Santoral del 4 de Febrero



INDICE


Isidoro de Pelusio, Santo Abad
Juan de Britto, Santo Sacerdote y Mártir
San GILBERTO DE SEMPRINGHAM
Nicolás Estudita, Santo Monje
Rabano "Mauro", Santo Obispo
San AVENTINO DE TROYES
Santa JUANA DE VALOIS
San JOSÉ DE LEONESSA
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día
Fileas y Filoromo, Santos Mártires
Andrés Corsino, Remberto, Filo, Aventino, obispos; Dióscoro y Teodoro, Eutiquio, Aquilino, Gémino, Gelasio, Magno, Donato, Isidoro, Verónica, confesores; Juan Brito, mártir.


SAN ANDRÉS CORSINI, Obispo y Confesor
Traemos siempre en nuestro cuerpo la mortificación de Jesús,
a fin de que la vida de Jesús
se manifieste también en nuestros cuerpos.
(2 Corintios 4, 10)


n. 1302 en Florencia, Italia;
† 6 de enero de 1374 en Fiésole, Italia

Protector contra los desórdenes civiles, disturbios y motines.
Este santo no respondió al principio a los cuidados de que lo hicieron objeto sus padres; pero a raíz del relato que le hizo su madre de un sueño maravilloso que tuvo a su respecto, fue Andrés a arrojarse a los pies de la Santísima Virgen y tomó la resolución de entrar en la orden del Carmelo. Nombrado a pesar de sus resistencias, obispo de Fiésole, redobló sus austeridades. Todos los días recitaba los salmos penitenciales y las letanías de los santos disciplinándose sin compasión. Murió el 6 de enero de 1373, a los 72 años de edad y a los 13 de su episcopado.

MEDITACIÓN SOBRE LA MORTIFICACIÓN

I. Es necesario mortificar el cuerpo para expiar el placer que has gustado en el pecado. No podrías satisfacer de otro modo a la justicia divina. Si no pagas tu deuda en esta vida, te será menester que la canceles en la otra. Elige. Es preferible soportar algo en este mundo, porque en él los sufrimientos son más llevaderos, más cortos y merecerán una corona en el cielo. En el purgatorio, la medida de nuestros suplicios será la de los placeres que hayamos gustado en este mundo; porque seremos castigados por aquello mismo por donde hayamos pecado (San Bernardo).

II. Es preciso mortificar los sentidos para no caer en pecado. Si te tomas la libertad de ver todo, de oír todo, de decir todo, pecarás a menudo. Acaso no sea pecado ver, oír, decir tal o cual cosa, pero, con frecuencia, te dispone a él. Si no te abstienes de las cosas permitidas, caerás pronto en las que están prohibidas. Vigila tus sentidos, son las puertas por las cuales entra el pecado mortal a tu alma. ¿Qué violencia haces a tus sentidos? Casi nada les rehusas, acaso nada.

III. Tus pasiones deben ser reprimidas tanto como tus sentidos; ellas son las que suscitan en tu alma esas tempestades en las que tan a menudo naufraga tu virtud; ellas son las que turban tu tranquilidad y te hacen desdichado. Examina, pues, con atención, cuáles son tus pasiones dominantes; son las víctimas que debes inmolar al pie de la Cruz. Adora lo que has quemado, quema lo que has adorado (San Remigio).

La mortificación.
Orad por la conversión de los pecadores.

ORACIÓN

Oh Dios, que sin cesar nos dais en vuestra Iglesia nuevos ejemplos de virtud, conceded a vuestro pueblo la gracia de seguir con perfección las huellas del bienaventurado Andrés, vuestro confesor pontífice, de modo que pueda un día participar en su recompensa. Por J. C. N. S.



San JUAN DE BRITO. (1647-1693).
(por.: Joao de Brito).
Dios es misericordioso. El que está en gracia de Dios. Admirable.
Martirologio Romano: En la localidad de Oriur en el reino de Maravá en India, san Juan Brito, sacerdote de la Compañía de Jesús y mártir, que, después de convertir a muchos a la fe imitando la vida y la conducta de los ascetas de aquella región, coronó su vida con un glorioso martirio.

