INDICE
San Anatolio de Milán, obispo
San Gerardo Sagredo, obispo y mártir
San Pacífico de San Severino, religioso presbítero
Beato Antonio Martín Slomsek, obispo
Beata Columba Gabriel, abadesa
Beato José Raimundo Pascual Ferrer Botella, presbítero y mártir
Beata Encarnación Gil Valls, virgen y mártir
Beato José Raimundo Ferragud Girbés, mártir
San Antonio González, presbítero y mártir
Beato Dalmacio Moner, religioso presbítero
Beatos Guillermo Spenser y Roberto Hardesty, mártires
Ama, virgen; Andoquio, Tirso, Félix, Pafnucio, Pablo, Tata, Sabiniano, Máximo, Rufo, Eugenio, mártires; Anatolón, Roberto, confesores; Rústico, obispos; Esteban, rey de Serbia; Terencio, patriarca.
NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
Lleguémonos confiadamente al trono de la gracia:
a fin de alcanzar misericordia,
y hallar gracia para ser socorridos en tiempo oportuno.
(Hebreos, 4, 16).
Lleguémonos confiadamente al trono de la gracia:
a fin de alcanzar misericordia,
y hallar gracia para ser socorridos en tiempo oportuno.
(Hebreos, 4, 16).
En el tiempo en que los sarracenos oprimían a España y llevaban en esclavitud a gran número de cristianos, la Madre de Dios, compadecida de sus males y peligros, apareció durante la misma noche a San Pedro Nolasco, a San Raimundo de Peñafort, y a Jaime, rey de Aragón, conjurándolos a establecer una Orden religiosa para la redención de los cautivos. Ésta fue la Orden de la Merced, o de la Redención, fundada en Barcelona en 1223, y que prestó inmensos servicios a la Iglesia y a la sociedad. Para agradecer a la Santísima Virgen, la Iglesia estableció esta fiesta.
MEDITACIÓN SOBRE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
I. Desde que María, consintiendo en el sacrificio del Redentor en la cruz, llegó a ser la cooperadora de la Redención, nada desea más que ayudar a los pobres pecadores. Por cargados de crímenes que estemos, apenas recurramos a Ella con el deseo de corregirnos, nos acogerá bondadosamente y nos obtendrá el perdón. Cuanto más desgraciados somos, con tanto mayor razón es nuestra reina. Vos sois la Reina de la misericordia, y ¿quién tiene necesidad de misericordia sino los miserables? (San Bernardo).
II .La Santísima Virgen no se contenta con retirarnos del abismo del pecado, sino que nos impide recaer en él. Recurrir a María es un medio infalible para vencer los asaltos del infierno, porque Ella es temible como un ejército en orden de batalla. ¿Te cuidas de recurrir a Ella en las tentaciones? Acuérdate de las circunstancias en las que has sucumbido y verás que, precisamente, son aquéllas en que descuidaste invocar su socorro. En tus peligros, en tus angustias, en tus dudas, piensa en María, invoca a María: que su nombre no se aleje de tus labios ni de tu corazón. (San Bernardo).
III. Pero sobre todo es en la hora de la muerte cuando María cuida de sus servidores. Si el demonio, en esa hora tremenda, redobla sus esfuerzos para perdernos, María redobla su solicitud para asegurar nuestra salvación. Es entonces sobre todo cuando para nosotros es reina de misericordia. Una madre de la tierra tiene para con su hijo moribundo menos ternura que María para con sus servidores. Invócala, pues, durante tu vida a fin de que tengas la dicha de morir uniendo en tus labios el nombre de María al de Jesús. ¡Oh Soberana, salid al encuentro de mi alma a su salida de este mundo, y recibidla en vuestros maternales brazos! (San Buenaventura) .
La frecuente invocación del nombre de María
Orad por los pecadores endurecidos.
ORACIÓN
Oh Dios, que por intermedio de la gloriosa Madre de vuestro Hijo, habéis enriquecido a vuestra Iglesia con una familia religiosa consagrada a la redención de los cristianos caídos en poder de los infieles, dignaos, en vista de sus méritos y de su intercesión, conceder a los que la honran piadosamente como la fundadora de esta gran obra, la gracia de quedar libres de las cadenas del pecado y de la cautividad del demonio. Por J. C. N. S. Amén.
La festividad de la bienaventurada Virgen María llamada de la Merced, que con este nombre instituyó la Orden de Redención de Cautivos. Su aparición se menciona el 10 de Agosto.
En Brescia, el tránsito de san Anatalón, Obispo, que fue discípulo del Apóstol san Bernabé, en cuyo lugar fue nombrado Obispo de la Iglesia de Milán.
