Santoral del 13 de Enero



INDICE

Hilario de Poitiers, Santo Obispo y Doctor de la Iglesia
Remigio de Reims, Santo Obispo
Verónica de Binasco, Beata Virgen Agustina
Godofredo de Cappenberg, Santo Conde y Religioso
Santos GUMERSINDO y SERVIDEO. M. 852
Agricio de Tréveris, Santo Obispo
Kentigerno (Mungo), Santo Obispo y Abad
Santos HERMILO y ESTRATÓNICO. M. 315.
San PEDRO DE CAPITOLIAS. M. c. 750
Beata JUTA o IVETA DE HUY. (1158-1228)
Beata FRANCISCA DE LA ENCARNACIÓN ESPEJO. (1873-1937)
Beata VICTORIA DE JESÚS VALVERDE. (1888-1937)
Beato EMILIO SZRAMEK. (1887-1942)
Santos DOMINGO PHAM TRONG KHÀM, LUCAS PHAN VIET THIN y JOSÉ PHAM TRONG TÀ. M. 1859
VIDEOS
Gumersindo, presbítero; Servideo, monje; Potito, Hérmilo y Estratónico, mártires; Leoncio, obispos; Gláfira, vírgen; Vivencio, confesor


SAN GODFREDO, Abad
Conforme a la santidad del que os llamó,
sed también vosotros santos en todo vuestro proceder.
(1 Pedro 1, 15)


n. 1097 en el Castillo de Kappenberg, Alemania;
† 13 de enero de 1127 en Ilbenstadt, Alemania
San Godofredo, conde de Kappenberg, asqueado de la gloria de las armas y de las vanidades del mundo, persuadió a su esposa a que se hiciese monja, consagró todos sus bienes al Señor y convirtió su castillo en convento donde tomó el hábito de la Orden Premonstratense. En el seno de esta ciudadela fue donde comenzó a guerrear contra su cuerpo con sus ayunos y austeridades, contra el mundo con su pobreza y contra el demonio con su obediencia. Murió en 1127 a la edad de treinta años.

MEDITACIÓN SOBRE LA SANTIDAD QUE DIOS NOS PIDE

I. Dios quiere que todos los hombres sean santos. Para eso los ha creado; para eso Jesucristo se encarnó. Todos poseen los medios y las gracias necesarias para alcanzar este fin, y, cuando somos fieles a las gracias que recibimos, Dios nos prepara otras más grandes. Pero, ¡ay! en vano será que Dios prodigue todas sus gracias para que seamos santos, si nosotros, por nuestra parte, no trabajamos para conquistar la santidad. ¿Quieres en verdad ser santo? Si lo quieres, lo serás. Nada gana Dios con tu santificación, ello no lo hace más feliz; es asunto nuestro: de él depende nuestra eternidad feliz. ¿Qué has hecho hasta aquí, y qué has resuelto hacer en lo porvenir, para llegar a ser santo?

II. Dios no pide que todos los hombres trabajen en su santificación de la misma manera: Él tiene mil caminos diferentes para conducir a sus elegidos a la gloria. Hay santos de todas las condiciones; considera el estado de vida en el que estás colocado, cumple dignamente todos sus deberes: es la santidad a la que Dios te llama. El anacoreta no debe, para santificarse, vivir como el hombre de mundo, ni éste como el anacoreta. Mira si imitas a los santos que han vivido en un estado de vida semejante al tuyo.

III. El que busca y aprovecha todas las ocasiones para santificarse en el género de vida que ha elegido, ése ha dado con el camino más corto que lleva a la perfección. ¿Aprovechas esas ocasiones? ¿Cuántas vehementes inspiraciones no deja Dios de enviarte para atraerte? ¿Qué no hace para desapegar tu corazón del amor a las creaturas? ¿Qué te impide elevarte a Él? ¡Ah! ¡Los primeros cristianos han vencido a los tiranos, y, a pesar de los suplicios, han obtenido la corona de la santidad; y a nosotros el apego que tenemos a los placeres de esta vida nos impide llegar a ser santos! Ellos han luchado contra la atrocidad de los tormentos: luchemos, nosotros, contra las dulzuras de los placeres (San Eusebio de Émeso).

El menosprecio de las riquezas.
Orad por los pobres.

ORACIÓN

Haced, os rogamos, Señor, que la intercesión de San Godofredo, abad, nos haga gratos a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por su asistencia lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S.



San HILARIO DE POITIERS. Doctor de la Iglesia. (310/20 - c.368).
(fr.: Hilaire de Poitiers).
Sonriente, alegre.

Martirologio Romano: San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia, que fue elevado a la sede de Poitiers, en Aquitania (hoy Francia), en tiempo del emperador Constancio, quien había abrazado la herejía arriana, y luchó denodadamente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, siendo desterrado, por esta razón, durante cuatro años a Frigia. Compuso unos comentarios muy célebres sobre los Salmos y sobre el evangelio de san Mateo.