Nació en Lisboa. Perdió pronto a su padre, gobernador del Brasil. Se formó en la corte real portuguesa, como paje del infante don Pedro. Al enfermar gravemente, su madre prometió a san Francisco Javier que su hijo llevaría durante un año en la corte la sotana de jesuita. Juan no sólo sanó, sino que decidió entrar en los jesuitas y ser como Javier, pero su frágil salud no daba para tanto; sufría vómitos de sangre y era manifiesto que no podía sujetarse a un régimen de vida muy riguroso.

Su primer destino fue ir a la India, y allí fue destinado a Ambalakatt, donde aprendió el tamil, y con otros compañeros imprimieron el primer diccionario en esta lengua. Adoptó su nombre de pila al tamil: Arulanandam Arulanandaswami o simplemente Swami, Padre. Después fue destinado junto al padre Freyre a Kolei, donde fue a pie descalzo, se quitaron las sotanas y se pusieron el vestido de los pandarasaswami (túnica de color azafrán, un cordón a la cintura, un chal ligero sobre los hombros, turbante). En su nuevo destino la parroquia se dividió en dos, y el fue destinado a Tattuvancherry, que era un territorio extensísimo, que recorrió a pie atendiendo a todos, y contando con la aprobación del jefe del lugar, a pesar de la prohibición de los brahamanes. Construyó una iglesia y convirtió a 2.350 indígenas. Luego fue trasladado a Kuttur, donde a pesar que había una floreciente comunidad cristiana, tuvo la fuerte oposición de los gobernadores, que intentaron matarle varias veces. Era tan extensa la misión, que pidió ayuda, porque no podía atender a todos, pero ni Propaganda Fide, ni los propios jesuitas, le hicieron caso, y le nombraron rector de Ambalakatt, cargo que no llegó a tomar posesión.

Comenzó la persecución contra los cristianos, donde Brito sufrió cárcel, y fue liberado, aunque luego se uniría a un grupo de cristianos que se opusieron con una huelga a esta persecución, y el rey tuvo que volverse atrás en la orden de persecución. A pesar de todo fue nombrado superior de la misión de Madura (India); tuvo a su cargo cinco extensos territorios con 80.000 cristianos, 12 puestos de misión y sólo 9 misioneros. Su evangelización fructifica millares y millares de almas. Se hizo hindú con los hindúes, vistiendo sus mismos trajes y haciendo su vida como si más que un jesuita fuera un santos hindú -ingresó en la casta de los brahamanes para así evangelizar mejor-.

Sufrió pronto un primer martirio; dos veces ofrece su cuello a la espada en la cárcel; por fin fue dejado en libertad. Y pasó a Marava en cuyas selvas trabajó incansablemente. Allí volvió a ser martirizado (sumergida su cabeza en agua largamente, una y otra vez); pero no se confirmó su sentencia de muerte, aunque se le amenazó con ella si continuaba predicando. Fue llamado por sus superiores a Portugal, donde desembarcó en 1686. Fue recibido con gran clamor del publico, le quisieron retener en Portugal, pero volvió a la India en 1690. Su fruto todavía será mayor. Convirtió al príncipe Thadaya Thevar pero una de sus esposas, el propio rey y un influyente brahaman, por despecho, consiguieron que fuera decapitado, aunque antes le habían ordenado que dejara el país pero, Juan lo rechazó. Cuando llegó la noticia a Lisboa su madre se vistió con su mejor traje y sólo recibió felicitaciones porque era la madre de un mártir. Fue canonizado el 22 de junio de 1947 por Pío XII.
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Santos FILEAS y FILOROMO. M. c. 307.
Fileas: Amigo entrañable.
Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, que durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, no pudiendo ser persuadidos por deudos y amigos a pensar en sí mismos, obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser degollados.

Fileas nació de Thmuis (Egipto), ocupó altos cargos, desempeñó funciones públicas, ejerció la magistratura civil; recibió una buena formación, tanto en el campo literario como filosófico. Probablemente se convirtió al cristianismo en la edad madura, conducido a la fe por el estudio de la filosofía. Sus amigos, su mujer y aun sus hijos permanecieron paganos. Dicen de él que era "famoso por los cargos públicos desempeñados en su patria y los servicios prestados, no menos que por sus conocimientos sobre filosofía". Fue elegido obispo de Thmuis, su ciudad natal, por sus méritos, su alta posición y por sus virtudes.
  En esta misma época, Filoromo ocupaba un alto puesto en la administración imperial de Alejandría. Por razón de su dignidad y de su rango en la jerarquía romana, diariamente impartía la justicia, rodeado por una guardia de soldados. También él se convirtió al cristianismo y desde entonces, ejercía su cargo después de haber cumplido con sus prácticas religiosas.

