Santoral del 29 de Septiembre



INDICE
Los santos Arcángeles
Luis Monza, Beato  Presbítero y Fundador, 29 de septiembre
Renato Goupil. Santo Mártir
Juan de Montmirail, Beato Monje
Beato Darío Hernández Morató
Alarico de Ufnau, Santo Eremita
Juan de Dukla, Santo Presbítero
Nicolás de Forca Palena, Beato Monje y Presbítero
Santiago de Rafelbuñol, Beato Presbítero y Mártir
SAN MAURICIO DE CARNOET, Abad
San Quiríaco, eremita
Beato Francesco Castelló
Beato Jaime Mestre Iborra
Carlos de Blois, Beato Laico
San Eutiquio, Obispo y Mártir
En el monte Gargano, la venerable memoria de san Miguel Arcángel, cuando allí fue consagrada a su nombre una Iglesia, de poca apariencia en verdad, pero dotada de celestial virtud.
En Auxerre, san Fraterno, Obispo y Mártir.
En Tracia, el triunfo de los santos Mártires Eutiquio, Plauto y Heraclea.
En Persia, los santos Mártires Dadas, pariente del Rey Sapor, Casdoa, su mujer, y Cabdelas, su hijo; los cuales, despojados de sus honores, y desgarrados con varios tormentos, al cabo de larga prisión, fueron muertos a cuchillo.
En Armenia, las santas Vírgenes Rípsimes y sus Compañeras Martires, en tiempo del Rey Tiridates.
En Persia, santa Gudelia, Mártir, la cual, por haber convertido muchísimos a Cristo, y por no querer adorar al Sol ni al Fuego, en tiempo del Rey Sapor, al cabo de muchos tormentos, desollada la cabeza y clavada en un leño, mereció alcanzar el triunfo.
En Pontecorbo, junto a Aquino, san Grimoaldo, Presbítero y Confesor.
En Palestina, san Quiríaco, Anacoreta.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
Arcágeles Miguel, Gabriel y Rafael.-Fraterno, Ludwino, obispos; Simón de Rojas, fundador; Crimoaldo, confesor; Eutiquio, Plauto, Heraclea, Dadas, Ripsimes, Gaudelia, mártires; Alarico, monje; Quiriaco, anacoreta.

SAN MIGUEL, Arcángel
Se trabó un gran combate en el cielo: Miguel
y sus ángeles luchaban contra el drag6n.
(Apocalipsis, 12, 7)


San Miguel, el príncipe de los ángeles y el protector de la Iglesia, siempre ha defendido el honor y la gloria de Dios tanto en la tierra como en el cielo. Fue él quien echó del paraíso a Lucifer y sus cómplices. La Iglesia celebra esta fiesta en su honor, y Francia, que lo ha elegido por protector, a menudo ha experimentado los venturosos efectos de su protección. Luis IX creó en su honor la célebre Orden de San Miguel; Rusia también lo tuvo en gran veneración.

MEDITACIÓN SOBRE SAN MIGUEL
I. Lucifer se había rebelado contra Dios: tal vez se negaba a adorar el misterio de la Encarnación, que Dios había revelado de antemano a sus ángeles. Imita el celo de este arcángel cuando se trata de los intereses de Dios: declárate abiertamente en contra de los impíos. Cuando el mundo con sus placeres o el demonio con su orgullo te ataquen, diles con San Miguel: ¿Quién como Dios?" Mundo, placeres, honores, riquezas, ¿Pueden acaso tus recompensas compararse a las que Dios me reserva? ¿Quién como Dios?

II. La humildad y la sumisión procuraron a San Miguel una gloria eterna, y el orgullo precipit6 a Lucifer en los abismos infernales. ¡Temblad, soberbios! la vanidad es la que ha perdido a la más hermosa de todas las creaturas. Humillémonos y temamos comparecer ante Dios que hasta en los ángeles ha encontrado corrupción. ¡Cayeron los astros del cielo, y yo, lombriz, no tiemblo!

III. Debes honrar a San Miguel, porque es el príncipe de la Iglesia que debe un día asistir al examen de toda tu vida. ¿Qué dirás? ¿qué harás en ese tremendo día? No podrás esperar ayuda alguna ni de tu riqueza ni de tu ciencia. Sólo tus buenas obras abogarán a tu favor ante el Juez supremo. ¿Bastarán para asegurarte una gloria eterna? Llegará ese día en el que un corazón puro valdrá más que palabras hábiles, una buena conciencia más que una bolsa llena de oro. (San Bernardo).
La devoci6n a San Miguel
Orad por la Iglesia

ORACIÓN
Oh Dios, que reguláis con infinita sabiduría los diversos ministerios de los ángeles y de los hombres, dignaos concedernos como protectores en la tierra a esos espíritus bienaventurados que no cesan en el cielo de ofreceros sus servicios y homenajes. Por J. C. N. S. Amén.

