INDICE
Santa BEATRIZ DE SILVA MENESES
San MAMANTE DE CESAREA
San ELÍAS "el Joven"
Beato ALBERTO DE CHIATINA
Santa CLARA DE LA CRUZ DE MONTEFALCO
Santos JAIME KUSHEY GOROBIOYE TOMONAGA y MIGUEL KUROBJIOYE
Santa JUANA DELANOUE (Juana de la Cruz)
Beato ENRIQUE CANADELL QUINTANA
OTROS SANTOS DEL DÍA
En Cartago, los santos Mártires Liberado, Abad, Bonifacio, Diácono, Siervo y Rústico, Subdiáconos, Rogato y Séptimo, Monjes, y el niño Máximo; los cuales, en la persecución Vandálica y reinado de Hunerico, por la confesión de la fe católica y por la defensa de un solo Bautismo, fueron atormentados con varios e inauditos suplicios, y finalmente atravesados con clavos sobre leños para ser quemados en ellos, y aunque muchas veces encendido el fuego, siempre milagrosamente apagado, mandó el tirano golpearlos con los cuentos de los remos hasta triturarles las cabezas, con lo cual, coronados por el Señor, acabaron la carrera de tan hermoso combate.
En Acaya, san Myrón, Presbítero y Mártir, a quien de orden del Presidente Antípatro, en Cícico, imperando Decio, después de muchos tormentos, cortaron la cabeza.
En Nicomedia, los santos Mártires Estratón, Felipe y Eutiquiano, los cuales, condenados a las fieras y no recibiendo daño, consumaron el martirio por el fuego.
En Tolemaida de Palestina, el suplicio de los santos Mártires Pablo y Juliana, Virgen, su hermana; ambos de orden del Emperador Aureliano, porque perseveraban constantemente en la confesión de Cristo, fueron atormentados con diversas y muy crueles torturas y por último decapitados.
En Roma, san Eusebio, Papa.
En Terni, san Anastasio, Obispo y Confesor.
SAN MAMMES, Mártir
Toda carne es heno; y toda su gloria como la flor
del heno: secóse el heno y se cayó su flor:
pero la palabra del Señor dura eternamente.
(1 Pedro, 1,24-25).
Toda carne es heno; y toda su gloria como la flor
del heno: secóse el heno y se cayó su flor:
pero la palabra del Señor dura eternamente.
(1 Pedro, 1,24-25).
San Mammes, hijo de un pastor de Cesarea en Capadocia, unió la piedad a la pobreza, y coronó con el martirio una vida llena de sufrimientos y privaciones. Sus virtudes fueron celebradas por dos grandes doctores de la Iglesia: San Basilio y San Gregorio Nacianceno. Cuenta este último, como oído de un testigo ocular, que, en su juventud, Juliano el Apóstata y su hermano Galo intentaron edificar, cada uno una mitad, una iglesia sobre la tumba del santo; pero después de inútiles esfuerzos para asentar los cimientos de la parte que tocara a Juliano, fue menester renunciar a la empresa.
MEDITACIÓN SOBRE LA VANIDAD DE LOS HONORES
I. La gloria que el mundo promete no merece la pena que trabajemos por adquirirla, pues no puede llenar nuestra alma. Cuanta más tenemos, más se dientos de ella nos encontramos. El ambicioso jamás dice: basta. Sus deseos le causan más penas que pla cer le producen sus honores. ¿Qué gloria esperamos nosotros de este mundo pérfido? Promete los hono res de la tierra para arrebatar los del cielo, muestra falsos bienes para apoderarse de los verdaderos. (San Cipriano).
II. Esta reputación que tanto estimas, no de pende de ti: es un efecto del capricho de los hombres, que, a menudo, estiman lo que debieran vituperar, y vituperan lo que habría que estimar. Además, basta un vuelco de fortuna, un momento de desgracia, para empañar el brillo de la reputación más alta. Despre ciemos, pues, la opinión de los hombres, tan injusta a veces, y siempre tan inconstante. Si amamos la gloria, que sea allí donde nunca es recompensa del vicio. (San Pedro Crisólogo).
