Santoral del 20 de Abril

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Sara de Antioquía, SantaMártir
San TEODORO "Triquino".
Marcelino de Embrun, SantoObispo
San ANASTASIO II DE ANTIOQUÍA "el Joven"
Inés de Montepulciano, SantaReligiosa
Beatos JAIME BELL y JUAN FINCH
Beatos FRANCISCO PAGE y ROBERTO WATKINSON
Clara Bosalta, BeataFundadora
OTROS SANTOS DEL DÍA
Santos: Sulpicio, confesores; Vicente, Domnino, Teodoro, Serviliano, Víctor, Zótico, Zenón, Cesáreo, Acindina, Severiano, Cristóforo, mártires; Marciano, monje; Zaqueo el publicano-Santa Hildegunda-Beato Hugo de Anzy

SAN TEÓTIMO, (*) Obispo y Confesor
¿Tan necios sois, que habiendo comenzado
por el Espíritu, termináis ahora en la carne?
(Gálatas, 3, 3).

San Teótimo honró a Dios entre los pueblos bárbaros de la Escitia, a los cuales instruía en la fe, tanto por medio de conversaciones piadosas cuanto por sus predicaciones. Un bárbaro alzó la mano para apoderarse de él y quedó inmóvil en el aire hasta que el Santo hubo hecho oración por él. Esos pueblos, asombrados por su extraordinaria abstinencia, por su dulzura, por su caridad y milagros, llamábanle dios de los romanos. Murió hacia el año 403.

MEDITACIÓN SOBRE LAS CAUSAS DE NUESTRO
RELAJAMIENTO EN LA VIRTUD


I. Tengamos cuidado de no relajar nuestro fervor en el servicio de Dios. Dios, a quien servimos, es constante e inmutable; es siempre el mismo, no amengua su amor por nosotros; imitemos esta constancia. Repasemos en nuestro espíritu los años transcurridos: ¿no hemos sido antes más fervientes que ahora? Acuérdate de dónde has caído. Haz tus primeras obras, no sea que otro reciba tu corona. (Apocalipsis).

II. Nuestra relajación tiene, de ordinario, dos causas: la primera, es una excesiva confianza en nuestras buenas obras pasadas. Una vez que hemos confesado los pecados que nos hacían temer el infierno, ya pensamos que podemos vivir seguros. Mas, ¡cuán infundada es nuestra confianza! Aun en el caso de que estuvieras seguro de estar en gracia de Dios, ¿quién te asegura que perseverarás en ella hasta la muerte? Tiembla, y trabaja seriamente en tu salvación. El demonio inspira la tranquilidad a fin de que las al mas se pierdan más fácilmente. (San Euquerio).

III. La otra causa de relajamiento en el servicio de Dios es que nos cansamos en el camino de la virtud: las austeridades, las mortificaciones, y esta vida que contraría enteramente a la naturaleza, disgustan al cuerpo. Sublévase el espíritu al pensamiento de una penitencia de acaso cuarenta y cincuenta años. Mas, ¿quién te ha prometido ni siquiera un día de vida? No pienses sino en el día en que vives, en la acción que ejecutas al presente. Hazla bien, y no te atormentes de gusto por un porvenir incierto. Pasemos santamente el tiempo de nuestra vida, ya que tan rápidamente se desliza. Nuestros días pasan veloces; plegue a Dios que pasen bien. (San Cesáreo).

El fervor
Orad por el aumento de la virtud

ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Teótimo, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/abril20ines.mp3






Un antiguo documento litúrgico (el “Sinaxario Alejandrino”) narra, que Sara, mujer de un alto oficial del emperador Diocleciano, marchó a Alejandría de Egipto para huir de la prohibición imperial que prohibía bautizar a los niños. El marido de Sara, llamado Sócrates, por miedo, había renegado de la fe cristiana, pero su mujer la había conservado tenazmente. Durante el viaje por mar, una tempestad hizo temer el naufragio, Sara quiso salvar a cualquier costa al menos el alma de sus dos hijos: se hizo una ligera herida en el pecho, y con su propia sangre signó con una cruz sobre la frente de sus pequeños; después los sumergió tres veces en el agua del mar invocando a las tres personas de la Santísima Trinidad.

