Santoral del 3 de Junio



INDICE

San Ovidio (Audito)
Carlos Luanga y compañeros, Santos Mártires
Morando, Santo Monje
Clotilde, Santa Reina de Francia
Juan Grande Román, Santo Religioso
Andrés Caccioli, Beato Franciscano
Beato CARLOS RENATO COLLAS DU BIGNON
Diego Oddi, Beato Laico Franciscano
Kevin de Glendalough, Santo Abad
San JUAN XXIII. Papa
OTROS SANTOS DEL DIA
Cecilio, Alberto, Atanasio, confesores; Pergentino, Laurentino, Luciniano y los niños Claudio, Hipacio, Pablo y Dionisio, mártires; Hilario, obispo; Isaac, monje; Paula, Olivia, vírgenes;San Lifardo, Abad-San Morand-Beato Juan El Pecador




SANTA CLOTILDE, Reina
Mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos,
mayormente a los servidores de la te.
(Gálatas, 6, 10).


Santa Clotilde, esposa de Clodoveo, cumplió puntualmente el precepto de San Pedro, que manda a las mujeres mantenerse sometidas a su marido, a fin de ganarlos a Dios. Supo, mediante la santidad de su vida, inspirar a su esposo, todavía pagano, tan alta estima por el Dios de los cristianos, que él lo invocó en un combate trabado con los germanos y a su protección atribuyó la victoria. Poco después fue bautizado. Después de la muerte de su esposo, retiróse Clotilde cerca de la tumba de San Martín para pre pararse ella misma a morir. Fue interiormente ad vertida del día de su muerte, que acaeció, como lo había predicho, el 3 de junio del año 545.

MEDITACIÓN SOBRE TRES MEDIOS PARA
CONVERTIR AL PRÓJIMO


I. Se puede convertir a un pagano a la fe o re tirar a un pecador de su crimen por medio de la palabra. Esta palabra tiene una eficacia muy especial, viniendo de la boca de un pariente o de un amigo. Aprovecha, pues, el amor que se te profesa, para el bien del prójimo y para la gloria de Dios. Si amas a alguien sólidamente, procúrale la amistad de Dios; es el mejor servicio que le puedes hacer.

II. Una vida santa es una poderosa exhortación a la virtud: ella puede convertir a los más grandes pecadores. El ejemplo de tantas almas santas que sir ven a Dios fielmente convierte hoy más pecadores que los discursos de los predicadores. La caridad, la dulzura, la humildad, el desprecio de las riquezas y de los placeres, son los medios más apropiados para convertir un pecador y hacer nacer en él el deseo de imitar estas virtudes. Así fue como los Apóstoles, no obstante su ignorancia, mediante su ejemplo, convirtieron al cristianismo a más personas, que los filósofos a adeptos para sus sectas mediante el brillo de sus doctrinas. La palabra de los sabios ha hecho menos discípulos que los ejemplos de los cristianos. (Tertuliano).

III. Los sufrimientos son todavía más elocuentes para persuadir a un pecador para que abrace la virtud, que las palabras y los buenos ejemplos. Debemos a la paciencia de los mártires la conversión de una infinidad de paganos. Los tiempos de paz tienen su género de martirio: sufre las injusticias, los insultos de tus enemigos, sin murmurar, es el medio para convertir los. No hay, para instruir al pueblo, elocuencia comparable a la de los mártires. (San León).

El celo por la salvación de las almas
Orad por los que os gobiernan.

ORACIÓN

Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y que la fiesta de la bienaventurada Clotilde, regocijando nuestra alma, desarrolle en ella los sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/junio03carloslwangaycompañerosmartires.mp3



San Ovidio (Audito). M.135.
Según las hagiografías del siglo XVI, Ovidio era un ciudadano romano de origen siciliano. La tradición afirma que fue enviado a Braga, Portugal, por el papa san Clemente I, de donde fue su tercer obispo sobre el año 95. Se dice que bautizó a santa Marina de Orense y sus hermanas después de que estas fueran abandonadas por su madre. Recibió el martirio por su fe cristiana. Su sepulcro se encuentra en la catedral de Braga.
En realidad es un mártir romano de dudosa existencia u otro Obispo de Braga en Portugal. No sabemos nada más de él, sólo que vivió en la alta Edad Media.

El texto afirma que en sitios arqueológicos lusitanos desaparecidos, Ovidio se veía ataviado con vestimentas de obispo o de ermitaño, lo que atestiguan una veneración desde antiguo. Existe un sepulcro en la catedral de Braga que tradicionalmente se considera que contiene los restos del santo.
Su nombre proviene del latín Sanctus Auditus, que en portugués se convirtió en Santo Ovídio. Sin embargo sus devotos lo llaman «São Ouvido» (‘san Oído’). A raíz de este nombre, sus devotos creen que el santo es el patrono de los sordos. Incluso se generó un ritual en su sepulcro: bajo la base de su tumba en la catedral hay dos agujeros: los sordos meten los dedos en esos huecos y luego se tocan las orejas con los dedos.
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San CARLOS LWANGA y 12 compañeros, mártires en Uganda. (1861-1886).
Martirologio Romano: Memoria de los santos Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y siendo neófitos o seguidores de la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca murieron en la colina Namugongo, degollados o quemados vivos.

