Santoral del 14 de Agosto



INDICE


Maximiliano Kolbe, Santo Presbítero y Mártir
San MARCELO DE APAMEA
San ARNULFO DE SOISSONS
Beato SANTOS DE URBINO BRANCOISINI
San ANTONIO PRIMALDO y compañeros mártires de Otranto
Beata ISABEL RENZI
Santos DOMINGO IBÁÑEZ DE ERQUIZA y FRANCISCO SHOYEMÓN
Beato FÉLIX YUSTE CAVA
Beato VICENTE RUBIOLS CASTELLÓ
OTROS SANTOS DEL DÍA
La Vigilia de la Asunción de la bienaventurada Virgen María.
En Roma, el triunfo de san Eusebio, Presbítero y Confesor, a quien Constancio, Emperador arriano, por la defensa de la fe católica, mandó encerrar en un aposento de su casa, donde, perseverando constantemente siete meses en oración, durmió en el Señor. Su cuerpo lo recogieron los Presbíteros Gregorio y Orosio, y lo sepultaron en el cementerio de Calixto, en la vía Apia.
En Apamea de Siria, san Marcelo, Obispo y Mártir, que por haber derribado el templo de Júpiter fue asesinado por los Gentiles, enfurecidos contra él.
En Todi de Umbría, san Calixto, Obispo y Mártir.
En Iliria, san Ursicio, Mártir, el cual, en tiempo del Emperador Maximiano y del Presidente Arístides, al cabo de muchos y diversos tormentos, fue por el nombre de Cristo degollado.
En África, san Demetrio, Mártir.
En la isla de Egina, santa Atanasia, Viuda, ilustre por la observancia monástica y el don de milagros.


SAN EUSEBIO, Confesor
Mirad qué amor nos ha testimoniado
el Padre, concediendo que nos llamemos
hijos de Dios, ¡Y que lo seamos!
(1 Juan, 3, 1).


San Eusebio, presbítero romano, resistió valientemente a los arrianos. Para castigarlo por su fidelidad a Dios, el emperador Constancio lo hizo encerrar en una cárcel tan estrecha que apenas podía moverse en ella. Desde el fondo de su mazmorra, elevó al Cielo su corazón, rogando salir pronto de este destierro. Lo escuchó el Señor y lo llamó después de siete meses de prisión. Sobre su tumba se escribió este epitafio: Aquí yace Eusebio, varón de Dios.

MEDITACIÓN EL CRISTIANO DEBE SER UN HOMBRE DE DIOS

I. Eres de Dios: Él te ha creado, te conserva, te ha redimido y a cada momento te colma de sus mercedes. ¿No es verdad, acaso, que le debes una infinidad de favores particulares? Es tu Dios y tu Padre, y será tu juez; le perteneces por toda clase de títulos. Alma mía, ¿habrás de rehusar siempre someterte a este Dios que tantos derechos tiene a tus homenajes? ¿Cómo agradeces tú los favores que recibiste de su liberalidad? Alma mía, ¿no te someterás a Dios? (El Salmista)

II. Puesto que eres de Dios, a Dios debes referir tus acciones, tus pensamientos y tus palabras; aquél a quien pertenece el árbol, tiene el derecho de recoger sus frutos. ¡Qué felicidad para ti poder trabajar para un señor que alienta tus trabajos, aplaude tus éxitos y los recompensa tan generosamente! ¿De qué manera trabajan para Dios mi cuerpo, mi alma, mi memoria, mi entendimiento, mi voluntad y mis sentidos?

III. Si no eres tú un hombre de Dios, ¿a quién perteneces? ¿por quién trabajas? ¡Para el demonio que quiere condenarte, para el mundo que te engaña, para tu cuerpo que no es más que podredumbre, para honores que no son más que vanidad, para riquezas que habrás de abandonar a la muerte! Busca un señor que sea tan bueno, tan poderoso, tan liberal, tan perfecto como Dios; si no lo encuentras, vuelve al Señor tu Dios. Si alguno es piadoso, ése es un hombre de Dios, el impío es el hombre del demonio, no por naturaleza, sino por su propia elección. (San Ignacio).

El amor de Dios
Orad por los sacerdotes.

ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos dais un nuevo motivo de gozo con la fiesta del bienaventurado Eusebio, vuestro confesor, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, caminemos por sus huellas para llegar a Vos. Por J. C. N. S. Amén.

http://www.aciprensa.com/podcast/santo/agosto14-07maximilianokolbe.mp3








San MAXIMILIANO MARÍA KOLBE. (1894-1941).
Martirologio Romano: Memoria de san Maximiliano María (Ramón) Kolbe, sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que, fundador de la Milicia de María Inmaculada, fue deportado a distintos lugares de prisión y, al final llegó al campo de exterminio de Auschwitz cercano a Cracovia en Polonia, se presentó a los carniceros en lugar de un compañero de prisión, ofreciendo su ministerio como holocausto de caridad y modelo de fidelidad a Dios y a los hombres.

Raimundo nació en Zdunska-Wola (Polonia), en el seno de una familia de acomodados tejedores cristianos. La familia se trasladó a Pabianice con intención de mejorar la vida. Maximiliano fue un chico vivaracho, travieso y bastante obstinado. Parece ser que desde muy niño tuvo una visión de María, que le presentó dos coronas: la de la santidad y la del martirio, y Maximiliano eligió las dos. Ingresó muy joven en el convento de los Hermanos Menores Conventuales en Leópoli, junto a su hermano Francisco, pero a los 16 años, pensando que no tenía vocación decidió exponerlo a sus padres, quiénes adelantándose a su decisión, sin conocerla, le propusieron su propio deseo de ingresar cada uno en un convento, esta confesión le hizo callarse la suya. Ingresó en 1907, en los Franciscanos Menores Conventuales.

Fue enviado a Roma, donde se doctoró en la Filosofía y Teología en la universidad Gregoriana, y en 1918, fue ordenado sacerdote. Por su ardiente amor a María, tomo su nombre de Maximiliano María en 1914, al hacer los votos solemnes. Estaba convencido de que comenzaba la época de la Inmaculada, en la que María aplastaría la cabeza de la serpiente. Por eso fundó la asociación denominada Milicia de la Inmaculada (llamada Pía Unión de María Inmaculada), cuyos miembros hacían una opción global; editaron una revista “El Caballero de la Inmaculada” que tuvo una gran difusión. Construyó de la nada toda una ciudad (1927), llamada ciudad de la Inmaculada (Niepokalonw), cerca de Varsovia, que se difundió por su patria y por varias regiones (a los diez años contaba con 762 religiosos). Mientras tanto había regresado a Polonia en 1919, con el título de profesor de Historia eclesiástica del seminario de Cracovia. Pero tuvo que abandonar porque enfermó de tuberculosis, que le llevaría al borde de la muerte. Después de pasar cuatro años en el sanatorio e Zakopane, salió de allí muy debilitado, pero continuó con su ideal de extender la devoción a la Inmaculada y al Sagrado Corazón.

Misionero en Japón en 1930, fundó allí una ciudad análoga en la periferia de Nagasaki, a la que llamó "El Jardín de la Inmaculada". Vuelto a su patria en 1936, sufrió la persecución de la Gestapo, que transformó la Ciudad de la Inmaculada en un campo de concentración; mientras él había puesto a salvo a todos sus hermanos, pero él se quedó en su puesto y con otras personas que también se quedaron fueron arrestados y enviados al campo de concentración de Amitz. Después de tres meses se les permitivó volver a Niepokalonw, donde lograron reorganizarla para la supervivencia de todos los deportados, y crearon una enfermería para ello. En la ultima edición de su revista, escribió Maximiliano un artículo en el que invocaba a la Inmaculada que trajese la paz al mundo. Arrestado en 1941 por segunda vez, fue encerrado en el campo de trabajo de Auschwitz con cuatro ancianos sacerdotes, donde se le dio el número 16.670 y por odio se le mezcló con los judíos. En el campo hizo trabajos forzados, sufrió una grave pulmonía, y fue designado al famoso bloque 14. Durante su prisión les decía a todos: "El odio no es una fuerza creativa; sólo el amor es la fuerza creativa".