 Fuente: Franciscanos.org Santiago de Rafelbuñol, Beato- Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En Gilet, cerca de la ciudad de Valencia, en España, beato Jaime Mestre Iborra, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que derramó su sangre por Cristo durante la persecución religiosa (1936). Fecha de Beatificación: El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a 233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39). Un total de 12 capuchinos y 5 clarisas recibieron la corona del martirio durante la persecución religosa en España servían al Señor y a la Iglesia viviendo y trabajando en la Comunidad Valenciana.  Los doce capuchinos eran religiosos, sacerdotes y hermanos profesos, pertenecientes a la Provincia de la Preciosísima Sangre de Cristo, de Valencia, y fueron martirizados en diversos lugares de las tierras valencianas, sin hacerles ningún proceso judicial digno de tal nombre, simplemente porque eran religiosos. Todos ellos, de edades diferentes comprendidas entre los 23 y los 80 años, provenían de las distintas fraternidades de la Provincia religiosa, y estaban empeñados en trabajos y apostolados diversos: predicadores, confesores, profesores y formadores, otros empeñados en los trabajos de servicio a la fraternidad y a la gente que se acercaba al convento.  El más joven de ellos es el diácono Enrique de Almazora, de 23 años, martirizado en Castellón, y el más anciano el hermano Fidel de Puzol, de 80 años, martirizado en Sagunto. También las cinco monjas capuchinas pertenecían a monasterios situados en la Comunidad Valenciana: Agullent, Castellón y Valencia, y fueron martirizadas en suelo valenciano. 

 El Beato Santiago de Rafelbuñol (en el siglo, Santiago Mestre Iborra), sacerdote, nació en Rafelbuñol (Valencia) el 10 de abril de 1909, y fue fusilado en Gilet (Valencia) el 29 de septiembre de 1936. Profesó en la Orden Capuchina el 7 de junio de 1925 y fue ordenado sacerdote en Roma el 26 de marzo de 1932. Obtuvo el grado de doctor en teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Ya en su Provincia, fue vicerrector del Seminario Seráfico de Massamagrell. Cuando hubo que cerrar el Seminario, se preocupó de poner a salvo a los seminaristas, y luego se refugió en su casa paterna de Rafelbuñol.  El 26 de septiembre de 1936 fue arrestado. Se había presentado espontáneamente ante el Comité ofreciéndose a cambio de la libertad de sus ocho hermanos y su padre. En la cárcel oyó en confesión a todos. La noche del 28 al 29 fue fusilado junto con sus ocho hermanos y el padre. Fuente: Vatican.va 

  Luis Monza, Beato Presbítero y Fundador de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad 
 Martirologio Romano: Fecha de beatificación: 30 de abril de 2006 por el Papa Benedicto XVI, en ceremonia realizada en Milán, Italia. Nació en Cislago, provincia de Varese (Italia), el 22 de junio de 1898, en una familia campesina cuyas únicas riquezas eran el trabajo y la fe. Entró en el seminario a los dieciocho años, después de haber conocido a fondo la fatiga del trabajo del campo. El 19 de septiembre de 1925 recibió la ordenación sacerdotal, incardinado en la Archidiócesis de Milán. Como primera labor pastoral, fue destinado al Oratorio masculino de la parroquia de Vedano Olona. El inicio de su ministerio sacerdotal estuvo marcado por todo tipo de pruebas, incluida la cárcel durante el régimen fascista: fue acusado injustamente de haber organizado un atentado. Tras cuatro meses de prisión fue absuelto y liberado. En 1929 el arzobispo metropolitano lo trasladó al santuario de la Virgen de los milagros de Saronno, donde se dedicó a la animación de la juventud. Allí, ensanchó su mirada al mundo entero, marcado por la soledad, la tristeza y el egoísmo, pues estaba convencido de que "urgía ayudarle a experimentar el amor de Dios". 

Se trataba de una gran intuición, aunque tuvo que esperar que el Señor le indicara cuál era el camino concreto que debía seguir. En particular, ante el mundo "paganizado" tuvo la intuición de ver en la caridad de los primeros cristianos el medio más apto para acercarse al hombre contemporáneo y anunciarle el Evangelio de Cristo. Los cristianos debían ser testigos del amor de Dios dentro de la sociedad misma, en la vida diaria y en la actividad profesional. "Cada uno de vosotros —decía— debe ser un artista de almas. Debemos reproducir la belleza de Jesús no en una tela, sino en las almas. Y el pincel del apostolado no debe caer nunca de nuestra mano". 