III. Toda gloria humana fenece con la vida. Preciso será dejar en la puerta de la tumba tiaras, coronas y púrpura. Tal vez se te alabe en este mun do en el que ya no estarás, pero ¿para qué te servirán esas alabanzas, si eres despreciado y atormentado allí donde estés? Cuando sufres alguna cruel enfer medad, ¿acaso las alabanzas que se te tributan allí donde no estás, alivian tus dolores? En adelante, toda mi gloria será humillarme con Jesucristo, como Jesucristo y para Jesucristo.
Desprecio de los honores
Orad por los pobres vergonzantes.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado mártir Mammes, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos forti fique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.
Santa BEATRIZ DE SILVA MENESES. (c.1424 - 1491). Martirologio Romano: En Toledo, en España, santa Beatriz da Silva Meneses, virgen, que fue dama noble de corte de la reina Isabel, pero, después, prefiriendo una vida de mayor perfección, se retiró a las religiosas de la Orden de Santo Domingo durante muchos años y fundó, finalmente, una nueva Orden con el título de Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Nació en Ceuta, en el seno de una familia de la aristocracia. Tuvo como hermano al beato Amadeo de Meneza da Silva. A los diez años pasó a vivir a Portugal, por un destino que su padre recibió de la Corte, al ser nombrado alcalde de Campo Maior (Alentejo). En 1447 dejó Portugal y marchó a Castilla, acompañando a la reina Isabel de Portugal, casada con Juan II, como dama de la reina. Los cronistas de la época dirán de ella: "allende venir de sangre real, era muy graciosa doncella y excedía a todas las demás de su tiempo, en hermosura y gentileza". A veces residía la reina en Madrigal de las Altas Torres, donde nació su hija Isabel la Católica; otras veces vivía en Tordesillas. Allí, en el monasterio de Santa Clara, se dedicó Beatriz a la oración. Muchas veces fue motivo de rivalidades entre sus numerosos pretendientes.
Algunos de ellos, celosos intrigaron contra ella. Los testimonios son numerosos. "Por su gran hermosura fue demandada por muchos condes y duques en matrimonio. Había acaloradas disputas y lances de amor por su causa". Beatriz se refugió en el silencio y la oración "y de voluntad trocara su beldad por la fealdad de la mujer más fea del mundo". La misma reina, pensando que Beatriz se entendía con el rey, decidió quitársela de en medio. Un día la metió en un baúl, decidida a dejarla morir, estuvo allí tres días. Se descubrió la insidia y liberaron a la santa. Beatriz decidió huir de las intrigas de la Corte y se marchó a Toledo e ingresó en el convento de dominicas de Santo Domingo del Real, en calidad de oyente. Oración y obras de caridad "y la decisión de que ningún hombre la había de ver más el rostro", fueron su norma de vida durante 30 años: su condición de seglar le permitió ir acompañada de dos sirvientas. Todas sus dificultades las venció con la devoción a la Virgen. Su retiro se vio interrumpido por la cantidad de pobres que fueron a pedir su ayuda y que ella se entregó por entero a ellos. Isabel la Católica solía ir a verla desde Arévalo, con su madre (ya arrepentida del intento homicida). Le regaló el monasterio de Santa Fe, y allí marchó a vivir sus últimos años de su vida como religiosa de la Orden contemplativa de la Inmaculada Concepción (Concepcionistas Franciscanas), que fue fundada por ella con otras doce compañeras, centrada en el culto a la Pasión de Cristo, a la Eucaristía y a la devoción de la Inmaculada. El papa Inocencio VIII autorizó en 1489 la fundación del nuevo monasterio bajo la regla del Cister según las directrices del IV Concilio de Letrán. En el lecho de su muerte profesó como religiosa de la nueva fundación. Después de su muerte el cardenal Cisneros impuso a su Orden la regla de santa Clara y más tarde tendrá sus propios estatutos y regla propia como una Orden nueva, confirmada por el papa Julio II: Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Fue la primera orden contemplativa que recaló en América. El culto de santa Beatriz fue confirmado en 1926, pero la canonización le llegó el 3 de octubre de 1976, bajo el pontificado de SS. Pablo VI.
