INDICE
Eusebio de Vercelli, Santo Obispo
Pedro Julián Eymard, Santo Fundador de la Congregación del Santísimo Sacramento
San ABIBAS
San PEDRO DE OSMA
Beato CEFERINO JIMÉNEZ MALLA “el Pele”
Beatos FELIPE DE JESÚS MUNÁRRIZ AZCONA, JUAN DÍAZ NOSTI y LEONCIO PÉREZ RAMOS
Beato FRANCISCO CALVO BURILLO
Beato JUSTINO MARÍA RUSSOLILLO
OTROS SANTOS DEL DÍA
Máximo, Auspicio, Betario, Eufronio, obispos; Catalina, Evodio, Rutilio, mártires; Guillermo, abad; Pedro Fabro, beato
SAN EUSEBIO DE VERCELLI
El celo por tu casa me devora.
(Juan, 2, 17).
El celo por tu casa me devora.
(Juan, 2, 17).
Nació en Cerdeña, Italia. Al morir su padre, su madre lo llevó a vivir a Roma, donde el Papa Liberio lo tomó bajo su protección, lo educó y lo ordenó de sacerdote. Poco después en la ciudad de Vercelli, al norte de Italia, murió el obispo, y el pueblo y los sacerdotes proclamaron a Eusebio como el nuevo obispo, por su santidad y sus muchos conocimientos.
San Ambrosio dice que el obispo Eusebio de Vercelli fue el primero en Occidente al cual se le ocurrió organizar a sus sacerdotes en grupos para formarse mejor y ayudarse y animarse a la santidad. Para este santo su más importante labor como obispo era tratar de que sus sacerdotes llegaran a la santidad. Fue obispo de Vercelli por 28 años.
Una de sus grandes preocupaciones era instruir al pueblo en religión. Y él mismo iba de parroquia en parroquia instruyendo a los feligreses.
En aquellos tiempos se estaba extendiendo una terrible herejía llamada Arrianismo, que enseñaba que Cristo no era Dios. Los más grandes santos de la época se opusieron a tan tremendo error, pero el jefe de gobierno, llamado Constancio, la apoyaba. Hicieron entonces una reunión de obispos en Milán, para discutir el asunto, pero Eusebio al darse cuenta de que el ejercito del emperador iba a obligarlos a decir lo que él no aceptaba, no quiso asistir. Constancio le ordenó que se hiciera presente, y el santo le avisó que iría, pero que no aceptaría firmar ningún error. Y así lo hizo. A pesar de que hereje emperador lo amenazó con la muerte, él no quiso aceptar el que Jesucristo no sea Dios, por esto fue desterrado.
Fue llevado encadenado hasta Palestina y encerrado en u cuartucho miserable. Los herejes lo arrastraron por las calles y lo insultaron, pero él seguía proclamando que Jesucristo sí es Dios. En una carta suya cuenta los espantosos sufrimientos que tuvo que padecer por permanecer fiel a su santa religión, y expresa su deseo de poder morir sufriendo por el Reino de Dios.
Al morir Constancio, su sucesor decretó la libertad de Eusebio y éste pudo volver a su amada diócesis de Vercelli. San Jerónimo dice que toda la ciudad sintió enorme alegría por su llegada y que su vuelta fue como el termino de un tiempo de luto y dolor.
EL resto de su vida lo empleó junto con grandes santos como San Atanasio y San Hilario en atacar y acabar la herejía de los arrianos, y en propagar por todas partes la santa religión. Murió el 1 de agosto del año 371.
La Iglesia lo considera mártir, no porque haya muerto martirizado, sino porque en sus tiempos de prisión tuvo que soportar sufrimientos horrorosos, y los supo sobrellevar con gran valentía.
El repetía: " Puedo equivocarme en muchas cosas, pero jamás quiero dejar de pertenecer a la verdadera religión".
MEDITACIÓN SOBRE LAS CUALIDADES DEL VERDADERO CELO
I. Todos debemos estar animados de un ardiente celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas. Quien ama a Dios no puede ver con indiferencia que se ataque su honor. Si ve a su prójimo internado por mal camino, hace todo por volverlo al bien; y, si no lo logra, gime y reza por él. ¿Así haces tú? Si no tienes celo, deduce que careces de amor. El celo es la señal de que Dios ha descendido a un alma. (San Bernardo).
II. No basta que nuestro celo sea ardiente; es menester, para que dé fruto, que sea tierno y compasivo. Los pecadores, decía San Alfonso, son ovejas descarriadas que Jesucristo iba buscando por entre las zarzas del camino y que volvía a traer al redil llevándolas sobre sus hombros para ahorrarles las fatigas del retorno. Es el modelo que se propuso en toda su conducta; de ese modo, ¡a cuántas ovejas descarriadas recondujo al ovil del divino Pastor! Mira si en las advertencias que haces a tus hermanos y en todas las buenas obras que realizas, no entra tu amor propio en gran medida en vez del a amor de Dios y del prójimo. Que sea la caridad la que inflame tu celo.