En Pannonia, san Gerardo, Obispo de la sede Morisena y Mártir, llamado Apóstol de los Húngaros, patricio Veneciano; el cual, al dirigirse de la ciudad de Szanad a Alba Real, fue acometido por los infieles, que junto al río Danubio le cubrieron de piedras y le atravesaron con una lanza, y así fue el primero que ilustró su patria con tan noble martirio.
En Autún, el triunfo de los santos Mártires Andoquio, Presbítero, Tirso, Diácono, y Félix; los cuales enviados por san Policarpo, Obispo de Esmirna, del Oriente, a evangelizar la Galia, fueron allí durísimamente azotados, y colgados por espacio de un día entero con las manos atrás y echados en el fuego donde no se quemaron; finalmente, les quebraron con palos las cervices, y así, Mártires, fueron gloriosísimamente coronados.
En Egipto, el triunfo de los santos Pafnucio y Compañeros, Mártires. Aquél, viviendo en la soledad y oyendo que muchos Cristianos eran retenidos en las cárceles, movido del espíritu de Dios, se presentó espontáneamente al Prefecto, y profesó libremente la religión Cristiana; éste primeramente le cargó de cadenas de hierro y le atormentó por largo tiempo en el potro; luego le envió con otros muchísimos a Diocleciano, por cuya orden fue Pafnucio clavado en una palma y los demás pasados a cuchillo.
En Calcedonia, cuarenta y nueve santos Mártires, los cuales, después del martirio de santa Eufemia, fueron por el Emperador Diocleciano condenados a las fieras, y no recibiendo milagrosamente daño de ellas, finalmente degollados subieron al cielo.
En Auvernia de Francia, la feliz muerte de san Rústico, Obispo y Confesor.
En Flay, territorio de Beauvais, san Geremaro, Presbítero y Abad.
En Sanseverino del Piceno, el tránsito de san Pacífico, Sacerdote de la Orden de Menores y Confesor, varón de eximia paciencia y esclarecido por su amor a la soledad, a quien el Papa Gregorio XVI puso en el catálogo de los Santos.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
San Anatolio de Milán, obispo
fecha: 24 de septiembre
†: s. II - país: Italia
otras formas del nombre: Anatalone
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
En Milán, ciudad de la región Transpadana, san Anatolio, considerado primer obispo de esta ciudad.
La archidiócesis de Milán es universalmente conocida como la «Iglesia Ambrosiana», así llamada por su gran obispo y doctor de la Iglesia san Ambrosio, que la rigió en la segunda mitad del siglo IV. Lo que sin embargo pocos saben es que la diócesis venera como primer obispo a san Anatalio, personaje de cierto carácter legendario, que forma junto con Ambrosio y Carlos Borromeo, de un grupo de unos 143 obispos, entre ellos 38 santos y 2 beatos, que han gobernado a lo largo de diecisiete siglos la sede episcopal de la antigua Mediolanum.
A finales del siglo VIII, Pablo el Diácono escribió la «Gesta episcoporum Mettensium», En la que sostenía que Anatolio había sido discípulo de Pedro, quien lo había enviado a Milán como el primer obispo. El antiguo Martirologio Romano y otros catálogos sostenían en cambio que la cátedra de Milán fue establecida por el apóstol Bernabé, quien, después de siete años, nombró a Anatolio como su sucesor. De acuerdo con la «Datiana historia ecclesiae mediolanensis», una obra anónima que data del siglo XI, un cierto «Anatelon» habría sido obispo de Milán y Brescia del 50 al 63. De hecho, la cronología de estas tradiciones se ha establecido específicamente en el siglo XI, en relación a la polémica de Milán con Roma sobre la herejía de los Patarinos, o tal vez por la reforma establecida por el Papa Gregorio VII, retrotrayendo la historia de la diócesis con el fin de establecer una igual antigüedad que la Iglesia de Roma, lo que la hubiera eximido de su sujeción. Los historiadores afirman que san Bernabé nunca fue a Milán, y que en cambio fue martirizado en Oriente. Siempre según la leyenda, Anatolpo habría construido una iglesia dedicada al Salvador, sobre el anterior templo del dios Mercurio y Apolo, en el lugar donde está hoy la iglesia del Palazzo San Giorgio.
Más allá de estas y otras leyendas sobre el personaje, el «Beroldo Nuovo», calendario litúrgico milanés de 1263, afirma que Anatalio estaría enterrado en la iglesia de San Florián en Brescia, una ciudad donde, como hemos visto, algunas leyendas lo quieren también como primer obispo. En 1472 algunas de sus reliquias fueron efectivamente encontradas en esa iglesia, y solemnemente trasladadas a la catedral de la ciudad, donde actualmente son objeto de veneración.