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San MAMANTE DE CESAREA. M. c. 275. Martirologio Romano: En Cesarea de Capadocia, san Mamas, Mamés o Mamante, mártir, que, siendo pastor de condición muy humilde, vivió solitario en los bosques con la máxima frugalidad y, proclamando su fe en Cristo, consumó el martirio durante el imperio de Aureliano. Según la leyenda nació prematuramente en Cesarea de Capadocia, mientras eran martirizados sus padres santos Rufina y Teódoto, y después de una existencia sujeta primeramente dedicada al pastoreo y después a continuas a detenciones, interrogatorios y castigos, murió en Cesarea, durante la persecución de Aureliano, a manos de un gladiador que lo desventró. La "passio" más antigua narra que era un muchacho de 12 años que vivía con el obispo de Cesarea de Capadocia, Taumasio, que al morir mártir bajo el gobierno de Aureliano, a Mamés se le respetó por su corta edad, sintió una voz que le impulsó a abandonar la ciudad. Así comenzó su predicación a los animales salvajes, acompañada de la lectura del Evangelio. Así vivió durante cinco años, alimentandose de miel y leche que le daban los animales, y él fabricaba quesos que enviaba a los cristianos perseguidos. Al enterarse de su actividad el gobernador Alejandro, mandó detenerlo acusado de magia, pero los soldados que fueron a prenderle se convirtieron, y todos fueron arrestados y conducidos a la cárcel, los soldados fueron decapitados y a Mamés se le aplicó toda suerte de torturas, y se le arrojo a las fieras, pero estas lo respetaron. Durante su estancia en la cárcel consiguió liberar a los presos y convertir a muchos. Al final murió tranquilamente, después de predecir la muerte del gobernador Alejandro, como así sucedió. Se decía que era uno de los pastores de Belén. Los santos Gregorio Nacianceno y Basilio "el Grande" lo elogiaron porque su martirio abarca toda una vida. Su vida es muy venerada en Oriente, pero sus Actas no son muy fiables.
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San ELÍAS "el Joven". (c.829 - 904). Martirologio Romano: En Tesalónica, de Macedonia, muerte de san Elías el Joven, que fue monje según las reglas de los Padres Orientales y, después de haber sufrido mucho por parte de los sarracenos a causa de la fe, con una fortaleza de ánimo invencible llevó una vida rigurosa de oración y austeridad, tanto en Calabria como en Sicilia. Nació en Enna y se llamaba Juan. Cambió su nombre por el de Elías cuando se hizo monje; fue un asceta siculo-griego. Su vida fue itinerante, plagada de aventuras, viajes a pie, fundaciones de monasterios, milagros‚...; fue obligado a abandonar su ciudad Enna en Sicilia (la antigua Henna), asediada por los sarracenos y conquistada en el 859; cayó en sus manos y fue vendido como esclavo en África. Al ser liberado, predicó el Evangelio con riesgo de su propia vida; obligado a huir, se refugió en Palestina, donde recibió el hábito monástico de manos del patriarca de Jerusalen. Pasó tres años en un monasterio del Sinaí desde donde pasó a Alejandría, después a Persia, a Antioquía y por fín a África. Después de la toma de Siracusa (878) por los árabes, Elías que había regresado a Sicilia, marchó a Palermo para ver a su anciana madre; de allí pasó a Taormina donde se asoció con el monje Daniel, que fue su compañero de peregrinaciones y emulándolo en su virtud. Atraversó el estrecho de Mesina y llegó a Calabria donde, hacia el 880, fundó el monasterio de Saline cercano a Reggio Calabria, que después tomaría su nombre. Amenazado por las incursiones sarracenas fue obligado a alejarse primero a Patrás en Grecia y después a Santa Cristina en Aspromonte. El infatigable monje marchó en peregrinación a Roma y a su regresó, fundó el monasterio de Aulinas (900-901) sobre el monte que tomó su nombre junto a Palmi; la fama de su maravillosa actividad, predicación y de los numerosos milagros, llegó a Oriente, por lo cual el emperador León VI el Filósofo lo invitó a ir a Constantinopla. Una vez más, el anciano Elías se marchó de viaje, pero no llegó a su destino; al llegar a Tesalónica, en Macedonia, enfermó y murió. Su cuerpo fue trasladado por el fiel monje Daniel a Aulinas y, según su deseo, enterrado en la iglesia del monasterio. Su nombre queda en el monte San Elías, meta turística y donde hay un oratorio en su honor.