La tempestad se aplacó y Sara llegó a Alejandría, corrió hacía el obispo san Pedro que estaba bautizando a los catecúmenos en la catedral para bautizar a sus hijos, porque no le había parecido suficiente lo ella había realizado. Pero bautizar también a sus hijos resultaba imposible: cada vez que se acercaban, el agua del baptisterio se convertía en hielo. El obispo la interrogó, ella el contó el rito que había realizado en el mar y el prelado le dijo que aquel bautismo era válido, por lo que no debía ser repetido. De regreso a su patria, Antioquía, Sara le contó a su marido lo que había sucedido, esperando su conversión. El marido se lo contó al emperador, el cual, encolerizado, condenó a muerte a la madre y a los hijos a que fueran quemados vivos. La “Vita” de esta santa mártir, nos muestra como el Bautismo es administrado válidamente.
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Martirologio Romano: En Constantinopla, san Teodoro, que fue llamado “Triquino” por el áspero cilicio con que se cubría, y condujo una admirable existencia en la soledad. Es uno de los grandes santos del monaquismo oriental de los primeros siglos del cristianismo. Siendo joven en Constantinopla, se sintió atraido por la vida austera y espiritual de los monjes de Oriente, y vivió como un eremita en su ciudad natal. Era un hombre de vida austera, y dedicaba gran tiempo a la oración; dejó el mundo y se retiró a un monasterio situado al pie del monte San Asencio, en Calcedonia, sobre el Bósforo, que luego tomo el título de su sobrenombre «Triquinas».

Este apelativo, que significa «peludo», le fue dado a Teodoro a causa de la túnica de largos pelos de crínes de caballo que constituía su única vestimenta. En breve tiempo su santidad le obtuvo el don de expulsar demonios y obrar milagros. Después de su muerte, ocurrida en una fecha imposible de establecer, su tumba devino lugar de peregrinación, sobre todo porque del sepulcro se destilaba un ungüento milagroso que tenía el poder de curar enfermedades. Los sinaxarios bizantinos lo colocan el 20 de abril; en Occidente el culto de san Teodoro Triquino fue completamente desconocido hasta el siglo XVI, cuando el docto hagiógrafo Cardenal Baronio lo introdujo en la primera edición del Martirologio Romano, con fecha 24 de abril, aunque en la actualidad es celebrado el día 20.
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Martirologio Romano: En Embrún, en la Galia, san Marcelino, primer obispo de esta ciudad, el cual, oriundo de África, convirtió a la fe de Cristo la mayor parte de la población de los Alpes Marítimos, siendo ordenado obispo por san Eusebio de Vercelli. Junto con Vicente y Domnino. Eran presbíteros misioneros africanos que fueron a la Galia y predicaron en el Delfinado. A sus dos amigos los envió a los Alpes Bajos. El se quedó en Embrun. En seguida, llevado por la urgencia de anunciar el evangelio y para tener un lugar apropiado en donde hacerlo, construyó una capilla en la ciudad que pronto fue reemplazada por una gran iglesia en la propia ciudad cuando creció el número de cristianos. San Gregorio de Tours, que murió en el 594, nos cuenta que incluso en sus días el agua que se utilizaba para llenar el bautisterio de esa iglesia tenía fuertes propiedades curativas.

Para su inauguración invitó a san Eusebio de Vercelli. A pesar de la distancia y de los caminos, vino desde el Piamonte para la consagración de la iglesia y, de camino, lo consagró Obispo de Embrun. Sufrió persecución a manos de los arrianos, que lo obligaron a esconderse en las montañas, adonde lo visitaban y aentaban sus fieles y clero. Murió el 13 de abril del 374, pero no fue enterrado sino hasta el día 20. Más tarde sus restos fueron trasladados a Puy, para evitar que fueran profanados por incursiones sarracenas, pero fueron destruidos en 1792, excepto su cabeza, que permaneció en Digne, donde Domnino tenía su base misionera.


