Santoral del 27 de Noviembre


INDICE

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa Advocación Mariana
NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA
Beato RAIMUNDO LULIO
San VIRGILIO DE SALZBURGO
San EUSICIO. M. 842.
Santas FLORA y MARÍA DE CÓRDOBA
Bernardino Amici de Fossa, BeatoPredicador y Escritor Franciscano
Beato TOMÁS COTENDA KIUNA y compañeros
VIDEOS
Francisco Antonio Fasani, SantoPresbítero Franciscano
Teodosio, SantoBiografía
Delfina, BeataViuda
Bronislao Kostkowski, BeatoSeminarista
Jacobo de Persia, SantoMártir


SANTOS BARLAAM Y JOSAFAT,Confesores
Granjeaos amigos con las riquezas de iniquidad,
para que, cuando falleciereis,
seáis recibidos en las moradas eternas.
(Lucas 16, 9)

San Barlaam dejó su desierto y se disfrazó de joyero para ir a buscar a Josafat, hijo de Abener, rey de las Indias. El joven príncipe abrazó la fe cristiana y, ni las súplicas de su padre ni las seducciones de las voluptuosidades ni los artificios de los magos pudieron hacer vacilar su constancia. Tuvo la dicha de convertir a la fe a su padre y a casi todo su reino. Después de esto se retiró a la soledad con su maestro.

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE LOS SANTOS BARLAAM Y JOSAFAT

I.San Barlaam deja la soledad y entra disfrazado a la corte de Josafat para instruirlo en los misterios de nuestra santa fe. ¡Cuán ingenioso es el amor divino! ¡qué no hace por la gloria de Dios y la salvación del prójimo! ¡Ah! cuán activo eres tú cuando se trata de tu honor o de tu interés; nada hay que no emprendas entonces, nada que no lleves a cabo. Si tuvieses un poco de amor de Dios, ¿qué no harías por Él? El amor nada encuentra difícil ni penoso (San Jerónimo).

II. Josafat escucha de inmediato la voz del Señor que le habla por boca de San Barlaam. Se convierte, viste cilicio, ayuna, ora a Dios incesantemente y, provisto de estas armas, resiste a los halagos, a las amenazas, a las violencias y a todos los ardides del demonio. Tú estás expuesto a las mismas tentaciones; no resistirás a ellas a no ser que emplees las mismas armas. Ayuna, vela, ora, mortifícate, el paraíso bien vale la pena de esto y mucho más.

III. San Josafat, después de haber convertido a su reino para Dios, se retira a la soledad para pasar el resto de sus días con su querido padre, San Barlaam, y para disponerse a la muerte. Cristianos, habéis trabajado para el mundo, para la gloria y el placer, para las riquezas y la ciencia: emplead el resto de vuestros días en la salvación de vuestra alma. Habéis vivido entre las tempestades, es menester morir en el puerto (Séneca).

El desprecio del mundo.
Orad por los Prelados.

ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Señor, que esta solemnidad sea una protección para nosotros, y que la intercesión de vuestros bienaventurados confesores nos haga agradables a vuestros ojos. Por J. C. N. S.

Martirologio Romano (1956)
27 de noviembre



Jacobo de Persia, Santo

El gran mártir Jacobo el Persa (conocido como “el amputado”) nació en el siglo IV en el seno de una piadosa familia cristiana, conocida por su riqueza y su honorabilidad.

Su esposa era cristiana, ellos juntos formaron a sus niños en la piedad, inspirándolos en el amor por la oración y por la lectura de las Sagradas Escrituras.

Jacobo ocupó una muy importante posición en la corte del emperador persa Izdegerd (399-420) y en la de su sucesor Barakhranes (420-438). Pero en una de las campañas militares, Jacobo, seducido por la beneficencia del emperador, tuvo miedo de negar su fe en Cristo y de tener que ofrecer sacrificios a los ídolos y al emperador.

Sabiendo sobre esto, la madre y la esposa de Jacobo le escribieron una carta, en la que lo llaman a arrepentirse. Cuando recibió la carta, Jacobo se dio cuenta de la gravedad de su pecado. Y enfrentando el horror de ser separado de su familia y de Dios mismo, comenzó a llorar, pidiendo a Dios el perdón.

Los soldados que lo acompañaban, escuchándolo orar al Señor Jesús, contaron esto al emperador. Y habiendo sido interrogado, San Jacobo confesó su fe en el Verdadero Dios. Ninguna cantidad de dinero pudo hacerle cambiar su fe, entonces el Emperador ordenó que fuera muerto.

