Santoral del 17 de Abril



INDICE

San SIMEÓN BAR SABBAS y 100 compañeros M. 341
San INOCENCIO DE TORTONA, M. 350
San ACACIO DE MELITENE
San WANDON
San ROBERTO DE LA-CHAISE-DIEU
San ROBERTO DE MOLESMES
Beato JACOBO DE CERQUETO
Beata CLARA GAMBACORTA
Beata MARIANA DE JESÚS NAVARRO DE GUEVARA
Beato ENRIQUE HEATH
Santa CATALINA TEKAKWITHA
OTROS SANTOS DEL DIA
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Santos: Landricio, abad; Elías, Pablo, Isidoro, Mapálico, Marciano, Fortunato, Hermógenes, mártires; Inocencio, Pantágato, obispos; Pedro, diácono; Esteban, Roberto, abades; Beato Everardo de Marchthal, Abad


SAN ANICETO,Papa y Mártir
El que me sirve, sígame; que donde yo estoy,
allí estará también el que me sirve,'
y a quien me sirviere, lo honrará mi Padre.
(Juan, 12, 26).


Aniceto, sirio de nacimiento, gobernó la Iglesia unos diez años, alrededor del 160. Combatió con celo las herejías de Valentino y de Marción y de tuvo, por su vigilancia, los estragos que causaban entre los fieles. Aunque no derramó materialmente su sangre por la fe, los sufrimientos que debió sufrir y los peligros a los que estuvo expuesto le han merecido el título de mártir.

MEDITACIÓN SOBRE LA HONRA QUE DEBEMOS A LOS SANTOS

I. Dios honra a sus servidores en la tierra y en el cielo. ¡Qué gloria es para los santos hacer milagros dando órdenes a la naturaleza, ver a los reyes y a los soberanos pontífices prosternados ante sus reliquias, y ver tantas iglesias y altares erigidos en su memoria! ¡Qué honor para ellos en el cielo ser servidores, hijos y favoritos de Dios! ¡Ah! Señor, ¡cuánta razón tenía David para exclamar: Tus amigos son demasiado honrados, oh Dios mío! Ambiciosos, he aquí honores inmortales que podéis y que debéis buscar.

II. Honra las reliquias y las imágenes de los santos, adorna sus altares y sus iglesias. Esta devoción es agradable a Dios y te será muy útil. Dios ha dado a los santos poder para curarte de muchas enfermedades, para socorrerte en tus aflicciones; invócalos, no han dejado de ser caritativos: son tus hermanos, padecieron los males que te hacen gemir. Y no carecen de poder: son los favoritos de Dios omnipotente.

III. Imitemos a los santos, es el mayor honor que podemos tributarles. Leamos sus vidas, y en cada una de ellas elijamos una virtud que podamos imitar. ¿A qué santo imitamos? ¿No hay alguno entre ellos que haya vivido en condiciones semejantes a las nuestras? Siguiendo su ejemplo, desapeguémonos de las comodidades de la vida, para go zar con ellos de las delicias eternas. Sacrifiquemos con gusto los bienes de la tierra para conservar los del cielo. (Tertuliano).

La devoción a los santos
Orad por la conversión de los herejes.

ORACIÓN

Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño, y protegedlo con protección constante por vuestro mártir y Sumo Pontífice Aniceto, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.



Martirologio Romano: En Persia, pasión de san Simeón Bar Sabas, obispo de Seleucia y Ctesifonte: arrestado y encadenado por orden del rey de Persia Saphor II por negarse adorar el sol y dar con libertad y firmeza testimonio de su fe en Jesucristo Señor, primero le dejaron pudrirse durante algun tiempo en una prisión junto a una muchedumbre de más de cien compañeros entre obispos, sacerdotes y clérigos de distintas ordenes; después, en el viernes de la Pasión del Señor, después de que todos fueran decapitados con la espada delante de los ojos de Simeón que exhortó a cada uno con coraje, fue el final, también él, decapitado.

