Santoral del 2 de Abril



INDICE

Francisco de Paula, Santo Eremita y Fundador
Abundio de Como, SantoObispo
Nicecio de Lyon, Santo Obispo
Eustasio de Luxeuil, Santo Abad
Juan Payne, Santo Presbítero y Mártir
San PEDRO CALUNGSOD y beato DIEGO LUIS DE SAN VITORES
Isabel Vendramini, Beata Funadadora
Francisco Coll y Guitart, Santo Presbítero Dominico
Guillermo (Vilmos) Apor, Beato  Obispo y Mártir
Beato NICOLÁS CARNECKYJ
Beata MARÍA DE SAN JOSÉ ALVARADO
OTROS SANTOS DEL DÍA




SAN FRANCISCO DE PAULA, Confesor
El mayor de entre vosotros, pórtese como el menor.(Lucas, 22, 26).


San Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos, abandonó el mundo a la edad de quince años para vivir en la soledad. Su fama de santidad muy pronto le atrajo gran número de compañeros. Los soberanos pontífices lo tuvieron en gran estima. El rey Luis XI, al fin de su vida, lo hizo ir a la corte, con la esperanza de recobrar la salud por su intercesión. Sanó a gran número de enfermos, y obró una multitud de otros milagros. Murió en 1508 a la edad de 91 años.


MEDITACIÓN SOBRE LAS TRES PRINCIPALES VIRTUDES DE SAN FRANCISCO DE PAULA


I. Tanta fue la caridad de San Francisco de Paula, que quiso que la divisa de su orden fuese: "Caridad". Dio prueba de su amor a Dios dejando todo para agradar le, despreciando todos los placeres, y buscando sólo su gloria en todo. Mostró su amor: por el prójimo curando a los enfermos y trabajando con ardor en la salvación de las almas. ¿Cómo Imitas tú la caridad de este santo?

II. El aborrecimiento que tenía a su cuerpo lo hizo abrazar un género de vida severísimo: se alimentaba sólo con aquello que se permite en la cuaresma, rigurosísima en su tiempo. Quiso que sus hijos se obligasen por un cuarto voto a practicar la misma austeridad. Un día este santo condenará tus refinamientos y tus excesos. ¡Su vida fue una continua cuaresma, y tú no la puedes observar una vez al año! Si pensases en la hiel y el vinagre que ofrecieron a Nuestro Señor en la cruz, y en el amargo brebaje que se destina en el infierno para los hombres sensuales, pronto te corregirías de tu glotonería.

III. Durante toda su vida manifestóse su humildad, quiso pasar desconocido ante los hombres; fue menester una orden expresa del Papa para obligarlo a ir a la corte de Luis XI. El nombre de mí nimos, que dio a sus hijos, deja ver a las claras el particular amor que profesaba a esta virtud. Imitan do el ejemplo de este santo, huye de la vanidad en la medida en que vayas siendo mejor: los otros vi cios se desarrollan a fuerza de vicio, la vanidad hace su pedestal con la virtud misma. (San Euquerio).
La caridad
Orad por el Papa.


ORACIÓN
Oh Dios, grandeza de los humildes, que habéis ensalzado al bienaventurado Francisco, vuestro confesor, a la gloria de la santidad, haced, os lo suplicamos, que por sus méritos y mediante la imitación de sus virtudes alcancemos felizmente las recompensas prometidas a los humildes. Por J. C. N. S.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/abril02franciscodepaula.mp3



Martirologio Romano: San Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria, prescribiendo a sus discípulos que viviesen de limosnas, no teniendo propiedad ni manipulando dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a Tours. Nació en Paula, Calabria (que en aquel tiempo pertenecía al reino de Nápoles), después de que sus padres recurrieran a la intercesión de san Francisco de Asís, para tener hijos.

Después de un voto hecho por sus padres al Señor, para que salvara a su hijo de perder la vista, vistió a los 13 años el hábito franciscano en el convento de San Marcos Argentano (Cosenza), ejerciendo los oficios más humildes y a la oración. Después de pasar un año, volvió a Paula a casa de sus padres e hizo un viaje a Roma, Montecasino, Loreto, los ermitaños de Monte Lucco y a Asís, buscando una vida religiosa rigurosa y pobre, y no la encontró, volvió con una decisión clara: se retiró a la vida eremítica en un pequeño campo familiar en Calabria, dedicándose a la oración, el trabajo manual y la penitencia; tuvo que retirarse a una cueva, por la cantidad de personas que iban a visitarle, vivió así cinco años. En torno suyo se reunieron algunos discípulos, que compartieron su rigor ascético y constituyeron (en 1452) la Orden de los Ermitaños de San Francisco de Asís, llamada también Mínimos (considerándose así ante los Frailes Menores).

