Santoral del 18 de Abril


INDICE

SAN URSMARO (¿645?-713).
Santa ANTUSA DE CONSTANTINOPLA. (750 - 801)
San PERFECTO DE CÓRDOBA. M. 850.
Santa ATANASIA DE EGINA. M. 866
San GALDINO DE MILÁN. (1100-1176)
Beato ANDRÉS DE MONTEREALE. (c. 1402/04 - 1480)
Beato ANDRÉS HIBERNÓN. (1534-1602)
Beata MARÍA DE LA ENCARNACIÓN AVRILLOT. (1566-1618).
Beato LUCAS PASSI. (1789-1866)
Beata SABINA PETRILLI. (1851-1923)
OTROS SANTOS DEL DIA
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Santos: Landricio, abad; Elías, Pablo, Isidoro, Mapálico, Marciano, Fortunato, Hermógenes, mártires; Inocencio, Pantágato, obispos; Pedro, diácono; Esteban, Roberto, abades; Beato Everardo de Marchthal, Abad


SAN PERFECTO DE CORDOBA,  Mártir
Todo aquél que comete pecado
es esclavo del pecado.
(Juan, 8, 34).


Fue el primero de los mártires cristianos que ocasionó la persecución de Abd al-Rahman II, el emir de al-Andalus, hijo y sucesor de Al-Hakam I, en el año 850. San Eulogio, contemporáneo suyo, comienza con el relato de su martirio el Memorial de los mártires.

Hijo de padres cristianos y nacido en Córdoba, conocedor del idioma árabe, aparece vinculado a la Iglesia de san Acisclo donde se formó y se ordenó sacerdote, cuando es pleno el dominio musulmán.

En el año 850 se abre una etapa de mayor rigor e intransigencia musulmana que rompe la convivencia hasta el momento equilibrada entre las poblaciones monoteístas de la ciudad. El presbítero Perfecto encabeza la lista de los mártires cordobeses del siglo IX.

En los comienzos del 850 le rodea un malintencionado grupo de musulmanes; le preguntan su parecer acerca de Cristo y de Mahoma. Perfecto expresó con claridad su fe en Jesucristo. Ante su insistencia y con la promesa de impunidad, con la misma claridad expone lo que pensaba sobre quien ellos tenían como profeta: Mahoma es el hombre del demonio, hechicero, adúltero, engañador, maldito de Dios, instrumento de Satanás, venido del infierno para ruina y condenación de las gentes. Han quedado sus interlocutores atónitos, perplejos y enfurecidos. ¿Cómo podrán soportar que se llame al profeta Mahoma mentiroso y a su doctrina abominación? ¿Aceptarán oír que quienes le siguen van a la perdición, tienen ciego el entendimiento y su modo de vivir es una vergüenza?

Le llaman traidor, le llevan al cadí y entra en la cárcel.

Allá, junto al Gaudalquivir, el 18 de abril del 850, en el sitio que se llamó "Campo de la Verdad" por los muchos mártires que se coronaron, fue degollado por odio a la fe que profesaba.

Luego se enterró su cadáver en la iglesia de san Acisclo y sus restos se trasladaron más tarde -en el 1124- a la iglesia de san Pedro.

Su muerte ejemplar alentó a los acorralados y miedosos cristianos. Desde este martirio, habrá quienes se acerquen voluntariamente a los jueces.


MEDITACIÓN SOBRE LA LIBERTAD DE LOS SERVIDORES DE DIOS

I. No existe servidumbre más cruel que la de los libertinos e impíos: se dicen libres y gimen bajo la más vergonzosa de las esclavitudes: la del pecado. Tantos tiranos tienen cuantas pasiones; están cargados con tantas cadenas como vicios y malas costumbres tienen. Viene la pasión y dice: Eres mío. Vienen todos los vicios y dicen: Eres mío. ¡Qué vil esclavo es quien obedece a tantos señores! (San Ambrosio) .
II. Verdaderamente es libre quien sirve a Dios y le obedece, pues no tiene entonces sino un solo Señor, el cual nada ordena que no esté de acuerdo con la razón y que no sea para nuestro mayor bien. El servicio voluntario y razonable que le rendimos nos libra de la vergonzosa tiranía del demonio, del pecado y de nuestras pasiones. ¡Ah! si mi libertad es un bien inestimable, si es el mayor de todos los tesoros, ¿a quién lo sacrificaría mejor que a Vos, Dios mío, que me la habéis dado? Obedecer a Dios, es ser libre.

III. Para gozar de una entera y perfecta libertad en este mundo, no se ha de temer ni amar sino a Dios. Todos los suplicios, todas las aflicciones imaginables, todos los placeres y todas las grandezas del mundo, no podrán obligarte a cometer la más mínima falta. De cuántas penas, temores y dolores te librarías, si grabases profundamente en tu espíritu este pensamiento: ¡No temer sino a Dios, no amar sino a Dios! El malo no puede ser libre. (Séneca).

