INDICE
San Alonso de Orozco
San Arnulfo de Gap, obispo
San Carlo Hyon Song-mun catequista y mártir
Buonvicino de San Ciriaco Abate
San Jenaro, Obispo y sus Compañeros, Mártires
José María de Yermo y Parres, Santo
María de Cervellón, Beata Religiosa Mercedaria
Mariano de Evaux, Santo Eremita
Emilia de Rodat, Santa Fundadora
Antonio Faúndez López, Beato Sacerdote y Mártir
Santos Peleo, Nilo, Elías y Patermucio, mártires
San Secuano, abad y presbítero
San Teodoro de Canterbury, monje y obispo
Santa Pomposa, virgen y mártir
Santa María Guillerma Emilia de Rodat, virgen y fundadora
Beato Jacinto Hoyuelos González, religioso y mártir
Beata Francisca Cualladó Baixauli, virgen y mártir
SAN GENARO, Obispo y sus COMPAÑEROS, Mártires
No sé de dónde sois, apartaos de Mí, todos vosotros obradores de iniquidad.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
(Lucas, 13, 27-128).
San Jenaro, noble napolitano, obispo de Benevento, fue arrojado a una hoguera, pero las llamas no le hicieron ningún mal. Se puso a cantar las alabanzas de Dios, y los ángeles le respondieron en armonioso concierto. Fue torturado y después expuesto, en vano, a los leones, y, por último, condenado a muerte. Apenas el juez había pronunciado su sentencia cuando quedó ciego; pero San Jenaro le devolvió la vista y, por este milagro, convirtió a cinco mil paganos. Irritado el tirano de ver que esta multitud. renunciaba a los ídolos, condenó a su benefactor a ser decapitado, hacia el año 305.
Festo, diácono, y Desiderio, lector, participaron de su martirio y de su gloria.
MEDITACIÓN TRES CONSIDERACIONES SOBRE EL INFIERNO
I. El fuego que tortura a los condenados es un fuego ardiente, pero sin luz; éstas son las
tinieblas exteriores de que habla el Evangelio. En estas tinieblas se encontrarán todos los males imaginables, sin mezcla de bien alguno. Piensa en todos los suplicios que han sufrido los mártires, en los dolores que causan las enfermedades más crueles, y después de esto di: El Infierno es todavía algo más espantoso que todos estos tormentos. Sería preciso concebir la omnipotencia de Dios y la malicia del pecado, para comprender la grandeza de los suplicios del infierno.
El fuego del infierno es el tesoro de la cólera de Dios. (Tertuliano)
II. Represéntate a los miserables a quienes en estas llamas atormentan los demonios. Escucha sus quejas, sus lamentos, sus horribles blasfemias. Piensa en el nauseabundo olor que respiran, en la hiel en que se abrevan, en el fuego que penetra todos sus huesos. ¿Será posible que uno se exponga a estos sufrimientos por el placer de un momento?
III. La memoria de los condenados les representará los miserables placeres que causaron su pérdida, y lo poco que les hubiera bastado para salvarse. Su inteligencia concebirá entonces la grandeza del bien que han perdido y del mal en el que se han precipitado. Su voluntad quedará para siempre obstinada en el mal; querrán morir para no sufrir más; ni siquiera habrá muerte ya. Hagamos penitencia, ahora que todavía es el tiempo de ello.
Tarde será arrepentirnos frente al fuego del infierno, que penetrará hasta la médula de nuestros huesos, hasta nuestros pensamientos. (Eusebio).
El pensamiento del infierno
Orad por las almas del Purgatorio.
ORACIÓN
Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de vuestros santos mártires Jenaro y sus compañeros, haced, en vuestra bondad, que regocijándonos con sus méritos, sintamos inflamarse nuestra piedad ante el espectáculo de sus virtudes. Por I. C. N. S. Amén