 En 1936 fue nombrado párroco de San Giovanni, en Lecco, donde destacó como "sacerdote según el corazón de Dios". Siempre estaba disponible para los pobres, los enfermos y los perseguidos injustamente.  Durante la segunda guerra mundial se esforzó en particular por ayudar a sus feligreses que estaban en el frente de batalla. En 1937 encontró el camino que el Señor le tenía preparado: fundar el instituto secular de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad. Primero creó la asociación "Nuestra Familia" para la asistencia socio-sanitaria, la instrucción y la formación de las personas discapacitadas y menos favorecidas, sobre todo niños, a fin de que pudieran luego insertarse en el difícil contexto social. Las Pequeñas Apóstoles de la Caridad siguen realizando ese apostolado. Están presentes en Italia, Sudán, Brasil, Ecuador; y colaboran también en China, Marruecos y Palestina. Sin embargo don Luigi Monza no pudo ver el desarrollo de su obra: murió, a causa de un infarto, el 29 de septiembre de 1954. Su celo en el ministerio parroquial, el esmero que ponía en la catequesis y la liturgia, la predicación fervorosa y concreta, y la cercanía a la gente pobre del barrio, hicieron de él un modelo de vida sacerdotal.
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 Fuente: Franciscanos.net    Nicolás de Forca Palena, Beato-Monje y Presbítero  
Martirologio Romano: En Roma, beato Nicolás de Furca Palena, presbítero de la Orden de San Jerónimo, fundador del monasterio de San Onofre, en la colina del Janículo, descansando ya centenario en el Señor (1449). Fecha de beatificación: El Papa Clemente XIV confirmó su culto el 27 de agosto de 1771. Nicolás vivió de la mitad del siglo XIV a la mitad del siglo XV; exponente del imponente movimiento de la Tercera Orden Franciscana que abarca desde los palacios reales hasta las casitas de los tejedores, asumiendo formas muy diversas de vida religiosa; la magnífica flexibilidad de la regla la hace apta para santificar todos los estados y todas las almas. 

Así tenemos a santa Brígida de Suecia, esposa modelo, madre de 8 hijos, que, después de haber peregrinado a los grandes santuarios, permanece en Roma, donde inicia una vida pobre, premiada con visiones, fundadora de una escuela de perfección. Santa Isabel, reina de Portugal, San Elzeario de Sabran y la Beata Delfina de Glandèves, quienes desde el trono irradian fulgores de santidad, San Conrado Confalonieri, que cuando la mujer se hace clarisa, parte como peregrino por Italia, y concluye su vida en el eremitorio de Noto en Sicilia en la oración y en la penitencia. San Roque de Montpellier, quien de rico, se hace pobre e itinerante por los caminos de Francia e Italia, dejando un heroico mensaje evangélico en momentos de luchas y pestes. En Forca Palena dei Peligni, pequeña región de la provincia de Chieti (Abruzos), nace Nicolás en 1349. Después de una sana educación entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, ejerció por un tiempo el ministerio de párroco en la diócesis de Sulmona. 

Después de la elección al Sumo Pontificado del sulmonés Inocencio VII, deseoso de una vida de mayor santidad, viajó a Roma, donde fue acogido por un grupo de ermitaños, que vivían la vida de la Tercera Orden Franciscana Regular, bajo la dirección de Fray Rinaldo del Piamonte. Su eremitorio estaba situado entre las termas de Nerón, en una torre, con casitas y huertecillo en la región de San Eustaquio, cerca de la iglesia de San Salvador. Su personalidad, sus eminentes dotes intelectuales y morales le atrajeron la estimación de todos los ermitaños, quienes a la muerte de Fray Rinaldo lo nombraron su sucesor, su maestro y padre. Entretanto habían crecido en número y fervor y de todas partes de Italia llegaban peticiones de nuevas fundaciones. Con algunos compañeros Nicolás se fue a Nápoles y entre la vieja iglesia de San Agnello y el actual hospital de los incurables, fundó un eremitorio, que se haría célebre por los numerosos ermitaños y por su santidad, y la bella iglesia de Santa María Mayor en Caponapoli. 

 En 1434 fue llamado a Florencia por el papa Eugenio IV, con el encargo de reformar algunos monasterios, entre ellos los de Ricorboli y de San Agustín en el Apenino, y fundar eremitorios de su congregación. Cumplido el mandato pontificio, regresó a Roma, y en el Monte Esquilino fundó el eremitorio y la iglesia de San Onofre, que luego sería célebre por haber hospedado al poeta Torcuato Tasso. Allí fijó su última residencia. Allí se encontró varias veces con el Beato Pedro Gambacorta de Pisa, quien venía a Roma para impetrar la aprobación de su Congregación de San Jerónimo cuyos ermitaños eran llamados Girolomini. Los dos santos se estimaban y se amaban con afecto fraternal. El 1 de octubre de 1449, a los 100 años de edad, Nicolás llegó a la patria celestial.
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Autor: P. Felipe Santos   Juan de Montmirail, Beato-Monje Cisterciense  Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Longpont, en Francia, beato Juan de Montmirail, que dejó su profesión de esclarecido caballero por la de humilde monje (1217). Etimología: Juan = Dios es misericordia. Viene de la lengua hebrea. Una persona cristiana es aquella que está llena de Dios y de su Espíritu. Y cuando esto sucede se siente querido por todo el mundo, y trabaja sin descanso por amor al Evangelio. Desde niño tuvo la suerte de recibir una educación hondamente cristiana. Su padre, que tenía gran influencia, lo colocó en la corte del rey Luis VII. El joven era de un espíritu alegre, vivaz, divertido, con valor tanto en el trabajo como en el juego. El rey de Francia, Felipe Augusto, lo nombró su consejero personal.

