Santoral del 24 de Julio


INDICE
SANTA CRISTINA, Virgen y Mártir
Santa Cristina de Bolsena Mártir
Chárbel Makhluf, Santo Solitario de Dios y Taumaturgo del Líbano
Santa EUFRASIA DE CONSTANTINOPLA
Antonio Torriani (De la Torre), Beato Médico y Sacerdote Agustino
Beato CRISTÓBAL DE SANTA CATALINA FERNÁNDEZ DE VALLADOLID
Juan Boste, Santo Presbítero y Mártir
Luisa de Saboya, Beata Princesa
San JOSÉ FERNÁNDEZ DE VENTOSA
Beato MODESTINO DE JESÚS Y DE MARÍA MAZZARELLA
Beata MERCEDES PRAT Y PRAT
Beatos LUIS DE SAN MIGUEL DE LOS SANTOS
OTROS SANTOS DEL DÍA



SANTA CRISTINA Virgen y Mártir Todos buscan sus propios intereses
y no los de Jesucristo.
Filipenses 2, 21)

n. siglo III probablemente en Roma;
† hacia el año 250 cerca del Lago Bolsena (Toscana), Italia
Patrona de los arqueros, marineros y molineros.

Santa Cristina demostró ya a la edad de doce años cuán a pecho tomaba los intereses de Jesucristo. Rompió los ídolos de su padre sin preocuparse por los castigos a que la exponía este acto de celo. Su padre la hizo azotar y abofetear brutalmente por sus sirvientes. Fue arrojada en una hoguera y salió de ella sana y salva; se le cortó la lengua, y siguió alabando a Dios. Murió finalmente, atravesada con flechas. Sus reliquias son veneradas en Palermo de Sicilia.

MEDITACIÓN TODOS BUSCAN SUS INTERESES
I. Cada cual procura sus intereses. El avaro busca las riquezas; el voluptuoso, los placeres; el soberbio, los honores. Saca de esta verdad dos conclusiones: la primera, que no hay que contar con la abnegación de los hombres, sino que hay que confiar en la bondad de Dios; la segunda, que debes deplorar la ceguera del mundo que se adhiere enteramente a bienes pasajeros, mientras descuida los bienes eternos. Que la gloria de Dios sea el fin de todas tus acciones y no tu gloria propia o tu placer.

II. Muy pocas personas hay que busquen la gloria de Jesucristo; hasta es lo más frecuente que los que parecen consagrados a los intereses de Dios, busquen todavía su propia gloria o algún interés temporal. ¿Cuál es el fin que persigues en todo lo que emprendes? En vano pretenderás trabajar por Dios: tu conducta y tus acciones desmienten tus palabras. ¿Puede acaso la lengua negar lo que hace la mano y la palabra destruir lo que ejecutan los actos? (Tertuliano).

III. El mejor medio que hay para procurar tus intereses y trabajar para ti mismo es servir a Dios, porque es el medio que tienes para poner orden en tu negocio más grande, que es la salvación de tu alma. Dios mío, ¡cuán bueno sois! Nada puedo hacer por ti sin trabajar para mí. Y, a la vez, ¡cuán culpable soy para querer más perderme ofendiéndoos que salvarme sirviéndoos! Dios puede ser feliz sin mí, sin Él yo no puedo ser sino desgraciado. Dios no tiene necesidad de tenernos por servidores, y nosotros tenemos necesidad de tenerlo por Señor (San Agustín).
El cuidado de la salvación.
Orad por los enemigos de la Iglesia.

ORACIÓN
Que la bienaventurada Cristina, virgen y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os fue agradable por el mérito de su castidad y por la valentía en confesar vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S.


San CHARBEL MAKHLUF. (1828-1898).
Martirologio Romano: San Charbel (José) Makhluf, sacerdote de la Orden Libanesa Maronita, que, en busca de una vida de austera soledad y de una más alta perfección, se retiró del cenobio de Annaya en Líbano en un eremo, donde sirvió a Dios día y noche en suma sobriedad de vida con ayunos y oración, reposó en el Señor un 24 de Diciembre. Era hijo de un mulero, se llamaba Joseph Zarun Majluf y había nacido en Beka-Kafra (Líbano). Su padre murió pronto abrumado por los impuestos con que los aplastaban los turcos. Su madre luchó por sacar adelante a los hijos. A los 22 años, ingresó en el monasterio de San Marón en Annaya de la orden maronita libanesa baladita, donde fue ordenado sacerdote en 1859. Tomó el nombre de Charbel (Sarbelio). Era muy obediente: un día fue encargado de limpiar la alcantarilla, y le eximieron del coro para que pudiera terminar su trabajo; Charbel trabajó de día y de noche sin comer apenas. Un hermano le advirtió que era una pena que hubiera dejado la oración, y él le contestó: "No hermano, la parte espiritual no ha sufrido nada, porque durante mi trabajo no dejaba de orar, y pude observar que con la oración, mis fuerzas, en vez de disminuir, crecían cada vez más".

En 1875, se hizo ermitaño, y llevó una vida sencilla y austerísima en una desnuda celda que muchos, entre ellos musulmanes, visitaban para pedir sus consejos, oraciones y su bendición. Su virtud más característica fue, además de la obediencia, su gran amor hacia la Eucaristía. Se ofreció todos los días de su vida, y el Señor se lo llevó consigo al terminar la consagración de su Misa de Nochebuena: el 16 de diciembre de 1898 estaba celebrando la misa hacia las once de la mañana, cuando le sobrevino un ataque de parálisis en el momento de la consagración. Murió el 24 de diciembre y sus restos reposan en el monasterio de San Marón, actual meta de peregrinaciones y milagros incesantes.

