Santoral del 8 de Agosto



INDICE

Domingo de Guzmán, Santo Fundador de los Dominicos
Santos SEGUNDO, CARPÓFORO, VICTORINO y SEVERIANO
Santos CIRIACO, LARGO, CRESCENCIANO, MEMMIA, JULIANA y ESMARAGDO
San ALTMANO DE PASSAUSantos: Marino, Juliana, Eleuterio, Leónidas, Hormisdas, mártires;
Beatos JUAN FINGLEY y ROBERTO BICKERDIKE
Santa BONIFACIA RODRÍGUEZ CASTRO
Santa MARÍA DE LA CRUZ MACKILLOP
Beata MARÍA MARGARITA CAIANI
Beato ANTONIO SILVESTRE MOYA
Beatos CRUZ LAPLANA Y LAGUNA y FERNANDO ESPAÑOL BERDIE
Beatas MARÍA DEL NIÑO JESÚS BALDILLOU
Beato VLADIMIRO LASKOWSKI
OTROS SANTOS DEL DÍA
Emiliano, Mirón, obispos; Ternacio, Gervasio, Gedeón, confesores; Severo, presbítero-San Hormidas, Mártir



SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, Confesor
Brille vuestra luz ante los hombres, a fin de que
vean vuestras buenas obras y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los cielos.
(Mateo, 5, 16).

Santo Domingo, fundador de la Orden de los Hermanos Predicadores, es representado con un lirio en la mano, símbolo de la virginidad que conservó durante toda su vida. El can que su madre vio en sueños llevando una antorcha encendida, representa la guerra que hizo a los herejes, y la luz que difundió en el corazón de los pecadores por la pureza de su doctrina y la santidad de su vida. Acaeció su muerte en 1221.

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SANTO DOMINGO

I. Se ve brillar una estrella sobre la frente de Santo Domingo inmediatamente después de su bautismo. Era el presagio del fulgor admirable que debía proyectar sobre la Iglesia de Dios. En efecto, desde tierna edad, edificó a cuantos lo rodeaban por su piedad, su austeridad y la práctica de las virtudes cristianas en general. ¿Has consagrado tú como Santo Domingo las primicias de tu vida a Dios? ¡Desgraciado el tiempo en el que no te amé, oh Dios mío! (San Agustín).

III. Este astro, tan radiante al levantarse, brilló con esplendor más deslumbrador aun a su mediodía. Santo Domingo alumbró y abrasó toda la tierra con el fuego del amor divino, con sus predicaciones y las de los religiosos de su Orden. Si tu profesión no te obliga a trabajar por la salvación de las almas mediante la predicación del Evangelio, debes por lo menos trabajar seriamente por tu propia salvación, y edificar al prójimo con tus buenos ejemplos.

III. Los astros no por ocultarse a nuestra vista pierden sus rayos: su fulgor no es menor a su ocaso que a su mediodía. Santo Domingo trabajó hasta su muerte por la gloria de Dios y la salvación de las almas, sin desalentarse por los obstáculos y sin perder nunca su primer fervor. Trabaja tú, mortifícate, haz penitencia hasta el último suspiro; y si alguien te invita a disiparte y a abandonar las austeridades de la penitencia, respóndele: Eso está bien para los bienaventurados; pero, para mí, que he ofendido a Dios, me hace correr el riesgo de perecer para toda la eternidad. (Paciano).

El celo por la salvación de las almas
Orad por las órdenes religiosas.

ORACIÓN

Oh Dios, que os dignasteis esclarecer la Iglesia por los méritos y la doctrina de vuestro confesor Santo Domingo, haced, por su intercesión, que nunca se vea privada de los socorros temporales, y que siempre logre nuevos progresos en las obras espirituales. Por J. C. N. S. Amén.

 
Santo DOMINGO DE GUZMÁN. (c.1170 - 1221). 
Martirologio Romano: Memoria de santo Domingo, presbítero, que siendo canónigo de Osma se hizo humilde ministro de la predicación en los países agitados por la herejía albigense y vivió en voluntaria pobreza, hablando siempre con Dios o acerca de Dios. Deseoso de una nueva forma de propagar la fe, fundó la Orden de Predicadores, para renovar en la Iglesia la manera apostólica de vida, mandando a sus hermanos que se entregaran al servicio del prójimo con la oración, el estudio y el ministerio de la Palabra. Nació en Caleruega (Burgos). 

Hijo de la beata Juana de Aza. Su familia eran propietarios del señorío de Caleruega. Su tío, el santo arcipreste de Gumiel, fue su preceptor. Cursó artes liberales y Teología en el Estudio general de Palencia, que luego se convertirá en Universidad. Ya en su época de estudiante se sintió comprometido con los pobres: vendió sus libros y su ajuar de estudiante para fundar “una limosna” o institución de ayuda a los necesitados. 

Decía: ”No quiero estudiar sobre pieles muertas, mientras mis hermanos los hombres mueren de hambre”.  Sacerdote y canónigo de Osma, fue nombrado subprior del convento de Canónigos Regulares en el que se había transformado el capítulo catedralicio. Acompañó a su prelado, el beato Diego de Azevedo, en una legación hasta Dinamarca, en nombre del rey Alfonso VIII que quería preparar el matrimonio de uno de sus hijos (Fernando) con una princesa danesa. Tuvieron que hacer dos viajes a Dinamarca; al final del segundo viaje, la novia murió. Atravesando el sur de Francia, Domingo conoció la nefasta influencia de las herejías de albigenses y cátaros (y más tarde de los valdenses) y descubrió la urgencia de predicar la verdad, ya que observó como se intentaba atajar la herejía, por medio de las armas y la tortura. 

