Santoral del 28 de Septiembre



INDICE

Santos Mártires en Japón, Lorenzo Ruiz y 15 compañeros
Lioba o Leoba, Santa Abadesa,
Venceslao (Wenceslao) de Bohemia, Santo
Fausto, Santo
San Caritón, Abad
Bernardino de Feltre, Beato Sacerdote
Exuperio, Santo Obispo
Santa Eustoquio, virgen
Simón de Rojas, Santo Sacerdote,
San Salonio de Ginebra, monje y obispo
Beato Francisco Javier Ponsa Casallarch, religioso y mártir
Nicetas Budka, Beato Obispo y Mártir
OTROS SANTOS DEL DIA

En Génova, san Salomón, Obispo y Confesor.
En Brescia, san Silvino, Obispo.
En Belén de Judá, santa Eustaquio, Virgen, la cual con su madre santa Paula pasó desde Roma a Palestina, y allí, educada con otras Vírgenes junto al Pesebre del Señor, ilustre en santos méritos, fue a gozar de Dios.
En Schornesheim, cerca de Maguncia, santa Lioba, Virgen, esclarrecida en milagros.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SAN WENCESLAO Duque, Mártir
Porque son vírgenes, siguen al Cordero doquiera que vaya.
(Apocalipsis, 14, 4).

San Wenceslao, duque de Bohemia, tan grande respeto tenía por el Sacramento del Altar, que personalmente preparaba el pan y el vino destinados al santo Sacrificio, y por la noche se levantaba para ir descalzo, aun en pleno invierno, a visitar las iglesias de su capital. Nada le dolía tanto como ver que se derramase la sangre de sus súbditos. Atacado un día por Radislao, príncipe vecino, le propuso, para evitar efusión de sangre, dirimir sus diferendos mediante un combate singular. Al lanzarse sobre él su adversarío, vio a dos ángeles que lo defendían, y, cayendo a los pies del santo, le propuso la paz. Su hermano Boleslao atrajo al duque a su casa y lo mató alevosamente cuando iba a la iglesia a oír misa, el 28 de septiembre del año 938, a la edad de 31 años.

MEDITACIÓN SOBRE LA MANERA DE VIVIR SANTAMENTE EN EL MUNDO

I. Para vivir santamente en el mundo, hay que observar los mandamientos y evitar todo lo que pueda ofender a Dios. ¿Te atreverías a decir que ello es imposible, cuando ves a San Wenceslao practicar en el trono las más eminentes virtudes, y conservar intacta su virginidad hasta la muerte? ¿Cómo te conduces con respecto a Dios? ¿No es verdad acaso que el menor de tus cuidados es el de agradarle? Piensas en hacer fortuna, en vivir cómodamente, y no piensas en servir a Dios y conquistar su amistad. Que en adelante tu única ocupación consista en hacer la voluntad del Señor.

II. Obra en todo siguiendo a tu conciencia; es un secreto monitor que te recordará tus deberes. Si nadie te reprocha el infeliz estado en que vives, tu conciencia te lo advertirá. De tiempo en tiempo escucha lo que te dice. No busques en hacerte de gran reputación en el mundo, sino más bien trabaja por contentar a Dios y a tu conciencia. Nada haré según la opinión del mundo y sí todo según mi conciencia. (Séneca)

III. Para vivir santamente en el mundo, también es preciso cumplir nuestros deberes para con el prójimo. Tienes parientes, amigos y servidores; debes ocuparte de ellos. Dios te lo manda. Si se condenan como consecuencia de tu debilidad en corregirlos, o de los escándalos que les das, responderás de ello ante Dios. Haz toda clase de esfuerzos para ganar la estimación de las personas virtuosas; en cuanto a los impíos, el aborrecimiento con que te persiguen constituye tu gloria: él es una prueba de tu virtud; porque no te pareces a ellos te aborrecen. Torturad, perseguid, condenad: vuestra injusticia es la prueba de nuestra inocencia. (Tertuliano)
La preocupación por el personal de servicio.
Orad por las personas constituidas en dignidad

ORACIÓN  
Oh Dios, que, al conceder al bienaventurado Wenceslao la palma del martirio, lo habéis trasladado de un trono terrenal a la gloria del cielo, dignaos, por su intercesión, preservarnos de toda adversidad y hacernos participar de su gloria. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/setiembre28-07wenceslao.mp3



Santos Mártires en Japón,  Lorenzo Ruiz y 15 compañeros
Martirologio Romano: Santos Lorenzo de Manila Ruiz y quince compañeros mártires, tanto presbíteros como religiosos y seglares, sembradores de la fe cristiana en Filipinas, Formosa y otras islas japonesas, a causa de lo cual, por decreto del supremo jefe del Japón, Tokugawa Yemitsu, en distintos días consumaron en Nagasaki su martirio por amor a Cristo, pero celebrados en única conmemoración (1633-1637) Integran el grupo: santos Domingo Ibáñez de Erquicia, Jacobo Kyuhei Gorobioye Tomonaga, Antonio González, Miguel de Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, Lucas Alfonso Gorda, Jordán (Jacinto) Ansalone y Tomás Hioji Rokuzayemon Nishi, presbíteros de la Orden dominicana; Francisco Shoyemon, Miguel Kurobioye y Mateo Kohioye, religiosos de la misma Orden; Magdalena de Nagasaki, virgen de la Tercera Orden de San Agustín; Marina de Omura, virgen de la Tercera Orden dominicana; Lázaro de Kyoto, seglar.
Fecha de canonización: El Papa Juan Pablo II beatificó a este grupo de mártires el 18 de febrero de 1981 en Manila (Filipinas) y los inscribió en el catálogo de los santos el 18 de octubre de 1987. 1633, (agosto y octubre)

DOMINGO IBÁÑEZ DE ERQUICIA, español, sacerdote dominico. Nace en Régil (San Sebastián), hijo de la Provincia de España hasta su afiliación a la Provincia del Rosario. En Manila enseña en el Colegio de Santo Tomás y predica el Evangelio en diferentes lugares de Filipinas. Pasa a Japón en 1623, donde trabaja clandestinamente. Denunciado por un cristiano apóstata, es encarcelado y ajusticiado. Desempeñó un importante papel, como Vicario provincial de la misión. Se conserva una parte de su epistolario. Edad, 44 años.
FRANCISCO SHOYEMON, japonés, cooperador dominico. Compañero de apostolado del P. Ibáñez de Erquicia. Arrestado en 1633, toma el hábito dominicano en la cárcel. Es ajusticiado junto a su padre espiritual
SANTIAGO KYUSHEI TOMONAGA DE SANTA MARÍA, japonés, sacerdote dominico. De familia noble cristiana de Kyudetsu, estudia con los jesuitas en Nagasaki. Es expulsado del Japón en 1614 cuando era catequista. En Manila se ordena sacerdote, misionero en Taiwan, regresa a su patria en 1632, con la finalidad de ayudar a sus hermanos cristianos. Es arrestado y torturado, muriendo por "ser religioso y haber propagado la fe evangélica". Es el más anciano del grupo: 51 años.
MIGUEL KUROBIOYE, japonés, catequista laico. Compañero de apostolado del P. de Santa María, OP, es encarcelado y torturado, revelando el escondite del P. de Santa María. Arrepentido, va con él al martirio, confesando su fe.
LUCAS ALONSO DEI. ESPÍRITU SANTO, español, sacerdote dominico. Nace en Carracedo (Astorga), dominico de la Provincia de España, se pasa a la Provincia del Rosario en 1617. Profesor en el Colegio de Santo Tomás de Manila, misionero en Cagayan, en 1623 va al Japón donde trabaja con gran coraje y riesgo de su vida durante diez años. Arrestado en Osaka en 1633, fue torturado y martirizado en Nagasaki. Edad, 39 años.
MATEO KOHIOYE DEL ROSARIO, japonés, natural de Arima. Catequista y ayudante del B. Lucas Alonso, se hace novicio de la Orden. Arrestado en Osaka en 1633, rechaza toda propuesta de dinero y soporta horribles torturas, permaneciendo fiel a Cristo, hasta la muerte. Tenía 18 años. 1634, (octubre-noviembre)
 MAGDALENA DE NAGASAKI, japonesa, terciaria agustina y dominica. Hija de cristianos martirizados, se consagra a Dios y es guiada espiritualmente por los agustinos recoletos y después por el dominico Ansalone. Después del arresto del P. Ansalone, Magdalena se presenta a la guardia proclamándose cristiana. Torturada en forma cruel, inamovible en su fe, es colgada del patíbulo donde permaneció viva durante trece días.
MARINA DE OMURA, japonesa. En 1626 ingresa en la Tercera Orden Dominicana, siendo de gran ayuda para los misioneros. Arrestada en 1634, es sometida a vergonzosas humillaciones y finalmente conducida a la hoguera, dando un sublime ejemplo de "mujer fuerte".
 JACINTO JORDÁN ANSALONE, italiano, sacerdote dominico. Nativo de S. Stefano Quisquina (Agrigento), habiendo profesado en la Provincia de Sicilia, pasa a la Provincia del Santo Rosario. En Filipinas desarrolla su apostolado entre los pobres y enfermos. En el año 1632 va al Japón, donde trabaja por dos años. Arrestado en el 1634, soporta con firmeza las torturas, y es colgado del patíbulo. Edad, 36 años
TOMÁS HIOJI NISHI DE SAN JACINTO, japonés, sacerdote dominico. Hijo de cristianos martirizados de Hirado, y discípulo de los jesuitas de Nagasaki. Expulsado de su país por la persecución, emigra a Manila en el año 1614. Estudiante en el Colegio de Santo Tomás, se traslada a las misiones de Taiwan, regresando posteriormente a su patria en plena persecución religiosa. Entre grandes peligros trabaja durante cinco años. Arrestado, es torturado y condenado a muerte. Edad, 44 años. 1637, (septiembre

