Santoral del 8 de Marzo



INDICE
• Juan de Dios, Santo Religioso
• Veremundo, Santo Abad
• Faustino Miguez, Beato Presbítero Escolapio y Fundador
• Vicente (o Vincent) Kadlubek, Santo Obispo de Cracovia
• Teófilo de Nicomedia, Santo Obispo,
Félix de Dunwich, Santo Obispo
San VEREMUNDO DE IRACHE
San ESTEBAN DE OBACINA
San Senan, Obispo
San LITIFREDO DE PAVÍA
San Teofilacto, mártir
San HUMFRIDO DE THÉROUANNE
OTROS SANTOS DEL DIA
Santos: Quintilo, Cirilo, obispos; Félix, Teótico, Urbano, Rogato, Silvano, mártires; Liberio, Arnoldo, confesores; Antonino, eremita

SAN JUAN DE DIOS, Confesor
Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán la tierra.
(Mateo, 5,14).


Este santo tenía más avidez de humillación y de menosprecio que la que tienen los hombres mundanos de honores y distinciones. Un día, una mujer lo colmó de injurias y lo trató de hipócrita, y él, secretamente, dióle dinero, comprometiéndola a repetir lo dicho en la plaza pública. El arzobispo de Granada le reprochó, porque recibía en el hospital, que administraba, a vagabundos ya personas poco recomendables, arrojóse el santo a los pies del prelado diciéndole: "No conozco en el hospital a otro pecador fuera de mí mismo, que soy indigno de comer el pan de los pobres". Otro día corrió en todas direcciones sacando enfermos del hospital, que estaba en llamas, y salió al cabo de una media hora sin la menor quemadura. De rodillas exhaló su último suspiro, abrazando a Jesús crucificado, cuya abnegación, mansedumbre y humildad tan bien había imitado.

MEDITACIÓN SOBRE LA MANSEDUMBRE
I. Practica la mansedumbre, ahoga con esmero 1os movimientos incipientes de la cólera; ¿qué ganas con satisfacer esta violenta pasión, que turba tu entendimiento, y que atormenta a sus servidores y amigos? Acuérdate de la mansedumbre de Jesucristo. ¡Qué alegría experimentarás por haber reprimido este arranque! ¡Qué recompensa recibirás si te vences a ti mismo!
Los que triunfan de sí mismos hacen violencia al cielo. (San Cipriano).

II. Practica la suavidad, soportando el mal humor y las imperfecciones del prójimo. Quieres que te soporten tus defectos, es muy razonable que uses de igual indulgencia para con los demás. Ese carácter molesto que reprochas en tu hermano es un defecto de la naturaleza; acaso ella te trató a ti peor todavía, y te hizo más desagradable para el prójimo. Examina tus defectos, y soportarás fácilmente los de los demás.

III. Practica la mansedumbre soportando que se te menosprecie. ¿Quién eres tú, en definitiva, para que tanto te cueste soportar desprecios? Tu nada y tus pecados muy merecido tienen este trato. Si te los conociesen dirían mucho más. ¿y qué mal pueden hacerte ante Dios las palabras que te digan? Más aun, ¿qué corona no merecerías si las sufrieses con paciencia? Si fueses verdaderamente humilde, nada te costaría sufrir el desprecio y los malos tratos.
La humildad suaviza todas las tribulaciones. (San Eusebio).
La mansedumbre
Orad por los enfermos.

ORACIÓN
Oh Dios, que después de haber abrasado con vuestro amor al bienaventurado Juan, lo hicisteis andar sano y salvo en medio de las llamas y por su intermedio enriquecisteis a vuestra Iglesia con una nueva familia, haced, en consideración a sus méritos, que el fuego de su caridad nos purifique de nuestras manchas y nos eleve hasta la eternidad bienaventurada. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/marzo08juandedios.mp3






San JUAN DE DIOS. (1495-1550).

Martirologio Romano: San Juan de Dios, religioso, nacido en Portugal, que después de una vida llena de peligros en la milicia humana, prestó ayuda con constante caridad a los necesitados y enfermos en un hospital fundado por él, y se asoció compañeros, con los cuales constituyó después la Orden de Hospitalarios de San Juan de Dios. En este día, en la ciudad de Granada, en España, pasó al eterno descanso.