III. En fin, nuestro celo debe ser constante. San Alfonso, al fundar su Congregación del Redentor, hizo voto de no perder nunca el tiempo. Quería que Dios no hallase en su vida ni una sola hora que no estuviese consagrada a su gloria y a la salvación de las almas. ¿Qué intereses persigues tú? ¿Son los tuyos o los de Jesucristo? ¿Cuánto tiempo dedicas a ellos? No te olvides de la suerte reservada para el servidor que enterró su talento. Fue acusado, no de haberlo perdido, sino de haberlo dejado improductivo. No te canses de ganar almas para Jesucristo, pues tú mismo fuiste ganado por Jesucristo. (San Agustín).
El celo
Orad por el éxito de las misiones
ORACION
Oh Dios, que habéis inflamado de celo apostólico al bienaventurado Alfonso María, vuestro confesor pontífice,y os servisteis de su ministerio para dar una nueva familia a la Iglesia, haced, os lo suplicamos, que instruidos por sus saludables consejos y fortificados con us ejemplos, podamos llegar a Vos dichosamente. Por J. C. N. S. Amén
San EUSEBIO DE VERCELLI. (c.328 - c.371).
Martirologio Romano: San Eusebio, primer obispo de Vercelli, en la Liguria, que consolidó la Iglesia en toda la región subalpina y que, por defender la fe del Concilio de Nicea, fue desterrado por el emperador Constancio a Escitópolis y, posteriormente, a Capadocia y a la Tebaida. Vuelto a su sede después de ocho años, trabajó con empeño y valentía para restablecer la fe contra los arrianos.
Natural de Cerdeña y según se dice, su padre murió mártir. Realizó sus estudios en Roma donde tuvo como compañero al futuro papa san Liberio; llegó a lector. En el 340 fue nombrado primer obispo de Vercelli en el Piamonte, quedando bajo su cuidado una gran parte de la región piamontesa (incluidas Novara, Ivrea y Tortona); fue consagrado en Roma por el papa san Julio I en el 345. En los primeros años de episcopado fue el primero que introdujo en Occidente la vida común del clero diocesano en el llamado “cenobio”.
Se le atribuye la fundación de un monasterio femenino, cuya primera superiora fue su hermana Eusebia. En su ministerio tanto éxito, que como refiere san Ambrosio de Milán, se "podía ver en los mismos hombres la abnegación del contemplativo y el celo del ministerio". Combatió el arrianismo con todo su ardor; sufrió por su fidelidad a la doctrina cristiana y defendió a san Atanasio de Alejandría. Fue perseguido por los arrianos por su ortodoxia; después del sínodo de Milán (355) fue contado entre los perturbadores de la paz y exiliado a Palestina (Escitópolis), junto con santos Dionisio de Milán y Lucifer de Cagliari donde estuvo sujeto al obispo filoarriano Patrófilo; luego a Capadocia y, por última a la alta Tebaida. Tantas fueron las persecuciones y tantos los destierros que le merecieron el título de "mártir".
El mismo nos cuenta en una carta las penalidades de su destierro: "Empezamos con la ayuda del Señor a servir de nuevo a los necesitados... Pero su crueldad no pudo resistir esto y convirtieron nuestro amor en odio suyo... Apenas lo toleraron veinticinco días, y, enfurecidos nuevamente, con un numeroso grupo de sicarios armados de palos invadieron nuestro refugio y, rompiendo paredes llegaron hasta nosotros. De allí me llevaron para encerrarme en una prisión más estrecha donde sólo pudo acompañarme nuestro queridísimo presbítero Tegrino. A los demás hermanos, o sea, a los presbíteros y diáconos, los cogieron y encerraron durante tres días, para después enviarlos diseminados al destierro.
A los demás hermanos que venían a visitarme los encerraron durante muchos días en la cárcel pública. Hecho esto, retornaron a nuestro anterior refugio y destruyeron cuanto habíamos comprado para nuestro alimento y para los pobres". Por fin puede volver a Vercelli en el 361 (después de la muerte de Constancio, favorable al arrianismo); pero antes de volver a Italia, bajo Juliano, se marchó a Alejandría para visitar a san Atanasio y asistir al sínodo convocado por Atanasio; san Jerónimo escribió: "al regreso de Eusebio, Italia ha dejado el luto".
Junto con san Hilario de Poitiers siguió combatiendo con toda su energía al arrianismo e intentando alejar de la sede milanesa al obispo arriano Auxencio. Un historiador moderno dice de él: "No pretendió ser un hombre de partido, sino que sólo quiso ser un hombre de Dios". Escribió varias cartas doctrinales, y se le atribuyen otros escritos, pero no están probados. Fue un ardiente animador de la vida monástica. Murió tranquilamente en Vercelli. La leyenda dice que murió lapidado. MEMORIA FACULTATIVA.
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San PEDRO JULIÁN EYMARD. (1811-1868).
Martirologio Romano: San Pedro Julián Eymard, presbítero, el cual fue primeramente sacerdote diocesano y después miembro de la Compañía de María. Adorador eximio del Misterio eucarístico, fundó nuevas congregaciones, una de clérigos y otra de mujeres, para fomentar y difundir la piedad hacia el Santísimo Sacramento. Murió en la aldea La Mure, cerca de Grenoble, en Francia, donde había nacido. Nacido en La Mure d’Isére, (Grenoble-Francia) era hijo de un antiguo labrador arruinado, y trabajaba como herrero y afilador. Creció en el ambiente de la restauración con el afán de reconstruir la conciencia cristiana después de la revolución francesa.
