Santoral del 14 de Diciembre



INDICE

Juan de la Cruz, Santo Doctor de la Iglesia
Venancio Fortunato, Santo Obispo de Poitiers
Beato BUENAVENTURA BUONACCORSI
Beato JUAN DESCALZO (Discalceatus)
Beata JUANA LAMBERTINI
San NIMATTULLAH AL-HARDINI. (1808-1858). . (1808-1858).
Beata FRANCISCA SCHERVIER. (1819-1876).
Beato PROTASIO CUBELLS MINGUELL. (1880-1936).
OTROS SANTOS DEL DÍA:
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SAN NICASIO, Obispo y Mártir
Este pueblo me honra con sus labios,
pero su corazón está lejos de mí.
(Mateo 15, 8)


† decapitado hacia el año 451 en Reims, Francia
San Nicasio era arzobispo de Reims cuando esta ciudad fue pillada por los bárbaros. El santo se retiró a una iglesia con su hermana Eutropia, a fin de morir al pie de los altares como víctima de Jesucristo. Los soldados lo decapitaron en el momento en que pronunciaba estas palabras de David: Mi alma se adhirió al suelo; y cuando se le hubo separado la cabeza del tronco, terminó el versículo: Señor, vivifícame según tu palabra.

MEDITACIÓN SOBRE LA ORACIÓN VOCAL

I. Las oraciones vocales son muy agradables a Dios; Él mismo enseñó a sus apóstoles la oración dominical y quiso que nosotros la recitáramos. La oración vocal es útil a los que comienzan a practicar la virtud, como a los que han avanzado ya en el camino de la perfección. ¿Qué oraciones vocales rezas tú? Ordena tus prácticas de devoción, y sé fiel y constante en lo que hayas determinado.

II. Dios se quejaba por boca del profeta Isaías de que su pueblo lo honrase con los labios mientras su corazón estaba alejado de Él; ¿no podría quejarse de lo mismo respecto de ti? San Agustín lloraba de ternura oyendo cantar los salmos de David; y tú, ¿cómo asistes a los oficios divinos? Acuérdate que si quieres que Dios escuche tus plegarias, debes obedecer sus inspiraciones. ¿Con qué derecho nos quejamos de no ser escuchados por Dios, cuando nosotros no lo escuchamos a Él? (Salviano).

III. Dios prefiere un Padrenuestro piadosamente recitado a largas oraciones rezadas a prisa y sin atención. Pesa cada una de las palabras de esta oración que Jesús mismo ha compuesto; haz lo mismo con todas aquéllas que recitas. ¡Qué honor me hacéis, Señor, permitiéndome que os hable en todo tiempo y en todo lugar! Pero, ¡qué vergüenza para mí ver que lo hago con tan poco respeto! ¿Cómo estaría Dios contigo, si tú no estás contigo mismo? ¿Si tú no te oyes, cómo te oirá Dios?

El amor a la oración.
Orad por el aumento de la devoción.

ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad del bienaventurado Nicasio, vuestro pontífice mártir, haced que al mismo tiempo que celebramos su nacimiento al cielo, experimentemos los efectos de su protección. Por J. C. N. S.

San JUAN DE LA CRUZ. (1542-1591). Doctor de la Iglesia.

Martirologio Romano: Memoria de san Juan de la Cruz, sacerdote de la Orden de los Carmelitas y doctor de la Iglesia, que, ante la invitación de santa Teresa de Jesús, fue el primero entre los frailes en agregarse a la reforma de la Orden, por él sostenida entre innumerables fatigas, trabajos y ásperas tribulaciones. Comos atestiguan sus escritos, ascendió a través de la noche oscura del alma a la montaña de Dios, buscando una vida interior escondida en Cristo y dejandose arder de la llama del amor de Dios. En Úbeda en España reposo, al final, en el Señor
Se llamaba Juan de Yepes Álvarez y había nacido en Fontiveros (Ávila); se quedó pronto huérfano de padre, y se acogió a la protección de la Virgen, pues la familia quedó en la ruina total. 