Se llamaba Juan Ciudad Duarte. Nació en Montemor-o-Novo, junto a Évora en Portugal, en el seno de una familia humilde. Pasó a Oropesa (Toledo) donde vivió con un sacerdote, donde fue acogido por una familia en cuya casa trabajó como pastor. Pudo casarse con la hija de los amos de aquella casa, pero pensó que no podía atarse a una mujer por rica que fuese. Se alistó como soldado en un tercio que debía ir a Francia. Asistió a la batalla de Fuenterrabía en el 1521. Aunque triunfó su tercio él estuvo apunto de ser ahorcado por no haber sabido guardar un depósito militar. Volvió a Oropesa. Cuatro años después se alistó en otro tercio para luchar contra los turcos en Austria y Hungría. Peregrinó a Santiago de Compostela. Regresó a su pueblo portugués pero sus padres ya habían muerto. En Ayamonte atendió a los enfermos en el hospital. Trabajó como pastor una temporada en un cortijo de Sevilla y después en la fortificación de Ceuta como albañil, para ayudar a una familia necesitada. Finalmente fue vendedor de libros piadosos y estampas desde Gibraltar y Algeciras hasta Granada.

En una misión dada por san Juan de Ávila en 1538, se transformó su vida hasta saber vivir la locura de la cruz, y cargar sobre sus hombros a todo enfermo como a Cristo; de tal manera que le encerraron en el manicomio de Granada. Granada será su triunfo, porque en este manicomio comprendió cual era su misión: atender al enfermo con gran amor y eficiencia. San Juan de Ávila fue su director espiritual y lo encaminó al monasterio de Guadalupe, para pedir la protección de María en la obra que había concebido de crear un hospital para los enfermos. Ganándose su dinero con la venta de leña, alquiló una casa para cuidar a los enfermos y desposeídos. Fundó en 1537 la Orden de los Hermanos Hospitalarios o Hermanos de la Misericordia (hoy Orden Hospitalaria de San Juan de Dios). Sus primeros colaboradores los reclutó entre la gente más desarrapada: un alcahuete, un asesino, un espía y un usurero. Esa era la fuerza del amor. Un converso que sacó del fango a cuatro truhanes y los hace héroes cristianos. Sobre estas cuatro columnas apoyaré su obra.

Recogió a los primeros enfermos; los acogió, los curó, los limpió, los consoló, les dio de comer. El obispo de Granada, otros autores dicen que fue el obispo de Tuy quien lo motejó “Juan de Dios” a causa de su caridad. Todo era limpieza, orden y paz en la casa. Por la noche mendigaba por la ciudad para los enfermos. Todos le abrirén, todos le ayudaron. Esta ayuda se hacía por medio de cuestación, haciéndose célebre esta frase "haced el bien hermanos, y con ello os haréis bien a vosotros mismos si dais en caridad". En un incendio de su hospital de Granada, salvó a sus enfermos; sacándoles intactos de aquel fuego que no se podía comparar con el de su caridad.

Agotado después de 10 años de duro servicio en su hospital cayó enfermo. Al principio ocultó su enfermedad que podría haberlo obligado a disminuir su trabajo cuando estaba revisando cuidadosamente el inventario del hospital. Al aumentar la enfermedad, la noticia se propagó. La señora Ana Osorio hizo que lo trasladaran a su casa. Finalmente dio la bendición a la ciudad estando ya agonizante. El arzobispo dijo misa en su habitación. El santo expiró sobre sus rodillas, delante del altar. Patrón de Granada. MEMORIA FACULTATIVA.
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San SENÁN. M. c. 560.

Martirologio Romano: En la isla Cathaig (hoy Scattery), en Hibernia (hoy Irlanda), san Senán, abad.
Este san Senan de Scattery, el más célebre de los veintidós santos irlandeses del mismo nombre, nació en Munster, de padres cristianos. Fue un niño extraordinariamente precoz y piadoso. Esta última virtud la conservó al crecer y, no obstante que durante su juventud ejerció el oficio de gladiador, lo abandonó pronto para abrazar la vida religiosa. Se puso bajo la dirección de un abad llamado Casido quien, al cabo de algún tiempo de impartir instrucción a su joven discípulo, lo dejó al cuidado de Natalio en la abadía de Kilmanagh, en Ossory. Ahí se distinguió Senan por su piedad y su absoluta docilidad. Fue por entonces cuando comenzaron a obrarse en torno y por mediación del futuro santo los milagros excepcionales y fabulosos que figuran en sus innumerables leyendas. Transcurrido algún tiempo en el convento galés de Kilmanagh, el santo hizo un viaje a Roma y, a su regreso, por inspiración divina, decidió partir hacia Irlanda.