Con este fin organizó una misión, fundando en Prouille, junto a Toulouse, un convento de religiosas dominicas (bajo la regla de las agustinas regulares) para apoyar su apostolado (este convento se considera como la casa madre de todas las dominicas); y luego una comunidad de religiosos predicadores (1215) libres de cualquier influencia política y que por medio de la predicación y la oración los herejes se reconciliaran con la Iglesia. Esta primera comunidad será el embrión de la Orden de Predicadores o "Domini canes" (perros del Señor) que, llena de sabios y contemplativos, se extendería por toda Europa. Hombres que combatieran la herejía sin tener que enriquecerse a su costa (los que delataban a los herejes, recibían parte del patrimonio que se les confiscaba). Para crear la nueva Orden, Domingo tuvo que ir a Roma acompañado por san Fulco, el obispo de Toulouse y además porque el obispo estaba convocado para participar al IV Concilio de Letrán. 

  La nueva Orden nació en un momento poco idóneo; primero, porque el papa Inocencio III ya había rechazado un proyecto apostólico del obispo el beato Diego de Azevedo para la evangelización de los cumanos (región del Volga y del Don), y por tanto no era probable que confiara al obispo y a Domingo la misión en Languedoc. En segundo lugar, el mismo Papa era reacio a la aprobación de nuevas ordenes religiosas; por ello, Domingo adoptó la regla de san Agustín, y para el rito litúrgico, la de los cistercienses. La residencia se hallaba junto a la iglesia de San Román en Toulouse (1216).

 Primeramente puso el acento en la pobreza (negativa de aceptar bienes inmuebles, sólo rentas), y después en la predicación y en el consiguiente deber de una seria preparación en los estudios. Honorio III, aprobó por fin (1216) la nueva Orden. Esta se difundió por las ciudades universitarias: París, Roma y Bolonia. Desde Bolonia, Domingo fue varias veces a visitar la curia papal y la Italia septentrional, y allí se celebró el I capítulo general de la Orden (en 1220-1221) donde se aprobaron las primeras “Constituciones”. 

En 1221 por indicación del papa Honorio III fundó el convento femenino de San Sixto en Roma, con regla de clausura. En este mismo año asistió a otro capítulo general en Bolonia. Tras prometer que después de muerto ayudaría a sus compañeros más que de vivo, murió en la ciudad universitaria de Bolonia en el convento de San Nicolás.  La persona de Domingo nos la describe así la beata Cecilia Cesarini: "Estatura media, cuerpo minúsculo, rostro bello y ligeramente sonrosado, cabello y barba ligeramente rojos, ojos bellos, frente y cejas que emanaban una especie de esplendor que provocaba la reverencia y el afecto de todos, siempre sonriente y alegre, a menos que no estuviera conmovido por compasión por alguna aflicción del prójimo; manos largas y bellas, una gran voz, bella y sonora, nunca calvo y con una corona de cabellos completamente moteada por algunos mechones blancos". 

Se cuenta que un día un estudiante le preguntó: "Padre ¿en qué libro estudia Vd.? y el le contestó: Hijito, en el libro de la caridad he estudiado, pues este libro enseña todas las cosas".  En su predicación resume la vida de Cristo en 15 misterios principales, que para hacerlos vida propia es necesario contemplarlos frecuentemente; y mejor bajo la mirada de la Virgen. Esta practica, se hará popular con el nombre del Rosario. Se sabe que la devoción al Rosario fue inventada y difundida a finales del siglo XV por el dominico bretón beato Alano de la Roche. Se le han atribuido muchas leyendas que son copiadas de las de san Bernardo de Claraval y san Francisco de Asís. Está enterrado en Bolonia. Al firmar el decreto de canonización de su amigo, en 1234, Gregorio IX (el cardenal Ugolino) afirmó que estaba tan seguro de su santidad como de la de san Pedro y san Pablo.
 MEMORIA OBLIGATORIA. 
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Santos SEGUNDO, CARPÓFORO, VICTORINO y SEVERIANO. M. III - IV. 
Martirologio Romano. En Albano, en la vía Apia, a quince miliarios de Roma, santos Segundo, Carpóforo, Victorino y Severiano, mártires. La más antigua noticia que menciona a este grupo de mártires se encuentra en la «Depositio martyrum», obra anónima del llamado Cronógrafo del año 354; bajo el VI Idus augusti (es decir: 8 de agosto) dice «Secundi Carpofori Victorini et Severiani Albano», es decir, «En Albano [sepultura de] Secundino, Carpóforo, Victorino y Severiano». 

 Para la misma fecha y con esos nombres son citados en el «Martirologio Jeronimiano», con la precisión de que su sepulcro se encuentra en el mojón de la milla XV de la Vía Appia, en un cementerio identificado por los arquólogos como el de san Senador. Se trata de las catacumbas de Albano Lacial (Roma), donde junto a los cuerpos de san Senador y santa Perpetua, había también cuerpos de numerosos mártires, pero que no contenían noticias suplementarias a las ya dichas de los nombres. 

 En ese mismo lugar hay un deteriorado fresco del siglo V que representa a los cuatro mártires con Jesús al centro y los apóstoles Pedro y Pablo, como puede verse en la reproducción. De estos mártires no existe una «Passio», por lo que no es posible saber ni deducir cuándo fueron muertos, ni en qué circunstancias. A lo largo de los siglos se los confundió -y así figuraban en el Martirologio anterior- con los Cuatro Coronados, a pesar de que estos eran de Panonia y llevaban otros nombres completamente distintos. 
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Santos CIRIACO, LARGO, CRESCENCIANO, MEMMIA, JULIANA y ESMARAGDO. M. 304.  Martirologio Romano: En Roma en el septimo millar de la vía Ostiense, santos Ciriaco, Largo, Crescenciano, Memmia, Juliana y Esmaragdo, mártires. Es un grupo de 24 mártires que sufrieron martirio en Roma durante la persecución de Diocleciano; su guía era Ciriaco, un diácono, que en un periodo posterior dio nombre a una iglesia. Sus Actas no tienen ningún valor. 