Probó oficios en Arévalo, pero terminó pidiendo en la calle para un colegio; pero le llamaba el estudio. En 1562, se alojó y sirvió a los enfermos en el hospital de Medina de Campo, pero su oficio era pedir para el hospital; y, desde allí, acudir a las clases de la Compañía de Jesús. Ingresó en la Orden del Carmen en 1563 en el convento de Santa Ana de Medina del Campo. Cursó Artes y Teología en la universidad de Salamanca desde 1564 al 1567; y, ya sacerdote en 1567, se sintió atraído por la vida del Cartujo. Cuando conoció la obra de santa Teresa de Jesús, decidió iniciar el estilo carmelitano de la santa de Ávila, ella tenía 52 años y él 25 años. 

En el 1568, con el nombre de Juan de la Cruz (antes se llamaba Juan de San Matías), comenzó la reforma con dos compañeros en Duruelo. Posteriormente introdujo la reforma en otros conventos: Mancera de Abajo (Salamanca), Pastrana, (Guadalajara), -como maestro de novicios-, y en el colegio universitario de Alcalá de Henares. Desde 1572 al 1577, fue el confesor de las carmelitas del convento de la Encarnación en Ávila, donde Teresa de Jesús lo había presentado como "un padre que es santo". En Ávila dejó fama de su poder taumatúrgico sobre el mal, aplicando exorcismos en algunos casos muy significativos.

En 1575, un capítulo general de los carmelitas, en Piacenza, emitió un severo juicio contra la acción de los reformadores de la regla de Castilla y fue definido por sus hermanos calzados como "peligroso desobediente, rebelde y contumaz". Sufrió procesos por la Inquisición y los "calzados" que se opusieron a su reforma. Tuvo que sufrir la cárcel en el convento del Carmen de Toledo, donde soportó penas físicas y morales hasta la angustia mística del Getsemaní, describiendo sus experiencias místicas en las primeras estrofas del “Cántico espiritual”. Por intervención de María, pudo huir y refugiarse entre las carmelitas descalzas, que lo escondieron en un estado físico, "desfigurado como una imagen de la muerte", mientras él hablaba de sus perseguidores como de insignes bienhechores.

En 1578, los carmelitas descalzos se separaron definitivamente de los calzados. Marchó a Andalucía, donde pasó el resto de sus días, primero como superior y fundador del convento de Baeza, Jaén, (1579), donde empezó a redactar su doctrina (“Subida al monte Carmelo”y “Noche oscura”); y más tarde como prior en Granada (1582), donde ultimó el “Cántico espiritual” y la “Llama de amor viva”. Fue nombrado vicario provincial de Andalucía en 1585 a 1587. Fue a Lisboa para asistir a varios capítulos generales de los descalzos. En 1588, fue nombrado prior de Segovia; pero después de haber pedido al Señor ser menospreciado y tenido en nada, fue marginado por el capítulo general de Madrid en 1591, hasta ser humillado y pisoteado. Fue destinado a Méjico, pero la expedición no llegó a partir. Entretanto fray Juan vivió entregado a la contemplación y a la vida campesina en el convento solitario de La Peñuela.

En la opción que se le ofreció entre dos conventos, prefirió no ir a Baeza (al que amaba) y se fue al de Úbeda, que le era hostil (aquí había sufrido, cubierto de llagas que supuraban, a un prior que se le oponía, tan despiadado que llegó a colmar la medida de su anhelo de desprecios y malos tratos); y en 1591, de septiembre a diciembre, soportó las últimas penas físicas con gran amor, rechazando todo alivio; tenía una septicemia y llagas purulentas en la pierna derecha. Mientras se recitaba las recomendaciones del alma, solicitó le leyeran el “Cantar de los Cantares”, y con el crucifijo en las manos repitiendo las palabras de Cristo agonizante ("En tus manos...") y... expiró. Si bien fue el primer carmelita descalzo cronológicamente, no fue nunca el primero jerérquicamente en la reforma. No llegó a ser provincial, ni vicario general.