Senan desembarcó en una islita de la costa de Leinster, donde se le apareció un ángel para anunciarle que su misión era la de construir muchas celdas e iglesias y promover la disciplina monástica en Irlanda, para la gloria de Dios. Así lo hizo Senan: fundó un convento en Inishcarra, cerca de Cork, donde fueron a reunírsele varios monjes italianos y convirtió aquel lugar en su centro de operaciones. Desde ahí partió a frecuentes misiones y fundó otros conventos en diversos sitios hasta que, ya entrado en años, recibió de nuevo la visita de un ángel que le condujo a la cumbre del monte Tese, le señaló un lugar llamado Arnanaingel (Colina de los Ángeles) en el estuario de Shanon, advirtiéndole que aquél era el lugar de su último retiro.
En ese lugar, san Senan construyó un gran monasterio, el de Inniscattery (Isla de Scattery) que alcanzó pronto gran fama, de suerte que los aspirantes a la vida religiosa acudieron a él en gran número. Hasta hoy existe en la Isla de Scattery una torre circular que la tradición atribuye a la primitiva construcción de san Senan. Según parece, éste fue consagrado obispo, pero sus biógrafos no precisan dónde ni cuándo. Al sentir que se aproximaba el momento de su muerte, hizo una visita al monasterio galés de Casido, donde había iniciado su vida monacal. En su viaje de vuelta, antes de llegar a Inniscattery, se detuvo a descansar y ahí murió apaciblemente. Sus monjes llevaron su cuerpo al monasterio donde fue venerado durante largo tiempo.
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San FÉLIX DE DUNWICH. M. 647.

Martirologio Romano: En Domnoc (hoy Dunwich), en Inglaterra, san Félix, obispo, el cual, oriundo de Burgundia, evangelizó a los ingleses orientales sometidos a la autoridad del rey Sigeberto.

Nació en Borgoña. Fue obispo en las Galias y ofreció su trabajo para la conversión de los anglos orientales, después de convertir y bautizar al exiliado príncipe de Anglia del Este, san Sigeberto de Nancy; en el 630, su rey san Sigeberto, regresó del exilio y quiso llevar consigo el don de la fe para sus subditos. Anglia del Este, aunque había aceptado el cristianismo durante el reinado de Redwald, había caído en el paganismo. Félix inició esta misión con la aprobación de san Honorio de Canterbury y estableció su sede episcopal en Domnoc (hoy Dunwich y ahora cubierta por el mar).

Predicó, durante 17 años, con gran éxito en Norfolk, en Suffolk y en Cambridgeshire, abriendo escuelas según el modelo francés, con la ayuda del rey san Sigeberto, y comandadas por sacerdotes de Canterbury; también contruyó iglesias como la de Reedham y monasterios. Aunque es improbable se le considera el fundador de la Universidad de Cambridge. Después de la muerte de Sigeberto, Félix continuó predicando el evangelio en la región, con la ayuda del rey Anna, sucesor de Sigeberto, y antepasado de muchos santos.
Es el verdadero apóstol de los anglos orientales. Fue enterrado en Dunwich, pero sus reliquias fueron transferidas a la abadía de Ramsey en Huntingdonshire en el año 971. San Félix ha dado su nombre a Felixstowe en Suffolk, y a Felixkirk en Yorkshire.
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San TEOFILACTO. M. 840.

Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia, san Teofilacto, obispo, que desterrado por defender el culto de las sagradas imágenes, falleció en Estróbilo de Caria.