 Se casó con una joven de la alta nobleza. Desde este instante tan sólo pasaba por su cabeza la pasión de la gloria y de la fama. Se convirtió en el prototipo de la Edad Media.  Era un señor con dinero en abundancia, buena educación, liberal, guerrero...todo esto y más le hicieron brillar a gran altura entre sus contemporáneos. Pero se encontró con un religioso que fue su director espiritual. Poco a poco su forma de ser fue cambiando. Pasó del orgullo a la humildad. Lentamente iba dejando los placeres de la corte por los del espíritu. Salió para retirarse a sus propiedades en un primer momento; ya no escuchaba los consejos que le daba el rey y se pasaba grandes ratos en oración con los canónigos. Se hizo una pequeña cabaña para vivir en soledad, sin por eso descuidar sus deberes, entre los que figuraban en primer lugar la educación de sus seis hijos, la administración de sus tierras.  Después dejó sus bienes a su mujer y tomó el hábito de cisterciense en la abadía de Longpont. Su familia lo trató de loco, la corte lo rechazó y los mismos campesinos se reían de él. Había crucificado su vida con la de Cristo. Murió en el año 1217.
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Beato Darío Hernández Morató, presbítero y mártir

 n.: 1880 - †: 1936 - país: España canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001  hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003 En el Picadero de Paterna, igualmente en la provincia de Valencia, beato Darío Hernández Morató, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que ofreció su alma a Dios en la misma persecución religiosa.  Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936) Era natural de Buñol, provincia de Valencia, donde nació el 25 de octubre de 1880. Se traslada su familia a Valencia, y allí se educa Darío en el colegio de San José, de los PP. Jesuitas, siendo admitido en la Congregación Mariana. Con dieciséis años ingresa, el 28 de septiembre de 1896, en la Compañía de Jesús, donde hizo el noviciado y la profesión religiosa, siguiendo los estudios y ordenándose sacerdote. 

Sus últimos votos los emitió en 1915. Estuvo en Veruela, Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca, y por fin fue prepósito de la Casa Profesa de la Compañía en Valencia, y operario en la misma casa, sobresaliendo por su trabajo apostólico. Llegada la República y disuelta la Compañía, la comunidad se dividió en dos grupos o «caetus», a los que el P. Hernández dirigió y apoyó con toda diligencia, dedicándose como sacerdote principalmente al ministerio del confesionario y la dirección espiritual.  Tras el 18 de julio de 1936 pasó de un refugio a otro porque era expresamente buscado, hasta que a comienzos de septiembre fue encarcelado. Procuró dar ánimo y consolar a los demás sacerdotes presos con él. El 29 de septiembre de 1936 fue llevado al Picadero de Paterna y allí fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.  fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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San Juan de Dukla (1414-1484) 
Texto de L’Osservatore Romano
 Sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores, primero Conventual y luego Observante o Bernardino. Nació alrededor del año 1414 en Dukla (Polonia), cerca de las fronteras de Eslovaquia y de Ucrania. Después de una breve experiencia de vida eremítica, ingresó en la Custodia de los Frailes Menores de Rusia (Rutenio). Ordenado sacerdote, se dedicó a la predicación y al servicio pastoral en los vastos territorios de las actuales repúblicas de Ucrania, Moldavia y Bielorrusia. 

  Fue guardián de varios conventos, entre ellos el de Krosno, y gobernó la custodia de Leópoli. Perdió la vista varios años antes de morir. Falleció el 29 de septiembre de 1484 en Leópoli (hoy, Lvov, Ucrania), recitando los salmos penitenciales con sus hermanos. Tras su muerte, su fama de santidad se convirtió muy pronto en culto público en toda la región. Su tumba se encuentra en el convento franciscano de su ciudad natal, Dukla. Clemente XII confirmó su culto inmemorial el 21 de enero de 1733, y lo proclamó copatrono principal del reino de Polonia y del gran ducado de Lituania el 5 de septiembre de 1739. El proceso de canonización se interrumpió con la repartición de Polonia, y se reanudó en 1945. Juan Pablo II lo canonizó en Krosno (Polonia) el 10 de junio de 1997. 
  * * * * * 
 Del discurso de Juan Pablo II en la iglesia franciscana de Dukla (9-VI-1997) Saludo de todo corazón a los padres Bernardinos [Franciscanos Observantes], custodios fieles de este lugar. Vosotros conserváis con cariño las reliquias de vuestro excelente hermano Juan... ¡Qué cercano me parece el beato Juan en este templo donde se conservan sus reliquias! Tenía muchos deseos de venir aquí, para escuchar, en el silencio del convento, la voz de su corazón y, junto con vosotros, ahondar en el misterio de su vida y de su santidad. Fue una vida totalmente entregada a Dios. Comenzó en el eremitorio cercano. Allí, en el silencio y en medio de luchas espirituales, «Dios lo conquistó», de forma que desde ese momento permanecieron unidos hasta el final.  Entre estos montes aprendió a orar con intensidad y a vivir los misterios de Dios. Lentamente se consolidó su fe y se fortaleció su amor, para producir más tarde frutos de salvación, ya no en la soledad, en el eremitorio, sino dentro de las paredes del convento de los Franciscanos Conventuales y, luego, de los Bernardinos o Franciscanos Observantes, donde pasó el último período de su vida. El beato Juan se ganó la fama de sabio predicador y de celoso confesor. Acudían a él en gran número las personas sedientas de sana doctrina de Dios, para escuchar sus predicaciones o para buscar consuelo y consejo en el confesonario. Se hizo famoso como guía de almas y prudente consejero de muchos. Los textos dicen que, a pesar de la vejez y de la pérdida de la vista, seguía trabajando, pedía que le leyeran las predicaciones, con tal de poder continuar. Iba a tientas al confesonario, para poder convertir a las almas y llevarlas a Dios. 