 En el año 1636 los dominicos de Manila organizaron una expedición de voluntarios a fin de ayudar a los cristianos del Japón.  Cuando llegaron a la isla de Okinawa fueron arrestados y permanecieron en la cárcel más de un año antes de ser trasladados y condenados a muerte por el tribunal de Nagasaki. Ellos son:
ANTONIO GONZÁLEZ, español, sacerdote dominico. Natural de León, se hace dominico en la Provincia de España y después se pasa a la Provincia del Rosario, trasladándose a Manila en 1631, en donde será profesor y rector del Colegio de Santo Tomás, siendo un hombre de mucha oración y penitencia. En 1636 guía un grupo de misioneros al Japón, donde es rápidamente arrestado y muere en la cárcel después de un año, extenuado por los tormentos. Edad, 45 años.
 GUILLERMO COURTET o TOMAS DE S. DOMINGO, francés, sacerdote dominico. Nacido en Sérignan (Montpellier), de familia noble, ingresa como dominico en la Congregación reformada de San Luis, pasa a la Provincia del Rosario y se traslada a Filipinas, en 1634, en donde es profesor del Colegio de Santo Tomás. En Japón murió entre torturas elevando alabanzas a la Virgen del Rosario y recitando salmos. Edad, 47 años.
MIGUEL DE AOZARAZA, español, sacerdote dominico. Natural de Oñate (Guipúzcoa), ingresa como dominico en la provincia de España y posteriormente se pasa a la Provincia del Rosario. En Filipinas trabaja en la Misión de Bataan (Luzón). Refutó apostatar de su fe y aceptó con alegría tremendos suplicios. Edad, 39 años.
VICENTE SCHIWOZUKA DE LA CRUZ, japonés, sacerdote dominico. De familia cristiana, discípulo de los jesuitas de Nagasaki, catequista. En 1614 es expulsado del Japón por ser cristiano. En Manila se ordena de sacerdote y desarrolla su apostolado entre los exilados japoneses. Antes de regresar a su patria con el P. González, toma el hábito dominicano en 1636. Después de un año de cárcel y torturado cede a la apostasía, pero rápidamente se arrepiente y sale con los demás compañeros camino del patíbulo, profesando su fe.
LÁZARO DE KYOTO, japonés, laico. Atacado por la lepra, es deportado con otros leprosos cristianos en Filipinas. En 1636 se une como guía e intérprete del grupo del P. González; no resistiendo las torturas, reniega por pocas horas de la fe, pero arrepentido muere por Cristo junto a los demás. LORENZO Ruiz, filipino, laico. Nacido en Binondo (Manila) de padre chino y madre filipina. Educado por los dominicos y ayudante de ellos, se hace miembro de la Confraternidad del Rosario. Se casa y es padre de tres hijos. Implicado en un oscuro hecho de sangre, se unió al grupo del P. González para salvarse. En Japón fue arrestado y se declaró dispuesto a dar mil veces la vida por Cristo. Es el Protomártir de Filipinas.

 El milagro propuesto para la Canonización Ocurrió en Manila el año 1983 por la invocación al grupo en favor de Cecilia Alegría Policarpio, niña de dos años, curada de forma completa y definitiva de una parálisis cerebral anatómica y funcional, sin ninguna terapia eficaz

 El milagro ha sido reconocido por Juan Pablo II el 1 de junio de 1987. Las razones de los perseguidores " Los seguidores de Cristo, llegados imprevistamente en Japón, no solamente vienen trayendo mercancía en sus naves, sino también, sin permiso alguno, han extendido y propagado su malvada ley, destruyendo aquella buena y legítima y conspirando para derrocar el poder en nuestro país. Esto es el inicio de una gran calamidad, que con todo medio es necesario evitar.  El Japón es un país shintoista y budista, que venera a los Dioses, honra a Buda y tiene en gran estima el camino de la benevolencia (confucionismo). Los seguidores de los Padres (los cristianos) han desobedecido todos a las órdenes dadas por gobierno, despreciando la religión ... y destruyendo el bien. Viendo aquellos que deben ser ajusticiados (los mártires) se alegran y corren detrás de ellos, espontáneamente, los adoran y los saludan. Tal es el supremo ideal de esta religión. Si no se la prohibe inmediatamente, vendrán calamidades sin fin sobre el Estado. Que estos cristianos sean exterminados sin demora en todas las regiones del Japón, de forma que no tengan lugar donde poner sus pies o sus manos. Si alguno se atreviera a contravenir esta orden, sea castigado con la muerte". (Tomado del edicto de 1614, cuya doctrina es retomada substancialmente en los de 1633 y 1636).
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Lioba o Leoba, Santa Abadesa,

Martirologio Romano: En Maguncia, de la Renania, en Austrasia (hoy Alemania), santa Leoba, virgen, la cual, pariente de san Bonifacio, fue llamada por él desde Inglaterra a Germania y presidió el monasterio, a orillas de Tauber, donde con la palabra y el testimonio condujo a las siervas de Dios por el camino de la perfección (c. 782). La participación activa de las monjas y hermanas religiosas en las misiones extranjeras se ha extendido y desarrollado tanto en nuestros tiempos, que hemos llegado a considerarlas como una moderna innovación. Por cierto que no hay tal y, aparte de ciertas diferencias de métodos, debidas al desarrollo de las "congregaciones activas sin clausura", nos encontramos con que el mismo sistema de misiones se practicaba ya en las edades sombrías, cuando se iniciaba la evangelización de los bárbaros en Europa.  Como ejemplo, basta citar la solicitud de misioneras que hizo San Bonifacio y a la que respondieron Santa Lioba, Santa Tecla, Santa Walburga y otras muchas, desde su tranquila abadía de Wimborne, para trasladarse a las tierras salvajes de los herejes germanos. Lioba pertenecía a una buena familia del Wessex y su madre, Ebba, estaba emparentada con San Bonifacio. Desde niña, Lioba quedó internada en el monasterio de Wimborne, en el Dorsetshire, al cuidado de la abadesa, Santa Tetta. A la muchacha se la había bautizado con el nombre de Thruthgeba, que fue transformado por las gentes que la trataban en Liobgetha (Leofgyth) y abreviado luego a Lioba, que significa "la bien amada", un nombre que cuadraba a maravilla a un ser tan precioso a los ojos de Dios y de los hombres y que su dueña no dejó de usar nunca. Cuando llegó a la mayoría de edad, Lioba decidió permanecer en el monasterio, hizo su profesión y progresó rápidamente en virtud y saber. Su inocencia y su buen sentido servían de ejemplo aun a las monjas de mayor edad y experiencia. Su deleite lo encontraba en la lectura y las devociones.