El perdón de las injurias
Orad por vuestros enemigos.

ORACIÓN

Dios todopoderoso, mirad nuestra flaqueza y cómo nos agobia el peso de nuestras obras y fortificad nos por la gloriosa intercesión de San Eleuterio, vuestro mártir. Por J. C. N. S.




Martirologio Romano: En el cenobio de Lobbes, en Hainaut, san Ursmaro, obispo y abad, que propagó la Regla de san Benito y atrajo al pueblo a la fe cristiana.

Nació en Thérache, Bélgica. Desde niño fue educado en un monasterio. Luego de profesar sus votos, san Ursmaro realizó una importante labor como emisario de la fe en el norte de Francia y en Flandes, conduciendo a incontables gentes a la fe cristiana.
Hacia 689 fue nombrado abad-obispo de Lobbes, en la actual Bélgica, posiblemente por intercesión de Pipino de Heristal, mayordomo de palacio del rey de los francos.
En Bélgica, san Ursmaro introdujo la regla benedictina, y durante su obispado se distinguió como constructor. Fundó las abadías de Aulne y Wallers (Bélgica). A él se deben, por ejemplo, la edificación de la iglesia del convento, consagrada en 697, y la de la iglesia de Notre-Dame, en una colina con vista sobre el mismo convento, la cual tiempo después de su muerte pasó a llamarse iglesia colegiata de San Ursmerio.
Su actividad como corepíscopo de Flandes tuvo una gran importancia, sucediendo a san Landelino. Después de fundar varios otros monasterios y edificios de servicio eclesiástico, en 711 dejó su cargo en manos de su sucesor, san Erminio, y se retiró para hacer penitencias y prepararse para la muerte.
A san Ursmaro se le recuerda como un asceta estricto, misionero apasionado y realizador de milagros. Vivió con san Dodón. Fue enterrado en Lobbes; más tarde sus restos fueron trasladados a Binche. Sus reliquias se conservaron hasta 1794, cuando fueron quemadas durante la revolución francesa. Patrón de l
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Martirologio Romano: En Constantinopla, santa Antusa, virgen, que, siendo hija del emperador Constantino Coprónimo, se dedicó a ayudar a los pobres, a redimir a siervos, a reparar iglesias y a edificar monasterios, recibiendo el hábito monástico de manos del obispo san Tarasio.

Antes de ser abadesa de un convento de Constantinopla, fue reclusa. Fue célebre por su veneración a las imágenes de los santos y por esta razón compareció ante el emperador Constantino Coprónico, que mandó someterla a la tortura; pero se hizo amiga de la emperatriz y vivió hasta una edad tardía.
Otros autores dicen que era hija del emperador Constantino V Coprónico y de la emperatriz Irene, nació en Constantinopla. Pronto se quedó huérfana de madre y se quedó en la Corte junto a su hermano gemelo León. Su padre se declaró iconoclasta y persiguió a los que adoraban las imágenes. Antusa no apoyó a su padre y después de ayudar a muchos pobres, reparar iglesias, renunció al matrimonio, y se dedicó al servicio de Cristo; cuando en el 775 su hermano sucedió a su padre en el trono, con el nombre de León IV, la princesa distribuyó sus bienes entre los pobres y rescató esclavos.

Cuando León IV murió en el 780, su mujer Irene, fue regente por la minoría de edad de su hijo Constantino VI y le ofreció a su cuñada Antusa asociarse con ella en el gobierno del Imperio. Antusa rechazó la propuesta y continuó con sus prácticas de caridad, ocupándose sobre todo de las viudad y de los huérfanos, proveyendo a su educación con sus bienes, hasta que tomo el hábito monacal de manos del patriarca san Tarasio, en el monasterio de la Concordia de Constantinopla, donde pasó sus últimos años, empleada en los servicios más humildes y asistiendo con su amor a sus cohermanas. Murió con casi 52 años. La tradición oriental la considera mártir, pero no así el Martirologio latino.
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Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo.

San Eulogio dijo de él: "Reinando por siempre nuestro Señor Jesucristo; el año de su Encarnación, 850; del gobierno de Abderramán el 29; ocupando el pueblo árabe por duro privilegio casi toda Iberia; gimiendo la Iglesia bajo su durísimo yugo; nació en Córdoba el presbítero Perfecto, de santa memoria; fue educado bajo la dirección de los pedagogos de la Basílica de San Acisclo; donde aprendió la ciencia sagrada; distinguiéndose siempre en su erudición literaria y por sus conocimientos de la lengua árabe".

