Santoral del 15 de Noviembre


SAN ALBERTO MAGNO, Obispo, Confesor y Doctor de la IglesiaINDICE

San ALBERTO "Magno"
San LEOPOLDO III DE AUSTRIA (o IV) "el Bueno"
Beatos HUGO FARINGDON, JUAN EYNON y JUAN RUGG
Beatos RICARDO WHITING, ROGERIO JAMES y JUAN THORNE
Beata LUCÍA BROCCADELLI
Santos ROQUE GONZÁLEZ DE SANTA CRUZ y ALFONSO RODRÍGUEZ DE OLMEDO
San JOSÉ MUKASA BALIKUNDEMBÉ
San JOSÉ PIGNATELLI
San FÉLIX DE NOLA
Beata MARÍA DE LA PASIÓN DE CHAPPOTIN DE NEUVILLE
San RAFAEL DE SAN JOSÉ KALINOWSKI
Beato JUAN DUARTE MARTÍN
Beato MIGUEL DÍAZ SÁNCHEZ
OTROS SANTOS DEL DÍA


SAN ALBERTO MAGNO
Patrono de estudiantes de teología; filósofos; estudiantes en general; técnicos médicos; científicos; ciencias naturales.
Vosotros sois el cuerpo de Cristo
y miembros unos de otros.
(1 Corintios 12, 27)

Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia
n. hacia el año 1206 en Lauingen, Baviera;
† 15 de noviembre de 1280 en Colonia, Prusia

Habiendo entrado en la Orden de Santo Domingo, en sus comienzos entonces, San Alberto perseveró en ella a pesar de la oposición de su familia. Fue dedicado a los estudios y a la enseñanza de la filosofía y de la teología, en las que se distinguió como uno de los más grandes espíritus de su siglo y como maestro de Santo Tomás de Aquino. Obligado por el Papa a aceptar, en 1260, el obispado de Ratisbona, pronto obtuvo su relevo para poder retomar sus lecciones. En el concilio de Lyon, en 1274, empleó toda su influencia para restablecer la unión con los griegos cismáticos. Murió a edad muy avanzada, el 15 de noviembre de 1280.


MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA ACTIVA Y SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA
I. Todos los fieles componen un cuerpo cuya cabeza es Jesucristo; es menester, pues, que los miembros tengan oficios diferentes. ¡Cuán dulce es no tener comercio con las creaturas y conversar sólo con Dios! Es hacer en la tierra lo que los Ángeles y los santos hacen en el cielo. Si nuestra alma no busca ni ama sino a su Creador, en quien encuentra encantos infinitos, las creaturas no ejercen ya atractivo sobre ella. Señor, atraed mi alma a Vos, desembarazadme de tantos inútiles cuidados que me impiden platicar con Vos.

II. La caridad, la obediencia y tu posición no te permiten llevar una vida puramente contemplativa con Magdalena; es preciso vivir una vida activa con Marta. Tienes más ocasiones de caer en los lazos del demonio; mantente, pues, en guardia. No imites a los malos con los cuales vives; conviértelos si puedes. Entre las creaturas, conserva la unión de tu corazón con Dios. Realiza, a imitación de los santos, obras de misericordia; alivia a tu prójimo por amor a Jesucristo; considéralo en la persona de aquéllos con quienes estás en relación; entonces les prestarás todos los buenos oficios, sin esfuerzo y sin peligro para ti; las creaturas elevarán tu corazón a Dios.

III. Une los ejercicios de la vida contemplativa con las ocupaciones de la vida activa, de modo que la una no impida a la otra. Cumple todos los deberes de cortesía y de caridad que los compromisos del mundo te imponen, Dios lo quiere; pero evita todas las conversaciones inútiles, y administra tu tiempo de manera que te quede el suficiente para conversar con Dios. Es la vida que Jesucristo llevó en la tierra. ¡ Ay! ¿qué hacen los cristianos? ¡Dan a los negocios del mundo todas las horas del día, y no reservan ni un momento para pensar en Dios y en su salvación! Nos traicionamos a nosotros mismos entregándonos por entero a lo que no puede seguirnos a la otra vida (San Juan Crisóstomo).
La práctica de las buenas obras.
Orad por los profesores de teología.

ORACIÓN
Oh Dios, que hicisteis grande al bienaventurado Alberto, vuestro pontífice y doctor, en la sumisión de la sabiduría humana a la fe divina, concedednos que nos adhiramos a su enseñanza y gocemos así en el cielo de la luz perfecta.
Por J. C. N. S.

Martirologio Romano (1956) 15 de noviembre

San ALBERTO "Magno". (1193/1206 - 1280). Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Alberto, apellidado "Magno", obispo y doctor en Iglesia, que ingresó en la Orden de Predicadores en París, enseñó de palabra y en sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, y fue maestro de santo Tomás de Aquino, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, esforzándose asiduamente en fortalecer la paz entre los pueblos, pero al cabo de un año prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores y murió santamente en Colonia, en la Lotaringia Germánica

Primogénito del conde de Bollstad, nació en Launingen, diócesis de Augsburgo. A los 16 años fue a la universidad de Padua, donde conoció al beato Jordán de Sajonia, entonces Maestro general de los dominicos, que había dicho al verle: "Que pena  que un cuerpo tan bello, y un alma tan bien formada fueran a entrar en el Infierno". Una enfermedad le llevó a hacer voto de ingresar en la Orden dominicana si se curaba. Cuando sanó y después de algunas dudas ingresó, en 1223, en el noviciado de Bolonia. El beato Jordán escribió a la boloñesa la beata Diana D’Andalo diciéndole que había logrado pescar a diez estudiantes durante su predicación, "entre ellos a dos teutones, y uno de éstos tenía muchas rentas y era verdaderamente noble de cuerpo y espíritu".

Trasladado a Padua, recibió, en 1228, el hábito de los predicadores de manos del Maestro general (Jordán de Sajonia). Enviado a Colonia (1229), punto de encuentro de las grandes vías de comunicación de los pueblos del noreste de Europa, Alberto supo ambientarse en la problemática de adaptar las teorías de Aristóteles y Averroes (condenadas en 1231 por Gregorio IX, en favor del pensamiento platónico-agustiniano) al pensamiento cristiano, tratando de utilizar también la especulación judía de Moisés Maimónides. También enseñó en diversos centros de Alemania (Hildesheim, Friburgo de Brisgovia, Ratisbona, Estrasburgo) y por fin en París en 1245, donde impartió clases magistrales, que, dada la gran asistencia de público, tuvieron que trasladarse al aire libre. Aquí tuvo como discípulo, en 1248, a santo Tomás de Aquino. Se dice que elogió a santo Tomás con estas palabras: "Ahora, hijo mío, tú eres un clérigo (o estudioso) mejor que yo". Así, de 1240 a 1248, pudo acumular una información enciclopédica a la que le inclinaba su genio, encontrando no pocas oposiciones por su tendencia aristotélica. El doctor "in sacra pagina" (como se decía entonces para la teología) llegó a rector del Estudio general de Colonia, e intervino, en 1252, para oponerse a la opresión feudal del arzobispo en favor de su ciudad. De 1252 a 1257, fue provincial de la provincia teutona, consiguiendo armonizar las dos tendencias más opuestas en la naciente orden, a saber: ascetismo y estudios.