 En el año de 722, San Bonifacio fue consagrado obispo por el Papa San Gregorio II y al momento se le envió a predicar el Evangelio en Sajonia, Turingia y el Hesse. Bonifacio era natural de Crediton, localidad cercana a Wimborne y, cuando las noticias de sus trabajos y sus éxitos entre los germanos llegaron a oídos de las monjas de aquel monasterio, su joven pariente, Lioba, se atrevió a escribirle en estos términos:  "Al muy reverendo Bonifacio, portador de la más alta dignidad y bienamado de Cristo, yo, Liobgetha, a quién él está vinculado por la sangre, la menor de las siervas de Cristo, manda saludos por la salvación eterna. "Ruego a vuestra bondad que recordéis la amistad que os unía a mi padre, Dynne, cuando morabais los dos en la comarca del oeste. Mi padre murió hace ocho años, y os suplico que no retengáis vuestras oraciones por la salvación de su alma. También recomiendo a vuestra memoria a mi madre, Ebba, que aún vive, pero entre los sufrimientos; ella está emparentada con vos, como bien lo sabéis. Yo soy la hija única de mis padres y, aunque no lo merezco, me gustaría miraros como a mi hermano, puesto que ya confío en vos más que en cualquier otro de mis parientes. Os envío este pequeño regalo [¿Tal vez la misma carta?], no porque sea digno de vuestra consideración, sino sencillamente para que tengáis algo que os recuerde a la pobre de mí y así no me olvidéis aunque estéis tan lejos que mi presente acorte el lazo de verdadero amor entre nosotros para siempre. Os pido, amado hermano, que me ayudéis con vuestras plegarias contra los ataques del enemigo oculto. Os pediré también que, si vuestra bondad os lo dicta, atendáis mi inculta carta y no rehuséis a enviarme a cambio unas cuantas amables palabras vuestras, que ya desde ahora espero ansiosamente como una muestra de vuestra buena voluntad. He tratado de componer las líneas que siguen, de acuerdo con las reglas del verso, como un ejercicio para mi mínima destreza en la poesía, en lo cual también tengo necesidad de vuestra guía. He aprendido estas artes de mi maestra Edburga, que siempre tiene presente la santa ley divina. ¡Adiós! ¡Qué viváis muchos años muy feliz y que roguéis siempre por mi! Arbiter omnipotens, solus qui cuncta creavit in regno Patris semper qui lumine fulget qua iugiter flagrana, sic regnat gloria Christi, illaesum servet semper te iure perenni. (El Supremo Hacedor omnipotente quiera, desde el esplendor de su reino eterno do mora Cristo, gloria del divino Verbo, conservaros en salud imperecedera.)

 No dejó Bonifacio de sentirse conmovido por una misiva tan tierna y mantuvo una larga correspondencia con las monjas de Wimborne, hasta el año de 748, cuando escribió a la abadesa Santa Tetta para rogarle que le enviase a Lioba, junto con otras compañeras, para establecer algunos monasterios y centros de religión para mujeres en la naciente Iglesia de Alemania. En seguida respondió la abadesa a la solicitud y envió a las tierras de herejes unas treinta monjas, entre las que figuraban Santa Lioba, Santa Tecla y Santa Walburga. Todas se reunieron con San Bonifacio en Mainz y éste puso a Lioba al frente de la comunidad y la instaló en un monasterio que fue llamado Bischofsheim, es decir, "Casa del Obispo", por lo que puede suponerse que Bonifacio cedió su residencia a las monjas. Bajo la dirección de Lioba, el convento se pobló rápidamente y de él salieron las monjas para ocupar otras casas que la propia Lioba fundó en Alemania.  Un monje de Fulda, llamado Rodolfo, quien escribió un relato sobre la vida de la santa antes de que hubiesen transcurrido sesenta años desde su muerte, según los testimonios de cuatro de las monjas de su convento, afirma que todas las casas de religiosas en aquella parte de Alemania, solicitaban una monja de Bischofsheim para que las guiase. La propia Lioba, entregada totalmente a su trabajo, parecía haberse olvidado de Wessex y de sus gentes.

Su belleza era notable: tenía el rostro "como el de un ángel", siempre plácido y sonriente, aunque rara vez se la oía reír. Nadie la vio jamás de mal humor, ni la oyó decir una palabra dura; su paciencia y su inteligencia eran tan amplias como su bondad. Se dice que la copa en que bebía era la más pequeña de todas y ese dato nos da la pauta para afirmar que se entregaba a ayunos y austeridades, en una comunidad sujeta a las reglas de San Benito, donde no se comía más que dos veces diarias. Todas las monjas practicaban los trabajos manuales, ya fuera en la cocina, el comedor, el huerto o los quehaceres domésticos y, al mismo tiempo, recibían lo que ahora se llamaría una "educación superior"; todas aprendían latín, y el salón destinado a la escritura estaba siempre ocupado. Lioba no toleraba las penitencias excesivas, como privarse del sueño, e insistía en que todas descansasen al medio día, como lo mandaba la regla. Ella misma se recostaba durante aquel período, mientras alguna de las novicias le leía un pasaje de la Biblia y, si acaso parecía que la madre abadesa se había dormido y la lectora descuidaba un tanto su tarea, no pasaba un instante sin que Lioba abriese los ojos y la boca para corregirla. Tras el descanso, Lioba dedicaba dos horas para charlas con cualquiera de las hermanas que quisiese hablar con ella. Todas estas actividades estaban al margen del deber principal de la oración pública, la adoración a Dios y la asistencia a los sacerdotes que trabajaban en la misión junto con ellas. Existe todavía una carta de San Bonifacio dirigida a "las muy reverendas y muy amadas hermanas Lioba, Tecla, Cienhilda y las que moran con ellas", para pedirles que continúen la práctica de orar constantemente.

 La fama de Santa Lioba se había extendido por todas partes; los vecinos acudían a ella cuando les amenazaba el peligro de incendio, la tempestad o la enfermedad, y los hombres responsables en los asuntos de la Iglesia y del Estado le pedían consejo.  En el año de 754, antes de que San Bonifacio emprendiese su viaje misionero a Frieslandia, recibió una conmovedora despedida por parte de Lioba, a quien recomendó encarecidamente a San Lull, el monje de Malmesbury que fue su sucesor en la sede episcopal, lo mismo que a todos sus monjes de Fulda, mandándoles que cuidaran de ella con todo respeto y honor. En aquella ocasión, San Bonifacio manifestó su deseo de que, cuando Lioba muriese, fuera enterrada en su tumba, de manera que sus cuerpos aguardasen juntos la resurrección y se levantasen juntos para ir al encuentro del Señor y estar así eternamente unidos en el reino de Su amor. Después del martirio de San Bonifacio, Lioba visitaba con mucha frecuencia su tumba en la abadía de Fulda y, por dispensa especial, se le permitió algunas veces entrar en la abadía para asistir a ceremonias y conferencias en honor de su santo pariente.