Obispo de Seleucia-Ctesifonte, en tiempos del rey Shapor II. Cuando recibió el edicto de prohibición del cristianismo escribió al rey: "Cristo se ha libremente ofrecido a la muerte, para la salvación del mundo entero; ¿por qué tendré que temer yo de dar la vida por el pueblo, por la salvación de quiénes he dedicado mi trabajo?". Fue apresado y conducido a Susa y Ledan, delante del rey, que le dijo: "-Sigue mi consejo, adora al Sol y este acto te hará del bien a ti y a tu pueblo. - No puedo adorar al sol, tu mismo vales más que el sol, porque estás dotado de una inteligencia y de un alma que el sol no tiene. - Si tu adoras al sol, yo perdonaré tu locura por haber adorado un hombre muerto sobre un árbol ignominioso. - El sol se oscureció al morir Jesucristo, su Creador y Señor".
El rey quiso intimidarle y le amenazó con la tortura y contestó Simeón: "Si quieres desfigurar mi cuerpo, habrá alguien que lo repare, que lo resucitará y dará esplendor, y esta es mi belleza que El ha creado y que ahora es despreciable comparada con aquella futura". Conducido a prisión oró: "¡Oh! Jesús, escúchame, aunque sea indigno. Y que todos sepamos que Simón ha obedecido a su Señor hasta el sacrificio de su vida". Murió decapitado en Persia, con un grupo de más de cien cristianos, formado por obispos, presbíteros y clérigos. Entre ellos se encuentra: Abdecalás, Guhistazad. Sus Actas son auténticas.
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Martirologio Romano: En Tortona, de la Liguria, san Inocencio, obispo.

En lo que hoy se llama el valle de Sant’Innocezo, a pocos kms de Tortona junto a Rocca Grue, surgían, al inicio del siglo IV, algunas villas, a lo largo del río “Coluber” el actual torrente Grue, pertenecientes a nobles familias patricias tortonesas. Una de estas, villa Floriaca, pertenecía a la familia cristiana de los Quinzio y era un lugar habitual para la oración y refugio durante las persecuciones, gracias a la alta posición de sus propietarios, quizás pertenecientes a la clase senatorial, y la tácita complacencia de los prefectos romanos de Dertona (hoy Tortona). Quinzio con su mujer Innocenza, noble dama de Lucca, y su hijo Inocencio, fueron protectores de los cristianos tortoneses, hasta que en la última y tremenda persecución decretada por Diocleciano, también ellos sucumbieron.
El obispo de Dertona Julián y su diácono Mayodoro, fueron arrestados en la villa Floriana; Julián fue decapitado y Mayodoro consiguió esconderse, mientras Inocencio, con 20 años, fue encarcelado y los bienes de su familia confiscados: corría el año 303 y la Iglesia tortonesa fue disuelta desde los fundamentos, como jamás había sucedido desde su fundación y la sucesión de obispos se interrumpió durante 15 años. Con la paz de Constantino y el fin de las persecuciones en el 313, los cristianos levantaron la cabeza y a Dertona regresó el obispo en la persona del diácono Mayodoro, ordenado por el obispo de Milán san Materno en el 318.