Extractado y traducido para ETF de un artículo de Fabio Arduino.
fuente: Santi e Beati
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San Gerardo Sagredo, obispo y mártir
fecha: 24 de septiembre
n.: c. 980 - †: 1046 - país: Hungría
otras formas del nombre: Gerardo de Csanad
canonización: C: Gregorio VII 1083
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Panonia, san Gerardo Sagredo, obispo de la sede de Morisena (Csanad) y mártir, que fue preceptor de san Emerico, príncipe adolescente hijo del rey san Esteban, y en una sedición de húngaros paganos murió apedreado cerca del río Danubio.
patronazgo: patrono de Budapest y de los educadores.
refieren a este santo: San Emerico, San Ladislao
San Gerardo, algunas veces llamado Sagredo, fue el apóstol de un vasto distrito de Hungría. Era originario de Venecia, donde nació a principios del siglo once. Desde muy joven, se consagró al servicio de Dios en el monasterio benedictino de San Giorgio Maggiore en Venecia, pero al cabo de algún tiempo, abandonó el convento para hacer una peregrinación a Jerusalén. Al pasar por Hungría, conoció al rey San Esteban, a quien impresionaron tanto las cualidades de Gerardo, que lo retuvo para que fuese el tutor de su hijo, el Beato Emeric. Al tiempo que ejercía sus funciones de educador, el santo predicó la palabra de Dios con mucho éxito. Cuando San Esteban fundó la sede episcopal de Csanad, nombró a Gerardo como su primer obispo. La gran mayoría de los habitantes del lugar eran paganos, y los pocos que llevaban el nombre de cristianos, eran ignorantes, salvajes y brutales, pero San Gerardo trabajó entre ellos con tan buenos frutos que, en poco tiempo, el cristianismo progresó considerablemente. Siempre que le era posible, unía Gerardo la perfección en su desempeño de la tarea episcopal con el recogimiento de la vida contemplativa que le fortalecía para continuar con sus funciones. Además, Gerardo fue investigador y escritor; entre sus obras figura una inconclusa disertación sobre el Himno de los Tres Jóvenes (Daniel III) y otros escritos que se perdieron con el correr del tiempo.
El rey Esteban secundó el celo del buen obispo en tanto que vivió, pero a su muerte, ocurrida en 1038, el reino quedó en la anarquía a causa de las disputas por la sucesión al trono y, al mismo tiempo, estalló una rebelión contra el cristianismo. Las cosas iban de mal en peor, hasta el extremo de que, virtualmente, se declaró una abierta persecución contra los cristianos. Por entonces, Gerardo, que celebraba la misa en la iglesita de una aldea junto al Danubio, llamada Giod, tuvo la premonición de que aquel mismo día habría de recibir la corona del martirio. Terminada la visita a la aldea, el obispo y su comitiva partieron hacia la ciudad de Buda. Ya se disponían a cruzar el río, cuando fueron detenidos por una partida de soldados al mando de un oficial, idólatra recalcitrante y acérrimo enemigo hasta de la memoria del rey Esteban. Sin mediar palabra, los soldados comenzaron a lanzar piedras contra San Gerardo y sus gentes, que se hallaban dentro de la barca, amarrada a un pilote. Algunos de ellos se metieron al agua, volcaron la embarcación y sacaron a rastras al santo obispo. Asido a los brazos de sus captores, se incorporó hasta ponerse de rodillas y oró en voz alta con las palabras de San Esteban, el Protomártir: "¡Señor, no les toméis en cuenta esta culpa!" Apenas había pronunciado estas palabras cuando le atravesaron el pecho con una lanza. Los soldados arrastraron el cuerpo hasta el borde de un acantilado que lleva el nombre de Blocksberg y arrojaron el cadáver al Danubio. Era el 24 de septiembre de 1046. La muerte heroica de San Gerardo produjo un profundo efecto entre el pueblo que, desde el primer momento, comenzó a venerarlo como mártir. Sus reliquias fueron colocadas en un santuario, en 1083, al mismo tiempo que las de San Esteban y las de su hijo, el Beato Emeric. En 1333, la República de Venecia obtuvo del rey de Hungría la concesión de trasladar la mayor parte de las reliquias de San Gerardo a la iglesia de Nuestra Señora, en la isla de Murano, vecina a Venecia donde hasta hoy se venera al santo como al protomártir de aquel lugar donde vino al mundo.