Cuando Lioba era ya muy anciana, después de haber gobernado a Bischofsheim durante veintiocho años, hizo visitas de inspección a todos los conventos que estaban a su cuidado renunció a su cargo de abadesa y fue a residir al monasterio de Schónersheim a seis kilómetros de Mainz.  Su amiga, la Beata Hildegarda, esposa de Cario-magno, la invitó con tanta insistencia a la corte de Aachen, que no pudo negarse a ir, pero su estadía fue breve, porque insistió, a su vez, en regresar a su soledad. Al despedirse de la reina con muchos abrazos y besos, le dijo: "¡Adiós parte preciosa de mi alma! Cristo, nuestro Creador y Redentor, quiera otorgarnos la gracia de volver a vernos, sin peligro de confundir los rostros, en el claro día del juicio final, porque en esta vida no volveremos a mirarnos". Así fue, porque Santa Lioba murió pocos días después de haber regresado de la corte y fue sepultada en la iglesia de la abadía de Fulda, no en la misma tumba de San Bonifacio, porque los monjes temían perturbar sus reliquias, pero junto a ella, en el lado norte del altar mayor. A Santa Lioba se la menciona en el Martirologio Romano y su fiesta se celebra en varias partes de Alemania.
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 Fuente: ACIprensa.com
Venceslao (Wenceslao) de Bohemia, Santo Patrono de la República Checa
Martirologio Romano: San Wenceslao, mártir, duque de Bohemia, que, educado por su abuela santa Ludmila en sabiduría divina y humana, fue severo consigo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga paraer vendidos. Después de sufrir muchas dificultades en gobernar a sus súbditos y formarles en la fe, traicionado por su hermano Boleslao fue asesinado por sicarios en la iglesia de Stara Boleslav, en Bohemia (929/935). Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy.

Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.  Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses. Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios.  Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia. Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey.

 El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia. El joven príncipe, que nació en Bohemia hacia el año 907, personifica el ideaI del héroe nacional, valientemente comprometido en la promoción cultural y religiosa del pueblo eslavo. Cuando se derrumbó el reino moravio, en el 895 los príncipes bohemios, entrando en el juego diplomático de las potencies de ese entonces, se aliaron con el fuerte reino franco, y adoptando los principios de las antiguas civilizaciones comenzaron el proceso de europeización de los Estados de Europa central.

 Lider de esta política de visión hacia el futuro fue el joven duque de Bohemia, Wenceslao. El había sido educado cristianamente por la abuela Ludmila, venerada como santa.  Tan pronto tuvo la edad requerida, sucedió al padre después de la breve regencia de la madre Draomira. Mujer intrigante, Draomira prefería al segundo hijo, Boleslao, y fomentó con todos los medios a su alcance la rivalidad entre los dos, hasta el punto de llevar al segundo a mancharse con el grave delito del fratricidio. En la mañana del 28 de septiembre del 935, mientras Wenceslao salía de case para ir a Misa, Boleslao, que lo esperaba en un lugar solitario con un grupo de cómplices, le saltó encima para herirlo por la espalda. El joven rey, que todavía no tenía treinta años, detuvo el golpe y echó mano a su espada, pero cuando se dio cuenta que el asesino era su hermano bajó el arma, murmurando: “Podría matarte, pero la mano de un siervo de Dios no debe mancharse con el fratricidio”. Fue asesinado por los sicarios de Boleslao.

 Este ejemplarísimo príncipe cristiano anteponía sus deberes religiosos a los de soberano, hasta el punto de llegar tarde a una importante asamblea de Worms, convocada por el emperador Otón, porque estaba en Misa.  No era raro ver al joven rey mezclado con los otros fieles, con los pies descalzos, durante las procesiones penitenciales. Impuso a su cuerpo la dura disciplina del cilicio y las diarias mortificaciones. Fue considerado como un rey renunciatario por haber buscado la alianza con los poderosos francos limítrofes, pero el mismo hermano Boleslao, que le sucedió, después de haberlo mandado asesinar, comprendió esa política realistica y la siguió. Boleslao comprendió el error de valoración respecto de su hermano, hacia quien la devoción popular creció de día en día, por los prodigios que se obraban sobre la tumba del mártir, venerado inmediatamente como santo, el primero de los pueblos eslavos. Oración Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén
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 Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
  Fausto, Santo Martirologio Romano: En Riez, de la Provenza, en la Galia, san Fausto, obispo y antes abad de Lérins, que, contra los arrianos, escribió sobre el Verbo Encarnado y el Espíritu Santo consubstancial al Padre y al Hijo y coeterno con ellos, siendo exiliado por el rey Eurico (post 485). A menudo, se hacen referencias a Fausto de Riez como al principal exponente y el defensor de lo que ahora se conoce como el semi-pelagianismo, pero con mayor frecuencia se olvida que fue un hombre justo y santo, cuyo nombre aparece en varios martirologios y cuya fiesta se observa en diversas iglesias del sur de Francia.

 Nació en los primeros años del siglo quinto, en las Islas Británicas, según afirman sus contemporáneos, San Avitio y San Sidonio Apolinar, aunque más probablemente vino al mundo en Bretaña. Se dice que inició su vida pública como abogado, pero, si así fue, no duró mucho en el ejercicio de la profesión, puesto que fue monje en Lérins, antes de que San Honorato, el fundador de aquel monasterio, lo abandonase, en el año de 426. Después de haber sido ordenado sacerdote, pasó unos ocho años tranquilos y desprovistos de acontecimientos en el monasterio y entonces fue elegido abad, cuando San Máximo dejó vacante el puesto para hacerse cargo de la sede episcopal de Riez. San Honorato y San Sidonio no se quedan cortos cuando se trata de alabar las virtudes y los méritos de Fausto, y San Sidonio dice que su observancia de las reglas y su regularidad eran semejantes a las de los padres del desierto y que, además, tenía el don de la elocuencia y de la improvisación. El mismo santo relata en una de sus cartas cómo él mismo gritó entusiasmado durante uno de los sermones de Fausto. En aquellos tiempos, los aplausos y aun las aclamaciones en las iglesias, eran cosa corriente. Así como había sucedido a San Máximo en el cargo de abad del monasterio, le siguió en la sede episcopal de Riez, después de haber gobernado a los monjes de Lérins durante veinticinco años. En el panegírico que pronunció durante los funerales de su predecesor, Fausto exclamó: "¡Lérins ha mandado dos obispos a Riez sucesivamente!

 Del primero, se enorgullece; del segundo se avergonzará." Por cierto que Lérins no tuvo de qué avergonzarse. Fausto fue un obispo tan bueno y eficaz, como antes había sido abad. Se esforzó por fundar nuevos monasterios en toda la extensión de su diócesis; mantuvo siempre las prácticas de mortificaciones y penitencias que acostumbraba en el claustro, sin dejar por ello de cumplir escrupulosamente todos sus deberes episcopales y sin cesar en su lucha por conservar la pureza de la fe, por lo que siempre se opuso vigorosamente al arrianismo y a los errores de Pelagio, a quien llamaba "el pestilente maestro." Cierto sacerdote llamado Lúcido predicaba la doctrina herética que negaba a Dios la voluntad de salvar a todos los hombres y afirmaba que la salvación o la condenación dependen exclusivamente del juicio de Dios, sin que cuenten para nada las acciones del libre albedrío del hombre y sus méritos o perjuicios consecuentes. Para tratar de las herejías del sacerdote Lucido, el obispo convocó en 475, a dos sínodos en Arles, y en el curso de los mismos el propio San Fausto convenció a Lúcido para que se retractase de sus errores y le indujo a que escribiese un tratado contra sus enseñanzas para demostrar que eran "erróneas, blasfemas, heréticas, fatalistas y conducentes a la inmoralidad."