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Beato ALBERTO DE CHIATINA. (1135-1202). Martirologio Romano: En Colle Val d’Elsa, cerca de Siena, en la Toscana, beato Alberto, presbítero, que dio al pueblo un magnífico ejemplo de virtud. Nació en Chiantina, diócesis de Arezzo, en el seno de una familia de la pequeña nobleza. Sus padres le encaminaron hacia la vida de caballero. Durante sus años de estudio, se dio cuenta que la instrucción intelectual desunida de la virtud no conducía a nada bueno y así comenzó a practicar la oración y la meditación durante horas. Fue ordenado sacerdote hacia el 1160, cuando tenía 28 años. Sus primeros años los dedicó a la predicación popular, y tuvo tanto éxito de conversiones que le apodaron el "hombre de Dios". En 1163, fue nombrado párroco de Santa María en Pava, cerca de su pueblo natal. Aquí emprendió su actividad pastoral, pero chocó con el delegado imperial de Federico Barbarroja, que le hizo la vida tan imposible que a los diez años renunció a su parroquia e incluso cambió de diócesis. Marchó a Siena, donde su obispo le acogió y le nombró párroco de San Andrés, donde volvió a demostrar sus insignes cualidades pastorales. Estando en Siena conoció al papa Alejandro III, el cual en 1175, le encargó el arciprestazgo de Colle Val d'Elsa en Gracciano. Se trataba de una pieza eclesiástica dependiente directamente de la Santa Sede, "vere nullius", como se decía, y en la que el arcipreste, sin carácter episcopal, hacia de obispo o vicario del Papa. Aquí volvió a repetir su actividad apostólica y cosechar los mismos frutos de conversión. A partir de 1182, una parálisis progresiva le llevó a recluirse en su casa, a causa de unas llagas putrefactas que le aparecieron por todo el cuerpo, excepto en la cabeza. Llevó su enfermedad con una gran entereza y paciencia durante 20 años. Se le conoció como "el santo Job de Toscana". La fama de sus heroicidades, se difundió por toda Toscana, tanto que algunos cardenales de la Curia romana, obispos, abades y otros ilustres personajes se acercaron a él, para admirar su virtud y pedirle intercesión con sus oraciones. Después de algunos años le pidió al Papa que le exonerase de su dignidad arciprestal. En 1191 su petición fue escuchada. En estos años, cambió la sede plebana a la iglesia de San Salvador, a causa de los contínuos ataques de la ciudad de Siena. Dispensado de su cargo de arcipreste, transcurrió los últimos once años de su vida dedicados a la oración, meditación y al ofrecimiento de su sufrimiento. Fue muy devoto de la reliquia del Santo Clavo. Murió en Colle del Val d'Elsa con fama de santidad y en su cuerpo desaparecieron las úlceras putrefactas. Sus restos se conservan en la catedral, y sobre su tumba se produjeron muchos milagros.
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Santa CLARA DE LA CRUZ DE MONTEFALCO. (1268-1308). Martirologio Romano: En Montefalcone, de la Umbría, santa Clara de la Cruz, virgen de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que estuvo al frente del monasterio de la Santa Cruz con un amor ardiente a la pasión de Cristo. Nació en Montefalco, muy cerca de Asís, Umbría, en el seno de una familia acomodada. Desde muy niña manifestó una clara inclinación hacia la vida retirada y la oración, no gustándole los juegos de niños. Vivió de forma retirada bajo el cuidado de su hermana la beata Juana de Montefalco. Entró muy joven en el eremitorio de penitentes, llamadas “las reclusinas” hasta 1290. El obispo Gerardo de Spoleto les impuso la regla de san Agustín, aunque el cuidado espiritual estaba al cuidado de los franciscanos. Después de 15 años de vida eremítica, y tras la muerte de su hermana, fue elegida abadesa del convento de la Santa Croce de Montefalco, de regla agustina, así ella unió las dos reglas la franciscana y la agustina. Desde muy pequeña había tenido frecuentes éxtasis y visiones, por lo que era muy popular entre sus hermanas religiosas, ya que solía vaticinar futuros acontecimientos del convento que difícilmente habría podido conocer por vía natural. Fue muy amada, y cuando murió se descubrió que su corazón conservaba las huellas de la pasión de Cristo, y en su vesícula biliar tres piedras del mismo tamaño que se consideraron un símbolo de la Trinidad. Estos estigmas pueden contemplarse en el corazón embalsamado de santa Clara de Montefalco. Murió a causa de sus múltiples actos ascéticos. Fue canonizada por SS. León XIII en 1881.