La fuente de información más digna de crédito para la historia de San Gerardo, es la breve biografía impresa en Acta Sanctorum, sept. vol. VI, pp. 722-724. Contrariamente a lo que había dado por sentado, esta biografía no es un resumen del estudio más extenso de Endlich en el libro Monnumenta Arpadiana (pp. 205-234), aunque tanto una como el otro datan del siglo doce o, cuando más, de fines del siglo once. A esta conclusión llega R. F. Kaindl en el Archiv f. Oesterreichische Geschichte, vol. XVI (1902), pp. 1-58. Las otras biografías, todas de fechas muy posteriores, están tomadas de las dos mencionadas anteriores y no son dignas de mayor crédito. La vida y el episcopado de San Gerardo fueron estudiados también por C. Juhász, en Studien und Mittheilungen O.S.B., 1929, pp. 139-145 y 1930, pp. 1-35. Ver a C. A. Macartney, en Archivum Europae centre-orientalis, vol. IV (1938), pp. 456-490, donde figura su Vida de San Gerardo y su Medieval Hungarian, Historians (1953).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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San Pacífico de San Severino, religioso presbítero
n.: 1653 - †: 1721 - país: Italia
otras formas del nombre: Carlo Antonio Divini
canonización: B: Pío VI 13 ago 1786 - C: Gregorio XVI 26 may 1839
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En San Severino, lugar del Piceno, san Pacífico, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, preclaro por sus penitencias, amor a la soledad y oración ante el Santísimo Sacramento.
En el año de 1653, en la ciudad de San Severino de la Marca de Ancona, nació del matrimonio formado por Antonio Divini y María Bruni, un hijo, al que bautizaron con el nombre de Carlos Antonio. Cuando éste tenía cinco años murieron su padre y su madre y quedó al cuidado de su tío, que era un hombre rudo y desagradable. En aquella casa, el niño era sencillamente un criado al que no se le tenía ninguna consideración. Durante mucho tiempo, Carlos soportó con paciencia y humildad extraordinarias aquella vida miserable hasta que, al cumplir los diecisiete años, se ofreció a los Frailes Menores de la Observancia, quienes le aceptaron inmediatamente. En el año de 1670, recibió los hábitos franciscanos y el nombre de Pacífico, en el monasterio de Forano. Tras el acostumbrado curso de estudios, fue ordenado sacerdote a la edad de veinticinco años. Inmediatamente se le dedicó a enseñar filosofía a los frailes más jóvenes y, al cabo de dos años, convenció a sus superiores de que la predicación era una tarea más adecuada a sus condiciones y fue enviado a las aldeas y caseríos de la comarca a predicar.
Sus sermones, tiernos y sencillos, fueron bien recibidos en todas partes y, su don particular para leer en la conciencia de sus penitentes, le dio gran ascendencia entre las gentes. Se cuenta que a un tal Giacomo Sconochia, de la localidad de Cignoli, le recordó que había omitido la confesión de dos graves culpas de blasfemia y, otro penitente afirmó que el santo fraile trajo a su memoria varias ocasiones en que había sido rudo con su madre y otras en que había consentido los malos pensamientos. El apostolado público del hermano Pacífico sólo duró seis o siete años, porque a la edad de treinta y cinco quedó sordo y ciego. Al mismo tiempo, una extraña enfermedad que le producía dolorosas úlceras en las piernas, le condenó a la casi completa inmovilidad. Permaneció en el convento de Forano, dedicado a la plegaria y a la penitencia. Durante algún tiempo se le confió el oficio de vicario y guardián en San Severino, hasta que, en el año de 1705, regresó a Forano, donde pasó el resto de su vida.
En varias ocasiones, San Pacífico dio muestras de poseer el don de profecía, como por ejemplo en 1717, cuando vaticinó la victoria del príncipe Eugenio de Saboya en la batalla de Belgrado contra los turcos. Como si no tuviese bastantes sufrimientos con los males de su cuerpo, se entregaba a mayores mortificaciones en el uso de disciplinas y camisas de cerdas y, sus superiores debieron intervenir para aliviar sus ayunos. Con frecuencia caía en raptos cuando oficiaba la misa y a veces, sus éxtasis se prolongaban durante varias horas. En el mes de julio de 1721, recibió la visita del obispo de San Severino y, cuando el prelado se retiraba, terminada la entrevista, el hermano Pacífico gritó intempestivamente: «¡Mi señor! ¡El cielo, el cielo! Yo os seguiré pronto ...» Dentro de los quince días siguientes murió el obispo y, el 24 de septiembre, el hermano Pacífico lo siguió a la tumba. Si durante su vida obró milagros, éstos se multiplicaron en su tumba y, en 1752, se abrió su proceso de canonización, en el que fueron ponentes el cardenal Enrique de York y Mons. Erskine, quien también llegó a cardenal. El hermano Pacífico fue canonizado en 1839.
Se han publicado varias biografías desde la fecha de la canonización y se pueden destacar la de Melchiori (1839), la de Bernardino da Gajioli (1898) y la de Diotalevi (1910). Ver también a Léon, en Auréole Séraphique, vol. III, pp. 224-229.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Beato Antonio Martín Slomsek, obispo
fecha: 24 de septiembre
n.: 1800 - †: 1862 - país: Eslovenia
canonización: B: Juan Pablo II 19 sep 1999
hagiografía: Vaticano
En Maribor, localidad de Eslovenia, beato Antonio Martín Slomsek, obispo, que tuvo gran dedicación al cultivo de la vida cristiana de las familias, al de la institución del clero y a la defensa de la unidad de la Iglesia.