Al abrir la fosa donde estaba enterrado san Sarbelio y otros cincuenta y dos monjes por motivo de una inundación, encontraron su cuerpo incorrupto, y un líquido rojizo saliendo de su cuerpo. Por cincuenta y cuatro años consecutivos fue desenterrado el cuerpo de san Sarbelio y siempre se veía el cadáver tan fresco como si estuviera dormido. Aunque un médico retiró finalmente todos los órganos del cuerpo, el flujo de sangre no paraba. Con la unción de este líquido, se dieron muchísimas curaciones milagrosas, y no sólo del cuerpo sino del alma: pecado, indiferencia, odio e incredulidad.Entre los maronitas se le conoce por Mar Charbel, Mar = santo. Fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI. MEMORIA FACULTATIVA.
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Santa CRISTINA DE BOLSENA. M. c. 300
Martirologio Romano: En Bolsena en el Lazio, santa Cristina, virgen y mártir. Nació en la margen derecha del lago Bolsena. Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. Su hija, de 11 años, por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo. 

"Se aficionó a la fe de Cristo, y por la devoción de su santo nombre se llamó Cristina contra la voluntad de su padre". A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Mientras tanto, el padre desconocía lo que ocurría. Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa, al ser de oro, se lo repartía entre los pobres. Un juego más, pensaba el padre. La realidad era todo lo contrario. Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras:"No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre". La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Al final de un calvario típico de la leyenda de los mártires, de los que se salvó ayudada por los ángeles, terminó asaeteada y arrojada en el lago Bolsena; su padre, el juez, y otros personajes murieron antes que la santa.

Santa Cristina fue antiguamente muy popular en el Occidente, pero más tarde se confundió su leyenda con la de santa Cristina de Tiro, tan popular como ella en el Oriente. Para identificar a ambas santas, se inventó la historia de la translación de las reliquias de Cristina de Tiro a Bolsena (aunque las reliquias de santa Cristina de Roma se hallan, según se dice, en Palermo). Según otra versión, citada por Alban Butler, el martirio de la santa occidental tuvo lugar «en Tiro, que era una ciudad que antiguamente estaba en una isla en el lago de Bolsena que fue más tarde cubierta por las aguas» En realidad no sabemos nada sobre Cristina de Bolsena. El hecho de que su fiesta se celebre en la fecha de hoy, procede sin duda de una confusión con Cristina de Tiro, de la que heredó también la absurda leyenda. Es muy dudosa la existencia de una mártir llamada Cristina relacionada en alguna forma con la ciudad de Tiro. Pero no carece de fundamento la tradición que sostiene que en Bolsena fue martirizada una doncella llamada Cristina, a la que se profesaba gran devoción. Las excavaciones llevadas a cabo en Bolsena han probado la existencia de una especie de catacumba en la que había un santuario dedicado a la santa. Como se comprenderá, esto es lo único verdaderamente cierto que podemos decir sobre la santa.
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Santa EUFRASIA DE CONSTANTINOPLA. (c.380 - c.410)
Martirologio Romano: En la Tebaida, santa Eufrasia, virgen, que, siendo de familia senatorial, optó por hacer vida eremítica en el desierto, en humildad, pobreza y obediencia. Natural de Constantinopla, estaba emparentada con la familia imperial de Teodosio. Sus padres, Antígono y Eufrasia, educaron a su hija en la virtud. Cuando tenía cinco años murió su padre. El emperador la tomó bajo su tutela. Era tan agraciada que tuvo muchos pretendientes. El monarca firmó por ella un compromiso matrimonial para cuando fuera mayor. También su madre, viuda de 22 años, tan admirada por su virtud como por su belleza tuvo sus pretendientes. Pero la madre, que ya había hecho voto de castidad, marchó a Egipto con su hija, buscando un retiro para dedicarse a Dios el resto de su vida. Encontraron un convento de religiosas de perpetua clausura, donde vivieron, la madre había ofrecido a la abadesa una importante donación, que negó, pues la pobreza era uno de sus signos de distinción. Eufrasia escribió al emperador anulando su compromiso de matrimonio.

A los pocos años murió la madre. Eufrasia se dedicó a la oración y, sobre todo, a la penitencia en la obediencia y la humildad. Se cuenta que la abadesa le mandó trasladar unas enormes piedras y, ella obedeció humildemente y las trasladó sin dificultad. Al día siguiente le mandó volverlas al lugar primero. Y así durante un mes, sin mostrar el menor signo de impaciencia. Para probar más su virtud, fue acosada por la envidia y los celos de alguna religiosa, sobre todo por una que se llamaba Germania, que la trató de hipócrita y ambiciosa. La respuesta de Eufrasia fue arrojarse a sus pies y, con la mayor humildad, le pidió perdón, a la vez que le suplicaba por amor a Dios que rogase por ella. Murió a los 30 años de calentura. Las “Actas Santorum” contienen una antigua biografía de esta santa, que está llena de tentaciones de todo signo que entran en la fantasía y la leyenda.
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Beato ANTONIO TORRIANI. (1424-1494)
Martirologio Romano: En L’Aquila, en la región Vestina, beato Antonio Torriani, presbítero de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, médico de cuerpos y almas. Nació en Milán, en el seno de la noble familia Della Torre. Avocado a los estudios, se licenció en Medicina en Pavía y ejerció como médico en Milán. Sostenía que la enfermedad era producto del pecado, porque así como el pecado original era el origen de la enfermedad del hombre, así los pecados actuales contribuían a las enfermedades. Por esto, antes de iniciar una cura, al paciente le obligaba para que hiciera una confesión general con el fin de que paciente estuviera en estado de gracia y por tanto de serenidad, condición indispensable para obtener buenos efectos terapéuticos. Para poder ejercitar mejor su medicina se hizo presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, en el convento de San Marcos, dedicándose a curar a los pobres. De Milán pasó al convento de San Nicolás de Foligno, donde promovió la devoción a María, de la que recibió favores espirituales.