Durante este tiempo Inocencio marchó a Roma para obtener del Emperador los bienes paternos confiscados durante la persecución y obtuvo para su causa el apoyo del papa san Silvestre, que lo ordenó diácono reteniéndolo algunos años consigo y después lo envió a Tortona como obispo, después de consagrarlo personalmente en el 325. Noble, rodeado de la aureola del martirio, acompañado de la bendición del Papa y de la protección del Emperador, Inocencio regresó a su tierra natal, inaugurando una nueva primavera para la Iglesia tortonesa. Se prodigó por confirmar en la fe a los cristianos y para convertir a los paganos. Reorganizó a los fieles de la ciudad y del campo dio por primera ver en la historia una definitiva fisonomía territorial a la diócesis. Después de haber donado sus bienes familiares a la diócesis, se preocupó de instalar en Tortona monumentos de la fe cristiana, que finalmente podía salir con dignidad a la luz del sol; edificó una gran basílica sobre la colina que dominaba la ciudad, dedicada a santos Sixto y Lorenzo como homenaje a los mártires de la Iglesia romana. Luego edificó la iglesia de los Doce Apóstoles, la de San Estebán.
Edificó el baptisterio y la iglesia de Santa María. Donde estaba la sinagoga, que hizo demoler, construyó la catedral.
Inocencio tenía una hermana, que tomó, según costumbre de la época, el mismo nombre que su madre: Inocencia; deseosa de consagrarse al Señor, vivió en oración y caridad junto a su hermano. Inocencio construyó para ella un palacio; a Inocencia se le unieron otras mujeres que tenían los mismos ideales y que formaron el núcleo de lo que, algunos siglos después, cuando la vida religiosa se había reafirmado y organizado en la Iglesia, el monasterio de Santa Eufemia.
La gloria más grande atribuída a Inocencio por la tradición tortonesa es el hallazgo milagroso del cuerpo del primer obispo y mártir de Tortona: san Marciano. Lleno de alegría, Inocencio sustituyó la primitiva tumba por una grandiosa basílica, que después será la importante abadía de San Marciano. Inocencio murió después de gobernar su diócesis durante 28 años y dejarla grande y floreciente, fecunda en santidad y firme en la fe, hasta tal punto que su sucesor, Exuperancio, fue uno de los más enconados enemigos de la herejía arriana, junto con san Ambrosio y san Eusebio.
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Martirologio Romano: En Melitene, en Armenia, san Acacio, obispo, que intervino en el Concilio de Efeso contra Nestorio para defender la fe católica, y después fue depuesto injustamente de su sede.

Nació en Melitene, Armenia, en el seno de una rica familia y fue educado por insignes maestros y literatos, el obispo Otrea lo nombró preceptor de san Eutimio, el que luego será autor de su “passio”. Antes del Concilio Ecuménico de Éfeso (431), del que formó parte militando entre los antinestorianos, fue nombrado obispo de Melitene. Acacio era amigo de Nestorio, pero era evidente que sus posiciones eran totalmente ortodoxas.
Acacio fue elegido, junto con otros siete, para exponer ante el emperador Teodosio II las quejas de los antioqueños, pero sus compañeros no dudaron en contar al emperador otras acusaciones contra Acacio. Esto fue porque eran nestorianos o habían participado en la consagración de Nestorio a la sede de Constantinopla, además Juan de Antioquía depuso a Acacio de su sede. Este último al final se reconcilió con san Cirilo de Alejandría, pero Acacio mantuvo una posición intransigente.
Hacia el 435, el ex obispo de Melitene se lamentaba que todavía sobreviviera la herejía nestoriana, oficialmente superada y decidió combatir a Teodoro de Mopsuestia, apoyando a Rabbula de Edessa, enviando cartas a los obispos de Armenia acerca de la conducta que debían contemplar. Parece que nuestro santo no participó en las disputas monofisitas. En el 449 el concilio de Melitene Acacio fue conmemorado como “nuestro padre y nuestro doctor”.
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Abadía de Fontenelle

Nativo de la región de Vimeu en Francia; desde niño fue educado en la abadía de Saint-Wandrille en Fontenelle; como diácono acompañó a Frisia (690) a san Wulfrano, el ex obispo de Sens, que se había retirado a Fontenelle; la misión tuvo poco éxito, pero Wando tuvo la ocasión de hacer un milagro, expulsó al diablo que buscaba desviar la barca donde estaban, hacia las paludes de Frisia, antigua región entre Alemania y Holanda.

De regreso, después de esta experiencia misionera, a Fontenelle, profesó en el 696, viviendo durante 20 años en el silencio de la abadía. Hacia el 714 estuvo mezclado, a su pesar, en los sucesos políticos que siguieron tras la muerte de Pipino de Heristal, por las luchas intestinas entre el “maestro de palacio” de Austrasia, Raginfredo y Carlos Martell; en el 716 por orden de Raginfredo fue depuesto el abad Benigno y Wando fue nombrado en su lugar, que en el 719, después de la victoria de Carlos Martell, a su vez fue reintegrado Benigno y depuesto Wando que fue enviado al exilio al monasterio de San Servacio de Maastricht donde estuvo durante 28 años. Pero... de nuevo en su vida la política apareció... subió al trono Pipino el Breve (714-768) hijo de Carlos Martell, en el 747, llamaron a Wando, de avanzada edad, para que fuera abada de la abadía de Fontenelle.