Profesor y padre de familia en Pictavium (Poitiers). Procedía de una distinguida familia pagana. Se convirtió cuando tenía 35 años, gracias a la lectura del Evangelio de san Juan, allí descubrió el destino del hombre y sus relaciones con el Creador. El misterio de la Encarnación del Verbo le deslumbró: "Si la vida presente no se nos ha dado para avanzar hacia la eternidad, no hay que considerarla como un beneficio". En el 354, se hizo bautizar con su esposa y su hija. Con él, su esposa y su hija se entregaron a la vida religiosa; Hilario fue ordenado sacerdote. Su esposa, se propuso no mirarle sino era cuando celebraba la Eucaristía, y su gesto fue imitado en la primitiva Iglesia; su hija santa Abra, alcanzará más tarde la santidad.

En el año 354, fue nombrado obispo de Poitiers, por aclamación popular y desde entonces, de acuerdo con su esposa, se comprometió a guardar castidad perfecta, y se convirtió en un pastor de una firmeza y constancia tales que se le llama "el Atanasio de Occidente". Apenas terminada las persecuciones, tuvo que enfrentarse a la herejía arriana que en el sínodo de Milán (355), convocado por el emperador Constantino II, el mismo emperador se decantó por el arrianismo. En el 356 asistió al concilio de Bézieres, donde los obispos, cediendo a las presiones de Constantino II y de los corifeos arrianos de occidente, confirmaron la condenación de san Atanasio de Alejandría. Hilario se negó a la condena, y esto le llevó a que fuera depuesto y desterrado a Frigia, durante cuatro años, donde escribió "De Trinitate" (un compendio de 12 libros), en el que introdujo, las precisiones de la doctrina católica y del pensamiento griego. También escribió "In Matthaeum" antes del exilio. El exilio fue un acontecimiento fundamental para su formación cultural y doctrinal. Pero ello no le impidió que asistiese al concilio de Seleucia (359) (del que se le quiso excluir), y por el que escribió "De Synodis". Marchó a Constantinopla, de donde fue expulsado otra vez por los arrianos y allí pidió al emperador la liberación del papa san Liberio, pero no fue escuchado. En el destierro fue más fastidioso a los arrianos que en su sede, por ello le pidieron que regresara a Poitiers.

En el 360, les combatió de nuevo y consiguió erradicarlos, al convocar, a este efecto, el concilio de París (361). Años más tarde acudió al sínodo de Milán (364) con san Eusebio de Vercelli, y ambos se enfrentaron contra el obispo arriano Auxencio, que no lograron desterrarlo de la ciudad, aunque algunos autores dicen que fue exiliado junto con san Eusebio de Vercelli y murió en el exilio. Fue el primer hinnólogo de la Iglesia y el primero que estableció la armonía entre la fe y la razón, asimismo está considerado el “Doctor de la Divinidad de Cristo”. Escribió otros muchos tratados. Se le representa junto a su hija santa Abra, y con su hija espiritual, santa Troecia (Triaise) y su discípulo san Lienne. Fue enterrado en su ciudad natal, según otras fuentes, hasta que en 1562, los protestantes quemaron su sepulcro. A su vida le añadieron muchos hechos milagrosos y fantásticos que formaron su leyenda. MEMORIA FACULTATIVA.
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Santos HERMILO y ESTRATÓNICO. M. 315.
(Hermelo, Hermilio).
Hermilo: Pequeño Hermes. Estratónico: Vencedor de los ejércitos.

Martirologio Romano: En Belgrado en Mesia, en la actual Servia, santos Hermilo y Estratónico, mártires, que bajo el emperador Licinio, después de crueles torturas, fueron ahogados en el Danubio.

Hermilo, era un diácono de "Singidunum" (Belgrado), y su siervo Estratónico fueron ahogados en el Danubio (Hungría) durante el imperio de Licinio. Se piensa que el valor de su biografía que no es muy fiable.
La leyenda leyenda dice que Hermilo fue detenido bajo la acusación de ser cristiano, y enviado a prisión con las mejillas destrozadas. Allí le visitó y consoló un ángel. Conducido después delante del emperador, seis hombres lo azotaron con varas, sin que pareciera sentir dolor alguno. En el tormento, dirigió a Dios una oración, a la que respondió una voz del cielo, prometiéndole el triunfo al cabo de tres días. Al día siguiente le infligieron nuevos suplicios, durante los cuales no cesaba de cantar su felicidad.

Con todos estos prodigios, el carcelero de la prisión, llamado Estratónico, fue ganado para la fe. Denunciado al emperador, fue condenado a los azotes con varas. Encerrado en la prisión, oyó la voz milagrosa que le prometía el triunfo para el día siguiente. Por última vez, Hermilo compareció ante el juez y sufrió nuevos suplicios; y al fin, él y Estratónico fueron envueltos en una red y arrojados al río Danubio.
Tres días más tarde, los cuerpos fueron encontrados en la orilla del río. Los fieles los recogieron y los depositaron en un lugar que está a dieciocho estadios de Singidunum.
Los dos nombres están inscritos en los menologios griegos el 13 de enero. Entre los latinos se encuentran los dos nombres, inscritos el 13 de enero, en las adiciones de Molano al Martirologio de Usuardo, y de aquí han pasado al Martirologio Romano.
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San AGRICIO DE TRÉVERIS. M. 330
(Agrecius, Aguy).
Martirologio Romano: En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica (hoy Alemania), san Agricio, obispo, que convirtió en iglesia el palacio que le regaló santa Elena.