A continuación nos lo encontramos dedicado a devotas peregrinaciones. De Foligno se fue al santuario de Loreto. En 1454 marchó a Roma a visitar la tumba de los Apóstoles; de aquí se fue a Santiago de Compostela. Con sus viajes se difundió su fama de santidad, en particular su caridad hacia los enfermos, a los que curaba. En 1474 fue enviado a L'Aquila, para pacificar la ciudad que estaba en continuas lúchas intestinas. Aquí dio la medida de su sabiduría en su trabajo apostólico y de padre espiritual. También tuvo que asistir a una epidemia de peste. Sus milagros eran muchísimos, y su actividad totalmente desinteresada, de manera que se acarreó muchos enemigos y tuvo que huir de muchos atentados. Durante 18 años fue el director espiritual del monasterio agustino de Santa Lucía, que lo llevó a los más altos niveles de espiritualidad. También fundó las Mantellate de San Agustín, benemérita asociación que duró hasta el 1809. Sus restos se encuentras en la iglesia del monasterio agustino de San Amico en L'Aquila. Su culto fue confirmado el 1 de julio de 1759 por Clemente XIII, y en 1770 fue dado como protector a la nueva provincia agustiniana de L’Aquila.
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Beata LUISA DE SABOYA. (1462-1503)
Martirologio Romano: En Orbe, de Saboya (hoy en el cantón de Vaud), beata Luisa, religiosa, hija del duque beato Amadeo, que contrajo matrimonio con el príncipe Hugo de Châlon-Arlay y, fallecido éste, profesó la Regla de Santa Clara, reformada por santa Coleta, viviendo fielmente y con humildad la vida religiosa. Fue hija del beato Amadeo IX, duque de Saboya; por parte de su madre, Yolanda, fue nieta del rey Carlos VII de Francia, sobrina del rey Luis XI y prima de santa Juana de Valois. El duque murió antes de que su hija cumpliese los nueve años, y la pequeña Luisa fue admirablemente educada por su madre. Desde muy temprana edad dio muestras de poseer cualidades espirituales extraordinarias. Catalina de Saulx, una de las damas de honor de Luisa escribió sobre ella estas palabras: "Era tan dulce y generosa, bien dispuesta, y amable, que despertaba el afecto de todos que se dejaban llevar por su atractivo y conquistar por su encanto". En 1479, a la edad de dieciocho años, se caso con Hugo de Châlons, señor de Nozeroy, un hombre tan bueno como rico y poderoso, quien, de completo acuerdo con su mujer, impuso en su hogar una vida perfectamente cristiana.

Tanto por ejemplo como por precepto, marido y mujer crearon un alto nivel de vida moral y material para todos los que moraban en sus tierras y dependían de ellos de alguna manera. En contraste con los palacios y residencias de los otros nobles acaudalados, la suntuosa casa de los de Châlons parecía un monasterio. Con especial empeño se combatía la costumbre de jurar o usar palabras groseras; la señora Luisa fue, sin duda, la primera ama de casa que tuvo una alcancía para los pobres, en la que todos los que vivían o visitaban su casa, tenían obligación de echar dinero, si se les iba la lengua y decían malas palabras. Luisa prodigó ampliamente su caridad hacia los enfermos y necesitados, hacia las viudas y los huérfanos especialmente hacia los leprosos. Al cabo de nueve años de felicidad matrimonial, murió el esposo y como no hubo hijos, Luisa empezó a prepararse para su retiro de este mundo. Necesitó dos años para poner en orden sus asuntos y, durante este lapso, usó el hâbito de los Terciarios franciscanos, aprendió a decir los divinos oficios y se levantaba a la medianoche para rezar los maitines.

Cada viernes se disciplinaba; distribuyó su fortuna, contradijo y desoyó las objeciones de sus parientes y amigos. Después, en compañía de sus dos damas de honor, Catalina de Saulx y Carlota de Saint-Maurice, fue admitida en el convento de las Clarisas Pobres de la ciudad de Orbe, cuyo monasterio había sido fundado por la madre de Hugo de Châlons y, en 1427, estaba ocupado por una comunidad de la reforma de santa Coleta Boylet. Luisa, que había sido un modelo de doncella, de esposa y de viuda, fue siempre una religiosa ejemplar. No obstante su elevada cuna, su humildad era sincera y natural: lavaba los platos, barría, ayudaba en la cocina, limpiaba los corredores y todo lo hacía bien y con gusto; con la misma sencillez y naturalidad, aceptó y desempeñó el puesto, cuando la eligieron abadesa. En este cargo, mostró especial solicitud en servir a los frailes de su Orden, y cualquiera de ellos que llegase a hospedarse en el convento, era atendido a cuerpo de rey; la presencia de los padres y de los hermanos era como una bendición de Dios y nada podía faltar a los hijos del "buen padre san Francisco". A la edad de cuarenta y dos años, murió Luisa de Saboya. En 1839, el papa Gregorio XVI aprobó el antiguo culto de esta sierva de Dios.
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San JUAN BOSTE. (c.1545 - 1594)
Martirologio Romano: En Durhan, en Inglaterra, san Juan Boste, presbítero, que, siendo reina la misma Isabel I, por ser sacerdote sufrió el martirio y ante el juez no cesó de dar ánimos a sus compañeros. Nació en Dufton (Westmoreland, Inglaterra); estudió en el Queen's College de Oxford, donde adquirió el magisterio en artes, y después fue ordenado pastor de la iglesia anglicana en 1572. Pero una crisis de conciencia le llevó al catolicismo, con el que se reconcilió en 1576 y, en Reims fue ordenado sacerdote en el 1581.  

Vuelto a Inglaterra trabajó en los condados septentrionales durante doce años, obteniendo grandes frutos apostólicos de conversión, y del regreso de muchos que por miedo a la muerte había jurado la supremacía de la reina en la Iglesia. Fue tan eficaz su labor que el hecho se trató en el consejo privado de la reina que ordenó su captura como fuese. Un católico renegado llamado Francis Ecclesfield, fue quien le denunció de hallarse en casa de William Claxton, donde fue detenido en 1595. Para el juicio fue enviado a Londres y encerrado en la Torre, donde fue torturado hasta 15 veces, quedando tan mal que sólo apoyado en una caña podía andar.