 Tenía 19 años cuando fundó la Orden. Su regla: los tres consejos evangélicos; su divisa: la caridad, aunque añadió un cuarto voto que es ayuno cuaresmal para toda la vida, otros autores dicen que este cuarto voto es la humildad. Además, según se dice, no podían llevar más que el hábito y les estaba prohibida la ropa interior. La fama de Francisco como taumaturgo se extendió por todas partes. Marchó a Milazzo, Sicilia, donde fundó un monasterio. Se enfrentó con el rey Ferrante de Nápoles por oprimir a sus súbditos con grandes impuestos. Su fama se extendió por todas partes. Tuvo detractores, como era de esperar. Hacía milagros y curaba, y los médicos le acusaron. No tenía estudios, sabía y entendía más de teología y de política que los más eximios especialistas y... la envidia y la calumnia se cebaron sobre él. Pirro, arzobispo de Cosenza, fue quién les dio permiso para levantar un monasterio y una iglesia.

 Por orden del papa Sixto IV, que había mandado investigar los fenómenos místicos que le adornaban, Francisco fue a Francia para asistir en el lecho de muerte al rey Luis XI (1483): se le pidió un milagro para que le curase su enfermedad y nuestro santo exigió al rey que lo primero que tenía que hacer era cambiar su vida y convertirse del todo. No le sanó, pero le preparó a morir y le quitó el miedo horroroso que le tenía a la muerte. Después del fallecimiento del monarca, asumió la dirección espiritual de su hijo Carlos VIII, continuando sus servicios también con Luis XII, y ayudando a la Santa Sede a mantener buenas relaciones diplomáticas con Francia, que estaban muy deteriodadas. Pasó 26 años en Francia donde fundó numerosos conventos.

Tenía el don de profecía; entre otras la que se refiere a la toma de Otranto por los turcos y su reconquista por el rey de Nápoles, así como convenció, por medio de dos frailes suyos que los Reyes Católicos, no abandonasen la reconquista de Málaga; cuando tomaron la ciudad el rey mandó construir una iglesia con un convento dedicado a Nuestra Señora de la Victoria, regido por los minimos. Murió serenamente, en el convento de los Bonshommes, cerca de Plessis-lés-Tours, encerrándose en una celda, dedicado a la oración. Patrón de Calabria. MEMORIA FACULTATIVA.
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Martirologio Romano: En Como, en la provincia de Liguria, san Abundio, obispo, que enviado a Constantinopla por san León Magno, defendió allí con celo la fe ortodoxa. Natural de Tesalónica. No se sabe cómo llegó a Como, pero fue amigo y discípulo de san Amancio, obispo de la ciudad, que lo ordenó presbítero, lo consagró como obispo y lo nombró como su sucesor (450-469) como cuarto obispo de Como. Fue un obispo activo y firme que terminó con el paganismo de la ribera del lago y dio a su diócesis una comunidad religiosa de gran importancia y con gran vitalidad de fe.

 Debió gozar de mucha fama como hombre sabio y prudente, ya que el papa san León I Magno le encargo una delicada misión ante el emperador Teodosio el Joven: debía terminar con la doctrina de Anatolio, patriarca de Constantinopla, de quién se quería que el Papa confirmase la elección, pero que había abrazado la doctrina de Eutiques. San León Magno mandó una delegación a Constantinopla, encabezada por Abundio y compuesta por el obispo Eterio de Capua y por los presbíteros san Senador de Milán y Basilio de Nápoles. Les confió tres cartas, fechadas el 16 de abril del 450, una para el emperador Teodosio II, otra para la emperatriz Pulqueria y la última para Anatolio.

En ellas se pedía que Anatolio abrazara la fe antimonofisita y que se convocara un nuevo concilio para desaprobar la actuación del famoso “latrocinio” de Éfeso. Murió ese año el emperador Teodosio y fue elegido Marciano, que abrió las puertas a la propuesta del Papa. Abundio regresó a Roma. El Papa confió a Abundio y a san Senador otro encargo ante el obispo de Milán, san Eusebio. León invitó al obispo a convocar un concilio para tomar posición teológica ante las herejías. En el 451 se reunió un concilio en Milán, con la participación de Abundio, donde se confirmó la profesión de fe de León Magno. En Calcedonia se convocó el Concilio Ecumenico del 451, donde fue aprobada la importantísima carta dogmática del Pontífice que condenaba las herejías nestorianas y eutiquianas.