La vida de Agricio ha adquirido particular interés en estos últimos años, debido a las discusiones sobre la autenticidad de la "Santa Túnica de Tréveris". Según la vida del santo (se trata de un documento ciertamente no anterior al siglo XI y considerado por los críticos como obra de pura imaginación), Agricio fue primero, Patriarca de Antioquía; después, el papa san Silvestre, a instancias de la emperatriz santa Elena, madre de Constantino, le nombró obispo de Tréveris.

Esa región de Alemania, que había sido evangelizada casi dos siglos antes, volvió a caer prácticamente en el paganismo. Agricio se dedicó a construir allí iglesias y a establecer relaciones más estrechas con el centro de la cristiandad. Santa Elena le animó en esta tarea y le envió una parte de las preciosas reliquias descubiertas por ella en Tierra Santa, además le entregó su palacio que Agricio convirtió en iglesia.
Así llegaron a Tréveris uno de los clavos de la cruz, el cuchillo de la Última Cena, los cuerpos de los santos Lázaro y Marta, y lo que pasaba por ser la túnica inconsútil del Señor y que es conocida como la "Santa Túnica de Tréveris". Pero el carácter poco fidedigno de la biografía de Agricio, que narra esto, no es un argumento en favor de la autenticidad de los hechos. Por otra parte, la placa de marfil de origen bizantino, que algunos interpretan como una representación de los santos Silvestre y Agrecio transportando en un carro las reliquias a Tréveris, se refiere probablemente a otra translación de reliquias a Constantinopla, bajo el emperador León I (457-474).
Se afirma también que san Silvestre concedió a Tréveris, en la persona de Agricio, la primacía sobre todos los obispos de la Galia y Germania. Dejando aparte estas ficciones, los únicos datos ciertos que poseemos sobre Agricio son que asistió como obispo de Tréveris al Concilio de Arlés, en 314, y que fue sucedido por san Maximino.
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San REMIGIO DE REIMS. (c.436 - c.533)
(fr.: Remi de Reims).
Remedio. Alimentar la tierra. Pastor guerrero. Remero.
Martirologio Romano: En la ciudad de Reims, en la Galia Bélgica (hoy Francia), muerte de san Remigio, obispo, que después de iniciar al rey Clodoveo en la fuente bautismal y en los sacramentos de la fe, convirtió a Cristo a todo el pueblo franco y, después de más de sesenta años en el episcopado, falleció célebre por su vida y su santidad.

Galorromano de nacimiento, nació en Laón, hijo de santa Celina y de Emilio, señor del territorio llamado Castrum Laudunense (actualmente Lyon). Durante su adolescencia se dedicó al estudio y al recogimiento. Hizo tan considerables progresos en su formación, y particularmente en la elocuencia, que, según el testimonio de san Sidonio Apolinar, compañero suyo en los primeros años, llegó a superar a todos sus iguales.

En el 459 fue elegido obispo de la provincia de Belgica II (hoy parte de la diócesis de Reims), aunque todavía era laico. No poseemos muchas noticias sobre la actividad de san Remigio durante la primera etapa de su vida. Pero lo poco que conocemos nos lo presenta como un prelado eminente, consciente de sus deberes y entregado de lleno a la instrucción y gobierno de su pueblo. Sabemos por san Sidonio Apolinar que desarrolló gran actividad en convertir a muchos entre los invasores francos y someterlos al yugo de Cristo. El mismo atestigua que poseyó un volumen de los sermones de Remigio, cuya suavidad, belleza de expresión y plenitud de doctrina pondera extraordinariamente. Con esta elocuencia, a la que se juntaba su eminente santidad, contribuyó eficazmente a poner el fundamento de la conversión del pueblo de los francos.
Evangelizó a los francos victoriosos en las Galias, con la ayuda de santa Clotilde y san Vedasto de Arrás. En la noche de Navidad de 496 bautizó a Clodoveo, exhortándole a ser un hombre nuevo "adora lo que has quemado; y quema lo que has adorado"; "Socorre a los afligidos, cuida de las viudas y de los huérfanos. Usa tus riquezas para liberar a los prisioneros y para quitar las cadenas a los esclavos"; "diviértete con los jóvenes, pero delibera con los viejos". La leyenda dice que una paloma le trajo una basija de aceite con ocasión del bautismo de Clodoveo. Esta vasija de aceite inagotable fue utilizada para la consagración del rey de Francia hasta el final del Antiguo Régimen.

Los obispos, reunidos en una asamblea convocada en Reims, declararon que se sentían impulsados a la defensa de la fe por el ejemplo viviente de san Remigio, el cual, según ellos afirman, "en todas partes destruyó los altares de los ídolos, realizando multitud de milagros". De él conservamos una carta, escrita poco después de la muerte de Clodoveo, ocurrida en 511 y dirigida al obispo de Tongres-Maestricht. En tono enérgico reprocha a este último obispo algunos excesos cometidos contra algunos pueblos. De este modo aparece la entereza de carácter con que continuó trabajando hasta el fin de su vida.
Durante 74 años fue el prelado más influyente de su tiempo. De todo ello se deduce que san Remigio, en la última etapa de su vida, hizo lo que pudo para promover el Evangelio entre el pueblo de los francos, recién convertido al cristianismo, por lo cual, con justo título, es venerado como su apóstol. En un sínodo celebrado en 517 convirtió a un obispo arriano, que se había presentado para arguir contra el santo obispo. Sin embargo, su acción apostólica no siempre encontró la aprobación y buena acogida entre sus hermanos de episcopado.