El obispo Fausto colaboró por su parte con dos tratados sobre el libre albedrío y la gracia para refutar tanto al pelagianismo como al predestinarianismo. Al escribir estas obras, tuvo que abordar algunos puntos de vista de San Agustín y, al hacerlo, se plegó al error semi-pelagiano de que, si bien la gracia es necesaria para el cumplimiento de las buenas obras, no lo es para emprenderlas. San Fausto erró de buena fe y lo propio hizo San Juan Casiano, pero, si bien fue violentamente atacado en cuanto aparecieron sus libros, no se le condenó definitivamente sino hasta la celebración del Concilio de Orange, en 529. Pero sus actividades teológicas le crearon un enemigo más brutal en otro terreno. Eurico, el rey de los visigodos arríanos, quien tal vez recibió cierto respaldo político por parte de Fausto, dominaba una buena parte del sur de las Galias. Ese monarca se sintió ofendido por los ataques de Fausto contra el arrianismo y, en consecuencia, el obispo fue expulsado de su sede, alrededor del año 478, y tuvo que vivir por fuerza en el exilio hasta la muerte de Eurico, pocos años más tarde. Entonces regresó para continuar en el gobierno de su grey hasta el día de su muerte, que ocurrió cuando ya había cumplido los noventa años. Su memoria fue muy venerada por parte del pueblo, y entre los fieles de su grey costearon la construcción de una basílica en su honor. San Fausto figura de manera prominente entre el grupo de escritores que dio fama a Lérins, y algunos de sus escritos, cartas y discursos, existen y se leen todavía.
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  San Caritón, Abad
   Martirologio Romano: En la Antigua Laura (hoy wadi Chareitun), cerca de Belén, en Palestina, san Caritón, abad, perseverante en la oración y ayunos, siendo fundador de muchas lauras en el desierto de Judea. Nació en Iconío de Licaonia (Asia Menor). c. 350. Se marchó a Palestina y se estableció en el valle del Cedrón cercano a Jericó, donde llevó vida eremítica. Pronto se encontró rodeado de discípulos. Surgió así la laura de Pharan, complejo eremítico en cuyo centro Caritón construyó una iglesia, en la cual los religiosos, que vivían en soledad, se reunían los sábados y los domingos. Para huir de la admiración del pueblo por su santidad y milagros, se retiró al desierto de Jericó, donde fundó la laura de Douka. Siempre para sustraerse del “asedio” de los admiradores y devotos, Caritón cambió de sede, estableciéndose en el sudeste de Belén, donde se creó la laura conocida como Souka o Vieja Laura. Pasaba su tiempo en el trabajo manual, la oración y la práctica de la hospitalidad; ayunaba hasta la noche y su única comida era un pan dura, agua y un poco de sal. Murió muy viejo.
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 Fuente: Franciscanos.net
  Bernardino de Feltre, Beato Sacerdote
Martirologio Romano: En Pavía, de la región de la Lombardía, en Italia, beato Bernardino de Feltre (Martín) Tomitano, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que obtuvo buenos frutos en su función de predicador, fundó contra la usura y para el ahorro el llamado Monte de Piedad y, como hombre de paz, fue delegado del papa Sixto IV para arreglar discordias civiles (1494). Fecha de beatiricación: El Papa Inocencio X aprobó su culto el 13 de abril de 1654, posteriormente el Papa Benedicto XIII lo beatificó en el año 1728. Bernardino nació en Feltre en 1439, hijo primogénito de Donato Tomitano y de Corona Rambaldoni, prima del célebre educador Vittorino de Feltre, bautizado con el nombre de Martín. De ingenio precoz, ávido de lecturas, hizo rápidos progresos en los estudios humanísticos, tanto que a los 11 años leía y hablaba el latín con facilidad. Estudiante de derecho en Padua era admirado por todos a causa de la seriedad de su conducta y su inteligencia. El 14 de mayo de 1456 a los 17 años, ingresó a la Orden de los Hermanos Menores en Padua, en el conventito de Santa Úrsula. Terminado el curso de teología en Venecia fue ordenado sacerdote en 1463.

Desde 1469 hasta su muerte no cesó de predicar y recorrió la Italia centro‑septentrional muchas veces a pie descalzo en medio de grandes dificultades. En una sociedad mercantil, en la cual muchos, a menudo con pocos escrúpulos, gozaban de riquezas y privilegios, una gran masa de abandonados vivía en la penuria, agravada por la gran plaga social llamada usura. los pobres no solamente eran explotados, sino que además eran despojados de sus magras ganancias por aquellos que, poseyendo capitales, prestaban con intereses exagerados. San Bernardino de Siena había entendido bien cómo la “caridad cristiana” se había vuelto “caridad inhumana”. Por esto la usura fue el blanco de Fray Bernardino de Feltre: un blanco preciso contra el cual lanzó todas sus evangélicas y apostólicas flechas, suscitando primero el resentimiento, después inclusive el odio de aquellos que se sentían directamente aludidos. Por esto fue amenazado, atacado, y hubiera caído mártir de los usureros si muchas veces no hubieran llegado en su ayuda los hombres de armas enviados por las autoridades comunales. También él, como San Bernardino de Siena, era de baja estatura y débil constitución. Se firmaba con el adjetivo de “Piccolino”, pero cuando predicaba parecía un volcán. Se tiene cuenta de 23 cuaresmas predicadas, con sermones diarios.

A sus prédicas acudían innumerables oyentes. Pero no bastaba predicar, no era suficiente amonestar, había que ayudar a los pobres contra los explotadores. Fue así como el Beato Bernardino de Feltre propugnó los “Montes de Piedad”, una especie de organización bancaria para los pobres, para que no siguieran siendo estrangulados por los usureros, sino que se les prestara dinero contra una modesta prenda, con bajísimo interés. No era gran cosa, pero era importante como inicio de una ofensiva contra la usura, plaga dominante del tiempo. Los Montes de Piedad se difundieron rápidamente y si no extirparon la usura, por lo menos dieron un poco de alivio a los más marginados. Fray Bernardino predicó 23 cuaresmas en las principales ciudades de Italia y muchísimas otras predicaciones en centros menores. Sus predicaciones atraían oyentes sin número y se lo peleaban las ciudades más ilustres recurriendo inclusive al Papa para tenerlo. Era predicador vivaz, que dialogaba con el pueblo, lanzaba chistes, ridiculizaba las costumbres de las mujeres, las injusticias de los abogados, las usuras de los explotadores, exhortaba a la práctica de los sacramentos y a la devoción a la Santísima Virgen. Bernardino se encontró sereno con la muerte en Pavía a los 55 años de edad el 28 de septiembre de 1494
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 Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
  Exuperio, Santo Obispo
Martirologio Romano: En Toulouse, de Aquitania (hoy Francia), san Exuperio, obispo, que dedicó una basílica en honor de san Saturnino, defendió acérrimamente su ciudad ante la invasión de los bárbaros y, al decir de san Jerónimo, fue tan parco consigo mismo como dadivoso con los demás (post 411. Es probable que Exuperio haya nacido en Arreau, localidad de los Altos Pirineos, donde hay una capilla erigida en su honor, que es centro de peregrinaciones. Exuperio llegó a ocupar la sede episcopal de Toulouse, alrededor del año 405, cuando murió el obispo San Silvio. Durante su gobierno, terminó la construcción de la gran iglesia de San Saturnino (Sernin) que había iniciado su predecesor. La generosidad parece haber sido su virtud característica. Con frecuencia, enviaba presentes a los monjes de Egipto y Palestina, con lo cual se conquistó el agradecimiento de San Jerónimo, quien le dedicó su comentario sobre Zacarías y, con referencia a la famosa caridad de Exuperio, escribió estas palabras: "Para aliviar el hambre de los pobres, la sufre él mismo.

 La palidez de su rostro muestra el rigor de sus ayunos, pero aún se duele por el hambre de los demás. Todo lo que tiene, lo da a los pobres de Cristo; pero muy rico es el que lleva el Cuerpo del Señor en un cesto de mimbre y Su Sangre en un frasco de vidrio. Su caridad no conoce límites; busca sus objetivos en las partes más remotas y aún los solitarios de Egipto llegaron a sentir sus benéficos efectos." Por cierto, que lo mismo en su sede que fuera de ella, había un amplio campo para que se ejerciera la caridad de Exuperio, puesto que, por aquel entonces, las Calías sufrían la desolación de las invasiones de los vándalos.