El juicio fue en Durham donde confesó que era sacerdote católico pero negó que fuese un traidor. Un ex pastor protestante que se había convertido al catolicismo y al que la prisión le había hecho dudar se sintió fortalecido en su fe. Ambos tuvieron como compañero a san Juan Ingram. Los tres fueron sentenciados a muerte, pero a Durham sólo fue llevado Juan Boste. Subió al cadalso rezando el Ángelus; le pusieron la cuerda al cuello y quiso hablar a los presentes, pero el sheriff lo impidió. Entonces dijo: “Espero del Señor que, si bien no quiero oír mis palabras en este mundo, mi muerte diré a vuestros corazones lo que yo les había dicho”.
 Le dijo que si podía rezar un salmo, y se le permitió y dijo: “El Señor me libro de la muerte ¿De qué muerte? De la muerte de la herejía que se difunde por este país”. Lo atajó el sheriff alegando que aquello era un comentario al salmo y no el salmo. Se le conminó para que pidiese perdón a la reina. El negó haberla ofendido y añadió que su muerte fuese en expiación de sus propios pecados. El verdugo tiró entonces de la cuerda y por unos momentos el mártir quedó suspendido hasta que el verdugo cortó la cuerda. Cayó al suelo y recobró el sentido y le dijo al verdugo: “Jesús te perdone”. Y seguidamente se le abrió el pecho, se le sacó el corazón y se siguió el descuartizamiento de su cuerpo. Fue beatificado en 1929 y canonizado por SS. Pablo VI el 25 de octubre de 1970 entre los «Cuarenta Mártires de Inglaterra y Gales».
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Beato CRISTÓBAL DE SANTA CATALINA FERNÁNDEZ DE VALLADOLID. (1638-1690)
Martirologio Romano: En Córdoba, España, beato Cristóbal de Santa Catalina Fernández de Valladolid, presbítero de los Hermanos de la Tercera Orden Regular de San Francisco, fundador de las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno. Nació en Mérida (Badajoz) en el seno una familia pobre de labradores. Trabajó en el campo con su padre y luchó contra el hambre. Sólo se conoce de su juventud su afición a la penitencia. En 1663 fue ordenado sacerdote en Badajoz y luego, nombrado capellán de un Tercio de Castilla en la guerra contra Portugal, gravemente enfermo tuvo que regresar a Mérida a la casa de sus padres. Al restablecerse, cuatro años más tarde, Al restablecerse se retiró para hacer vida eremita al desierto de Bañuelos de Córdoba, donde permaneció seis años. Allí encontró a otro ermitaño, semidesnudo, muerto de hambre, esquelético y le pidió quedarse con él y seguir sus consejos, allí es donde adoptó el nombre de padre Cristóbal de Santa Catalina. Este nombre es posible que lo llevara por la ermita que tenía esta santa en el mismo centro de Mérida. Aqui funda, en 1670, el eremitorio de San Francisco y San Diego de Villaviciosa, donde a diario oficiaba misa en la iglesia del eremitorio, aun hoy existente, dedicada a Ntra. Sra. de Villaviciosa, a la que profesó gran devoción y ante cuya imagen compartía la Eucaristía con sus hermanos de la congregación y, donde comenzó a vivir con toda radicalidad en oración, silencio y penitencia.

Allí buscó una vida entregada a la oración, y en Córdoba acabó siendo un hombre de santidad para todos, al servicio siempre de los desvalidos y los más necesitados. Atraído por la regla de san Francisco de Asís profesó, en 1670, como Terciario franciscano en el convento de Madre de Dios de Córdoba. En 1673, a la vista de tanto sufrimiento, el padre Cristóbal tomó una determinación radical para su vida: "Serviré a Dios sustentando pobres" y funda el Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno para atender a los más necesitados. Coloca en la puerta del centro su lema: “Mi providencia y tu fe tendrán esta Casa en pie” Fue un hombre de "gran fe", consiguió pagar a los trabajadores de una obra a pesar de no tener dinero gracias a la Providencia o que el pan no faltara de la despensa y la Providencia le honró con muchos dones taumatúrgicos de ayuda a los pobres y necesitados. Y lo hace en una pequeña ermita de la cofradía de Jesús Nazareno, comenzando así la Hospitalidad Franciscana de Jesús Nazareno. Su obra más importante, según los mismos datos, fue la fundación el 11 de febrero de 1673 de dos congregaciones franciscanas, denominadas: Hermanos y Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno; la congregación masculina ya no existe. Ancianas pobres y enfermas era el principal objetivo de su Fundación de Hermanos Hospitalarios de Jesús Nazareno, según sus reglas aprobadas por Benedicto XIV en 1746 y de la que sólo existe un ejemplar que se conserva en los archivos de la Casa de Córdoba. Escribió el libro de “Las Reglas y Constituciones” que han de guardar las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno impresas en 1740 en Córdoba.

Uno de sus milagros que fue "verificado por todos" fue la petición que las hermanas hicieron al padre Cristóbal para "que suplicara a la caldera donde hacían la comida para los enfermos que la cociese, ya que ésta tenía un agujero por el que se salía el agua y apagaba el fuego"... "conmovido por tanta fe, nuestro beato se dirigió con candor franciscano a la caldera y le dijo: en virtud de santa obediencia te mando que no se cuele más el agua y deje cocer la comida para los enfermos". "Inmediatamente la caldera comenzó a hervir y esto llegó a oídos del obispo de Córdoba, Alonso de Salizanes, que quiso comprobar la verdad del hecho". Y así fue. También fueron muchas las "curaciones obtenidas por intercesión del padre Cristóbal".  Como la de uno de los hijos del vizconde de Villanueva, que estaba en peligro de muerte a quien nada más bendecir "se levantó de la cama y se puso a jugar como hacen los chicos de su edad". La compasión del padre Crisóbal fue otra de sus virtudes. Así, el padre Cristóbal recogía a los recién nacidos "abandonados de noche delante del hospital, socorría con alimentos a las viudas que sufrían el hambre y acogía a los peregrinos indigentes". Durante su vida, el nuestro beato también prestó "mucha atención a las monjas de clausura y, por ello animaba a los ricos a ayudar a los monasterios con generosas donaciones, en vez de malgastar el dinero en cosas superfluas y vanas", destacó. El padre Cristóbal murió en Córdoba durante una epidemia de cólera y sus restos reposan en la iglesia de Jesús Nazareno. Fue beatificado por SS Francisco el 7 de mayo de 2013.
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San JOSÉ FERNÁNDEZ DE VENTOSA. (1775-1838)
Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, san José Fernández, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, decapitado a causa de su fe en Cristo, siendo emperador Minh Mang. Nació en Ventosa de la Cuesta (Valladolid), en el seno de una familia de labradores. Ingresó en el convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid, en 1794, donde hizo el noviciado, profesó y recibió la ordenación sacerdotal (1799). Con motivo de su ordenación sacerdotal efectuó un breve viaje a casa de sus padres, para despedirse ya que marchaba como misionero. En 1805, fue enviado a las misiones del Vietnam del Norte, donde llegó a pie, después de un penosísimo viaje que le dejaron profundas huellas en su salud para siempre. Durante 30 años se dedicó a la predicación sobreponiéndose a la disentería que le llevó al borde de la muerte y fue nombrado vicario provincial. Su mansedumbre y humildad ganó muchas almas para Cristo.