Todo lo que se sabe con certeza es que los mártires fueron sepultados en la séptima piedra millar de la vía Ostiense. Hay un desdoble el 24 de Noviembre, que dice que murieron mártires durante el gobierno de Majencio en Roma. Hay otro desdoble, con el nombre de Quiriaco, junto con santa Hilaria el 12 de Agosto.  Según la pasión, Ciriaco, Sisinio, Largo y Esmaragdo fueron cristianos dedicados a socorrer con limosnas a los cristianos presos en la persecución de Maximiano, y dedicados a la construcción de las termas de Diocleciano. 

El papa san Marcelo, encargó a Ciriaco, Sisinio, Largo y Esmaragdo que se ofrecieran como trabajadores en la construcción de las termas; fueron descubiertos y encarcelados. Sisinio fue decapitado más tarde, mientras que Ciriaco se congració con Diocleciano al liberar a su hija Artemia de un demonio. La curación provocó la conversión de Artemia y su madre. Ciriaco fue liberado y enviado a Peria con Largo y Esmaragdo, para curar a Jovia, la hija del rey Sapor, que estaba poseída por un demonio. Durante el viaje convirtieron a muchos. Murió Diocleciano, y fueron arrestados por Maximiano, que mandó ejecutarlos. 
Su culto se ha limitado a los calendarios particulares desde 1969.
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San ALTMANO DE PASSAU. (1020-1091). 
Martirologio Romano: En el monasterio de Göttweig, en Austria, san Altmano, obispo de Passau, que fundó numerosas casas de clérigos siguiendo la Regla de san Agustín, restauró la disciplina del clero y, expulsado de su sede por el emperador Enrique IV por defender la libertad de la Iglesia, murió en el destierro. Nació en Westfalia, en el seno de una noble familia. Estudió en la escuela catedral de Paderborn, donde fue maestro. Fue preboste del capítulo de Aquisgrán, y fue capellán de Enrique III y de la emperatriz Inés. Tomó parte en 1064, junto con los obispos de Maguncia y Bamberg y muchos otros del reino, en una peregrinación a Tierra Santa.  

Fue nombrado obispo de Passau en el 1065, y se convirtió en pionero de la reforma gregoriana; fundó según la regla de San Agustín los monasterios de San Nicolás de Passau hacia el 1067, y de Göttweig en el sur de Austria, hacia el 1075, y donde sería sepultado; reformó los monasterios de San Floriano y de San Hipólito y participó en la fundación de Rottenbuch. Para reconducir también los monasterios benedictinos a la vida regular importó el modelo de la reforma gorziana de Kremsmünster y en Melk. 

Quiso imponer el celibato al clero secular, pero no pudo a causa de la oposición de ellos. Sostuvo la autoridad de san Gregorio VII contra Enrique IV y fue expulsado de su sede, pero continuó teniendo una gran influencia en toda Alemania, al ser nombrado legado papal y colaboró con el abad san Guillermo de Hirsau. No pudo regresar a Passau, y fue acogido por el margrave Leopoldo II de Austria que le dio auxilio. 

Educó a Leopoldo III de Austria "el Bueno". Participó en la consagración de la iglesia abacial de Lambach por insistencia de su amigo san Adalberón de Würzburgo. Murió en Zieschmauer. Nunca fue formalmente canonizado, pero su culto fue aprobado por Bonifacio VIII en el 1300 y por Alejandro VI en 1496; tradicionalmente se lo llama «santo», pero propiamente recibe culto de beato.
Martirologio Romano: En York siempre en Inglaterra, beato Juan Fingley, sacerdote y mártir, que bajo la misma reina fue condenado a muerte por su sacerdocio y conducido al patíbulo. Junto a él se conmemora el beato Roberto Bickerdike, mártir, que, en el mismo periodo, pero en día y año desconocidos, padeció los mismos tormentos por haberse reconciliado con la Iglesia católica. 

 Juan era natural de Barneby en el Yorkshire, donde nace hacia el año 1555, y estudia en el Caius College de Cambridge, ganándose la vida como mayordomo. Tenía hechos ya muchos estudios cuando se decide por el sacerdocio y va al colegio inglés de Reims, donde se ordena sacerdote el 25 de marzo de 1581. Al mes de su ordenación marcha a Inglaterra y aquí trabaja con gran celo hasta que es arrestado y acusado de traición por ser sacerdote católico.  Fue encerrado en el castillo de York. Juzgado bajo la dicha acusación, en la sentencia se afirmó que se le consideraba traidor no solamente por haberse ordenado sacerdote en el extranjero sino también por haber reconciliado con la Iglesia católica a algunos subditos de la Reina.

 Subió al patíbulo con gran serenidad y alegría en York el 8 de agosto de 1586. Roberto nació en Knaresborough, Yorkshire, en el seno de una acomodada familia. Se crió en la ciudad de York. Conoció el catolicismo y se reconcilió con la Iglesia, negándose en adelante a acudir a los templos anglicanos. Iba acompañando por la calle a un sacerdote católico cuando fue arrestado y acusado de ser católico y de tener una mente traidora.

 Se le preguntó en el juicio que si el rey de España, agente del Papa, invadía Inglaterra, de parte de quién se pondría él, y contestó que cuando se diera el caso lo pensaría. El jurado lo declaró inocente, pero el juez no estuvo de acuerdo con el veredicto y lo hizo juzgar por otro jurado que sí lo condenó a muerte. Fue ahorcado y descuartizado, aunque no se sabe el día ni año, podría ser en el mismo 1586. Fueron beatificados por san Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1987. 
Martirologio Romano: En Zamora en España, santa Bonifacia Rodríguez Castro, virgen, que, dedicada a la promoción en el campo cristiano y social de las mujeres a través de la oración y el trabajo, instituyó sobre el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth la Congregación de las Siervas de San José. Nació en Salamanca en el seno de una familia humilde, su padre era sastre. En 1874, fundó en su ciudad natal, su propio taller de costura e hilados.