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Santos JAIME KUSHEY GOROBIOYE TOMONAGA y MIGUEL KUROBJIOYE. M. 1633. Martirologio Romano: En Nagasaki en Japón, santos mártires Jaime Kushey Gorobioye Tomonagua, sacerdote de la Orden de Predicadores, y Miguel Kurobjioye, condenados a muerte por Cristo bajo el comandante supremo Tokugawa Yemitsu. Jaime nació en Japón, residía en Filipinas. Un día de 1624 llamó a las puertas del convento de Santo Domingo de Manila y fue recibido por el veterano misionero del Japón, padre Juan de los Ángeles Rueda. Solicitó ser dominico para predicar el evangelio en su país, ese mismo año recibió el hábito. Había estudiado en el colegio de los jesuitas de Nagasaki y ejercido la catequesis. Estaba en Manila porque había sido exiliado por ser cristiano. A partir de su ordenación sacerdotal en 1626, trabajó en la isla de Formosa y, en 1632, tras un viaje de cinco meses de contratiempos y peligros, llegó al Japón. Vestido de japonés y armado de una catana, fue en busca del padre san Domingo Ibáñez. Sólo pudo ejercer el ministerio durante un año, pues en julio de 1633 fue apresado y encarcelado en la cárcel de Ômura. Desde aquí fue llevado por las calles de Nagasaki hasta la colina, teniendo por compañero a un misionero agustino, al catequista Miguel Kurobjioye y nueve cristianos japoneses. Fue puesto en la horca y murió después de cincuenta horas de tormento en que no dejó de alabar a Dios. Su cuerpo fue pasto de las llamas.
Miguel nació en Nagasaki, en el seno de una familia pagana. Se convirtió gracias al dominico padre Jaime Kushey o Jaime de Santa María. Fue catequista del padre Jaime Kushey, a quién acompañó durante tres meses hasta ser arrestado en junio de 1633 por orden del emperador Toxugunsama o Yemitsu. Sometido a tormento y vencido por el dolor, reveló ante las autoridades el lugar donde estaba escondido el padre Jaime, pero se negó a apostatar de su fe cristiana y manifestó ante los jueces su profundo pesar por haber revelado el escondite de su padre espiritual. Fue condenado a la horca y a la hoya, expiró después de ser bendecido por el padre Jaime, y mostró la alegría de unirse a los dolores de Cristo en la Cruz, después de sufrir 50 horas, sus cuerpos fueron quemados y sus cenizas fueron esparcidas en el mar. INDICE
Santa JUANA DELANOUE (Juana de la Cruz). (1666-1732). Martirologio Romano: En Saumur, cerca de Angers, en Francia, santa Juana Delanoue, virgen, que, apoyada totalmente en la ayuda de la divina Providencia, acogió primeramente en su casa a huérfanas, ancianas y mujeres enfermas y de mala vida. Posteriormente, puso con sus compañeras los cimientos del Instituto de Hermanas de Santa Ana de la Divina Providencia. Juana Delanoue nació en Saumur, era la menor de las 12 hijas de un pequeño comerciante que tenía su negocio cerca del santuario de Nuestra Señora de Ardilliers. Después de una pía infancia, al morir su padre continuó con su actividad y descuidó el aspecto religioso, de tal modo que al heredar la tienda de sus padres, su primer objetivo era ganar dinero sin importarle para nada las necesidades del prójimo. La presencia de una pobre viuda visionaria en su tienda lle hizo plantearse su vida y cambió algunos aspectos de su avaricia, pero por una visión en el santuario mariano volvió al recto camino, tenía 27 años; comenzó a servir a las mujeres pobres, ancianas, prostitutas y a los enfermos, para ellas abrió una casa. Pasó por Saumur san Luis María Grignion de Montfort, y la santa decidió consultar con él su vocación y su obra. San Luis la reprendió al principio, diciéndole que el orgullo la había llevado a la exageración en la mortificación. Sin embargo, acabó por decirle, en presencia de las otras religiosas: «Proseguid por el mismo camino. El Espíritu del Señor os guía por el camino de la penitencia. Escuchad su voz y no temáis». Para su asistencia fundó la Congregación de Santa Ana de la Providencia (hoy conocidas como las Hermanas de Juana Delanoue), tomando