Su pensamiento se puede resumir en esta poesía suya: "Para llegar a gustar todo/ no queréis tener gusto de nada./ Para llegar a poseer todo/ No queráis poseer ninguna cosa. /Para llegar a ser todo/ no queráis ser ninguna cosa./ Para llegar a saberlo todo/ no queráis saber nada de nada". Su lema había sido: "a la tarde te examinarán en el amor". Sus restos están enterrados en Segovia.
Fue canonizado en 1726 por Benedicto XIII. San Juan de la Cruz no fue un sabio, si se le compara con otros doctores. Pero santa Teresa veía en él un alma muy pura, a la que Dios había comunicado grandes tesoros de luz y cuya inteligencia había sido enriquecida por el cielo. Así lo reconoció la Iglesia en 1926, al proclamar a san Juan de la Cruz Doctor de la Iglesia por sus obras místicas.Patrón de los poetas de lengua española. MEMORIA OBLIGATORIA.
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San VENANCIO FORTUNATO. (c.530 - d.600).

Martirologio Romano: En Poitiers, de Aquitania, san Venancio Fortunato, obispo, que escribió las gestas de muchos santos y con elegantes himnos honró la santa Cruz
Venancio Honorio Clemenciano Fortunato nació en el norte de Italia, cerca de Treviso, en Valdobbiadene; se formó en Rávena y allí aprendió todos los secretos de la versificación, porque era un poeta habilísimo, sutil y delicado. A los 30 años estuvo a punto de quedarse ciego, pero por intercesión de san Martín de Tours, se curó, y por ello peregrinó a su tumba en las Galias. La peregrinación se extendió por toda la Europa central.

En el 556 se quedó en la corte del rey Sigeberto I de Austrasia, que residía entonces en Metz. Hizo otras etapas (Verdún, Reims, París y Soissons), y como trovador, recompensó la hospitalidad que se le daba por parte de príncipes y obispos con sus versos, a veces llenos de adulación. Fue a Poitiers para visitar la tumba de san Hilario y allí fijó su residencia, en el 567.

Le retuvo la amistad de dos santas mujeres: santa Radegunda, viuda del feroz soberano franco Clotario I, de quién fue capellán y su hija adoptiva santa Inés de Poitiers, abadesa del monasterio de Santa Cruz, fundado por la reina. Para ellas les escribió muchos poemas. La influencia de estas dos mujeres, le hicieron buscar la santidad y la perfección cristiana. Tuvo una gran devoción por María. Fortunato será allí sacerdote y luego obispo de Poitiers, a la muerte del obispo Platón, en el 597.
Se le conoce por sus himnos, como el “Vexilla Regis” y sobre todo el “Pange lingua”, compuesto a petición de Radegunda para recibir solemnemente unas reliquias de la vera cruz. Escribió la “Vita sancti Martini”. Tuvo una gran amistad con san Gregorio de Tours. Está enterrado en la basílica de San Hilario de Poitiers.
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Beato BUENAVENTURA BUONACCORSI. M. c. 1315.

Martiriologio Romano: En Orvieto, de la Toscana, beato Buenaventura Bonaccorsi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, conmovido por la predicación de san Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia

Natural de Pistoya; en 1276, san Felipe Benizzi fue a Pistoya a presidir el Capítulo general de los servitas y aprovechó la oportunidad para predicar al pueblo, que estaba muy dividido. Entre sus oyentes había un hombre de unos treinta y seis años, perteneciente a la noble familia Buonaccorsi, que era el jefe de los gibelinos y, en materia de piedad, era un caso desesperado. El hombre, que se llamaba Buenaventura, quedó tan conmovido de la exhortación que hizo el santo por la paz y concordia, que fue a verle y se acusó de ser uno de los principales causantes del desorden, la miseria y la injusticia que reinaban. Su arrepentimiento era tan profundo, que pidió la admisión en la Orden de los servitas. 

San Felipe, que naturalmente desconfiaba un poco de aquella conversión tan súbita, le probó imponiéndole una penitencia pública. En efecto, Buenaventura debía reparar todos sus excesos y pedir perdón personalmente a todos aquéllos a quienes había hecho daño. Buenaventura se sometió de buen grado a aquella penitencia y la ejecutó puntualmente. Entonces, san Felipe le llevó consigo a Monte Senario para que hiciese el noviciado en la casa madre de la Orden. Buenaventura perseveró en su buen propósito. Después de su profesión, fue el compañero de viajes de san Felipe y recibió la ordenación sacerdotal; el pueblo le llamaba "el Beato" ya durante su vida. Acompañó a san Felipe en varias misiones en Lyon, Roma, Florencia.