El antiguo Martirologio le llamaba erróneamente "Teófilo". Según la reseña que sobre él escribió A. Butler: “Cuando era niño, Teofilacto pasó de Asia a Constantinopla, donde conoció a san Tarasio, quien le tomó cariño y le dio una buena educación. Observando que el joven estaba llamado a la vida religiosa, san Tarasio le envió a otro de sus discípulos, san Miguel el Confesor, quien acababa de fundar un monasterio junto al Bósforo. Algunos años más tarde, cuando sus dos discípulos habían soportado rudas pruebas, san Tarasio confirió a ambos la dignidad episcopal; Teofilacto recibió la sede de Nicomedia y Miguel la de Sínada.
Cuando León V emprendió de nuevo la guerra contra las imágenes, san Nicéforo, sucesor de San Tarasio en la sede de Constantinopla, convocó a un Concilio para mantener la doctrina católica contra el emperador.

San Teofilacto y otros teólogos de gran saber defendieron con elocuencia el punto de vista de la Iglesia, pero el emperador permanecía inconmovible. Cuando ya todos habían hablado, se hizo en la sala conciliar una ligera pausa, que san Teofilacto interrumpió con la siguiente profecía: «Ya sé yo que tú te burlas de la inmensa paciencia de Dios. Pues bien, yo te predigo que las calamidades y la muerte van a caer sobre ti como un huracán, y que no habrá entonces nadie que pueda defenderte». Furioso al oír estas palabras, el emperador desterró a todos los Padres conciliares y encarceló a san Teofilacto en una fortaleza de Estróbilo de Caria donde murió 30 años después. Pero su profecía se cumplió a la letra. El día de Navidad del año 820, cuando el emperador se hallaba en su capilla privada, los conspiradores cayeron sobre él; León se defendió, blandiendo como una espada la cruz del altar, pero sus enemigos lograron asesinarle antes de que sus servidores llegaran a auxiliarle.

Se cuentan maravillas de la liberalidad de san Teofilacto, de su generosidad con los pobres, de la ayuda que prestaba a las viudas, huérfanos y débiles mentales, de su predilección por los ciegos, baldados y enfermos; para ellos y para los viajeros fundó muchos hospitales.
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San HUMFRIDO DE THÉROUANNE. M. 871.

Martirologio Romano: En la región de Morinos, en Francia, san Humfredo, obispo de Thérouanne, que al ser destruida la ciudad por los normandos, procuró infatigablemente congregar y consolar a su grey.

Monje de la abadía benedictina de Prüm en las Ardenas, no lejos de Trier. En el 856 fue nombrado Obispo de Thérouanne, para suceder al fallecido san Folcuino, por el rey Lotario II.
El II concilio de Toul, celebrado en el 860, en la ciudad de Tusey, al que asistió Humfredo, describe la situación de la Galia en aquel tiempo: "Con la ayuda de Dios iniciamos describiendo las condiciones actuales y los riesgos en los que las personas se encuentran y que bajo nuestra dirección deben afrontar. Confesamos que nuestros pecados han contruibuido al desprecio en las que se encuentras las leyes humanas como las divinas, admitimos que las ordenes religiosas se encuentran en una pesadilla, en las que no hay más que blasfemias, mentiras, adulterios, homicidios. Observamos que la sangre se mezcla con la sangre; que la tierra está destruida y sus habitantes están enfermos". El Canón 5 trata del clero y de los monjes disolutos: "Nuestros pecados han hecho que muchos lugares dedicados a Dios han sido destruidos por cristianos renegados y por crueles normandos y, aprovechandose de esto, muchos sacerdotes y frailes han regresado a sus intereses, sin ninguna autorización eclesiástica y sin ninguna vergüenza: siempre vagabundos alejándose de la grey de Dios.

La diócesis de Théruanne fue especialmente golpeada por los normandos que se adentraban por donde podían con sus naves y después desembarcaban para destruir la región devastando los campos, incendiando los pueblos. En el 861 asediaron el monasterio de Saint-Bertin junto a Saint-Omer, lo incendiaron despues de saquearlo y asesinado a cuatro monjes. También la ciudad de Théruanne fue atacada y el obispo tuvo que huir. Humfredo apenado pidió al papa san Nicolás I poder retirarse a un monasterio, pero el Pontífice con amabilidad y firmeza replicó: "¿No comprendes, querido hermano, que es peligroso para el capitán abandonar la nave cuando el mar está calmado, y mucho peor dejarla cuando el mar está removido?".
Apenas los piratas se retiraron, Humfredo regresó a su ciudad y, después de retomar posesión de su sede, convenció amablemente a los habitantes a regresar a sus casas y reconstruir los santuarios. En el 844 se le confió el abadiato de Saint-Bertin, hasta que en el 868 el rey Carlos el Calvo lo remplazó con otro prelado de su conveniencia. Humfrido fue el mismo tiempo obispo de Théruanne hasta su muerte. Ordenó que la fiesta de la Asunción de María fuera celebrada con particular solemnidad en su diócesis.
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San LITIFREDO DE PAVÍA. M. 874.