 La santidad del beato Juan brotaba de su profunda fe. Toda su vida y su impulso apostólico, así como su amor a la oración y a la Iglesia, se basaban en la fe, que era para él una fuerza, gracias a la cual sabía rechazar todo lo material y temporal, para dedicarse a lo que era de Dios y espiritual.
 [L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 27-VI-97]  * * * * 

 De la homilía de Juan Pablo II en la misa de canonización (10-VI-1997) 
 Doy gracias a Dios porque la canonización del beato Juan de Dukla puede realizarse en su patria. Su nombre y la gloria de su santidad han quedado unidos para siempre a Dukla, ciudad pequeña, aunque antigua, situada al pie del monte Cergowa y de la cadena del Besckid central. Conozco muy bien, desde hace mucho, estos montes y esta ciudad. Con frecuencia venía acá o iba hacia los Bieszczady, o, en dirección contraria, desde los Bieszczady, pasando el Beskid bajo, hasta Krynica. Pude conocer a la gente del lugar, amable y hospitalaria, aunque a veces extrañada ante la vista del grupo de jóvenes que paseaban por sus montes con pesadas mochilas. Me alegra haber tenido la oportunidad de volver acá, de haber podido proclamar santo de la Iglesia católica, en estos hermosos montes y al pie de este monte Cergowa, a vuestro compatriota y paisano. Juan de Dukla es uno de los muchos santos y beatos que crecieron en tierra polaca durante los siglos XIV y XV. 

 Todos estaban relacionados con la Cracovia real. Los atraía la facultad de teología de Cracovia, que surgió por obra de la reina Eduvigis hacia el final del siglo XIV. Animaban la ciudad universitaria con el ardor de su juventud y de su santidad, y desde allí se dirigían al este. Sus caminos llevaban ante todo a Lvov, como en el caso de Juan de Dukla, que pasó la mayor parte de su vida en esa gran ciudad, unida a Polonia por vínculos muy estrechos, especialmente desde los tiempos de Casimiro el Grande. San Juan de Dukla es el patrono de la ciudad de Lvov y de todo el territorio circundante. Mientras realizamos hoy la canonización de Juan de Dukla, debemos fijar nuestra mirada en la vocación de este hijo espiritual de san Francisco y en su misión en un marco histórico más amplio. Polonia ya había recibido el cristianismo cuatro siglos antes. Habían pasado casi cuatrocientos años desde que actuó en Polonia san Adalberto. Los siglos sucesivos habían quedado marcados por el martirio de san Estanislao, por el ulterior progreso de la evangelización y por el desarrollo de la Iglesia en nuestra tierra. En gran medida, todo ello estaba relacionado con la actividad de los benedictinos. 

En el siglo XIII llegaron a Polonia los hijos de san Francisco de Asís. El movimiento franciscano encontró en nuestra patria el terreno preparado. Fructificó también con gran número de beatos y santos, los cuales, siguiendo el ejemplo del Poverello de Asís, animaron el cristianismo polaco con el espíritu de pobreza y amor fraterno. A la tradición de pobreza evangélica y de sencillez de vida unían el conocimiento y la sabiduría, lo cual a su vez influyó en el trabajo pastoral. Se puede decir que habían tomado en serio las palabras de la segunda carta a Timoteo, que hemos escuchado en la segunda lectura de hoy: «Te conjuro, en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su manifestación y por su Reino: Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina» (2 Tm 4,1-2). Esta sana doctrina, indispensable ya en tiempos de san Pablo, lo era también en el período en que vivió y actuó Juan de Dukla. También en ese tiempo había quienes no soportaban la sana doctrina, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se hacían con un montón de maestros, apartaban los oídos de la verdad y se volvían a las fábulas (cf. 2 Tm 4,3-4).  Las mismas dificultades existen también hoy. 