 La acción de Abundio y compañeros pudo considerarse cumplida. Se une a su vida la fama de taumaturgo, ya que le fueron atribuidos muchos milagros, entre ellos la resurrección del hijo de una familia. Según la leyenda murió mártir: herido por una lanza, luego habría sido decapitado. Su festividad se celebró hasta el siglo XVII el 2 de Abril, pero para que su memoria litúrgica no coincidiera con la Pascua, la celebración se trasladó el 31 de Agosto. Patrón de la ciudad y diócesis de Como.
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Martirologio Romano: En Lyon, en la Galia, san Nicecio, obispo, que se distinguió por su dedicación a los pobres y su benignidad para con los sencillos, estableciendo en esta Iglesia la norma de cantar salmos. San Nicecio, que era tío abuelo de san Gregorio de Tours, descendía de una familia de Borgoña y había sido destinado al servicio de la Iglesia desde muy joven. Después de su ordenación sacerdotal, siguió viviendo con su madre, que era viuda, obedeciéndola con la sencillez. Nicecio tenía en tan alta estima la instrucción, que insistía en que todos los niños nacidos en sus posesiones aprendiesen a leer y a recitar los salmos; ello no le impedía ayudar personalmente a sus criados y servidores en el trabajo manual y tener algo que dar a los pobres. Cuando san Sacerdote, obispo de Lyon, se hallaba en París en su lecho de muerte (553), el rey Childeberto fue a visitarle y le rogó que nombrase a su sucesor. El anciano prelado nombró a su sobrino Nicecio, quien fue poco después consagrado obispo. Fue un hombre de vida irreprochable, que combatía con todas sus fuerzas las conversaciones ligeras y poco caritativas, predicando contra ellas siempre que podía. Sus poderes de exorcista le ganaron gran fama. Durante su episcopado, que duró casi veinte años, Nicecio resucitó y mejoró el canto en las iglesias de su diócesis. San Gregorio de Tours cuenta muchos milagros obrados en su tumba.
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Martirologio Romano: En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Eustasio, abad, discípulo de san Columbano, que fue padre de casi seiscientos monjes. Discípulo favorito y sucesor de san Columbano en la abadía de Luxeuil en el 625. El monasterio de Luxeuil fue centro de expansión de vida monástica. Su regla estaba basada en el monacato irlandés; se prescribía un ascetismo riguroso y fomentaba un género de vida con tendencia al particularismo. Una de las manifestaciones de dicho particularismo estaba en la diferente fecha de celebración de la Pascua que adoptaban, y que no estaba en armonía con la establecida con Roma o la de Francia.

Ésta fue la causa por la que la reina Brunequilda expulsó a san Columbano con un grupo de monjes en el 616; entre los monjes desterrados se hallaba Eustaquio. Fueron bien acogidos por Clotario II rey de Neustria: estuvieron también en el sur de Alemania. Hacia el 612 Eustaquio pudo regresar a Luxeuil y fue nombrado abad; con su ejemplo se multiplicaron las vocaciones en la vida benedictina. Clotario II, le pidió que fuera al monaterio de Bobbio para convencer a Columbano para que se fuera al reino de Neustria, pero no lo consiguió.

 Dirigió a unos 600 monjes y durante su gobierno, su monasterio fue forja de obispos y santos. Realizó misiones entre las tribus bárbaras situadas en las riberas del Doubs, afluente del Saôna, después se fue al territorio de Baviera, acompañado por san Agilo. En un monasterio tuvo que enfrentarse con el monje Agrestio simpatizante nestoriano, el monje fue condenado en un concilio celebrado en Mâcon; sus grandes méritos se acrecentaron en la enfermedad, con un mes entero de increíbles sufrimientos.
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Martirologio Romano: En Chelmsford, en Inglaterra, san Juan Payne, presbítero y mártir, que en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado, acusado falsamente de sedición. Nació en la diócesis de Peterborough (Northampton). No se sabe nade de su juventud -aunque se cree que era de familia anglicana- no hay noticias sobre su conversión. Empezó la conversión cuando estudió para ser sacerdote en Douai, donde fue ordenado en 1576; la ceremonia se celebró en Cambrai. Llegó a Inglaterra acompañado con san Cutberto Mayne.

Trabajó en la misión inglesa en Ingatestone en Essex, hospedado en la casa de lady Ana Petre, disimulando su estancia como si fuera el mayordomo. Durante los tres primeros meses los frutos fueron muchos. A veces iba a Londres, donde se alojaba en casa de otra dama católica. Arrestado en 1577, fue liberado porque no se pudo probar nada, y aprovechó la libertad para volver a Douai. En 1578, regresó a Inglaterra donde siguió con su fructífero apostolado hasta que lo capturaron en 1581, a causa del traidor George Eliot. Este era un criado de confianza de lady Ana, y había renegado entregando al gobierno una lista de sacerdotes con el lugar de residencia. Interrogado por Francis Walsingham, secretario de Estado, fue llevado a a Torre de Londres, y se le acusó de traidor por conspirar contra la reina. Eliot había declarado que en una ocasión le había animado a que matase a la reina.