Su vida está llena de leyendas tomadas de otros santos. Sobre su tumba se construyó y desarrolló la ciudad de Reims, que fue considerada “caput Franciae” y en ella se consagraban a los reyes de Francia. Desde 1969 su culto está limitado a los calendarios locales. Patrón de Reims.
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San KENTIGERNO "Mungo". (c.516 - 603)
(Kentigern, Quentigerno, Quintigerno, Cyndeyrn).
Lanza famosa.
Martirologio Romano: En Glasgow, ciudad de Escocia, san Kentigerno, obispo y abad, que estableció en aquel lugar su sede, y de él se cuenta que reunió una gran comunidad de monjes, para imitar la vida de la primitiva Iglesia.

El sobrenombre de "Mungo" significa "amado". Nació en el norte de Gran Bretaña, y era de sangre real. Desde muy joven fue puesto bajo la disciplina de san Serf, abad de Culross. Fue amado por su maestro y compañeros, por ello le llamaron “Mungo”. Este santo inició su vida misionera en Cathures (Glasgow), viviendo en un principio como solitario, y viviendo las mayores abstinencias, esto atrajo a la gente del lugar que querían que fuese su obispo; fue ordenado como primer obispo de los britanos en Strathclyde. Se rodeó de monjes. Su diócesis era muy vasta, y visitó todos sus rincones a pie, y no escatimó esfuerzos para difundir el evangelio entre los paganos, a los que convirtió y bautizó en gran número. También luchó contra la herejía pelagiana, que se había extendido entre los pictos de Escocia, y que consiguió expulsarlos del país. Envió muchos misioneros al norte de Escocia, islas de Orkney, Noruega e Islandia.

Cuando usurpó el trono Morcant Mawr fue enviado al exilio, predicó en Carlisle y después marchó a Gales donde se dice que estuvo junto a san David de Gales en Menevia. La tradición le atribuye el mérito de haber fundado el monasterio de Llanelwy o Elwy (Saint Asaph), gracias a la donación del príncipe Cathawallain, pero ahora se piensa que sólo fue su abad. En el 560, regreso a Escocia, por la muerte del usurpador, donde continuó con su actividad misionera, haciendo de Glasgow su base; en el 565, tuvo una entrevista con san Columbano de Bobbio, cuando este santo fue a Escocia. El rey Rydderch le protegió en todas sus empresas, siendo su amigo y protector; como lo fueron los dos príncipes que le sucedieron después. Kentigern se empleó con celo para corregir los abusos, reformar las costumbres del pueblo y propagar la fe. Es venerado como el apóstol de Inglaterra nordoccidental y de Escocia sudoccidental. Tiene culto local.
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San PEDRO DE CAPITOLIAS. M. c. 750
(Pedro Damasceno).
Piedra firme. Roca.
Martirologio Romano: En la ciudad de Capitolias, en Batanea (hoy Israel), san Pedro, presbítero y mártir, que acusado ante Walid, príncipe de los sarracenos, de predicar en público la fe en Cristo, consumó su martirio clavado en una cruz, después de que se le amputasen lengua, manos y pies.

La antigua “Passio”, atribuida a san Juan Damasceno, cuenta que Pedro era sacerdote en Capitolías, en la región de Batanea (Basán, hoy Israel). Estaba casado y tenía tres hijos; a los 30 años se sintió llamado a la vida de soledad, y con el consentimiento de su mujer se retiró a un eremo, después de haber colocado a sus dos hijas mayores en un monasterio fuera de la ciudad. Cuando el hijo tuvo doce años lo alojó en una celda vecina a la suya, para darle él mismo una formación espiritual.

Cuando nuestro santo llegó a los 60 años cayó enfermo, perdiendo la esperanza de morir mártir, pero hizo un intento: mando llamar por medio de su siervo a los notarios musulmanes para dictar en su presencia el testamento; entonces hizo una pública confesión de fe cristiana, lanzando violentas invectivas contra el Islam. Los contrariados musulmanes, en vez de matarlo inmediatamente, decidieron pasarlo por alto, viendo su estado. Poco después llegó la noticia de su muerte; sin embargo, no era cierta, sino que más bien Pedro se restableció milagrosamente y se puso a predicar públicamente en la plaza.
La cuestión llega a oídos del príncipe Walid I, que juzgó a Pedro, y le ofreció la absolución a cambio de la apostasía. Puesto que el acusado no renegó de la fe, se le condenó a muerte, tanto a él como a sus hijos. La pena se aplicaría en su propia ciudad de Capitolías, no sólo para castigo de los reos sino para escarmiento de los demás, y consistió en la aplicación de tremendas torturas, desde el día 10 de enero hasta el día 13: fue mutilado, cegado, colgado en una cruz y por último decapitado.
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Santos GUMERSINDO y SERVIDEO. M. 852.
(Gumesindo). (Servodei, Servodeo, Servus Dei).
Gumersindo: Hombre fuerte. Servideo: Siervo de Dios.
Martirologio Romano: En Córdoba en Andalucía en España, santos Gumersindo, sacerdote, y Servideo, monje, que, profesandose cristianos delante de los jefes y de los jueces de los moros, murieron por la fe en Cristo.