San Domnino de Digne. M. c. 374
Desembarcó en Niza junto con santos Marcelino de Embrum y Vicente y evangelizó los Alpes Marítimos. Marcelino fue elegido obispo de Embrun hacia el 362 y envió a Domnino a predicar a Digne, de donde parece, lo consagró obispo después del 364. Algunos autores sitúan su episcopado del 313 al 340, lo que sería inadmisible si se le quiere cohetáneo de san Marcelino. Domnino fue el primer obispo de Digne y edificó en esta ciudad una iglesia dedicada a María. Se le menciona en el Martirologio Romano el 20 de abril, aunque su fiesta se celebra en Digne el 13 de febrero, fecha en la que en el pasado era conmemorado en Embrun.
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Martirologio Romano: En Antioquía de Siria, san Anastasio, obispo y mártir, que durante el reinado del emperador Focas fue asesinado cruelmente por unos sicarios. Monasterio de Balamand en Antioquía Era monje del monasterio del Monte Sinaí cuando en el 599, sucedió a san Anastasio I en la sede de Antioquía. Escribió una carta al papa san Gregorio I Magno, informándole sobre su elección y manifestándole su adhesión a la fe ortodoxa. El Papa, le respondió que se alegraba de su ortodoxía, pero le animó para que iniciara su patriarcado, eliminando las prácticas simoníacas que reinaban en la ciudad. San Gregorio Magno afirmó que Anastasio tradujo al griego su libro “Liber regulae pastoralis”.

 Durante su episcopado hubo una sublevación en la ciudad de los judíos sirios contra la tiranía del emperador Focas, que intentó convertirles por la fuerza; como los judíos se apoderaron de algunas ciudades, entre ellas Antioquía, se dieron a sangrientas represalias y, Anastasio fue asesinado por la muchedumbre y por ello es considerado mártir. Después de ser paseado por la ciudad cargado de cadenas y sufrir toda clase de mutilaciones, fue arrojado al fuego. El cardenal Baronio lo incluyó en el Martirologio Romano el 21 de diciembre; en los menologios orientales no aparece como santo.
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Martirologio Romano: En Montepulciano, de la Toscana, santa Inés, virgen, que vistió el hábito de las vírgenes a los nueve años, y a los quince, en contra de su voluntad, fue elegida superiora de las monjas de Procene, fundando más tarde un monasterio, sometido a la disciplina de santo Domingo, donde dio muestras de una profunda humildad. Nació en Gracciano Vecchio cerca de Montepulciano (Toscana). Ingresó en el convento del “Sacco” a los nueve años, un de los muchos conventos que pertenecían al grupo de fundaciones de “la Penitencia”, que poco a poco fueron desapareciendo. Fue muy dada a la oración desde que tuvo uso de razón. Parece ser que fue una contemplativa precoz: se retiraba a lo más escondido de su casa y allí pasó horas en oración y contemplación.

Rezó muchísimos padrenuestros y ave marías. En 1283, su comunidad la envió como abadesa y fundadora de un nuevo monasterio en Procena, donde se mostró una excelente superiora, en cuanto organización y vida religiosa; al mismo tiempo comenzó a sufrir fenómenos místicos. En 1306 se terminaron las obras de un nuevo monasterio en Montepulciano sobre las ruinas de unos burdeles, el de Santa María Novella, y por aclamación popular se pidió que la abadesa fuera Inés. Como abadesa tuvo que ocuparse de los negocios del monasterio, tanto espirituales como materiales, y se relacionó con alguna frecuencia con la Curia Romana, sobre todo, con el legado papal, pues el papa residía en Aviñón. Después de una visión en la que se le aparecieron tres naves con Agustín, Francisco y Domingo, invitándola a embarcar, se puso bajo la tutela de los dominicos. La comunidad de Montepulciano, se adhirió a las “Constituciones” de las religiosas dominicas, poniéndose a disposición de los frailes predicadores. A partir de ahora, Inés no será abadesa, sino priora.

Llamó la atención por su entrega sin límites a toda clase de sacrificios (dormía en el suelo y tenía una roca como almohada) y a la más rigurosa obediencia de la observancia regular. Pronto todas las monjas se fijaron en ella y trataban de copiar sus virtudes. Durante este tiempo atendió a todo y a todos sin sufrir mengua por ello en su dedicación y entrega a Dios. Se olvidó de sí misma y se entregó a los cuidados que la obediencia le había encomendado... De ella se cuentan multitud de milagros y fenómenos místicos. Toda su vida vivió en Montepulciano, viviendo la caridad, y soportando sufrimientos corporales (parece que sufría del estómago) y sufrimientos de incomprensión y momentos de crisis espiritual. Su cuerpo permanece incorrupto. Santa Catalina de Siena fue en peregrinación a su tumba. Santa Catalina de Siena en sus “Diálogos” puso en boca de Cristo: "La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin de su vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí misma". Está enterrada en la iglesia de Santo Domingo de Orvieto.
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Martirologio Romano: En Lancaster en Inglaterra, beatos Jaime Bell y Juan Finch, mártires: el primero, sacerdote, después de veinte años en otra confesión, la exhortación de una devota mujer le hizo reconciliarse con la Iglesia católica; el otro, padre de familia, campesino y catequista, por su fe sufrió durante muchos años la cárcel, el hambre y otros sufrimientos; ambos alcanzaron juntos el eterno gozo bajo la reina Isabel I. Jaime era natural de Warrington (Inglaterra); estudió en Oxford, y fue ordenado sacerdote durante el reinado de María Tudor y durante el gobierno de la reina Isabel se unió a la Iglesia del Estado, como la mayoría del clero de su tiempo. Lo hizo con gran escrúpulo de conciencia, y por ello prefirió desempeñar capellanías evitando el cargo de párroco.