Martirologio Romano: En Pavía, en Lombardía, san Litifredo, obispo.
Litifredo fue obispo de Pavía en la segunda mitad del siglo IX. Lamentablemente, no sabemos nada de su patria de origen, así como de su fecha de nacimiento. No se conserva una «Vita» del santo obispo, sino un breve panegírico en un documento denominado «Breviarium Sanctorum Episcoporum Ticiniensis Ecclesiae» (Breviario de los santos obispos de la Iglesia de Pavía); en él se nos dice que Litifredo dio indicios de su futura santidad desde temprano, dedicándose a Cristo en el estudio sacro, ya en su adolescencia.

Una vez en el episcopado de Pavía, dio muestras de piedad, paciencia y mansedumbre. Se nos dice que preparó su alma en la justicia y el temor de Dios, y fortaleció su corazón en la batalla contra las tentaciones. Hizo trasladar al monasterio de San Vicente el cuerpo de santa Honorata, hermana de san Epifanio de Pavía y virgen muy venerada por el pueblo. En esa traslación ocurrió un milagro, con el que, dice el documento, Dios manifestó la santidad de su virgen y se sobreentiende que también del obispo: en medio de la procesión, cuando se iba a ingresar a la basílica de San Nicolás, con los candeleros delante y el pueblo detrás, el cuerpo que transportaban quedó como clavado en las gradas, no había manera de moverlo, hasta que el santo obispo le impuso su palio, y pudieron nuevamente continuar con el traslado.

A su muerte, en fama de santidad, fue sepultado en la catedral, junto a la urna de san Armentario. El año 1636 las reliquias, tanto de san Armentario como de san Litifredo, fueron trasladadas con toda solemnidad al altar mayor, por el obispo Fabricio y con la participación de todo el pueblo en la ceremonia. En la ocasión se registraron varios milagros.
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San VEREMUNDO DE IRACHE. (c.1020 - 1095).

Martirologio Romano: En la ciudad de Estella, en Navarra, san Veremundo, abad de Hirache, el cual, habiendo abrazado desde joven la vida monástica, estimuló a sus monjes a buscar la perfección con su ejemplo y con ayunos y vigilias.

Nació en Arellano o en Villatuerta en Navarra, en el seno de una familia campesina. Ingresó en la abadía benedictina de Santa María de Irache, donde era abad su tío Nuño. Aquel monasterio era uno de los más célebres de España. Y allí, Veremundo empezó a trabajar en serio por hacerse santo. Lo que llamó la atención, era el apego que tenía a los pobres. Su tío, tuvo que llamarle la atención no pocas veces, porque vaciaba el convento para dar de comer a los pobres. Murió su tío, y entonces el sobrino fue nombrado su sucesor, a pesar de su corta edad, de su poca experiencia y de sus protestas, era el año 1056.

Veremundo se hizo famoso por su caridad entre los peregrinos del Camino de Santiago, y por el hospital allí fundado en el 1054 por su tío Nuño. El monasterio de Santa María de Irache, durante su abadiato, se constituyó en centro de espiritualidad y cultura, desde Nájera a Pamplona; lo mismo para el pueblo que para sus reyes, Sancho Garcés y Sancho Ramírez que se honraron con su amistad. Son más de 20 las casas religiosas que se asociaron a Irache en estos años. Se distinguió por su caridad hacia los pobres y por su forma de recitar el Oficio Divino. En la controversia sobre el uso del rito mozárabe consiguió que Roma no lo suprimiera.