Estos son sus nombres: Mbaga Tuzinde, Bruno Serunkuma, Jaime Bazabaliawo, Kizito, Ambrosio Kibuka, Mugagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuta, Adolfo Mukasa Ludigo, Mukasa Kiriwawanwu, Anatolio Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.
Nació en Buddu, Uganda. Pertenecía al clan del Antílope y había entrado en la corte del rey Mwanga, cuando tenía 20 años. Por su inteligencia, porte atlético, fue el jefe de los pajes en la corte real, había sido bautizado en 1884 por san José Mukasa. Desde entonces, consciente de la lujuria del rey, buscaba el modo de que estuviesen lejos del monarca todos los pajes. El rey le tomo ojeriza por ello, pero la buena conducta de Carlos le impidió destituirlo; cuando fueron detenidos preparó a sus doce más fieles al martirio. Como eran catecúmenos decidió bautizarlos, así bautizó a Kizito, Gyavira, Mugagga, Mbaga Tuzinde.

A la mañana siguiente, tras aprobar el consejo real que los cristianos fuesen ajusticiados, Carlos y sus compañeros, los pajes cristianos, fueron llevados ante el rey e invitados a apostatar. Carlos fue el primero en decir que no, seguido de Kiziko y por todos los demás pajes. En medio de un gran silencio el rey les preguntó si estaban dispuesto a ser cristianos, a lo que contestaron todos a una que sí, que hasta la muerte, entonces el rey pronunció la sentencia de muerte. Después de la sentencia de condena a muerte, fueron llevados a Namugongo, al lugar del martirio.
Tras la espera de los días necesarios para la preparación del lugar del suplicio -algunos pajes ya habían muerto durante el trayecto-, los prisioneros fueron encadenados. Cuando se dirijían el martirio los vio el padre Lourdel, que con profunda emoción vio como sus cristianos eran llevados a la muerte sin que ninguno de ellos hubiera apostado. Todos lo saludaron con la mirada. Quiso obtener una audiencia con el rey para que parara la ejecución pero no se le permitió.
A los pajes se les agregó el soldado Jaime Buzabaliawo, conocido cristiano. Luego de varias horas de andar por el sol, llegaron a Kampala, habiéndoseles unidos otros mártires por el camino, y en esta ciudad les pusieron una canga a cada uno de ellos para evitar su huida. Allí tuvo lugar la ejecución de san Gonzaga Gonza.

Llegados a Namugongo, fueron encerrados, separándolos por grupos. Al día siguiente, todos se alegraron de verse de nuevo y se pidieron perdón. Fueron enrollados con esteras. El primero que fue quemado en la hoguera fue Carlos Lwanga que les repetía: "Amigos hasta la vista, nos encontraremos en el cielo". Por ser el animador del grupo, Carlos fue quemado a fuego lento. Después los otros fueron asados vivos. A esta legión de mártires se completó cuando el 27 de enero de 1887 fue degollado san Juan María Muzeyi por orden del rey. Terminado el martirio, Uganda conoció un gran florecimiento misional como no lo ha tenido ningún país de África. Pío XI lo proclamó patrono de la juventud africana en 1934 y Pío XII, protector de la Acción Católica africana. MEMORIA OBLIGATORIA.
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Santa CLOTILDE. (c.474 - 545).
Martirologio Romano: En Tours, en la Galia Lugdunense, santa Clotilde, reina, por cuyas oraciones su esposo, Clodoveo, rey de los francos, abrazó la fe cristiana, y al enviudar se retiró a la basílica de San Martín, deseando no ser considerada como reina sino como sierva de Dios.

Nació en Lyon, era hija de Chilperico rey de Burgundia y de Caretana. Había visto asesinar a su padre y hermanos por su su tío Gundebaldo. Se casó con Clodoveo I, rey de los francos sálicos en Soissons en el 493. Según los antiguos cronistas, éste la amó apasionadamente, aunque sin entender por qué no rendía culto a Odín, Thor y a los demás bélicos dioses de su raza. La cristiana Clotilde, respaldada por san Remigio, obispo de Reims, rogó por la conversión de su esposo; "el hombre más noble del mundo, digno de que Dios le conceda el don de la fe".

En el 498, cuando la batalla de Tolbiac se anunciaba como una gran derrota para los francos, Clodoveo invocó al Dios de Clotilde y venció a sus enemigos. Poco después san Remigio bautizó al rey y a muchos de sus guerreros, y a la muerte de éste los francos estarán plenamente integrados en la Iglesia. "¿Es este el Reino de los Cielos que me habías hablado?" dijo Clodoveo cuando entró en la catedral de Reims para bautizarse; "No -respondió Remigio- pero éste es el inicio del camino para alcanzarlo". Clodoveo construyó en París, a petición de ella, la gran iglesia de San Pedro y San Pablo.

San Gregorio de Tours dijo de Clotilde: "Era asidua en las limosnas, infatigable en las vigilias, perfecta en la castidad, era la honra para todos a causa de su grandeza de vida. No parecía una reina sino una religiosa". Quiso retirarse a un convento, pero no la acompañó la paz: tras la muerte de su primogénito, Clodomiro, en una batalla, sus hermanos asesinaron a traición a los nietos de Clotilde, menos al que luego sería el monje san Clodoaldo. Fundó, al enviudar, el monasterio de religiosas Sainte-Marie-aux-Andelys en Andely sur Seine. Sufrió la incomprensión de sus hijos. Procuró poner la paz entre su hijo Clodomiro y su hermano Segismundo, y por su mediación se suspendieron las rivalidades entre sus otros dos hijos Childaberto y Clotario. Retirada en Tours, junto a la tumba de san Martín, murió. La leyenda relata que un ángel depositó en sus manos el escudo de los reyes de Francia con las tres flores de lis que, según la visión de un santo ermitaño de la capilla de Poissy, representaban las tres personas de la Trinidad, y Dios enviaba este símbolo para que fuese ofrecido a Clodoveo y Clotilde, y a los reyes y reinas que los sucediesen.
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San KEVIN (Coemgen). M. c. 618.
Martirologio Romano: En Glendalough, en Hibernia (hoy Irlanda), san Coemgen (Kevin), abad, que fundó este monasterio en el que vivieron muchos monjes, de los que fue padre y guía. Conocido como Caoimhghin, Coemgeno, Coemgenus, Comegen, Keivin, Kevin of Glen da locha o Kevin of Glendalough.