Dejó la dirección espiritual al prior Anstrulfo y se dedicó a las obras asistenciales y a los libros, enriqueció de modo considerable la biblioteca y el tesoro litúrgico de la abadía; construyó una iglesia para honrar las reliquias de san Servacio, que había llevado del exilio de Maastricht y que consagró en el 752; en este período acogió en Fontenelle a Teodorico, el último rey merovingio, depuesto por Pipino. El santo abad concluyó su atormentada existencia ciego y lleno de méritos.
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Martirologio Romano: En el monasterio de Chaise-Dieu, de la Alvernia, en Francia, san Roberto, abad, que, habiéndose retirado a este lugar para vivir como solitario, se le juntaron muchos hermanos, y con su predicación y ejemplo de vida reunió a un buen número de ellos.

Era hijo de una noble mujer de la familia de los Turlandia, que vio a luz en un bosque de Auvernia, ya que no tuvo tiempo de llegar al castillo. Muy joven fue ordenado sacerdote y nombrado canónigo de la iglesia de San Julián en Brioude. Una de sus virtudes fue la caridad hacia los enfermos, a los que abrió un hospicio en el que la asistencia sanitaria y humana era puntual y constante.

Roberto quiso ser monje, y se marchó a Cluny, pero los habitantes de Brioude se lo impidieron y tuvo que regresar con ellos. Marchó a Roma, y sobre la tumba de los apóstoles oró para saber cuál era la voluntad de Dios.
A su regreso encontró a un soldado, llamado Esteban, que le preguntó cual era el camino mejor para una vida de penitencia: "Deja todo y ponte al servicio del Señor" le dijo Roberto. - "Lo haría gustoso, sólo si este sacrificio lo pudiera compartir contigo", le contestó Esteban. Este era el signo divino que esperaba; confió a Esteban sus aspiraciones y decidieron retirarse a un lugar solitario, el bosque de Livradois, bajo la protección de María. Se unió a ellos otro soldado llamado Dalmacio, y los tres se establecieron en las ruinas de una iglesia; así nacía la abadía benedictina de Chaise-Dieu, donde Roberto fue abad. Este monasterio fue uno de los más importantes de la Edad Media junto con Chartres y Cluny, pero que unía la vida apostólica a la vida contemplativa. Murió en su monasterio cuando su obra estaba en plena expansión: la Chaise-Dieu contaba con siete abadías masculinas, un monasterio femenino y otras comunidades más reducidas.
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Martirologio Romano: En el monasterio de Molesmes, en Francia, san Roberto, abad, el cual, deseoso de una vida monástica más sencilla y más estricta, ya fundador de monasterios y superior esforzado, ya director de ermitaños y restaurador eximio de la disciplina monástica, fundó el monasterio de Cister, que rigió como primer abad, y llamado de nuevo como abad a Molesmes, allí descansó en paz.

Nació en Troyes en Champagne, en el seno de una familia de la nobleza local. Se hizo monje a los 15 años, en la abadía benedctina de Moutier-la-Celle; después de haber terminado el noviciado fue elegido prior en 1053. Estimado por sus virtudes fue elegido abad de la abadía cluniacense Saint-Michel en Tonnerre. Triunfó desde el primer momento. Fue extraordinario en su forma de enseñar a sus discípulos. Insatisfecho por la observancia de los monjes dejó este monasterio y volvió a su antigua abadía. Permaneció muy poco tiempo, porque fue nombrado prior por los monjes de Saint-Ayoul, depediente de Moutier-la-Celle.
En 1074 fue nombrado superior de un grupo de ermitaños en el bosque de Collan y en el 1075, se trasladó con esta pequeña comunidad a Molesmes; pero en la medida que ésta crecía, se sentía siempre menos satisfecho de esa vida, y así se trasladó al eremitorio de Or.