el nombre de Juana de la Cruz. Su tenacidad y fe en la Providencia, la llevaron a fundar el primer hospicio de Saumur en 1715. Los siguientes diez años fueron un período de altibajos, de consuelos y pruebas. El obispo de Angers, Mons. Poncet de la Riviére, aprobó las reglas de la nueva congregación. La santa, al hacer los primeros votos, tomó el nombre de Juana de la Cruz. Pero los padres del oratorio, que procedían como señores feudales, dieron a la santa no pocos dolores de cabeza, ya que pretendían apoderarse de la dirección de las religiosas y de la obra. Embebidos en el espíritu jansenista, los oratorianos veían con malos ojos que el P. Geneteau (director espiritual de la santa desde el principio de su conversión) hubiese autorizado a Juana y a su comunidad a comulgar diariamente. Ganó notoriedad por su capacidad intercesora para obtener curaciones milagrosas, mientras ellas y sus compañeras fundaban orfanatos y hospicios por toda Francia. Su caridad desbordó todos los límites. Sin embargo, Dios permitió que ella sufriese de atroces dolores de muelas y de oídos y de un extraño mal de las manos y los pies, cuyo origen, sin duda, no era puramente físico. Finalmente, en septiembre de 1735, fue presa de una violenta fiebre, a la que siguieron cuatro meses de grandes sufrimientos espirituales. Dios quiso que recobrase la paz del alma, pero no la salud del cuerpo. La madre Juana murió apaciblemente en Saumur después de haber vivido la virtud heroica. “La santa ha muerto” fue el unánime comentario en todo Saumur y su entorno. Y la Iglesia proclamó ante el mundo entero la santidad de Juana Delanoue con su beatificación en 1947, y su canonización por SS Juan Pablo II en 1982.
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Beato ENRIQUE CANADELL QUINTANA. (1890-1936). Martirologio Romano: En la ciudad de Castellfullit (Girona), beato Enrique (Enric) Canadell, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías y mártir, que, en tiempo de persecución, por ser sacerdote fue llevado al glorioso martirio. Nació en Olot, Gerona. Profesó en 1907, en Moia, como escolapio. Fue ordenado sacerdote en Lérida en 1913. Ejerció su ministerio en los colegios de Mataró, Balaguer, Barcelona-Nuestra Señora y en Bacelona-San Antón. Fue un hombre de profunda piedad, fiel y de gran devoción a la Eucaristía. Era predicadr de palabra fácil, lleno de celo. En 1936 se encontraba en Barcelona, en el Colegio de Nuestra Señora de las Escuelas Pías, como vicerretor, secretario y profesor. El día 20 de julio tuvo que dejar el colegio y se refugió en una familia amiga, pero viendo que ponía esta casa en peligro decidió marchar a Olot, logrando un salvoconducto por su condición de maestro y llegando a casa de su hermana con muchas cautelas. Dedicado a la oración y la lectura, y poniendo su vida en las manos de Dios, permaneció en esta casa hasta que en la noche del 17 de agosto registraron la casa y le interrogaron, y él reconoció que era religioso escolapio. Entonces los milicianos lo llevaron en un coche, lo maltrataron fuertemente para que dijera el paradero de sus hermanos sacerdotes y lo fusilaron en en un lugar llamado “Clot de Paretaire”, cerca de Castellflollit, Gerona. Parece que uno de los milicianos comentó que tuvieron que matarlo enseguida porque los estaba convenciendo. Juan Pablo II le beatificó el 1 de octubre de 1995 en el grupo de 13 escolapios martirizados en diversos días y en varios lugares en 1936.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
San Mirón. M. c. 250. Martirologio Romano: En Cizico, en el Helesponto, san Mirón, presbítero y mártir, que, según una tradición, durante el imperio de Decio y bajo el prefecto Antípatro, fue decapitado tras sufrir muchos tormentos. Presbítero que afrontó con gran coraje a sus perseguidores cuando fueron a destruir su iglesia, fue martirizado en Cizico de Helesponto, después de sufrir muchos tormentos, durante la persecución de Decio, y siendo prefecto de Helesponto, Antípatros.