San Eulogio de Córdoba, en su obra “Memoriale Sanctorum”, nos cuenta que Gumersindo era originario de Toledo, pero que se trasladó con su familia a Córdoba desde niño. Por un voto de su padre de formarlo en el estado clerical, fue ingresado a la basílica de los santos mártires Fausto, Genaro y Marcial, donde llegó a recibir el diaconado y luego el presbiterado. Una vez ordenado, se le destinó a una iglesia rural, ya que había en el momento escaso clero.
Por su lado Servideo era un joven monje, que se había formado junto con Gumersindo, y vivía ahora como recluso en el santuario mencionado. Un día bajaron juntos a la ciudad, fueron señalados como cristianos, y allí mismo fueron decapitados durante el emirato de Abderramán II. Sus restos fueron sustraídos por los cristianos, y escondidos en la iglesia de San Cristóbal, para poder perpetuar la veneración por ellos.
El médico y erudito cordobés Dr. Ángel Fernández Dueñas, afirma que es posible que los restos perdidos de estos mártires estén en la urna común que se conserva en la catedral de Córdoba, y que tuvo la oportunidad de estudiar personalmente.
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Beato GODOFREDO DE CAPPENBERG. (1097-1127)
(Godefrido, Goffredo. al.: Gottfried von Cappenberg).
Paz de Dios.
Martirologio Romano: En el monasterio de Ilbenstad, en Alemania, san Godofredo, que, siendo conde de Cappenberg, deseó una vida más perfecta, para lo cual convirtió su castillo en monasterio y, habiendo tomado el hábito canonical, se entregó a servir a pobres y enfermos.

Nació en el castillo de Cappenberg en Westfalia donde, además del título de conde, poseía vastos terrenos. Su esposa provenía de una familia tan distinguida como la suya.
Bajo la influencia de san Norberto, fundador de los canónigos Premonstratenses, Godofredo decidió convertir su castillo de Cappenberg en monasterio de esa Orden, y en seguida persuadió a su mujer y a su hermano para que renunciasen como él al mundo y se hiciesen religiosos bajo la dirección de san Norberto. El suegro de Godofredo le opuso una resistencia muy violenta y aún le amenazó de muerte, pero el beato no dejó por ello de regalar todas sus posesiones a los premonstratenses. Cerca de Cappenberg construyó un convento en el que su esposa y dos de sus hermanas tomaron el velo. Fundó además varios hospitales y otras instituciones de caridad, otros autores dicen que eran dos de sus hijas, tomaron el velo en un convento que fundó para ellas. También un tío suyo siguió su ejemplo.
Siendo novicio premonstratense, se empleaba en las ocupaciones más humildes y lavaba los pies a los enfermos y peregrinos albergados en el hospital. Aunque había recibido ya las órdenes menores, no vivió el tiempo suficiente para ser ordenado sacerdote. Entregó gozosamente su alma a Dios, declarando que no quería vivir un momento más, ni por todo el oro del mundo. Tiene culto local. La Orden Premostratense lo celebra el 16 de enero.
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Beata JUTA o IVETA DE HUY. (1158-1228)
(Judith, Yvette, Jutta. fr.: Jutte o Ivette).
Martirologio Romano: Cerca de Huy, en la región de Lieja, en Bélgica, santa Juta o Iveta, la cual, habiendo quedado viuda, se dedicó a curar leprosos, y se recluyó más tarde en una celda cercana a ellos.

Nació en Huy (Bélgica); era hija de un funcionario de la corte episcopal de Lieja. Tenía trece años cuando la prometieron. Fue inútil que rogara que no la diesen en matrimonio, y por obediencia filial tuvo que aceptar. Sin embargo su pensamiento seguía sólo en Dios, y así se encontraba dividida. El marido le cobró cierta aversión, por lo que la vida de Iutta se tornó sin consuelo. Del matrimonio nacieron tres hijos.