Fue llamado a Molesmes, pero con el correr del tiempo, las tensiones en la comunidad de Molesmes entre monjes que querían «adherirse de un modo más estricto a los preceptos de nuestro Padre San Benito» y otros que defendían los valores de las tradiciones que ya vivían fueron creciendo. La lucha entre los «innovadores» y los «tradicionalistas» continuó. Sin duda, ante el poco entusiasmo del obispo local por cambiar la situación de Molesmes, los «reformadores» intentaron una entrevista con Hugo de Die, el reformador, arzobispo de Lyon y legado del Papa Urbano II.
Finalmente, con el consentimiento del legado Papal, en 1098 junto con santos Esteban Harding y Alberico, en el bosque de Citeaux, un monasterio y así iniciaron la reforma del Cister en el 1109, donde vivían la regla de san Benito en soledad, sencillez y pobreza absolutas, procurandose lo necesario para vivir con el propio trabajo. En los documentos más antiguos, la fundación se llama sencillamente «Nuevo Monasterio». El cambio por «Císter» sólo tuvo lugar con la expansión de la Orden, tal vez hacia 1119.

Pero fue llamado de nuevo a Molesmes por sus antiguos monjes, que apelaron a Roma, murió siendo abad de este monasterio obedeciendo los deseos del Papa.
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Martirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, beato Santiago de Cerqueto, presbítero de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que dio ejemplo asumiendo con alegría la enfermedad que le aquejaba.

Nació en el pueblo de Cerqueto, perteneciente al ayuntamiento de Marsciano en Umbría (Perugia, Italia.) en el seno de la familia Cinti. Hacia el año 1284, ingresó en los Ermitaños de San Agustín en Perugia, Umbría. Sobresalió por su obediencia, paciencia y espíritu de piedad. Se nos ha transmitido que fue un religioso de “observancia regular, rigurosa abstinencia, oración asidua, esmerada virginidad”.

Los historiadores de la Orden agustina le atribuyen, entre otros muchos, un gran milagro: Estaba un día en Misa, cuando el croar de las ranas de un estanque cercano a la iglesia, distrajo la quietud y la devoción de los frailes, entonces el superior le ordenó que hiciera callar a las ranas. Nuestro beato, hizo un gran signo de la cruz, ordenando callar a las ranas y... estas enmudecieron.

Fue ejemplo para todos en su alegre aceptación del sufrimiento por la enfermedad que le aquejaba. Fue uno de los numerosos agustinos que en el primer siglo de existencia de la Orden vivieron el ideal cristiano con entusiasmo y extrema coherencia. Murió en Perugia, mientras estaba orando delante del altar de María.
El culto “ab immemorabili” fue aprobado por el papa León XIII en 1895. En 1956, su cuerpo fue trasladado a Cerqueto. En el nuevo misal agustino del 2012 su memoria se celebra el 31 de octubre, mientras que la Iglesia Universal lo recuerda el 17 de abril.
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Martirologio Romano: En Pisa, de la Toscana, beata Clara Gambacorta, que, al perder aún muy joven a su esposo, aconsejada por santa Catalina de Siena fundó el monasterio de santo Domingo bajo una austera Regla y dirigió con prudencia y caridad a las hermanas, distinguiéndose por haber perdonado al asesino de su padre y de sus hermanos.

Se llamaba Teodora y había nacido en Pisa; era hija de Pietro de Gambacorta, gobernador de Pisa. Desde muy joven fue dada en matrimonio a Simone, señor de Mesa; enviudó a los 15 años por la muerte violenta de su marido, y volvió a su casa, quisieron esposarla de nuevo; pero esta vez se negó, gracias al ejemplo y a la correspondencia que mantenía con santa Catalina de Siena.
Se cortó el pelo, abandonó todo, y entró en las clarisas de Pisa; pero su padre y hermanos la raptaron del convento y la mantuvieron encerrada, hasta que un prelado español y santa Catalina de Siena, consiguieron el consentimiento de su padre. Entonces se hizo dominica en el monasterio de Santa Cruz. Cuatro años más tarde, salió con otras cuatro compañeras para fundar el monasterio reformado de Santo Domingo en Pisa donde fue priora, hasta su muerte.