 Aquí fundó las Siervas de San José, destinada a acoger muchachas trabajadoras pobres y jóvenes y enseñarles una profesión para que pudieran defenderse en la vida en los llamados “talleres de Nazareth” que consistía en acoger a muchachas huérfanas y abandonadas los días festivos para que lo que desempeñó fue una labor callada de formación humana y espiritual. El proyecto de vida religiosa femenina dentro del mundo del trabajo era precisamente lo que hacía falta en aquella etapa injusta de la revolución industrial, pero la idea de un jesuita catalán Francisco Butinyá y de Bonifacia, resultaba demasiado novedosa.

 La expulsión de los jesuitas y los posteriores mangoneos de la Curia diocesana terminaron con la destitución como superiora de Bonifacia, por sus propias hermanas de Congregación, quien tuvo que irse a Zamora, donde fundó una segunda casa, llamada Colegio de los Desamparados, excluída de la aprobación pontificia que llegó en 1901.  La víspera de su partida de Salamanca, reunió a las religiosas, les pidió perdón, se echó al suelo y les pidió que pasasen por encima de ella, todas lo hicieron, para mayor oprobio: Bonifacia que era inocente, demostró así su calidad humana y religiosa.

 Murió en Zamora sin proferir una sola palabra de reproche, y siempre unida al seguimiento de la vida oculta y humilde de la familia de Nazareth. Decía: “Para estar unida con Dios no hay mejor cosa que andar siempre en su presencia”. Tan sólo después de muchos años despues de su muerte, en 1945, la comunidad de Zamora fue admitida en una orden orientada a la enseñanza en lugar del trabajo con jóvenes obreras, pero que poco a poco recuperó su espíritu fundacional y se extendió a 13 países. En los “talleres de Nazareth” se transmite el “Evangelio del trabajo”. Bonifacia es beatificada en 2003 y canonizada por Benedicto XVI en 2011.
(1842-1909).  Martirologio Romano: En Sydney en Australia, santa María de la Cruz (María Elena) MacKillop, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanas de San José y del Sagrado Corazón y la gobernó entre múltiples dificultades y ultrajes. María Helena MacKillop nació en Fizroy, Melbourne (Australia), en el seno de una familia de granjeros. María, la mayor de los 8 hermanos, fue educada por su padre y en escuelas privadas. María empezó a trabajar a la edad de catorce años como empleada en Melbourne y después como maestra en Portland.

 Para mantener a su necesitada familia aceptó un trabajo como institutriz en 1860 en Penola al sur de Australia. Su trabajo consistía en cuidar y edudar a los niños. Siempre que le era posible estaba dispuesta en ayudar a los pobres, y comenzó a cuidar a los niños de las otras granjas del estado de Cameron. Esto le hizo entrar en contacto con el Padre Julián Tenison Woods, quien era el párroco del territorio Sur Este. Woods siempre había estado muy preocupado por la falta de educación y, particularmente, la poca formación católica en el sur de Australia. Cuando él inició con su escuela fue elegido Director de Educación, y pronto se volvió, junto con María, en el fundador de las Hermanas de San José que enseñarían en sus escuelas. María se quedó durante dos años en Penola antes de aceptar un trabajo para enseñar a los niños en Portland, Victoria.

 Luego abrió su propio internado, Bayview House, y pudo reunirse con el resto de su familia. Mientras ella enseñaba en Portland, el Padre Woods, invitó a María y a sus hermanas Annie y Lexie, a ir a Penola para abrir una escuela católica allí. Esa escuela fue inaugurada en 1866 en un establo, mismo que fue adecuado por los hermanos de María, y donde luego las MacKillops comenzaron a educar a más de cincuenta niños. En 1867 María se convirtió en la primera Hermana, y madre superiora, de la Orden de las Hermanas de San José recientemente creada, y se mudó al convento en Grote Street Adelaide. Dedicada a la educación de los niños del pobres, fue la primer orden religiosa en ser fundada por australianos.  

Las reglas escritas a por el Padre Woods y María para las Hermanas, hacían énfasis en la pobreza, una dependencia total a la Divina Providencia, no podrían tener propiedades personales confiando siempre en que Dios proporcionaría lo necesario, y las Hermanas irían dondequiera que les necesitaran. Las reglas fueron aceptadas por el obispo Sheil. A finales de 1867 otras diez Hermanas se habían unido a la Orden. Tuvo dificultades con su obispo, que no estaba de acuerdo con que las religiosas cabalgasen por todo el territorio australiano para extender la enseñanza y la fe, por ello sufrió muchas injurias y calamidades. Pero ella supo superarlo.

 La Madre María MacKillop murió llena de méritos y fue enterrada en el cementerio Gore Hill. Después de su entierro las personas comenzaron a tomar tierra de los alrededores de su tumba, por lo que sus restos fueron exhumados y se transferidos, a una bóveda próxima al altar de la Madre de Dios en la nueva Capilla en Mount Street Sydney. El papa san Juan Pablo II la beatificó el 19 de enero de 1995, en Sidney.
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Beata MARÍA MARGARITA CAIANI (del Sagrado Corazón). (1863-1921). 
Martirologio Romano: En Poggio en Caiano en Toscana, beata María Margarita (María Ana Rosa) Caiani, virgen, fundadora del Instituto de las Hermanas Franciscanas Mínimas del Sagrado Corazón para la formación de la juventud y la asistencia de los enfermos. Se llamaba María Anna Rosa. Nació en Poggio a Caiano, diócesis de Pistoya (Italia).

 Desde la infancia mostró una inclinación especial a la oración y a la práctica de la caridad. En 1893, ingresó con una amiga en el monasterio benedictino de Pistoya, pero salió para atender a un enfermo que rechazaba los sacramentos. Se dedicó a la instrucción y educación de los niños. Abrió una escuela, donde con una amiga enseñaba a los muchachos y muchachas los primeros rudimentos del saber y la doctrina cristiana. 