Comenzaron amputando sus dedos uno por uno, luego sus manos y sus pies, sus brazos y sus piernas. Durante esta prolongada tortura, San Jacobo ofrecía oraciones de agradecimiento al Señor, quien le había permitido la posibilidad de la redención por sus pecados soportando esas torturas.

Por ultimo, el mártir fue decapitado. Los cristianos se unieron alrededor de las piezas de su cuerpo y las enterraron con gran reverencia.
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Beato Bronislao Kostkowski, Seminarista Mártir


Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, próximo a Munich, en Baviera, beato Bronislao Kostkowski, mártir de la Segunda Guerra Mundial, que en la ocupación militar de Polonia durante la guerra, cruelmente atormentado en la cárcel alcanzó la palma de martirio. (1915-1942).

Nació en Slupsk (Stolp-Pomerania Occidental), pasó con sus padres a Bydgoszcz tras la independencia de Polonia. En 1936 comenzó los estudios eclesiásticos en el seminario de Wloclawek, los cuales procuró continuar durante la II Guerra Mundial. Fue arrestado en 1939 junto con los demás alumnos y profesores, pasó primero por la cárcel de la ciudad, luego su prisión continuó en Lad, donde pese al encarcelamiento pudo hacer los estudios del quinto curso.

Pero en 1940 era llevado al campo de concentración de Sachsenhausen y de allí en diciembre de aquel mismo año al de Dachau. La tuberculosis y las duras condiciones del campo acabaron con su vida dos años más tarde. Había sido un joven religioso y devoto, trabajador y se había distinguido por su amor a María, de cuya congregación había sido presidente en el instituto.
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Delfina, Beata

Patrona de las Novias

Martirologio Romano: En Apt, de la Provenza, beata Delfina, esposa de san Elzear de Sabran, con el cual prometió guardar la castidad, y después de su muerte permaneció en la pobreza y en la oración. († 1358/1360)
Etimológicamente: Delfina = Aquella que mata serpientes. Viene de la lengua griega
Fecha de beatificación: 24 de julio de 1694 por el Papa Inocencio XII

Delfina de Signe, nació hacia 1284 en Puy•Michel en los montes del Luberón, Francia, de la noble familia Glandèves. Una encantadora figura de mujer, que pasa por el mundo llevando a todas partes la luz de su gracia, el perfume de la virtud, el calor de su afecto. No era una santidad ruidosa, que haya marcado la historia de su tiempo, sino una santidad delicadamente femenina que se difundió a su alrededor como linfa silenciosa y generosa para alimentar en el bien a cuantos estuvieron a su alrededor a lo largo de su vida.

Desde niña su presencia fue luz y consuelo para su familia. A los 12 años ya estaba prometida a un joven no inferior a ella por su gentileza, nobleza de sangre y belleza de alma. Elzeario, el novio, era hijo del Señor de Sabran y conde de Ariano en el reino de Nápoles. Desde el nacimiento su madre lo había ofrecido en espíritu a Dios y más tarde un austero tío lo había educado en un monasterio. Las bodas tuvieron lugar cuatro años más tarde. Fue un matrimonio “blanco”, porque los dos jóvenes esposos escogieron la castidad, un medio de perfección espiritual más alto y arduo. En el castillo de Ansouis, los dos nobles cónyuges vivieron no como castellanos sino como penitentes; no como señores feudales sino como ascetas dignos de los tiempos heroicos de la primitiva Iglesia.

Pasados al castillo de Puy•Michel, entraron a la Tercera Orden Franciscana. Su vida interior se enriqueció con una nueva dimensión, la de la caridad, mediante la cual ellos, ricos por su condición, se hicieron humildes y pobres para socorrer a los pobres. Delfina y su esposo a más de las penitencias, oraciones y mortificaciones, se dedicaron a todas las obras de misericordia, destacándose en todas.

Cuando Elzeario fue enviado a su ducado de Ariano como embajador en el reino de Nápoles, la actividad benéfica de los dos esposos continuó en un ambiente todavía más difícil. En medio de tumultos y rebeliones, los dos Santos fueron embajadores de concordia, de caridad, de oración. Continuaron sus buenas obras multiplicando sus propios esfuerzos y sacrificios hasta conquistarse la admiración del pueblo.

Elzeario murió poco después en París. Delfina en cambio le sobrevivió largo tiempo y honró la memoria de su esposo del mejor modo posible continuando las buenas obras e imitando sus virtudes. Tuvo la alegría de ver a su esposo colocado por la Iglesia en el número de los Santos. Ella, a los 74 años pudo reclinar su cabeza serena y feliz para el eterno descanso.
Murió en Calfières, el 26 de noviembre de 1358.
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Teodosio, Santo

Etimológicamente significa “don de Dios”. Viene de la lengua griega.