En 1256, en la corte pontificia, ante Alejandro IV en Anagni, defendió con san Buenaventura, la causa de las ordenes mendicantes contra los ataques de Guillermo de Sant'Amore, adalid de los seculares que se veían amenazados por la competencia desleal de los mendicantes en las cátedras doctorales, porque éstos no habrían podido conciliar estudio y pobreza (según esta teoría, el clero regular era un verdadero peligro porque no cobraban por enseñar).

En 1260, Alberto tuvo que aceptar, a los 67 años, por orden del papa Alejandro IV, el obispado de Ratisbona (también se opuso a su nombramiento el general de los dominicos el beato Humberto de Romans), donde se reveló como obispo celoso, caritativo y austero. Pero dos años después, dimitió y aceptó ir a predicar la Cruzada a los países de lengua alemana: Alemania, Bohemia, Würzburg y Estrasburgo. La Cruzada era considerada necesaria después de que los sarracenos volvieran a apoderarse de Jerusalén (1244) y que la expedición de san Luis IX (1245) resultara poco eficaz. Tras la muerte del papa, Urbano IV, en 1264, volvió a Colonia, donde reinició la enseñanza y logró hacer retirar el interdicto conminado por el legado del papa Clemente IV sobre la ciudad. Estuvo en el concilio de Lyon, en la que se logró momentáneamente la unidad con los ortodoxos griegos.

Antes de morir tuvo una trombosis que le privó de la razón intelectual y que le hizo sufrir. Pero a pesar de todo, a los 85 años, se enteró que la Universidad de Paris, quería condenar las doctrinas de santo Tomás de Aquino, muerto hacía poco. Y emprendió un largo viaje para defender la memoria de su discípulo, aunque sabía que no podía intelectualmente ya que perdió la capacidad de razonar, pero bastó su presencia, para que se reconociese públicamente que la razón le asistía. Murió en Colonia después de hacer testamento. En el dejaba todo para la beneficencia y sus libros para los dominicos de Colonia.

Alberto abrió el camino a la escolástica; luego contribuyó con clarividencia a reconocer en las ciencias un medio eficaz para hacer vanas ciertas imaginaciones especulativas que se confundían a menudo con la Teología, considerando las artes liberales indispensables también para el estudio de la Escritura. Precisamente por la convicción de que entre ciencia y fe hay distinción, pero no contradicción, Alberto no renunció a ninguna observación o experimentación; tanto que se le tomó por alquimista o por mago que se dedicaba a las ciencias ocultas, lo que retardó su canonización. Su obra completa ocupa cincuenta volúmenes. Entre ellas destacamos los comentarios a los “Cuatro libros de Sentencias” de Pedro Lombardo; “Suma de Teología”; “Suma de las criaturas”; “Del Cuerpo de Cristo”; “Del misterio de la misa”; “De la perfección de la vida espiritual”; “Mariale” o “Sobre el Evangelio”. Fue el primero que comentó a Aristóteles, e hizo que comenzara a ser conocido en Occidente. De sus contemporáneos recibió el titulo de “Doctor universalis”. MEMORIA FACULTATIVA.
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San LEOPOLDO III DE AUSTRIA (o IV) "el Bueno". (c.1073 - 1136)

Martirologio Romano: En el cenobio de Klosterneuburg, en Austria, sepultura de san Leopoldo, príncipe de esa provincia, a quien se honró, aún en vida, con el sobrenombre de «Piadoso», pues fue siempre obrador de la paz y amigo de los pobres y del clero

Nació en Melk (Austria), y era hijo de Leopoldo II y de Ita, y fue educado por el monje san Altmann, obispo de Passau. Era nieto del emperador Enrique III. Sucedió en 1095 a su padre como IV Margrave de Austria y casó con una noble mujer cuyo nombre desconocemos, y parece que enviudó y volvió a casarse en 1106 con Inés, hija de Enrique IV, de la cual tuvo 18 hijos, uno de los cuales, Otón es beato.

Su primera preocupación fue: apoyar los derechos de la Iglesia; promover la reforma del espíritu religioso y las costumbres eclesiásticas. Sostuvo al papado en la lucha de las investiduras, y estuvo entre los firmantes del concordato de Worms que puso paz entre la Iglesia y el Imperio.

Su vida privada, como la de su mujer, fue digna de un asceta. Los 40 años de su gobierno fueron justos y prósperos, aunque tuviera que guerrear con los húngaros. Desde el punto de vista de la política interna, bajo su gobierno se llegó a una primera ampliación de la soberanía territorial: aumentó sus derechos de propiedad y de soberanía y se dedicó a la expansión territorial, en particular al norte del Danubio. En 1111, siendo margrave de Austria erigió la abadía benedictina de Nuestra Señora de Mariazell, que es el más famoso santuario mariano de Austria, y en 1127, el monasterio cisterciense de Heiligenkreuz, no lejos de Viena, y otro agustino en Klosterneuburg, en el que fue enterrado.

También hay que destacar que en su política eclesiástica trató de salvaguardar los antiguos derechos señoriales sobre las iglesias privadas, incluso contra el obispo Reginmaro de Passau, sin importarle enfrentarse a los nobles fundadores de los monasterios. Sólo al final de su vida se mostró conciliador cuando renunció a los diezmos eclesiásticos de 30 parroquias que hasta entonces habían sido de su competencia. En 1125, fue elegido emperador de Alemania a la muerte de Enrique V, pero renunció. Murió en Viena, después de una partida caza. Patrón de Austria inferior.
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Beatos HUGO FARINGDON, JUAN EYNON y JUAN RUGG. M. 1539

Martirologio Romano: En Reading en Inglaterra, beatos mártires Hugo Faringdon o Cook, abad de la Orden de San Benito, Juan Eynon y Juan Rugg, sacerdotes, que, acusados de traición por ser tenaces opositores a las reivindicaciones del primado de la Iglesia del rey Enrique VIII, murieron ahorcados y descuartizados con la espada delante del monasterio

Suele atribuirse al beato Hugo el apellido de Faringdon porque nació ahí. Su verdadero apellido era Cook. El beato ingresó en el monasterio de Reading, donde ejercía el cargo de subcamarlengo cuando fue elegido abad en 1520. La abadía era importante puesto que incluía una curul en la Cámara de los Lores, y quien la ocupaba era magistrado condal

El beato mantuvo la disciplina en su monasterio y "no podía soportar" a los predicadores de las nuevas doctrinas, a quienes calificaba de "herejes y hombres sin escrúpulos". Sin embargo, cuando empezó a ejercer el cargo de abad, estaba en muy buenos términos con Enrique VIII, tal vez en demasiado buenos términos. En efecto, el rey fue a visitarle y le llamó "mi propio abad". La cosa no paró ahí, sino que el abad llegó incluso a firmar una petición a Clemente VII para que anulase el matrimonio de Enrique. En 1536, firmó los artículos de fe de la Convocatoria, que reconocían virtualmente la supremacía regia sobre la Iglesia de Inglaterra. Todavía en 1537, gozaba el abad del favor del rey, puesto que tomó parte muy prominente en los funerales de la reina Juana Seymour en Windsor. Algunas semanas más tarde, ofendió al monarca, al informar a Cromwell y al abad del vecino monasterio de Abingdon, que corría el rumor de que el rey había muerto. Una comisión le juzgó y le puso en libertad.