El 6 de noviembre de 1896, María Ana Rosa y dos jóvenes más dejaron sus casas para vivir en comunidad y dedicarse a la santificación propia, atender a la catequesis, al apostolado y a la enseñanza en la escuela, asistir a los enfermos y a los moribundos. En 1901 escribió las primeras constituciones. En 1902 vistieron el hábito religioso y María Ana Rosa tomó el nombre de sor María Margarita del Sagrado Corazón. En 1905 hicieron la profesión religiosa las seis primeras hermanas; María Margarita llamó a la pequeña familia Religiosas Mínimas del Sagrado Corazón. Pocos meses antes de morir la fundadora, la congregación fue agregada a la Orden Franciscana. Cuando falleció el instituto contaba ya con más de doscientas religiosas distribuidas en 21 casas. San Juan Pablo II la proclamó Beata el 23 de abril de 1989.

  Beato ANTONIO SILVESTRE MOYA. (1892-1936).  Martirologio Romano: En el lugar llamado El Saler, cerca de Valencia, en España, beato Antonio Silvestre Moya, presbítero y mártir, que, en el furor de la persecución contra la fe, llegó victorioso al reino celestial por su testimonio constante de Cristo. Nació en L`Ollería. Hijo de un guardia civil, estudió en el Seminario de Valencia y se doctoró en Teología. Ordenado en 1915, estuvo destinado en Calp, Quatretonda, Otos, La Font de la Figuera y, por último, en Xátiva en la parroquia de Santa Tecla como cura ecónomo. Se destacó siempre por su espíritu de concordia en tiempos difíciles para la Iglesia y los católicos.  Iniciada la guerra española en julio de 1936, su templo fue incendiado en los primeros días de agosto, y el párroco hubo de pasar a la clandestinidad, pero no por eso dejó de visitar y administrar los sacramentos a los enfermos, celebrando la misa en su casa. 

El 7 de agosto bajó el sagrario a una dependencia de la planta baja e hizo ante él la consagración al Corazón de Jesús ofreciendo su vida. Al anochecer, llegaron unos milicianos y, pese a la resistencia de la familia, se llevaron al sacerdote. Llevado aquella madrugada al puerto de Cárcer, allí le dispararon varios tiros. Arrastrándose, llegó a Llosa de Ranes, donde lo curaron, pero a la mañana siguiente volvieron los milicianos. Al meterlo en el coche, él hizo la señal de la cruz y dijo que perdonaba a todos. Luego lo llevaron a El Saler y allí lo mataron. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939. INDICE
Beatos CRUZ LAPLANA Y LAGUNA y FERNANDO ESPAÑOL BERDIE. M. 1936.
Cruz Laplana nació en Casa Alonso de Plan, (Huesca). A la edad de once años escogió la carrera eclesiástica. Estuvo en el Seminario de Barbastro. Cursó tres años de Derecho canónico y uno de Teología en la Universidad Pontificia de Zaragoza. Se ordenó presbítero en 1898. Desde 1902 a 1912 ejerció la docencia en el Seminario conciliar de Zaragoza. Fue ecónomo de Caspe y luego párroco de San Gil, en la capital metropolitana. 

En 1921, la Santa Sede le nombró obispo de la diócesis de Cuenca /España).  Fernando Español nació en Arciles (Huesca). Estudió Derecho en la Universidad. Obtuvo la exención del servicio militar para terminar el doctorado en Derecho Civil y Canónico. Y en ese momento cayó enfermo de gravedad. Era el año 1898. Tuvo un sueño, en el cual se vio vestido con los ornamentos sacerdotales ante la mirada complaciente de la Santísima Virgen. Se sintió enseguida curado de su enfermedad. 

A pesar de tener a la vista un porvenir que se prometía risueño y feliz, aquel sueño maduró su vocación sacerdotal y expresó a sus padres el deseo de ingresar en el seminario de Barbastro. Fue dispensado de unas cuantas asignaturas, dedicándose casi exclusivamente al estudio del latín y de la Sagrada Teología. Fue ordenado sacerdote en 1901. Fue encargado de la parroquia de Ornella. Luego pasó a coadjutor de Benasque, regente de Lezue y en 1907 párroco de Gruatau. Allí vivió feliz D. Fernando, abogado y cura sencillo de pueblo. Daba catequesis a los niños, predicaba, cuidaba las almas de los jóvenes, de los matrimonios, de los enfermos. 

Rezaba y aún le quedaba tiempo para leer. Se veía feliz como cura de pueblo. En 1921 fue nombrado párroco de la parroquia de San Esteban de Plan. Comenzaba sus trabajos en la nueva Parroquia cuando recibe una carta del nuevo Obispo de Cuenca, el beato D. Cruz Laplana y Laguna, invitándole a acompañarle a Cuenca como familiar y secretario particular. Aceptó la invitación y no le abandonaría hasta el momento de su martirio, que no permitió dejarlo solo. Pronto opositó y ganó la dignidad de maestro de ceremonias de la Catedral, que ejerció bastantes años. Fue también profesor del seminario. El obispo premió sus servicios con una canonjía de gracia. Siempre cumplió con gran exactitud, bondad y sencillez, siendo muy querido y apreciado por todos. 

 Tras el fracasado golpe de estado, Cuenca fue fiel al gobierno republicano por obra del teniente coronel Francisco García de Ángela, a los pocos días después con la llegada de milicianos anarquistas mandados por Cipriano Mera, empiezan a producirse los desmanes. En la tarde del 20 hizo explosión una bomba en la puerta del palacio episcopal. A partir del 28 de julio los acontecimientos se precipitan y el obispo es obligado a dejar su residencia en compañía de su mayordomo Manuel Laplana y de su familiar el beato Fernando Español, bajo custodia de milicianos, al Seminario convertido en cárcel. El 7 de agosto, a medianoche se presentan un grupo de siniestros pistoleros, haciendo subir a un autobús al obispo y a Fernando Español. Monseñor Laplana dijo: «Si es preciso que yo muera por España, muero a gusto. Ya voy preparado y confesado». El autobús después de recorrer los cinco kilómetros que separaban a la ciudad del kilómetro 5 de la carretera de Villar de Olalla, pasado el puente de la Sierra, el cabecilla del piquete Emilio Sánchez Bermejo, les hizo bajar del vehículo.