Mártir en Alejandría, junto con Filoromo y un cierto número de cristianos de Thmuis, al inicio de la persecución de Diocleciano; murieron decapitdos. Tanto Fileas como Filoromo fueron hechos prisioneros al mismo tiempo y, sin duda estuvieron en la mazmorra los últimos meses del año 306, hasta febrero del siguiente año, cuando se instruyó su proceso. En este lapso, Fileas dirigió una carta a los fieles de Thmuis pintándoles el cuadro de los sufrimientos de los cristianos. El historiador Eusebio, que narra estos hechos, concluye diciendo: «Tales son las palabras que el mártir, verdadero filósofo y amigo de Dios dirige a los hermanos de su Iglesia, antes de la suprema sentencia. Al mismo tiempo que ofrecía sus sufrimientos a Dios, exhortaba a sus ovejas a permanecer inviolablemente unidas en la religión de Cristo, aun después de su muerte, que era inminente».

Se negaron a renegar de la fe a pesar de las lágrimas de sus esposas y familiares, y de que ejerciera su hermano como su abogado. Se conserva de él una “Epístola ad Trimuitas” donde narra los sufrimientos de sus compañeros a su grey; y otra contra Melecio. Desde el lugar del suplicio dirigió una emocionante exhortación a los cristianos, antes de entregar su cuello a la espada. Sus Actas son bastante completas. Su martirio también se une al de san Fausto y compañeros.
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San ISIDORO DE PELUSIO. M. c. 450.
(Isidoro Pelusiaca).
Don de Isis. Fuerte don.

Martirologio Romano: En Pelusio, también en Egipto, san Isidoro, presbítero, hombre de profunda doctrina, que, despreciando el mundo y las riquezas, trató de imitar la vida de san Juan Bautista en el desierto, vistiendo el hábito monástico.

Nació en Alejandría. En ocasiones se le designa por error como Isidoro de Damieta. Dejó su familia y propiedades, se retiró a una montaña cerca de la ciudad de Pelusio, cuyo nombre se conectó luego al de él, y abrazó la vida religiosa en el monasterio de Licnos, donde pronto fue famoso por su exactitud en la observancia de la regla y por su austeridad. Un pasaje en su voluminosa correspondencia ofrece razones para creer que ejercía el oficio de abad. Su correspondencia nos da una idea sobre su actividad. Lo muestran peleando contra clérigos indignos cuya elevación al sacerdocio y al diaconato era un serio peligro y escándalo para los fieles. él se quejaba de que muchos laicos dejaban de recibir los sacramentos para evitar contacto con estos hombres deshonrosos.

Su veneración por san Juan Crisóstomo le hizo proponerle a san Cirilo de Alejandría que le hiciera completa justicia a la memoria del gran doctor. Intervino en cuestiones disciplinares y canónicas de la región y en la controversia nestoriana: trató de poner de acuerdo a Juan de Antioquía y san Cirilo de Alejandría en la discusión de la doble naturaleza de Cristo.

Existen todavía muchas de sus cartas, que tienen un gran contenido espiritual. Estas cartas de san Isidoro pueden ser divididas en tres clases, de acuerdo al tema tratado: las que tratan sobre el dogma y la Biblia, sobre la disciplina eclesiástica y monástica y sobre la moralidad práctica para la guía de los laicos de todas clases y condiciones.
Por doquier se le veía practicando lo que enseñaba a otros, es decir que su vida correspondía con sus palabras (coherencia), que uno debe practicar lo que enseña, y que no es suficiente indicar lo que se debe hacer, si uno no traduce sus palabras en acción.
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San AVENTINO DE TROYES. M. 537.
(fr.: Aventin de Troyes).
Martirologio Romano: En Troyes, en la Galia Lugdunense, san Aventino, que fue servidor de san Lupo, obispo.

Nació probablemente en Bourges, en Francia, en el seno de una familia pudiente y muy religiosa. Cuando llegó a la adolescencia se preguntó sobre la finalidad de su vida. Quiso visitar al personaje religioso más importante de la región, el obispo san Lupo de Troyes. El anciano prelado vio en el joven sinceras virtudes cristianas y se lo llevó consigo como colaborador. Aventino se distinguió por su humildad y el celo con el que trabajaba; constante en la práctica de la piedad, pero en la virtud que le distinguió fue la caridad hacia el prójimo. Junto con san Lupo liberó a muchos esclavos y se preocuparon de su sustento y educación en la fe.