En 1539, fueron suprimidos los grandes monasterios. Todo el mundo sabía que el abad de Reading no estaba dispuesto a entregar el suyo. En efecto, al fin del verano, el P. Hugo fue confinado en la torre de Londres, con el cargo traición. Como sucede en el caso del beato Ricardo Whiting, no sabemos en qué términos fue formulada la sentencia; sin embargo, debió aludir indudablemente a la negación de la supremacía regia, ya que el beato Hugo habló claramente sobre la cuestión en el cadalso, diciendo que la supremacía de la Santa Sede en lo espiritual era "creencia común de aquellos que mayor derecho tienen a de clarar la verdadera doctrina de la Iglesia en Inglaterra". La ejecución se llevó a cabo frente a la puerta de la abadía de Reading, el mismo día en que fueron martirizados los monjes de Glastonbury.
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Beatos RICARDO WHITING, ROGERIO JAMES y JUAN THORNE. (d.1460-1539)

Martirologio Romano: En Glastonbury en Inglaterra, beatos mártires Ricardo Whiting, abad, Rogerio James y Juan Thorne, sacerdotes de la Orden de San Benito, que, con la falsa acusación de traición o de sacrilegio, fueron consignados bajo el mismo rey a los mismos suplicios

Ricardo nació en Wrington de Somerset. Se educó en la Universidad de Cambridge, donde obtuvo el grado de maestro en artes en 1483. En 1505, volvió a la Universidad a doctorarse en Teología. Probablemente para entonces ya era monje. Recibió la ordenación sacerdotal en Wells, en 1501 y, durante algunos años, ejerció en el monasterio el cargo de camarlengo. En 1525, a la muerte del abad Bere, la comunidad pidió al cardenal Wolsey que nombrase un substituto. El cardenal eligió a Ricardo Whiting: "monje devoto e intachable, hombre discreto y prudente y sacerdote de gran saber y virtud." Uno de los que firmaron el “Iramiento” fue santo Tomás Moro.

El beato gobernó en paz durante diez años. En 1534, se exigió a los monjes que firmasen el Acta de supremacía, en la que se afirmaba que el rey era el jefe de la Iglesia en Inglatrra. A excepción de Moro, Juan Fisher, los cartujos y los franciscanos observantes, muy pocos se habían opuesto hasta entonces al juramento. Así pues, el P. Ricardo y sus monjes lo firmaron tranquilamente. Al año guiente, los agentes reales visitaron el monasterio de Glastonbury. En su informe declararon (no sin lamentarlo) que en el monasterio reinaba tal orden que no se podía acusar de nada a los monjes. A éstos dijeron que no se estaba tramando nada contra ellos. Al año siguiente, fueron suprimidos los monasterios menores.

En 1539, fueron suprimidos también los monasterios mayores, excepto el de Glastonbury, en Somerset. En septiembre de ese año, se presentaron nuevamente los agentes del rey. Confiscaron en el monasterio varios documentos comprometedores (un libro contra el divorcio del rey, varias bulas pontificias y una vida de santo Tomás Becket), e interrogaron al abad. Ricardo se negó a renunciar a su cargo y manifestó "su traidora e infame opinión sobre Su Majestad y sus herederos". Por ello fue encarcelado en la Torre de Londres. El agente Layton envió a Cromwell un "libro de pruebas" de "diversas y numerosas traiciones" cometidas por el abad. Lo cierto es que, después de leerlo, Cromwell apuntó en sus "Recuerdos": "Además, hacer que el abad de Glaston sea juzgado y ejecutado en Glaston" (como se ve, el poder ejecutivo se adelantaba al judicial). El desarrollo de los acontecimientos es bastante incierto. No sabemos si Ricardo Whiting fue juzgado en Londres, en Wells, o en ambos sitios. Lo cierto es que fue condenado a muerte. Generalmrnte se supone que el abad fue condenado por delito de alta traición (en ese caso, tenía derecho a ser juzgado por sus iguales, es decir por los pares del reino). Los documentos que se conservan indican que el crimen de que se le acusó fue haber negado la supremacía del rey.

El beato Ricardo llegó escoltado a Wells, el viernes 14 de noviembrr de 1539. Al día siguiente, se le trasladó apresuradamente a Glastonhury. Ahí se le negó el permiso de ir a despedirse de su comunidad. Los guardias le trasportaron en una carreta a la cima de Tor, colina de unos 180 metros de altura, desde la que se domina la ciudad. Ahí, junto a la torre de la capilla de San Miguel, el anciano, que estaba "muy débil y enfermo", sufrió los horrores de la horca y el desentrañamiento. Antes del anochecer, se colocó su cabeza sobre la puerta del monasterio. El cuerpo, dividido en cuatro partes, fue enviado a Wells, Bridgewater, Ilchester y Rath. Después del abad, dos de los monjes sufrieron idéntico martirio. Fueron éstos Juan Thorne, tesorero de la iglesia de la abadía, y Rogerio James, sacristán. Su "delito", al que se calificó de "sacrilegio", consistió en esconder algunos tesoros de la iglesia para salvarlos de las manos del rey. Es probable que el beato Ricardo haya sido acusado de lo mismo. El pueblode Somerset veneró durante mucho tiempo la memoria del santo abad.
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Beata LUCÍA BROCCADELLI. (1476-1544)

Martirologio Romano: En Ferrara, de la Emilia, beata Lucía Brocadelli, religiosa, que, tanto en el matrimonio como en el monasterio de la Tercera Orden de Santo Domingo, sobrellevó con paciencia muchos dolores y vejaciones

  Nació en Narni (Umbría), desde su nacimiento fue favorecida de gracias celestiales. A los 4 años toda su alegría era entretenerse con una imagen del Niño Jesús que ella llamaba su “Cristarello”. A los 12 años hizo voto de virginidad perpétua. Después de que sus parientes, mediante la violencia, le impusieran un matrimonio no deseado y por consejo de María y de su confesor, aceptó casarse con un joven noble, que respetó el voto de Lucía, aunque puso a prueba su virtud. Durante 5 años Lucía vivió en la casa conyugal entre lágrimas, oración y penitencia, hasta que obtuvo de su marido la separación matrimonial. El esposo ingresó en los franciscanos y ella obtuvo el permiso de hacerse Terciaria dominica en Viterbo, donde recibió los estigmas.

En el 1499, por voluntad del Duque de Ferrara, que la tenía como una santa, y por orden del Pontífice, fue a Ferrara para fundar un monasterio de la Tercera Orden y fue elegida primera priora del convento. Muerto el Duque, algunas religiosas, llenas de envidia, consiguieron que a Lucía se le quitara cualquier privilegio y por ello fue depuesta; fue tratada con crueldad por su sucesora y olvidada de todos; así vivió durante 39 años, sin lamentarse jamás de su desgracia. Sus reliquias se conservan en la catedral de Ferrara.
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Santos ROQUE GONZÁLEZ DE SANTA CRUZ y ALFONSO RODRÍGUEZ DE OLMEDO. M. 1628

Martirologio Romano: En la localidad de Caaró en Paraguay, santos Roque González y Alfonso Rodríguez, sacerdotes de la Compañía de Jesús y mártires, que acercaron a Cristo a las deseosas poblaciones indígenas fundando pueblos llamados reducciones, en los que el trabajo y la vida social se conjugaban libremente con los valores del cristianismo, y por estos fueron ejecutados en una emboscada por el sicario de un brujo

Roque nació en Asunción del Paraguay y era hijo de padres españoles. Fue ordenado sacerdote secular, dentro de un primer grupo de sacerdotes nativos en el Río de la Plata en 1599.