Toda su vida fue una mujer ejemplar que mantuvo contactos con importantes personajes de su tiempo. Reformó el convento en un retiro realmente espiritual, aunque tuvo grandes dificultades financieras; también facilitó la amplia formación cultural de sus religiosas. Los maestros dominicos de Pisa, recogieron su reforma y entre ellos destacan: san Antonino Pierozzi y san Lorenzo de Ripafratta. Sus cartas transpiran la misma espiritualidad de santa Catalina de Siena.
La beata sufrió mucho hacia el fin de su vida. Recostada en su lecho de muerte, con los brazos extendidos, murmuraba: «Jesús mío, heme aquí en la cruz». Poco antes de morir, una radiante sonrisa iluminó su rostro, y la beata bendijo a sus hijas presentes y ausentes. Tenía, al morir, cincuenta y siete años; era el 17 de abril de 1429. Su culto fue confirmado en 1830.
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Martirologio Romano: En Madrid en España, beata Mariana de Jesús Navarro de Guevara, virgen, que superadas las dificultades con su padre, vistió el hábito de la Orden de Santa María de la Merced, ofreciendo oraciones y penitencias por los pobres y los oprimidos.

La "azucena de Madrid". Mariana Navarro de Guevara nació en Madrid, en el seno de una familia acomodada. Su madre murió cuando ella tenía nueve años, y tuvo que cuidarse del cuidado de sus numerosos hermanos. Fue niña de la Corte, y como tal vestía con elegancia. Tuvo un novio cuando contaba cerca de 22 años, Pedro de Urbina, pero cortó las relaciones un año después, porque decidió consagrarse a Dios para siempre. Como la Corte se trasladó a Valladolid, ella fijó allí su residencia. Al volver a su casa, ya separada de sus hermanos, vivió con una criada, Catalina de Cristo, que le hizo la vida imposible.

Se dirigió a los mercedario de Madrid, y vivió en la recoleta junto al convento de Santa Bárbara, que empezaba a construirse, en un "aposentillo" humilde durante cuatro años (1606-1610). Luego tuvo que abandonarlo y "pasó a vivir en un portalejo" como "mendiga del Señor". Desde 1612 logró, con limosnas que le construyeran una casita junto a los Recoletos, donde vivió hasta 1620. Pero en 1613, había tomado el hábito de la Merced como terciaria, y al año siguiente hizo su profesión, con el permiso de vestir el hábito, pero ella lo hizo sólo privadamente, porque fue consciente que su salud no le permitía ser monja.

Tuvo enfermedades desde los 33 años, y todas las soportó pacientemente. Tuvo dos amores: Jesús Sacramentado y la Virgen de la Merced. Por su casa pasaban enfermos y pobres, a los que ayudó con todo lo que tenía. Fue recibida en la corte de Felipe IV, e incluso fue madrina de bautismo del VII duque de Alba. Los ricos la ayudaban, y ella ayudaba a los pobres. Su humildad fue proverbial, y pedía limosna en una borriquilla por todo Madrid. Tuvo influencia en la canonización de san Isidro Labrador (1622). Murió en Madrid y su cuerpo permanece incorrupto en el convento mercedario de la calle de don Juan de Alarcón. Es copatrona de Madrid.
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Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato Enrique Heath, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que bajo el rey Carlos I, por la sola razón de su sacerdocio, fue entregado al verdugo en Tyburn.

Nacido en Peterborouyh en el seno de una familia protestante y él mismo fue ministro del culto; una fulgurante conversión lo llevó al catolicismo: su conversión tuvo lugar cuando, siendo bibliotecario de su colegio en Cambridge, pudo leer libros referentes a la controversia anglicano-católica y llegó a la convicción de que la verdad estaba de parte del catolicismo. Marchó a Douai y comenzó a prepararse al sacerdocio, y entonces sintió la vocación religiosa y entró en el convento que los franciscanos ingleses tenian en aquella ciudad. Profesó con el nombre de fray Pablo de Santa Magdalena, y se ordenó sacerdote en 1624. Llevó una vida austera, penitente, entregado a la predicación. Su Orden lo empleó como profesor, como guardián del convento y como provincial de Flandes.