En el 479 murió san Lupo y le sucedió en la sede san Cameliano, que conocedor de la virtud de Aventino, lo hizo su limosnero y ecónomo. Solamente Dios sabe cómo pudo atender y socorrer a tantos indigentes con los bienes de la diócesis sin que estos se vieran mermados. La fama de Aventino fue tanta, que él por humildad, le pidió al obispo permiso para retirarse a vivir en soledad.
El lugar donde vivió hoy se llama Saint-Aventin, y era un eremo donde ya existía una comunidad que cuando él llegó fue elegido superior. El retiro llegó a ser una escuela de perfección. A pesar de su retiro no dejó de pensar en conseguir la libertad de los esclavos; entre los que liberó se encuentra san Fidolo, que luego lo sustituiría como superior de la comunidad. Como la fama de santidad de Aventino era tanta, e iba tanta gente a visitarlo para pedirle consejo, que la tranquilidad de la comunidad se vio comprometida y Aventino decidió alejarse de nuevo.

Se retiró a un lugar solitario a lo largo del río Sena, lejano cerca de 7 millas de Troyes. Llevó consigo pan, algunas legumbres, un pico y algunas semillas. No quería que nadie lo mantuviera. Finalmente había conseguido la tranquilidad que tanto deseaba, dividía su tiempo entre la oración, el trabajo y penitencia. Pero su fama atrajo a muchos e incluso el obispo san Cameliano, que sabía de su conocimiento de las Escrituras, lo ordenó sacerdote. Vivió los últimos años de su vida celebrando la Misa en su choza, con la asistencia de los lugareños. Tuvo dones taumatúrgicos. Sus reliquias reposan en una iglesia que lleva su nombre. Saint-Aventin-sous-Verrières y el pueblo de Creney lo veneran como patrón.
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San RÁBANO MAURO. (c.784 - 856).
(Rabán, Rhabano. lat.: Rabanus Maurus).
Grande.
Martirologio Romano: En Maguncia, de la Franconia, en Alemania, san Rabano, apellidado “Mauro”, obispo, que, siendo monje de Fulda, fue elevado a la sede de Maguncia, y hombre docto en ciencia y elocuente en el hablar, nunca dejó de llevar a cabo todo lo que pudiese redundar a mayor gloria de Dios.

Nació en Maguncia, y según la costumbre de la época fue ofrecido desde niño a la abadía de Fulda, donde pasó prácticamente casi toda su vida. La escuela del monasterio que se hallaba bajo la dirección del abate Bangulfo era muy famosa, y Rabano correspondió con mucho ahínco a la instrucción.
Después de haber recibido una instrucción elemental en la abadía, la completó en Tours, donde estudio durante dos años con Alcuino de York. Alcuino le cobró mucho afecto y le apodó “Mauro”, por el discípulo favorito de san Benito, y cuando el joven había regresado a Fulda, le escribió cartas conmovedoras llenas de consejos. "Sé un padre para los pobres y necesitados", le dice en una de ellas, "sé humilde al servir a los demás, generoso al otorgar beneficios y así descenderán sobre ti sus bendiciones".

Siendo monje en Fulda, en el 799, fue encargado de la escuela de la abadía; en el 801 fue ordenado diácono. En 805 los monjes, tuvieron una época muy dura, cuando al hambre siguió la peste. Más duro se le hizo a Rabano abandonar sus amados libros para dedicarse a un trabajo manual, para el cual era bastante inepto. El abad Rathgar había dado la orden de que todos los monjes trabajaran en la obra de construcción. Fue ordenado sacerdote en el 815, y bajo el abad san Egil, reanudó su labor escolástica como profesor. Nunca omitió ninguna de las prácticas prescritas por su Orden, aunque su labor de enseñar y de escribir le llevaban mucho tiempo.