Kevin, (en irlandés Coemgen) nació cerca de Rathdrum. Su primer tutor fue san Petroc de Cornualles, el cual, había llegado a Leinster alrededor del 492 y se consagró a sí mismo, con considerable ardor y entusiasmo, al estudio de las Sagradas Escrituras, en lo que su alumno, también llegaría a convertirse en un estudioso notable. Kevin continuó sus estudios bajo la dirección de su tío, san Eugenio, posteriormente Obispo de Ardstraw, quien en aquella época, vivía en Kilnamanagh (Wicklow), donde enseñaba a sus alumnos todas las enseñanzas sagradas, las cuales había adquirido en el famoso monasterio británico de Rosnat.

Kevin se retiró a lo más salvaje del Valle de Glendalaough, donde pasó muchos años en una estrecha cueva viviendo a solas con Dios, practicando un ascetismo extremo. Con el paso del tiempo, hombres santos se congregaron entorno a él y le indujeron a construir el monasterio de Glendalaough. Aquí su fama de santo y escolástico, atrajo multitud de discípulos, por eso Glendalough llegó a ser para el este de Irlanda lo que las Islas Arran fueron para el oeste- una gran escuela de sabiduría sagrada y noviciado en el que los jóvenes santos y clérigos eran entrenados en virtud y auto negación.

Uno de los más ilustres alumnos de Kevin en Glendalogh fue san Moling, fundador del bien conocido monasterio llamado en su honor San Mullins. Uno de los escolásticos de Glendalogh, no obstante, san Lorenzo O’Toole, fue con mucho, el más distinguido. Un gran escolástico, obispo, patriota y santo, debió todo su entrenamiento en virtud y sabiduría a esta escuela. Coemgen fue uno de los hombres más famosos de la historia irlandesa. Las biografías sobre su vida contienen muchas leyendas. Es uno de los patrones de Dublín.
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San MORANDO DE ALTKIRCH. M. 1115.
Martirologio Romano: En la aldea de Altkirch, en la región de Basilea, entre los helvecios, san Morando, monje, oriundo de Renania, que siendo presbítero peregrinó a Compostela y al regreso entró en el monasterio de Cluny, fundando más adelante el cenobio en el que terminó su santa vida.

Natural de Worms, Alemania, en el seno de una familia de la nobleza. Fue ordenado presbítero en esta ciudad, y peregrinó a Santiago de Compostela. Por el camino se paró en la abadía de Cluny donde conoció la reforma cluniacense. A su regreso de Santiago se hizo cluniacense, recibiendo el hábito de manos del mismo abad san Hugo. Ahí siguió avanzando por el camino de la perfección tan rápidamente, que en poco tiempo se consideraba que Morando sobrepasaba a la mayoría de sus hermanos en santidad y fidelidad a la regla. Pasó los primeros años de su vida religiosa en una u otra de las casas de Cluny en Auvernia, pero no estaba destinado a permanecer en Francia.

En 1100, un noble alsaciano quiso restaurar el monasterio de San Cristóbal de Altkrich y pidió monjes de Cluny; cuando llegó el grupo encabezado por el abad Constancio, éste cayó en la cuenta de que, si se trataba de desarrollar un trabajo de misión, era indispensable conocer bien el alemán. Al informar de esto a Cluny, los superiores destinaron a Morando, que conocía el francés tan bien como el alemán, para hacerse cargo del puesto como abad, Morando, que la cumplió con gran éxito y sobre todo dio ejemplo de prudencia, cordialidad caridad y serenidad. Evangelizó la región de Sundgau, al sur de Alsacia. Sabemos que sufrió fortísimas tentaciones y que gozó de dones taumatúrgicos.
Murió alrededor del 1115. Tal vez en razón de la creencia tradicional de que san Morando ayunó durante toda una Cuaresma sin otro alimento que un racimo de uvas, se le considera como patrón de los cultivadores de la vid.
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Beato ANDRÉS CACCIOLI. (1194 - 1254).
Martirologio Romano: En Spello, de la Umbría, beato Andrés Caccioli, que, siendo presbítero, entró en la Orden de los Hermanos Menores, donde recibió el hábito de manos de san Francisco, al que asistió en el lecho de muerte. Co-patrono de Spello.

Nació en Spello junto Asís (Umbría). Fue ordenado sacerdote; en 1223, conoció a san Francisco de Asís y renunció a todas sus prebendas dándoselas a los pobres, así se convirtió en unos de los primeros 72 seguidores del santo de Asís. De san Francisco imitó especialmente el espíritu de pobreza, y el 3 de octubre de 1226 tuvo la dicha de asistir al tránsito de Francisco. En 1233 estuvo en España, donde tomó parte en el Capítulo de Soria y obtuvo con sus oraciones una lluvia providencial para aquella tierra afectada por una prolongada sequía. Igual milagro hizo en Spello. Sostuvo una rígida interpretación de la regla contra las innovaciones de fray Elías y por esta razón fue perseguido y encarcelado.