Antón Martín Slomsek nació en Slom de una familia de campesinos de Estiria el 26 de noviembre de 1800. Habiendo recibido la ordenación sacerdotal en 1824, trabajó como capellán en Bizeljsko y Nueva Cerkev. Después fue trasladado a Klagenfurt (actual Austria), donde, durante nueve años, fue director espiritual del seminario donde había estudiado. En octubre de 1838 fue nombrado párroco en Vuzenica; en 1844, ejerció su ministerio sacerdotal como párroco, recibiendo también el título de canónigo de la Catedral de San Andrés en el Valle del Labot, y luego fue nombrado párroco-abad en Celje. Después de unos meses de ministerio en esa ciudad, al ser nombrado obispo, eligió como su lema episcopal las palabras "Ad maiorem Dei gloriam animarumque salutem» (para mayor gloria de Dios y salud de las almas), recibió la consagración episcopal el 5 de julio de 1846. Residió en San Andrés en Lavantal (en el día de hoy Austria), hasta que en 1959 es transferido a la sede episcopal de Maribor, Eslovenia.
Anton Slomsek fue un gran educador y catequista, también escritor y poeta. Como educador del pueblo despertó su conciencia cristiana, para hacer frente a los peligros y las falsas doctrinas de la época (el jansenismo, y el liberalismo), y trabajó para el ecumenismo en el espíritu de los santos Cirilo y Metodio, apóstoles de los eslavos. Promovió la educación continua del clero y fue celoso pastor de almas, el cuidado de la santificación de las familias y la educación cristiana de la juventud. Él vivía lo que enseñaba a los demás. Su trabajo pastoral incansable aún se recuerda como un ejemplo propio de un hombre de Dios. murió el 24 de septiembre de 1862 y fue enterrado en la Catedral de Maribor.
fuente: Vaticano
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Beata Columba Gabriel, abadesa
fecha: 24 de septiembre
n.: 1858 - †: 1926 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 16 may 1993
hagiografía: Santi e Beati
En Roma, beata Columba (Juana) Gabriel, abadesa del monasterio de Lviv, en Ucrania, que, injustamente calumniada, viajó a Roma, donde, viviendo pobre y alegre, fundó la Congregación de Hermanas Benedictinas de la Caridad, además de la obra social llamada Casa de la Familia, para jóvenes obreras pobres o alejadas de su familia.
Juana Matylda Gabriel nació en Stanislawow (Polonia), el 3 de mayo de 1858, en una familia acomodada de noble linaje. Tuvo, por tanto, una formación cultural sólida, primero en la familia, después en las escuelas de su ciudad natal y en Lviv. Llegada a maestra, enseñó en escuelas públicas, y después en las escuelas de la Orden Benedictina, y en esta antigua Orden decidió realizar su aspiración a la vida religiosa, ingresando en las Hermanas Benedictinas de Lviv, donde el 20 de agosto de 1882 pronunció su profesión solemne. Tomó el nombre de Columba, y más tarde llegó a ser abadesa.
Pero la Providencia había dispuesto otra cosa. Como resultado de conflictos internos, tuvo que dejar el cargo, y el 24 de enero de 1900 también el monasterio. Fue a Roma, luego ingresó en el monasterio benedictino de Subiaco, donde permaneció hasta 1902, y después regresó a Roma, dedicándose al cuidado de los niños de la parroquia de Testaccio y Prati; continuó el trabajo social con los necesitados, organizó una «casa-familia» a fin de proteger a las jóvenes trabajadoras pobres, con la ayuda de un grupo de damas romanas presidido por la princesa Barberini.
Aconsejada por sus superiores, reunió en torno a sí mujeres jóvenes que deseaban colaborar con la obra, uniéndose en la vida religiosa. Así nació el Instituto llamado de las «Benedictinas de la Caridad», con el objeto de dedicarse a las jovenes abandonadas, que más tarde se extenderá a los jóvenes en general, y a la parroquia.
Sor Columba recibió la ayuda de la cofundadora Plácida Oldoini, quien la sucedió después de la muerte de la beata, ocurrida el 24 de septiembre de 1926 en el suburbio romano de Centocelle. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 16 de mayo de 1993.
Traducido para ETF, con escasos cambios, de un artículo de Antonio Borrelli.
fuente: Santi e Beati
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Beato José Raimundo Pascual Ferrer Botella, presbítero y mártir
fecha: 24 de septiembre
n.: 1894 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En la población de Abalat de la Ribera, en la provincia de Valencia, en España, beato José Raimundo Pascual Ferrer Botella, presbítero y mártir de la fe en días de persecución religiosa durante la contienda española.