A fines de Julio de 1941, hubo una fuga en el campo de concentración del bloque 14, y como represalia se eligió por azar a unos cuantos prisioneros para que murieran de hambre. Uno de los designados era el sargento polaco Franciszek Gajowniezel, padre de familia, y entonces Maximiliano se adelantó ofreciéndose a ocupar su lugar: "soy sacerdote católico" dijo. Tres semanas después, quedaron solo cuatro presos, Kolbe murió, tras habérsele inyectado acido muriático, consolando a sus compañeros en la víspera de la fiesta de la Asunción. Sus restos fueron incinerados. El día 10 de octubre de 1982, el Papa Juan Pablo II lo proclamó santo. MEMORIA OBLIGATORIA.
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San MARCELO DE APAMEA. M. c. 389.
Martirologio Romano: En Apamea, en Siria, san Marcelo, obispo y mártir, que, por haber destruido un templo de Júpiter, murió a manos de los enfurecidos gentiles.

Nació en Chipre, era un magistrado civil que fue elegido obispo de Apamea de Siria. El Edicto de Teodosio el Grande mandaba que todos sus súbditos profesaran la fe de los obispos de Roma y Alejandría. Ocho años más tarde, envió a un legado a Egipto, Siria y Asia Menor para que exigiese la ejecución del edicto de destrucción de todos los templos paganos. Tal edicto fue aplicado en forma brutal, de suerte que provocó naturalmente el resentimiento y la cólera de los paganos. Cuando el prefecto imperial llegó a Apamaea, en Siria, mandó a sus soldados que destruyesen el templo consagrado a Júpiter. Pero se trataba de un templo muy grande y bien construido, y los soldados, que carecían de experiencia en la demolición sistemática, avanzaban muy lentamente. El obispo de la ciudad, Marcelo, dijo al prefecto que pusiese a sus soldados a trabajar en otro templo y que él se encargaría de la demolición del templo de Júpiter. Al día siguiente, un albañil se presentó al obispo y le ofreció derribar el templo de Júpiter a cambio de doble paga. San Marcelo aceptó. Entonces el albañil procedió a la demolición de la siguiente manera: excavó un agujero debajo de una de las columnas principales, lo llenó de leña y le prendió fuego. El templo se vino abajo.

San Marcelo empleó el mismo método en la demolición de otros templos. Pero en cierta ciudad, cuyo nombre desconocemos, el santo encontró un templo defendido por los paganos, de suerte que «hubo de retirarse a un paraje situado lejos de la escena del conflicto y fuera del alcance de las flechas, ya que sufría de gota y no podía pelear ni huir». En tanto que el santo obispo contemplaba la batalla desde ese puesto de observación, unos paganos le hicieron prisionero y le quemaron vivo. Más tarde, los hijos de san Marcelo intentaron vengar su muerte; pero el consejo de la provincia se lo prohibió, diciéndoles que más bien debían regocijarse de que Dios hubiese juzgado a su padre digno de morir por su causa.
Esta biografía hay que interpretarla dentro del contexto histórico de la época, hoy estas actitudes no hubieran sido posibles en un ministro de la Iglesia.
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San ARNULFO DE SOISSONS. (c.1040 - c.1087).
Martirologio Romano: En Aldemburgo, en Flandes, muerte de san Arnulfo, obispo de Soissons. Monje después de haber sido soldado, fue elevado al episcopado, desde donde se esforzó en buscar la paz y la concordia, y, finalmente, murió en el monasterio que él mismo había fundado.

Nació en Tydeghen en Flandes, en el seno de una familia de la nobleza. Después de servir en los ejércitos de los reyes de Francia: Roberto y Enrique I, ingresó en la abadía benedictina de San Medardo en Soissons; fue recluso bajo la obediencia del abad. Fue nombrado abad a pesar de su resistencia; su enérgico gobierno le acarreó enemigos, por lo que, con el beneplácito del rey, fue destituido y volvió a su vida retirada. En 1087, fue obligado a aceptar el obispado de Soissons, pero al poco tiempo renunció por los problemas que le creó el anterior obispo, Ursone, que había sido depuesto. En 1083, se le propuso el obispado de Vienne, y lo rechazó.