En 822, llegó a ser abad y probablemente fue entonces cuando escribió la mayoría de sus obras, particularmente las sesenta y cuatro homilías que han llegado hasta nosotros y que ilustran su competente método de enseñar, (aunque se quejaba tristemente de que "es un gran impedimento el procurar que estos jóvenes tengan lo suficiente para comer"). Era tan obediente a la Santa Sede, que se le llamaba "el esclavo del Papa", y aborrecía de tal modo la herejía, que para él todo hereje era un anticristo; se basaba en la autoridad de los Padres para todo lo referente a asuntos dogmáticos y desconfiaba de las innovaciones. Su fama se había extendido tanto, que lo encontramos continuamente en sínodos y concilios, en diversas ciudades. Acabó los edificios del monasterio y construyó iglesias y oratorios en todas las fincas que pertenecían a su casa. También construyó uno o dos monasterios.

En el 847 renunció al cargo, pero en el mismo año fue nombrado arzobispo de Maguncia, donde demostró notable capacidad. De ahí en adelante, Rabano vivió quizá más activamente que nunca: jamás suavizó su antigua regla de vida, no bebía vino ni comía carne. Tres meses después de haber sido elegido arzobispo, convocó un sínodo, que dio por resultado una serie de resoluciones referentes en su totalidad a una observancia más estricta de las leyes de la Iglesia. Estas reglamentaciones le ganaron adversarios al nuevo arzobispo; se formó una conspiración contra su vida, pero se descubrió, y él perdonó a los conspiradores magnánimamente. Un segundo sínodo tuvo lugar en 852 y Rabano contribuyó a que se condenaran las doctrinas del monje Gottschalk, que había estado difundiendo doctrinas heréticas sobre la gracia y la predestinación, basado sobre una exageración de las enseñanzas de san Agustín. Rabano conservó sus energías casi hasta el fin. Viajaba por la diócesis con sacerdotes letrados, enseñando, predicando y reconciliando a los pecadores con Dios.

Fue célebre por su caridad hacia los pobres, cada día invitaba a 300 menesterosos a su casa. Eminente estudioso, promovió la instrucción del clero. Sus comentarios a la Biblia, sus homilías, su Martirologio y sus obras poéticas (probablemente fue quién compuso el "Veni creator spiritus") revelan una mente válida aunque no original, empapada de las Escrituras y de las obras de los Padres de la Iglesia. Aprendió el griego, el hebreo, algo del siríaco. Se le dio el título de “Preceptor de Alemania”.
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San NICOLÁS "Estudita". M. 863/8.
Vencedor en el pueblo.
Martirologio Romano: En Constantinopla, san Nicolás Estudita, monje, que fue exiliado repetidas veces por defender el culto de las santas imágenes y terminó sus días como hegúmeno del monasterio de Estudion.

Nació en Sidonia (ahora Canea) en Creta, de padres acomodados quienes lo llevaron a los diez años de edad a Constantinopla con su tío Teofanes, al monasterio de Studium. El abad quedó muy bien impresionado con él y le permitió entrar a la escuela del monasterio, donde pronto se distinguió por su docilidad y ahínco para aprender. A la edad de dieciocho años, se hizo monje y se notó que la obediencia a la regla no representaba ningún obstáculo para él, pues ya había llegado al dominio de sí mismo.

En Constantinopla y Grecia la Iglesia era cruelmente perseguida por los emperadores iconoclastas. No pasó mucho tiempo sin que fueran desterrados Nicolás, el patriarca de Constatinopla: san Nicéforo, el abad san Teodoro “Estudita” y otros, y Nicolás hizo todo lo que pudo para ayudar a sus compañeros y aliviar sus sufrimientos. Después del asesinato de León V el Armenio, la persecución fue disminuyendo y se permitió a los expatriados volver, pero en tales condiciones que no todos aceptaron. Cuando san Teodoro murió, Nicolás que había sido un discípulo modelo para los demás, se convirtió en su guía y maestro.
La persecución duró hasta la muerte del emperador Teófilo, en 842, cuando su viuda, Teodora, hizo volver a los desterrados y restituyó las imágenes que se veneraban en las iglesias. Entre los que regresaron, estaba el nuevo abad de los estuditas, a quien después sucedió san Nicolás.