La leyenda dice que era tan amante de María, que un día vio bajar un globo de estrellas sobre un cerro. El rey mandó que allí mismo levantaran una población, al que llamó Estella. También se cuentan multitud de milagros, de dudosa autenticidad, como el que en un tiempo de hambruna, fueron al monasterio 3.000 personas para pedir al santo abad, comida, pero Veremundo que se encontraba celebrando misa, pidió a Dios por su gente, y bajó una paloma que se posó en cada una de las cabezas de los asistentes y todos volvieron saciados a su casa. Murió en el monasterio de Irache.
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San ESTEBAN DE OBACINA. M. 1159.

Martirologio Romano: En Obazina, cerca de Limoges, en Aquitania, san Esteban, primer abad de este monasterio, que, buscando a Dios, unió a la Orden Cisterciense los tres monasterios que había fundado.

Nació en los últimos años del siglo XI en Limoges, Aquitania, Francia. Desde pequeño hizo grandes penitencias, y parece ser que la concupiscencia que padecía, le hizo ser más radical, como la de sumergirse en agua fría, sobre todo en invierno.
Fue ordenado sacerdote, pero lo suyo no era la vida en la parroquia y junto a otro sacerdote, llamado Pedro, se retiró al bosque de Obacina (Limousin, Francia); para llevar una vida eremítica, dedicada a la oración y al ayuno, pero en esta soledad no estuvieron mucho tiempo. El día de la partida, ofrecieron una fiesta a sus amigos y distribuyeron todos sus bienes entre los pobres.

Como muchos discípulos decidieran unirseles obtuvieron del obispo de Limoges, el permiso de construir un monasterio y de celebrar los sagrados misterios a condición de que se atuviesen a las reglas tradicionales. Como se sabe, los monasterios de los ermitaños no consistían en un edificio propiamente dicho, sino en una serie de cabañas, en cada una de las cuales habitaban uno o dos monjes.
La austeridad de la comunidad de Obazine era extraordinaria y, aunque San Esteban era bondadoso y amable por temperamento, urgía con gran rigor la observancia. Los monjes pasaban el día en la oración, la lectura espiritual, el trabajo manual y nunca comían antes de la caída del sol. San Esteban no se consideraba superior a los otros y participaba, como el último de los monjes, en el trabajo de la cocina y en el acarreo del agua.

El monasterio no necesitaba ninguna regla escrita, pues san Esteban era la regla viviente, pero tuvieron que elegir abad, pero ni Pedro ni Esteban querían, cada uno quería que fuese el otro, hasta que un día pasó por allí un prelado que eligió a Esteban, que no tuvo más remedio que aceptar los planes de Dios.
Fundaron otros monasterios, Esteban fundó también un convento de mujeres, casi tan estricto como el de los hombres y pronto hubo en él 150 religiosas. Se decía que vivían tan separadas del mundo y con tal frugalidad, que los únicos lazos que las ataban a la tierra eran los que no podían cortar sin atentar contra la vida.
Al cabo de algunos años, san Esteban, temiendo que la disciplina se relajase después de su muerte, por falta de constituciones escritas, pidió al monasterio cisterciense de Dalón que enviara a algunos monjes a su comunidad para instruirla en las reglas de la orden. En 1142, el propio san Esteban tomó el hábito del Císter y el obispo de Limoges le consagró abad. Su muerte ocurrió doce años más tarde.
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Beato VICENTE KADLUBEK. (1150-1223).

Martirologio Romano: En el monasterio de Jedrzejow, en Polonia, tránsito del beato Vicente Kadlubek, obispo de Cracovia, al cual, tras renunciar a su cargo, profesó allí la vida monástica.

Nació en Kargow, Polonia, en el seno de una familia noble. Estudio en la escuela catedralicia de Cracovia para pasar luego a Bolonia donde se doctoró. Fue un buen latinista y un buen filósofo. Dirigió a partir de 1189 la misma escuela de Cracovia donde había estudiado y al mismo tiempo trabajó en la cancillería del príncipe Casimiro el Justo. Fue nombrado preboste de la colegiata de Santa María de Sandomierz.
En el 1208, fue ordenado obispo de Cracovia, no sin dificultades por aquellos que no querían reformas ni perder sus privilegios. En 1210 convocó un sínodo polaco para tratar las reformas de la iglesia polaca. Asistió al IV Concilio de Letrán en Roma, 1215, llamado por el Papa.
Le importaba mucho que el clero estuviera bien preparado y para ello reformó la escuela catedralicia de Cracovia, e introdujo mejoras en los cabildos y monasterios de su diócesis. Propagó la devoción a san Florián y san Estanislao de Cracovia. Escribió la primera gran obra en lengua polaca. Fue uno de los primeros cronistas polacos.
Pero detestaba el aire principesco que rodeaba a los obispos y se sentía incapaz de hacer las reformas que sentía necesarias. Por ello, en 1218, diez años después renunció a su cargo e ingresó en los cistercienses en la abadía de Jendrzejow.
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Beato FAUSTINO MÍGUEZ. (1831-1925).