Su primera misión la realizó con un grupo de indígenas, pero tuvo que abandonar este puesto, ya que su familia se opuso (su hermano Francisco González de Santa Cruz, estaba casado con la hija de Hernandarias, gobernador del Río de la Plata). Fue párroco de la catedral de la Asunción, donde se distinguió como sacerdote ejemplar en los nueve años que ejercitó este ministerio, no dejándose llevar por intereses económicos y no mostrando aspiración alguna a las dignidades eclesiásticas, preocupándose mucho por los pobres y por los indios, cuya lengua, el guaraní, aprendió apara poder evangelizarlos mejor. El obispo Reginaldo de Lizárraga le nombró provisor y vicario general del obispado, pero viendo que su vocación hacia los indios, estaba en peligro, decidió hacerse jesuita en 1609.

Su gran labor misionera se inició cuando fue destinado a trabajar en la misión de "San Ignacio de Loyola" (actual capital del departamento de Misiones en el Paraguay), donde se comprometerá con la defensa de los más débiles. Durante 14 años fundó 11 pueblos (tenía el apoyo de su hermano que era Teniente General y Gobernador de Asunción), iniciando la política de las “reducciones”, donde los indios aprendieron a cultivar la tierra, cuidar de los rebaños y muchos otros oficios útiles. Había captado la psicología del guaraní, y supo aprovecharla, estimulando la formación de un tipo de república guaraní. Fue nombrado superior de las misiones del río Paraná. Llegó a lugares donde todavía no había estado el hombre blanco. Fundó reducciones como las de Yatapua, Santa Ana y Yaguapoa. Nada pudo frenar su impulso misionero. Ciudades como Posadas, Concepción y Encarnación brotaron al calor humano de las reducciones. Murió mártir en el Paraguay.

Alfonso nació en Zamora. Hijo de Gonzalo Rodríguez y María de Olmedo, formaban una familia acomodada. Con 16 años pidió, en Salamanca, el ingreso en la Compañía de Jesús. Hizo su noviciado en Simancas y Villagarcía de Campos (Valladolid), aquí conoció a Juan Eusebio Nierenberg, que luego escribiría su vida y su martirio. Tras sus primeros votos religiosos en 1616, se dispuso a realizar humanidades en Pamplona, el ejemplo y los relatos sobre la vida de los jesuitas en Paraguay, por un compañero que había estado allí, despertaron su vocación misionera

Salió de Lisboa en 1616 con un grupo de 35 misioneros para el Brasil. Allí le acompañó san Juan del Castillo. Después de una larga travesía, siguieron su navegación hacia Buenos Aires y luego hacia la ciudad de Córdoba en Argentina donde realizó sus estudios filosóficos y teológicos y enseñaron en Córdoba y Concepción; los últimos años antes de la ordenación (1624), y pensando en sus destinos futuros, estudiaron la lengua guaraní. En 1627, ya sacerdotes, son destinados por sus superiores a trabajar en la misión del Paraguay. Alfonso fue destinado primero a Asunción, entonces capital de la gobernación del Río de la Plata, extensa zona que incluía, junto al Paraguay de hoy, varios territorios de las actuales Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay. Su primer apostolado lo tuvo entre las tribus guaycurúes, cuya lengua aprendió. Luego marchó con los guaraníes en la reducción de San Ignacio, primera de las jesuíticas. Poco después, fue a Concepción de Itapúa, junto al río Paraná, (reducción fundada por Roque González) que era la más central, donde volvió a coincidir con san Juan del Castillo. Luego junto con san Roque González, fundó la reducción de Todos los Santos en Caaró donde murió mártir, por obra de unos indígenas instigados por un cacique local.
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San JOSÉ MUKASA BALIKUNDEMBÉ. (c.1860 - 1886)

Martirologio Romano: En Mengo, lugar de Uganda, san José Mukasa Balikudembé, mártir, que estando al frente del palacio real, recibido el bautismo ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, y, debido a esto, el rey, enfurecido, ordenó degollarle a los veinticinco años de edad

Natural de Kampala, tenía 26 años y pertenecía al clan Kayozi. Por su amigo san Andrés Kaggwa, llegó a la fe cristiana y se bautizó en 1882, siendo uno de los primeros catecúmenos de la misión. Como mayordomo del rey Mwanga de Uganda procuró, desde su cargo, servir a todos y no perjudicar a nadie, siendo muy generoso con los necesitados.

Advirtió al rey de la conjura de su primer ministro, lo que le granjeó el odio de éste y no paró de convencer al rey que era interés de la corona la muerte del mayordomo. José afeó al rey el asesinato del obispo anglicano Hannington; también defendió a los pajes de la casa real de caer en los vicios del rey.

El rey ordenó su muerte y cuando fueron a matarlo, se negó a ser atado, pues dijo que no pensaba huir, y caminó con paso firme hasta el lugar del suplicio y fue decapitado en Kampala, y sus restos fueron quemados. Antes de morir le dijo al verdugo: “Tu dirés a Mwanga de parte mía que me ha hecho morir sin razón, pero que le perdono. Mientras tanto dile que se arrepienta, pues de lo contrario yo le acusaré ante el tribunal de Dios”. Mwanga cuando recibió el aviso fue demasiado tarde, pues ordenó que se le conmutase la pena por la prisión, pero ya había sido decapitado. Fue la primera víctima de la persecución
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San JOSÉ PIGNATELLI. (1737-1811).

Martirologio Romano: En Roma, san José Pignatelli, sacerdote de la Compañía de Jesús, que trabajó para restaurar la vida de esta familia religiosa entonces reducida casi a la extinción y se demostró insigne por su caridad, humildad e integridad moral, siempre dirigido a la mayor gloria de Dios Nació en Zaragoza. Era de nobilísima familia entre napolitana y aragonesa: su padre era un príncipe del Sacro Imperio Germánico, y su madre, marquesa de la Mora. Su familia emparentaba con san Francisco de Borja y san Luis Gonzaga. Estudió en el colegio de los jesuitas de Zaragoza, donde estudió Teología; en Calatayud estudió Filosofía, una vez que ingresó en los jesuitas. Era piadoso, elegante y culto. Entendía de antigüedades, hablaba varios idiomas, y tenía un gran categoría humana. Fue siempre ejemplo de caridad, humildad y confianza en Dios. Esas fueron sus virtudes características. Entró en la Compañía de Jesús (1753) y, tras una estancia de formación en Tarragona, Calatayud y Manresa. En 1759 solicitó que le destinaras a las misiones del Paraguay, pero en vísperas del exámen final de Teología moral enfermó: tuvo vómitos de sangre y enviado a los Pirineos para que se recuperara