Esto hizo que lo torturase y declarase la conspiración. Al no poder escribir, Payne dictó: “Pido a Dios dé larga vida a Su Majestad, para quien jamás he deseado algo que no haya deseado para mi alma. Perdono a Eliot por su monstruoso testimonio”. El Consejo Privado de la reina mandó fuese llevado a Chelmsford y que allí fuese juzgado. Se formó un jurado de gente popular e ignorante, que sin testigos le acusaron de traidor y lo condenaron. La multitud que asistió a su ejecución mostró sentimientos y gestos en contra de su pena de muerte. El más sereno fue el propio mártir. Cuando subió al patíbulo sonrió y besó la horca. Dijo a continuación que perdonaba a todos, especialmente a Eliot. Lord Rich le invitó a que confesara su culpa. El dijo que pecaría confesando lo que no hizo y añadió: “Querido señor, dígale a Su Majestad por esto, que no permita que en adelante se derrame sangre inocente”. Le apretaron la soga y comenzó a repetir una y otra vez el nombre de Jesús hasta que colgado en el aire donde expiró. Fue bajado y descuartizado, después de haber muerto, por deseo expreso de la multitud.
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Martirologio Romano: En el pueblo de Tomhom, en la isla de Guam, en Oceanía, san Pedro Calungsod, catequista, y beato Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, mártires, que por odio a la fe cristiana fueron cruelmente precipitados al mar por algunos apóstatas y nativos seguidores del paganismo. De san Pedro Calungsod apenas tenemos noticias, excepto que era un catequista filipino al servicio de los jesuitas, que era muy joven e irradiaba gran entusiasmo y amor al Evangelio. Su vida se une a la del P. Diego Luis de San Vitores y a su martirio, que relatamos a continuación.

 Diego Luis nació en Burgos en 1627, en el seno de una noble familia y fue alumno del Colegio Imperial de Madrid. A pesar de la fuerte oposición de su padre, a los 13 años ingresó en el noviciado de Villarejo de Fuentes de la Compañía de Jesús. Por una real cédula de Felipe IV, el sacerdote jesuita Luis de San Victores, obtuvo el permiso para evangelizar las islas de los Ladrones en el archipiélago filipino. En el viaje acompañó al nuevo virrey de Nueva España, don Juan de Leyba. Tuvo que detenerse dos años en Veracruz, esperando un barco para Filipinas. Los aprovechó dando nueva vida a la Congregación Mariana, que sólo existía de nombre. En 1662 desembarcó en Lampon y se dirigieron a Manila. Su primer destino fue Tay-Tay, donde aprendió el tagalo e hizo una gran labor apostólica entre las aldeas y pueblos de los alrededores.

Aprendió la lengua de la isla de Los Ladrones, el chamorro, de la que hizo una gramática. En 1668 fondeó con el catequista, san Pedro Calungsod, en la ensenada de la isla de Guam. Las islas de los Ladrones, nuestro beato les cambió el nombre y les puso el nombre actual de Las Marianas. Fue muy bien recibido en las islas de los Ladrones, y allí se encontró con dos náufragos: un español, Pedro, que llevaba 30 años y un chino, llamado Choco. Se comenzó a organizar la misión y el avance fue arrollador. Dos años después de inaugurada la iglesia principal de las islas proyectaba construir un colegio para niños y otro para niñas. Se habían visitado 180 pueblos y se habían bautizado 6.055. El Choco comenzó a encizañar la misión de los jesuitas diciendo que el agua del bautismo que derramaban en la cabeza de los niños les llevaba a la muerte. Todo esto tuvo el resultado que en 1670, el padre Medina, que misionaba la isla de Saipán, cayó herido por una lanza. Dos caciques, Hirao y Kipuha, habían intentado matar a dos de los padres. En 1672, el padre San Vitores se encontraba en Nisihan, uno de los cuatro distritos misionales en que había dividido la isla de Guam.

El padre Francisco Solano, que estaba en el iglesia central de San Ignacio de Agaña, quiso informarle de la llegada del padre Cardeñoso y le mandó el recado con un joven español, Diego Bazán. Al pasar por el poblado de Chuchugú, Bazán fue atacado por dos jóvenes y lo mataron. Luego se intentó quemar la misión pero no pudieron. Al ver que el joven no llegaba, Solano envió a otros dos emisarios, ambos filipinos, y un criollo que se unió a ellos: no pudieron ponerse a salvo en la misión de San Ignacio de Egaña, como les había aconsejado el padre San Vitores, porque fueron atacados por doscientos indígenas. Diego de San Vitores fue martirizado por el apóstata Mátapang en Tumhon, de la isla de Guam, Oceanía, por haber bautizado a su hija sin permiso. Mátapang airado quiso matar al jesuita, pero su catequista san Pedro se puso delante del misionero y una lanza le atravesó el pecho, cayó el joven malherido y entonces, le dio la absolución el padre Diego.