Hasta los 18 años trabajó duramente, al lado de su padre, en una prensa de aceite. Cuando surgió en él la vocación religiosa, su padre se opuso frontalmente. Estudió el latín a escondidas, esperando el momento oportuno. Luego obtuvo una beca municipal para estudiar en el colegio local, donde soportó muchas humillaciones. Después de pasar una difícil temporada en Grenoble junto a un sacerdote, volvió a Le Mure por la muerte de su madre. Ingresó en los Oblatos de Maria Inmaculada gracias a la intervención del futuro cardenal y arzobispo de París, Guibert; el padre cedió. Pero por razones de salud, tuvo que regresar a su casa, donde asistió a la muerte de su padre en 1831.
Pero al fin consiguió estudiar en el seminario de Grenoble, gracias a la recomendación de san Eugenio de Mazenod, obispo de Marsella; en el seminario trabajó como enfermero, que desempeñó con amabilidad y sencillez. Fue ordenado sacerdote en 1834. Durante la monarquía de Julio parecía un hombre inquieto que no acertaba a vivir el ideal que perseguía trabajando en varias parroquias, (trabajó como cura rural, como su amigo san Juan Bautista María Vianney). En 1837 fue nombrado párroco de Monteynard, donde cambió la vida del pueblo hacia una vivencia real del cristianismo.
Pero al conocer la Sociedad de María se sintió llamado a ella. Dejando su parroquia, después de vencer la negativa de su obispo que no quería darle la licencia, ingresó en la Sociedad haciendo los votos en 1840 en Lyon. Fue su superior provincial, pero pensó que este no era su camino y se le dispensó de los votos. Creyó que tal vez su puesto fuera entre los misioneros, pero se equivocó y no saldrá de su país. Tuvo el cargo de coadjutor de la parroquia de Chatte, donde demostró sus dotes de predicador y fervor religioso. Se volcó hacia los pobres.
En 1856 fundó una orden eucarística, el Instituto de los sacerdotes del Santísimo Sacramento, que difundió la práctica de la adoración perpetua. En vez de una actividad exterior, convirtiendo fieles, buscaba el núcleo mismo de la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. También fundó la Congregación de Religiosas Siervas del Santísimo Sacramento junto con Margarita Guillot, y una archicofradía del Santísimo Sacramento que funcionó en muchas parroquias, llamada los Grupos del Santísimo Sacramento y también fundó la Asociación de sacerdotes adoradores. Era muy devoto de todos los sacramentos. De él se dice que cuando entraba en una iglesia, se paraba ante la pila bautismal y renovaba las promesas de su bautismo.
Este fue su mensaje: "Sólo en la vuelta a Cristo Sacramentado está la salvación". Sobre su vida espiritual la resumió de esta manera: “El Señor me ha dirigido gradualmente... Me ha mostrado los sacrificios de manera gradual; en fin... hasta la separación, hasta la cruz, hasta el abandono”. Un día conoció a la señorita Tamisier, la cual entró en la Congregación de las Siervas del Santísimo Sacramento y junto con ella, organizó los Congresos Eucarísticos (el primero en Lille, en 1881) que aún hoy se celebran. Murió en La Mure de una enfermedad que se había quedado paralizado. Su beatificación tuvo lugar en 1925 y fue canonizado por SS Juan XXIII el 9 de diciembre de 1962. MEMORIA FACULTATIVA.
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San ABIBAS. s. I.
Antiguamente se decía que era el segundo hijo de Gamaliel (At 5, 34; 22 ,3) y que como su padre se hizo cristiano. Su nombre y su culto está ligado al relato de Luciano, sacerdote de la aldea de Kefar-Gamla, distante una veintena de milla al norte de Jerusalén, que tuvo un sueño, que se repitió tres veces, en los que se le aparecía Gamaliel en el 415. La intención de estas visiones era para que se dieran los debidos honores a los restos del protomártir san Esteban, que se encontraban enterrados en aquella aldea. Parece que después del martirio de Esteban, por orden del sumo sacerdote, su cuerpo fue tirado a la basura, pero Gamaliel lo recogió y lo sepultó en un sepulcro nuevo de una propiedad que tenía en Kefar-Gamla.
Según estos sueño el viejo Gamaliel revelaba a Luciano, que en el sepulcro también estaban los restos de su cuerpo, de su hijo Abibas y el de Nicodemo, miembro del Sanedrín; que convertidos al cristianismo, dejaron sus cargos y se refugiaron en casa de campo, donde murieron y fueron sepultados junto al santo protomartir. Al mismo tiempo, siempre en el sueño, Gamaliel revelaba al monje Majezio el lugar preciso del sepulcro, miemtras el sacerdote Luciano relataba el sueño al obispo Juan. Efectivamente se encontró el sepulcro y se levantó la lápida que tenía grabada en griego cuatro nombres judíos, y se encontraron los cuerpos, estando presente el obispo Juan.