En 1282, el beato Buenaventura fue nombrado superior de Orvieto. Cuando murió san Felipe, el sucesor de éste, que fue el P. Lottaringo, le llamó a su lado. Más tarde, el beato fue nombrado predicador apostólico para que misionase en toda Italia y lo hizo con gran fruto de las almas. En 1303, fue elegido por segunda vez superior de Montepulciano y ayudó a santa Inés a fundar una comunidad de religiosas de Santo Domingo, de las que fue director espiritual. De ahí pasó a Pistoya, su ciudad natal, que estaba desgarrada por la guerra civil y amenazada por los florentinos. Buenaventura hizo cuanto pudo por renovar en el pueblo la conciencia de sus responsabilidades cristianas, sobre todo, mediante la creación de cofradías y la difusión de la Tercera orden de los servitas, y predicó incansablemente la paz y la unión.  Fue un hombre de oración y penitencia, y obró muchos milagros.

Durante los años siguientes, acompañó constantemente al prior general, quien, junto con el legado pontificio, que era el cardenal Latino, trató de restablecer la paz en Bolonia, Florencia y otras ciudades en las que reinaba la división. Naturalmente, las gentes quedaban muy impresionadas cuando veían al antiguo gibelino en hábito de mendicante, predicando el amor fraternal. Murió en Orvieto, y fue sepultado en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores de la iglesia de los servitas. Así le mostró el pueblo la veneración que le profesaba. Su culto fue confirmado en 1822 por el papa Pío VIII.
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Beato JUAN DESCALZO (Discalceatus). (c.1278 - 1349).

Nació en la diócesis de Saint-Paul de Lon en Bretaña (Francia). Su “apellido” se debe al hecho de que antes de ser franciscano, por espíritu de pobreza y mortificación, iba siempre con los pies descalzo; también su casa se la conocía como la del “descalzado”.

Pasó su juventud dedicado a las obras de caridad y su espíritu religioso y de entrega al Señor le hizo abrazar la vida eclesiástica y fue ordenado sacerdote, fue párroco y canónico en la diócesis de Rennes. Durante 13 años trabajó con ahinco entre sus feligreses y dicesanos; como era un hombre de vida austerísima de penitencia y de pobreza, ingresó en los franciscanos de la provincia de Tours, donde pasó 30 años siendo un gran ejemplo de virtud como confesor y director de almas.

Tuvo una predilección especial por los enfermos y los pobres; era tanta su entrega y generosidad por los indigentes que fue llamado “bursarius paperum”. Contagiado de peste negra como angel consolador de tantos infelices, que murió en el convento de Santa María Magdalena de Quimper en Bretaña, convento que se benefició de su santidad y dones taumatúrgicos.

Fue enterrado en la iglesia aneja del convento, en la capilla de San Antonio, gracias y milagros confirman su santidad. A su sepulcro acuden especialmente los enfermos con dolor de cabeza, obteniendo de él ayuda y curaciones. Lo conmemora el Martirologio Franciscano, y su culto inmemorial está en curso en la Sagrada Congregación de Ritos.
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Beata JUANA LAMBERTINI. M. 1476.

Nació en el seno de una familia noble. Dejó el mundo sin ninguna queja, y que le hubiera podido ofrecer mucho. Fue una de las compañeras de santa Catalina de Bolonia, primero en Ferrara, después en Bolonia. Y fue entre sus cohermanas clarisas modelo de virtud y de paciencia. Fue una de las 16 compañeras que siguieron a Catalina y trabajaron con ella en la fundación del célebre monasterio del Corpus Domini. 

Parece que fue una de las discípulas predilectas de la mística santa franciscana. La predilección de santa Catalina de Bolonia por Juana Lambertini era debido sobre todo al gran espíritu de mortificación y de humildad de la joven, que la hacía particularmente cercana al corazón de su maestra.