Vivió también en el eremitorio de Las Cárceles en Asís, en gran penitencia y austeridad. Atendía sólo a la contemplación de las cosas del cielo, al cual se sentía ya cercano. Las horas libres de los actos comunes las pasaba en una gruta separado del resto del mundo, únicamente dedicado a la oración ferviente. Varias veces fue favorecido con celestiales apariciones y su espíritu probó dulzuras indescriptibles. Un día Jesús se le apareció en forma de niño, resplandeciente de belleza. Estaban en dulces conversaciones cuando sonó la campana que llamaba a los religiosos al coro para la recitación de Vísperas. Andrés, por espíritu de obediencia, suspendió la conversación para unirse a sus cohermanos. Terminadas vísperas, regresó a su retiro y con gran alegría encontró al niño Jesús, el cual le dijo: "Hiciste bien al obedecer: pronto te llamaré a mí". Era el feliz anuncio de su próxima muerte.
En 1248 volvió al convento de San Andrés, de Spello, donde fue encargado de la dirección espiritual de las Clarisas. Obtuvo de santa Clara que fuera enviada como abadesa de Spello Pacífica Guelfuccio, tía y una de las primeras y más ilustres discípulas de santa Clara. Con la ayuda y el consejo de Andrés la comunidad de las Damas Pobres de la Dama Pobreza aumentó en número y fervor, renunció a la regla mitigada del cardenal Hugolino para seguir la compuesta por san Francisco para las primeras religiosas amantes de la pobreza. De esta manera el monasterio de Spello vino a ser pronto una de las casas más florecientes de la Orden.

En Spello, Andrés esperó sereno la invitación para volar a la patria celestial. Rico de méritos y glorioso por su ardiente apostolado en medio del pueblo, realizado por medio de la predicación de muchos años, recibió con edificante piedad los últimos sacramentos, y se durmió plácidamente en el Señor; tenía 60 años de edad. Las antiguas crónicas franciscanas lo llaman máximo predicador y taumaturgo, recuerdan su caridad y obediencia ejemplares. Se distinguió por su fervor eucarístico, una tierna devoción a la Santísima Virgen y la contemplación de la Pasión y muerte de Jesús. Su cuerpo se venera en la iglesia de San Andrés, en Spello. Fue elegido copatrono de su ciudad en 1360.
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San JUAN GRANDE. (1546-1600).
Martirologio Romano: En Jerez en Andalucía en España, san Juan Grande, religioso de la Orden de San Juan de Dios, que resplandeció su caridad hacia los prisioneros, los abandonados y los marginados y murió contagiado por la peste mientras curaba a los enfermos.

Nació en Carmona (Sevilla), en el seno de una modesta familia de artesanos. Al morir su padre, su madre y padrastro le llevaron a Sevilla para que aprendiera el oficio de pañero; aquí estuvo cuatro años, para regresar a Carmona, donde estuvo vendiendo telas por las calles. Esta vida no le agradaba mucho, ya que pensaba que si mentía, para vender mejor, ofendería a Dios; así que estando en Puerto de Sanlúcar para la adquisición de telas, por no mentir sufrió graves pérdidas en su negocio, esto le hizo dejarlo todo y marcharse a Marchena, entregándose a la oración en la ermita de Santa Olalla, donde fue ordenado llamar “Juan Pecador”, y vivió en total pobreza, discerniendo cual era la voluntad de Dios.

En 1565 marchó a Jerez de la Frontera. Dedicó su vida primero a los presos de la cárcel, por los que pedía limosna por las calles y los socorrió con gran paciencia y caridad, no recibiendo, algunas veces, ninguna gratitud de estos presos. El alcaide de la cárcel, le ofreció una habitación en la propia cárcel como su residencia. Aquel fue su período de noviciado en el servicio a los pobres y mostrando grandes virtudes, granjeándose el aprecio de la población. Luego se dedicó a los pobres y enfermos incurables, a los que no admitían en ningún hospital, fundando el Hospital de la Candelaria, donde atendió no sólo a los enfermos, sino también alojó a los vagabundos, pudiéndose decir que no hubo obra de caridad corporal y espiritual que no practicase.

Al conocer la nueva Orden fundada por san Juan de Dios en Granada, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios; marchó a Granada en 1574 donde profesó como hermano de San Juan de Dios. Volvió a Jerez, logró que el hospital fuera agregado a la Orden hospitalaria y abrió el noviciado en el que preparó a muchos jóvenes para la vida religiosa hospitalaria. El obispo de Sevilla le encargó que uniera todos los hospitales de Jerez en tres, era una tarea ardua, que Juan realizó no sin críticas y persecuciones, que soportó con gran paciencia. Su vida fue una entrega total a todas las personas marginadas y al mismo tiempo extendió la Orden por las poblaciones cercanas: Sanlúcar, Arcos, Villamartín, Medina Sidonia, el Puerto de Santa María y Cádiz. Murió en Jerez contagiado por peste mientras atendía a las víctimas de una epidemia.
Fue beatificado en 1853 por Pío IX, y canonizado por Juan Pablo II el 2 de junio de 1996. Proclamado Patrón de la nueva Diócesis de Jerez de la Frontera en 1986, sus restos son venerados en el «Santuario Diocesano San Juan Grande», en Jerez, en el hospital de los Hermanos de San Juan de Dios de su mismo nombre.
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Beato CARLOS RENATO COLLAS DU BIGNON. (1743-1794).
Martirologio Romano: En el brazo de mar ante el puerto de Rochefort, en Francia, beato Carlos Renato Collas du Bignon, presbítero de la Sociedad de San Sulpicio y mártir, rector del Seminario Menor de Bourges, que durante la Revolución Francesa, por el hecho de ser sacerdote, fue encarcelado en una nave-prisión, muriendo a consecuencia de la enfermedad que allí contrajo.