San Avito de Braga, invitó al sacerdote Luciano a que escribiese el relato de sus revelaciones, que el mismo Avito tradujo del griego al latín y que después tuvo una gran difusión y sin ninguna contradicción la devoción por san Esteban se difundió por toda la Iglesia y sus reliquias fueron veneradas en todos los sitios, obrándose muchos milagros gracias a su intercesión. Este relato hizo que se conociera a Abibas. Según este, Abibas fue el segundo hijo predilecto del miembro del Sanedrín Gamaliel y fue compañero de san Pablo, cuando asistía a la escuela de su padre; se convirtieron juntos y fue bautizado por los apóstoles, mientras su hermano mayor y su madre permanecieron fieles al judaísmo.
Abibas se quedó sólo con su padre y murió cuando apenas contaba 20 años, otros autores afirman que vivió hasta los 80 años. En el sueño Gamaliel indicaba el sepulcro de su hijo con la visión de un cesto de plata, que contenía flores de azafrán que exalaban un suave perfume, símbolo del candor y virginidad de Abibas. Durante las cruzadas, como atestiguan algunas inscripciones, las reliquias de Abibas, Gamaliel y Nicodemo, fueron trasladas a Pisa y expuestas a la veneración de los fieles en la catedral.
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San PEDRO DE OSMA. M. 1109.
Martirologio Romano: En Palencia, en la región hispánica de Castilla, muerte de san Pedro, obispo de Osma. Fue primeramente monje, después archidiácono de la Iglesia de Toledo y, finalmente, elevado a la sede de Osma, recientemente liberada del dominio mahometano, la cual organizó con pastoral celo. Nació en Bourges, Francia. Pedro de Bourges se hizo monje benedictino en la abadía de Saint-Orens de Auch, de observancia cluniacense. Fue uno de los muchísimos monjes cluniacenses que se establecieron en Castilla entre el 1050 y el 1130, instalados por el arzobispo de Toledo, Bernardo de Salvivat, para difundir y consolidar la reforma gregoriana que, patrocinada por los Papas, tenía su centro de irradación la abadía de Cluny.
La campaña parece asociada a la política del rey Alfonso VI de incorporar las tierras reconquistadas a las corrientes culturales de Occidente. El obispo de Toledo nombró a Pedro, archidiácono de Toledo, y en el 1101, le nombró obispo de Burgo de Osma. Pedro destacó por su vida de santidad, laboriosidad y testimonio, dedicándose especialmente a los pobres, los enfermos, encarcelados. Estableció la sede episcopal en El Burgo y comenzó a construir la catedral de Santa María de Osma. Se dice que en 1109 fue nombrado arzobispo de Toledo, pero no hay datos seguros. Contrajo la peste en el monasterio de Sahagún, cuando asistía a las honras fúnebres del rey Alfonso VI. Se retiró a la casa del obispo de Palencia donde falleció. Sus restos reposan en la catedral de Burgo de Osma. Patrón de Osma.
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San BASILIO “el Bendito”. (1464-1552). (Iglesia ortodoxa rusa).
Nació en la aldea Elojov, cerca de Moscú, en una familia campesina. A los 16 años, Basilio abandonó su casa paterna y fue a Moscú. Allí comenzó su nuevo sacrificio de necio por Cristo. Durante las heladas invernales y el calor veraniego, el Beato ambulaba por las calles de Moscú descubierto y descalzo. A veces, mediante alegorías o señales, o de una forma muy directa y sincera, predecía tanto los infortunios con los que se castigaba a los pecadores, como también el bienestar con que se premiaba a los virtuosos. En algunas ocasiones entraba en las tabernas para salvar a los borrachos que sucumbían por su vicio. En las calles y plazas enseñaba a la gente como seguir la senda de bien. Hasta el mismo Zar Ivan el Terrible, recibía del Beato las enseñanzas referidas a la virtud de la piedad. Con alegría el Beato ayudaba a aquellos que se avergonzaban a pedir limosna aunque ellos la necesitaban. Así, una vez, entregó los regalos que le había dado el Zar a un comerciante extranjero quien quedó sin medios económicos para poder vivir. Hasta en la gente perdida moralmente, veía una pizca de bondad y los reconfortaba cariñosamente y los animaba.
Muy seguido, el pueblo se burlaba y golpeaba al Beato Basilio, que soportaba todo con humildad. Las noches las pasaba en el atrio de las iglesias en oración y meditación. Dios distinguió a este hombre pío con el Don de clarividencia y el Don de poder realizar milagros. Así por las oraciones del Beato Basilio delante del ícono de la Santa Madre de Dios de Vladimir, Moscú y con ella toda Rusia se salvaron de la invasión del Khan Majmet Guirei en el año 1521. Este Khan que ya había incendiado y quemado los alrededores de Moscú, se atemorizó ante la visión de una multitud de soldados y se retiró a las fronteras de Rusia. Falleció el Beato Basilio a los 88 años. El mismo Zar Ivan, llevó su cuerpo a la iglesia para el oficio de la defunción. San Basilio fue enterrado en Moscú, en la catedral del Manto de la Santa María de Dios, que habitualmente es llamada el templo de Basilio, el Beato. Sus reliquias se glorificaron por los numerosos milagros realizados ante ellas. Las pesadas cadenas de asceta que llevaba sobre su cuerpo estaban guardadas en la Academia espiritual de Moscú.
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Beato CEFERINO JIMÉNEZ MALLA “el Pele”. (1861-1936).