Se arrepintió y regresó a la Iglesia romana, después de una enfermedad grave. Desde entonces comenzó a trabajar como misionero católico y de forma clandestina desde 1583 y 1584. Pero estando en Manchester fue denunciado por un espía, y fue detenido y encarcelado en la prisión de la ciudad, para luego ser trasladado a la cárcel de Lancaster, ciudad en la que tuvo su juicio, en el que confesó su condición de sacerdote católico; reconoció que había sido ministro anglicano, pero que lo había abandonado porque no reconocía a la reina como cabeza de la Iglesia. Cuando supo su condena de muerte, pidió que le fuesen cortados los labios y la lengua que una vez había confesado los artículos de fe anglicana. Llegado el día de su martirio dijo que era el día más bello de su vida. Fue ahorcado y descuartizado en Lancaster.

 Juan nació en Eccleston (Inglaterra), en el seno de una familia protestante. Heredó de su padre una granja, y se casó con una joven también protestante, que aportó al matrimonio otra granja, con lo que pudo vivir desahogadamente. Tuvo una crisis espiritual, y decidió convertirse al catolicismo.

Entusiasmado por su nueva fe, la practicó asiduamente y se ofreció para acompañar a los misioneros en sus idas y venidas clandestinas para la administración de los sacramentos. Fue delatado por un católico fingido, y fue arrestado en la casa del conde de Derby, quien intentó atraerlo de nuevo a la fe anglicana y a que revelase el nombre de otros católicos, de nada valieron las amenazas y presiones, entonces le enviaron a la cárcel de New Fleet, donde tenía que mantenerse con su propio dinero.
Cuando sus recursos se acabaron fue trasladado a otra cárcel. Se negó a ir a una iglesia protestante, y lo llevaron arrastrando por los pies, llegando a una situación lamentable por las piedras del camino, y a su vuelta fue encerrado en un inmundo calabozo debajo de un puente. Cedió y consintió que le llevaran de nuevo a una iglesia protestante, pero se arrepintió enseguida y fue devuelto al calabozo. Se enteró de que varios sacerdotes habían sido llevados a Lancaster para ser juzgados, pidió que lo llevaran con ellos y se lo concedieron. Pudo así consolarse con los mártires, confesarse con Jaime Bell. En 1584 lo juzgaron y confesó públicamente su fe, y fue condenado por haberse reconciliado con la Iglesia católica, haber oído misa y negar la supremacía espiritual de la reina. Al serle leía la sentencia dijo las palabras del salmo: “Bendeciré al Señor en todo momento”. Murió bendiciendo a Dios y consolando a sus parientes y amigos. Murió ahorcado y descuartizado en Lancaster.
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Martirologio Romano: En Londres siempre en Inglaterra, beatos Francisco Page, de la Compañía de Jesús, y Roberto Watkinson, sacerdotes y mártires, que por su sacerdocio, para uno de los cuales apenas ordenado hacía un mes, fueron obligados, bajo la reina Isabel I, a subir juntos al patíbulo de Tyburn. Francisco nació en Amberes, y pertenecía a una familia protestante inglesa. Estudió Derecho en Londres y al terminar la carrera se colocó en el bufete de un conocido abogado. Éste que era católico, estaba dispuesto a casarlo con su hija, si se convertía al catolicismo.