San Eusebio. M. c. 310. Martirologio Romano: En Sicilia, muerte de san Eusebio, papa, valeroso testigo de Cristo, que fue deportado por el emperador Majencio a esa isla, donde dejó la patria terrena para merecer la patria celestial. Trasladado su cuerpo a Roma, fue enterrado en el cementerio de Calixto. Griego de origen y era hijo de un médico. Sucedió a san Marcelo I en la Sede de Pedro y ejerció el pontificado durante unos meses. Durante su pontificado se ocupó de los “lapsi”, como eran llamados los que habían abjurado de la fe cristiana durante las persecuciones. Un tal Heraclio y sus seguidores se opusieron al Pontífice; muy probablemente Heraclio era uno de los que habían apostatado y quería ser admitido nuevamente en la comunión de la Iglesia sin penitencia alguna. Parece que los «lapsi» o apóstatas intentaron introducirse por la fuerza en las reuniones de los fieles. El tumulto fue tan grande, que el emperador Majencio desterró a san Eusebio y a Heraclio de la ciudad. El Pontífice se trasladó a Sicilia, donde murió poco después. Como el destierro fue una consecuencia de la firmeza con que exigió el cumplimiento de los cánones, el pueblo cristiano le veneró como mártir en una época. San Dámaso le da también el título de mártir. Bautizó a san Eusebio de Vercelli. Su cuerpo está enterrado en las catacumbas de San Calixto.
San Anastasio de Terni. M. 553. Obispo de Terni en el momento de la invasión de Totila; se dice que era natural de Siria y que había sido anacoreta en Perugia. Los bolandistas afirman que hay una confusión entre un ermitaño mártir y un obispo de Terni. Según cuenta la leyenda, una noche el santo se apareció a un campesino de Castro San Geminiano ordenándole que fuera a Terni y en la iglesia de la Virgen buscara su cuerpo sepultado a la izquierda de la entrada. El campesino en un principio no hizo caso, pero como el santo continuara apareciéndosele, el campesino accedio pero su búsqueda fue infructuosa. Poco después, como se hubiera sepultado a un difunto en la misma iglesia, se encontró el sepulcro de Anastasio, abierto, apareció el cadáver vestido de pontifical. Se comunicó el hecho al obispo de Spoleto, que convencido del milagro le erigió un altar.
San Carlomán. (707-755). Hijo mayor de Carlos Martel; a la muerte de su padre heredó Austrasia, Suabia y Turingia, en plena soberanía pero sin el título de rey. Promovió la fundación de la abadía de Fulda, Loebbes, Stavelot y otras; ayudó a san Bonifacio de Maguncia en su obra de evangelización de Alemania y se esforzó por remediar la injusticia cometida por su padre con la apropiación de bienes eclesiásticos. Con el consejo de san Bonifacio abdicó en su hermano Pipino y se retiró al convento benedictino de Soratte, de la mano del papa san Zacarías, y después a Montecasino en el 747, donde trabajó en la cocina y como pastor de ovejas de la abadía. Consiguió la paz ente su hermano Pipino y los lombardos. Murió en Vienne. San Ierón. M. 885. Martirologio Romano: En Frisia, en el territorio de la actual Holanda, san Ierón, sacerdote y mártir, que se narra fue asesinado por algunos paganos normandos. Irlandés que marchó de misionero a Holanda donde murió mártir. Fue decapitado por los normandos en Noordwyck, cerca de Leyden. Sus restos fueron trasladados a la abadía de Egmond, de la cual, junto con san Adalberto es su patrón principal. También está san Hiero de Escocia (m. 856) fue probablemente un héroe escocés. Trabajó en Frisia como misionero en el siglo IX, donde fue asesinado durante una incursión vikinga. Sus huesos fueron descubiertos milagrosamente en la del siglo X, como consecuencia de lo cual es el patrón para encontrar objetos perdidos.