Martirologio Romano: En Barbastro, beato Ceferino Giménez Malla, mártir de raza gitana. Se dedicó a promover la paz y la concordia entre su pueblo y los pueblos vecinos. En la persecución, al ver a un sacerdote arrastrado por las calles por las milicias populares y salir en su defensa, le detuvieron y, finalmente, conducido al cementerio, fue fusilado, con el rosario en sus manos, consumando así su peregrinación por la tierra. Nació en Benavent de Segriá, Lérida. Era gitano y totalmente analfabeto, pero tenía una gran memoria y pronto aprendió a fabricar cestos. La familia era muy pobre y muchas veces tenía que pedir limosna para poder comer. En su viaje por los Monegros, conoció al famoso bandido "Cucaracha" que le daba de comer. A los 18 años se casó con Teresa Giménez Castro, por el rito gitano; su padre se fugó con otra mujer, y el tuvo que hacerse cargo de toda la familia.
A comienzos de siglo se estableció en Barbastro, en el barrio de San Hipolito, y allí se distinguió por su honradez en los tratos con caballerías y su espíritu religioso. Alquiló una casa, donde vivió realquilado el famoso anarquista Eugenio Sopena Buil. No tuvo hijos en su matrimonio, pero adoptó a una sobrina de su mujer, a la que le dio toda la educación, matriculandola en un colegio de las Hijas de la Caridad. En 1915 empezó a destacarse por su religiosidad y comenzó a ir a misa diaria. En 1912, se casó por la Iglesia en Lérida. Un hecho providencial cambió su fortuna cuando ayudó al ex alcalde de Barbastro, en el momento que caía al suelo enfermo de tuberculosis, esto le llevó a tener el aprecio de todo el vecindario y que el hermano de Rafael Jordán, el ex alcalde, le propusiera un buen trato con caballerías que vendía el gobierno francés.
Pasó de pobre a rico, pero sin olvidar sus orígenes, ayudó siempre a todos los pobres de la comarca, sin que se sintieran minusvalorados. Su mejor amigo fue el abogado, Nicolás Santos de Otto, al que acompañó a Madrid en los acontecimientos nacionales como la consagración de España al Corazón de Jesús por el rey Alfonso XIII; también allí oyó hablar a Joaquín Costa, y al oirle hablar de la politica hidráulica, de canales y pantanos que necesitaba España, especialmente Aragón, se convenció de que aquel político era bueno y pidió a gitanos y payos que lo votasen. Fue un hombre tremendamente honrado y religioso, admirado por todo Barbastro. Catequizaba, como sabía, a los niños y los exhortaba a respetar a los animales.
En 1922 murió su mujer y se quedó muy solo, aunque tenía ya nietos. Perteneció a la Adoración Nocturna, se inscribió en la Tercera Orden Franciscana y en la Archicofradía del Corazón de María. Su situación económica se vino abajo, y aceptó la pobreza con la misma indiferencia con la que había sabido tener dinero. Aún así, dio cuantas limosnas pudo.
Cuando en 1936, el frente popular ocupó Barbastro, detuvo a todos los sacerdotes que encontró, cuando el Pele, vió que detenían a un sacerdote, les increpó, y fue detenido porque tenía un rosario. El anarquista Sopena y su sobrina Pepita, hicieron todo lo posible para salvarlo, si entregaba el rosario, pero él no quiso: “Hija mía, me lo han quitado todo. ¿Qué me queda? Rezar y rezar el rosario”. Murió de un balazo en el entrecejo en el cementerio de Barbastro, gritando “¡Viva Cristo Rey!” y con el rosario en las manos. Fue enterrado en una fosa común.
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Beatos FELIPE DE JESÚS MUNÁRRIZ AZCONA, JUAN DÍAZ NOSTI y LEONCIO PÉREZ RAMOS M. 1936.
Martirologio Romano: En Barbastro en España, beatos Felipe de Jesús Munárriz Azcona, Juan Díaz Nosti y Leoncio Pérez Ramos, sacerdotes Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Beata Virgen María y mártires, fusilados por los milicianos en las puertas del cementerio durante la persecución contra la Iglesia por odio a la vida religiosa. Felipe nació en Allo (Navarra) en 1875. En 1886, ingresó en el postulantado claretiano de Barbastro. Pasó a Cervera para hacer el noviciado y culminó sus estudios sacerdotales en Santo Domingo de la Calzada, donde fue ordenado sacerdote en 1898.
Pasó a ser formador de novicios en Cervera, ocupando, después, los cargos de prefecto de postulantes en Barbastro, y de filósofos y teólogos en Cervera. En esta población luchó incansablemente por erradicar la tuberculosis que era endémica en la población. En Alagón fue formador de moralistas. En 1919 fue destinado a Italia, donde se quedó en la casa generalicia como consultor primero.
De allí pasó, como consultor segundo, al colegio de Gracia, Barcelona donde fue superior. Posteriormente también fue superior de las casas de Cartagena y Zaragoza. Como religioso fue un hombre de gran piedad, que mostró un gran amor a su Instituto, caracterizándose por su observancia de la regla y como forjador de misioneros. Como superior, destacó asimismo por su espiritualidad, su fidelidad a la Congregación, su diligencia en buscar el bien de quienes le estaban encomendados y por su hospitalidad. En 1934 fue nombrado superior de la comunidad claretiana de Barbastro.