 El obispo Laplana levantó la mano para bendecirles, pronunciando las siguientes palabras: «Yo os perdono y desde el cielo rogaré por vosotros». Una bala le atravesó la palma y se le incrustó en la sien. Murió de sotana y con las insignias episcopales, ya que cuando lo detuvieron se negó en redondo a vestirse de paisano. Simultáneamente caía acribillado su sobrino y secretario, Fernando Español. Fueron sepultados al día siguiente en una fosa común del cementerio de Cuenca. 
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Beatas MARÍA DEL NIÑO JESÚS BALDILLOU y 4 compañeras. M. 1936. 
Martirologio Romano: En Valencia, España, beatas María del Niño Jesús Baldillou Bullit y compañeras, vírgenes del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías y mártires, que en la misma persecución bajo la violencia de los enemigos de la Iglesia fueron gloriosamente al encuentro de Cristo Esposo. Sus nombres eran: Presentación de la Sagrada Familia (Pascuala) Gallén Martí, María Luisa de Jesús Girón Romera, Carmen de San Felipe Neri (Nazaria) Gómez Lezaun y Clemencia de San Juan Bautista (Antonia) Riba Mestres. María del Niño Jesús nació en Balaguer (Lérida). Allí transcurrió su infancia y juventud. En 1924 ingresó en el noviciado escolapio de Masnou (Barcelona), donde profesó en 1927 a los 22 años de edad. Ya en el noviciado dio muestras de una virtud poco común y de una obediencia esmeradísima. 

 Destinada al colegio de Valencia, en esta casa permaneció hasta su muerte, ocupada en los oficios domésticos. Tanto para la comunidad como para las niñas fue modelo de vida totalmente entregada al Señor, en la sencillez y alegría de la cotidiana educación. Joven a los 31 años, el 8 de agosto de 1936, el Señor la encontró preparada para su encuentro con él, en las playas del Saler (Valencia).  Presentación era natural de Morella (Castellón) y nació en 1892. Pertenecía a un hogar profundamente cristiano. Dios lo bendijo con cuatro hijas y las cuatro fueron religiosas: una Hija de la Caridad y tres Escolapias. Junto con su hermana Josefa, hicieron el noviciado en San Martín de Provensals (Barcelona), y allí profesaron en 1892.

 Tras siete años en el colegio de Olesa de Montserrat fue destinada al colegio de Valencia; en este colegio estuvo el resto de su vida, sembrando la Buena Nueva del Reino entre las niñas confiadas a su apostolado. Fue un modelo constante para sus hermanas de comunidad: sencilla y modesta, humilde y servicial. Y como recompensa, a los 64 años, Dios la invitó al supremo sacrificio de amor en la playa del Saler, Valencia.


 María Luisa nació en Bujalance, (Córdoba) en 1887. Fue alumna del colegio escolapio de Bujalance. Ingresó en el noviciado escolapio de Carabanchel (Madrid), en el 1916, y profesó en 1918. La mayor parte de su vida escolapia la pasó en Cuba. De 1934 a 1936, entre las niñas valencianas, derrochando simpatía con su característico gracejo andaluz. Siempre se la vio alegre y jovial, con la sonrisa en los labios y una serenidad que admiraba a sus hermanas. En varias ocasiones comentó que no le importaría morir mártir. Y el Señor escuchó sus deseos a sus 49 años de edad y 18 de profesión religiosa, en las playas valencianas del Saler.  Carmen era natural de Eulz (Navarra), nació en 1869. 

Sintió la llamada del Señor e ingresó en el noviciado de Carabanchel (Madrid), donde profesó en 1895. Ese mismo día fue destinada al colegio de Valencia. Encargada de la portería durante 41 años, vivía intensamente la vida escolapia y sabía hermanar el trabajo y la oración. Afable y sonriente, supo transformar aquella portería bulliciosa, por el constante ir y venir de las alumnas y sus familiares, en una Betania, donde se recreaba el Señor, que le acompañaba siempre. Su vida fue una preparación continua, y ante la llamada apremiante del Señor, el 8 de agosto de 1936, supo responder con heroísmo, a los 67 años de edad, junto a sus otras cuatro hermanas escolapias.

 Mártir en las playas del Saler, Valencia.  Clemencia nació en Igualada (Barcelona) en 1893. Alumna del colegio igualadino escolapio se distinguió por su aplicación y simpatía natural. Sintió pronto el deseo de abrazar la vida religiosa, pero no pudo realizar sus deseos hasta el 1919, fecha de su profesión religiosa. Después de una breve estancia en el juniorato de Zaragoza, fue destinada al colegio de Valencia. Las hermanas que convivieron con ella aseguraban que todas la querían: las superioras hallaban en ella un descanso y consuelo, las hermanas un corazón amplio, siempre dispuesto a hacer el bien; y las alumnas una madre. 

En la playa del Saler, Valencia, trocó la vida terrena por el cielo, cuando contaba 41 años de edad. Estas cinco escolapias, dada la situación persecutoria religiosa reinante en Valencia, el 22 de julio de 1936, se ausentaron del Colegio y buscaron refugio en un piso de la calle San Vicente, propiedad del chófer del Colegio. Allí pasaron días calamitosos. El día 8 de agosto de 1936, a las cinco de la mañana fue asaltada la vivienda. Les dijeron que habían sido denunciadas y que debían declarar en el gobierno civil. Un coche les esperaba a la puerta, pero conducidas a la playa del Saler de Valencia, recibieron la palma del martirio y sellaron con su sangre su vida de fidelidad a Jesucristo. Sus restos mortales descansan en la cripta del Colegio de Escolapias de Valencia. Fueron beatificadas con los demás mártires de la Guerra Civil en valencia, en 2001.
  Martirologio Romano: En la localidad de Gusen en Alemania, beato Vladimiro Laskowski, sacerdote y mártir, que, en tiempo de guerra, fue deportado por su fe en este campo de concentración y, cruelmente torturado, alcanzó la gloria del martirio. Nació en Rogozno, en el seno de una familia de clase media. Fue ordenado sacerdote en 1914. Fue sucesivamente vicario de las parroquias de Modrze, Ostrow, Wielkoposki y San Martín de Poznan. En 1917 fue designado secretario general de Cáritas. En 1923 fue nombrado ecónomo del seminario diocesano y colaborador de la curia episcopal. 