Cuando en 1641, se produjeron numerosos martirios en Inglaterra, él se sintió llamado a pedir se le enviara a la isla a continuar el trabajo de los mártires. Los superiores se lo pensaron mucho pero finalmente accedieron. Desembarcó en Inglaterra en 1643 disfrazado de marinero, pero su libertad le duró poco, pues fue localizado y el 7 de abril de 1642 fue arrestado. Encarcelado y llevado a juicio, reconoció su condición de sacerdote católico y su propósito de extender el catolicismo por el país, siendo entonces condenado a muerte y ejecutado en Londres el 17 de abril de 1643. Fue bárbaramente ahorcado y luego destrozado en Tyburn (Londres) durante el reinado de Carlos I. Beatificado el 22 de noviembre de 1987.
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Martirologio Romano: En Sault, de la provincia de Québec, en Canadá, santa Catalina Tekawitha, virgen, la cual, nacida entre los indígenas del lugar, recibió el bautismo el día de Pascua y ofreció a Dios su virginidad, que ya había conservado antes de convertirse, sufriendo muchas amenazas y vejaciones.

Hija de padre iroqués y madre algonquina pero cristiana, nació en el fuerte de Mohawk de Gandaouaugue en Ossernenon el estado de Nueva York. Pertenecía a la nación “Ho-dé-no-sau-nee” (la gente de las casas largas, Confederación Iroquesa de las Cinco Naciones). Se quedó huérfana a los cuatro años y sobrevivió a una epidemia de viruela que la dejó afectada la vista y desfigurada la cara, y por ello la llamaron “Tekakwitha” (aquella que se adelanta y pone algo ante sí). La recogió un tío suyo y ella desempeñó las tareas domésticas en su casa. Rechazó diferentes ofertas de matrimonio y habiendo conocido a los misioneros jesuitas franceses, fue educada por estos y bautizada en 1678 con el nombre de Catalina.

Perseguida por su tribu y su tío para que volviera a sus antiguos usos, huyó a la misión francesa de San Francisco Javier de Sault, Montreal, donde se manifestaron sus gracias místicas. Medio ciega, una pobre pielroja despreciada por el mundo colonial, fue enriquecida por el Señor con notables gracias extraordinarias. En 1679 hizo voto de virginidad y pasó el resto de su vida trabajando duramente, orando y viviendo la penitencia espiritual y corporal, renunciando a las tradiciones de su tribu, y se santificó en los sufrimientos, imitando a Jesucristo. Era asidua, puntual y ferviente en la oración comunitaria, sin descuidar su trabajo en la familia donde trabajaba. Escribió: “El estado de pobreza desvalida que puede recaer en mí si no me caso, no me asusta. Lo único que necesito es algo de alimento y unas pocas ropas”. Tras una dura enfermedad, murió edificando a todos a los 24 años de edad. Su fama de santidad se extendió entre la población india y entre los misioneros.


Santos Pedro y Hermógenes. s. III.
Martirologio Romano: En Melitene en la antigua Armenia, santos mártires Pedro, diácono, y Hermógenes, su siervo.




San Pantágato. (475-540).
Martirologio Romano: En Vienne, en Burgundia, san Pantagato o Panatágato, obispo.
Cortesano al servicio del rey Clodoveo; dejó la corte y se hizo sacerdote. Fue obispo de Vienne.