Fue ordenado sacerdote en 1762, poco antes de que Carlos III decretara el destierro de los jesuitas. Su primer destino fue la de profesor de Gramática en el colegio de los jesuitas de Zaragoza, allí estuvo cuatro años, tiempo que aprovechó para introducir en el colegio la práctica de los seis domingos en honor a san Luis Gonzaga. Se dedicó también a atender a los enfermos y a los condenados a muerte. En 1767 fue ordenado la expulsión de los jesuitas de España. Su hermano consiguió que se hiciera una excepción con él, pero éste entre vómitos de sangre, muy enfermo de tisis, hizo que le llevaran a Salou para embarcar junto con sus hermanos expulsados y compartir con ellos sus penalidades. En 1771 hizo sus votos solemnes en la iglesia del Gesú de Ferrara. En 1773, el papa publicó la extinción total y absoluta de la Compañía de Jesús. 23.000 jesuitas de todo el mundo dejaban de serlo y se veían desprovistos de todas sus casas y bienes. José y su hermano Nicolás, también jesuita, alquilaron un apartamento en Ferrara y luego en Bolonia.

En Italia vivieron como apestados, y él decidió dedicarse al estudio viviendo siempre con una gran modestia; comenzó a pintar, y comenzó a comprar libros e hizo una biblioteca bastante numerosa. A pesar de su débil salud se dedicó a los pobres y enfermos. Su hermano intentó que dejase la Compañía a lo que José le contestó: “... no lo haré jamás, aunque tuviese que perder mil veces la vida”. José intentó ingresar de nuevo en el noviciado de la Compañía en Rusia, pero no le estaba permitido a los españoles. En 1797 pudo renovar sus votos cuando la Orden se reconstituyó en el ducado de Parma, agregándose al núcleo de Rusia, único lugar donde aún quedaban jesuitas.

En Ferrara y Bolonia, desplegó una gran actividad reorganizando la Compañía de la que pronto será provincial, a pesar de su oposición. Será el anillo de unión entre los jesuitas de antes y después de la persecución y abolición del siglo XVIII. Después de ser provincial de Nápoles, donde también se había restaurado la Compañía, fue nombrado provincial de toda Italia. Marchó a Roma, bajo la protección del papa Pío VII que momenténeamente reconoció a la Compañía. Pero la invasión napoleónica hizo que de nuevo tuvieran que vivir en la clandestinidad. José se dedicó a los más pobres. Pero morirá sin haber visto rehecha la Compañía, durante la invasión de Napoleón y procurando que no se enteraran de su muerte para que no hubiera manifestaciones populares. Pío XI lo describió como un sacerdote de "viril y animosa santidad". Se le considera el segundo padre de los hijos de san Ignacio. Murió en Roma. Pío XII lo canonizó en 1954.
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San FÉLIX DE NOLA. M. 484.

Martirologio Romano: En Nola, de la Campania, san Félix, de cuyos cuidados pastorales y devoción se honra la ciudad
Según Abel Della Costa en “El Testigo Fiel”: “No se debe confundir a este san Félix de Nola, a quien se le agrega el toponímico por haber sido obispo de Nola, con el mucho más conocido san Félix de Nola, presbítero y confesor, que celebramos el 14 de enero, y al que el toponímico se le agrega por haber nacido allí (y para distinguirlo de los muchos santos llamados Félix).

Esta distinción es de mucha importancia, porque la identidad de los nombres y la escasez de datos sobre los dos (pero mucho más sobre el de hoy, ya que del presbítero tenemos como informante a san Paulino de Nola) han hecho pensar durante mucho tiempo que se trataba de un duplicación, máxime si tenemos en cuenta que al san Félix presbítero le atribuye la hagiografía de san Paulino el haber rechazado el episcopado. En muchísimos sitios de internet aparecen los dos santos como el mismo.

Sin embargo, el hecho de que el nuevo Martirologio lo consigne, habida cuenta del cuidado que se ha tenido en no admitir duplicaciones ni datos del todo inciertos, es suficiente para que sepamos, al menos, que no se trata del mismo santo.

Gian Domenico Gordini, en “Santi e Beati”, aporta la siguiente noticia: «Sobre este personaje son muy pocos los datos fiables, y muchos los legendarios y poco claros. La información cierta refiere el inicio de su ministerio episcopal en 473, y su muerte, un 9 de febrero de 484, como puede verse en una inscripción sepulcral. Para el resto la leyenda ha trabajado muy duro para crear una confusión de la que no es fácil salir.»

Para abundar en la confusión, la iconografía tradicional, y el Martirologio Romano anterior, lo representan mártir (tal como aparece en el cuadro de Formisani de la Catedral de Nola, que ilustra este artículo) a su vez por contaminación legendaria con otro san Félix, del año 97, mártir que ya no figura en el Martirologio actual”.
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Beata MARÍA DE LA PASIÓN DE CHAPPOTIN DE NEUVILLE. (1839-1904).

Martirologio Romano: En San Remo, de la Liguria, en Italia, beata María de la Pasión (Helena) de Chappotin de Neuville, virgen, que, enamorada de la humildad y simplicidad de san Francisco, fundó las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, para el servicio de la mujer en tierras de misión
Nació en Nantes, Francia, en el seno de una familia de la nobleza. En 1860 ingresó en el monasterio de las clarisas de Nantes. En 1861, aún postulante, tuvo una profunda experiencia de Dios que le invitaba a ofrecerse víctima por la Iglesia y el Papa. Esta experiencia marcó toda su vida. Enfermó gravemente y tuvo que dejar el monasterio. Después de su restablecimiento, su confesor la orientó hacia las religiosas misioneras en la Congregación de María Reparadora, donde fue admitida en 1864, y cambió en Toulouse su nombre por el de María de la Pasión.

En 1865, aún novicia, fue enviada a trabajar en la India, al Vicariato apostólico del Maduré, confiado a los jesuitas, donde las Reparadoras tienen como tarea principal la formación religiosa de una congregación autóctona y otras actividades apostólicas. Fue primero superiora local y en 1867, provincial de los tres conventos de las Reparadoras. Bajo su dirección las obras se desarrollaron, la paz -un tanto turbada por tensiones anteriore- se restableció, y florecieron nuevas comunidades. Pero en el Maduré las disensiones se agravaron hasta tal punto que 20 religiosas, entre ella Helena, se vieron obligadas, en 1876, a dejar las Reparadoras.

En 1976, Helena se dirigió a Roma la regularizar la situación de las 20 hermanas separadas y obtiene del beato Pío IX, en 1877, la autorización para fundar un nuevo Instituto, especificamente misionero, y así fundó las Hermanas Franciscanas Misioneras de María en Maduré, India. Será el primer instituto misionero femenino.