Fue enviado por el papa san Gregorio VII a pacificar los territorios de Flandes, gobernados por el conde Roberto, Arnulfo recorrió toda la región predicando el evangelio y recompuso la armonía entre el conde y sus vasallos. Radbodo, obispo de Noyón, en agradecimiento le entregó la iglesia de Saint Pierre en Oudenburg, fundada por san Ursmaro y Arnulfo fundó la abadía benedictina de Oudenbourg en Flandes, donde estuvo dos años, y después volvió a Soissons, pero no logró establecer el orden dentro de su diócesis; decidió abadicar y se retiró a Oudenbourg como recluso. Estalló de nuevo una revuelta en Flandes y se le pidió su intervención para restablecer la paz; pero, pocos días después murió. Arnulfo fue un pacificador, que alternó su responsabilidad del disputado gobierno eclesiástico con el refugio de la paz monástica.
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Beato SANTOS DE URBINO BRANCOISINI. (1343 -1390).
Martirologio Romano: Cerca de Montebaroccio, en el Piceno, en Italia, beato Santos de Urbino Brancoisini, hermano converso de la Orden de los Hermanos Menores.

Santos Brancorsini, hijo de Juan Domingo y Eleonora Ruggeri, nació en Montefabbri, cerca de Urbino, y fue bautizado con el nombre de Juan Santos. Estudió Gramática y Derecho en la universidad de Urbino, pero no se doctoró porque se dedicó a la carrera militar. A los 20 años asaltado por un pariente y forzado a defender su propia vida, blandió la espada y lo hirió mortalmente. Angustiado por esta involuntaria muerte, Santos renunció a la vida militar, y en 1362 entró en la Orden de los Hermanos Menores en el estado de religioso laico, en el convento de Scotaneto cerca de Montebarocchio. La penitencia y la humildad fueron sus virtudes particulares. Sus devociones, la Eucaristía, con la participación en la Misa, y el amor a María. Además de los oficios propios de su estado, por su cultura y sus virtudes que lo distinguían, tuvo el oficio de maestro de novicios hermanos laicos. Movido por el espíritu de expiación pidió a Dios sufrir los dolores que había causado a su pariente en el mismo punto en que lo había herido. Fue escuchado. En una llaga ulcerosa que se le formó en la pierna derecha, de la cual nunca más se curó. Los biógrafos le atribuyen muchos dones extraordinarios y milagros.
Una vez, encargado de cortar leña en el bosque vecino, el asno quedó por la noche en campo abierto y fue víctima de un feroz lobo que lo destrozó. Por la mañana el beato Santos, que se dio cuenta de lo sucedido en la noche, llamó a sí a la bestia feroz, le echó al cuello su cordón y le ordenó de parte de Dios, reparar el mal cometido sometiéndose a llevar la leña del bosque al convento. El lobo se hizo dócil y obediente, y por muchos años continuó prestando su servicio a los religiosos, que se declaraban felices y honrados por un tal servicio.

Un día Francisco Malatesta, duque de Urbino se encontró con el beato Santos y le pidió que obtuviera del Señor que sus tierras fueran libradas de una verdadera invasión de langostas, ratones y otros animales nocivos que devastaban los campos. El devoto hermano se arrodilló, levantó los brazos al cielo y oró. Y he aquí que estos insectos y animales nocivos en breve tiempo fueron a arrojarse en el mar vecino. Además de los oficios ordinarios, debido a su cultura fue nombrado maestro de los novicios laicos. La santidad del beato Santos atrajo al convento de Scotoneto verdaderas turbas de pueblo, ansioso de ver al hombre de Dios, de oír su inspirada palabra, para pedirle gracias y favores. Para todos tenía una palabra de aliento y de consuelo. Dios lo glorificó con éxtasis y arrobamientos espirituales. Fervoroso devoto de María, durante toda su vida difundió su culto. Pidió a la Virgen Santa que lo llamara a Dios el día de su gloriosa Asunción al cielo. De hecho la noche del 14 al 15 de agosto, después de haber recibido la última bendición de su superior, a los 49 años de edad su alma voló gozosa a la gloria del cielo.
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San ANTONIO PRIMALDO y compañeros mártires de Otranto. M. 1480.
Martirologio Romano: En Otranto en Puglia, cerca de ochocientos beatos mártires, que, amenazados por los soldados turcos que asaltaron la ciudad para que renegaran de la fe, fueron exhortados por el beato Antonio Primaldo, anciano tejedor, a perseverar en Cristo y obtuvieron así con la decapitación la corona del martirio.