Así pues, aceptemos las palabras de san Pablo como si nos las dirigiera a nosotros mediante la vida de san Juan de Dukla; como si nos las dirigiera a todos y a cada uno, en particular a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas: «Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio» (2 Tm 4,5). «Uno solo es vuestro Maestro, Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor, pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado» (Mt 23, 10-12). Precisamente ese fue el programa evangélico que san Juan de Dukla realizó en su vida. Es un programa cristocéntrico. Jesucristo era para él el único Maestro. Imitando sin reservas el ejemplo de su Maestro y Señor, por encima de todo deseaba servir. Aquí radica el evangelio de la sabiduría, del amor y de la paz. Él realizó este evangelio en toda su vida. Y hoy esta obra evangélica de Juan de Dukla ha alcanzado la gloria de los altares. En su tierra natal es proclamado santo de la Iglesia universal. Su canonización se encuentra en el camino por donde avanza toda la Iglesia, en el camino que lleva a la meta del segundo milenio del nacimiento de Cristo.  
[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 27-VI-97]
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SAN MAURICIO DE CARNOET, Abad
Este santo monje, a quien se venera en la orden cisterciense y en la región de Cornouailles, nació en Loudéac, en Bretaña. Aunque sus padres eran personas modestas, consiguieron darle una buena educación. Mauricio era un hombre muy capaz, y ante él se abría una brillante carrera, pero, sabedor de que el mundo está lleno de peligros para los hombres cultos y brillantes, prefirió hacerse monje en la abadía cisterciense de Langonnet, en Bretaña. La reforma cisterciense se hallaba entonces en todo su apogeo y Mauricio, quien tenía entonces veinticinco años, se entregó tan apasionadamente a la conquista de la perfección, que dejó atrás a todos sus compañeros. 

Según se dice, fue elegido abad apenas tres años después de hacer su profesión.  Su fama de prudencia y sabiduría se extendió pronto más allá de los muros del monasterio. Por consejo de San Mauricio, el duque de Conán IV fundó un nuevo monasterio cisterciense en el bosque de Carnoët para abrirlo al cultivo, cosa que concordaba perfectamente con la tradición cisterciense. Mauricio, que fue el primer abad de dicho monasterio, lo gobernó hasta su muerte, ocurrida cerca de quince años después, el 29 de septiembre de 1191. El culto del santo en la orden cisterciense y en las diócesis de Quimper, Vannes y Saint-Brieuc, data de muy antiguo. El Papa Clemente XI autorizó a los cistercienses a tributarle culto litúrgico, cosa que ya se hacía en las diócesis mencionadas.
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  San Quiríaco, eremita n.: c. 449 - †: 557 - país: Israel  otras formas del nombre: Ciríaco canonización: pre-congregación  hagiografía: Santi e Beati  En Palestina, san Quiríaco, anacoreta, de vida austerísima, que habitó en cuevas hasta casi nonagenario y fue ejemplo de anacoretas y defensor de la verdadera fe contra los errores de los origenistas. Nació en Corintio el 9 de enero del 449. Deseoso de perfección, se retiró a Palestina y recibió el hábito de san Eutimio, uno de los padres del monaquismo palestinense. Sin embargo, juzgándolo demasiado joven de edad, no pudo quedarse entre ellos. Quiriaco entonces se retiró entre los discípulos de san Gerásimo, que vivían a orillas del Jordán. Aquí transcurrieron nueve años de noviciado. 

A la muerte de sus dos maestros volvió a la «laura» de san Eutimio otros nueve años. En el curso de su larga existencia cambió varias veces de residencia monástica. En su tiempo, la vida en los monasterios se encontraba gravemente turbada por divisiones y contrastes sobre las doctrinas teológicas no aclaradas aun en los concilios. Quiriaco fue llamado a hacer frente con su autoridad a los monjes que sostenían las teorías origenistas. Su biógrafo, llamado Cirilo de Escitópolis, se acercó al monasterio de Susakim para hacerle una visita, y lo encontró en compañía de un gran león que vivía con él como si se tratara de un perro guardián. Murió en la gruta de San caritón a la edad de 108 años, a inicios del 557.  fuente: Santi e Beati 
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 Autor: Xavier Villalta Renato Goupil. Santo-Mártir

Martirologio Romano:
En Ossernenon, pasión de san Renato Goupil, mártir, que, médico y cooperador con san Isaac Jogues, fue asesinado a golpes de hacha por un nativo (1642)  Fecha de canonización: Fue canonizado por Pío XI el 29 de junio de 1930, junto con siete mártires del Canadá.  San René Goupil, nació en Anjou (Francia) el 15 de mayo de 1608 y murió el 29 de septiembre de 1642 en Ossernenon (cerca de Nueva York, E.E.U.U.). Es un Santo Mártir jesuita y primer mártir en EE.UU. Fue bautizado en St-Martin-du-Bois cerca a Angers, Francia el 15 de mayo de 1608. Trabajó como voluntario en hospitales de Quebec junto a los jesuitas, considerándosele un "donado" (persona que, previas fórmulas rituales, ha entrado por sirviente en una orden o congregación religiosa, y asiste en ella con cierta especie de hábito religioso, pero sin hacer profesión). En 1642 viajó a las misiones de los hurones.