Con este fin le explicó la doctrina católica el Padre Gerard s.j., entonces en la cárcel. Se convirtió al catolicismo y renunció a su proyectado matrimonio para hacerse sacerdote. Estudio en Douai y en el 1600, fue ordenado sacerdote. Enviado a la misión inglesa, se hospedó en la casa de santa Ana Line, la cual fue martirizada, en el 1601, precisamente por haber dado cobijo a sacerdotes católicos. Tras la muerte de santa Ana, todavía permaneció un año en Inglaterra, volviendo a Flandes para ingresar en la Compañía de Jesús. Vuelto a Inglaterra fue capturado y fue martirizado en Tyburn, Londres. Roberto nació en Hemingborough en Yorkshire, en el seno de una familia católica. Estudió en Richmond, y aquí se decidió por la vida sacerdotal. En 1599 marchó a Douai, de donde le enviaron a Roma, pero no le fue bien el clima de Roma y regresó a Douai donde fue ordenado sacerdote en 1602, con 23 años. No llevaba más que unos días en Inglaterra cuando, mientras el médico lo visitaba, fue arrestado debido a la delación de un tránsfuga de Douai que lo había reconocido.

 En seguida fue procesado y condenado a muerte, fue ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres, junto a Francisco Page. Se cuenta que nada más llegar a Londres se le acercó en la calle un personaje de venerable aspecto que le dijo que en unos días acabaría su enfermedad. E igualmente se cuenta que estando en la cárcel celebrando misa en la mañana de su martirio lo rodeó una luz celestial desde la consagración a la comunión.
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Martirologio Romano: En Pianello Lario, en Italia, beata Clara (Dina) Bosatta, virgen, que, con la ayuda del beato Luis Guanella, fundó la Pequeña Casa de la Divina Providencia. Nació en Pianello Lario (Como, Italia) y se llamaba Dina. Cuando Dina tenía tres años, su padre murió. La madre le dijo a Marcelina, una de sus hijas mayores, que se encargara ella misma de Dina. Marcelina entonces decidió llevarla a un colegio de monjas Ursulinas cercano a Pianello. Quiso ser religiosa y pidió la entrada, pero fue rechazada. Sufrió mucho por esto y volvió a Pianello. El párroco de Pianello, don Carlos Coppini, había reunido a un grupo de chicas, entre las que está Marcelina, con el fin de colaborar con él en las obras de la Parroquia: la catequesis, visitar a los enfermos, etc. Marcelina, que era la responsable, propuso a Clara integrarse en el grupo.

Finalmente después de algunas dudas, se decidio. Lo único que tenía claro es que quería consagrar su vida al Señor y vivir el Evangelio. Hizo la profesión religiosa y se entregó totalmente a Dios. Tras la muerte de Don Carlos Coppini parece como si todo se acabase. Pero llegó a Pianello el beato Don Luis Guanella que soñaba desde hacía mucho con fundar una Congregación y se encontró con unas jóvenes deseosas de servir a Dios y de ayudar a los pobres. Marcelina, se fue a visitar al nuevo cura del que había oído de todo y se quedó maravillada de su sencillez y su pobreza. “Este debe ser un santo, dijo a las demás compañeras, desde ahora será nuestra guía”. En 1886, ingresó en Como en la Pequeña Casa de la Divina Providencia, en la naciente Congregación de las Hijas de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Se entregó de lleno a todos, especialmente a los más necesitados.

Era de carácter tímido, pero al mismo tiempo fuerte y ferviente en las cosas del alma. Compartió con su fundador las esperanzas y sufrimientos de la naciente congregación. En el otoño de 1886 enfermó de una tisis pulmonar. Esperando que el aire de su tierra la pudiese mejorar, fue llevada a Pianello, donde murió el 20 de abril de 1887. El propio beato Luis Guanella promovió la apertura de la causa de beatificación de sor Clara. El proceso informativo fue abierto en Como en 1912; fue beatificada el 21 de abril de 1991 por el papa Juan Pablo II. Su cuerpo es venerado en el santuario de Sagrado Corazón, en Como, junto al del beato Luis Guanella.
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Santos Sulpicio y Serviliano. M. c. 117.
Martirologio Romano: También en Roma, santos Sulpicio y Serviliano, mártires, enterrados en el segundo miliario de la Vía Latina. Son mártires romanos cuya conversión se atribuye a santa Flavia Domitila. Fueron decapitados bajo Trajano, en Roma.