La historia de los mártires de Otranto comenzó con una profecía de san Francisco de Paula, que avisó de la necesidad de defender Otranto, pero nadie le escuchó, y entonces advirtió de la terrible matanza que se iba a producir.
En el verano de 1480, la ciudad de Otranto, se quedó desprotegida de las tropas del rey Fernando I de Nápoles que se había ido a otra parte. La armada turca se presentó ante la ciudad exigiendo su rendición, pero no quisieron los hidruntinos, y se pusieron a una defensa imposible. La ciudad fue asaltada y murieron muchos de sus habitantes entre ellos el arzobispo Esteban Pendinelli. Vencida la población y concluida la lucha, Ahmed Pachá, el general turco, exigió que le fueran traídos todos los varones de 15 años en adelante, y se presentaron 800, que eran los únicos que quedaron vivos. Entonces les exigió a todos la conversión al Islam, con la condicion de respetar su vida.

En nombre de todos ellos un anciano artesano, famoso por su piedad, llamado Antonio Primaldo, aseguró que todos ellos adoraban a Cristo y no abandonarían su fe. Todos los demás estuvieron de acuerdo, sin producirse ninguna apostasía entre ellos. Entonces Ahmed Pachá ordenó que fueran decapitados, y para ello fueron llevados al monte de Minerva. Mientras subían se animaron unos a otros. Fueron agrupados de cincuenta en cincuenta y fueron decapitados. Se cuenta que Antonio Primaldo fue decapitado el primero, pero su cabeza no cayó a tierra hasta que no fue decapitado el último. El verdugo Berlabei, se conmovió con el valor de los mártires, y se confesó cristiano, y fue empalado.
Reconquistada un año más tarde la ciudad por las tropas reales, se encontraron cuerpos insepultos de los mártires que se conservaban incorruptos, y todos fueron enterrados en la catedral de Otranto. El monte se llamó la colina de los Mártires. Fueron canonizados por SS Francisco el 13 de mayo de 2013.
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Santos DOMINGO IBÁÑEZ DE ERQUIZA y FRANCISCO SHOYEMÓN. M. 1633.
Martirologio Romano: En Nagasaki en Japón, santos mártires Domingo Ibáñez de Erquiza, sacerdote de la Orden de Predicadores, y Francisco Shoyemon, novicio de la misma Orden y catequista, ejecutados por odio al nombre de Cristo bajo el comandante supremo Tokugawa Yemitsu.

Domingo nació en Régil, Guipúzcoa. Ingresó en los dominicos en el convento de San Telmo de San Sebastián. Cuando todavía era estudiante se alistó para predicar el evangelio en el Lejano Oriente y en 1611 se encontraba en Manila, donde recibió la ordenación sacerdotal. Le fue encomendado el ministerio en Pangasinán, Binondoc y por último en Manila, como profesor en el colegio de Santo Tomás. En el año 1622 sólo quedaban dos misioneros en el Japón y los superiores decidieron enviar a cuatro religiosos más.

El padre Domingo fue uno de ellos y en octubre de 1623 desembarcó en Nagasaki, con tan mala suerte que nada más llegó el edicto shogunal que prohibía a los españoles permanecer en el país y cortaba radicalmente las relaciones con Filipinas. Los religiosos zarparon, pero tras navegar unas leguas, una embarcación preparada por el padre san Domingo Castellet les convenció para que regresaran y comenzaron una vida de clandestinidad. Superior de la misión durante diez años, el padre Ibáñez realizó heroicos esfuerzos por ayudar a los cristianos perseguidos. Ayudó a san Melchor de San Agustín y a san Martín de San Nicolás, para que pudieran esconderse, cuando llegaron como misioneros a Japón.
Muy buscado por las autoridades, fue detenido y recluido en la cárcel de Nagayo, en Ômura. Por negarse a apostatar fue condenado al tormento de la horca y la hoya; los verdugos bajaban y subían su cuerpo de manera que su cabeza se introducía en una hoya hedionda. En esta tortura murió el 14 de agosto. Su cadáver fue reducido a cenizas para que los cristianos no lo pudieran venerar.