Nunca en el Evangelio, Cristo invita a la tristeza o a la melancolía. Todo lo contrario, hace accesible una alegría apacible, e incluso un júbilo en el Espíritu Santo.

Este joven anacoreta murió en 1363. Se le conoce gracias a una amplia “Vida” escrita por el patriarca de Constantinopla Calixto I(1350-1363).

Fue su amigo hasta la muerte. Es posible que fuera originario de Bulgaria y que naciera en Turnovo.

Desde joven entró en el monasterio de san Nicolás, en el que mostró un gran sentido de la obediencia, humildad y tenacidad.

Buscando mayor perfección personal, se fue al de la Señora situado en la Montaña Sagrada.

Sus deseos no se vieron cumplidos y entonces fue pasando de uno a otro hasta que se enteró que había venido un monje santo procedente de del monasterio del Monte Atos.

Este monje tuvo que huir de las invasiones turcas. Se estableció en Paroria y construyó un centro de espiritualidad.

Junto a él encontró la alegría con que soñaba. Fue uno de sus amigos más íntimos y fiel seguidor de sus reglas para, con ellas, alcanzar la santidad.

Le encantaba la invocación frecuente a Jesús.

Poco a poco aprendió a orar con total inmovilidad, buscando la unión perfecta con Dios.

A pesar de los ataques turcos, él no perdía la calma. Más de una vez, por mandato de sus superiores, tuvo que ir al rey de Bulgaria pidiendo ayuda y protección. Lo hicieron abad pero por poco tiempo. Lo suyo seguía siendo la inquietud de buscar siempre el lugar idóneo para desarrolla su santidad. Fundó el monasterio de Kafaralevo, verdadera escuela y centro de literatura búlgara.
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Francisco Antonio Fasani, Santo


Presbítero Franciscano
En la segunda mitad del siglo XVII vivía en Lucera (Italia), una familia muy pobre: la familia Fasani. En su seno nació, el 16 de agosto de 1681, un niño que recibió los nombres de Donato Antonio Juan Nicolás. Comúnmente le llamaban Juan. Antes de cumplir los diez años murió su padre, que era campesino. Su madre volvió a casarse con Francisco Farinacci, que fue también un buen padre para Juan y lo envió a estudiar en el convento de los frailes menores conventuales de Lucera. Su madre era una mujer muy piadosa.

A los quince años ingresó en la orden de los frailes menores conventuales tomando el hábito franciscano y el nombre de Francisco Antonio en el noviciado de Monte San Ángel. Allí mismo hizo los votos. Después estudió filosofía y teología en los colegios de Venafro, Agnone, Montella, Aversa y Asís, donde fue ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1705. Se doctoró en teología con las máximas calificaciones, y en 1707 fue destinado a enseñar filosofía en el convento de Lucera, su ciudad natal.

El Padre Francisco Antonio pasó el resto de su vida en Lucera, donde le dieron el nombre de “Padre Maestro” desde que había recibido el título de teología y así se le llamó siempre, por más que ocupó otros cargos como superior, maestro de novicios, maestro de estudiantes profesos y ministro provincial de San Miguel Arcángel de Apulia. Fue él quien introdujo en Italia la costumbre de reunir regalos de navidad para los pobres. Inútil decir que los pobres acudían constantemente a él con peticiones posibles e imposibles, sobre todo cuando se trataba de sequías. Los habitantes de Lucera decían: “Quien quiera ver a San Francisco no tiene más que mirar al Padre Maestro”.

Apóstol infatigable, recorrió durante treinta y cinco años las ciudades y los poblados de Apulia septentrional y Molisa, predicando la palabra de Dios y ayudando a pobres, enfermos y encarcelados. Monseñor Antonio Lucci, obispo de Bovino, lo definió como sacerdote santo y docto.

Una de las características del padre Francisco Antonio era su gran devoción al Sagrado Corazón y la Inmaculada Concepción, cuya fiesta celebraba con novena. Esta costumbre se conserva todavía en Lucera. El Padre Fasani murió precisamente el primer día de la novena de la Inmaculada, el 29 de noviembre de 1742. Poco antes, sintiéndose bien de salud, predijo su muerte y anunció al Padre Luis Giocca que pronto lo seguiría. El Padre Giocca, a quien no sonreía esta perspectiva, respondió: “Padre Maestro, si usted quiere morir, está en todo su derecho, pero yo no tengo ninguna prisa”. “Los dos vamos a hacer el viaje: yo antes y usted después”, fue su respuesta. Dos meses después murió el padre Giocca.