Con este prestigio ejercitó su apostolado; hasta con los mismos mahometanos dialogaban con él. Un día después de responderles sobre el cristianismo, se negó a exponerles su parecer sobre el Corán: "no me atrevo por no molestaros; sólo si me prometéis secreto y seguridad, satisfaré a vuestra pregunta". Su ingenuidad le llevó a decir todo lo que él pensaba de Mahoma, de tal modo que no ahorró nada en sus críticas y a pesar de que el cadí era honrado y virtuoso no pudo evitar condenarle a muerte.
Lo metieron en una caverna inmunda llena de presos comunes. Le hicieron la vida imposible durante dos meses. Decidieron darle muerte durante la fiesta solemne que seguía al Ramadán. Efectivamente, en medio del jolgorio de la gente, apareció Perfecto, escoltado de verdugos. El subió con paso firme el tablado del suplicio. Un sayón hizo rodar su cabeza por el suelo.
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Martirologio Romano: En la isla Egina, santa Atanasia, viuda, que vivió como solitaria y fue también hegúmena, ilustre por sus virtudes y observancia monástica.

Nació en Egina, Grecia. Aspiraba a la vida religiosa, pero fue obligada a casarse dos veces. La primera vez con un hombre rico y bastante joven. Formaron un matrimonio feliz hasta que murió su marido defendiendo el puerto de Egina del que pretendían apoderarse los musulmanes procedentes de España. Un edicto del emperador Miguel, obligaba a todas las jóvenes viudas a contraer matrimonio. Con ello se pretendía frenar la regresión demográfica. Su nuevo esposo, más rico aún que el primero, era un hombre bueno y misericordioso con los pobres, igual que ella. Se dedicaban juntos a la oración y a socorrer a los indigentes.

Cuando una hambruna asoló Egina, compartió sus provisiones no sólo con los cristianos sino también con miembros de una secta hereje. Cuando llegaron a la vejez, se separaron para preparar su muerte cada uno por su cuenta. Anastasia se quedó en su palacio que transformó en convento y dirigió una comunidad de religiosas como hegúmena. Las monjas llevaban una vida extremadamente austera moderada bajo la hábil guía de un abad llamado Matías, que les sugirió que se mudaran a un lugar más solitario: Tamia.
Allí, el monasterio creció y prosperó. La fama de Atanasia llegó a oídos de la emperatriz de Constantinopla, Teodora, esposa del emperador Teófilo el Iconoclasta. ésta le pidió que fuera a Constantinopla, para ayudarla a restaurar la veneración de las imágenes. Allí permaneció Atanasia durante siete años. De regreso a Tamia, cayó gravemente enferma, pese a lo cual, siguió asistiendo al oficio divino hasta la víspera de su muerte. La leyenda le atribuye muchos milagros.
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Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía, san Galdino, obispo, que trabajó en la restauración de la ciudad destruida por la guerra y entregó a Dios su alma después de un sermón contra los herejes.

Nació en Milán; de la familia de la pequeña nobleza de los Scala. Después de recibir la ordenación sacerdotal fue canciller y archidiácono de la diócesis, durante el episcopado del obispo Hubert. En el 1161, fue exiliado, junto a su obispo, al acercarse el emperador Barbarroja, por su oposición a su política contra el papado. él y su arzobispo se pusieron a favor del papa Alejandro III, elegido pontífice en el 1159 por una parte de los cardenales, mientras que los otros eligieron al filogermánico Octaviano de Monticelli con el nombre de Víctor VI. Esto supuso un cisma en la Iglesia: papa y antipapa. En Milán, Hubert excomulgó al emperador Federico como responsable del cisma. Por su fidelidad al Papa, Galdino, fue nombrado en 1165, cardenal presbítero de Santa Sabina y, como tal debía seguir al Papa en sus desplazamientos; en 1166 se encontraba con Hubert en Benevento, al lado de Alejandro III.

Durante esta estancia, Hubert murió, y el Papa nombró a Galdino su sucesor. Llegó a Lombardía clandestinamente, vestido de peregrino. Fue el primer arzobispo de Milán que fue cardenal. Regresó a la ciudad que había sido arrasada por el emperador en 1167 y se dedicó a su reconstrución, tanto material, espiritual y moral. Durante cinco años, reorganizó la Iglesia lombarda, confirmándola en la fidelidad a Alejandro III, planificó el socorro para los pobres, que se habían multiplicado: aquellos de antes los de la reciente miseria, los encarcelados por deudas y los pobres vergonzantes. Puso en pie las extructuras fundamentales, le dijo a los administradores (lo hizo gravar en piedra): "vosotros estais sólo para servir a los pobres". "Rescató el patrimonio de la Iglesia de las fauces de los desvalijadores", dice una de sus biografías. Restauró la catedral, ayudado por las mujeres milanesas que donaron las pocas joyas salvadas del saqueo de Barbarroja. Comenzo, desde el principio, a enseñar las oraciones, y los cantos dignos de Dios y de su pueblo. Predicó incansablemente. Favoreció, en 1168, la fundación de la nueva ciudad de Alessandria, en honor al papa. Se dedicó a las obras asistenciales de los más pobres con la renovación de los estatutos del hospital de Brolo, y distribuyó cotidianamente pan para los pobres y encarcelados. No gustaron algunos aspectos de su política eclesiastica claramente favorables a la nobleza. Murió después de haber pronunciado una homilía en la iglesia de Santa Tecla, contra la herejía cátara.