Juan nació en Oviedo (Asturias) en 1880. Ingresó en el postulantado claretiano de Barbastro en 1893. Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en Cervera y Santo Domingo de la Calzada. Era un hombre risueño y simpático. En 1906 fue ordenado sacerdote en Zaragoza. En 1913 pasó como superior en Calatayud y tres años más tarde fue destinado al Colegio Central de Aranda de Duero, en calidad de profesor de Moral. Allí permaneció hasta 1934. En este mismo año fue destinado como prefecto de estudiantes claretianos y profesor de Moral a Barbastro. Fue un hombre de consejo por sus criterios equilibrados y por su madurez. En Barbastro, preparó a los seminaristas para el martirio.
Leoncio nació en 1875, en Muro de Aguas (La Rioja), en el seno de una pobre familia campesina. En 1889 ingresó como postulante claretiano en el Colegio de Alagón. Estudió en Cervera y en Santo Domingo de la Calzada. Fue ordenado sacerdote en Miranda de Ebro en 1901. Después de pasar por varias casas, en 1907, dada su precaria salud, ejerció como superior de la casa-sanatorio de Olesa de Montserrat, en donde vivió hasta 1913. Desde este año ocupó el puesto de administrador de varias comunidades, ejerciendo este cargo desde 1928 en Barbastro. Era servicial y hasta espléndido, dentro de los límites de la pobreza. Sufría de hemorragias, y supo sobrellevarlo con gran ánimo.
Fue fusilado junto con el beato Ceferino Jiménez Malla "el Pele". En la tarde del 20 de julio de 1936 unos sesenta anarquistas armados irrumpieron en la comunidad de Barbastro en que residían sesenta Misioneros Claretianos, para practicar un registro y ver si escondían armas, como se había propagado calumniosamente de los religiosos durante aquellos últimos años. A pesar de no encontrar armas, fueron detenidos. Los misioneros vestían sotana.
Durante el registro dos sacerdotes lograron salvar la eucaristía, la distribuyeron en parte y la escondieron en un maletín, entre ropa. Hasta primeros de agosto, el comité de Barbastro se mantuvo en una actitud moderada. A partir del fusilamiento, por error, de cuatro anarquistas de Barcelona, cargados con un botín de objetos religiosos de oro y plata, se presentó en Barbastro Buenaventura Durruti, el jefe anarquista que atacaba Zaragoza, y exigió que se pusiese fin a tanta sotana y a la vida del Obispo, detenido en los Escolapios. El 2 de agosto, a las dos de la mañana, se llevaron a cabo dos sacas de veinte presos cada una. Los fusilaron en el cementerio de Barbastro.
Entre los ejecutados fueron los tres misioneros PP. Munárriz, Díez y Leoncio Pérez, que animaban a los otros sacerdotes a alcanzar la palma del martirio. Murieron al grito de «¡Viva Cristo Rey!». Desde ese día, ya nadie se hizo ilusiones. Había comenzado la hecatombre de mártires de Barbastro. Cada noche circulaban los nombres de las víctimas, y la certeza de que ningún sacerdote ni seglar católico había renegado de su fe, para salvar la vida, a pesar de las ofertas.
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Beato FRANCISCO CALVO BURILLO. (1881-1936).
Martirologio Romano: En la aldea de Híjar, cerca de Teruel, en España, beato Francisco Calvo Burillo, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, en el furor creciente de la persecución contra la fe, padeció el martirio. Había nacido en Híjar (Teruel). Después de profesar estudió filosofía en los conventos de Padrón y de Corias (Asturias). A fines de 1905 es ordenado sacerdote en Salamanca donde inicia la carrera de Filosofía y Letras consiguiendo, más tarde, la Licenciatura en Barcelona. Fue destinado a la enseñanza en el colegio de Oviedo hasta el año 1912 en que se alistó entre los primeros para la restauración de la Provincia de Aragón. En los inicios de la restauración fue uno de los soportales más fuertes de la misma en la enseñanza, en el gobierno y en el ministerio sacerdotal. El preámbulo e inicio de la contienda los vivió en casa de su madre donde restablecía su salud algo minada.
Durante las doce horas que estuvo en la cárcel, la noche que comenzaba el 1 de agosto el P. Calvo escribió unas letras a su madre, cuyo original se conserva: "Mamá mía amantísima: ¡Adiós, y ruega por mí! Ya no nos veremos más hasta el cielo. ¡Perdóname! Todo lo que tengo, la máquina y cualquier otra cosa es de la Orden. Reparte el dinero a los pobres... Un abrazo de tu hijo en agonía. Fray Quico". Pesado y enfermo, su camino al martirio fue de verdadera elocuencia. A los culatazos y empujones, caídas y esfuerzos para poder andar, blasfemias, burlas e insulto, respondía él rezando el Rosario en voz alta.
Al llegar al lugar del sacrificio pidió poder terminar el Rosario y morir de frente, perdonando y bendiciendo a sus enemigos. Curiosamente se le concedió todo. Se puso el Rosario dentro de la boca, abrió los brazos en cruz y dijo: «Ya podéis disparar».