 En 1927 fue nombrado comendatario de Lwówek y en 1930 arcipreste de dicho partido. Era una persona alegre y optimista, gran devoto de la Eucaristía y de la Cruz. Continuó en su destino cuando los alemanes invadieron Polonia y fue arrestado en 1940; durante un breve tiempo estuvo en la prisión de Poznan, y luego fue llevado al campo de concentración de Dachau, y después al de Gusen. Aceptó con ánimo los sufrimientos de su detención, recurriendo a la oración y procurando consolar a otros presos. Le propusieron quedarse en Dachau, pero prefirió ir con sus compañeros sacerdotes a Gusen, campo cuya dureza soportó muy poco tiempo. Las torturas que le infligieron acabaron pronto con su vida. Beatificado el 13 de junio de 1999 por san Juan Pablo II.
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OTROS SANTOS DEL DÍA

 
San Crescenciano. M. 287. Soldado decapitado en Città di Castello ("Tiphernum"). Su existencia histórica es dudosa. Según una tardía “passio” habría sido un soldado de la antigua Tifernum de donde habría huído; mató a un dragón que aterrorizaba la zona y después fue capturado por sus perseguidores y fue ejecutado.  

  San Marino "el Viejo". M. c. 305.   Martirologio Romano: En Tarso, de Cilicia, martirio de san Marino, anciano de Anazarbo, que, en tiempo del emperador Diocleciano y el prefecto Lysia, fue decapitado, y su cuerpo, por orden de dicho prefecto, arrojado para que lo devoraran las fieras. Anciano natural de Anazarbo de Cilicia, mártir Tarso durante la persecución de Diocleciano, siendo prefecto Lisias, fue degollado, y su cuerpo, por mandato del prefecto, arrojado a las fieras para que lo devorasen. 
 Aunque el Martirologio Romano, simplificando un poco, señala que fue arrojado vivo a las fieras, los sinaxarios griegos precisan que su muerte fue seguida de un fuerte temporal que causó tal confusión que dos cristianos pudieron rescatar algunos restos del cuerpo del santo y esconderlos en una gruta. Fueron luego trasladados a una localidad a seis millas de Anazarbo. San Severo de Vienne. M. d. 445. Martirologio Romano: En Vienne, en la Galia Lugdunense, san Severo, presbítero. Presbítero hindú que evangelizó la región de Vienne.  

  San Eusebio de Milán. M. 462. 
 Martirologio Romano: En Milán, en la provincia de Liguria, san Eusebio, obispo, que trabajó intensamente por la fe verdadera y reconstruyó la iglesia catedral destruida por los hunos. Probablemente era griego; sucedió a san Lázaro en la sede de Milán la que gobernó durante 16 años. Ayudó al papa san León I Magno a reprimir la herejía de Eutiques; reconstruyó la catedral derribada por los hunos. 

   San Munmolo. M. 643/78.   
Martirologio Romano: En Burdeos, de Aquitania, san Munmolo, abad del monasterio de Fleury. Segundo abad benedictino de Fleury; quizás fue el que hizo trasladar en el 703 a Francia desde Montecasino, parte de las reliquias de san Benito y santa Escolástica, y por esto el monasterio comenzó a llamarse Saint-Benôit-sur-Loire. Según una noticia tardía, murió en la abadía de Sante Croix de Burdeos, donde su tumba atrajo a los peregrinos.  

  San Emiliano de Cízico. M. 820. 

 
Martirologio Romano: En Cízico, en el Helesponto, san Emiliano, obispo, que, por defender el culto a las sagradas imágenes, soportó grandes sufrimientos por parte del emperador León y, finalmente, acabó su vida en el destierro. Obispo de Cízico, sucediendo al obispo Nicolás y fue famoso no sólo por su doctrina sino también por su bondad y misericordia.
 En el 815, participó en una reunión organizada por el emperador iconoclasta León el Isaurico sobre el culto de las imágines, durante la cual manifestó su fe, declarando con energia que el emperador era incompetente para juzgar tal materia: “Si el problema es eclesiástico, que se trate en la iglesia, según la costumbre, y no en el palacio imperial”. Por esta firmeza fue enviado al exilio donde murió. Es recordado como mártir y confesor.  

  San Famiano. (1090-1150). 

 Martirologio Romano:
En Galese, cerca de Viterbo, en la Toscana, san Famiano, eremita, que, nacido en Colonia, después de haber distribuido sus bienes entre los pobres y haber realizado piadosas peregrinaciones, murió en este lugar, revestido con el hábito Cisterciense. Nació en Colonia, en el seno de una familia acomodada. A los 18 años recibió las órdenes menores, usando desde entonces una vestimenta adecuada al estado clerical, destacando una cruz que llevaba siempre pendiente del pecho. Inclinado a la piedad, empezó a disgustarle la mundanidad de las comodidades y agasajos por ello marchó en peregrinación a Roma y todos los santuarios de Italia, y Compostela, donde llegó en 1115.

 Permaneció en Galicia varios años, recibiendo la formación espiritual de parte de un santo monje. Peregrinó a Tierra Santa, deteniéndose allí algún tiempo, para luego volver a Galicia. Vivió como ermitaño en San Placido a las orillas del Miño. La leyenda dice que en esta época tuvo grandes tentaciones diabólicas. Ingresó en los benedictinos de Oseira, que adoptaría los estatutos del Cister. El abad le mandó a una pequeña fundación que llevó a cabo en San Lorenzo de Melias, donde parece que vivió algunos años. Marchó de nuevo en peregrinación a Roma, donde tuvo la inspiración de dirigirse a Galesse, ciudad toscana, en el ducado de Florencia. Aquí murió a los 60 años de edad. En torno a su sepulcro se produjeron muchos milagros y su fama de santidad se extendió rápidamente. Patrón de Galesse.   