El padre Francisco Antonio Fasani fue beatificado por el papa Pío XII el año 1951 y canonizado por el papa Juan Pablo II en 1986.
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NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA

La devoción comúnmente conocida como la de la Medalla Milagrosa debe su origen a Zoé Labouré, un miembro de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, conocida en religión como Hermana Catalina Labouré, a quien la Santa Virgen María se le apareció tres veces en el año 1830, en la casa madre de la comunidad en París. (Santa Catalina Labouré fue canonizada en 1947 por el Papa Pío XII).

La primera aparición tuvo lugar el domingo 18 de Julio 1830, en París. Leamos el mensaje escrito por la misma santa Catalina Labouré:

"La noche del 18 de julio de 1830, a eso de las 23'30, me oí llamar: "¡Sor Labouré, sor Labouré!" Desperté y miré el lado de donde venía la voz, y veo un niño vestido de blanco, de unos 4 a 5 años, que me dice: "Venga a la capilla." Me levanté y guiada por el niño me fui a la capilla: la puerta se abrió apenas el niño la tocó con la mano. Sentada en un sillón, junto al altar, estaba la Virgen. Yo dudaba que fuese la Virgen. Pero el niño me dijo: "¡Esa es la Santa Virgen!" Entonces la miré y di un salto hacia ella, arrodillándome a sus pies y poniendo las manos sobre sus rodillas. Me dijo: "hija mía, el buen Dios quiere encomendarte una misión. tendrás muchas penas que superarás, pensando que lo haces por la gloria del buen Dios. Venid a los pies de este altar: aquí se distribuirán las gracias a todos cuantos las pidan con confianza y fervor."

La Virgen mostró su deseo de que se fundara la Asociación de las Hijas de María, para celebrar el mes de mayo a ella dedicado, con gran solemnidad. Me dijo: "Yo gusto mucho de esas fiestas y concedo muchas gracias." Dijo esto y desapareció por el lado de la tribuna.
Me alcé de las gradas del altar y observé al niño donde lo había dejado. Me dijo: "se ha ido."
Volví al lecho a las 2 de la mañana, oí dar la hora, pero ya no me dormí. "

El día 27 de noviembre de 1830, a las 5'30 de la tarde, en medio de un profundo silencio, de nuevo la Virgen se le aparece a sor Catalina Labouré, al pie del mismo altar, de pie sobre la esfera del mundo a sus plantas con un globo en las manos, y le dijo: "Este globo que ves representa el mundo entero y cada alma en particular."
La figura de la Santísima Virgen estaba llena de tanta belleza, que yo no podría describirla.

Advertí que sus dedos se llenaban de anillos y piedras preciosas, y los rayos de luz que de ellos salían se difundían por todas partes.
Se me dijo: "estos rayos de luz son el símbolo de las gracias que la santísima virgen concede a todos los que se las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden."

Se formó un cuadro un poco ovalado alrededor de la Santísima Virgen con una inscripción con letras de oro que decía: iOh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

"Haz acuñar una medalla igual a este modelo. todas las personas que la lleven con confianza, colgada al cuello, recibirán grandes gracias." En el reverso de la medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.

Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante la oración, siempre en la rue du Bac, de París, cerca de la parada de "Metro" Sèvre-Babylone, detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" donde está el edificio de las Hijas de la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo definido similar a las miles que existen en las casas religiosas.

RECONOCIMIENTOS:
A vista de los hechos extraordinarios, el Arzobispo de París Mons. de Quelen mandó hacer una investigación oficial sobre el origen y los hechos de la Medalla de la Calle del Bac. He aquí la conclusión: "La rapidez extraordinaria con la cual esta medalla se ha propagado, el número prodigioso de medallas que han sido acuñadas y distribuidas, los hechos maravillosos y las Gracias singulares que los fieles han obtenido con su confianza parecen verdaderamente los signos por los cuales el Cielo ha querido confirmar la realidad de las apariciones, veracidad del relato de la vidente y la difusión de la medalla".

Y en Roma, en 1846, como consecuencia de la ruidosa conversión del Judío Alfonso de Ratisbona, el Papa Gregorio XVI confirmaba con toda su autoridad las conclusiones del Arzobispo de París.