Ver más información en:
233 Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936)
José Ramón (o Raimundo) Pascual nació en Algemesí, provincia de Valencia, el 9 de noviembre de 1894, en el seno de una familia cristiana, que se trasladó a la ciudad de Valencia cuando Pascual tenía 8 años. El niño entró como alumno en las Escuelas Pías, y más tarde pasó al colegio de vocaciones eclesiásticas. Hechos los estudios, se ordenó sacerdote en 1913. Tras estar cinco meses de vicario en La Sarga (Alicante) pasó a Algemesí como capellán de la Iglesia de San Vicente Ferrer y agregado a la parroquia. Este templo era el de un antiguo convento de dominicos y se hallaba en situación lamentable. Su primera tarea fue adecentarlo, llenarlo de altares, restaurar la fachada, construir su sacristía, adquirir campanas y proveer de objetos litúrgicos y ornamentos al depauperado templo, al que seguidamente hizo centro de un culto muy cuidado, que atrajo a muchos fieles, con los que fundó diferentes asociaciones, todas ellas llenas de vitalidad religiosa.
Tenía una escuela nocturna en el Patronato, en el que él mismo daba clases, y se ocupó mucho del apostolado con los jóvenes. Promovía con gran celo la comunión pascual. Promovía también las obras de caridad, como la de dar pan cada día a los ancianos pobres, costearles el alquiler de las casas y adquirir ropa para ellos. Hacía también labor social y apostólica con los ex presidiarios, y se ocupaba mucho de los jóvenes pobres. Atrajo al matrimonio a numerosas parejas amancebadas y en todo procuraba atraer a todo el mundo a la fe y la vida cristiana.
Llegada la revolución, fue arrestado la noche del 9 de agosto de 1936, y llevado al Monasterio de Fons Salutis, convertido en prisión. Aquí recibió amenazas y se le hizo trabajar en diversas tareas manuales. Mostró una gran serenidad de alma, invitó a todos los presos a acogerse a la voluntad de Dios y a rezar juntos, y llegaron a asegurarle que el pueblo lo quería pero que recibiría castigo por ser sacerdote. Informado de que todos iban a ser fusilados en la noche del 23 al 24 de septiembre, invitó a confesar a todos los presos y les infundió ánimos ante la muerte. Al subir aquella noche al coche, perdonó a todos. En la carretera de Albalat de la Ribera, en el sitio llamado Canets de Sueca, fue fusilado. Cayó herido y mientras se desangraba decía: Señor, abridme las puertas del cielo. Y también: Perdónalos, Señor, que no saben lo que hacen. Lo remataron dándole el tiro de gracia. Enterrado primero en una fosa común, su cuerpo fue luego trasladado a la iglesia de San Vicente Ferrer. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 200
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Beata Encarnación Gil Valls, virgen y mártir
fecha: 24 de septiembre
n.: 1888 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En Ollería, de nuevo en Valencia, beata Encarnación Gil Valls, virgen y mártir, que, portando la lámpara encendida, caminó vencedora hacia Cristo Esposo.
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233 Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936)
Nace en Onteniente el 27 de enero de 1888 en el seno de una familia cristiana que le proporcionó una esmerada educación. Quedó huérfana en su juventud y pensó entonces entrar en un monasterio, pero prefirió quedarse en el mundo para atender a su hermano Gaspar, sacerdote. Hizo los estudios de magisterio y ejerció en los pueblos de Albuixech y Beniarrés, en la provincia de Valencia, procurando que su enseñanza estuviese encaminada a la formación integral de los niños.
En Valencia tuvo contactos con las teresianas y con las reparadoras, a cuya congregación de Hijas de María perteneció. Ya en Onteniente, colaboró mucho con su hermano en las obras de apostolado; perteneció a la Acción Católica y a otras organizaciones católicas; colaboró en la fundación del Patronato de la Niñez y dirigió la Escuela Nocturna Femenina de la Orden Tercera Franciscana, a la que ella pertenecía. Hizo cuanto bien pudo con una gran dedicación y entrega. Llegada la revolución, permaneció al lado de su hermano; fueron apresados y murieron juntos fusilados en la noche del 24 de septiembre de 1936 en el Puerto de la Ollería. Fue beatificada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Beato José Raimundo Ferragud Girbés, mártir
fecha: 24 de septiembre
n.: 1887 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En Alcira, en la misma provincia española, beato José Raimundo Ferragud Girbés, padre de familia y mártir, víctima por Cristo en la persecución contra la fe cristiana.
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233 Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936)
Nace en Algemesí, provincia de Valencia, el 10 de octubre de 1887 en una familia de condición modesta. Trabajaba en el campo. Contrajo matrimonio el 21 de enero de 1914 con Josefa Borras Borras, de la que tuvo seis hijos, siendo el suyo un hogar honesto y cristiano. Militante de Acción Católica, colaboró activamente en el Sindicato de Obreros Católicos y pertenecía a varias asociaciones religiosas, siendo en todo un católico ejemplar. Se volcó en educar a sus hijos cristianamente, llevándolos consigo a las funciones religiosas. Por medio de lecturas se procuró una buena formación religiosa, que utilizó en defensa de la religión, tan atacada entonces. Cada día rezaba el rosario en familia. Se opuso con toda energía a las huelgas revolucionarias, que él consideraba contrarias por completo a los verdaderos intereses de los obreros.