 Estuvo trabajando en Nueva York con San Isaac Jogues. Fue capturado por los iroqueses y torturado. Los iroqueses habían desencadenado desde 1642 una guerra implacable, armados por los colonos holandeses establecidos en Nueva Amsterdam, la factoría de la desembocadura del río Hudson (más tarde Nueva York). Las tribus algonquinas y huronesas, aliadas de los franceses, padecieron un feroz ataque. Bajo la amenaza que se cernía, el padre Jogues se ofreció a llevar un mensaje a Quebec desde la misión de Santa María. La flotilla en que viajaba fue capturada por los iroqueses y el padre Jogues y el hermano Renato Goupil, que le acompañaba, quedaron prisioneros. Goupil perdió la vida el 29 de septiembre de 1642, a manos de un mohawk, furioso porque René ha hecho la señal de la cruz en la frente de su hijo, descarga con todas sus fuerzas, sobre la cabeza del jesuita, el tomahawk, o hacha de guerra. Esto ocurrió cerca de Aviesville, Nueva York. Es el patrón de los anestesistas.
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 Autor: . | Fuente: franciscanos.net Carlos de Blois, Beato Laico Duque de Bretaña

Martirologio Romano:
En Vannes, en el litoral de Bretaña Menor (Francia), beato Carlos de Blois, varón piadoso, manso y humilde, duque de Bretaña, que pese a su deseo de ingresar en la Orden de Hermanos Menores, se sintió obligado a defender el principado en contra de un adversario y, hombre constante en las desgracias, sufrió larga cárcel, siendo asesinado en una batalla, junto al Aubray. († 1364) 

 Fecha de beatificación: 14 de diciembre de 1904 fue aprobado su culto por el Papa San Pío X  Carlos de Blois, Duque de Bretaña, nació en 1320, hijo de Guido de Chatillon y de Margarita de Valois, hermana del rey de Francia Felipe VI. A sus dotes físicas e intelectuales unía profundas virtudes cristianas: piedad, humildad y espíritu de sacrificio. El 4 de junio de 1337 fue dado como esposo a Juana de Penthiève, sobrina del duque de Bretaña y su presunta heredera. Muerto Juan III de Bretaña el 30 de abril de 1341, Carlos, para defender los derechos de su esposa, tuvo que tomar las armas contra Juan de Monfort, hermanastro del difunto, que reivindicaba para sí el ducado. Esta lucha de sucesión, un capítulo de la guerra de los cien años, transformó a Bretaña en un campo de batalla, donde se enfrentaron Francia e Inglaterra, aliadas de los dos partidos contrarios. 

  Carlos, leal caballero, se impuso el deber de combatir, aunque su índole lo hubiera llevado más bien a una vida de contemplación y de oración. En efecto escribía más tarde: “Mejor hubiera sido si yo fuera Hermano Menor, porque el pueblo de Bretaña no puede tener paz a causa de nuestras luchas y sin embargo yo no puedo hacer nada sin el consejo de los barones”. De 1341 a 1347 la guerra le fue favorable ; en este período aportó para la iglesia de los franciscanos de Guingamp ornamentos suntuosos e hizo construir una capilla real dedicada al obispo San Luis de Anjou. En esta misma iglesia ingresó a la Tercera Orden Franciscana Seglar, esforzándose toda su vida en seguir la regla y espiritualidad franciscanas.  El 20 de junio de 1347 cayó prisionero en la batalla de la Roche‑ Derrien. Entonces padeció una prolongada y dolorosa prisión en Londres de 1348 a 1356. En aquellos años escribió la biografía de su Santo predilecto, San Ivo de Bretaña, cuya canonización había obtenido del Papa. Liberado de la prisión pudo gozar de una paz relativa. 

En 1363 volvió a surgir la guerra a pesar de los arbitrajes, y el 29 de septiembre de 1364 Carlos sucumbió en la batalla de Auray. Su cuerpo revestido de cilicio y del hábito franciscano fue inhumado en la iglesia de los franciscanos de Guingamp. De inmediato el pueblo lo veneró como santo : siete años después de su muerte, Juana de Penthiève hizo comenzar las diligencias para su canonización
Fecha de la muerte: 30/09/1936 
Fecha beatificación: 11/03/2001

 Pensamientos de Francesc Castelló A cada contrariedad, una sonrisa. No murmurar nunca, sino ver las cosos buenas ;¡Hay tantas maravillas a contemplar en la vida! Mirar el firmamento, los pájaros, los árboles y las plantas... En el apostolado no os tiente nunca ni la silla cómoda, ni la cosa fácil Sed personas de alpargata. Si has de corregir a alguien, hazlo a solas, con amor. Diles que aquel defecto puede tenerlo cualquiera, incluso yo mismo; pero que he podido librarme y he experimentado una gran alegría. Las almas hemos de ganarlas con esfuerzo y oración. Datos biográficos Francisco Castelló nace en Alicante, donde vive toda la familia por motivos laborales del padre, el día 10 de abril de 1914. Hijo de José y Teresa, Junio de 1914: muere en Alicante su padre José. Junio de 1914: llega a Lleida con su madre y sus dos hermanas, Teresina y María. 