Cuando estalló la persecución del emperador Minh-Manh, en un refugio se encontró con el sacerdote san Pedro Nguyen Ba Tuan, que le ayudó en todo y nunca más se separaron. En 1838 fueron hechos prisioneros; Pedro fue martirizado y a él, le encerraron en una jaula en la que no podía moverse, por lo que se le paralizaron las manos. Tuvo un gran alivio cuando se encontró con los obispos dominicos santos fray Clemente Ignacio Delgado y fray Domingo de Henares encarcelados también en las mismas mazmorras. Inmóvil en aquella jaula, José cayó en un estado lastimoso a causa del hambre, hasta que un cristiano logró llevarle comida, aunque como tenía paralizada las manos, le tenían que dar de comer. Durante los interrogatorios quisieron que pisaran la cruz a lo cual él se negó. Fue sentenciado y después de una dolorosa pasión, le decapitaron. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.
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Beato MODESTINO DE JESÚS Y DE MARÍA MAZZARELLA. (1802-1854)

Martirologio Romano: En Nápoles, ciudad de la Campania, beato Modestino de Jesús y de María (Domingo) Mazzarella, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, cercano siempre a toda clase de pobres y afligidos, al asistir a los moribundos en tiempo de cólera murió contagiado de la misma enfermedad. Domingo Mazzarella, nació en Frattamaggiore, provincia de Nápoles, en la diócesis de Aversa, en el seno de una familia de humildes artesanos. A la edad de dieciséis años fue acogido gratuitamente en el seminario de Aversa. Atraído luego por la austera vida de los franciscanos del vecino convento de Grumo Nevano, en 1822 vistió el hábito franciscano en el convento de Piedimonte Matese (Caserta), e hizo el año de noviciado en el convento de Santa Lucía del Monte, Nápoles. En 1824 emitió la profesión religiosa y, después de un regular curso de estudios filosóficos y teológicos hechos en los conventos de Grumo Nevano, Portici y Santa Lucía del Monte, fue ordenado de sacerdote en 1827, en la catedral de Aversa. Empeñado rápidamente en el ministerio de la predicación y en la celebración del sacramento de la reconciliación, el P. Modestino de Jesús y María ejerció también, con una dedicación ejemplar, el oficio de guardián (superior) en los conventos de Mirabella Eclano (Avellino) y de Pignataro Maggiore (Caserta).

En 1839 fue trasladado al convento de Santa María de la Sanità, Nápoles, situado en uno de los barrios más populares de la ciudad, en donde permaneció hasta el día de su muerte, ejerciendo un provechoso y admirable ministerio sacerdotal, sobre todo en favor de los más pobres y enfermos. Se distinguió particularmente por su celo en la defensa de la vida naciente y en la difusión de la devoción a la santísima Virgen bajo la advocación de “Madre del Buen Consejo”, que llevaba en el corazón desde los años de su juventud. En 1854, afectado por el cólera contraído mientras asistía a las víctimas de esa epidemia, después de haber pedido perdón a los hermanos e invocado con fervor a la Madre del Señor, murió, con gran pesar de sus numerosos beneficiados y de toda Nápoles. El alcalde de la ciudad, el príncipe de San Agapito, al saber la noticia de la muerte del P. Modestino, exclamó conmovido: “Hemos perdido el consuelo de Nápoles”. Fue beatificado por Juan Pablo II en enero de 1995.
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Beata MERCEDES PRAT Y PRAT. (1880-1936)
Martirologio Romano: En Barcelona, siempre en España, beata Mercedes Prat, virgen de la Sociedad de Santa Teresa de Jesús y mártir, que en la misma persecución sufrió el martirio por ser religiosa. Nació en Barcelona, en el seno de una familia de hondas y sólidas tradiciones catalanas. Recibió una recia formación religiosa en su familia. Quedó huérfana de padre y madre a los 16 años, y como tuvo que cuidar a sus hermanos menores, retrasó su entrada en la Compañía de Santa Teresa, hasta los 24 años. Ingresó en el noviciado de la Compañía de Santa Teresa de Jesús en Tortosa en 1904. Ejerció su apostolado de la enseñanza en varios colegios del Instituto, en Barcelona y en Madrid. Se caracterizó por un fuerte carácter activo, la obediencia y la igualdad de ánimo. Su vida fue una callada ascensión en la fidelidad, que casi pasó desapercibida. Fue consejera provincial, vicaria local y secretaria particular de la superiora general, se distinguió por su fidelidad a sus superioras y por la caridad con las hermanas, unida a una exquisita prudencia. Le sorprendió la persecución religiosa de 1936, pero no temió dar su vida por la fe; la comunidad fue dispersada.