En este mismo año, la Liga Lombarda venció en la batalla de Legnano. El mismo Alejandro III lo proclamó santo. En el siglo XIX, Alessandro Manzoni, da su nombre al locuaz fraile de "Promessi sposi". En Milán, durante mucho tiempo, el pan de los pobres se llamó: "El pan de san Galdino". Copatrono de la ciudad de Milán.
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Martirologio Romano: En Montereale, en el Abruzo, beato Andrés, presbítero de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, que se dedicó a predicar por Italia y Francia.

Nació en Mascioni en la diócesis de Rieti, en el seno de una modesta familia. Con 14 años se hizo ermitaño agustino en Montereale. En 1431, fue estudiante de Teología en Rímini, y en los años sucesivos en Pádua y Ferrara, obteniendo los grados escolásticos de lector y bachiller. En el 1438 fue enviado al estudio y universidad Senensi para explicar los libros de las Sentencias; le fue concedido el título de maestro en Sacra Teología.
Ordenado sacerdote, en el 1453 y en el 1471 fue elegido provincial de Umbría. Por su rectitud, en más de una ocasión el Padre General de la Orden lo nombró su vicario para restablecer la observancia en los conventos de Norcia, Amatrice y de Cerreto de Spoleto. Esta misión de reformador le ocasionó muchos sufrimientos e incompresiones. Se disciplinaba con severos ayunos.

Siendo prior y regente del Estudio de Siena, renunció a estos dos cargos probablemente por las acusaciones que contra él algunos religiosos enviaron a Roma. Ignoramos el resultado, pero sabemos el juicio del Padre General, Massari da Cori, en el que escribió que Andrés soportando las injusticias y mostrando siempre paciencia “maximun ostendit exemplum sanctitatis”. Los hechos posteriores confirman este elogio ya que, en el 1471 fue elegido de nuevo Provincial y mantuvo la estima y la confianza de los superiores mayores de la Orden, que continuaron a valerse de él para promover la observancia regular.
Pasó los últimos años de su vida en el convento de Montereale, donde murió, y en su iglesia se veneran sus restos. El culto del beato Andrés fue confirmado en 1764.
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Martirologio Romano: En la ciudad de Gandía, de la región de Valencia, en España, beato Andrés Hibernón, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que, siendo joven, fue expoliado por los ladrones, y después cultivó con empeño la pobreza.

Nació en Alcantarilla (Murcia), en casa de un tío canónigo y en el seno de una familia noble arruinada. Su padre, Ginés Hibernón era natural de Cartagena, y su madre, María Real, de la serranía de Cuenca, a la que llamaban por apodo “la Buena”. Pasó con su familia los primeros años de su infancia y adolescencia. Cuentan sus biógrafos, que sólo tenía de niño “la apariencia”, por su gran devoción y educación. Sus padres le enviaron a Valencia a casa de su tío Pedro Ximeno, a cuyo servicio estuvo hasta cumplir los 20 años, donde estuvo cuidando vacas. Trabajó para ayudar económicamente a su hermana en su dote, pero sus ahorros fueron robados y, decepcionado, decidió ingresar en los franciscanos. Pero viendo la pobreza de la familia, pospuso su ingreso y marchó hacia Granada, donde se encargó de la administración de los bienes de Pedro Casanova, regidor de Cartagena. Unos meses más tarde rompió con este estilo de vida e ingresó como hermano postulante en los franciscanos conventuales de Cartagena. Fue enviado al noviciado del convento de San Francisco de Albacete en el que vistió el hábito en 1556, y profesó un año más tarde. Allí ejerció de portero, cocinero y limosnero.

En 1565, en Elche, después de siete años, pidió licencia para pasar a la reforma de san Pedro de Alcántara, donde la disciplina era más austera. Una pobreza llevada al extremo, los trabajos más duros, la petición de limosnas, las continuas penitencias dieron a su vida un aura de santidad que suscitó la admiración de su cohermano san Pascual Bailón, de san Juan de Rivera, Arzobispo de Valencia, de muchos ilustres contemporáneos y sobre todo del pueblo que lo observaba, lo admiraba y lo seguía. Fue de gran ayuda para sus cohermanos sacerdotes en la asistencia a los moribundos y en la conversión de los mahometanos.