Los primeros años fueron difíciles, pues estaba bajo sospecha. Sufrió la humillación de ser destituida, y rehabilitada un año (1884) después, pero lo hizo en silencio, pidiendo a sus hijas: “Que nunca se hiera la caridad, por defenderse”, y afirmando que los que le habían hecho sufrir “tenían derecho a su agradecimiento”. En 1900 fueron martirizadas en China 7 hermanas. Este martirio fue para Helena, junto a un gran dolor, de un inmenso gozo. Agotada por las fatigas incesantes viajes y el trabajo cotidiano. Murió en San Remo después de una breve enfermedad. Sus restos se encuentran en el oratorio privado de la casa general del Instituto de Roma. Fue beatificada por SS Juan Pablo II el 20 de octubre de 2002.
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San RAFAEL DE SAN JOSÉ KALINOWSKI. (1835-1907).

Martirologio Romano: En Wadowice, de Polonia, san Rafael de San José (José) Kalinowski, presbítero, que en la insurrección del pueblo contra el opresor durante la guerra, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia, y después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual promovió notablemente
Nació en Vilna (Lituania), entonces Polonia. Se llamaba José Kalinowski. Pertenecía a una familia noble que le educó con esmero en la ciencia y en la fe. Cursó siete años en un colegio para nobles, realizando también un curso en la escuela de agronomía de Horki, donde se enfrió su fervor religioso. Con esta buena preparación abrazó la vida militar, entre los ingenieros de San Petersburgo en el 1853. Subió todos los grados hasta llegar al Estado Mayor como comandante. Llamó la atención por su honradez, por su piedad y generosidad para con los pobres. Su oración era muy profunda y a ella dedicaba varias horas al día.

Cayó enfermo y pidió la excedencia de la carrera militar. En este tiempo se acentuó su vida interior. Vinieron días difíciles a su nación, ya que Rusia tenía ocupada Polonia. Decidió tomar parte en la insurrección polaca de 1863, contra el poder de los zares. Le nombraron lugarteniente del ministro de la guerra en Lituania, y aceptó el cargo con la condición de que nadie se le condenara a muerte.

Pero cuando ahorcaron a uno de los cabecillas de la revolución, Segismundo Sierakowski, se puso de rodillas y tomó la resolución de consagrarse al servicio de Dios, pero los rusos le apresaron y fue condenado a trabajos forzados en Siberia, a las minas de sal de Usole-Sibirskoje y allí estuvo durante diez años, y después estuvo desterrado, durante cuatro año, en Irkutsk, donde permaneció hasta 1872. Durante los años de cautiverio era tal su caridad, oración y penitencia que sus compañeros de prisión rezaban así: "Por las oraciones de Kalinowski ¡líbranos, Señor!". Se llevó un Nuevo Testamento, el Libro de Job, de los Salmos y la “Imitación de Cristo”. Durante su cautiverio desarrolló un auténtico apostolado lleno de caridad hacía todos. En 1872 se fue a Perm, en la Rusia oriental, donde debía residir dos años como marcaba la ley. Fue liberado con la condición de que no regresase a Lituania.

En 1874, pudo regresar a Varsovia, y se marchó a París y fue nombrado preceptor del príncipe beato Augusto Czartoryski, lo que le obligó a recorrer muchas naciones, y al que cuidó con gran esmero, caridad paternal. En todas partes Augusto llamó la atención por su piedad, y que luego ingresaría en los salesianos y moriría con fama de santidad

En 1877 entró como carmelita descalzo en Graz (Austria) donde cambió su nombre por el de Rafael de San José. Emitió sus votos religiosos y fue enviado a Raab (hoy Györ, Hungría) para cursar los estudios de Filosofía y Teología. Luego fue enviado a Polonia, al único convento de la Orden, donde en 1882 fue ordenado sacerdote. Fue prior del convento de Cracovia. Trabajó para la extensión del Carmelo en Polonia -tanto que se le considera su restaurador- y por la unidad de las iglesias. Llegó a ser definidor de la provincia de Galitzia y superior de los monasterios de Czerna y Wadowice. Solía decir: "Nuestro principal quehacer en el Carmelo es conversar con Dios en todas nuestras acciones". Escribió “María siempre en todo”, y “Monasterios de Carmelitas Descalzas de PoloniaLituania y Rusia”. Murió en Wadowice (Polonia) y su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Czerna, Cracovia. 
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Beato JUAN DUARTE MARTÍN. (1912-1936).

Nació en Yunquera, Málaga, en el seno de una familia de labradores. Ingresó en el Seminario en el curso 1925-1926, a la edad de trece años. Juan quería mucho al Seminario, como permanentemente pudieron constatar sus padres y sus hermanos.  Y en una ocasión muy señalada, cuando, después de la quema de iglesias y de conventos en Málaga en mayo del 1931, se planteó la necesidad de regresar al Seminario y su padre le pidió que aplazara su vuelta hasta que la situación política se normalizase, Juan Duarte fue de los valientes que volvieron al Seminario.

Reconociendo su capacidad, en los últimos cursos se le encomendó la tarea de prefecto de los seminaristas menores, educador de ellos. Era alegre y sencillo, de lo cual tuvieron constancia los niños del catecismo de la parroquia de la Victoria y los de Yunquera. Era muy notable su profunda vocación apostólica.

El 1 de julio de 1935 recibió el Subdiaconado; de la noche anterior tenemos una plegaria a la que él alude en una emotiva carta al Obispo el beato Don Manuel González: "¡Con qué ganas me pongo en brazos de la Iglesia y con qué ganas le pido al Señor que me quite la vida si no he de servirla con la alegría que inunda mi alma el día que a ella me entrego!".  Al año siguiente fue ordenado diácono en la Catedral de Málaga, el 6 de marzo de 1936. Cualidades sobresalientes de Duarte eran su arrojo y valentía, pese a ciertas apariencias de timidez.

Su detención ocurrió el 7 de noviembre, por la delación de alguien que, tras un registro fallido llevado a cabo en su casa, le vio asomarse a una pequeña ventana para respirar aire puro después de varias horas, sin luz ni ventilación, en una pequeña pocilga que le había servido de escondite.

Cuando los milicianos pegaron en la puerta, sólo se encontraban en casa su madre y él. De su casa le llevaron al calabozo municipal, y de allí, con los otros dos seminaristas, sobre las cuatro de la tarde, lo trasladaron a El Burgo, donde quedaron sus dos compañeros, martirizados en la noche del 7 al 8, mientras Juan fue llevado, por la carretera de Ardales, hasta álora.

En Álora, fue llevado primeramente a una posada y, después, a la Garipola o calabozo municipal, en el que durante varios días fue sometido a torturas sin cuento, con las que pretendían forzarle a blasfemar. Pero él siempre respondía: "¡Viva el Corazón de Jesús!" o "¡Viva Cristo Rey!".

Las torturas y humillaciones a las que fue sometido en la Garipola fueron muy variadas: desde palizas diarias, introducción de cañas bajo las uñas, aplicación de corriente eléctrica en su genitales, (en una ocasión llegó a avisar que el cable se habría debido desconectar de la batería, porque no sentía la corriente) hasta paseos por las calles entre burlas y bofetadas con el mismo objetivo.

;De la Garipola lo llevaron a la cárcel, que entonces se encontraba en la Plaza Baja, hoy Plaza de la Iglesia. Allí se inició el sádico proceso de mortificación, psíquico y físico, que habría de llevarle al fin hasta la muerte.