De Francisco se desconoce la fecha y el lugar de su nacimiento, pero se sabe que fue catequista y compañero del padre Domingo Ibáñez desde su llegada al Japón. Fue un apoyo incondicional para el misionero no sólo porque le enseño la lengua, sino también en la preparación de los catecuménos e incluso en la predicación de la palabra. Parece que llegó a hermano cooperador dominico.
Compartió con el misionero la cárcel de Nagayo desde su arresto en 1633 y, estando ya en prisión, recibió el hábito de de los hermanos cooperadores e inició su noviciado que culminaría con la muerte. Murió en el tormento de la horca y la hoya, su cuerpo fue descuartizado y reducido a cenizas y esparcido en el mar.
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Beata ISABEL RENZI. (1786-1859).
Martirologio Romano: En Coriano, de la Emilia, en Italia, beata Isabel Renzi, virgen, que, fundadora de las Pías Maestras de la Virgen Dolorosa, puso todo su empeño para que las niñas pobres recibieran en la escuela una formación humana y catequética.

Nació en Saludecio di Romagna (Rímini), en una familia muy cristiana. Se educó en las clarisas de Mondaino, donde maduró su vocación religiosa. En 1807 ingresó en el monasterio de las agustinas de Pietrarubbia, en el Condado de Carpegna, que tenía fama por la gran espiritualidad y ascesis que reinaba en el monasterio. En este lugar vivió muy feliz. En 1810, un decreto de napoleónico que obligaba a las religiosas regresar a sus casas, impidió que hiciera el noviciado. Tuvo que volver a la vida en familia; este momento fue muy doloroso para ella, pero la forjará para las pruebas que tendría que vivir.

Abandonó su primitivo fervor, pero continuó preguntando al señor en la oración: “¿Señor, qué proyecto tienes sobre mía?”. Un día, mientras estaba cabalgando junto a una criada, fue tirada del caballo. Al levantarse interpretó esta caída como el signo de una llamada por parte del Señor. Pidió consejo a su director espiritual, don Vitale Corbucci, que le dijo que su misión era la de educadora. En 1824, a instancias de su director espiritual, marchó a Coriano, a un centro de formación, que el Estado Pontificio quería para eliminar la situación de ignorancia y desorden moral frecuentes. En aquella época se hablaba mucho de la fundación de las Hijas de la Caridad de santa Magdalena de Canossa; Isabel, quiso unir el centro de Coriano con las Hijas de la Caridad, pero las negociaciones se prolongaron durante años sin resultado. Santa Magdalena, aconsejó a Isabel, que se ocupase del centro de Coriano hasta que se aclarase la situación.

A su alrededor se congregó una pequeña comunidad de mujeres a las que llamó "Pobres del Crucifijo, retiradas de Coriano". Poco a poco comprendió que su misión era la educación. Y fue en 1839, cuando fundó en Rímini, las Maestras Pías de la Bienaventurada Virgen María Dolorosa y que tuvo la aprobación del obispo de Rímini. Congregación que nacía para lograr "una vida religiosa hecha de trabajo y de oración en la paz doméstica y en la caridad fraterna". Su Instituto se extendió rápidamente. Ella vivió siempre en la oración, la caridad y una inmensa confianza en la Providencia. Falleció en Coriano. Sus restos se veneran en la capilla de la Casa Madre de Coriano.
Junto a las Maestas Pias de la Dolorosa, está el Movimiento Per l’Alleluia, aprobado en 1994, constituido por laicos que viven la espiritualidad y el carisma de la beata Isabel en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
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Beato FÉLIX YUSTE CAVA. (1887-1936).
Martirologio Romano: En la localidad llamada El Saler, cerca de Valencia, en España, beato Félix Yuste Cava, presbítero y mártir, al que Dios concedió el premio eterno por su intrépida fidelidad.

Nació en Chulilla. Muy piadoso desde su niñez, ingresó en el Seminario de Valencia y amplió los estudios en el Colegio Español de Roma, doctorándose en Filosofía, Teología y Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana. Sacerdote diocesano. Vuelto a Valencia fue coadjutor en varias parroquias y profesor del seminario. En 1919 se le nombró párroco de Santa María del Mar, de Valencia. En 1930 ganó en propiedad la parroquia de San Juan y San Vicente de la capital valentina. Fue un sacerdote piadoso y entregado, que fomentó con celo la Acción Católica, llegando a tener organizadas en su parroquia las cuatro ramas. Fundó unas escuelas parroquiales para ofrecer educación cristiana a los niños. Fue uno de los mejores párrocos y de las mentes más preclaras del clero valentino.