Matapang se acercó al catequista y lo remató de un machetazo en la cabeza y luego se dirigió al jesuita y junto con el cadáver de Pedro fueron lanzados al mar; su muerte fue producto de una traición. Sus cuerpos nunca fueron recuperados. Al recibir las noticias, los compañeros de Pedro dijeron: "¡Jóven afortunado! ¡Qué bién recompensados fueron sus cuatro años de servicio constante a Dios en esta misión tan dificil: ha ganado la primera entrada al cielo a nuestro superior, Padre Diego!". San Vitores está considerado el apóstol de la isla de Guam. El Padre Diego fue beatificado por SS Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985, el catequista Pedro Calungsod Bissaja el 5 de marzo de 2000, y este último fue canonizado por Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012.
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Martirologio Romano: En Padua, en el territorio de Venecia, beata Isabel Vendramini, virgen, que dedicó su vida a los pobres y, tras superar muchas adversidades, fundó el Instituto de Hermanas Isabelas de la Tercera Orden de San Francisco. Nació en Bassano del Grappa (Italia). Era de índole dócil y muy caritativa. En las religiosas agustinas recibió la educación propia de su tiempo, con una intensa vida espiritual. Joven brillante, le gustaba vestir bien y era centro de interés. Era amante de la soledad y se retiraba a menudo al campo para orar. Después de seis años de noviazgo, en vísperas de su boda, recibió de forma clara y rotunda la llamada a la vida religiosa, y fue para ella el momento de su conversión. Tenía 27 años, vivió en su casa hasta los 30.

 Fue maestra en el horfanato local, regido por las Terciarias franciscanas (una rama de la Tercera Orden, con vida comunitaria y que tenían como misión la ayuda a los pobres). En 1821, vistió el hábito de Terciaria franciscana con el nombre de Margarita. El Instituto es un desastre, y se responsabiliza a una superiora despótica, que pronto vio en Isabel una adversaria y le infringió humillaciones insoportables. Fue a Padua a otro Instituto que cuida a los niños abandonados. Pero aquí también dura poco tiempo: hasta noviembre de 1828. No es porque la trataran mal, todo lo contraio, querían que se quedara porque era una válida educadora. Ella lo dejó porque no estaba de acuerdo con la pedagogía que tenía: demasiado aristocrática, a su juicio. En la misma Padua, termina en un lugar deprimente: “la Casa de los maleantes”.

 En dos años abre una escuela gratuita, entre los niños abandonados y los ancianos enfermos. Esta situación inspira a Isabel el proyecto de un Instituto nuevo, distinto; religiosas adiestradas para intervenir en más frentes. Funda las Religiosas Terciarias Franciscanas Isabelinas, una familia religiosa dedicada al servicio de los pobres, a la educación de la juventud, y a atender a las señoras ancianas. Desde 1835 las Isabelinas se multiplican, abren escuelas, sirven a los marginados, ancianos, enfermos. Afrontan una epidemia de cólera, crean horfanatos. Isabel murió antes de la aprobación, apenas había iniciado su obra. No hay un sepulcro que guarde sus restos, porque en 1872, su cuerpo desapareció después de la restructuración del cementerio de Padua.
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Martirologio Romano: En Vich, de Cataluña, en España, san Francisco Coll, presbítero de la Orden de Predicadores, que, al ser injustamente exclaustrado, prosiguió su firme vocación y anunció por toda la región el nombre del Señor Jesucristo. Nació en Gombrén, diócesis de Vich, Gerona, en el seno de una familia humilde. Desde niño fue muy piadoso y estudioso, temperamental y despierto. Su madre le descubrió la vocación sacerdotal e ingresó en el seminario de Vich en 1822. Tuvo como condiscípulos a Jaime Balmes, san Antonio María Claret, José Sadoc Alemany, dominico y primer arzobispo de California, Benito Vilamitjana, obispo de Tortosa y arzobispo de Tarragona, Mariano Puigllat, obispo de Lérida. Se alojó en casa de la familia Coma, en Puigseslloses y hasta llegar al seminario recorría a pie todos los días 5 kms. Era estudioso y dedicado a la oración. Un día, a raíz de la muerte de su madre, sintió la llamada de hacerse dominico. En 1830, después de terminar sus estudios de Filosofía, ingresó en la Orden de Predicadores, en el convento de Santo Domingo de Vich, pero no pudo quedarse allí, porque no podía pagarse el primer año de noviciado, y tuvo que hacerlo en Gerona. Hizo la profesión religiosa en 1831. Fue un fraile obediente, simpático, amante de la limpieza y desapegado de las cosas materiales.

Era devoto de María y tenía la costumbre de llevar siempre el rosario en la mano. Destacó pronto por sus cualidades de predicador. Estudió Teología. Durante el gobierno de Martínez de la Rosa, se dictaron normas contra las Ordenes religiosas, a causa de las guerras carlistas. En 1835 se cerró el convento de Gerona y Francisco tuvo que regresar a Vich. Terminó sus cursos de Teología, y tuvo las licencias para ordenarse sacerdote, pero el gobierno de Mendizabal, prohibió las ordenaciones. Francisco fue ordenado por el obispo de Solsona, el mercedario Juan José de Tejada en 1836. Mientras esperaba que se abrieran los conventos, ofreció sus servicios al obispo de Vich, que lo envió como coadjutor a la población de Artés y a los pocos meses a Moyá, pueblo que fue incendiado durante la guerra carlista; allí se dedicó por entero a su feligresía, dándoles animo, ayudándoles en lo más necesario.