En diciembre de 858, comenzó una tremenda disputa de gran trascendencia, cuando se destituyó a san Ignacio de la sede patriarcal de Constantinopla y pusieron a Focio, nombrado por el emperador Miguel III. San Nicolás no quiso tener ningún trato con él y se desterró voluntariamente, negándose a volver a la amistad de Miguel, quien entonces nombró otro abad. Por varios años el santo anduvo errante, pero al cabo fue aprehendido y enviado de vuelta a su monasterio, donde fue puesto en completo aislamiento. Por ese motivo, no pudo obedecer el llamamiento del Papa san Nicolás I, que deseaba examinarlo como testigo en favor de san Ignacio.
En 867, mataron a Miguel y su sucesor, el emperador Basilio, no sólo restituyó a san Ignacio, sino que también deseó restablecer al abad Nicolás, quien, sin embargo, se excusó por su avanzada edad. Murió entre sus monjes y fue sepultado junto a san Teodoro, su gran predecesor. Tiene culto local.
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San GILBERTO DE SEMPRINGHAM. (1083-1189).
(Gisberto).
Prenda esplendorosa. Voluntad fuerte.
Martirologio Romano: En Sempringham, en Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos.

Nació en Sempringham de Lincolnshire. Era hijo de Jocelino, señor de Sempringham; su padre quiso que su hijo hiciera la carrera militar, pero él prefirió la del estudio, porque su salud física le impedía ser militar. Estudió en París, y a su regreso a Inglaterra, abrió una escuela; su padre fundó dos iglesias, y Gilberto fue nombrado para dirigirlas; con este cargo se aprovechó para hacer obras de caridad; gracias a las tierras que le dejó su padre en Sempringham y West Torrington. El santo distribuía las rentas a los pobres y sólo reservaba una mínima parte para cubrir sus necesidades.

Fue ordenado sacerdote. Nombrado párroco de Sempringham, cerca de Lincoln, redactó las reglas para siete jóvenes que vivían en estricta clausura en una casa anexa desarrolló rápidamente y, san Gilberto se vio obligado a emplear hermanas y hermanos legos en las tierras de la fundación. En 1147, fue a Citeaux a pedir al abad que tomase la dirección de la comunidad; pero como los cistercienses no pudieran hacerlo el papa san Eugenio III animó a san Gilberto a dirigirla por sí mismo. San Gilberto completó la obra, añadiendo un grupo de canónigos regulares que ejercían las funciones de capellanes de las religiosas. Tales fueron los orígenes de las Gilbertinas, la única orden religiosa medieval que produjo Inglaterra. Sin embargo, excepto una casa en Escocia, la fundación no se extendió nunca más allá de las fronteras de Inglaterra, y se extinguió en la época de la disolución de los monasterios, cuando contaba con veintiséis conventos. Las religiosas tenían las reglas de san Benito, y los canónigos las de san Agustín. Los conventos eran dobles, pero la orden era principalmente femenina, aunque el superior general era un canónigo. La disciplina era muy severa, con cierta influencia cisterciense. El deseo de simplicidad en el ornato de las iglesias y en el culto en general llegó hasta imponer que el oficio se recitase en tono simple, como muestra de humildad. A lo largo de su dilatada vida, Gilberto fundó otros trece monasterios que en el momento de su muerte contaban con 1500 ocupantes.

San Gilberto desempeñó por algún tiempo el cargo de superior general, pero renunció a él, poco antes de su muerte, pues la pérdida de la vista le impedía cumplir perfectamente sus obligaciones. Era tan abstinente, que sus contemporáneos se maravillaban que pudiese mantenerse en vida, comiendo tan poco. En su mesa había siempre lo que él llamaba "el plato del Señor Jesús", en el que apartaba para los pobres lo mejor de la comida. Vestía una camisa de cerdas, dormía sentado, y pasaba gran parte de la noche en oración.

Al morir su padre fue el nombrado señor de Sempringham, pero renunció a ello. Durante el destierro de santo Tomás Beckett, fue acusado, junto con otros superiores de su orden, de haberle prestado ayuda. La acusación era falsa; pero san Gilberto prefirió la prisión y exponerse a la supresión de su orden, antes que defenderse, para evitar la impresión de que condenaba una cosa buena y justa. Cuando era ya nonagenario, fue calumniado ante el Papa por los hermanos seglares de su Orden que estaban muy enojados por tener que trabajar tan duramente bajo un régimen alimenticio sumamente frugal. Aunque el Papa no le retiró el apoyo, suavizó un tanto la severidad del régimen de vida. Era tan obediente que se sometió a la dirección de un joven discípulo. Murió ciego a los 106 años, y sobre su tumba se produjeron muchos milagros. Fue canonizado en 1202 por Inocencio III.
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Santa JUANA DE VALOIS. (1464-1505).
El Señor es su gracia.
Martirologio Romano: En Bourges, de Aquitania, santa Juana de Valois, que siendo reina de Francia, al ser declarado nulo su matrimonio con Luis XII se dedicó a servir a Dios, cultivando una especial piedad hacia la Santa Cruz y fundando la Orden de la Santísima Anunciación de la Santa Virgen María.