 San Aniceto. Papa (154 - 165/6). M. 165/6. Martirologio Romano: En Roma, san Aniceto, papa, que recibió fraternalmente como huésped insigne a san Policarpo, para tratar juntos acerca de la fecha de la Pascua. Nació en Emesa de Siria, y fue coadjutor de san Policarpo de Esmirna. Fue elegido Papa y es el primero de los de su nombre en el papado; sucedió a san Pío I. Durante su pontificado, Roma ejerció una poderosa atracción como centro de la cristiandad y de la sabiduría. Recibió a san Justino, Taciano y san Hegesipo que acudieron a Roma, a pedir consejo.

A él dedicó san Hegesipo, primer historiador de la Iglesia, su "Comentario de los Hechos de los Apóstoles". Anunció a san Policarpo su propia muerte, ya que éste se encontraba a allí, para pedirle consulta sobre ciertos cambios en la liturgia sobre la festividad de la Pascua, como respuesta el Papa le pidió que hiciera la celebración litúrgica de su propio funeral. Fue el introductor de la tonsura en los eclesiásticos y la celebración de la Pascua en Domingo. Mantuvo controversias con el hereje Marciano, con Marcelino y el gnóstico Valentín. En la reforma de Pablo VI de 1969. Se descubrió que no había sido mártir, y tampoco que no había recibido nunca ningún culto, aunque su vida fue ejemplar, la Iglesia decidió borrarlo del número de los santos. Le sucedió san Sotero. Mártir (genérico)

San Secundino de Córdoba. M. c. 306. 
Martirologio Romano: En Córdoba, en la Hispania Bética, san Secundino, mártir. Mártir en Córdoba, durante la persecución de Diocleciano.

  San Marciano de Auxerre. M. c. 470/88. 
Martirologio Romano: En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Marciano, monje.

Nació en Bourges en el seno de una familia muy humilde; cuando los visigodos conquistaron Bourges, tuvo que huir y fue acogido como hermano lego en la abadía de Santos Cosme y Damián de Auxerre por el abad san Mamertino. Vivió entregado a trabajos domésticos, edificó a todos por su piedad y obediencia.

Para probarle, el abad le designó para el puesto más humilde, que era el de pastor en la granja que la abadía poseía en Mérille. Marciano aceptó el cargo con gran alegría y, bajo su cuidado, el ganado empezó a multiplicarse prodigiosamente. El santo poseía un extraño poder sobre los animales: los pájaros iban a comer en sus manos; los osos y los lobos se retiraban al oír su voz; un jabalí, perseguido por los cazadores, fue a refugiarse junto al santo, quien le defendió y le dejó en libertad. A la muerte de san Marciano, la abadía tomó su nombre.

  Santa Endelienda. s. VI. Hermana de san Nechtan de Harland; muchas leyendas han surgido en torno a su nombre. Todo lo que se sabe de ella es que es una de las tantas hijas de san Brychán, que se estableció en Trenkenny, en Cornualles, cerca del monasterio de su hermano san Nechtan. Fue sepultada en Endellion (que tomó su nombre) cerca de Bristol.

Santa Heliena de Laurino. s. VII. 
Martirologio Romano: En la región de Laurino, cerca de Pesto, en la Campania, santa Heliena, virgen, la cual, consolidada en el seguimiento de Cristo, abrazó una vida solitaria, en la que sirvió constantemente a Dios en las necesidades de los religiosos y de los enfermos.

Nació en Laurino, cerca de Festum, en la Campania, en el seno de la noble familia de los Consalvo. Por la envidia de algunos de sus vecinos, fue acusada falsamente de hechos despreciables, sus padres les creyeron y continuamente la maltrataron de palabra y de obra. Esta inocente niña, para huir del mundo y para conservarse pura ante el Señor, concibió la idea de retirarse y vivir como ermitaña.

Dejó la casa paterna y después de un extenuante camino, llegó a una gruta del monte di Pruno a ocho millas de Laurino, sobre Rofrano Vetere. En esta gruta casi inaccesible sirvió constantemente a Dios en las necesidades de los religiosos y de los enfermos, dedicada a la oración y a la ascesis. A su muerte fue honrada como santa. Sus restos se conservan en una urna en la colegiata de Santa María Mayor de Laurino. Patrona de Laurino.