 Destacó como predicador y predicó en las diócesis de Gerona, Vich, Solsona, Urgel, Lérida, Barcelona y Tarragona; pronto se hizo famoso, y recorrió a pie toda Cataluña; en esta etapa vio la necesidad de la educación de los pueblos, especialmente de la mujer. La misión de Agramunt, Lérida, en 1851, provocó una discusión en las Cortes del Reino sobre la oportunidad de la predicación misionera. Con san Antonio María Claret, formó un equipo llamado Hermandad Apostólica, para desarrollar un amplio plan de evangelización de la sociedad, mediante ejercicios espirituales especialmente dirigidos al clero, misiones populares y publicaciones religiosas. Fundó la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata de Vich, en 1856, a pesar de que las Ordenes religiosas estaban prohibidas. Fue director del beaterio de Vich desde 1858 hasta su muerte.

Fundó el “Rosario Perpetuo”, dovoción que todavía hoy continúa. Publicó en catalán "La Hermosa Rosa", un devocionario centrado en el rosario. En 1869, cuando se hallaba predicando un novenario en Sallent, tuvo un ataque de apoplejía que le dejó totalmente ciego, consiguió con cuidados médicos recuperar algo de vista, pero se volvió a quedar ciego y totalmente inmóvil. Está enterrado en la iglesia de su pueblo natal.
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Martirologio Romano: En Györ, en Hungría, beato Guillermo Apor, obispo y mártir, que en plena guerra abrió su casa a unos trescientos prófugos y, por defender a unas muchachas de manos de los soldados, la tarde del Viernes Santo de la Pasión del Señor fue herido, falleciendo tres días más tarde. Nació en Segesvár, Hungría, en el seno de una familia acomodada. Perdió a su padre siendo niño y su educación cayó enteramente en su madre. Estudió en los jesuitas y allí decidió su vocación sacerdotal e ingresó en el seminario diocesano, de donde fue enviado a la universidad de Innsbruck para que se doctorase en Teología. Incardinado en la diócesis de Nagyvárad, fue ordenado sacerdote en 1915. Durante la I Guerra Mundial fue capellán militar.

Después fue prefecto del seminario y párroco de Guyla, cargo en el que manifestó un alto espíritu pastoral, socorriendo a los más pobres, promocionando la juventud católica, fomentando la fraternidad sacerdotal y la vida religiosa, y el ecumenismo. Fue nombrado obispo de Györ en 1941, y supo hacer frente a las dificultades de la II Guerra Mundial, empeñándose en la protección de los más débiles, lo que le hizo especialmente necesario cuando llegaron las leyes racistas, y no dudó en poner en peligro su vida. Con los bombardeos, acudió personalmente a asistir a las víctimas, y puso su palacio a disposición de los refugiados. Alzó su voz contra las víctimas de las leyes raciales introducidas por el régimen húngaro aliado con los nazis alemanes.

En pleno conflicto hizo públicas sus denuncias contra la persecución de judíos y gitanos. Sabiendo que las mujeres corrían peligro, las defendió heroicamente. Por ello, cuando irrumpieron un Viernes Santos, en su palacio episcopal soldados rusos borrachos buscando mujeres. Al oponerse al grupo de militares rusos, uno de éstos le hirió mortalmente con tres disparos. Fue llevado al hospital, perdonando al agresor y ofreció su vida por sus fieles. El régimen prosoviético prohibió durante décadas el culto de su tumba, que hoy está en la catedral de Györ.
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Martirologio Romano: En Lwiw, en Ucrania, beato Nicolás Carneckyj, obispo, que ejerciendo como exarca apostólico de Volyn’ y Pidljashja en tiempo de persecución contra la fe, siguió como pastor fiel las huellas de Cristo. Nació en Semakivtsi (Ucrania occidental). Estudió en Roma, en la que estuvo 7 años en el Colegio Ucraniano y se licenció en Teología en 1910. Fue ordenado sacerdote en 1909. Realizó su apostolado en la diócesis de Stanislaviv (actualmente Ivano-Frankivsk, Ucrania).

En 1919 ingresó en el noviciado de la Congregación del Santísimo Redentor, y en 1920 emitió su profesión religiosa. Pío XII lo nombró obispo titular de Lebed y visitador apostólico para los ucranianos de la región de Volyn' y Pidljasja. En 1931 fue ordenado obispo en Roma. Durante la primera ocupación soviética de Ucrania occidental (1939-1941), el metropolita Septyckyj lo nombró exarca apostólico para los ucranianos de la misma región. Expulsado de Volyn' por los comunistas en 1939, se estableció en Lvov. En 1945 las autoridades comunistas lo arrestaron junto con otros obispos de la Iglesia greco-católica. Comenzaron enseguida las torturas, tanto físicas como morales.