Se quedó viuda a los 18 años y tuvo que vencer la resistencia de sus padres que la querían recasar de nuevo. Educó a sus hijos con la gracia de Dios, y se volcó completamente en la oración, aunque no le faltaron los signos diabólicos y las tentaciones, las que supo vencer en su estado orante. Dios le dio la gracia de escuchar las oraciones que hacía por la conversión de su padre, y este llegó a seguir él mismo una vocación monástica. Cuidó también a los leprosos del lazareto de Huy, curaba a los enfermos y enterraba a los muertos, así durante once años; gracias a ella se construyeron nuevas enfermerías y una iglesia apropiada.
Por fin se recluyó en una celda en Huy sur Meuse en Lieja (Bélgica); vivió como ermitaña durante 40 años y fue famosa por el discernimiento de espíritus y por sus buenos consejos. Brilló por completo su humildad, y por la cantidad de milagros que se obraban por su oración. Contando unos setenta años, y precedida de algunos signos milagrosos, entregó su alma al Señor el 13 de enero del año 1228, fue inmediatamente reconocida por todos como santa, y su culto se extendió por toda la región.
Se encuentra en los santorales escasísima información acerca de santa Iutta, a pesar de que existe un extenso y bien conservado relato de su vida hecho por un contemporáneo y pariente suyo, Hugo de Florencia, canónigo premonstratense, quien narró la vida de la santa al año siguiente de su muerte. Su culto es litúrgico y local.
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Beata VERÓNICA NEGRONI DE BINASCO. M. 1497
Verdadero retrato. Portadora de la victoria.
Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía, beata Verónica Negroni de Binasco, virgen, que entró en el monasterio de Santa Marta, donde se seguía la Regla de san Agustín, y allí se, dedicó profundamente a la contemplación.

Nació en Binasco (Lombardía) en el seno de una familia de jornaleros. Se crió en medio del riguroso trabajo campesino; no fue a la escuela. Desde muy joven quiso hacerse religiosa agustina en el convento de Santa María en Milán. Le dijeron que para ingresar tenía que saber leer y escribir, y en este esfuerzo se puso con gran empeño. A pesar de su incultura, a los 23 años ingresó en el convento y en él pasó treinta años de vida religiosa en el humilde oficio de Hermana mendicante, en la que recogía limosnas por la calle de la ciudad.
En el convento, con grandes esfuerzos, apenas aprendió a leer y escribir. Sin embargo María le reveló en una visión cuál era el camino a seguir para aprender la ciencia divina que lleva a Dios; le reveló los colores de tres letras: la primera, blanca, símbolo de la pureza de corazón que nos hace amar a Dios; la segunda negra, para impedir escandalizarse de las culpas del prójimo; la tercera roja para meditar cada día en la Pasión de Cristo.

Desde entonces se puso a vivir estas tres letras, y si bien no aprendió nunca a escribir, si supo descifrar el corazón de las personas, y aprendió la sabiduría divina sin haber abierto ningún libro de teología. Sor Verónica maravillaba a cuantos se le acercaban por la audacia de su doctrina. Sor Verónica, estaba en contacto permanente con la gente por el oficio que tenía de pedir limosna de puerta en puerta, pero ella daba más de lo que recibía: el pan que alimenta el alma.
Por inspiración divina, viajó a Roma a llevarle un mensaje al Papa, Alejandro Vl, el cual supo apreciar en ella, una gran vida mística. La beata Verónica gozó del don de la profecía. Anunció el día y la hora de su muerte. Expiró serenamente, el 13 de enero de 1497. El Papa León X confirmó su culto en 1517.
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Santos DOMINGO PHAM TRONG KHÀM, LUCAS PHAN VIET THIN y JOSÉ PHAM TRONG TÀ. M. 1859
Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh en Tonkín, hoy Vietnam, santos mártires Domingo Pham Trong (An) Kham, Lucas Phan Viet (Cai) Thin, su hijo, y José Pham Trong (Cai) Ta: bajo el emperador Tu Duc prefirieron sufrir las torturas y la muerte antes que pisar la cruz.

El día 13 de enero del año 1859 en Nam-Dinh (Vietnam) fueron sacados de la cárcel donde estaban los confesores de la fe Domingo Pham Trong Khám, su hijo Lucas y un paisano y amigo de ambos llamado José Pham Trong Tá; fueron llevados fuera de la ciudad, extendidos en el suelo, atados sus pies y manos a sendas estacas, y seguidamente estrangulados. Su delito había sido el de profesar la fe cristiana, haberse negado a apostatar de ella y a pisotear la santa cruz y haberse mantenido firmes en esta confesión a pesar de la prisión, las torturas y de las amenazas de muerte.

Domingo Phan Trong Khàm era un fervoroso cristiano del poblado de Quang-Cong, casado y padre del mártir Lucas Phan Viet Thin; era Terciario Dominico. Tenía una buena posición social, que había educado con esmero a su hijo. Con la llegada de la persecución fue encarcelado y juzgado por confesar la fe. Para él había sido una satisfacción ver cómo su hijo se acreditaba también socialmente y llegaba al cargo de jefe del cantón o distrito, cargo inmediato al de mandarín.

Lucas Phan Viet Thin nació en Quang-Cong (Vietnam). Hijo de Domingo Phan Trong Khám. Era una persona de buena posición social y estaba casado y tenía varios hijos, pero debiendo tener múltiples relaciones sociales, se enfrió un tanto en su fervor religioso hasta que un sacerdote lo amonestó y trajo de nuevo a la práctica de la religión. Estaba a punto de alcanzar el grado de mandarín. Aprovechó su cargo para pedir a las autoridades el cese de las persecuciones asegurando la fidelidad de los cristianos a las autoridades civiles, sin embargo, la rebelión de un cristiano llamado Cao-Xá pareció desmentir la tesis de Lucas, y éste fue arrestado. Se quiso que apostatara, a lo que se negó dejando por escrito su declaración de fe cristiana, alegando que estaba dispuesto a dar su vida por ella. En la cárcel halló a su padre, y padre e hijo se animaron mutuamente a perseverar en la fe y a prepararse para el martirio.