San Vihón de Osnabrück. M. 804.
Martirologio Romano: En Osnabrück, en Sajonia, san Vihón, obispo, que siendo oriundo de Frisia, fue enviado por el emperador Carlomagno como abad para evangelizar la región y, ordenado obispo de esta Iglesia, tuvo que sufrir mucho por Cristo. Nació en Frigia. Carlomagno lo hizo primero abad misionario, y luego obispo de Innsbruck. Sufrió mucho por la Iglesia en su ministerio. San Hugo yacente

San Hugo de Anzy-le-Duc. M. c. 930. Nació en Poitiers y fue educado desde su nacimiento, en la abadía benedictina de Saint-Savin (Poitou). Aquí vistió el hábito religioso y fue ordenado presbítero. Se retiró a vivir vida monástica en el monasterio de San Pedro de Autun, donde acreditó fama como reformador y buen administrador. Después colaboró con el abad Arnulfo en la reforma del monasterio de San Martín en la misma ciudad. También colaboró con el abad san Berno en la reforma del monasterio de Baume-les-Messieurs y en la organización del recién fundado monasterio de Cluny.

Cuando murió era prior de Anzy-le-Duc. Hugo fue célebre por su innata sabiduría y por sus milagros. Comenzó la edificación de un hospital y de algunas habitaciones de la abadía. Combatió con todas sus fuerzas el paganismo todavía imperante en la zona. Pasó sus últimos años viviendo casi como un eremita, para prepararse mejor a la muerte. La muerte le sorprendió a edad muy avanzada. Hugo fue indudablemente una figura relevante del movimiento reformista monástico del siglo X. Sus reliquias fueron colocadas en la iglesia románica, a propósito construída para él, en Anzy. Por desgracia se perdieron durante las guerras de religión que acaecieron en Francia en el 1562.

Geraldo de Salles. Beato. (c.1055-1120).
Martirologio Romano: En el monasterio de Châteliers, en la región de Poitiers, en Francia, beato Geraldo de Salles, que, dedicado a la vida penitente, fue un canónigo pobre y un eremita más pobre aún, atrayendo a muchos al amor de Dios y a la vida eremítica, y fundando varias casas de canónigos regulares. Nació en Périgord y era Señor de Salles, cerca de Bergerac, en la Dordoña, no tenía ni vocación monástica ni vocación por el matrimonio.

Dedicó su fortuna, que era enorme, en la fundación de varias abadías. Luego vio que su camino era otro y se dedicó a vivir una vida penitente y fue un canónigo pobre y luego se retiró a Aurillac, donde vivio como un paupérrimo ermitaño, con su vida penitencial atrajo a muchos a la vivencia del Evangelio y a la vida eremítica, fundando también varias casas de canónigos regulares. Terminó sus días en el monasterio de Châteliers, como simple monje, sirviente de mesa.

  Oda. Beata. M. c. 1158. Hija de una noble familia de Brabante; que para no casarse se cortó la nariz e ingresó en el convento premostratense de Rivroelles, del que fue priora. Sus restos fueron sepultados en la abadia de la Buena Esperanza, que hoy en día es el seminario de la diocésis de Tournai. Su culto no ha sido confirmado oficialmente.

Domingo Vernagalli. Beato. (1180-1218). 
Martirologio Romano: En Pisa, de la Toscana, beato Domingo Vernagalli, presbítero de la Orden de los Camaldulenses, que construyó un orfanato. Nació en Pisa, Toscana, en el seno de una acaudalada familia. Fue ordenado sacerdote muy joven; cuando pensando que las estructuras del clero secular no le garantizaban un buen ambiente para conservar su espíritu, solicitó su admisión como oblato en los camandulenses de la abadía de San Michele in Borgo en Pisa, en la que recibió el hábito sin emitir votos religiosos.

En 1204 fue nombrado párroco de San Michele in Borgo. No abandonó nunca sus duras prácticas ascéticas. El abad de la abadía de San Michele, le propuso que crease un hospicio para niños huérfanos y educarlos, ya que había en la ciudad una auténtica plaga de hijos ilegítimos. Domingo abrió el orfanato de “Spedale dei Trovatelli”, anexo al monasterio, y que dirigió durante toda su vida. Murió a los 48 años en San Michele in Borgo. Inmediatamente fue venerado como santo por todos sus conciudadanos.