Septiembre de 1922: se traslada a vivir a Juneda con sus hermanas y su madre, que ejerce de maestra en la escuela del pueblo. 4 de mayo de 1924: primera comunión en la iglesia de la Transfiguración del Señor de Juneda. 10 de marzo de 1929: muere en Juneda su madre Teresa. Los tres hermanos huérfanos se consagran espontáneamente a la Virgen. 1923-1930: alumno en el colegio de los Hermanos Maristas de Lleida. 1930-1933: estudios superiores en el Instituto Químico de Sarrià. 24-29 de marzo de 1932: realiza una tanda de Ejercicios Espirituales con el jesuíta P. Román Galán. 1932: entra en la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña (FEJOC). 1934: obtiene la licenciatura en Química en la Universidad de Oviedo. 1935: trabaja como ingeniero en la fábrica Cros de Lleida.  1 de julio de 1936: ingresa como soldado de complemento en el ejército. 20 de julio de 1936: detenido y encarcelado en el Castillo de Lleida por ser católico. 12 de septiembre de 1936: es trasladado de la cárcel del Castillo a la cárcel provincial. 29 de septiembre de 1936: el Tribunal Popular de Lleida en la Paeria le condena a muerte por declararse católico. Es fusilado a medianoche en las puertas del Cementerio de Lleida.
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Beato Jaime Mestre Iborra presbítero y mártir

n.: 1909 - †: 1936 - país: España
 canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001  hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.  En Gilet, cerca de la ciudad de Valencia, en España, beato Jaime Mestre Iborra, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que derramó su sangre por Cristo durante la persecución religiosa. El beato Santiago Mestre Iborra (es decir Jacobo o Jaime)) nació en Rafelbuñol, provincia de Valencia, el 10 de abril de 1909.  Ingresó al noviciado en 1924, en Ollería, también en Valencia, y fue ordenado sacerdote en Roma el 26 de marzo de 1932. Se doctoró en teología por la Universidad Gregoriana, y fue vice-director del Colegio Seráfico de Massamagrell. Era sencillo, obediente, devoto de la Ssma. Virgen, bondadoso y vivaz. Ayudó a poner a salvo a los seminaristas y se refugió en su pueblo de Rafelbuñol, donde el comité local lo puso a trabajar en obras públicas del pueblo. Detenidos sus compañeros de comunidad, intentó entregarse en lugar de ellos, y fue detenido el 26 de septiembre de 1936, y con ellos asesinado la noche entre el 28 y el 29, en el cementerio de Massamagrell, al grito de «Viva Cristo Rey». Fue beatificado el 11 de marzo de 2001.  fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
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 Autor: P. Felipe Santos    Alarico de Ufnau, Santo- Eremita 
Martirologio Romano: En la isla de Ufnau, del lago de Zurich, entre los helvecios (hoy Suiza), san Adelrico o Alarico, presbítero y eremita (s. X). Etimología: Alarico armonía. Viene de la lengua alemana. Hay personas que entran jóvenes en las congregaciones religiosas, San Alarico entró muy joven en la abadía de los Benedictinos de Eissieden, Suiza. Se cree que pertenecía a una familia noble e ilustre de los Buckhard. Antes de ser benedictino, había vivido como ermitaño. Después incluso, siendo muy joven, se iba de vez en cuando a esta vida solitaria a la isla de Ufnau, en el lago de Zurcí.  Una vez que volvía al monasterio, le encargaron que se hiciera cargo de la portería del monasterio. Había tres clases de porteros: los del coro, para avisar las horas de la oración a cada monje; el portero de los vinos para las comidas y cenas.

 Y por último estaba el portero que atendía con amor y exquisitez a los viajeros y huéspedes. No se sabe cuál de los tres fue el de Aalarico. Desde luego, no debería estar muy a gusto cuando pidió al abad que lo dejara irse para siempre a la isla de Ufnau. En ella, entre plegaria, penitencia, meditación de la Palabra de Dios y sus contemplaciones de la naturaleza, murió en el año 973. Escogió el amor de Dios manifestado en su creación divina. Jamás sufrió la tentación de la desilusión porque Dios habitaba en su bello corazón.
Martirologio Romano: En Mármara en Heraclea de Tracia, en la actual Turquía, san Eutiquio, obispo y mártir. s. II - III. Mártir junto a Plauto y Heracleas, en Heraclea de Tracia. Otros autores cambian Plauto por Ginés, y Heracleas por Sabino.