Fue a casa de una hermana, pero fue detenida por un comité revolucionario. Se le preguntó su estado y condición y no dudó en decir que era religiosa. Se la condenó a muerte. Durante las horas de prisión, soportó varias veces el simulacro de fusilamiento a la que fue sometida. No perdió la paz y le dijo a una hermana religiosa "nos matarán, porque somos religiosas. Perdonemos a quiénes lo hagan, recitando el Padrenuestro. Sí, perdonémosles de todo corazón". Aquella misma noche, murió fusilada en la carretera de la Rabasada. En las largas horas de su agonía siguió recitando el Padrenuestro y el Credo, deteniendose en las palabras de "perdonanos... como nosotros perdonamos".
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Beatos LUIS DE SAN MIGUEL DE LOS SANTOS (Luis de Erdoiza y Zamalloa) y trescompañeros. M. 1936.

Luis de Erdoiza y Zamalloa (1891-1936) nació en Amorebieta (Vizcaya). En 1905 entró en el aspirantado de los Trinitarios de Algorta; allí vistió el hábito en 1906, y emitió su profesión simple en 1907. Estudió la Filosofía en La Rambla (1907-1908). Siendo de inteligencia despierta, los superiores lo destinaron como conventual a la casa de San Carlino, en Roma. Allí hizo la profesión solemne, en 1910, recibiendo la ordenación sacerdotal en la Archibasílica de Letrán en 1916. En la Pontificia Universidad Gregoriana volvió a cursar Filosofía (1910-1913), también la Teología (1913-1917), y estudió dos años de Derecho canónico en el Angelicum (1917-1919). Fue destinado al convento de la Orden en Viena (Austria), donde residió entre 1920 y 1925, consiguiendo un dominio perfecto de la lengua alemana. Trabajó con denuedo en el ministerio parroquial, dirigía las funciones de la iglesia y tenía fama de predicar bien. Vuelto a España, estuvo un año en Algorta, y en 1926 fue nombrado maestro de estudiantes coristas del convento de Córdoba.

Entre 1929 y 1933 fue superior del convento de Belmonte. En el Capítulo Provincial de 1936 fue elegido Consejero Provincial. Sus discípulos de Belmonte lo recuerdan como un hombre muy observante de la Regla y Constituciones, que exigía también a los demás su puntual observancia. Era algo rigorista, de carácter exigente, aunque con los enfermos era muy cariñoso y paternal, preocupándose de que no les faltase nada. Se dedicó con gran empeño y frutos a los ministerios de la confesión y del púlpito. Algo exagerado y puntilloso en el cumplimiento de las rúbricas litúrgicas. El P. Luis sufrió durante largos años de problemas de salud muy dolorosos, ciática, reúma y varices, que le provocaron varias fuentes en la pierna derecha por las que sangraba. Muchas temporadas no podía salir de la cama. Cuando el P. Luis fue detenido en su convento, lo llevaron hasta el Ayuntamiento dándole golpes y puñetazos; él iba con un bastón, porque no podía andar debido a las úlceras de la pierna. Iban pregonando delante de él: «¡Ya ha caído un pájaro! ¡Le vamos a colgar en la farola de la Plaza!».

Una vez en la Casa consistorial, los jefes de los milicianos venidos de Vallecas acordaron fusilarle, desnudo, junto a la farola de la Plaza. Mientras duraban las deliberaciones, le golpeaban con las pistolas en la cara y en el cuerpo; el P. Luis permaneció todo el tiempo con los ojos cerrados, «sin hacer un guiño ni quejarse lo más mínimo». Lo llamaban «el fraile gordo». Uno de los milicianos se encaró con él y le dijo: «¿Con que tú eras el que hace unos días nos perseguías a todos en Vallecas con una pistola?» (otros afirman que decía «en Somosierra»); el P. Luis quedó callado. El miliciano insistió: «¿Con que no contestas? Señal que tú fuiste»; al final, el P. Luis respondió: «No fui yo», con voz sumisa, humilde, sin violentarse. Varios hombres del pueblo salieron en su defensa, diciendo a los milicianos que el P. Luis no se había ausentado en aquellos días de Belmonte.

Melchor del Espíritu Santo (Melchor Rodríguez Villastrigo). (1899-1936).
Nació en Laguna de Negrillos (León). Hizo el aspirantado en la Orden Trinitaria en Algorta y fue condiscípulo del beato Domingo del Santísimo Sacramento. En 1917 comenzó el noviciado en el Santuario de la Virgen Bien Aparecida, y el año siguiente emitió su profesión simple. Realizó sus estudios de Filosofía (1918-1920) y Teología (1920-1924) en Córdoba, donde hizo su profesión solemne en 1921. La ordenación sacerdotal fue en Valladolid, en 1924. Fue nombrado superior de los conventos de Alcázar de San Juan, en 1933, y de Belmonte en 1936. En Alcázar fue admirable su dedicación a la enseñanza. Se entregó totalmente a la enseñanza y educación de los alumnos del colegio trinitario. Se dedicó también con esmero a la predicación y ministerio de la penitencia, e introdujo la costumbre de explicar el catecismo los domingos. Era un religioso virtuoso, y como tal fue admirado por el beato don Antonio Martínez, párroco de Santa Quiteria de Alcázar, sacerdote ejemplar y primer mártir del clero alcazareño.

Santiago de Jesús (Santiago Arriaga y Arrien). (1903-1936). Nació en Líbano de Arrieta (Vizcaya), en seno de una familia campesina. Siendo el mayor de los hermanos varones, se le confiaron trabajos de responsabilidad en el campo. Sintió pronto la vocación para la vida religiosa trinitaria. En 1915 fue la entrada en el aspirantado de Algorta; allí quedará hasta 1919, cuando pasó al noviciado, en el Santuario de la Virgen Bien Aparecida, en Cantabria. En 1920 emitió su profesión simple. Estudió Filosofía en Villanueva del Arzobispo (1920-1922) y en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1922- 1924); en la misma Universidad cursó la Teología (1924- 1928). Hizo la profesión solemne en San Carlino, en 1924; fue ordenado sacerdote en Roma en 1927.

