio Romano: En Constantinopla, san Proclo, obispo, que proclamó insistentemente a la Virgen María como Madre de Dios, dispuso el solemne retorno de los restos de san Juan Crisóstomo a esta ciudad y, en el Concilio Ecuménico de Calcedonia, mereció ser llamado “Grande”

Discípulo de san Juan Crisóstomo; fue patriarca de Constantinopla en el 434. Fue clemente hacia los nestorianos; según la tradición introdujo el canto del "Trisagión" en la liturgia. Todavía existen algunas de sus cartas y homilías. Proclamó insistentemente a la Virgen María como Madre de Dios, dispuso el solemne retorno de los restos de san Juan Crisóstomo a esta ciudad y, en el Concilio Ecuménico de Calcedonia, mereció ser llamado “Grande”. Está considerado como uno de los Padres de la Iglesia.

San Evergislo de Colonia. M. c. 450.
Martirologio Romano: Cerca de Tongres, en el Brabante, de Austrasia, san Evergislo, obispo de Colonia y mártir, que en el ejercicio de su misión pastoral, mientras se dirigía a Poitiers, fue asesinado por unos malhechores

Obispo de Colonia, martirizado en manos de salteadores paganos en Tongres, mientras se dirigía a Poitiers en el ejercicio de su misión pastoral; pero probablemente murió en una época posterior y no mártir. Algunos autores consideran que en realidad vivió en el siglo VI, en el 590.

San Maglorio;M. c. 575.
Martirologio Romano: En Bretaña Menor, san Maglorio, que, discípulo de san Iltuto, sucedió a san Sansón como obispo de Dol y después llevó vida solitaria en la isla de Serk, según cuenta la tradición

Nació en Gales y fue educado en la gran abadía de Llanvit, durante el gobierno de san Iltuto; era pariente de san Sansón de Dol, juntos marcharon a la Bretaña francesa, donde fueron abades de dos monasterios, san Sansón del de Dol y Maglorio del de Lammeur. Sansón fue nombrado obispo de Dol y a su muerte le sucedió Maglorio. Al final de su vida se retiró a una isla de la Mancha y construyó una abadía en Sark, donde murió.

Advertido sobre su muerte, pasó en la iglesia los seis meses que le quedaban de vida, repitiendo sin cesar: "No pido más que una cosa al Señor: habitar en su casa todos los días de mi vida". Murió a muy avanzada edad.

San Senoquio
Martirologio Romano: En la región de Tours, en Neustria, san Senoquio, presbítero, que construyó un monasterio en unas antiguas ruinas, mostrándose asiduo a las vigilias, a la oración y a la caridad hacia los siervos

Nació en Tiffauges, en Poitou, fue abad y presbítero en Turena. Tuvo dones taumatúrgicos y ayudó a sus vecinos construyendo puentes y un monasterio en unas antiguas ruinas, mostrándose asiduo a las vigilias, a la oración y a la caridad hacia los siervos. Hizo grandes penitencias.


San Fromundo de Coutances. M. d. 600.

Martirologio Romano: En Coutances, de Neustria, san Fromundo, obispo, que fundó el monasterio de monjas de Ham y ejerció sus funciones pastorales movido por el amor de Dios

Natural de Normandía. Obispo de Coutances, fundó el monasterio de monjas de Ham y ejerció sus funciones pastorales movido por el amor de Dios.

San Martín de Vertoun. M. 601.
Martirologio Romano: En el monasterio de Vertou, en el territorio de Armórica, en la Galia, san Martín, diácono y abad, al que san Félix, obispo de Nantes, envió para convertir a los paganos de la región

Abad y fundador de las abadías de Vertoun (Nantes), de Saint-Jouin-des-Marnes y otras; los detalles de su vida son muy confusos. Se dice que introdujo la regla benedictina en la abadía de Saint-Jouin-des Marnes, donde se trasladaron sus reliquias.

San José Le Dang Thi.c.1829 - 1860).
Martirologio Romano: En Hué, ciudad de Annam, san José Le Dang Thi, mártir, que, siendo militar, fue encarcelado por ser cristiano y en medio de los tormentos a que le sometieron no cedió en su fe, dando testimonio ante sus compañeros de prisión, por lo que acabó estrangulado en tiempo del emperador Tu Duc

Nació en Ken-Van, Tonkin. Capitán vietnamita del ejército del rey Tu-Duc, destinado al destacamento de Nghe-An. Cuando en 1859 se prohibió a los militares profesar el cristianismo, el gobernador que le tenía gran estima le aconsejó que se licenciase alegando su mala salud, y así no tendría que renegar de su fe. José así lo hizo y regresó a su pueblo donde construyó una casa para su familia. Al poco tiempo fue arrestado por ser cristiano y llevado a la cárcel de Quang-Tri, en 1860; interrogado se negó a apostatar, por lo que le cargaron con la canga y lleno de cadenas. Fue llevado a la carcel de An-Hoa, capital de la provincia, se le recrudeció la enfermedad, y temió morir sin haber alcanzado la palma del martirio, pero fue martirizado por medio del garrote.
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