Martirologio Romano: En la ciudad de Getafe, cerca de Madrid, en España, beato Faustino Míguez, religioso de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, que, promovido al sacerdocio, se entregó por entero a la tarea docente, consiguiendo gran prestigio de maestro y perito en ciencias naturales. Fue diligente en su actividad pastoral y fundó la Congregación de las Hijas de la Divina Pastora, Religiosas Calasancias.

Nació en la aldea gallega de Xamirás, parroquia de Acebedo del Río (Orense), en el seno de una familia trabajadora. Fue bautizado con el nombre de Manuel. Desde muy niño tuvo una especial veneración y amor por María. Estudió latín y humanidades en el santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Orense. En 1850 marchó a Madrid, para ingresar en el noviciado de los escolapios, en el colegio de San Fernando. Cambió su nombre por el de Faustino de la Encarnación. Profesó en 1853, y en 1856 fue ordenado sacerdote. Estaba convencido de que “quien hace voto de enseñar lo hace de aprender”, trabajó incansablemente, estudió con tenacidad y entusiasmo, investigó, preparándose para su vocación educadora.
Finalizado su período de formación fue enviado a la fundación de Guanabacoa, Cuba, donde convivió con escolapios de distintas provincias. Posteriormente fue destinado a los colegios de San Fernando, Madrid y Getafe: lugar en el que estuvo dos veces, desde 1861 a 1868 y de 1888 hasta su muerte; Celanova en Orense, Sanlúcar de Barrameda, ciudad en la que fue destinado en dos ocasiones distintas: de 1869 a 1873 y de 1879 a 1888; El Escorial, donde fue nombrado bibliotecario del Real Monasterio; Montforte de Lemos, donde fue superior de la comunidad.

En todas estas comunidades escolapias vivió al servicio de los niños y los jóvenes, siempre con mayor preferencia por los más pobres y necesitados. Él mismo se definió diciendo: “Como escolapio, soy del pueblo y para el pueblo, consagrado a su enseñanza...”. Tres palabras clave definieron su ideal educativo: descubrir, desarrollar y potenciar facultades dormidas. A lo largo de su vida se dedicó también al estudio y cultivo de las plantas medicinales y a la aplicación de sus propiedades curativas, afición que aprendió de su estancia en Cuba. Fue profesor de Química, Física y Ciencias Naturales en Sanlúcar, y mediante el estudio de las aguas medicinales creó el Laboratorio Míguez que se encuentra en Getafe (Madrid).
Durante su estancia de Sanlúcar de Barrameda descubrió que había muchas mujeres y niñas analfabetas, y de aquí nació el Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora, para que se encargasen en esta tarea de formación de la mujer en 1885. Murió en Getafe con 94 años de edad.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

San Poncio. M. c. 260.

Martirologio Romano: Conmemoración de san Poncio, en Cartago, diácono de san Cipriano, al que acompañó en el destierro hasta la muerte, dejando un valioso volumen sobre su vida y pasión.
Diácono del obispo san Cipriano de Cartago, al que asistió en su exilio y martirio. Fue también historiador de la Iglesia; escribió la “Vita Cypriani”. Poncio no fue condenado a muerte junto con san Cipriano, probablemente porque los jueces no le consideraron como un personaje demasiado importante. San Poncio anhelaba el martirio, de suerte que eso constituyó una desilusión para él. Las últimas palabras de la biografía son: «Con toda el alma me alegro de la gloria de Cipriano, pero todavía mayor es mi tristeza por no haber sido digno de acompañarle en ella». No sabemos ni el sitio, ni las circunstancias de la muerte de san Poncio, pero no hay ninguna razón para pensar que haya sido martirizado.

Santos Apolonio y Filemón. M. 287.