En todos los conventos donde moró (Elche, Almansa, Villena, Santa Ana de Jumilla, San Juan de la Ribera de Valencia, San Diego de Murcia y sobre todo Gandía, donde estuvo diez años) dejó profunda huella entre la comunidad y entre los que le conocieron. En el convento encontró la soledad, la pobreza, la penitencia, todo lo que puede conducir a un alma a la más alta perfección. Los trabajos más humildes y difíciles eran los suyos. La recolección de limosna de casa en casa era para él el más grande apostolado. Para todos tenía una buena palabra, una sonrisa, un consejo.

A lo largo de sus casi cuarenta años de vida alcantarina, destacó por su capacidad contemplativa. Se esmeró en hacer todos los oficios que le encomendaba la obediencia con gran diligencia y puntualidad, por lo cual era apetecido por todos los guardianes de los conventos. Convirtió a muchos moriscos en la comarca de Gandía con su gran y franca sencillez. Dios glorificó la santidad de Andrés con el don de los milagros, bilocación, profecía, multiplicación de los víveres, curación de los enfermos.
Con cuatro años de anticipación, predijo el día y hora de su muerte. Recibió con devoción los últimos sacramentos. Después de haber recitado con voz apagada la corona de la Virgen, se durmió dulcemente en el Señor, en el convento de Gandía, a los 68 años de edad. Por su intercesión se realizaron numerosos milagros. Fue beatificado por SS. Pío VI el 22 de mayo de 1791.
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Martirologio Romano: En Pontoise, cerca de París, beata María de la Encarnación (Bárbara) Avrillot, la cual, madre de familia ejemplar y mujer sumamente devota, introdujo el Carmelo en Francia, fundando cinco monasterios, y, muerto su esposo, abrazó la vida religiosa.

Bárbara Avrillot, que en su juventud se la conoció como "la bella Acaria" era hija de nobles, muy buenos cristianos que al no tener descendencia prometieron consagrar al Señor al primer fruto de su matrimonio.

Nació, Bárbara, en París y la consagraron a Cristo y a María internándola en el convento de las hermanas Menores de la Humildad, en Longchamp. Cuando salió del convento a los 14 años, aunque ella hubiera querido ser religiosa, fue dada en matrimonio a Pedro Acarie, vizconde de Villemor, señor de Montbros y de Roncenay, funcionario del gobierno francés al que le dio seis hijos.
Al salir del convento, sus padres pusieron a su servicio a una joven, Andrea Levoiz, que era una maravilla por su gran piedad, honradez y caridad para con todos. Andrea y Bárbara, criada y señora, vivieron íntimamente unidas en el camino de la santidad. Andrea ayuda en la educación de los hijos a su señora y amiga (tres de los cuales se hicieron religiosos). Todo parecía caminar sin trabas hasta que el protestantismo empezó a extenderse por toda Francia. El rey Enrique IV desterró al esposo de Bárbara y ella le sigue a todas partes. Fue objeto de calumnias e ingratitudes pero todo lo soportó con valentía de espíritu. A todos perdonó. Su primo el cardenal Pedro de Bérulle y san Francisco de Sales la ayudaron.

Pasada la tormenta se extendió por toda Francia la noticia de las Carmelitas reformadas de santa Teresa de Jesús y se leen las “Obras” de la santa castellana. Era el 1601, Bárbara asidua lectora de novelas de caballerías, sin perder sus cualidades de parisina, introdujo en Francia la mística y las carmelitas españolas. En 1603, por el decreto In supremo del papa Clemente VIII, llegaban de España las primeras seis carmelitas descalzas al frente de las cuales iba la venerable Ana de Jesús Lobera y la conversa beata Ana de San Bartolomé. A esta primera fundación de París seguirían otras. En 1616, murió su marido y Bárbara ingresó en el convento de carmelitas descalzas de Amiens que ella misma había fundado, pero solicitó en su ingreso ser solamente hermana de Obediencia. Se entregó de lleno a la vida de oración, penitencia y servicio en los trabajos más humildes. Recibió muchas gracias del cielo y también tuvo que sufrir no pocas incomprensiones y enfermedades que llevó con gran paz y hasta con alegría. Cuatro años antes de su muerte, cambió su nombre por el de María de la Encarnación. En 1616, por razones de salud, fue enviada al carmelo de Pontoise, donde después de una larga enfermedad murió. Se la conoce como "madre y fundadora del Carmelo en Francia". Su cuerpo reposa en el convento de Pontoise.
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Martirologio Romano: En Venecia, Italia, Beato Lucas Passi, sacerdote y fundador de la Congregación de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea.