José Pham Trong Tà nació en el pueblo de Quang-Cong; estaba casado y tenía hijos, y era un cristiano fervoroso perteneciente a la Cofradía del Santo Rosario. Había sido subgobernador. Llegada la persecución, no dudó en acudir al mandarín gobernador a asegurarle la buena conducta civil de los cristianos y a rogar que cesara la persecución. El mandarín no solamente no le atendió sino que le mandó detener, afirmándole que solamente alcanzaría la libertad si pisaba la cruz y apostataba. Incluso por escrito afirmó que no renegaría jamás del cristianismo, a pesar de que estuvo cuatro meses de cárcel muy dura. Fueron canonizados el 19 de junio de 1988 con los demás mártires de Vietnam.
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Beata FRANCISCA DE LA ENCARNACIÓN ESPEJO. (1873-1937)
(María Francisca Espejo Martos).

María Francisca Espejo Martos nació en la ciudad de Martos (Jaén). Muy pronto queda huérfana de madre; María Francisca fue admitida como educanda en el convento de las trinitarias, Francisca va descubriendo la vocación trinitaria. En 1893 vistió el hábito, y en 1894 emitió los votos solemnes. Tomó el nombre de sor Francisca de la Encarnación.
Sor Encarnación era una religiosa tranquila y dedicada completamente al cumplimiento de sus deberes religiosos, a los trabajos comunitarios. Su vida fue la de una mujer oculta la mayor parte de sus años entre los muros del convento trinitario, dedicada a la oración, al trabajo, a la penitencia. Sus oficios fueron los de enfermera, sacristana, portera y tornera, ejercidos con su característica sencillez, espíritu de servicio y obediencia. Padeció mucho con el reúma, sufriendo en una ocasión un ataque que la dejó paralizada durante varios meses, prueba que sobrellevó con paciencia admirable. Sor Encarnación fue de carácter retraído, introvertido, muy tímida y asustadiza. Durante toda su vida religiosa estuvo cuidando a su tía Rosario, también religiosa, y de agrio carácter.

El 21 de julio de 1936, a las diez de la mañana, se presentaron en el convento los milicianos, con orden de desalojarlo y apoderarse de sus instalaciones. Sor Francisca, con su tía, sor Rosario, y una tercera religiosa, sor Dolores, se fueron a refugiar a casa de Ramón, hermano de sor Francisca. Les dieron como aposento una habitación grande en la planta alta de la casa. Quedaron tía y sobrina. Vestían de negro, con un pañuelo oscuro en la cabeza, sin salir de casa para nada. En su habitación seguían la vida regular propia del convento, con los mismos horarios de oraciones y labores.
Un frío 12 de enero de 1937, se presentaron en el domicilio familiar unos milicianos, diciendo que querían llevarse a las monjas. Sin permitirles llevar nada consigo, sacaron a sor Francisca y a su anciana tía, sor Rosario, de su casa. El día anterior, 11 de enero, la aviación franquista había bombardeado la zona; como represalia, los milicianos decidieron vengarse, fusilando a cincuenta personas, señaladas por sus ideas políticas de derechas o por su carácter religioso. Especialmente, señalaron a las superioras de las tres comunidades religiosas femeninas de Martos; nadie sabe por qué, pero creyeron que sor Francisca era la priora.

Madre Francisca de la Encarnación fue encerrada en los calabozos del Ayuntamiento, linderos con su convento. Allí coincidió con la superiora del colegio de la Divina Pastora, y con sor María de los Ángeles, religiosa trinitaria, que sobrevivió a los hechos. Aquella noche del 12 al 13 de enero de 1937, sacaron en camiones a los cincuenta presos. Todos varones, menos tres religiosas: sor Francisca, la beata sor Victoria Valverde (superiora de las religiosas de la Divina Pastora) y madre Isabel, abadesa de las clarisas. Los llevaron a la aldea de Casillas de Martos, y en su cementerio fueron fusilando a los presos. De las tres monjas, a dos las llevaron a las verjas del cementerio, tratando de abusar de ellas; éstas se resistieron, abrazándose a las verjas, y allí mismo fueron fusiladas.
A Sor Francisca, se la llevó un miliciano a una hondonada cercana, para abusar de ella, sin lograrlo, porque ésta se resistió con todas las fuerzas, provocando la ira del agresor, quien la mató a fuerza de golpes en la cabeza, con la culata del fusil, como luego se pudo comprobar al exhumar el cadáver. Una vez muerta, la llevó arrastrando hasta echarla a una de las tres fosas que habían cavado en el cementerio, en que yacían ya los hombres recién fusilados. La cruda narración de los hechos proviene de un testigo directo. Fue beatificada por Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007.
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Beata VICTORIA DE JESÚS VALVERDE. (1888-1937).
(Francisca Valverde González).
Martirologio Romano: En Casillas de Martos, Jaén, España, beata Victoria de Jesús, en el siglo Francisca Valverde González, religiosa del Pío Instituto Calasanzio de la Divina Pastora, asesinada por odio a la fe.