Nació en Mayenne (Francia), y era hijo de un abogado del Parlamento. Decidido por el sacerdocio, ingresó en el seminario de Angers el 10 de octubre de 1764, pasando luego a la Sociedad de San Sulpicio en 1766. Ordenado sacerdote, estuvo en el seminario de Orleáns como superior de los filósofos y luego ecónomo, pasando en 1777 al seminario de Angers y en 1785 como superior al seminario menor de Bourges.

Aquí se encontraba cuando estalló la Revolución y con sus compañeros sulpicianos rehusó prestar el juramento a la “Constitución Civil del Clero”, por lo que fue expulsado del seminario el 15 de junio de 1791. Con sus compañeros se marchó a una casa particular. No se expatrió sino que se quedó en Bourges, siendo arrestado en 1793 y encerrado en el exconvento de San Francisco.
En diciembre estaba en la prisión Sainte-Claire. En febrero de 1794 encabeza la lista de eclesiásticos que debían ser deportados, llegando a Rochefort el 5 de mayo siguiente y siendo detenido en el “Deux-Associés”, barco inmundo, en el que muy pronto cayó enfermo. En el curso de su estancia en Rochefort, dijo a un compañero: «Es verdad que somos los más desgraciados de los hombres, pero los más felices de los cristianos». Llevado a la llamada chalupa-hospital, murió el 3 de junio siguiente, aunque alguna fuente sitúa su muerte el 23 de mayo. Fue uno de los primeros en morir por los rigores del viaje en las playas de Rochefort. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995.
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Beato DIEGO ODDI. (1839-1919).
Martirologio Romano: En la localidad de Bellegra, en los alrededores de Roma, beato Diego (José) Oddi, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, eximio por su vida de oración y simplicidad.

José Oddi nació en Vallinfreda, Roma, en el seno de una familia muy pobre. Se dedicó a la vida de piedad y al trabajo del campo; tenía una gran devoción por María y era un joven lleno del espíritu de oración. Durante una peregrinación al Retiro de San Francisco en Bellegra, quedó impresionado por el lugar y la vida franciscana. Pasaron cuatro años, pero no podía olvidar aquella experiencia y volvió allí en 1864, y allí le abrió un anciano fraile portero, con fama de santidad, que llevaba 40 años en el mismo lugar, era el beato Mariano de Roccacasale. Fray Mariano le dijo: “¡Sé bueno; sé bueno, hijo mío!”. Estas sencillas palabras fueron decisivas para su vida. Regresó a su pueblo afianzando su oración y encontrando el camino de su vocación.

En 1871, ingresó, superando la resistencia de sus padres, en el Retiro de Bellegra. Fue acogido en un principio como “terciario oblato”. En 1877 los frailes fueron expulsados de su querido «Retiro» y forzados a vivir en casa de algunos bienhechores. Pero Fray José continuó ocupánddose del cuidado del huerto del convento, que había sido confiado a un amigo de los frailes. Con el regreso de los frailes a su convento (1878) y la subsiguiente reapertura del noviciado (1884), fray José fue admitido a la prueba canónica (12 de febrero de 1884), tomando también el nuevo nombre religioso de fray Diego. Hecha la primera profesión el 14 de febrero de 1886 y la solemne el 16 de mayo de 1889, permanecerá en el Retiro de Bellegra.

Diego inició una nueva vida: durante 40 años recorrió los caminos de Subiaco pidiendo limosna. Analfabeto, pero ingenioso y fácil para el diálogo, sorprendió a todos. Mientras los demás frailes dormían, Diego oraba todas las noches; de esta oración profunda se traslucía una sabiduría de fe y verlo ayudar en Misa y acercarse a la comunión equivalía una predicación. También despertaron admiración, su austeridad y penitencia, que él trató de ocultar pero que era manifiesta con quienes vivían con él. Tuvo dones taumatúrgicos. Murió lleno de santidad en su convento de toda la vida. Los restos mortales del querido apóstol «itinerante» son guardados con viva piedad en su querido Retiro de Bellegra, meta de numerosas peregrinaciones. Beatificado por SS Juan Pablo II el 3 de octubre de 1999.
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San JUAN XXIII. Papa (1958-1963). (1881-1963).
Martirologio Romano: En Roma, san Juan XXIII, papa, cuya vida y actividad estuvieron llenas de una singular humanidad y se esforzó en manifestar la caridad cristiana hacia todos, trabajando por la unión fraterna de los pueblos. Solícito por la eficacia pastoral de la Iglesia de Cristo en toda la tierra, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Agnelo Giuseppe Roncalli, nació en Sotto il Monte, una pequeña localidad de Bérgamo en el seno de una familia campesina. Estudió en el seminario de Bérgamo, y después en el Seminario Romano; en 1902 interrumpió la carrera eclesiástica para hacer el servicio militar. Fue ordenado sacerdote en 1904, e Roma, ya doctorado en Teología. Fue secretario particular de monseñor Radini Tedeschi, obispo de Bérgamo, y en este tiempo se inscribió en la congregación diocesana del Sagrado Corazón y enseñó Historia eclesiástica en el seminario de Bérgamo. En el ejercicio de este ministerio fue injustamente denunciado por poseer una obra sospechosa de modernismo e incluída en el "Índice". Muerto su obispo sirvió como capellán castrense, en los hospitales militares de Bérgamo, durante la I Guerra Mundial. Tras la guerra regresó a Bérgamo, donde fundó la Casa del Estudiante, para favorecer los estudios de los muchachos que venían del mundo rural. Fue nombrado canónigo de la catedral bergamasca. Benedicto XV confió después el cargo de presidente nacional de la Obra Pontificia de Propagación de la Fe, con el título de prelado doméstico.