Nicolás Politi. Beato. (1117-1167). Martirologio Romano: En Arcaria, cerca de Milazzo, en Sicilia, beato Nicolás Politi, eremita, que llevó una vida de máxima austeridad, viviendo en una cueva. Nació en la ciudad de Adernò (hoy Adrano, en Catania, Sicilia), en el noble linaje de los Politi. En el día de su casamiento, impuesto por sus padres, huyó, iniciando con tan solo 17 años la vida eremítica. Hasta que se hizo monje laico en el monasterio basiliano de Rogato, donde vivió el resto de su vida. Cada sábado, recorriendo un escarpado sendero, iba desde la gruta donde moraba en el monte Calanna, en Arcadia, cerca de Milazzo, en Sicilia, al monasterio para confesarse y recibir la Eucaristía. El 12 de agosto Nicolás volvió a la gruta exhausto. Poco después un ángel le reveló que su alma partiría hacia el cielo dos días después de la fiesta de la Asunción. El martes 15 de agosto se acercó al monasterio para confesarse y recibir por última vez la Eucaristía. Saludó a todos los monjes, confiándose a sus plegarias. Al alba del día 17 de agosto Nicolás, después de una noche de oración, con la cruz entre los brazos, fue recibido por el Señor.
San Donato de Ripacándida. (1179-1198). Nació en Ripacándida, junto a Rapallo (Italia), en el seno de una humilde familia. Con 14 años dejó Ripacándida para retirarse como monje benedictino de Monte Vergine. Pero no se le admitió hasta que no cumplió los 15 años de edad. Regresó en el tiempo establecido y fue encargado del cuidado de los animales y de la vigilancia de las viñas y los campos. Pronto sobresalió por su virtud y las personas que tuvieron la fortuna de tratar con él, sintieron y percibieron que un alma elegida vagaba por la tierra. Con 18 años murió en el monasterio benedictino de San Onofrio en Salerno. Noel Hilario Le Conte. Beato. (1765-1794). Martirologio Romano: En el mar frente a Rochefort, en Francia, beato Noel Hilario Le Conte, mártir, que siendo clérigo de la catedral de Bourges y encargado de la música, fue confinado en una nave durante la persecución por odio a la religión, muriendo, por Cristo, aquejado de enfermedad.
Nació en Chartres, y era hijo de un jardinero. Sin que se sepa en qué concretas circunstancias, el hecho es que fue admitido en el coro bajo de la catedral de Bourges. Trabajó también en el archivo musical de dicho cabildo, y el 6 de julio de 1787 es nombrado para una de las ocho vicarías de residencia, fundadas en las capillas de la catedral. La capellanía para la que él fue nombrado estaba destinada a clérigos que supieran música. Llegada la Revolución él no era más que clérigo tonsurado. Por alguna razón desconocida, deja Bourges y se instala en Moulins, presentando un certificado de las autoridades del distrito de Bourges en que se dice que Le Conté desea vivir en Moulins. No se le molesta en más de un año, pero en noviembre de 1793 es recluido y destinado a la deportación, sin duda por haberse negado a prestar el juramento constitucional. En diciembre se decide su ida a Rochefort, donde estaba ya el 13 de abril siguiente, y queda detenido en el barco “Le Borée”. Pasa luego a “Les Deux Associés”, donde muere el 17 de agosto de 1794 y es enterrado en la isla de Aix. Sus compañeros de cautiverio alabaron el espíritu de piedad y la sincera fe católica de este joven clérigo. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.
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