En 1847, M. Etienne, superior general de la Congregación de Sacerdotes de la Misión obtuvo del Papa Pío IX el privilegio de establecer en las escuelas de las Hermanas de la Caridad una confraternidad bajo el título de Inmaculada Concepción, con todas las indulgencias anexas a una sociedad similar establecida para sus estudiantes en Roma por la Compañía de Jesús. Esta confraternidad adoptó la Medalla Milagrosa como su emblema, y los miembros, conocidos como Hijos de María, la usan colgada de una cinta azul.
El 23 de julio de 1894, el Papa León XIII, luego de que la Sagrada Congregación de Ritos, hiciera un examen minucioso de los hechos, instituyó una fiesta con un Oficio y Misa especiales, de la Manifestación de la Inmaculada Virgen bajo el título de Medalla Milagrosa, para que los sacerdotes de la Congregación de la Misión la celebraran anualmente el día 27 de noviembre, con un rito de doble de segunda clase. Para las comunidades de ordinarios y religiosos que pidieran el privilegio de celebrar la festividad, su rango sería de fiesta mayor doble. Un decreto posterior, datado 7 de septiembre de 1894, permite que cualquier sacerdote diga una Misa propia a la fiesta en cualquier capilla unida a una casa de las Hermanas de la Caridad.

Unos meses después de las apariciones, sor Catalina es destinada al hospicio de Enghien, en el distrito 12 de París, para cuidar a los ancianos. Se pone al trabajo. Pero la voz interior insiste : hay que hacer que se acuñe la medalla. De eso Catalina vuelve a hablar a su confesor, el Padre Aladel.

En febrero de 1832, hay en París una terrible epidemia de cólera, que va a hacer más de 20.000 muertos. Las Hijas de la Caridad empiezan a distribuir, en junio, las 2.000 primeras medallas acuñadas a petición del padre Aladel. 

Son numerosas las curaciones, lo mismo que las protecciones y conversiones. Es un maremoto. El pueblo de París califica la medalla de «milagrosa».

Uno de los hechos más notables registrados en conexión con la Medalla Milagrosa es la conversión de un judío, Maria Alfonso Ratisbonne de Estrasburgo, quien se había resistido a las insistencias de un amigo para que entrara a la Iglesia. M. Ratisbona consintió algo renuente de usar la medalla, y estando en Roma, entró por casualidad a la iglesia de Sant’ Andrea delle Fratte y tuvo una visión de la Santísima Virgen exactamente como está representada en la medalla, tras lo cual ocurrió inmediatamente su conversión.

Alfonso Ratisbone era abogado y banquero, judío, de 27 años. Tenía gran odio hacia los católicos porque su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote, tenía como insignia la medalla milagrosa y luchaba por la conversión de los judíos.
Poco tiempo después de la visión Alfonso es bautizado en la Iglesia del Gesu en Roma. Alfonso Ratisbone entró en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote, fue destinado a París donde estuvo ayudando a su hermano Teodoro en los catecumenados para la conversión de los judíos.

Después de haber sido por 10 años Jesuita, con permiso sale de la orden y funda en 1848, las religiosas y las misiones de Ntra. Sra. de Sión. En solo los diez primeros años Ratisbone consiguió la conversión de 200 judíos y 32 protestantes. Trabajó lo indecible en Tierra Santa, logrando comprar el antiguo pretorio de Pilato, que convirtió en convento e Iglesia de las religiosas. También consiguió que estas religiosas fundasen un hospicio en Ain-Karim, donde murió santamente en 1884 a los 70 años.

Este hecho recibió sanción eclesiástica y está registrado en el Oficio de la fiesta de la Medalla Milagrosa.

En el otoño de 1834 ya hay más de 500.000 medallas, y en 1835 más de un millón en todo el mundo. En 1839, se ha propagado la medalla hasta alcanzar más de diez millones de ejemplares.

A la muerte de sor Catalina, en 1876, se cuentan más de mil millones de medallas.

La Medalla se llamaba originalmente: "de la Inmaculada Concepción", pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".

Llevar la santa medalla es proclamar nuestra fe en la súplica de la Santísima Virgen María, como medianera universal ante la presencia de Dios.
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Beato RAIMUNDO LULIO. (c.1232 - c.1316).