Nació en Bérgamo, Italia, en el seno de la familia de los condes de Passi. Dejando las comodidades de la casa paterna fue ordenado sacerdote en 1813. Tras su ordenación, en 1815, entró en el Colegio apostólico de Bérgamo, que congregaba a algunos sacerdotes diocesanos vinculados por un voto especial de obediencia a su obispo y al papa: Gregorio XVI le concedió el título de “misionero apostólico” y como tal se dedicó a las misiones populares con gran éxito.

En el 1815 Passi asumió la dirección de la Cofradía del Santísimo Sacramento de la Calcinate. Con la ayuda de su hermano Marcos (también sacerdote), dieron vida a las obras pías de San Rafael y Santa Dorotea, para la educación cristiana de los niños y los jóvenes. La iniciativa fue elogiada por Pío VII (1820), que animaba su difusión en varias ciudades. La Piadosa Obra de Santa Dorotea, era un método de educación cristiana para la juventud que usó experimentalmente en Calcinate y luego extendió -con la aprobación de los respectivos Obispos- a todas las parroquias a las cuales iba para las misiones, los cuaresmales, los ejercicios espirituales predicados, este método lo usó también con el pueblo.

La rama masculina (San Rafael) se difundió por Génova gracias a Giuseppe Frassinetti, pero fracasó pronto; tuvo más suerte la rama femenina, dedicada a santa Dorotea que, llevada al martirio, consiguió convertir a las mujeres que debían pervertirla. Las Doroteas se difundieron por diversas ciudades italianas, dando lugar a varias congregaciones (entre las principales, la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea y las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, hijas de los Sagrados Corazones de Vicenza).
En 1838, fundó en Venecia, el Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea para sostener y apoyar la Obra de Santa Dorotea (OSD) y para difundir dicha Obra había creado un movimiento de laicos cooperadores/as, hoy constituidos en Asociación de Cooperadores de la OSD.
Figura notable del catolicismo de 1800, el padre Lucas entabló relaciones significativas y colaboró con muchos fundadores y fundadoras de la época, creando una red de vínculos y una corriente de santidad que contribuyeron en particular a la innovación cristiana, a la renovación moral y a la educación religiosa durante el período en que vivió y trabajó. Murió en Venecia. Fue beatificado el 13 de abril de 2013 por SS. Francisco.
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Martirologio Romano: En Siena, de la Toscana, beata Sabina Petrilli, virgen, que fundó la Congregación de Hermanas de Santa Catalina de Siena, para la ayuda de jóvenes desamparadas y pobres.

Nació en Siena. Un año después, a causa de una enfermedad, recibiría la unción. Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por sufrimientos físicos debidos a su mala salud. A los 10 años, al recibir la primera comunión sintió la llamada a hacerse religiosa. A los 15 años se inscribió en la Congregación de Hijas de María, y en poco tiempo fue elegida presidenta. Dos años después emitió el primer voto de virginidad por un año. En 1869, durante una audiencia, el beato Pío IX le dijo. «Camina sobre las huellas de Catalina de Siena y sigue sus ejemplos». Esto la animó a fundar una nueva familia religiosa. El 15 de agosto de 1873, en la capillita de la casa paterna, emite, junto con cinco compañeras, los votos de castidad, pobreza y obediencia, con la presencia de su confesor, y el acuerdo del arzobispo, Mons. Enrique Bindi, quien les concede el permiso de iniciar una obra a beneficio de los pobres que sería la Congregación de las Hermanas de los Pobres de Santa Catalina de Siena.Inicialmente la obra se dedicó a los huérfanos, después abrazó otros apostolados de alivio a la miseria y el sufrimiento. En 1881 inicia la primera fundación en Onano (Viterbo, Italia), y en 1903 la primera misión en Belém (Brasil). Las Constituciones de la congregación, que se vuelve de derecho pontificio, son definitivamente aprobadas el 17 de junio de 1906.

Redactó una Regla muy austera, convencida de que sólo con el empeño y la renuncia a uno mismo se puede ayudar a los pobres. Sucesivamente la madre Sabina emite el voto de «no negar nunca voluntariamente al Señor», y el voto de «perfecta obediencia» al director espiritual, el voto de «no lamentarse deliberadamente en los padecimientos externos e internos», y el voto de «completo abandono a la voluntad del Padre». Los últimos 30 años de su vida sufrió una grave enfermedad degenerativa. Murió en Siena.
Su obra se expandió por Italia y por muchos países, al servicio de los pobres y «y de todos aquellos que sufren y son oprimidos». Fue beatificada por SS. Juan Pablo II el 24 de abril de 1988.
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San Calócero de Brescia. M. 119.
Mártir en Brescia. Era el jefe de los soldados del emperador Adriano, a quiénes habían confiado la custodia de los hermanos santos Faustino y Jovita. Como sucede en otras leyendas, el heroísmo demostrado por estos dos mártires durante los tormentos, fueron la causa principal que le llevó a la conversión. Desde entonces, de perseguidor se convierte en perseguido, ya que el emperador Adriano, disgustado por su traición, ordenó a los soldados que lo matasen en cuanto lo divisaran, como así hicieron. Realmente todo esto pertenece a la leyenda y no se sabe nada de él.