  Simón Rinalducci de Todi. Beato. M. 1322. 
Martirologio Romano: En Bolonia, de la Emilia, beato Simón de Todi Rinalducci, presbítero de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que con su enseñanza y su ejemplo edificó a los jóvenes estudiantes y a todo el pueblo de Dios. Nació en Todi. Presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín en Bolonia. Se dedicó a la formación cristiana de estudiantes universitarios y además fue un célebre predicador que durante un tiempo fue provincial de Umbría. Sufrió en silencio una acusación injusta, de la que no se defendió para no incurrir en un escándalo entre sus hermanos de religión. El beato Simón murió en Bolonia. En su tumba tuvieron lugar numerosas curaciones. cruz conmemorativa de los 17 mártires irlandeses

Mauricio MacKenraghty. Beato. M. 1585. 
Martirologio Romano: En Clone, en Irlanda, beato Mauricio (Maurice) MacKenraghty, presbítero y mártir, que después de dos años pasados en la cárcel, por no reconocer la autoridad de Isabel I sobre la Iglesia, fue ajusticiado en el patíbulo. Nació en Kilmallock, Irlanda. Sacerdote secular que era capellán del conde de Desmond, a cuya familia atendía pastoralmente. Detenido en 1583, fue encarcelado sin que se pudiera probar su condición de sacerdote católico, que él no reveló. Llevaba ya año y medio en la cárcel cuando un católico de Dublín, logró del carcelero que lo dejara salir por un día. La intención era que en el día de Pascua confesara a su familia y celebrara la misa.

Y estando en esta celebración fue descubierto, con lo que tuvo que reconocer su condición de sacerdote católico. No se le pudo probar ningún cargo ni actuación política solamente su sacerdocio, y por este único motivo fue condenado a muerte como traidor. Se le ofreció la libertad si reconocía que la reina era la cabeza de la Iglesia, a lo que se negó, afirmando su fidelidad a la Santa Sede. Se preparó para la muerte con gran serenidad de ánimo. Fue ahorcado y descuartizado en Clonmel. Mártires de Douai

Ricardo Sargeant y Guillermo Thompson. Beatos. (c.1558-1586).
Martirologio Romano: En Londres, siempre en Inglaterra, beatos Ricardo Sargeant y Guillermo Thompson, sacerdotes y mártires, que, condenados a muerte por entrar como sacerdotes en Inglaterra y haberse quedado, sufrieron en Tyburn el extremo suplicio. En Londres fueron ejecutados los sacerdotes seculares Ricardo Sergeant y Guillermo Thompson.

El primero era del Gloucestershire y había estudiado en Reims; llevaba dos años trabajando apostólicamente en Londres cuando fue arrestado y condenado a muerte. El segundo era de Blackburn en el Lancashire y también había estudiado en Reims, siendo acogido a su vuelta por santa Ana Line; llevaba dos años trabajando cuando fue arrestado y condenado a muerte. Su ejecución tuvo lugar en Tyburn. Beatlficados el 22 de noviembre de 1987. Iglesia de los Mártires de York

Antonio Page. Beato. M. 1593. 
Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beato Antonio Page (Anthony Page), presbítero y mártir, hombre manso y honesto, que por ser sacerdote fue condenado a crueles suplicios. Natural de Harrow-on-the-Hill, Middlesex, fue ordenado sacerdote en Reims en 1591. Trabajo por un tiempo en el Yorkshire hasta su detención y juicio, slendo condenado a muerte. Beatlficado el 22 de noviembre de 1987.

  Anastasio Pankiewicz. Beato. (1882-1942). 
Martirologio Romano: En el lugar de Hartheim, cerca de Linz, en Austria, mientras era conducido al campo de concentración de Dachau, beato Anastasio Pankiewicz, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que hasta la muerte dio testimonio de su fe.

Santiago nació en Nagórzany en Sanok, Polonia. Sacerdote profeso, que había ingresado en la Orden franciscana a los diecisiete años de edad. Heroico pastor de almas, organizó el centro pastoral y escolar del Barrio Doly en Lodz, y fue fundador de la Congregación de las Hermanas Antonianas de Cristo Rey.
Arrestado el 10 de octubre de 1941 y deportado al campo de Dachau, permaneció allí hasta su muerte; asignado al «reparto de inválidos», murió en la cámara de gas. Consciente de la inminencia de su muerte, se confesó y luego dijo a un amigo: «Estoy tranquilo y listo para morir».
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