Empezó este proceso introduciendo en su celda a una muchacha de 16 años, con la misión expresa de seducirle y aparentar luego que la había violado. Como este atropello no dio el resultado apetecido, uno de los milicianos, con la colaboración de otros, se acercó a la cárcel y con una navaja de afeitar le castró y entregó sus testículos a la tal muchacha, que los paseó por el pueblo.
Realizada esta salvaje acción, cuando Juan Duarte recuperó el conocimiento, sólo preguntaba a los demás presos que estaban en la misma celda: "Pero, ¿qué me han hecho, qué me han hecho?". Como la indignación de mucha gente de Álora aumentaba por días y la actitud de Juan Duarte se hacía más provocadora -pues con serenidad preguntaba a sus verdugos si no se daban cuenta de que lo que le hacían a él se lo estaban haciendo al Señor-, los dirigentes del Comité decidieron acabar con él proporcionándole una muerte horrenda.

Esta muerte se llevó a cabo en la noche del día 15 de noviembre. Lo bajaron al Arroyo Bujía, a kilómetro y medio de la estación de Álora, y allí a unos diez metros del puente de la carretera, lo tumbaron en el suelo y con un machete lo abrieron en canal de abajo a arriba, le llenaron de gasolina el vientre y el estómago y luego le prendieron fuego.

Durante este último tormento, Juan Duarte sólo decía: "Yo os perdono y pido que Dios os perdone... ¡Viva Cristo Rey!".
Las últimas palabras que salieron de su boca con los ojos bien abiertos y mirando al cielo fueron: "¡Ya lo estoy viendo... ya lo estoy viendo!".

Los mismos que intervinieron en su muerte contaron luego en el pueblo que uno de ellos le interpeló: "¿Qué estás viendo tú?". Y acto seguido, le descargó su pistola en la cabeza.

Pocos meses después, el 3 de mayo, su padre, hermanos y otros familiares se presentaron en Álora para exhumar su cuerpo, fácil de encontrar bajo la arena, pues había sido enterrado por unos vecinos a tan poca profundidad que su hermano José, como él mismo contó, con sólo escarbar con sus manos, topó enseguida con sus restos.
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Beato MIGUEL DÍAZ SÁNCHEZ. (1879-1936).

Martirologio Romano: En Almansa, Albacete, España, beato Miguel Díaz Sánchez, presbítero diocesano y mártir
Miguel Abdón Senén nació en Caudete (Albacete), por aquel entonces pertenecía a la diócesis de Orihuela. Pocos datos hay de su infancia y niñez, pero sí sabemos que muy pronto sintió el beato la llamada al sacerdocio. Cuando alcanzó la edad señalada para decidir su vocación, ingresó en el Seminario de San Miguel de Orihuela, donde fue considerado siempre como modelo de seminaristas, tanto por su comportamiento, como por su piedad.

Ordenado sacerdote en 1903, el Prelado le destinó como coadjutor de la parroquia de su pueblo natal. Más adelante fue nombrado párroco de Tabarca, y, en 1927 cura ecónomo de Santa Ana de Elda (Alicante), siempre en la diócesis de Orihuela.

Existía en esta población una gran masa obrera, con ideas bastante revolucionarias. En este ambiente desarrolló el beato tal actividad, que llegó a captarse las simpatías del mundo obrero, hasta el punto de que, al ser trasladado nuevamente a la parroquia de Caudete, se reunieron rápidamente catorce mil firmas para pedir al Prelado que lo dejase en Elda. Pero su destino estaba en Caudete.

La persecución religiosa de julio de 1936 le sorprendió en plena actividad pastoral. A partir de las elecciones de febrero de 1936 y, más concretamente, desde el 19 de marzo, los frentepopulistas le cerraron la Iglesia viéndose obligado a empezar a esconderse. Y en ese periodo, hasta el 18 de julio, tuvo que afanarse para ir sacando todo lo que pudo del templo y poder guardarlo en su casa, ocupando el lugar más importante el Santísimo Sacramento. Allí también se refugió el sacristán.

Cuando, finalmente, estalló la guerra el beato se ocultó, cambiando con frecuencia de vivienda, para no caer en manos de los ya declarados perseguidores de la fe cristiana, pero no por eso interrumpió el servicio ministerial de sus fieles. Vivió un verdadero calvario hasta que fue detenido el día 14 de octubre, pasó al convento de los PP. Carmelitas convertido en cárcel.

Al enterarse los milicianos de Elda que don Miguel estaba detenido, se trasladaron a Caudete con intención de salvarlo. Estaban muy agradecidos por la labor que había realizado en su ciudad. Pero no pudieron hacer nada. Ante esta situación, el comité local lo sacó de la cárcel el 9 de noviembre con intención de llevarlo a Albacete. Luego, mientras los milicianos cenaban en una posada, dejaron al sacerdote al cuidado de los dueños que le aconsejaron que huyera; pero él no quiso.

A primeras horas de la mañana llegó otro coche en el que recogieron a don Miguel para llevarlo a Almansa y al llegar junto al puente que hay cerca de la venta de la Vega, lo asesinaron sencillamente por ser sacerdote. Lo más horrible es que fueron sus mismos paisanos y feligreses quienes cometieron tan horrendo crimen. A la mañana siguiente fue encontrado su cadáver en la carretera de Almansa, en el término de Bonete. Fue beatificado el 6 de noviembre de 2007 por Benedicto XVI.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

San Eugenio . s. III. Fue un colaborador de san Dionisio de París; y por lo que parece fue martirizado en algún lugar cercano a la ciudad. El antiguo Martirologio lo identificaba erróneamente con un obispo de Valencia

Una passio escrita en el 850-875 (?) que no tiene ninguna virisimilitud histórica, pretende que Eugenio era un ciudadano romano. Marchó a Francia y allí san Dionisio lo encontró y le confirió el episcopado, asignándole Toledo como campo de apostolado. Después de algunos años de fructífera predicación, Eugenio quiso ver a Dionisio, del que ignoraba que había muerto mártir, para informarle de su trabajo. Fue arrestado por orden de Fescennio Sisinio y decapitado en Deuil. No confundir este santo con su homónimo obispo de Toledo.
Hipona
Santos Fidenciano, Valeriana, Victoria y 17 compañeros. s. III/IV.
Martirologio Romano: En Hipona Regia, de Numidia, los veinte santos mártires cuya fe victoriosa celebró san Agustín y de los cuales sólo se recuerdan los nombres del obispo Fidenciano, de Valeriana y de Victoria

Son 20 mártires, en Hipona, África, cuya fe y triunfo celebró san Agustín en varios de sus escritos, pero sin precisar nada concreto sobre su biografía.

Santos Gurías y Samonas. M. 305.
Martirologio Romano: En Edesa, de la región de Osrhoena, santos mártires Gurias, asceta, y Samonas, que, bajo el imperio de Diocleciano, después de prolongados y crueles tormentos fueron condenados a muerte por el prefecto Misiano y degollados

Según la leyenda, Gurías y Samonas fueron encarcelados durante la persecución de Diocleciano. Como se negasen a sacrificar a los dioses, se los colgó de una mano y se les ataron pesas en los pies. Después, estuvieron tres días en una horrible mazmorra, sin comer ni beber. Cuando los sacaron de ahí, Gurio estaba agonizante. Samonas fue torturado cruelmente otra vez, pero permaneció firme en la fe. Ambos murieron decapitados. Gurías era un asceta.