Era hija del rey Luis XI de Francia y de Carlota de Saboya. Había nacido en Noget-le-Roi, jorobada y algo coja, esto hizo que, cuando tenía cinco años, se la enviase fuera de la corte, al castillo de Linières, al cuidado de una familia noble y sin hijos. Incluso se la utilizó en un matrimonio de conveniencia con su primo el duque de Luis de Orleans (un niño de dos años), quién no consumó el matrimonio por el desdén que mostraba hacia su mujer, según manifestó su marido, pero Juana siempre negó este hecho. Cuando su esposo fue encarcelado por rebelión contra su rey (en la llamada “Guerra loca”) en 1488, Juana intercedió ante su hermano, el rey Carlos VIII; no tuvo ningún agradecimiento por parte de su esposo.

En el 1498, el nuevo soberano Luis XII, su esposo, activó los trámites para la anulación del matrimonio, y no invitó a su esposa a su coronación. Alegó que se había casado con su esposa por temor al rey Luis XI. El papa Alejandro VI reconoció la nulidad por defecto de consentimiento y por causa de parentesco. Así Juana pasó a ser simplemente la duquesa de Berry y se retiró a Bourges, capital del su dominio, donde, intentó gobernar sus territorios con la mayor justicia y caridad, con la asistencia a los pobres y enfermos, sobre todo durante la epidemia que afectó la región entre 1499 y 1500. Fue Terciaria franciscana y gran amiga de san Francisco de Paula.
En el año 1500, fundó junto con el beato Gabriel María Nicolás, la Orden de la Santísima Anunciación de la Bienaventurada Virgen María o de las "diez virtudes de María" o la Anunciata (las Anunciatas), cuyo fin será la vida de piedad a imitación de la Virgen y la ayuda a los menesterosos. Cambió su nombre de Juana de Francia por el de Gabriela María. Murió en Bourges. Fue canonizada el 28 de mayo de 1950 por Pío XII.
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San JOSÉ DE LEONESSA. (1556-1612).
El acrecentará. Añadido. Crecimiento.

Martirologio Romano: En Amatrice, lugar del Abruzo, san José de Leonessa, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que en Constantinopla sostuvo en su fe a los cristianos cautivos y, habiendo sufrido grandes tribulaciones por haber predicado el Evangelio incluso en el palacio del Sultán, regresó a su patria y se distinguió por atender a los pobres.

Nació en Leonessa, Rieti. A los 17 años ingresó en los capuchinos, e hizo el noviciado en Asís; cambió su nombre de Eufrasio Desiderio por el de José. Fue ordenado presbítero y nombrado predicador.
Era humilde, obediente y mortificado en grado heroico, y tres días a la semana no tomaba otro sustento que pan y agua. Generalmente predicaba con un crucifijo en la mano, y el fuego de sus palabras inflamaba el corazón de sus oyentes.
En 1587 fue enviado a Constantinopla como misionero entre los cristianos de Pera, suburbio de Constantinopla. Allí animaba y servía a los esclavos cristianos de las galeras con maravillosa devoción, especialmente durante una peste maligna, de la cual se contagió, aunque después recobró la salud. Con virtió a muchos apóstatas, y se expuso al rigor de la ley turca cuando predicaba la fe a los musulmanes.

José fue encarcelado dos veces, pero él quiso predicar al sultán y entró en el palacio donde fue apresado, torturado y colgado de un pie en una horca para que se muriera lentamente, pero según se cuenta un ángel vino a liberarlo, y esto hizo que el sultán le soltara.
De regreso en patria fue predicador en su convento de Umbría y sus resultados fueron clamorosos. Vivió siempre la caridad en todos sus ámbitos. Hacia el fin de su vida, estando en la ciudad de Amatrice, sufrió mucho a causa de un tumor. Para extirpérselo, fue sometido a dos operaciones sin anestesia, durante las que no exhaló el menor gemido o queja, sosteniendo todo el tiempo un crucifijo sobre el cual tenía fijos los ojos. Cuando se sugirió que antes de la operación debería ser atado, señaló el crucifijo, diciendo: "Este es el lazo más fuerte; esto me sujetaré mejor que cualquier cuerda lo haría". La operación no tuvo éxito y José murió felizmente a la edad de cincuenta y ocho años. Fue canonizado en 1746 por Benedicto XIV.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santa Ammonisia. s. II-IV. 1º Domingo de febrero.
(Artemisa).
Mártir enterrada en las catacumbas de Priscila en Roma y en cuya urna había una transcripción que decía: “III – non – mar – artemisia – in pace”. La urna con los restos de la mártir fueron trasladados al pueblo valsesiano de Scopa de donde es copatrona y muy venerada, aunque no tengamos más noticias de las que fue una mártir en Roma, de los primeros siglos y que se llamaba Artemisa, aunque hoy en día se la venere con el nombre de Ammonisia.