Martirologio Romano: En el brazo de mar frente a la isla de Mallorca, beato Raimundo Lulio, religioso de la Tercera Orden de San Francisco y mártir, que, hombre de gran cultura y de iluminada doctrina, para propagar el Evangelio de Cristo instauró con los sarracenos un fraterno diálogo
Nació en Mallorca. Se casó con Blanca Picany, de la que tuvo dos hijos, y tuvo sus escarceos amorosos dentro del matrimonio. Fue senescal de Jaime I el Conquistador. Fue bastante frívolo en su juventud, él mismo cuenta uno de los episodios de su conversión, cuando persiguiendo con un caballo a una doncella hasta entrar en la iglesia, ésta le ofreció el pecho que estaba devorado por un cáncer y su visión le aterró. Subió a Montserrat y peregrinó a Nuestra Señora de Rocamadur (Francia) y a Santiago de Compostela; en Barcelona se encontró con san Raimundo de Peñafort. "Desde entonces el Amado fue todo para mí". Después de su conversión, -se hizo terciario franciscano- decidió reparar sus desvaríos promoviendo misiones y predicando la liberación del Santo Sepulcro. Tras la muerte de su esposa, pudo vivir libremente como franciscano. Escribió en prosa y en verso; libros de filosofía y teología, dedicados especialmente al mundo árabe y judío: “Arte Magna”; (que llevó a la Sorbona y que no fue aceptada), “Árbol de la ciencia”; “Contemplación de Dios”; “Blanquerna”; “Cántico del Amigo y del Amado”; “Canto de Ramón”; “Cien nombres de Dios”.

Creó en Mallorca el Centro de estudios orientales de Miramar, con el fin de preparar a misioneros entre el Islam; y donde se enseñaba la lengua árabe y teología, porque él concebía la obra misionera como una empresa caballeresca. Eligió una dama para esta empresa y será María Inmaculada (será así uno de los defensores de este dogma). Viajó por Europa, Túnez y Chipre. "Si no nos entendemos por el lenguaje, entendámonos por el amor". El mismo nos resume su vida: "Estuve ligado con los lazos matrimoniales; tuve dos hijos; gocé de muchas riquezas; fui mundano; fui lujurioso. Todo ello lo abandoné. Aprendí el árabe. Estuve tres veces en tierras de sarracenos. Por la fe católica fui prendido, encarcelado y azotado. Consagré cuarenta años de mi vida a promover el bien público de la cristiandad".

Los papas, los sabios, escucharon sus ideas, y el canciller de la Sorbona le ofreció una cátedra en la Universidad. En 1314, ya octogenario salió de Mallorca para su último gran viaje al África, "quiero morir en un piélago de amor"; y con este deseo pasó a Bujía (actual Bajaïa) donde sufrió tales vejaciones de parte de los sarracenos, como la lapidación, que aunque luego sobrevivió será venerado como mártir. En 1315 volvió a Túnez donde escribió 15 pequeñas obras apologéticas. Murió en Mallorca, y las palabras del Amado nos gritan: "Si vosotros, amadores, queréis agua, venid a mis ojos, que son fuente de lágrimas, y si queréis fuego, venid a mi corazón y encended en él vuestra antorcha". Se le conoce como el “Doctor Illuminatus”.
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San VIRGILIO DE SALZBURGO. M. 784.

Martirologio Romano: En Salzburgo, de la región de Baviera, san Virgilio, obispo, hombre doctísimo, nacido en Irlanda, al cual, con el apoyo del rey Pipino, se le puso al frente de la Iglesia de Salzburgo, donde construyó la catedral en honor de san Ruperto y se dedicó gozosa y felizmente a propagar la fe entre los carintios

Natural de Irlanda. Abad de un monasterio irlandés, que peregrinó a Tierra Santa. Al volver fue llamado a Francia por el rey Pipino el Breve, que después de la conquista del ducado de Baviera, necesitó misioneros. Fue a Salzburgo a misionar, y gobernó la diócesis como si fuera su obispo y por ello recibió muchas críticas. Por fin fue nombrado obispo de Salzburgo en el 755. Bajo su mandato esta diócesis y toda Baviera tuvieron una gran vitalidad espiritual. Mandó construir la catedral dedicada a San Ruperto, que inauguró en el 774.

Se le venera como el apóstol de Carintia. Está considerado como uno de los más grandes intelectuales de aquella época y se le conoció como “el Geómetra”. Honrado y después olvidado.

Cuatrocientos años después de su muerte, un incendio destruyó la catedral, en las excavaciones para la reconstrucción, apareció su sarcófago. Y como si Virgilio fuese apenas fallecido, se difundieron sus milagros, empezó a reunirse gente en oración. La figura del obispo de la ciudad emergió del silencio y se pidió la canonización. En el 1230 empezó el proceso canónico, se recogieron testimonios para enviar a Roma. En 1233, Gregorio IX proclama santo al obispo Virgilio. En 1740 su nombre apareció en el Martirologio Romano. Patrón de la diócesis de Salzburgo.
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San EUSICIO. M. 842.