En 1931, proclamada la República, él fue el alma de la Junta de Obreros Católicos, logrando atraer a numerosos trabajadores a los ideales de la doctrina social católica. Fue asesor de la Confederación de Obreros Católicos de Levante y como tal dio numerosas charlas por los pueblos de la región. Difundía con gran celo la prensa católica. No dudó en hacer vigilancia nocturna para impedir el daño a los templos. Esto le trajo una primera detención el 20 de julio de 1936. Detenido por segunda vez al siguiente día 27 del mismo mes, estuvo detenido en varios sitios hasta que el 24 de septiembre de 1936 con otros compañeros fue sacado de la prisión y fusilado en el término de Alzira. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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San Antonio González, presbítero y mártir
fecha: 24 de septiembre
†: 1637 - país: Japón
canonización: B: Juan Pablo II 18 feb 1981 - C: Juan Pablo II 18 oct 1987
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En Nagasaki, ciudad del Japón, pasión de san Antonio González, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, enviado a la nación nipona con otros cinco compañeros, poco después, en tiempo del emperador Tokugawa Yemitsu, fue encarcelado y martirizado con el tormento del agua, hasta que, enfebrecido, precedió en la muerte a los demás.
Ver más información en:
16 mártires de Filipinas, Formosa y otras islas, martirizados en Nagasaki
Antonio González nació el año 1593 en la ciudad de León, España, y fue educado cristianamente en su casa. Comenzó muy joven sus estudios para el sacerdocio en el clero diocesano, pero muy pronto optó por la vida religiosa e ingresó en el convento de Santo Domingo de su ciudad natal. Emitió la profesión religiosa e hizo los estudios correspondientes hasta su ordenación sacerdotal. Se ofreció para las misiones de Oriente y en 1631 llegaba a Manila, donde se le destinaba a profesor de la universidad, alcanzando el cargo de rector de la misma. Pero al saber la gran persecución que padecían los cristianos en Japón y la gran necesidad que tenían de pastores, se ofreció voluntariamente a ir allí.
Hombre de gran espíritu, muy mortificado y piadoso, tenía gran crédito en su Orden. Por ello se le nombra Vicario provincial en Japón. Era el año 1636 cuando se embarcó secretamente, pero apenas había desembarcado cuando fue detenido en Lequios, sin que pudiera ejercer su ministerio apostólico. Fue sometido al tormento del agua por dos días seguidos. Y dispusieron los verdugos que delante de él unos paganos pisasen la imagen de la Virgen del Rosario. Pese a estar fuertemente amarrado, pudo echarse al suelo para venerarla, lo que le valió grandes bofetadas. Al segundo día de tormento le sobrevino una gran fiebre. Llevado a la cárcel, su estado se agravó y se dio cuenta de que moría. Se despidió de sus compañeros, encomendó su alma a la misericordia de Dios, y atado de pies y manos y con todo el cuerpo lleno de dolores, murió el 24 de septiembre de 1637 en la ciudad de Nagasaki, a la que había sido llevado en espera de juicio. Sus cenizas fueron arrojadas al mar, para impedir que los cristianos pudiesen recoger sus reliquias y venerarlas.
Fue beatificado el 18 de febrero de 1981 por el papa Juan Pablo II en Manila y canonizado por el mismo papa el 18 de octubre de 1987 en el grupo de quince mártires de Japón cuya memoria litúrgica se celebra el 28 de septiembre (San Lorenzo Ruiz y compañeros mártires).
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Beato Dalmacio Moner, religioso presbítero
fecha: 24 de septiembre
fecha en el calendario anterior: 26 de septiembre
n.: 1291 - †: 1341 - país: España
canonización: Conf. Culto: Inocencio XIII 13 ago 1721
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Girona, ciudad de Cataluña, en España, beato Dalmacio Moner, presbítero de la Orden de Predicadores, conocido por su amor a la soledad y al silencio.
La vida de este confesor de la orden de Frailes Predicadores transcurrió en la oscuridad de su celda y el tranquilo desempeño de sus deheres ordinarios, sin preocuparse nunca por las cuestiones públicas de carácter eclesiástico o secular. Había nacido, en la aldea catalana de Santa Columba y, eventualmente, fue enviado por sus padres a estudiar en la Universidad de Montpellier. Allí tuvo que entablar una verdadera lucha moral y física para no dejarse arrastrar a la vida desordenada que practicaban la mayoría de los estudiantes, hasta que al fin, con ayuda de la gracia de Dios, triunfó de las tentaciones y, al terminar sus estudios, fue aceptado por los dominicos en Girona. Dalmacio tenía entonces veinticinco años y, después de hacer su profesión, pasó muchos años más dedicado a la enseñanza como maestro de novicios.