La misma santa Catalina, narrando uno de sus éxtasis, publicados después de su muerte, relata una visión que respecta la beata Juana. Escribe que tuvo una visión del Paraíso, en el cual estaban preparados dos asientos, uno más alto, el otro más modesto. Una voz le dijo: "Esta silla bella y adornada es de sor Catalina‚...‚. "Señor -preguntó entonces Catalina- y ésta otra ¿de quién será?". "Esta otra será de sor Juana".

Fue vicaria del convento de Ferrara y de Bolonia. Santa Catalina la recordó en su lecho de: " Yo me voy, y no estaré más con vosotras; yo os dejo la santa paz, y esta es lo que os aconsejo. Os recomiendo la vicaria, la cual ha sido para mi, buena y fiel hijita".
Juana Lambertini fue abadesa durante trece años. Y como en la visión de Catalina, su cuerpo reposa junto al de Catalina de Bolonia.
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San NIMATTULLAH AL-HARDINI. (1808-1858). . (1808-1858).

Martirologio Romano: En el lugar llamado Klifane, en el Líbano, san Nimattullah al-Hardini, presbítero de la Orden Libanesa Maronita, dedicado a los estudios teológicos y a la pastoral entre los jóvenes, siendo eminente por su espíritu de oración y penitencia
Nació en Hardin (Líbano). Se llamaba Youssef. Pertenecía a una familia cristiana maronita. Pasó los primeros años de su infancia frecuentando los monasterios y eremitorios de su pueblo. Terminados sus estudios se fue a vivir con su abuelo materno, Youssef Raad, párroco de Tannourin, cuyo ejemplo suscitó en él el deseo del sacerdocio, vivido como servicio a la Iglesia.

Ingresó en la Orden Libanesa Maronita a los 20 años. Fue enviado al monasterio de San Antonio de Qozhaya, cerca de la Qadischa (Valle santo), para realizar sus dos años de noviciado, durante los cuales se entregó con fervor a la oración comunitaria y la trabajo manual. Dedicó todo su tiempo libre a visitar al Santísimo.

Después de su profesión monástica en 1830, fue enviado al monasterio de San Cipriano y Santa Justina, en Kfifan, para estudiar la filosofía y la teología, a la vez que trabajaba en el campo. Destacó por su habilidad como encuadernador. Durante este período a causa de su ascetismo y su intensa estudio, se enfermó. Su superior lo destinó a la sastrería. Al ser ordenado sacerdote, fue nombrado director del estudiantado y profesor, labor que desempeñó hasta sus últimos años. Dividió su jornada en dos partes: la primera mitad para prepararse para la celebración de la Eucaristía, y la segunda mitad para la acción de gracias por la eucaristía. Vivió esta dimensión contemplativa juntamente con el amor a sus hermanos y a la cultura.  Fundó una escuela para instruir gratuitamente a la juventud.

Le tocó vivir dos guerras civiles (1840 y 1845), que fueron preludio de sangrientos acontecimientos de 1860, durante los cuales muchos monasterios fueron quemados, muchas iglesias devastadas y muchos cristianos maronitas asesinados. En este marco civil y religioso, su hermano el padre Eliseo, ermitaño, lo invitó a abandonar la vida comunitaria para retirarse a un eremitorio, pero él respondió: “Los que luchan por la virtud en la vida comunitaria tendrá más mérito”.

Fue severo y duro consigo mismo, pero misericordioso e indulgente con sus hermanos. Fue grande su devoción a María, especialmente a la Inmaculada Concepción. Formó cofradías para honrar a María. Fundó también 16 altares consagrados a María, uno de estos, en el monasterio de Kfifan, fue llamado, después de su muerte, “Nuestra Señora de Hardín”.

En 1845, a los 33 años, la Santa Sede lo nombró asistente general de su Orden con un mandato de tres años, por su celo en el cumplimiento de la reglas monásticas. Para ese cargo fue reelegido otras dos veces, pero se negó siempre a aceptar el nombramiento de abad general de la Orden. Residió, con los demás asistentes, en el monasterio de Nuestra Señora de Tamich, casa general de la Orden, pero solía ir a su antiguo monasterio para realizar su trabajo de encuadeernador. De 1853 a 1859 tuvo entre sus alumnos a san Charbel Majluf, que asistió a la muerte de su maestro. Fue querido por los musulmanes y drusos. Mientras se encontraba en el monasterio de Kfifan para dar clases, pero debido al intenso frío, se enfermó de pulmonía, y tras una agonía de 10 días murió.
Fue beatificado por SS Juan Pablo II en 1998 y canonizado por el mismo Papa el 16 de mayo de 2004 (que fue la última ceremonia de canonización realizada en su pontificado).
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Beata FRANCISCA SCHERVIER. (1819-1876).