En 1925 fue consagrado obispo en Roma, con el título de obispo de Aerópoli y fue nombrado Nuncio apostólico en Bulgaria, donde tuvo que dirimir asuntos bastante conflictivos. En 1934 fue trasladado a la delegación apostólica de Estambul con el encargo de Regente de la delegación apostólica de Grecia; en ambos cargos logró un mayor conocimiento del mundo musulmán y ortodoxo y consiguió que se mejoraran las relaciones con la Iglesia católica. Fue el primero en introducir la lectura del evangelio en turco. Durante la II Guerra Mundial, desde su puesto en Turquía, fue un nexo de unión entre el Vaticano y el rabino de Palestina y una ayuda permanente para la población griega ocupada, necesitada de medicinas y alimentos.

En 1944, fue Nuncio apostólico en Francia, nombrado por Pío XII, donde se revelarían todas sus cualidades humanas y espirituales y logró que casi todos los obispos acusados de colaboracionismo con el gobierno de Vichy, permanecieran en sus sedes. En 1950 realizó su primera visita a España. Desde 1951 fue nombrado observador permanente de la Santa Sede ante la UNESCO. En 1954 fue nombrado Cardenal patriarca de Venecia, donde demostró sus altísimas cualidades como pastor; en 1954 realizó una segunda visita a España. Realizó muchos viajes a los centros de peregrinación de todo el mundo. A la muerte de Pío XII fue elegido Pontífice. Le llamaban el “papa bueno”. Fue un hombre sencillo y con un gran sentido del humor. Convocó el concilio Vaticano II en 1962, aunque no pudo verlo terminar. En 1963 fue premio Balzan de la Paz.

Fue el hombre providencial que puso a la Iglesia en pie de renovación -de “aggiornamento” palabra acuñada por él- con su palabra, con sus gestos, con su ejemplo, en menos de cinco años de pontificado. Se conocen muchas anécdotas de su vida, como la subida del sueldo a los portantes de la silla gestatoria: “Porque yo peso el doble que Pío XII...”. En una de sus primeras noches como papa, no lograba dormirse ante varios graves problemas. Y, entonces, sentándose en la cama, se dijo a sí mismo: “Vamos a ver, Juan, ¿quién dirige la Iglesia, el Espíritu Santo, o tú? El Espíritu Santo, ¿no? Pues entonces ¡duerme, Juan!”. Nombró cardenales de Filipinas, Japón y Tanzania, abriendo así a la Iglesia a un sendero más universal. Como obispo de Roma, convocó un sínodo en su ciudad. Tuvo audiencias con los líderes religiosos de casi todas las Iglesias cristianas, como a los judíos: en 1959 suprimió en los oficios de Viernes Santo, el adjetivo “perfidis” atribuido a los judíos, dando un paso importantísimo hacia el ecumenismo. Contribuyó a la paz en los momentos difíciles de la guerra fria y su mediación entre Kennedy y Kruschev contribuyó a evitar la catástrofe de los misiles de Cuba en 1962.
Escribió grandes encíclicas: "Mater et Magistra". "Pacem in terris", y otras cuatro encíclicas menos conocidas. Fue amado por todo el mundo a causa de su inmensa bondad, murió en olor de santidad. Canonizado por SS Francisco en abril del 2014.
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OTROS SANTOS DEL DIA
San Cecilio de Cartago. s. III.
Martirologio Romano: En Cartago, san Cecilio, presbítero, que convirtió a la fe en Cristo a san Cipriano.
Presbítero de Cartago que, según el Martirologio Romano anterior a 1970, bautizó a san Cipriano. El obispo de Cartago añadió su nombre al que tomó cuando fue bautizado (Cipriano Cecilio) y a su muerte tomó bajo su cuidado a su mujer e hijos.


San Hilario de Carcasona. s. IV.
Martirologio Romano:
En Carcasonna, en la Galia Narbonense, san Hilario, considerado como primer obispo de esta ciudad, en cuyo tiempo los godos difundieron la herejía arriana.
Nació en Carcasona, cerca de Narbona. Primer obispo de Carcasona, ciudad de la que es patrón. Fue obispo en el tiempo en que los godos difundían la herejía arriana en la región.