Llegada la revolución de julio de 1936, tuvo que dejar la parroquia y refugiarse en casa de un hermano suyo, donde también se refugiaría su otro hermano sacerdote. Los tres serían sacrificados. Allí celebraban la misa secretamente y sufrieron diferentes registros, en uno de los cuales milagrosamente no hallaron las hostias consagradas. El 13 de agosto de 1936, de noche, mientras registraban el piso contiguo, los milicianos vieron a los dos sacerdotes. Esto sirvió para que los detuvieran. Llevados a El Saler, allí fueron fusilados. Don Félix ha sido beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.
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Beato VICENTE RUBIOLS CASTELLÓ. (1874-1936).
Martirologio Romano: En la aldea de Picassent, en el territorio de Valencia, de España, beato Vicente Rubiols Castelló, presbítero y mártir, que, durante la persecución, dio testimonio de su fe en Cristo a través del martirio.

Nació en Gandía, Valencia. Estudió en el Seminario de Valencia y fue ordenado en 1894. Estuvo casi cuarenta años de párroco en La Pobla Llarga, sin ausentarse nunca de ella, pues solamente iba un día al año a Gandía para pasar la fiesta principal con sus familiares. Muy querido porque atendía a los enfermos dándoles limosnas.

Instalado en febrero de 1936 el gobierno del Frente Popular, se vio obligado a dejar la parroquia, pero volvió en junio. No obstante, debió irse de nuevo, esta vez a Picanya, donde le sorprendió el 18 de julio, inicio de la Guerra Civil. Se comportó con mucha discreción y prudencia pero el día 14 de agosto fue arrestado por unos milicianos de La Pobla Llarga, que lo llevaron a la carretera de Valencia, y al llegar a la Torre de Espioca, término de Picassent, pararon el coche y lo hicieron bajar. Él vio cuál era la intención y les dijo: «Sólo lo siento porque vosotros, a quienes yo he bautizado, vais a hacer este crimen». Cuando dirigieron a él las armas gritó: «Viva Jesús sacramentado». Y fue fusilado. Lo registraron, lo dejaron en postura vergonzosa y lo abandonaron. A los tres días un vecino de su pueblo lo reconoció e hizo que lo enterraran. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.
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OTROS SANTOS DEL DÍA:

San Ursicino. M. 304.
Martirologio Romano: En el Ilírico, san Ursicino, mártir.
Nació en Iliria y era tribuno de las legiones romanas del cesar Maximiano Hercúleo. Decapitado en Nicomedia durante la persecución de Diocleciano.

San Eusebio de Roma. s. IV.
Martirologio Romano: En Roma, san Eusebio, fundador de la iglesia que lleva su nombre en el monte Esquilino.
Era un presbítero romano del rango de los patricios que fundó en el Esquilino la iglesia parroquial llamada con su nombre "titulus Eusebii". Según las Actas de Eusebio era un sacerdote que se opuso al emperador arriano Constancio, apoyó al antipapa «san» Félix II, y predicó públicamente contra el papa san Liberio y siguió celebrando en su casa los sagrados misterios cuando se le prohibió hacerlo en las iglesias. Por ello, fue encarcelado en una reducida habitación de su propia casa, donde murió siete meses más tarde, pero todo esto es falso y no tiene ningún valor histórico. Desde 1969 su culto se ha limitado a su iglesia de Roma.




San Facanano. M. c. 600.
Martirologio Romano: En Ross, en Hibernia, san Facanano, obispo y abad, que estableció allí un monasterio, célebre por su escuela, en donde se enseñaban ciencias divinas y humanas.
Fue probablemente el primer obispo de Ross en Irlanda; fundó el monasterio y la escuela monástica de Rosscarbery y es uno de los maestros que eligió para sí san Brendano. La escuela de Ross se ganó reputación internacional por sus estudios de la Sagrada Escritura y sobrevivió como centro de aprendizaje hasta el siglo IX, cuando fue destruida por los daneses. Fachtna fue célebre por sus conocimientos humanos y divinos. Patrón de la diócesis de Ross.
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