Fue declarado culpable de colaboración con el régimen nazi y de ser "agente del Vaticano". Lo condenaron a 6 años de cárcel por la primera acusación y a 10 por la segunda. Cumplió la pena en diversos campos de concentración siberianos. Las autoridades, convencidas de que moriría de un momento a otro por su grave enfermedad, lo dejaron libre en 1956, después de 11 años de prisión. Murió con 74 años en Lviv, a causa de los malos tratos. Fue beatificado por SS. Juan Pablo II el 27 de junio de 2001, junto con otros 24 mártires ucranios del régimen soviético.
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Beata MARÍA DE SAN JOSÉ ALVARADO. (1875-1967).

Martirologio Romano: En Maracay, en Venezuela, beata María de San José (Laura) Alvarado, virgen, que fundó las Agustinas Recoletas del Sagrado Corazón, siempre solícita en su caridad a favor de las jóvenes huérfanas. Se llamaba Laura Evangelista Alvarado Cardozo. Nació en Choroni o Maracay (Venezuela), aunque pronto su familia pasó a vivir en Maracay. Su madre y su abuela se encargaron de su educación religiosa, ya que su padre era bastante frío en lo religioso. Tenía un fuerte temperamento, que fue el caballo de batalla de su vida.

 Era muy inteligente y tenía una memoria excepcional. La Eucaristía se convirtió en el eje de su vida. Como en Venezuela, no existía ningún monasterio, y no podía trasladarse a España, en 1892, hizo voto privado de virginidad. Desde entonces llevó un crucifijo colgado al cuello y se la conoció como "la Niña del Cristo". Con la llegada del sacerdote Vicente López Aveledo, comenzó la fundación de un hospital, a la que Laura, se adhirió, y será su primera directora. El grupo de mujeres que formaron se las conocieron comos "Las samaritanas". En 1901 se convirtió en fundadora de la Congregación de las religiosas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, que se llamaron al principio Hermanas de los Pobres Agustinas, dedicadas a la atención de los pobres en los hospitales y poco tiempo después a los niños huérfanos. Fue nombrada superiora general, y la Congregación se extenderá por toda Venezuela, con grandes dificultades económicas.

En un momento que estuvo a punto de morir escribió: "Amemos a nuestras hermanas. Soportemos en silencio. No tengamos para ellas palabras duras e hirientes. Amaos las unas a las otras. ¡Oh, sublime caridad, sé tú el norte que guíe a nuestras hermanas!". Cuando dejó el cargo de superiora se retiró a su tierra natal dedicándose a las tareas más humildes. Murió en Maracay (Venezuela) y su cuerpo permanece incorrupto. Es la primera venezolana elevada a los altares.
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San Anfiano. M. c. 303.
Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, san Affiano o Anfiano, mártir, que, como se obligase al pueblo a sacrificar públicamente a los dioses en tiempo del emperador Maximino, se acercó intrépido al prefecto Urbano y, cogiéndole por el brazo, quiso impedir el rito, por lo cual le prendieron fuego con los pies envueltos en lino empapado con aceite y, respirando aún, fue arrojado al mar por los soldados. Nos cuenta Eusebio de Cesarea que nacido en Gagas de Licia en el seno de una familia rica. Se educó en Berito e hizo consagración de su castidad. Rehusó a puestos de poder. Tenía 17 años cuando marchó a Cesarea de Palestina en el momento de la persecución de Maximino; entró en la casa del gobernador en el momento que éste sacrificaba a los ídolos y le criticó su idolatría, es apresado y un cristiano apóstata, llamado Urbano, le conminó a abjurar, él se negó hasta que fue salvajmente torturado hasta morir ahogado en el mar. Hermano de san Edesio.



Santa Teodosia de Tiro. M. c. 307.
 Martirologio Romano: En el mismo lugar, pasión de santa Teodosia, virgen de Tiro, que en la misma persecución, habiendo públicamente saludado a los santos confesores de la fe que estaban delante del tribunal y pedirles que, al llegar al Señor, se acordasen de ella, fue arrestada por los soldados y conducida delante del gobernador, fue por su orden torturada con atroces suplicios y al final arrojada al mar. Entre los mártires de Palestina, a los que Eusebio de Cesarea conoció personalmente y cuyos sufrimientos describió, se cuentan dos, cuya tierna edad impresionó especialmente al escritor. Uno era Anfiano, joven de veinte años (tratado en la entrada anterior) y la otra era una muchacha de dieciocho años, llamada Teodosia.