Santos Eleuterio y Anzia. M. entre el 117 y el 138.
Se dice que Eleuterio era obispo de Iliria (Eslavonia).

Que su madre Anzia (que había sido convertida por el mismo san Pablo) y otras once personas fueron martirizadas en Iliria durante la persecución de Adriano; pero se ha demostrado que esta historia es una leyenda de origen griega. Fue tanta la popularidad de este santo, que se piensa que todos los mártires que llevan este nombre, son un desdoblamiento del santo mesinense.





Santos Hermógenes y Elpidio. s. IV

Martirologio Romano: En Melitene en la antigua Armenia, santos Hermógenes y Elpidio, mártires.
Mártir junto con Cayo, Aristónico, Rufo y Gálatas. Martires armenios que murieron, se cree, en Metilene.
El dato más exacto de la existencia de san Expédito Mártir corresponde a un Martiriológio Romano, de la ciudad de Melitene (hoy Malatya), situada en la actual Turquía. En este documento, está asentada su decapitación, el día 18 de abril del año 303, junto a cinco militares cristianos que se rehusaron a seguir la religión politeísta de Imperio. Estos mártires fueron Hermógenes, Cayo, Aristónico, Rufo y Gálatos.
Ellos padecieron junto a san Expedito, la pena de la flagelación y la decapitación por haberse convertido a la nueva religión. Los historiadores presumen que la tropa de san Expedito era un cuerpo de infantería expedití, porque en aquella época los apellidos de cada persona se derivaban de la actividad o profesión que practicaban.

Por otro lado, existen otros investigadores de la vida de san Expedito que afirman que en realidad el nombre del mártir era Elpidius y se transformó en Expedito por un mero error de una copista que escribió mal su nombre. Pero el Martirologio Romano optó por el nombre de Elpidius. Expedito era el jefe de la Legión Fulminante; su vida es una leyenda fabulosa. Pío XI eliminó su nombre del santoral en 1905 y ordenó, sin éxito, que se retirasen su imagen de las iglesias.
San Expédito, el que aparece en la foto, se celebra en algunos lugares el 19 de abril, aunque esta advocación ha sido cancelada por la Congregación del Culto Divino y sólo se admite el nombre de Elpidio para el 18 de abril, como es el mismo santo por ello ponemos la misma foto.

San Pusicio. M. 341

Martirologio Romano: En Persia, san Pusicio, mártir, prefecto de los artesanos del rey Sapor II, que por haber confortado al vacilante presbítero Ananías fue herido en el cuello y murió el Sábado Santo, ocupando así un lugar insigne en el grupo de mártires sacrificados después de san Simeón.
Sobreintendente en Persia. Mártir en Persia, durante el reinado de Shapor II. Fue martirizado después de la muerte de san Simeón Bar Sabbas, por haber mantenido y animado en su fe al presbítero san Ananías.





San Eusebio de Fano. M. c. 526.

Martirologio Romano: En Fano, del Piceno, en Italia, san Eusebio, obispo, que acompañó al papa san Juan I en el viaje a Constantinopla impuesto por el rey Teodorico, y al regreso le siguió también en la prisión.
Elegido Obispo de Fano, Italia, alrededor del año 500, en el 503 asistió al concilio romano convocado por el papa san Símaco. En octubre del 525 acompañó al papa san Juan I a Constantinopla, viaje que sellaba la reconciliación con el Oriente, y que se hacía con ocasión de la coronación de Justino.

El rey Teodorico, que no veía con buenos ojos esta iniciativa pontificia que alejaba la sede romana de la influencia de Occidente, encargó al Papa que lograra el respeto del Emperador a los arrianos del Imperio bizantino, cuyas iglesias eran confiscadas. Justino aceptó, siempre que abandonaran del todo el arrianismo.
El Papa y su embajada volvieron a Italia en abril, pero no llegaron a Roma, ya que el rey Teodorico quedó tan disgustado con el resultado de la gestión, que mantuvo cautivos en Ravena al Papa y a sus acompañantes. Juan I murió el 18 de mayo del 526, y un mes antes murió Eusebio, pero su muerte ocurrió en el propio Fano.

San Laisren. (566-639).
Martirologio Romano: En Leighlin, en Irlanda, san Molasio o Laisren, abad, que extendió pacíficamente en la isla la celebración de la Pascua, según la costumbre romana.