Vuelto a España en 1928, fue designado profesor del aspirando de Algorta, donde perduró hasta 1930. Trasladado a Belmonte, fue profesor de filosofía entre 1930 y 1932, y de teología entre 1932 y 1936. En 1932 fue nombrado maestro de estudiantes de Belmonte, nombramiento reiterado por el Capítulo Provincial de 1933. Dicho nombramiento, hecho en la persona de un joven religioso de 29 años de edad, deja ver las dotes extraordinarias del P. Santiago. Sus discípulos lo recuerdan por su carácter agradable, que hermanaba la alegría con la modestia religiosa; tenía mucha paciencia para explicar; era muy activo y trabajador. Tenía una gran voz para el canto.

Juan de la Virgen del Castellar (Juan Francisco Joya y Corralero). (1898-1936). Nació en Villarrubia de Santiago (Toledo). Cuando tenía 16 años se marchó a trabajar a Madrid, a una tienda de combustibles en la calle del Príncipe, cerca de la iglesia de los trinitarios de la calle Echegaray. Frecuentando la iglesia, conoció la Orden y pidió entrar en ella. Fue admitido para hermano cooperador, tomando el hábito en Algorta en 1918; escogió el apellido religioso «de la Virgen del Castellar» por devoción a la Patrona de su pueblo natal. La profesión simple la realizó en 1920. Poco después fue enviado por los superiores a Santiago de Chile, donde emitió la profesión solemne en 1923. De Chile fue trasladado a Buenos Aires (donde destacó como catequista en el Colegio «Madres Argentinas»), y de allí a Roma (convento de San Carlino) donde residió entre 1930 y 1932. Tras un brevísimo período en Madrid, fue enviado a Belmonte, de donde fue conventual hasta su muerte. Fray Juan era de temperamento jovial y alegre. Fue un buen sacristán, portero y sastre. En Belmonte fundó la Pía Asociación de la Santísima Trinidad (sección de niños) y la Asociación del Niño Jesús. Devotísimo de su patrona, la Virgen del Castellar, compuso y editó una novena que durante muchos años fue practicada por la gente de Villarrubia de Santiago. Llamaba la atención, a quienes le conocieron, que siendo un hombre con poca preparación intelectual, fuera capaz de ser tan buen pedagogo y de tener tantas iniciativas educativas coronadas con el éxito; su bondad, sencillez, alegría e imaginación suplieron en él la falta de estudios. En el calabozo de Belmonte, el grupo de religiosos pasaron la noche del 30 de julio orando, y se confesaron entre ellos. En la cárcel de Cuenca se dio por entero a sus compañeros de prisión. Un laico, sobreviviente de dicha cárcel recuerda así al Padre Luis: «Se mezclaba muy familiarmente con nosotros, estando muy atento a todos nosotros, especialmente en los momentos cruciales, cuando, por ejemplo, habían matado a alguien». El día 31 de julio, los cuatro religiosos encarcelados fueron llevados en un camión a la cárcel provincial de Cuenca, donde permanecieron hasta el 20 de septiembre, en que fueron «puestos en libertad».

Esta «libertad» era en realidad un engaño; bajo apariencia de legalidad, se liberaba a los presos, teniendo todo preparado para que fueran capturados por milicianos armados que podían asesinarlos a su antojo. Los cuatro fueron de nuevo detenidos y llevados al cuartelillo de la «Hacienda Vieja». El 24 de septiembre fueron fusilados a las puertas del cementerio de Cuenca. Allí fueron enterrados, en una fosa común. El 19 de octubre de 1939 fueron identificados sus restos y sepultados en un panteón, dentro del mismo cementerio de Cuenca. El 24 de enero de 1953, gracias a las gestiones del Ministro Provincial de España, P. Andrés de Cristo Rey, los restos de los cuatro mártires fueron exhumados y trasladados a la iglesia conventual de Belmonte. Actualmente se encuentran en la iglesia parroquial de San Juan de Mata, en Alcorcón (Madrid), regentada por los padres trinitarios.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
Santas Niceta y Aquilina. s. III. Sus nombres originales eran Nicetas y Áquila, y se pensaba que estas dos santas eran soldados mártires en Licia; en las Actas apócrifas de san Cristóbal, da a los nombres una forma femenina y por ello algunos santorales las trasformaron en dos prostitutas. Parece que fueron enviadas a la prisión donde estaba detenido san Cristóbal para seducirlo y hacerle apostatar de la fe cristiana. Después de una serie de proezas -entre otras cosas dañaron con una estratagema el templo pagano- fueron decapitadas. Todo esto se habría producido en la persecución de Decio en una ciudad no identificada de Licia. Nota: La foto es de un autor desconocido. Las santas aparecen como acompañantes de san Cristóbal. Muro norte del altar mayor, Templo del Convento de Nuestra Señora del Carmen. Puebla, México.

San Victorino de Amiterno. s. IV.
Martirologio Romano: En Amiterno en Sabina en la vía Salaria, san Victorino, mártir. Mártir en Amiterno, que ha dado lugar a la ciudad de San Victorino, en los Abruzzos. Parece que en realidad este mártir se ha desdoblado en el celebrado como obispo de Camerino y el perteneciente a la “Gesta de Nereo y Aquiles”, pero los restos se conservan en la ciudad de San Victorino de Amiterno.

San Fantino "el Viejo". (293-336).
Martirologio Romano: En Tauriano, de Calabria, san Fantino el Viejo, de sobrenombre “Taumaturgo”. Se le conoce también como “el Caballerizo”. Era un joven guardián de caballos de Taurena, junto a Palmi en Reggio Calabria, al servicio de un señor romano, Balsamio. Conoció la religión cristiana de los primeros tiempos y trabajaba de noche al servicio de los pobres. El patrón alertado por los maledicientes lo descubrió pero él hizo el milagro de pasar el río Metauro (actual Petrace) sin mojarse. A su muerte fue sepultado en la villa de Balsamio (actual Cripta) y en su tumba se produjeron milagros y curaciones. Es venerado en Taurena di Palmi con misa en rito greco-bizantino, precedida, el día antes por las Vísperas con los ortodoxos en la Cripta. Su fiesta ha sido reintroducida por el Movimiento cultural San Fantino en 1994, en colaboración con la parroquia local.