Martirologio Romano: Junto a Antinoe en Egipto, santos Apolonio y Filemón, mártires.
"Que Dios tenga piedad de ti hijo mío" repetía Apolonio arrestado, en los últimos tiempos de la persecución de Diocleciano. Uno de los que más le insultaban era Filemón, comediante y tocador de flauta, que gozaba de gran popularidad en la ciudad de Antinoe.

Apolonio había sido anacoreta en Tebaida en Egipto, pero visitaba a los cristianos perseguidos, exhortándoles a perseverar en la fe y a aceptar el martirio con coraje. Con sus palabras de piedad convirtió el corazón de Filemón, que gritaba, esta vez al público, que aquel hombre era bueno. La muchedumbre pensaba que estaba haciendo comedia, pero Filemón no recitaba y con lágrimas en los ojos se declaró arrepentido, y pidió el bautismo. Apolonio le dijo "Dios ha tenido piedad de ti hijo mío"; pero la muchedumbre no, y fueron condenados a la hoguera y, mientras se estaban quemando, una lluvia milagrosa apago el fuego, y todos gritaron "el Dios de los cristianos es grande", y todos los presentes, hasta el juez, se convirtieron. Fueron llevados a Alejandría delante del gobernador, el cual recibió a una muchedumbre de cristianos enfervorizados, no tuvo piedad de ellos y ordenó arrojarlos al mar.

San Provino de Como. M. c. 420.
Martirologio Romano: En Como, en la provincia de Liguria, san Provino, obispo, fiel discípulo de san Ambrosio, que preservó de la herejía arriana a la Iglesia que se le había encomendado.
Nació en la Galia Transalpina; la tradición medieval lo quiso originario de Provinum (la actual Provins). Fue discípulo de san Ambrosio de Milán; más tarde fue coadjutor de san Félix, obispo de Como, a quien ayudó en la evangelización de aquellas tierras. A la muerte de san Felipe de Como, lo sucedió como obispo, en el 391, y cuya diócesis preservo de la herejía arriana.

Se le atribuye la edificación de la iglesia de Santos Gervasio y Protasio, que fue el segundo edificio cristiano levantado en la ciudad. Su episcopado debió brillar por sabiduría y santidad, ya que después de su muerte recibió ininterrumpidamente culto. Una fuerte veneración le fue dedicada por los creyentes de la diócesis, prueba de ello son las muchas iglesias medievales que le han sido dedicadas.

San Dutach. M. c. 1065.
Martirologio Romano: En el lugar de Tayne, en Escocia, sepultura de san Dutach, obispo de Ross.
Posiblemente nació en Tayne, Escocia, donde murió y se le venera, alrededor del año 1000; pero fue educado en Irlanda y se convirtió en un predicador de renombre que atrajo considerables seguidores. Parece que fue obispo de Cork (Ross) en Escocia; a su nombre están ligadas muchas leyendas y el nombre de varios pueblos.

En 1253, se halló su cuerpo incorrupto. En algunos santorales antiguos figura esa fecha no como "inventio" (hallazgo) de las reliquias sino como año de su muerte. Sus restos se perdieron en el caos que siguió a la reforma de 1560. Su culto, junto con el de otros santos irlandeses, fue confirmado por León XIII en 1898. La fecha del 8 de marzo conmemora el hallazgo de las reliquias, ya que se desconoce su fecha de muerte.

Joaquín Kuroemon. Beato. (c. 1559 - 1624).Mártir japonés
Martirologio Romano: En Hiroshima, beato Joaquín Kuroemon, catequista encargado de las obras de misericordia y de la animación de la comunidad, condenado a morir en cruz, que marchó con alegría al lugar del martirio, orando y exhortando a aceptar la fe cristiana.
Natural de Aki, Japón. Tenía 65 años. Era un hombre del pueblo, era catequista encargado de las obras de misericordia y de la animación de la comunidad.
Por este motivo fue condenado a morir en cruz en Hiroshima. Marchó con alegría al lugar del martirio, orando y exhortando a aceptar la fe cristiana. Fue alanceado en la cruz el 8 de marzo de 1624.
Su caso es de los pocos bien atestiguados de la persecusión en Hiróshima, que dejó muchísimas víctimas pero que lamentablemente no están bien atestiguadas y no es posible, al menos de momento, la beatificación.
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