 San Exuperio escribió al Papa Inocencio I para pedirle instrucciones sobre diversos asuntos de la disciplina y para solicitarle algunas aclaraciones sobre los cánones referentes a las Sagradas Escrituras. Como respuesta, el Pontífice le envió una lista de los auténticos libros de la Biblia, tal como por aquel entonces se tomaban en Roma y, como se ha podido comprobar, aquella lista era exactamente igual a la actual, incluso los libros deuterocanónicos. Se desconocen el lugar y la fecha de la muerte del obispo Exuperio y se tiene entendido que, antes de morir, estuvo en el exilio. San Paulino de Nola se refiere a él como a uno de los más ilustres obispos de la Iglesia en las Calías y, hacia mediados del siglo sexto, se la tributaban los mismos honores que a San Saturnino en la iglesia de Toulouse.
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  Santa Eustoquio, virgen
†: c. 419 - país: Israel otras formas del nombre: Eustochio
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

 En Belén de Judea, conmemoración de santa Eustoquio, virgen, la cual, con su madre santa Paula, pasó de Roma a Belén para no privarse del consejo del maestro san Jerónimo, y allí, llena de preclaros méritos, voló al cielo. refieren a este santo: San Jerónimo, Santa Paula Eustoquio Julia, cuyo recuerdo se perpetuó gracias a la docta pluma de san Jerónimo, fue hija de santa Paula. Los acontecimientos y circunstancias en la existencia de santa Paula dispusieron la vida de Eustoquio, que fue la tercera de sus cuatro hijas y la única que permaneció siempre junto a su madre. Al morir su esposo Toxosio, santa Paula se dedicó por entero al servicio de Dios, en la sencillez, la pobreza, la mortificación y la plegaria. Eustoquio, que tenía más o menos doce años cuando murió su padre, compartía todos los gustos de su madre, y era motivo de gran alegría para ella consagrar las horas que tantas otras jóvenes de su edad dedicaban a vanas diversiones, a las obras de caridad y las devociones de su religión.

 Cuando san Jerónimo llegó a Roma, procedente del Oriente, en el año de 382, Eustoquio y su madre se pusieron bajo su dirección espiritual y, al ponerse de manifiesto las fuertes inclinaciones de la joven hacia la vida religiosa, muchos de sus amigos y parientes se mostraron alarmados. Un tío suyo, llamado Himetio, y su esposa Pretéxtata, trataron de convencerla para que se apartase de aquella vida austera e hicieron intentos para interesarla en los placeres del mundo. Pero todos los esfuerzos fueron vanos y la joven venció toda oposición para tomar el velo y hacer los votos de virginidad. Ella fue la primera doncella de la nobleza romana que tomó tal resolución. Con el fin de guiarla y sostenerla en ella, san Jerónimo le escribió en aquella ocasión su famosa carta, conocida como «Para conservar la virginidad», alrededor del año 384. El venerable autor de la epístola, sin embargo, no se limita a dar enseñanzas y normas ascéticas, sino que se recrea en algunos pasajes satíricos, lo que sugiere que, al escribir la carta, no tenía la intención de destinarla tan sólo a la joven Eustoquio, sino a un público muy amplio.

 En dicha carta, el santo critica sin misericordia el comportamiento de ciertas vírgenes, viudas y de ciertos sacerdotes. Eustoquio debió buena parte de su formación religiosa a santa Marcela, «la gloria de las damas romanas», pero cuando santa Paula decidió seguir a san Jerónimo a Palestina, Eustoquio lo dejó todo para irse con ella. Al grupo se unieron otras doncellas que aspiraban a seguir la vida religiosa; la comitiva se entrevistó con san Jerónimo en Antioquía, hizo una visita a los Santos Lugares, pasó a Egipto para conocer a los monjes del desierto de Nitria y, por fin, se instaló en la ciudad de Belén. Ahí quedaron establecidas tres comunidades de mujeres, en cuya dirección Eustoquio colaboró activamente con santa Paula. San Jerónimo nos ha dejado un relato sobre la vida sencilla y devota que llevaban. Las dos mujeres, que habían aprendido el griego y el hebreo, ayudaron a san Jerónimo en la traducción de la Biblia, conocida como la Vulgata y, a su solicitud, el santo escribió algunos comentarios sobre las Epístolas a Filemón, a los Calatas, los Efesios y a Tito y también dedicó a madre e hija algunos de sus trabajos, puesto que, como él mismo comentó: «esas dos mujeres son más capaces de conformar un buen juicio sobre esos libros que muchos hombres».

Aparte de sus tareas intelectuales, santa Eustoquio se ocupaba en mantener limpia la casa, en dar brillo y conservar llenas de aceite las lámparas y en cocinar. En el año de 403, santa Paula cayó enferma, y Eustoquio consagró su tiempo a cuidarla, sin apartarse de ella más que para ir a la gruta de la Natividad para orar por su salud. El 26 de enero del 404 murió santa Paula, y Eustoquio, «como una niña a quien se trata de arrancar de los brazos que la amparan, a duras penas pudo ser apartada del cuerpo de su madre». Besaba una y otra vez sus párpados cerrados, le acariciaba el rostro, los brazos, el pecho y seguramente hubiese deseado que la sepultaran con ella. La sucesora de santa Paula como superiora de las comunidades de Belén fue su hija, quien se encontró con las finanzas al borde de la ruina y con innumerables deudas. Pero con la ayuda de san Jerónimo y su propia energía, hizo frente a la situación y logró solucionarla, gracias sobre todo a los socorros económicos aportados por su sobrina, otra Paula, que había ingresado a la comunidad de Belén.

 En el año de 417, los bandoleros cayeron sobre el monasterio, lo incendiaron y cometieron innumerables ultrajes, sobre todo lo cual informaron al Papa, san Jerónimo, santa Eustoquio y la joven Paula. El Pontífice Inocencio I, al recibir las cartas, escribió a cada uno de los informantes y envió otra carta, en términos por demás enérgicos a Juan, el obispo de Jerusalén. Santa Eustoquio no sobrevivió por mucho tiempo a aquellos terribles acontecimientos. San Jerónimo no nos dejó ningún relato sobre su muerte, como lo hizo en el caso de su madre, pero sí es un hecho que en aquella ocasión escribió a san Agustín y a san Alipio en estos términos: «la gran pena que me ha embargado, me hizo relegar a un lado los ultrajantes escritos de Aniano, el pelagiano». Sabemos que Eustoquio murió pacíficamente alrededor del año 419, y fue sepultada en la misma tumba que santa Paula, en una gruta vecina al lugar donde nació Jesucristo. Ahí se encuentra hasta hoy la tumba, pero está vacía, y nunca se ha sabido el destino que tuvieron sus reliquias. Las cartas de san Jerónimo y algunos otros de sus escritos proporcionan casi todos los datos que se puedan obtener sobre santa Eustoquio. Ese material se encuentra reunido en el Acta Sanctorum, sept. vol. VII. En todas las biografías de san Jerónimo se habla bastante de Eustoquio y también figura de manera prominente en la deliciosa obra de F. Lagrange, Histoire de Ste. Paule (1868). El cuadro con el que ilustramos es el de la Santísima Trinidad, con San Jerónimo y dos santas, Andrea del Castagno (1453).
 fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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. San Salonio de Ginebra, monje y obispo
n.: c. 400 - †: d. 450 - país: Suiza
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati

 En Ginebra, en la región de Helvecia, san Salonio, obispo, y antes monje en la isla de Lérins, que, durante su obispado, afirmó la doctrina del papa san León Magno y explicó en sentido místico las Sagradas Escrituras. refieren a este santo: San Euquerio de Lyon, San Verano de Vence Salonio nació en torno al año 400. Su padre, san Euquerio, arzobispo de Lyon, fue el autor de la célebra «Passio Agaunensium Martyrum». Su mujer, Gallia, le dio dos hijos, el propio Salonio y Verano. Cuando Euquerio quedó viudo, se retiró al monasterio fundado por san Honorato en unas de las islas de Lérins, y llevó consigo a sus dos hijos, se recibieron aquí una óptima formación. Basta con citar entre aquellos que fueron sus maestros a Hilario de Arlés y a Salviano y Vicente de Lérins. En seguida Verano llegó a ser obispo de Vence, y Salonio obispo de Ginebra, lo más tarde en el 439. Salonio sucedió a san Isaac, primer obispo de tal sede. Participó activamente de la vida de la Iglesia, en particular en los concilios de Orange del 441, Vaison, en 442 y Arlés en el 451.