 Teodosia parece que también fue martirizada durante la persecución de Maximino. Eusebio describe así su triunfo: «A los cinco años de persecución, el ... cuarto día después de las nonas de abril, que era la fiesta de la Resurrección del Señor, llegó a Cesarea una joven muy santa y devota, llamada Teodosia, originaria de Tiro. Teodosia se aproximó a unos prisioneros que estaban esperando la sentencia de muerte delante del pretorio, con la intención de saludarles y, probablemente también, de pedirles que no la olvidasen al llegar a la presencia de Dios.

Los guardias cayeron sobre ella como si hubiese cometido un crimen y la arrastraron ante el presidente, quien se dejó llevar por la crueldad y la condenó a terribles tormentos; los verdugos le desgarraron los costados y los pechos hasta dejar los huesos al descubierto. La mártir respiraba todavía y su rostro reflejaba una deliciosa sonrisa, cuando el presidente mandó que la arrojasen al mar».

San Víctor de Capua. M. 554. 
Martirologio Romano: En Capua, de la Campania, san Víctor, obispo, conspicuo por su erudición y su santidad. Obispo de Capua, Italia, desde 541 al 554. Su santidad y sabiduría fueron reconocidos ya desde al antigüedad. Beda el Venerable dice que san Víctor era «hombre doctísimo y santísimo». Y en el mismo sentido se expresan los hagiógrafos Adón y Usuardo. El propio Beda cuenta que el cálculo que Victor hizo de cómo debía computarse la fecha de Pascua fue recibido y aprobado por el Sínodo de Arlés, y da otros detalles de su vastísima obra.

 Al cómputo pascual hay que añadir sus trabajos de exégesis y crítica textual bíblica, no menos importantes. Entre otras cosas realizó una cuidada copia de la Vulgata latina, así como las epístolas de Pablo en el orden en que se leía en las iglesias. Ese documento, que llegó a Alemania de la mano de san Bonifacio, fue la fuente de las traducciones posteriores, y es un testigo excepcional del texto latino antiguo. Fue el autor de varias obras, incluido el "Codex Fuldensis", "De la ciclooxigenasa paschali", y capítulos de "Resurrectione Domine". No recibió culto local en Capua. Ha permanecido su inscripción sepulcral.

    Juanito Costa. Beato. (c.1456-1468). 
Parece que nació en Tortona (Alessandria, Italia). Fue un joven pastor asesinado por odio a la fe por los judíos, en Volpedo, pero no hay pruebas. Sus reliquias se conservan entre Volpedo y Tortona.


 Leopoldo de Gainche. Beato. (1732-1815). 
Martirologio Romano: En Spoleto, en la Umbría, beato Leopoldo de Gaiche, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que estableció el santuario de Monte Luco. Nació en Gainche (Perugia), en el seno de una familia de campesinos acomodados. Ingresó en los franciscanos y vistió el hábito el 19 de marzo de 1751 en el convento de San Bartolomé de Civitola. Ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1757, fue profesor de Filosofía y Teología y misionero apostólico para los Estados Pontificios. Su constante amor al saber se aprecia por sus manuscritos.

En todas sus misiones eran característicos los «despertadores», que tenían como misión despertar a los que vivían en pecado. Después de una impactante predicación organizaba entre la población actos penitenciales. Los frutos apostólicos fueron abundantes. Dentro de la Orden de los Hermanos Menores fray Leopoldo desempeñó importantes oficios: fue guardián, custodio de Provincia y Ministro provincial de la Umbría. Instituyó los retiros sacros de desierto en el monte Luco. Durante la invasión napoleónica fue obligado a renunciar a su hábito y a aceptar una parroquia aunque tenía 77 años. Al caer el gobierno napoleónico, Leopoldo pudo retornar a su retiro, pero gozó poco de la paz del retorno: ya enfermo y sin fuerzas por la ancianidad, murió el 2 de abril de 1815. Tenía 83 años. Fue beatificado por León XIII el 12 de marzo de 1893.

  Santo Domingo Tuoc. (1775-1839). 
Martirologio Romano: En el pueblo Xuong Dien, en Tonquín, santo Domingo Tuoc, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir en tiempo del emperador Minh Mang.
Nació en Trung-lao, Vietnam. Fue una de las primeras víctimas del rey Minh-Manh. Profesó en la Orden de Predicadores en el convento de Manila, en 1812. Después de recibir el sacerdocio, regresó a su patria, cuidando con mucho esmero la comunidad que se le había encomendado. Fue un hombre de oración, se pasó muchas noches junto al Señor. Le preguntaron que haría si cayera en manos de sus perseguidores, y respondió: “Mientras fuere posible, huir, más cuando esto no fuere posible, que se cumpliera la voluntad de Dios”.

Fue apresado por una banda de 40 hombres y se puso en manos de la Providencia. Enterados los cristianos de su prisión, se movilizaron para liberarlo. La banda al ver que el pueblo iba a por ellos, huyeron llevándose consigo a Domingo con la intención de matarle. Uno de aquellos forajidos le partió la cabeza con la espada, de lo cual murió invocando el nombre de Jesús, después de unas horas de agonía.

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