Francisca Inés Valverde González nació en Vicálvaro, Madrid (España). Era una mujer de vida sencilla, muy delicada de salud, cuya preocupación constante era servir a con diligencia y caridad a quien de su ayuda necesitase. De ella se dice que nunca tuvo enemigos dada su suavidad de trato, su dulzura y caridad con todos; su vida era sencilla y sin ruidos.
Solicitó la entrada al noviciado de las religiosas del Pío Instituto Calasanzio de la Divina Pastora de Sanlúcar de Barrameda en 1910 y el 28 de agosto vistió el hábito en el todavía “Beaterio de la Divina Pastora de Sanlúcar de Barrameda”. Desde este momento toma el nombre de Victoria de Jesús.
En 1912 es destinada a la Comunidad de Monóvar (Alicante) llevando una vida de sencillez y servicio, en el anonimato, por sólo tres años, pues en 1915 recibe el destino a Monforte de Lemos (Lugo). Aquí solicita los Votos Perpetuos que los emite el día 17 de septiembre de 1916. Llegó a Martos (Jaén) en 1917 con el fin de realizar una fundación. En 1922 fue nombrada Superiora de la casa, siendo trasladada poco después a Sanlúcar para regresar a Martos como Superiora en 1931.

Iniciada la guerra, las religiosas abandonan el colegio y se esconden en casas de amigos en el mismo Martos. La preocupación de la M. Victoria son sus Hermanas y no piensa abandonar Martos hasta que la última de las Religiosas Calasancias lo haga. Obligada, junto con las últimas Hermanas que quedaban en el convento, a abandonarlo fueron testigos de como los milicianos invadieron la casa entera y profanando los objetos religiosos que encontraban a su paso. Previamente las hermanas habían ya consumido las formas sacramentales que había en la capilla evitando así el sacrilegio. Así permanecerá hasta el 12 de enero de 1937, a altas horas de la noche, es capturada por los milicianos republicanos. Interrogada por el paradero de sus Hermanas, responde: “Mis hijas no han hecho nada, soy yo la responsable de todas y la que debo sufrir lo que a ellas les quieran hacer”.

Pasó esa noche en oración junto a las Superioras de los monasterios de Trinitarias (beata Francisca de la Encarnación) y Clarisas (Isabel de San Rafael). En la madrugada del 13 de enero son conducidas junto a cincuenta detenidos a las cercanías de Las Casillas. Fusilado aquel grupo, mandan a las Religiosas que entren en el cementerio. Temiendo intenten forzarlas para abusar de ellas, Madre Victoria se aferra a la verja de la puerta del cementerio. Allí comienzan a dispararla, entregando su vida a su amado Jesús.
Uno de sus verdugos quiso quitarle el anillo de profesión perpetua que tenía puesto y no pudiendo hacerlo porque el cadáver tenía las manos hinchadas por lo que para llevar a cabo aquel robo le cortaron el dedo. El anillo luego fue recuperado y es una de las reliquias guardadas por el Instituto.
Hasta el día siguiente estuvieron los cuerpos esparcidos por el suelo y sin enterrar; como el espectáculo horrorizaba nadie quería acercarse al lugar, hasta que el Alcalde de Martos mandó que los enterraran en el mismo cementerio de Las Casillas, donde permanecieron hasta el final de la guerra. Finalizada la contienda, los restos de todos los asesinados en el término de Martos fueron trasladados a la cripta de la llamada Capilla de los Mártires de la Iglesia de la Villa. Fue beatificada por el papa Francisco el 13 de octubre de 2013.
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Beato EMILIO SZRAMEK. (1887-1942)
(pol.: Emil Szramek).
Amable engañador. Bosque. Émulo.
Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato Emilio Szramek, presbítero y mártir, que siendo oriundo de Polonia, durante la guerra fue enviado a este lugar por defender la fe en Cristo, y allí falleció después de haber sido atormentado de diversas maneras.

Nació en Tworkow (Opole), en el seno de una familia obrera; fue criado por su madre, ya que su padre emigró a América de donde no regresó. Estudió Teología en la universidad de Wroclaw y fue ordenado sacerdote en 1911. A su trabajo pastoral directo unió su continuo estudio en los campos de la Teología, la Historia de la Iglesia y la problemática social.
La alta Silesia padeció agudos problemas entre la población de cultura polaca y la alemana. Emilio, polaco y defensor de su cultura, estuvo siempre abierto y fue respetuoso con la cultura alemana, de manera que una vez establecida la Administración Apostólica de la Alta Silesia se le confió el cargo de Canciller, y otros cargos diocesanos, teniendo la confianza de los sucesivos obispos de Katowice y en 1931 el Papa le nombró prelado doméstico. En 1926 fue nombrado párroco de la iglesia de la Beata Virgen María de Katowice.
Fue arrestado en 1940 y enviado al campo de concentración de Dachau, del que pasó al de Mathausen-Gusen, volviendo al de Dachau, Alemania. Los malos tratos padecidos de parte de los guardianes del campo acabaron con su vida. El papa Juan Pablo II lo elevó a los altares el 13 de junio de 1999 en el conjunto de los 108 mártires de la persecución nazi.
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