Hombre de gran cultura, escribió una importante obra, «Expositio mystica in Parabolas Salomonis et in Ecclesiastem», comentario a los libros bíblicos de los Proverbios y de Qohelet bajo la forma de preguntas y respuestas. Se conserva también una carta que envvió al papa san León I Magno. Es interesante constatar que otros autores le dedicaron obras, e incluso su propio padre le dirigió sus «Libros de instrucciones», en los que propone respuestas a ciertas preguntas sobre la Biblia y explica palabras y expresiones del griego y del hebreo. Salviano, obispo de ;arsella, le dedicó su «De gubernatione Dei» (Del gobierno de Dios), y varias cartas. Salonio murió el 28 de septiembre de un año imprecisado, probablemente al inicio de la segunda mitad del siglo V. Traducido para ETF, con escasos cambios, de un artículo de Fabio Arduino.
 fuente: Santi e Beati
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 Fuente: Vatican.va
  Simón de Rojas, Santo Sacerdote,
 Martirologio Romano: En Madrid, en España, san Simón de Rojas, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de cautivos, que, acompañando el séquito de la reina de España, nunca viajó en carroza ni percibió sueldo, sino más bien, entre regios fastos, siempre se mostró humilde, pobre, misericordioso hacia los necesitados y fervorosamente devoto para con Dios (1624). Fecha de canonización: El Papa Clemente XIII lo beatificó el 19 de mayo de 1766, y el Papa Juan Pablo II lo inscribió en el catálogo de los santos el 3 de julio de 1988. San Simón de Rojas, trinitario, nació en Valladolid (España), el 28 de octubre de 1552. A los doce años, ingresó en el convento trinitario de su ciudad natal, en el que hizo la profesión religiosa el 28 de octubre de 1572.

Cursó los estudios en la universidad de Salamanca entre 1573 y 1579. Enseñó filosofía y teología en Toledo desde el año 1581 hasta el 1587. A partir de 1588, hasta su muerte, ejerció con grande prudencia el oficio de superior en varios conventos. En el mismo periodo, fue enviado como Visitador Apostólico a su Provincia de Castilla, en dos ocasiones, y a la de Andalucía, en una. El 14 de abril de 1612 fundó la Congregación de los Esclavos del Dulcísimo Nombre de María. En 1619 fue nombrado Preceptor de los Infantes de España. El 12 de mayo de 1621 fue elegido como confesor de la Reina Isabel de Borbón. Murió el 29 de septiembre de 1624. Su canonización dentro de las celebraciones de 1988, Año Mariano, recompensa dignamente a quien, por su tierna devoción a María, Lope de Vega llegó a equiparar con San Bernardo de Claraval y con San Ildefonso de Toledo. Fue su madre, la virtuosa Constanza, quien imprimió e hizo germinar en el alma de Simón el amor a María. El culto que Constanza, junto con su marido, Gregorio, tributaba constantemente a la Santísima Virgen, explica el porqué Simón, cuando pronunció sus primeras palabras, a los 14 meses de edad, siendo de pequeño algo retardado y balbuciente, dijese: "Ave, María".

No hacía otra cosa que repetir la plegaria tan frecuentemente recitada por sus padres. Su mayor gozo era el visitar los santuarios marianos, orar a María, imitar sus virtudes, cantar sus alabanzas, resaltar la importancia de la Santísima Virgen en el misterio de Dios y de la Iglesia. A través de profundos estudios teológicos, comprendió cada vez mejor la misión de María en la salvación del género humano y la santificación de la Iglesia. Vivió sus votos religiosos con el estilo de María. Pensaba que para ser todo de Dios, como Ella, era necesario hacerse esclavos suyos, o mejor, esclavos de Dios en María. Fue por ello por lo que fundó la Congregación de Esclavos del Dulcísimo Nombre de María, para la mayor gloria de la Trinidad y la alabanza de la Virgen, al servicio de los pobres. Para él, ser esclavo de María quería decir pertenencia total a Ella: Totus tuus, para unirse más íntimamente a Cristo y en él, por el Espíritu, al Padre. La Congregación por él fundada era de carácter laical. A ella podían adherirse personas de todo rango social. Los inscritos, entre los que figuraban el rey y sus hijos, se obligaban a honrar a María, asistiendo maternalmente a sus hijos predilectos: los pobres. Esta obra subsiste todavía hoy en España. Simón de Rojas, que era considerado uno de los más grandes contemplativos de su tiempo, y que en la obra La oración y sus grandezas demuestra ser un gran formador de almas de oración, quería que a la dimensión contemplativa se uniese la activa, las obras de misericordia. Fiel al carisma trinitario, promovió redenciones de esclavos, remedió numerosísimas necesidades de los pobres, consoló enfermos, desheredados y marginados de todo tipo.

 Cuando recibió encargos en la Corte, puso como condición para aceptarlos el poder seguir ocupándose de sus pobres, a los que ayudaba de muchas maneras, siempre con alegría a cualquier hora del día o de la noche. Son numerosísimas las expresiones de su amor a María. Los pintores que han inmortalizado su figura, ponen siempre en sus labios el saludo "Ave, María", por él pronunciado con tanta frecuencia que familiarmente era llamado "el Padre Ave María". Hizo imprimir millares de estampas de la Virgen Santísima con la inscripción "Ave, María", estampas que enviaba también al extranjero. Hizo confeccionar rosarios con 72 cuentas azules sobre cordón blanco, símbolo de la Asunción y de la Inmaculada, como recuerdo de los 72 años que, según la creencia de la época, había vivido la Virgen, y los difundió por doquier. Valiéndose de su influencia en la Corte, hizo que se esculpiese con letras de oro sobre la fachada del Palacio Real de Madrid el saludo angélico que él tanto amaba: "Ave, María". El 5 de junio de 1622, pidió a la Santa Sede la aprobación de un texto litúrgico por él compuesto en honor del Dulcísimo Nombre de María, texto que más tarde el Papa Inocencio XI extendió a toda la Iglesia. Las honras fúnebres que se le tributaron a su muerte, acaecida el 29 de septiembre de 1624, asumieron el aspecto de una canonización anticipada.

Durante 12 días, los más famosos oradores de Madrid exaltaron sus virtudes y santidad. Impresionado por la veneración unánime que se le rendía, el Nuncio del Papa, algunos días después de su muerte, el 8 de octubre siguiente, ordenó que se iniciasen los procesos, en vista a su glorificación por parte de la Iglesia. Reconocida la heroicidad de sus virtudes por Clemente XII, el 25 de marzo de 1735, fue beatificado por Clemente XIII, el 19 de mayo de 1766. Y el 3 de julio de 1988, el Papa Juan Pablo II inscribió en el Catálogo de los Santos a este gran siervo de María y padre de los pobres.
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  Beato Francisco Javier Ponsa Casallarch, religioso y mártir
 n.: 1916 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 25 oct 1992
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

 En la localidad de Sant Feliu de Codines, en Cataluña, en España, beato Francisco Javier Ponsa Casallarch, religioso de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios y mártir, que llegó a la gloriosa palma del martirio por Cristo y la Iglesia, en la cruel persecución religiosa desencadenada en aquel tiempo. Ver más información en: 70 mártires de la Orden de San Juan de Dios Había nacido en Moya, provincia de Barcelona, el 28 de junio de 1916. En la adolescencia se decide por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Su padre se opone, pero el joven persevera en su propósito y el padre llega a echarlo de la casa. Entonces ingresa a la Orden, hace su noviciado y pronuncia los votos religiosos el 3 de junio de 1936, ocasión en la que su padre, que cambió de actitud ante la vocación de su hijo, estuvo presente.