  Guillermo de Castellammare di Stabia. Beato. M. 1364. 
Nació en Castellammare di Stabia (Nápoles). Sabemos que ingresó en los franciscanos y que marchó como misionero a Palestina, donde anunciaba con coraje públicamente el Evangelio, acusando de falsedad la religión musulmana. Naturalmente fue arrestado y durante su detención se buscó hacerlo apostatar con amenazas y promesas, pero todo resultó en vano. Parece que no fue torturado, como sucedió con otros mártires. En Gaza sufrió en martirio, segado en dos partes. Su cuerpo fue quemado junto a su Breviario; los cuerpos de los mártires eran quemados para que no se crease un culto a las reliquias entre los cristianos, culto que los musulmanes veían como el humo en los ojos. Es recordado en el Martirologio Franciscano.   

Juan Felton. Beato. M. 1570.   
Martirologio Romano: En Londres en Inglaterra, beato Juan Felton, mártir, que, cruelmente despedazado junto a la catedral de San Pablo por colocar en público la bula de excomunión emitida por el papa san Pío V contra la reina Isabel I, cumplió gloriosamente su martirio invocando el nombre del Salvador. Nació en Bermondsey (Inglaterra), era padre del beato Tomás Felton; vivía en Southwark cuando llegó a Londres la bula con la que el papa san Pío V excomulgaba a la reina Isabel; Juan colocó una copia de esta bula en la puerta de la casa del obispo de Londres, se le pidió que huyera, pero él deseoso del martirio, se quedó en su casa esperando la detención.  Compareció ante el tribunal y reconoció haber fijado la bula papal y declaró que no reconocía la supremacía espiritual de la reina. 

No quiso pedirle perdón a la reina, porque estaba seguro de lo que había hecho. Fue condenado a muerte y como señal de que no guardaba rencor a la soberana le regaló un anillo suyo muy valioso. Fue ahorcado en el patio de la iglesia de San Pablo en Londres, y cuando todavía estaba vivo empezaron a descuartizarlo y ya le habían arrancado el corazón cuando todavía se le oyó invocar el nombre de Jesús. Estaba casado y su hija Francisca tuvo el valor de asistir al martirio de su padre. Juan fue beatificado por el decreto de 1886, aunque no nominalmente por León XIII, que confirmó su culto.

  San Pablo Ke Tingzhu. M. 1900.   
Martirologio Romano: En la aldea Xisiaodun, cerca de Xinhexian, en la provincia de Hebei, en China, san Pablo Ke Tingzhu, mártir. Era el jefe de la aldea cristiana y en la persecución desencadenada por los seguidores del movimiento Yihetuan, al ser despedazado ofreció a los demás un luminoso ejemplo de resignación cristiana. Nació en Tsi Siao Tchu, China. 

  Era responsable del grupo de cristianos de su pueblo y trabajaba como campesino. Estaba pacíficamente trabajando en el campo, cuando los bóxers fueron a buscarlo. Los trabajadores que estaban con él le dijeron a los bóxers, que no lo mataran que ya no sería cristiano, pero él manifestó que no estaba dispuesto a apostatar. Entonces le ataron a un árbol y le fueron cortando los miembros hasta que murió. Tenía 61 años. Fue canonizado el 1 de octubre del año 2000 por el papa Juan Pablo II.   

  Antero Mateo García. Beato. (1875-1936).  
Nació en Valdevimbre (León). Contrajo matrimonio con Manuela Trabadelo Malagón en 1902 y se estableció por razones de trabajo en Cembranos (León), pero tuvo que emigrar a Barcelona en 1916 y se empleó en los Ferrocarriles del Norte. Junto con su esposa, ingresó en la orden seglar dominicana y fue miembro de la "Adoración Nocturna". En algunas peregrinaciones a Lourdes hizo de camillero para los enfermos y ejercitaba la virtud de la caridad visitando a los necesitados. Padre de ocho hijos, uno de los cuales fue Dominico y una Carmelita Descalza.

En julio de 1936 sometieron su hogar a un registro. El 6 de agosto se desplazó a la estación barcelonesa de Francia para esperar a su esposa y a la hija Carmelita que llegaban de Valencia con otras religiosas más; lo detuvieron, aunque sus familiares lograron la libertad al cabo de unas horas. Recibió orden de incorporarse a su trabajo habitual en la estación de ferrocarril, llamada del Norte, pero el 8 de agosto no regresó ya al hogar. Al anochecer, un grupo de milicianos lo sacó violentamente de la dependencia donde prestaba servicio y lo condujo hacia Sant Andreu de Palomar (Barcelona) y, bajo el puente denominado del "Dragón", fue martirizado, a los 61 años cumplidos. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 27 de octubre de 2007.  

  Felipe José (Pedro Juan Álvarez Pérez). Beato. (1914-1936)
 Nació en Carmena (Toledo). Ingresó en el noviciado menor o aspirantazgo de Griñón (Madrid) en 1927. Tomó el hábito en 1930. Terminada su formación religioso-pedagógica, fue destinado a Consuegra (Toledo).

 De tal manera se granjeó el afecto de los niños, de sus padres y de los demás Hermanos de su comunidad, que todos los consideraban como un regalo del cielo. Los pocos años que vivió hasta su martirio, los llenó con su regularidad y con su celo apostólico, impregnado de miras sobrenaturales, hasta que le sorprendió la revolución y persecución religiosa de 1936. 

Testigos afirman que cuando fue detenido con los demás Hermanos para ser llevado a la cárcel, sin previo juicio alguno, al pasar delante de la habitación donde se hallaba expuesta la imagen de la “visita domiciliaria” de la Santísima Virgen, entró, se postró de rodillas. No quiso separarse de sus Hermanos cuando los llevaban al martirio.