Una descarga fulminante fue suficiente. Tenía 55 años de edad, 38 de vida religiosa y 31 de sacerdote. Sus restos mortales fueron trasladados desde Calanda a Zaragoza al cementerio del Colegio de Santa Rosa (Misioneras Dominicas de Pamplona) y desde 1962 descansan en el Convento-Colegio Cardenal Xavierre de Zaragoza. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 en la ceremonia de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.
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Beato JUSTINO MARÍA RUSSOLILLO. (1891-1955).
Martirologio Romano: En Nápoles, Justino María Russolillo, presbítero y fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones (Vocacionistas). Nació en Pianura (Nápoles). Después de terminar los estudios en su ciudad natal, ingresó en el Seminario de Pozzuoli, donde se distinguió por su inteligencia, humildad y piedad. Ordenado sacerdote en 1913. Mientras estaba arrodillado ante el obispo para la ordenación, juró al Señor para fundar una congregación religiosa para cultivar las vocaciones a la fe, el sacerdocio y la santidad. Como sacerdote, intensificó el trabajo que ya había empezado como estudiante del Seminario. Cuando fue nombrado Párroco de Pianura en 1920, pronto comenzó a trabajar para la realización de su misión.
El 18 de octubre del mismo año, la primera comunidad de Padres Vocacionistas vio la luz en la rectoría de la parroquia de San Jorge. Un año más tarde se formó la Comunidad de las Hermanas Vocacionistas con los mismos objetivos y metas que la de los Padres. Los Padres y Hermanas Vocacionistas se extendieron rápidamente por toda Italia, Francia, Brasil, Argentina y EE.UU. y, últimamente han llegaron a Nigeria, India, Filipinas, Madagascar, Colombia y Ecuador.
Dondequiera que iba, su objetivo principal era la búsqueda y el cultivo de las vocaciones, especialmente entre los pobres y los desfavorecidos. La Santísima Trinidad, la Sagrada Familia y la Iglesia Madre fueron la fuente y el centro de su espiritualidad y de sus múltiples ministerios. Las dos congregaciones religiosas Vocacionistas se convirtieron en congregación de derecho pontificio, en 1948 y en 1947, respectivamente. El P. Justino completó su misión en la tierra, confortado por los sacramentos de la Iglesia.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:
San Máximo de Padua. s. II. Martirologio Romano: En Padua, en la región de Venecia, san Máximo, obispo, considerado sucesor de san Prosdócimo. San Rutilio. M. c. 217.
Martirologio Romano: En África, conmemoración de san Rutilio, mártir. Durante mucho tiempo escapó de la persecución, huyendo de un lugar a otro y, a veces, salvándose del peligro por dinero, pero, arrestado finalmente de improviso y presentado al presidente, fue torturado con grandes suplicios y arrojado por fin al fuego, recibiendo la corona de un glorioso martirio. Durante la persecución de Severo Alejandro (222-235), tuvo que ocultarse del pueblo en una pequeña localidad en el norte de África, y se vio obligado a comprar con dinero su anonimato, y el poder estar exento del sacrificio, pero fue descubierto y murió valerosamente confesando a Cristo en la hoguera. Esta historia la cuenta Tertuliano en “De fuga in persecutione”.
San Esteban I. Papa (254- 257). M. 257. Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, san Esteban I, papa, que prohibió rebautizar a los herejes que buscaban la plena comunión con la Iglesia, para que no quedase oscurecida la unión bautismal de los cristianos con Cristo, que debe realizarse una sola vez. Natural de Roma. Perteneciente a la gens Julia. Fue elegido Pontífice, sucediendo a san Lucio I, después de una vacante del solio pontificio de unos 60 días. A los comienzos de su pontificado no se vieron sacudidos por la hostilidad del emperador Valeriano.
En su breve pontificado se ocupó sobre todo de la cuestión del bautismo administrado a los herejes; apeló a la tradición apostólica para sostener la práctica romana, pero encontró la oposición de san Cipriano de Cartago, es decir que el Papa era partidario que los apostatas no fueran bautizados de nuevo, como pretendía san Cipriano. En esta controversia reafirmó conscientemente la preeminencia de la sede romana, reivindicando su antigüedad y la autoridad por el hecho de proceder del apóstol san Pedro. La tradición afirma que fue decapitado mientras celebraba la eucaristía; pero documentos más antiguos lo nombran como obispo o confesor; en efecto, no fue mártir y fue enterrado en el cementerio de San Calixto. Le sucedió san Sixto II.
Santa Céntola. M. 304. Martirologio Romano: En la región cercana a la actual ciudad de Burgos, en Hispania, santa Céntola, mártir. Junto con Elena. Según la leyenda Céntola era hija de un alto oficial de Toledo, que para huir de la persecución del padre, se refugió en Siero (Valdelateja, Burgos). Por ser cristiana fue llevada ante un tribunal que no consiguió doblegar su fe, y fue entregada al prefecto Egilsio para que la castigase con mayores penas para que cambiase su actitud, pero ni las promesas ni las lisonjas consiguieron que renegase de su fe, por ello fue cruelmente torturada. Elena, también de noble linaje, animaba a Céntola para que permaneciese firme, y cuando torturaron a Elena, Céntola la animaba. Ambas fueron decapitadas.
San Sereno de Marsella. M. 606.