San Lifardo de Meung. M. c. 550. Martirologio Romano: En Meung-sur-Loire, en el territorio de Orleans, en la Galia, san Lifardo, presbítero, que en dicho lugar llevó vida solitaria.
Juez de Orleans, que a los 50 años se hizo ermitaño. Se dice que era hermano de santos Maximino de Micy y Leonardo de Tongres, aunque este último caso ya está descartado por la historiografía moderna. Partió de Orléans para quedarse durante algún tiempo en la abadía de Saint Mesmin, en Micy. El deseo de vivir en mayor soledad le indujo a retirarse, con su compañero Urbicio, a un sitio poco frecuentado, entre las ruinas de un viejo castillo, donde ambos construyeron sus chozas.
Pero no tardaron en llegar los discípulos a reunirse en torno a los ascetas y, el obispo de Orléans, que tenía en muy alta estima a Lifardo, no sólo lo autorizó a formar una comunidad religiosa, sino que le ordenó presbítero y le ayudó a edificar una iglesia. Junto con Urbicio fundó el monasterio de Meung-sur-Loire, Orleans, del que fue abad.
Asistió a los funerales del abad de Micy, Teodomiro, y les dio como sucesor a su hermano san Maximino. Lifardo no perteneció nunca a la comunidad de Micy. En algunas localidades de la diócesis de Le Mans, se invoca a san León Fuerte, que quizás se puede identificar con Lifardo.

San Adalberto de Como. s. VII.
Nada verdaderamente cierto se conoce sobre la figura y actividad de Alberto. Su episcopado es situado entre el tercio y cuarto decenio del siglo VII. Su nombre aparece en las listas diocesanas, después de Rubiano. Alberto era croata y estando en Aquileya fue a Como por Rubiano con el fin de que le sucediera como obispo de Como.
La leyenda narra que, acusado ante el Papa de incontinencia, Alberto fue capaz de desmentir tales calumnias con la evidencia de su santidad de vida, su celo apostólico y sus dones taumatúrgicos. Marchó a Roma para ver al Papa y delante de él obró varios milagros, anunciándole además que a su muerte recuperaría la visión total, ya que el pontífice era tuerto. El Papa, después de curarse, marchó a Como, donde asistió al santo obispo en su muerte y participó en sus funerales. Sus restos se encuentran en la iglesia de San Abundio junto a las de Rubiano.

San Ginés de Clermont. M. 662.
Martirologio Romano:
En Arvernia, en Aquitania, san Ginés, obispo de Clermont, quien fundó en Manglieu un monasterio con un hospicio, en cuya iglesia recibió sepultura.
Obispo de Clermont. A los cinco años de episcopado renunció y peregrinó a Roma, pero tuvo que volver para tomar de nuevo su puesto. Combatió las herejías de Novaciano y Joviniano. Fundó la abadía de Manlieu y la iglesia de San Sinforiano de Clermont, que luego tomó su nombre. Se le conoce como un erudito, hombre benévolo, de bondad incomparable, amado por todos.

Santa Oliva de Anagni. s. VI o VII. Martirologio Romano: En Anagni, de la Campania, santa Oliva, virgen.
No tenemos noticias seguras de su vida. La tradición local narra que Oliva por renunciar a un matrimonio terreno, se refugió en un monasterio de vírgenes, se piensa que en la zona de Anagni, donde fue frecuentemente fue gratificada con celestes visiones.
Santa Oliva se dedicó a una vida de contemplación y de penitencia, en un lugar áspero y solitario, en la localidad de “Peschio” di Santa Oliva, junto a la central eléctrica de Ferentino. Murió bastante joven y sus restos fueron trasladados a la catedral de Anagni.

San Isaac de Córdoba. M. c. 852. Martirologio Romano: En Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Isaac, mártir, que, siendo monje, en tiempo de la dominación musulmana, llevado por un impulso no humano sino divino, salió del monasterio de Tábanos para presentarse ante el juez y hablarle acerca de la verdadera religión, y por esta razón fue decapitado.
Nació en Córdoba en el seno de una familia muy acomodada; aprendió a la perfección el árabe y fue nombrado notario de la ciudad por el emir Abderraman, pero, a los 20 años, renunció al cargo para ingresar en el cenobio de Tábanos. Era discípulo de san Eulogio de Córdoba. Durante un debate público condenó a Mahoma y por esta causa fue torturado en la horca, donde estuvo colgado dos días, luego quemaron el cadáver y arrojaron sus cenizas al río. Tenía 27 años.

San Adán de Guglionesi. c. s. X.
A pesar que es el patrón de la ciudad de Guglionesi en la provincia de Campobasso en el Molise (Italia), la hagiografía no dice casi nada de él.
La única noticia cierta que se tiene de este santo, definido como “confesor” es sobre el traslado de sus reliquias a Guglionesi el 3 de Junio de 1102. Esta noticia la dan los Bolandistas en "Acta SS. Iunii" pg. 336-38. Nos dice que desde hacía mucho tiempo su sepulcro estaba custodiada por una plata de mijo cerca del pueblo, (esto hace suponer que fue un santo monje eremita) y que un monje de nombre Benedicto tuvo una visión, en el que se le invitaba a promover el traslado de las reliquias a la ciudad de Guglionesi.
El traslado de los restos fue de noche con la participación de obispos, sacerdotes, hombres armados. No se puede excluir que fuese un moje que llegó a la zona, desde Montecassino por algún motivo, ciertamente en aquella época no era aconsejable salier del grande y seguro monasterio, si no era por necesidad, después muerto y sepultado fuera de los muros de la localidad como era costumbre. Si hubiera sido un abad lo habrían enterrado dentro de la abadía.
Cuando no se conoce la fecha de la muerte de un santo, se suele establecer como festividad el día del traslado de sus reliquias.