San Declano. s. V.
Martirologio Romano: En Ardmore, en la provincia irlandesa de Momonia (hoy Waterford), san Declano, a quien esta Iglesia celebra con gran devoción como su primer obispo. Primer obispo de Ardmore (o Arad) en Irlanda. Discípulo de san Colmán de Armagh, que lo bautizó. Predicó el evangelio en este país antes de la llegada de san Patricio, quien confirmó la sede de Ardmore en el sínodo de Cashel en el 448. Se le atribuyen muchos milagros y es venerado en el vizcondado de Dessee, llamado antiguamente de Nandesi. Está considerado como uno de los grandes santos irlandeses.

Santa Sigulena de Albí. M. 796.
Martirologio Romano: En la región de Albi, de Aquitania, santa Sigulena, religiosa. Hija de un noble de Aquitania, enviudó muy joven e ingresó en el convento benedictino de Troclar en Albí del que fue abadesa y que ella había fundado. Era hermana de san Sigebaldo, obispo de Metz. Se ocupó de atender a los leprosos. Sus restos se encuentran en la catedral de Albí.

San Balduino de Rieti. M. 1140.
Martirologio Romano: En Rieti, ciudad de la Sabina, san Balduíno, abad, discípulo de san Bernardo en el monasterio de Claraval, que fue enviado por el mismo san Bernardo a esta ciudad para fundar y regir el monasterio de San Mateo sub Lacu. Era hijo de Berardo, conde los Marsi. Ingresó en los cistercienses y fue un discípulo amado de san Bernardo de Claraval. Apenas ordenado sacerdote, fue elegido abad y fundador del monasterio cisterciense de San Mateo (hoy Santo Pastore(, junto a Rieti, por san Bernardo, a pesar de que Balduino le manifestara que era un inútil. Balduino no regresó a la abadía de Claraval, sino que se quedó en Rieti haciendo guardar el espíritu de su maestro. Todo el rico mundo interior d Balduino tenía la fuente milagrosa de la unión con Dios, de su oración continuada. El trabajo era para él oración.

Bernardo le escribió: “Como una madre ama a su único hijo, así yo te amaba a ti, mi insuperable y el gozo de mi corazón. Y te sigo amando ahora ausente, para que no parezca que buscaba mi consuelo en ti, en vez de amarte a ti. Me eras indispensable. Y ésa es la prueba más evidente de cuán sincero es mi amor. Si hubiera buscado mi interés, hoy no estaría alejado de ti”. Murió joven y está enterrado en la catedral de Rieti, Italia. Su memoria se rodeó de veneración, y el culto surgió desde el principio como testimonio de su vida santa, y de la riqueza de gracia y milagros con los que Dios lo glorificó. Conviene no confundirle con Balduino de Pisa, como hace Baronio.

Traslación de los Tres Magos. 1164.
Martirologio Romano: En Colonia, de la Lotaringia, traslación de los tres magos, que, sabios procedentes de Oriente, fueron a Belén para ofrecer dones y contemplar en un niño el misterio insondable del Unigénito. Según la leyenda, los restos de los magos reposan en la catedral de Colonia, en una capilla que constituye uno de los más bellos ejemplos del primor con que se trabajaba el metal en la Edad Media. No hay razón para dudar de que dichas reliquias sean las que fueron transladadas en 1164, de la basílica de San Eustorgio, en Milán, después de que Federico Barbarroja las regaló al arzobispo de Colonia. Pero la historia anterior de las reliquias es menos clara, por más que ya en el siglo IX, se las consideraba en Milán como las de los Reyes Magos. Se cuenta que habían sido transportadas de Constantinopla a Milán, probablemente en la época del emperador Zenón (474-491); pero ignoramos cómo se identificó a dichas reliquias con las de los magos y cómo fueron a dar a Constantinopla. Es indiscutible que en la Edad Media el culto de los magos era muy popular, sobre todo en Alemania. A su desarrollo contribuyeron las peregrinaciones a la catedral de Colonia y los «misterios» medievales, en donde los magos ocupaban un papel muy importante. Con frecuencia se les veneraba como los patronos de los viajeros.

Donato de Urbino. Beato. M. 1504.
Nació en Urbino, era hijo de un abogado. El padre lo mandó a Padua a completar los estudios en la Universidad, donde consiguió el título de Doctor en Medicina. Aquí decidió ingresar en los Franciscanos de la Observancia, donde gracias a sus méritos morales y espirituales y a su cultura, fue nombrado durante cinco veces Ministro de la Provincia de Las Marcas. Después de una vida digna de veneración y de ejemplo para sus hermanos murió en el convento franciscano de San Bernardino de Urbino, donde sus reliquias reposan bajo el altar del Crucifijo. Es conmemorado en la Orden Franciscana como beato.

José Lambton. Beato. (1568-1592).
Martirologio Romano: En Newcastle, junto al Tyne, Inglaterra, beato José Lambton, presbítero y mártir, que, no contando más que veinticuatro años, por ser sacerdote fue atrozmente descuartizado. Nació en Maltón, en Yorkshire. Con 16 años siguió la vocación sacerdotal y se fue a Reims a estudiar en el Colegio Inglés. De ahí pasó a Roma en 1589 y en 1590, fue ordenado sacerdote. Ese mismo año volvió a Inglaterra y comenzó su trabajo apostólico en Westmoreland, pero su apostolado duró muy poco tiempo porque fue arrestado en Newcastle-upon-Tyne muy poco después de su llegada. Creyeron que era extranjero y lo arrestaron bajo la sospecha de ser sacerdote. También fue arrestado el beato Eduardo Waterson, que había sido su compañero de viaje desde Roma, y ambos se encontraron en la cárcel. Los dos debieron comparecer en juicio y se les condenó por ser sacerdotes ordenados en el extranjero y llegados al reino inglés. Pero no fueron ejecutados juntamente. José fue llevado al suplicio en el mismo lugar de su arresto y allí le fue aplicado el tormento con gran crueldad, tardando mucho el mártir en morir. Tenía sólo 24 años. Fue beatificado el 22 de noviembre de 1987 por Juan Pablo II.
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