Martirologio Romano: En la región de Blois, en Francia, san Eusicio, solitario, que construyó su estrecha celda al pie del monte Caro

San Gregorio de Tours habla de él en la “Gloria de los Confesores”. Eusicio había renunciado a todo para dedicarse a la oración en soledad, en Bless, Francia. Pero las gentes iban a buscarle, y sobre todo parece que se especializó en la curación del mal de garganta, especialmente con los niños. No siempre los que fueron sanados por él, le mostraron gratitud. Una vez, un hombre al que había curado, regresó por la noche para robarle, pero el santo al darse cuenta de su intención le donó lo que le había robado “por el esfuerzo que había mostrado para obtenerlo” y luego le exhortó para que no volviera hacerlo. Una de sus características era la de tener un gran sentido del humor.

(465-542). Puede ser el san Eusicio, nacido en Berry, que después de haber sido monje en Patriciacum, cerca de Romorantin, gracias al apoyo del rey Childeberto a quien predijera que triunfaría contra los visigodos, fundó la abadía de Chelles sur Cher, en Berry o Celle Saint Eusice que a causa de un error ortográfico se convirtió en Selles sur Cher.

Después de la consumación de la profecía, el rey Childeberto, de vuelta de España, le habría ofrecido la mitad del botín de guerra; sin embargo, Eusicio, como todo favor le pidió que liberara a los prisioneros encadenados. Su fama de taumaturgo se apoya en numerosos y fabulosos milagros. Patrón de Romorantin y de Selles sur Cher
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Santas FLORA y MARÍA DE CÓRDOBA. M. 856.

Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santas Flora y María, vírgenes y mártires, que en la persecución llevada a cabo por los musulmanes fueron encarceladas con san Eulogio y después muertas a espada

Flora era hija de un musulmán influyente de Sevilla, a pesar de ello siguió la fe cristiana de su madre cordobesa, a sabiendas de que en ello le iba la vida. Ya a sus 12 años, repartía su comida a los pobres. Y pronto llegó a ser, a expresión de san Eulogio, una mujer en quien habían florecido todos los encantos de la gracia y de la naturaleza.

Su hermano, musulmán, incordiaba a la joven continuamente. Un día Flora cogió a su hermana Baldegotona, salió de su casa. Perseguida se ocultó, pero regresó a su casa para que no sufrieran por ella. Su hermano la entregó al cadí, quien ordenó que la flagelasen y la devolvieran a su hermano. La metió entre sus mujeres en su harén para que éstas la convirtieran a la religión musulmana. Se escapó de nuevo y llegó a casa de un cristiano. Allí conoció a san Eulogio; que se entusiasmó con ella, y nació entre ellos una profunda amistad que duró para siempre. Pero tuvo que presentarse al cadí para que nadie fuera molestado por su causa. "Estoy dispuesta a sufrir por Cristo todos los suplicios; lo hablo en firme; y en medio del martirio estaré más firme todavía".

Para aterrorizarla la torturaron, y la soltaron con la amenaza de una segunda tortura si no abrazaba la fe de su padre. Logró pasar desapercibida durante cinco años en Osera. Pero arreció la persecución, y Eulogio fue encarcelado. Flora antes de presentarse al juez, quiso orar en la iglesia de San Acisclo, allí se encontró con la monja María y prometieron confesar su fe cristiana; multiplicaron sus ayunos y oraciones para perseverar en la fe. Eulogio dirá de Flora: "Creía yo ver a un ángel; su rostro resplandecía de gozo; parecía ya gustar las alegrías de la celeste patria; me encomendé a sus oraciones y, reanimado por sus palabras, volví menos triste a mi oscura prisión". Murieron decapitadas.
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Beato BERNARDINO DE FOSSA. (1420-1503).

Martirologio Romano: En L'Áquila, de la región de los vestinos, en Italia, beato Bernardino de Fossa (Juan) Amici, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que propagó la fe católica en muchas regiones de Italia

Bernardino Amici nació en Fossa (Aquila). No se conocen sus padres ni su procedencia social. Se laureó en jurisprudencia en Perugia, allí ingresó entre los Hermanos Menores en 1445 en el convento de Monterípido, en Perugia. Vivió en Gubbio, en Stroncone y en otros conventos de la Umbría, luego pasó a los Abruzzos, y residió especialmente en L’Aquila.