Martirologio Romano: En Marsella, en la Provenza, de la Galia, san Sereno, obispo. Cuando el papa san Gregorio I Magno envió a san Agustín y sus compañeros a evangelizar Inglaterra, les dio hospitalidad, y mientras se dirigía a Roma, descansó piadosamente en el Señor en Biandrate, cerca de Vercelli. Obispo de Marsella. Mantuvo correspondencia con san Gregorio Magno, que le recomendó a los misioneros romanos que viajaban a Inglaterra; dos veces le reprochó sus tendencias iconoclastas; fue huésped de san Agustín de Canterbury. Durante un viaje a Roma murió.
San Betario de Chartres. M. c. 623.
Martirologio Romano: En Carnuto (hoy Chartres), en Neustria, san Betario, obispo. Se dice que nació en Roma y que llegó a Carnuto (hoy Chartres) conde el obispo le dio una ermita cerca de Blois. Fue capellán del rey Clotario II. Obispo de Chartres (595-623) y participó en el concilio de Sens. También se relata que cuando los burgundios invadieron la ciudad, quemándola y asesinando a muchos, él fue apresado. Su bondad y buenhacer conmovieron el corazón del rey Teodorico de Borgoña que liberó a sos presos y reparó los daños que se había hecho a la ciudad y sus gentes. Betario vivió en paz entre su rebaño que nunca olvidaron su etapa como solitario. Ha dado su nombre a la parroquia de Saint-Bohaire en la diócesis de Blois. La iglesia parroquial conserva la urna con sus reliquias. Su biografía es dudosa.
Santa Alfreda. (795 - 835).
Su padre, Offa, era rey de la Mercia. Fue prometida en matrimonio a san Etelberto, rey del Anglia oriental, pero el rey Offa, quería el reino de su yerno, y para ello, lo mandó asesinar e hizo desaparecer su cadáver, tomando posesión de su reino. La hija Etheldreda, no se sabe, si voluntariamente u obligada por su padre se encerró en el monasterio benedictino de Croyland. Se santificó, durante 40 años, en la oración y la penitencia. Cuando murió, su nombre fue unido al de su marido Etelberto, honrado como mártir.
Juana de Aza. Beata. (c.1140 - 1202).
Martirologio Romano: En Caleruega, población igualmente de Castilla, conmemoración de la beata Juana, madre de santo Domingo, que, llena de fe, hizo grandes obras de misericordia en favor de los pobres y necesitados. Madre de santo Domingo de Guzmán. Era la segunda hija del gran condestable de Castilla, Félix de Caleruega, había nacido en Aza y se había casado con Félix de Guzmán, gobernador de Caleruega, hacia el 1165. Por matrimonio era la señora de Caleruega. Tuvo tres hijos que eligieron la carrera Eclesiástica (santo Domingo de Guzmán, el beato Manés de Guzmán y el venerable Antonio de Guzmán y Aza) pero ella quiso que se perpetuase el apellido de la familia, por eso se marchó en peregrinación al monasterio de Silos, para orar ante la tumba de santo Domingo que le hiciera tener un tercer hijo que perpetuase el apellido.
Lo tuvo, Domingo, pero no en el sentido que ella quería. Uno de sus biógrafos dice: “fue madre honesta, casta e intachable, prudente y muy compasiva con los pobres y afligidos, brillando por su virtud y buena fama sobre todas las mujeres de la comarca”. No se sabe mucho de su vida, sino que educó a sus hijos santamente. Se le atribuyeron dones taumatúrgicos en vida, que forman parte de su leyenda. Murió en Caleruga. Sus restos están enterrados en la iglesia de Caleruega. A petición del rey Fernando VII, el culto de la beata Juana fue confirmado por el papa León XII en 1828.
Federico Campisani. Beato. (1250/60-1335).
Nació en Siracusa, en el seno de una noble familia de Campisano. Desde niño se sintió atraído por la escucha de la Palabra de Dios y tan pronto como pudo, tomó el hábito franciscano como un penitente. Se retiró como solitario ermitaño en la península de la Magdalena, el nombre de una iglesia dedicada a la santa penitente, que luego se convirtió en el lugar donde el beato Federico vivió en la zona de Contrada Isola Plemmirio. Con la visión de la inmensidad del mar y la mítica Ortigia, vivió una vida llena de virtudes y de milagros que se produjeron a través de su intercesión. Se nos habla de la liberación de los endemoniados, la curación de varias enfermedades y de que resucitó a los muertos, tenía el don de la profecía.
Francisco Tomás Serer. Beato. (1911-1936).
Martirologio Romano: En Madrid, en España, beato Francisco Tomás Serer, presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que en la persecución mereció derramar su sangre por Cristo. Nacido en Alcalalí (Alicante), hijo de Antonio y Dolores. Estudia con los Terciarios Capuchinos, hace el noviciado, y emite sus primeros votos en1928, ordenado sacerdote en1934. En el verano de 1935 hace un viaje de estudios por Bélgica y Francia, y luego comienza estudios de Medicina en la Universidad central de Madrid. Era un religioso muy amable, piadoso, inteligente. Muy prudente, de pocas palabras. Durante la persecución se refugia en una casa de la capital, donde espera al superior, Fr. León; al no llegar éste, sale a buscarlo, y es asesinado. Su cadáver aparece al día siguiente junto a los muros del Reformatorio del Príncipe de Asturias, en Madrid.
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