Fue destinado a la comunidad religiosa del sanatorio de San Baudilio de Llobregat. Llegada la revolución de julio de 1936, los 52 hermanos de la comunidad de San Baudilio pasaron por momentos di gran tribulación, con ultrajes, amenazas y prisión; primero en la propia casa y luego en la jefatura de policía, hasta que pudieron salir por barco a Marsella. Pero al joven Francisco Javier, pensando en su mayor seguridad, los superiores le aconsejaron que fuera a su propia casa. Se ocultó en una casa de campo, donde Llevaba vida de oración y esperaba en la voluntad de Dios. El Z7 de septiembre, entre insultos y amenazas, fue arrestado y llevado a prisión, y al día siguiente por la tarde fue conducido a San Feliu de Codinas. Cuando vio que lo iban a matar pidió un tiempo para rezar, que le fue concedido, y, estando de rodillas, recibió las descargas que acabaron con su vida. Rociaron su cuerpo con gasolina y le prendieron fuego para evitar su identificación, pero ésta fue igualmente posible. Fue beatificado el 25 de octubre de 1992 en el grupo de 71 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.
 fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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 Fuente: Santiebeati.it

  Nicetas Budka, Beato Obispo y Mártir
Martirologio Romano: En la ciudad de Karadzar, cerca de Karaganda, en Kazajstán, beato Nicetas Budka, primer obispo en Canadá al frente de fieles católicos de rito bizantino, que en tiempos de régimen hostil a Dios, fue deportado a un campo de concentración, donde perseveró en la fe arrostrando, por amor a Cristo, la muerte con fortaleza de ánimo ante todas las adversidades (1949). Fecha de beatificación: Mykyta Budka fue beatificado por Juan Pablo II el 27 de junio de 2001, junto con otras 24 víctimas del régimen soviético de nacionalidad ucraniana. Mykyta Budka nació el 7 de junio de 1877 en la ciudad ucraniana de Drobomirka, en la región de Zbaraz. En 1905, después de haber cumplido sus estudios teológicos en Viena e Innsbruck, recibe la ordenación presbiteral en ceremonia presidida por el metropolita Andrej Sheptytsky. Siete años después, el 14 de octubre de 1912 fue consagrado obispo a Lviv (Leopoli) y recibe de la Santa Sede el nombramiento a primeros Exarca Apostólico de los católicos ucranianos -es decir de aquellos que siguen el rito bizantino- en Canadá.

En 1928 regresó a su patria, nombrado obispo auxiliar en Lviv para los Ucraniano. Las autoridades del régimen comunista hicieron arrestar a Mykyta Budka el 11 de abril de 1945 y le fue infligida una condena a ocho años de dura reclusión. Fue deportado entonces al gulag de Karadzar, cerca de Karagandà en Kazakistan, dónde soportó por amor de Cristo toda adversidad, perseverando en la fe con ánimo fuerte hasta a la muerte, la que ocurrido el 28 de septiembre de1949.
 El grupo beatificado está integrado por:
 Mykolay Charneckyj, Obispo, 2 abril Josafat Kocylovskyj, Obispo, 17 noviembre Symeon Lukac, Obispo, 22 agosto Basilio Velyckovskyj, Obispo, 30 Junio Ivan Slezyuk, Obispo, 2 diciembre Mykyta Budka, Obispo, 28 septiembre Gregorio (Hryhorij) Lakota, Obispo, 5 noviembre Gregorio (Hryhorij) Khomysyn, Obispo, 28 diciembre Leonid Fedorov, Sacerdote, 7 marzo Mykola Konrad, Sacerdote, 26 junio Andrij Iscak, Sacerdote, 26 junio Román Lysko, Sacerdote, 14 octubre Mykola Cehelskyj, Sacerdote, 25 mayo Petro Verhun, Sacerdote, 7 febrero Alejandro (Oleksa) Zaryckyj, Sacerdote, 30 octubre Klymentij Septyckyj, Sacerdote, 1 mayo Severijan Baranyk, Sacerdote, 28 junio Jakym Senkivskyj, Sacerdote, 28 junio Zynovij (Zenón) Kovalyk, Sacerdote, 30 junio Vidal Vladimir (Vitalij Volodymyr) Bajrak, Sacerdote, 16 Mayo Ivan Ziatyk, Sacerdote, 17 mayo Tarsicia (Olga) Mackiv, Monja, 18 Julio Olympia (Olha) Bidà, Suora, 28 enero Laurentia (Leukadia) Harasymiv, Monja, 26 agosto Volodymyr Pryjma, Laico, 26 Junio (las fechas indicadas corresponden a las de su martirio)
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OTROS SANTOS DEL DIA:

San Zama de Bolonia, Obispo 
 Martirologio Romano: En Bolonia, de la región de la Emilia, en Italia, san Zama, considerado como primer obispo de esta ciudad. c. 268. Primer obispo de Bolonia; fue consagrado en el 268, por el papa san Dionisio; parece que era de origen griego.

El Martirologio Romano sólo dice de él : "propagó la fe cristiana de manera admirable".

 Beata Amalia Abad Casasempere, mártir
n.: 1897 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: Santi e Beati

En Benillup, en la provincia de Alicante, también en España, beata Amalia Abad Casasempere, mártir, madre de familia, que coronó su fe dando testimonio de Cristo en la misma persecución religiosa. Ver más información en: 233 Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936) Amalia Abad Casasempere, fiel laica, nació el 11 de diciembre de 1897 en Alcoy, cerca de Alicante, en España. Fue bautizada el mismo día. En septiembre de 1924 casó con el Capitán del Ejército Luis Maestre Vidal, con quien tuvo tres hijas, una de las cuales fue luego misionera en África. La casa estaba impregnada de una profunda religiosidad. Amalia trabajó con numerosas asociaciones de apostolado, especialmente con la Acción Católica.

Enviudó en 1927, después de sólo tres años de matrimonio. Al estallar la guerra civil y la persecución religiosa, recibió en su casa a dos religiosas, y también se dedicó a visitar a los católicos encarcelados, a quienes alentaba a mantener viva su fe, y les daba también ayuda material. Apresada por fin ella misma, fue objeto de vejaciones, y tuvo que sufrir mucha hambre. Fue martirizado en Benillup el 28 de septiembre de 1936. Beatificada el 11 de marzo 2001.

 fuente: Santi e Beati
 Anemundo de Lyon 
San Anemundo, también conocido como Annemund, Aunemundus, Chamond, fue un arzobispo de Lyon. Su padre, Sigon, fue prefecto en Lyon mientras que su hermano, Dalfin, fue conde de Lyons. Anemundo fue consejero de Clodoveo II y amigo de Wilfrid. Murió en 658. Según Beda (Historia ecclesiastica gentis Anglorum v.19), esto ocurrió durante el reinado de la reina Batilda de Ascania. Su festividad es el 28 de septiembre. La comuna afrancesa de Saint-Chamond se llama así en honor a él. Esto es un extracto del artículo Anemundo de Lyon de la enciclopedia libre Wikipedia

  Beato José Tarrats Comaposada, Mártir 
Martirologio Romano: En Valencia, de nuevo en España, beato José Tarrats Comaposada, religioso de la Compañía de Jesús y mártir, que llegó a la gloria de Cristo durante la referida persecución. (1878-1936). Nació en Manresa, Barcelona. Ingresa en la Compañía de Jesús en 1895. Fue portero y enfermero de la Profesa. Mártir en Barcelona durante la guerra civil.
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