Martirologio Romano: En Aquisgrán, en Alemania, beata Francisca Schervier, virgen, que fue solícita en el cuidado de los indigentes, enfermos y afligidos en la ciudad, y fundó la Congregación de Hermanas de los Pobres de San Francisco, para subvenir a las necesidades de los menesterosos

Nació en Aquisgrán, en el seno de una familia de la aristocracia. Era ahijada del emperador Francisco II. Después de la muerte de su madre, acaecida en 1832, tomó la costumbre de socorrer a los pobres en sus necesidades y de enseñarles el catecismo. En un ambiente a menudo indiferente, a veces hostil, porque la burguesía ciudadana ostentaba una actitud volteriana, María Francisca no ahorraba fatiga alguna, no se dejaba vencer por ningún temor y encontró ayuda para su empresa en un sacerdote de su parroquia.

Después de haber hecho un retiro en Lieja, el 3 de octubre de 1846, con cinco compañeras formó en Aquisgrán un grupo que poco después tuvo la ocasión de prestar un gran servicio durante una epidemia de cólera y de viruela que asoló la ciudad.  Para dar una forma canónica a la naciente institución, escribió una regla en la que ponía a su pequeño grupo bajo la protección de San Francisco de Asís, poniendo de relieve la caridad, la pobreza y las obras de misericordia para con los pobres. De ahí viene el nombre del instituto de Hermanas de los Pobres de San Francisco de Asís. Con sus compañeras entró en la vida religiosa el 12 de octubre de 1850. Pero su regla solamente fue aprobada por san Pío X en 1908. La nueva congregación se difundió rápidamente: ya en 1858 había sido fundada una casa provincial en Hartwel en Estados Unidos de América.

En vísperas de la aprobación pontificia, el Instituto contaba ya con 61 casas, de las cuales 16 en América y 1500 religiosas. Actualmente se cuentan 12 casas en Alemania y en Estados Unidos, hay algunas religiosas que se han dedicado a la obra de la recuperación de la juventud descarriada y otras que durante la guerra de 1864, 1866 y 1870 se dedicaron a la asistencia sanitaria de los militares en los hospitales. A pesar de esta dinámica actividad, María Francisca sabía encontrar tiempo para dedicar a la oración, a la meditación, a la visita diaria, al Santísimo Sacramento, al cultivo de una tierna y filial devoción hacia la Madre de Dios.

Era suave para con todos y severa consigo misma; practicaba mortificaciones y penitencias, tenía un gran respeto hacia los sacerdotes en los cuales veía la misma persona de Cristo. Soportó con cristiana resignación la última enfermedad que afinó más su alma y la hizo digna de la gloria. Murió en Aquisgrán. Tenía casi 58 años. La ciudad acudió a su funeral y la lloró porque en ella perdió a la madre amadísima de todos, especialmente de los pobres, de los desgraciados y de los pequeños. Fue beatificada por SS. Pablo VI, el 28 de abril de 1974.
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Beato PROTASIO CUBELLS MINGUELL. (1880-1936).

Martirologio Romano: En Barcelona, en España, beato Protasio (Antonio) Cubells Minguell, religioso de la Orden de San Juan de Dios y mártir, que, cuando arreciaba la persecución contra la Iglesia, fue muerto por odio a la fe< Antonio nació en Coll de Nargó (Lérida). Hizo profesión como hermano Hospitalario en 1899 y tomó el nombre de Protasio. Estuvo destinado en las comunidades de Ciempozuelos, Pinto, Santa Águeda, Carabanchel Alto, Barcelona, Granada, San Baudilio de Llobregat, Madrid, Calafell, Valencia, Gibraltar y Jerez de la Frontera. Fue vicario prior en Calafell (1929-1931) y de San Baudilio (1931-1933) y en tiempo de su martirio ormaba parte del Consejo Provincial como consejero y como secretario y pertenecía a la Comunidad del Asilo-Hospital Infantil de Barcelona.