San Davino Armeno. M. 1050. Martirologio Romano: En la ciudad de Luca, en la Toscana, san Davino, el cual, armenio de nacimiento, vendió todos sus haberes para ser peregrino por Cristo, visitando los Santos Lugares y los sepulcros de los apóstoles, hasta que, habiendo enfermado, descansó en el Señor.
Armenio, que se despojó de sus riquezas y se las entregó a los pobres, y al final de su vida, peregrinó a Jerusalén, a Roma, y después quiso ir a Compostela. Se vistió pobremente, se puso una concha sobre el pecho, cogió el bordón con la calabaza para el agua y se puso en camino.
En el 1050, una enfermedad lo hizo quedarse en Lucca, y allí fue alojado en el pequeño hospital que estaba junto a la iglesia de San Michele in Foro. Después de un tiempo, fue acogido en casa de una piadosa viuda, llamada Atha a la que convirtió y a la que animó a ser santa. Allí murió y está enterrado en la iglesia de San Michele in Foro.

San Cono. M. 1200. Martirologio Romano: En el cenobio de Santa María de Cardossa, en Lucania, san Cono, monje, el cual, con la protección de Dios, llegó a la perfección de las virtudes mediante la observancia monástica y la inocencia de vida, muriendo cuando era aún joven.
Monje benedictino en Canossa (Lucania) o Cardosa (Campania).
Según la leyenda nació en un pequeño pueblo de la provincia de Salerno, Italia, llamado Teggiano, después de una revelación milagrosa a sus padres. Tempranamente decidió solicitar el ingreso al monasterio benedictino de San Nicolás, pero el superior, conociendo los desvelos que los padres tenían por aquel único y tardío hijo, no lo aceptó. Sin embargo, Cono ardía de impaciencia por retirarse al monasterio. Tanto es así que se presenta en uno de una ciudad más alejada, de incógnito. Sus padres lo siguieron y lo reclamaron y él se escondió en el horno de pan del monasterio de Santa María de Canossa. Al salvarse por verdadero milagro de morir quemado, sus padres aceptaron su llamada vocacional.
El joven benedictino fray Cono, no cesó de orar y trabajar en las labores más humildes: cocina, barrió, atendía la huerta. Un atardecer de verano aquel frágil monje que aún no contaba con 20 años recibió un misterioso mensaje: "Esta noche Dios te llamará". Así sucedió, en la madrugada Cono moría serenamente.
San Cono llegó de mano de la inmigración suritaliana al Río de la Plata, donde se constituyó en especial protector de los juegos de azar, loterías, quinielas, etc...

Francisco Ingleby. Beato. (1550/1-1586). Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beato Francisco Ingleby, presbítero y mártir, alumno del Colegio de los Ingleses de Reims, que por haber ejercitado el sacerdocio en su patria fue condenado a muerte durante el reinado de Isabel I.
Francisco Ingleby o Ingelby nació en Ripley, en el Yorkshire, en el seno de una familia acomodada de la pequeña nobleza. Decidido por el sacerdocio, marchó al Colegio de Reims, donde realizó los estudios, ordenándose en Laon en diciembre de 1583 y marchando después a Inglaterra el 5 de abril de 1584. Inmediatamente fue apreciado por los fieles católicos de la zona de York a causa de sus magníficas cualidades y evidentes virtudes, y lamentaron su pronta prisión.
Su proceso tuvo lugar en York en 1586. Los jueces lo condenaron como traidor sin haberle podido achacar otra cosa que el haberse ordenado sacerdote en el extranjero y haber ejercitado el ministerio sacerdotal en Inglaterra. Quisieron forzarlo a prestar un juramento de decir la verdad, con el que pretendían sacarle los nombres de las personas católicas que le habían hospedado. Pero el mártir no cayó en el engaño. Cuando recibió la sentencia de muerte, dijo: «Credo videre bona Domini in terra viventium» (creo que veré los bienes del Señor en el país de los vivientes, de Sal 27,13). A su vuelta al castillo donde estaba preso, los católicos lo rodearon pidiéndole la bendición y él dijo: «Qué dulce juicio». El mismo carcelero elogiaría la alegría con que vivió los días posteriores a su condena. Fue ahorcado y descuartizado el 3 de junio de 1586, y beatificado el 22 de noviembre de 1987.


San Pablo Dong. (1802-1862). Martirologio Romano: En la ciudad de Au Thi en Tonkín, hoy Vietnam, san Pablo Dong mártir, que, padre de familia, prefirió sufrir crueles tormentos antes que pisar la cruz y, después de grabarse en la car las palabras "verdadera religión" antes que "falsa religión", fue decapitado bajo el emperador Tu Duc.
Nació en Vuc-Duong, Tonkin. Era de clase social alta, casado y con varios hijos y buen cristiano. La misión le encargó la administración de sus bienes. Arrestado por ser cristiano, fue encarcelado en An-Triem, capital de la provincia, donde fue torturado por negarse a profanar la cruz. Cuando le grabaron en la cara “falsa religión”, consiguió que un cristiano corrigiera la frase poniendo “Verdadera religión”. Con esto firmó su sentencia de muerte y fue decapitado mientras repetía el nombre de Jesús, durante la persecución del emperador Tu Duc.
Parece que su nombre real era Pedro Duong como así consta en algunas hagiografías occidentales, pero en los Martirologios vietnamitas, como en las letras de su decretales de canonización aparece como Pablo Dong. Fue canonizado el 19 de junio de 1988.
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