San Donnan de Eigg y 52 compañeros. M. c. 618.
Martirologio Romano: En la isla de Eigg en las Hébridas en Escocia, santo Donnan, abad, y cincuenta y dos compañeros monjes, ejecutados con el fuego y la espada por los piratas mientras celebraban la solemnidad de la Pascua.
Fue monje en Iona, durante el gobierno del abad san Columba. Abad fundador de un monasterio en la isla de Eigg, islas Hébridas (Escocia). Ellos utilizaban para su ganado los pastos de tierras pertenecientes a la reina del país. Informada de esta «invasión», la reina ordenó inmediatamente que fueran asesinados. Sus agentes, posiblemente una cuadrilla de piratas daneses, según algunos relatos, llegaron durante la celebración de la misa en la vigilia pascual. Las víctimas pidieron que se les dejara terminar la celebración, y luego san Donnan y sus cincuenta y dos compañeros se entregaron a la espada.

El historiador Reeves menciona once iglesias dedicadas a san Donnan; en la de Auchterless su báculo pastoral se conservó hasta la Reforma, y era considerado milagroso. La isla de Eigg permaneció católica hasta 1703 y la memoria de san Donnan se celebraba allí. Los bolandistas distinguían entre san Donnan, abad de Eigg y san Donnan de Auchterless, pero Reeves y otros están de acuerdo en que se trata del mismo santo.

San Landerico. s. VII.
Hijo mayor de santos Wadeltrudis y Vicente Madelgario. Renunció a su primogenitura, para hacerse religioso. Obispo de Meaux o Metz (641-650, aunque parece que este dato no es seguro, posiblemente haya sido un obispo regional. Cuando su padre murió renunció a su sede para ocupar su puesto como abad de Maubeuge y de Soignies.





Santos Elías, Pablo e Isidoro. M. 856.
Martirologio Romano: En Córdoba en Andalucía, en España, santos mártires Elías, anciano sacerdote, Pablo e Isidoro, monjes de joven edad, ejecutados durante la persecución de los moros por profesar la fe cristiana.

Elías era un presbítero de Córdoba (pero nacido en Lusitania (Portugal) que dirigía espiritualmente a dos jóvenes: Pablo e Isidoro que eran dos jóvenes mozárabes de Córdoba. Los tres eran monjes y durante la persecución de Abderramán II, decidieron presentarse ante los tribunales musulmanes y confesar su fe en Cristo... así lo hicieron y como consecuencia de ello murieron mártires en Córdoba sin un proceso judicial fueron decapitados y sus cadáveres empalados para aterrorizar a los cristianos. San Eulogio de Córdoba, testigo ocular nos ha dejado la historia de su martirio.
Hay que hacer una aclaración sobre los mártires de Córdoba y en otros lugares, desde el principio de las persecuciones muchos cristianos confesaban abiertamente su fe, presentándose en los tribunales y manifestando la verdad del mensaje cristiano frente a los dioses y profetas de las religiones locales, esto motivó la ejecución instantánea de estos cristianos y un endurecimiento de las leyes anticristianas, esta actitud de estos mártires “expontáneos” siempre fue criticada y sancionada por el magisterio de la Iglesia y de las iglesias locales y se dejó bien claro que el martirio no se “buscaba”; en el caso de Córdoba hubo muchos mártires “expontáneos” y fueron sancionados y criticados por el mismo san Eulogio y aunque en el caso de estos tres mártires pudiera parecer que “buscaron” su martirio, no fue así y hay muchos estudios sobre el tema que así lo demuestra.

Rodolfo de Berna. Beato. M. 1294.
Según la "Berner Chronik", en 1294, algunos judíos de Berna, secuestraron a un niño cristiano y para parodiar la pasión de Cristo, lo crucificaron dejándolo morir en la cruz. Aunque el delito fue escondido por sus autores, el crimen pronto fue descubierto (aunque la responsabilidad de los judíos en el martirio no ha estado probada, en aquellos tiempos la comunidad hebraica estaba asociada a los infanticidios rituales).
El niño fue considerado mártir por el Consejo de la ciudad y por el clero local, y enterrado con gran honor en la catedral de Berna, cercano al altar de la Santa Cruz. Pronto este altar fue llamado por el pueblo “altar de San Rodolfo”. En 1528, después del saqueo de los calvinistas, las reliquias de san Rodolfo, fueron extraídas de su caja y enterradas, sin ningún respeto, y no han vuelto a ser encontradas. Actualmente no goza de ningún culto.
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