Santos Papías, Diodoro y Claudiano. M. c. 250.
Martirologio Romano: En Perge de Panfilia, hoy Turquía, santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires.
Eran unos pobres pastores, nativos de Perge de Panfilia; fueron torturados y decapitados durante la persecución de Decio. En Martirologios anteriores se añadía a un tal Conón.


San Eutiquio de Roma. s. IV.
De buena suerte. Feliz.
altar sobre la tumba de
s. Eutiquio>
Martirologio Romano: En Roma, en las catacumbas de la vía Apia, san Eutiquio, mártir, que durante mucho tiempo fue torturado con privación de alimentos y sin poder dormir, para ser arrojado, finalmente, a una profunda cavidad, venciendo, con su fe en Cristo, todas las crueldades del tirano.
Mártir en Roma, durante la persecución de Diocleciano; de la inscripción que san Dámaso nos ha dejado en su tumba en las catacumbas de San Sebastián, sabemos que fue abandonado en la prisión sin comida durante doce días y después arrojado a un pozo. No se sabe la fecha exacta de su martirio.


San Aventino de Chartres. M. c. 533.
(fr.: Aventin de Chartres)
Martirologio Romano: En Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia, tránsito de san Aventino, obispo, que había ocupado la mencionada sede de Chartres.
Obispo de Chartres, sucedió en este cargo a su hermano san Solemnio. Según las tradiciones locales, Solemnio quiso evitar la dignidad episcopal huyendo, y en su lugar fue consagrado Aventino. El desertor, no obstante, fue alcanzado, y Aventino se retiró a Châteaudun, pero a la muerte de su hermano retomó el cargo de obispo. Tomó parte en el concilio de Orleans (511). Se le confunde con san Avertino. Murió en Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia. Tiene culto local.

Santos Gemolo e Himerio de Bosto. s. X.
Himerio: Vuestro.
Según la fabulosa passio del siglo XI, Gemolo, sobrino de un obispo “ultramontano” acompañaba a su tío en la visita ad limina Apostolorum a Roma, cuando, de noche, acampando en Ganna (Varese) fueron asaltados por los bandidos que los dejaron sin nada. Gemolo les suplicó en nombre de Cristo que restituyeran lo que habían robado, pero ellos le dijeron que le habrían matado en nombre de Jesús; y lo martirizaron junto a un compañero de nombre Himerio. El joven mártir regresó a caballo y sostuvo en sus manos la cabeza que le habían cortado. Su tío lo sepultó y a su regreso de Roma hizo construir una iglesia en honor al santo sobrino que pronto acogió un monasterio benedictino, que fue puesto bajo la dependencia del de Fruttuaria.
El culto de san Gemolo e Himerio tiene la aprobación de la Sagrada Congregación de Ritos, sólo con misa restringida a las parróquias de Ganna y Bosto.

Beato Juan Speed. M. 1594. El árbol de Tyburn
(Juan Spence).
Dios es misericordioso. El que está en gracia de Dios. Admirable.
Martirologio Romano: En Durham, en Inglaterra, beato Juan Speed, mártir, que, durante el reinado de Isabel I, por haber auxiliado a unos sacerdotes alcanzó la palma del martirio al ser degollado.
Laico nacido en Durham (Inglaterra), donde fue martirizado por haber ayudado a algunos sacerdotes y se arriesgaba con ellos a visitar los hogares de los católicos, durante el reinado de Isabel I. Rehusó todas las promesas que le hicieron si abandonaba el catolicismo. Era una persona de humilde condición y fervoroso católico. Fue ahorcado y descuartizado en Durham. Fue beatificado por Pío XI el 15 de diciembre de 1929.
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