Fue Ministro provincial de su región en los años 1454 - 1460 y 1472 - 1475. Estuvo en Bohemia y en Dalmacia en los años 1464 - 1467; luego fue Procurador general de la Orden en la curia romana de 1467 a 1469. Participó en el Capítulo general de la Orden en L’Aquila en 1452, en Asís en 1455, en Milán en 1457, en Roma en 1458 y en Mantua en 1467. Varias veces rechazó el Obispado de L'Aquila.

Fue célebre también como predicador, se recuerda su cuaresma en Sebenice en Dalmacia en 1465. En los últimos años de su vida se dedicó a difundir sus escritos de carácter teológico e histórico. La mayor parte de ellos sin embargo permaneció inédita

Fray Bernardino se propuso seguir las huellas de san Bernardino de Siena, a quien varias veces había oído predicar y por quien había quedado fascinado, especialmente cuando en 1438 en la plaza de Santa María de Collemaggio de L'Aquila predicó sobre la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo. La inmensa multitud, entre la cual se encontraba también el beato Bernardino, admiró en el cielo una estrella luminosa, cuyo resplandor superaba al del sol. También tuvo la alegría de conocer a san Juan de Capistrano

De san Bernardino el beato logró copiar el espíritu de fe y de recogimiento, la prudencia, la humildad, la modestia, el celo ardiente por la gloria de Dios. Lo vemos recorrer ciudades y más ciudades para predicar la palabra de Dios, suscitando por todas partes el entusiasmo y obteniendo conversiones. Durante ocho meses estuvo postrado en cama en medio de terribles sufrimientos que soportó con gran resignación. Un día se le apareció su patrono san Bernardino de Siena, quien le obtuvo del Señor la completa curación.

Libre de los compromisos que la Orden le había confiado, regresó a los Abruzzos y prosiguió sus andanzas apostólicas con renovado fervor. Su predicación era docta y popular al mismo tiempo y suscitaba gran entusiasmo y muchas conversiones. Fundó nuevos conventos, entre ellos el de San Angel d'Ocre en su región natal, donde él mismo habitó hasta avanzada edad. Dios selló su santidad con el don de los milagros. Cansado por las fatigas apostólicas y por las penitencias se retiró al convento de San Julián cerca de L'Aquila, y pasó los últimos años revisando sus escritos teológicos e históricos, que más tarde fueron publicados, como la “Chronica Fratrum Minorum Observantiae”, “Funerale” (32 sermones), “Sermón sobre la Virgen según las palabras de Dante”, y se preparó para el encuentro con muerte. Tenía 83 años
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Beato TOMÁS COTENDA KIUNA y compañeros. M. 1619.

Martirologio Romano: En Nagasaki, del Japón, beatos Tomás Cotenda Kiuna y sus diez compañeros, mártires, que, por orden del gobernador Gonzuku, fueron degollados en odio a la fe cristiana

Natural de Firando. Miembro de la familia real japonesa de Firando, su familia era cristiana desde antiguo; fue educado por los jesuitas. Cuando llegó la persecución en 1614, voluntariamente y como desterrado fue a Nagasaki, donde llevó una vida de oración y penitencia hasta su arresto. Se dice que se pasaba las noches orando delante del sagrario. Era cofrade del Santo Rosario. Vistió sus mejores trajes para acudir al suplicio.

Fue decapitado en Nagasaki, junto con Alejo NakamuraBartolomé XekiJuan IvanangoJuan MontajanaMatías CozakaMatías Nacano MiwotaMiguel Takescitasa CangheiRomano Matzuwoca MiwocaAntonio Kimura y León Nacanisci.

En la colina de Nagasaki, fueron degollados en este día, once cristianos pertenecientes a la alta sociedad nipona, miembros de la familia real de Firando, a quienes se les había arrestado por haber hospedado a los misioneros o por haber encontrado misioneros en sus casas, y como cristianos y como personas que conociendo la presencia de misioneros no los habían delatado como prescribían las leyes.

Recayeron sobre ellos las medidas de pérdida de la libertad y de la pérdida de sus bienes, y el gobernador Gonrucú, intentó hacerles abjurar, pero no lo consiguió a pesar de que estuvieron detenidos dos años. Desde la cárcel, Alejo, en nombre de todos escribió una carta al provincial de los jesuítas asegurándole que persevarían en la fe y serían fieles a las enseñanzas recibidas por los misioneros.

Este martirio fue una prueba de la penetración del cristianismo en las altas esferas de la sociedad japonesa por obra singularmente de los jesuitas. Pero estos mártires también habían estado en estrecho contacto con los dominicos, a los que algunos de ellos habían hospedado, y a cuya Cofradía del Santo Rosario, pertenecían algunos