Su padre era músico, y el H. Protasio consiguió una extensa cultura musical; se distinguió no sólo como un sensible intérprete, sino como notable y variado compositor. Se dedicaba, a la instrucción de los niños enfermos, y procuraba encontrarles colocación a los chicos una vez curados; con ellos formaba coros que ejecutaban obras clásicas y otras compuestas por él mismo. Estaba accidentalmente en el sanatorio de Manresa cuando se inició la guerra civil.

Al comenzar la persecución daba clases de música en Barcelona donde se pagaba la Pensión. En los primeros meses de la guerra aun salía a pasear por la ciudad, pero luego cobró terror a los grupos anarquistas, y ya no salía de la Pensión. Tuvo ocasión de huir pero no quiso porque “no siempre se le presenta a una persona ocasión de morir mártir; que ocurra lo que Dios quiera”. El 14 de diciembre, mientras daba clases de música a unos niños en una casa particular, llegaron los milicianos, se lo llevaron y lo asesinaron en las afueras de la ciudad. Fue beatificado el 25 de octubre de 1992 por papa Juan Pablo II.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

Santa Dróside de Antioquía. s. III.

Martirologio Romano: En Antioquía, en Siria, santa Dróside, mártir, que, como afirma san Juan Crisóstomo, fue quemada viva
La noticia dedicada a ella en el códice griego “Coislin 223” de la Biblioteca Nacional de París tiene un parentesco evidente con la "Passio" siríaca conservada en un manuscrito del Sinaí del siglo VIlI. Según esta doble fuente, Droside, también llamada Anisia, era hija del emperador Trajano y se había unido a cinco mujeres pías antioquenas que salían por la noche para encontrar los cuerpos de los mártires cristianos y llevarlos en secreto a sus hogares. Denunciadas y detenidas, todas ellos murieron mártires, arrojadas en una caldera de agua hirviendo.

Lo fabuloso de esta leyenda no debería hacer poner en duda la existencia de una verdadera mártir llamada Droside: su culto, de hecho, se celebraba en Antioquía ya a finales de siglo IV, puesto que se nos ha conservado una homilía de San Juan Crisóstomo, que pronunció en la fiesta de la santa. En esta homilía, sin embargo, no se hace mención alguna del linaje imperial de Droside, ni de sus compañeros e incluso ni de la fecha del martirio.

El Martirologio Romano anterior incluía aquí tres nombres,DrusoZósimo y Teodoro, pero resultaron de una lectura errónea -que coincidía con el número de 3 compañeros delMartirologio Jeronimiano-, y no figuran ya en el actual.

Santos Herón, Ateo, Isidoro, Dióscoro. M. 250.
ruinas de Alejandría
Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, conmemoración de los santos Herón, Arsenio o Ateo e Isidoro, y el niño de doce años Dióscoro, mártires durante la persecución bajo Decio. Cuando el juez vio a los tres primeros fuertes en la fe y destrozados por los varios tormentos, los mandó quemar, pero a san Dióscoro, flagelado, le diferió la muerte



Santos Tirso, Leucio, Calínico y compañeros. M. c. 252.
martirio de san Tirso
Martirologio Romano: En Apolonia, de Bitinia, santos Tirso, Leucio, Calínico y compañeros, mártires, los cuales, según se dice, en tiempo del emperador Decio sufrieron el sacrificio

Mártires en Apolonia en Frigia. Sus reliquias se llevaron a España y Francia, por ello en la liturgia mozárabe hay todo un oficio dedicado a Tirso que la leyenda le hace natural de Toledo; se dice que era catecúmeno y que asistió al martirio de san Leucio. Al ver la fortaleza de aquel hombre, le dice al prefecto Combricio: "¿Qué razón tienes para obligar a estos hombres a que den culto a unas estatuas muertas?". El gobernador dijo: "Ya veo que tu enfermedad es la misma que la de esos que se llaman cristianas"; después de someterlo a crueles torturas murió.