San Flaviano de Vercelli. M. 556.
XIVº obispo de Vercelli, sucediendo a san Constancio hacia el 541; fue insigne poeta y custodio de la memoria de los santos locales. Se le considera el “san Dámaso” vercellese porque dejó preciosos cármines sepulcrales dedicados a los primeros santos de la diócesis. Sus escritos están conservados en el mármol y comprenden un centenar de versos referidos a san Eusebio y a las primeras hermanas del cenobio femenino, fundado por santa Eusebia, presunta hermana del protoobispo

Se señala en particular el explédido carmen que adorna el sepulcro de santas Constanza y Exuperia, hermanas del obispo san Constancio. Flaviano promovió además la decoración con adornos particulare, mosaicos e inscripciones métricas, en la antigua basílica eusebiana.

En su epitafio fúnebre nos recuerda que fue generoso en el perdonar, bueno de corazón, versátil y vivaz de ingenio, delicado de sentimiento y rico de vida interior. Su memoria no aparece, por desgracia, en ningún calendario litúrgico diocesano.

San Macuto de Alet. M. c. 640.
Martirologio Romano: En Bretaña Menor, san Maclovio o Macuto, obispo de Alet, que, nacido en Cambria, murió en Saintes

Nació en el País de Gales en el seno de una familia noble y cristiana. Ingresó como monje en el monasterio de Lancarvan o Llancarvan (Glamorganshire), donde se dice fue confiado a san Brendano "el Viajero". Discípulo de san Aarón de Bretaña. Hacia el 550, se marchó a Bretaña con un grupo de misioneros galeses en Armórica; primero en la isla de Cézembre, luego se establecieron en un lugar llamado Aleth (Saint-Malo), donde fue nombrado su primer obispo.

Durante un tiempo estuvo exilado fuera de su sede por la hostilidad que le presentaron los bretones por la acumulación de bienes en su monasterio, y Macuto los maldijo y marchó en Saintés donde le recibió el obispo san Leoncio que lo nombró su coadjutor. Los bretones, arrepentidos, le pidieron que volviese a su tierra, y Macuto accedió. Murió al poco tiempo en Santonas o Santonge. Le sucedió en el episcopado, san Enogato.

La leyenda dice que navegó con san Brandano a lomos de una ballena, buscando la isla maravillosa de Ima y que no lo consiguió. Se le han atribuidos numerosos milagros, y le hicieron primo de santos Maglorio y Sansón de Dol.

San Desiderio de Cahors. M. 655.
Lápida de san Desiderio
Martirologio Romano: En Cahors, de Aquitania, san Desiderio, obispo, que construyó muchas iglesias y monasterios y hasta edificios para el bien común, sin olvidarse de preparar las almas para su celeste Esposo, como verdaderos templos de Cristo

Nació en la provincia de Narbona, en el seno de una noble familia galoromana. Fue educado en la corte de Clotario II con sus hermanos Rústico y Siagrio. Desiderio, conocido como Géry, ejerció funciones administrativas durante el reinado de Dagoberto (629).

En el 630, cuando Rústico, que era obispo de Cahors, fue asesinado, Desiderio le sucedió en el cargo y fue consagrado por el obispo de Bourges, Sulpicio. Ha quedado una correspondencia interesante, gran parte de la cual dirigida a sus amigos de juventud, la mayoría obispos como él. Como obispo construyó muchas iglesias, monasterios y otros edificios de servicio públicos, sin olvidarse del cuidado pastoral. Fundó el monasterio de San Amando, llamado después de Saint-Géry, en Cahors y durante su episcopado se fundó la célebre abadía de Moissac. Su cuerpo fue sepultado en el monasterio de San Amando que tomó su nombre, luego sus restos fueron trasladados a la catedral, y en 1581 las sagradas reliquias fueron dispersadas por los hugonotes.

San Sidonio M. c. 690. Martirologio Romano: En Rouen, de Neustria, san Sidonio, abad, oriundo de Irlanda, que hizo vida monástica primero en Jumièges, después en el monasterio de Herio, en la isla de Noirmoutier, bajo la dirección de san Filiberto, y finalmente en el monasterio de Saint-Saens por él fundado

De origen irlandesa. Llegó a Normandía junto con san Furseo. Allí se relacionó con los santos Audoeno de Rouen y Leutfrido. En el 644, ingresó en el monasterio benedictino de Jumiéges durante el abadiato de san Filiberto de Jumiéges; fue nombrado por san Audoeno primer abad de un pequeño monasterio que este obispo había fundado en Rouen, y que más tarde se llamó Saint-Säens.

Santos Marino y Aniano. s. VII/VIII.
Martirologio Romano: En el monte Irschenberg en Baviera, en Alemania, santos Marino, obispo, y Aniano, mártires

San Fintano de Rheinau. (c.800 - c.879).
Martirologio Romano: En Rheinau, entre los helvecios (hoy Suiza), san Fintano, procedente de Irlanda, que vivió mucho tiempo en un monasterio, pero después se recluyó en una pequeña celda, junto a la iglesia, escondido por amor de Dios

Natural de Leinster (Irlanda) en el seno de una noble familia, fue capturado por los piratas y llevado como esclavo en las Orcadas, pero consiguió huir a Escocia; marchó en peregrinación a Roma donde se hizo benedictino en la abadía de Farfa. Se trasladó a la abadía suiza de Rheinau, cerca de Schaffhouse, donde tuvo el permiso de vivir como recluso en una celda junto a la iglesia, durante 22 años hasta que murió. Vivió siempre unido al amor de Dios.

Eneas de Faenza. Beato. M. 1437.
No se conoce nada de su vida. Aparece en un fresco de la iglesia de los siervos de María de Faenza. Su culto no está reconocido por la Santa Sede. Se puede decir que es beato por voluntad popular.

Cayo Coreano. Beato. M. 1627.
Martirologio Romano: En Nagasaki, del Japón, beato Cayo Coreano, mártir, que, siendo catequista, por confesar a Cristo fue condenado a la hoguera

Nació en Corea y, todavía sin ser cristiano, vivió como eremita a una gruta buscando su camino. Cuando los japoneses de Hideyoshi invadieron Corea, fue apresado, embarcado y llevado a Meaco donde llegó en pésimas condiciones de salud. Recuperado, ingresó en un monasterio budista donde no encontró la paz que buscaba. Entonces un neófito cristiano, lo condujo a la misión de los jesuitas donde escuchó el evangelio, y esto le conmovió profundamente. Allí conoció la fe y se bautizó, y llegó a ser un apasionado catequista y enfermero de leprosos, se le llamaba el "pequeño apóstol".

Llegada la persecución de 1614, se marchó a Filipinas, pero dos años más tarde regresó a su trabajo de catequista en la clandestinidad. Estaba visitando a unos cristianos encarcelados en 1626, cuando fue arrestado. Le fue prohibido predicar la palabra, pero dijo que esto no era posible. Su martirio fue cruel, fue quemado lentamente en Nagasaki, se le soltaron las cuerdas por el fuego, se arrodilló, dio gracias a Dios y consumó su martirio. Fue beatificado en 1867 por el papa Pío IX.