A las penitencias prescritas por la regla de su orden, agregó voluntariamente muchas otras mortificaciones, como la de abstenerse de beber durante tres semanas consecutivas y dormir sentado sobre una incómoda silla. Gustaba de orar en campo abierto, en los lugares donde la hermosura de la naturaleza le hablase de la gloria de Dios. Se afirma que cierto día se advirtió la ausencia del hermano Dalmacio, y el fraile que fue a buscarlo, le encontró literalmente arrebatado en éxtasis; en otra ocasión, tres personas le vieron elevado a dos palmos del suelo. Las lecciones de su oficio dicen que a Dalmacio se le conocía en el convento como «el hermano que habla con los ángeles». Con los mujeres nunca hablaba, a no ser que les diese la espalda y no pudiese verlas. Las descripciones sobre su apariencia personal concuerdan en mostrarle como un hombre feo, carente de atractivos.
El hermano Dalmacio expresó siempre su deseo de terminar sus días en las cuevas de La Sainte Baume, donde según las leyenda provenzales pasó los últimos treinta años de su vida Santa María Magdalena, patrona de la orden de los dominicos. Su deseo no le fue concedido, pero se le autorizó a cavar una cueva en los terrenos del convento, en Girona, y allí vivió durante cuatro años, sin abandonar el incómodo sitio más que para asistir al coro, a los capítulos y al refectorio. El beato Dalmacio murió el 24 de septiembre de 1341 y su culto fue confirmado en 1721.
Al escribir sobre el beato Dalmacio en Acta Sanctorum, sept. vol. VII, los bolandistas no pudieron recurrir a ]a biografía original de este santo asceta, escrita por su contemporáneo y hermano en religión, el famoso inquisidor Nicolás Eymeric. En consecuencia, reprodujeron en latín la versión al español de aquella biografía, traducida por Francisco Diego para su historia de los frailes predicadores en su provincia de Aragón. Sin embargo, en los primeros años del presente siglo, llegó a identificarse una copia del original de Eymeric y Fr. van Ortroy la editó en la Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 49-81. Esta memoria es muy interesante puesto que se ha comprobado que, a diferencia de la mayoría de los documentos hagiográficos, fue escrita antes de que se cumplieran diez años de la muerte del personaje tratado.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Beatos Guillermo Spenser y Roberto Hardesty, mártires
fecha: 24 de septiembre
†: 1589 - país: Reino Unido (UK)
canonización: B: Juan Pablo II 22 nov 1987
hagiografía: Catholic Encyclopedia
En York, en Inglaterra, beatos mártires Guillermo Spenser, presbítero, y Roberto Hardesty, condenados ambos a la pena capital y ahorcados, reinando Isabel I, el primero por ser sacerdote, y el segundo por haberle dado hospitalidad.
Ver más información en:
Mártires de la persecución en Inglaterra (1535 - 1681)
William Spenser (el apellido es correcto con s, no con c, que es más habitual) nació en Ghisburn, Yorkshire, en año desconocido. Su tío materno,
William Horn, quien tenía a su cargo la Rectoría de Cornwell, Oxfordshire, desde 1559, le envió en 1573 al Trinity College de Oxford, de donde egresó en 1580. Allí, convencido de la verdad del catolicismo, influyó en sus alumnos en que siguieran esa dirección, sin embargo, retrasó su reconciliación con la Iglesia hasta 1582, cuando, con otros cuatro hombres del Trinity se embarcó desde la Isla de Wight, pasó cerca de Cherburgo, hasta llegar a Reims, el 2 de noviembre. Recibido en la Iglesia cinco días después, fue ordenado subdiácono y diácono en Laon por el obispo Valentín Douglas el 7 de abril de 1583, y sacerdote en Reims por el cardenal arzobispo de Guisa, el 24 de septiembre. Desde allí fue enviado a la misión inglesa el 29 de agosto de 1584. Consigue la reconciliación con la Iglesia, de sus padres y su tío (este último fue sacerdote católico en 1593), y luego voluntariamente aceptó el encierro en el castillo de York para ayudar a los prisioneros. Fue condenado por Isabel I, por ser sacerdote. Con él sufrió un laico, Robert Hardesty, que le había dado cobijo. Tanto Spenser como Hardesty fueron beatificados por SS Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1987.
Traducido para ETF, con algunos cambios, del artículo de John Wainewright (1912), basado en Pollen, Acts of the English Martyrs (London, 1891), 273-8, y otras fuentes.
fuente: Catholic Encyclopedia
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