San Pompeyo de Pavía. M. c. 290.
tumba de san Pompeyo
Martirologio Romano: En Pavía, de la Liguria, san Pompeyo, obispo, el cual, por pocos pero pacíficos años, sucedió a san Siro, y descansó en el Señor
Obispo de Pavía, que sucedió a san Siro de Pavía. Sabemos muy poco sobre él, sólo que su episcopado fue breve y pacífico.




Santos Ares, Promo, Elías. M. 309.
ruinas de Ascalón
Martirologio Romano: En Ascalón, en Palestina, santos Ares, Promo y Elías, mártires, los cuales, al querer marchar de Egipto a Cilicia para visitar y ayudar a los confesores de Cristo en la persecución desencadenada por el emperador Maximino, fueron apresados en Cesarea, les destrozaron los ojos y los pies, y fueron llevados a Ascalón por mandato del prefecto Firmiliano, donde Ares fue quemado vivo y los otros degollados, consumando así su martirio

Forman parte de un grupo de cristianos egipcios que había socorrido a sus correligionarios deportados por el emperador Maximino Daya en Cilicia. Fueron sorprendidos en las puertas de Ascalón, mutilados y condenados a trabajar en las minas. Ares, Promo y Elías, en cambio fueron condenados a muerte: el primero quemado vivo y los otros dos decapitados.


San Viator de Bérgamo. M. 378.

Según la tradición local, fue uno de los primeros obispos de Brescia y después de Bérgamo. Probablemente no fue nunca obispo de Brescia, sino solamente de Bérgamo (344-378).


Santos Nicasio, Eutropia y Jucundo. M. c. 407.
martirio de san Nicasio de Reims
Martirologio Romano: En Reims en la Galia belgica, en la actual Francia, pasión de san Nicasio, obispo, que junto a su hermana Eutropia, virgen consagrada a Cristo, al diácono Florencio y a Jocundo fue ejecutado durante una incursión de algunos paganos delante de la puerta de la basílica por él fundada

Nicasio era obispo de Reims que, junto con su hermana Eutropia y el diácono Florencio y el lector Jucundo, más cierto número de clérigos y fieles de su diócesis, fueron martirizados por los vándalos en el 407 o por los hunos en el 451; la segunda hipótesis es la más verosímil. Patrón de Reims.

San Matroniano. s. V.

Nació en Milán y se hizo ermitaño en Milán.
tumba de san Matroniano
Según la leyenda medieval, recogida por Galvano Fiamma en su “Chronicon maius” (de la primera mitad del siglo XIV), un tal Guillermo de Boccardi se fue de caza y pidió la bendición a san Ambrosio de Milán, que le pidió las primicias de la caza. Guillermo se adentró en el bosque, los perros se pararon ladrando en un determinado punto. Aquí, removida la tierra con la ayuda de campesinos, se encontró el cuerpo de un ermitaño que tenía encima un escrito indicando su nombre -Matroniano- y los particulares de su vida. 

Mientras Guillermo regresaba a Milán, los mensajeros se adelantaron a dar el anuncio del hallazgo a san Ambrosio, que con el clero y el pueblo fue al encuentro del cazador. El cortejo, con el cadáver, entró en la ciudad por la puerta Romana, pero al llegar a la basílica Apostolorum (hoy San Nazario) el carro que transportaba el ataud se paró y no se podía mover. Se interpretó el hecho como una señal del Cielo, y san Ambrosio hizo sepultar el cuerpo en aquella basílica.



San Agnelo de Nápoles. M. c. 596.

Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, san Agnelo, abad del monasterio de san Gaudioso

Ingresó en el convento basiliano a los 15 años; se hizo ermitaño y luego fue nombrado abad de San Gaudioso (Nápoles). Es recordado como en siglos posteriores fue el gran defensor de Nápoles frente a los invasores sarracenos. Uno de los patrones de Nápoles.



San Folcuino de Therouanne. M. 855.

Martirologio Romano: En la región de Morinos, en la Galia septentrional, san Folcuino, obispo de Thérouanne
Hijo de Jerónimo, hermano del rey Pipino. Obispo de Therouanne (Pass-de-Calais), en 817.
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