Nació en Irlanda y era hijo de Cairel de Blitha, un noble ulidiano, y Gemma, hija de un rey escocés. Se crió en Escocia, y a su regreso a casa se negó a asumir la jefatura de su clan, se retiró a la soledad para vivir como eremita en la isla Holy. Posteriormente visitó Roma como peregrino y se dice que allí estudió durante catorce años y fue ordenado sacerdote por san Gregorio Magno. Volviendo a Leighlin en el condado de Carlow, entró en el gran monasterio que san Gobban había establecido, y pronto llegó a ser su abad; san Gobban se retiró en su favor y se fue a Ossory. La fundación llegó a ser famosa, y albergó cerca de 1500 monjes.

El santo tomó parte principal en al resolución del conflicto entre Roma y las costumbres locales por al fecha de celebración de la Pascua. En el Sínodo de Magh-lene defendió con éxito el modo romano de calcularla, y fue enviado por el sínodo como delegado a Roma. Allí, en el 633, fue consagrado primer obispo de Leighlin por Honorio I que también le nombró legado apostólico para Irlanda donde sostuvo la observancia romana de la celebración de la Pascua. Desempeño un papel importante en el sínodo de Whitefield (635) de manera que la controversia por el cálculo de la Pascua acabó en prácticamente todo el país. San Laserian (también llamado Molaise) es el patrono de la diócesis de Leighlin.

Idesbaldo Van der Gracht. Beato. (1100-1167).
Martirologio Romano: En Brujas, en Flandes, beato Idesbaldo o Ibesaldo, abad, el cual, después de perder a su esposa, sirvió durante treinta años en la corte de los condes de Flandes y, ya maduro, ingresó en el monasterio de Dune, del que fue tercer abad durante doce años.

Nació en Flandes y se piensa que pertenecía a la noble familia de los Van der Gracht, señores de Moorsel en Flandes occidental; pasó toda su juventud en la Corte del conde de la región. En su juventud contrajo matrimonio, pero su esposa falleció a los pocos años; en el 1153, se le hizo canónigo de Furnes, pero renunció a este cargo para hacerse cisterciense en la abadía de Nuestra Señora de las Dunas (Dunkerque). Fue elegido tercer abad de este monasterio, el que gobernó durante doce años. Murió con fama de santidad. Su cuerpo incorrupto está en la capilla del hospital de Potterie en Brujas.





José Moreau. Beato. (1763-1794)
Martirologio Romano: En Anjou, en Francia, beato José Moreau, presbítero y mártir, que durante la Revolución Francesa fue degollado un Viernes Santo en odio a la fe cristiana.
Nació en Saint-Laurent-de-la-Plaine, Francia. Párroco en la parroquia de Saint-Laurent-de-la-Plaine, en la diócesis de Angers, hasta que fue arrestado por negarse a jurar la Constitución Civil del Clero. Liberado por el ejército vandeano, fue arrestado de nuevo y se negó igualmente a prestar el juramento llamado «de libertad-igualdad», y por este motivo fue condenado a muerte, siendo guillotinado en la plaza de Angers el 18 de abril de 1794, que en ese año fue Viernes Santo. Fue beatificado el 9 de febrero de 1984 con los demás mártires de la diócesis de Angers.




Román Archutowski. Beato. (1882-1943).
Martirologio Romano:
En el lugar de Majdanek, cerca de Lublín, en Polonia, beato Román Archutowski, presbítero y mártir, el cual, encarcelado por ser cristiano, fue torturado.

Nació en Karolin, en el seno de una rica familia de propietarios. Estudió en el seminario de Varsovia y fue ordenado en 1904. Se graduó en la Academia de San Petersburgo. Fue un gran pedagogo. Fue prefectos de las escuelas de enseñanza media, director del instituto San Estanislao de Kostka, en Varsovia y presidente de la asociación de prefectos de escuelas. Escribió un manual de historia eclesiástica, así como numerosos artículos en revistas pedagógicas. Fue miembro del Tribunal Metropolitano. Se le nombró canónigo en reconocimiento a sus méritos, y por su parte la Santa Sede le concedió la cruz “Pro Ecclesia et Pontífice”.

Sucedida la invasión alemana, el obispo le confió la dirección del seminario, que solamente en condiciones normales podía continuar su labor. Protegió a cuantos pudo durante la ocupación y esto le atrajo el odio de los invasores. La Gestapo lo arrestó en 1942 y fue encarcelado en Pawiak, en Varsovia, para llevarlo posteriormente al campo de concentración de Majdanek. Unos meses más tarde moría agotado de trabajos y miserias. Fue beatificado el 13 de junio de 1999 por SS. Juan Pablo II.
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